MEDICAMENTOS PARADIGMA. POR INTERNET. FRAUDE, VENTAJA O NUEVO Antonio J García Ruiz, Nuria García-Agua Soler y Francisco Martos Crespo. Cátedra de Economía de la Salud y Uso Racional del Medicamento Departamento de Farmacología y Terapéutica Clínica Facultad de Medicina. Universidad de Málaga Comité Asesor Científico del Colegio Oficial de Médicos de Málaga Seguro que la mayoría de nuestros lectores en algún momento ha recibido mensajes en su correo electrónico con publicidad para la compra de medicamentos, o habrá visto publicidad a través de alguna página web sobre venta de medicamentos on-line. No hay ya ninguna duda de la revolución que ha supuesto internet en muchos de nuestros ámbitos profesionales, y como no podía ser de otra forma el negocio de venta de medicamentos también ha llegado a la red, y esto sin duda nos acarreará a los profesionales de la medicina algún que otro quebradero de cabeza. En este artículo pretendemos aclarar y facilitar al lector los pros y contras de estas prácticas, es decir, sus ventajas e inconvenientes. COMODIDADES PARA EL USUARIO A LA HORA DE COMPRAR POR INTERNET El gran éxito de la venta de los medicamentos por internet se debe sobre todo a sus numerosas comodidades: la facilidad de adquisición, la comodidad, el anonimato, y la posibilidad de conseguir medicamentos que por la vía legal no se podrían obtener, bien por ser necesaria una prescripción médica a través de una receta, o bien por ser medicamentos no autorizados aún en España o que incluso ya han sido retirados. Facilidad. Tanto la búsqueda de algún medicamento como la posterior compra resulta ser un proceso sencillo a través de la red. Bastaría con incorporar en Internet Explorer o Google el nombre comercial o del principio activo y la palabra comprar para que nos aparezcan cientos o miles de sitios donde adquirirlos. Además, los propios correos electrónicos suelen sufrir el bombardeo de correos spam con publicidad de “farmacias on-line” y particulares que se ofrecen a vender dichos productos. Comodidad. Internet ha facilitado una accesibilidad completa a los medicamentos, de forma que un paciente puede comprarlos sin necesidad de salir de su casa. Acceso a medicamentos no autorizados en el país. Esta es otra de las ventajas de la red, pues nos permite obtener no solo medicamentos conocidos o comercializados, sino también a otros que han sido retirados o no están autorizados en el país o bien que no son asequibles en el propio país. Obtención sin receta. Muchos (o casi todos) de los medicamentos que pueden obtenerse a través de comercios o farmacias on-line no requieren o exigen recetas médicas para la dispensación (comprar) de cualquiera de sus productos, a pesar de las legislaciones vigentes en el país del comprador (y del vendedor). Economía. Desde cualquiera de nuestros buscadores es fácil contactar con farmacias en Andorra o Gibraltar desde las que se pueden obtener medicamentos a precios muy competitivos. Pero además también el buscador nos ofertará cientos de sitios web (desconocidos) donde es posible la venta de medicamentos a través de internet. De esta forma los medicamentos que suelen promocionarse y/o venderse por este medio, cada vez más en auge, son medicamentos de fácil acceso y menos precio, aunque en otros muchos casos incluso se insinúa que son mejores que los propios originales. Figura 1. Parte de la página web de una farmacia on-line situada en Andorra (anexo I). DESVENTAJAS Los riesgos asociados a la venta de medicamentos por internet están relacionados con el impacto que sobre la salud pública [1, 2] tiene este tipo de “actuaciones”, sobre todo debido a la falta de información del propio medicamento (calidad y seguridad), a la participación en la dispensación de personas sin los adecuados conocimientos sanitarios y la pérdida del control de la cadena del medicamento. Además, la venta de estos medicamentos se realiza generalmente al margen de la necesaria prescripción y seguimiento médico, con todo lo que puede ocasionar, además ni los fabricantes ni los suministradores de estos productos son supervisados por ningún organismo oficial que ampare la calidad y seguridad de los mismos (p. Ej. Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios - AEMPS), por lo que su fabricación y transporte pueden hacerse en condiciones que afecten a su calidad. En cuanto a la venta por Internet de aquellos medicamentos que no requieren receta, está pendiente de desarrollar la normativa específica que permita hacerlo garantizando que sólo lo hace una oficina de farmacia autorizada sometida a los controles necesarios, aunque ya existe una campaña oficial en contra de la venta de estos medicamentos a través de Internet [3]. Uno de los incovenientes es la facilidad (e impunidad) con la que algunas empresas pueden introducir en el mercado farmacéutico medicamentos falsificados. La World Health Organization (Organización Mundial de la Salud, OMS) alerta de que hasta el 62% de los medicamentos vendidos por internet resultaron ser falsos, y que entre el 7-10% de los medicamentos que se comercializan en el mundo son falsificaciones [4]. La principal vía de entrada de medicamentos falsificados en los países desarrollados probablemente sea actualmente internet. MEDICAMENTOS FALSIFICADOS El grupo IMPACT (International Medical Products Anti-Counterfeiting Taskforce) es un grupo de trabajo internacional encargado de luchar contra la falsificación de los medicamentos que se creó en el año 2006 y es dependiente de la OMS, cuyo objetivo es el de consolidar la colaboración internacional para buscar soluciones a esta amenaza mundial y concienciar a todos los profesionales implicados y a la población general sobre los riesgos de los medicamentos falsificados. Las falsificaciones más frecuentes en la mayoría de los casos se debe a la ausencia total del principio activo, lo que ocurre hasta en un 43 % de los casos; pero también puede deberse a una dosificación incorrecta, a una sustitución del principio activo por otro diferente, a la presencia de impurezas o sustancias tóxicas, o la inclusión de embalaje o documentación falsa (gráfica 1). Gráfica 1. Medicamentos falsificados por grupo terapéutico en 2007 [1]. Nota: Cada uno de los casos refleja por lo menos un lote de producción, por ejemplo, miles de tabletas, cápsulas, u otras formas. Varios casos incluye múltiples categorías terapéuticas (sólo la categoría más frecuente está incluida en el gráfico). Los datos disponibles subestiman la realidad, sobre todo en las zonas más pobres donde la detección y presentación de informes son extremadamente débiles. El total de medicamentos decomisados durante 2007 fue 4.081.056 unidades. El Pharmaceutical Security Institute (Instituto de Seguridad Farmacéutica, PSI por sus siglas en inglés) es una organización sin fines de lucro dedicada a: proteger la salud pública; divulgar información sobre falsificación de productos farmacéuticos, e iniciar acciones legales a través de las autoridades apropiadas. La definición que se realiza sobre medicamentos falsificados está formada sobre la definición utilizada por la Organización Mundial de Salud (OMS). Medicamentos falsificados son productos deliberada y fraudulentamente producidos y/o mal etiquetados con respecto a su identidad y/u origen para aparentar la originalidad del producto. Esta definición se aplica tanto en productos de marca como en genéricos. Los productos falsificados aparecen con una gran cantidad de deficiencias. Por ejemplo, medicinas falsificadas han sido encontradas con menos o más cantidad requerida de ingrediente farmacéutico activo (IFA) que se usa en la versión autentica o contienen la cantidad correcta de ingrediente activo pero han sido fabricados en condiciones insalubres y peligrosas. Estos medicamentos se introducen en el mercado de manera intencionadamente fraudulenta: pueden llevar más o menos principio activo (o incluso no llevar) o que sea diferente del declarado; en análisis de laboratorio, se han encontrado sustancias como polvo de ladrillo, disolventes