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Brasil toma represalias por las trabas a sus viajeros para entrar en España
Los controles en la frontera están pensados para frenar la inmigración ilegal
El mercado emergente obliga a revisarlos
RAQUEL VIDALES / FRANCHO BARÓN 23 FEB 2012 - 00:37 CET198
Llegada de peregrinos al aeropuerto de Barajas el pasado agosto con motivo de la visita de Benedicto XVI. / SAMUEL SÁNCHEZ
Los brasileños estaban molestos desde hace tiempo. Muchos ciudadanos, tomados por inmigrantes ilegales, han
denunciado en los últimos años el trato recibido en el aeropuerto de Barajas. Las quejas han ido calentando el ambiente
y ahora el Gobierno de Dilma Rousseff ha decidido responder con la misma moneda: a partir del 2 de marzo
endurecerá los requisitos de entrada a los turistas españoles. Deberán demostrar que tienen medios para su manutención durante su
estancia (75 euros diarios como mínimo) y disponer de reservas de hotel o una carta de invitación de una persona que resida en la ciudad
de destino firmada ante notario. La medida ha sido anunciada como un mero asunto de reciprocidad, pero podría interpretarse también como una
consecuencia de la actual coyuntura económica: el mercado laboral brasileño está en plena efervescencia, mientras que en España el paro no deja de
aumentar.
España, cuarta potencia mundial por número de visitantes y segunda por ingresos turísticos, parece haber jugado mal sus cartas con
Brasil. La crisis económica ha cambiado el mapa del turismo internacional y Latinoamérica ya no puede ser vista solo como un mercado
emisor de emigrantes. Basta mirar las estadísticas para comprobarlo. Los datos del Instituto de Estudios Turísticos muestran que el mayor aumento
de visitantes en España vino de Chile (111,2%), Venezuela (106,6%) y Brasil (49,2%). Además, según la Organización Mundial de Turismo(OMT), los
países que más aumentaron su gasto turístico el año pasado en el mundo fueron China (+38 %), Brasil (+31,6 %), India (+31,6 %) y Rusia (+20,6 %).
La OMT avisa de que es necesario mejorar las condiciones de acceso a los ciudadanos de estos mercados, que aún cargan con prejuicios asociados
a la inmigración, para no perder el tren del turismo emergente.
China, Brasil, India y Rusia son los países que más aumentan su gasto turístico.
El conflicto aduanero entre España y Brasil se desató en 2008 a raíz de varios testimonios de brasileños rechazados en Barajas. Uno de ellos fue el de
Pedro Luiz Lima, un joven licenciado en Ciencias Políticas que se dirigía a Lisboa para participar en un congreso. “Si te toca, tu destino está sellado.
Argumentaron que no teníamos los documentos necesarios, pero nadie supo decirnos qué papel nos faltaba. Después alegaron cuestiones
económicas, falta de dinero, pero acababan de deportar a otro chico por exceso de dinero”, recuerda. Su compañera de viaje, Patricia Rangel, acabó
de dibujar una imagen sórdida e inhumana de los agentes españoles: “Fueron los peores días de mi vida. Tienen una política para evitar la entrada
de latinos, y si no encajas en sus criterios para ser rechazado, inventan algo para que encajes”. Ambos se convirtieron en abanderados de
un movimiento de protesta contra las presuntas prácticas discriminatorias de la policía española.
Pero las denuncias de los brasileños han continuado, siempre con los mismos elementos: agentes poco amables que aplican arbitrariamente los
criterios de ingreso, estancias mal equipadas para la retención de los deportados potenciales, falta de comida y bebida y, en general, un trato
vejatorio que desemboca en la expulsión de las personas equivocadas. El Ministerio de Interior español asegura que la policía aduanera se limita
a aplicar las normas que impone el espacio Schengen, la zona europea sin fronteras interiores que permite la libertad de movimientos. Pero las
quejas no se refieren tanto a los requisitos de entrada como a la actuación discriminatoria de la policía con los viajeros procedentes de
países latinoamericanos, tradicionalmente relacionados con la inmigración en España.
