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ESTHELA GUTIÉRREZ GARZA
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ÉDGAR GONZÁLEZ GAUDIANO
Si la revisión de algún tema implica un alto riesgo intelectual, por su carácter volátil e inasible, sus numerosas
configuraciones, y sus diversas implicaciones ideológicas,
ése es el del desarrollo. Al examen de este tópico se han
dedicado cientos de artículos y decenas de libros. Si al
concepto se le agrega el adjetivo sustentable o sostenible, el asunto se complica a tal punto. que todo intento por
abordado con profundidad y rigor se toma de inmediato
una empresa con un altísimo grado de dificultad. Frente a
lo anterior, el libro que el lector tiene en sus manos. es el
producto del esfuerzo intelectual realizado por los autores.
con entusiasmo, pulcritud, espíritu ordenador, y no menos
valentía.
La utilidad de los estudios como el que aquí se presenta
es enorme: ayuda a sistematizar y entender lo que aparece
como un caos inexpugnable. De vanas formas, este libro
contribuye a esclarecer el contexto epistemológico, social.
cultural y hasta político de los conceptos que se encierran
bajo el tema del desarrollo. Más allá de la esfera académica,
el aumento de los niveles de riesgo de la sociedad global, la
crisis ecológica y social, el preocupante futuro, y de manera
especial el notable incremento en el número y la fortaleza
de los nuevos movimientos sociales, hacen de los deslindes
conceptuales o teóricos una tarea obligatoria.
En los próximos años, la especie humana se verá cada
vez más amenazada por toda una gama de problemáticas,
inesperadas e incomprensibles, frente a las cuales las respuestas más efectivas provendrán de las ciudadanías, no
de las élites o de los poderes políticos o económicos. Para
ello. será necesario que las sociedades civiles compartan
una mínima plataforma ideológica que les permita visualizar una modernidad alternativa. Situado en esa perspectiva,
esta obra ha de tomarse como una contribución en la clarificación, nada sencilla pero muy necesaria, de los nuevos
paradigmas requeridos.
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ESTHELA GUTIÉRREZ GARZA
ÉDGAR GONZÁLEZ GAUDIANO
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978 607-03-0143-8
XI siglo
veintiuno
editores
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9 78607 301438
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José Antonio González Treviño
RECTOR
DE LAS TEORÍAS DEL DESARROLLO
AL DESARROLLO SUSTENTABLE:
Jesús Áncer Rodríguez
SECRETARIO GENERAL
Rogelio Villarreal Elizondo
CONSTRUCCIÓN DE UN ENFOQUE
MULTIDISCIPLINARIO
por
SECRETARIO DE EXTENSIÓN Y CULTURA
Celso José Garza Acuña
ESTHELA GUTIÉRREZ GARZA
DIRECTOR DE PUBLICACIONES
y
ÉDGAR GONZÁLEZ GAUDIANO
Biblioteca Universitaria Raúl Rangel Frías
Alfonso Reyes 4000 norte, Planta principal
Monterrey, Nuevo León, México, C. P. 64440
Teléfono: (5281) 8329 4111 / Fax: (5281) 8329 4095
Correo-e: publicaciones@seyc.uanl.mx
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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN
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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN
siglo
veintiuno
editores
>XI
AGRADECIMIENTOS
siglo xxi editores, s.a. de c.v.
CERRO DEL AGUA 248, ROMERO DE TERREROS, 04310, MÉXICO. D.F.
siglo xxi editores, s.a.
GUATEMALA 4824. C1425BUP, BUENOS AIRES, ARGENTINA
siglo xxi de españa editores, s.a.
MENÉNDEZ PIDAL 3 BIS, 280 3 8, MADRID. ESPAÑA
HD75.6
G87
2010
Gutiérrez Garza, Esthela
De las teorías del desarrollo al desarrollo
sustentable : construcción de un enfoque mullídisciplinario / por Esthela Gutiérrez Garza y
Edgar González Gaudiano. — México : Siglo
XXI Editores : Universidad Autónoma de
Nuevo León, 2010.
216 p. — (Ambiente y democracia)
ISBN: 978-607-03-0143-8
1. Desarrollo sustentable. 2. Desarrollo sustentable Aspectos ambientales. 3.
Política ambiental. 4. Calidad de vida. I.
González Gaudiano, Edgar, coaut. II. t.
III. Ser.
–
primera edición, 2010
Expresamos nuestra gratitud a las autoridades de la Universidad por
el decidido apoyo a las tareas académicas del Instituto de Investigaciones Sociales, crisol de donde emerge esta obra. Al rector, José
Antonio González, por su comprometido y firme esfuerzo para consolidar nuestro proyecto institucional. A Jesús Áncer Rodríguez, secretario general, por su apoyo decidido y su confianza en el Instituto.
A Ubaldo Ortiz Méndez, secretario académico, por su respaldo a las
políticas académicas para mejorar el desempeño de nuestras funciones. Asimismo, al personal del Instituto y a los miembros que integran
el Seminario Permanente sobre Desarrollo Sustentable, por contribuir a modelar un valioso espacio de intercambio y crecimiento
profesional que ha enriquecido significativamente nuestras tareas.
Nuestro agradecimiento también al Consejo Nacional de Ciencia
y Tecnología, toda vez que este volumen es resultado del proyecto
26111 respaldado por el Fondo sEP-Conacyt, bajo el título "Indicadores para el desarrollo sustentable del estado de Nuevo León".
Finalmente, queremos manifestar nuestro más amplio reconocimiento a Gloria Mancha Torres, por sus laboriosos y dedicados servicios en la integración de los diversos aspectos de esta obra, sin los
cuales la edición no hubiera logrado el alcance aquí presentado.
ESTHELA GUTIÉRREZ GARZA y ÉDGAR GONZÁLEZ GAUDIANO
siglo xxi editores, s. a. de c. v.
en coedición con la
universidad autónoma de nuevo león
isbn: 978-607-03-0143-8
derechos reservados conforme a la ley
impreso en méxico
mújica impresores, s. a. de c. v.
camelia núm. 4
col. el manto, iztapalapa
[7]
PRÓLOGO
Si la revisión de algún tema implica un alto riesgo intelectual, por su
carácter volátil e inasible, sus numerosas configuraciones y sus diversas implicaciones ideológicas, ese es el del desarrollo. Al examen de
este tópico se han dedicado cientos de artículos y decenas de libros.
Si al concepto se le agrega el adjetivo sustentable o sostenible, el
asunto se complica a tal punto, que todo intento por abordarlo con
profundidad y rigor se torna de inmediato una empresa con un altísimo grado de dificultad. Frente a lo anterior, el libro que el lector
tiene en sus manos, es el producto del esfuerzo intelectual realizado
por los autores, con entusiasmo, pulcritud, espíritu ordenador, y no
menos valentía.
Acerca del desarrollo, un término cliché que para muchos encierra
un dogma y para otros una ruta hacia la modernidad, se pueden
decir tantas cosas como autores se deciden a abordarlo. Para autores
críticos como G. Esteva o S. Latouche, para solamente citar a dos de
los más visibles, el término de desarrollo encierra un gigantesco mito
dentro del cual se ocultan fenómenos tales como la industrialización,
la urbanización, la concentración y acumulación de capital, el corporativismo, la destrucción impía de la naturaleza, la sociedad de consumo y la enajenación del individuo.
Por otra parte, el concepto de desarrollo sustentable, que alcanzó
su reconocimiento oficial hacia 1992 en la Cumbre de Río de Janeiro, es hoy, veintisiete años después, un término ampliamente difundido y popular y, por lo mismo, una idea manoseada, mercantilizada,
banalizada y, por lo común, vaciada de todo contenido por quienes
se la han apropiado. Una comprobación rápida de lo anterior es el
inaudito número de entradas (medido en decenas de millones de
respuestas) que se obtienen cuando el término es ofrecido, en castellano, inglés, francés, alemán o italiano, por cualquiera de los principales buscadores de la web.
Dado lo anterior, la utilidad de los estudios como el que se presenta es enorme, porque ayuda a sistematizar y a entender lo que
aparece como un caos inexpugnable. De varias formas, este libro
[9]
1O
PRÓLOGO
contribuye a esclarecer el contexto epistemológico, social, cultural y
hasta político de los conceptos arriba enunciados. Más allá de la esfera académica, el aumento de los niveles de riesgo de la sociedad
global, la crisis ecológica y social, el preocupante futuro y, de manera especial, el notable incremento en el número y la fortaleza de los
nuevos movimientos sociales, hacen de los deslindes conceptuales o
teóricos una tarea obligatoria.
En los próximos años, la especie humana se verá cada vez más
amenazada por toda una gama de problemáticas, inesperadas e incomprensibles, frente a las cuales las respuestas más efectivas provendrán de las ciudadanías, no de las élites o de los poderes políticos o
económicos. Para ello, será necesario que las sociedades civiles compartan una mínima plataforma ideológica que les permita visualizar
una modernidad alternativa. Situado en esa perspectiva, esta obra ha
de tomarse como una contribución en la clarificación, nada sencilla
pero muy necesaria, de los nuevos paradigmas requeridos.
VÍCTOR M. TOE
INTRODUCCIÓN
La aparición del desarrollo sustentable en el campo discursivo de las
teorías del desarrollo ha representado un cambio cualitativo de significado que articula el crecimiento económico, la equidad social y
la conservación ecológica.' Esta reconstrucción del objeto de conocimiento del desarrollo ha sido recurrentemente estudiada a partir
de las críticas de los movimientos ambientalistas a la orientación y
resultados de los proyectos de desarrollo que iban siendo puestos en
marcha, principalmente en cuanto a sus impactos en la integridad
de los ecosistemas y en la pérdida de calidad de vida de la población,
así como desde los esfuerzos de construcción de la teoría económica
realizados desde la academia que buscaban colocar el problema de
la equidad en el centro de las propuestas de los modelos de desarrollo. Sin embargo, esos estudios, necesariamente de tipo parcial, no
reconstruían apropiadamente los procesos de cambio conceptual y
político que fueron moldeando la aparición de esta propuesta.
En este ensayo nos interesa, por lo tanto, recorrer la trayectoria
de construcción teórica de la sustentabilidad desde la propia noción
de desarrollo en una perspectiva histórica y destacando la manera
como fueron articulándose los componentes económicos, sociales y
ambientales que hoy definen, en términos generales y al margen de
las controversias existentes, la noción del desarrollo sustentable. Nos
interesa hacerlo también resaltando el punto de convergencia al que
confluyeron los distintos movimientos ambientalistas e intelectuales,
en particular las configuraciones de sentido que constituyen sus diversos discursos, lo que caracteriza la actual puesta en escena del
debate sobre la sustentabilidad del desarrollo en el marco de la globalización neoliberal.
El desarrollo sustentable también se conoce como sostenible. Aunque algunos
autores (Quiroz y Tréllez, 1992) han establecido distinciones conceptuales entre
ellos, en este trabajo consideramos ambos vocablos como totalmente equivalentes.
Nos hemos pronunciado por sustentable debido a que la legislación mexicana
emplea esta denotación.
12
INTRODUCCIÓN
En nuestra perspectiva, la convergencia de los estudios sobre las
teorías del desarrollo con la construcción del pensamiento y acción
ambientalista han demarcado no sólo un territorio epistemológico
en el que las Ciencias Naturales, las Ciencias Sociales y las Humanidades tienen mucho que aportar, sino también un fecundo campo
de intervención donde es muy difícil distinguir la frontera donde
termina la teoría y empieza la política, ambos elementos necesarios
para la acción.
Sin soslayar las críticas que lo convierten en un sustrato vivo atravesado por la disputa, hoy por hoy, el desarrollo sustentable es también una arena que permite multiplicar los lugares y modos de hacer
política y crear conocimiento, que comprende tanto los circuitos
tradicionales de los partidos y las universidades, como el poliédrico
espacio de la sociedad civil, por lo que el campo político se tdrna
más incluyente, participativo y descentrado.
Como se verá en este trabajo, la propuesta del desarrollo sustentable ha seguido muy distintas trayectorias, no sólo en la perspectiva ya mencionada de las teorías del desarrollo y la aparición de los
movimientos ambientalistas, sino al interior de estos dos grandes
escenarios. Efectivamente, las teorías del desarrollo no pueden
verse en una secuencia lineal, evolucionista, ya que han sido construcciones dinámicas que coexisten y se retroalimentan unas con
otras, moldeando nuevos conceptos que se reconfiguran constantemente junto con lo social en su conjunto. Del mismo modo, los
movimientos ambientalistas dan forma a un abanico muy amplio de
discursos, muchos de ellos incompatibles entre sí, los que incluso
resulta siempre aventurado categorizar o clasificar en taxonomías
para hacer inteligibles sus relaciones. Tal proliferación y diseminación de espacios y de cambios en los formatos de ver el tránsito
hacia la sustentabilidad, ha dado origen a una polifonía donde unos
discursos intentan hegemonizar la esfera social, constituyendo un
esfuerzo intelectual sin precedentes que avanza hacia la construcción de una propuesta holística y multidisciplinaria del campo de
conocimiento del desarrollo sustentable que, al final, da forma a
variados imaginarios sociales.
De ese proceso en constante movimiento es de lo que precisamente queremos dar cuenta con esta contribución, para lo cual hemos
tenido que hacer una selección muy rigurosa de las numerosas aportaciones que se han hecho en este sentido, presentándolas en una
INTRODUCCIÓN
13
discusión organizada que permita reconocer las bases en las que se
asienta cada una de ellas en lo particular y en su relación complementaria o antagónica con las demás.
