Begin Reading Table of Contents Newsletters Copyright Page In accordance with the U.S. Copyright Act of 1976, the scanning, uploading, and electronic sharing of any part of this book without the permission of the publisher is unlawful piracy and theft of the author’s intellectual property. If you would like to use material from the book (other than for review purposes), prior written permission must be obtained by contacting the publisher at permissions@hbgusa.com. Thank you for your support of the author’s rights. Este libro está dedicado con amor a mi hija y amiga Jessica Shayna Prince. Muchas mujeres hicieron el bien; Mas tú sobrepasas a todas. —Proverbios 31:29 INTRODUCCIÓN Durante las dos últimas décadas, he tenido el privilegio de ministrar a personas preciosas provenientes de todos los ámbitos de la vida. He tenido el honor de conocer a personas en mi congregación y en conferencias por todo el mundo y escuchar sus historias. Puedo verlos con los ojos de la mente incluso mientras escribo. Algunos de ellos rebosaban con la exuberancia que produjo el ser liberados de condenación. Otros se aguantaban lágrimas de agradecimiento al acordarse de adicciones que en otro tiempo les apresaban con vergüenza y la imposibilidad de hacer nada positivo con sus vidas. En cuanto a quienes no llegué a conocer en persona, sus cartas y correos electrónicos me contaban sus historias. Historias de liberación de una vida de ansiedad y depresión. Historias de ser rescatados de la prisión del temor. Historias de abandonar hábitos destructivos. Estoy profundamente emocionado y humillado por el hecho de que Dios haya usado mis mensajes, libros y programas de televisión para ayudar de alguna manera a estas personas increíbles a navegar hacia la libertad. Pero no todas las historias que he llegado a conocer han tenido un final feliz. Al menos todavía no. Como pastor, también me he encontrado con muchas personas que siguen luchando hoy. Algunos están atados por serias inseguridades, atrapados por trastornos alimenticios, o atenazados por constantes temores y recurrentes ataques de pánico. Otros han quedado cautivos durante años de la depresión crónica, luchando con pensamientos suicidas que les despojan de su capacidad para funcionar en sus vidas cotidianas. También están los que han caído en un ciclo destructivo de adicción, algunos al alcohol y otros a la nicotina, las drogas o la pornografía. Y tristemente, algunas de esas personas siguen aún intentando desesperadamente salir de debajo de la carga de más de una de las cosas que he mencionado. Todos anhelan la libertad y lo han intentado todo, incluso tratamientos psicológicos y psiquiátricos. Han intentado ejercer su propia fuerza de voluntad lo mejor que han podido, sólo para darse cuenta de que están más enredados en sus adicciones e inseguridad que antes. Muchos están secos económicamente por consultar a psiquiatra tras psiquiatra, doctor tras doctor, consejero tras consejero, gastando miles de dólares cada mes por sus consultas. Han tomado todo tipo de antidepresivos y medicamentos antipsicóticos, además de intentar arreglos rápidos de todo tipo. Y no están mejor. Escuchar historias de este tipo siempre me parte el corazón, y recuerdo preguntarme a mí mismo: ¿Cuál es la diferencia entre los que han experimentado su libertad y los que siguen atrapados y atados por emociones y adiciones tóxicas? Creo que la respuesta es sencilla pero poderosa: sus creencias. Creer correctamente siempre produce vivir correctamente. Cuando usted cree correctamente, vive correctamente. Verá que las personas luchan por controlar sus conductas y acciones porque no tienen control sobre sus emociones y sentimientos. No tienen control sobre sus emociones y sentimientos porque no tienen control sobre sus pensamientos. Y no tienen control sobre sus pensamientos porque no están controlando lo que creen. Dicho de forma simple, si usted cree mal, luchará con malos pensamientos. Esos malos pensamientos producirán emociones dañinas que conducirán a sentimientos tóxicos de culpa, vergüenza, condenación y temor. Y esos malos sentimientos finalmente producirán malas conductas, acciones y dolorosas adicciones. Lo que usted cree es vital. Y creer erróneamente es el gatillo que le lanza a un camino hacia la derrota. Es lo que le mantiene atrapado y le hace profundizar cada vez más en una cautividad paralizante. La buena noticia es que hay salida de este círculo vicioso de derrota. El poder de creer correctamente le enseñará las verdades poderosas de la Palabra de Dios para creer en su amor por usted. Le mostrará que Dios está con usted y no contra usted. Abrirá sus ojos para ver que Él está de su lado, preparándole para el éxito y propulsándole hacia su victoria con su amor y tierna misericordia. En este libro, aprenderá lo que realmente ve Dios cuando le mira como su hijo amado, lo que significa ser completamente perdonado, y cómo tener una confiada expectativa de bien para su futuro y destino en Cristo. Leerá muchos testimonios asombrosos de personas de todo Estados Unidos y del mundo entero. Sus vidas fueron tocadas y transformadas cuando tuvieron un encuentro con la persona de Jesús y permitieron que su mente fuera renovada con las creencias correctas acerca de su verdadera identidad en Cristo. Para acelerar su experiencia de aprendizaje, he condensado la esencia del poder de creer correctamente en siete factores simples pero prácticos que usted puede empezar a aplicar cada día en su vida. Estos factores son principios bíblicos fáciles y muy eficaces que calibrarán su mente para desarrollar hábitos positivos para creer correctamente. Los siete factores clave son: Crea en el amor de Dios por usted Aprenda a ver lo que Dios ve Reciba el perdón completo de Dios Gane la batalla por su mente Sea libre de ocuparse en el yo Tenga una confiada expectativa de bien Encuentre descanso en el amor del Padre Querido amigo, si usted está batallando con algunos de los asuntos que he mencionado antes, creo con todo mi corazón que a medida que aparte algo de tiempo para leer este libro, encontrará inspiración, esperanza y ánimo para ser libre de la tenaza incapacitante de todo lo que le ha detenido. Estoy convencido de que encontrará la libertad y el poder que necesita para vivir su vida al máximo. Dios tenía planeado que usted viviera con un gozo desbordante, paz que sobrepasa todo entendimiento y una confianza inquebrantable en lo que Él ha hecho por usted. Es la hora de salir de la vida de derrota y entrar en una vida llena de victoria, seguridad y éxito. Olvídese de tratar meramente los síntomas: la culpa, los temores y las adicciones. ¡Vamos a por la raíz! Si puede cambiar lo que cree, ¡podrá cambiar su vida! Este es el poder de creer correctamente. PARTE UNO CREA EN EL AMOR DE DIOS POR USTED CAPÍTULO 1 LO QUE USTED CREE ES PODEROSO Lo que usted cree es poderoso. Si puede cambiar lo que cree, ¡puede cambiar su vida! He conocido a muchas personas preciosas que siguen luchando por controlar sus conductas y acciones. No importa lo mucho que lo intenten y cuánto esfuerzo, tiempo y recursos pongan en el empeño, como un boxeador maltratado terminan regresando a su esquina, con sus cuerpos derrotados, la moral por los suelos y la confianza destruida, atrapados de nuevo en la culpa, el temor y las adicciones que simplemente se niegan a irse. Después suena la campana para el siguiente asalto. La lucha continúa, y sueltan todo lo que tienen contra su adversario. Izquierda, derecha. Izquierda, derecha. Parece que están progresando; pero entonces su contrincante comienza a soltar golpes a la cabeza, y cada golpe está cargado de un juicio venenoso de condenación: ¿Quién te crees que eres? ¿Se te han olvidado todos los errores que has cometido? Las cosas nunca mejorarán. Deberías aceptar tu suerte. No va a funcionar, ¡volverás a fracasar! Nadie te ama. Estás completamente solo. He visto cómo el enemigo ha usado esas tácticas engañosas montones de veces. También he visto a demasiadas personas intentando salir de debajo de la sombra de su pasado o ser libres de sus adicciones, sólo para terminar sucumbiendo a esas mentiras acerca de ellos mismos, de su identidad y su destino. Ese es el poder de creer equivocadamente. Creer equivocadamente encierra a las personas en una prisión. Aunque no hay grilletes físicos, creer equivocadamente hace que los prisioneros se comporten como si estuvieran encarcelados en una prisión de máxima seguridad. Marchan inexorablemente a sus frías y húmedas celdas de adicciones. Se dan el lujo de que les lleven a mazmorras de conductas destructivas. Se han convencido a sí mismos de que nunca soñarán con un lugar mejor, creyendo que no tienen otra opción que vivir en desesperación, frustración y derrota. Creer correctamente, por el contrario, es una luz que ilumina el camino hacia la libertad de esta prisión. Creer equivocadamente encierra a las personas en una prisión. Creer correctamente es una luz que ilumina el camino hacia la libertad de esta prisión. Dios quiere iluminar su camino Ahora bien, antes de que catalogue este libro como otro libro que afirma que todo se arreglará por sí mismo si se piensa en positivo, espere un momento. Esto no se trata de psicología humana. Se trata de creer correctamente sobre la base de una relación muy personal e íntima con un Salvador amoroso y fundamentado en su Palabra que da vida e iluminación. El salmista lo dice de este modo: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105). La versión The Message dice: “Por tus palabras puedo ver por donde voy, vierten un rayo de luz en mi camino oscuro” (traducción del inglés). Amigo, Dios quiere verter un rayo de luz en su camino hoy. Sea cual sea su lucha en la actualidad, a pesar de lo descomunales que parezcan sus desafíos, cuando comience a creer correctamente, ¡las cosas van a comenzar a cambiar para bien! Las victorias por las que ha peleado durante años pueden producirse en un instante sobrenatural. Lo sé porque he aconsejado y he orado por muchas personas que me han contado cómo sus años de adicción al tabaco, al alcohol o a la pornografía se desvanecieron cuando permitieron que Jesús entrase en sus situaciones. Se despertaron una mañana, y el deseo de esas cosas ¡había desaparecido! Si somos sinceros, todos tenemos alguna medida de creencias equivocadas en nuestra vida. Si no lo cree, lo único que tiene que hacer es preguntarse: “¿Me he sentido a menudo ansioso, preocupado o temeroso de que me pueda ocurrir lo peor a mí o a alguno de mis seres queridos?”. Querido amigo, esas emociones negativas y agotadoras son meramente banderas rojas que indican lo que verdaderamente creemos acerca de nosotros mismos, de nuestras vidas y de Dios. Cuando estamos temerosos y preocupados todo el tiempo, vivimos como si no creyéramos que tenemos un Pastor fuerte y capaz que es bueno con nosotros, que sólo nos guía a lugares buenos, que nos protege y cuida tiernamente. Por tanto, si preocuparse o tener miedo le paree ser su estado natural, lo que tiene que hacer es seguir oyendo y aprendiendo lo mucho que Dios le ama y lo precioso que usted es para Él. Cuanto más firmemente crea esto, cuanto más interiorice esta verdad, más cambiará sus pensamientos y sentimientos y menos caerá presa de emociones y conductas dañinas. En varios grados, todos tenemos creencias erróneas en nuestro corazón que tienen que ser expuestas a la verdad de la Palabra de Dios. Por eso necesitamos al Salvador. Nuestras creencias erróneas sólo pueden ser derribadas cuando son expuestas ante la gracia de Él y la verdad de su Palabra. Conocer la verdad que le hace libre La premisa de este libro está basada en el versículo tan frecuentemente citado que dice: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). Este es un versículo que se ha usado extensamente, incluso en literatura secular. Pero ¿qué significa realmente? ¿Cuál es la verdad que nos hace libres? Es sencial reconocer que Jesús les dijo esto a los judíos de su tiempo. Ellos eran personas que desde pequeños crecieron estudiando y aprendiendo la ley. Sin embargo, esas personas, de modo muy parecido a nosotros hoy, seguían luchando con temores, ansiedades, enfermedades y todo tipo de opresión, ataduras y adicciones. Entonces, ¿cuál es esta verdad de la que Jesús estaba hablando, esta verdad que si sus oyentes conocían, les haría libres de todas esas cosas destructivas? Bueno, claramente no puede ser la ley porque esas personas ya conocían muy bien la ley. Ya estaban cumpliendo la ley lo mejor que podían y, sin embargo, no podían encontrar libertad en la ley. La libertad, querido amigo, sólo se puede encontrar en la gracia de Él. Cuando crea de manera correcta en su gracia y su amor por usted, los grilletes del temor, la culpa y las adicciones se soltarán. Gracia: el antídoto para la mente envenenada La gracia es la verdad que Jesús vino a darnos. Su Palabra proclama que “la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Juan 1:17). En el griego original, “gracia y verdad” se consideran una misma cosa porque el verbo siguiente “vinieron”, se usa en singular. Gracia y verdad son la misma cosa. Gracia es la verdad que tiene el poder para liberarle del temor, la culpa y todas las adicciones”. “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). Es la verdad de la gracia y no de la ley lo que le da la verdadera libertad. La verdad de la ley sólo le ata. De hecho, la atadura religiosa es una de las ataduras más incapacitantes con las que una persona se puede cargar. La atadura religiosa mantiene al individuo en constante temor, culpabilidad y ansiedad. La buena noticia es que la gracia vino para liberarle de la maldición de la ley. La gracia no es una doctrina o un tema teológico. Cuando Jesús habla acerca de la gracia, está hablando de sí mismo. La gracia es una persona. La gracia es Jesús mismo. “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Juan 1:17). La verdad que tiene el poder para abrir la puerta de su prisión de par en par es su gracia. ¡Su gracia es el antídoto que contrarresta cualquier veneno en su mente! Cuando usted gusta el amor de Jesús y saborea su bondad y tierna misericordia, toda creencia errónea comienza a disolverse en la gloria de su amor. Cuando usted gusta el amor de Jesús y saborea su bondad y tierna misericordia, toda creencia errónea comienza a disolverse. He visto ocurrir eso una y otra vez, dondequiera que voy proclamando sin disculparme el evangelio sin adulterar de la gracia y el incesante amor de nuestro Señor Jesús. Cuando una persona comienza a calibrar su creencia de tal forma que recibe con alegría el sobreabundante, excesivo y abrumador amor de Dios, las mentalidades o fortalezas destructivas comienzan a desmoronarse. Y en un instante sobrenatural, experimenta liberación de hábitos destructivos, temores y ataduras. No puede usted procesar su gracia de manera lógica en su mente, ¡la tiene que experimentar en su corazón! Amigo, su libertad se encuentra en creer correctamente en el amor de Él, su gracia y su favor en su vida. Cuando usted crea correctamente en su gracia, comenzará a vivir correctamente. Creer correctamente siempre produce vivir correctamente. La gracia de Dios arranca las creencias erróneas Conocí a una señora en una conferencia donde estaba hablando. Desearía que usted mismo hubiera podido ver a Kate. Era una joven segura y atractiva, con un rostro radiante y resplandeciente. Por eso no podía creerlo cuando me contó que había sido liberada de más de cuatro años de adicción al alcohol. Había sido una persona con ambición empresarial, pero el estrés del trabajo y la carga de mantener su éxito y su imagen le llevaron a consumir al menos un litro de alcohol al día como una vía de escape. En poco tiempo, el hecho de tener que mantener unas intensas demandas en su trabajo se convirtió en una lucha constante. Unido a la presión autoimpuesta de mantener su apariencia de éxito intacta, esta lucha le llevó a una gran depresión. Una cosa condujo a otra, y en poco tiempo, además de ser adicta al alcohol, Kate comenzó a ser dependiente de un coctel de fuertes antidepresivos, tranquilizantes y pastillas para dormir. Ella compartía que había intentado por todos los medios dejar de beber. Visitó psiquiatras y psicólogos, e incluso asistió fielmente a grupos de apoyo para alcohólicos. A través de esas interminables citas y reuniones experimentó lo que ella llama “unos cuantos episodios de recuperación”, pero sólo duraban varios días como máximo. Un día, el esposo de Kate decidió llevarla de vacaciones. Esto le produjo incluso mayor ansiedad porque no sabía cómo iba a mantener en secreto su “ingesta” de alcohol mientras viajaba con su esposo. Ahora bien, había intentado una y otra vez dejar de beber y estaba bastante familiarizada con cómo los síntomas del síndrome de abstinencia le habían derrotado cada vez. Sus manos temblaban y se movían tan incontrolablemente que no podía ni tan siquiera sostener una cuchara para alimentarse. Se sentía mareada y comenzaba a sentir un sudor frío y vomitaba constantemente, y no era capaz de tragar ningún alimento. Todos esos síntomas desaparecían con un trago o dos, así que salía a escondidas para comprar alcohol cuando se supone que debía estar en el gimnasio, y tragaba licor fuerte en secreto cuando su esposo estaba trabajando. Para el resto del mundo, Kate parecía tener todo resuelto. Pero ella lo sabía. Sabía que estaba atrapada en la prisión del alcoholismo y que no había forma de salir de ese círculo vicioso de derrota. Así que después de intentar varias veces vencer su adicción sin éxito, Kate estaba a punto de tirar la toalla. Pero Dios tenía otros planes. Él le guió a uno de los líderes de mi iglesia que le enseñó a sumergirse en la Palabra y seguir orando en el Espíritu. A medida que siguió escuchando mis mensajes acerca de la gracia de Dios, Dios comenzó a arrancar las creencias erróneas que se habían instalado en su mente y a reemplazarlas por creencias correctas. Cuando le llegó el momento de salir de vacaciones, aunque estaba llena de inquietud y casi se retira del viaje en el último minuto, decidió ir. Le pidió al Señor que le ayudara a poner sus ojos en Él en vez de intentar vencer los síntomas del síndrome de abstinencia. Estaba decidida a disfrutar su tiempo con su esposo y darle gracias a Jesús por cada bendición, por muy pequeña que fuese. Kate me dijo que durante todo el viaje estuvo descansando, orando en el Espíritu, y escuchando continuamente mis mensajes en su iPod. Para su asombro, no sufrió ningún síntoma. ¿Y sabe qué? Hace más de dos años de ese viaje, y desde entonces no ha vuelto a probar ni una gota de alcohol. ¡Aleluya! Admitió que aunque el pensamiento de tomar un trago lo tiene de vez en cuando, cree que Dios le ha dado la fuerza para resistir la tentación. Y por su gracia, ¡sabe que nunca más volverá a sucumbir ante la botella! Querido amigo, en un instante sobrenatural, cuatro largos y peligrosos años de adicción al alcohol desaparecieron para Kate. Ella no lo sabía entonces, pero Dios le estaba liberando de su adicción (y mucho más) llenándole con el Espíritu cuando ella apartó su mirada del problema y fijó sus ojos en Jesús. También compartió cómo había descubierto recientemente que la respuesta a su problema con la bebida había estado en la Palabra de Dios todo el tiempo: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu” (Efesios 5:18). Yo aplaudo a esta joven por tener el valor de compartir su poderosa historia conmigo. Oro para que su testimonio le anime, le inspire y le dé esperanza. Un encuentro con Jesús puede liberarle espiritualmente Quizá se esté preguntando: “¿Cómo puede ser? ¿Cómo pueden desaparecer así cuatro años de adicción al alcohol? ¿Cómo puede perder su fuerza un deseo tan poderoso en tan poco tiempo?”. La respuesta es simple aunque poderosa. Kate permitió que el amor de Dios invadiera su mente al escuchar los mensajes de gracia en su iPod que estaban llenos de Jesús y su amor. Cuando usted permite que el amor de Dios sature su mente, no importa qué creencias equivocadas, temores o adicciones le estén manteniendo atado. Su gracia comenzará a romperlas. Eso es lo que ocurre cuando usted tiene un encuentro con su buen Salvador. Todo aquel que encuentra a Jesús nunca se queda igual. Él vino para liberar a los cautivos. Escuche lo que dice Jesús: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4:18). Amigo, quiero decirle que cualquiera que sea su opresión, Jesús vino para liberarle. Podría ser una enfermedad física debilitante, o como Kate, a quien conocí en la conferencia, quizá esté enredado en una adicción que le ha mantenido preso durante años. Cualquiera que sea su opresión, Jesús vino para liberarle. Cualquiera que sea su condición, al margen de cuánto tiempo haya estado usted atado, dos años, diez años o treinta años, sepa esto: Dios puede liberarle en un instante sobrenatural. Aquel que creó el tiempo no está sujeto al tiempo. Aquel que en una fracción de segundo cambió el agua en el mejor de los vinos puede saltarse un proceso natural y acelerar su liberación de cualquier atadura. Conozco a muchas personas que lucharon con adicciones durante décadas, pero cuando tuvieron un encuentro sobrenatural con Jesús, sencillamente se despertaron una mañana y vieron que eran libres, sin ninguna de esas urgencias o deseos tan conocidos de practicar su comportamiento negativo. Frank, que vive en el estado de Maryland, me escribió y compartió cómo fue liberado de la drogadicción. Le habían dicho que “una vez adicto, siempre adicto”, y se lo había creído. Pero cuando conoció la verdad acerca del amor y la gracia transformadora de Jesús mediante una de mis enseñanzas, eso destruyó las cadenas que le ataban. Me dijo: “Podría haber saltado a través del tejado cuando descubrí que ¡lo único que tenía que hacer era aceptar la obra terminada de Jesús y su gracia! Después de treinta años de drogadicción, pensaba que no había esperanza para mí. Pero gloria a Jesús, ahora estoy libre de las drogas, y estoy en una buena iglesia que predica la gracia con mi esposa, que también ha sido liberada de su drogadicción”. Querido amigo, ¡ese es el poder de creer correctamente! La verdad de Dios desencadena su liberación En el instante en que Kate y Frank comenzaron a oír y creer las cosas correctas acerca de Dios, eso desencadenó su liberación de una forma acelerada. Conocer la verdad fue el catalizador. Compare esto con aquellos que se enfocan en vivir correctamente sin prestar atención al hecho de creer correctamente. Tristemente, sólo experimentan mejoras transitorias hasta donde les alcanza su fuerza de voluntad, autocontrol o hasta donde persiste la disciplina. Pero los que se enfocan en la verdad de Dios y la creen, experimentan una libertad duradera sin esfuerzo alguno. Jesús ciertamente no estaba bromeando o exagerando cuando dijo que conocer la verdad le hace libre. Jesús tiene la verdad que usted necesita, la que ha estado buscando. Él es el camino, la verdad, y la vida (véase Juan 14:6). En amor, entregó voluntariamente su vida en la cruz para liberarle. De eso se trata este libro, de transformar lo que usted cree mediante el poder de su amor sacrificial y sus verdades eternas. Me he esforzado para que estas verdades sean lo más accesibles y claras posibles para usted. Mientras lee las palabras, versículos e historias de personas reales que han sido liberadas simplemente creyendo estas verdades acerca de Dios y lo que Él dice acerca de ellos, oro para que usted encuentre la gracia de Dios como nunca antes. Y al meditar en estas verdades, estoy seguro de que caminará en libertad antes de lo que cree. ¡Su liberación está a mano! Con Dios siempre hay esperanza Querido lector, no sé cuál es su dolor hoy, y no sé exactamente con qué está luchando. Tan sólo quiero que sepa que Dios le ama. No importa cuántos errores haya cometido en su vida, no importa cuánta oscuridad, cuánta desesperación y lo imposibles que parezcan sus circunstancias, porque tengo un mensaje para usted: No está todo perdido. ¡No tire la toalla! Quizá está luchando con algún pensamiento oscuro en este instante. Quizá incluso pensamientos de suicidio se le han pasado por su mente. Bueno, le puedo decir que no está todo perdido. Hay esperanza. Hay ayuda. Dios le ama mucho. Él quiere verter un rayo de luz en su camino hoy, así como lo hizo con Kate que estuvo atada al alcohol durante cuatro años. Los errores de su pasado no tienen que determinar su futuro. Dios puede darle un nuevo comienzo, un inicio fresco, ¡y hacer que todo obre para su bien! Los errores de su pasado no tienen que determinar su futuro. Pastor Prince, usted no lo entiende. ¿Cómo puedo esperar que Dios me ayude si no soy una persona “religiosa”? ¡Pues ya somos dos! No hay ni un sólo hueso religioso en mi cuerpo. No estoy aquí para hablarle de una religión. Estoy aquí para mostrarle a un Dios que está vivo, que se interesa, que respira, que ama, que en muchas formas ha sido mal representado y mal entendido. Hay mucha creencia errónea acerca de quién es Dios. Presentando al verdadero Dios Quiero que deje a un lado todo lo que pueda haber creído acerca de Dios, todo lo que pueda haber oído acerca de Él o lo que pueda haber visto. Permítame, mediante este libro, presentarle al verdadero Jesús, porque es aquí donde comienza todo. No el Jesús religioso del que pueda haber oído desde que era pequeño, sino el verdadero Jesús que caminó por las calles polvorientas de Jerusalén y por las aguas enfurecidas del mar de Galilea. Él fue hacia quien los enfermos, los pobres, los pecadores, los desechados y los marginados gravitaban instintivamente, y con quien se sentían cómodos. Él era Dios en la carne, y manifestaba el amor tangible de Dios. En su presencia, quienes eran imperfectos no sentían temor de Él ni sentían juicio o condenación de su parte. Algo muy distinto a lo que a muchos de nosotros se nos ha enseñado acerca de Dios. Jesús se reservó sus palabras más duras sólo para los que eran perfectos en su propia opinión. Si lee con atención todos los relatos bíblicos de Jesús, realmente Él no se llevaba bien los religiosos de su tiempo, que eran conocidos como los fariseos. Ellos merodeaban a su alrededor, con su nariz elevada al aire y con una actitud de yo soy más santo que nadie. Aunque nunca lo admitían, eran extremadamente arrogantes y cruelmente críticos. Los fariseos eran críticos, criticones, legalistas, pretenciosos, intolerantes y, la gran mayoría de ellos, ignorantes. Proclamaban a los cuatro vientos su devoción a Dios; sin embargo, cuando estaban delante de la presencia de Dios, estaban demasiado ensimismados como para reconocerle. Dios estaba con ellos en carne, pero no le adoraron, sino que le despreciaron y en muchas ocasiones incluso planearon matarle. Desgraciadamente, ¡sus “descendientes” siguen aún a nuestro alrededor hoy día! Quizá usted se haya encontrado con ellos y haya sentido el calor de su desdén, condenación y juicio. Pero el Dios del que ellos hablan no es el Dios a quien yo personalmente conozco. Usted no tiene que ser “religioso” para tener acceso al Dios que yo conozco. De hecho, cuanto menos “religioso” sea usted, mejor. Así que le pido que deseche toda idea, concepto e imagen que pueda tener de un Jesús “religioso”. El verdadero Jesús no vino para traer una nueva religión. No vino para ser servido. No, sino que vino para servir, y vaya que sirvió. Usted no tiene que ser “religioso” para tener acceso a Dios. El verdadero Jesús creó el universo con una orden y orquestó las rutas de cada planeta para que ninguno colisionara. Tenía todo derecho a demandar servicio de aquellos a quienes creó, pero en cambio Él vino a servir. Se inclinó y con sus propias manos lavó los pies sucios y mugrientos de sus discípulos. Esas mismas manos después serían atravesadas con clavos en la cruz, y con su propia sangre lavaría la suciedad y mugre de todos nuestros pecados llevándolos sobre su propio cuerpo. ¡Qué distinto es esto al Dios condenador, juicioso y crítico que muchos han intentado mostrar! Crea en un Dios de gracia Muchos creen hoy en un Dios “religioso”. Creen que Dios está contra ellos cuando no dan la talla, que está enojado con ellos cuando fracasan, que la comunión con Él no es posible cuando cometen errores. Creen que Dios está perpetuamente insatisfecho con ellos, esperando impacientemente ser aplacado. Se imaginan un Dios que está constantemente juzgándoles por sus debilidades, moviendo su cabeza con total decepción por su mediocridad o sus fracasos interminables. Creen que no son lo suficientemente buenos para Dios y que nunca lo serán. No es de extrañar que en vez de correr hacia la única solución verdadera, corran en dirección opuesta cuando están heridos. Por eso hay un gran engaño, una creencia errónea y muy poderosa acerca de Dios que ha atrapado a muchos en el círculo vicioso de condenación, culpa, temor, derrota y adicción. Querido amigo, el Dios que yo conozco es un Dios de gracia infinita. Le repugna lo “religioso”, pero es misericordioso y no se resiste ante quienes están heridos. No importa por lo que esté pasando ahora mismo, qué adicción le pueda estar atando, creer correctamente puede liberarle y le liberará. Comience a creer esta verdad poderosa: Dios es un Dios de gracia y perdón. Él le ama mucho, y no le echa en cara sus errores. Comience a creer en su amor por usted, y toda su vida será transformada. Creer correctamente lleva a vivir correctamente. Si puede cambiar lo que cree, ¡puede cambiar su vida! Si puede cambiar lo que cree, ¡puede cambiar su vida! CAPÍTULO 2 EL DIOS QUE BUSCA A LOS QUE SE APARTAN Ella esperó pacientemente hasta ver el horizonte claro. No quería encontrarse con ninguna de las demás mujeres que le habían dejado dolorosamente claro que su presencia les era repulsiva. No podía seguir aguantando la crítica, los comentarios sarcásticos y las miradas de menosprecio. Hacía varias semanas mientras se acercaba al pozo para sacar agua, las otras mujeres, totalmente conscientes de que ella podía oírlas, comenzaron a advertirse unas a otras mantener a sus esposos alejados de ella. “¡Es una seductora!”, había murmurado un de ellas en voz alta. “¿Saben que ha tenido cinco maridos de otras aldeas?”. Otra mujer se metió en la conversación: “Y el hombre con el que vive ahora no es su esposo”. Alimentando mutuamente las inseguridades, comenzaron a hacer todo tipo de acusaciones infundadas sobre ella. “¡Es una mujer fácil!”. “Te roba el marido en un instante”. “¡No se fíen de sus inocentes ojos de cierva y su sonrisa seductora!”. Las jugosas variaciones de su destreza “robando esposos” pronto se extendieron por toda la aldea donde ella vivía como si fueran una plaga de langostas, devorando cada pedacito que aún le quedaba de dignidad. Se había convertido rápidamente en una marginada en la aldea. Nadie se atrevía a ser su amiga. Desde que llegó allí, lo había intentado todo para ocultar su pasado. Sin embargo, una vez se difundieron las noticias, nadie se preocupó por conocer su versión de la historia. La encasillaron como la mujer con un pasado turbio. El veredicto ya estaba dictado: ¡era una quitamaridos! ¿Qué más faltaba por saberse? Habían pasado semanas desde que había hablado con alguien. Locas historias acerca de por qué había tenido cinco maridos se extendieron de manera viral por la aldea. Para aislarse y evitar más contacto con las demás mujeres, había ideado un sistema. Como todas las mujeres iban al pozo a buscar agua con el frescor de la mañana, ella haría su visita diaria al pozo cuando el sol estuviera en su máximo esplendor. Prefería sufrir el sofocante calor del sol de mediodía que el calor de su menosprecio y mofa. Cada día desde entonces, había acudido calladamente al pozo, sin encontrarse con nadie, y de nuevo se volvía a perder en la inexistencia después de conseguir su agua. Sin saberlo ella, ese día, mientras esperaba pacientemente a que el sol alcanzara su zenit, el Sol de justicia ya estaba junto al pozo esperándola. Un Salvador que se acerca a los imperfectos Puede leer la historia de esta mujer en el Evangelio de Juan (véase Juan 4:1-42). Cuando lea su historia o cualquier otra historia de la Biblia, le animo a activar su imaginación, no para cambiar el significado de los relatos bíblicos, sino para sacar la esencia de los detalles y las perlas que Dios tiene para su beneficio. Métase en la narrativa. Estos personajes no son parte de una historia de ficción. Son personas reales, con desafíos reales ¡y un Salvador muy real! No hay detalles insignificantes en la Biblia. Nos cuenta específicamente que era cerca del mediodía cuando Jesús estaba en el pozo esperando a la mujer. También nos dice que Jesús viajaba de Judea a Galilea y que “tenía que pasar por Samaria” (Juan 4:4, NTV, énfasis del autor). La versión Reina Valera 1960 dice que “le era necesario pasar por Samaria”. Tenía. Le era necesario. Palabras que hablan no sólo de una necesidad, sino que subrayan una firme resolución e incluso urgencia. Los discípulos de Jesús debieron de sorprenderse cuando Él dijo que le era necesario pasar por Samaria. Nunca habían tomado esa ruta antes hacia Galilea. Los judíos de ese tiempo tenían la costumbre de evitar cualquier contacto con los samaritanos, a quienes veían como espiritualmente inferiores. Los discípulos de Jesús no sabían que Él había programado deliberadamente una cita divina con la mujer en el pozo. Sabemos por el relato que se encuentra en el capítulo 4 de Juan que esta mujer excluida y solitaria tuvo una conversación transformadora con Jesús en el pozo. Pero no se equivoque pensando que fue ella quien buscó a Jesús para hablar con Él. Fue el Salvador quien fue en pos de aquella a la que los demás apartaban. ¿Sabe que Él sigue haciendo eso hoy día? ¿Tiene usted un pasado del que se avergüenza? ¿Está batallando para vencer algo que sabe que le está destruyendo? ¿Se siente solo y como si nadie entendiese el dolor que está experimentando? Quiero que sepa que Jesús no ha cambiado. Como lo fue para la mujer samaritana, el amoroso Salvador sigue siendo hoy su ayuda en tiempos de necesidad (véase Salmos 46:1). Él conoce el sufrimiento, la vergüenza y las luchas que usted está teniendo. E incluso si por lo que está pasando es consecuencia de malas decisiones en la vida y errores que ha cometido, Él no le abandona ni se olvida de usted. No, ¡y mil veces no! Él se desvía de su camino, como hizo por esta mujer en Samaria, para tener una cita personal con usted, para restaurarle y rescatarle. El hecho de que esté leyendo esto ahora mismo es una confirmación de que Jesús lo está alcanzando con su amor, gracia y perdón. Querido amigo, ¡así es Jesús! Jesús lo está alcanzando con su amor, gracia y perdón. Él acude a usted en medio de su tormenta El amoroso Salvador acude a usted en su momento de necesidad. Cuando sus discípulos estaban en el mar, atrapados en una turbulenta tempestad y zarandeados por las olas, ¿quién acudió a ellos en su momento más difícil? Fue Jesús. Jesús llegó con estilo, caminando sobre las enfurecidas olas. ¿Qué le dice esto? Que Él está por encima de las tormentas. Él camina por encima, Él es mayor que toda adversidad y oposición que pudiera usted estar experimentando ahora, ¡y viene a rescatarle! Con las olas alzadas bajo sus pies, sus primeras palabras a sus discípulos fueron: “No tengan miedo. ¡Tengan ánimo! ¡Yo estoy aquí!” (Mateo 14:27, NTV). Esas palabras debieron de ser de mucho consuelo para los discípulos que estaban exhaustos y temblando de miedo. Las tormentas son buenas para provocar eso en usted. Le superan. Ola tras ola de incesante golpeo que le tumba en el suelo hasta que no sabe ni dónde está. Hasta que cada pizca de energía se ha consumido y usted se siente muy débil, abandonado y solo. Pero no se deje llevar por esos sentimientos y emociones negativos, amigo mío. Viva sobre la base de la verdad de la Palabra de Dios, la cual le anima así: “Así que sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni sientas pánico… porque el Señor tu Dios, él mismo irá delante de ti. No te fallará ni te abandonará” (Deuteronomio 31:6, NTV). Nuestro Dios es un Dios personal y amoroso que está con usted en su barco. Él sabe qué tormentas le aguardan y cómo llevarle a la victoria cada vez. ¡Él no puede fallarle! Nuestro Dios es un Dios personal y amoroso que sabe qué tormentas le aguardan y cómo llevarle a la victoria cada vez. El buen Pastor va delante de usted Jenny, una señora de mi iglesia, compartió que estaba jugando al golf un día de vacaciones con su esposo en una zona montañosa. Esa mañana mientras estaban junto al primer golpe, había un ligero rocío voladizo sobre el hermoso y sereno campo de golf. Ella había estado meditando en que el Señor era su pastor en el Salmo 23, y se sintió muy querida por Él al interiorizar el pintoresco paisaje pastoral y el aire fresco y cristalino de la montaña. Se imaginó siendo guiada por el buen pastor, Jesús, quien le hacía descansar en delicados pastos verdes y le llevaba junto a aguas de reposo. Aunque Jenny nunca había jugado en ese campo, terminó haciendo su mejor recorrido de golf. ¿Cómo sucedió? Fue porque les había acompañado un caddie con experiencia, y ella se había beneficiado de cada trocito de observación y consejo que le había ofrecido. Ella no jugaba con mucha asiduidad y había estado un poco nerviosa por los desafíos que enfrentaría, pero el caddie le había infundido seguridad, diciéndole: “No se preocupe, tengo treinta años de experiencia en este recorrido. He completado todo este recorrido, y estoy familiarizado con cada obstáculo y peligro que le espera. Le mostraré lo que evitar y dónde mirar”. Y al prestar atención a su guía, su bola de golf cayó en buenos lugares, ¡y ella hizo el mejor recorrido de golf de su vida! Amigo, usted tiene mucho más que un caddie con experiencia en su vida. Tiene a Aquel que creó el universo como el pastor de su vida. Este pastor ha estado en su futuro. Él conoce cada obstáculo y cada peligro que le espera, y ha trazado para usted un camino que está lleno de su favor. E incluso cuando cometa un error o dé un giro equivocado en su vida, Él estará ahí con usted para ayudarle y rescatarle. Mire lo que dice el salmista: Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. —Salmos 23:4 La puerta de esperanza en su valle de dificultad Observe en este versículo que no fue el buen pastor el que guió al salmista por el valle de dificultad, como dice el salmista: “Aunque ande en valle de sombra de muerte…”. No obstante, la Biblia es muy clara al decir que aunque su dificultad se deba a su propia terquedad, Dios sigue estando con usted. Él nunca le ha dejado, y nunca lo hará. Él nunca se olvidará de usted. Usted es precioso para Él. ¿Se imagina vivir la vida con ese tipo de confianza, seguridad y paz? ¡Entonces crea con certeza que Dios nunca le abandonará dejándole en la estacada! De hecho, la Biblia dice que Dios cambiará el valle de Acor por puerta de esperanza (Oseas 2:15). En hebreo, “Acor” significa “dificultad”.1 Así que incluso si se encuentra en el valle de la dificultad, no quedará ahí por mucho tiempo. Caminará y saldrá de él y no acampará allí. Dios está abriendo una puerta de esperanza en su vida hoy para que salga de su oscuridad hacia su luz maravillosa (véase 1 Pedro 2:9). Las cosas mejorarán. Los logros que ha estado esperando están de camino. Pase por la puerta de esperanza y salga del valle de dificultad hoy. ¡Jesús es su puerta de esperanza! Crea en su amor por usted y permítale guiarle hacia la libertad. ¡Jesús es su puerta de esperanza! Crea en su amor por usted y permítale guiarle hacia la libertad. Algunas personas creen que cuando fallan, Dios les deja y sólo regresa cuando logran hacerlo todo bien. Creen que deben limpiar sus vidas y vencer todas sus luchas por sí mismos antes de poder acudir a la presencia de Dios. Bueno, tengo una sencilla pregunta para ellos: ¿Se lava usted antes de darse un baño? ¡Claro que no! Dios quiere que acudamos a Él tal y como somos, con todas nuestras debilidades, idiosincrasias, creencias erróneas, traumas y todas nuestras ataduras, temores y adicciones. ¡Él es el baño! Así que no intente limpiarse antes de acudir a Él. Ante la presencia de su amor, gozo y gracia, encontrará restauración, sanidad y perdón. Él arreglará su vida y le transformará desde dentro hacia fuera. Ahora mismo, Él está extendiendo su mano de gracia, amor y ayuda hacia usted. No es algo vergonzoso acudir a Jesús tal como usted es. ¡Aquel que le conoce perfectamente le ama perfectamente! Para conocer la verdad, vaya a la fuente Pero pastor Prince, ¿no está Dios decepcionado y enojado conmigo por todos mis errores, fallos y pecados? Me da mucha vergüenza acudir a Él. Siento que debería arreglar todo el lío de mi vida antes de poder regresar a la iglesia, leer la Biblia y orar. Entiendo cómo se siente. Y puedo decirle que no está solo en esos sentimientos. Muchos creyentes a los que he aconsejado personalmente se sienten exactamente igual. Pero la manera más eficaz de tratar nuestros problemas y creencias erróneas es acudir a Dios y encontrar la verdad en su Palabra. Para creer correctamente, antes tenemos que descubrir cuáles son las “creencias correctas”, basadas en el sólido fundamento de la Palabra de Dios. No podemos basar nuestras creencias en sentimientos, circunstancias, conjeturas humanas o lo que podamos haber oído decir a alguien acerca de Dios. ¡Tenemos que ir a la fuente! Para creer correctamente, antes tenemos que descubrir cuáles son las “creencias correctas”, basadas en el sólido fundamento de la Palabra de Dios. Si oyó el rumor de que alguien a quien usted conoce estaba diciendo cosas horribles y negativas de usted, no lo crea de inmediato. Vaya primero a la fuente. Pregunte a esa persona si eso es lo que realmente ha dicho o si es lo que quiso decir. Muchas personas permiten que amistades y relaciones preciosas se rompan porque creen los rumores. Se amargan, enojan y decepcionan sin tan siquiera verificar con la persona si él o ella realmente dijeron esas cosas tan feas. Del mismo modo, en el mundo en que vivimos hay todo tipo de creencias erróneas que se han dicho acerca de Dios: “Dios está enojado contigo”. “Él está decepcionado contigo”. “Dios está permitiendo que todas estas cosas negativas te ocurran porque te está castigando por tus errores del pasado”. ¡Por favor, NO se crea todos esos chismes sin fundamento acerca de Dios! Tales impresiones acerca de Dios han dañado la relación con Él de muchas personas, y viven con una perspectiva distorsionada de quién es Dios en realidad. En vez de recibir su amor, gracia y perdón, se vuelven temerosos, distantes y miedosos de Él. En vez de permitir que Jesús entre en sus situaciones, viven su vida huyendo, evitándole y escondiéndose de Él. Vamos, honremos a Dios y vayamos a la fuente. Así, ¿qué dice la Biblia, la propia Palabra de Dios, acerca de Él? Permítame darle una cita de uno de mis salmos favoritos de David: Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia… No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen. Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones. —Salmos 103:8, 10-12 ¿Acaso no es un salmo precioso? No se sienta excluido por la frase “sobre los que le temen”. Jesús definió la palabra “temor” como “adoración” (véase Deuteronomio 6:13 y Mateo 4:10). Por tanto, “los que le temen” habla de aquellos que veneran y honran a Dios en sus vidas. No es la práctica de tener miedo de Dios. Todo el contexto de este pasaje tiene que ver con quién y qué es Dios realmente: misericordioso y clemente. Y le animo con todo mi corazón a memorizar el versículo 10 si puede: “No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados”. Dios abunda en misericordia hacia usted Regresemos a nuestra pregunta anterior: ¿Está Dios decepcionado y enojado con usted por sus fallos, errores y pecados? ¡No! Lea de nuevo los versículos anteriores. El punto aquí es que, como hijo de Dios, todos sus fallos, errores y pecados ya han sido juzgados y castigados ¡sobre el cuerpo de Jesús en la cruz! Por eso Dios ya no está enojado con usted por sus pecados y no le trata conforme a sus iniquidades. No, gracias a la cruz, Él trata con usted conforme a su abundante misericordia y gracia. Sólo por si no lo entendió del todo, el salmo dice repetidamente que Dios es misericordioso. Nos dice: “Misericordioso y clemente es Jehová”, y continúa, casi de inmediato, volviendo a decir que es “grande en misericordia”. Otras versiones dicen que es abundante en misericordia. Me gusta la palabra abundante. Habla de abundancia, exceso y derroche. Su misericordia hacia usted y hacia mí es abundante. ¡Él abunda en misericordia hacia nosotros! Amigo, Dios ha agotado su ira hacia todos sus pecados en la cruz. La cruz es un acto de su amor. Si alguna vez ha cuestionado o ha dudado del amor de Dios por usted, dirija su mirada hacia la cruz. Si Dios quisiera tratar con nosotros y castigarnos según nuestros pecados, no habría enviado a su Hijo a ser azotado, golpeado y crucificado, ¡pero lo hizo! Estas son las buenas noticias del evangelio de gracia. Dios envió a su Hijo unigénito y precioso para redimirnos de la paga y el castigo del pecado. Ahora, ¿se imagina lo lejos que está el este del oeste? No puede pensar sólo en términos de las fronteras geográficas de la tierra. Dios es el Creador del universo. Así que permítame volver a preguntarle: ¿sabe lo lejos que está el este del oeste? ¿Lo entiende? La mente humana no puede ni imaginar la distancia entre el este y el oeste. Hay fronteras en el cosmos y galaxias más allá de la nuestra que nuestros telescopios más avanzados no pueden ver. Dios piensa en términos infinitos que nuestras mentes finitas no pueden comprender. Y este Dios del universo infinito declara en el salmo: “cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”. Usted comienza a creer correctamente cuando empieza a creer en el amor de Él por usted. Razonemos juntos. ¿Cómo puede Dios estar aún juzgándole y castigándole por sus transgresiones si Él mismo las ha quitado? Puedo oír las cadenas de sus creencias erróneas acerca de Dios cayéndose al suelo mientras lee esto. Esto es lo que yo llamo el poder de creer correctamente. Usted comienza a creer correctamente cuando empieza a creer en el amor de Él por usted. La verdad es que no podemos ir más lejos si no comenzamos primero a creer que Dios está con usted y no contra usted. El primer factor para creer correctamente es establecerse en su gracia, anclarse en su amor y estar seguro en su clemencia hacia usted. De autoconciencia a conciencia del Salvador Regresemos a la historia de la mujer de Samaria, aquella a quien Jesús visitó deliberadamente. Esta mujer tenía un pasado del que estaba terriblemente avergonzada, razón por la cual iba a mediodía al pozo a sacar el agua. No quería encontrarse con nadie. Lo que no sabía era que Jesús estaba allí y quería tener un encuentro con ella. Él no había ido hasta allí para avergonzarla, juzgarla o mofarse de ella. Lea el relato en Juan capítulo 4 por usted mismo. Jesús la atrajo con su amor, gracia y compasión. Ella nunca se sintió expuesta o incómoda en su presencia. Cuando ella dijo que no tenía marido, Jesús no le acusó ni humilló. En cambio, sabiendo que ella tenía autoconciencia y estaba insegura acerca de su trasfondo, Él la felicitó dos veces al decir: “Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad” (Juan 4:17-18, énfasis del autor). ¡Jesús emparedó lo que ya sabía acerca de ella entre dos cumplidos! Jesús debió de hablar con ella con tanta compasión y amor en sus ojos, y sin juicio alguno ni sarcasmo en su voz, que hizo que esta mujer bajara sus defensas y se abriera con Él. Cuando se fue de allí, esta mujer consciente de sí misma que antes temía encontrarse con gente estaba tan llena del amor y la aceptación de Jesús que se convirtió en una evangelista de Jesús y de la gracia de Él (para las mismas personas a las que antes temía ver), y la Biblia cuenta que “muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho” (Juan 4:39). Del mismo modo, amigo, Jesús no tiene intención de avergonzarle. Él está ahí para encontrarse con usted justo donde usted se encuentra. Él sabe todo lo que usted ha hecho y le ama con amor eterno. Permita que su amor le cambie y transforme desde su interior, así como lo hizo con la mujer en el pozo. Quizá al igual que la mujer samaritana, usted sepa lo que es buscar amor en todos los lugares erróneos. Hoy Jesús le ofrece verdadera intimidad que satisface por completo cada acuciante necesidad. Él le ofrece un hondo sentimiento de descanso que sólo puede encontrarse en su amor perfecto e incondicional. Quizá haya tenido un pasado que le ha encarcelado en la vergüenza y la aversión a usted mismo. Quizá haya permitido que cosas que ha hecho le convenzan de que nunca conseguirá que Dios le ame o acepte. Si usted siempre ha conocido u oído acerca de un Dios crítico, un Dios que se acuerda de cada error que ha cometido para echárselo en cara, entonces le desafío a encontrar al verdadero Salvador que ya le ha perdonado y que le invita a descubrir, probar y experimentar su amor infalible. ¡Todo puede cambiar para bien cuando comience a creer correctamente en su amor por usted y aprenda a recurrir a él! No importa lo feo que sea el lío en que esté sumida su vida. Si abre su corazón a Jesús y permite que su amor le sane, Él puede cambiar la trayectoria de su vida y darle un nuevo comienzo y un futuro prometedor. ¡Todo puede cambiar para bien cuando comience a creer correctamente en su amor por usted y aprenda a recurrir a él! Dios se agrada cuando usted recurre a su amor ¿Sabe que Jesús tiene un gran gozo cuando usted recurre a su amor? Mire cómo terminó el encuentro de la mujer samaritana con Jesús. Cuando los discípulos dejaron a Jesús en el pozo para ir a comprar comida, Él estaba cansado del viaje. Cuando ellos regresaron, se sorprendieron de encontrarle renovado, y se preguntaban si alguien le habría llevado algo de comer. Jesús respondió diciendo: “Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis” (Juan 4:32). ¿A qué comida se refería Jesús aquí? No había comido ni bebido nada. Lo único que había hecho era ministrar a la mujer de Samaria. En otras palabras, Jesús encontró alimento, fortaleza y gozo cuando ministró su amor a la mujer. Mire, cuando usted extrae de los hombres, se quedan vacíos y débiles. Pero con Jesús ocurre lo contrario. Cuando usted extrae de Él, ¡Él se queda fortalecido, renovado y rejuvenecido! Jesús quiere que sepamos que Él encuentra un gran gozo y placer cuando recurrimos a su amor por nosotros. Cuando la mujer samaritana le preguntó a Jesús por qué (un judío) le pedía a ella (una mujer samaritana) de beber, esto es lo que Él le dijo: “Si tan sólo supieras el regalo que Dios tiene para ti y con quién estás hablando, tú me pedirías a mí, y yo te daría agua viva… Cualquiera que beba de esta agua pronto volverá a tener sed, pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna” (Juan 4:10, 13-14, NTV). Jesús le dice a usted hoy lo mismo: Si tan sólo supieras quién es el que acude a ti en tus momentos más oscuros y débiles. Si tan sólo supieras cuál es este don de Dios que nunca te dejará ni te abandonará, que ha ido delante de ti y que acude a ti en medio de tus tormentas. Si tan sólo supieras quién es Aquel que se acerca a ti cuando has fallado y que no te echa en cara tus errores del pasado o tus fracasos actuales. Amado, si tan sólo usted conociera este don de Dios que ofrece el agua viva de su amor incondicional e interminable y bebe de este amor, nunca volverá a tener sed. No necesitará buscar amor o aceptación en donde no se debe ni tendrá temor y dolor en su corazón acerca del futuro y su vida descarrilada. Puede despertarse con una nueva expectativa de bien cada día. Jesús estaba invitando a la mujer a pedirle esa agua viva de su amor. ¿Hará eso usted hoy? ¡Su vida nunca será la misma cuando experimente personalmente su amor! ¡Su vida nunca será la misma cuando experimente personalmente su amor! CAPÍTULO 3 “¡CRISTO ME AMA! BIEN LO SÉ” Escuché una historia de un ministro de Oregón a quien le asignaron dar consejería en una institución mental estatal. Su primera tarea fue en una celda acolchada que tenía pacientes dementes, semidesnudos. El hedor de excremento humano llenaba la sala. Ni siquiera pudo hablar con los pacientes, y mucho menos darles consejería; las únicas respuestas que obtuvo fueron gruñidos, gemidos y risas demoniacas. Entonces el Espíritu Santo le dirigió a sentarse en medio de la sala y cantar durante toda una hora el famoso himno infantil que dice: “Cristo me ama, bien lo sé; su Palabra me hace ver, que los niños son de aquel, quien es nuestro amigo fiel”. Nada ocurrió al final de ese primer día, pero él persistió. Durante semanas se sentaba y cantaba la misma melodía, cada vez con mayor convicción. “Sí, Cristo me ama. Sí, Cristo me ama. Sí, Cristo me ama. La Biblia dice así”. Con el paso de los días, los pacientes comenzaron a cantar con él uno a uno. Sorprendentemente, al final del primer mes, treinta y seis de los pacientes gravemente enfermos fueron trasladados desde el ala de alta dependencia a otra ala donde cuidaban de sí mismos. En un año, todos menos dos fueron dados de alta de la institución mental.1 Estas sencillas palabras, “Cristo me ama, bien lo sé”, se escribieron por primera vez como parte de un poema de Anna Bartlett Warner, una escritora estadounidense nacida en 1827 en Long Island, Nueva York. En 1862, el prolífico compositor de himnos William Batchelder Bradbury puso las palabras a la melodía que hoy tan bien conocemos y añadió el coro: “Sí, Cristo me ama”. La popularidad del himno se extendió rápidamente por toda América y hasta cada continente del mundo. Se ha traducido a muchos idiomas, y se convirtió rápidamente en uno de los himnos más populares y queridos de todos los tiempos. La continua popularidad del himno reside en su elegancia sucinta al desvelar el corazón de Jesús. Nos atrae a reconocer que no importa los retos, fracasos y fechorías con las que uno pudiera estar lidiando, el amor de Jesús permanece constante. No importa los retos, fracasos y fechorías con las que uno pudiera estar lidiando, el amor de Jesús permanece constante. “Cristo me ama, bien lo sé”. ¿Cómo es posible? “La Biblia dice así”. Tan sencillo y a la vez tan poderoso. Lo sintamos o no, el constante amor de Jesús por nosotros descansa en la verdad y sobre el cimiento de su Palabra invariable. Proclama que su amor por usted y por mí está basado total y completamente en Él. En sus promesas, su obra y su gracia. El amor de Dios por usted es incondicional ¿Cree que Dios le ama hoy? No importa cuántos errores haya cometido en su vida, estoy aquí para decirle que sin ninguna duda Dios le ama. Le ama con un amor eterno. Ahora mismo, independientemente de los retos que pueda estar atravesando, quiero animarle a verse caminando bajo un cielo abierto, rodeado del favor inmerecido de Él. Espere cosas buenas en su futuro. Crea en su amor por usted. Crea con todo su corazón que usted es la niña de sus ojos y el deleite de su corazón. Crea que tiene un gran favor ante Él, ¡que ha sido grandemente bendecido y profundamente amado! El amor de Dios por usted es incondicional. Es un amor muy puro, impoluto y maravilloso. No tiene nada que ver con su desempeño, y todo que ver con quién es usted a ojos de Dios: su amado. El énfasis del antiguo pacto de la ley se trataba de su amor por Dios, mientras que el énfasis del nuevo pacto de la gracia está en el amor de Dios por usted. La suma total de la ley bajo el antiguo pacto es: “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas” (Deuteronomio 6:5, véase también Mateo 22:37, 40). Seamos sinceros aquí. ¿Alguna vez ha conocido a alguien que pueda amar a Dios así? Claro que no. Incluso David, a quien la Biblia describe como un hombre conforme al corazón de Dios, no amó a Dios con todo su corazón, toda su alma, toda su mente y todas sus fuerzas. Es humanamente imposible. La ley estaba diseñada para mostrarnos que no somos capaces de amar a Dios perfectamente. Sabiendo que el hombre no era capaz de cumplir el mandamiento de Dios de amarle con todo su corazón, toda su alma, toda su mente y todas sus fuerzas, ¿sabe lo que hizo Dios? Demostró que sólo Él podía amarnos con todo su corazón, toda su alma, toda su mente y todas sus fuerzas cuando envió a su amado Hijo Jesucristo a redimirnos de todos nuestros pecados con su propia sangre. Por eso el nuevo pacto se trata enteramente del amor de Dios por usted y no de su amor por Él. Bajo la gracia, Dios no quiere que usted centre sus pensamientos en: “¿Realmente amo a Dios?”. Ese no es el enfoque del nuevo pacto. Bajo la gracia, Dios quiere que se enfoque en el amor de Él por usted. Por tanto, las preguntas que debería hacerse son: “¿Sé cuánto me ama Dios hoy?” “¿Realmente creo que Dios me ama en este mismo instante?” Tiene que recordarse a sí mismo del amor de Dios especialmente cuando acaba de fallar. ¿Cree que Él le ama cuando ha cometido un error? Aquí es donde está la verdadera prueba. Después de fallar, es cuando lo que realmente cree acerca del amor de Dios por usted es probado. ¿Realmente cree que su amor por usted es verdaderamente incondicional? ¿O el amor incondicional de Dios se ha convertido meramente en un tópico que ya no es real para usted? Veo esto continuamente. Oigo a personas decir: “¡El amor de Dios es incondicional!”