industriales, anticongelante de coches y otras sustancias potencialmente peligrosas [5]. Se fabrican en condiciones muy deficientes de calidad, lo que supone un riesgo añadido para la seguridad del paciente [6]. Los medicamentos originales o de marca también pueden ser falsificados. Por ejemplo, se han descubierto casos en los cuales medicamentos originales se encuentran en envases falsificados para prolongar la fecha de vencimiento o para cometer un fraude contra varios programas gubernamentales. Otra forma de “falsificación” es el desvío ilegal, que ocurre cuando un producto farmacéutico verdadero es aprobado y destinado a ser vendido en un país, pero después es interceptado ilegalmente y vendido en otro país. A menudo estas intrigas se cumplen a través de falsas declaraciones. A veces, el personal de regulación de medicinas en el segundo país no ha aprobado el uso de medicinas desviadas. El desvío ilegal también puede ocurrir dentro de la misma área geográfica, dentro del mismo país o misma ciudad. Esto incluye las medicinas con descuento que tienen con destino a un grupo de consumidores, pero son desviadas a otro grupo que las compra en un mercado abierto sin regulación. Por ejemplo, en América Latina el desvío ilegal ocurre cuando el gobierno compra medicamentos a precios rebajados para los hospitales estatales, pero son desviados al mercado callejero. Cualquiera de estas acepciones es lo que esta organización dependiente de la OMS denomina un incidente, en el que se incluye un evento discreto caracterizado por el descubrimiento de un medicamento falsificado, un medicamento desviado ilegalmente o un medicamento robado. MAGNITUD DEL PROBLEMA Se estimó que entre el 50 y el 90% de los medicamentos que se venden por Internet son falsos [7]. Los falsificadores invierten grandes cantidades de dinero para promocionar sus productos. No reparan en gastos para vender sus productos a los consumidores a través de webs falsas, anuncios online, spam o incluso anuncios radiofónicos en algunos países. De hecho se considera que el incremento desmedido de las ventas de estos medicamentos se debe a farmacias ilegales que operan en Internet y que ofrecen sus productos directamente a consumidores online [8]. Los consumidores son víctimas que confían en la apariencia de las webs y de los productos que ofrecen. Con frecuencia, estos pacientes no saben que están comprando un producto falsificado, ellos creen que están adquiriendo el medicamento “real” [9]. La Organización Mundial de la Salud estima que las falsificaciones de medicamentos suponen el 10% de los medicamentos de todo el mundo, siendo este porcentaje mucho mayor (casi un tercio) en los países en vías de desarrollo [10]. En la siguiente gráfica (gráfica 2) se muestra el total de incidentes registrados por el Pharmaceutical Security Institute [1] desde el año 2002 hasta el 2009. Puede observarse la subida tan importante, no obstante estos datos están infravalorados pues no todos los países, ni todas las instituciones, persiguen con el mismo celo estas infracciones. En los 2.003 incidentes ocurridos en el año 2009 se encontraron 808 productos farmacéuticos diferentes. El número de productos que se encuentran en un solo incidente varió de un medicamento a cuarenta y tres fármacos diferentes. El número de categorías terapéuticas que se encuentran en un solo incidente varió desde una a doce. Pero, mientras que el ranking de las tres principales categorías terapéuticas sigue siendo el mismo, el Instituto ha tomado nota de una serie de categorías terapéuticas que han tenido un incremento porcentual significativo, en concreto la categoría terapéutica de productos alimentarios fue la que más creció, seguida de antiinfecciosos, músculo-esqueléticos, medicamentos citostáticos, sistema nervioso central y cardiovasculares (23%). Veánse las siguientes gráficas. Gráfica 2. Incidentes registrados desde 2002 hasta 2009. Fuente: PSI (1) Gráfica 3. Incremento porcentual en medicamentos falsificados. Fuente: PSI (1) En