TRABAJO LIBRE “DESILUSIONES DEL POR-VENIR” Lic.Mirta Guzik, Lic.Viviana Jalife Unidad Docente Hospital Ramos Mejía Palabras clave: desidealización, interrogación, reconstrucción, deseo RESUMEN Nuestra tarea, a lo largo de estos años, con los grupos del IAR, nos enfrenta con un arduo trabajo de des idealización. Labor que tiene un papel predominante durante el desarrollo anual del grupo de reflexión. Implica una deconstrucción, paso a paso, de ideales conformados desde la elección de la carrera y durante el transcurso de la misma, y reforzados desde el afuera, tanto desde las expectativas familiares o del entorno más cercano, como mandatos sociales y culturales. La confrontación, durante las prácticas del internado, entre” la medicina de los libros” y “la medicina real” lleva aparejada una profunda desilusión. La implicación en el rol del médico desde un lugar nuevo, hace evidente una realidad que, tal vez, se observaba asépticamente; sin contagio emocional. Creemos que es de fundamental importancia ese trabajo de desarticulación o desarmado de ilusiones e ideales para cuestionarlos, para posicionarse críticamente frente a los mismos. A partir de esa interrogación se abrirá la oportunidad de reconstruir e inventar nuevos ideales que alienten el trabajo profesional motorizado por el deseo, y prevenir un desempeño de la profesión que progresivamente sufre el ahogo y la asfixia de ideales descontextualizados. “DESILUSIONES DEL POR-VENIR” Lic.Mirta Guzik , mirtaguzik@fibertel.com.ar Lic.Viviana Jalife, vjalife@aol.com Unidad Docente Hospital Ramos Mejía Nuestra tarea, a lo largo de estos años, con los grupos del IAR, nos enfrenta con un arduo trabajo de des idealización. Labor que tiene un papel predominante durante el desarrollo anual del grupo de reflexión. Implica una deconstrucción, paso a paso, de ideales conformados desde la elección de la carrera y durante el transcurso de la misma, y reforzados desde el afuera, tanto desde las expectativas familiares o del entorno más cercano, como mandatos sociales y culturales. La confrontación, durante las prácticas del internado, entre” la medicina de los libros” y “la medicina real” lleva aparejada una profunda desilusión. La implicación en el rol del médico desde un lugar nuevo, hace evidente una realidad que, tal vez, se observaba asépticamente; sin contagio emocional. Creemos que es de fundamental importancia ese trabajo de desarticulación o desarmado de ilusiones e ideales para cuestionarlos, para posicionarse críticamente frente a los mismos. A partir de esa interrogación se abrirá la oportunidad de reconstruir e inventar nuevos ideales que alienten el trabajo profesional motorizado por el deseo, y prevenir un desempeño de la profesión que progresivamente sufre el ahogo y la asfixia de ideales descontextualizados. Salir de la realidad de los claustros y adentrarse en la realidad hospitalaria provoca un gran impacto, estallido de ilusiones. La ”…desilusión…consiste en la destrucción de una ilusión. Las ilusiones se nos recomiendan porque ahorran sentimientos de displacer y, en lugar de estos nos permiten gozar de satisfacciones. Entonces tenemos que aceptar sin queja que alguna vez choquen con un fragmento de la realidad y se hagan pedazos”(1) Recoger esos pedazos, identificar los ideales que subyacen y propiciar el trabajo de duelo que requiere su abandono es una de las tareas centrales que nos proponemos con los alumnos del IAR. Dicho trabajo de duelo ejecutado, pieza por pieza, implica la revisión y replanteo de diferentes aspectos del rol y la tarea del médico. Mencionaremos algunos de ellos: De estudiante a……Y vos qué sos ? El paso por el internado implica un primer movimiento hacia la asunción del rol médico, en tanto habilita una posición más activa y menos contemplativa que en las etapas previas. Dejar de ser estudiantes y meros observadores para ubicarse en un rol poco preciso, de transición, con atribuciones variadas y contrapuestas. “En el internado sos un parásito”. “Sos el che-pibe”. “Nadie te recibe, ni sabe quién sos, ni para qué estás!”