. Pero en el momento en que fallan, de repente el amor que antes decían que era incondicional se convierte en un amor que depende de su conducta. Muchos creen que Dios les ama cuando hacen las cosas bien, pero deja de amarles en cuanto hacen algo mal. ¡Voy a hacer pedazos esa creencia errónea con la verdad de la Palabra de Dios! Aunque nuestro amor por Dios puede fluctuar, su amor por nosotros siempre es constante. Su amor por nosotros está basado en quién es Él y no en lo que nosotros hacemos. Me encanta lo seguro y enfático que es el apóstol Pablo cuando dice: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:38-39). En la Nueva Versión Internacional, dice: “Pues estoy convencido…”. Aunque nuestro amor por Dios puede fluctuar, su amor por nosotros siempre es constante. Su amor por nosotros está basado en quién es Él y no en lo que nosotros hacemos. ¿Está usted seguro y convencido como lo estaba el apóstol Pablo de que como hijo de Dios, nada, ni siquiera sus pecados, fallos y errores, pueden separarle del amor de Dios? No se deje llevar por lo que siente, piensa o incluso le han enseñado. La Palabra de Dios proclama en términos ciertos que nada puede separarle de su amor. Nada, significa ¡nada! Su amor por usted no depende de su inmaculada conducta. Él le ama incluso en sus errores. ¡Por eso se llama gracia! Es el favor inmerecido, gratuito, no ganado de Dios. Si usted puede merecer la gracia de Dios, entonces deja de ser gracia. Poder para vencer cada fracaso La verdad es que si usted es capaz de recibir el amor de Él de una manera fresca siempre que cometa un error, tendrá el poder de vencer ese error en su vida. Imaginemos una situación en la que acaba de perder los nervios con su esposa por una situación familiar. En su frustración y enojo, quizá dijo algunas palabras hirientes que sabe que no debería haber dicho, y como resultado se produjo un acalorado intercambio de palabras duras y desagradables. Se produce una guerra fría en el hogar, y sus hijos corren buscando refugio. Ahora usted se siente terriblemente culpable por lo que comenzó, y su conciencia le condena: ¿Cómo puedes hablarle así a tu esposa? ¿Qué tipo de creyente eres? ¡Qué ejemplo tan terrible estás dándoles a tus hijos! Cuanto más habita usted en la culpa, peor se vuelve y más enojado se siente con su esposa: por su culpa ahora se siente tan terrible y culpable. Por causa de ella, usted cree que ahora ha sido apartado del amor de Dios. Cree, de forma totalmente errónea, que Él está enojado con usted porque usted se enojó con su esposa. ¿Por qué? Porque quizá sabe acerca del amor incondicional de Dios en su mente, pero realmente no cree en su corazón que su amor por usted es totalmente incondicional. Querido amigo, si tan sólo pudiera ver la verdad de que aún en su enojo, Dios sigue amándole de manera perfecta. Si pudiera ver que la sangre de su Hijo ya ha lavado el pecado de su vida. Si pudiera entender el hecho de que incluso con toda su fealdad, Él le sigue viendo como alguien justo y le llama su amado. Lo cierto es que si en verdad supiera la forma tan maravillosa en que ha sido perdonado, y la forma tan incondicional en que es usted amado, le resultaría muy difícil seguir enojado con su esposa y no ponerle fin a la guerra fría. De hecho, ocurrirá lo contrario. Cuando se alimente del hermoso amor del Señor y su abundante perdón incluso cuando sienta que menos lo merece, terminará haciendo lo que sea necesario para reconciliarse con su esposa. No sólo eso, sino que cualquier cosa que le decepcione se convierte también en algo infinitamente menor cuando permite que su corazón reciba el abrazo de la grandeza del amor de Dios. No es de extrañar que la Palabra diga: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5:25, énfasis del autor). Usted no puede amar a su esposa a menos que primero haya experimentado el amor incondicional de Cristo en su propia vida. Del mismo modo, la Biblia exhorta a las esposas a que “estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor” (Efesios 5:22, énfasis del autor). ¿No le encanta lo práctica que es la Biblia? Podemos enojarnos fácilmente con las cosas más pequeñas que surgen en las pequeñas cosas de la actividad diaria doméstica. Y cuando creemos y nos sometemos al amor de Dios, es cuando permitimos que su amor disuelva nuestras vanas frustraciones por las batallas que en verdad no merece la pena luchar, y encontramos la fuerza para amar, someternos y vivir en paz con nuestro cónyuge. ¿Se da cuenta? Nuestros contratiempos son como una gota de agua en el vasto océano azul o un grano de arena en un inmenso desierto cuando los comparamos con el amor de Dios. Su amor consume todo su enojo, frustraciones, decepciones y dolor. Su perdón envuelve todos sus pecados, fracasos y errores. Su gracia le da la victoria y el poder para vencer todo pecado, atadura y adicción. Por eso creer correctamente en el amor incondicional de Dios por usted es tan vital para su relación con Él. Su amor consume todo su enojo, frustraciones, decepciones y dolor. Su perdón envuelve todos sus pecados, fracasos y errores. Completa e irrevocablemente perdonado Amado, usted está completa e irrevocablemente perdonado. Debido a su amor por usted, Jesús ya llevó el castigo de sus pecados. Por eso puede recibir de nuevo el amor de Dios aún cuando falla y cada vez que falle. Él le ha perdonado. ¡Es la hora de que usted también se perdone! No crea ni por un instante que Él quiere que usted siga sintiendo culpabilidad cuando falla. La verdad es que cuanto más culpabilidad sienta, más estará predispuesto a cometer ese pecado. Desgraciadamente, hay algunas personas religiosas que creen que cuando la gente falla o cae en pecado, uno tiene que hacerles sentir muy mal con ellos mismos y cubrirles de culpa y condenación hasta que se arrepientan de su error. Pero esta enseñanza es errónea. De hecho, cuanto más se queden las personas en la culpa y la condenación, más continuarán en su pecado. No tiene que enseñar a las personas a sentirse condenadas y culpables. Su conciencia les condena siempre que fallan. Pero hay buenas noticias: Dios ha provisto una respuesta para la conciencia que persistentemente reclama el pago de todas nuestras transgresiones. Él envió a su Hijo para rescatarnos con su propio cuerpo y sangre. Puede recibir de nuevo el amor de Dios aún cuando falla y cada vez que falle. Hoy, cuando su conciencia le condene y pida justicia cuando fracase, véase limpio, lavado y justificado por la sangre de Jesús. Active su fe para verse justo a ojos de Dios por la preciosa sangre de Jesucristo. La conciencia, que reclama un castigo cada vez que usted falla, ha sido acallada por la sangre del Cordero de Dios, quien fue castigado y juzgado en lugar de usted. Cada vez que su conciencia le condene, saque y enséñele el recibo de su pago: ¡la cruz de Jesús! Siga viendo sus pecados lavados por su preciosa sangre. La culpa y la condenación se detienen donde ha sido derramada la sangre de Jesús. Por eso cuando falle, no se revuelque en culpabilidad y condenación. Eso sólo le llevará por una resbaladiza espiral descendente hacia la derrota, la depresión y la destrucción. Jesús no murió en la cruz para que el culpable fuera más culpable. No murió en la cruz para darle más enfermedades al enfermo. No murió en la cruz para que el mundo condenado fuera más condenado. ¡Absolutamente no! Jesús no se sacrificó en la cruz para justificar a los perfectos y piadosos. Dios justifica a los impíos La Palabra de Dios nos exhorta claramente a dejar a un lado nuestros propios esfuerzos por ser justificados y creer en Aquel “que justifica al impío” (Romanos 4:5). Asegúrese de entender bien esto. ¿A quién justifica Dios? ¿Murió Dios para justificar al justo o al impío? Querido amigo, Él vino para justificar al impío: a todos aquellos que han fallado, los que se han quedado cortos, los que han cometido errores y han pecado. ¿Ha fallado usted? ¿Ha cometido errores? ¿Se ha quedado corto? Estupendo, porque eso significa que usted ¡es apto para que Él le justifique! ¿No le aporta esta verdad esperanza y fe a su corazón? La culpa y la condenación se detienen donde ha sido derramada la sangre de Jesús. Anímese por saber esto hoy: sus fallos le hacen apto para recibir el amor, el perdón y la justificación de Jesús. Jesús no vino para salvar a los perfectos (a sus propios ojos); Él vino para salvar y redimir a los que son imperfectos e impíos. Y cuando crea simplemente que Jesús justifica al impío, su fe “le es contada por justicia” (Romanos 4:5). Esto significa que en el momento en que cree correctamente, Jesús le hace justo con su sangre. Qué fundamento tan seguro es este comparado con tener una justicia que depende de que usted actúe correctamente. ¡Qué salvador tenemos en Cristo! Amado, recuerde esto la próxima vez que falle: Jesús no murió para que el culpable fuera aún más culpable. Murió para liberar al culpable del tormento de la culpa, para sanar a los enfermos y para hacer justos para siempre a los que han sido condenados. Este es el evangelio. Y no nos disculpemos ni nos avergoncemos del evangelio, ¡porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree (véase Romanos 1:16)! Jesús murió para liberar al culpable del tormento de la culpa, para sanar a los enfermos y para hacer justos para siempre a los que han sido condenados. Este es el evangelio. Jesús ama al pecador ¿Cree en un Dios que justifica al impío? ¿Ha estado escuchando el verdadero evangelio de su asombrosa gracia? ¿O ha estado alimentando su mente con conjeturas humanas basadas en traiciones e ideas de hombres acerca de Dios que no proceden de su Palabra? Lea los Evangelios. Los corruptos recaudadores de impuestos, las prostitutas, los malhablados pescadores, los cojos, los ciegos y los enfermos que encontraron el amor de Jesús fueron todos ellos perdonados, transformados, liberados y sanados. Él nunca hizo sentir a ninguno de ellos más culpable, más avergonzado y más condenado de como sabía que ya se sentían. Tenemos el relato de una mujer en la Biblia a quien se describe como una “pecadora” (Lucas 7:37). Muchos creen que era una prostituta. Cuando acudió a Jesús, que estaba comiendo en casa de Simón el fariseo, Jesús permitió que ella se acercase a Él y le adorase con una vasija de alabastro llena de perfume. El amoroso Salvador sabía quién era, pero no la expulsó de su presencia, la humilló o condenó por sus pecados. Tampoco le dijo fríamente que arreglara su vida antes de atreverse a volver a presentarse ante su santa presencia. El Jesús de la Biblia tuvo compasión de ella y supo lo culpable y profundamente condenada que ya se sentía. Al acercarse a Jesús, se derrumbó en su presencia y comenzó a llorar. Con amor, lavó los pies de Jesús con sus lágrimas y los enjugó con su cabello. Reverentemente besó sus pies y los ungió con el precioso perfume que había llevado. Se dice que ese perfume le habría costado el salario de todo un año, pero sin dudarlo un instante, lo vertió sobre los pies de Jesús y le adoró. Al ver eso, el fariseo se llenó de indignación. Se dijo para sí: “Si este fuera el verdadero Jesús, sabría que esta mujer es una gran pecadora. ¿Cómo puede permitirle acercarse a Él, y mucho menos tocarle?” (véase Lucas 7:39). Se disgustó por lo que estaba viendo en su propia sala. (Tristemente, los cristianos legalistas de hoy día se parecen mucho a este fariseo). Aunque Jesús dio la bienvenida a esta pecadora y le permitió adorarle y tocar sus pies, los fariseos religiosos no tuvieron ni una pizca de compasión por esta mujer que lloraba incesantemente, abrumada por el amor y el perdón de Jesús hacia ella. Su vergüenza y sus lágrimas no significaron nada para él. En cuanto a él, esa mujer merecía ser condenada; y si él hubiera podido hacerlo, ni tan siquiera le habría permitido entrar en su casa. Se puede ver en este relato bíblico que Jesús es la antítesis de cualquier persona o cosa religiosa. Su corazón rebosa de amor y compasión por los que han fallado. Esto no era un secreto. Todo aquel que se encontró a Jesús y le escuchó, supo de este amor. Esta palabra se extendió por toda Jerusalén y Galilea, razón por la cual los pecadores iban a buscarle en lugar de evitarle y alejarse de Él. Los creyentes que han sido comprados con la sangre de Jesucristo deberían ser valientes, confiados y osados para hablar con Dios acerca de sus fallos. ¿No es triste que hoy haya creyentes que han fallado y se están alejando y escondiendo de Dios cuando los pecadores de los tiempos de Jesús tenían la confianza de buscarle para recibir perdón, restauración, sanidad y liberación? ¿No cree que algo anda mal aquí? Los creyentes que han sido comprados con la sangre de Jesucristo deberían ser, de entre todas las personas, valientes, confiados y osados para hablar con Dios acerca de sus fallos, y acordarse de que siguen siendo justos en Cristo aún cuando han fallado. Se le ha perdonado mucho Sigamos con la historia (véase Lucas 7:40-46). Jesús, al percibir los pensamientos de Simón el fariseo, le hizo una pregunta: “Imagina que había un acreedor que tenía dos deudores. Uno le debía un millón de dólares, y el otro le debía cien dólares. El acreedor perdonó a ambos. Ahora, ¿cuál de los dos crees que amará más al acreedor?”. Incrédulo ante la simplicidad de la pregunta, Simón respondió: “¡Supongo que al que más se le ha perdonado!”. Entonces Jesús dijo: “Tienes toda la razón. Yo entré en tu hogar, y no me diste agua para mis pies. Esta mujer ha lavado mis pies con sus lágrimas y los ha secado con su cabello. No me diste un beso, y esta mujer no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite, y esta mujer ha ungido mis pies con un perfume precioso y costoso”. Ahora preste atención a lo que dijo Jesús después: “Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama” (Lucas 7:47). Lo que Jesús estaba diciendo es que los que conocen y creen lo mucho que Dios les ama y cuánto les ha perdonado, terminarán amando mucho a Dios. Dicho de manera simple, a los que les han perdonado mucho, aman mucho. A los que les han perdonado poco, aman poco. Por eso el énfasis del nuevo pacto no se trata de su amor por Dios, sino del amor de Dios por usted. Si sabe lo mucho que Dios le ama y que ha perdonado todos sus pecados, terminará amando a Dios: al que se le ha perdonado mucho, ¡ama mucho! Si sabe lo mucho que Dios le ama y que ha perdonado todos sus pecados, terminará amando a Dios: al que se le ha perdonado mucho, ¡ama mucho! ¿Ve lo que estoy diciendo? Su amor por Dios en el nuevo pacto nace de una relación auténtica y genuina con Él. No es una servil muestra que nace del temor al castigo o la obligación religiosa. Bajo la gracia, podemos amar a Dios porque Él nos amó primero. Por eso las personas bajo la gracia se convierten en las personas más santas que jamás conocerá. No son santos por temor al castigo o por su compromiso a dos frías tablas de piedra. ¡Su santidad fluye de su relación de amor con Jesús! Han experimentado su amor incondicional por ellos de una forma íntima y personal. El amor les transforma. Sólo quieren vivir vidas que glorifiquen y honren el nombre de Jesús. Lo que la ley no pudo hacer para transformar al pueblo de Dios desde dentro hacia fuera, Dios lo hizo enviando a su propio Hijo, Jesucristo. Amigo, a todos nos han perdonado mucho. El problema es que muchos no saben y no creen esto. Deje de esforzarse por ser justo. Deje de intentar vencer sus propios fallos, errores, adicciones y ataduras. Sea como la mujer con el frasco de alabastro con un perfume precioso. Cuando falle, no se aleje y se esconda. Acuda a la amorosa presencia de Él. Jesús ya conoce la culpa y la condenación que le están atormentando. Vaya con valentía y confianza como lo hizo esta mujer. Siéntase libre de llorar en su dulce presencia y simplemente adórele. Derrame todo lo que haya en su corazón ante Él. No se preocupe, pues Él no depositará más culpa, vergüenza, juicio y condenación sobre usted. Él le mostrará sus manos traspasadas y le recordará la cruz. Le dirá: “Tus pecados ya han sido perdonados. Yo ya he pagado el precio por tus pecados en el Calvario. Descansa en mi perdón y mi amor por ti”. Recibí una carta de un hombre, al que llamaré Patrick, que había batallado con adicciones sexuales durante más de diez años. Sabía que estaba mal, pero no podía liberarse de esas adicciones a pesar de haberlo intentado muchas veces. Su conciencia no dejaba de enviarle recordatorios de sus pecados cada vez que intentaba leer la Palabra. Eso alimentó su creencia de que no era lo suficientemente bueno para Dios y que Dios no quería nada con él debido a sus adicciones. Este hombre había vivido en este ámbito de autotortura día tras día. Entonces un día leyó uno de mis libros, Destinados para reinar. A través del libro, llegó a descubrir y creer en la obra consumada de Jesús en la cruz. Él dijo: “Decidí descansar en la obra consumada de Jesús, su perdón, su victoria, su gracia y su amor, y la pornografía y la masturbación ahora no tienen ni poder ni dominio sobre mí. Verdaderamente es asombroso, especialmente porque había intentado durante más de diez años conseguir la victoria, y lo único que tuve que hacer fue conocer la verdad y descansar en la obra consumada de Jesús. ¡A Dios sea toda la gloria!”. Yo no sé con qué culpa pueda estar usted luchando hoy, pero Dios sí lo sabe. No tiene que seguir viviendo bajo los dictados de su conciencia, la cual le condena cada vez que no da en el blanco. Vea la sangre de Jesús limpiando su corazón, y sea libre de la prisión de culpabilidad para experimentar la victoria como este precioso hermano. Abandónese al amor de Él Mi querido lector, el amor de Dios no es un concepto teológico. El amor es una emoción. Dios nos creó a su imagen con emociones, y una de las mejores maneras de experimentar su amor es simplemente abandonándose a Él y adorándole. La Biblia nos dice que “los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado” (Hebreos 10:2). Cuando usted ya no tiene un sentimiento de condenación, cuando cree que la sangre de Él ha limpiado sus pecados, se convierte en un adorador cautivado con su amor. Le animo a llenar su corazón con salmos, himnos y cantos espirituales que estén llenos del amor y la gracia de Dios. Cuando su corazón esté lleno de Jesús, las creencias erróneas comenzarán a ser reemplazadas por creencias correctas. Las adicciones destructivas serán reemplazadas por nuevos hábitos positivos. El temor, la vergüenza y la culpa comenzarán a disolverse en el calor del perfecto amor de Él por usted. Su amor no es un ejercicio intelectual. Se tiene que experimentar. El salmista clama: “Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él” (Salmos 34:8). ¿Confía usted en el amor de Dios por usted? Dios quiere que usted no sólo tenga un conocimiento mental de su amor, sino que también crea y guste su amor por usted. No puede quedarse sólo en su mente o en el ámbito cerebral de la lógica; lo tiene que experimentar en su corazón. No importa cuántos errores haya cometido, ¡Él no se ha cansado de usted! Hoy, crea con todo su corazón que Dios le ama. Él está de su lado. No importa cuántos errores haya cometido, ¡Él no se ha cansado de usted! El primer factor clave para creer correctamente es creer en su amor incondicional por usted. Eche todos sus errores a los pies de Él. Siéntase libre para llorar en su amorosa presencia. Comience a ver sus temores, culpa, disfunciones y trastornos desvanecerse a medida que se abandona a su amor, y adórele con estas simples palabras: Cristo me ama, bien lo sé, su Palabra me hace ver, que los niños son de aquel, quien es nuestro amigo fiel. Sí, Cristo me ama. Sí, Cristo me ama. Sí, Cristo me ama. La Biblia dice así. PARTE DOS APRENDA A VER LO QUE DIOS VE CAPÍTULO 4 PONGA LAS PELÍCULAS MENTALES CORRECTAS Aún recuerdo lo que ocurrió cuando visité a una señora de mi congregación en el hospital. Heather había sufrido una embolia que le había dejado la parte izquierda de su cuerpo completamente paralizada. Mientras oraba por ella, levantó su mano derecha en un gesto de oración. De manera sorprendente, su mano izquierda imitó esa acción, aunque más lentamente, pero fue algo que no había podido hacer debido a su embolia. Por la gracia de Dios, estaba comenzando a experimentar sanidad en su cuerpo, volviendo a tener sensaciones de nuevo en su brazo izquierdo. Unos instantes después, no obstante, mientras yacía en la sala de cuidados intensivos, intubada y conectada a un equipamiento médico incesantemente sonoro, su brazo izquierdo comenzó a temblar con fuerza. “No se preocupe por orar porque algo suceda”, le aseguré a Heather. Sonriéndole, le hice un gesto a uno de mis pastores que estaba allí conmigo, y le dije a ella: “Deje que nosotros oremos por usted”. Después, dando golpecitos con mi dedo índice sobre mi sien, le dije: “Pero observe sus movimientos mentales. Asegúrese de poner los movimientos correctos en su mente”. ¿A qué me refería con eso? Le estaba diciendo que viera lo que Dios ve e ignorase todos los sonidos, olores e imágenes que sus sentidos naturales estaban recibiendo en el entorno del hospital. Le estaba animando a llenar su mente con imágenes mentales de ella misma siendo sanada, fortalecida y recibiendo el amor de su familia en casa. No quería que siguiera viendo todos los peores casos posibles en su mente. Después le dije: “Es necesario un pensamiento para sanar otro pensamiento”. Fue una palabra que había recibido en mi espíritu para ella. Por alguna razón, sentí que el enemigo había tenido éxito al plantar un pensamiento erróneo o imagen mental en su mente, y que eso había que arrancarlo y reemplazarlo con los pensamientos, imágenes y creencias correctas que están basadas en la invariable Palabra de Dios. Poco después de nuestro encuentro, Heather fue dada de alta del hospital y su condición mejoró. Aprender a ver lo que Dios ve es un factor poderoso para creer correctamente. Conlleva reemplazar sus creencias erróneas por creencias correctas basadas en la Palabra de Dios. Aprenda a ver como Dios ve Aprender a ver lo que Dios ve es un factor poderoso para creer correctamente. Conlleva reemplazar sus creencias erróneas por creencias correctas basadas en la Palabra de Dios. Cuando Jesús vio al hombre de la mano seca, no sólo vio la mano seca, sino que vio que había más que gracia suficiente para que esa mano quedara totalmente sana. Jesús le dijo al hombre: “Extiende tu mano”. El hombre así lo hizo, y su mano fue completamente sanada y restaurada como su otra mano (véase Marcos 3:1-5). Ahora bien, usted no le dice “extiende tu mano” a alguien cuya mano está obviamente seca y lisiada a menos que vea de otra forma. Jesús ve distinto a usted y yo. Por eso tenemos que regresar a la Palabra de Dios y aprender a ver lo que Él ve. Cuando Jesús ve una enfermedad, carencia o alguien atrapado en temor, culpa, adicción y pecado, Él no sólo ve el problema, sino que ve la sanidad, gracia y poder de Dios sobreabundante en esa área de debilidad. Usted también puede cambiar lo que cree viendo más allá de lo que ven sus ojos naturales. Intente ver lo que Dios ve. En su área de carencia, lucha o desafío, vea su sobreabundante gracia alrededor de toda su situación actual. Jesús le dice hoy: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9). Entréguele al Señor Jesús todas sus debilidades, fracasos y errores y vea cómo Él transforma sus debilidades en fortalezas. En su área de carencia, lucha o desafío, vea su sobreabundante gracia alrededor de toda su situación actual. Lo que usted cree es poderoso, por lo cual ¿actúa en base a lo que usted ve o a lo que Dios ve? Quizá no pueda impedir que los pensamientos negativos se crucen por su mente o las emociones impropias como el temor atenacen su corazón, pero definitivamente sí puede anclar sus pensamientos y emociones en la inconmovible Palabra de Dios. Ciertamente puede asegurarse de creer correctamente con respecto a lo que Dios dice acerca de usted en su Palabra, la cual contiene sus promesas preciosas para usted. Cuanto más aprenda y crea correctamente acerca del amor de Él y lo que dice su Palabra acerca de su situación y su vida, más alineará sus pensamientos con los pensamientos de Dios acerca de usted. Comenzará a desarrollar pensamientos de paz y no de mal, pensamientos de esperanza y de un futuro brillante (véase Jeremías 29:11). El apóstol Pablo dice: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento…” (Romanos 12:2). Como puede ver, Dios no quiere que pensemos como piensa el mundo, o que veamos como el mundo ve, y seamos atados por todo tipo de temores, preocupaciones y hábitos poco saludables. Él quiere que renovemos nuestra mente. ¿Cómo? Creyendo y meditando en las verdades reales que se encuentran solamente en su Palabra, para que podamos experimentar transformación y sanidad en cada aspecto de nuestra vida. La palabra “renovar” es la palabra griega anakainosis, que el diccionario griego Thayer define como “saneamiento, renovación, un cambio completo para bien”.1 Me gusta la palabra “renovación”. Ciertamente nuestra mente necesita una revisión total a través de la Palabra de Cristo. ¿Quién es su decorador de interiores? Si va a revisar y renovar su mente, ¿a quién va a contratar como su decorador de interiores? No deje que los periódicos matinales, amigos negativos, o canales de televisión sean su decorador de interiores. ¡No se conforme a este mundo! Muchos estamos enredados con la información, las ideas y los pensamientos de este mundo. Vivimos en una era donde tenemos fácil acceso a cantidades enormes de información y conocimiento. ¿Necesita saber algo en un santiamén? Tan sólo haga una búsqueda en Google en su teléfono. No obstante, esta acumulación masiva de conocimiento no nos ha hecho más felices o más libres. La gente está más conectada que nunca, pero nunca se ha sentido tan sola, aislada y distante. Tenga cuidado también de no dejar que el diablo sea su decorador de interiores para su mente. Puede imaginárselo escogiendo las cortinas más sombrías, los tapizados más tristes y el mobiliario más espantoso para adornar las diferentes salas de su mente. La paleta de colores para sus paredes y techos se seleccionaría en base a su Pantone favorito de tonos grises sombríos hasta los negros depresivos. Su misión es que sus pensamientos estén rodeados de oscuridad, pesimismo y derrota. Si es usted derrotado en su mente, entonces para él, la batalla ya está ganada. No se enrolle en el temor Cuando andaba haciendo la compra cierto día con mi esposa, un hombre se acercó a mí y se presentó. Compartió conmigo que había estado escuchando mis mensajes por muchos años y que había estado asistiendo a nuestra iglesia regularmente. Derek era un exitoso hombre de negocios. Su empresa iba a paso ligero, se estaban abriendo muchas oportunidades y todas las cifras de sus ventas tendían al alza. Pero no siempre fue así. En los primeros tiempos, el estrés de llevar una empresa nueva le consumía. Derek me dijo que durante esos días, como era su costumbre y rutina, compraba el periódico en la mañana y leía un artículo acerca de cómo alguien de su género y edad había muerto repentinamente de un ataque al corazón. No podía explicarlo, pero desde el momento en que leía el artículo del periódico, era como si el aire de su sala comenzara a agotarse, y empezaba a experimentar dificultades respiratorias. El temor había comenzado a enrollarse alrededor de su corazón como una pitón. La constricción es un método documentado usado por varias especies de serpientes para matar gradualmente a su presa. Se ha realizado una investigación muy interesante sobre cómo algunas constrictoras matan a sus presas. Contrariamente a la opinión popular, la serpiente no aplasta y rompe los huesos de sus víctimas para matarlas, sino que más bien una serpiente constrictor como una boa o una pitón matan a su presa asfixiándola. Usa la inercia de su ataque para enrollarse alrededor del cuerpo de su víctima. Luego aprieta (cada vez que su víctima exhala) y aprieta hasta que su víctima ya no puede respirar más.2 Sin embargo, mientras estudiaban por qué algunas presas mueren más rápido que lo que aguantarían si fueran asfixiadas, algunos investigadores han lanzado la hipótesis de que la presión de la constricción produce un aumento de presión en la cavidad corporal de la presa que es mayor que lo que puede resistir el corazón, dando como resultado un paro cardiaco. Aunque la investigación de esta teoría aún está abierta, es científicamente demostrable que ciertas serpientes pueden ejercer presión suficiente como para que esto sea posible. Por ejemplo, una anaconda verde tiene una fuerza de constricción de 6 kg/cm2, ¡lo cual equivale efectivamente a una fuerza total de 4.000 kg!3 ¿De qué forma es relevante todo esto para nuestro estudio del poder de creer correctamente? Nuestro adversario es una vieja serpiente muy astuta. Sería para nosotros prudente entender su estrategia contra nosotros, para que, como dice la Biblia, “para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Corintios 2:11). Sus métodos no han cambiado, y aunque no tiene un poder verdadero porque Jesús le ha desarmado en la cruz (véase Colosenses 2:15), sabe que puede usar los pensamientos negativos para infundir temor en nuestro corazón. Establezca su corazón en el amor de Dios La Palabra de Dios también establece una correlación directa entre el temor y las enfermedades del corazón. Al describir los acontecimientos de los últimos tiempos, Jesús dijo que el temor haría que el corazón de los hombres fallara. Sin embargo, anima a los creyentes: “no os alarméis; porque es necesario que estas cosas acontezcan primero…” (Lucas 21:9), afirmando su firme control sobre todo lo que ocurrirá en el futuro. Asegurándonos por qué no hay necesidad de tener miedo, Él añade: “erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” (Lucas 21:28). Sólo una revelación de su perfecto amor puede echar fuera todo temor. Dios quiere que nuestro corazón esté en paz, que tenga descanso. Su Palabra nos dice: “La paz en el corazón da salud al cuerpo” (Proverbios 14:30, NTV). La paz se produce cuando nuestros corazones y mentes están anclados en su amor y no en el temor. Y sólo una revelación de su perfecto amor puede echar fuera todo temor. Usaré diferentes versiones de la Biblia durante el trascurso de este libro, pero le animo enfáticamente a memorizar este versículo. Será una fuente de gran consuelo espiritual, físico y mental para usted durante toda su vida: En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. —1 Juan 4:18-19 Observe cómo la Palabra de Dios dice con total rotundidad que el temor conlleva castigo. Querido amigo, Dios no es su castigador; el diablo lo es. Dios no es el autor del temor; el enemigo lo es. El temor y la seguridad no pueden coexistir. ¿Realmente puede usted amar a alguien al que teme? Claro que no. El temor siempre lleva a la inseguridad. Así que Dios no quiere que usted le tema. De hecho, Jesús nos definió el temor de Dios como la adoración de Dios, no el temor que lleva implícita la idea de recibir el castigo de un Dios enojado. (Hablo más de la definición de Jesús acerca del temor del Señor en el capítulo 15). La verdad es que Dios quiere que usted reciba su perfecto amor, total aceptación y gracia abundante. Si ha recibido alguna enseñanza que contradiga esto, tan sólo recuerde que en el amor no hay temor. Y Dios es amor (véase 1 Juan 4:8, 16). El temor es la estrategia del enemigo, no de Dios. El diablo usa el temor para castigarle y manipular sus pensamientos, igual que hizo con el hombre al que yo había conocido. El temor es la estrategia del enemigo, no de Dios. Cómo entra el temor Derek había estado leyendo inocentemente el periódico matutino, y en un instante, el temor golpeó como una pitón y ejecutó su presión sobre el corazón. Comenzó con dificultad para respirar, y después el pobre hombre comenzó a experimentar todo tipo de imaginaciones malvadas. En el ojo de su mente, Derek podía verse entrando a solas en el trastero de su casa para hacerse con algunas cosas (algo que frecuentemente solía hacer), pero tenía imágenes mentales de él mismo haciéndose daño en el proceso, sin que nadie supiera jamás que necesitaba asistencia médica. Todos los días, Derek sentía la presión constrictora del temor atenazando su corazón. Comenzó a obsesionarse con que se haría daño y moriría hasta el punto de tener temor a ir solo a ningún sitio. No hace falta decir que entró en una espiral descendente a medida que su opresión mental empeoraba. Imágenes de sí mismo haciéndose daño se proyectaban una y otra vez en su mente como una película de terror en cámara lenta, y sufría graves crisis de ataques de ansiedad paralizantes. Cuando su dificultad para respirar aumentó, Derek fue a un hospital, convencido de estar gravemente enfermo. Pero tras numerosas pruebas, el doctor le dijo: “Usted no tiene un problema de corazón. Tiene un problema de ansiedad. Por favor, deje su cama a alguien que realmente tenga un problema de corazón”. Anteriormente un individuo fuerte y saludable, Derek había sucumbido bajo la presión de la constricción de la serpiente. Encienda la luz de las palabras de Dios Afortunadamente, un voluntario que sirve como ujier los domingos en nuestra iglesia invitó a Derek a asistir a una de nuestras reuniones de grupos de cuidado. Derek compartió conmigo que el líder del grupo de cuidado le animó a leer la Palabra de Dios cada mañana y orar en el Espíritu durante treinta minutos cada día mientras conducía su automóvil hasta su trabajo. “Escuchaba sus mensajes una y otra vez en mi automóvil”, dijo Derek mientras compartía su testimonio. “En uno de sus mensajes, dijo que nos enfocásemos en la Palabra de Dios y no en nuestros problemas. Y eso es exactamente lo que hice. Comencé a apartarme de esos pensamientos oscuros y a permitir que la luz de las palabras de Jesús entrara en mi situación”. Amigo, ¿cree usted que los pensamientos de Dios son mayores que los pensamientos del maligno? ¿Cree que su luz es mayor que cualquier oscuridad? Imagínese entrar en una sala que está en oscuridad total. Cuando usted enciende el interruptor de la luz, ¿acaso la oscuridad consume la luz, o es la luz la que repele la oscuridad? Para este precioso hermano, su cambio comenzó cuando encendió la luz de la Palabra de Dios y permitió que esta brillase sobre él y su situación. Entendió que tenía miedo a estar a solas debido a su creencia irracional de que por alguna razón se lastimaría y moriría. Y comenzó a darse cuenta de que era una clara mentira del fondo del infierno. Compartió que uno de sus versículos favoritos que le dio tanto valor como consuelo durante esa etapa oscura fue el Señor diciéndole: “No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5). Declaraba este versículo cada vez que tenía temor, y luego se decía a sí mismo: “El Señor es mi ayudador; no temeré” (Hebreos 13:6). Equipado con la Palabra de Dios, Derek comenzó a poner las películas mentales correctas en su mente. Cada vez que atacaba la ansiedad y cada vez que comenzaban a surgir en su mente malas imaginaciones, blandía estos versículos como un arma contra la arremetida del ataque de la serpiente. Una y otra vez, proclamaba: “No te desampararé, ni te dejaré. El Señor es mi ayudador; no temeré”. Cuanto más decía eso, más comenzaba a aflojarse y debilitarse la presión de la serpiente. Se dio cuenta de que podía respirar de nuevo sin dificultad y su corazón ya no se sentía comprimido. Fortalecido por la Palabra, comenzó a ver al Señor con él siempre. Comenzó a verse lleno de salud y protegido de todo mal mientras avanzaba cada día. Derek fue completamente sanado y liberado de todos sus temores cuando comenzó a reemplazar las películas mentales incorrectas que había estado reproduciendo en su mente por las correctas. ¿Qué películas mentales está usted reproduciendo en su cabeza hoy? ¿Son pensamientos de derrota y desesperación, o pensamientos de victoria y favor? La fe es simplemente decir lo que Dios dice acerca de usted y ver lo que Dios ve en usted y su situación. Reemplace pensamientos negativos por los pensamientos de Dios ¿Se acuerda de lo que compartí antes acerca de cómo se necesita un pensamiento para sanar otro pensamiento? A diferencia del mundo, que enseña que debe vaciar su mente para alcanzar la paz, la manera de Dios es llenar su mente de pensamientos nuevos, poderosos y redentores. El apóstol Pablo nos dice: “Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza” (Filipenses 4:8, NTV). Así que no se trata tan sólo de intentar eliminar malos pensamientos con su fuerza de voluntad. Se necesita un pensamiento que reemplace a otro pensamiento. Se necesita una creencia correcta que reemplace una creencia errónea. Necesita la verdad de Dios para reemplazar las mentiras del enemigo que le han mantenido atado. Se necesita una creencia correcta que reemplace una creencia errónea. Necesita la verdad de Dios para reemplazar las mentiras del enemigo que le han mantenido atado. Querido amigo, si un pensamiento malo o negativo está alojado en su mente hoy y no es capaz de sacárselo de ahí, ¡deje de intentarlo! Quizá está tumbado en la cama de un hospital y no puede dejar de pensar que le va a ocurrir lo peor. Está intentando no pensar eso, pero no ve fruto. Bien, ¡déjelo! Deje de intentar borrarlo de su mente. Eso no funciona. Lo que tiene que hacer es reemplazar ese pensamiento destructivo por un pensamiento que provenga de Dios. Esa es la única manera de tratar un mal pensamiento y comenzar el proceso de sanidad. Comience a meditar en verdades como: “Ciertamente Jesús ha llevado mis enfermedades y dolencias. El castigo de mi paz fue sobre Él, y por su llaga he sido sanado. Me proveerá de larga vida” (véase Isaías 53:45 y Salmos 91:16). Ponga películas mentales de usted mismo mejorando, siendo dado de alta del hospital, divirtiéndose con sus hijos, ¡o yéndose de vacaciones! Mantenga sus pensamientos en Jesús Usted necesita la verdad de la Palabra de Dios para arrancar una creencia errónea. Métase en la Palabra, y métase en los pensamientos de Él. Si ve que su mente intenta caer en pensamientos ansiosos por las cosas más pequeñas, memorice y cite este versículo: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3). Usted necesita la verdad de la Palabra de Dios para arrancar una creencia errónea. Siempre que me siento estresado o preocupado por algo, me aparto del ajetreo de la vida y simplemente medito en las promesas de Dios. A veces me gusta conducir a un parque tranquilo, y mientras suena una música tranquila en mi automóvil, me alimento de su Palabra mientras la declaro, permitiendo que penetre en mi espíritu: “La Palabra de Dios declara: ‘Tú guardarás en completa paz, a aquel cuyo pensamiento está en ti’”. Y le digo al Señor: “Sí, Señor, eres tú quien me guarda en completa paz. La paz completa viene de ti. Sólo tengo que descansar en tu gracia y mantener mi mente en ti. No necesito pensar qué hacer con este desafío. Al confiar en ti y mantener mi mente en ti, tú me guiarás y dirigirás. Mi confianza no está en mi propia fuerza, sino en ti y sólo en ti, Jesús”. ¿Qué consigo con eso? En vez de permitir que el estrés y la preocupación se adueñen de mí, estoy entrenando mi corazón para ver cómo ve Dios mis desafíos. Cuanto más grande sea Dios en mi corazón, más pequeños serán mis desafíos. De hecho, muchas veces cuando me relajo y mantengo mi mente en el Señor, su paz y sabiduría comienzan a fluir en mí, y el desafío que antes me preocupaba tanto se vuelve diminuto e intrascendente en la presencia del Dios Todopoderoso. ¿Está usted ante una circunstancia insuperable hoy? Vea lo que Dios ve, y permita que su paz expulse su ansiedad. Deje que la sabiduría de Él dirija sus pensamientos. ¿Qué clase de tierra hay en su corazón? La clave para ver lo que Dios ve es basar sus creencias en su Palabra segura e inconmovible. Desgraciadamente, no todo el mundo cree en lo que dice la Palabra de Dios sobre ellos. Jesús comparte esto en la parábola del sembrador (véase Mateo 13:3-9, 18-23). En esta parábola, un sembrador sembró semillas que cayeron en cuatro tipos distintos de terreno. El sembrador aquí es una imagen de alguien que comparte la Palabra de Dios El terreno es una imagen de cómo el oyente recibe la Palabra. Observará en esta parábola que el sembrador no controla el tipo de terreno en el que caen las semillas. Usted y yo tenemos que decidir por nosotros mismos cómo recibe nuestro corazón la Palabra de Dios. ¿Queremos ver lo que Dios ve, o decidimos en cambio ver las cosas a nuestra manera? La parábola comienza con las semillas de la Palabra de Dios que caen junto al camino. Esto significa que incluso antes de que la Palabra pueda profundizar en el corazón del oyente, el enemigo la roba mediante su propia duda e incredulidad. Por ejemplo, quizá usted está leyendo este libro ahora mismo y piensa: “Dios nunca podrá amarme. He cometido muchos errores vergonzosos. Nunca podré liberarme de mis adicciones. Esta es mi vida, y nada puede cambiar eso”. Si este es su caso, sólo quiero animarle a que esté abierto y receptivo a la sobreabundante gracia de Dios mientras lee detalladamente lo que está escrito en este libro. Abra su corazón, y permita que el amor de Él le llene y le sane. Permita que restaure su fe. Dios nunca le hará daño. Él nunca le obligará a que se haga todo como Él quiere. Usted tiene que decidir si dejar que sus palabras de vida entren en su corazón, se arraiguen y le establezcan en su gracia, o permitir que sus palabras caigan junto al camino. Siga escuchando acerca de la bondad de Dios La parábola después sigue hablando acerca del terreno pedregoso. Esto habla de los oyentes que escuchan la Palabra de Dios y la reciben con alegría, pensando: “Vaya, Dios me perdona y acepta tal y como soy. ¡Eso es maravilloso!”. Sin embargo, no tienen el fundamento de la gracia para sostener la Palabra en su corazón. En el momento en que su conciencia les condena con culpabilidad, se olvidan de todo lo que han aprendido acerca del amor incondicional de Dios hacia ellos y regresan rápidamente al círculo de derrota y condenación. Por eso es tan importante seguir escuchando mensajes que estén llenos de lo que Jesús ha hecho por usted en la cruz y llenar su corazón con sus nuevas verdades del pacto. “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales” (Colosenses 3:16). Cuando usted permite que las palabras de Jesús moren abundantemente en usted en toda sabiduría, las semillas de su verdad, su amor y su perdón germinarán y echarán raíces en su corazón. Cuando llegue la adversidad, su creencia en Dios no será arrancada fácilmente ni el enemigo la robará. Cuando llegue la voz de condenación, su corazón estará fortalecido con la verdad de Dios, acuartelado por su gracia y armado con la eterna sangre de Jesús. Será un creyente contra quien “ninguna arma forjada… prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio” (Isaías 54:27). La culpa y la condenación no podrán penetrar en su corazón cuando sea consciente de su justa identidad en Cristo. Cuando sean expuestas las mentiras acerca de usted a la luz de la verdad de Dios, se quedarán obsoletas y no podrán más atormentar su mente. La culpa y la condenación no podrán penetrar en su corazón cuando sea consciente de su justa identidad en Cristo. Priorice la Palabra antes que ir en pos de lo material El siguiente terreno, el terreno de espinos, habla de las personas que oyen la Palabra de Dios, pero en vez de creerla, su corazón se llena con los afanes de este mundo. Para ellos, las verdades de Dios no son prácticas. Es tan sólo una jerga espiritual, y están más interesados en cómo hacer más dinero y en otras cosas materiales transitorias. Como resultado, llevan un estilo de vida extremadamente estresado, preocupándose por el dinero y sin ver nunca la manifestación de buenos frutos en su vida. ¿Sabe que hay muchas personas en el mundo que tienen mucho dinero, pero en realidad son pobres cuando se trata de poseer lo que realmente importa? Me gustaría decirlo de esta manera: hay muchas personas “pobres” que tienen mucho dinero. Usted puede comprar pastillas para dormir con dinero, pero no puede comprar un dulce sueño. No puede comprar la paz para su mente, el perdón para su corazón y la salud para su cuerpo. No haga de los placeres de este mundo y de hacer más dinero sus únicas metas en la vida y termine viviendo en constante estrés, temor y ansiedad. La Biblia dice: “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Marcos 8:36). Jesús le ama, y Él puede quitar todo espino de ansiedad en su corazón si se lo permite. Descanse en Jesús, su proveedor. Él es el pastor de su alma, y en Él no hay carencia alguna (véase Salmos 23:1). Decida ser buena tierra La última tierra en la parábola es de lo que se trata este libro. Esta tierra habla de personas que creen en el poder de creer correctamente, personas cuyo corazón está abierto, receptivo y listo para recibir todo lo que Dios tiene para ellas. Habla de personas que están listas para permitir que su Palabra eche raíces en sus vidas. Mientras lee este libro, quiero animarle a verse como una tierra buena y fértil. No deje que la preciosa Palabra de Dios caiga junto al camino debido a la incredulidad. No sea el terreno pedregoso que cede fácilmente cuando llega la oposición. A su vez, tampoco permita que las promesas de Él para su vida se vean ahogadas por los afanes de este mundo. Sea una buena tierra: un corazón receptivo que está anclado en la gracia de Dios. A medida que se alimenta de su Palabra y ve lo que Él ve, ¡seguro que conseguirá su treinta, sesenta, y ciento por uno en todas las áreas de su vida! CAPÍTULO 5 VÉASE COMO DIOS LE VE Mi equipo recibió un correo electrónico muy alentador de Ron, uno de nuestros asociados ministeriales clave. Ron compartió que tenía un buen amigo llamado Tyler, compañero de la universidad, y al que consideraba su mejor amigo. Tyler provenía de una buena familia cristiana, era bueno en los deportes y estaba viviendo el “sueño americano”. Sin embargo, después de la universidad, Tyler comenzó a salir con quien no le convenía en el trabajo y se metió en un problema serio de drogas y alcohol, lo cual a su vez le condujo a una serie de errores devastadores. En un periodo de veinticuatro meses, Tyler había perdido todo lo que consideraba precioso en su vida. Avergonzado y miserable, Tyler abandonó la iglesia y casi abandona también la vida, a Dios y la gracia. Pero Dios, en su gracia, aún estaba acercándose a Tyler (a través de Ron), como Ron contaba bien en su correo: Una noche, mientras corría por un parque y escuchaba un mensaje del pastor Prince, sentí que Dios me animaba a enviarle a Tyler un mensaje de texto. Sentí que Dios quería que le preguntase a Tyler: “¿Qué ve Dios cuando te mira?”. Así que mientras trotaba, escribí exactamente esas palabras. Después de un largo rato, recibí su respuesta con otro mensaje: Tyler: “¿Estás en serio?”. Ron: “Sí”. Tyler: “Bueno… Estoy seguro que nada bueno”. Ron: “Jesús”. Tyler: “¿Qué quieres decir?”. Ron: “Quiero decir que cuando Dios te mira, ¡ve a Jesús!”. Treinta minutos después, recibí este mensaje: Tyler: “Gracias, amigo, no tienes idea de cuánto necesitaba oír eso”. ¿Bendeciría su corazón saber que el texto que Ron le envió a Tyler es el mismo mensaje que Dios quiere que usted reciba hoy? Creo que al igual que Tyler, cientos de miles de creyentes pasan por la vida creyendo que el amor de Dios hacia ellos depende de sus acciones. Muchos creen sinceramente que Dios se avergüenza de ellos por sus errores y fracasos. O bien no han oído o se les ha olvidado que Jesús no sólo pagó por nuestros pecados, sino que también llevó nuestra vergüenza. En algún lugar durante el camino hemos perdido de vista que la gracia de Dios “sobreabunda” (Romanos 5:20). ¡Hemos subestimado la medida de su gracia! Jesús no sólo pagó por nuestros pecados, sino que también llevó nuestra vergüenza. ¿Qué es lo que realmente cree? Mi amigo Ron estaba escuchando uno de mis mensajes acerca de nuestra identidad de justicia en Cristo cuando sintió que el Señor le guiaba a enviar a su amigo Tyler esa pregunta para hacerle pensar: “¿Qué ve Dios cuando te mira?”. Creo que es una gran pregunta, y si usted tuviera que responder esta pregunta sinceramente hoy, revelaría lo que realmente cree en su corazón acerca de Dios. La mayoría de las personas, cuando las cosas les van bien, creen que Dios está contento con su comportamiento y conducta. Sin embargo, creen que todo cambia cuando fallan y cometen errores. Podrían ser cosas como perder los nervios en la carretera, visitar una página web que no deben, o decir palabras hirientes a un ser querido. En el momento del error, creen que cuando Dios les mira, no ve nada bueno. Creen que está enojado y decepcionado con ellos y quiere castigarles por sus errores. ¿Qué esperanza queda en la creencia de que cuando hace las cosas bien usted es bendecido, pero cuando falla es maldecido? Así era exactamente como funcionaba el antiguo pacto de la ley. El antiguo pacto era un sistema imperfecto. Observe cómo en el libro de Hebreos, Dios mismo encontró fallos en ese pacto y quiso reemplazarlo: “Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo… He aquí vienen días, dice el Señor, en que estableceré… un nuevo pacto” (Hebreos 8:7-8). ¿Ha oído acerca del nuevo pacto de la gracia? Amigo, estoy aquí para anunciarle que Dios ya ha hecho un nuevo pacto. El nuevo pacto que Él ha instituido es el pacto de la gracia que usted y yo disfrutamos hoy. Es un pacto en el cual Él declara: “Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades” (Hebreos 8:12). ¡Aleluya! Dios puede ser misericordioso con todas sus injusticias y no acordarse más de sus pecados porque ya se ha efectuado el pago total por sus pecados en el cuerpo de Jesús en la cruz. Por tanto, cuando Dios le mira hoy, Él no le juzga, estima y mide según sus imperfecciones. Él le ve en el Amado, le ve en Cristo, y Él ve la sangre que su querido Hijo Jesús derramó por usted. Cuando Dios le mira hoy, ve a Jesús. Por eso, sus pensamientos hacia usted son pensamientos de bien, perdón, bendición y favor. Jesús pagó un precio muy alto en la cruz para que usted pueda vivir completamente aceptado e incondicionalmente amado por Dios. Conocer y saber esto marcará la diferencia en cómo viva su vida, sin importar lo que tenga que afrontar. Pero pastor Prince, ¡yo no merezco este amor de Dios! ¡Tiene toda la razón! Si fuera por lo que merecemos hoy, todos nosotros (yo incluido) mereceríamos ser castigados por nuestros pecados. ¿Sabe que el castigo por el pecado no es simplemente una palmada en la mano? Esto no es algo que podamos endulzar: la paga del pecado es muerte (véase Romanos 6:23). En otras palabras, si usted y yo recibiéramos lo que merecemos, el castigo que merecemos por nuestros pecados es la muerte. E incluso así, nuestra muerte nunca podría pagar adecuadamente nuestros pecados, porque nuestra sangre no es una sangre inmaculada, sin pecado. Por eso me gusta recordar a la gente que desea ser justificada por su propia justicia, que eso sencillamente es imposible. Todos nosotros tenemos una deuda que jamás podremos pagar. La buena noticia es que Jesús llevó la sentencia de muerte por nosotros en la cruz. ¿Merecía Él ser crucificado en la cruz? ¡Claro que no! Él escogió la cruz para que su sangre inocente y sin pecado pudiera limpiarnos de todos nuestros pecados. La cruz permanece, para toda la eternidad, como una declaración del amor eterno de Jesús por nosotros. En la cruz, Jesús fue suspendido entre el cielo y la tierra como el sacrificio por nuestros pecados. Él llevó cada castigo que nosotros merecíamos. Él absorbió cada sanción que la ley demandaba por nuestros pecados. La cruz permanece, para toda la eternidad, como una declaración del amor eterno de Jesús por nosotros. Tan sólo crea ¿Sabe por qué Jesús escogió la cruz? Juan 3:14-15 nos da la respuesta: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Él fue a la cruz para que todo aquel que cree en Él, pueda recibir el regalo de la vida eterna. Todo aquel que cree. Eso es lo único que tiene que hacer para entrar en la herencia que se compró para usted con la sangre del Hijo de Dios. Creer en ÉL. Creer en Jesús. Creer en lo que Él ha hecho por usted en la cruz. Creer que todos sus pecados le han sido imputados a Él y que toda su justicia le ha sido imputada a usted. Creer en el intercambio divino. Creer en su amor. Creer que todos sus pecados han sido llevados en la cruz y que por medio de Jesús usted ha recibido los regalos de la justicia y la vida eterna. Hay mucho que extraer de Juan 3:15. Vuelva a leer este versículo. Dígame: ¿quién es apto para la salvación? La Palabra de Dios no dice: “Todo aquel que le obedece perfectamente”. No dice: “Todo aquel que nunca falla”. Y tampoco dice: “Todo aquel que cumple todos sus mandamientos”. Simplemente dice: “Todo aquel que cree en Él”. Todo aquel que cree en Él no perecerá sino que tiene vida eterna. La única acción que se requiere de usted ¡es creer! Pastor Prince, ¿cómo es posible que tan sólo creer en Jesús pueda hacerme justo? Debe de haber algo más que deba hacer para ganarme y merecer el amor de Dios por mí. No lo descarte tan sólo porque suene simple, y no subestime el poder de creer correctamente. Cuando usted cree correctamente, cuando cree que es justo por medio de Jesús, terminará produciendo los frutos de justicia. El apóstol Pablo hace referencia a los “frutos de justicia” en Filipenses 1:11, y especifica que son “por medio de Jesucristo”. Cuando usted fija sus ojos en Jesús y solamente en Jesús como la fuente de su justicia y perdón, termina produciendo los frutos de justicia, santidad y carácter moral. Sin duda, la Biblia nos dice que cuando no vemos o se nos olvida que hemos sido limpiados de nuestros pecados, es cuando terminamos careciendo de dominio propio, bondad y amor fraternal (véase 2 Pedro 1:5-9). ¿Puede ver cómo cuando cree correctamente, termina viviendo correctamente? Así, ¡haga de Jesús, su perdón y su amor, el centro de cada área de su vida! ¡Haga de Jesús, su perdón y su amor, el centro de cada área de su vida! Levantando a Jesús en alto El renombrado líder de alabanza y compositor ganador de un premio Grammy, Israel Houghton, es un buen amigo mío. Después de oír mi mensaje en una conferencia acerca de hacer a Jesús el centro de nuestra vida, me dijo que recibió la inspiración para escribir la canción “Jesús en el centro”, la cual escribió juntamente con Adam Ranney y Micah Massey. Esta canción se ha convertido en un himno que cantan los cristianos por todo el mundo. Siempre que me encuentro con Israel, bromea diciéndome que está considerando seriamente darme un cheque por las regalías, ya que cada vez que me oye predicar acerca de Jesús, recibe inspiración para una nueva canción. Bueno, Israel, si estás leyendo esto, aún no he recibido nada en mi buzón de correo, amigo. Claro está, ¡sólo estoy bromeando! Estoy verdaderamente agradecido de que cada vez más el nombre de Jesús sea levantado por todo el mundo. De hecho, en uno de mis viajes a Israel, me encontré con Adam Ranney. Me estuvo contando cómo le había impactado mi ministerio porque Cristo siempre recibe el lugar central. Todo esto realmente me anima mucho, porque hace más de dos décadas recibí el mandato del Padre de llevar a la iglesia de regreso a su Hijo. Es triste, pero hay algunas iglesias en las que oirá sólo acerca de cómo debe comportarse usted, pero no oirá el nombre de Jesús. No oye acerca de la cruz, y no oye acerca de que usted ha sido hecho justo en Cristo. No oye cómo Dios le ve en Cristo hoy. Por eso estoy tan emocionado y bendecido al saber que el glorioso nombre del Señor Jesús está siendo levantado y exaltado cada vez más por todo el mundo. ¡Para eso vivo! La gente me llama un predicador de la gracia, y tienen razón. Pero por encima de todo, ¡mi pasión es tan sólo ser alguien que señala a la gente a Jesús! Sé que cuando la belleza, la perfección y el amor de Jesús sean revelados en las vidas de las personas, sus vidas serán transformadas, y no volverán a ser nunca los mismos. Los libros de autoayuda le dicen lo que usted debe hacer. Mis mensajes y libros son acerca de Jesús ayudándole, señalándole a usted a Jesús ¡y lo que Él ha hecho por usted! No importa cuántas veces haya fallado. Cuando usted pone a Jesús como el centro de su vida, Dios hará que sus bendiciones, favor y gracia fluyan a su situación. Esa adicción con la que ha estado batallando dejará de ser. Esa pesada carga de culpa y condenación que ha estado llevando consigo durante años desaparecerá de sus hombros. Ese trastorno alimenticio, esa amargura y ese temor paralizante ¡serán todos ellos consumidos en la persona de Jesús! Escudado en Cristo Cuando comience a ver lo que Dios ve, su vida nunca volverá a ser la misma. Esto ya lo he dicho antes, pero merece la pena repetirlo: cuando usted se hizo creyente, ¡Dios dejó de verle como usted es! Cuando Él le mira hoy, ve a Jesús. Ahora usted está en Cristo. Cuando enseño esto en mi iglesia, me gusta ilustrarlo así: Tomo un bolígrafo común y corriente, lo coloco en medio de mi Biblia, y cierro la Biblia. “¿Pueden ver ahora el bolígrafo?”, pregunto a mi congregación, levantando mi Biblia. No, no pueden. Lo único que pueden ver es la Biblia. El bolígrafo ahora está totalmente escondido y escudado por las páginas de la Biblia. De igual modo, cuando usted acepta a Jesús, es escudado en Cristo. Cuando Dios le mira hoy, Él no le ve con todos sus defectos e imperfecciones. ¡Él sólo ve a su querido Hijo Jesús! Su Palabra dice: “para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado” (Efesios 1:6). Eso se refiere a usted, amigo. Por la abundante gracia de Dios, su favor inmerecido, ¡usted es aceptado y aprobado en Jesús, el Amado! Lo que esto significa es que Dios ya no le evalúa o juzga sobre la base de sus propios méritos. Ya no se trata de lo que usted ha hecho o no ha hecho. Su amor por usted no depende de sus acciones; depende de Jesús. Sin importar los errores que haya cometido, Él le ve lavado en la sangre de su amado Hijo. Como usted está en Cristo, tener un futuro bendecido no depende de lo mucho que se esfuerce por ser perfecto o lo mucho que trabaje por cambiarse a sí mismo. Depende de la persona de Jesús. No se trata de si usted merece ser bendecido, favorecido y victorioso. La pregunta es: ¿merece Jesús ser bendecido, favorecido y victorioso? La Biblia proclama: “pues como él es, así somos nosotros en este mundo” (1 Juan 4:17). ¿Merece Jesús ser bendecido, favorecido y victorioso? ¡Entonces usted también! Eso es lo que significa estar en Cristo Jesús. Significa que hoy, Dios le evalúa y le ve sobre la base de la perfección de Jesucristo. La justicia de Jesús es su justicia. De hecho, la Biblia explica que gracias a que Jesús, quien no conoció pecado, fue hecho pecado por nosotros, ahora nosotros somos la justicia de Dios en Cristo (véase 2 Corintios 5:21). ¿Merece Jesús ser bendecido, favorecido y victorioso? ¡Entonces usted también! Eso es lo que significa estar en Cristo Jesús. Su justicia es un regalo “Justicia” es un término legal. Significa tener un estatus correcto ante Dios. El Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y Nuevo Testamento exhaustivo de Vine define justicia como “el don de gracia de Dios a los hombres por el cual todos los que creen en el Señor Jesucristo son introducidos a la correcta relación con Dios”.1 En otras palabras, su estatus correcto ante Dios está basado en el estatus correcto de Jesús ante Dios. Hoy, usted es tan justo como Jesús porque su justicia proviene de Él. Él la compró para usted en la cruz. Cuando usted le recibió como su Señor y Salvador, Él retiró toda injusticia de una vez y para siempre y le dio su regalo de la justicia. Esta justicia es algo que nunca se puede obtener o lograr mediante su bien hacer; sólo se puede recibir creyendo correctamente en Jesús. Y ¿sabe lo que ocurre cuando usted recibe este regalo de la justicia? La Biblia declara que “mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia” (Romanos 5:17). Escuche bien; cuando usted reina, no lo hacen sus adicciones. Cuando usted reina, no reinan las enfermedades. Cuando usted reina, el temor, la depresión y todo obstáculo que le está impidiendo vivir su vida al máximo serán derribados y eliminados. Creer correctamente en cuanto a su estatus correcto en Cristo Hay mucha enseñanza hoy día sobre actuar correctamente, pero la respuesta se encuentra en creer correctamente acerca de su estatus correcto en Cristo. Por eso es tan importante que usted recuerde esto: su justicia (su estatus correcto) ante Dios es un regalo. Muchas personas batallan hoy día porque están intentando ganarse un estatus correcto ante Dios mediante su obediencia, esfuerzos y habilidades. Con sinceridad de corazón, creen que haciendo más buenas obras, siendo más obedientes, dejando más cosas por Jesús, orando y sirviendo más a Dios, Dios les bendecirá. Por favor, escúchenme bien ahí fuera. Yo estoy a favor de hacer todas esas cosas, pero si cree que esas cosas le ayudarán a ganarse la justicia, entonces es cuando se convierten en un problema. Por muy bueno que todo lo anterior suene, cuando las personas fallen en obedecer (cosa que les ocurrirá), cuando fallen en dejar más cosas por Jesús (les ocurrirá) y cuando no oren lo “suficiente”, lean la Biblia lo “suficiente” y sirvan en la iglesia lo “suficiente”, comenzarán a descalificarse consciente o inconscientemente como candidatos para recibir el amor, la presencia y las bendiciones de Dios. Y ¿quién determina qué es lo “suficiente”? El acusador de los hermanos aprovechará cada oportunidad que tenga para condenar a los creyentes por no hacer nunca lo “suficiente”. Cuando eso ocurra, comenzarán a caer en la trampa de la culpa, la inferioridad, la condenación y la vergüenza. El estatus correcto ante Dios no se puede merecer; es un regalo de Él, basado en su favor inmerecido. Ese es el problema. Cuando alguien basa su relación con Dios en sus propios méritos, siempre se queda cortos. Esa es la manera antigua: haga lo correcto, y Dios le bendecirá; haga lo incorrecto, y será maldecido. Desgraciadamente, el hombre no tiene la capacidad de merecer la bendición de Dios a través de sus acciones. Incluso bajo el antiguo pacto, nadie fue bendecido por obedecer a Dios de manera perfecta. Fueron bendecidos por la justicia temporal que recibían mediante la sangre de becerros y cabritos. La sangre de esos sacrificios animales era meramente una sombra de la sangre que Jesús finalmente derramaría en la cruz para comprarnos el regalo de la justicia eterna. ¿Se da cuenta? Antes y ahora, el estatus correcto ante Dios no se puede merecer; es un regalo de Él, basado en su favor inmerecido. Ver la obra consumada produce las bendiciones de Dios El equipo que se encarga de mi ministerio de televisión recibió un correo electrónico de una preciosa señora de Texas. Nancy descubrió mi ministerio vía televisión, y comenzó a tener realmente una revelación personal de la bondad de Dios y de lo justa que ella era mediante la obra terminada de Cristo. Escribiéndome acerca de cómo la gracia de Dios no sólo ha impactado su vida sino también las vidas de toda su familia, nos compartía así: Cuando le vi por primera vez en televisión hace cinco años, me mostré bastante escéptica. Sin embargo, usted tenía algo diferente. Supe en mi espíritu que usted estaba enseñando el verdadero evangelio. Así que comencé a ver sus sermones cada día, a veces dos veces al día. Cuanto más veía, más reconocía la sabiduría de Dios en usted, y más quería tener una relación con Dios y Jesús. En ese entonces, estaba en horas bajas en mi vida y estaba a punto de poner fin a mi matrimonio. Incluso me estaba cuestionando mi fe y a Dios. No me daba cuenta de lo mucho que había mantenido a Dios metido en una caja, recurriendo a Él sólo en ciertas áreas de mi vida porque pensaba que me estaba juzgando. Cuando finalmente escuché la verdad del evangelio, ¡corrí con él! Nunca volveré a mirar atrás porque usted me ha enseñado la verdadera libertad que Jesús murió para darme. ¡Gloria a Dios! Una vez quitado el velo, me di cuenta de lo justa que soy, y Dios comenzó a bendecirme abundantemente. Mi matrimonio ha dado un giro total y cada vez se está fortaleciendo más. Hacemos doce años de casados, y le doy gracias a Dios por las cuatro hijas hermosas y saludables con las que me ha bendecido. Dios también ha ascendido a mi esposo en su trabajo y ha recibido un aumento de sueldo. Además, Dios recientemente nos ha subido de nivel llevándonos a un barrio increíble, e incluso nos ha abierto puertas para una escuela particular subvencionada para dos de mis hijas. Él nos ha dado mucho favor, ¡ya que al menos hay quinientas personas en la lista de espera para esa escuela! Y eso no es todo. Hace como un año, cuando le estaba viendo enseñar en Israel, le dije al Señor calladamente en mi corazón: “Señor, quiero ir a Israel. No sé cómo lo podré hacer, pero lo quiero”. Nunca volví a pensar en ese viaje hasta principios de abril de este año, cuando Dios me regaló un viaje gratis a Israel y me abrió las puertas para ir. Mi Padre celestial me ha enseñado que soy su hija y que Él está dispuesto a cuidar de todas mis necesidades durante el resto de mi vida. ¡No hice nada para merecerlo! Mi luz está brillando, y todos quieren saber de qué se trata. No se imagina lo mucho que anima mi corazón escuchar historias reales de personas como Nancy y saber cómo Jesús ha transformado sus vidas y su caminar con Él. Estoy muy agradecido por personas como ella, que se toman la molestia de escribirnos y compartir cómo la revelación del perdón de Dios y su regalo de justicia les ha liberado para creer y recibir su provisión para cada necesidad. Recibimos correos cada día de personas de todo el mundo, que comparten con nosotros cómo escuchar acerca del amor y la gracia de Dios mediante nuestros programas de televisión, libros y recursos de multimedia ha revolucionado por completo sus vidas y les ha devuelto la esperanza para un futuro mejor. Y nos encanta oírles porque de eso se trata; ¡transformación de vida en las preciosas personas que Jesús murió para redimir! Vea lo que realmente ocurrió en la cruz Una vez, el Señor me mostró una visión de lo que ocurrió en la cruz. Vi cómo todos los pecados de toda la raza humana (mentiras, engaño, envidia, amargura, adulterio, adicción, ataduras, asesinatos) y todas las consecuencias del pecado (temor, enfermedad, culpa, dolencia y condenación) revolotearon alrededor de Jesús como un torbellino de espíritus y demonios, riéndose viciosamente, mofándose y atormentándole. Jesús era como una especie de imán para todos los pecados, y por voluntad propia aceptó todo este pecado en su propio cuerpo. Usted y yo nunca podremos imaginar el insoportable dolor que corrió por el cuerpo de Jesús en la cruz. Todo cáncer maligno, cada tumor, cada enfermedad y cada dolencia también recayó sobre Él al mismo tiempo. Aquel que no conoció pecado tomó sobre sí mismo el peso descomunal de los pecados más oscuros y repugnantes de todos los hombres. Él los tomó sobre sí. La Palabra dice: “El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias” (Mateo 8:17). “Mismo”: un pronombre singular reflexivo que significa la exclusión de usted y yo. Como Él mismo ha tomado todo el castigo, juicio y condenación de todos los pecados, usted y yo estamos excluidos de todo castigo, juicio y condenación por todos los pecados cuando le recibimos como nuestro Salvador. Pero la historia no termina ahí. Jesús no murió en la cruz en mitad de recibir sobre sí todos los pecados de la humanidad. Él lo tomó todo y lo aceptó todo sobre su cuerpo. Después el fuego del juicio de Dios fue desatado sobre su precioso Hijo, y sólo cuando todos y cada uno de los pecados habían sido castigados, fue cuando Jesús gritó: “¡CONSUMADO ES!”, momentos antes de dar su último aliento (véase Juan 19:30). ¿Puede verlo? Jesús aguantó en la cruz hasta que todos y cada uno de los pecados que usted haya cometido y cometerá jamás fue castigado sobre su propio cuerpo. Por eso llamamos a lo que Jesús logró en la cruz una “obra consumada”. Ver como Dios ve Ahora bien, ¿cuál es su parte hoy? Su parte es creer con su corazón y confesar con su boca que Jesucristo es el Señor de su vida y que todos sus pecados han sido pagados en la cruz. Si cree que todos sus pecados han sido perdonados, el pecado ya no tendrá poder sobre usted. No tiene que andar por ahí con una “montaña de pecado” sobre sus hombros, porque esta “montaña de pecado” se depositó sobre los hombros de otro: Jesús. Él mismo ya ha pagado el precio por sus pecados, ¡así que deje de condenarse! Hoy, cuando se mira al espejo, ¿qué ve? ¿Se ve atrapado en todos sus fallos, errores y pecados? ¿O ve lo que Dios ve? Jesús mismo ya ha pagado el precio por sus pecados, ¡así que deje de condenarse! Querido amigo, cuando Dios le mira hoy, Él ve a Jesús. Use los ojos de la fe y crea que, así como es Jesús, usted también lo es. Ante los ojos de Dios, usted es justo, está favorecido, bendecido y sanado. Usted es libre de todo pecado, todo remordimiento de culpabilidad, toda forma de condenación ¡y toda atadura de adicción! CAPÍTULO 6 USTED ESTÁ BENDECIDO IRREVERSIBLEMENTE Como un francotirador, Balaam subió la montaña buscando el mejor sitio para disparar una maldición incapacitante al pueblo de Dios. Le había contratado el mafioso Balac, que cada vez se sentía más intimidado por los hijos de Israel que estaban invadiendo sus territorios. Balac había sido testigo de lo que Israel había hecho a otra familia de mafiosos: los amorreos. No quería sorpresas, así que estaba preparando un golpe preventivo para defender el honor de su familia y proteger su legado en las llanuras de Moab a cualquier costo. Balaam tenía reputación de ser un asesino a sueldo muy fiable. Se decía que a quien Balaam bendecía era bendecido, y al que maldecía quedaba maldito. Armado con este conocimiento, Balac había solicitado los servicios profesionales de este hombre para expulsar al enemigo, Israel, de su territorio. Pero cuando Balaam y Balac estaban de pie en un lugar alto oteando el campamento de los hijos de Israel, se produjo un fenómeno muy extraño. Cuando Balaam abrió su boca para maldecir, ¡terminó bendiciendo al pueblo de Israel! Nervioso y enojado, Balac gritó: “¿Qué me has hecho? Te he traído para que maldigas a mis enemigos, y he aquí has proferido bendiciones” (Números 23:11). Ansioso por ver a sus enemigos maldecidos y fuera de su territorio, Balac llevó a Balaam a otro lugar alto y demandó que volviera a cargar e intentara una vez más disparar maldiciones contra Israel. De nuevo, en vez de maldiciones fluyeron bendiciones de la boca de Balaam. Ahora escuche con atención lo que dijo Balaam, porque Dios había dicho que Él pondría sus palabras en la boca de Balaam (véase Números 22:35): “He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla. No ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel. Jehová su Dios está con él, y júbilo de rey en él” (Números 23:20-21). En Cristo, usted está irreversiblemente bendecido Estas palabras son preciosas, y revelan cómo nos ve Dios a usted y a mí. ¿Sabe que cuando Dios le bendice, nadie (ni profeta, mago o demonio), puede revertirlo? ¡Usted está irreversiblemente bendecido! ¡No puede ser maldecido! Ninguna maldición generacional ni ninguna otra maldición pueden venir sobre usted porque Dios ya le ha bendecido. Eso incluye ser redimido de la maldición de la ley como describe Gálatas 3:13: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)”. Cuando Dios le bendice, nadie puede revertirlo. Cuando sus enemigos digan cosas negativas sobre usted por envidia, celos y temor, o si hay personas que están difundiendo feas mentiras acerca de usted para asesinar su carácter, sepa esto: el Señor es su defensor. Es Dios quien da influencia a las palabras, y Él puede hacer que sus palabras caigan al suelo. Incluso puede, como acabamos de leer, convertir sus maldiciones en bendiciones. Usted no tiene que aturullarse, agitarse y enojarse. Tan sólo sepa que el Señor está de su lado y que si Él le ha bendecido, nadie puede revertirlo. ¡Amén! Quiero que esta creencia correcta profundice bien en su interior: en Cristo Jesús, usted está irreversiblemente bendecido. A pesar de lo difíciles que puedan parecer sus circunstancias ahora mismo, ponga una sonrisa en su rostro y brío en sus pasos. A quien el Señor ha bendecido, ¡nadie puede maldecir! Dios le ayudará a cruzar por esta tormenta. Las cosas van a cambiar para su bien. Usted no tiene que vivir decepcionado, desanimado o angustiado. Como ve en el relato bíblico de Balaam, si Dios está de su lado, ¿quién puede estar contra usted? Crea que Dios le cuida Hay otra verdad que quiero que vea en la historia de Balaam. Observe que los hijos de Israel no hicieron nada para defenderse contra Balac. De hecho, eran totalmente inconscientes de cómo Dios les estaba cuidando, y a pesar de ello Él les defendió. Del mismo modo, usted puede descansar sabiendo que Dios es su defensor. El salmista nos recuerda: “He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel. Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal; El guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre” (Salmos 121:4-8). ¡Qué promesa! Dios cuida de usted y de sus seres queridos, y Él nunca descansa. Usted está protegido de todo peligro en cada momento del día. Sepa qué es lo que Dios no ve Permítame darle incluso más razones para gozarse mientras aprendemos a ver lo que Dios ve. Regresemos a las palabras que Dios puso en la boca de Balaam: “No ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel” (Números 23:21). Detengámonos por un momento. ¿Había iniquidad en Israel? (Cuando Dios usó la palabra “Jacob” aquí, se estaba refiriendo a todos los hijos de Israel). ¿Había algún pecado en Israel? ¿O todas las personas del campamento eran perfectas? Si hiciésemos un zoom del campamento de Israel desde la cima del monte, probablemente oiría todo tipo de murmuraciones y quejas contra Moisés y su liderazgo. Seguramente habría algunos a quienes les costaba trabajo controlar su temperamento, y quizá había alguno que otro que deseaba tener el burro del vecino. No es difícil imaginarse que una variedad tan grande de imperfecciones, pecados, iniquidades y maldades estaría presente en el campamento. Pero la pregunta es: ¿lo veía Dios? Vuelva a leer Números 23:21. Observe que Dios no dijo que no hubiera pecado o iniquidad en su pueblo. Simplemente dijo que Él no lo veía. De igual forma, Él no está diciendo que no haya pecado en usted. Lo que Dios dice es: “Yo no lo veo”. Espere un segundo, ¿cómo puede un Dios inflexiblemente santo no ver pecado en mí? Querido amigo, es porque esos mismos ojos santos vieron todos sus pecados castigados en el cuerpo de Jesucristo. Sus pecados fueron castigados a la no existencia. En el campamento israelita, aunque había iniquidades, pecados y maldades, Dios no veía ninguno de ellos porque la sangre de los becerros y cabritos, la cual ellos ofrecían al Señor diariamente, cubría a los hijos de Israel. Cuánto más cierto será para nosotros hoy, que hemos sido lavados para siempre con la sangre del Cordero de Dios, Jesucristo, nuestro hermoso Salvador. Bajo el antiguo pacto, los israelitas disfrutaban de una cobertura temporal mediante los sacrificios animales, pero para nosotros, la expiación y el pago de todos nuestros pecados que hizo Jesucristo es eterno. Por eso Dios no ve el pecado y la iniquidad en usted así como tampoco ha visto maldad en usted. Cuando Dios le mira hoy, Él le ve como un hijo o hija querido, justo, perdonado, sanado, favorecido, bendecido y aceptado, gracias a la cruz de Jesús. Ahora, ¿se ve usted como Dios le ve? Cuando Dios le mira hoy, Él le ve como un hijo o hija querido, justo, perdonado, sanado, favorecido, bendecido y aceptado, gracias a la cruz de Jesús. Perfeccionado en Cristo Creo que nos cuesta creer esto porque nos conocemos muy bien, o mejor, demasiado bien. Somos muy conscientes de cada pequeño defecto en nuestra estructura física y emocional. Sabemos, recordamos y reproducimos en nuestra mente los pecados, errores y fracasos que hemos cometido. Los errores que cometimos hace diez o veinte años aún están frescos en nuestra mente como si los hubiéramos cometido ayer. Una vez vi una entrevista que hicieron en televisión a unas mujeres que, cuando les preguntaron cuáles eran sus mejores rasgos, les costó mucho dar una respuesta. Sin embargo, cuando les pidieron que nombraran los rasgos que menos les gustaban de ellas mismas, dijeron unánimemente: “¿Por dónde comienzo?”, y comenzaron a hablar de cada parte de ellas mismas: su cabello, su nariz, sus orejas. Incluso encontraron cosas que no les gustaban en sus hombros. Nuestra propensión a enfocarnos en los defectos no termina en nuestro aspecto físico. ¿Se ha dado cuenta de cómo nuestra atención se dirige incluso a defectos diminutos en cualquier cosa que miramos? Imagínese estar delante de una gran pizarra blanca. En vez de ver la gran superficie blanca y limpia, tendemos a encontrar y centrarnos en el puntito negro que hay en la esquina izquierda de debajo de la pizarra si allí hubiera uno. Nuestra mente natural tiene tendencia a aferrarse a lo negativo e imperfecto. Por consiguiente, tendemos a enfocarnos y condenarnos incluso por los defectos más pequeños en lugar de enfocarnos en cómo Dios nos ve en realidad: perfectos en Cristo. Jesús, la fuente de nuestra fe Por eso se necesita la fe para creer que Dios le ve justo. Se necesita la fe para creer que Él no le ve en sus pecados, que no observa el pecado o la iniquidad en usted. Es necesaria la fe para creer que es cierto lo que Él dice cuando dice: “Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades” (Hebreos 8:12). Se necesita la fe para creer que Dios no se acordará de sus fracasos y errores. Pero pastor Prince, mis pecados me miran a la cara. ¿Cómo puedo tener fe para creer que Dios no los ve? Querido amigo, la clave para la fe se encuentra mirando a la fuente de la fe: Jesús. Como dice la Biblia, “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe” (Hebreos 12:2). Su fe para creer se encuentra en Jesús. Otra versión en inglés dice que debemos apartar la vista de todo lo que nos distrae para ver a Jesús, que es el líder y la fuente de nuestra fe, que es el primer incentivo de nuestra creencia, y también el finalizador que la lleva a la madurez y perfección (traducción de la Amplified Bible). La clave para la fe se encuentra mirando a la fuente de la fe: Jesús. En otras palabras, desvíe sus ojos de sus propias faltas, imperfecciones, fallos y errores, y tan sólo fije sus ojos en Jesús. Cuanto más vea a Jesús y su obra consumada, más fe surgirá en su corazón para creer que todos sus pecados realmente han sido perdonados. Puede hacer borrón y cuenta nueva y tener un nuevo comienzo en Cristo. Lo viejo ha pasado, ¡ha llegado lo nuevo! El poder de contemplar a Jesús Quizá esté pensando para usted: “Pero eso suena muy poco práctico. ¿Cómo puede cambiar mi vida sólo fijando mis ojos en Jesús?”. Bueno, no parecía poco práctico cuando Pedro fijó sus ojos en Jesús. ¡Caminó sobre las aguas! Sólo cuando apartó su mirada hacia las olas embravecidas fue cuando comenzó a hundirse. De igual forma, cuando fijamos nuestros ojos en Jesús y le hacemos el centro de nuestra vida, seremos transformados de manera sobrenatural y caminaremos sobre las agitadas aguas de la culpa y la condenación. Sin embargo, cuando apartamos nuestros ojos de Jesús y comenzamos a mirar de nuevo a las olas de nuestros fracasos, errores y pecados, al igual que Pedro comenzaremos a hundirnos en la enfurecida tempestad de culpa y condenación. Pero incluso cuando eso ocurre, anímese porque Jesús estará ahí para sacarle y rescatarle, tal y como lo hizo con Pedro. Creo que Jesús está haciendo eso en su vida ahora mismo. ¿Hay algo que haya hecho en el pasado que parezca que no puede librarse de ello, que es como si tuviera pesos en sus pies que no le dejan elevarse? Hoy es el día para su cambio. Aprenda a ver lo que Dios ve fijando sus ojos en Jesús. Tiene que entender que lo que usted ve o cómo otros le ven no es tan importante como la forma en que Dios le ve. Muchas personas piensan que Dios les ve en sus pecados y que sólo está esperando a abalanzarse sobre ellos para castigarles. Esta creencia errónea produce una forma de vivir errónea. Si usted ve así a Dios, no podrá hacer otra cosa que estar en constante temor, inseguridad y ansiedad por sus pecados pasados. Hoy, tome la decisión de dirigir sus ojos a Jesús, porque Él ya le ha hecho justo con su sangre. Lo que usted ve o cómo otros le ven no es tan importante como la forma en que Dios le ve. De hecho, cuanto más contemple a Jesús, más será transformado de gloria en gloria. La Biblia nos dice que “nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18). Fijar sus ojos en Jesús es la mayor santidad. Muchos piensan que tienen que hacer algo más para ser más santos, aceptados y amados por Dios. La verdad es que cuando usted contempla a Jesús más y ve su amor, su perdón, su gracia abundante y su regalo de justicia que Él ha comprado para usted con su propia sangre, será transformado sobrenaturalmente. La santidad es un subproducto de ver a Jesús en su gracia. Cuando usted ve a Jesús y recibe su amor y gracia cada día, su corazón se transforma interiormente. Esto no es una modificación externa de su conducta. Esto es un cambio real sostenido por un corazón tocado por su gracia y por una conciencia emancipada que está libre para siempre de culpa. Es entonces cuando la adicción comienza a caerse de su vida. Es entonces cuando el temor comienza a disolverse en el perfecto amor de Él, y esa condenación que surge de sus errores del pasado queda limpia con su sangre preciosa. ¡Qué vida! Esta es la vida que Dios quiere que usted experimente. ¿Puede verlo? ¿Puede ver lo que Él ve? La santidad es un subproducto de ver a Jesús en su gracia. Usted es precioso a los ojos de Él Quiero mostrarle otro aspecto de cómo Dios le ve hoy a través de una hermosa verdad escondida en el pectoral del sumo sacerdote de Israel. La Biblia nos da información muy detallada acerca de lo que vestía el sumo sacerdote en los días del antiguo Israel, y no hay detalles irrelevantes en la Biblia. Hoy, Jesús es nuestro Sumo Sacerdote, y cuando examinamos el pectoral, podemos ver algo poderoso acerca de la forma en que el Señor ve a su pueblo. Observe la ilustración siguiente en la que hay doce piedras en el pectoral del sumo sacerdote. Los nombres de las doce tribus de Israel estaban grabados en cada una de las piedras. Por ejemplo, “Judá” está grabado en la piedra sardio que hay en la primera fila, y “Gad” está grabado en el diamante que hay en la segunda fila. El sumo sacerdote de Israel: Los nombres de las doce tribus de Israel están grabados sobre doce piedras preciosas que hay en su pectoral. Estas doce piedras representan el pueblo de Dios hoy. Observe cómo Dios dibuja a su pueblo, usted y yo, como piedras preciosas. No usó piedras comunes y piedrecitas que hay en abundancia en Israel. Escogió deliberadamente gemas preciosas muy costosas, raras y preciosas como zafiro, topacio, esmeralda, ametista, diamante, ónice y jaspe para representarnos a usted y a mí (véase Éxodo 39:9-14). También, de todos los vestidos que se ponía el sumo sacerdote, el pectoral es el más cercano al corazón. Esto habla de lo mucho que el Señor nos valora a usted y a mí y su deseo de tenernos cerca de su corazón. Ante sus ojos, usted es muy costoso, precioso y amado. Si alguna vez le han dicho que Dios le ve como un pecador sucio y podrido, ¡sepa que eso es una mentira del infierno! También me gustaría llamar su atención al hecho de que los nombres de las tribus de Israel no sólo se escribieron en las gemas. La Biblia nos dice que fueron grabadas (véase Éxodo 39:14). Esto significa que una vez que usted se hace creyente en Jesús, su nombre queda grabado para siempre en su libro de la vida. Si su nombre sólo se escribiese, podría pensar que podría ser fácil borrarlo o tacharlo. Pero la verdad es que Jesús ha grabado su nombre en una piedra preciosa, y la tiene cerca de su corazón. ¿Se puede tachar su nombre de su lugar en el corazón de Dios? Tan sólo mire lo que Jesús promete para los que son nacidos de nuevo: “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles” (Apocalipsis 3:5). Amado, mediante Cristo Jesús usted es un vencedor, y en Cristo Jesús, usted está eternamente seguro. Descanse en la seguridad de que su nombre no será borrado del libro de la vida. Permanecerá grabado sobre piedra y cerca del corazón de Dios para toda la eternidad. Por medio de Cristo usted es un vencedor Ahora bien, ¿cómo se convierte en un “al que venciere”? No permita que nadie tuerza este versículo para poner el peso sobre usted. Muchas creencias erróneas nacen de las enseñanzas centradas en el hombre que se enfocan en lo que el hombre tiene que hacer, o en este caso, lo que el hombre tiene que vencer por él mismo mediante sus propias obras. Asegúrese de creer enseñanzas centradas en Cristo que se enfocan en lo que Jesús ha hecho y sigue haciendo en su vida. Deje que la Escritura interprete la Escritura cuando tenga duda. En este caso, unos pocos capítulos después, Apocalipsis 12:10-11 nos dice, “porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos”. ¿Cómo vence usted al diablo, que viene para acusarle y condenarle por sus errores? Por la sangre del Cordero que le lava de toda injusticia, y por la palabra de su testimonio de que Jesucristo es su Señor y Salvador. El cielo y la salvación eterna no tienen nada que ver con sus esfuerzos propios. Se trata de creer en Jesús y en todo lo que Él ha hecho por usted en la cruz. Nadie va al cielo por su propia justicia. TODOS somos aptos ¡únicamente por la sangre del Cordero! El cielo y la salvación eterna no tienen nada que ver con sus esfuerzos propios. Se trata de creer en Jesús y en todo lo que Él ha hecho por usted en la cruz. Siempre que su conciencia culpable o el acusador de los hermanos, el diablo, le condene por sus errores, acuérdese de este hermoso retrato que Dios dibuja de nosotros en su Palabra. Vea y crea en su corazón que usted es, como las gemas del pectoral del sumo sacerdote, precioso a sus ojos y cercano a su corazón. No se trata de cómo se ve usted, de cómo le ve su cónyuge, o de cómo le ven sus familiares, amigos y compañeros del trabajo. Lo más importante es aprender primero a ver como Dios le ve. Las gemas brillan bajo la luz Quizá durante años se ha visto como alguien débil, alguien que sucumbe fácilmente ante la culpa, los ataques de ansiedad o las adicciones. Hoy es el día de apartar sus ojos de usted mismo y de sus debilidades. Aprenda a ver lo que Dios ve. Él le ve en Cristo Jesús, mediante las lentes de la cruz y mediante la preciosa sangre que fue derramada por su redención. Deshágase de todas las creencias erróneas y véase como una gema preciosa, profundamente querida y cercana al corazón de Dios. Permítame preguntarle esto: Cuando se da cuenta de lo valioso y precioso que es a los ojos de Él, ¿le hace eso querer irse a pecar o a seguir viviendo en pecado? ¡Claro que no! Por el contario, sus pensamientos serán más del tipo: “Oye, así no es como se comporta un creyente que es precioso para el Señor. Un diamante precioso no está hecho para estar en el lodo, la porquería y la suciedad del pecado. No es propio de un diamante. El lugar debido del diamante es cerca del corazón de Dios, donde brilla y reluce”. Conocer su verdadera identidad en Cristo, justa y preciosa para Dios, le elevará de su adicción, atadura y pecado. Le hace querer caminar y vivir la vida elevada como hijo del Rey. La vida santa, el buen carácter y la verdadera moralidad nacen de ver cómo Dios le ve hoy. Si se ve como un pecador sucio y podrido, la creencia errónea le mantendrá atado, y terminará comportándose como un pecador sucio y podrido. Escribí este libro para decirle ¡que no es usted! Dios le ve en Cristo. Cuando Él le mira, ve la cruz, y por medio de la cruz usted es hermoso. Por tanto, no tenga miedo a la verdad y la luz de Dios. Dios le ve en Cristo. Cuando Él le mira, ve la cruz, y por medio de la cruz usted es hermoso. ¿Sabe lo que sucede con las piedras preciosas cuando se ponen bajo la luz? Brillan e irradian belleza. La verdad es que la luz es la mejor amiga de las gemas porque saca las mejores cualidades de las piedras preciosas. Del mismo modo, mientras usted lee esto ahora, ¿sabe que la luz de la gracia y la verdad de Dios está brillando sobre usted? No está ahí para condenarle, sino para hacer que usted brille radiantemente y sacar sus mejores cualidades. Es una luz que muestra la perfección de la obra de Jesús haciéndole completamente limpio. No es una luz de la que asustarse. La gracia saca lo mejor de usted porque la gracia siempre produce santidad. Cuanto más reciba el amor y la gracia de Dios, y vea como Él le ve, más saldrá de las áreas de derrota y brillará de manera gloriosa para Jesús como las gemas preciosas del pectoral del sumo sacerdote. Se trata de la cruz Hay un secreto asombroso escondido en la historia de Balaam. ¿Sabe lo que vio Balaam desde la cima del monte cuando estaba intentando maldecir al pueblo de Dios? Vio esto: El campamento israelita que Balaam vio formaba una imagen de la cruz de Jesús. ¿Qué ve? ¡Así es! ¡Es la cruz de Jesús! La Biblia da detalles muy concretos de cómo las doce tribus de Israel debían acampar y el número de personas en cada tribu (véase Números 2:2-32). Leemos que el campamento de Judá (compuesto por las tribus de Judá, Isacar y Zabulón) en el lado oriental del campamento es el más grande de todos ellos, y se puede ver en la ilustración que forma la extensión más larga de la parte inferior de la cruz. Le dije que no hay detalles insignificantes en la Biblia, que todo señala a la persona de Jesús. ¿No es increíble? ¡Me encanta cuando se revela la cruz de Jesús! Esto significa que cuando Balaam estaba intentando maldecir al pueblo de Dios, llegó a ver un destello de cómo Dios ve a su pueblo: mediante la cruz, mediante el sacrificio de su Hijo. Por supuesto, Balaam no entendía el significado de la cruz, ni tampoco los hijos de Israel en ese tiempo. Pero usted y yo sí. Querido amigo, cuando Dios le mira hoy, Él ve el precio que su amado Hijo pagó en la cruz para rescatarle de todos sus pecados. Él le ve en Cristo. Ante sus ojos, usted es perdonado, justo, precioso, hermoso, valioso y cercano a su corazón. ¡Es el tiempo de verse como Dios le ve! PARTE TRES RECIBA EL PERDÓN COMPLETO DE DIOS CAPÍTULO 7 RECIBA SU PERDÓN Y REINE Incluso después de estar activo en el ministerio durante más de dos décadas, todavía me sorprende cuando veo lo duras que son las personas con ellas mismas. Creo que esto puede deberse a sus creencias erróneas acerca de Dios. Cuando usted cree erróneamente que Dios es duro con usted por sus fallos, inevitablemente será duro con la gente que le rodea, y lo más importante, terminará siendo realmente duro con usted mismo. Las personas que se tratan a sí mismas con dureza no se pueden perdonar los errores que han cometido en el pasado. Tristemente, terminan castigándose, lo sepan o no. Algunos terminan cortándose y dañándose físicamente. Algunos se dan atracones de comida o caen en el abuso de sustancias. Otros se dejan llevar por sus apetitos sexuales y se descontrolan, hiriéndose no sólo a sí mismos sino también a sus seres queridos, todo porque responden a un instinto de castigarse, aunque sea de manera inconsciente. Es un círculo vicioso de derrota. Cuanto más difícil les resulta perdonarse, más daño se hacen con todo tipo de conductas y más terminan atados por varias adicciones destructivas. Esto lleva a incluso más culpa, lo cual a cambio les lleva a castigarse aún más, y el círculo continúa. Entregue sus fallos a Jesús Por eso creo que la raíz principal de muchos hábitos pecaminosos, temores y adicciones puede remontarse a la condenación. Quiero hablarle hoy acerca de buscar la condenación como la raíz para ayudarle a recibir el perdón de Dios en esas áreas para que pueda salir de su círculo de derrota y entrar en un nuevo círculo de victoria. ¿Está viviendo hoy con algo de culpa y condenación que aún no ha resuelto? Tengo buenas noticias para usted. Cuando entiende que el corazón de Dios no está en condenar sino en perdonar, ¡su vida entera puede dar un giro para su gloria! Yo he sido testigo personalmente de muchas vidas transformadas cuando han dado un paso pequeño de fe para creer en su gracia y recibir su perdón en sus vidas. Cuando entiende que el corazón de Dios no está en condenar sino en perdonar, ¡su vida entera puede dar un giro para su gloria! En vez de castigarse por sus errores y descalificase a sí mismos, esas personas comenzaron a corregir sus creencias y a recibir el perdón de Dios viendo a Jesús llevar su castigo. Comenzaron a ver al Salvador haciéndoles aptos para recibir cada bendición de Dios para sus matrimonios, familias y carreras. Ahora quiero animarle a entregar al Señor la culpa y la condenación acumuladas por los errores que haya podido cometer durante los años. ¿Quisiera usted hacer esta oración conmigo? Señor Jesús, no quiero vivir así más tiempo. Hoy suelto en tus manos de amor mis fracasos, pecados y errores. Y recibo tu perdón en este instante en mi corazón. Gracias por tu preciosa sangre que me lava y me hace más blanco que la nieve. En este instante estoy firme sobre tu justicia, favor, gozo y paz. En el nombre de Jesús. ¡Amén! Es una oración sencilla pero poderosa. Le animo a hacer esta oración cada vez que falle y sienta culpa y condenación en su corazón. Deje de castigarse: su respuesta se encuentra en la cruz de Jesús. Le prometo que cuando acuda a Jesús y se acuerde de lo perdonado y justo que es en Cristo cada vez que no dé la talla, comenzará a vivir como la persona perdonada y justa que Jesús le ha hecho. Dios le ama perfectamente Dios es un Dios de perdón. Él le conoce perfectamente y aun así le ama perfectamente. Somos esclavos de la idea de que si alguien ve nuestros defectos, dejará de amarnos. Bueno, aunque puede que sea cierto en las relaciones humanas, Dios no es así. Dios ve todas nuestras imperfecciones, defectos y errores en Jesús en la cruz. Nuestros pecados y fealdad no le aleja de nosotros. De hecho, para Él son ocasiones para demostrar su gracia y perdón mediante la sangre de su Hijo, que ha quitado todos nuestros pecados de manera eficaz en el Calvario. Dios conoce sus debilidades mejor que usted, y Él le ama igual. Así que no se avergüence de sus defectos, errores e imperfecciones. Dios conoce sus debilidades mejor que usted, y Él le ama igual. Su Palabra nos recuerda que Jesús no es alguien “que no pueda compadecerse de nuestras debilidades”. Antes bien, Jesús fue tentado en todo, aunque no pecó (Hebreos 4:15). Él entiende cada tentación y cada prueba que usted sufra. Él no está decepcionado con usted, y no está esperando a que usted viva y cumpla perfectamente una lista de cosas que hacer y no hacer para perdonarle y amarle. La Biblia dice: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Romanos 5:89). ¿Ha visto eso? ¿Cuándo le amó Jesús? Correcto, cuando usted aún era un pecador. Incluso antes de que usted le conociera, cuando aún estaba en pecado, Él ya le amaba. ¡Cuánto más hoy, que ha sido limpiado por la sangre de Jesús y justificado! Habiendo recibido la justicia de Jesús, usted es justo para siempre. Incluso cuando caiga en pecado, sus pecados no le vuelven a hacer un pecador. Cuando no da la talla, usted sigue siendo la justicia de Dios. Esto se debe a que su justicia viene de Jesús. Del mismo modo que una hermosa mariposa no puede volver a transformarse en gusano, una vez que ha sido hecho justo por la sangre de Jesús, usted no puede volver a convertirse en un pecador. ¡Conocer su identidad de justicia en Él le da el poder para vencer todo pecado, toda adicción y todo mal hábito! ¡Conocer su identidad de justicia en Él le da el poder para vencer todo pecado, toda adicción y todo mal hábito! Usted es justo en Cristo La creencia errónea que tienen muchos creyentes es que se vuelven a convertir en pecadores siempre que fallan. Así que viven su vida cristiana con inseguridad y condenación. A veces piensan que son justos, a veces piensan que son pecadores. Creen equivocadamente que su justicia depende de cómo se comporten ese día. Esto les lleva a una grave crisis de identidad. No es de extrañar que no vean los beneficios que Jesús ya compró para ellos en la cruz. Amigo, encuentre su identidad justa en Jesús. Los creyentes nacidos de nuevo que han sido lavados por la sangre de Jesús no disfrutan viviendo en pecado, así como a las ovejas no les gusta revolcarse en el barro. Ahora, cuando una oveja se cae en el lodo, ¿sigue siendo una oveja? ¡Por supuesto que sí! No se convierte de repente en un cerdo al que le gusta el barro. La oveja quizá esté en el barro, pero no está cómoda en ese barro, odia el barro y está impaciente por lavarse para quitarse el barro. Estoy escribiendo a personas que están buscando genuinamente una salida para sus temores, culpabilidad, ataduras, adicciones y hábitos. Estoy escribiendo para ovejas que odian vivir en temor, odian estar atadas a la culpa y odian estar atrapadas en adicciones y hábitos que saben que les están destruyendo, pero que no saben cómo encontrar libertad. Y estoy aquí para decirles esto: la gracia de Dios es la respuesta. La gracia no es una licencia para pecar; ¡es la respuesta para vencer el pecado! La gracia no es una licencia para pecar; ¡es la respuesta para vencer el pecado! ¿Qué ocurre con esa persona que conozco que dice ser cristiana pero vive como el diablo? No nos corresponde el juzgar quién es creyente y quién no. Hay personas que profesan ser “creyentes”, pero no hay evidencia en sus vidas de que lo sean. Sólo porque una persona vaya a la iglesia no significa que esa persona sea creyente, así como ir a McDonald’s no nos hace ser hamburguesas, ¡ni el hecho de entrar en un garaje nos convierte automáticamente en un automóvil! La buena noticia es que, aunque no podemos juzgar si alguien es o no verdaderamente un creyente nacido de nuevo, sin duda puede saber si usted ha nacido de nuevo. Tan sólo pregúntese esto: ¿Cree usted en su corazón que Jesucristo es su Señor y Salvador? Si su respuesta es sí, entonces es un creyente nacido de nuevo justificado por la sangre de Jesús, y puede tener la seguridad eterna de que el cielo es su hogar. Usted es salvo y hecho justo por gracia mediante la fe. Como creyente, seguirá cometiendo errores, seguirá fallando y seguirá siendo tentado. De vez en cuando caerá en pecado, pero el hecho de haber pecado no le hace ser de nuevo un pecador. Usted ha sido comprado y redimido por la sangre de Jesús, y en Cristo, sigue siendo la justicia de Dios incluso cuando caiga. ¿Por qué? Porque su justicia no es el resultado de su correcta actuación, sino el resultado de su correcta creencia. Es un regalo de Dios, no algo que usted puede ganar mediante la obediencia, el bien hacer y la perfección intachable. Por eso puede tener seguridad eterna, ¡sabiendo que es salvo por medio de Jesús y no por sus propias obras! En la cruz, Jesús le redimió de todos sus pecados. Pero ¿sabe que Jesús no le redimió de no ser tentado jamás y volver a pecar? ¿No me cree? Dígame un creyente que usted conozca hoy en este planeta que nunca sea tentado y que nunca peque. No tengo más que decir. ¿Lo ve? Si somos salvos y justificados hoy por nuestras propias obras y buena actuación, ¿qué esperanza tenemos? Gloria a Dios que nuestra inconmovible esperanza de salvación se encuentra en Jesús y sólo en Jesús. El poder para vencer el pecado Desgraciadamente, en muchos lugares hoy lo único que se escucha es más enseñanza sobre actuar correctamente, actuar correctamente y más actuar correctamente. Pero creo que lo que necesitamos es más enseñanza acerca de creer correctamente. Lo que necesitamos hacer es seguir señalando a la gente a Jesús, a su gracia, a su obra consumada y a su perdón. No tengo duda entonces de que si creen correctamente, vivirán correctamente. Se convertirán en personas cuya esperanza no está en la justicia que ellos mismos puedan producir, sino en el regalo de la justicia de Jesucristo y en lo que Jesús puede producir en ellos. Puedo hablarle de miles de creyentes que están experimentando la victoria sobre la tentación, sobre la culpa, sobre la adicción y sobre el pecado. Mi equipo ministerial ha recibido correos y cartas tanto de mi congregación como de creyentes de todo el mundo que recibieron victorias sobre el pecado cuando encontraron su identidad de justicia en Jesús. Estos son creyentes que saben que no son justificados por sus propias obras, sino justificados por la sangre de Jesús. Son creyentes bajo la gracia, donde el pecado no tiene poder en sus vidas. Cuando acuden bajo la gracia, comienzan a experimentar en su vida Romanos 6:14, que dice: “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”. Son creyentes que, cuando son tentados en su mente a pecar, ya están recibiendo el perdón de Dios en su corazón; por tanto, detienen el pecado en su inicio antes incluso de que el pensamiento pecaminoso pueda madurar hasta convertirse en una acción pecaminosa. Permítame compartir con usted un testimonio que recibí de Lucas. Este precioso hermano compartió esto: Aunque me crié en un hogar cristiano con unos padres totalmente dedicados a Jesús, caí en el abuso de drogas. Intentaba asistir a la iglesia, pero escuchar los sermones me hacía sentir que no podía confesar mis pecados lo suficiente, arrepentirme lo suficiente y odiar mis pecados lo suficiente como para recibir el perdón de Dios. Entonces un día un buen amigo mío me dio un ejemplar de su libro, Destinados para reinar. El libro sacudió mi mundo espiritual. Vi que el pecado no era el asunto a tratar. El asunto era no entender la gracia de mi maravilloso Señor y Salvador. Cuando vi la obra consumada de Jesús, me di cuenta de que Dios no está ahí arriba con una gran vara esperando que yo meta la pata para poder golpearme con ella. Al seguir leyendo su libro y alimentándome del evangelio de la gracia, ¡fui liberado de una adicción de cinco años en tan sólo cinco días! Y sé que fue todo mediante la dulce, dulce gracia de Jesús siendo revelada en mi vida. Gracias, pastor Prince, por su libro, recursos y sermones. Quiero conocer más a este Dios de gracia, y quiero que mi familia también le conozca como un Dios de gracia y no como un Dios de la ley que condena a sus hijos. ¡Nunca había conocido a un Dios amoroso como lo conozco ahora! ¿Se da cuenta de lo poderoso que puede ser vivir consciente del perdón de Jesús? El pecado no tiene dominio sobre su vida cuando está usted bajo la gracia. El pecado no puede arraigarse en su vida cuando está establecido sobre el perdón de Dios. Recibir su perdón le lanza a un ciclo de victoria sobre el pecado, mientras que quienes reciben condenación por cada mal pensamiento de su mente entran en un círculo interminable de derrota. ¿Ve la diferencia? El perdón se recibe, no se consigue No hay absolutamente nada que usted pueda hacer para ganarse el perdón de Dios. El perdón se recibe, no se consigue. Si está usted intentando ganarse su propio perdón y pensando que Dios está constantemente enojado con usted, estoy aquí para decirle que ese no es el corazón de Dios. Eso es religión cristiana. La religión cristiana es una cinta para correr interminable basada en nuestros propios esfuerzos por intentar ganar el perdón de Dios, la aprobación de Dios y la aceptación de Dios. ¿Ha estado usted ahí? Si este es su caso, escuche estas palabras de Jesús: “¿Están cansados? ¿Agotados? ¿Quemados de la religión? Vengan a mí. Vengan conmigo y volverán a recobrar su vida. Les mostraré cómo tener un verdadero descanso. Caminen conmigo y trabajen conmigo, observen cómo yo lo hago. Aprendan los ritmos no forzados de la gracia. No pondré sobre ustedes ningún peso ni nada que les apriete. Acompáñenme y aprenderán a vivir con libertad y ligereza”. —Mateo 11:28-30, (traducido de la Biblia en inglés, The Message). “Los ritmos no forzados de la gracia”. Me gusta esa frase. Quiere decir que hay descanso y disfrute cuando camina en la gracia de Él. Esto es contrario al esfuerzo y la presión que conlleva el autoesfuerzo. Hay descanso cuando sabe que no hay nada que pueda hacer para ganarse el perdón de Dios. Abandone su propia justicia, lo cual la Biblia describe como “trapo de inmundicia” (Isaías 64:6), y con sus brazos y su corazón abiertos, ¡reciba el perdón de Dios! Hay descanso cuando sabe que no hay nada que pueda hacer para ganarse el perdón de Dios. La clave para salir del círculo de pecado y derrota es recibir y dejar de flagelarse. Recibir y dejar de castigarse porque sus pecados ya han sido echados sobre el cuerpo de otro, cuyo nombre es Jesús, nuestro hermoso Señor y Salvador. No es extraño que al evangelio se le llame buenas nuevas. Obligación o relación Cuando usted entienda la gracia y el perdón de Dios, entenderá la diferencia entre obligación y relación. Bajo el nuevo pacto de la gracia, la motivación para vivir correctamente ha cambiado. Bajo la ley, vivir correctamente se lleva a cabo por obligación religiosa. Bajo la gracia, todo lo que hacemos hoy nace de una motivación interna que fluye directamente de una relación de amor con Jesús. Querido amigo, Dios no es legalista. Él no quiere que usted lea su Palabra sólo porque Él lo dijo. Él quiere que usted experimente su amor y pase tiempo en su Palabra porque usted quiera disfrutar de su dulce presencia. La acción externa puede ser la misma: dos personas pueden leer la Biblia. Sin embargo, uno puede hacerlo por obligación religiosa, mientras que el otro está internamente motivado por el amor de Dios. Uno lo hace para intentar ganar el perdón y la aceptación de Dios; el otro lo hace porque sabe que ha sido perdonado. Uno lo hace por legalismo; el otro lo hace por una relación. La realidad es que cuando usted no lee la Biblia, no debería sentirse culpable; debería sentirse hambriento. Bajo la gracia, todo lo que hacemos hoy nace de una motivación interna que fluye directamente de una relación de amor con Jesús. Recientemente, estuve comiendo con un ministro itinerante que me preguntó: “¿Es legalista que los pastores pidan a los esposos en sus congregaciones que amen a sus esposas y enseñen a las esposas a someterse a sus maridos?”. Pude ver por su manera de decirlo que esperaba que yo le dijera: “Claro que no es legalista”. Así que se quedó atónito con mi respuesta cuando le dije: “¡Sí, sí lo es!”, y cuando añadí: “La Biblia no nos dice que hagamos eso”. Le expliqué que, como ministros, tenemos que enseñar todo el versículo, que en verdad dice: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor” y “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5:22, 25, énfasis del autor). El énfasis está en el amor de Jesús por nosotros. Todo lo que hacemos hoy bajo el nuevo pacto de la gracia brota de nuestra relación de amor con Jesús. Su amor tiene que funcionar primero en nosotros. Como ve, es un asunto de motivación. ¿Le gustaría que su esposo le dijera: “Dios dice que tengo que amarte y que deberíamos hablar más, así que salgamos hoy a cenar”? Después él pone un cronómetro en su teléfono y dice: “De acuerdo, señora, su tiempo comienza ahora”. Ninguna mujer que se respete a sí misma aceptaría eso, ¿no es así? Usted lo que quiere es que su esposo le lleve a cenar no porque tenga que hacerlo, sino por que quiere hacerlo. Por eso mismo la Palabra de Dios no solamente exhorta a los esposos a amar a sus esposas y ahí termina todo. Sigue enseñando a los esposos cómo hacerlo; el poder para amar viene cuando los esposos experimentan primero cómo Jesús les amó y se entregó por ellos. Transformados por su amor Hombres, cuando ustedes se alimentan del amor de Jesús, su tanque de gasolina del amor por su esposa y sus hijos nunca se vaciará. Piense en el amor de Él. Cierre sus ojos y vea a su Salvador dándolo todo en la cruz por usted. Cuando se llena del amor de Él en su corazón, su esposa se convierte en la beneficiaria más directa de ese amor desbordante de Jesús. Un hombre que experimenta el amor de Jesús, ¡ama! Un hombre que experimenta el perdón de Jesús, ¡perdona! Tenemos el poder de amar y perdonar, porque Él nos amó y perdonó primero. Tenemos el poder de amar y perdonar, porque Él nos amó y perdonó primero. Así es como somos transformados a su imagen. ¿Quiere ser más paciente? Medite en lo paciente que ha sido Jesús con usted durante todos estos años. ¿Desea ser más perdonador hacia su esposa? Entonces satúrese con pensamientos del perdón de Él por cada fallo que usted tenga. Piense en cómo Él estuvo ahí para levantarle cada vez que usted titubeó, sin juzgarle ni condenarle, solo amándole. “Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse” (Proverbios 24:16). Así es, mi hermano, aunque usted haya caído, Jesús le ve como un hombre justo, vestido con su propia túnica de justicia, y nada va a dejarle con su cabeza abajo. Quizá piense que todo se ha terminado, pero no es así. Dios aún no ha terminado con usted. Sus planes y propósitos para su vida aún no se han cumplido. Su amor por usted nunca ha flaqueado. Todas sus imperfecciones han sucumbido ante el perfecto amor de Dios. Seguro que ha cometido errores, pero no es demasiado tarde para recibir el perdón, el ánimo y la fortaleza de Él para hacer lo correcto: volver a su esposa, buscar su perdón y confiar en que el Señor volverá a encender su amor el uno por el otro y llevará sanidad y restauración a su matrimonio. Su respuesta se encuentra en la persona de Jesús. Él le enmendará y hará que todo obre para bien y para su gloria. Reciba su perdón y permítale guiarle. Su respuesta se encuentra en la persona de Jesús. Él le enmendará y hará que todo obre para bien y para su gloria. La gracia supera la ley Cuando usted centre su corazón y su vida en Jesús y su perdón, superará incluso lo que la ley demanda de usted. La ley dice: “No codiciarás”, pero no puede mandarle ser generoso. Sólo la gracia le hace ser generoso. La ley dice: “No matarás”, pero no puede poner amor y perdón en su corazón por alguien que le ha hecho algo malo. Sólo el amor y el perdón de Jesús puede hacer eso en su corazón y transformarle para amar y perdonar a sus enemigos y a quienes le han ofendido. La ley dice: “No cometerás adulterio”, pero no puede poner pasión, amor y perdón en su corazón por su esposa. ¡Sólo Jesús puede hacerlo! En todos los aspectos, cuando usted está bajo la gracia, no sólo cumplirá los mandamientos de la ley, ¡sino que terminará de manera inconsciente y sin esfuerzo superando todas las demandas de la ley! Eso es a lo que Dios se refiere cuando dice acerca del nuevo pacto: “Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo” (Hebreos 8:10). Estas leyes que Dios escribe en nuestra mente y nuestro corazón no son los Diez Mandamientos. Superan a los Diez Mandamientos. Pertenecen a la ley regia del amor que fluye del corazón de Jesús y llena nuestra mente y corazón. Verdaderamente, “el cumplimiento de la ley es el amor” (Romanos 13:10). ¿Con qué está llenando su corazón hoy, con condenación o con el perdón de Dios? Amado, le animo a recibir su perdón y a dejar de castigarse. Es la clave no sólo para romper el círculo de pecado y derrota en su vida, sino para tener una vida llena de amor, paz, esperanza y victoria. Recuerde, al que mucho se le ha perdonado, ama mucho, y el que ha recibido más amor ¡es el que más ama! Al que mucho se le ha perdonado, ama mucho, y el que ha recibido más amor ¡es el que más ama! CAPÍTULO 8 GRACIA NUEVA PARA CADA FALTA No hace mucho iba conduciendo para almorzar con Wendy, y por alguna razón, cada vez que ella hacía un comentario pasajero, me daba cuenta de que me enojaba de inmediato con ella o hacía un comentario provocativo innecesario. Cada respuesta mía tenía una mala intención, y como se puede imaginar, el trayecto en el automóvil pronto cayó en el más hondo silencio. Después durante la almuerzo, siendo una mujer paciente como lo es mi esposa, me preguntó: “Cariño, ¿hay alguna razón por la que estás tan irascible hoy?”. ¿Ha tenido usted uno de esos días en los que su esposa tiene que hacerle una pregunta parecida? Bueno, ese fue uno de esos días para mí. En caso de que no lo sepa, los ministros de Dios no “discutimos” con nuestras esposas; ¡sólo tenemos “conversaciones intensas”! Estoy bromeando. Claro que hay desacuerdos de vez en cuando en la casa de los Prince. Sin lugar a dudas no es la norma, pero de vez en cuando se producen, especialmente cuando Wendy no es capaz de apreciar mi “sabiduría”. ¿Puedo ser honesto con usted? ¿Puedo ser vulnerable con usted y hablarle de mis debilidades? Mire, las personas a veces se acercan a mí por la calle cuando voy en tejanos, una camiseta playera y una gorra de béisbol. Cuando de repente me reconocen, se quedan atónitos, y exclaman: “Pastor Prince, ¡está usted muy distinto de como aparece en las portadas de sus libros!”. Bueno, por supuesto que estoy muy distinto. ¿Sinceramente cree que voy por ahí llevando un traje de tres piezas o un esmoquin a diario? Relájese. Tan sólo estoy bromeando y metiéndome con cómo a algunos ministros les gusta dar la imagen de ser siempre santos y perfectos, con cada pelo de su cabello en su sitio, su apariencia y conducta siempre inmaculadas. Yo no soy así. Me gusta ser abierto, auténtico y transparente. Me gusta ser la misma persona arriba y abajo de la plataforma. Ya sea que esté de pie tras el púlpito o tomando café con usted, soy el mismo. Me encanta la Palabra, me encanta la gente y me encanta señalarles a Jesús a las personas imperfectas. Y yo soy el primero en esa lista de personas imperfectas. Incluso mientras escribo este libro, me estoy predicando a mí mismo también de la Palabra de Dios. Ahora, regresando a mi historia acerca de ese almuerzo con mi esposa y por qué yo estaba tan irascible ese día, permítame decir, para que conste, que por lo general suelo ser una buena compañía, así que lo que ocurrió ese día no encajaba conmigo. Por supuesto, como en todas las cosas, mi esposa fue la “beneficiaria” directa de ese arrebato de irritabilidad. Y aunque no estaba del todo calmado en mi mente, mi respuesta a la pregunta de mi esposa ese día fue realmente buena, si yo tuviera que definirla. Le dije: “Cariño, no sé lo que me pasa, pero si me vuelve a pasar, por favor dímelo, ¿de acuerdo?”. Y sólo en caso de que se hubiera hecho las raras ilusiones de pensar que soy un buen esposo, permítame decirle también que no es así como respondo siempre. No quisiera entrar en los detalles, ya que tenemos asuntos más importantes que tratar en este capítulo, pero sabe a lo que me refiero. Mi hermano, cuando se trata de aprender a amar a nuestra esposa y ser más atento, cariñoso y amable, ninguno lo hemos conseguido aún. Como cualquiera de ustedes, maridos, yo también estoy aprendiendo y creciendo. Gloria a Jesús por su gracia abundante, ¡y por el don de la no condenación! ¿Podría estar entrando la culpa? La pregunta de Wendy: “Cariño, ¿hay alguna razón por la que estás tan irascible hoy?”, me hizo reflexionar en la causa de mi mal genio con ella ese día. ¿Podría ser el cansancio? Pensé si había descansado bien la noche anterior. Había dormido bien. Incluso me las había arreglado para dormir más horas de lo que normalmente duermo. Entonces me acordé. Ese mismo día, unas horas antes, tuve un pequeño encuentro con un familiar. No fue nada serio, pero había estado pensando en mi tono de voz e incluso en la elección de mis palabras. No había dicho nada impropio, pero aún así, había comenzado a juzgarme, pensando: “Quizá debía haberlo dejado pasar. Quizá no debería haber dicho eso. A fin de cuentas, es un familiar”. Esos eran los pensamientos que volaban por mi cabeza. Estaba justificando mis acciones y mis palabras en mi mente, pero a la vez, también estaba comenzando inconscientemente a sentirme culpable. Entonces, después ese mismo día, estaba en el teléfono corrigiendo a alguien de mi equipo que había cometido un error bastante serio. Mientras colgaba el teléfono, pensé para mí: “¿He sido demasiado duro?”. Fue después de este incidente cuando llevé a mi esposa a almorzar, y usted ya sabe lo que ocurrió cuando estaba con ella. Lo único que hizo Wendy fue hablar de cosas sin importancia. Ella no era el familiar, ni tampoco era la persona a la que había corregido por teléfono. Era una espectadora inocente (y si puedo añadirlo, hermosa) en el lugar equivocado en el momento equivocado. ¿Entiende lo que quiero decir? Me di cuenta entonces de que estaba tan irascible porque me estaba sintiendo culpable. No hice algo necesariamente malo, pero permití que esa pequeña culpa entrara en mi corazón e inconscientemente permití que entrara también la condenación. Amigo, cuando camina bajo una nube de juicio, puede convertirse en una persona bastante desagradable con la que estar. Créame, sé de lo que estoy hablando. Le doy gracias a Dios que cuando Wendy me hizo esa pregunta, Él me dio el momento de claridad en el que pude ver la condición de mi corazón. Gracias a Dios por una esposa con discernimiento y perceptiva que no se tomó mis comentarios de forma personal, y supo que debía de pasarme algo. Por eso le dije que me lo dijera la próxima vez que observase ese comportamiento en mí, porque aunque uno sea autor de libros acerca de la gracia y el perdón de Dios, puede haber momentos en que la condenación se infiltra en el corazón y uno ni tan siquiera se da cuenta. Durante todo el día se puede sentir terrible, y todas sus respuestas tienen veneno. Esa no es la vida abundante, y ¿sabe cuál es la solución de todo? La solución pasa por tener un sentimiento constante del perdón de Dios sobre su vida. En vez de tomar y albergar toda la culpa, la condenación y el juicio, tenemos que estar seguros en nuestro perdón perfecto en Jesús. Hay una cualidad redentora en ser consciente de perdón, en contraposición con ser consciente de sus fallos, pecados y errores. Cuando usted es consciente de perdón y ve sus fallos en la cruz de Jesús, recibe poder para romper su irritabilidad, impaciencia y mal humor con los demás. ¡Usted recibe poder para romper sus trastornos alimenticios, adicciones y ansiedades! Cuando se da cuenta de que no merecemos el perdón y la gracia de Dios y, sin embargo, Él nos la da igualmente, esta revelación nos cambia desde adentro. Disuelve los nudos de ira e impaciencia que se han acumulado en nosotros por años y nos libera para disfrutar del amor de Dios y para mostrárselo a otros. Cuando se da cuenta de que no merecemos el perdón y la gracia de Dios y, sin embargo, Él nos la da igualmente, esta revelación nos cambia desde adentro. La gracia no es meramente fortalecimiento La clave, por tanto, es recibir su gracia como un favor inmerecido y creer que ese mismo favor inmerecido es lo que le transforma. Hay una enseñanza circulando por ahí que dice que la gracia se define como “fortalecimiento divino”. Tenga cuidado de no definir la gracia como un mero fortalecimiento, pues eso es diluir y reducir lo que verdaderamente es la gracia. La gracia produce un fortalecimiento divino, pero en sí misma, la esencia de la gracia es su favor inmerecido, gratuito y no ganado. ¿Cuándo está usted en el estado en que menos se merece algo? Cuando ha fallado. Favor inmerecido significa que cuando ha fallado y está en su estado menos merecedor, usted puede recibir el favor, las bendiciones, el amor y la aceptación perfecta de Jesús en su vida. Déjeme decirle que cuando usted entiende y recibe la gracia como el favor inmerecido de Dios, no sólo es fortalecido, sino que también será sanado, y cambiará desde dentro hacia fuera. Así que tenga cuidado con lo que oye y cree acerca de la gracia. La gracia de Dios no es una transacción para que usted haga más y desempeñe más (porque ha recibido más poder). No, es un encuentro de corazón genuino con un Salvador que le ama más de que puede imaginar. No se trata de lo que usted tiene que hacer, sino de lo que Jesús ha hecho. El verdadero peligro al definir la gracia como sólo un fortalecimiento divino es que podemos de manera inconsciente darle la vuelta a la gracia, y en vez de verla como la obra de Dios en nuestra vida, hacemos de ella nuestra obra. De estar centrado en lo que Jesús ha hecho, la definición errónea de gracia como “fortalecimiento” lo cambia a tratarse de lo que usted debe hacer y cómo usted debe actuar ahora que ha recibido esta gracia, este “fortalecimiento divino”. ¿Puede ver esto? Con una definición así de la gracia, la responsabilidad de vivir la vida de Cristo vuelve a caer de lleno sobre sus hombros. Amigo, asegúrese de que lo que cree en su corazón siempre le apunte de nuevo a Jesús y sólo a Jesús, y no a usted mismo. Recuerde: se trata todo de la obra de Él, de su hacer, de su desempeño y su amor en nuestras vidas. Nunca se trata de usted. No se deje engatusar por aquellos que se alejan de la impoluta definición de la gracia como el favor inmerecido de Dios y terminan haciendo que todo se trate de usted y de lo que usted tiene que hacer. Eso no es gracia. La gracia es obra de Dios, desde el comienzo hasta el final. La gracia es obra de Dios, desde el comienzo hasta el final. Deje que la Biblia defina la gracia por usted ¿Sabía que cuando lee la versión de la Amplified Bible (Biblia Amplificada) hay un paréntesis junto a la palabra “gracia” cada vez que esta aparece, y lo que queda entre paréntesis define la gracia como el favor inmerecido, gratuito, no ganado de Dios? Por ejemplo, en Juan 1:17 dice que aunque la ley fue dada mediante Moisés, la gracia (favor inmerecido, gratuito, no ganado y bendición espiritual) y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. En otro versículo, Romanos 5:17, dice que los que reciben la desbordante gracia (favor inmerecido) de Dios y el don gratuito de la justicia, poniéndoles así en un buen estatus con Él, reinan como reyes en vida mediante Jesucristo Hombre (el Mesías, el Ungido). Así, cada vez que oye la palabra “gracia”, piensa en el favor inmerecido de Jesús. No permita que otra persona cambie la pureza de la gracia de Dios en su vida. Le citarán definiciones de gracia de varios diccionarios, pero al final, esas son definiciones de hombres. Yo no sé usted, pero yo quiero la definición de gracia que da la Biblia. Las definiciones de gracia del hombre nunca se compararán a las de Dios. Es mejor dejar que la Escritura interprete la Escritura. Ahora bien, ¿cómo define gracia la Biblia? Pablo, el apóstol más grande de gracia, lo describe de forma muy clara en Romanos 11:6: “Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra”. ¿Love? En la gracia no hay lugar para las obras humanas, puro y simple. Para los que enseñan que gracia significa “fortalecimiento”, tienden a orientarlo hacia las obras del hombre y el desempeño del hombre. Eso no es gracia verdadera. Recuerde que el verdadero fortalecimiento divino viene de Jesús, no de usted. La Nueva Traducción Viviente narra Romanos 11:6 de este modo: “y como es mediante la bondad de Dios, entonces no es por medio de buenas acciones. Pues, en ese caso, la gracia de Dios no sería lo que realmente es: gratuita e inmerecida”. Me encanta esto: ¡su gracia es gratuita e inmerecida! Cuando usted experimenta este favor y amor gratuito e inmerecido de Dios, no tiene que preocuparse por sus acciones. Su amor y favor inmerecido dentro de usted eliminarán todo el pensamiento erróneo y creencia errónea, y producirá usted buenas obras; producirá resultados. Producirá verdaderos frutos de justicia que son duraderos, sostenibles y perdurables. El favor inmerecido de Dios produce un cambio sin esfuerzo Me gustaría que se imaginase un árbol fuerte y frondoso. Un árbol fuerte y frondoso no se preocupa por dar frutos o deshacerse de las hojas secas que hay en él. Mientras el árbol reciba la cantidad correcta de sol, agua y nutrientes, tendrá una savia saludable fluyendo por él que contiene todos los nutrientes apropiados y que naturalmente elimina todas las hojas secas. Y mientras su vida interior, su savia saludable, siga fluyendo, seguirán saliendo hojas nuevas en ese árbol y crecerán y florecerán buenos frutos de forma natural en todas sus ramas. Querido amigo, cuando comience a recibir el sol del favor de Dios y a tomar el agua de su Palabra, cuando comience a alimentarse con el perdón de Jesús en su vida y su estatus de justicia en Cristo, las hojas secas de culpa, temor, adicciones y todo tipo de trastorno comenzarán a ser eliminadas al recibir la nueva vida de Jesús dentro de usted. La transformación que experimentará, cuando no está basada en su propia disciplina y autocontrol, será verdaderamente sin esfuerzo. Ya no se trata de: “¿Cómo venceré este problema de la ira?”, o “¿Cómo acabaré con esta adicción al tabaco?”, o “¿Cómo puedo quitarme este hábito de reaccionar desmedidamente cuando estoy estresado e inseguro?”. En cambio se convertirá en: “¿Cómo vencerá Jesús en mí este problema de la ira, esta adicción al tabaco o este hábito de reaccionar desmedidamente?”