nuestro país, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) [11] quiso conocer la situación real con la que se encuentra un usuario cuando desea adquirir medicamentos en Internet y para ello visitó más de 40 sitios de farmacias y pseudofarmacias, buscando tanto medicamentos cuyo uso incontrolado podría tener serias repercusiones en la salud, como productos que no se comercializan en España. En casi la mitad de las páginas respondieron que no servían a España o a la Unión Europea o que sólo vendían en su propio territorio nacional: esas tiendas virtuales, conocedores de las normas que impiden este comercio en estos países, actúan bien, respetando la legalidad. En 9 páginas pidieron la receta y en 3 hubo problemas informáticos para concretar la transacción. En total, se consiguieron comprar 16 productos en 10 páginas web. La OCU hace hincapié en lo sencillo que es conseguir esos productos: basta un nombre, un teléfono, una dirección de correo electrónico y, claro está, una tarjeta de crédito para hacer los pagos. Pero la cuestión de la legalidad no es el más importante, ya que el impacto sobre la salud pública puede llegar a ser muy grave. La OCU se encontró con que la mayoría de las páginas web visitadas daban una información muy incompleta acerca de los medicamentos que venden: no se hablaba ni de efectos secundarios ni de interacciones con otros productos, ni daban ninguna advertencia. En bastantes ocasiones los productos han llegado sin prospecto, fuera de su envase original; muchas veces esto se debe a que han sido "camuflados" para no ser detectados en los controles aduaneros. ¿HAY SOLUCIÓN? Internet es un entorno no regulado, y muy difícil de regular, que además permite el anonimato y acceso a los pacientes, por lo que constituye un parque de recreo para los falsificadores. Para luchar contra el fraude hay diversos mecanismos, pero sobre todo debería destacar la coordinación y cooperación entre países y entre organismos e instituciones. El problema en la venta de medicamentos por internet es que en muchos casos las webs tienen alojadas sus páginas en servidores de terceros países, por lo que la justicia española o europea no pueden intervenir. En nuestro país, la legislación respecto a los medicamentos con prescripción (receta médica) es clara y contundente en la venta de medicamentos a través de internet, así en el artículo 2.5 de la ley del medicamento de 2006 [12] se dice: o Se prohíbe la venta por correspondencia y por procedimientos telemáticos de medicamentos y productos sanitarios sujetos a prescripción médica. La normativa de desarrollo regulará dichas modalidades de venta con respecto a los medicamentos no sujetos a prescripción médica garantizando, en todo caso, que se dispensen por oficina de farmacia autorizada, con la intervención de un farmacéutico, previo asesoramiento personalizado conforme previenen los artículos 19.4 y 84.1 de esta Ley, y con cumplimiento de la normativa aplicable a los medicamentos objeto de venta. o Se prohíbe, asimismo, la venta a domicilio y cualquier tipo de venta indirecta al público de medicamentos. Lo establecido en este apartado se entiende sin perjuicio del reparto, distribución o suministro a las entidades legalmente autorizadas para la dispensación al público. La normativa de desarrollo establecerá los requisitos para que puedan venderse directamente a profesionales de la medicina, odontología y veterinaria exclusivamente los medicamentos necesarios para el ejercicio de su actividad profesional. Sin embargo, este mínimo que se impone para poder llevar a cabo esta modalidad de venta significa que en España únicamente puede ser prestador de servicios por Internet para la venta de medicamentos no sujetos a prescripción médica un farmacéutico con oficina de farmacia abierta al público. Con independencia de lo que disponga esa normativa sectorial de desarrollo de la ley, el farmacéutico con oficina de farmacia abierta en España que decida vender este tipo de medicamentos a través de Internet se