1. LA EMERGENCIA DE LAS TEORÍAS DEL DESARROLLO
Y SU DELIMITACIÓN HISTÓRICA'
Las teorías del desarrollo, para algunos autores economía del desarrollo (Treillet, 2005; Ros, 2004), aparecieron como una especialidad
de la ciencia económica para dar respuesta a la interrogante sobre
las condiciones de desigualdad económica y social que prevalecen
entre las naciones, especialmente en los países más atrasados o de
renta per cápita más baja. Su escenario histórico estuvo enmarcado
en el periodo inmediato que prosiguió a la segunda guerra mundial. 2
MomentabiélqumerospaíclnizdeAs
y África se independizaron3 e iniciaron sus respectivos movimientos
de liberalización nacional y en el que otros países soberanos de
América Latina reclamaban impulsar el desarrollo autónomo en el
marco de fuertes manifestaciones antiimperialistas. Se trata también
del momento de constitución de un nuevo sujeto político conocido
como tercer mundo 4 (Rist, 2001).
Un conjunto de acontecimientos se desplegó simultáneamente en
el mundo alrededor de la segunda guerra mundial como, por ejemplo, la Gran Depresión de 1929 en Estados Unidos que implicó el
abandono de la economía neoclásica por su incapacidad para dar
Para una descripción más amplia de este proceso, véase Gutiérrez Garza
(2003).
2 Más particularmente, Wolfang Sachs (1996) sostiene que el desarrollo se
afirmó como categoría político económica el 20 de enero de 1949, cuando durante su discurso de toma de posesión como presidente de los Estados Unidos de
América, Harry S. Truman denominó al Hemisferio Sur como integrado por "áreas
subdesarrolladas". Fue en ese momento, señala Gustavo Esteva (1996), que dos mil
millones de personas se convirtieron en subdesarrolladas, disolviéndose la identidad
distintiva que antes poseían.
3
Jordania y Filipinas en 1946; India, Paquistán y Líbano en 1947; Ceilán y
Birmania en 1948; Indonesia en 1949; Turquía, Persia (hoy Irán) y Siria también se
liberaron del dominio extranjero y constituyeron estados nacionales. Estos movimientos de liberación nacional se extendieron a África.
4 Sachs (1996) sostiene que la categoría de tercer mundo fue acuñada por los
franceses a principios de los años cincuenta, para designar el espacio de confrontación de las dos superpotencias.
(1
51
16
EMERGENCIA DE LAS TEORÍAS DEL DESARROLLO
una explicación y respuesta a la crisis y la consecuente emergencia
de un pensamiento renovador impulsado por Keynes. En su "Carta
abierta a Roosevelt", Keynes colocaba en el centro del análisis la
cuestión del desarrollo económico y la intervención del Estado, así
como qué hacer en esa coyuntura crucial. Como lo señala Bustelo,
la aportación metodológica keynesiana (descarte de las tesis neoclásicas del equilibrio general y reencuentro con el análisis de la economía real como lo hicieron los clásicos Smith, Ricardo, Malthus, Marx)
impulsó una afluencia de estudios empíricos y de progresos estadísticos que permitieron a los lectores tomar conciencia de las grandes
disparidades de ingreso per cápita existente entre las naciones. Ello
dio origen a nuevas teorías económicas para tan diversas realidades.
Otro aspecto importante, citado por el mismo autor, se refiere a la
creación de organismos internacionales con el propósito dé atender
los problemas del desarrollo como la Organización de las Naciones
Unidas (antes Liga de las Naciones) en 1945, el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Mundial, instituciones creadas en la conferencia de Bretton Woods en 1944, la Organización de Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 1945 y las
comisiones económicas para diversas regiones: Comisión Económica
para Asia y el Extremo Oriente (cEAEo) en 1947, Comisión Económica para América Latina (Cepal) en 1948 y el Banco Internacional
de Reconstrucción y Desarrollo (BIRD) en 1944, entre otros (Bustelo,
1999).5
Así, desde su inicio, las teorías del desarrollo delimitaron como
campo de conocimiento, el estudio de las transformaciones de las
estructuras económicas de las sociedades, en el mediano y largo plazos, así como de las restricciones específicas que bloquean dichos
cambios estructurales en las sociedades tradicionales, denominadas
también como países subdesarrollados, dependientes, periféricos y
emergentes, entre otras acepciones.
Sin embargo, no debemos olvidar que el pensamiento económico
es una forma de teoría social y que las diferentes teorías están basadas
5 Bustelo (1999) señala que los nuevos especialistas en desarrollo consideraron
poco convincentes las teorías explicativas sobre el atraso económico, registradas en
obras escritas antes de la guerra y que recurrían a aspectos culturales o sociales,
como por ejemplo, "...la ética protestante (M. Weber, 1905), el capitalismo moderno (W. Sombart, 1916), el instinto del trabajo (T. Veblen, 1914) o la estructura de
la acción social (T. Parsons, 1937)", pp. 110.
•
EMERGENCIA DE LAS TEORÍAS DEL DESARROLLO
17
en principios morales particulares, incluyendo concepciones de la
naturaleza humana y sobre el valor del mundo no humano (Barry,
1999). A este respecto, Esteva (1996, p. 55) señala que "el desarrollo
ocupa la posición central de una constelación semántica increíblemente poderosa", que surgió según Naredo (2006, p. 177) de una
mutación del concepto crecimiento, mediante la cual el término
desarrollo "adquirió un virulento poder colonizador, pronto aprovechado por los políticos" (Esteva, 1996, p. 39). Detengámonos un
momento en la transición de los estudios del crecimiento económico
hacia las teorías del desarrollo.
Efectivamente, los economistas clásicos del siglo xvitt y principios
del xix, Adam Smith (1723-1790), David Ricardo (1772-1823) y Thomas Malthus (1766-1834), estuvieron preocupados por explicar el
crecimiento económico. Sostenían que el motor principal de la economía lo constituía la acumulación del capital, entendida ésta como
la reinversión del excedente. La acumulación genera la ampliación
del mercado, impulsa la división social del trabajo, el aumento del
empleo (la oferta de mano de obra) y de los salarios, lo que en su
conjunto permite acrecentar la renta nacional (Dobb, 1975; Torres
Gaytán, 1972). Todo esto en el marco de dos leyes naturales, primera, la fuente del valor es el trabajo y, segunda, los intereses individuales cuando se realizan en libertad en el marco de la competencia del
mercado culminan en un beneficio colectivo. Esta última generó el
principio conocido como la mano invisible en el funcionamiento del
mercado y fue acuñado por Smith en su obra clásica La Riqueza de
las Naciones.
En un nivel más concreto, el análisis rescata la relación que se da
entre el campo y la ciudad en una primera etapa del crecimiento.
Tanto la división social del trabajo como las innovaciones tecnológicas en la agricultura, generan un excedente que se transfiere a
las ciudades para ser empleado en la adquisición de productos de
importación y, posteriormente, a la producción de los mismos, lo
que constituiría la segunda etapa, radicada fundamentalmente en
los procesos de industrialización, en donde el incremento de la productividad laboral desempeña un papel fundamental. Sin embargo,
los economistas clásicos sostienen que el crecimiento económico se
ve obstaculizado por: los rendimientos decrecientes de la tierra y el
aumento de los precios de los alimentos (Smith); la inflexibilidad a la
baja del salario de subsistencia, el aumento de los salarios en la renta
18
EMERGENCIA DE LAS TEORÍAS DEL DESARROLLO
nacional y la caída de los beneficios (Ricardo); el crecimiento de la
población por encima de los recursos alimenticios generando una
miseria masiva que disminuye la oferta de mano de obra (Malthus).
El resultado, en los tres casos, es el mismo: la economía en el largo
plazo llegaría al estado estacionario, el cual, como señala Bustelo
(1999, p. 49), se podría superar mediante: a] la innovación tecnológica en la agricultura y la manufactura, b] la importación de alimentos
aprovechando las ventajas comparativas del comercio internacional,
y c] el menor crecimiento de la población.
En esta perspectiva, para los clásicos el crecimiento económico o
progreso material es concebido como un continuo movimiento que
evoluciona de la etapa ascendente de la economía hacia el estado
estacionario (o techo productivo y demográfico de las naciones),
para retomar de nuevo el círculo virtuoso en un constante proceso
evolutivo. Esteva (1996) recuerda, a este respecto, que la noción de
desarrollo describe en el lenguaje ordinario un proceso mediante el
cual se liberan las potencialidades de un objeto u organismo, hasta
alcanzar el estado más elevado posible. Este fue el uso metafórico
aplicado en biología para explicar el desarrollo o evolución de los
organismos vivos, a través del cual éstos logran realizar su potencial
genético, y que alcanzó reconocimiento científico a partir de las tesis
evolucionistas de Darwin. Esta idea también se aplicó en el campo
social para aludir a procesos graduales de cambio, así como para establecer correlaciones con la historia y explicar todas las posibilidades
del sujeto humano, autor de su propio desarrollo, emancipado del
designio divino.
Por el contrario, para Karl Marx (1818-1883), y posteriormente
para John M. Keynes (1883-1946), la visión gradualista y evolucionista está totalmente cuestionada .° Para el enfoque marxista el valor
descansa en el trabajo, pero a diferencia de los clásicos que sostenían
la existencia del coste natural del salario equivalente al pago del
trabajo, para Marx el salario es el equivalente al pago del valor de
cambio de la fuerza de trabajo siempre menor al valor de uso de la
misma, quedando de manera oculta la relación de explotación que
constituye la base del sistema capitalista.
6 Joseph Schumpeter (1883-1950), entre Marx y Keynes, en su obra Teoría del
desarrollo económico (1911), designa como agentes dinámicos del desarrollo a la in-
novación tecnológica y organizacional, así como al liderazgo empresarial.
EMERGENCIA DE LAS TEORÍAS DEL DESARROLLO
19
De ese modo, la ley general del capitalismo es contradictoria por
el conflicto de clases subyacente y se caracteriza por ser proclive
hacia crisis de dos tipos: de rentabilidad del capital, provocada por
la tendencia decreciente de la tasa de ganancia y por la crisis de sobreproducción (o de realización), generada por la agudización de
las relaciones de explotación y la compresión de los salarios, lo que
disminuye la capacidad de compra en el mercado interno, bloqueando el desarrollo capitalista. Esta situación y su constante agudización
culminarían con la desaparición del capitalismo y el tránsito hacia
un nuevo modo de producción, cuya característica fuese la abolición
de la propiedad privada y las relaciones de explotación (Dobb, 1975;
Denis, 1970). Marx fue un pensador que propugnó por la transformación revolucionaria y propuso que su teoría sirviese como un
instrumento para transitar hacia el socialismo.
Frente al pensamiento radical del marxismo y el ascenso de los movimientos revolucionarios en Europa y Asia (URSS) y ante la crítica de
los economistas clásicos Smith y Ricardo, emerge un nuevo enfoque
conocido como economía neoclásica (Leon Walras (1834 -1910), Vilfredo Pareto (1848-1923), William Stanley Jevons (1835-1882), Eugen
von Bóhm-Bawerk (1851-1914)). La economía neoclásica abandona
las grandes preocupaciones del crecimiento en el largo plazo y el
análisis sobre las condiciones de la producción y creación del valor.
El viraje es radical, pues el universo de análisis es la microeconomía,
las preferencias del individuo y el análisis estático. Lo importante es
lo que ocurre en torno a la circulación y la formación de los precios.
Rechaza la teoría del valor y la preocupación por el crecimiento de la
economía clásica. En su lugar, elabora una visión subjetiva del valor
basada en la Utilidad y la escasez que, en condiciones de competencia,
mediante los mecanismos de la oferta y la demanda, alcanzaría la
fijación de los precios en equilibrio que garantizarían la asignación
óptima de los recursos. La ortodoxia de colocar al mercado en el
centro de la regulación económica y el rechazo a cualquier intervención estatal constituyó una de las principales características de
este paradigma teórico. Este enfoque desvinculado de los procesos
de producción y con una fe ciega en la lógica perfecta del funcionamiento del mercado, fue incapaz de explicar la crisis económica de
la Gran Depresión de 1929 en Estados Unidos (Azoulay, 2002; Arasa
y Andreu, 1996; Barber, 2005), razón fundamental por la cual fue
desplazada del campo de las políticas económicas.
20
EMERGENCIA DE LAS TEORÍAS DEL DESARROLLO
Para el enfoque keynesiano lo importante fue el análisis del capitalismo en el corto plazo, particularmente desarrollado y utilizado
para afrontar la crisis de 1929. Keynes demostró que una excesiva
confianza en el funcionamiento del mercado no permite ni la asignación óptima de los recursos ni tampoco alcanzar el pleno empleo.
Por el contrario, sostenía que uno de los grandes problemas del capitalismo era que los recursos físicos y humanos estaban subutilizados, y demostró la importancia de definir políticas económicas en las
cuales la intervención del Estado jugara un papel preponderante. El
Estado debe de intervenir para aumentar la demanda "efectiva", generar efectos multiplicadores e impulsar la economía a su nivel potencial. Ello constituyó un cuestionamiento radical a los principios
de la economía neoclásica y abrió las puertas a nuevas posibilidades
para el análisis de la economía, partiendo, no de modelos d¿ equilibrio estáticos y totalizadores, sino de las realidades nacionales mediante el análisis de la economía aplicada.
Señala Bustelo (1999, p. 112) que "al romper con la monoeconomía, Keynes abrió la puerta a la existencia de varios análisis
económicos para estudiar realidades diferentes. Los economistas
del desarrollo se ampararon en tal ruptura para defender que las
estructuras tecnológicas, geopolíticas e institucionales de los países
subdesarrollados eran distintas de las existentes en los países ricos
[...] para justificar la creación de un enfoque alejado del paradigma
(neoclásico y keynesiano) utilizado para estudiar la realidad de los
países desarrollados". De esta manera, el crecimiento económico
es una constatación necesaria para comprender las condiciones estructurales, institucionales y sociales que explican un fenómeno más
complejo que es el desarrollo económico.
Como puede verse, el surgimiento de las teorías del desarrollo ha
dado origen a una nueva especialidad del pensamiento económico
fundado, como lo sostiene Azoulay (2002, p. 7), sobre la idea de
reducir los diferentes niveles de desarrollo entre los países ricos y los
países pobres o subdesarrollados. "El enfoque era a la vez teórico
sobre las causas de la riqueza y de la pobreza en las naciones [...],
pero también político y estratégico sobre los medios de una transformación social profunda y permitiendo erradicar el estado del subdesarrollo".