. Los frutos de su éxito serán sin esfuerzo. Uno a uno, las adicciones, trastornos y emociones negativas comenzarán a caerse de su vida como hojas secas, y nuevas hojas (nuevos pensamientos y actitudes positivas), nuevas flores (nuevos deseos y sueños) y nuevo fruto (nuevas conductas y hábitos) comenzarán a florecer en su vida. Cuando comience a recibir el sol del favor de Dios y a alimentarse con el perdón de Jesús y su estatus de justicia en Cristo, las hojas secas de culpa, temor, adicciones y todo tipo de trastorno comenzarán a ser eliminadas al recibir la nueva vida de Jesús dentro de usted. Jesús dijo: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:4-5). Quiero animarle a habitar en la gracia de Él: su favor inmerecido, gratuito y no ganado para su vida. Su libro de cuentas está limpio Es muy importante que usted entienda, crea y habite en la verdad del favor inmerecido de Dios y su perdón en su vida, incluso cuando su conducta no sea perfecta. ¿Por qué? Porque le libera para disfrutar de su relación con Dios, para disfrutar pasando tiempo con Él y para esperar bien de Él. Le libera para disfrutar de paz y descanso todos los días, buenas relaciones con otros y una vida de plenitud. Le libera para esperar confiadamente un futuro brillante. Imagine por un momento que es una persona de negocios. Debido a algunas malas decisiones y algunas cosas que escapan a su control, su empresa entra en una grave deuda. Por ello, usted ha desarrollado el hábito de evitar el libro de cuentas de su empresa. Sabe que cuando lo abra, lo único que va a encontrar son números rojos, y ese color rojo es un recordatorio a voces de cuánto debe y lo insana que es la situación en la que ha caído su empresa. No puede dejar de pensar en el libro de cuentas, pero cuanto más piensa en él, más se llena de temor. Del mismo modo, si usted sigue viviendo y pensando que todavía existen deudas entre usted y Dios en su cuenta con Él, no podrá respirar con facilidad. Se llenará de pensamientos de cómo pagar sus deudas. De hecho, tan sólo con pensar en el rojo de su libro de cuentas le hace tener miedo de acudir a Él o esperar su ayuda para algo. Pero supongamos que un buen amigo que le ama se entera de la deuda de su empresa, y por voluntad propia y de su propio bolsillo, paga toda su deuda. Lo hace porque, como buen amigo suyo, no quiere que usted siga llevando esa carga tan pesada de deuda. Además, como él sabe que usted no puede pagar esa deuda, no quiere que ni tan siquiera intente devolverle el dinero. Ahora (después de haber asimilado esta increíble noticia), usted ya no tiene miedo de su libro de cuentas. Puede respirar con facilidad nuevamente. Puede deshacerse de su angustia y reírse y volver a mirar hacia delante en la vida. Usted ya no tiene miedo sólo al pensar en su libro de cuentas. De hecho, está bastante contento de mirar su libro de cuentas porque le dice que ahora está libre de deudas y lo bueno que es su benefactor. Del mismo modo, cuando usted entiende que ha sido completamente perdonado, ya no tendrá miedo ni estará a la defensiva cuando sean expuestas sus faltas y defectos. En cambio, encontrará su seguridad, paz y confianza en el amor del Señor hacia usted. Usted ha sido perfectamente perdonado y justo mediante la obra consumada de Jesús. Querido amigo, esto es lo que Jesús ha hecho por usted, y mucho más. Siendo quien es, el Hijo de Dios, Él es un pago más que suficiente para sus pecados. Y Él no sólo le limpió de toda su vida de pecados, sino que también le dio su propia justicia y favor. ¿Por qué? Para que pueda ser libre para disfrutar de estar con Dios y recibir todas sus bendiciones, sin volver a tener más conciencia de deuda en su camino. El grado en el que puede vivir la vida con una confiada expectativa de bien depende del grado en el que usted habite en esta verdad de que sus pecados han sido perdonados en la cruz y que no hay nada en rojo en su libro de cuentas. El grado en el que puede vivir la vida con una confiada expectativa de bien depende del grado en el que usted habite en esta verdad de que sus pecados han sido perdonados en la cruz. No obstante, de vez en cuando y debido a la fuerza del hábito, quizá se despierte temeroso de que ha vuelto a tener deudas. Pero lo único que tiene que hacer es abrir su libro de cuentas y mirarlo. Le mostrará lo libre de deudas que realmente está, a pesar de lo que usted sienta. De forma similar, si llegara a experimentar días en que dude de que Dios le ha perdonado, lo único que tiene que hacer es abrir la Palabra de Dios y ver en ella que el precio ha sido pagado en su totalidad, el juicio ejecutado y todo atisbo de condenación ya infligido sobre el cuerpo de Cristo. Gracia nueva para cada falta ¿Puedo darle una tarea hoy? Cada vez que falle, ya sea que pierda los nervios con su esposa o vuelva a caer en una adicción que está intentando dejar, quiero desafiarle a que piense en el perdón y no en el pecado. Acuda a la presencia de Dios cada vez que falle y diga: Amado Dios, gracias porque incluso ahora, tu perdón y tu amor perfecto están corriendo a través de mí gracias a la obra consumada de tu Hijo en mi vida. Quita todo sentimiento persistente de fealdad, culpa y condenación en mí. Creo con todo mi corazón que ahora mismo cuando me miras, me ves en Cristo Jesús. Estoy vestido con su túnica de justicia, favor y bendiciones. Gracias por tu abundancia de gracia y tu regalo de justicia en mi vida. A través de Jesús, reinaré en esta vida sobre cada pecado, adicción y fallo. Querido amigo, cada vez que falle, hay gracia nueva de Jesús para rescatarle. Cada vez que no dé la talla, confiese su justicia en Jesús por fe. Sé que probablemente no se sentirá especialmente justo, y esa es la razón por la que debe decirlo en fe. Cada vez que falle, hay gracia nueva de Jesús para rescatarle. He recibido muchos testimonios de victorias de personas de todo el mundo que, incluso al sucumbir a sus adicciones, han confesado: “Incluso ahora mismo, soy la justicia de Dios en Cristo”, y finalmente encontraron la libertad de su atadura. Podría ser una adicción al tabaco, o al alcohol, o a la pornografía. Michael, un hermano de Australia, compartió felizmente: “Acabo de dejar de fumar siguiendo lo que usted enseña en sus libros y DVD (acerca de pensar y confesar mi justicia en Cristo) siempre que era tentado a fumar. También he sido liberado de veinte años de abuso de drogas y alcohol y soy libre de pensamientos paranoicos. No pude deshacerme de ellos con mis propios esfuerzos, pero he podido a través de Cristo”. Cuanto más confesaron estas personas y se vieron como justos en Jesús, incluso en medio de sus fallos, más fueron capaces de ver su verdadera identidad en Cristo. Las hojas secas comenzaron a caerse, y llegaron a un punto en el que dejaron de desear fumar otro cigarrillo, beber otro trago de alcohol, o visitar otra página web pornográfica. Hojas nuevas, flores nuevas y frutos nuevos surgieron de manera inconsciente y sin esfuerzo en sus vidas. La gracia puso fin a la esterilidad y el tormento del invierno y dio la entrada a una primavera perpetua en ellos. Amado, si usted está lidiando con algo ahora mismo, deje de esforzarse y comience a recibir. Comience a recibir la abundancia del favor inmerecido del Señor. Comience a recibir el regalo gratuito de su justicia. Comience a recibir el poder limpiador de su perdón. No hay nada que usted pueda hacer salvo empaparse de todo esto y permitir que el poder de su resurrección expulse todo síntoma de muerte y decadencia en sus circunstancias y en su vida. Jesús le dice hoy: “pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad” (Isaías 43:19). Si usted está lidiando con algo ahora mismo, deje de esforzarse y recibir. comience a Deje de permitir que el enemigo acumule condenación sobre usted en todas las áreas donde no ha dado la talla. Usted está en Cristo, totalmente aceptado, irrevocablemente perdonado y totalmente amado. Crea esto y reciba su perdón y amor para vencer todo pecado. El tiempo de su regocijo está aquí, ¡porque su Salvador ha venido para salvarle! CAPÍTULO 9 EXPERIMENTE LIBERTAD DE LA CONDENACIÓN Ella había luchado frenéticamente cuando de repente los hombres del templo le tiraron de su cama y la arrastraron hasta la calle. Pero ella no encajaba con la turba que le había atrapado, y sus pies descalzos ahora luchaban por mantenerse sobre el suelo mientras le empujaban rudamente en todas direcciones. Un temor frío zumbaba atronadoramente en su corazón, casi ahogando los gritos de desprecio que la gente lanzaba en las calles debido a la conmoción. Ella había pecado, y sabía lo que venía después. Hacía unos meses, ella misma había visto a una mujer intentando acurrucarse mientras, una tras otra, grandes piedras eran arrojadas violentamente hacia ella a manos de la desdeñosa turba que se juntó para ejecutar la justicia de Dios. Ella aún recuerda cómo tuvo que tragarse la bilis que llegaba a su garganta al ver el cuerpo machacado de la sangrienta mujer después de que sus ejecutores finalmente se dispersaran. Nunca se imaginó que ella un día sufriría la misma suerte. Nunca había pensado cometer adulterio. Sabía que era un error verse con él a solas. Fue un error terrible, y ahora era demasiado tarde. Según la Ley de Moisés, la pena capital era el precio por el adulterio. No había escape. Arrastrada hasta el recinto del templo como una muñeca de trapo, apenas podía reconocer la fragancia de los sacrificios que se estaban ofreciendo en el altar de bronce. Aunque no entendía la importancia, el olor siempre le había dado consuelo al ser una niña criada en Jerusalén. Fragmentos de su padre diciéndole que Dios derramaría sus bendiciones sobre su familia mientras ascendía el olor del sacrificio hasta el cielo pasaban por su mente, justo antes de que la turba de fariseos religiosos la detuvieran de forma abrupta y la arrojaran ante los pies de un hombre al que llamaban Maestro. Sabía que su juicio había comenzado, que este hombre debía de ser su jefe ejecutor, el juez religioso que oficialmente le sentenciaría a muerte antes de arrastrarle a las afueras de la ciudad para ser apedreada. Temblando incontrolablemente, inclinó su cabeza e intentó cubrir sus ojos con su cabello lo mejor que pudo para no ver así a la clamorosa multitud que se había reunido a su alrededor esperando su sentencia. Entonces sus despiadados acusadores lanzaron el primer bombardeo: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?” (Juan 8:4-5). Anticipando aún más humillación, se preparó para las palabras condenatorias de juicio que estaba segura oiría de boca del maestro. Pero no escuchó nada salvo un silencio ensordecedor. Fue como si el maestro no hubiera escuchado los cargos acusatorios leídos contra ella. Entonces, con el rabillo del ojo, vio al maestro agachándose y escribiendo con su dedo en la arena. Los fariseos, preparados con piedras en sus manos y furiosos por este retraso, demandaron: “¿Qué dices, maestro? ¿Le apedreamos?”. El maestro se levantó ante ellos, y ella oyó una voz tan reverberante de majestad que su respiración se quedó en su garganta. Articulando cada palabra con una mezcla perfecta de autoridad y compasión, Él declaró: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” (Juan 8:7). Y luego se agachó de nuevo en el suelo y siguió escribiendo como si los líderes de la sinagoga ni siquiera estuvieran ahí. Sus palabras apabullaron a la mujer. ¿Quién era este maestro? ¿Por qué la defendía, siendo una mujer pecadora y adúltera? ¿Era este el hombre de la pequeña aldea de Nazaret del que todo el mundo hablaba? ¿El hombre que sana a los ciegos y hace caminar a los cojos? ¿El hombre de quien dicen que odia el legalismo y ama a los pecadores? ¿Es este el hombre? ¿Quién es este hombre? A medida que estas preguntas daban vueltas en su asustada mente, ella escuchó el sonido de su salvación. Pom. Pom. Pom. Las piedras que debían haberla magullado hasta la muerte caían impotentes al suelo. Una a una, las sandalias de los que la arrastraron hasta el templo se daban la vuelta y se alejaban. Las multitudes que se habían congregado también comenzaron a dispersarse, ya que estaba claro que no habría espectáculo en ese lugar. Tras algunos momentos, lo único que podía ver eran las sandalias del maestro. Él levantó la cabeza de la mujer, y ella vio su rostro por primera vez. Era un rostro de compasión y amor. Un rostro que resplandecía con aceptación y confianza. Ella dejó que sus lágrimas contenidas fluyeran mientras Él le preguntaba: “Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?” (Juan 8:10). Durante toda esta prueba tan difícil, nadie había hablado con ella. Ella no le había importado a nadie. Lo único que había importado era que ella había hecho algo y eso le aseguraba su muerte. Pero ahora sus acusadores se habían ido, y el hombre que le había rescatado estaba hablando con ella y mirándole como si ella importase. Con agradecimiento, dijo exhalando: “¡Ninguno, Señor!”. Ella sabía sin lugar a duda que este maestro no era un maestro común y corriente. Por eso se dirigió a Él como “Señor” y no como “maestro” como los fariseos hacían. Él era el Jesús del que todos hablaban. Entonces oyó las palabras que nunca olvidaría durante el resto de su vida: “Ni yo te condeno; vete, y no peques más” (Juan 8:11). Mientras iba de regreso a casa, repetía para sí estas palabras una y otra vez: “Ni yo te condeno; vete, y no peques más”. Él había salvado su vida, y sabía que nunca volvería a ser la misma. El poder condenación de la no Jesús demostró algo muy importante en el relato de la mujer sorprendida en adulterio. ¿Qué hace posible que alguien tenga poder para vencer el pecado? La amenaza de la ley obviamente no detuvo a la mujer de cometer adulterio. Pero recibir la aceptación de Jesús, sabiendo que aunque merecía ser apedreada hasta la muerte, Él no le condenó, eso le dio el poder para “ir y no pecar más”. Demos un paso atrás para examinar lo que hizo Jesús. Jesús salvó a la mujer justamente. Él no dijo: “No le apedreen. Tengan misericordia de ella”. Lo que Él dijo fue: “El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Y por decisión propia, los fariseos y la turba religiosa se fueron uno a uno. Observe que después de eso, Jesús no preguntó a la mujer: “¿Por qué pecaste?”. No, lo que le preguntó fue: “¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?”. Parece como si Jesús estuviera más preocupado por la condenación del pecado que por el pecado mismo. Él se aseguró de que ella se fuera sin sentir la condenación y la culpa. No invirtamos el orden de Dios. Cuando Dios dice que algo va primero, debe ir primero. Lo que Dios pone primero, el hombre no puede ponerlo lo último. Dios dice que la “no condenación” va primero, y después usted puede llegar al “vete y no peques más”. La religión cristiana lo hace al revés. Decimos: “Vete y no peques más primero, entonces no te condenaremos”. Lo que tenemos que entender es que cuando no hay condenación, la gente se siente capaz de vivir vidas victoriosas, vidas que glorifican a Jesús. De ahí viene nuestro fortalecimiento. La gracia produce un fortalecimiento sin esfuerzo mediante la revelación de la no condenación. Es inmerecido y totalmente gratuito. Pero podemos recibirlo, este don de la no condenación, porque Jesús pagó por ello en la cruz. Cuando no hay condenación, la gente se siente capaz de vivir vidas victoriosas. A decir verdad, ninguno podíamos haber arrojado la primera piedra a esa mujer. Todos hemos pecado y hemos sido destituidos. Nuestra confianza hoy no está en nuestra capacidad para cumplir perfectamente las leyes de Dios, sino en el único, Jesucristo, que es el cumplimiento de la ley misma. En Cristo, todos estamos en el mismo lugar. Si un hermano o hermana se enreda en pecado, nuestra tarea no es juzgarles, sino restaurarles señalándoles el perdón y el regalo de la no condenación que se encuentra en Jesús. La única persona que no tiene pecado y podría haber ejecutado el castigo judicial sobre la mujer era Jesús. Solo Él estaba calificado para arrojar la primera piedra, y no lo hizo. Jesús estaba en la carne para representar lo que había en el corazón de Dios. No era juicio. Su corazón se revela en su gracia y su perdón. Me gusta decirlo así hablando de describir lo que ocurrió mientras los fariseos esperaban para apedrear a la mujer: los fariseos lo hubieran hecho si hubieran podido, pero no pudieron. Jesús podía si hubiera querido, pero no lo hizo. ¡Ese es nuestro Jesús! La ley no puede condenarle hoy Es interesante el hecho de que la Biblia guarde silencio en cuanto a lo que Jesús escribió en el suelo con su dedo. Pero creo que cuando se agachó, estaba escribiendo la ley de Moisés. He estado en Jerusalén muchas veces. Durante una de mis visitas hace muchos años al recinto del templo donde Jesús se habría encontrado con esta mujer, el Señor abrió mis ojos para ver que el suelo del recinto del templo estaba hecho de piedra dura. Eso significa que Jesús no estaba escribiendo sobre tierra. Estaba escribiendo con su dedo sobre piedra. Cuando Jesús escribió con su dedo sobre el suelo, estaba escribiendo sobre piedra, no sobre tierra. Después, en un destello, vi que Jesús estaba escribiendo la ley sobre piedra. En verdad les estaba diciendo a los fariseos: “¿Ustedes presumen de enseñarme a mí sobre la ley de Moisés? Yo soy el que escribió la ley”. Jesús escribió dos veces sobre el suelo con su dedo, completando así la tipología, ya que sabemos que Dios escribió los Diez Mandamientos con su dedo dos veces. El primer conjunto de los Diez Mandamientos lo destruyó Moisés cuando vio que los israelitas adoraban al becerro de oro a los pies del monte Sinaí. Después Dios escribió otro conjunto sobre piedras y se lo dio a Moisés para que lo pusiera bajo el propiciatorio en el arca del pacto. Nunca había oído a nadie predicar esto antes; fue una revelación fresca directamente del cielo. ¡Me encanta cuando el Señor abre mis ojos para ver su gracia! ¿Sabe por qué es tan emocionante saber lo que Jesús escribió en el suelo ese día? Es tan importante porque nos enseña que el autor mismo de la perfecta ley de Dios no usa la ley para juzgarnos y condenarnos hoy. Y no se debe a que Dios simplemente decidiera tener misericordia de nosotros. ¡No! Es porque Jesús mismo cumplió todos los requisitos de justicia de la ley por nosotros y tomó sobre sí toda maldición y castigo por nuestros pecados en su propio cuerpo en la cruz. Somos perdonados porque Él fue juzgado. ¡Somos aceptados porque Él fue condenado! Somos perdonados porque Él fue juzgado. aceptados porque condenado! ¡Somos Él fue El perdón y la sanidad van de la mano Hay otra razón por la que podemos gozarnos en el conocimiento de que Jesús ha llevado el castigo que nos correspondía: el perdón y la sanidad van de la mano. La Biblia dice que Él que nunca quebrantó ni una sola ley de Dios “… herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5). ¿Ve cómo la sanidad y el precio de nuestro perdón están íntimamente mezclados en la Palabra de Dios? Muchos actualmente se esfuerzan por sanarse de sus enfermedades, dolencias, trastornos mentales y adicciones. Quiero anunciarle hoy que nuestra parte es recibir el perdón de Jesús y creer que somos perdonados cada día. Cuando más conscientes seamos de perdón, más fácilmente experimentaremos sanidad y libertad de toda enfermedad del cuerpo, opresión mental y hábito destructivo. Uno de mis salmos favoritos dice así: “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias” (Salmos 103:1-3). ¿Entonces qué va primero? La conciencia de que todos sus pecados han sido perdonados precede a la sanidad de todas sus dolencias. Y la palabra operativa aquí es todas. Algunos nos sentimos cómodos recibiendo perdón parcial en ciertas áreas de nuestra vida, pero rehusamos permitir que el perdón de Dios toque algunas áreas oscuras: áreas de las que no conseguimos deshacernos y por las que no podemos perdonarnos. Sean cuales sean esos errores, le animo a permitirle a Jesús que perdone todos sus pecados, y reciba sanidad para todas sus enfermedades. Amigo, suelte el pasado. Suelte los errores. Permítase ser libre, y aprenda a perdonarse recibiendo con un corazón abierto el perdón total y completo de Jesús. Además Jesús reforzó esta correlación entre el perdón y la sanidad en su encuentro con el hombre paralítico. Era obvio que la mayor necesidad de este hombre era ser sanado en su cuerpo. Deseando su sanidad, sus cuatro amigos incluso habían quitado las baldosas del techo y le bajaron en una camilla para ponerle delante de Jesús. Pero ¿cuál fue la primera frase de Jesús para él? Jesús dijo: “Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados”, antes de sanarle diciendo: “Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa” (Mateo 9:2, 6). Jesús sabía que el hombre necesitaba recibir el perdón de todos sus pecados antes de que su cuerpo pudiera experimentar una sanidad total. Su respuesta se encuentra en recibir una revelación nueva de lo mucho que ha sido perdonado en Cristo, y creer que ya no está bajo condenación. ¿Qué es lo que le paraliza a usted hoy? ¿El temor? ¿Una adicción a los antidepresivos? ¿Ataques de ansiedad? ¿Quizá es alguna enfermedad de su cuerpo? Sea cual sea su desafío, su respuesta se encuentra en recibir una revelación nueva de lo mucho que ha sido perdonado en Cristo, y creer que ya no está bajo condenación (véase Romanos 8:1). El poder transformador de creer en el evangelio Quiero compartir con usted un maravilloso reporte de alabanza de Pat, que vive en Ohio, quien me escribió este correo: Se han producido cambios increíbles en mi vida desde que me alimenté de las verdades que usted enseñó. Ahora tengo un gozo y aprecio por la vida que no había tenido desde que era adolescente (y tengo cincuenta años). Tengo una paz permanente que se manifiesta en cada área de mi vida, desde ser padre a mis finanzas y pasando por mi salud. Inicialmente, cuando comencé a escucharle, no creía lo que enseñaba con respecto a la santidad, la plenitud de las bendiciones y la justicia por la fe en la obra consumada de Cristo. Cuando me enfermé y quedé confinado a una cama, seguí viéndole, ya que no podía hacer nada. Usted apoyaba sus enseñanzas con versículos y evidencia del Antiguo Testamento. Comencé a entender que lo que usted enseñaba era cierto. Comencé a leer los Evangelios y las Epístolas con una mente iluminada, y pude ver claramente que usted estaba presentando el evangelio. Cuando acepté estas verdades, mi estado físico comenzó a cambiar. Había sufrido de la espina dorsal y un disco dañado, y no tenía cura. Los especialistas de columna rehusaban operarme a menos que llegara a un estado en el que parte de mi cuerpo quedara paralizado, que suele ser el proceso normal. Llevaba con muchos dolores y físicamente incapacitado más de dos años. Desde que comencé a alimentarme de sus enseñanzas, he recuperado el uso de mi cuerpo, y la mayor parte de ese dolor que antes era insoportable ha cesado. Ahora puedo relajarme y estar seguro y confiar en la disposición y disponibilidad del poder y la gracia de Dios para sanarme. Esto llegó como resultado de una fe aumentada, la eliminación de la condenación, un entendimiento de la Santa Cena y una mayor conciencia del amor de Dios por mí. También he sido liberado de un hábito de diez años de fumar tabaco. Solía fumar sólo por la noche justamente antes de ir a la cama para calmar mis nervios. Intenté durante años romper el hábito pero no pude. Siempre me sentía muy culpable de tener esta debilidad. Pero cuando me di cuenta de que Dios no me echaba en cara mi debilidad y que me aceptaba incondicionalmente y me bendeciría, solté toda la preocupación y lucha por mi hábito. Comencé a experimentar paz y descanso. Unos meses después, pude dejar de fumar. Es como si el hábito hubiera desaparecido sin esfuerzo de mi vida, como si se me hubiera caído. Sé que fue el Espíritu de Dios obrando en mí para perfeccionarme y darme el poder para no volver a desear los cigarrillos. Verdaderamente mi vida ha sido transformada. El evangelio es lo que este mundo ansía tener y tanto necesita. He sido creyente durante más de veinticinco años y nunca lo había oído presentado como usted lo enseña. Gracias por todo. Siga despertando al mundo al amor y la gracia de Dios, así como a la esperanza de salvación, bendición y gloria ¡en Cristo Jesús! Sólo reciba Querido lector, usted también puede experimentar esta victoria. Es momento de dejar de herirse a usted mismo. Jesús fue herido por todos sus pecados. Es momento de dejar de flagelarse. Jesús ha llevado todos sus golpes en la cruz. Es momento de dejar de cortarse y castigarse porque Jesús ha recibido todos los cortes y el castigo por usted. Es momento de dejar de preguntarse si ha hecho suficiente para ganarse el perdón y la aceptación de Dios. Su perdón y gracia son inmerecidos, no se pueden conseguir; sólo se pueden recibir. ¿Alguna vez le ha regalado a un ser querido un presente por Navidad o por su cumpleaños? Lo único que usted quiere es que lo reciba y lo disfrute. Así es exactamente como Dios quiere que usted reciba su amor y su regalo de la no condenación hoy. Deje de preguntarse si ha hecho suficiente para ganarse el perdón y la aceptación de Dios. Su perdón y gracia son inmerecidos, no se pueden conseguir; sólo se pueden recibir. Mire hoy a la cruz y diga: Gracias, Jesús, por amarme. Hoy recibo tu perdón total en mi vida, y me perdono por todos mis pecados, errores y fallos. Los suelto todos en tus manos de amor. Declaro que en ti, soy completamente perdonado, libre, aceptado, favorecido, justo, bendecido y sanado de toda enfermedad y dolencia. ¡Amén! Cuanto más permita que la catarata del perdón y el favor inmerecido de Dios caiga sobre usted así cada día, más recibirá su salud para su cuerpo y bienestar para su mente. Independientemente de lo que haya ocurrido en el pasado, y a pesar de lo que pudiera estar viviendo ahora, le animo a recordar y creer que Dios le ama y le ha perdonado. Ahora comience a disfrutar de su amor y deje que su gracia actúe en usted y para usted, para llevarle a un lugar de mayor salud, fortaleza emocional, paz y disfrute en la vida. PARTE CUATRO GANE LA BATALLA POR SU MENTE CAPÍTULO 10 GANE LA BATALLA POR SU MENTE Confío en que haya estado disfrutando de este viaje de descubrir el poder de creer correctamente. Hemos visto lo vital que es creer en el amor de Dios por usted y hemos hablado de la importancia de ver lo que Él ve. También hemos explorado el impacto de ser conscientes de perdón contrariamente a ser perpetuamente conscientes de culpabilidad. Ahora que está a medio camino en la lectura de este libro, quiero que sea consciente de que a medida que comience a practicar algunas de las claves de las que hemos estado hablando, experimentará algunas batallas en su mente que desafiarán sus creencias. Tome aliento al saber que no tiene que tener temor a esas batallas. Le mostraré en los capítulos siguientes cómo ganar la batalla por su mente mediante creer correctamente. Amigo, la batalla no está fuera (en sus circunstancias externas), está en el interior. Se pelea y se gana en el campo de batalla de sus creencias y sus pensamientos. Las creencias y los pensamientos erróneos le mantendrán derrotado. Las creencias y los pensamientos correctos le lanzarán hacia su victoria. Por eso Jesús dijo: “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). La verdad situada en su mesa para tomar café no le hace libre. La verdad ubicada cómodamente en su librería no le hace libre. Puede que tenga un ejemplar de la Santa Biblia descansando tranquilamente en su impresionante librería de caoba hecha a mano, pero no le hará libre. Las creencias y los pensamientos erróneos le mantendrán derrotado. Las creencias y los pensamientos correctos le lanzarán hacia su victoria. Es la verdad que usted conoce y cree la que tiene la capacidad de hacerle libre. De eso se trata este libro. Se trata de impartirle verdades de la Palabra de Dios para que den forma a sus creencias. Cuanto más esté en consonancia su creencia con la verdad de la Palabra de Dios, más experimentará la libertad, la gracia, el favor, el perdón y las bendiciones de Él. Hay muchas personas que realmente viven en derrota y atadura en la actualidad aunque puede que no sean conscientes de que están viviendo atadas a nada. En ciertos aspectos han llegado a acostumbrarse a sus ataduras. Permita que explique un poco más esto. ¿Hay áreas con respecto a las cuales se siente ahora temeroso y ansioso? Precisamente las áreas sobre las que se siente temeroso y ansioso indican la presencia de creencias erróneas en su vida de las que Dios quiere que sea usted libre. Sustituya esas creencias erróneas por creencias correctas basadas en la Palabra de Dios, y erradicará esos temores y ansiedades. Creer correctamente es la llave que abre los tesoros de Dios en su vida. Mire, la gracia, el favor, las bendiciones y el perdón siempre han estado ahí, pero cuando usted comienza a creer correctamente, comienza a tener acceso a la plenitud del amor de Dios y su obra terminada en el Calvario. Cada beneficio de la obra terminada ya es de usted; ya le pertenece. Jesús ya ha pagado el precio. El obstáculo que hay entonces entre usted y su victoria es el de sus creencias equivocadas. La batalla tiene que ver con sus creencias, y por eso cuando usted comience a creer correctamente, entrará a su victoria. Es la verdad que usted conoce y cree la que tiene la capacidad de hacerle libre. La estrategia del enemigo El enemigo sabe que se puede controlar sus pensamientos, puede manipular sus emociones y sentimientos. Por ejemplo, si puede hacer que usted entretenga pensamientos de culpa, fracaso y derrota, comenzará a sentirse mal con usted mismo, físicamente débil e incluso deprimido. Nuestras emociones son banderas que nos indican cuáles son nuestros pensamientos. Gracias a Dios por las emociones, pues nos dicen si algo va terriblemente mal en nuestros pensamientos. Muchos de nosotros no somos conscientes de cuando nuestros pensamientos se deslizan por una resbaladiza pendiente de temor, duda, pesimismo y ansiedad. Sin embargo, Dios nos ha diseñado de tal manera que podemos reconocer rápidamente nuestros pensamientos por medio de nuestras emociones. Pruebe lo siguiente: siempre que comience a sentir emociones negativas como temor, preocupación, culpa y enojo, haga una pausa y pregúntese: “¿En qué estoy pensando?”. Sus emociones seguirán rápidamente la estela de sus pensamientos. Si sus pensamientos son negativos, usted producirá de manera natural emociones negativas. Por el contrario, si sus pensamientos son positivos en Cristo, producirá emociones positivas. Por eso se libra una batalla por su mente. El diablo quiere mantener sus pensamientos negativos para así poder mantenerle derrotado; él es un maestro de los juegos mentales, y no juega limpio. Cuando tentó por primera vez a Adán y Eva en el huerto, les hizo dudar de los motivos de Dios mintiéndoles e insinuando que Dios estaba deliberadamente reteniendo algo bueno de ellos. Hizo que Dios pareciera tacaño, cuando en realidad Dios les estaba protegiendo. La estrategia del diablo no ha cambiado; sigue utilizando mentiras, acusaciones, culpa y condenación para atrapar a los creyentes hoy día y hacerles dudar del perfecto amor de Dios, de su perdón y de su sobreabundante gracia. Hace muchos años, cuando yo era bastante novato en el ministerio, juntamente con otro pastor oré por una señora que estaba oprimida por el diablo. Ella no era creyente. Mientras orábamos por ella, de repente la mujer gruñó amenazante con una profunda voz masculina: “¡Quiero su mente!”. ¡Vaya! Era la primera vez que yo había orado por una persona poseída por un demonio, ¡y el demonio realmente respondió! Lo recuerdo vívidamente hasta la fecha. Bueno, oramos por ella y echamos fuera al demonio de ella. Hay una batalla por su mente, y la ganamos mediante el poder de creer correctamente. Ahora bien, por favor no se preocupe, porque como creyente en Jesús, usted nunca puede ser poseído por el diablo. Él puede oprimirle mentalmente, pero nunca puede poseerle. Compartí mi experiencia con aquella mujer para revelarle la estrategia del enemigo. ¡Él quiere su mente! Quiere que su mente se mantenga negativa, oprimida, deprimida y pesimista; quiere que usted permanezca en la creencia equivocada, sabiendo que mientras continúe usted creyendo erróneamente, seguirá viviendo erróneamente. Hay una batalla por su mente, y la ganamos mediante el poder de creer correctamente. Jesús es mayor Es importante que sea usted establecido en esta verdad. No tiene que temer al diablo porque “mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4). Jesús, que está en usted, es mayor que el diablo en este mundo. A pesar de cuáles sean las malvadas prácticas del enemigo, él no prevalecerá contra usted en esta batalla. El diablo es un enemigo derrotado. Mayor es Aquel que está en usted que todos los pensamientos negativos que el enemigo pueda lanzarle. Mayor es Aquel que está en usted que los sentimientos de culpabilidad e incapacidad. Mayor es Aquel que está en usted que toda acusación que sea lanzada contra usted. Permanezca firme en esta declaración: “Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio” (Isaías 54:17). ¡Vaya! Ninguna arma forjada contra usted prosperará. La Biblia no dice que no experimentará ningún desafío o no tendrá que enfrentarse a algún ataque. Pero sí promete que cuando lleguen las pruebas, puede tener confianza en la certeza de que no prosperarán contra usted. ¿Sabe por qué puede estar firme en esta promesa hoy día? En el mismo versículo, Dios pasa a declarar: “Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá” (Isaías 54:17). Esta protección es su herencia. Dios no le protege debido a sus buenas obras; ¡le protege porque la justicia de usted viene del Señor mismo! Notemos que el arma forjada contra usted podría haber sido ya forjada, lo cual significa que puede que un arma ya haya sido concebida, preparada y dirigida hacia usted. No tenga miedo. Cualquiera que pueda ser ese desafío o arma, sepa sin ninguna sombra de duda que no prevalecerá contra usted. Esta es la promesa de Dios para usted hoy: ninguna arma forjada contra usted prosperará. No debido a que su conducta sea perfecta, sino debido a que su posición en Cristo es perfecta. Su victoria está firmemente asegurada mediante la obra terminada de Jesús, que es su herencia en Cristo. Derribando fortalezas Cuando medita en las promesas de la Biblia que proclaman la verdad de Dios sobre su vida, ya está comenzando a ganar la batalla por su mente. No es ninguna coincidencia que Jesús fuese crucificado en el Gólgota, que en realidad significa “Lugar de la calavera” (Mateo 27:33). Su victoria tiene que comenzar primero en su mente. La Palabra de Dios nos dice: Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. —2 Corintios 10:3-4 Esta batalla por su mente no se libra externamente. Nuestras armas no son físicas o tangibles; nuestras armas en esta batalla no son cabezas nucleares, ametralladoras o granadas. Nuestras armas son las armas de creer correctamente, y poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas que nos han mantenido atados. Las fortalezas no pueden ser destruidas con armas físicas; sólo pueden ser totalmente derribadas mediante creer correctamente en la verdad de la Palabra de Dios. Las fortalezas no pueden ser destruidas con armas físicas; sólo pueden ser totalmente derribadas mediante creer correctamente en la verdad de la Palabra de Dios. El diablo solamente puede sembrar pensamientos equivocados en su mente, ¡pero no puede controlar lo que usted cree! Cuando usted comience a creer correctamente, toda mentira y pensamiento erróneo se fundirán como si fueran mantequilla en un día caluroso y soleado. Las mentiras pueden encarcelarle y derrotarle solamente hasta el grado en que usted no permita que la verdad de Dios entre en su situación para liberarle. Escuche atentamente lo que dijo Jesús: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31-32). Lo que esto significa es que de cualquier fortaleza en la que esté usted atrapado hoy, ¡la verdad de Jesús le hará libre! Las fortalezas son pensamientos equivocados y mentiras que han sido perpetuados en su mente durante semanas, meses o incluso años. Esas creencias equivocadas que están atrincheradas le hacen vivir atado a adicciones y en un estado de temor, culpa, ansiedad o depresión crónica. La Palabra de Dios nos dice en términos muy claros que la guerra espiritual tiene lugar en nuestras mentes, y es ganada cuando nosotros destruimos “fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:45). Hay una batalla por su mente, y el lugar donde el enemigo lanza sus ataques contra usted es en sus pensamientos y su imaginación. Yo creo que cuando usted es consciente de que hay una guerra por su mente, y que se produce entre creencias equivocadas y creencias correctas, ¡ya ha ganado la mitad de la batalla! Hay una batalla por su mente, y el lugar donde el enemigo lanza sus ataques contra usted es en sus pensamientos y su imaginación. Ancle su identidad en Cristo La Biblia deja claro que hay tal cosa como una guerra espiritual en nuestra mente, y es vital que usted como creyente entienda esto. De otro modo, creerá que cada pensamiento que se cruza por su mente proviene únicamente de usted mismo. Entonces comenzará a creer esas mentiras, sin saber que el enemigo ha plantado esas mentiras para confundirle. Hace varios años, prediqué un mensaje sobre cómo el diablo utiliza a veces el pronombre o los verbos en primera persona para plantar pensamientos en nuestras cabezas para engañarnos. Por ejemplo, él no dice: “Tienes un trastorno alimenticio”, o “Tienes una adicción en esta área”. El diablo utiliza la primera persona para sembrar pensamientos como los siguientes en su mente: “Tengo un trastorno alimenticio”, o “Soy adicto a la pornografía”, o “Soy un pervertido”. ¿Observa lo insidiosa y astuta que es la serpiente? Le hace creer que usted está pensando esos pensamientos de derrota. Él quiere que crea que eso es usted. Al escuchar ese mensaje, un hombre que había estado atrapado en una adicción destructiva por muchos años me escribió una carta. Walter compartió que esta estrategia del diablo al utilizar la primera persona siguió resonando en su interior después de haber escuchado mi mensaje. Se fue a su casa después de la iglesia, se encerró en su cuarto y por primera vez declaró en voz alta: “¡No soy un adicto!”. Sencillamente decidió rechazar esa malvada mentalidad en el nombre de Jesús, y después me dijo lo siguiente: “En aquel preciso momento, sentí que algo poderoso sucedió en mi interior. No sé cómo describirlo. Fue como si la vida se volviese espectacular debido al amor de Dios, y no podía contener el sentimiento”. Después de hacer esa confesión en voz alta, dijo: “Mi adicción se detuvo. Perdí todo el interés, y ni siquiera me siento un poco tentado. Todos los malos deseos se han ido, y lo mejor de todo es que sé que amo a Jesús más que nunca antes y no puedo vivir sin Él. Soy renovado, soy renacido. Sé que todo está en control de Él, y soy bendecido y perdonado”. ¡Vaya! Qué tremendo testimonio del poder y la bondad de Dios en la vida de este hermano. Con sólo una declaración, él destruyó la fortaleza mental bajo la cual el diablo le había situado por muchos años. Ese es verdaderamente el poder de creer correctamente. Si usted puede cambiar lo que cree, puede cambiar su vida, al igual que hizo este hermano. ¿Hay mentiras acerca de su identidad en las que usted cree actualmente? Destruya el poder de esas mentiras declarando su identidad en Cristo. Diga en voz alta: “Soy un hijo de Dios. Soy sanado, perdonado, justo y santo en Cristo Jesús”. En lugar de creer las mentiras del diablo cuando él utilice la estrategia de la primera persona contra usted, declare su verdadera identidad en Jesús. Lleve cautivo pensamiento todo Desgraciadamente, sin que muchos creyentes se den cuenta hoy día, el enemigo ha lanzado campañas maliciosas de desinformación que les han esclavizado de modo efectivo por años a la baja autoestima, el odio a sí mismos, la culpabilidad, trastornos alimenticios, perversiones, temores infundados y todo tipo de estrafalarios hábitos y adicciones. Y por eso estoy escribiendo este libro: para sacar a la luz las mentiras del enemigo y ayudarle a ver con claridad meridiana las tácticas engañosas y manipuladoras del enemigo. Esas mentiras se derrumbarán como un castillo de naipes en el instante en que usted vea su verdadera identidad en Cristo. Las armas de esta guerra espiritual no son naturales y físicas. Sus armas se encuentran en la verdad de la Palabra de Dios, y son poderosas y tienen la capacidad de derrocar y destruir toda fortaleza que haya sido edificada mediante la desinformación y la creencia equivocada. Y el modo en que podemos destruir esas fortalezas en nuestra mente es “llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:5). Cuando yo era un joven creyente, me enseñaron que era mi responsabilidad llevar cada uno de mis pensamientos a la obediencia a Cristo. Lo intenté y batallé con eso por muchos años, y terminé con mayor opresión mental, estrés y culpa que cuando había comenzado. Nadie puede llevar cada pensamiento que se cruza por su mente a obedecer perfectamente a Cristo. Un día Dios abrió mis ojos para ver lo que Él estaba diciendo realmente en ese versículo. Me dijo: “Hijo, mantén tu enfoque y tus pensamientos siempre en la obediencia de Cristo, y esa será una potente arma para destruir las fortalezas del diablo en tu mente”. Cuando me dijo eso, sentí que de repente se encendió la luz en mi cabeza. Si la manera de destruir fortalezas mentales depende de que sea usted capaz de capturar perfectamente todo pensamiento que se cruce por su mente y hacer que sea perfectamente obediente a Cristo, entonces eso es una receta para un fracaso seguro. Las enseñanzas legalistas siempre sitúan la demanda en el hombre. Las enseñanzas sobre la gracia siempre demuestran que la provisión viene de Dios. La ley se enfoca en lo que el hombre tiene que hacer, y la gracia se enfoca en lo que Jesús ha hecho y sigue haciendo en nuestras vidas. Puede usted aplicar este principio para probar cualquier enseñanza que haya recibido. Entonces ¿qué significa llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo? Veamos lo que dice la Palabra de Dios sobre la obediencia de Cristo, y permitamos que la Escritura interprete la Escritura. La Palabra nos dice: “Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos” (Romanos 5:19). Lo que esto significa es que mediante la desobediencia de un hombre (de Adán), todos fuimos hechos pecadores; pero mediante la obediencia de Jesucristo (de un Hombre) en la cruz, todos fuimos hechos justos para siempre en el momento en que creímos en Él. Dios quiere que usted se enfoque en la obediencia de Jesús y no en la desobediencia de Adán. La desobediencia de Adán hace que sea usted consciente de pecado y de juicio, mientras que la obediencia de Jesús en la cruz, ¡hace que usted sea consciente de perdón y de justicia! ¿Significa eso que no hay ninguna obediencia por nuestra parte? ¡En absoluto! Cuanto más crea usted que su justicia viene de la obediencia de Jesús y no mediante sus propios esfuerzos, más vivirá una vida de obediencia inconscientemente. Las personas dicen que quienes predican la gracia no predican sobre la obediencia. Lo que en realidad no entienden es que bajo el viejo pacto de la ley, la obediencia era la raíz de todas las bendiciones de Dios; pero bajo el nuevo pacto de la gracia, Dios primero nos bendice, y la obediencia es el fruto. Cuanto más crea usted que su justicia viene de la obediencia de Jesús y no mediante sus propios esfuerzos, más vivirá una vida de obediencia inconscientemente. Nuestra obediencia hoy día bajo el nuevo pacto comienza con decidir creer que somos hechos justos por la obediencia de Cristo en la cruz. No es esa obediencia legalista a la ley que muchas personas están intentando hacer regresar a la Iglesia. El apóstol Pablo describe nuestra obediencia como obediencia “a la fe” (Romanos 16:26): creer correctamente acerca de lo que Jesús ha hecho para hacernos justos. Y cuando creamos correctamente así, descubriremos que su gracia nos motiva y nos capacita para creer y vivir correctamente. Todos hemos escuchado muchos sermones sobre vivir correctamente, pero ¿sabe qué? Oigo a pastores lamentarse de que sigue habiendo poca manera de vivir correctamente entre las bancas de la iglesia. Mi creencia personal es que no se debe a que los creyentes quieran ser malos; no viven del modo en que deberían hacerlo porque sus sistemas de creencias en realidad no han cambiado. La Palabra de Dios nos dice: “Mas el justo por la fe vivirá” (Romanos 1:17). Podemos decirlo de la siguiente manera: el justo vivirá por creer correctamente. Cuando usted tiene creencias correctas, libera el poder de Dios para vivir correctamente. Cuando usted cree el evangelio, el verdadero evangelio que dice que es usted justo por la obediencia de Jesús (véase Romanos 5:19), tendrá un modo de vivir correcto. Los resultados correctos seguirán. Amigo, cuando se trata de obediencia, sin duda ha habido un cambio debido a la cruz de Jesús. Bajo el viejo pacto de la ley, usted tenía que obedecer antes de que Dios le bendijese. Pero bajo la gracia, Dios le bendice primero, y después la obediencia es el fruto. Cuanto más crea correctamente que ha sido hecho justo y bendecido mediante la obediencia de Cristo, más verá el fruto de la obediencia en su vida. ¡Vaya! ¡Gloria a Jesús por su maravillosa gracia! El enemigo no juega limpio El enemigo solamente puede hacer incursiones en su vida cuando le señala exitosamente a su obediencia o la falta de ella para determinar cuál es su posición delante de Dios. Él utilizará desinformación para hacerle sentir despreciable y sucio, aunque en Cristo usted ya es completamente justo. No olvide que el diablo no juega limpio. A lo largo de los años, he observado que otra de las estrategias del enemigo implica que él siembra un mal pensamiento en su mente, y después rápidamente le da la vuelta para condenarle precisamente por ese pensamiento que él plantó. Le dirá: “¿Qué tipo de persona sucia y desgraciada eres tú? ¿Cómo puedes pensar ese pensamiento? ¡Eres asqueroso!”. Él le acusará, le condenará y le menospreciará, y seguirá señalando áreas en las que usted ha fallado. Incluso cuando usted hace las cosas bien, nunca es suficiente. Si leyó un capítulo de la Biblia, él le señalará a otra persona que leyó dos capítulos. Él siempre encuentra faltas. Si cometió usted un error, él seguirá repitiéndole su desobediencia. Si el diablo puede tener éxito en hacer que usted se enfoque en su obediencia o su falta de ella en lugar de enfocarse en la obediencia de Jesús, tendrá éxito en todos sus juegos mentales con usted. Por eso cuando usted se enfoca en su desobediencia en sus pensamientos, será desalentado, abatido y oprimido. Por tanto, ¿cómo debería responder cuando pensamientos negativos o incluso malvados se cruzan por su mente? Antes de nada, necesita saber que esos pensamientos no son de usted; el verdadero yo es nacido de nuevo en Cristo Jesús, ¡un creyente de nueva creación! Cuando lleguen malos pensamientos, enfóquese en su verdadera identidad y en quién es usted realmente en Cristo pensando en la cruz de Jesús. Enfóquese en la perfecta obediencia de Él, y el modo en que su obediencia en el Calvario le hace a usted justo, sano, favorecido y completo. Eso es lo que significa llevar todo pensamiento cautivo obediencia de Cristo. a la Enfóquese en la obediencia de Jesús Scott, un hermano de Florida, escribió a mi equipo para compartir este testimonio tan alentador: Nací y me crié en la iglesia y he sido cristiano toda la vida. Sin embargo, batallaba para seguir la ley, ya que eso era lo que me habían enseñado, y siempre tenía temor de defraudar a Dios. Cuanto más intentaba ser un “buen cristiano”, ¡más culpable me sentía! Batallaba con la pornografía y miraba páginas web para adultos dos veces al día. Aparte de destruir mi computadora, había intentado todo lo que hay bajo el sol para romper ese hábito, pero siempre había peleado una batalla perdida. Como resultado, abandoné la iglesia por completo porque me sentía culpable, avergonzado e indigno. Un día, mi tía me presentó las enseñanzas del pastor Prince. Su mensaje no era sobre la ley, sino que estaba lleno del ingrediente que faltaba: ¡Jesucristo! Todo lo que el pastor Prince enseñaba resonaba en mi interior como si fuera una nota musical perfectamente afinada. Por gracia, mi relación con Cristo ha sido transformada, y ya no llevo esa inimaginable carga de culpa y vergüenza. En cambio, ¡me siento alegre todo el tiempo! No puedo dejar de hablar a mis amigos sobre el modo en que eso ha transformado el cristianismo para mí. Milagrosamente, desde que mi enfoque ha estado en Jesús y no en mi batalla, ¡no he mirado ningún material pornográfico! Siempre que batallo con la lujuria ahora, mantengo mis ojos fijos en el perdón incondicional de Jesús y siento gozo en lugar de culpabilidad. Jesús me ha limpiado de mi adicción, ¡y estoy asombrado! Gracias, pastor Prince, por traer nueva vida y gozo a mi caminar con el Señor. ¡Me siento transformado, gozoso, bendecido y mucho más! ¡Gloria a Dios! Al leer esta carta, ¡me sentí especialmente movido cuando Scott compartió que el ingrediente que faltaba es Jesucristo! Cuando él comenzó a creer correctamente sobre Jesús, cuando comenzó a enfocarse en la obediencia de Jesús y no en su propia obediencia, ¡experimentó su tremenda victoria! Amigo, hay una batalla real por su mente. Muchas personas sucumben a ella casi inmediatamente cuando tienen un pensamiento pecaminoso, y entonces comienzan a sentirse culpables y condenadas por tener esos pensamientos pecaminosos. Los pensamientos son desencadenantes de sus emociones. El enemigo sabe que si puede llegar a hacerle creer esos pensamientos equivocados de derrota, ansiedad, avaricia, envidia y lujuria, entonces puede empujar sus emociones hacia sentimientos de culpa, temor y condenación. Cuando usted sucumbe a esas emociones autodestructivas y tóxicas, él puede llevarle aún más lejos y tentarle para que actúe según esos pensamientos pecaminosos. Los pensamientos son desencadenantes emociones. de sus Es mi oración hoy que sea usted capaz de ver que mediante el poder de creer correctamente, puede victoriosamente salir de ese círculo vicioso de derrota. La próxima vez que tenga pensamientos negativos, agárrese a usted mismo y mire hacia la obediencia de Cristo. Vea la cruz. Vea a Jesús. Véale lavando su mente con su sangre preciosa. Amado, su nueva identidad justa se encuentra en Jesucristo. Y tal como Él es, ¡así es usted en este mundo! CAPÍTULO 11 VICTORIA SOBRE LOS JUEGOS MENTALES DEL ENEMIGO Hace varios años antes de que mi ministerio televisivo comenzara a emitir en Estados Unidos, recibí una carta de Max, del personal de la Marina de los Estados Unidos, que había pasado por Singapur y había tenido un transformador encuentro con el evangelio de la gracia. Contenía una hermosa historia que mejor se relata con sus propias palabras: Pastor Prince, ha sido mi deseo escribirle durante algún tiempo para compartir lo que Dios ha hecho en mi vida mediante mi experiencia en Singapur. No puedo decirle lo agradecido que estoy a Dios porque milagrosamente me guiase a su iglesia. Asisto a la academia naval estadounidense, y seré comisionado en cuatro meses como oficial en los Cuerpos de la Marina estadounidense. He sido cristiano durante unos tres años, pero hace más de un año me encontraba en una gran atadura. Al igual que usted, estaba convencido de que había cometido el pecado imperdonable. Para mí, la gracia era una cosa mala. Sabía que me merecía ir al infierno bajo el Antiguo Testamento, y debido a que Jesús había venido y yo seguía pecando, sentía que merecía aún más el infierno. Por tanto, en mi corazón deseaba que Jesús nunca hubiera venido. Para resumir la historia, llegué a desesperarme. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para encontrar paz con Dios. Desgraciadamente, no entendía que enfocarme en hacer más para Dios solamente me apartaba cada vez más de la paz que tan desesperadamente deseaba. Poco después, me volví muy crítico. Me separé de mis amigos cristianos, e incluso convencí a algunos de ellos de que estaban en el camino hacia el infierno conmigo. No puedo decirle la desesperanza y la angustia que sentí aquel año. En una anotación en el diario la noche del día 18 de abril de 2001, escribí: “Qué no pagaría para que alguien me mostrase el camino al Señor, no una religión sino al Dios vivo”. Poco sabía yo en aquel momento que Dios estaba preparando mi corazón, porque quince páginas después en el mismo diario, escribí palabras de esperanza y gozo. Bien, el final de mi primer año se acercaba, y recibí órdenes de subirme a un submarino con destino a Tailandia. El día antes de irme, me dijeron que ya no iríamos a Tailandia sino a Singapur. Los primeros cuatro días después de mi llegada a Singapur fueron empleados en hacer turismo. Una noche salí con todos los oficiales a un bar. El bar era especialmente desagradable, y me fui temprano con un amigo. En el camino de regreso al hotel, oré al Señor desesperadamente para poder tener comunión. Le dije adiós a mi amigo y seguí caminando por la ajetreada calle. Entonces, para mi sorpresa, escuché a un hombre preguntarme: “¿Está buscando una iglesia?”. Desde luego le dije que sí a aquel hombre, que resultó ser un miembro de su iglesia. Él me dio el número de teléfono de su casa y las indicaciones para llegar a la iglesia. Me dijo que había una reunión de estudio bíblico al día siguiente. Sólo hablamos durante un minuto antes de que nos despidiéramos. Estoy agradecido porque me las arreglé para asistir a la reunión de estudio bíblico del viernes en la noche. Yo seguía siendo muy crítico y lo cuestionaba todo, pero el mensaje que escuché no se parecía a nada de lo que había oído anteriormente. Entonces el domingo asistí al servicio en su iglesia otra vez, e incluso compré trece de sus cintas. Como dije anteriormente, estaba dispuesto a probar cualquier cosa para encontrar a Dios, aunque en realidad no creía que aquellas cintas fueran a tener un impacto en mí. Me fui aquel día en el submarino, y escuché Ganando la batalla de su mente unas ocho veces seguidas. Mi vida no ha vuelto a ser igual. Escuché las otras cintas y obtuve mi primer destello de la gracia de Dios. Cuando regresé a los Estados Unidos después de sólo tres semanas en el submarino, mi mamá pudo ver un inmenso cambio en mi actitud. Donde anteriormente había depresión, ahora había gozo. Donde antes había una actitud crítica, ahora había amor. Cuando regresé a la academia en agosto, regalé esas cintas a los amigos a quienes había convencido de que se irían al infierno conmigo. La siguiente vez que los vi, ¡ellos estaban llenos de gozo! Es mi esperanza y mi deseo que este correo electrónico le aliente. Oro para que algún día Dios pueda usarme para llevar este mensaje de Él a las iglesias de América y los cuerpos de la Marina. Agradezco cualquier oración que pudiera hacer usted por mí. Oro para que algún día pueda visitar de nuevo Singapur y su iglesia. Sé que los Marines han de ser duros, pero mi deseo de reunirme con usted y su iglesia es tan grande que casi hace que a veces se me salten las lágrimas. Espero con ilusión escuchar nuevas cintas algún día. Que la gracia y la paz de Dios estén con usted y con su familia. La historia de Max no termina aquí. Curiosamente, dos años después de recibir su correo electrónico, uno de los oficiales navales a los que él había regalado mis cintas nos escribió para contarnos cómo su propia vida también había sido sorprendentemente cambiada por los mensajes. Cuando Robby nos contó su historia, mencionó a Max: dos años después de su viaje a Singapur, había llegado a ser un oficial muy respetado en la formación de pilotos de reactores y un hombre que destacaba entre sus iguales. El amor y la gracia de Dios que le habían liberado también le transformaron en alguien que (en palabras de Robby) “tenía tanto del amor y el gozo de Dios en él que las personas querían estar cerca de él”. ¡Qué increíble testimonio de la gracia de Dios! Recuerdo haber sido muy alentado por lo que el Señor había hecho por Max cuando recibí por primera vez su correo electrónico hace unos doce años. En aquel entonces en 2002, Dios estaba comenzando a mostrarme que el evangelio de la gracia necesitaba salir de las cuatro paredes de nuestra iglesia local en Singapur. Y unos cinco años después, Dios abrió las puertas para nosotros, y comenzamos nuestra primera emisión de televisión en Estados Unidos en abril de 2007. Actualmente estamos retransmitiendo en más de doscientos países en más de sesenta redes de televisión en todo el mundo, y alcanzamos a millones de personas con el evangelio de la gracia. ¡Ahora hay una revolución de gracia barriendo todo el planeta! Cada día se ponen en contacto con nosotros preciosas personas como Max, que escriben para compartir cómo sus vidas han sido totalmente transformadas cuando comenzaron a creer correctamente en la persona de Jesús. Siempre que Wendy y yo leemos los correos electrónicos y las cartas que recibimos del equipo ministerial, nos sentimos profundamente humillados y agradecidos a Jesús por todo lo que Él ha hecho y sigue haciendo en esas vidas. Creo con todo mi corazón que usted es el siguiente en la línea. Cualquiera que sea su necesidad—un avance, milagro, sanidad, restauración o liberación—, eso está a la vuelta de la esquina. Puede que incluso no sea usted consciente de ello, pero Dios ya ha comenzado una obra en usted y sin duda la completará en su vida. Cualquiera que sea su necesidad—un avance, milagro, sanidad, restauración o liberación—, eso está a la vuelta de la esquina. Hay muchas verdades poderosas en Ganando la batalla de su mente, el mensaje que Max escuchó ocho veces seguidas cuando estaba en el submarino. Realmente me gustaría bendecirle con este mensaje. Los libros son poderosos, pero hay algo especial en escuchar la Palabra predicada. Si está usted interesado, por favor visite la página web josephprince.com/power para bajarse el mensaje en audio gratuito. Creo que este recurso le ayudará a recibir una nueva impartición para ganar la batalla por su mente. Los juegos enemigo mentales del Al diablo le encanta jugar a juegos mentales. Cuando yo era un creyente joven e impresionable, me enseñaron erróneamente que un cristiano podía cometer lo que ha llegado a conocerse como “el pecado imperdonable” cuando blasfema contra el Espíritu Santo. Tan sólo el pensamiento de que yo pudiera cometer este pecado me situaba bajo una severa opresión. Ese único pensamiento abría todo tipo de terribles experiencias en mi vida. Yo estaba realmente preocupado por haber cometido el pecado imperdonable y tener una entrada directamente para el infierno. Cuanto más intentaba no hacerlo, más tenía todo tipo de pensamientos blasfemos sobre el Espíritu Santo cuando oraba, e incluso cuando adoraba sinceramente a Dios. Era una experiencia terrible, con el diablo implacablemente oprimiendo y atacando mi mente con todo tipo de pensamientos malvados. Por tanto, ¿qué es “el pecado imperdonable”? El pecado imperdonable es simplemente el pecado de un no creyente que continuamente rechaza a Jesús como su Salvador. Al no aceptar el don gratuito de salvación de Dios, esa persona está diciendo: “Yo no necesito a Jesús. Bien puedo salvarme a mí mismo”. Eso era lo que estaban haciendo los santurrones fariseos en tiempos de Jesús, justamente delante de su presencia. A pesar de todos los increíbles milagros de gracia que Él realizó en el poder del Espíritu Santo, ellos tercamente se negaron a creer que Él era el Mesías. ¡Incluso tuvieron la audacia de decir que su poder y autoridad provenían de un espíritu malo (véase Mateo 12:24)! Amigo, es por tanto imposible que usted como creyente cometa este pecado, porque ya ha recibido a Jesús como su Salvador. Además, no hay absolutamente ningún pecado del que su sangre no le haya limpiado ya. Cada uno de sus pecados ha sido perdonado mediante la obra terminada de Él en la cruz. Es una obra inmaculada. Jesús no pasó por alto ni un solo pecado. Por eso el apóstol Pablo, que escribió dos terceras partes del Nuevo Testamento, nunca mencionó el “pecado imperdonable” en ninguna de sus Epístolas a las iglesias. ¿No cree usted que si los cristianos pudieran cometer este pecado y perder su salvación, Pablo lo habría mencionado al menos una vez? Desgraciadamente, nadie me enseñó sobre la gracia de Dios entonces, y yo viví bajo esa oscura nube de opresión mental durante más de un año. Puede imaginar eso: ¡tan sólo un pensamiento me mantuvo en atadura por tanto tiempo! Y fue mediante aquella experiencia traumática como aprendí acerca de los juegos mentales del diablo. Cómo compartí en el capítulo anterior, el diablo sabe cómo utilizar el pronombre personal para engañar. En lugar de decirme claramente: “Has cometido el pecado imperdonable”, yo seguía oyendo en mi mente: “He cometido el pecado imperdonable”. Y debido a que creía erróneamente que un creyente podía cometer este pecado, eso reforzaba las mentiras del diablo en mi cabeza. Constantemente tenía pensamientos como: “He blasfemado contra el Espíritu Santo”, “He cometido el pecado para el cual no hay perdón”, y “He fallado y he defraudado a Dios”. El enemigo siempre dejaba caer la primera persona, aunque todo ese tiempo era él quien estaba plantando esas imaginaciones erróneas y poniendo aquellos pensamientos blasfemos en mi cabeza. Cuando yo estaba orando a Dios, llegaban esos pensamientos erróneos y a veces vulgares, y mi respuesta entonces normalmente era: “¡Oh Dios mío! ¿Qué pasa conmigo? Soy cristiano; ¡no debería estar teniendo este tipo de pensamientos!”. En otras ocasiones, el diablo me golpeaba en la cabeza con acusaciones como: “¿Cómo puedes tener esos pensamientos?”, o “¿Qué tipo de persona enferma eres?”, o “¿Cómo puedes tener esos pensamientos tan desagradables contra esa persona y seguir llamándote cristiano?”