.” Te asignan una cama”.”A veces estamos sólos y tenemos que tomar decisiones”. Si bien es un año donde pueden empezar a practicar el “ser médico”, la indeterminación del rol de rotante los sume en situaciones de desamparo, frustración y maltrato. Con el transcurso del recorrido van aprehendiendo ciertas ventajas de ser rotante y mencionarlo como salvoconducto frente a los que pretenden interrogarlos en su saber o atribuirles mayores responsabilidades que las que les corresponden. Asimismo, en algunos aspectos, van adquiriendo una creciente confianza que les permite despegarse un poco del estudiante y acercarse al “casi médico”. El pasaje de estudiante a rotante también implica una modificación en tanto dejar de ser obedientes receptores de indicaciones (qué hay que estudiar, para cuando) a encontrarse con la responsabilidad de decidir cómo y hasta donde comprometerse con la tarea. Abandonar la comodidad y la pasividad para generarse un lugar, una función, darse a conocer, hacerse ver. Recae sobre ellos la posibilidad de acomodar algunas rotaciones según sus intereses y aprovecharlas, o abandonarse a una actitud menos proactiva y sólo cumplir con lo que se les requiere. Del sacrificio y la entrega absoluta a…….”tener una vida” Otro camino a desandar es el que lleva a cuestionar una imagen ideal del médico que lo ubica en una posición extremadamente sacrificial, de entrega absoluta. Desde una perspectiva, construida en la formación, alimentada desde el imaginario social, en la que el rol se fagocita a la persona empiezan a aparecer inquietudes de cómo tener una vida equilibrada entre el trabajo y otros intereses.” Mis amigos dicen que los médicos sólo hablamos y sabemos de medicina”.”Tener una familia”.”Poder hacer otras cosas” Del médico omnisapiente a……”no saber nada” Los primeros pasos ponen de manifiesto pensamientos dicotómicos en relación al saber. Desde suponer que por haber terminado la etapa universitaria ya deberían saberlo todo a inferir que no saben nada ante las primeras dudas o incertidumbres que la clínica presenta. El trabajo aquí es ir construyendo la posibilidad de un saber esperable para el momento profesional, que incluya la autorización a decir que hay cosas que no se saben, que se puede consultar y que se deberá seguir estudiando. Subrayar en cada encuentro los logros y reflexionar sobre lo que sí poseen, suma en seguridad y en el tesoro de los conocimientos. De la pura anatomía a……..”Hay vida más allá de la epidermis” El encuentro con los pacientes es otro gran capítulo a releer y reescribir. El órgano adquiere un nombre y apellido, con familia, historia, una voz que pregunta y exige. Si bien son muchos los que argumentan que el “trato con personas” es uno de los motivos de la elección profesional, no hay nada durante la carrera que los prepare para “tratar personas”. Se sabe de enfermedades, pero no de personas que sufren, se quejan, huelen. La juventud, las ganas, el entusiasmo reflejado en sus rostros los hace blanco fácil en la mira de pacientes y familiares. Esa disposición de novatos tiene sus consecuencias: sobrecarga emocional, identificación, sin la distancia operativa prudencial. Esta es otra tarea a realizar: pensar la relación médico-paciente en toda su complejidad. De ”El Médico”……. a médicos singulares. Al comienzo aparecen modelos estereotipados y únicos. Muchos toman como modelo algún referente familiar, cercano. Aquí cabría parafrasear a Freud en Metamorfosis de la Pubertad, señalando que los jóvenes médicos deben “desasirse de la autoridad de los médicos grandes” para ir delineando el propio estilo (2). Poder armar un abanico de formas posibles de ejercer la medicina y colaborar en la construcción del estilo personal es otro trabajo que proponemos. Pensar las necesidades, características y expectativas de cada uno que alimentarán el rol con condimentos únicos. También implica cuestionar las formas rígidas de percibir algunas especialidades que muchas veces dificulta la elección de las mismas. Construir las formas propias entre el hacer y el pensar sobre lo que se hace y el cómo se lo hace. En ocasiones, esa construcción incluye la observación de lo que no se quiere ser y una diferenciación de ello. La presencia de “modelos negativos” trae aparejada la preocupación y la pregunta de cómo hacer para no traicionar los propios ideales y no sucumbir a la apatía, a la desidia y a la indiferencia. Del médico aislado…….al contexto. Otra situación que se impone salvajemente es que el médico ejerce en un contexto dado, con una realidad hospitalaria, coyuntural, con relaciones laborales e interpersonales variadas y complejas. Contexto que atraviesa a médicos y pacientes y que inevitablemente deben ser incluidos en los diagnósticos y tratamientos. Un rotante decía que pasó de pensar en “curar a todos los que pueda” a “curar a todos los que el hospital me permita curar”. Propiciamos que, a medida que realizamos este recorrido, cada uno pueda ir construyendo nuevas ilusiones e ideales a partir de la singularidad de su deseo, con la pretensión de augurar un nuevo porvenir. Referencias bibliográficas: (1)Sigmund Freud,” De Guerra y de Muerte. Temas de Actualidad” (1915) * (2) Sigmund Freud “ Tres ensayos para una teoría sexual” (1905)