De esta forma, la dimensión de la economía del desarrollo —o
de las teorías del desarrollo— ha sido ampliamente analizada en un
EMERGENCIA DE LAS TEORÍAS DEL DESARROLLO
21
contexto de proliferación de enfoques desde los años cuarenta hasta
principios de los ochenta, entrando en una parálisis total como una
consecuencia directa de la crisis de la deuda externa y la instrumentación de las políticas de austeridad y ajuste estructural en el
entorno económico y político emergente de retorno a las tesis del
liberalismo económico.
En esta línea, la noción de desarrollo y desde el enfoque de la economía neoclásica, se encuentra vinculada discursivamente a la noción
de modernización; noción que se afirma a partir de la nueva configuración geopolítica surgida de la segunda guerra mundial, sobre
todo como un producto exportable al mundo en vías de desarrollo.
El objeto de estudio se convierte en cómo alcanzar un desarrollo equiparable al nivel obtenido por aquellos países que pueden satisfacer
plenamente necesidades y elevar el nivel de vida de la población
mediante la creación de empleos y aumento progresivo de los salarios. El concepto de desarrollo, al actuar como punto nodal en el
discurso político, constituyó el centro de definición de políticas económicas que buscaron imitar el arquetipo del desarrollo industrial
de los países occidentales. Con ello, este término tuvo un empleo tan
extendido que fue vaciando su contenido original convirtiéndose en
un significante flotante en el discurso político convencional.? En su
momento, nadie estuvo en desacuerdo en encauzar esfuerzos hacia
el desarrollo, igual que ahora, que existe poca oposición a la idea de
la sustentabilidad.
De ahí se explica por qué el objeto de estudio de las teorías del
desarrollo se planteó mediante preguntas como las siguientes: ¿cómo
explicar la insuficiencia de capital, el bajo crecimiento y nivel de vida
en ciertos países en relación a las condiciones que prevalecen en los
países más desarrollados? ¿Qué políticas deben de impulsarse para
superar dicha situación y transitar hacia condiciones estructurales
que permitan alcanzar un alto crecimiento y bienestar social semejante al de aquéllos? ¿Cómo superar mediante el desarrollo la pobreza de los países del tercer mundo?
Las preguntas anteriores llevan implícita una concepción en la que
el desarrollo pasa, en primer término, por el crecimiento económico,
7 Un significante flotante es aquél cuyo significado está tan desbordado y extendido, que hace uso de este plus metafórico para respaldar diferentes sentidos
políticos (véase Laclau, 1996 y Ziiek, 1992).
22
EMERGENCIA DE LAS TEORÍAS DEL DESARROLLO
bajo el supuesto de que los avances en la esfera de la economía tendrían filtraciones positivas en la esfera de lo social. Como veremos
más adelante, esto no ha sido necesariamente así. 8
Adicionalmente, cabe señalar que en las formulaciones teóricas
sobre el desarrollo hasta los años setenta, el medio ambiente fue reducido a la condición de materia prima de los procesos productivos;
esto es, como recurso natural, como base material del proceso de
desarrollo, sin que también esta sustantiva función derivara, al menos
al principio, en políticas de uso racional y de conservación pensando
en el largo plazo. 9 Esta reducción del ambiente a un conjunto de
recursos a ser explotados para fines económicos remite:
A una concepción de valor instrumental en la que el ambiente
es útil sólo en la medida en que satisface necesidades humanas, sin
considerar a los otros seres vivos.
A una falsa idea de que no existen límites naturales al crecimiento económico.
A la equivocada percepción de que las contribuciones que la naturaleza hace a la economía humana son un don gratuito (Barry,
1999).
En suma, las teorías del desarrollo implican, por lo mismo, una
tensión entre la teoría y la historia y su evolución conceptual está
estrechamente vinculada con el acontecer político, económico, social, ambiental y cultural de las naciones, como lo podremos observar
a través de la trayectoria histórica de la construcción del paradigma
del desarrollo.
Dentro de los pioneros de las teorías del desarrollo destacan Albert
O. Hirschman (1915), Paul N. Rosenstein-Rodan (1902-1985), Ragnar Nurkse (1907-1959), Arthur Lewis (1915-1990) y Walt Whitman
Rostow (1916-2003), Raúl Prebisch (1901-1986), Hans Walter Singer
(1910-2006), quienes coincidían en que no era posible analizar a las
economías en vías de desarrollo con los mismos paradigmas con los
8 Como podrá verse en este texto, la discusión de las teorías del desarrollo
tuvieron una fuerte expresión en América Latina y el Caribe y, hoy, esta es la región
con mayor desigualdad social en todo el orbe.
9 Recordemos con Barry (1999, p. 134) que "para el punto de vista económico
temprano, el mundo natural era simplemente un conjunto de recursos, y el más
importante de ellos era la tierra" (traducción libre). Aunque el sentido actual de la
tierra como recurso económico, como propiedad intercambiable por dinero, fue
adquirido en la sociedad capitalista preindustrial.
1
EMERGENCIA DE LAS TEORÍAS DEL DESARROLLO
23
que se había estudiado el capitalismo en las economías desarrolladas.
Por el contrario, afirmaban que era necesario elaborar un nuevo
marco teórico e instrumental que permitiera analizar las condiciones
específicas de funcionamiento de los países atrasados, pues en éstos
existía mayor rigidez estructural, debilidades de sus instituciones y
actores sociales cuyas habilidades era preciso desplegar para alcanzar
mejores niveles de productividad.
En forma paralela a este proceso de construcción de las teorías de
desarrollo comenzaban a expresarse un conjunto de preocupaciones
sociales por la destrucción del medio ambiente, tanto a consecuencia
del conflicto bélico, como por los procesos de industrialización que
cobraban dimensiones inéditas. Surgían así los primeros elementos
de lo que después constituiría una teoría política verde que tendría
repercusiones en los más diversos ámbitos, desde los epistemológicos
hasta los estratégicos. En efecto, la aparición de los temas ambientales en la esfera pública dotó de nuevos sentidos tanto a la acción
política como a la concepción de la calidad de vida, convirtiéndose
en un campo de fuerza que ha influido múltiples espacios de lo social.
En este libro, nos limitaremos a analizar cómo se irradió esta influencia en las teorías del desarrollo para explicar de dónde provino y
cómo se construyó la noción de desarrollo sustentable. Se trata de
reconstruir trayectorias que fueron haciéndose convergentes en medio de numerosas contradicciones, constituyendo lo que hoy se
configura como un campo teórico y práctico en disputa.
VISIÓN NEOCLÁSICA
2. LA VISIÓN NEOCLÁSICA: EL DUALISMO Y LAS ETAPAS
DE CRECIMIENTO
Para los teóricos del desarrollo, retomar el enfoque clásico del crecimiento económico, la división social del trabajo, la distribución de la
renta, los procesos de ahorro e inversión, la acumulación del capital,
así como la situación de la agricultura y de la industrialización, constituyeron los elementos para el estudio de los países subdesarrollados.
Para estos pensadores la construcción del concepto de desarrollo
económico supone una transformación estructural de la sociedad; es
decir, significa transitar de una situación socioeconómica caracterizada por el bajo crecimiento y la subsistencia para convertirse en una
sociedad dinámica capitalista impulsada por el sector emprendedor
(Arasa y Andreu, 1996). En esta línea, fueron propuestos dos modelos: el dual y el lineal. Ambos retoman también los principios de la
economía neoclásica del análisis en materia de precios y asignación
de los recursos.
ARTHUR LEWIS Y LA SOCIEDAD DUAL'
En su clásico artículo "Desarrollo económico con oferta ilimitada de
mano de obra"2 , Lewis sostiene que "Los clásicos desde Smith hasta
Marx, defendían o impugnaban el supuesto de que a los niveles de
' Arthur Lewls. Economista británico, nacido en las Antillas. Obtuvo el Premio
Nobel de Economía en 1979 (junto con Theodore W. Schultz) por su investigación
pionera en el desarrollo económico con atención particular a los problemas de
los países en desarrollo. Obtuvo su doctorado en la London School of Economice. Fue
profesor en las Universidades de Londres, Manchester, West India y Princeton.
Fue asesor de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Asia y Lejano
Oriente y Presidente del Banco de Desarrollo del Caribe. Entre sus obras destacan:
Principios de planificación económica (1949), Teoría del desarrollo económico (1955),
Desarrollo económico con oferta ilimitada de mano de obra (1960) y The Dual Economy
Revisited (1979).
2 Publicado en el Trimestre Económico en 1960 (véase Lewis, 1960).
[241
25
subsistencia se disponía de una oferta de mano de obra ilimitada"
(p. 629). Lewis centra su preocupación en el análisis de una economía cerrada en la cual subsisten dos sectores. El de subsistencia, referido fundamentalmente a la agricultura, y el sector capitalista, atinente a la industrialización y a las actividades urbanas. La economía
dual de Arthur Lewis plantea la coexistencia de estos dos sectores.
Ambos funcionan con reglas y objetivos diferentes. El objeto de estudio de esta aproximación teórica es el proceso de transformación
estructural que hace evolucionar la economía y la sociedad de subsistencia hacia el sector capitalista. El desarrollo se convierte en el
proceso de eliminación de la dualidad debido a la expansión de uno
de los sectores: la economía capitalista o el polo moderno de la sociedad (Lewis, 1960).
En palabras de Azoulay (2002, pp. 85-86), "El modelo de Lewis
constituye una de las aportaciones más conocidas de los años cincuenta. Parte del principio de la economía clásica de la acumulación,
en la cual la ganancia es el origen de la inversión y del crecimiento.
Sólo la ganancia es susceptible de crear ahorro. Los salarios no son
capaces de hacerlo. Las clases medias pueden ahorrar pero no tienen
impacto sobre la inversión. Únicamente la clase de capitalistas industriales y agrícolas es apta para invertir de manera productiva, lo que
no ocurre con las clases dominantes de las sociedades tradicionales.
En consecuencia, el desarrollo no puede producirse más que como
resultado de una distribución de los ingresos muy favorable a la clase de empresarios capitalistas".
Efectivamente, Lewis sostiene que en aquellos países donde la
población es muy amplia en relación al capital y los recursos naturales, se puede partir del supuesto de que la oferta de mano de obra
es ilimitada y en consecuencia la productividad marginal de la misma
es ínfima, cero, o incluso negativa. Esta abundancia proviene de los
agricultores, los trabajadores eventuales, el trabajo doméstico, el comercio al menudeo, las mujeres en el hogar y el mismo ritmo de
crecimiento de la población. Así, una economía sobrepoblada permite la expansión de nuevas industrias y nuevas oportunidades de
empleo. Si en la sociedad de subsistencia o tradicional la productividad marginal es cero, los trabajadores ganan lo que pueden, a diferencia del sector capitalista donde el nivel del salario se equipara a
la productividad marginal "existiendo habitualmente un margen de
30%, o más, entre los salarios capitalistas y los rendimientos en el
26
VISIÓN NEOCLÁSICA
sector de subsistencia" (Lewis, 1960, p. 638). Esta diferencia explica
la movilidad del campo hacia las ciudades y la migración de los campesinos o trabajadores agrícolas. De esta manera, la sociedad dual
funciona hasta que la sociedad de subsistencia desaparece, ya sea por
la innovación propia en el sector de la agricultura y la respectiva
elevación de la productividad marginal o por la migración hacia las
ciudades generada por la acumulación y el nivel de salarios que ahí
se ofrece, desapareciendo el excedente de mano de obra.
Lewis explica de la siguiente manera el proceso de desarrollo
económico: "La clave del proceso es el uso que se hace de la plusvalía capitalista. En la medida en que se reinvierte, creándose nuevo
capital, el sector capitalista se expande absorbiendo mayor cantidad
de personas procedentes del sector de subsistencia, en el sector de
empleo capitalista. La plusvalía se hace entonces más amplia y la
formación de capital, también; este proceso continúa hasta que desaparezca el excedente de mano de obra" (1960, p. 640); es decir,
hasta que la economía de subsistencia sea reabsorbida por la economía capitalista.
Para fundamentar lo anterior Lewis sostiene que el problema de
fondo consiste en explicar cómo una colectividad acostumbrada a
ahorrar 4 o 5% del ingreso nacional transita hacia una economía
capitalista en la que el ahorro voluntario sea de un 15% del ingreso
nacional o más "porque el hecho central del desarrollo económico
es la rápida acumulación del capital (incluyendo en él los conocimientos tecnológicos y la calificación del trabajador). Argumenta que
el proceso virtuoso se desencadena gracias a la existencia de mano
de obra ilimitada que genera la formación de bajos salarios y que en
la relación de intercambio entre la sociedad de subsistencia y la capitalista existen trasferencias del primer al segundo sector que aumentan la plusvalía, la reinversión de la misma en forma de acumulación y crecimiento de los ingresos.
En otras palabras, el modelo funciona —y así lo sostiene Lewissiempre y cuando no desaparezca el excedente de mano de obra en
una economía cerrada; tan pronto esto ocurra, el excedente de mano
de obra ilimitada tendrá que buscarse en otros países donde los salarios estén vinculados al nivel de subsistencia, "mediante dos procedimientos: o bien estimulando la inmigración, o bien exportando su
capital a países donde todavía existe abundante mano de obra al
nivel de subsistencia" (1960, p. 662).
VISIÓN NEOCLÁSICA
27
Consecuentemente, el desarrollo dentro de una economía dualista pasa por la reducción progresiva del sector tradicional y el refuerzo del sector moderno que progresivamente absorberá los excedentes
de mano de obra del sector de subsistencia; es un modelo propuesto
con características universales pues en un primer momento el modelo funciona para una economía cerrada, pero cuando la mano de
obra ilimitada se agota, ese país rodeado por otros puede recurrir a
la mano de obra excedente que poseen y así sucesivamente.