. ¿Ha experimentado usted eso? El enemigo es un experto en lanzar pensamientos a su mente y después retirarse y regresar a usted como un legalista para golpearle en la cabeza precisamente con los mismos pensamientos que él puso en su cabeza. Ganar la batalla La clave para ganar la batalla por su mente es aprender a separarse usted mismo de los pensamientos malvados plantados por el enemigo. ¡Esos pensamientos no son de usted! No es usted responsable de esos pensamientos más de lo que es responsable de cualquier blasfemia pronunciada por alguien que resulte estar en su presencia. La clave para ganar la batalla por su mente es aprender a separarse usted mismo de los pensamientos malvados plantados por el enemigo. De la misma manera, siempre que el diablo siembre pensamientos erróneos en su mente, lo que tiene que hacer es saber que esos pensamientos malvados o impuros no provienen de usted. Descártelos con una firme creencia en su corazón de que los pensamientos no son de usted. Crea sin ninguna sombra de duda que es usted la justicia de Dios, y tan sólo ignore esos pensamientos como ignoraría a una persona que esté diciendo blasfemias en su presencia. No dé ningún peso a esos pensamientos. Mi opresión mental duró un año porque yo siempre sentía que tenía que hacer algo al respecto. ¿Ha estado usted en esa situación, donde sentía que usted tenía que hacer algo? Bien, yo me sentía responsable de esos pensamientos en mi cabeza, y en el momento que creía que esos horribles pensamientos eran míos, el diablo me tenía justamente donde quería que yo estuviese: derrotado, culpable y sintiéndome condenado. Toda importante atadura comienza en la mente. La Palabra de Dios nos dice: “resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Santiago 4:7). ¿Sabe cuál es la mayor forma de resistencia? ¡Es sencillamente ignorar los pensamientos del diablo! Las mujeres entienden muy bien esto. Ellas saben que la mejor manera de resistir a un hombre es sencillamente ignorarle. Imagine a una mujer que pasa al lado de una obra donde todos los obreros comienzan a decirle cosas. Una mujer tranquila sencillamente seguirá caminando e ignorando sus palabras. Ella es más inteligente como para responder a esos hombres gritándoles que dejen de hacerlo. En cuanto a mí, cuando estaba atrapado en la opresión mental reprendía al diablo cada vez que un mal pensamiento flotaba por mi mente. Como podrá imaginar, terminé reprendiendo al diablo todo el tiempo. Al final del día, ¡estaba más centrado y era más consciente del diablo que de Dios! Dios no quiere que usted sea consciente del diablo; quiere que sea consciente de Jesús. Usted gana la batalla por su mente ignorando al enemigo. No sienta que tiene que hacer algo con respecto a esos pensamientos. Cuando el diablo le sugiera cosas a su mente, tan sólo ignórelo. La guerra espiritual no tiene que ser combativa; puede ser tranquila, pacífica, sencilla y fácil. Se trata de ver la obra terminada de Jesús. Usted gana la batalla por su mente ignorando al enemigo. La respuesta es sencilla Muchos años después de mi experiencia con la opresión mental, de hecho después de estar ya predicando el evangelio de la gracia, me encontré con la autobiografía de John Bunyan. Cuando la leí, descubrí que él—este predicador inglés tan respetado del siglo XVII que escribió el exitoso libro El progreso del Peregrino—había pasado por una experiencia muy parecida con el tormento mental, en la que también descubrió que su mente estaba constantemente inundada de pensamientos blasfemos contra Dios. En esa autobiografía, Gracia abundante, Bunyan compartía que durante aquel terrible período “todo mi consuelo me fue arrebatado; entonces la oscuridad se apoderó de mí; después de lo cual, oleadas de blasfemias contra Dios, contra Cristo y contra las Escrituras, recayeron sobre mi espíritu, para mi gran confusión y asombro… con frecuencia descubrí que mi mente de repente se inclinaba a maldecir o jurar, o a declarar alguna cosa terrible contra Dios, o contra Cristo su Hijo, o de las Escrituras”.1 Cuando leí aquello, quedé sorprendido pero también muy alentado porque alguien como John Bunyan hubiera pasado por lo mismo que yo. Pero incluso más importante para mí fue el modo en que la libertad y la victoria finalmente llegaron a él. Un día mientras Bunyan estaba atravesando un campo, aún con pensamientos y temores de no estar en posición correcta delante de Dios, “de repente”, dijo él, “esta frase llegó a mi alma: ‘Tu justicia está en el cielo’”. Siguió diciendo: “Entonces vi, con los ojos de mi alma, a Jesucristo a la diestra de Dios; allí, digo, estaba mi justicia; de modo que dondequiera que yo estuviera, o en lo que estuviera haciendo, Dios no podía decir de mí: ‘él quiere mi justicia’ porque eso estaba delante de Él. Además, también vi que no era mi buena disposición de corazón lo que hacía que mi justicia fuese mejor, ni tampoco mi mala disposición lo que hacía que mi justicia fuese peor; porque mi justicia era Jesucristo mismo, ‘el mismo ayer, y hoy, y para siempre’”.2 ¿Cómo gana usted esta batalla por su mente? Amigo, la respuesta se encuentra en la persona de Jesús. Él es su justicia. Su justicia es una persona. Él está en el cielo y nunca puede ser apartado, a pesar de lo que usted haya hecho o no haya hecho. Su justicia es Jesucristo mismo,¡ y Él es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos (véase Hebreos 13:8)! Por tanto, no sea engañado por más tiempo. El apóstol Pablo dice: “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo” (2 Corintios 11:3). El evangelio es sencillo. Se trata de Jesús; no se trata de usted. Cristo es nuestra justicia. Cristo es nuestra obediencia. Cristo es nuestra santificación. Cristo es nuestra justificación. Gloríese en Cristo, y solamente en Cristo. El enemigo intentará hacer que todo se trate de usted. Manténgalo sencillo. Contrariamente a Eva, no sea engañado por su astucia. Ignórelo y sencillamente enfóquese en la simplicidad que está en Cristo. Cambie su mente La palabra “arrepentimiento” en el Nuevo Testamento es la palabra griega metanoia, que simplemente significa “un cambio de mente”.3 Meta significa “cambio” y noia se refiere a su mente. Hay personas religiosas que tienen la idea de que el arrepentimiento significa revolcarse en la suciedad y condenarse a sí mismos hasta que sientan que se han ganado lo suficientemente el perdón de Dios mediante su contrición. Mi pregunta es: ¿cuán condenados y tristes necesitan estar antes de haberse “arrepentido” genuinamente? Y después de que se hayan “arrepentido”, si vuelven a fracasar en la misma área, ¿significa que en realidad no se “arrepintieron” por completo la primera vez? Ni por un momento dudo de la sinceridad de las personas que creen en el “arrepentimiento” de este modo. Sin embargo, usted puede ser sincero en su intención pero aún así estar sinceramente equivocado cuando el arrepentimiento no está basado en la creencia correcta que conduce a una transformación interior del corazón. El creer correctamente es lo que produce verdadero arrepentimiento (cambio de mente) y, por tanto, una transformación genuina. Lo que estoy diciendo es que usted puede golpear su pecho entristecido, derramar cenizas sobre su cabeza, llorar sin parar delante del altar, y aun así regresar a su casa sin haber sido cambiado. La tristeza no se equipara a la transformación. El creer correctamente es lo que produce verdadero arrepentimiento (cambio de mente) y, por tanto, una transformación genuina. Es imposible arrepentirse verdaderamente a la manera de la Biblia (experimentar a Jesús, su amor, su gracia y su poder y permitir que Él cambie su mente y su sistema de creencias) y seguir siendo el mismo. ¿Puede ver cómo las enseñanzas centradas en el hombre sobre la contrición y el arrepentimiento pueden sonar muy bien, pero en realidad atrapan a las personas en un ciclo permanente de derrota e hipocresía? Permita que le diga lo siguiente: si usted es un creyente nacido de nuevo y cometió un error o fracaso, nadie necesita enseñarle a sentirse entristecido. Como una nueva creación en Cristo, usted ya aborrece el pecado y la ofensa. Eso veja su alma, y hay un clamor por obtener libertad. Lo cierto es que usted está buscando una manera de salir de su atadura. El arrepentimiento que necesita, el cambio de mente que necesita, es saber que Dios ya le ha perdonado. Deje de condenarse a usted mismo y camine en la identidad justa de Él hacia nuevos niveles de victoria sobre el pecado. Ahora que entiende lo que es el arrepentimiento bíblico, apliquemos eso a ganar la batalla por su mente. Cuando lleguen a su cabeza pensamientos equivocados, el arrepentimiento o cambio de mente que usted necesita es saber que esos pensamientos no le pertenecen. Arrepentirse en esta situación no se trata de flagelarse por esos pensamientos. Yo solía hacer eso, y solamente me dejaba más oprimido y derrotado. No, no les dé espacio para desarrollarse, ignorándolos mientras sigue estando establecido y seguro en su identidad en Cristo. Llene su mente de los pensamientos de Él, de su Palabra viva, su paz, su gozo y su amor. Y por eso cada vez que usted escucha predicaciones o lee libros que están centrados en Jesús y no centrados en el hombre, se produce arrepentimiento. Los mensajes y recursos ungidos y llenos de Jesús le hacen libre del pensamiento erróneo, y calibran sus creencias y sus pensamientos de modo que puedan estar en consonancia con la Palabra de Dios. Y a estas alturas debería usted saber que creer correctamente y pensar correctamente siempre producen resultados correctos en su vida. Creer correctamente y pensar correctamente siempre producen resultados correctos en su vida. Cómo evalúa pensamientos Dios sus Hemos hablado del pectoral del sumo sacerdote y cómo el Señor nos describe como piedras preciosas cerca de su corazón en el capítulo 6. Aquí, quiero revelarle el significado de otro objeto que viste el sumo sacerdote: la lámina de oro que rodea su frente. El sumo sacerdote lleva una lámina de oro con las palabras: “Santidad al Señor” en su frente. Puede leer sobre esta lámina de oro en Éxodo 28:36, 38: “Harás además una lámina de oro fino, y grabarás en ella como grabadura de sello, SANTIDAD A JEHOVÁ… Y estará sobre la frente de Aarón, y llevará Aarón las faltas cometidas en todas las cosas santas… y sobre su frente estará continuamente, para que obtengan gracia delante de Jehová”. En el Antiguo Testamento, Aarón fue el primer sumo sacerdote de Israel. El sumo sacerdote de Israel es una imagen de nuestro Señor Jesucristo, que es nuestro Sumo Sacerdote permanente en la actualidad. Dios dio instrucciones de que esa lámina de oro de la mitra, que tiene las palabras hebreas Kadosh Le Yahweh grabadas en ella, siempre debía estar sobre la frente del sumo sacerdote. El grabado significa “santidad al Señor”, y el sumo sacerdote tenía que llevarlo sobre su frente siempre para que todo Israel fuese aceptado delante de Dios. Lo que esto significa es que incluso cuando Israel fracasaba en sus pensamientos, seguían siendo aceptados por Dios porque Él juzgaba a la nación de Israel basándose en su sumo sacerdote. Si el sumo sacerdote era aceptado, toda la nación era aceptada. Hoy día tenemos un perfecto Sumo Sacerdote en Cristo. No son nuestros pensamientos los que nos califican para ser aceptados por Dios. Bajo el nuevo pacto de la gracia, Dios ya no le juzga basándose en sus propios pensamientos; Dios le juzga basándose en su Hijo. Si Él es justo, Dios le ve a usted como justo. Si Él es bendito, Dios le ve a usted como bendito. Si Él está bajo el claro favor de Dios, Dios le ve a usted bajo su claro favor. Si los pensamientos de Él son siempre perfectos y llenos de santidad al Señor, ¡Dios ve los pensamientos de usted como perfectos en Cristo! Mire, no hay detalles insignificantes en la Biblia. Ahora bien, no crea que Jesús va vestido como el sumo sacerdote del Antiguo Testamento en los cielos hoy día. Las vestiduras, el pectoral y la mitra son tan sólo ayudas visuales que Dios describe en la Biblia para mostrarnos lo que es intrínsecamente verdad sobre nuestro Señor Jesús y nuestra perfección en Él. Ahora, cuando el diablo llegue para atormentar su mente, señálele a Jesús. Los pensamientos de Jesús son siempre santos. Recuerde que la lámina de oro rodea siempre la frente de su Sumo Sacerdote, y los pensamientos de Él están siempre llenos de santidad a Dios. Leamos otra vez Éxodo 28:38: “y sobre su frente estará continuamente, para que obtengan gracia delante de Jehová”. Por tanto, incluso cuando sus pensamientos no sean siempre perfectos, sepa que los pensamientos de Jesús son siempre perfectos. Y debido a su perfección es que usted es siempre aceptado en Él delante de Dios. Dios nunca le rechazará porque sus pensamientos sean imperfectos. Él mira a Jesús, y mientras los pensamientos de Él sean santos, ¡es usted aceptado! Cuando el diablo llegue para atormentar su mente, señálele a Jesús. Amado, ¡qué gran seguridad tenemos en Cristo! Nuestros pensamientos pueden divagar, pero los pensamientos de Él son siempre perfectos. Crea que es usted siempre aceptado y aprobado a causa de Jesús. Eso es lo que significa llevar cautivo todo pensamiento a la perfecta obediencia de Cristo (véase 2 Corintios 10:5), ¡y en Cristo usted siempre ganará la batalla por su mente! CAPÍTULO 12 CUIDADO CON EL LEÓN RUGIENTE Una de las mayores batallas que las personas afrontan en la batalla por sus mentes es la creencia equivocada en que Dios está enojado con ellas. El diablo sabe que si puede hacerle creer que Dios está enojado con usted, puede mantenerle atrapado en temor, derrota y atadura. Quiero poner al descubierto esta mentira del diablo y mostrarle por la Palabra de Dios que Dios no está enojado con usted. ¡Él está loco por usted! Dios le ama apasionadamente, y quiere que esté plenamente seguro y confiado en su amor por usted. Para ser victorioso en la batalla por su mente, es importante que crea con todo su corazón que Dios está a favor de usted y no contra usted. Cuando utiliza el arma de creer correctamente para prevalecer contra las maquinaciones del diablo, la Biblia lo denomina fortalecerse en el Señor: Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. —Efesios 6:10-12 Dios quiere que usted esté edificado, establecido y fuerte en su amor y su gracia por usted. Crea en su amor y póngase toda la armadura de Dios para que pueda estar firme contra las asechanzas del enemigo. La armadura de Dios se trata de creer correctamente Cuando yo era un joven creyente, siempre que escuchaba sobre “ponerse toda la armadura de Dios”, me imaginaba a Bruce Wayne poniéndose la armadura y los instrumentos de su Batitraje. Clic. Él asegura su cinturón. Clic. Se abrocha su capa. Clic. Se pone su máscara. Debido a todos los libros que había leído, incluso solía recorrer mentalmente todos los movimientos de ponerme en la “armadura de Dios” cada mañana, imaginándome a mí mismo poniéndome mi casco, mi coraza y todas las otras partes de la armadura antes de salir de la casa. Si no lo hacía así, realmente me sentía espiritualmente desnudo y, créame, ese no es un buen sentimiento que tener. Pero la armadura de Dios no es eso. ¡La armadura de Dios se trata de creer correctamente! La batalla es por su mente, y creer correctamente es lo que le mantiene protegido y seguro del asalto del enemigo contra su mente en forma de mentiras, pensamientos negativos e imaginaciones malvadas. Cómo ponerse la armadura de Dios Recorramos toda la armadura de Dios (véase Efesios 6:10-12), y observemos que creer correctamente en todo lo que Jesús ha hecho siempre nos conducirá a la victoria. Comencemos con el cinturón de la verdad. Cuando el diablo llegue con sus mentiras acerca de usted, cíñase el cinturón de la verdad. El diablo no puede engañarle si está usted establecido en lo que la Palabra de Dios dice acerca de usted. Solamente puede hacer incursiones en su mente cuando usted no sabe o está inseguro de lo que la Palabra de Dios dice. Por eso aliento a las personas a que estudien por sí mismas la Palabra de Dios y escuchen mensajes que estén llenos de la gracia y la verdad de Dios. Llene su mente y corazón de verdad, y seguramente derrotará al enemigo. El diablo no puede engañarle si está usted establecido en lo que la Palabra de Dios dice acerca de usted. En segundo lugar, ya sabemos que el diablo intentará atacarle con todo tipo de acusaciones y pensamientos condenatorios para hacerle sentir culpable y mal con usted mismo. Por eso cuando está establecido en el regalo de la justicia, sus ataques contra usted no prevalecerán. Todos los dardos de fuego de acusaciones del diablo son ineficaces contra la coraza de justicia que guarda su corazón de todo temor, culpa y condenación. Y cuando él llegue contra usted con pensamientos de temor, duda y confusión, manténgase firme y defiéndase con el escudo de la fe. En tiempos del apóstol Pablo, un escudo se refería al tipo de inmenso escudo que los romanos utilizaban. Por tanto, no se imagine un diminuto y pequeño escudo. ¡Este escudo es tan grande como una puerta! Vea su fe como un poderoso escudo e imagínese esto: mientras mantenga levantado el escudo de la fe, es usted intocable. A pesar de cuántos dardos de fuego pueda lanzar el diablo contra usted, TODOS ellos serán apagados. Demasiados cristianos están tomando el escudo de la duda y apagando las bendiciones de Dios en cambio. No permita que eso le suceda a usted; afronte su futuro con valentía con el poderoso escudo de la fe. Ahora bien, el enemigo también llegará para intentar robarle el gozo que usted tiene debido al evangelio de la paz, el cual se describe aquí como calzado. Pero cuando él llegue, el Dios de paz ciertamente aplastará a Satanás bajo los pies de usted. Otra área que al diablo le gusta atacar en su mente es el área de su salvación. Cuando se encuentre bajo ataque, asegúrese de tener puesto el casco de la salvación. La palabra “salvación” proviene de una hermosa palabra griega: soteria. Ahora bien, no cometa el error de entender la salvación tan sólo como el regalo de la vida eterna. Sin duda alguna incluye la vida eterna, pero la palabra soteria realmente significa mucho más. Es una palabra global que significa liberación (de sus enemigos, enfermedades, depresión, temores y todo mal), preservación, seguridad y salvación.1 Por tanto, póngase el casco de la salvación meditando en Jesús, y sea lleno de la santidad de Dios, su protección y su sensatez. Permita que la soteria de Él proteja su mente contra las mentiras del enemigo. En último lugar, también ha sido usted equipado con la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Blanda la espada del Espíritu orando en el Espíritu y declarando la palabra de Dios a su situación. Declare sus promesas y la verdad de su gracia sobre usted mismo y sus circunstancias para guardar su corazón contra pensamientos de desesperanza y temor. Amigo, del mismo modo en que la batalla por su mente no es física, toda la armadura de Dios tampoco es una armadura física. Más bien, tiene todo que ver con lo que usted cree en Cristo. Cuando cree correctamente, no hay nada que el diablo pueda hacer con usted. Cada estrategia malvada que él tenga contra usted ciertamente fracasará. Por tanto, fortalézcase en el amor del Señor por usted, y crea que Dios está a su favor y no contra usted. La verdad de Él, su justicia, su fe, su evangelio, su salvación, su Palabra y su Espíritu son todas ellas armas de creer correctamente para protegerle contra todos los ataques del diablo. Fortalézcase en el amor del Señor por usted, y crea que Dios está a su favor y no contra usted. Ser “indevorable” delante del león rugiente El diablo no quiere que se fortalezca en el amor de Dios por usted. En cambio, quiere que cuestione el amor de Dios por usted. Para lograr eso, una de sus estrategias clave es intentar hacerle pensar que Dios está enojado con usted. La Palabra de Dios nos dice que el diablo anda como león rugiente, buscando a quien pueda devorar. Le doy gracias a Dios porque dice que él “anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8). Eso significa que no puede devorar a cualquiera; debe buscar a aquellos a quienes pueda devorar. Algunos de nosotros somos “indevorables”. Puede que no exista tal palabra, pero sin duda describe un lugar estupendo donde estar cuando el enemigo está al acecho buscando a su próxima víctima. Quiero enseñarle cómo puede usted llegar a ser “indevorable” para el diablo. El secreto se encuentra en el versículo anterior, 1 Pedro 5:7: “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. ¿Puede verlo? El secreto para ser “indevorable” es estar tranquilo y no abatido por ansiedades y preocupaciones. Es reírse mucho, disfrutar de su vida y no preocuparse por el mañana. Para la mente legalista, eso suena terriblemente irresponsable. Sin embargo, en la mente de Dios, la mayor responsabilidad que usted tiene es regocijarse siempre en el Señor ¡y no preocuparse por sus errores del pasado, sus circunstancias presentes y sus desafíos futuros! ¿Por qué? Se debe a lo que la gracia de Dios ya ha hecho por usted. Y se debe a que Aquel que tiene el poder sobre la muerte está cuidando de usted en este mismo instante. La mayor responsabilidad que usted tiene es regocijarse siempre en el Señor ¡y no preocuparse por sus errores del pasado, sus circunstancias presentes y sus desafíos futuros! Si quiere ver victoria sobre los ataques del enemigo, entonces aprenda a relajarse, a soltar y a dejar todo pensamiento opresivo, preocupación y cuidado en las manos amorosas de Jesús. Crea con todo su corazón que Él cuida de usted y que no está solo en este viaje. Tiene un constante compañero en Jesús en esta gran aventura llamada vida. Creo que es interesante observar que la Biblia nos dice que el diablo anda como león rugiente (véase 1 Pedro 5:8). En otras palabras, él llega a usted como un león, lo cual significa que no es un león verdadero; tan sólo se disfraza como si lo fuera. ¿Por qué escoge adoptar la forma de un “león rugiente”? Esa era una pregunta en la que medité en mi corazón por mucho tiempo. Entonces, hace muchos años, justamente antes de ir a Israel con un grupo de líderes a finales del año 2002, Dios abrió mis ojos utilizando otro pasaje de la Escritura. Él me mostró por qué el diablo finge ser un león rugiente, y me ayudó a ver el tipo de temor que el diablo intenta causar a nuestras vidas. Yo nunca había escuchado a nadie predicar sobre ello, así que fue una revelación nueva que recibí de parte de Dios. El diablo imita la ira del Rey La Escritura que Dios utilizó para responder mi pregunta fue Proverbios 19:12 (NVI): “Rugido de león es la ira del rey; su favor es como rocío sobre el pasto”. Esto es lo que yo llamo permitir que la Biblia interprete la Biblia. Dice en 1 Pedro 5:8 que el diablo anda como un león rugiente, y Proverbios 19:12 es un pasaje paralelo que revela por qué el diablo escoge hacer eso. Cuando se trata de interpretación de la Biblia, no es tan importante saber lo que dijo este maestro de la Biblia o aquel profesor, o incluso lo que dice el autor de este libro. La Biblia es su mejor comentario, así que permitamos que la Biblia misma explique y revele el corazón que Dios tiene hacia usted. Ahora bien, ¿quién es “el rey” en Proverbios 19:12? El rey aquí es nuestro Señor Jesús. Él es el verdadero Rey de reyes (véase Apocalipsis 17:14, 19:16). Antes de explicar esto en mayor profundidad, permita que antes establezca que usted no es el objeto de su ira. Cuando el rey está enojado, lo está con la injusticia, con el diablo y con lo que él está haciendo en su vida. Cuando Jesús mira a una persona que está llena de enfermedad, Él se enoja con la enfermedad pero ama a la persona. Dios ama al pecador, pero aborrece el pecado. Si hay alguien a quien usted quiere que tiene cáncer, usted aborrece el cáncer pero ama a esa persona. Dios aborrece el divorcio, pero ama a quienes se divorcian. Dios aborrece la borrachera, pero ama a las personas borrachas. Dios aborrece el pecado, pero ama al pecador. Dios aborrece el pecado debido a lo que les hace a los objetos de su amor. El pecado destruye vidas; hace naufragar matrimonios, separa a las personas y evita que los hijos de Dios vivan sus vidas al máximo. Jesús ama a las personas, y por eso pagó el precio supremo en la cruz y una vez para siempre nos redimió del poder del pecado. En Cristo, ¡no tiene que vivir en la esclavitud del pecado! Por tanto, tengamos claro lo siguiente al cien por ciento: la ira de Dios está dirigida contra cualquier cosa malvada que busque destruirnos. Su enojo y su ira no están dirigidos hacia nosotros, que somos sus hijos. Su ira hacia todos nuestros pecados ha sido completamente satisfecha en la cruz. Pero el diablo llega a usted disfrazado de león, imitando al Rey. Quiere darle la impresión de que Dios está enojado con usted, aunque Él no lo está. Seamos claros en otra cosa: hay solamente un verdadero león, y ese es el León de Judá: Jesucristo (véase Apocalipsis 5:5), el Rey de reyes. El diablo anda como un león rugiente porque finge ser Jesús e intenta intimidarle por medio de la impresión de que Dios está enojado con usted. ¡El diablo es un impostor! Quiere hacerle sentir separado y aislado de Jesús; quiere que usted piense que Jesús está diciendo: “No me agrado de ti. En realidad estoy defraudado contigo. ¿Cómo pudiste cometer tal error?”. Amigo, cuando se encuentre pensando esos pensamientos, debe saber que esa voz no es Jesús. Jesús no habla así. Temor y amor no pueden coexistir Desgraciadamente, muchos creyentes sinceros y con buenas intenciones caen en la trampa del diablo, y terminan con la creencia errónea en que Dios está defraudado y enojado con ellos. Debido a eso, comienzan a sentirse como hipócritas; dejan de asistir a la iglesia, dejan de leer la Biblia, dejan de escuchar sermones y dejan de hablar a Dios en oración; no porque sean malas personas, sino porque son realmente personas sinceras y responsables que creen que Dios está verdaderamente enojado con ellas. Aman al Señor, pero debido a esta creencia equivocada en que Él está enojado con ellos, comienzan a dar pasos premeditados para evitar a Dios. Cuando eso sucede, ¿sabe quién ha tenido éxito? El diablo, que anda como león rugiente. También hay algunos creyentes que puede que ni siquiera sepan que el diablo les ha estado rugiendo. Realmente creen que han errado el blanco de las expectativas de Dios y le han hecho enojar. Viven en un constante estado de intentar aplacar y agradar a ese Dios enojado. En lugar de disfrutar de una relación dulce e íntima con Jesús, sienten que tienen que caminar siempre de puntillas cuando se trata de su andar con el Señor. Si usted ha tenido tales pensamientos sobre Dios anteriormente, me gustaría compartir con usted este principio tan importante. Subráyelo aquí o escríbalo en algún otro lugar: Temor y amor no pueden coexistir en una relación sana. Inseguridad y amor no pueden coexistir en una relación verdaderamente íntima. Tomemos, por ejemplo, nuestra relación con nuestros hijos. En sus tratos con sus hijos, sin duda habrá corrección y guianza, pero usted nunca quiere que sus hijos le tengan temor o se sientan inseguros acerca de su amor por ellos y su aceptación. Temor e inseguridad sólo conducirán al odio. Si sus hijos le temen, crecerán odiándole. Ahora bien, sin ninguna duda, no es ese el tipo de relación que Dios quiere tener con usted y yo, que somos sus hijos. Entonces, en nuestra relación con Él, ¿de qué quiere nuestro amoroso Padre celestial que seamos conscientes? Leamos el resto de Proverbios 19:12 (NVI): “su favor es como rocío sobre el pasto”. Dios quiere que usted, su hijo amado, viva con una fuerte conciencia de su favor, su aceptación, y que su amor le cubre como el rocío sobre el pasto. Debido a que Jesús ha llevado el juicio por todos los pecados de usted, puede vivir la vida cada día sin ser consciente de juicio sino consciente de favor. Dios quiere que usted, su hijo amado, viva con una fuerte conciencia de su favor, su aceptación y su amor. El correcto temor del Señor Puedo oírle preguntar: “Pero ¿qué entonces sobre el temor del Señor? ¿Qué de Ananías y Safira en la Biblia?”. Esas son estupendas preguntas, amigo. He respondido la primera pregunta en mi libro Favor inmerecido.2 También hablo de ello en el capítulo 15. Baste aquí con decir que el “temor del Señor” en el nuevo pacto de la gracia se trata de honrar, adorar y reverenciar a Dios como Dios en nuestras vidas. “Temor” aquí no se refiere a estar aterrado o tener miedo y sentirse amenazado por Dios. Hágase la pregunta: ¿qué comprensión de Dios resuena en su espíritu? ¿Un Jesús amoroso que lo entregó todo por usted, o un Dios enojado que busca cada oportunidad para juzgarle, condenarle y castigarle? El Espíritu Santo en usted le señalará a un Dios de amor, mientras que el diablo fingirá manifestar la ira del Rey y buscará cada oportunidad para rugirle a usted. En cuanto a Ananías y Safira, descanse en la seguridad de que ellos no eran creyentes. Eran timadores que llegaron a la iglesia primitiva para intentar engañar económicamente al pueblo de Dios. Como un buen pastor, el Señor protege a sus ovejas de los lobos que llegan para molestar y trasquilar a sus ovejas. La historia de Ananías y Safira no debería hacerle sentirse temeroso de Dios, sino más bien darle confianza en que Él cuida de usted y le protege de quienes quieren infringir daño. Es una historia de la protección de Dios, y no del enojo de Dios con su pueblo.3 Si cree que Dios le castigará o le hará caer muerto como a Ananías y Safira, entonces el diablo le ha rugido. Durante décadas y décadas, Dios ha sido representado por el diablo como un Dios enojado y, desgraciadamente, muchos maestros de la Biblia le han ayudado inconscientemente a pintar una imagen de un Dios que está lleno de ira. Esta descripción de Dios es un error. Ahora estamos bajo el nuevo pacto, y no podrá usted encontrar un solo versículo en el Nuevo Testamento que diga que Dios está enojado con los creyentes debido a sus pecados. Tendría que acudir al Antiguo Testamento para encontrar versículos que hablen de la ira de Dios ante los pecados de su pueblo. Que Dios no esté enojado con usted, ¿significa que no hay lugar para la corrección de Dios en nuestras vidas? ¿Hay corrección y sabia guianza que provienen de la Palabra de Dios en el nuevo pacto de la gracia? Claro que sí. Pero en cuanto a la ira de Dios hacia usted y sus pecados, todo ha quedado zanjado en la cruz. Le garantizo que cuando usted se acerca a la dulce presencia de Jesús con todos sus desafíos, fracasos y luchas, Él no le rugirá. Él le sanará con su amor y le situará en una trayectoria de libertad de todos sus temores, culpabilidad y adicciones. ¡Jesús es el fin de todas sus luchas! ¡Jesús es el fin de todas sus luchas! Por qué Dios no está enojado con usted Debido a que el perfecto amor de Dios es la respuesta para vencer las luchas en su vida, el diablo hace todo lo que puede para alejarle y aislarle de ese amor. Él sabe que usted evitará a Dios si cree que Dios está enojado con usted, al igual que evitaría a alguien con quien tiene una deuda. Mientras la deuda esté sobre su conciencia, nunca se sentirá relajado y tranquilo cuando su acreedor esté cerca. Lo hermoso sobre Jesús es que Él no sólo pagó la deuda de pecados de toda su vida, sino que también la pagó con creces. Contrariamente a los sumos sacerdotes del Antiguo Testamento, Él no ofreció las sangre de toros y machos cabríos para pagar por los pecados de usted. Este Sumo Sacerdote pagó por los pecados de usted con su propia sangre perfecta y sin pecado. ¡Dios no se mostró suave con el pecado bajo la gracia! De ninguna manera. Él ofreció a su único Hijo, Jesús, que es un pago totalmente abundante por los pecados de usted. Es como si usted tuviera una deuda de un millón de dólares, pero Jesús pagó mil millones de dólares para saldar esa deuda. La verdad es que si usted supiera quién es Jesús y el valor del Hijo de Dios, sabría que su pago en la cruz valió más que mil millones. Es un pago que ha borrado los pecados de toda su vida: pasados, presentes y futuros, ¡una vez para siempre! Ya no hay un abismo de pecado que le separa a usted de Dios. La cruz manchada de sangre ha establecido el puente. Ya no hay un abismo de pecado que le separa a usted de Dios. La cruz manchada de sangre ha establecido el puente. Crea que Dios no enojado con usted está El capítulo 53 de Isaías en el Antiguo Testamento habla de lo que Jesús logró en el Calvario; su obra en la cruz fue tan eficaz que Dios dice en el siguiente capítulo: Porque esto me será como en los días de Noé, cuando juré que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reñiré. Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti. —Isaías 54:9-10 Amado, es momento de que deje de escuchar el rugido del león y comience a ver a Dios como su Padre celestial que le ama con amor incondicional y que nunca le dejará ni le abandonará, pase lo que pase. Recibí esta carta de Lorraine, que vive en Louisiana. Dejaré que hable por sí misma mientras usted se inunda del modo en que una persona puede ser completamente cambiada al creer las cosas correctas sobre nuestro Padre celestial. Lo único que yo puedo decir es: ¡Aleluya! He sido una cristiana nacida del nuevo por veintidós años desde que entregué mi vida a Jesús en la universidad. Actualmente, a los cuarenta y cuatro años de edad, tengo un maravilloso esposo y una hermosa hija de un año y medio. ¡Me encanta mi vida! Por tanto tiempo como puedo recordar, siempre he amado a Jesús, pero había vivido toda mi vida sintiéndome culpable porque creía que Dios estaba siempre enojado conmigo. Siempre había sentido que no era capaz de hacer suficiente “bien” o suficientes “cosas buenas”. Después de entregar mi vida a Cristo, ese sentimiento de no ser lo bastante buena en realidad empeoró porque sentía una mayor responsabilidad de estar a la altura de una norma más elevada para tener una buena relación con Dios. Siempre me estaba arrepintiendo, siempre sintiendo que había fallado y que lo mejor que hacía nunca era suficiente. Estoy en el proceso de leer Destinados para reinar, y solamente estoy en el capítulo 9. Tengo que leer este libro muy, muy lentamente para poder digerir su contenido. No puedo decirle el modo en que mi vida ha cambiado desde que comencé a leer su libro. No fue hasta que comencé a leerlo cuando me sentí aliviada del peso de no ser lo bastante buena. Ha conmovido los fundamentos mismos de mi mundo y ha disuelto la inseguridad que he tenido acerca de Jesús y de su amor por mí. Cuarenta y cuatro años de mi existencia y mi mentalidad previamente dolorosas se han IDO. Soy CAMBIADA para siempre. Soy perdonada. No puedo seguir con el resto de este libro sin detenerme para dar gracias al Señor por usted y por darle el mensaje de la gracia para difundirlo por todo el mundo. ¡No le encanta que cuando llega el creer correctamente, años de una existencia y mentalidad dolorosas son apartados y se produce un cambio permanente y liberador! De eso se trata, amigo. Ganar la batalla por su mente se trata de su libertad en Cristo Jesús, su Señor y Salvador. Fortalézcase en su amor por usted. Póngase la armadura de Dios, y no permita que ninguna creencia errónea le robe una vida de gran gozo y gran paz. Recuerde: Dios no está enojado con usted, Él está loco por usted. Dios no está enojado con usted, Él está loco por usted. PARTE CINCO SEA LIBRE DE OCUPARSE EN EL YO CAPÍTULO 13 SEA LIBRE DE OCUPARSE EN EL YO A medida que nos adentramos más profundamente en el poder de creer correctamente, quiero mostrarle maneras prácticas en las que puede ser usted transformado por la renovación de su mente. Creer correctamente se trata de renovar su mente y desarraigar las creencias erróneas que dan forma a su pensamiento y su conducta. Por eso la Palabra de Dios dice: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2). Me gusta el modo en que lo expresa la Nueva Traducción Viviente: “No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar”. Dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Está claro que si deseamos disfrutar libertad en lugar de atadura, gozo en lugar de temor y paz en lugar de ansiedad, entonces necesitamos permitir que Dios nos transforme cambiando el modo en que pensamos para que nuestras mentes sean renovadas mediante el poder de creer correctamente. No se trata de modificación de la conducta, lo cual es solamente externo. Estamos hablando de ser transformados por el Señor desde dentro hacia fuera. La modificación de la conducta es sostenida por su propia disciplina, esfuerzos y fuerza de voluntad. Funciona solamente mientras usted siga trabajando. Estamos hablando sobre un cambio que proviene de una transformación interior del corazón sostenida por el poder y el amor de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Su poder y su gracia obran mejor cuando dejamos de esforzarnos y dependemos totalmente de Él. Renueve su mente: ocúpese en Cristo Dios quiere cambiar nuestro modo de pensar cambiando nuestros pensamientos de la ocupación en el yo a la ocupación en Cristo. Nuestra tendencia humana es estar enfocados en nosotros mismos; en otras palabras, somos propensos a la excesiva introspección y fácilmente susceptibles a llegar a ocuparnos en nosotros mismos en lugar de ocuparnos en Jesús. Con mucha frecuencia, ni siquiera somos conscientes de que estamos ocupados en el yo. Esto podría estar sucediéndole en este momento. ¿No cree que tienda a estar ocupado en usted mismo? Muy bien, siempre que mire una fotografía en la que haya un grupo de personas, usted mismo incluido, ¿a quién busca usted primero? ¿A su suegra? Claro que no. Se busca a usted mismo. Nos guste o no, hasta cierto grado todos estamos ocupados en el yo. Desde luego, buscarse usted mismo en primer lugar en una fotografía de grupo no es un asunto serio; la mayoría de nosotros hacemos eso. El problema se produce cuando nuestros pensamientos están centrados en el yo y preocupados con el “yo”, “yo” y más “yo”, mientras que Cristo está notablemente ausente de nuestros pensamientos. ¿ He hecho lo suficiente? ¿Qué pasa conmigo? ¡ Tengo tantas debilidades y defectos! Creo que en muchos de nuestros mayores dolores, luchas y angustias surgen de estar centrados en el “yo”. Estar ocupado en el yo es la razón de muchos de nuestros fracasos y derrotas. Cuando las personas se ocupan en exceso en el yo, se vuelven obsesionadas, oprimidas e inevitablemente deprimidas. La única manera en que podemos ser liberados de la ocupación en el yo es estar ocupados en Cristo. Necesitamos estar ocupados en Aquel que es mayor que nosotros y digno de toda nuestra alabanza y adoración. La única manera en que podemos ser liberados de la ocupación en el yo es estar ocupados en Cristo. Por eso Dios nos dio la Biblia. No es un libro de reglas de cosas que debemos y no debemos hacer. Fue dado para revelar la belleza del Hombre glorificado, Jesucristo, de modo que cuando nuestros corazones estén totalmente absortos y ocupados en Él, encontremos paz, libertad y descanso para nuestras almas cansadas. Jesús dice: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso” (Mateo 11:28, NVI). Notemos que Él no dice: vengan a mí todos ustedes que han examinado su corazón”. Lo único que dice es: “Vengan a mí… y yo les daré descanso”. No tiene usted que ser perfecto para acudir a Jesús. Él quiere que vaya a Él tal como usted es: con todas sus ataduras, adicciones y fracasos, y Él le dará descanso de toda su confusión. Él le dará descanso de toda su confusión. Cuando usted está ocupado en Cristo, cada vez será menos tocado por las cosas que mantienen cautivo al mundo. En realidad ya no importa lo que esa persona diga sobre usted o lo que aquella otra persona piense de usted. Ya no es usted un esclavo de la aprobación y la buena opinión de los demás cuando está establecido y seguro en la aprobación y la buena opinión del Dios todopoderoso, el Creador del universo. El problema de ocupado en el yo estar ¿Está su mente constantemente llena de pensamientos de cómo ha fracasado, cómo ha fallado y lo indigno que es usted? Eso es sintomático de alguien que está claramente ocupado en el yo. Pensamientos como esos hacen que una persona desarrolle un complejo de inferioridad. Comienza a sentir que no es tan bueno como el hermano de allí o la hermana de allá. Constantemente se menosprecia, pensando: “¿Por qué soy tal fracaso? Ni siquiera puedo controlar mis propios pensamientos. ¿Qué me pasa? ¿Por qué me siento siempre tan abatido y deprimido todo el tiempo?”. Las personas que sufren así siempre están listas para condenarse a sí mismas. Sus mentes están nubladas con negatividad y pesimismo. Por ejemplo, cuando ven a algunos de sus amigos hablando y riéndose, piensan para sí: “Deben de estar murmurando y burlándose de mí por el error que cometí la semana pasada”. En realidad, sus amigos solamente estaban hablando de una película divertida que habían visto el fin de semana. Sin embargo, debido a que esas personas generalmente albergan pensamientos de inferioridad, proyectan sus pensamientos de inferioridad e inseguridad a cada situación en la que se encuentran. Eso a su vez afecta negativamente a sus amistades y las relaciones con las personas que les rodean. Ocuparse en el yo no sólo levanta su fea cabeza en forma de un complejo de inferioridad; también puede manifestarse en el otro extremo del péndulo como un complejo de superioridad. Hay personas que creen que siempre son mejores que todos los demás. Son dolorosamente arrogantes, y creen que sus perspectivas y opiniones son siempre correctas. ¿Conoce usted a alguien así? Bueno, eso también es ocuparse en el yo. Ya sea que se sienta superior o inferior, su enfoque sigue estando en usted mismo, y al final eso le causa un gran dolor, angustia y sufrimiento. Mientras nuestra mente no esté ocupada en Cristo, todos nosotros podemos sentirnos inferiores a veces, y otras veces sentirnos orgullosos, arrogantes y superiores. Solamente en Cristo experimentará una verdadera transformación y no caminará ni en orgullo ni en falsa humildad, pues ambos extremos son el producto de nuestra carne humana. Cuando estamos ocupados en el yo, nuestra carne es fortalecida y es fea. No es sorprendente que el apóstol Pablo diga: “Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien” (Romanos 7:18). La buena noticia es que cuando está usted ocupado en Cristo, la carne en usted se vuelve irrelevante y comienza usted a manifestar todos los hermosos y saludables atributos de Jesús de manera inconsciente. El fruto del Espíritu, como amor, gozo, paz y bondad, fluyen por medio de usted sin esfuerzo cuando su mente es renovada y está ocupada en la persona de Jesús. Hay algunas personas religiosas que se sienten muy incómodas cuando utilizo el término “sin esfuerzo”. “¿Qué quiere decir con que no hay esfuerzo?”, argumentan. Mi respuesta es sencilla: un árbol sano da fruto bueno sin ningún esfuerzo, presión ni estrés. Cuando usted está plantado en el terreno fértil de la Palabra de Dios y de su gracia, el fruto de justicia se manifestará sin esfuerzo a causa de su relación con Él. ¡Es una inevitabilidad! No puede usted tocar la gracia de Él y no volverse santo más de lo que puede tocar el agua y no mojarse. Cuando usted está plantado en el terreno fértil de la Palabra de Dios y de su gracia, el fruto de justicia se manifestará sin esfuerzo a causa de su relación con Él. Transformación sobrenatural Cuando nuestra mente está ocupada en Jesús, no tenemos que intentar ser humildes. En la presencia del SiervoRey, nuestros corazones se vuelven transformados sobrenaturalmente, y llevaremos el corazón de siervo de Él. En otras palabras, cuando usted está con Jesús, todo lo que Él es se le pegará. Sus pensamientos y sus palabras estarán llenos de la fragancia de la dulce presencia y la gracia de Él. Toda su inferioridad y sus inseguridades se fundirán en el maravilloso amor que Él tiene por usted. Son necesarias personas que estén verdaderamente seguras en Cristo para ser capaces de inclinarse y servir a otros con una genuina humildad. De modo similar, cuando es usted valiente y osado en Cristo y en su amor por usted, no se manifiesta como orgullo y arrogancia carnales, sino más bien como completa dependencia del Dios todopoderoso. Piense en cómo el joven David salió a la carga en el valle de Ela y desafió al gigante Goliat, mientras que el resto de los hombres bien entrenados y maduros del ejército de Israel se acobardaron con temor. ¿Fue eso sencillamente una muestra de bravuconería juvenil, o una dependencia genuina de Dios? Para el ojo inexperto, David podría haber parecido un pequeño mocoso imprudente, especialmente porque el perdedor de esa batalla cuerpo a cuerpo haría esclava del enemigo a toda su nación. El destino de toda la nación de Israel estaba en juego. Pero sabemos de dónde provienen esas agallas cuando las siguientes palabras valientes de un mero adolescente resonaron por todo el valle: “Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a los que has desafiado” (1 Samuel 17:45, NVI). Por estas palabras podemos decir que el joven David claramente estaba ocupado en el Señor de los ejércitos y no en sí mismo o en sus capacidades. Cuando sus pensamientos están ocupados en el Señor, ¡usted se convierte en un derribador de gigantes! ¿Hay gigantes en su vida en este momento que necesiten ser derrotados? Al igual que el joven David, ocupe su mente en el Señor, y Dios le llenará de la valentía y la audacia para vencer todas sus adversidades. Escuche las palabras de David en el Salmo 18:29: “Contigo desbarataré ejércitos, y con mi Dios asaltaré muros”. Permita que estas palabras de fe y de valentía sean establecidas en su corazón. Con Dios de su lado, ¡nada es imposible! Cuando sus pensamientos están ocupados en el Señor, ¡usted se convierte en un derribador de gigantes! Mantenga sus ojos en Jesús El ocuparse en Cristo le hace valiente pero no superior, humilde pero no inferior. ¿No es eso muy semejante a Nuestro Señor Jesucristo? Aquí, por tanto, está la clave para estar ocupado en Cristo: Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. —2 Corintios 3:18 Cuanto más tiene su mente, sus pensamientos y los ojos de su corazón fijos en Jesús, más es usted transformado a su imagen de gloria en gloria. El ocuparse en Cristo le hace valiente pero no superior, humilde pero no inferior. ¡Deje de mirarse a usted mismo! Deje de meditar en pensamientos negativos sobre usted mismo y sentirse mal. Aparte los ojos de usted, y mire a Jesús. Su libertad de todo temor, ataque de ansiedad, atadura y adicción se encuentra en la persona de Jesús. En los capítulos anteriores hablamos de cómo ganar la batalla por su mente. Aunque la guerra espiritual es real y hay un diablo que está ahí para acusarle y condenarle en su mente, también quiero que sepa que no todo mal pensamiento que usted tiene proviene del diablo. Los cristianos carismáticos se destacan por lo siguiente: culpan de todo al diablo. Se dan un golpe en el pie con la pata de la cama cuando se levantan en la mañana y creen que es guerra espiritual. ¡Vamos! Hay guerra espiritual, pero ejercite el discernimiento piadoso y no crea que todo mal pensamiento en su mente proviene del diablo. Él es un enemigo derrotado, y no tiene tanto poder e influencia sobre nuestras vidas. Lo que quiero decir es lo siguiente: aunque es necesario entender que hay una batalla por su mente y no ser ignorantes de los juegos mentales del diablo, el diablo nunca debería ser nuestro enfoque principal. Nuestro enfoque principal y central es Jesús, y solamente Jesús. Dios no quiere que estemos ocupados en el diablo o estemos ocupados en nosotros mismos y nuestra carne. Quiere que ocupemos nuestra mente en Jesús. Jesús es la respuesta a todo nuestro dolor, angustia y luchas. Entender la carne La carne en nosotros puede producir todo un abanico de emociones y pensamientos, desde derrota, celos, avaricia y lujuria hasta enojo, inferioridad, condenación y arrogancia. Mientras estemos en este cuerpo físico, la carne está activa en nosotros. Pero podemos regocijarnos porque cuando Jesús murió en la cruz, la Palabra de Dios nos dice que Él “condenó al pecado en la carne”. Todos los pensamientos negativos y emociones tóxicas de la carne ya han sido juzgados y castigados en la cruz. Ahora podemos experimentar victoria sobre la carne mediante el poder de la cruz. Puede leer todo sobre la batalla del apóstol Pablo con la carne en Romanos 7:18-19: “Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago” (énfasis del autor). ¿Observó cuántas veces las palabras “mi” y “mí” se mencionan solamente en los dos versículos anteriores? Estoy seguro de que muchos de ustedes pueden identificarse aquí con el apóstol Pablo en su batalla con la carne. Es una lucha que todos libramos cuando estamos ocupados en nosotros mismos y haciendo guerra con la carne que está dentro de nosotros. Es una vida de vejación, angustia, derrota y desesperación. No es ahí donde Dios quiere que usted viva, amigo. Un creyente no vive en el capítulo 7 de Romanos. Por medio de Cristo Jesús, deberíamos estar viviendo en el capítulo 8 de Romanos. Sigamos leyendo y descubramos cómo fue libre Pablo de esta esclavitud del yo. Tan sólo unos versículos más adelante, Pablo clama: “¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Romanos 7:24). La respuesta, amigo mío, se encuentra en una persona, y Pablo nos dice que esa persona es Jesús: “Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro” (Romanos 7:25). Solamente nuestro hermoso Salvador, Jesucristo, puede librarnos de la carne; y en Cristo podemos pasar al primer versículo del capítulo 8 de Romanos, que proclama: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”. Es ahí donde debiéramos vivir como creyentes del nuevo pacto. No en el dominio de la constante lucha y desesperación, sino en el dominio de la no condenación y la victoria. Cada vez que un mal pensamiento, una imaginación malvada o una tentación llegue a su mente, véase usted mismo en Cristo, en quien no hay absolutamente ninguna condenación. Me encanta el capítulo 8 de Romanos, porque comienza con ninguna condenación en Cristo y termina con ninguna separación del amor de Cristo: ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?… Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. —Romanos 8:35, 37-39 Nada podrá separarle del amor de Cristo. Por eso Dios no quiere que usted viva bajo una nube de culpabilidad y condenación. Él ya le ha hecho más que vencedor en Cristo. La victoria ya ha sido ganada en la cruz. Ocuparse en el yo como se demuestra en el capítulo 7 de Romanos evitará que disfrute usted de la vida que Dios le ha dado. Le hará ser perpetuamente consciente de que no ha llegado a la altura y dónde ha errado el blanco. Nada podrá separarle del amor de Cristo. Libertad de la condenación ¿Ha conocido a personas que están siempre oprimidas y deprimidas? Pueden estar en Hawai rodeadas de palmeras, olas que vienen y van y la puesta de sol más hermosa, y seguir perdidos en sus propios pensamientos depresivos. Si eso le describe usted, quiero que sepa que Dios quiere hacerle libre de esa dolorosa existencia. Cuando su corazón y su mente están llenos de Jesús, la carne no tiene poder alguno sobre usted. Malos pensamientos, deseos y emociones puede que intenten acusarle, pero cuando su corazón y su mente están ocupados en Jesús, esos pensamientos y emociones carnales no tienen ningún poder sobre usted, y se escurren como si fuesen agua sobre los lomos de un pato. Ni siquiera se sentirá culpable y condenado por tener esos pensamientos, sentimientos y emociones porque sabe que, en Cristo, la carne no es usted. Jesús es su nueva identidad, y no la carne. Permita que le dé un pasaje para respaldar eso. La Palabra de Dios proclama: “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (Gálatas 5:24). La carne no es su identidad porque ha sido crucificada con Cristo en la cruz. Es usted una nueva creación en Jesús; lo viejo ha pasado y todo ha sido hecho nuevo (véase 2 Corintios 5:17). Siempre que los viejos deseos y pensamientos intenten colarse en su conciencia, no los entretenga. Mire a Jesús y vea todas esas cosas crucificadas en la cruz. Reciba de nuevo el regalo de la no condenación. Contemple al Cordero de Dios Le aliento a comenzar cada nuevo día con este pensamiento: “Dios me ama y entregó a su único Hijo por mí. Jesús está a mi lado hoy. Soy salvo, sanado, favorecido y aceptado en Cristo el Amado”. Comience su día ocupando su mente en Jesús. Durante un periodo de mi vida, antes incluso de levantarme de la cama, me repetía para mí una y otra vez: “Soy la justicia de Dios en Cristo”. Algunas mañanas lo decía más de cincuenta veces. No quería que fuesen solamente palabras en mi cabeza; quería que fuese una revelación que latiera en mi corazón. Quería tener una inconmovible creencia en que Dios está a favor de mí y conmigo incluso antes de levantarme de la cama. Puedo decirle por experiencia de primera mano que cuando usted ocupa su mente en Jesús, ¡toda lucha, temor y atadura en los que esté enredado perderá su poder sobre usted! Comience su día ocupando su mente en Jesús. Hay una hermosa imagen de Jesús escondida en el Antiguo Testamento. Dios sabía que bajo el antiguo pacto de la ley era imposible para los hijos de Israel ser perfeccionados por la ley. Por tanto, proporcionó una salida. Dios les dijo que si pecaban, deberían llevar un cordero que no tuviera mancha ni defecto al sacerdote. Ahora bien, cuando una persona que ha pecado lleva un cordero al sacerdote, el sacerdote no examina a la persona para ver si es perfecta (sin pecado); el sacerdote ya sabe que esa persona está allí porque ha pecado; por tanto, el sacerdote examina el cordero. Si el cordero no tiene defecto, es perfecto, la persona que ha pecado pone sus manos sobre el cordero en un acto de transferencia de sus pecados al animal inocente. Al mismo tiempo, la inocencia y la perfección del cordero son transferidos a la persona. Entonces el animal es sacrificado, y la persona se va con su conciencia limpia y su deuda de pecado perdonada. Camina bajo un cielo abierto del favor y la bendición de Dios. ¿Puede ver a Jesús en esta práctica del Antiguo Testamento que Dios instituyó bajo la ley? El cordero sin tacha, perfecto, es una imagen del perfecto Cordero de Dios, Jesucristo mismo, que quita los pecados del mundo. El sacerdote es una imagen de Dios. Él no le examina a usted buscando sus pecados; en cambio, examina a Jesús, y debido a que Jesús es gloriosamente perfecto, usted puede vivir hoy con su conciencia limpia y su deuda de pecado perdonada. Puede caminar bajo un cielo abierto y esperar el favor y las bendiciones de Dios en su vida. Qué hermosa imagen de la abundante y extravagante gracia de Dios. Ahora bien, si Dios no le examina hoy, ¿por qué sigue luchando al ocuparse en usted mismo y examinar implacablemente sus propios pensamientos, emociones, fracasos y defectos? Créame: cuanto más se examine a usted mismo, más imperfecciones, defectos y tachas encontrará. ¡Aparte los ojos de usted mismo y detenga la introspección! Mire a Jesús, el Cordero de Dios, y vea su perfección como la perfección de usted. Vea la inocencia de Él como su inocencia, la justicia de Él como su justicia. Ocúpese en Él, y sea transformado desde dentro hacia fuera. CAPÍTULO 14 JESÚS, SÉ EL CENTRO DE TODO Cuando los dos discípulos comenzaron su viaje de siete millas (11 kilómetros) de Jerusalén hasta una aldea llamada Emaús, hablaban con pesadez en sus corazones acerca de los acontecimientos que se habían producido durante los últimos tres días. Entristecidos y asombrados, hablaban de cómo Jesús, a quien estimaban mucho, había sido agarrado por los líderes religiosos, condenado a muerte y crucificado. Mientras iban dialogando de esos acontecimientos, el Jesús resucitado se unió a ellos en su caminata hacia Emaús, pero evitó que ellos reconocieran quién era Él. Al ver sus rostros nublados por la tristeza y la aprensión, les preguntó: “¿De qué hablaban tan intensamente mientras caminaban? ¿Y por qué están tan tristes?”. Cleofás, uno de los discípulos, no creía que aquel extranjero estuviera haciendo esa pregunta tan poco informada, y respondió: “¿Has estado viviendo en una cueva? Debes de ser la única persona en Jerusalén que no sabe de las terribles cosas que acaban de suceder”. Cleofás entonces comenzó a relatar los acontecimientos que finalmente condujeron a la crucifixión de Jesús. Con desilusión en su voz, Cleofás expresó que ellos habían esperado que Jesús sería quien redimiría a Israel. También relató la curiosa historia que había oído de las mujeres que fueron al sepulcro en la mañana temprano y lo encontraron vacío. Incluso repitió sus descabelladas afirmaciones de que habían tenido una visión de ángeles que les proclamaron que Jesús estaba vivo. Jesús, al oír la incredulidad de Cleofás, les corrigió suavemente a él y al otro discípulo: “¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!” (Lucas 2:25). Al ver su reacción de sorpresa, siguió diciéndoles: “¿Acaso no profetizaron claramente que el Mesías tendría que sufrir todas esas cosas antes de entrar en su gloria?” (Lucas 24:26, NTV). Jesús se estaba refiriendo a las muchas profecías de la Biblia e imágenes en las Escrituras que predecían la cruz: que el Mesías sufriría y pagaría un inmenso precio por los pecados y las transgresiones del hombre. Al ser testigo de primera mano de la creencia errónea de los dos discípulos, Jesús “comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían” (Lucas 24:27) mientras seguían el viaje de siete millas juntos hacia Emaús. Encuentro extraordinario Me encanta el modo en que el Espíritu Santo elaboradamente registra para nosotros esta reunión que Jesús tuvo con los dos discípulos en el camino a Emaús. Estar con ellos debió de haber sido muy importante para Él, ya que su encuentro tuvo lugar el mismo día de su resurrección. Este fue también el primer registro que se hace de Él enseñando de las Escrituras después de haber conquistado el sepulcro. Por tanto, no fue una reunión común, y Dios ha escondido muchas piedras preciosas en esta historia para nosotros. La Biblia nos dice: “Gloria de Dios es ocultar un asunto, y gloria de los reyes el investigarlo” (Proverbios 25:2, NVI). Por tanto, profundicemos en este relato del viaje a Emaús y oigamos las primeras palabras del Cristo resucitado. Ocupe sus pensamientos en Jesús Ya hemos establecido lo doloroso que puede ser ocuparse en el yo, y que solamente podemos ser liberados del yo cuando nos ocupamos en Cristo. Mediante esta historia quiero mostrarle de manera práctica cómo ocupar sus pensamientos en su amoroso Salvador al verle en la Palabra de Dios. En primer lugar, notemos que los discípulos estaban encerrados en su propio entendimiento de los acontecimientos que se habían producido y en sus pensamientos acerca de la redención de Israel; como resultado, estaban abatidos, defraudados y deprimidos. Eso es lo que sucede cuando la verdad sobre Jesús está ausente de nuestras mentes. Los discípulos habían esperado que Jesús sería quien redimiría a Israel. Para ellos, Jesús era simplemente un medio hacia un fin. Estaban más consumidos por la redención de Israel que por el Redentor mismo. ¡No es sorprendente que estuviesen deprimidos! Jesús nunca puede ser simplemente un medio hacia un fin, a pesar de lo noble que pueda ser ese fin. Necesitamos estar ocupados en Él y permitir que todo gire en torno a Él a medida que Él ocupa el lugar central en nuestras vidas. Si se siente temeroso, ansioso o deprimido en este momento, haga una comprobación rápida. ¿Qué hay en su mente? ¿En qué está ocupado su corazón? ¿Están llenos sus pensamientos de fe en Jesús, el Pastor de su vida, o están llenos de aprensiones con respecto al futuro, temores acerca de su situación actual y excesiva introspección? ¿Están llenos sus pensamientos de fe en Jesús, el Pastor de su vida, o están llenos de aprensiones con respecto al futuro, temores acerca de su situación actual y excesiva introspección? Los discípulos estaban abatidos porque no creían en lo que la Palabra de Dios había profetizado sobre el sufrimiento y la resurrección de Jesús. Si hubieran creído y entendido que los acontecimientos de los últimos tres días estaban todos ellos orquestados por Dios y que la cruz era su grandioso plan de redención para salvar a todos los hombres, se estarían regocijando con fe, amor y esperanza. Tendrían una gran anticipación de su reunión con el Cristo resucitado en lugar de estar tan desalentados y mirando hacia ellos mismos. Pero debido a sus creencias erróneas, se habían desilusionado y estaban mentalmente derrotados. No es sorprendente que Jesús les dijera: “¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!” (Lucas 24:25). Antes de continuar, permítame destacar que la palabra “insensatos” aquí es la palabra griega anoetos, que significa “sin entendimiento y poco sabio”.1 Como contraste, cuando Jesús reprendió a los fariseos llamándoles insensatos en Mateo 23:17, la palabra griega utilizada aquí es moros, que significa “torpe o estúpido”.2 Este es un término mucho más duro que Él reservó para los fariseos religiosos. Jesús no utilizó términos tan duros para describir a sus discípulos o a quienes estaban arruinados. Por tanto, Él estaba corrigiendo suavemente a los discípulos y diciendo: “Oh, sin entendimiento y poco sabios, que son lentos de corazón para creer…”. Creo que es importante que entendamos que Jesús dijo esas palabras con un tono amoroso, porque también nos está diciendo esas mismas palabras a nosotros hoy día. Él nos recuerda suavemente que nosotros (sus discípulos) tenemos tendencia hacia esos dos mismos desafíos: no entender su Palabra y ser lentos para creerla. Cuidado con el celo sin conocimiento Hay creyentes en la actualidad que no saben o no entienden lo que la Palabra de Dios realmente dice. E incluso en ocasiones en que sí saben lo que dice su Palabra, son lentos de corazón para creer. Amigo, Jesús no quiere que seamos ignorantes acerca de su Palabra y seamos derrotados por nuestra falta de conocimiento. La razón de que estudiemos la Palabra de Dios no es meramente para acumular conocimiento de la Biblia y hechos históricos. Es para tener una constante revelación de Jesús. ¿Y cómo hacemos eso? Podemos comenzar pidiéndoselo al Espíritu Santo. Muchas veces cuando estudio la Palabra, hago esta sencilla oración: “Espíritu Santo, abre mis ojos para ver a Jesús en la Palabra hoy”. De eso se trata todo: ver a Jesús. La razón de que estudiemos la Palabra de Dios no es meramente para acumular conocimiento de la Biblia y hechos históricos. Es para tener una constante revelación de Jesús. Hay personas que leen la Palabra y, en lugar de ver a Jesús, todo se convierte en ley para ellos y se vuelven duros, legalistas y farisaicos. Pablo describe este fenómeno en el libro de Romanos: “muestran celo por Dios, pero su celo no se basa en el conocimiento” (Romanos 10:2, NVI). ¿A qué conocimiento se refiere el apóstol? Lea los siguientes versículos: “No conociendo la justicia que proviene de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios. De hecho, Cristo es el fin de la ley, para que todo el que cree reciba la justicia” (Romanos 10:3-4, NVI). En otras palabras, leen la Palabra sin ver a Jesús en ella y se vuelven celosos de la ley. Terminan sin saberlo buscando hacerse a sí mismos justos por la ley. El legalismo es muy sutil e insidioso. Muchos legalistas no se dan cuenta de que están atrapados en el legalismo; nunca admitirían que son legalistas, y puede que incluso prediquen fuertemente contra el legalismo. También hay personas que atacan el evangelio de la gracia porque están cegados por su celo de la ley y que el hombre necesita mejorarse a sí mismo mediante la conducta recta. Creo verdaderamente que muchos de ellos son genuinos y sinceros; sin embargo, están sinceramente equivocados. Crecer en el conocimiento de la gracia de Dios Necesita usted saber sin ninguna sombra de duda que la ley nunca puede hacerle justo. Jesús es el final de la ley. Usted es hecho justo cuando cree correctamente en la persona de Jesús y en su justicia. Eso es lo que quiero decir con el poder de creer correctamente. El apóstol Pablo es la mejor persona en escribir acerca de esto porque él era el fariseo de fariseos, el legalista de legalistas. Hubo una época en su vida en que no sabía que estaba atado al legalismo. No olvidemos que cuando Pablo seguía siendo conocido como Saulo, no era celoso del pecado; era celoso de la ley de Dios. De hecho, era su pasión por la ley de Dios lo que le hacía perseguir a la iglesia primitiva, encarcelar a muchos y consentir la matanza de cristianos. Solamente dejó de hacer todo eso cuando el propio Jesús resucitado comenzó a abrir sus ojos a la verdad en el camino de Damasco (véase Hechos 9:1-8). Tome un momento para leer el dramático encuentro que Saulo tuvo con Jesús: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Amigo, cuando otros se pongan en contra de usted por lo que cree sobre la gracia de Dios, no sienta que tiene que argumentar con ellos e intentar convencerlos. Ámelos y ore para que Dios abra sus ojos para que vean a Jesús. La ley es un velo que les ciega; sin embargo, cuando el velo es apartado, como cuando los ojos de Pablo fueron abiertos a la verdad sobre Jesús, no hay vuelta atrás. Tan sólo vea lo que le sucedió a Pablo: se convirtió en el apóstol de la gracia de Dios, y su celo ya no era sin conocimiento. Por tanto, no tome esos ataques de modo personal. Las personas de gracia tienen un espíritu de misericordia. Quienes le persiguen por creer en la gracia de Dios tendrán que encontrarse con Jesús cuando Él les pregunte: “¿Por qué me persigues?”