La OMT insta a los Gobiernos a facilitar la emisión de visados
Hay una cuestión, sin embargo, que preocupa: si los controles en las fronteras se recrudecen para frenar la llegada de inmigrantes de países
castigados por la crisis, el turismo puede acabar resintiéndose. En una comparecencia el pasado enero para presentar los datos del sector en 2011, el
secretario general de la OMT, Taleb Rifai, insistió en que demasiadas trabas aduaneras pueden frenar el desarrollo de uno de los pocos
sectores que crecieron en 2011 en el mundo, con un aumento del 4% en el número de desplazamientos internacionales. “En un momento en
que los Gobiernos buscan la forma de estimular la economía pero disponen de escaso margen para recurrir a incentivos fiscales o inversiones
públicas, la facilitación de los viajes puede ser clave para animar la demanda y crear empleo”, subrayó Rifai.
La OMT considera clave en la actual coyuntura trabajar en este sentido. Hasta el punto de que ha encargado un informe para determinar el impacto
que puede tener el hacer los trámites más fáciles en los desplazamientos turísticos para el crecimiento económico y la creación de empleo. El asunto
será, además, uno de los temas principales que se tratarán en la próxima cumbre del T-20, que reunirá el próximo mayo en México a los ministros de
Turismo de los 20 países más desarrollados del mundo. “No se trata de reducir la seguridad ni el control de los pasajeros, sino de crear
herramientas tecnológicas que faciliten la emisión de visados y reduzcan los costes para los viajeros. Por ejemplo, si una persona tiene que
desplazarse a otra ciudad para conseguir un permiso de entrada a un país y puede lograrlo desde su casa para otro destino que también le
guste, lo más probable es que decida elegir el que más fácil se lo ponga”, explica Sandra Carvao, directora de Comunicación de la
organización en España.
El turismo es uno de los pocos sectores que crecieron en 2011
Un claro ejemplo de hacia dónde hay que apuntar en este momento lo encontramos en Estados Unidos. Aunque este país se mantiene en primer
puesto en términos de ingresos por turismo internacional, su cuota se redujo de un 17% del total mundial en 2010 a un 11% en 2011, principalmente
por las restricciones a los viajes impuestas tras los atentados del 11-S. En un intento de contener la caída y mejorar su imagen en el exterior, la
Administración de Obama acaba de lanzar una serie de órdenes para facilitar el acceso de los viajeros al país, entre ellas la de incrementar la
capacidad de procesar visados turísticos en Brasil y China un 40% el próximo año.
España, por su parte, intenta remontar su maltrecha imagen en Brasil intensificando la cooperación entre consulados. “Se está haciendo un gran
esfuerzo para resolver dudas y evitar nuevos malentendidos”, afirma Ángel Vázquez, subdirector de la Oficina de Información Diplomática española.
Pero los brasileños no se quejan solo de falta de información, sino de lo engorrosos y “humillantes” que resultan algunos trámites, especialmente la
carta de invitación obligatoria para los que viajan sin reserva de hotel. Entre otros documentos, la persona que va a acoger al turista durante su
estancia en España debe presentar nóminas, vida laboral y certificado de residencia a la Policía Nacional.
El Ministerio de Turismo español, consciente de que queda mucho por hacer para mejorar el acceso de los nuevos viajeros, acaba de crear un grupo
de trabajo con reuniones periódicas para facilitar las emisiones de visados en todo el mundo. Aparte de Brasil, la mirada está puesta en países
como Rusia, cuyo número de visitantes aumentó un 41,8% en 2011, con iniciativas como aumentar la plantilla del consulado en Moscú para
agilizar la emisión de documentación. Otra iniciativa es el llamado Plan China, que tiene como objetivo duplicar en 2012 la capacidad de
gestión de visados para estimular el crecimiento de la cifra de viajeros procedentes del gigante asiático, que ya se ha multiplicado por cinco
en la última década.
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