Las críticas a Lewis
Estas críticas (Azoulay, 2002; Arasa y Andreu, 1996) sostienen que su
modelo no puede funcionar:
• Si el crecimiento de la población y de la mano de obra crece
menos que la acumulación en el sector capitalista;
• Si la tasa de inversión es débil provocada (de manera recurrente)
por el desplazamiento del ahorro hacia el consumo suntuario;
• Si hubiera una baja demanda de los productos derivada de la
estrechez del mercado interno o por un intercambio desigual
entre el sector de subsistencia y el capitalista;
Si el crecimiento de los precios implicara un aumento del salario en el sector capitalista, y este hecho repercutiera negativamente en las ganancias afectando la inversión e impactando
negativamente el desarrollo en dicho sector.
En suma, el trabajo de Lewis formó parte muy importante de la
teoría de la sociedad dual que fue descrita y caracterizada con términos como sector tradicional y sector moderno, sociedades de subsistencia y capitalistas, sociedad feudal y sociedad capitalista, sector arcaico y sector industrial; binomios que buscaban poner en relevancia
las características de los modelos del dualismo económico y social.
Esta corriente de pensamiento dio origen a un sinnúmero de interpretaciones sobre la naturaleza de la sociedad dual en América Latina que enriquecieron el análisis histórico del subcontinente. 3 Sin
3 En América Latina sobresalieron los trabajos de Gino Germani (1962); Stavenhagen (1969); Redfield (1940); Lambert (1953); Hirschman (1958) y Hoselitz
(1960).
28
VISIÓN NEOCLÁSICA
embargo —y como lo veremos posteriormente—, otras escuelas de
pensamiento cuestionaron de manera radical las posibilidades de que
la sociedad de subsistencia o atrasada tenga la posibilidad, dentro de
un proceso evolutivo, de transformarse en sociedad capitalista. Por
el contrario, la relación de ambos sectores o sociedades en muchos
casos ha conducido a un proceso inverso; es decir, al crecimiento del
sector tradicional y al deterioro de las condiciones de acumulación
y bienestar social.
WHITMAN ROSTOW Y LAS ETAPAS DEL DESARROLLO 4
La economía lineal de Rostow, ampliamente presentada en áu libro
Las etapas del crecimiento económico: un manifiesto no comunista (1960),
da testimonio evidente de la visión evolucionista que la teoría neoclásica proponía a los países subdesarrollados con el fin de alcanzar los
niveles de crecimiento y bienestar de los países más desarrollados.
Dentro de esta visión destaca: propiciar la concentración del ingreso
en las clases altas partiendo del supuesto de que así aumentaría la
inversión, la acumulación y la creación de empleo, generando un
círculo virtuoso de crecimiento económico y el avance del capitalismo. Consecuentemente —para el autor—, el atraso de la sociedad
tradicional constituye un retraso transitorio, inevitable dentro del
proceso histórico de las sociedades que integran el tercer mundo.
Rostow sostiene que "las etapas de crecimiento se han ideado con el
fin de abordar una serie considerable de problemas. ¿Qué impulsos
influyeron en las sociedades agrícolas tradicionales para iniciar el
4 Walt Whitman Rostow. Historiador de la economía y creador de la Teoría de
las Etapas de Crecimiento y del Desarrollo Económico por Etapas. Según esta teoría,
la transición del subdesarrollo al desarrollo puede describirse a través de una serie
de escalones o etapas que todos los países deben atravesar. Obtuvo su doctorado en
Yale en 1940. Fue profesor en Columbia University, Oxford University, Cambridge, mrr
y en la Universidad de Texas, en Austin. Fue asesor del presidente Kennedy y en la
administración del presidente Johnson ocupó diversos puestos en áreas de seguridad
nacional y del Departamento de Estado. Fue representante de Estados Unidos en
el Comité Inter-Americano de la Alianza para el Progreso con rango de embajador.
Entre sus obras destacan: Las etapas del crecimiento económico: un manifiesto no comunista (1960), El proceso del crecimiento económico (1952) y Políticas y etapas de crecimiento
(1971).
VISIÓN NEOCLÁSICA
29
proceso dé modernización? ¿Cómo y cuándo se transformó el crecimiento normal en una característica innata de cada sociedad? ¿Qué
fuerzas dieron impulso al proceso de crecimiento sostenido y determinaron sus límites? ¿En qué sentido se pone de manifiesto, etapa
por etapa, el carácter único de cada sociedad?" (1960, p. 14), entre
otras interrogantes.
Según Rostow existen cinco etapas comunes en los países con
menos desarrollo:
• La sociedad tradicional;
• El establecimiento a las condiciones previas al impulso inicial;
• El despegue (cuando la tasa de inversión supere la tasa de población);
• El camino a la madurez;
• La etapa del consumo de masas.
La sociedad tradicional se caracteriza por estar organizada fundamentalmente en torno a la agricultura y, si bien pueden existir
algunas actividades industriales y comerciales, la baja producción per
cápita se explica por el hecho de que "no eran asequibles las posibilidades científicas y técnicas modernas o que no se podían aplicar
en forma regular y sistemática" (p. 16). El periodo de despegue es el
tiempo en el que se inicia la transición y se consiguen superar los obstáculos al desarrollo de una economía tradicional "de manera que se
puedan explotar los frutos de la ciencia moderna, defenderse de los
rendimientos decrecientes y gozar de los beneficios y opciones debidos al progreso a ritmo de interés compuesto" (p. 18). Para continuar
con las etapas y la tendencia evolucionista, una de las condiciones
más importantes es que la tasa de inversión sea superior a la tasa de
crecimiento de la población. Rostow pensaba que esta tasa debería
de estar, al menos, en un 10% por encima de la tasa de crecimiento
demográfico. "Hemos llegado a la gran línea divisoria en la vida de
las sociedades modernas: la tercera etapa, o sea, el despegue [...] El
crecimiento llega a ser su condición normal. El interés compuesto se
transforma, por decirlo así, en parte integrante de sus hábitos y de
su estructura internacional" (p. 20). Si la tasa interna de inversión
no fuera suficiente, es recomendable invitar a participar al capital
extranjero para propiciar una transferencia masiva de capitales y
lograr las metas del desarrollo.
VISIÓN NEOCLÁSICA
30
Una vez que se inicia el despegue, pasarán alrededor de treinta
años para que una inversión sea sostenida, considerando que "de un
10 a un 20% del ingreso nacional se invierta continuamente, lo que
permite que la producción sobrepase, por lo común, el aumento de
la población" (p. 21). Ello favorecerá la transformación de las estructuras económicas políticas y sociales de la sociedad tradicional y su
transición hacia la sociedad moderna. Durante el camino hacia la
madurez se requerirán unos sesenta años después del despegue, para
que la nación pueda obtener el dominio de la tecnología más avanzada y defina el campo de especialización productiva que más le
convenga en el marco de la división internacional del trabajo en el
que piense competir. La última etapa corresponde al momento del
alto consumo de masas "en la cual, a su debido tiempo, los sectores
principales se mueven hacia los bienes y servicios duraderos de consumo". En esta etapa de la posmadurez, por ejemplo, las sociedades
occidentales, a través del proceso político, han optado por asignar
grandes recursos para el bienestar y la seguridad sociales. El surgimiento del Estado benefactor constituye la manifestación de una
sociedad que se desplaza más allá de la madurez técnica; pero es
también en esta etapa cuando los recursos tienden, cada vez más, a
ser dirigidos hacia la producción de bienes duraderos de consumo y
a la difusión de servicios a gran escala, siempre que predomine la
soberanía de los consumidores (Rostow, 1960, p. 23).
Las críticas a Rostow
VISIÓN NEOCLÁSICA
31
No obstante, cabe señalar que la premisa principal de Rostow en
el sentido de que el subdesarrollo es una etapa previa del desarrollo,
continúa siendo, para muchos autores, y principalmente para los
organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional,
el Banco Mundial y el Banco Interamericano del Desarrollo, la postura que ha hegemonizado la definición de las políticas económicas
para el desarrollo. A esta concepción ideológica, se ha asociado la
creencia de que para superar esta etapa previa hay que reproducir
los mismos esquemas que han llevado a los países desarrollados a ser
tales. Diamond (2007, p. 307) cuestiona esa concepción lineal y evolucionista de lo social al señalar que:
Todo intento [...] de definir las fases de cualquier continuum evolutivo o de
desarrollo [...] está doblemente condenado a la imperfección. En primer
lugar, dado que cada fase surge de una fase anterior, las líneas de demarcación son inevitablemente arbitrarias [...] En segundo lugar, las secuencias
del desarrollo no son invariables por lo que los ejemplos catalogados bajo la
misma fase son inevitablemente heterogéneos.
Naredo (2006, p. 181), por su parte, sostiene que el libro de Rostow (1960), Las etapas de crecimiento: un manifiesto no comunista, constituye el mejor ejemplo del uso metafórico biologista antes señalado
para explicar un desplazamiento ideológico. La propuesta de las
etapas mediante las cuales se establecía, de hecho, una tipología de
los países, hacía creer que obrando de la manera sugerida podría
superarse el atraso e incluso alcanzar a los países desarrollados.
Destacan tres críticas centrales a las tesis de Rostow (Azoulay, 2002):
• No existen criterios suficientemente diferenciados para transitar
entre una etapa y la otra. Las características son prácticamente
las mismas. Sólo la propuesta de la tasa de inversión para el
periodo de despegue es el criterio distintivo;
▪ La tesis del crecimiento constante en el periodo de despegue
no se mantiene en muchos países;
• Para alcanzar el supuesto progreso, los países subdesarrollados
deben seguir la misma vía que los países desarrollados, recurrir
masivamente al capital extranjero, disminuir la desigualdad social para favorecer el ahorro e impulsar la creación de una élite
social.
Los efectos de este mensaje fueron ideológicamente devastadores, al eclipsar
los posibles proyectos de vida y sociedad diferentes que podían albergar
países como la India de Gandhi, entre los países 'no alineados', o como la
China de Mao o la nueva Rusia soviética, entre los países 'socialistas', [quienes años después] tras ser vencidos en la arena del desarrollo... acabaron
adoptando de modo acrítico los puntos de vista a los que en principio parecían oponerse. Como consecuencia de ello, la mitología del desarrollo ganó
en aceptación unitaria y generalizada, cobrando más fuerza que nunca.
Ello ocurrió sobre todo en la época del surgimiento de las teorías
del desarrollo en la posguerra, cuando las políticas estadunidenses
de reconstrucción tanto para Europa con el Plan Marshall como para
32
VISIÓN NEOCLÁSICA
Japón con el Plan MacArthur, demostraron el impacto positivo que
tienen las trasferencias internacionales en las condiciones de fomento al desarrollo (y no especulativas) en las que se realizaron.
Sin embargo, a este enfoque neoclásico, dualista y lineal, que desde los países avanzados se realizaba en torno a los países más atrasados,
se erigió un pensamiento propio con una fuerza teórica incuestionable pues presentaba la característica de construirla desde la historia y
el análisis concreto de los países menos desarrollados, pero en la
perspectiva del análisis de las interrelaciones que se establecían con
los países más desarrollados. Nos referimos al surgimiento renovador
de la teoría económica estructuralista en América Latina.
3. EL ENFOQUE LATINOAMERICANO Y LA ECONOMÍA
ESTRUCTURALISTA
La historia de América Latina registra desde los años treinta procesos
emergentes de movilización popular, de reconocimiento de sí misma,
de la clase obrera y de los sectores medios como sujetos económicos
y actores políticos, así como de su participación social en la construcción de un proyecto autónomo de desarrollo nacional. Fue una época
caracterizada por el surgimiento del "Estado populista" con la figura
de Cárdenas en México, Perón en Argentina y Vargas en Brasil. En
este fructífero contexto de reconocimiento de la realidad nacional
y latinoamericana, la reflexión sobre la situación económica y social
y sus potencialidades de transformación que sembraban las teorías
de la economía del desarrollo, encuentra un terreno fértil para el
despliegue de un pensamiento propio y original que interpretaba no
solamente al subcontinente latinoamericano, sino al conjunto de países semejantes que integraban al tercer mundo. El lugar propicio lo
constituyó la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y los
constructores teóricos más relevantes fueron Raúl Prebisch, Aníbal
Pinto, Juan E Noyola, Celso Furtado y Aldo Ferrer, entre otros.
LA TEORÍA DE LA CEPAL DE RAÚL PREBISCH Y EL PARADIGMA
KEYNESIANO'
La teoría de la Cepal surge frente a la preocupación intelectual y
política de encontrar un rumbo al desarrollo económico y social de
Raúl Prebisch. Economista argentino, estudió en la Universidad de Buenos
Aires. Se le considera el fundador y principal exponente de la escuela económica
llamada "estructuralismo latinoamericano". Desarrolló las tesis de la Teoría de la
Dependencia. Fue profesor en la Universidad de Buenos Aires. presidente del Banco Central de Argentina, Secretario General de la Comisión Económica de las
Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (Cepal) y posteriormente de la
Comisión de las Naciones Unidas para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre
[33]
1.11111n
ENFOQUE LATINOAMERICANO
34
América Latina y de configurar alternativas teóricas y políticas a las
propuestas hegemonizantes de la economía neoclásica de Rostow y
Lewis.
Fue Raúl Prebisch quien inauguró la vida de dicha Comisión
en su primera sesión celebrada en La Habana en mayo de 1948,
con su trascendente trabajo titulado: "El desarrollo económico de
la América Latina y algunos de sus principales problemas" (1982).
Este manifiesto teórico-político —como bien lo calificó Celso Furtado
(1985)— sentó las bases de un nuevo paradigma teórico en la ciencia
económica: la teoría económica estructuralista. Esta teoría no sólo
tuvo una gran capacidad de convocatoria entre los científicos sociales
latinoamericanos, sino que ganó adeptos en los más variados círculos
académicos internacionales (Fishlow, 1987; Hirshman, 1980).