. La gracia, después de todo, no es una enseñanza; es una Persona. Si ellos escogen atacar la gracia, están atacando a la persona de Jesús. Por eso le recomiendo encarecidamente que les ame y les mantenga en oración. Recuerde, y vale la pena repetirlo, que las personas de gracia tienen un espíritu de misericordia. Sea rápido para creer En muchos lugares hay creyentes que sigue pensando que Dios está enojado con ellos siempre que caen. Simplemente no tienen una revelación del evangelio de la gracia y de lo que significa el amor incondicional de Dios. Como los dos discípulos en el camino de Emaús, tales creyentes no tienen discernimiento y son poco sabios. También hay creyentes que conocen sobre el evangelio de la gracia y que incluso saben que Dios les ama incondicionalmente; sin embargo, ese conocimiento está solamente en su cabeza. Cuando caen, incluso aunque tienen el conocimiento de la gracia, aun así siguen teniendo temor a acercarse con valentía al trono de gracia de Dios para recibir misericordia, favor, sanidad y restauración. ¿Cuál es el problema en esta ocasión? Eso es: son lentos de corazón para creer la promesa de Dios de gracia abundante y el regalo de la justicia para reinar en esta vida. Conocer las verdades de Dios y el evangelio de la gracia de manera intelectual no es suficiente. Tiene usted que ser rápido en creer todo lo que Jesús ha logrado en la cruz por usted, especialmente cuando está batallando con el temor, la culpa y el fracaso. Dios no quiere que esté usted derrotado debido a una falta de conocimiento de su gracia. Al mismo tiempo, quiere que sea rápido en creer en sus promesas para usted. Dios no quiere que esté usted derrotado debido a una falta de conocimiento de su gracia. Al mismo tiempo, quiere que sea rápido en creer en sus promesas para usted. Ya ha aprendido muchas cosas sobre el amor de Dios por usted en este libro. Si quiere ver el poder de creer correctamente operando en cada dimensión de su vida, le desafío a creer en la gracia de Él, su amor, su justicia, su perdón y su obra terminada. Le prometo que será usted transformado más allá de lo que pueda imaginar si se atreve a confiar en el amor de Él por usted. ¡Su amor nunca falla! Encienda su corazón Quiero mostrarle otro aspecto interesante de la historia de Emaús. La palabra “Emaús” significa “baños calientes”,3 y yo he realizado esa caminata a Emaús con algunos de mis pastores. Desde luego, no recorrimos las siete millas (11 kilómetros); nos bajamos del autobús turístico aproximadamente a una milla (1,5 kilómetros) de Emaús porque soy misericordioso con mis pastores. Después de todo, ellos no son tan “fuertes” y tan “jóvenes” como yo. Tan sólo estoy bromeando. En un tono más serio, cuando lo piensa, siete millas es una larga distancia. De hecho, si lee la historia completa, los discípulos no sólo recorrieron siete millas. El mismo día, caminaron de regreso a Jerusalén desde Emaús, lo cual hace un total de 14 millas, o 22,5 kilómetros. ¿Cuándo fue la última vez que caminó usted 14 millas en el mismo día? ¿Cómo fue que los discípulos no estaban cansados o agotados, especialmente dado su ánimo inicial cuando emprendieron su viaje? Algo debió de haber sucedido a los cuerpos de los discípulos mientras caminaban con Jesús. Sus cuerpos físicos fueron avivados, fortalecidos y vigorizados. Su juventud sin duda alguna fue renovada, pues la Palabra de Dios promete: “los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán” (Isaías 40:31, NVI). ¿Qué sucedió en el camino? ¿Qué causó que los cuerpos de los discípulos experimentasen tal oleada de energía y vida? Escuchemos cómo describieron los discípulos el uno al otro lo que habían sentido mientras caminaban con Jesús: “¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?” (Lucas 24:32). ¡Ahí está la clave! Cuando las Escrituras le son abiertas y las cosas concernientes a Jesús son reveladas, ¡su corazón será encendido y arderá en su interior como sucedió con aquellos dos discípulos! No olvide lo que Jesús hizo cuando oyó su creencia equivocada y su conversación de derrota: “Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían” (Lucas 24:27, énfasis del autor). En otras palabras, comenzando por los cinco primeros libros de Moisés (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, conocidos colectivamente como la Torá), Jesús explicó todas las cosas concernientes a Él mismo. Entonces siguió revelándose a Él mismo en los libros de los profetas, libros como Samuel, Reyes, Isaías y Jeremías. ¡Vaya! ¡Qué viaje debió de haber sido aquel! No es sorprendente que los corazones de los discípulos fueran avivados y ardieran en su interior. Como el nombre de la aldea a la que viajaban, sus corazones fueron sumergidos continuamente en un baño caliente mientras Jesús abría sus ojos para que le vieran a Él en todas las Escrituras. ¿Qué está mirando? El primer día de su resurrección, Jesús estableció un precedente para nosotros sobre cómo debiéramos leer y estudiar la Biblia hoy día. Él no quiere que acudamos a la Palabra para buscar lo que necesitamos hacer y después irnos con un puñado de leyes. ¡Claro que no! Jesús quiere que abramos las Escrituras para verle a ÉL. Véale en todo, desde Génesis hasta Apocalipsis. Cuanto más le vea a Él, más libre será de todas las formas de ocupación en el yo, y será transformado de gloria en gloria. Jesús quiere que abramos las Escrituras para verle a ÉL. Cuanto más le vea a Él, más libre será de todas las formas de ocupación en el yo. Cuando se mira a usted mismo, sus debilidades, fracasos, errores, e incluso fortalezas y buenas obras, no hay una esperanza, gozo o paz duraderos. El apóstol Pablo consideró todos sus logros como “basura” (Filipenses 3:8), mientras que el profeta Isaías afirma que “todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia” (Isaías 64:6, NVI). Jesús nos muestra que el modo de llegar a estar completamente ocupados y consumidos en Él es alejarnos de nuestros propios pensamientos oscuros y conversaciones deprimentes y abrir las Escrituras para verle a Él. Esté ocupado en Jesús, llene sus pensamientos de su bondad, y sature su corazón del amor de Él. Abra la Biblia y vea a Jesús en los tipos y las sombras en el Antiguo Testamento. Cada sacrificio, cada fiesta e incluso el tabernáculo y los sacerdotes señalan a Jesús. En el Nuevo Testamento, vea a Jesús amando y perdonando a quienes el mundo despreciaba, como la mujer agarrada en adulterio. Véale sanando a los ciegos, los paralíticos, y todos aquellos que estaban oprimidos por enfermedades. Vea a Jesús multiplicando la provisión para aquellos a quienes le faltaba. Le prometo que su corazón arderá, su cuerpo será renovado y su mente estará llena de la paz de Él, su gozo y su sensatez. Le prometo que pecado, adicciones, malos hábitos, temor, culpabilidad, ansiedad, depresión y condenación caerán de su vida cuando usted esté absorto y ocupado en la persona de Jesús. Sencillamente esas cosas no pueden coexistir en su vida cuando está ocupado en Cristo y no en usted mismo. Adicciones, temor, culpabilidad, no pueden coexistir en su vida cuando está ocupado en Cristo y no en usted mismo. Abra las Escrituras para ver a Cristo Hace muchos años cuando yo estaba estudiando la historia de Emaús, le pregunté al Señor por qué decidió velar los ojos de los dos discípulos para que no pudieran reconocerle. Le pregunté: “¿No habría sido mejor que ellos te vieran con tus manos marcadas por los clavos?”. Razonaba conmigo mismo que aquellos clavos debieron de haber sido inmensos, y posiblemente se pudiera ver la luz atravesar aquellas heridas. Quizá habría sido mejor si Jesús hubiera caminado por las ajetreadas calles de Jerusalén, hubiera levantado sus manos y gritado: “¡Oigan! ¡Todos ustedes, vean esto!”. Pero Jesús no hizo eso. Él sabía que hacer eso no produciría verdadera fe. Él me reveló que era más importante que los discípulos le vieran en la Palabra que le vieran en persona. Vaya, esas palabras produjeron mucha esperanza y aliento en mi corazón. Si la fe de los discípulos estuviera basada en que habían visto a Jesús físicamente en la carne, entonces ¿qué esperanza tenemos nosotros hoy día? Jesús a propósito veló sus ojos para que ellos le viesen primero en las Escrituras. Eso nos sitúa a usted y a mí en el mismo nivel y con igual oportunidad que los dos discípulos. Jesús quiere que todos le veamos en la Palabra. La Palabra de Dios nos dice: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). Eso significa que cuanto más oiga usted a Jesús revelado y explicado en las Escrituras, más fe será impartida a su corazón para creer todo lo que la Palabra de Dios dice sobre usted. ¿Podría ser que la razón de que muchos creyentes sigan viviendo en derrota hoy día es que Jesús no les ha sido revelado en las Escrituras? Parece haber una hambruna espiritual en el mundo actualmente, una escasez de enseñanza y predicación que revele a la persona de Jesús de manera que haga que los corazones de las personas ardan como si estuvieran en un baño caliente. En cambio, lo que frecuentemente escuchamos es enseñanza sobre hacer el bien y más hacer el bien. Mi pregunta es: ¿es eso el evangelio? ¿Está siendo revelado Jesús? El evangelio se trata de Jesús; no se trata de hacer el bien. Creer correctamente sobre Jesús es lo que marca una diferencia en las vidas de las personas. El apóstol Pablo dice: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá” (Romanos 1:1617). El verdadero evangelio de Jesucristo siempre produce piedad, santidad, moralidad, carácter, provisión, salud, sabiduría, amor, paz, gozo, y muchas más cosas. El evangelio es el evangelio de Cristo, y todo se trata de Jesús. No es el evangelio de moralidad y carácter, y definitivamente no es el evangelio de dinero y prosperidad. Pero ¿sabe lo que hace el evangelio? Produce todas esas cosas. El verdadero evangelio de Jesucristo siempre produce piedad, santidad, moralidad, carácter, provisión, salud, sabiduría, amor, paz, gozo, y muchas más cosas. Todas ellas fluyen del evangelio de Jesucristo. Ese es el evangelio del que no me avergüenzo. Por eso, lo que hago cada domingo, y en todo lugar donde hablo, es predicar mensajes que revelan a Jesús. Sé que cuando Él está en el centro en las vidas de las personas, sus temores, culpa y adicciones ya no estarán en el centro. Cuando la justicia de Dios (no su propia justicia) es revelada, vivirán de fe en fe. Vivirán de un nivel de creer correctamente al siguiente nivel de creer correctamente, y desde un nivel de victorias al siguiente nivel de victorias. Romanos 1:17 dice que el justo vivirá por la fe. No dice que el justo vivirá por sus propias obras. La esencia de la fe cristiana está fundada en este versículo. Fue este versículo el que lanzó la Reforma. Martín Lutero recibió la revelación de que un creyente es justificado por la fe y no por las obras de la ley. En otras palabras, el justo vivirá creyendo correctamente en todo lo que Jesús ha logrado por él en el Calvario y no por sus propios logros. De hecho, la fe se trata de creer que usted es justo mediante la obra terminada de Jesús. La centralidad del evangelio está basada en creer correctamente, no en hacer correctamente. La verdad es que cuando usted cree correctamente, terminará viviendo correctamente. Creer correctamente siempre conduce a vivir correctamente. Cuando usted cree correctamente que su justicia viene de Jesús, la Palabra de Dios dice: “El camino de los justos es como la primera luz del amanecer, que brilla cada vez más hasta que el día alcanza todo su esplendor” (Proverbios 4:18, NTV). Sabemos que solamente Jesús es perfectamente justo y recto. ¿Qué esperanza tenemos usted y yo si el brillo de nuestros caminos está basado en nuestra propia justicia? Pero debido a que hemos sido hechos justos mediante la obra terminada de Él, Dios garantiza que nuestros caminos brillarán cada vez más a medida que somos transformados de gloria en gloria. En Cristo, su futuro está bendecido; está lleno del favor de Él y lleno de todas las puertas correctas abiertas, oportunidades y ascensos. En Él, puede usted esperar bien, victoria, favor y éxito. Tome consuelo hoy sabiendo que sus mejores victorias no han quedado a sus espaldas, sino que están por delante de usted. Jesús le está llevando a un lugar tan bueno que está por encima de lo que usted pueda llegar a pedir, pensar o imaginar. En Cristo, su futuro está bendecido; está lleno del favor de Él y lleno de todas las puertas correctas abiertas, oportunidades y ascensos. Cómo ver a Jesús en el mundo La Biblia desde Génesis hasta Apocalipsis señala a la persona de Jesús. Cuando Jesús caminaba con los dos discípulos, estoy seguro de que habría acampado en el capítulo 22 de Génesis. Es ahí donde Dios le dijo a Abraham que ofreciera a su hijo, su único hijo, el hijo a quien amaba. Piense en esta historia por un momento. Es una historia de un hijo que lleva la leña hasta el monte Moriah de camino a ser sacrificado. Muchas personas no entienden esta historia. ¿Por qué pediría Dios que el hijo de Abraham fuese sacrificado? Todo el pasaje en el capítulo 22 de Génesis es realmente la historia del evangelio. Dios mismo enviaría a su Hijo, su único Hijo, el Hijo a quien amaba. Su Hijo llevaría una pesada cruz de madera por el mismo monte; pero Él recorrería todo el camino hacia la cumbre más elevada, conocida como monte Calvario, y se sacrificaría como pago por los pecados de toda la humanidad. ¡Es una hermosa imagen de Jesús! ¿Puede verla? Ahora imagine estar en la posición de Abraham: usted va subiendo por el monte con su hijo, Isaac. Cuando llega al lugar del sacrificio, su hijo se dirige hacia usted con sus grandes y hermosos ojos y le pregunta inocentemente: “Papá, veo el fuego y veo la leña, pero ¿dónde está el cordero?”. Estoy seguro de que esa pregunta debió de haber partido el corazón a Abraham. Reteniendo sus emociones, miró a los ojos al muchacho y le dijo: “Hijo, Dios se proveerá de cordero”. Abraham dijo esas palabras por la fe, y fue una palabra profética de lo que Dios haría. Y justamente cuando Abraham estaba a punto de sacrificar a su hijo, Dios dijo: “Detén tu mano y mira”. Abraham miró a sus espaldas y vio a un cordero enredado en un zarzal por sus cuernos (véase Génesis 22:12-13). Creo que cuando Abraham se giró y miró, no solamente vio el cordero enredado en un zarzal, sino que también vio una visión profética del verdadero Cordero de Dios, Jesucristo, con una corona de espinos (no muy distinta al zarzal donde estaban enredados los cuernos del cordero) rodeando su frente. Vio al Cordero sujeto con rudos clavos a la cruz. ¿Cómo sé eso? Porque Jesús les dijo a los fariseos: “Abraham se gozó de que había de ver mi día”. Y ellos se burlaron de Él, diciendo: “Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?”. Él respondió enfáticamente: “Antes que Abraham fuese, yo soy” (véase Juan 8:56-58). ¿De qué se regocijó Abraham? Aquel día en el monte Moriah, Abraham vio una imagen profética de Jesús en la cruz, ¡y se regocijo de ver su día! Vio que Dios ciertamente se proveería a sí mismo como el Cordero sacrificial, de modo que llamó al lugar Yehovah Yireh (Jehová-jiré), que significa “Jehová se ocupará (de ello)” o “el Señor proveerá” (Génesis 22:14). Dios vio nuestra desesperada necesidad de una ofrenda, y proveyó a su propio Hijo amado como el sacrificio por todos los hombres. Dios le dijo a Abraham: “Ahora sé que temes a Dios, porque ni siquiera te has negado a darme a tu único hijo” (véase Génesis 22:12). ¿Sabe por qué le dijo eso? Para que hoy en día podamos creer y decir con seguridad en nuestros corazones: “Amado Dios, ahora sé que me amas porque no has rehusado a tu Hijo, tu único Hijo, el Hijo a quien amas tanto, sino que lo entregaste en la cruz por mí”. Sumérjase en su amor y su gracia Amigo, nunca sabrá lo mucho que Dios le ama a menos que entienda lo mucho que Dios amaba a Jesús, y sin embargo, le entregó para rescatarle. Dios no tenía que enviar a su Hijo a sufrir la cruz, pero decidió hacerlo debido su infinito amor por usted. Nunca sabrá lo mucho que Dios le ama a menos que entienda lo mucho que Dios amaba a Jesús, y sin embargo, le entregó para rescatarle. No olvide que, en el caso de Abraham, Dios evitó que sacrificase a Isaac. En el caso de Jesús, nadie detuvo el sacrificio. Nadie evitó el sufrimiento a Dios. Nadie alivió el dolor del Padre. Fue un pesado sacrificio hecho con un corazón de amor. Toda la historia de Abraham ofreciendo a Isaac se trata de la inmensidad del amor de Dios por nosotros. La historia nos revela la angustia, el dolor y el sufrimiento que Dios mismo atravesó. Como el Padre, ofreció a su propio Hijo amado y precioso, Jesucristo, para redimirnos de nuestros pecados. Dios no trata del pecado a la ligera. La única manera de salvarnos fue permitir que el castigo por el pecado recayera completamente sobre su propio Hijo. Jesús es el “cordero” que se permitió a sí mismo quedar enredado en un “zarzal” como el pago por todas nuestras transgresiones. Cuando vea a Jesús revelado en las Escrituras, cuando vea su amor, sufrimiento y sacrificio revelados en las Escrituras de este modo, su corazón arderá con la calidez de su amor, como los corazones de los dos discípulos que le oyeron explicar por las Escrituras todas las cosas referentes a Él mismo. De modo inconsciente, el desaliento, las preocupaciones y todas sus aprensiones se fundirán a medida que el amor incondicional de Él encienda esperanza y fe en su corazón. Dios quiere que usted esté ocupado en Jesús, que sea libre de ocuparse en el yo, mediante ver a su Hijo en la Palabra. Llene su mente del amor y el poder de Él, y su corazón encontrará descanso en su abundante amor por usted. Oro para que experimente su propio viaje por el camino de Emaús a medida que abre las Escrituras y permite que su Palabra bañe su corazón en la calidez de su bondadosa gracia y su misericordia. ¡Verdaderamente todo se trata de Jesús! CAPÍTULO 15 ADORE CON LAS PALABRAS DE DAVID Al seguir aprendiendo cómo podemos ser libres de ocuparnos en el yo, permita que comparta el viaje realizado por una señora, Bárbara, de Texas, que descubrió que Jesús era la respuesta a sus luchas. Apreciado pastor Prince, Fui salva cuando era niña, pero a causa de pecados, cometidos por mí y contra mí, nunca me sentí digna. Ataques de ansiedad, migrañas y otros síntomas físicos siguieron inundándome durante años, empeorando cada vez más. Recientemente llegué a tocar fondo cuando las mentiras del acusador me hicieron pasar de tener temor cada vez que salía de mi casa, a tener ataques de ansiedad incluso cuando estaba en mi propio hogar. Me despertaba en medio de la noche teniendo esos ataques. Sabía que algo tenía que cambiar, pero no sabía dónde comenzar. Batallé contra tomar las medicinas que los médicos me recetaban. Oraba y hacía que mi madre orase, pero algo faltaba. Yo estaba decidida a ponerme bien, y por eso compré libros de autoayuda, incluso un libro “cristiano”. Creía que Dios estaba dispuesto a sanarme y que Jesús murió por mi sanidad, pero que yo tenía que “hacer mi parte” si quería que mi sanidad se manifestara. Leí el libro “cristiano” para ser libre, para recibir sanidad espiritual, mental y física, pero solamente me hizo revivir y recordar todo mi pasado, y me situó en un mayor tormento mental. El acusador comenzó a atacarme incluso más. Me sentía peor que nunca mientras él me atormentaba con cosas que habían sucedido hacía veinte años o más. Realmente pensé que estaba probando lo que el infierno podría ser, al estar atormentada día y noche. Incluso creía que eso era lo que yo tenía que soportar para recibir mi sanidad. Mediante mis propios esfuerzos fallidos, trabajaba muy duro para obtener redención, intentando ser buena y hacer el bien durante los últimos años. Pero mis esfuerzos funcionaban solamente durante pequeños períodos de tiempo antes de que la ansiedad y el temor regresaran con venganza. Pero gracias a Dios porque tengo una madre que ora, y conseguí sus libros y enseñanzas y recibí la revelación de la gracia y el regalo de la justicia. Los anteriores recursos requerían mis propios esfuerzos, lo cual sólo hizo que las cosas empeorasen, pero sinceramente, me llevaron hasta mi propio límite. Mediante la verdad de sus mensajes y libros sobre la gracia y la persona de Jesús, soy sana. He dejado de mirarme a mí misma y comencé a mirarle a Él. Cada día, bebo de las aguas vivas de Jesús. Día tras día, soy más semejante a Él porque “tal como Él es, así soy yo en este mundo”. Le doy gracias a Dios por las revelaciones que he recibido y sigo recibiendo mediante su ministerio. Por primera vez, entiendo lo que realmente significa ser la justicia de Dios por medio de Cristo Jesús y entiendo el verdadero poder de la sangre de Jesús y su obra terminada en la cruz. Estoy emocionada por tener una verdadera relación con mi Papá celestial. Espero vivir el resto de mi vida disfrutando de las bendiciones de Dios mediante su favor inmerecido. Yo pedí sanidad, ¡pero Él me ha dado mucho más! ¡Toda la gloria y la alabanza para Jesús! ¿No es sorprendente ver lo que sucede cuando las personas sencillamente apartan sus ojos de sí mismas y se ocupan en Jesús? Me encanta cómo Bárbara describe el modo en que ella practica la presencia de Jesús diariamente en su vida: “He dejado de mirarme a mí misma y comencé a mirarle a Él. Cada día, bebo de las aguas vivas de Jesús. Día tras día, soy más semejante a Él porque ‘tal como Él es, así soy yo en este mundo’”. Lo único que ella hizo fue apartar la mirada de sí misma y mirar a Jesús. Y a medida que bebió diariamente de sus aguas vivas, descubrió que era cada vez más semejante a Él: sana, estable y sensata en mente y cuerpo. El desafío de una semana ¿Puedo desafiarle a comenzar a hacer lo que hizo Bárbara? Cada vez que se sienta derrotado, practique ser consciente de Jesús en su vida. A pesar de lo que esté sintiendo, véale a Él amándole, estando con usted, sosteniendo su mano y guiándole fuera del temor, el dolor, la duda y la adversidad. No sea lento de corazón para creer; sea rápido en creer que Jesús está con usted. Sea rápido en creer que Jesús está con usted. Antes de abandonar y decidir que las cosas nunca van a cambiar en su vida, tengo una tarea para usted. ¿Querría practicar la presencia de Jesús tan sólo por una semana? Eso es todo lo que le pido: una semana de su tiempo. A lo largo de esa semana, en el momento en que tenga pensamientos de fracaso, culpa, temor, ansiedad y derrota, ¡inmediatamente ocupe su mente en pensamientos positivos de su Salvador Jesucristo! La palabra clave aquí es inmediatamente. Se trata de ser rápido en creer, ¡de modo que necesita suceder rápidamente! Inmediatamente, vea a Jesús en su situación. Inmediatamente, ocupe su mente en pensamientos del amor de Él, su paz, su amorosa mano sobre su vida y su obra terminada. Al final de esta semana, escríbame a praise@josephprince.com y comparta conmigo lo que haya experimentado. Sinceramente espero que acepte este desafío, y espero con ilusión tener noticias de usted. Cómo estar Jesús ocupado en ¿Ha observado que cuando está experimentando dolor en su cuerpo, es muy difícil pensar en alguna otra cosa? Por ejemplo, si tiene un fuerte dolor de muelas, no estará pensando en los niños que se mueren de hambre en el mundo y en sus necesidades. No, estará usted absorto en el dolor de su propia boca y ninguna otra cosa realmente importa. El dolor es lo único que usted siente, y es lo único en que puede pensar. Del mismo modo, cuando estamos pasando por un tiempo difícil o tratando una pesada carga de estrés, ansiedad, temor o condenación, es muy desafiante realizar el cambio de estar ocupado en el yo a estar ocupado en Cristo, porque estamos preocupados por nuestros propios problemas. Al igual que el fuerte dolor de muelas, nuestros problemas son lo único en que podemos pensar. Ocuparse en el yo es como eso. Es doloroso, y mantiene su atención en el yo. Por tanto, ¿cómo hacemos el cambio de paradigma de estar ocupados en nuestros propios problemas y en nosotros mismos a estar ocupados en Jesús? Para responder esa pregunta, permítame mostrarle el modo en que David se alentaba a sí mismo en el Señor cuando se sentía temeroso, ansioso o deprimido. Aprendamos de alguien a quien Dios describe como “un hombre conforme a mi corazón” (Hechos 13:22, NVI). La Palabra de Dios nos revela que siempre que David tenía problemas, adoraba al Señor con hermosos salmos, himnos y alabanzas. En lugar de revolcarse en su propia derrota e ir a tientas en la oscuridad, David levantaba su mirada a los cielos y elevaba su VOZ al Rey de reyes. En sus últimos años, cuando Absalón, su propio hijo, intentó usurpar el trono, David podría haber decidido vengarse enviando a sus leales tropas contra Absalón. Sin embargo, no tuvo las agallas de luchar contra su propio hijo, y en lugar de batallar con Absalón, a quien amaba mucho, David huyó de Absalón con lágrimas en sus ojos y un corazón partido. Imagine lo abatido que David debió de haberse sentido, traicionado por su propia carne y sangre. Pero en lugar de quedar abrumado por las circunstancias atrozmente dolorosas que le rodeaban, David miró al Señor y le adoró con estas palabras eternas mientras ascendía al monte de los Olivos: “Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; mi gloria, y el que levanta mi cabeza. Con mi voz clamé a Jehová, y él me respondió desde su monte santo” (Salmos 3:3-4). ¿No es maravilloso saber que cuando clamamos al Señor en adoración, Él nos oye? Cuando David adoró al Señor, Dios dio la vuelta a su circunstancia para su bien. Dios permitió que una persona en el campamento de Absalón le diera un buen consejo, y como resultado, el golpe de estado de Absalón fracasó. Adore a Jesús en su valle de problemas Le digo que independientemente de cuáles sean sus problemas en este momento, aprenda a adorar a Jesús en su valle de problemas y alabe su amoroso nombre. Véale a Él como su escudo. Véale como su gloria y quien levanta su cabeza. Sea consumido con Jesús, y Él dará la vuelta a sus circunstancias para su bien. Permita que su corazón encuentre descanso y paz en la seguridad de su amor. Aprenda a adorar a Jesús en su valle de problemas. Algunas personas piensan que cuando adoran a Dios, le están dando algo a Él. Por el contrario, yo creo que cuando le adoramos y le alabamos, Él nos da a nosotros, impartiendo su vida, su sabiduría y su poder a nuestras vidas. Nuestras mentes están siendo renovadas, y creo que nuestra juventud y nuestro cuerpo físico también son renovados en la dulce presencia de Él. Piense en ello por un momento. Dios no necesita que le adoremos y le alabemos. Él tiene todo un ejército de ángeles que pueden cantarle y adorarle veinticuatro horas al día, siete días por semana. Y contrariamente a usted y yo, ¡esos ángeles no se cansan y nunca desafinan! Dios no es un melómano, que demanda de nosotros adoración y alabanza. ¡Claro que no! Le adore usted o no, Él sigue siendo Dios. La adoración, entonces, es una respuesta por nuestra parte a su amor por nosotros. No tenemos que hacerlo, pero cuando experimentamos su amor y su gracia en nuestras vidas, queremos hacerlo. Es una respuesta que nace de una revelación en nuestro corazón de lo grande, y lo asombroso, lo majestuoso y lo amoroso que verdaderamente es nuestro Señor y Salvador. Cuando le adoramos y nos perdemos totalmente en su magnífico amor por nosotros, algo nos sucede. Somos cambiados y transformados para siempre en su presencia. Todo temor, preocupación y ansiedad se alejan cuando Jesús es exaltado en nuestra adoración. Cuando le adoramos y nos perdemos totalmente en su magnífico amor por nosotros, somos cambiados y transformados para siempre en su presencia. El poder de la adoración Nuestro equipo ministerial recibió esta carta de Emma en Alemania, y creo que le ayudará a ver lo que la adoración puede hacer por usted: Tengo sesenta y dos años. Siempre que el diablo intenta atacarme con síntomas de una enfermedad, escucho sus álbumes de adoración y adoro a Jesús, mi Señor, mi Salvador y mi Redentor. También participo con frecuencia de la Santa Comunión a la vez que escucho los cantos de adoración. Después de algunos minutos, ¡todos los síntomas desaparecen! Después de experimentar esos milagros, comencé a llevar los cantos de adoración a la residencia para ancianos en la que trabajo. En esa residencia, había algunos ancianos que gritaban durante toda la noche. Ninguna medicina podía ayudarles, y se les podía oír gritar desde las 8:00 de la tarde hasta las 6:00 de la mañana. Yo trabajo en el turno de noche, y una noche puse el reproductor de CD en el corredor de sus habitaciones y puse su CD de adoración Un Toque de Su Presencia. Esa noche, ninguno de aquellos ancianos gritó. Todos estuvieron tranquilos y durmieron pacíficamente durante toda la noche. También había una señora en la residencia que sufría de esquizofrenia. Una noche estaba muy inquieta y no dejaba de hablar en voz alta para sí misma. Su compañera, una señora con demencia, cantaba de modo estridente. Agarré mi iPod y les puse los cantos de Un Toque de Su Presencia. Después de tres minutos, las dos mujeres se durmieron profundamente. Mis dos colegas que estaban conmigo quedaron asombrados por lo que acababan de ver, y pidieron tener un reproductor de CD en la habitación de las mujeres para que las otras señoras pudieran en escuchar los cantos de adoración. Hasta la fecha, esos pacientes ancianos ya no gritan hasta quedarse dormidos en la noche. Con respecto a mí, he estado escuchando los cantos de adoración en mi iPod durante mi descanso en el trabajo, y cada vez la gloria de Dios desciende sobre esa residencia para los ancianos y bendice a esas personas. ¡Toda la gloria para Jesús! Me encanta este testimonio. ¡Realmente muestra lo poderosa que puede ser la adoración! El CD que Emma mencionó proviene de una colección de adoración, Un Toque de Su Presencia (volúmenes 1 y 2). No es una grabación común de cantos. Los cantos fueron compilados de reuniones en vivo y son todos ellos cantos de adoración espontánea que salieron de mi espíritu durante períodos íntimos de adoración, cuando simplemente nos ocupamos de la persona de Jesús. Yo canté lo que Dios estaba poniendo en mi corazón, y Él manifestó su amorosa presencia. Es entonces cuando los dones del Espíritu obraron y se produjeron sanidades entre las personas que había en la congregación. En la popular página web de música digital, iTunes, que presenta esta colección, una persona compartió que poner los cantos de Un Toque de Su Presencia mientras adoraba al Señor o mientras estaba tumbado en la cama daba entrada a la dulce presencia del Señor. Esos momentos han sido tan fundamentales para edificarle y afirmarle, que esa persona lo ha convertido en parte de su rutina diaria. Otro hermano describió que esta música de adoración le liberó de mucho temor y problemas de sueño crónicos. Cada noche durante algunos años, un temor paralizador e irracional le despertaba de su sueño aproximadamente cada treinta minutos y le dejaba con un temor aún mayor. A pesar de orar para recibir paz, ese pobre hombre descubrió que no podía irse a dormir con las luces apagadas. Un día mientras ponía los cantos en su cuarto, de repente sintió la presencia tangible de la calma y la paz del Señor. Y mientras escuchaba la música, por primera vez en mucho tiempo durmió como un niño. ¡Estaba tan contento que lo único que pudo hacer fue dar las gracias al Señor y llorar! Él escucha el álbum todas las noches ahora, e incluso lo ha descargado a su iPod en su auto. Quería compartir con usted estos testimonios porque creo que algunos de ustedes quieren adorar a Dios, pero puede que no sepan dónde comenzar cuando están en su casa. Si eso le describe usted, entonces comience obteniendo música cristiana ungida que puede llenar su cuarto de la presencia del Señor. Permita que la música sencillamente caiga sobre usted como ríos de agua viva. Permita que la presencia del Señor quite todo temor y toda ansiedad; permita que su amor elimine las preocupaciones que le cargan. Permita que Jesús sea exaltado y glorificado, ¡y véale cambiar todas las cosas para su bien! Aprenda del dulce salmista Mucho antes de que el enemigo pueda robar su victoria, le roba su canto; antes de que pueda robarle su gozo, le roba su alabanza. Antes de que se dé usted cuenta, comienza a volverse crítico, pesimista, malhumorado y deprimido. No le permita hacer eso. Deje que las alabanzas estén continuamente en sus labios, y será siempre consciente de la presencia del Señor, de su favor, su bondad y sus bendiciones en su vida. ¿No sabe qué cantar? No hay nadie mejor de quien podamos aprender que el dulce salmista de Israel: David. Después de David hubo rey llamado Ezequías, que hizo precisamente eso. Eche un vistazo a cómo describe la Biblia a este rey en 2 Reyes 18:5, 7: “En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá… Y Jehová estaba con él; y adondequiera que salía, prosperaba”. El rey Ezequías llevó el avivamiento a su pueblo y restauró la alabanza y la adoración en la casa de Dios. También devolvió la soberanía a su nación después de que su padre, el rey Acaz, hundiese al reino en la adoración pagana y pusiera a la nación bajo la maldición (véase 2 Reyes 16:18-19). En 2 Crónicas 29:25-26, 30 se registra que Ezequías “puso también levitas en la casa de Jehová con címbalos, salterios y arpas, conforme al mandamiento de David… Y los levitas estaban con los instrumentos de David… Entonces el rey Ezequías y los príncipes dijeron a los levitas que alabasen a Jehová con las palabras de David…”. ¿No se alegra de que Dios nos diera el libro de Salmos en la Biblia para que al igual que el rey Ezequías, podamos adorar al Señor con las palabras de David? David escribió un gran número de los salmos, y Dios es revelado de manera especial cuando cantamos con las palabras de David. Él dio a David un don especial para escribir cantos que revelan su amor y su corazón. Ciertamente, no podemos mejorar las palabras que David escribió, así que unámonos a David para exaltar el nombre del Señor, y permitamos que Él se convierta en nuestra roca y fortaleza cuando nos sintamos acosados por los problemas de la vida. Exaltemos al Señor y veamos cómo Él nos libera. Sigámosle y permitamos que Él sea nuestro pastor. Permitamos que nos lleve a descansar en verdes valles y nos guíe junto a aguas de reposo. Cómo definió Jesús el temor de Dios Algo sucede cuando usted canta con las palabras de David. Sus temores comenzarán a fundirse. No puede usted salir de su temor con su propia psicología. Quizá incluso mientras está leyendo esto ahora, su mente se ve acosada por temor acerca de su futuro, o temor a la carencia, o a perder su juventud. Quizá tenga miedo a alguna enfermedad, a perder a sus seres queridos, o a alguna dolencia. Quizá esté atormentado diariamente por el temor al rechazo. Amigo, el único temor que Dios quiere que usted tenga es un santo temor del Señor, el cual Jesús mismo define como la adoración de Dios. Cuando el diablo tentó a Jesús en el desierto, le dijo: “Todo esto te daré [todos los reinos del mundo y su gloria], si postrado me adorares”. Jesús, citando del libro de Deuteronomio, respondió: “Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás” (Mateo 4:9-10). Ahora bien, si hace una comprobación rápida de lo que Jesús citó en el libro de Deuteronomio, realmente dice: “A Jehová tu Dios temerás…” (Deuteronomio 6:13). Por tanto, Jesús definió el “temor” de Dios como la “adoración” de Dios. En otras palabras, el único “temor” que debería usted tener en su vida es la adoración de Dios. Adórele a Él, y todos sus temores se desvanecerán a la luz de su gloria y su gracia. Adórele a Él, y todos sus temores se desvanecerán a la luz de su gloria y su gracia. El salmo del Pastor El salmo más citado de la Biblia, el Salmo 23, fue escrito por David. Puede que esté usted familiarizado con estas palabras que Dios ha preservado en su Palabra para que aprendamos acerca de su amor y su bondad hacia nosotros: “Jehová es mi pastor; nada me faltará” (v. 1). El Salmo 23 es un salmo asombroso para que lo memorice y medite en él cada vez que enfrente un desafío. Un hermano de Maryland, en Estados Unidos, me escribió para compartirme que fue sanado de un dolor crónico en su hombro meditando en el Salmo 23. John había leído uno de mis devocionales diarios sobre la meditación en la Palabra de Dios, donde demostraba cómo hacerlo con el Salmo 23. Mientras iba de camino del trabajo a su casa ese día, John comenzó a meditar en “El SEÑOR es mi pastor, nada me falta” (NVI). Se enfocó en la bondad del Señor en que desea ser nuestro pastor, y cómo Él verdaderamente provee todas nuestras necesidades. John vio al Señor protegiéndole en la carretera, sanándole de su dolor y dándole favor en su trabajo. Al momento que llegó a su casa, descubrió que su dolor, el cual le había molestado por dos años y limitado de sus movimientos, ¡se había ido completamente! Amigo, yo quiero que sepa que el poder para sanarle donde usted esté se encuentra en la Palabra de Dios. ¡Hay poder sanador en los salmos! No son solamente cantos escritos para llenar páginas en su Biblia. Algo sucede a su cuerpo físico y sus circunstancias externas cuando usted memoriza, medita y adora con las palabras de David. Salmo 34: Decida bendecir al Señor Otro hermoso salmo es el Salmo 34, que fue escrito por David en la cueva de Adulam. Me resulta realmente interesante que David escribiera uno de los salmos más poderosos durante uno de los períodos más desafiantes de su vida. La introducción al salmo en algunas traducciones de la Biblia describe el Salmo 34 como: “Salmo de David, acerca de cuando se hizo pasar por loco frente a Abimelec, quien lo echó de su presencia”. No es necesario imaginar mucho para ver que ese fue uno de los puntos más bajos en la vida de David. David estaba huyendo del rey Saúl y buscó refugio en el rey de Gat (a quien se hace referencia como “Abimelec” en la introducción al salmo). ¿Recuerda a Gat? Goliat, el gigante que había aterrorizado a los hijos de Israel, era de Gat. ¡Y ahora David estaba en un estado tal de confusión que buscaba refugio en el rey de Goliat! ¡Cómo han caído los poderosos! Cuando David estaba en Gat, los siervos del rey de Gat le reconocieron y dijeron: “¿No es éste David el rey de la tierra?”. Probablemente le reconocieron como quien había vencido a su campeón Goliat y había cortado su cabeza. Después de todo, fue una importante derrota que no se borraría fácilmente de sus memorias. Por tanto, le recordaron a su rey: “¿no es éste de quien cantaban en las danzas, diciendo: Hirió Saúl a sus miles, y David a sus diez miles?” (1 Samuel 21:11). Cuando David oyó sus palabras, el temor se apoderó de su corazón y tuvo mucho miedo a lo que el rey de Gat pudiera hacerle. La Biblia nos dice: “Y cambió su manera de comportarse delante de ellos, y se fingió loco entre ellos, y escribía en las portadas de las puertas, y dejaba correr la saliva por su barba” (1 Samuel 21:13). ¿Puede imaginar el estado mental en que estaba David? ¡El campeón de Israel ahora se revolcaba en el suelo con saliva por toda su barba! Enojado porque sus siervos le hubieran llevado a un “loco” delante de él, el rey de Gat expulsó a David. Entonces, en el siguiente versículo en la Biblia registra para nosotros: “Yéndose luego David de allí, huyó a la cueva de Adulam” (1 Samuel 22:1). Ahora que entiende el contexto, puede apreciar las palabras que fueron escritas desde las profundidades de esa cueva. Después de un episodio tan enloquecedor, David pudo haberse ocultado en la cueva y haberse revolcado en la autocompasión y la condenación, pero en cambio entonó estas palabras: Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca. En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán. Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre. Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores. —Salmos 34:1-4 En su momento más oscuro, David decidió no ser derrotado por sus circunstancias; en cambio, decidió bendecir al Señor y dejar que las alabanzas del Señor estuvieran continuamente en su boca. ¿Tenía temor? ¡Claro que sí! Por eso se estaba ocultando en una cueva. Sin embargo, a pesar de su temor a que el rey Saúl le capturase o que el rey de Gat le matase para vengar a Goliat, buscó al Señor en adoración, y Dios en su fidelidad le libró de todos sus temores. De un ejército AED guerreros sin temor a Amigo, quiero que vea que David entró en la cueva con desesperación, pero algo sucedió cuando David adoró al Señor. Y no sólo le transformó a él, sino que también transformó a todos los hombres que estaban reunidos con él. La Biblia nos dice que cuando David estaba en la cueva, “se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos hombres.” (1 Samuel 22:2). Yo lo denomino ejército AED porque todo aquel que estaba angustiado, endeudado o descontento se reunió con David. Y en el salmo, David alentó a todos aquellos cuatrocientos hombres a cantar en voz alta en la cueva y engrandecer al Señor con él (Salmos 34:3). Cuando lo hicieron, sus caras se alumbraron y “no fueron avergonzados” (Salmos 34:5). Por tanto, aquellos hombres no siguieron siendo un ejército AED. Fueron transformados de gloria en gloria y llegaron a ser conocidos como los poderosos de David. Puede leer acerca de sus grandes hazañas en 2 Samuel 23:8-39. Se convirtieron en guerreros sin temor, derribadores de gigantes por derecho propio, y hombres fieles que sirvieron a David todos los días de sus vidas. De la misma manera hoy día, cuando usted decide adorar al Señor en medio de sus pruebas, no puede evitar ser transformado. Puede que comience angustiado, endeudado o descontento; pero su historia no termina ahí. Mientras mantenga sus ojos en el Rey de reyes. ¡Él le exaltará y hará que llegue a ser usted poderoso! Mantenga sus ojos en el Rey de reyes. ¡Él le exaltará y hará que llegue a ser usted poderoso! Del temor a la fe Veamos con mayor detalle lo que le sucedió a David. En el Salmo 34 escribió: “Este pobre clamó” (obviamente refiriéndose a sí mismo), “y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias” (v. 6). David se estaba ocultando de sus enemigos, pero cuando adoró, vemos un cambio en su ánimo. Comenzó aterrado, pero vemos que siguió cambiando sus pensamientos alejándolos de él mismo y de sus propios temores. Vemos que siguió practicando el poder de creer correctamente al declarar en su salmo que el Señor le había oído y le había librado. Al final, dejó de verse a él mismo solo y acosado. En cambio, declaró con valentía: “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende” (v. 7). En otras palabras, cuando David adoró al Señor, ya no tuvo miedo de sus enemigos. El ángel del Señor se volvió más real para el que el rey Saúl o el rey de Gat. Y David, que acababa de escapar al fingir locura y rebajarse delante del pueblo de Gat, ahora podía jactarse en el Señor y proclamar lo siguiente con confianza: el ángel del Señor acampa y rodea a quienes le adoran, y sin duda los liberará. ¿Cree usted eso ahora? No importa si siente temor, si está en angustia, endeudado o descontento. Crea correctamente. Crea que cuando usted busque al Señor en adoración como hicieron David y sus hombres, el Señor ciertamente le oirá y le liberará de todos sus problemas. La adoración es una de las maneras más fáciles y, a la vez, más poderosas de ser libres de ocuparnos en el yo. Aleje la mirada de los síntomas dolorosos o las circunstancias temerosas que le estén molestando, y adore a Jesús. Esté ocupado en Él, y todo obrará para su bien. La adoración es una de las maneras más fáciles y, a la vez, más poderosas de ser libres de ocuparnos en el yo. ¿Me haría un favor? Me gustaría que visitara la página josephprince.com/power, donde he incluido un video de adoración en el que dirijo a mi iglesia cantando las palabras de David en el Salmo 34. No es algo que pueda lograr en un libro, pero quiero demostrarle mediante el video cómo la adoración es una de las maneras más rápidas de enfocarse en Jesús y sobreponerse a sus sentimientos de derrota. Estoy creyendo que a medida que adoramos al Señor, usted será completamente libre de cualquier problema o área de derrota en la que esté batallando hoy. Pongámonos de acuerdo en que su cuerpo será sanado, que todos sus temores desaparecerán, y que todas sus adicciones se irán en el poderoso nombre de Jesús. Exalte al Señor conmigo, adoremos a Jesús con las palabras de David, ¡y experimente su bondad y su liberación! PARTE SEIS TENGA UNA CONFIADA EXPECTATIVA DE BIEN CAPÍTULO 16 LA BATALLA ES SEÑOR DEL Cuando los saqueadores ejércitos de Moab, Amón y el monte Seir descendieron sobre Jerusalén, Josafat, el rey de Judá, declaró el estado de emergencia y convocó a toda Judá a buscar ayuda del Señor. Todos los hombres de Judá, con sus esposas y sus pequeños, llegaron delante de la casa del Señor con expresiones sombrías, esperando ansiosamente oír de parte de su rey. Sabían que sus enemigos les sobrepasaban en número con mucha diferencia, y el temor a perder todo lo que tenían ahora abatía sus espíritus. Algunas de las mujeres lloraban incontroladamente, teniendo temor por las vidas de sus esposos en la cercana batalla. Los niños que había con ellos, que nunca habían visto a sus padres y sus familiares tan temerosos y abatidos, tan sólo esperaban con una tranquilidad poco característica a que el rey hablase. ¿Ha estado en una situación como esta, en la que sus circunstancias parecen ser totalmente desesperanzadoras? ¿Donde se sintió inmovilizado y abrumado por los desafíos que le rodeaban, sin ninguna salida o ni siquiera un alivio temporal a la vista? Eso es exactamente lo que le sucedió a la pequeña tribu de Judá cuando se vieron rodeados por todos los frentes por tres potentes y sangrientos ejércitos que avanzaban con rapidez hacia ellos (véase 2 Crónicas 20:1-4). Con sus enemigos deseosos sin piedad alguna de aniquilarlos a ellos y a todos los habitantes de Jerusalén, era una situación desoladora y sin esperanza, y parecía que estaban destinados a un trágico final. Esperanza para momentos sin esperanza Puede que haya períodos en nuestras vidas en los que parezca que nuestros desafíos nos llegan desde todas las direcciones simultáneamente, y nos vemos completamente inundados por un problema tras otro. Quizá la presión de un desafío económico condujo a grietas en su matrimonio, al igual que el desarrollo de una enfermedad y una pesada opresión mental. Bajo el peso acumulado de todo lo que llega usted a la misma vez, se siente como si toda su vida estuviera en una espiral fuera de control y se estuviera desmoronando. Día tras día, sus circunstancias parecen estar deteriorándose con rapidez a pesar de sus mejores esfuerzos por salvar las cosas. En momentos tan desesperados, ¿qué hace usted cuando sinceramente no sabe qué hacer? Creo que la respuesta puede encontrarse en el relato que hace la Biblia de la batalla de Josafat. Hay muchas perlas de sabiduría preciosas y prácticas ahí de las que usted y yo podemos beneficiarnos, especialmente cuando se trata de afrontar una gran presión y sentirse paralizado por la escala de las adversidades que nos rodean. Vencer el temor Quiero dirigir su atención al hecho de que cuando Josafat fue informado de que una gran multitud salía contra él, tuvo miedo. Eso es: ¡la primera reacción de Josafat fue el temor! No sé de usted, ¡pero eso me da esperanza! Estoy muy contento de que la Palabra de Dios no censure detalles poco glamurosos. Nos da un retrato auténtico de quién era Josafat. Él no era un valiente rey guerrero que siempre estaba lleno de fe y gozaba de una dosis desproporcionada de osada valentía, siempre listo para derribar a sus enemigos. No, era un hombre común; era como nosotros. Cuando se enteró de las malas noticias acerca de sus enemigos, hizo lo que usted y yo habríamos hecho: sintió pánico. Pero lo que hizo destacar a Josafat fue que incluso cuando tenía temor, lo primero que hizo fue que “decidió consultar al Señor” (2 Crónicas 20:3, NVI). Eso es algo que usted y yo necesitamos aprender a hacer siempre que sintamos temor. En vez de caer en espiral cada vez más profundamente en el abismo de la autoderrota, sepa que cuando se sienta abrumado por sus circunstancias, ese es el momento en que necesita decidir consultar al Señor. Sin duda, no es el momento de alejarse de Dios y de sentirse amargado, enojado, frustrado y defraudado con Él. Dios no es el autor de sus problemas; es el autor y consumador de su fe, su victoria y su éxito. Dios no es el autor de sus problemas; es el autor y consumador de su fe, su victoria y su éxito. Josafat nos muestra que está bien sentir temor. Todos experimentamos oleadas de temor de vez en cuando, y Dios no le condena cuando siente usted temor. Pero cuando reciba un informe médico negativo o malas noticias acerca de su familia o su negocio, decida buscar al Señor. ¡Jesús es su respuesta! Su perfecto amor por usted echará fuera todo temor. Tener verdadera esperanza bíblica Cuando Josafat hubo reunido a todo Judá en torno a él, se puso delante del pueblo en la casa del Señor y oró: “Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista?” (2 Crónicas 20:6). ¿Qué ve en las palabras de la oración de Josafat? En lugar de declarar sus temores al Señor y lamentarse de lo superada que estaba su pequeña tribu por los enemigos, Josafat centró su oración y sus pensamientos en lo grande y poderoso que verdaderamente es su Dios. Proclamó con valentía que nadie puede resistir al Señor. Nadie, ¡ni siquiera los poderosos guerreros de Moab, Amón y el monte Seir! En una situación sin esperanza, Josafat esperó en el Señor. ¡Yo llamo a eso esperanza bíblica! Esperanza es una hermosa palabra en la Biblia. Esperanza en el Nuevo Testamento es la palabra griega elpis, que se define como una “favorable y confiada expectativa” o “la feliz anticipación del bien”.1 Eso significa que cuando usted espera en el Señor, hay un gozo en su aspecto (dicho con sencillez, una sonrisa en su cara). Hay una confiada seguridad en su corazón de que, a pesar de lo sombrías que parezcan ser las circunstancias, aún no ha terminado. Esperanza en el Señor, una confiada seguridad en su corazón de que, a pesar de lo sombrías que parezcan ser las circunstancias, aún no ha terminado. Dígalo en voz alta en este momento: “¡Aún no ha terminado!”. Dios está obrando en un segundo plano por usted, y está dando la vuelta a la situación para su bien (véase Romanos 8:28). Él está preparando una mesa delante de usted en presencia de sus enemigos (véase Salmos 23:5). Todos sus abundantes recursos celestiales, su poder, su sanidad, su restauración, su liberación, su provisión, su favor, su ayuda, su consuelo y su amor están con usted y están de su lado, esperando a ser desatados sobre usted. El Señor su Dios abrirá las ventanas de los cielos sobre su vida y derramará para usted tal bendición ¡que no habrá espacio suficiente para recibirla! Cuando toda nuestra esperanza está en Él, podemos contar con sus promesas hacia nosotros. Él reprenderá al devorador por nosotros y no permitirá que el enemigo tome lo que nos pertenece legítimamente. Desgraciadamente, la palabra “esperanza” tal como se usa en nuestra lengua moderna es completamente diferente y a veces incluso opuesta a la manera en que la Biblia la define. Cuando nosotros utilizamos la palabra “esperanza” hoy día, decimos cosas como: “Espero conseguir el empleo”, y “Espero que no llueva mañana”. Nuestro uso de la palabra denota incertidumbre, duda y ambivalencia. Muchas veces incluso usamos la palabra “esperanza” en sentido negativo, como si esperásemos lo peor. Por ejemplo, podríamos decir: “Espero que el informe médico no vaya a ser malo”, con tonos llenos de temor, aprensión e inseguridad. Eso no es esperanza bíblica. Esperanza desilusiona que no La Palabra de Dios declara: “Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura nos ama Dios” (Romanos 5:5, NTV). En la Nueva Versión Internacional dice: “Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado”. Podemos tener verdadera esperanza—una expectativa de bien segura, gozosa y confiada—¡cuando creemos correctamente lo mucho que Dios nos ama! Existe una correlación directa y proporcionada entre esperanza y creer correctamente en el amor de Dios por usted. La esperanza surge en su corazón cuando usted cree que Dios le ama. Puede tener una confiada expectativa de bien, porque tiene un Dios bueno que nunca le dejará en la estacada. Puede tener una confiada expectativa de bien, porque tiene un Dios bueno que nunca le dejará en la estacada. A pesar de lo adversas que puedan parecer sus circunstancias en este momento, ponga su confianza en el Señor. El hombre puede defraudarnos y fallarnos, pero Dios nunca falla. El Salmo 118:8-9 lo expresa para nosotros cuando dice: “Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre. Mejor es confiar en Jehová que confiar en príncipes”. Tan sólo mire los resultados cuando lo hacemos: a pesar de ser atacado por todos los frentes, el salmista es capaz de declarar con valentía: “Todas las naciones me rodearon; mas en el nombre de Jehová yo las destruiré” (Salmos 118:10). ¿Quiere saber por qué el salmista pudo poner su confianza en el Señor en lugar de en el hombre? El secreto se revela en el modo en que este salmo comienza y termina. El primer versículo comienza con un enfático: “Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre”, y el salmo termina con una frase idéntica: “Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre” (v. 29, NVI). Amigo, espere en el Señor porque Él es bueno, ¡y su amor perdura para siempre! A pesar de lo difícil, imposible o apremiante que pueda ser su situación actual, puede tener una expectativa de bien positiva, optimista y confiada. Y se debe a que usted sabe y cree que su Dios es bueno y que su amor por usted perdura para toda la eternidad. ¡Es usted la niña de sus ojos! Esta esperanza nunca defrauda, lo cual significa que sus mayores victorias están por delante de usted. Espere en el Señor porque Él es bueno, ¡y su amor perdura para siempre! Estar quieto Después de que Josafat decidiera buscar al Señor y hubiera orado delante de toda la asamblea de Judá, el espíritu del Señor vino sobre Jahaziel y él declaró las palabras del Señor: ¡Escuchen habitantes de Judá y de Jerusalén! ¡Escuche, rey Josafat! Esto dice el Señor: ¡No tengan miedo! No se desalienten por este poderoso ejército, porque la batalla no es de ustedes sino de Dios… Sin embargo, ustedes ni siquiera tendrán que luchar. Tomen sus posiciones; luego quédense quietos y observen la victoria del Señor. Él está con ustedes, pueblo de Judá y de Jerusalén. No tengan miedo ni se desalienten. ¡Salgan mañana contra ellos, porque el Señor está con ustedes! —2 Crónicas 20:15, 17 Al oír esas palabras de esperanza, todo Judá se humilló delante del Señor, postrándose delante de Él y adorándole. Hoy día el Señor le está diciendo las mismas palabras a usted en su situación. ¡Espere en Él porque Él le ama! No tiene que vivir con temor y desaliento cuando sabe que la batalla no es de usted, sino del Señor. Esté quieto y vea la salvación del Señor. La batalla es de Él, y usted no tendrá que luchar en ella. ¿Qué hace usted cuando no sabe qué hacer? Lo mejor que puede hacer es estar quieto. Esté quieto y vea la salvación del Señor en su situación. Pero, pastor Prince, si me quedo quieto, ¡nada sucederá! Amigo, estar quieto no es inactividad o no hacer nada. Es una postura de esperanza, que implica mantener su esperanza anclada en la persona de Jesús y tener una segura y confiada expectativa de bien. Cuando los saqueadores ejércitos del faraón iban a la carga hacia los hijos de Israel, decididos a aniquilarlos, Moisés simplemente declaró a los aterrados israelitas: “No tengan miedo. Sólo quédense quietos y observen cómo el Señor los rescatará hoy” (Éxodo 14:13, NTV). La palabra hebrea para rescate o salvación es yeshua, que es realmente el nombre de Jesús. Por tanto, la salvación es la persona de Jesús, y Él está con usted. Cuando esté atrapado en una situación sin esperanza, aprenda a tomar posiciones: quédese quieto y vea el poder salvador de la obra de Jesús por usted. Él nunca le dejará ni le abandonará (véase Hebreos 13:5). Y cuando se centre usted mismo, sus pensamientos, sus creencias y sus esperanzas en Él, Él le guiará con respecto a qué hacer, al igual que guió a Josafat hacia una triunfante victoria sobre sus enemigos. Crea en el Señor Vamos a llegar al punto culminante de la historia. ¿Está preparado para leer sobre la batalla de Josafat? La Biblia nos dice: “Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados” (2 Crónicas 20:20). Quiero alentarle a memorizar este sencillo y poderoso versículo. Yo lo denomino la visión 20/20 porque este versículo se encuentra en el capítulo 20, versículo 20. Tener visión 20/20 es tener lo que los oftalmólogos consideran una agudeza visual sana. Eso significa que usted no sufre miopía y puede ver con claridad cuando está a una distancia de 20 pies del esquema visual. Si desea tener agudeza visual espiritual y una visión 20/20 del bien que Dios tiene para usted en su futuro, entonces crea en el Señor y las palabras de sus profetas (los pastores y predicadores a quienes Dios ha puesto en su vida). Ese es el poder de creer correctamente. No sea miope y se quede enredado en sus actuales desafíos, corriendo de un lado a otro como si fuera una gallina descabezada, intentando resolver sus problemas con sus propias fuerzas. Dios no quiere que viva en un estado perpetuo de incertidumbre, ansiedad, estrés y temor. Crea en el Señor su Dios, y será establecido. Crea en sus profetas, y será prosperado. Crea que las batallas que está usted peleando son del Señor. Crea que las batallas que está usted peleando son del Señor. Cuando cree correctamente, experimentará verdadera esperanza bíblica y comenzará a vivir con una certera, gozosa y confiada expectativa de bien a pesar de cuáles sean sus circunstancias. Muchos batallan porque no creen en el Señor. No creen en su Palabra, y no creen en sus profetas. ¡Su crisis es una crisis de creencia! Por eso es tan esencial entender el poder de creer correctamente. Creer correctamente siempre producirá vivir correctamente. Si usted puede cambiar lo que cree, sin duda puede cambiar su vida y comenzar a vivir con esperanza, gozo y confianza. La inusual estrategia militar de Josafat Antes de que el ejército de Judá marchase al campo de batalla, Josafat consultó con el pueblo. Entonces hizo algo muy inusual. ¡Nombró adoradores que cantasen alabanzas al Señor para que fueran delante del ejército! Esa fue una estrategia militar muy peculiar, por decirlo suavemente. Pregunte a cualquier experto en guerra. Ninguno le aconsejaría que enviase a sus músicos al campo de batalla, y mucho menos que los posicionara precisamente delante; a menos que tuviera un deseo de muerte para ellos. Por lo poco que sé sobre guerra militar, es necesario enviar primero a las fuerzas de élite, como sus comandos o Seals de la Marina, para recopilar inteligencia o golpear objetivos clave. Y se supone que ellos operan en modo sigilo para obtener ventaja táctica contra el enemigo. Un grupo de adoradores alabando a Dios con toda la fuerza de su voz y delatando su posición delante del enemigo suena más a una misión suicida que a una buena estrategia militar. Pero recordemos que esta no fue una batalla común. La batalla era del Señor, y la Palabra registra para nosotros que en el momento en que “comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros” (2 Crónicas 20:22). Dios causó confusión entre los campamentos de los enemigos, y en lugar de salir contra Judá, los soldados de Amón y Moab formaron una alianza para matar y destruir a los habitantes del monte Seir. Entonces, cuando los hubieron aniquilado por completo, se volvieron el uno contra el otro y comenzaron a destruirse mutuamente hasta que todos resultaron muertos (véase 2 Crónicas 20:23). Mientras tanto, cuando sus enemigos se destruían el uno al otro, los adoradores de Judá alababan a Dios, inconscientes de lo que estaba sucediendo entre sus enemigos. Por tanto, cuando llegaron al lugar con vistas al campo de batalla, se prepararon para un ataque general por parte de las fuerzas combinadas de tres enemigos diferentes. Imagine sus caras cuando la escena de cuerpos muertos de sus potenciales ejecutores esparcidos por todo el valle les dio la bienvenida. La destrucción de sus enemigos fue tan completa que la Biblia registra: “ninguno había escapado” (2 Crónicas 20:24). Alabe al Señor porque Él es bueno Judá no utilizó ni una sola espada aquel día, pero la batalla fue ganada. De hecho, fue ganada antes de que las tropas de Judá ni siquiera llegasen al escenario. ¿Observó cuándo comenzó el Señor a poner emboscadas contra sus enemigos? Fue cuando ellos comenzaron a cantar alabanzas a Dios. Cuando oigo esta historia que se enseña desde el púlpito, el énfasis normalmente se pone en que la alabanza derrota a nuestros enemigos. Esa es una enseñanza estupenda, pero hoy quiero llevarle un paso más allá. Quiero mostrarle que las palabras de alabanza utilizadas aquí son igual de importantes, si no incluso más importantes. Usted puede alabar al Señor por diferentes cosas, pero en períodos en que las presiones, los desafíos y los problemas lleguen a usted desde todos los frentes, ¿qué hace cuando no sabe qué hacer? En momentos de gran adversidad, ¿cómo mantiene una confiada expectativa de bien y sigue esperando en el Señor? Debería usted saber ya que una de mis frases favoritas es: “No hay detalles insignificantes en la Biblia”. Dios deliberadamente registra para nosotros las palabras que el pueblo de Judá utilizó para alabarle cuando marchaban a la batalla. Y por eso sabemos que estaban cantando: “Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre” (2 Crónicas 20:21). ¿Le resulta familiar? Hablamos sobre esto anteriormente en este capítulo cuando estudiamos el modo en que comienza y termina el Salmo 118 con esa misma frase. Pero esta frase no sólo aparece en el libro de Salmos. De hecho, esta tan cercana al corazón de Dios que se presenta de modo muy destacado en muchos momentos clave en la historia de Israel. Por ejemplo, la Biblia describe que el mismo día en que David finalmente llevó el arca del pacto de regreso a Jerusalén, entregó un salmo en manos de Asaf que contenía esta frase: “Aclamad a Jehová, porque él es bueno; porque su misericordia es eterna” (véase 1 Crónicas 16:7, 34). Entonces, el día de la dedicación del templo que Salomón, el hijo de David, construyó para Dios, la Biblia también destaca que todos los hijos de Israel adoraron y alabaron al Señor, diciendo: “Porque él es bueno, y su misericordia es para siempre” (2 Crónicas 7:3). De nuevo, oímos esta poderosa