convertirá en un prestador de servicios de la sociedad de la información y como tal le serán de aplicación, además, las prescripciones y principios de la Ley 34/2002, de 11 de julio, de Servicios de la Sociedad de la Información y de comercio electrónico. Pero aunque esta Ley existe desde 2002, aún no se ha desarrollado la normativa reglamentaria para la venta de medicamentos sin receta a través de este medio. Una vez más estamos ante lagunas (o limbos) jurídicos. A modo de conclusiones. Es bien sabido, pero conviene recordarlo aquí, que no estamos en una época de cambios, sino posiblemente en un cambio de época. Al igual que la revolución industrial supuso que el hombre fue capaz de crear máquinas más eficientes que la fuerza muscular, la revolución tecnológica ha supuesto que el ser humano ha creado máquinas más eficientes que la "fuerza neuronal", y este drástico cambio habrá que digerirlo. Hasta ahora en todos los países desarrollados, los medicamentos son considerados bienes preferentes, es decir, se supone que el individuo no tiene suficiente información para decidir sobre su consumo. La receta se convierte en un "permiso de consumo" que un técnico informado da al paciente. En el fondo el mecanismo es muy parecido al de los carnets de conducir, que, dependiendo del tipo que sea, nos habilita para poder dirigir diferentes tipos de vehículos. Tenemos los permisos de motocicleta de baja cilindrada, semejante a los medicamentos de venta libre, los de tipo B que nos permiten conducir coches y que serian los equivalentes a las recetas normales, o los permisos de camiones que equivaldrían al permiso para los medicamentos de uso hospitalario. El nuevo carnet de cibernauta vale para todo. BIBLIOGRAFÍA 1. Pharmaceutical Security Institute. Counterfeit Situation: Definitions. URL: http://www.psi-inc.org/counterfeitSituation.cfm. Last accessed April 5, 2010. 2. World Health Organization. Counterfeits Fact Sheet. URL: http://www.who.int/medicines/services/counterfeit/CfeitsFactSheetJuly09. pdf. Last accessed Oct. 8, 2009. 3. Ministerio de Sanidad y Consumo y Productos Sanitarios. Disponible en: http://www.aemps.es/ciudadanos/campannas/medicamentosinternet/vent aMed_Internet09/actividad_ilegal.htm. Accedido el 29 de noviembre de 2010. 4. Conclusions and Recommendations of the WHO International Conference on Combating Counterfeit Medicines. Declaration of Rome. 18 February 2006. 5. Jackson, G. Faking it: the Dangers of Counterfeit Medicine on the Internet. The International Journal of Clinical Practice. 63.2, pp 181-184. Feb. 2009. 6. World Health Organization. General information on counterfeit medicines. URL: http://www.who.int/medicines/services/counterfeit/overview/en/. Last accessed Jan. 14, 2009. 7. Royal Pharmaceutical Society of Great Britain. “Over 7 million UK adults may be gambling their lives with fake medicine” news release. October 2009. Page 3 8. European Alliance for Access to Safe Medicine. The Counterfeiting Superhighway. 2008. URL: http://v35.pixelcms.com/ams/assets/312296678531/455_EAASM_counte rfeiting%20report_020608.pdf. Page 14. Last accessed October 14, 2009. 9. Organisation for Economic Co-Operation and Development. The Economic Impact of Counterfeiting and Piracy: Executive Summary. 2007. URL: http://www.oecd.org/dataoecd/13/12/38707619.pdf. Last accessed Oct. 13. 2009. 10. Medicines and Healthcare products Regulatory Agency (MHRA). Counterfeit Medicines and Devices. URL: http://www.mhra.gov.uk/Safetyinformation/Generalsafetyinformationanda dvice/Adviceandinformationforconsumers/Counterfeitmedicinesanddevic es/index.htm. Last accessed Oct. 12, 2009. 11. Organización de Consumidores y Usuarios. Venta de medicamentos a través de Internet: peligroso e ilegal. Disponible en: http://www.ocu.org/medicamentos/venta-de-medicamentos-a-traves-deinternet-peligroso-e-ilegal-s36411.htm 12. Ley 29/2006, de 26 de julio, de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios. Boletín Oficial del Estado número de 178, de jueves 27 de julio de 2006.