La teoría económica estructuralista, también conocida como el
pensamiento Cepalino, fue profundizado y desarrollado por el grupo
de pioneros antes mencionado: Pinto (1956) para el caso de Chile,
Furtado (1959) para el caso de Brasil, Noyola (1957) para México y
Chile, Ferrer (1979) para Argentina y también Sunkel y Paz (1970),
quienes contribuyeron a construir la visión latinoamericanista del
desarrollo. El pensamiento Cepalino fue construido sobre tres ejes
teóricos principales:2
• Teoría de la economía internacional;
• Teoría del modelo de sustitución de importaciones;
• Teoría del Estado como "idea-fuerza" del desarrollo.
La teoría de la economía internacional: centro-periferia
Sin duda alguna, la aportación teórica más importante de la escuela
Cepalina fue la introducción de la noción de condición periférica en
el análisis económico. Raúl Prebisch, en el artículo citado, analiza el
comportamiento histórico de las relaciones comerciales de América
Latina con Inglaterra y Estados Unidos y llega a la conclusión de que
Comercio y Desarrollo (uNcTAD). Entre sus obras destacan: El desarmllo económico de
la América Latina y algunos de sus principales problemas (1948), Hacia una dinámica del
desarrollo latinoamericano (1963) y Capitalismo periférico, crisis y transformación (1981).
2 Otra visión que abarca desde 1948 hasta 1998 se encuentra en Bielschowsky
(1998).
ENFOQUE LATINOAMERICANO
35
el fruto del progreso técnico no se distribuye equitativamente entre
las naciones del mundo, como era sostenido tradicionalmente por los
postulados de la teoría del comercio internacional de aquellos años.
De acuerdo con esta teoría, todo aumento en la productividad
implica el descenso de los precios de las mercancías. Como las relaciones comerciales se realizan entre países con diferentes niveles de
productividad, aquellos cuyos niveles fueran más bajos se verían favorecidos por el descenso de los precios de los países que hubieran
logrado mayores crecimientos de ella. Lo que demostró Prebisch con
su estudio, es que lo que realmente ha sucedido en la historia comercial de América Latina es justamente el proceso inverso. En los países
donde el aumento de la productividad ha sido mayor, como Estados
Unidos e Inglaterra, los precios (reales) han aumentado y en aquellos
países donde el aumento de la productividad ha sido menor, los
precios han decrecido. Su incuestionable verdad la presentó diciendo
que en los años treinta, en América Latina sólo podía comprarse 63%
de mercancía final de la industria que se compraba en el decenio de
1860, con la misma cantidad de productos primarios. En otras palabras, se necesitaban mucho más productos primarios para comprar
la misma cantidad de artículos industrializados. "La relación de precios se ha movido, pues, en forma adversa a la periferia; contrariamente a lo que hubiera sucedido, si los precios hubieran declinado
conforme al descenso de costo provocado por el aumento de la productividad" (Prebisch, 1948, pp. 107-108).
Ése fue el argumento definitivo para la construcción de una teoría
de la economía internacional diferenciada en dos polos: el centro y
la periferia y ligadas en una relación macroeconómica fundamental:
el deterioro de los términos de intercambio para América Latina. De
acuerdo con Prebisch, ésta es "la dinámica del desarrollo orgánico
de la economía del mundo" (Prebisch, 1948, p. 157).
En consecuencia, la condición periférica es el resultado de un rezago
estructural del aparato productivo que hace posible que los beneficios
y los salarios se contraigan con una tendencia por debajo del ritmo de
crecimiento de su propia productividad bajo la presión estructural que
impone la condición céntrica en la relación del intercambio comercial.
Este movimiento orgánico tiene las siguientes fases:
a] La primera fase se inicia en la periferia, originada por el exceso
de población y la incapacidad de absorción de mano de obra
▪
36
ENFOQUE LATINOAMERICANO
por el progreso técnico; situación que tiene un impacto negativo
en la formación de los salarios y, en consecuencia, en los precios. "Hay así, en general, una relativa abundancia de potencial
humano en las actividades primarias, que tiende a presionar
continuamente sobre los salarios y los precios de los productos
primarios e impide así a la periferia compartir con los centros
industriales el fruto del progreso técnico logrado por éstos. Más
aún, impide a aquélla retener una parte del fruto de su propio
progreso técnico" (Prebisch, 1948, p. 205). Es decir, la periferia
"se ha visto precisada a cederles [a los países del centro] parte
del fruto de su propio progreso, bajo la presión pertinaz del
sobrante real o virtual de la población activa" (Prebisch, 1948,
p. 208).
b] La segunda fase, aún en la periferia, se realiza en el seno de las
relaciones institucionales: "La desorganización característica de
las masas obreras en la producción primaria, especialmente en
la agricultura de los países de la periferia, les impide conseguir
aumentos de salarios comparables a los vigentes en los países
industriales o mantenerlos con amplitud semejante. La comprensión de los ingresos —sean beneficios o salarios— es pues
menos difícil en la periferia" (Prebisch, 1948, p. 113). Es sobre
esta condición estructural, que presiona a la baja los salarios de
la periferia donde se verifica el vínculo con la otra condición
estructural, la condición del centro, que presiona hacia arriba
la formación de los mismos.
cl Entramos aquí a la tercera fase, ubicada en el centro; al momento propio de la articulación que encierra en sí mismo un movimiento. Es decir, el instrumento que propaga estas condiciones
estructurales es el comportamiento del ciclo económico. En
palabras de Prebisch:
La razón es muy sencilla. Durante la creciente, una parte de los
beneficios se ha ido transformando en aumento de salarios, por
la competencia de unos empresarios con otros y con la presión
sobre todos ellos de las organizaciones obreras. Cuando, en la
menguante, el beneficio tiende a comprimirse, aquella parte
que se ha transformado en dichos aumentos ha perdido en el
centro su fluidez, en virtud de la conocida resistencia a la baja
de los salarios. La presión se desplaza entonces hacia la periferia
ENFOQUE LATINOAMERICANO
37
con mayor fuerza que la naturalmente ejercible de no ser rígidos
los salarios y los beneficios del centro, en virtud de las limitaciones de la competencia. Cuanto menos pueden comprimirse así
los ingresos en el centro tanto más tendrán que hacerlo en la
periferia (Prebisch, 1948, p. 113).
Y concluye con lo siguiente:
La mayor capacidad de las masas en los centros cíclicos, para
conseguir aumentos de salarios en la creciente y defender su
nivel en la menguante, y la aptitud de estos centros por el papel
que desempeñan en el proceso productivo, para desplazar la
presión cíclica hacia la periferia, obligando a comprimir sus
ingresos más intensamente que en los centros, explican por qué
los ingresos en éstos tienden persistentemente a subir con más
fuerza que en los países de la periferia, según se patentiza en la
experiencia de la América Latina (Prebisch, 1948, p. 114).
Aquí sintetizó Prebisch la esencia de su tesis: los mecanismos de
formación de los ingresos medios (beneficios y salarios) determinados fundamentalmente por el nivel de la productividad y el poder de
las instituciones sindicales en los países del centro, constituyen la
determinante estructural del deterioro de los términos de intercambio en Latinoamérica. ¿Cuál es, entonces, la solución al desarrollo
de América Latina?
La industrialización sustitutiva de importaciones
La única forma de capturar el fruto del progreso técnico es poniendo en marcha mecanismos que contrarresten los términos del intercambio. Es decir, es necesario absorber el sobrante de población
activa mediante la extensión de nuevas tierras al cultivo, la aplicación
extensiva de nuevas tecnologías en el campo y, fundamentalmente,
impulsar el desarrollo de la industrialización y demás actividades que
la acompañan. Esto "y una adecuada legislación social que vaya elevando el nivel del salario real [podría] corregir el desequilibrio de
ingresos entre los centros y la periferia" (Prebisch, 1948, p. 105).
Es importante poner atención a esta propuesta teórica global de
Prebisch. Aquí quedaba esbozado, desde 1948, el relevante papel que
38
ENFOQUE LATINOAMERICANO
pueden jugar las instituciones, en este caso, sindicatos, organizaciones empresariales, representación gubernamental y las cámaras legislativas, en el proceso de desarrollo del sistema productivo y "sus estilos de desarrollo". Sin embargo, este espacio de vinculación entre
las formas institucionales y el proceso de acumulación jamás fue
desarrollado por la Cepal —ni por la Teoría de la Dependencia— como
lo explicaremos cuando analicemos la Teoría de los Estilos de Desarrollo. Acumulación y formas políticas siguieron caminos paralelos
en el pensamiento Cepalino que nunca se encontraron. Esta ausencia
de reflexión teórica constituye uno de los grandes vacíos del pensamiento de la Cepal, necesario de subsanar para producir un nivel
teórico del conocimiento que articule la economía con las formas
institucionales que la regulan en un enfoque holístico de lo, económico, político y social.
Retomando la exposición de las ideas que veníamos presentando,
lo que la Cepal proponía era sustituir el modelo de crecimiento hacia
fuera, basado en la economía agroexportadora y centrado en la producción de materias primas destinadas a la exportación, que desde
la época de la Colonia hasta los años treinta había caracterizado el
desarrollo de América Latina, por otro modelo articulado fundamentalmente por un crecimiento hacia adentro, teniendo como fuerza
central la industrialización basada en la sustitución de importaciones
y estimulada por una política proteccionista que favorecería la constitución del mercado interno. En palabras del propio Raúl Prebisch,
con esta visión del desarrollo se lograrían los siguientes efectos:
a] Tal política ayudaría a corregir la tendencia hacia una restricción externa del desarrollo, derivada de la baja elasticidad-ingreso de la demanda de importaciones de productos primarios
por parte de los centros, mientras que habría una alta elasticidad-ingreso de la demanda de manufacturas provenientes de los
centros por parte de la periferia.
b] La sustitución de importaciones mediante la protección contrarrestaría la tendencia hacia el deterioro de las condiciones de
intercambio, al evitar la asignación de recursos productivos
adicionales a las actividades de exportación de bienes primarios
y desviarlos hacia la producción industrial [...]
c] Aparte de su papel en la penetración global del progreso
tecnológico y sus efectos sobre el empleo, la industrialización
ENFOQUE LATINOAMERICANO
39
promovería algunos cambios en la estructura de la producción
que responden a la elevada elasticidad de la demanda de manufacturas.
Por lo tanto, la industrialización y el aumento de la productividad
en la producción primaria son fenómenos complementarios. Cuanto
más intenso sea este último, mayor será la necesidad de la industrialización (Prebisch, 1982, p. 16).
Como es ampliamente conocido, el enfoque de la Cepal al tratamiento de la industrialización fue de carácter economicista con énfasis en los problemas cuantitativos. Así, la Cepal elaboró una estrategia de industrialización sustitutiva de importaciones articulada en
torno a tres postulados teóricos:
• El equilibrio de la balanza de pagos como objetivo macroeconómico;
• El reconocimiento de que el Sector I de la economía latinoamericana, productor de bienes de capital, era producido y manufacturado por los países del centro, y en particular por Estados
Unidos;
• La formación del capital como resultado del ahorro interno.
Las ideas centrales eran presentadas de la siguiente manera: el
modelo de industrialización basado en la sustitución de importaciones es el vehículo de superación de la condición periférica. Sin embargo, se trata de una estrategia de largo plazo. En el corto plazo, las
economías latinoamericanas tenderán al desequilibrio de la balanza
de pagos por dos vías fundamentales: por el deterioro de los términos
del intercambio de los productos primarios ya mencionado, y por el
peso originado por la inversión extraordinaria en bienes de equipo
y capital importado que las economías periféricas necesitarán para
sostener el crecimiento de la industrialización. Frente a esto, la Cepal
diseñó tres estrategias:
• Asignarle al sector agrícola la función de proveedor de las divisas necesarias para financiar las importaciones para el desarrollo
industrial, en particular la maquinaria y los insumos;
• Encontrar una solución institucional al problema del deterioro
mediante un "acuerdo general" de precios preferenciales de
ri
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ENFOQUE LATINOAMERICANO
ENFOQUE LATINOAMERICANO
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materias primas en el ámbito internacional que sería regulado
por la UNCTD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el
Comercio y el Desarrollo), iniciativa que no prosperó;
Impulsar la exportación de manufacturas, una vez agotadas casi
por completo las posibilidades de sustitución de importaciones
para el mercado interno de bienes de consumo duraderos (finales de los años cincuenta), con el fin de que la industrialización
latinoamericana transitara hacia una segunda etapa, orientada
a manufacturar productos más complejos: bienes intermedios,
de capital y de consumo durables que requerían mercados más
amplios. Para ello, la Cepal propuso la formación de un Mercado Común Latinoamericano y la exportación de manufacturas
con los países del centro (Prebisch, 1981, p. 19).
Latinoamérica fue siempre considerada como un obstáculo
importante en la formación de capital por la Cepal. Prebisch
sostenía: "El consumo imitativo de los estratos superiores ha
actuado en desmedro de la acumulación de capital y, en consecuencia, ha limitado la absorción productiva de fuerza de trabajo, que en buena medida ha quedado rezagada en el fondo de
la estructura social. Allí están el desempleo y el subempleo para
poner en evidencia estos hechos" (Prebisch, 1981, p. 32). Posteriormente, esto se agravaría en la década de los sesenta con
el "efecto de demostración" para referirse a la imitación de
patrones de consumo que adoptaron los grupos de bajos ingresos al entrar en contacto con los grupos de ingresos altos al
interior de las economías latinoamericanas. 3
Con relación al planteamiento de la formación del capital, cuestión clave en la política del desarrollo, la Cepal partió de la concepción de que la inversión dependía del ahorro interno. A partir de
aquí se desprendieron dos políticas que serían centrales en su modelo
de desarrollo:
En suma, como lo sostiene Rodríguez (1980): "Para impedir el
consiguiente desequilibrio externo se hace necesario limitar la importación de algunos bienes, pasando a producirlos internamente, y
evitar la importación de ciertos bienes prescindibles, a fin de atender
la ingente demanda de importaciones industriales originada por el
crecimiento del ingreso y por la producción interna de bienes que
antes se importaban. En breve: la industrialización en la periferia
deberá realizarse necesariamente por la vía de la sustitución de importaciones" (p. 67).