frase. Amigo, creo que es obvio que hay algo muy especial en estas dos sencillas líneas de alabanza. Creo que Dios quiere que meditemos en Él y le alabemos con estas sencillas palabras incluso cuando nos sintamos abatidos, abrumados o temerosos. En momentos como esos, aún podemos alabarle porque Él es bueno, y su misericordia es para siempre. ¿Cree eso hoy? Alábele con esas palabras hasta que lo crea en su corazón, y le prometo que surgirá esperanza desde el interior de su corazón. Muchos batallan en este momento porque no creen que Dios sea bueno y que su amor perdure para siempre. La palabra para “amor” aquí es la palabra hebrea tan potente, hesed, que habla de la gracia de Dios, su misericordia y su bondad.2 A pesar de cuántas veces haya usted caído o haya errado el blanco, e incluso si los problemas que le rodean son consecuencia de sus propias acciones, ¿querrá dirigirse hoy hacia el Señor y alabarle por su bondad y su hesed (su gracia)? Yo he experimentado su bondad y su hesed (su gracia) de ese modo en mí mismo. Hace algunos años cuando estaba atravesando un período desafiante en mi vida, Dios me dio una melodía celestial, y estas palabras surgieron de mi espíritu: “¡Alaba al Señor porque Él es bueno, y su amor perdura para siempre. Alaba al Señor porque Él es bueno, y su misericordia perdura para siempre”. Era una melodía muy pura, sencilla y poco complicada, y yo la cantaba una y otra vez hasta que todos mis temores, ansiedades y preocupaciones desaparecieron y me sentí completamente libre. Alabe al Señor porque Él es bueno, porque su hesed (gracia, amor, misericordia y bondad) en su vida perdura para siempre. Alabe al Señor porque Él es bueno, porque su hesed (gracia, amor, misericordia y bondad) en su vida perdura para siempre. Adórele con estas palabras, y a medida que le alabe, Él pondrá emboscadas a todos sus enemigos, problemas, temores, desafíos y adicciones. Cuando llegue usted a su campo de batalla, creo que sus enemigos habrán caído todos. Ni uno solo de sus adversarios escapará porque el Señor mismo pelea las batallas de usted. El valle de la bendición ¿Sabe cómo termina la historia de la batalla de Josafat? Josafat y sus hombres pasaron tres días enteros reuniendo el botín de guerra que habían encontrado entre los cuerpos muertos de sus enemigos. Recuperaron “muchas riquezas… alhajas preciosas” (2 Crónicas 20:25). El cuarto día, se reunieron con todo el botín en el valle de Beraca, y adoraron y dieron gracias al Señor allí (2 Crónicas 20:26). Qué adecuado es entonces que llamaran a ese valle “Beraca”, que significa “bendición”.3 Después de eso, la Biblia nos dice que “regresaron a Jerusalén llenos de gozo porque el Señor los había librado de sus enemigos” (2 Crónicas 20:27, NVI). Dios había convertido su temor en regocijo, su tristeza en alegría y sus problemas en bendiciones. Eso es lo que sucede cuando esperamos en el Señor. Alábele porque Él es bueno y su hesed (su gracia) perdura para siempre. Puede tener una confiada expectativa de bien porque su Dios es un Dios bueno. Al igual que el pueblo de Judá, que significa “alabanza” en hebreo (véase Génesis 29:35), no tendrá usted que luchar, porque la batalla es del Señor. ¡Aleluya! CAPÍTULO 17 A DIOS LE ENCANTA QUE USTED PIDA EN GRANDE Quiero comenzar este capítulo planteándole este desafío: ¡pida a Dios grandes cosas! ¿Qué desea ver en su vida, en su familia, su salud, sus finanzas y su carrera? ¡Pida a Dios esas cosas! Jesús dijo que el enemigo viene para robar, matar y destruir, pero que Él vino para que pudiera usted tener vida, y tenerla en abundancia (véase Juan 10:10). Jesús vino para que usted pudiera vivir una vida que esté marcada no por la carencia sino por la abundancia; no por la desesperación sino por la plenitud de su amor, su gozo y su paz. ¿Desea verse a usted mismo viviendo libre de temor, culpa y adicciones? Entonces pida al Dios de la gracia y la vida abundantes. ¿Desea ver su cuerpo fuerte y sano y su juventud renovada como la del águila (véase Salmos 103:5)? Pida al Dios que es bueno. ¿Desea ver su matrimonio, a sus hijos y a sus seres queridos bendecidos en todos los aspectos? Pida al Dios cuyo amor por usted perdura para siempre. ¿Desea una carrera o un negocio por el que pueda estar apasionado y en el que pueda ejercitar todos los dones que Dios ha puesto en su vida? Pida al Dios que es más que suficiente. Tome un momento y no se apresure con esto. ¿Qué le pediría a Dios si supiera sin ninguna sombra de duda que Él es bueno y que su amor por usted perdura para siempre? ¿Qué le pediría a Dios si supiera sin ninguna sombra de duda que Él es bueno y que su amor por usted perdura para siempre? ¿Qué pediría? Me gustaría que hiciera algo en este momento. ¿Quiere dejar a un lado por un momento este libro y agarrar su diario? Me gustaría que escribiese lo que le pediría a Dios si supiera que Él oye sus oraciones. ¿Cuáles son sus sueños, esperanzas y aspiraciones? ¿Qué le gustaría ver suceder en su vida? ¿Con qué está batallando en este momento? ¿En qué área de su vida le gustaría ver el poder de Dios obrar? Escríbalo. Escríbalo todo. Escriba lo que usted quiere ver suceder con esperanza bíblica en su corazón de que Él le oye y proveerá. Escriba con una expectativa de bien certera, gozosa, positiva y confiada. No sólo le pida a Dios cosas pequeñas. ¡Pídale cosas grandes! Por ejemplo, no le pida simplemente un empleo; pídale una posición de influencia. No le pida sólo que restaure su salud; pídale una vida larga y sana llena de muchos días buenos. Extienda su fe para creer en la bondad de Dios. Él se agrada cuando nuestra fe es grande. Dios no se ofende cuando le pedimos cosas grandes. ¿Quiere hacer eso en este momento? Tan sólo tome unos instantes y escriba sus peticiones a Dios; Dios, que es grande y más poderoso de lo que podamos nunca imaginar. Dios, que situó sus planetas en sus lugares y declaró orden en el mundo. Dios, que dirigió a su pueblo en una columna de nube durante el día y una columna de fuego en la noche. Dios, que hizo llover maná del cielo y sacó agua de una roca seca. Dios, que ayudó a Judá a vencer a sus enemigos sin ni siquiera tener que sacar una sola espada. Dios, que convirtió agua en el vino de mayor calidad. Dios, que hizo caminar al paralítico, ver al ciego y oír al sordo. Dios, que multiplicó cinco panes y dos pequeños peces para alimentar a cinco mil hombres. Dios, que reprendió el viento y convirtió una feroz tormenta en una gran calma. Dios, que resucitó muertos y conquistó el sepulcro. Pida lo que necesite de Dios, ¡quien LE ama con amor eterno! Dios no se ofende cuando le pedimos cosas grandes. A Dios le encanta que usted le pida Hubo un hombre en la Biblia con el nombre de Jabes. Su nombre era bastante desafortunado; significa “tristeza”1 porque su madre le dio a luz en dolor (1 Crónicas 4:9). ¡Vaya nombre que llevar! Pero Jabes clamó a Dios: “¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe!” (1 Crónicas 4:10). Me he encontrado con algunos predicadores que afirmaban que los creyentes no deberían hacer oraciones “egoístas” para ser ellos mismos bendecidos. La adoración de Jabes probablemente encajaría en su definición de una “oración egoísta”, pues se trataba de pedirle a Dios que le bendijese, extendiese su territorio, estuviese con él y le protegiese. Pero ¿sabía que Dios no reprendió a Jabes por pedirle esas bendiciones? Sin ninguna fanfarria, la Biblia en el mismo versículo simplemente registra: “Y le otorgó Dios lo que pidió”. De hecho, la Biblia también dice que “Jabes fue más ilustre que sus hermanos” (1 Crónicas 4:9) porque pidió a Dios lo que necesitaba contrariamente a pelear por ello. Eso fue todo. Ningún drama, ninguna larga lista de lo que Jabes tenía que hacer o no hacer. Es realmente así de sencillo. ¡Dios oyó su oración y le concedió su petición! Ninguna reprensión, ningunas instrucciones, nada de: “Jabes, si quieres que te bendiga, antes debes hacer esto”. No, Dios honró la fe de ese hombre y convirtió su tristeza en alegría y su dolor en bendiciones; ¡todo porque él tenía una confianza inconmovible en lo bueno que Dios es y pidió en grande! Amigo, tenga una buena opinión de Dios. Él no va tras de usted para hacerle caer. Él le ama y desea desatar su favor en cada área de su vida. Le encanta cuando usted clama a Él, y prometió que le respondería cuando lo haga. Tan sólo véale declarándole Jeremías 33:3: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. Tenga una buena opinión de Dios. Él no va tras de usted para hacerle caer. Él le ama y desea desatar su favor en cada área de su vida. ¿Podría ser que no estemos viendo muchas victorias porque hemos hecho de pedir a Dios grandes cosas un tabú con nuestra retórica religiosa y legalista? ¿Podría ser que no estemos viendo muchas bendiciones porque no hemos estado pidiendo a Dios y buscándole con una confiada expectativa de bien? Permítame mostrarle lo que Jesús dijo sobre pedir a Dios: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? —Mateo 7:7-11 Amigo, a su Padre celestial le causa gran gozo cuando usted le pide; Él se agrada en bendecirle a usted al igual que a su familia (véase Lucas 12:32). Deje de estar retenido por creencias erróneas sobre Dios, ¡y comience a pedirle cualquier cosa que esté en su corazón hoy! Deje de estar retenido por creencias erróneas sobre Dios, ¡y comience a pedirle cualquier cosa que esté en su corazón hoy! Dios honra nuestra fe Josué, el sucesor de Moisés que guió a los hijos de Israel a la tierra prometida, era alguien que se atrevió a pedir en grande. Cuando Josué se vio inmerso en el fragor de la batalla con sus enemigos y el sol estaba a punto de ponerse, clamó: “Sol, detente en Gabaón; y tú, luna, en el valle de Ajalón” (Josué 10:12). La Biblia pasa a decir: “Y el sol se detuvo y la luna se paró, hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos… porque Jehová peleaba por Israel” (Josué 10:13-14). Me encanta esta historia. Cuando mis líderes y yo estábamos en las llanuras donde tuvo lugar esta batalla, pudimos ver el sol sobre Gabaón y la luna sobre el valle de Ajalón al otro lado. Tanto el sol como la luna podían verse al mismo tiempo desde esa ubicación. Al estar allí, podía imaginarme a Josué en medio de la batalla, elevando su voz y señalando al sol a un lado diciéndole que se detuviera y después girándose hacia la luna para darle la misma orden. Josué le estaba pidiendo a Dios más luz del día porque el ímpetu de la batalla iba en ventaja de ellos. Quería derrotar por completo a sus enemigos y no darles tiempo para reagruparse. Si piensa en lo que Josué pidió, ¡fue a la vez una petición audaz e imprecisa! Si hubiera estado atento durante sus clases de ciencia en la escuela, sabría que la tierra orbita alrededor del sol, ¡y no el sol alrededor de la tierra! Por tanto, técnicamente, cuando Josué ordenó al sol y a la luna que se detuviesen, Dios hizo que la tierra fuese la que se detuviera. La petición de Josué fue científicamente imprecisa, pero a pesar de eso, ¡Dios honró la osada petición de Josué! Él entendió que lo que Josué necesitaba era más luz del día, e hizo que eso sucediera. ¿No es alentador saber que Dios no corrigió a Josué y le hizo escribir notas sobre cómo funciona en realidad el sistema solar que Él creó? Me produce un gran aliento saber que incluso cuando nuestras confesiones de fe puede que no siempre sean perfectas, aun así Dios honra nuestra esperanza y nuestra fe en Él. Le encanta cuando le pedimos cosas grandes. Amigo, usted puede pedirle, sabiendo que la batalla verdaderamente le pertenece al Señor, y que Él peleará por usted del modo en que peleó por Israel, porque usted es su hijo del pacto. Una historia de la bondad de Dios Hemos leído la Palabra de Dios y hemos visto que Él honró a quienes tuvieron una expectativa de bien positiva y confiada y se atrevieron a pedirle grandes cosas en sus vidas. Jabes clamó al Señor para que le bendijese, y Dios lo hizo. En el fragor de la batalla, Josué pidió que el sol se detuviera, y aunque su comprensión era científicamente errónea, Dios respondió su oración. ¿Está usted preparado para esperar en el Señor, para tener una buena opinión de Él y para tener una confiada expectativa de bien para su vida y su futuro? Permítame alentarlo aún más con la extraordinaria historia de una señora que actualmente es reconocida como una de las empresarias más destacadas del mundo. Esta señora tuvo un difícil comienzo en la vida. Contrariamente a la mayoría de bebés que son recibidos con las sonrisas y los abrazos de sus amorosos padres cuando dan la bienvenida a su mayor alegría al mundo, sus padres biológicos la abandonaron cuando ella nació. Afortunadamente, una viuda analfabeta a la que ella se refiere con afecto como su “abuela” la adoptó. Juntamente con otros cuatro huérfanos, fue criada en una diminuta cabaña hecha a mano con tejado de zinc y sin tener agua potable ni electricidad en una pequeña aldea en Perak, Malasia. Sólo con nueve años de edad, comenzó a trabajar para ayudar a poder llegar a fin de mes. Mientras otros niños reían y jugaban después de la escuela, ella se agachaba en una empresa llena de polvo, manejando tiras rígidas de junquillo para convertirlas en bolsos. Sus tiernos dedos con frecuencia se hacían cortes y sangraban a causa de ese arduo trabajo, pero ella no tenía elección, pues solamente le pagaban los bolsos que estuvieran tejidos adecuadamente y con fuerza. Los 15 centavos malasios (un poco menos de una moneda de cinco centavos estadounidenses) que le pagaban por cada bolso pueden haber sido una suma insignificante, pero significaban que su familia no tendría que pasarse sin comida. Y ese fue simplemente uno de los muchos empleos que realizó a fin de poder ganarse la vida a duras penas. Ella aún recuerda la alegría que sintió cuando recibió un billete de cinco dólares por primera vez. Antes de entregar ese billete tan difícilmente ganado a su abuela para los gastos de la casa, lo había planchado hasta que estuvo perfectamente liso, y lo había metido en su libro de texto para poder mirarlo durante todo el día mientras estaba en la escuela. Cuando las cosas parecen no tener esperanza Al haber sido abandonada al nacer y dados los escasos medios de su abuela adoptiva, parecía según todos los razonamientos humanos que ella estaba destinada a quedar atrapada en un ciclo de pobreza. Por tanto, ¿cómo dio la vuelta Dios a su situación ante tales circunstancias desesperanzadoras? Al compartir este testimonio, quiero alentarle a ver que no es cómo o con qué comienza usted. Puede que haya nacido bajo circunstancias muy desafiantes, o quizá sus padres estén separados, o incluso puede que haya sufrido abuso cuando era pequeño. Amigo, estoy aquí para decirle que con Dios en su vida, ¡no es el final del camino! Puede usted tener esperanza y esperar el bien incluso cuando las cosas en su vida parezcan no tener esperanza. Aunque fue muy desafiante poder llegar a fin de mes, esta señora compartió conmigo que incluso cuando era niña siempre sintió que había un Dios en algún lugar, un Dios que cuidaba de ella, le protegía y le bendecía. Ella relataba que cuando era pequeña solía “hablar” a ese Dios, e incluso le escribía en un pequeño diario que tenía. También recordaba hacer una oración sencilla e inocente a ese Dios desconocido, diciendo: “Si eres el Dios verdadero, por favor ven y búscame para que yo pueda llegar a conocerte”. En la actualidad, cuando ella mira atrás está llena de gratitud hacia el Señor, a quien declara que la conocía incluso cuando estaba en el vientre de su madre. Ella sabe que es Dios quien llevó a las personas correctas a su camino y la protegió del peligro en tantas ocasiones incluso antes de que ella llegase a conocerle. Cuando le escuché compartir todo eso, recordé la promesa en la Biblia que dice que Dios es un padre del huérfano (véase Salmos 68:5). Sus propios padres biológicos puede que la abandonasen al nacer, pero su Padre en el cielo tenía un plan increíble para ella. Del mismo modo, Él tiene un plan increíble para su vida. Aférrese a su promesa registrada en su Palabra para usted: Pues yo sé los planes que tengo para ustedes—dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza. —Jeremías 29:11, NTV Ella terminó con tan buenos resultados en la escuela, que su vicedirector le alentó a continuar sus estudios en Singapur, ya que las oportunidades en su ciudad natal eran comparativamente limitadas. Con la bendición de su abuela y solamente 10 dólares malasios en su bolsillo, se dirigió a Singapur. A pesar de tener que aceptar varios empleos para sostenerse a ella y también a su abuela, siguió desarrollándose en sus empresas académicas, estudió en una universidad local superior y se graduó con honores en química. Entonces llegó a un trabajo bien pagado en una empresa multinacional. Pero después de tres años y medio, decidió aventurarse a edificar su propia empresa en 1989. En el año 2000, Dios honró la oración que ella había hecho cuando era niña cuando una amiga le invitó a la iglesia New Creation en Singapur. Al haber oído diferentes cosas acerca de Dios a lo largo de los años, ella recuerda la libertad que experimentó cuando aprendió por primera vez mediante mi predicación sobre la gracia que Dios le amaba mucho más de lo que ella podría amarle jamás a Él. Ella dejó de ver a Dios como alguien distante, y en cambio tuvo un encuentro personal con el Dios que ella sabía que le había estado cuidando durante todos aquellos años. Compartió conmigo que cuando tuvo un encuentro con el amor de Jesús, comenzó fielmente a asistir a cada reunión de los domingos a pesar de las largas filas en las que tenía que esperar para entrar a nuestro auditorio. Poco tiempo después, sintió que el Señor le dirigía a hacer que su negocio fuese público para seguir siendo competitivo. Acudió a un banco para pedir su ayuda para asegurar el intento de su empresa de realizar una oferta pública de acciones (OPA). El gerente del banco a quien ella había presentado su plan de negocio lo rechazó y le explicó que no era el momento correcto para intentar una OPA, pues el sentimiento en el mercado estaba bajo y el índice Dow Jones había estado descendiendo con mucha fuerza. Cuando se despedían, el gerente del banco dijo: “Si el Dow Jones comienza a subir hoy, puede regresar mañana y podemos volver a hablar”. Ella me dijo que cuando salió del banco, recordó un mensaje que yo había predicado sobre ser valiente y pedirle a Dios grandes cosas. Dijo: “Usted nos dijo que no insultáramos a Dios pidiendo solamente cosas pequeñas. Dijo: ‘Pidan a Dios grandes cosas, elógienle y tengan una expectativa de bien positiva y confiada’”. Así que se fue a casa y antes de irse a la cama, decidió dar un paso de fe y pedirle a Dios que hiciera algo grande por ella. Creyó que Él podía mover el mercado a favor de ella e hizo una sencilla oración: “Dios, tú eres todopoderoso. Sin duda puedes influenciar el mercado estadounidense y hacer que el índice Dow Jones suba en el nombre de Jesús”. Ahora bien, Singapur tiene una diferencia horaria de doce horas de adelanto con respecto a Nueva York, de modo que el mercado abre cuando es de noche en Singapur. Aproximadamente a las 4:00 de la mañana, esta señora sintió el impulso de salir de la cama y comprobar cómo iba el Dow Jones… ¡y descubrió que había sobrepasado la tendencia a la baja y estaba comenzando a subir! En el espacio de sólo cuatro horas, el Dow Jones había aumentado en un sorprendente 18 por ciento debido a un inesperado anuncio de en aquel entonces presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan. El poder de tener una confiada expectativa de bien Pastor Prince, ¿puede hacer Dios cosas como esa? Claro que puede. Dios lo hizo por esta señora, ¿cierto? ¡Ese es el poder de creer correctamente! Cualquier cosa es posible para quienes creen en Dios y tienen una confiada expectativa de bien. Cualquier cosa es posible para quienes creen en Dios y tienen una confiada expectativa de bien. Ella tuvo la valentía de pedirle a Dios que le bendijera y cambiase las circunstancias para ella, tal como hizo Jabes, y Dios le concedió su petición. Pida a Dios grandes cosas en su vida y espere el bien. Él es un Dios bueno. Esta señora tenía una buena opinión de Dios. De hecho, compartió que uno de los versículos de la Biblia que la sostuvieron una y otra vez era Juan 10:10, que dice: “yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. Incluso cuando su negocio se enfrentaba a desafíos, ella declaraba que su abundante Dios supliría; estaba firme en la promesa de que ella era la justicia de Dios en Cristo y que cualquier cosa que hiciera sería abundantemente bendecida. Cuando los tiempos eran difíciles y la economía estaba atravesando un difícil período de recesión, ella mantenía una confiada expectativa de bien y miraba al Dios que es bueno y que vino para darnos vida abundante. Lo que quiero que usted vea es que no todo en esta vida será muy fácil en el momento en que empieza a esperar en Dios. Jesús dijo: “En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo” (Juan 16:33, NVI). Habrá problemas, desafíos y cosas difíciles que tratar en este mundo; pero puede usted descansar en Jesús, cobrar ánimo en Él, seguir esperando en Él y saber sin ninguna sombra de duda que Él le ayudará en todas sus adversidades. ¡Él ya ha vencido al mundo! Por parte de usted, decida tener buen ánimo, regocijarse siempre en el Señor y seguir teniendo una confiada expectativa de bien. Al día siguiente, ella fue a la oficina del gerente del banco y le mostró la increíble subida que había registrado el Dow Jones en un solo día. El gerente del banco razonó que aquello podría ser simplemente una subida temporal, y enumeró otras condiciones que ella tenía que cumplir. Impasible y sabiendo que su Dios sin duda la bendeciría, rápidamente llamó a sus anteriores compañeros de clase y sus profesores para reunir apoyo, y fue capaz de presentar al gerente del banco una larga lista de inversores que se comprometieron aquel mismo día. Finalmente se ganó al gerente del banco, impresionado de que ella pudiera reunir un apoyo e interés tan tremendos en una sola tarde. Desde luego, ¡él no entendía que aquello era el favor del Señor en acción! El banco procedió a hacer un firme compromiso de asegurar la OPA y ayudarle a hacer que su empresa fuese pública. Precisamente en el momento en que ella lanzó la OPA de la empresa, el gobierno de Singapur lanzó una iniciativa para destacar la importancia de reciclar aguas residuales y convertirlas en agua potable, y dio la noticia de una gran oferta para construir la primera planta de reciclaje y tratamiento de aguas residuales. Los noticieros eran un hervidero por el valor y la importancia estratégica del agua para la nación de Singapur. Nadie podría haber orquestado aquello. Ella no tenía ni idea de que el agua— precisamente su industria—sería el centro de todas las conversaciones precisamente el año en que ella hizo público su negocio cuando siguió el impulso del Señor para hacerlo. No sabía absolutamente nada sobre este proyecto, y simplemente mantenía sus ojos fijos en Jesús. Pero Dios estaba trabajando en un segundo plano. Sin embargo, las personas comenzaron a especular con que ella debió de haber sabido todo ese tiempo acerca de aquella gran oferta del gobierno, y el interés con respecto a la OPA de su empresa siguió aumentando. Con toda la publicidad y la emoción con respecto al agua, la OPA de su empresa se convirtió en un éxito sensacional y fue asegurada siete veces. Su empresa, Hyflux, se convirtió en la primera empresa de tratamiento de aguas en estar en el listado de la Bolsa de Singapur. Ella compartió conmigo muchos otros increíbles testimonios del modo en que el Señor siguió abriendo puertas de favor y bendiciones para ella en China, India y Oriente Medio después de que su empresa fuese pública. Cuando ella envió ofertas para proyectos de infraestructura millonarios para construir plantas de tratamiento de aguas o algunas de las mayores instalaciones en el mundo para desalar agua del mar, ella era como el pequeño David entre los Goliat en la industria; sin embargo, llegó hasta lo más alto, y muchas veces le otorgaron los proyectos. Eso, amigo, se llama el favor de Dios. Su favor es innegable en su vida, y ella sigue siendo consciente del Dios bueno que la cuida, a pesar de lo difícil, adverso y desafiante que el clima de negocios pueda ser. En el año 2011, Olivia Lum, en un campo competitivo con cerca de cincuenta de los mayores empresarios de todo el mundo, recibió el prestigioso galardón Ernst & Young World Entrepreneur of the Year en Monte Carlo. En su discurso de aceptación, ella dio gracias a su Señor Jesucristo. Sin saberlo ella en aquel momento, fue la primera mujer en ser reconocida con ese honor en la prestigiosa historia de once años de ese premio. ¿Cómo pasa una joven que fue abandonada al nacer de tejer bolsos de junquillo por cinco centavos a tener una empresa multimillonaria y pública? Amigo, ese es el poder de creer correctamente. La historia de Olivia es una historia sorprendente, que habla de la bondad, el favor, la gracia y el poder de nuestro Dios. Oro para que sea usted alentado a ver que nada es imposible cuando cree correctamente en la persona de Jesús y en su amor y su bondad. Pida a Dios grandes cosas. Él le ama, y tiene un historial de hacer mucho más abundantemente de lo que podamos pedir, pensar o incluso imaginar (véase Efesios 3:20). Dios le ama, y tiene un historial de hacer mucho más abundantemente de lo que podamos pedir, pensar o incluso imaginar. CAPÍTULO 18 ENCUENTRE ESPERANZA CUANDO TODO PARECE SIN ESPERANZA Ella había escuchado muchas historias maravillosas del carpintero de la pequeña ciudad de Nazaret. Ahora Él caminaba por toda Galilea enseñando acerca de un Dios a quien afectuosamente se refería como su “Padre”. Cómo enseñaba sobre el amor de este Padre-Dios. Qué milagros eran realizados por sus manos. Cómo sanaba a todo el que se acercaba a Él. Los ciegos dejaban su presencia teniendo vista. Los paralíticos, saltando. Los leprosos, sanos. Quienes estaban cautivos por demonios, completamente libres. Se contaban relatos de testigos oculares que habían estado con este Hombre, y se hacía con gráficos detalles: cómo sus ojos y su voz tenían tal calidez, ternura y humildad que incluso los despreciados recaudadores de impuestos, impuros leprosos, menospreciados criminales y despreciadas prostitutas—de hecho, todos los que normalmente se ocultaban entre las sombras—se aventuraban a seguirle dondequiera que Él iba. Al igual que ellos, ella sabía lo que era ser una marginada. Sabía lo que era recibir dura reprensión y condenación siempre que estaba en público, en particular de parte de quienes enseñaban de modo legalista sobre Dios y sus leyes. Pero los otros marginados parecían estar todos de acuerdo en que ese carpinteromaestro era diferente. Ella observaba el modo en que sus caras resplandecían siempre que hablaban de ese Hombre. Recordaba que uno de ellos había exclamado: “Él habla sobre un Dios que cuida incluso de las aves y las flores, un Dios que nos ama tan intensamente que incluso lleva la cuenta del número de los cabellos que hay en nuestra cabeza”. Ella veía que sus ojos resplandecían cuando compartían con emoción que Él les había hecho sentirse humanos otra vez. Y escuchaba con una extraña calidez en su corazón cuando ellos hablaban de que la dignidad, la afirmación y la gracia que Él les ofrecía había transformado sus creencias sobre Dios y había cambiado sus vidas para siempre. ¿Quién era ese Hombre, a quien ellos llamaban amigo de pecadores? Ella devoraba una historia tras otra, ya que también era una marginada como ellos. Durante doce largos años, había estado sufriendo hemorragias que habían causado estragos en su cuerpo, le habían dejado en la bancarrota económica y le habían prohibido en gran medida cualquier relación social con su propia comunidad. Y aunque ella había gastado todo su dinero para visitar a todos los médicos desde Jerusalén hasta Galilea, su estado seguía deteriorándose. Pero todo lo que ella oía sobre ese Hombre le avivaba y le llenaba de algo que anteriormente había sido ajeno para ella: esperanza. Por primera vez en muchos años, se sintió confianza acerca de su futuro. Sabía que, al fin, las cosas iban a cambiar para bien. Cuando oyó que ese Hombre, Jesús, iba a pasar por su calle en ruta hacia la casa de Jairo para orar por su hija, su corazón dio un brinco. Después de más de una década de ser expulsada cada vez que intentaba aparecer en público, había llegado a tener un temor genuino a las multitudes. Pero se dijo para sí: “Si tan sólo tocara su túnica, quedaré sana” (Marcos 5:28, NTV). Ese pensamiento reafirmaba cada paso que ella daba en busca de Jesús hasta que finalmente le vio en medio de una multitud que le rodeaba. Ella se abrió paso desde detrás, negándose a ser detenida por esa masa de personas. Estiró su brazo hacia Él, y sintió que sus dedos tocaban el borde de sus vestiduras. Y se produjo un milagro. En el momento en que las puntas de sus dedos hicieron contacto con las microfibras de la túnica de oración de lino de Él, inmediatamente poder llenó su cuerpo. La incesante hemorragia que había sido su constante compañera cesó al instante, y ella quedó completamente sana. ¿Qué está oyendo sobre Jesús? usted Quizá, como esta mujer (cuya historia puede leer en Marcos 5:25-34), se esté enfrentando a una situación imposiblemente desesperanzada en su vida. Quizá esté batallando con una enfermedad debilitante, una situación matrimonial, una crisis económica o un prolongado desafío. En lo natural, el futuro se ve sombrío y no parece haber razón alguna para tener esperanza. Si eso le describe a usted, quiero alentarle a creer que también usted puede experimentar el tipo de victoria que esta mujer experimentó. Imagine: durante doce largos años, ella había visto desesperanzadamente que su situación iba de mal en peor a pesar de todo lo que intentaba. La mayoría de nosotros habríamos lanzado la toalla y habríamos abandonado la esperanza. ¿Cómo encontró esperanza esta mujer en medio de sus circunstancias sin esperanza? ¿Cuál fue el punto de inflexión para ella? ¿Qué le dio la valentía para volver a esperar? Yo creo que el secreto de su fe puede encontrarse en las cinco primeras palabras de este versículo: “Ella había oído de Jesús, así que se le acercó por detrás entre la multitud y tocó su túnica” (Marcos 5:27, NTV). Lo único que la Palabra de Dios registra para nosotros es que “ella había oído de Jesús”. ¿Qué cree usted que ella oyó de Jesús? Esa es una pregunta importante, porque lo que ella hubiera oído de ese Jesús le impartió un audaz sentimiento de esperanza bíblica y de confianza. Y eso le otorgó valentía y tenacidad para arriesgarlo todo para solamente tocar el borde de su vestidura. Ella conocía bien las leyes religiosas con respecto a las personas impuras como ella misma, y había luchado contra el pensamiento de que si fuese reconocida o la descubriesen, se vería sujeta a la humillación pública y muy posiblemente a la violencia. Por tanto, para aventurarse y abrirse camino entre la multitud para llegar a Jesús, claramente no tenía ninguna duda en su corazón de que sería completamente sanada en el momento en que tocase el borde de su vestidura. Ahora bien, recordemos que ella no estaba esperando ser sanada de un resfriado común o de un dolor de cabeza; creía que sería completamente sanada de una enfermedad que le había acosado durante doce años, una enfermedad que cada médico al que había visitado había declarado incurable. La Biblia no entra en detalles acerca de lo que ella oyó de Jesús, pero yo le propongo que debió de haber oído historia tras historia sobre cómo Jesús sanaba a los enfermos dondequiera que iba, que no despreciaba incluso a los leprosos impuros que acudían a Él, y lo bueno y misericordioso que era con quienes estaban arruinados. Lo que ella oyó de Jesús produjo esperanza; produjo en ella una positiva y confiada expectativa de bien, lo cual podemos ver en lo que ella declaró: “Si tan sólo tocara su túnica, quedaré sana”. Esta esperanza entonces dio como resultado una fe que no requería esfuerzo. La fe tal como se define en la Palabra de Dios es “la confianza de que en verdad sucederá lo que esperamos” (Hebreos 11:1, NTV). En otras palabras, la esperanza que ella tenía en la bondad de Jesús se convirtió en fe, y esa fe le dio la valentía para proseguir entre la multitud y recibir su sanidad de parte de Jesús. No puede usted creer correctamente a menos que esté oyendo correctamente. Oír correctamente produce creer correctamente El oír desempeña un importante papel en creer correctamente. No puede usted creer correctamente a menos que esté oyendo correctamente. ¡Vaya, eso fue bueno! No quiero que se pierda usted eso. No puede usted creer correctamente a menos que esté oyendo correctamente. Creo que la mujer que tenía el problema de las hemorragias comenzó a creer correctamente cuando comenzó a oír correctamente. La Palabra de Dios nos dice que “Así que la fe viene por oír, es decir, por oír la Buena Noticia acerca de Cristo” (Romanos 10:17, NTV). Lo que usted oye acerca de Dios es vital. Si está creyendo a Dios para obtener una victoria en su vida, preste atención a lo que está escuchando. ¿Está escuchando mensajes que están llenos de las buenas nuevas de Jesús? Después de escuchar esos mensajes (o leer esos recursos), ¿está usted lleno del pesado sentimiento de lo que necesita hacer? ¿O está lleno del sentimiento capacitador de quién es Jesús en su vida y de todo lo que Él ha hecho por usted en la cruz? Lo que usted oye acerca de Dios es vital. Esta mujer ciertamente no oyó sobre la ley. La ley le habría quitado toda su esperanza y su fe; la ley le habría expuesto y le habría señalado lo impura, indigna y descalificada que estaba. Si ella hubiera oído que Jesús no era distinto a los religiosos fariseos de su época, no habría habido manera en que hubiera tenido una positiva expectativa de bien, y mucho menos habría tenido las agallas para abrirse camino entre la multitud para tocar a Jesús. Basándose en la ley, una persona impura estaría jugando con un deseo de muerte tan sólo por mezclarse con el resto de la sociedad, y mucho más al tocar las vestiduras de una persona limpia. Bajo la ley, cuando lo impuro toca lo limpio, lo limpio se vuelve impuro. Bajo la gracia, cuando lo impuro toca lo limpio (Jesús), ¡lo impuro se vuelve limpio! Esta mujer no contaminó a Jesús con su impureza cuando extendió su brazo y tocó sus vestiduras. Tampoco lo hizo el leproso, a quien Jesús tocó después de haber predicado el Sermón del Monte (véase Mateo 8:3). Por el contrario, los dos fueron infectados de la sanidad de Jesús. Los dos fueron totalmente sanados. ¡Oh, la belleza y las profundidades de la sorprendente gracia de Dios! ¿Qué ha estado oyendo usted de Jesús? ¿Está oyendo sobre un Jesús duro, legalista y religioso que es demandante, áspero y poco perdonador? ¿O está oyendo las verdaderas buenas nuevas de su amor, su gracia y sus misericordias hacia usted? ¿Está oyendo sobre un Jesús duro, legalista y religioso que es demandante, áspero y poco perdonador? ¿O está oyendo las verdaderas buenas nuevas de su amor, su gracia y sus misericordias hacia usted? El verdadero evangelio de la gracia siempre le imparte esperanza y fe para creer en Jesús. Porque cuando usted oye correctamente sobre quién es Jesús en realidad, sabrá que Él no le mira para avergonzarle y para señalarle toda su impureza, sus adicciones y sus pecados. No, Él le ve como alguien precioso, como alguien a quien Él ama personalmente, íntimamente e infinitamente. Él le ve como alguien por quien sufrió y murió en la cruz. Cuando usted cree esto y ve su amor, su gracia y su bondad hacia usted, eso edificará esperanza en su corazón. Por tanto, ¡siga oyendo una y otra vez las buenas nuevas de Jesús! A pesar de cuánto tiempo haya estado usted batallando o cuánto tiempo haya pasado desde que vio algún resultado, quiero alentarle a que llene sus oídos, ojos y mente con las buenas nuevas de Jesús. Créame, cuando usted inclina su oído hacia mensajes que tratan sobre su gracia, inevitablemente comenzará a tener una positiva y confiada expectativa de bien. Cuando su corazón está lleno de esperanza al oír todas las increíbles historias de Jesús, al igual que la mujer, usted estirará su brazo en fe. Amado, ¡estire su brazo y reciba su milagro y su libertad de su amoroso Salvador! El poder de oír correctamente sobre Jesús No hace mucho, recibí un correo electrónico de George, que vive en California. Compartía que le habían diagnosticado síndrome de Evans, una enfermedad rara autoinmune en la que los anticuerpos de la persona atacan a sus propios glóbulos rojos y plaquetas. En cierto momento, tuvieron que llevar a este hermano a emergencias porque estaba en riesgo de hemorragia espontánea. El número de plaquetas de su cuerpo había descendido dramáticamente hasta sólo 4.000/mcL. El rango normal para una persona sana está entre 150.000 y 400.000/mcL.1 Lo siguiente es lo que él escribió: Los médicos me administraron transfusiones de productos de sangre y me pusieron una dieta muy alta de esteroides. Los esteroides, a los cuales reaccioné terriblemente, me hicieron estar tan deprimido en cierto momento que incluso tuve que decirle a mi esposa que ocultase las pistolas que había en nuestra casa porque no podía sacar de mi mente el terrible pensamiento de utilizarlas conmigo mismo. Debido a tomar los esteroides, no podía pensar ni siquiera mantener conversaciones normales. Lloraba constantemente. Nuestros tres hijos no sabían qué pensar de lo que le estaba sucediendo a su papá. Era muy difícil para nuestra familia. En realidad comencé a decirles a personas que Dios me estaba castigando por cosas que había hecho. Cada vez que recibía una transfusión y los médicos aumentaban mi dosis de esteroides, mis plaquetas subían hasta el rango normal, pero no duraba mucho tiempo. Mi sistema inmunitario seguía atacando y destruyendo mis plaquetas independientemente del tratamiento que estuviera tomando. Constantemente me sacaban sangre, constantemente comprobaban el conteo de plaquetas, constantemente era consciente de todos los síntomas que Evans estaba causando y de los efectos secundarios de los esteroides. Entonces, en algún momento en mitad de todo eso, el Espíritu Santo me condujo a su ministerio televisivo. Por la gracia de Dios, terminé encontrando un canal que nunca había visto, y vi la “cápsula de gracia”. La señora que se puso al teléfono me dijo que serían necesarias de una a tres semanas para que llegase, pero ¿sabe qué? ¡Llego en dos días! Llegó precisamente antes de que mi esposa y yo tuviéramos que hacer otro viaje al hospital, que estaba a una distancia de tres horas. Y deje que le diga que su cápsula de gracia fue un regalo de Dios. Mediante sus enseñanzas, Papá Dios me demostró su amor. Pasé de sentirme condenado, como si Dios me estuviese castigando, a contemplar la obra terminada de Jesús en la cruz. Él milagrosamente quitó todas las ataduras en mi vida: los cigarrillos, la pornografía, la marihuana, todo lo que había sido una lucha. Tuve dolores de espalda y reflujo ácido durante años, pero al escuchar sus sermones una y otra vez y oírlos constantemente—en casa o en el hospital, y durante toda la noche—, el dolor y el reflujo ácido se fueron. Ahora han pasado meses, y GLORIA A JESÚS, ¡sigo sin tener reflujo ácido ni dolor de espalda! Hace tres meses, me extirparon el bazo con la esperanza de que el síndrome de Evans desapareciese, o al menos se suavizase; pero incluso después de la operación, mis plaquetas bajaron otra vez. Las únicas dos opciones para el tratamiento que eran más severas en nuestras mentes, siendo una de ellas la quimioterapia. En ese momento había estado escuchando la cápsula de gracia durante un mes, y finalmente decidí entregar a Dios el síndrome de Evans. Dejé de realizar conteos de sangre, dejé de dar peso a todos mis síntomas y comencé a dar gracias al Señor por mi sanidad completa. Ahora Jesús me ha restaurado todo mejor de lo que estaba antes. Me ha dado más fuerza, más energía y mucho más amor. Yo creía que entendía el amor anteriormente, pero ahora sé lo que es el verdadero amor debido al amor de mi Padre y al amor de Jesús por mí. No me han realizado un conteo en meses. Mi esposa y yo tomamos la Comunión cada día. Le damos gracias a Jesús cada día por sanarnos con las llagas que Él soportó por nosotros. El Señor nos está usando a mi esposa y a mí para llegar a otros, y el Espíritu Santo está haciendo cosas sorprendentes mediante sus materiales y la drástica transformación que los demás ven en mí sin un solo esfuerzo por mi parte, porque Jesús lo ha hecho todo por mí. ¡Toda gloria sea a Él! ¡Vaya! ¡Toda la gloria sea a Jesús! No puedo expresar lo emocionado que estaba cuando leí sobre el increíble viaje de George. A pesar de lo sombría y desesperanzada que sea su situación, quiero alentarle a que encuentre su camino de salida para todos sus problemas escuchando, como hizo este hermano. No puede usted alejar todos sus problemas mediante la preocupación, pero creo que ciertamente puede alejarlos escuchando. George escuchó de modo radical. Siguió escuchando y escuchando mensajes que hablaban de Jesús hasta que se puso mejor. ¡La fe ciertamente viene por el oír, y el oír las buenas nuevas de Cristo! La lucha para oír Puede que se pregunte lo que es la cápsula de gracia. Es un reproductor de MP3 precargado con más de setenta horas de mensajes que yo había seleccionado previamente de mi biblioteca de mensajes. Cada mensaje está lleno de la persona de Jesús y de su gracia. Creo que las innovaciones en tecnología, sean los reproductores MP3, teléfonos inteligentes, descargas digitales o podcast, son todos ellos herramientas que podemos utilizar para formar el hábito de oír sobre Jesús y la sorprendente gracia de Dios. Hoy día hay mucho que podemos hacer en nuestros aparatos celulares. Pero aunque es estupendo jugar a juegos, escuchar música o leer las noticias en esos aparatos tan buenos, quiero alentarle a hacer de escuchar las buenas nuevas de Jesús una prioridad diaria. Hacer de escuchar las buenas nuevas de Jesús una prioridad diaria. Escuche: sé que hay una lucha que implica muchas cosas que claman por nuestra atención en el momento en que abrimos nuestros ojos. Siempre hay una llamada telefónica que necesitamos hacer, un correo electrónico al que necesitamos responder, algún lugar donde necesitamos estar, y alguna otra cosa que necesitamos hacer. Antes de que nos demos cuenta, el día ha terminado y no hemos oído nada sobre Jesús. La Biblia sigue estando en el estante, las aplicaciones de la Biblia en nuestros teléfonos siguen sin estar abiertas, y nos preguntamos por qué al final del día nos sentimos vacíos, estresados, preocupados, temerosos y deprimidos. Amigo, Jesús es el pan de vida y el agua viva. A pesar de lo ocupados que estemos, es prudente no descuidar el alimentarlos de su Persona. Sé que en lo natural esto puede sonar simplista. Puede que se pregunte: “¿Cómo simplemente el escuchar sobre Jesús puede cambiar cosas en mi vida y mis circunstancias?”. La verdad es que las cosas de Dios en realidad no son complicadas. Tan sólo piense en la mujer que sufrió de hemorragias durante doce años. Simplemente oír sobre Jesús y su gracia infundió tanta esperanza, tanta fe y tanta valentía que fue capaz de recibir la sanidad por la que había comenzado a creer. No subestime el poder de oír sobre Jesús tan sólo porque suene sencillo. No subestime el poder de oír sobre Jesús tan sólo porque suene sencillo. Redimir perdido todo el tiempo Hay un hermoso versículo en los salmos que dice: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría” (Salmos 90:12). ¿Quiere conocer el secreto de contar nuestros días y no permitir que un solo día de su vida se desperdicie? La clave se encuentra dos versículos después, donde dice: “De mañana sácianos de tu misericordia” (Salmos 90:14). La palabra “misericordia” aquí es la palabra hebrea hesed, que significa la gracia de Dios.2 Dios nos está diciendo que estemos satisfechos cada día con su gracia. Eso significa que antes de que usted haga nada—leer el periódico, comprobar sus correos electrónicos, comenzar a realizar cosas de su lista de quehaceres, o incluso tomarse su café en la mañana—, comience el día con Jesús y esté satisfecho con su gracia. Puede leer un devocional sobre la gracia de Dios, alimentarse del amor del Padre, meditar en su gracia, escuchar un mensaje que hable sobre Jesús, y abrir su carta de amor, su Palabra, para usted. Comience su día estando satisfecho con su gracia. Antes de que usted haga nada, comience su día estando satisfecho con gracia. su Pero, pastor Prince, ¿cuánto tiempo paso haciendo eso? ¡No sabe usted lo locas que se ponen las cosas en la mañana! ¿Cuánto debo leer, escuchar u orar? Amigo, la clave es no ser legalista al respecto. Si la mañana no funciona bien para usted, entonces encuentre otro momento que vaya mejor con su horario. Podría ser durante su descanso para el almuerzo o antes de irse a la cama. El principio clave aquí es estar satisfecho diariamente con la gracia de Él. Aliméntese de Él hasta que su corazón esté lleno y satisfecho de su gracia. Algunos días podría ser más tiempo y otros días podría ser menos tiempo. En realidad no se trata de la duración, sino de su nivel de satisfacción. Hay días en que mi corazón está angustiado, y tan sólo estar en la presencia del Señor y pensar en su amor por mí llena mi corazón con inexplicable paz y gozo. En momentos como esos, son necesarios solamente unos segundos para que mi corazón esté satisfecho con su gracia. Otros días, siento que el Señor quiere mostrarme algo en su Palabra, y termino estudiándola durante mucho tiempo antes de sentir alivio. Eso significa que usted y yo no podemos ser legalistas en cuanto a nuestra relación con Dios. Dios no quiere que tengamos rituales rígidos con Él. En el nuevo pacto, Él está más interesado en tener una relación con nosotros. Por tanto, disfrute de su presencia cada día; es así como usted redime el tiempo que ha perdido y nunca desperdicia un día más en atadura, temor, culpa o adicción. El salmista dice: “Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad” (Salmos 84:10). En otras palabras, un día en la presencia de Dios satisfecho por su gracia es mejor que mil pasados en otro lugar. Por piense en esto por un momento. Hay 365 días en un año, de modo que mil días son casi tres años de su vida. Lo que esto significa es que independientemente de cuánto tiempo crea usted que ha perdido al estar en esclavitud al temor o al estar atrapado en una adicción, Dios puede redimir esos días para usted mediante su gracia. Un día en la gracia de Dios equivale a mil días de esforzarse por usted mismo. Comience cada día, por tanto, satisfecho en su gracia, y Dios le restaurará todos los años que la langosta ha comido y le ha robado (véase Joel 2:25). Un día en la gracia de Dios equivale a mil días de esforzarse por usted mismo. Tenga una expectativa de bien gozosa, positiva y confiada, porque hay muchos días buenos por delante de usted: días de bendición, días de favor y días de gran gracia. Venza cada creencia equivocada sumergiéndose y escuchando sobre las buenas nuevas de Jesús. La esperanza llegará a raudales cuando todo a su alrededor parezca no tener esperanza. Cuando usted oiga correctamente, ¡comenzará a creer correctamente! PARTE SIETE ENCUENTRE DESCANSO EN EL AMOR DEL PADRE CAPÍTULO 19 RECIBA EL AMOR DEL PADRE POR USTED Se sentaba en el porche delantero de la casa cada día, oteando el horizonte en busca de cualquier señal de movimiento. Lo hacía con fidelidad, incluso cuando los días se iban convirtiendo dolorosamente en semanas y después en meses. Cuando sus amigos pasaban por allí para persuadirle de que abandonase y siguiese adelante, él sencillamente sonreía, les indicaba que siguiesen y persistía inquebrantable. Manteniendo su mirada en las colinas circundantes, esperaba implacablemente y pacientemente el regreso de su hijo. Mientras esperaba, repetía en su mente una y otra vez lo que haría en el momento en que viera a su hijo. Y cada día, mientras miraba firmemente por los campos, se preguntaba si ese día sería el día. Una tarde, la familiar silueta de una solitaria figura apareció en la distancia. Reconociendo a su hijo, puso en práctica sin vacilación lo que había hecho mil veces antes en su mente: se apartó su túnica, dejó a un lado toda dignidad y corrió hacia su hijo con todas sus fuerzas. Podía sentir que su corazón latía con fuerza y sus pulmones se contraían y se expandían mientras sus pies intentaban correr rápidamente por el campo. Las lágrimas corrían por sus mejillas a medida que la silueta de su hijo era más grande con cada paso que daba. Y antes de que pudieran intercambiarse ninguna palabra, él había dado un salto, abrazando al joven y colmándole de besos. Esa inesperada y gozosa recepción por parte del padre abrumó al joven. Él había esperado ser deshonrado, e incluso había preparado un discurso para decirle a su padre que le hiciera como uno de sus jornaleros. ¿Cómo podría haber sabido que su padre tenía preparado un plan? Sin esperar a escuchar el discurso preparado de su hijo, su padre ordenó a sus sirvientes que sacaran la mejor túnica para él, pusieran un anillo en su dedo y sandalias en sus pies. El joven pensó que había perdido el derecho a ser llamado hijo debido a las malas decisiones que había tomado y que habían dado como resultado vergüenza y pérdida para la familia. Pero su padre dejó claro que no era así, e incluso organizó una fiesta para celebrar el regreso a casa de su querido hijo. Revelación del corazón del padre Qué historia tan sorprendente y conmovedora. Jesús compartió esta parábola, y creo que es una de las parábolas más hermosas en la Biblia. Es una parábola que Jesús utilizó para revelarnos de forma maestra el verdadero corazón de nuestro amoroso y misericordioso Padre celestial. Comentaristas de la Biblia llaman a esta parábola la del hijo pródigo, pero el verdadero héroe de esta historia no es el hijo, sino el padre. Esta es la historia sobre el padre y su amor por sus dos hijos. Puede que ya haya escuchado sobre esta parábola cientos de veces, pero quiero que la leamos de nuevo para ver cómo esta parábola saca a la luz las creencias equivocadas que muchos creyentes hoy día siguen teniendo hacia su Padre celestial. Considere lo siguiente por un momento: ¿cuál es su opinión de Dios, especialmente cuando ha cometido un error? ¿Le ve como un juez todopoderoso, distante e insensible que está enojado siempre que usted fracasa y que constantemente tiene que ser apaciguado? ¿O le conoce como su Papá, su Abba Padre a quien puede acudir en cualquier momento, incluso cuando ha errado el blanco? Mientras estaba estudiando la Palabra, el Señor me reveló que muchos creyentes han llegado a un lugar donde han olvidado a su Padre celestial. Han olvidado acerca de su amor, su gracia y su bondad; se relacionan con Dios de manera judicial y transaccional. Hoy día, muchos creyentes acuden delante de Él con aprensión e inquietud, presentándole sus fracasos y alejándose rápidamente antes de que reciban el castigo y la condenación que ellos creen que se merecen legítimamente de parte de Él. Le perciben exclusivamente como un Dios de santidad, juicio y justicia, con su rostro rígido y serio, sus poderosos brazos cruzados como muestra de insatisfacción y desaprobación. Ven a un Dios que se desagrada fácilmente, es rápido para la ira, está perpetuamente defraudado con ellos y espera con impaciencia ser aplacado. Una creencia errónea de quién realmente Dios es ha conducido a muchos al temor, la culpabilidad, la depresión y la inseguridad. Una creencia errónea de quién realmente Dios es ha conducido a muchos al temor, la culpabilidad, la depresión y la inseguridad. Y por eso es tan vital que veamos el corazón del Padre tal como Jesús lo revela en esta parábola atemporal. No hace mucho tiempo, Lydia, una hermana de Sudáfrica, me escribió. Creo que muchos de ustedes serían capaces de identificarse con lo que ella compartió sobre sus luchas con respecto a Dios como su Padre: Apreciado pastor Prince: Crecí con una autoestima muy baja, al haber sido catalogada como la niña difícil en mi familia. Fui un bebé no esperado, y mis padres ya tenía otro hijo: una niña, así que en realidad querían tener un niño. Quedaron defraudados cuando resultó que yo era una niña, e incluso pensaron en entregarme a un miembro de mi familia paterna que no tenía hijos. Mi papá viene de una familia muy fría y estricta, y tiene muy mal humor, así que me crié sintiendo de modo natural temor de él, y siempre sentía que tenía que caminar de puntillas cuando él estaba cerca. Mi mamá también se crió en un hogar donde no había recibido amor. Mi padre y mi madre son perfeccionistas extremos y muy organizados. Además de eso, nos criaron con disciplina militar y sin ninguna compasión. Era tu propia culpa si resultabas herido: tú lo producías sobre ti mismo. Por eso, nunca pude relacionarme con Dios como un Padre. Era imposible acercarse a Dios, y le veía sentado con un rayo preparado para lanzármelo cuando yo no fuera lo bastante buena, no orase lo suficiente o no fuese lo bastante obediente. Tenía la impresión de que Dios solamente se agradaba de mí cuando obedecía a la ley. Al ser yo misma una perfeccionista, sentía que nunca cumplía con sus expectativas, y siempre estaba bajo condenación. Desde que me encontré con sus recursos de enseñanza, el velo en mi vida ha sido rasgado. Por primera vez, soy libre. Ya no camino bajo la pesada carga de la condenación. Aprendí que Dios nos amó primero y que ahora puedo tener una relación de amor con mi Padre celestial y con Jesús. He experimentado victoria sobre el temor y el pecado que me mantuvieron cautiva durante años; no al intentar ser obediente, sino sencillamente al aprender que mis pecados ya han sido perdonados en la cruz. Y no, no peco más ahora. En realidad estoy venciendo más y pecando menos, y tengo un corazón agradecido por lo que Cristo ha hecho en la cruz. ¿Siente usted lo mismo que sentía Lydia con respecto a Dios? ¿Siente como si nunca fuese lo bastante bueno, nunca pudiese hacer lo suficiente ni ser lo bastante obediente para que Dios le ame y le acepte? ¿Siente que siempre está viviendo bajo una perpetua condenación? Quizá no pueda relacionarse con Dios como un Padre amoroso porque nunca ha experimentado el amor de su padre terrenal o porque su propio padre le hirió terriblemente. Amigo, oro que a medida que estudiamos la Palabra de Dios juntos, usted experimente de modo sobrenatural el íntimo amor de su Padre celestial de una manera profunda y personal como nunca antes. Oro para que esta experiencia le sane, le renueve, le restaure y le transforme de manera espectacular, porque su amor por usted no es nada menos que espectacular. Vea el perfecto amor del Padre Hay un vacío en nuestros corazones que solamente puede ser lleno por el amor del Padre. Por tanto, deje de intentar encontrar amor y aprobación en todos los lugares equivocados y deje de estar enredado por todo tipo de temores, inseguridades y adicciones. Creo que si usted permite que el Padre entre en su corazón hoy y le llene con su perfecto amor, encontrará el gozo, la confianza, la satisfacción y la libertad que ha estado buscando en la vida. Permite que el Padre entre en su corazón hoy y le llene con su perfecto amor. La preciosa Palabra de Dios declara: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero” (1 Juan 4:18-19). Hoy día, bajo el nuevo pacto de su increíble gracia, nuestro Padre celestial no busca juzgarle por sus errores porque Él ya ha juzgado cada uno de sus errores, fracasos y pecado en el cuerpo de su propio Hijo Jesucristo. El nombre que Jesús vino a revelar en el nuevo pacto de la gracia es “Padre”. En la actualidad, Dios quiere acercarse a usted como un Padre amoroso. ¿Conoce su corazón de amor hacia usted? ¿Sabe que fue idea de Él enviar a Jesús para ser castigado en la cruz por usted? Lea el famoso pasaje en la Biblia y personalícelo para así poder ver el corazón de Dios por usted: “Porque de tal manera le amó Dios a usted, que ha dado a su Hijo unigénito, para que usted que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenarle a usted, sino para que usted sea salvo por él” (Juan 3:16-17). Sepa sin ninguna sombra de duda hoy que su Padre le ama a usted y envió a su hijo para salvarle. Entiendo que no estamos subestimando la obra de Jesús en la cruz cuando hablamos sobre el Padre y su amor por usted. La verdad es que Jesús vino para revelarle el amor del Padre. Dios le amó tanto, que envió a su único Hijo para pagar el elevado precio en la cruz para limpiarle de todos sus pecados. ¿Sabe que Dios ama mucho a Jesús? Jesús es el querido Hijo de Dios, la niña de sus ojos. Ahora bien, si su Padre celestial no rehusó a su precioso Hijo, Jesucristo, y le sacrificó por usted, ¿cuánto cree que le ama Él a usted? No puede comenzar a comprender la intensidad y la magnitud del amor de su Padre por usted hasta que entienda lo mucho que el Padre ama a Jesús, porque Él entregó a Jesús para rescatarle. Espero que esté comenzando a experimentar y ver por usted mismo lo muy amado que es por el Padre y lo precioso que es usted para Él. No le tenga temor; vea su corazón lleno de amor revelado mediante la cruz del Calvario. Dios quiere acercarse a usted como un Padre amoroso. Vea su corazón lleno de amor revelado mediante la cruz del Calvario. No importa lo que usted haya hecho Pero, pastor Prince, usted no entiende mi pasado y todos los errores que he cometido. Tiene usted toda la razón. Así es. Pero su Padre celestial sí que lo sabe, y Él le conoce perfectamente y le ama perfectamente. Al comienzo de la parábola del hijo pródigo, el hijo menor acudió a su padre y demandó su parte de su herencia. En la cultura judía, eso era igual a que el joven le dijese a su padre que se “cayese muerto”. Efectivamente le estaba diciendo: “Dame la parte de mi herencia ahora mismo. No puedo esperar a que te mueras”. Fue una bofetada en la cara de su padre. El joven humilló y deshonró por completo a su padre al hacer una petición tan insolente. Necesitamos entender esto, porque si no somos capaces de entender hasta qué punto este joven rechazó por completo a su padre y escogió su propio camino, no podemos apreciar el ámbito del amor y la misericordia de su padre al volver a recibirle en su casa con su hijo. De la misma manera hoy, si no entendemos lo mucho que hemos rechazado al Padre mediante nuestros pecados, no podemos entender plenamente, apreciar y responder a la inmensa gracia que Él nos muestra al perdonarnos por completo. Quienes piensan que han pecado poco y por tanto se les ha perdonado poco, aman poco. Pero quienes saben que se les ha perdonado mucho, aman mucho (véase Lucas 7:47). Recuerde quién contó esta parábola: nuestro redentor Jesús, y Él tiene conocimiento de primera mano del corazón de amor del Padre. Regresando a la historia, por demanda del hijo menor, el padre dividió entre sus dos hijos lo que les pertenecía. Sabemos que el hijo menor entonces gastó toda su herencia en una vida desenfrenada y, cuando una grave hambruna se produjo en la tierra, se quedó sin dinero y fue reducido a alimentar cerdos en una granja. Está registrado para nosotros que estaba tan empobrecido que incluso la comida que les daba a los cerdos le parecía apetitosa. Escuchemos lo que él dice cuando está en su punto más bajo: “¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros” (Lucas 15:17-19). A pesar de su agenda oculta Permita que le haga una pregunta. Basándose en lo que acaba de leer, ¿fue el amor del hijo por su padre lo que le hizo regresar a su casa? ¿Piensa por un momento que él se sentía verdaderamente contrito? ¿O que incluso le importaba haber roto el corazón a su padre? ¡Yo no lo creo! Él estaba claramente motivado por su estómago. ¡Quería regresar a su casa porque recordaba que incluso los sirvientes en la casa de su padre tenían más alimento que él! Las palabras que había planeado decirle a su padre—“He pecado contra el cielo y contra ti”—era lo que él pensaba que sería la retórica religiosa y dramática correcta para asegurarse que se le permitirían algunos beneficios por regresar a su casa. Usted y yo sabemos que él no sentía un remordimiento genuino. Lo que estamos oyendo es que su estómago es el que habla, no su corazón. Por tanto, no fue el arrepentimiento lo que le condujo a su casa; fue su estómago y quizá incluso su sentimiento de orgullo de que se merecía al menos lo que los sirvientes de su padre estaban obteniendo. Cuando yo era pequeño, oía a personas enseñar acerca de cómo el hijo se arrepintió y decidió regresar a la casa de su padre. Lo cierto es que aquí no hubo ningún arrepentimiento. El joven comenzó su camino de regreso a casa porque estaba muerto de hambre; e incluso se preparó para la actuación de decir palabras como: “Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros”, con la única intención de llenar su estómago, ya que había razonado: “Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan”. Él nunca expresó ningún amor por el padre ni dijo que extrañaba la presencia y el amor de su padre. Es importante que notemos esto, porque Dios quiere que sepamos que incluso cuando nuestras motivaciones son equivocadas, incluso cuando tenemos una agenda oculta (normalmente egoísta) y nuestras intenciones no sean completamente puras, aun así Él corre a nosotros en nuestro momento de necesidad, al igual que el padre corrió hasta el joven y le mostró su favor inmerecido y que él no se había ganado. ¡Oh, cuán inescrutables son las profundidades de su amor y su gracia hacia nosotros! Nunca se tratará de nuestro amor por Dios; siempre se tratará del magnífico amor de Él por nosotros. La Biblia deja claro lo siguiente: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4:10). El héroe en esta parábola es el padre. Se trata del perfecto amor del padre por su hijo imperfecto. Nunca se tratará de nuestro amor por Dios; siempre se tratará del magnífico amor de Él por nosotros. Algunas personas creen que la comunión con Dios solamente puede ser restaurada cuando usted se siente perfectamente contrito y ha confesado perfectamente todos sus pecados. Piensan que debe disculparse ante Dios antes de que Él pueda ser aplacado. Por favor, entienda que no tengo nada en contra de decir “lo siento” a Dios o confesar nuestros pecados. Lo único que digo es que no somos tan importantes como nosotros mismos nos creemos. El padre fue el iniciador. Antes de que el hijo ni siquiera tuviera pensamientos de regresar a su casa, el padre ya le extrañaba, ya le estaba buscando, y ya le había perdonado. Antes de que el hijo pudiera pronunciar una sola palabra de su disculpa ensayada, el padre ya había corrido a él, le había abrazado y le había dado la bienvenida a casa. Se trata del amor de Él Nosotros no somos los héroes en esta historia. Nunca se tratará de nuestras disculpas a Dios, nuestro arrepentimiento, nuestros actos, nuestro amor, nuestras confesiones o nuestra obediencia. En nosotros mismos y por nosotros mismos, nuestras acciones, incluso las mejores, están llenas de imperfecciones y motivos impuros. Para quienes creen que uno debe disculparse antes de que la comunión con Dios pueda ser restaurada, esta parábola sacudirá su teología. Lea la parábola por usted mismo en Lucas 15:11-32. Observe que el hijo nunca llegó a terminar el discurso que había preparado. Lo intentó, pero se vio completamente abrumado por la gozosa respuesta de su padre a su regreso. A pesar de lo impuras que eran sus intenciones o motivaciones para regresar a su casa, el padre le colmó de favor inmerecido y que él no se había ganado. El verdadero arrepentimiento viene por su bondad. Se trata del corazón de misericordia, perdón y amor del Padre. Nuestro Padre Dios se traga todas nuestras imperfecciones, y el verdadero arrepentimiento viene por su bondad. Nuestro Padre es el héroe, y no nosotros. ¡Hagamos que todo se trate de Él y no de nosotros! ¿Digo “lo siento” a Dios y confieso mis pecados cuando he errado el blanco y he fallado? Claro que lo hago. Pero lo hago no para ser perdonado porque sé que ya soy perdonado mediante la obra terminada de Jesús. La confesión sale de mi corazón porque he experimentado su bondad y su gracia y porque sé que, como su hijo, soy para siempre justo mediante la sangre de Jesús. Surge de ser consciente de justicia, no de ser consciente de pecado; de ser consciente de perdón, no de ser consciente de juicio. Hay una inmensa diferencia. Mire, se puede insistir en la necesidad de decir “lo siento” antes de poder ser perdonados, pero todos sabemos que podemos decir “lo siento” de labios para afuera y sin embargo, en lo profundo de nuestros corazones, no hay verdadero arrepentimiento. Es como el niño en la escuela que, junto a su compañero, tiene que ir a ver al director debido a su mala conducta. Al decirle que se siente, él se sienta, pero susurra a su amigo: “¡Por dentro estoy de pie!”. Es como el relato de Judas, quien traicionó a Jesús. Está registrado para nosotros que él “arrepentido… diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente… Y arrojando las piezas de plata en el templo…” (Mateo 27:3-5). Pero no hubo verdadero arrepentimiento, pues fue solamente externo. Sabemos esto porque la palabra “arrepentido” aquí es la palabra griega metamelomai, que expresa el deseo de poder deshacer lo que se ha hecho, pero no va acompañado de un cambio de corazón efectivo.1 Por eso no estamos interesados en lo exterior. Vayamos a lo profundo, a la esencia de nuestra relación con Dios, y experimentemos realmente su amor cuando hemos fallado. Si entiende usted esto, comenzará a experimentar nuevas dimensiones en su caminar de amor con el Padre. Entenderá que su Papá Dios se trata de relación y no de protocolo religioso. A Él sencillamente le encanta estar con usted. Bajo la gracia, Él no demanda perfección por parte de usted; Él le suple perfección mediante la obra terminada de su Hijo Jesucristo. Por tanto, a pesar de cuántos errores haya cometido, no tenga miedo de Él. Él le ama. ¡Su Padre corre hacia usted para darle un abrazo! Dios se trata de relación y no de protocolo religioso. Dios no quiere jornaleros La creencia equivocada del hijo menor era que quería regresar y ganarse su propio sustento como un jornalero. No quería recibir la provisión de su padre por gracia o por favor inmerecido. En su propio orgullo engreído, quería trabajar como un jornalero y ganarse su propia comida en la casa de su padre con el resto de los jornaleros. El padre, desde luego, no aceptó nada de eso. Usted no puede merecerse por sus propios esfuerzos el favor y las bendiciones de Dios. Solamente pueden recibirse como regalos mediante la gracia de Él. Él no le quiere usted como su jornalero. Su identidad es la de un hijo: hijo de Dios. Él tiene un ejército de ángeles celestiales como sus sirvientes. Lo que Él desea es relacionarse con usted. En lugar de tenerle miedo y pensar que debe usted caminar de puntillas en su presencia, Él quiere que se acerque con valentía a su presencia. Su Padre quiere que usted sepa que, como su hijo amado, lavado por la sangre de Jesús, puede acercarse confiadamente al trono de la gracia en cualquier momento para obtener misericordia y hallar gracia para ayudarle en su momento de necesidad (Hebreos 4:16). Para un hijo de Dios bajo el nuevo pacto, no es un trono de juicio; es un trono de gracia. Su identidad es la de un hijo: hijo de Dios. Lo que Él desea es relacionarse con usted. ¿Cree usted en su gracia? ¿Cree que la sangre de Jesús ha lavado todos sus pecados? ¿Cree que su Padre celestial le ama? Entonces, acérquese confiadamente a su presencia siempre que falle. Acuda tal como usted es para recibir misericordia y hallar gracia. Él ha prometido en su Palabra que le ayudará en su momento de necesidad. ¿Cuál es su necesidad hoy? Hable con su Padre al respecto. ¿Qué luchas, temores y adicciones le abruman hoy día? Ponga todo ello delante de su Padre celestial y permita que Él le ayude. Amigo, usted ya no es esclavo del pecado; es un hijo de Dios. La Palabra dice: “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” (Romanos 8:15). La palabra “adopción” se traduce más precisamente como “condición de hijo”.2 Por medio de Jesús, usted ha recibido el espíritu de condición de hijo mediante el cual clama “Abba, Padre”. ¿Observó que el Espíritu Santo no quiso traducir la palabra “Abba”? Se mantiene la palabra aramea Abba. ¿Sabe por qué? Es porque, para los judíos, Abba es la manera más íntima en que uno puede dirigirse a su padre. Clame “¡Abba, Padre!” Me encanta cuando estoy en Israel y oigo a niños pequeños corriendo de un lado a otro en parques, gritando: “¡Abba! ¡Abba!” y saltando para abrazar a su papá. Es una imagen hermosa. En los brazos de Abba, el niño está seguro, protegido y amado. Ningún enemigo puede arrebatar a un niño de los fuertes brazos de su Abba. Esa es la imagen que Dios quiere que tengamos cuando oremos a Él y le llamemos “Abba”. Desde luego, usted puede llamarle “Papá” o “Papi”, o cualquier término que le ayude a ver a Dios como un padre amoroso y cálido. A menos que pueda verle como su Abba Padre, seguirá teniendo un “espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor” (Romanos 8:15). Este espíritu de esclavitud se refiere al temor de Dios en el Antiguo Testamento. Es un servil temor al juicio y el castigo que le lleva a la esclavitud y le hace tener miedo de Dios. Pero Dios no quiere que usted le tenga temor. ¡Él quiere que tenga un espíritu de condición de hijo! Demasiados creyentes viven con un espíritu de orfandad. Si tiene usted todo tipo de temores, culpabilidad y preocupaciones en este momento, ¡lo que necesita es una buena dosis del amor del Padre celestial! Si tiene usted todo tipo de temores, culpabilidad y preocupaciones en este momento, ¡lo que necesita es una buena dosis del amor del Padre celestial! Algo sorprendente sucede en su espíritu cuando usted ve a Dios como su Padre. Si mi hija Jessica tiene una pesadilla, lo único que tiene que hacer es gritar: “¡Papá!”, ¡y papá está ahí! Y si hay un monstruo debajo de su cama, ¡ese monstruo va a ser despedazado por papá! Jessica no tiene que decir: “Oh padre, que vives y habitas en el cuarto de al lado, te ruego que vengas a mí en este momento de peligro, para que puedas rescatarme de esta pesadilla”. Lo único que tiene que hacer es gritar: “¡Papá!”, y yo estoy allí. De modo similar, en sus momentos de debilidad no tiene que acercarse a Dios con oraciones perfectas. Tan sólo grite: “¡Papá!”, ¡y su Padre celestial corre hacia usted! No acude usted delante de un juez; acude delante de su Padre, su Papá Dios, que le abraza y le ama tal como usted es. Tome tiempo para acercarse hoy a su Abba Padre. Crea que Él le ama incondicionalmente hoy. Véalo dándole la bienvenida con una sonrisa en su cara y con los brazos extendidos. Corra hacia su abrazo, deléitese en su amor perfecto por usted, y permita que funda toda preocupación, temor e inseguridad. Cuando usted cree y recibe el amor de su Padre, ¡pondrá en su corazón paz y fortaleza inconmovibles! Cuando usted cree y recibe el amor de su Padre, ¡pondrá en su corazón paz y fortaleza inconmovibles! CAPÍTULO 20 SEA TRANSFORMADO POR EL PADRE AMOR DEL Cuando prediqué una serie de mensajes sobre el amor del Padre en mi iglesia, un joven, junto con varios otros, pasó al frente después de uno de los servicios para recibir a Jesús como su Señor y Salvador. No pude evitar notar que había cicatrices y costras de sangre reseca en la cara de ese hombre. Pensé que quizá estuviera sufriendo algún tipo de enfermedad médica, y por eso le dije a mi pastor de jóvenes que hablase con él en la sala para visitantes después del servicio. En la sala, el joven se quitó su chaqueta y reveló un cuerpo cubierto de tatuajes. Compartió que tenía cortes en su cara porque había estado involucrado en muchas peleas de pandillas y también había entrado y salido de la cárcel numerosas veces. Entonces miró directamente al pastor de jóvenes y le preguntó seriamente: “¿Puede Dios perdonarme por todos los errores que he cometido?”. El pastor de jóvenes le afirmó, diciendo: “En el momento en que pasaste al frente para recibir a Jesús en tu vida, tu Padre celestial te perdonó todos tus pecados y te hizo su hijo. En este momento, eso es lo que eres: su hijo amado”. Más adelante aquel día el pastor de jóvenes recibió un mensaje de texto de este joven que expresaba lo que había sentido después de haberse ido: “No sé cómo explicarle esto. Ahora estoy experimentando una paz en mi corazón que nunca antes he sentido”. Amigo, eso es lo que sucede cuando la carga de la culpa, el pecado y la condenación es quitada de sus hombros y puesta sobre Jesús. Cuando usted abre su corazón al amor incondicional del Padre, experimentará una paz que sobrepasa todo entendimiento. La justicia es un regalo gratuito A pesar de cuantas veces haya fracasado, cuántos errores haya cometido y lo terribles que crea usted que son sus pecados, el poder y la sangre limpiadora de su Salvador, Jesucristo, es mayor que todos ellos. Dios le hizo esta promesa en su Palabra: “Aunque sus pecados sean como la escarlata, yo los haré tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como el carmesí, yo los haré tan blancos como la lana” (Isaías 1:18, NTV). Ese es el poder de la cruz en su vida. En el momento en que cree en Cristo, todos sus pecados son limpiados una vez para siempre, y es hecho usted más blanco que la nieve. ¿Ha visto cómo la nieve resplandece bajo la luz del sol? Así es como su Padre celestial le ve en este momento, vestido con el resplandeciente manto de justicia. Pero, pastor Prince, ¿qué he hecho para merecer este manto de justicia? Bueno, ha oído la parábola del hijo pródigo. Permítanme preguntarle: ¿qué hizo el hijo para merecer el abrazo del padre? ¿Qué hizo él para merecer la mejor túnica que el padre ordenó que sus jornaleros le llevasen? Absolutamente nada. El “mejor manto” es una imagen del manto de justicia que su Padre celestial le dio cuando usted recibió a Jesús. Este manto de justicia es un regalo gratuito. No puede usted ganarlo, trabajar por él ni merecerlo. Por eso, todo lo que oímos sobre lo que el padre hizo para dar la bienvenida a casa a su hijo es una imagen de la sorprendente e incondicional gracia de nuestro Padre celestial. Nuestra parte es tan sólo creer en su bondad y recibir sinceramente la abundancia de gracia y el regalo de la justicia de parte de Él para reinar victoriosamente sobre cada área de derrota en nuestras vidas. Reciba y reine Lo cierto es que no hay ningún otro modo de reinar en vida aparte de creer y recibir. Ya que la aceptación del Padre, su gracia y el regalo de la justicia no pueden ser ganados, el único modo de tenerlos es humillándose usted mismo delante de Él y diciendo: “Querido Papá Dios, sé que no he hecho nada para merecer tu amor y tus bendiciones en mi vida. Gracias por darme una gracia tan inmerecida. Recibo humildemente la abundancia de tu gracia y tu precioso regalo de la justicia”. No hay ningún otro modo de reinar en vida aparte de creer y recibir. ¿Qué cree usted que requiere más humildad: trabajar por su propia justicia y ganársela, o recibir la justicia como un regalo de Dios? Le digo que los creyentes que intentan ganarse la aprobación de Dios, su aceptación y sus bendiciones mediante su servicio, sus oraciones y sus buenas obras, inadvertidamente caen en el orgullo. En la parábola del hijo pródigo, el hijo menor quería regresar a su casa y decirle a su padre: “Hazme como uno de tus jornaleros”. Aunque estaba totalmente arruinado, aun así quería mantener su orgullo y ganarse su propio mantenimiento como jornalero en lugar de humillarse delante de su padre. Desde luego, sabemos que aunque él creía erróneamente y seguía estando enredado en el ensimismamiento, el padre derramó sobre él abundancia de gracia y el don de la justicia, y le recibió en su casa con una gran celebración. La mentalidad del hermano mayor En cuanto al hermano mayor en la parábola, se enfureció mucho cuando escuchó que el regreso a casa de su pecador hermano desvergonzado era la razón de que hubiera música y danzas en la casa de su padre. Su propio orgullo se llevó lo mejor de él, y se negó a entrar en la casa porque sentía que contrariamente a él, su hermano no había hecho nada para merecer tal honor. El hermano mayor le dijo a su padre: “He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo” (Lucas 15:29-30, énfasis del autor). Notemos que el hermano mayor estaba enredado en lo que él había hecho para “merecer” el becerro engordado que mataron para su hermano. Su respuesta también reveló lo que él creía sobre su padre. Se relacionaba con su padre como si su padre fuese un duro capataz. En lugar de sencillamente disfrutar de su posición como un hijo, estaba ocupado sirviendo a su padre, ocupado intentando ganarse su aprobación por medio de sus obras. El hermano mayor creía que necesitaba ganarse las bendiciones del padre, y en su mente, él había rendido mucho mejor que su deshonroso y rebelde hermano menor. Por tanto, sentía que se merecía más recompensas de su padre y, por tanto, estaba indignado porque pensaba que a su hermano le estaban dando más. De hecho, la Biblia registra que el padre había dividido entre ellos su riqueza. Según la costumbre judía, el hijo mayor siempre obtenía una doble porción, ¡de modo que el hermano mayor ya había recibido mucho más! Claramente, él no entendió en absoluto lo que significa ser un hijo. Sus ojos no estaban en la bondad de su padre, sino en sus propias obras. No había relación alguna con su padre. Tenía una mentalidad servil y trataba persistentemente agradar a su padre con su servicio y por el cuidado que se tomaba para no transgredir ninguna de las órdenes de su padre. Nunca entendió el corazón del padre. En palabras sencillas, nunca entendió la gracia. ¿Relación de amor transacción de negocios? o Desgraciadamente, hay muchos creyentes hoy día que son como el hermano mayor. En lugar de recibir el perfecto amor del Padre y su aceptación por la gracia, quieren ser capaces de decir que se han ganado sus bendiciones. ¿Cree que eso causa gozo y alegría al corazón del Padre? Imagínese usted que quisiera hacer un regalo especial a su hijo como expresión de su gran amor, y su hijo le dijera: “No, quiero trabajar por ello. Quiero ganármelo yo mismo”. ¿Cómo se sentiría si su hijo prefiriera ganarse su amor y sus bendiciones mediante sus propios esfuerzos en lugar de recibirlas? Ciertamente, hay momentos en que un hijo puede “trabajar” por algo como recompensa; puede ser recompensado por ir bien en la escuela o mantener ordenado su cuarto; pero no estoy hablando de recompensas. Algo anda muy retorcido si su hijo no puede recibir un regalo de usted sin intentar ganárselo; significa que su relación con él refleja una transacción de negocios. Tristemente, así es exactamente cómo se comportan algunos creyentes en la actualidad. Tienen una mentalidad de hermano mayor cuando se relacionan con Dios. No quieren recibir nada de Él por la gracia. Como el hermano mayor en la parábola, quieren trabajar por ello, y su relación con Dios se vuelve como una transacción y un negocio. En lugar de disfrutar una relación de amor entre un Padre y su hijo, quieren regresar al modo en que era bajo el viejo pacto de la ley. Bajo el viejo pacto, si usted se comportaba correctamente, entonces Dios le bendecía; y si se comportaba erróneamente, era maldecido. Es realmente bastante triste, porque inevitablemente terminarán estando resentidos y ofendidos con Dios cuando ven a sus hermanos que “no lo merecen” recibiendo bendición mediante la abundante gracia del Padre. Al igual que el hermano mayor, terminan enojados con Dios y diciéndole: “He aquí que todos estos años te he estado sirviendo; nunca quebranté tus órdenes en ningún momento, y sin embargo nunca me diste…”. Los creyentes que aún viven bajo este velo de la ley son como el hermano mayor. Oyen la música y las danzas, y no lo entienden; oyen sobre la sorprendente gracia de su Padre, y no pueden comprenderla. Leen historias de vidas transformadas por la gracia, y no pueden aceptarlo. Para ellos, Dios se trata de guardar mandamientos, servir y obedecer. Las recompensas deberían distribuirse cuando se hace el bien, mientras que el justo castigo debería ejecutarse sobre todos aquellos que hayan transgredido. Si eso lo describe usted, oro para que este velo de la ley sea quitado y que usted experimente la gracia del Padre de manera profunda y personal. Todo lo que es de Dios ya es de usted ¿Sabe lo que el padre, que había abandonado la fiesta para encontrarse con su hijo mayor, dijo como respuesta a la queja de su hijo? “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas” (Lucas 15:31). Amigo, que no se trata de su amor por Dios; se trata del amor del Padre por usted. Él es siempre el iniciador. Siempre se ha tratado sobre el amor de Él por usted. No viva la vida enojado, furioso, sintiéndose culpable y frustrado. Entre en la casa del Padre y encuentre reposo para su alma. No se trata de sus propios esfuerzos. Su Padre quiere que usted sepa que TODO lo que Él tiene ya es suyo; no por sus obras perfectas, sino porque usted es su hijo mediante la obra completa de Jesús. Su Padre quiere que usted sepa que TODO lo que Él tiene ya es suyo; no por sus obras perfectas, sino porque usted es su hijo mediante la obra completa de Jesús. Romanos 8:32 declara: “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?”. Papá Dios ya le ha dado con Jesús todas las cosas. Jesús es su aceptación; Él es su justicia, su santidad, su provisión y su sabiduría. Cualquiera que sea su necesidad en su vida, su Padre ya le ha dado por medio de Jesús. Por tanto, regrese a casa y reciba su abrazo. Regrese a casa y reciba la gracia. ¡Regrese y únase a la música y la danza! El poder transformador del amor del Padre Es interesante notar que en la parábola del hijo pródigo, ambos hermanos querían ganarse su propio mantenimiento. Creo que eso nos demuestra que nuestra propensión carnal a querer merecer bendiciones de Dios es mucho mayor que nuestra capacidad de recibir de Él. Generalmente somos más inclinados a querer merecer su amor, su aceptación, su aprobación y sus bendiciones que a recibirlos mediante su favor inmerecido. Verdaderamente es necesaria una revelación de la gracia para ver el amor del Padre y para recibir de Él. Y la Palabra nos dice que solamente al recibir de nuestro Padre su gracia y su justicia es como podemos reinar en esta vida. Quizá sea esa la razón por la que no vemos más creyentes reinando en vida. La clave radica en el modo en que perciben a su Padre celestial. El poder para reinar en vida gira en torno a lo que usted crea sobre Dios. ¿Es Él un duro y rígido capataz para usted o un Padre amoroso y generoso? ¿Le permitirá que le vista con su justicia y que mediante su amorosa gracia ponga un anillo en su dedo y sandalias en sus pies? ¿O luchará usted para ganarse su propia justicia, merecer su propia provisión y ganarse sus propias posesiones mediante sus propias obras? El poder para reinar en vida gira en torno a lo que usted crea sobre Dios. Pastor Prince, ¿está usted diciendo que todo es solamente por gracia y que podemos vivir de cualquier manera que queramos sin tener ninguna consideración por Dios? ¿Está usted diciendo que no tenemos que servirle? Bueno, pregúntese esto: cuando alguien tiene un encuentro genuino con el amor del Padre, su favor y sus bendiciones de una manera que es totalmente inmerecida, ¿cómo cree usted que esa persona vivirá? Tome unos momentos para ponerse en el lugar del hijo menor: ha malgastado usted la riqueza de su padre. Se ha quedado sin dinero y sin comida, de modo que decide regresar a casa porque sabe que incluso los sirvientes de su padre tienen abundancia de alimentos para comer. Pero cuando llega usted a su casa, en lugar de reprensión y condenación por parte de su padre y tener que rogarle que le haga como uno de sus jornaleros, él le ofrece una abundante recepción llena de abrazos y besos. Hace tan sólo un par de días estaba usted muriéndose de hambre e incluso deseando la comida para los cerdos; pero ahora que está vestido con el manto nuevo y limpio; lleva el anillo de su padre, que le autoriza a realizar pagos en nombre de él. Y como si esto no fuera suficiente, su padre ha invitado a todos los vecinos, ha matado a un becerro engordado y están realizando una barbacoa de bienvenida con música y danzas en honor a usted. Imagine que le ha sucedido todo eso; acaba usted de experimentar el cálido abrazo y el perdón de su padre. Ahora bien, ¿hace eso que usted quiera rebelarse otra vez contra su padre yéndose de casa y regresando a la granja de los cerdos, que quiera revolcarse en el barro y alimentarse de cosas que nunca le darán satisfacción? ¡Claro que no! Existe un gran malentendido en que los creyentes que batallan con el pecado y lo satisfacen, y que aún están enamorados del mundo, lo hacen porque no aman lo suficiente a Dios. Eso es lo que oímos de muchos predicadores que les dicen a los creyentes que amen más a Dios, pensando que si las personas aman más a Dios, amarán menos el pecado y al mundo. Pero un día Dios abrió mis ojos a la verdadera razón por la cual los creyentes siguen estando enredados en el pecado y el mundo. Nunca he oído a nadie predicar esto, así que es algo nuevo recibido del cielo. El apóstol Juan nos dice: “Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Juan 2:15). Observemos que es el amor del Padre, no el amor por el Padre. Por tanto, las personas que aman al mundo y están atrapadas por caminos mundanos son en realidad personas que no conocen o no creen en sus corazones el amor del Padre por ellos. Desgraciadamente, oímos los mensajes que hablan sobre nuestro amor por el Padre: “¡Tienen que amar más a Dios! ¡Tienen que amar más a Dios!”. Pero lo que realmente necesitamos es más predicación de que todo se trata del amor del Padre. Nunca será sobre nuestro amor por Él, sino del amor de Él por nosotros. Si usted ha gustado y saboreado la gracia de su Padre celestial, no querrá vivir en el desierto del pecado nunca más. Amado, cuando las personas llegan a conocer verdaderamente y creer en el amor del Padre por ellas y lo tienen ardiendo en sus corazones, ya no querrán salir y vivir como el diablo. Hay algo poderosamente transformador en la gracia. Si usted ha gustado y saboreado la gracia de su Padre celestial, no querrá vivir en el desierto del pecado nunca más. Vivir de gracia en gracia Sigamos hablando del hijo menor. Recibir perdón y gracia de su padre, ¿significa que él nunca volverá a fallar? Claro que no. Pero cada vez que falle, sabe ahora que no tiene que huir y ocultarse con culpabilidad y temor, porque conoce el corazón de su padre. Eso es lo que significa vivir de gracia en gracia; incluso si usted tropieza, es un tropiezo que le eleva. Eso usted consciente del hecho de que hay nueva gracia cada día, en una medida sobreabundante para tragarse todos sus fracasos. Esta es la bondad de Dios que le conduce al arrepentimiento (Romanos 2:4). Algunas personas creen que el arrepentimiento debe implicar llorar hasta que los ojos se ven enrojecidos. He visto a personas hacer eso, pero regresan a casa y sus vidas no son cambiadas. Por el contrario, he visto genuino arrepentimiento cuando personas tienen un encuentro con la gracia de Dios al escuchar un mensaje o leer un libro como este, y no hay ningún dramatismo en ello; pero cuando regresan a su familia, uno se da cuenta de que algo en ellos ha cambiado a medida que pasan los días. Sus pensamientos y sus creencias han cambiado. A su tiempo, eso produce un cambio completo en su estilo de vida, conductas, actitudes y acciones a medida que siguen creciendo en gracia. Adicciones comienzan a perder su poder sobre sus vidas; temores, dudas e inseguridades comienzan a disolverse, y ellos comienzan a experimentar favor y éxito en sus relaciones, carreras y ministerios. En lugar de envidiar la comida de los cerdos, ahora festejan en la mesa de abundancia del Padre. En lugar de vivir derrotados en pecado, ahora viven en la victoria del amor de su Padre. Eso es lo que produce creer correctamente en el amor del Padre. Recibí un asombroso testimonio de Nathan, de veinticinco años y de Nueva York, que compartió sobre la victoria que experimentó cuando tuvo un encuentro con el amor del Padre por él. Contaba que desde los catorce años de edad su vida había girado en torno a las drogas, la pornografía, el sexo y la violencia de pandillas. Al crecer en tal ambiente, nunca tuvo una oportunidad de ver un modo de vida diferente; nunca disfrutó de una niñez adecuada y nunca experimentó amor y aceptación de sus familiares, que le consideraban nada más que una “máquina de guerra”. Sin ninguna figura paterna en su vida excepto un hombre con quien su madre se casó y que le golpeaba regularmente desde que tenía tres años, Nathan batallaba con su identidad, sus adicciones y su enojo. Pero su punto crucial llegó cuando aprendió que su Papá Dios le ama. Él escribió: Oí uno de sus sermones sobre ser el amado de Dios. Yo nunca había oído a alguien hablar sobre Jesús como alguien que murió por mis pecados porque me amaba mucho. Pensé que no había manera alguna de que nadie muriese por mí si supiera lo que yo había hecho. Pero el amor que sentí mientras escuchaba fue algo que nunca antes había experimentado. Tenía que saber más, y por eso compré su libro Destinados para reinar, y las palabras del Señor por medio de su libro cambiaron mi vida… He dejado todo mal hábito, todo, en mi pasado y me he entregado al Señor Jesucristo. Cada día me parece nuevo, y ahora veo la vida bajo una luz diferente. Sé que tengo un Padre en el cielo que me ama y me acepta. Sé que Él oye mis oraciones y no será lento para responderlas. Estoy muy contento de que Nathan tuviera una revelación de que a pesar de sus fracasos, su Papá Dios nunca ha dejado de amarle. Y finalmente al descansar en el amor de su Papá, ha sido hecho libre no sólo de sus adicciones, sino también del enojo y las dudas de sí mismo que le habían mantenido atado durante casi la mitad de su vida. De la misma manera, oro para que usted tenga una revelación de que en este momento es amado por el Padre y está cerca de su corazón. De que Él siempre escucha sus oraciones y es más que capaz y está dispuesto de sacarle de cada pozo oscuro y situarle en su amor y su luz. En la parábola del hijo pródigo, los dos hijos estaban lejos de su padre, incluso el hijo mayor, que técnicamente estaba en su casa con él. ¿Ha experimentado usted el amor de su Padre? En este momento quiero que haga algo: cierre sus ojos y simplemente diga “Papá”. Esa es una oración. De hecho, es la oración más profunda y más íntima que puede usted hacer. Clame a su Papá Dios, porque Él le ama y se interesa por usted. Clame a su Papá Dios, porque Él le ama y se interesa por usted. Nunca hizo usted nada para hacer que Él se enamorase de usted. Y amado, no hay nada que usted pueda hacer, nada que podría haber hecho, que le apartará jamás de su amor por usted. Ya amado, ya calificado Quiero que sepa que, como hijo de Dios, no necesita usted calificarse para obtener su amor de ninguna manera. Ya es usted su amado. Puede que sienta que está muy lejos de Él, pero su Padre le ve. Le ha estado observando y esperando a que regrese usted a casa, listo para salir corriendo hacia usted para abrazarle. Quiere derramar su amor abundante y sus besos sobre usted, una y otra vez. No necesita ganarse el amor de su Papá. TODO lo que Él tiene ya es de usted. Él no le pide que le sirva a fin de ganarse sus bendiciones. TODO lo que Él tiene ya le ha sido dado de manera gratuita e incondicional. Jesús dijo: “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” (Mateo 6:26). Amigo, deje de esforzarse. Es usted un hijo de Dios. Es de más valor que muchas aves, y su Papá incluso tiene contados los cabellos de su cabeza (véase Lucas 12:7). Él entregó a su único Hijo para morir una muerte atroz en la cruz a cambio de la oportunidad de que usted pudiera un día aceptar su amor. Así que acérquese. Acuda al Padre. Acuda con todos sus fracasos, con todo su quebrantamiento, con todas sus incapacidades. Acuda tal como es. A medida que usted entiende que es el objeto de su amor, oro para que cualquier cosa negativa o destructiva sea apartada de su vida y pueda experimentar victoria tras victoria como nunca antes. CAPÍTULO 21 ENCUENTRE DESCANSO EN EL AMOR DEL PADRE En este último capítulo de nuestro viaje para descubrir el poder de creer correctamente, quiero hacerle una pregunta sencilla y a la vez crítica. Incluso si se olvida de todo lo demás que ha leído en este libro (desde luego, ¡oro que no sea así!), memorice esta verdad que estoy a punto de decirle. Aliméntese de ella, y permita que eche raíces en su espíritu y se convierta en un ancla en su vida. Le prometo que nunca más volverá a ser el mismo. ¿Está preparado? Aquí está: Como hijo de Dios, a pesar de lo que suceda en su vida, su Padre celestial le ama y nada de lo que usted haga podrá cambiar nunca eso. ¿Creerá eso hoy? Ya sea que esté pasando por buenos momentos o afrontando momentos de desafío, necesita saber que su Abba le ama. No hay nada que usted pueda hacer jamás para que Él le ame más, y no hay nada que pueda hacer jamás para que Él le ame menos. No hay nada que usted pueda hacer jamás para que Él le ame más, y no hay nada que pueda hacer jamás para que Él le ame menos. Incluso, o quizá especialmente, cuando siente que ha fracasado, sepa que siempre será la niña de los ojos de Él. Siempre. Dios le ama con amor eterno (véase Jeremías 31:3). Un amor que es el mismo ayer, hoy y para siempre. Sienta a su Papá Dios rodeándole en su abrazo en este momento. Está usted seguro. Es usted profundamente amado y completamente aceptado. Él le amó antes de que usted ni siquiera le conociera. Su amor por usted no tiene nada que ver con algo de lo que usted haya hecho por Él. Y por eso puede estar seguro en el conocimiento de que nada de lo que usted haga afectará el amor firme e incondicional de Él por usted. No hay nada que usted tenga que demostrar; tan sólo necesita descansar. Descanse y reciba el amor de su Abba por usted. Deje que su vida se establezca y se arraigue en un amor tan perfecto que ningún desafío o adversidad será capaz de derribarle. Si cree que ha estropeado las cosas, ahora es el momento de que acuda a su Padre. En sus amorosos brazos encontrará esperanza, seguridad y refugio de cualquier tormenta. Me encanta como lo expresa el apóstol Pablo: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?… Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:35, 37-39). Amado, nada ni nadie pueden separarle jamás del amor de su Padre. ¿No le encanta ese completo sentimiento de seguridad en el fundamento inconmovible de la promesa de Dios para usted? No hay advertencias ni descargo de responsabilidades cuando se trata del amor de su Padre celestial. La Biblia afirma claramente que nada podrá separarle del amor de su Padre celestial. Es una declaración absoluta y una promesa. “Nada” significa nada. Como creyente, eso significa que incluso sus errores, fracasos y pecados no pueden separarle del amor de su Padre. ¡Aleluya! De hecho, es el amor del Padre por usted el que le da la capacidad de vencer cada error, fracaso y pecado en su vida. La Biblia lo expresa de este modo: “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia” (Romanos 6:14). Lo que esto significa es que cuanto más experimenta el amor y la gracia de su Padre celestial, más se enamora de Él y se desenamora del pecado. Es el amor del Padre por usted el que le da la capacidad de vencer cada error, fracaso y pecado en su vida. Como muchos de los testimonios que hemos leído a lo largo de este libro, descubrirá que adicciones destructivas pierden su poder sobre su vida. Me gusta el modo en que la Nueva Traducción Viviente traduce Romanos 6:14: “El pecado ya no es más su amo, porque ustedes ya no viven bajo las exigencias de la ley. En cambio, viven en la libertad de la gracia de Dios”. ¿No es hermoso? Hoy, está usted viviendo bajo la libertad de la sorprendente gracia de Dios: el favor de Él inmerecido y que no puede alcanzarse en su vida. La gracia le da libertad. Libertad de la carencia, del temor, de las adicciones, del tormento de la culpa, ¡y de toda maldición y todo pecado! Conocer su valor marca una diferencia ¿Sabía que el enemigo no tiene poder sobre personas que saben que su Padre les ama? Si Adán y Eva hubieran creído en el amor de Dios por ellos, el diablo no habría tenido éxito al tentarlos. Desgraciadamente, ellos decidieron creer la mentira que la serpiente había plantado al retratar a Dios como tacaño y egoísta, como si Él estuviera reteniendo de ellos algo bueno. Por eso quiero que usted se ancle firme en el amor del Padre. Entonces será usted inconmovible; no tendrá deseo alguno de tocar ciertas cosas, de ir a ciertos lugares o de relacionarse con ciertas personas. Se mantendrá alejado de influencias negativas porque confía en el corazón de su Padre y cree que Él solamente quiere lo que es mejor para usted. Usted descansa, sabiendo que Él le está observando para protegerle y guardarle del daño. Ánclese firme en el amor del Padre. Entonces será usted inconmovible. He visto que los niños que están seguros en el amor de su padre son capaces de decir no a todo tipo de tentaciones. Eso se debe a que el vacío en sus vidas ya está lleno, y no tienen que hacer cosas para ganarse la aprobación de sus amigos cuando pueden encontrar absoluta seguridad, identidad y aprobación en el amor de sus padres por ellos y, sobre todo, en el amor de su Padre celestial por ellos. Del mismo modo, cuando confiamos en el amor de nuestro Padre celestial por nosotros, tendremos la capacidad de decir no a las tentaciones. Cuando tiene asentada una revelación de lo valioso, precioso y justo que es usted en Cristo, se vuelve cada vez más fácil decir no al pecado. Permítame ilustrarlo. Si lleva puesta una camisa hermosa y muy blanca, ¿querría jugar en el barro? ¡Claro que no! ¿Por qué? Porque es usted consciente de que su camisa resplandecientemente blanca y el barro no van unidos. De manera similar, cuando usted reconoce su identidad de justicia en Cristo, ¿querría revolcarse en el barro y la suciedad del pecado? Lo cierto es que cuanto más consciente de justicia sea y más consciente de lo valioso y precioso que es usted en Cristo, más sabrá que su identidad de justicia en Cristo y el pecado no van juntos; y más experimentará el poder de decir no a la tentación. Usted es amado y tiene complacencia Cuando Jesús fue bautizado en el río Jordán, la Palabra de Dios registra que cuando salía de las aguas “y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:16-17). Me encanta el modo en que la Biblia describe que los cielos le fueron abiertos a Jesús. Creo que siempre que Jesús es predicado, los cielos se abren a Él. Eso significa que cuando oímos mensajes que hablan sobre Jesús, realmente estamos bajo un cielo abierto, y todas las bendiciones, favor y bondad de Dios caen sobre nosotros. Después del bautismo de Jesús, el Espíritu le condujo al desierto, y el diablo llegó para tentarle diciendo: “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan” (Mateo 4:3). Hace muchos años cuando estudiaba eso, el Señor abrió mis ojos y me mostró que el diablo sutilmente había dejado fuera la palabra “amado”. Solamente momentos antes, Dios Padre acababa de afirmar a Jesús como su Hijo amado en el río Jordán. Sin embargo, cuando el diablo llegó para tentar a Jesús, eliminó la palabra “amado” y sencillamente dijo: “Si eres Hijo de Dios…”. El Señor me reveló que si a usted le recuerdan que es el amado del Padre, ¡nunca podrá ser tentado exitosamente! Incluso el diablo lo sabía, y por eso eliminó la palabra “amado” cuando habló a Jesús. Ahora bien, ¡esa es una poderosa verdad! Por tanto, cada vez que sea usted tentado, tan sólo recuérdese a sí mismo: “Soy el hijo amado de Dios, y mi Padre me ama”. Ninguna tentación puede triunfar sobre usted cuando descansa seguramente en el amor de su Padre. Ninguna tentación puede triunfar sobre usted cuando descansa seguramente en el amor de su Padre. Quiero decir unas rápidas palabras a todos los padres que están leyendo esto: la aprobación del padre es lo que dará al hijo la capacidad de sobresalir. Por tanto, cuando usted declare palabras de aprobación y afirmación a sus hijos, realmente les está capacitando para el éxito. Ellos afrontarán cada tentación de frente y serán victoriosos en la vida. Observemos la respuesta de Jesús. Él no tenía que demostrarle al diablo que era el Hijo de Dios. Seguro en su identidad como el Hijo amado de Dios, sencillamente respondió: “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4.4). Cuando estaba estudiando este versículo, el Señor me dijo: “Estudia las palabras que proceden de la boca de Dios. Son las palabras de las que quiero que mi pueblo viva”. ¿Recuerda qué palabras había dicho el Padre en el río Jordán? Eso es. Él dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. ¡Quiero alentarle a personalizar esto y meditar en ello cada día! Así es como el Padre le ve a usted hoy. Él le ve en Cristo, y en Cristo es usted su hijo precioso y amado, en el cual Él tiene complacencia. Ponga su mano sobre su corazón y escuche a su Padre celestial decirle estas palabras: “Tú eres mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. ¿Creería eso con todo su corazón hoy? Si está batallando para vencer un trastorno o adicción, cierre sus ojos y escuche a su Padre decirle: “Tú eres mi hijo amado, en quien tengo complacencia”. Cada vez que se sienta temeroso, cada vez que esté consumido por la preocupación, el enojo o la depresión, escuche a su Padre decirle: “Tú eres mi hijo amado, en quien tengo complacencia”. Sí, en medio de cualquier fracaso que pueda estar experimentando, es usted su hijo amado, y Él se complace con usted porque está usted en Cristo. Siga escuchándolo y repitiéndolo hasta que encuentre reposo, paz y gozo inundando su corazón. Si siente ganas de llorar en presencia de Él, lloré. Él sabe lo que usted está pasando y entiende, de un modo que ninguna otra persona puede hacerlo, el dolor, la herida, el sufrimiento y la pérdida que está usted experimentando. Usted es acepto en el Amado ¡Pero pastor Prince, yo no he hecho nada para conseguir agradar a Dios! Tampoco lo hizo Jesús. Dios llamó a Jesús su amado y dijo que tenía complacencia en Él antes de que Él ni siquiera realizara un solo milagro o acto de servicio para Él. Mire, su Padre se complace en Jesús no debido a lo que Él haya hecho, sino debido a quién es Él. ¿Ha entendido eso? Si no, por favor vuelva a leer la última frase. Jesús no tuvo que hacer nada ni lograr nada antes de ser considerado amado y agradable ante el Padre. La buena noticia para usted y para mí hoy es que nuestro Padre celestial nos ha hecho “aceptos en el Amado”, y “en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia” (Efesios 1:6-7). Esto es cierto para cualquier creyente de Jesús. En el momento en que usted le recibió en su vida, Dios Padre le hizo acepto en el Amado. Sabemos que la palabra “Amado” aquí se refiere a Jesús. Por tanto, ¿por qué no dijo Dios “acepto en Jesucristo”? Se debe a que Dios quiere que usted sea consciente de que ahora es parte de la familia y es amado para Él del mismo modo en que lo es Jesús. Además, la palabra “acepto” en el original griego es una palabra mucho más rica en significado de lo que puede expresar la traducción en español. Es la palabra charitoo, y significa “muy favorecido”.1 Esta palabra se utiliza sólo otra vez en la Biblia, cuando el ángel Gabriel se apareció a María y le dijo: “¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres” (Lucas 1:28). Por tanto, usted y yo no sólo somos aceptados en el Amado, que ya es fantástico, sino que somos más precisamente muy favorecidos en el Amado: Jesucristo. De hecho, el erudito griego Thayer dice que charitoo también significa que estamos rodeados de favor.2 Por eso en mi iglesia nos gusta proclamar y declarar que somos muy favorecidos, grandemente benditos y profundamente amados. Es una potente declaración y un importante recordatorio de que usted no está solo y abandonado a su suerte en la vida. Tiene un Padre en el cielo que le ama, le favorece, le protege y cuida de usted y de todos sus seres queridos. Tiene un Padre en el cielo que le ama, le favorece, le protege y cuida de usted y de todos sus seres queridos. Su amor diferencia marca una Me encanta este sincero comentario que recibimos de Gina, que vive en Maryland. Escuche cómo ella ha sido transformada por el amor del Padre: Apreciado pastor Prince: He sido cristiana por treinta y cuatro años. Desde que descubrí sus enseñanzas, siento como si hubiera sido liberada de treinta y cuatro años de estar en una cárcel de legalismo cristiano, reglas y listas de cosas que tenía que hacer para conseguir que Dios me ayudara y me bendijera. Antes de oír el evangelio de la gracia no adulterado, prácticamente había renunciado a mi vida como cristiana. Sí, seguía creyendo que iría al cielo, pero raspando. Ni siquiera oraba ya, porque sentía que tenía tantos problemas que probablemente no estaría orando bien, así que de todos modos ¿por qué molestarme? Aborrecía leer la Biblia porque para mí era sólo un recordatorio de todas las cosas que yo estaba haciendo mal y de todas las cosas que tenía que hacer si quería la ayuda de Dios. Pero ahora parece que nunca tengo suficiente de la Palabra de Dios porque la veo como una carta de amor de Dios en lugar de un libro de reglas que yo no puedo cumplir. Tampoco me canso de escuchar los sermones que obtengo de usted, y siento como si me hubieran dado alimento sano y nutritivo después de haber pasado treinta y cuatro años comiendo comida basura. Escucho sus sermones una y otra vez. Me encuentro pasando cada vez más tiempo en la Palabra porque es FINALMENTE verdaderamente BUENAS NOTICIAS lo que oigo. Quiero saber más acerca de quién es Dios. Por primera vez en mi vida, mis hijos, que tienen unos veinte años, también están EMOCIONADOS en cuanto a Dios. Todos estamos leyendo Destinados para reinar y escuchamos constantemente enseñanzas de su ministerio. Recientemente estaba pensando sobre el Dios a quien ahora conozco como mi Abba Padre, y me sentía abrumada por su amor por mí. Comencé a decir: “Te amo”. De repente, me di cuenta de que no hay palabras para expresar adecuadamente el amor que siento por Él ahora. Esas dos pequeñas palabras sencillamente no pueden expresarlo. A veces siento como si mi corazón fuese a explotar debido al amor que siento por Él ahora, ¡porque finalmente creo que Él siente lo mismo con respecto a mí! Adicionalmente, cosas que he estado intentando dejar durante DÉCADAS ahora están comenzando a desvanecerse a medida que descanso en Dios, sabiendo que Él me seguirá amando a pesar de todo. Quién iba a saber que NO intentar “ser buena” produciría un cambio de corazón y después también me cambiaría en el exterior. No puedo creer que todo esto haya estado a mi disposición todo el tiempo. Estoy tan feliz ahora que ni siquiera puedo describirlo. Sí, sigo teniendo mi parte de desafíos, pero las cosas se ven muy distintas cuando uno sabe que Dios no sólo PUEDE manejarlo, sino que también lo MANEJARÁ cuando uno descansa y le permite que sea el Papá que Él quiere ser. No puedo agradecerle demasiado su ministerio y su obediencia a Dios para llevarnos esta Palabra transformadora a sus hijos. He sido cambiada para siempre, y le hablo a todo el mundo sobre el evangelio de la gracia que usted predica. Dios es maravilloso, y espero con ilusión los próximos setenta años de mi vida caminando en su gracia y compartiéndola con su pueblo. ¿No le encanta leer sobre vidas que son cambiadas y transformadas cuando tienen un encuentro con el amor del Padre? Me encanta lo que Gina compartió sobre que ahora conoce a Dios como su Abba Padre. ¿No es sorprendente que se pueda haber sido cristiano por más de tres décadas y aún no haber tenido la oportunidad de tener un encuentro con el amor del Padre? Me siento muy agradecido y humillado porque Dios me haya dado el honor y el privilegio de revelar al Padre a esta preciosa señora y a su familia. Oro para que usted también experimente lo que ella ha experimentado. En su carta, ella literalmente rebosa de amor y gozo, y me alegra el corazón ver a su familia tocada también por nuestro amoroso Padre celestial. Crea en el amor del Padre por usted. Vea su gracia. Acuda confiadamente a su trono de gracia y reciba ayuda en su momento de necesidad. En su carta de oración, Gina compartió que había cosas que ella había estado intentando dejar durante DÉCADAS pero no podía. Sin embargo, en el momento en que comenzó a encontrar seguridad en el amor de nuestro Abba Padre por ella y tuvo la revelación de que Dios iba a seguir amándola a pesar de todo, comenzó una transformación sin esfuerzo desde su interior, y esas cosas comenzaron a desvanecerse. Crea en el amor del Padre por usted y reciba ayuda en su momento de necesidad. Cuando usted ve y cree que el amor del Padre está brillando sobre su vida, la oscuridad se desvanece. La depresión se desvanece. Los trastornos alimenticios se desvanecen. Los pensamientos de suicidio se desvanecen. Los temores se desvanecen. Adicciones destructivas se desvanecen. Cuanto más se sitúa usted bajo la gracia de Él, menos dominio tendrá el pecado sobre su vida. La tentación no tendrá poder sobre usted cuando está saturado del amor del Padre, de su aprobación, favor y aceptación. Toda esta libertad puede ser de usted cuando verdaderamente cree que: Usted es su hijo amado en quien Él tiene complacencia. Esta es mi oración por usted, amigo. Oro para que usted comience a comprender y creer lo ancho, lo largo, lo profundo y lo alto del amor incondicional de su Padre por usted. Descanse en el amor del Padre por usted y no en su amor por Él. Y que pueda experimentar victoria sobre todo temor, todo sentimiento de culpa y toda adicción en su vida. PALABRAS FINALES Querido lector, gracias por haber hecho este viaje conmigo en El poder de creer correctamente. Ha sido usted un compañero de viaje maravilloso y atento, y oro que haya sido bendecido por las verdades compartidas en este libro. Aunque se hace mucho énfasis en vivir correctamente y hacer correctamente, confío en que esté comenzando a ver que la respuesta se encuentra realmente en creer correctamente. Si puede usted cambiar lo que cree, puede cambiar su vida. Creer correctamente siempre conduce a vivir correctamente. Cuando usted crea correctamente, terminará viviendo correctamente y haciendo correctamente. Mediante la lectura de este libro, confío en que haya descubierto que creer correctamente en realidad se trata de la persona de Jesús. Cuando usted cree en Él—en su amor por usted, su gracia hacia usted y el poder de su obra terminada en su vida—, Él le transformará desde dentro hacia fuera. Y sabemos que el verdadero cambio y las victorias solamente llegan desde dentro hacia fuera. Le aliento a conseguir un ejemplar de Destinados para reinar y Favor inmerecido, y seguir estableciéndose en creer correctamente. El poder de creer correctamente está edificado sobre el fundamento de esos dos libros, y hay muchas verdades que encontrará en estos libros y que anclarán su fe y le impulsarán hacia adelante en creer correctamente. También me gustaría escuchar de usted si ha sido bendecido e impactado por este libro. Por favor escriba a: praise@josephprince.com. Hasta entonces, sepa que mi amor y mis oraciones están con usted y con su familia. En la amorosa gracia de Él, Joseph Prince PERMANEZCA CONECTADO JOSEPH CON Conéctese con Joseph mediante estos canales de redes sociales, y reciba enseñanzas inspiracionales diariamente (en íngles): Facebook.com/Josephprince Twitter.com/Josephprince Youtube.com/Josephprinceonline Petición de oración Si tiene una petición de oración, puede compartirla con nuestra comunidad en línea en Gracehope.com/Josephprince. Nuestros equipos de oración están en espera para orar con usted. Devocional diario gratuito por correo electrónico Inscríbase para recibir el devocional diario GRATUITO por correo electrónico en JosephPrince.com/meditate, y reciba mini inspiraciones para ayudarle a crecer en la gracia. AGRADECIMIENTO ESPECIAL Un agradecimiento y apreciación especial a todos aquellos que nos han enviado sus testimonios y reportes de alabanza. Nótese amablemente que todos los testimonios son recibidos con buena fe y editados sólo por cuestiones de brevedad y fluidez. Los nombres han sido cambiados para proteger la intimidad de quienes escriben. Para más información sobre los recursos inspiradores por Joseph Prince, visite su página online JOSEPHPRINCE.COM. Destinados para reinar Descubra el secreto de reinar sobre toda la adversidad, la mediocridad y los hábitos destructivos que le están limitando para experimentar el éxito, la integridad y la victoria para las cuales usted fue destinado a disfrutar. Favor inmerecido ¡Dios desea que prosperes en cada área de tu vida! Y con su presencia en tu vida lo podrás lograr. Su gracia o favor inmerecido puede abrir las puertas de oportunidades y colocarte en el lugar correcto en el momento correcto para sus bendiciones. Aun si careces de las cualificaciones necesarias, su favor inmerecido puede impulsarte hacia adelante. 100 días de favor No tiene que depender de su propia fuerza para alcanzar el éxito. ¡Sumérjase en el inmerecido favor de Dios y cambie su vida para siempre! 100 días de favor le enseña cómo vivir consciente del favor de Dios en todo lo que hace. Promesas de provisión Permita que su corazón se anime y refresque mientras se sumerge en las páginas de Promesas de provisión. Repleto de pequeñas gotas de sabiduría práctica e inspiraciones extraídas de la Palabra de Dios, este libro ampliará su revelación de la gracia de Dios y la vida abundante que tiene a través de su obra culminada. Medite en sus promesas e incremente su capacidad para recibir de su Padre celestial. Promesas de sanidad Promesas de sanidad le lleva al mismo corazón de nuestro Señor Jesús y le muestra, página por página, su compasión y disposición para sanarle. Mediante las Escrituras, aprenda que no se trata de qué usted debe hacer para ser sano, sino de descansar en la gracia de nuestro Señor quien ha hecho todo para que sea sano. ¡Anímese y comience a caminar en una medida mayor de sanidad hoy! ORACIÓN DE SALVACIÓN Si quisiera recibir todo lo que Jesús ha hecho por usted y hacerle su Señor y Salvador, por favor haga esta oración: Señor Jesús, gracias por amarme y morir por mí en la cruz. Tu preciosa sangre me limpia de todo pecado. Tú eres mi Señor y Salvador, ahora y para siempre. Creo que resucitaste de la muerte y que estás vivo hoy. Debido a tu obra terminada, ahora soy un hijo de Dios amado y el cielo es mi hogar. Gracias por darme vida eterna y llenar mi corazón de tu paz y gozo. Amén. Nos gustaría escuchar de usted Si ha hecho la oración de salvación o tiene un testimonio para compartir después de leer este libro, por favor envíenos un correo electrónico a praise@josephprince.com. NOTAS CAPÍTULO 2 El Dios que busca a los que se apartan 1. OT: 5911, The Online Bible Thayer’s Greek Lexicon and Brown, Driver, & Briggs Hebrew Lexicon. Copyright © 1993, Woodside Bible Fellowship, Ontario, Canada. Licencia del Institute for Creation Research. CAPÍTULO 3 “¡Cristo me ama! Bien lo sé” 1. Cornwall, Judson y Michael Reid. Whose Love Is It Anyway? Closter, New Jersey: Sharon Publications, 1991. pp. 58–59. CAPÍTULO 4 Ponga las películas mentales correctas 1. NT: 342, Thayer’s Greek Lexicon, Electronic Database. Copyright © 2000, 2003, 2006 by Biblesoft, Inc. Todos los derechos reservados. 2. Yong, Ed. “Snakes Know When to Stop Squeezing Because They Sense the Heartbeat of Their Prey”. Discover Magazine. 17 de enero de 2012. Descargado el 18 de enero de 2013, de http://blogs.discovermagazine.com/notro c know-when-to-stop-squeezingbecausethey-sense-the-heartbeats-oftheirprey/#.UPin5Oh8Nyg. 3. Hardy, David L. “A Reevaluation of Suffocation as the Cause of Death during Constriction by Snakes”. Herpetological Review, 1994. p. 229:45–47. CAPÍTULO 5 Véase como Dios le ve 1. NT: 1343, Diccionario Expositivo de palabras del Antiguo y Nuevo Testamento Exhaustivo de Vine. Copyright © 1999, Editorial Caribe. CAPÍTULO 11 Victoria sobre los juegos mentales del enemigo 1. Descargado el 3 de mayo de 2013, de www.biblestudytools.com/classics/03 bunyan-grace-abounding-to-the-chiefofsinners/grace-abounding-to-thechiefsinners.html. 2. 2013, de Descargado el 3 de mayo de www.biblestudytools.com/classics/buny a grace-abounding-to-the-chiefofsinners/grace-abounding -to-thechiefsinners.html?p=2. 3. NT: 3341, Thayer’s Greek Lexicon, Electronic Database. Copyright © 2000, 2003, 2006 por Biblesoft, Inc. Todos los derechos reservados. CAPÍTULO 12 Cuidado con el león rugiente 1. NT: 4991, Thayer’s Greek Lexicon, Electronic Database. Copyright © 2000, 2003, 2006 por Biblesoft, Inc. Todos los derechos reservados. 2. Prince, Joseph. Favor inmerecido. Lake Mary, Florida: Casa Creación, 2010. p. 200. 3. The Truth about Ananias and Sapphira, 28 de noviembre de 2010, mensaje en CD por Joseph Prince. Para más información, visite JosephPrince.com. CAPÍTULO 14 Jesús, sé el centro de todo 1. NT: 453, Thayer’s Greek Lexicon, PC Study Bible formatted Electronic Database. Copyright © 2006 por Biblesoft, Inc. Todos los derechos reservados. 2. NT: 3474, Biblesoft’s New Exhaustive Strong’s Numbers and Concordance with Expanded GreekHebrew Dictionary. Copyright © 1994, 2003, 2006 por Biblesoft, Inc. e International Bible Translators, Inc. 3. Descargado el 6 de mayo de 2013, de www.blueletterbible.org/lang/lexicon/le x Strongs=G1695&t=KJV. 4. OT: 3070, Biblesoft’s New Exhaustive Strong’s Numbers and Concordance with Expanded GreekHebrew Dictionary. Copyright © 1994, 2003, 2006 by Biblesoft, Inc. and International Bible Translators, Inc. CAPÍTULO 16 La batalla es del Señor 1. NT: 1680, Diccionario Expositivo de palabras del Antiguo y Nuevo Testamento Exhaustivo de Vine. Copyright © 1999, Editorial Caribe. 2. Ibíd. OT: 2617. 3. OT: 1294, The Online Bible Thayer’s Greek Lexicon and Brown, Driver, & Briggs Hebrew Lexicon. Copyright © 1993, Woodside Bible Fellowship, Ontario, Canada. Licencia de Institute for Creation Research. CAPÍTULO 17 A Dios le encanta que usted pida en grande 1. OT: 3258, The Online Bible Thayer’s Greek Lexicon and Brown, Driver, & Briggs Hebrew Lexicon. Copyright © 1993, Woodside Bible Fellowship, Ontario, Canada. Licencia de Institute for Creation Research. CAPÍTULO 18 Encuentre esperanza cuando todo parece sin esperanza 1. Descargado el 3 de mayo de 2013, de www.nlm.nih.gov/medlineplus/ency/arti c 2. OT: 2617, Diccionario Expositivo de palabras del Antiguo y Nuevo Testamento Exhaustivo de Vine. Copyright © 1999, Editorial Caribe. CAPÍTULO 19 Reciba el amor del Padre por usted 1. 2013, de Descargado el 5 de abril de www.blueletterbible.org/lang/trench/sect sectionID=69&lexicon=true& strongs=G3338. 2. NT: 5206, Diccionario Expositivo de palabras del Antiguo y Nuevo Testamento Exhaustivo de Vine. Copyright © 1999, Editorial Caribe. CAPÍTULO 21 Encuentre descanso en el amor del Padre 1. NT: 5487, Biblesoft’s New Exhaustive Strong’s Numbers and Concordance with Expanded GreekHebrew Dictionary. Copyright © 1994, 2003, 2006 by Biblesoft, Inc. and International Bible Translators, Inc. 2. NT: 5487, Thayer’s Greek Lexicon, Electronic Database. Copyright © 2000, 2003, 2006 by Biblesoft, Inc. Todos los derechos reservados. Thank you for buying this ebook, published by Hachette Digital. To receive special offers, bonus content, and news about our latest ebooks and apps, sign up for our newsletters. Sign Up Or visit us at hachettebookgroup.com/newsle For more about this book and author, visit Bookish.com. Índice Cubrir Página del título Bienvenida Dedicación Prefacio Introducción PARTE UNO Crea en el amor de Dios por usted Capítulo 1: Lo que usted cree es poderoso Capítulo 2: El Dios que busca a los que se apartan Capítulo 3: “¡Cristo me ama! Bien lo sé” PARTE DOS Aprenda a ver lo que Dios ve Capítulo 4: Ponga las películas mentales correctas Capítulo 5: Véase como Dios le ve Capítulo 6: Usted está irreversiblemente bendecido PARTE TRES Reciba el perdón completo de Dios Capítulo 7: Reciba su perdón y reine Capítulo 8: Gracia nueva para cada falta Capítulo 9: Experimente libertad de la condenación PARTE CUATRO Gane la batalla por su mente Capítulo 10: Gane la batalla por su mente Capítulo 11: Victoria sobre los juegos mentales del enemigo Capítulo 12: Cuidado con el león rugiente PARTE CINCO Sea libre de ocuparse en el yo Capítulo 13: Sea libre de ocuparse en el yo Capítulo 14: Jesús, sé el centro de todo Capítulo 15: Adore con las palabras de David PARTE SEIS Tenga una confiada expectativa de bien Capítulo 16: La batalla es del Señor Capítulo 17: A Dios le encanta que usted pida en grande Capítulo 18: Encuentre esperanza cuando todo parece sin esperanza PARTE SIETE Encuentre descanso en el amor del Padre Capítulo 19: Reciba el amor del Padre por usted Capítulo 20: Sea transformado por el amor del Padre Capítulo 21: Encuentre descanso en el amor del Padre Palabras finales Permanezca conectado con Joseph Agradecimiento Especial Oración de Salvación Notas Newsletters Copyright Copyright Copyright © 2013 por Joseph Prince Cover design and photography by 22 Media Pte Ltd. Ilustraciones copyright © 2013 por 22 Media Pte Ltd. Edición en español copyright © 2013 por Casa Creación/Hachette Book Group, Inc. Cover copyright © 2013 by Hachette Book Group, Inc. Todos los derechos reservados. Salvo los permisos del U.S. Copyright Act de 1976, ninguna parte de esta publicación ser reproducida, distribuida, o transmitida en cualquier forma o por cualquier manera, ni ser almacenada en cualquier sistema de recuperación de datos, sin el permiso escrito de la casa editorial. A menos que se exprese lo contrario, el texto bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. El texto bíblico indicado con NVI ha sido tomado de la versión La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI ®, Copyright © 1999 por Bíblica, Inc.® Usado con permiso. Todos los derechos reservados mundialmente. El texto bíblico indicado con NVI ha sido tomado de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Usado con permiso de Tyndale House Publishers, Inc., 351 Executive Dr., Carol Stream, IL 60188, Estados Unidos de América. Todos los derechos reservados. Unless otherwise noted, all Scripture quotations are taken from the New King James Version of the Bible. Copyright © 1982 by Thomas Nelson, Inc. Used by permission. All rights reserved. Scripture quotations marked amp are taken from the Amplified Bible. Copyright © 1954, 1958, 1962, 1964, 1965, 1987 by The Lockman Foundation. Used by permission. (www.lockman.org) Scripture quotations marked kjv are taken from the King James Version of the Bible. Scripture quotations marked nasb are taken from the New American Standard Bible. Copyright © 1960, 1962, 1963, 1968, 1971, 1972, 1973, 1975, 1977, 1995 by The Lockman Foundation. Used by permission. (www.lockman.org) Scripture quotations marked niv are taken from the Holy Bible, New International Version. Copyright © 1973, 1978, 1984, 2011 by Biblica, Inc. Used by permission of Zondervan. All rights reserved worldwide. (www.zondervan.com) Scripture quotations marked nlt are taken from the Holy Bible, New Living Translation. Copyright © 1996, 2004, 2007 by Tyndale House Foundation. Used by permission of Tyndale House Publishers, Inc, Carol Stream, Illinois 60188. All rights reserved. Scripture quotations marked The Message are taken from THE MESSAGE. Copyright © by Eugene H Peterson 1993, 1994, 1995, 1996, 2000, 2001, 2002. Used by permission of NavPress Publishing Group. FaithWords Hachette Book Group 237 Park Avenue, New York, NY 10017 hachettebookgroup.com twitter.com/faithwords Primera ebook edición: octubre 2013 FaithWords es una división de Hachette Book Group, Inc. El nombre y el logotipo de FaithWords es una marca registrada de Hachette Book Group, Inc. 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