La primera de ellas giraba en torno al reconocimiento de la
insuficiencia del ahorro interno y en consecuencia de que las
inversiones nacionales no podrían satisfacer por sí solas los retos
del crecimiento. De esta tesis se derivó una de sus principales
políticas de industrialización: la necesidad de que el capital
extranjero participe activamente en el desarrollo económico
latinoamericano. Ello, no sólo porque aliviaría las presiones
originadas por la insuficiencia del ahorro interno, que era el
principal argumento, sino porque además la inversión extranjera serviría de contrapeso a las tendencias de desequilibrio externo inherentes de las economías periféricas. Sin embargo,
para la Cepal la entrada de capital extranjero tenía que ser regulada para evitar que las transferencias de capital vía remesas
de utilidades e intereses tuvieran un impacto de descapitalización en el corto y mediano plazos (Rodríguez, 1980; Figueroa,
1986).
La segunda de ellas se centró en la impropia utilización del
ahorro interno. La internacionalización de pautas de consumo
propias de los países del centro por los sectores privilegiados en
La teoría del estado como idea fuerza del desarrollo
Frente a este proyecto de desarrollo económico, inmerso en tantas
desventajas y adversidades, el proteccionismo se constituyó en uno
de los pilares centrales de la política económica en los años cuarenta. Era impensable dejar al libre juego de las fuerzas del mercado el
futuro de la economía. Eran tantos los obstáculos que sólo con la
planificación se construiría el entorno favorable al desarrollo económico latinoamericano. La teoría del Estado como "idea-fuerza" del
desarrollo,4 asignándole amplias funciones dentro de la sociedad y
3 "El ahorro significa dejar de consumir, y por lo tanto es incompatible con
ciertas formas peculiares de consumo en grupos con ingresos relativamente altos"
(Prebisch, 1948, p. 132).
4 Expresión tomada de Celso Furtado (1985).
42
ENFOQUE LATINOAMERICANO
convirtiéndolo en un momento de la reproducción del capital, sería
una de las aportaciones más sugerentes de la teoría de la Cepal y que
de manera particular se apoyaba en las concepciones de Keynes y la
conformación del Estado del bienestar en Estados Unidos y los países
más desarrollados.
Ciertamente, esta visión del Estado estaba inmersa en los acontecimientos de la historia económica y social de las naciones de aquellos
años. Se trataba de construir un proyecto de desarrollo económico
de orientación nacionalista. Y esto no constituía un acontecimiento
exclusivo de las naciones periféricas; por el contrario, tenía una dimensión universal en esos años. El nacionalismo y el proteccionismo
campeaban por todos los países desarrollados. En Estados Unidos,
por ejemplo, el New Deal de Roosevelt en los años treinta concebía
al Estado como el gran organizador de las relaciones econóinicas y
al gasto público como el instrumento idóneo de creación de la demanda efectiva de acuerdo con Keynes (1983). Del New Deal surgió
una nueva relación del Estado con la sociedad, dando origen a la
constitución del Estado de bienestar, abiertamente orientado al fortalecimiento del mercado interno y a la consolidación de la norma
de consumo fordista (Aglietta, 1979; Boyer y Mistral, 1981), que representó con gran claridad el tiempo histórico del modelo de desarrollo económico en Estados Unidos.
Por su parte, en América Latina también desde los años treinta se
vivieron procesos políticos que cuestionaban la relación autoritaria
del Estado y la sociedad, constituyendo un amplio movimiento social
contra el caudillismo y el cacicazgo regional ligados fundamentalmente a la agricultura, la ganadería y la minería. Estas estructuras
productivas funcionaban como enclaves de los países dominantes
(Inglaterra, Estados Unidos) y constituían la base económica del
poder político del Estado oligárquico. La gran transición que se realizó en América Latina de una economía agroexportadora hacia otra,
basada en la industrialización sustitutiva de importaciones, fue acompañada por el surgimiento de la ideología populista que relacionaba
a la clase empresarial con la capacidad de impulsar un desarrollo
autónomo de la economía nacional. Eran los tiempos de lucha por
el nacionalismo y la adhesión a las causas antiimperialistas (Quijano,
1971; Reyna, 1972; Sunkel, 1967; Cardoso y Faletto, 1969) Consecuentemente, los movimientos populistas tenían las siguientes orientaciones políticas:
ENFOQUE LATINOAMERICANO
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• Cierta dosis de antiimperialismo, dirigido principalmente contra
Estados Unidos y una exaltación a favor de la burguesía nacional;
• Cierta concepción del desarrollo autónomo hacia adentro;
• La integración a la participación de las fuerzas sociales que los
regímenes oligárquicos tradicionales habían mantenido al margen, tales como los asalariados urbanos y rurales, sectores de
campesinos, estratos pequeños y medianos de empresarios y
comerciales, amplios sectores de la clase media, en especial
burocracia civil y militar y de los diferentes grupos que integran
las profesiones liberales;
Una inclinación por las coaliciones, o los frentes con el fin de
impulsar la políticas de masas policlasistas (Ianni, 1975, p. 61).
De esta manera, a partir de los años treinta aparecieron los movimientos populistas característicos de la época de transición de la
sociedad tradicional, conformada por el Estado oligárquico y la economía agroexportadora, hacia la conformación de la sociedad moderna urbano-industrial constituida por el Estado populista y el desarrollo de la industrialización. Esta ideología populista que concebía
un Estado rector del proyecto autónomo, desarrollista y de orientación popular, sustentado en el compromiso de clases entre empresarios y trabajadores, fue un escenario propicio sobre el cual descansó
la propuesta teórica de la Cepal de un tipo de Estado concebido como
una idea-fuerza del desarrollo.
Consecuentemente, en América Latina, el Estado populista tuvo
una presencia importante y destacada. En México, con el cardenismo
(Lázaro Cárdenas, 1936-1940) que conformó un partido centrado en
la política de masas y cohesionado por el nacionalismo revolucionario
derivado de la Revolución mexicana que le dio estabilidad al sistema
político mexicano hasta finales de los años sesenta. En Argentina fue
el peronismo (Domingo Perón, 1946-1955); en Brasil, el populismo
estuvo liderado por Getulio Vargas (1930-1945 y 1951-1954); en
Ecuador, José María Velasco gobernó cinco veces entre 1934-1972 y
en Bolivia, Paz Estenssoro (1952-1956 y 1960-1964) dieron forma a
sistemas políticos populistas con tendencias semejantes.
En esta etapa de experiencias sociales y proyectos políticos en
América Latina, los partidos políticos empezaron a desarrollar una
presencia real en contraposición a la presencia formal que tenían
44
ENFOQUE LATINOAMERICANO
bajo el Estado oligárquico. Es la etapa, también, del surgimiento de
movimientos populares que logran tener espacios de expresión política en el escenario nacional y de la realización de acuerdos y pactos
políticos en la definición del proyecto nacional. Podemos afirmar que
con el populismo empezó a clarificarse cuáles eran las condiciones
sociales y políticas necesarias para la construcción de la democracia
en América Latina. Ante este vigoroso movimiento social, se requería
de una cosmovisión socioeconómica sólida, oportuna y equitativa que
lograra encauzar el gran esfuerzo de los distintos sectores sociales nacionales. Con la propuesta del Estado como idea-fuerza del desarrollo, la Cepal proporcionó una de sus más importantes aportaciones.
No exagera Albert Fishlow cuando señala: "El Estado tendría que
dirigir la acumulación del capital tanto en la infraestructura como
en los amplios proyectos industriales. El Estado tendría qué operar
empresas públicas en actividades que estuvieran más allá de la capacidad de los empresarios privados. El Estado tendría que recomponer
y regular el sector privado" (Fishlow, 1987, p. 126). Este fue el tipo
de Estado propuesto por la Cepal.
En congruencia con esta postura, en 1962 se creó el Instituto
Latinoamericano de Planificación Económica y Social (ILPES) en
Santiago de Chile, que tendría como objetivo especializar a los funcionarios públicos de Latinoamérica en las diferentes materias que
integran una teoría del desarrollo (Rodara, 1987). Se trataba de
impulsar, desde la organización estatal, un vasto proyecto de desarrollo a lo largo y ancho del continente latinoamericano.
La Cepal logró aglutinar a intelectuales destacados de muchos
países quienes realizaron estudios y propuestas para casi todos los
temas relacionados con el desarrollo. Destacan, por ejemplo, la teoría
estructuralista de la inflación de Juan E Noyola, los trabajos de Osvaldo Sunkel sobre la desigualdad social, la obra de Aníbal Pinto
sobre los estilos de desarrollo, y la de Maria ConQecáo Tavares y José
Serra sobre el proceso de sustitución de importaciones y las tendencias al estancamiento, así como la de Fernando Fajnzylber sobre las
empresas transnacionales, entre otros muchos que enriquecieron el
pensamiento propio latinoamericano y el conocimiento del desarrollo histórico nacional, instrumentos idóneos para la construcción de
políticas y la planificación (Cepal, 1998).
ENFOQUE LATINOAMERICANO
45
Las críticas a la Cepal
Destacan dos críticas principales al pensamiento de la Cepal. Desde
adentro se cuestionó el planteamiento teórico. Para Tavares (1998)
"el proceso de sustitución de importaciones puede entenderse como
un proceso de desarrollo parcial y cerrado que, respondiendo a las
restricciones del comercio exterior, procuró repetir aceleradamente,
en condiciones históricamente distintas, la experiencia de industrialización de los países desarrollados" (p. 215). Es decir, el modelo de
industrialización no tuvo el potencial de extenderse hacia otros sectores, en particular al agropecuario, ni tampoco sentar las bases para
el desarrollo autónomo de las economías latinoamericanas. Esto se
manifestaba en el fenómeno del estrangulamiento externo derivado
de "una contradicción básica inherente entre las necesidades de
crecimiento y la barrera que representa la capacidad de importar
[...] llegando a la conclusión de que los problemas de naturaleza
externa e interna tienden a aumentar de volumen hasta el punto de
frenar el dinamismo del proceso" (p. 221).
Esta misma crítica también presentada por Furtado (1971), sostenía que el modelo tenía sus propias limitantes internas, es decir, para
desarrollarse necesitaba importar bienes intermedios y de capital y,
en una segunda fase, cuando la sustitución de bienes de consumo
incorporó también la de bienes intermedios, se incrementó la necesidad de importar bienes de capital generando una presión muy
fuerte para obtener las divisas suficientes para mantener el dinamismo del modelo sustitutivo. En la medida en que el sector agropecuario no se modernizó y el sector industrial se concentró en el desarrollo hacia adentro, descuidando el mercado externo, el desequilibrio
en la balanza de pagos fue creciente y, para no frenar el proceso
sustitutivo, los países latinoamericanos recurrieron sistemáticamente
a endeudarse en los mercados internacionales de capitales, dando
origen al fenómeno que estalló en la crisis de la deuda externa a
principios de los años ochenta.
Si bien la Cepal, desde principios de la década de los sesenta
promovía la exportación de manufacturas, impulsando el modelo
secundario exportador, la dinámica misma del proceso de desarrollo
sustitutivo creó grandes problemas, tales como el debilitamiento del
sector agropecuario, la migración del campo a la ciudad y el fenómeno de la marginalidad social. Ante el desencanto social por el fracaso
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ENFOQUE LATINOAMERICANO
del modelo desarrollista, en los años sesenta y setenta, fuertes movilizaciones populares emergieron en el seno de los países, teniendo
como drástico resultado la cancelación de los sistemas democráticos y
desplazados por los golpes militares que cambiaron la configuración
política de los estados a todo lo largo de centro y sudamericana.
Una segunda crítica al modelo cepalino, se hizo desde la historia
y, particularmente, en cuanto al ascenso del movimiento popular. El
desarrollo económico en América Latina no logró la misma intensidad en cuanto al desarrollo social. Es decir, los viejos problemas estructurales relacionados con la pobreza y la marginación no lograron
disminuir de manera significativa y sí configuraron nuevas formas de
pobreza y polarización social conocidos como la marginalidad urbana y rural. La primera, magnificada por el fenómeno de la migración
del campo a la ciudad y la incapacidad de la economía urbana de
asimilar a dicha población, creando un nuevo movimiento popular
expresado en la invasión de tierras y la formación de los cinturones
de miseria. En el campo, dicha marginación asumía características
de extrema precariedad manifiesta en los indicadores de morbilidad,
analfabetismo y desnutrición.
Como lo señala Marini (1994), "Esos factores convergen, a lo largo del periodo, para promover convulsiones y crisis políticas. Éstas
empiezan con la radicalización de la Revolución guatemalteca, bajo
el gobierno de Jacobo Arbenz, y la Revolución bolivariana de 1952,
siguen con el suicidio de Getulio Vargas en Brasil y el derrocamiento
de Juan Domingo Perón en Argentina; continúan con el movimiento
ferrocarrilero en México y la Revolución venezolana en 1958 y culminan, en 1959, con la Revolución cubana (p. 149). A este respecto,
agrega Dos Santos (2002),
Estos procesos revolucionarios sufrieron una sangrienta oposición del capital internacional y particularmente del gobierno norteamericano cuando
intentaron nacionalizar el sector exportador y dividir las tierras a través de
la reforma agraria. Durante este periodo se acentúa también la lucha de las
fuerzas aliadas al capital internacional contra los liderazgos y movimientos
populistas que mantenían un proyecto nacional democrático [...] A fines
de 1950 se consolidó en Estados Unidos la visión de que la implantación de
un proceso de desarrollo necesitaba de una elite militar, empresarial y hasta
sindical que estableciese un régimen político fuerte, claro y modernizador
[...] El golpe de Estado en 1964 en Brasil fue el momento fundador de este
ENFOQUE LATINOAMERICANO
47
nuevo modelo [...] a partir de entonces, por medio de golpes militares sucesivos, se sometió a las burguesías locales a la condición de socios menores
del capital transnacional, lo que las llevó a abandonar sus perspectivas de
independencia nacional y pretensiones de desarrollo tecnológico propio.
Dos Santos concluye que "se trataba de un régimen de capital
monopólico basado en el terror. Eso fue exactamente lo que se desarrolló entre 1964 y 1976 en América Latina y otras regiones del
tercer mundo" (pp. 82-83). Por último y retomando a Marini (1994),
"Cuando se abre el ciclo de las dictaduras militares, el desarrollismo
cepalino entra definitivamente en crisis" (p. 149). Sensibles a estas
críticas y al dificil entorno político y social, el pensamiento de la Cepal
buscó renovarse impulsando un proyecto original nombrado el "enfoque unificado".
LA TEORÍA DE LA DEPENDENCIA Y EL PARADIGMA MARXISTA
La Teoría de la Dependencia constituye una de las escuelas prominentes del pensamiento latinoamericano que hizo un esfuerzo decidido por integrar economía e historia en su paradigma teórico. Esta
corriente, a diferencia de la de Cepal, fue ampliamente criticada por
su sesgo sociologista.
Justamente, ante los acontecimientos económicos y los procesos
políticos que caracterizaron los años sesenta, la teoría de la dependencia surge como una corriente crítica intelectual que discute la
viabilidad del modelo económico propuesto por la Cepal. Es decir,
la Dependencia nace frente a la crisis del pensamiento desarrollista
liderado por la Cepal y ante la necesidad de contar con un nuevo
marco de conocimiento para las sociedades de América Latina. La
crisis se entiende en la medida en que la teoría de la Cepal no logró
reelaborarse ante el estancamiento, derivado del estrangulamiento
externo y la emergencia de los movimientos sociales contestatarios,
aunque sí lo intentó a partir de su propuesta innovadora del enfoque
unificado.
En otras palabras, los dependentistas fueron sujetos capturados
por el acontecer político y social que estaba haciendo historia en la
región latinoamericana. Ante el fracaso del desarrollo capitalista
ENFOQUE LATINOAMERICANO
48
ENFOQUE LATINOAMERICANO
autónomo, muchos fueron los procesos políticos acontecidos en
América Latina entera, que surgieron como resultado de la lenta
integración de amplios sectores de la población rural al proceso de
desarrollo, así como de nuevos sectores urbanos que configuraron el
fenómeno de la marginalidad y que dieron origen a movilizaciones
contestatarias e insurreccionales identificadas con los postulados de
la Revolución cubana en 1959.
Bajo este entorno de manifestaciones populares y de la radicalización del movimiento social, y ante las dificultades de desarrollo
económico autónomo que se presentaban en las naciones, la Dependencia es la primera escuela de pensamiento latinoamericano que
aborda el problema del desarrollo económico y la lucha de clases en
la conformación del modelo de acumulación. Su objetivo fue generar
un paradigma teórico que explicara economía y política en el quehacer de los procesos políticos emergentes. De tal suerte, desde finales de los años sesenta y durante los setenta, la teoría de la dependencia logró constituirse en una alternativa teórica al pensamiento
desarrollista cepalino y desde entonces, el debate delineó dos campos
teóricos que tendrían rutas paralelas por largo tiempo en Latinoamérica. El keynesianismo de la Cepal frente al marxismo de la dependencia y en ese periodo dos maneras de entender la política: el reformismo de la Cepal y la acción revolucionaria de la dependencia.
En el proceso de construcción de la teoría de la dependencia bajo
el enfoque del marxismo, surgieron diversas tendencias teóricas y
políticas. Aquélla defendida por Fernando Henrique Cardoso y Enzo
Faleto (1969), más alineados a la visión de la Cepal, y otra conocida
como el pensamiento crítico y radical, más sensible a los problemas
de la marginalidad urbana y rural, así como a las movilizaciones sociales que se producían a lo largo del continente. Entre estos destacan
André Gunder Frank (1970), Ruy Mauro Marini (1973), Theotonio
Dos Santos (1973; 2002), Vania Bambirra (1978) y Aníbal Quijano
(1978; 2000). Todos ellos, reconocidos intelectuales dependentistas,
participaron activamente en organizaciones políticas de izquierda y
tuvieron que salir al extranjero al ser perseguidos por las dictaduras
militares en sus respectivos países, asilándose en Chile de donde, tras
el golpe militar de 1973, fueron también recibidos en México como
asilados políticos.
La teoría de la dependencia constituyó una corriente de pensamiento nutrida por el pensamiento marxista desde el análisis de lo
49
social y representó una alternativa al de la Cepal que había sido ampliamente criticado por su sesgo economicista. Así, la teoría de la
dependencia, desde una posición de izquierda y en el contexto de la
guerra fría, buscaba dar fundamento teórico al proceso revolucionario en América Latina en su versión crítica al desarrollo capitalista.
Esta teoría, al igual que la Cepal, parte del análisis del desarrollo de
las relaciones económicas del mundo y concluye que América Latina
cumple la función de abastecedor de materias primas e insumos para
el desarrollo de la industrialización en los países centrales, promoviendo la formación de clases oligárquicas endógenas encargadas de
mantener las relaciones de dominación subordinadas a sus intereses.;
Bajo este planteamiento, la condición periférica definida por la Cepal
implica una condición de dependencia para esta escuela de pensamiento. En palabras de Theotonio dos Santos:
La dependencia es una situación en la cual un cierto grupo de países tienen
su economía condicionada por el desarrollo y expansión de otra economía
a la cual la propia está sometida. La relación de interdependencia entre dos
o más economías, y entre éstas y el comercio mundial, asume la forma de
dependencia cuando algunos países (los dominantes) pueden expandirse y
autoimpulsarse, en tanto que otros (los dependientes) sólo lo pueden hacer
como reflejo de esa expansión, que puede actuar positivamente o negativamente sobre su desarrollo inmediato (Dos Santos, 1973, p. 44). 6
Sin embargo, para la dependencia en raras ocasiones la influencia
era positiva; por el contrario, la tendencia general era el retraso, de
ahí, la célebre frase de André Gunder Frank de que América Latina
se caracteriza por el "desarrollo del subdesarrollo". Fue justamente
esta concepción la que sentó las bases de la Teoría de la Dependencia y su diferenciación con la concepción economicista de la Cepal.
En palabras de Ruy Mauro Marini: "La dependencia [debe ser] entendida como una relación de subordinación entre naciones formal-
A pesar de que en esta fecha ya se había iniciado el debate sobre el deterioro
del medio ambiente, éste no se concebía como un elemento disruptivo, sino como
una consecuencia inevitable del desarrollo que se corregiría de manera posterior,
una vez que estuvieran dadas las condiciones socioeconómicas esperadas.
6 Como podemos observar, no existe la posibilidad de impulsar un desarrollo
endógeno pues la subordinación económica es consustancial al desarrollo de los
países más avanzados.
50
ENFOQUE LATINOAMERICANO
mente independientes, en cuyo marco, las relaciones de producción
de las naciones subordinadas son modificadas o recreadas para asegurar la reproducción ampliada de la dependencia. El fruto de la
dependencia no puede ser, por ende, sino de más dependencia, y su
liquidación supone necesariamente la supresión de las relaciones de
producción que ella involucra" (Marini, 1973, p. 18).
Tales conclusiones fueron, a mediados de los años sesenta, un nuevo
manifiesto teórico-político que debatía, al igual que la Cepal, el futuro
de la industrialización de las sociedades latinoamericanas, pero al utilizar fundamentos teóricos distintos llegarían a conclusiones contrarias.
En efecto, la dependencia, partiendo de los fundamentos metodológicos del materialismo histórico marxista, concibió a Latinoamérica como una región integrada al desarrollo de la ley general del
sistema capitalista mundial en su fase imperialista. A partir de ahí,
analizaron a las sociedades latinoamericanas en tanto formaciones
económico-sociales; es decir, en tanto estructuras económicas que
estaban integradas a las necesidades de la reproducción del sistema
capitalista mundial y, por lo tanto, portadoras de clases sociales. No
es de extrañar, entonces, que su énfasis en el análisis estuviera centrado en la formación de las clases sociales, en los proyectos políticos
que éstas impulsaban para reproducir sus estructuras económicas y
en el modelo de alianzas políticas que el desarrollo económico y los
intereses de clase iban configurando para garantizar la reproducción
del sistema de dominación. No es de extrañar tampoco, el papel
relevante que se le atribuye a la lucha de clases en el análisis del desarrollo económico y social de América Latina. Es porque "la lucha de
clases se rige por leyes específicas que se hace necesario construir un
instrumental teórico que nos permita explicar su desarrollo. Según el
nivel de análisis, más abstracto o más concreto, el énfasis se desplaza
hacia la manera como las leyes generales se realizan a través de la
lucha de clases o hacia el modo como la lucha de clases actúa sobre
la realización de esas leyes" (Marini, 1978, p. 69).
Justamente, colocar el marxismo como ciencia de la revolución
constituyó el gran esfuerzo intelectual de la dependencia: "Queda
por hacer, por lo tanto, todo un inmenso trabajo de investigación y
elaboración teórica; queda por hacer de forma urgente un trabajo que
defina nuevas líneas de acción revolucionaria que pasa por la precisión
de concepciones estratégicas y tácticas, que van desde la lucha electoral
hasta la guerra popular y prolongada" (Bambirra, 1978, p. 15).
ENFOQUE LATINOAMERICANO
51
De acuerdo con Blomstróm y Hettne (1990), dentro del grupo de
intelectuales que integran la corriente neomarxista de la teoría de la
Dependencia, destacan Dos Santos, Bambirra y Marini. Este último
elaboró la versión marxista más acabada para la comprensión del
desarrollo económico social para América Latina.
En su libro Dialéctica de la Dependencia (1973), Ruy Mauro Marini
sostiene que lo único que explica que la producción de materias
primas haya crecido tanto a pesar del deterioro de los términos de
intercambio —cuestión que para cualquier capitalista sería una razón
suficiente para retirarse del negocio— es justamente porque la oligarquía terrateniente latinoamericana conservó su tasa de ganancia y
endosó la carga de dicho deterioro al trabajador aplicando los siguientes mecanismos: prolongación de la jornada de trabajo, intensificación del trabajo y compresión salarial; es decir, mediante nuevos
mecanismos que tipifican la superexplotación del trabajo.?
La condición de dependencia: la desvinculación de la esfera de producción
y de la circulación
Para Marini (1973), la superexplotación del trabajo es la base sobre
la que se desarrolla un capitalismo sui generis, marcadamente distinto
al capitalismo de los países industriales. Esta tesis será el centro en
torno al cual se desarrolla la ley del capitalismo dependiente. La
argumentación gravita en torno de la complementariedad, entre la
esfera de la producción y la esfera de la circulación que se verifica
en los países industriales. En el seno de estos países, el trabajador es
parte fundamental del mercado interno. Las formas de acumular
están constituidas sobre esta premisa. Por el contrario, la economía
exportadora de América Latina desplazó su esfera de circulación a
los países centrales y estructuró la superexplotación del trabajador
como una forma específica dentro del esquema más amplio de la
producción:
Se opera así, desde el punto de vista dependiente, la separación de los dos
momentos fundamentales del ciclo del capital —la producción y la circulación
de mercancías— [...] Se trata de un punto clave para entender el carácter de
7 En términos marxistas estos mecanismos significan que el trabajo se remunera por debajo de su valor y corresponden, pues, a una superexplotación del
trabajo.
52
ENFOQUE LATINOAMERICANO
la economía latinoamericana. [Y más adelante, Marini concluye] En la economía exportadora latinoamericana Ud la circulación se separa de la producción y se efectúa básicamente en el ámbito del mercado externo, el
consumo individual del trabajador no interfiere en la realización del producto [...] Es así como el sacrificio del consumo individual de los trabajadores,
en aras de la exportación al mercado mundial, deprime los niveles de demanda interna y erige al mercado mundial en la única salida para la producción" (Marini, 1973, pp. 50-53).
Al igual que la Cepal, la teoría de la dependencia analiza las
consecuencias de la inserción de América Latina en la economía
mundial. Sin embargo, la diferencia conceptual se estructura al señalar la disociación que se opera entre la esfera de la producción y
la esfera de la circulación en los países latinoamericanos. En otras
palabras, el comercio internacional determina la estructura de la
oferta de los países latinoamericanos en función de las necesidades
de la demanda de los países centrales. Esta situación consolida la
relación de dependencia que al reproducirse margina a la población del consumo interno. Esta dinámica excluyente de amplios
sectores de la población de las necesidades de reproducción de la
estructura productiva acentúa las tendencias socioeconómicas de
los países latinoamericanos.
Como podemos observar, es aquí donde radica una de las mayores
aportaciones de la teoría de la dependencia: el centrar el análisis en
el ciclo del capital y demostrar los vínculos entre la producción, la
distribución y la debilidad del mercado interno en los países latinoamericanos. Es ésta, en el terreno de las aportaciones al análisis económico, su mayor contribución.
Para terminar con el análisis de la economía agroexportadora,
Marini plantea que sobre la base de esta escisión entre producción y
realización se opera otra ruptura en la economía interna: el problema
de la diferenciación de la esfera de la circulación.
La separación entre el consumo individual fundado en el salario y el consumo individual engendrado por la plusvalía no acumulada da, pues, origen a
una estratificación del mercado interno, que es también una diferenciación
de esferas de circulación: mientras la esfera baja en que participan los trabajadores —que el sistema se esfuerza por restringir— se basa en la producción
interna, la esfera alta de circulación, propia a los no trabajadores —que es la
ENFOQUE LATINOAMERICANO
53
q ue el sistema tiende a ensanchar— se entronca con la producción externa,
a través de todo el comercio de importación (Marini, 1973, p. 54).
Esta forma de estructuración de la esfera de la circulación de la
economía latinoamericana, o más precisamente, de la formación de
los mercados internos, determina de manera decisiva el curso futuro
de la industrialización y de muchos de sus principales problemas.
Sobre la conceptualización del patrón de reproducción
La teoría de la dependencia, desde su enfoque materialista histórico,
definió por patrón de reproducción las formas de acumulación que
impulsan las diferentes fracciones de la burguesía, dado un contexto
socioeconómico interno y externo existente en una coyuntura de
tiempo determinada. Estas formas de acumulación implican desarrollar un modelo de alianzas políticas entre las clases dominantes y las
clases subordinadas, alianzas que se condensan en la configuración
de sistemas de dominación y formas de Estado. De tal suerte que el
proceso de industrialización de América Latina transitó por la configuración de dos patrones de reproducción:
- El desarrollo autónomo (1930 a 1950);
• La integración de los sistemas de producción y el subimperialismo (1960 a 1980).
En cuanto al desarrollo autónomo hay que ubicar que este proyecto de desarrollo corresponde al periodo de auge del pensamiento
de la Cepal. Fue el periodo en el que la burguesía había logrado
establecer una alianza política de tipo populista entre los sectores
modernos burgueses; es decir, todas las fracciones con excepción de
la burguesía oligárquica terrateniente, así como los diferentes sectores de la clase asalariada, principalmente urbana, pero también rural.
En esta etapa, el proceso de industrialización conocido como sustitución fácil de importaciones, está orientado a crear y satisfacer las
necesidades del consumo interno. Sin embargo, en la medida en que
la superexplotación tiende a restringir los niveles de consumo y niega la función económica de ser un factor dinámico de la realización
de la producción, las ramas orientadas a la producción de bienes
salarios (alimentos, textiles, vestido, bebidas, muebles) "tienden al
54
ENFOQUE LATINOAMERICANO
estancamiento e incluso a la regresión o se expanden con base a la
demanda del mercado mundial. La exportación de manufacturas,
tanto de bienes esenciales como de productos suntuarios se convierte, entonces, en la tabla de salvación de una economía incapaz de
superar los factores disruptivos que la afligen" (Marini, 1978, p. 73).
Esto es lo que ocurrió en el transcurso de los años sesenta.
El desequilibrio entre producción y realización explica el fracaso
del proyecto del desarrollo autónomo que se manifestó cuando la
industrialización latinoamericana empezó a mostrar síntomas de estancamiento en las ramas tradicionales, a pesar de que sectores importantes de la población latinoamericana aún no tenían acceso al
mercado interno y al modelo de desarrollo. Esto dio origen a la
conformación de un nuevo patrón de reproducción.
Por otro lado, ante el supuesto agotamiento del mercado interno
de productos no durables, propiciado por la superexplotación del
trabajo, la industrialización de América Latina avanzó hacia una
segunda fase de sustitución de importaciones, dinamizando el crecimiento de las ramas productoras de bienes de consumo durable
(electrodomésticos, automóviles, etcétera), de bienes de capital e,
incluso, ramas tradicionales pero orientadas a la producción suntuaria (alta moda del vestido, productos alimenticios congelados), entre
otras actividades, configurando etapas de sustitución compleja de
importaciones. Estas ramas se constituyeron en el centro dinámico de
la acumulación del capital, primero satisfaciendo la demanda de la
esfera alta de la circulación (sectores medios y burguesía) y después,
completando su esfera de circulación, exportando manufacturas.
Por lo tanto, la integración de los sistemas de producción da cuenta del proceso de asociación del capital nacional y el capital extranjero que el proceso de industrialización, en su segunda fase compleja de importaciones, impuso en el terreno de la producción. Las
fuertes inversiones en capital intensivo que las ramas de producción
de bienes no durables requerían, crearon un entorno para que el
desarrollo de esta fase fuera hegemonizado por el capital monopólico transnacional. Este capital se radicaba con el objetivo de obtener
ganancias y de ninguna manera para resolver los problemas estructurales de la economía latinoamericana. Se trataba de aprovechar las
ventajas comparativas que permitieran obtener ganancias extraordinarias en el mercado mundial. Así surge un esquema de realización
que le será propio y que Marini (1973) definió como subimperialis-
ENFOQUE LATINOAMERICANO
55
mo; es decir, la fase más avanzada del capitalismo dependiente; un
modelo basado en la especialización productiva y cuya realización
reposa en el mercado interno restringido a la esfera alta de consumo,
por un lado, el mercado externo y por el otro la demanda estatal.
Tal es la tesis central que fundamenta la existencia de la ley del capitalismo dependiente. Ley que desarrolla una lógica absurda incapaz
de atenuar sus contradicciones estructurales. Así, el sector de los trabajadores, dado su nivel de ingreso, está excluido del patrón de consumo
interno y las clases altas que concentran los ingresos requieren de
productos importados del mercado externo. Mayor divorcio entre los
sectores sociales no puede existir y, por ello, el compromiso de clases
que se ensayó durante los periodos populistas de Latinoamérica fue
de corto alcance, porque estructuralmente se encuentra obstaculizado.
Como lo señala Ruy Mauro Marini (1978, p. 74):
Mi tesis central, sobre la que insisto en todos mis textos es que: el capitalismo
dependiente, basado en la superexplotación del trabajo, divorcia el aparato
productivo de las necesidades de consumo de las masas; agravando así, una
tendencia general del modo de diversificación del aparato productivo, en el
crecimiento monstruoso de la producción suntuaria, respecto al sector de la
producción de bienes necesarios y, por ende, en la distorsión equivalente
que registra el sector de producción de bienes de capital.
Así, Marini nos presenta su conclusión:
Mientras más avance el proceso de integración imperialista de los sistemas
de producción en América Latina y más efectiva sea la represión que aquí
se realice contra los movimientos revolucionarios, más condiciones tendrá el
imperialismo para prolongar su existencia a contracorriente de la historia.
Inversamente, la generalización de la revolución latinoamericana tiende a
destruir los soportes principales que lo apoyan y su victoria representará para
él el golpe de muerte. Ésta es la responsabilidad histórica de los pueblos
latinoamericanos y frente a ella no hay otra actitud posible que la práctica
revolucionaria (Marini, 1971, p. 23).
En síntesis, para la teoría de la dependencia la transición hacia el
socialismo constituye el objetivo central en el análisis del desarrollo
por diferentes razones. Por ejemplo, en relación a la exportación de
mercancías se sostenía que era doblemente perjudicial: si se trataba
de exportar materias primas, se caía en el terreno del intercambio
56
ENFOQUE LATINOAMERICANO
desigual y, dada la desvinculación de la esfera de consumo y la esfera
de la circulación a nivel interno, se alimentaba la superexplotación
del trabajo. Pero, si se trataba de exportar manufacturas, dada la
estructura interna de distribución del ingreso que creaba la esfera
alta de consumo en detrimento de la esfera baja del consumo, se caía
en el subimperialismo. Para romper con la dependencia entonces era
necesario impulsar la lucha antiimperialista y por el socialismo mediante la lucha de masas y revolucionaria
Como puede inferirse, la teoría de la dependencia en su posición
exogenista (Solís, 2007) implica un fuerte exterior constitutivo de la
identidad nacional y de sus luchas derivadas. La idea de exterior
constitutivo fue propuesta por Staten (1984) y remite a un elemento
externo (excluido) necesario para definir las fronteras de la estructura. En este caso, ese exterior estaría representado por los países
centrales y sus niveles de desarrollo alcanzado a costa de la dependencia de los países periféricos. Sin embargo, aunado a esta capacidad de estructuración, dicho elemento por ser externo no puede ser
estabilizado como parte de la propia estructura, por lo que se convierte en un elemento necesario para la identidad y dar sentido a la
lucha, pero imposible. Esto es, para la teoría de la dependencia los
países centrales se asumen como amenaza a la identidad, a la nacionalidad, a la independencia. Ello permite cohesionar al conjunto
social frente a este exterior amenazante y se constituye un frente
político para combatirlo. De ahí es por lo que Laclau (2000) sostiene
que el concepto de exterior constitutivo es necesario para mostrar el
carácter ontológico de lo político, debido a que el orden está siempre
amenazado por esta exclusión radical (Muñoz, 2006).
Teoría de la revolución
Los intelectuales que elaboraron la teoría de la dependencia no
arribaron a sus conclusiones como producto del ejercicio intelectual realizado en las bibliotecas, pero tampoco elaboraron este
pensamiento para justificar "ex post, algunas aventuras políticas"
y menos aún establecieron el paso "del economicismo equivocado
al voluntarismo político suicida", como lo han afirmado Cardoso y
Serra (1978, p. 9).
Por el contrario, los dependentistas estaban fuertemente comprometidos con el acontecer político y social que estaba haciendo histo-
ENFOQUE LATINOAMERICANO
57
ria en la región latinoamericana. Dos fueron los parámetros políticos
generales: la Revolución cubana en 1959, que constituyó una toma
de conciencia radical de las posibilidades de cambio social y del socialismo en América Latina, y la invasión a Vietnam, en 1960, por las
tropas de Estados Unidos que alertó, una vez más, sobre lo que era
capaz de hacer el gobierno de dicho país y la impotencia de amplios
sectores de estadunidenses y de los países del mundo para detenerlo;
situación que exacerbó en amplios sectores de izquierda y populares
los sentimientos antiimperialistas. Pero además, muchos fueron los
parámetros políticos concretos ocurridos en América Latina; podemos agruparlos en tres tipos de procesos sociales que se registraron
desde los años sesenta: a] el surgimiento de la guerrilla urbana y
rural (movimiento insurreccional); b] el ascenso reivindicativo del
movimiento de masas dentro de los marcos de la legalidad (movimiento social); y c] los golpes militares (movimientos de negación de
la participación democrática ciudadana) (Castro, 1999; Eckstein,
2001; Collier, 1979).
Por ejemplo, en Guatemala, después del derrocamiento del gobierno reformista de Jacobo Arbenz, en 1954, aparecen en 1961 las
Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR) y años después el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) y la Organización del Pueblo en Armas
(oPA) (Gott, 1999; Menchú, 1998; Wickham-Crowley, 2001). También
en 1961, se crea el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FsLN)
en Nicaragua para enfrentar la dinastía de la familia Somoza que
desemboca en 1979 con el derrocamiento del dictador Anastasio
Somoza, la caída del régimen y el ascenso al poder de los sandinistas
(Lozano, 1985; Berryman, 1985; Ramírez, 1999).
En El Salvador, teniendo como gobiernos a regímenes militares
que prevalecieron en el poder desde 1931, surgen tres importantes
organizaciones militares: las Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Martí (FPL), el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y,
posteriormente, bajo la influencia de los sandinistas, se crea el Frente Unido Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en
1981 (Wickham-Crowley, 2001; Berryman, 1985).
En Colombia, para mediados de los años sesenta ya estaban constituidas las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARO),
el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Ejército Popular de
Liberación (ELP), dando inicio a un largo proceso de insurrección
al que se integra en 1970, la guerrilla urbana con el Movimiento 19
r
58
ENFOQUE LATINOAMERICANO
de Abril (M-19) que tendrá una fuerte actividad, junto con las otras
organizaciones en los siguientes dos decenios (Wickham-Crowley,
2001).
En Perú, tras la represión de la guerrilla en los años sesenta en
1970 aparece Sendero Luminoso, una organización maoísta que
tiene sus orígenes en las universidades y que desarrolló una importante penetración en las comunidades indígenas, pero que derivó
hacia un terrorismo de gran brutalidad en los años ochenta (Masterson, 1999; Béjar, 1999).
Bolivia, ante la miseria de la población campesina, fue el territorio
escogido para poner en práctica la estrategia del foquismo revolucionario y el internacionalismo proletario en el continente latinoamericano. Esta estrategia protagonizada por la figura legendaria del Che
Guevara —quien fue acompañado por el intelectual francés Regis
Debray y el periodista argentino Ciro Bustos (Castro, 1999)— dan
testimonio de uno de los movimientos de izquierda más importantes
por su impacto en la conciencia social latinoamericana y en las luchas
políticas en esos años (Bambirra, 1978; Guevara, 1972). El Che Guevara inicia sus operaciones guerrilleras en noviembre de 1966 y en
octubre de 1967 es aprendido y asesinado. Sin embargo, como lo
señala Sergio Bagú: "La imagen del Che muerto, sorprendentemente similar en la iconografía corriente a la de Cristo sacrificado, la
extraordinaria pureza de su conducta pública, su idealismo ilimitado,
su conmovedora vocación por la justicia entre los hombres, tienen
una semejanza sorprendente con la personalidad y la prédica del
redentor, así nació ese movimiento pujante y envolvente que en
América del Sur se llamó Teología de la Liberación" (Bagú, 1998).
Tales procesos insurreccionales que se desplegaron fundamentalmente en el sector rural fueron predominantes en los países de
menor grado de desarrollo del continente latinoamericano. En los
países de mayor desarrollo, la respuesta a la movilización popular
fueron los golpes militares en Brasil en 1964; en Uruguay y Chile, en
1973 y en Argentina, en 1966 (Collier, 1979). Ante esta realidad,
militantes de los partidos comunistas se escinden y surge lo que se
conocerá como la nueva izquierda revolucionaria decidida a combinar la lucha democrática con la lucha armada.
De esta manera, desde 1968 aparecen en Brasil movimientos guerrilleros urbanos empezando con Acción para la Liberación Nacional
(ALN), Vanguardia Revolucionaria del Pueblo (vstP); el Comando de
ENFOQUE LATINOAMERICANO
59
Liberación Nacional (cLN) y el Movimiento Revolucionario 8 de
Octubre (ML-8), entre otros que enfrentaron a la dictadura militar.
En Argentina, los Montoneros, organización guerrillera urbana,
cuya primera acción sobresaliente fue en 1966 con el secuestro y
asesinato del general responsable de desmantelar el edificio de los
peronistas tras la caída de Perón, formaron parte de un movimiento
guerrillero más amplio integrado por las Fuerzas Peronistas Armadas
(FPA), las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL) y las Fuerzas Armadas
Revolucionarias (FAR), que junto con otros movimientos sociales lograron el breve retorno de Perón en 1973 hasta el regreso de los
militares al poder con Videla en 1976 (Petras, 1999).
En Chile, en 1970, Salvador Allende llega al poder impulsado por
la Unidad Popular. La bandera política de dicho proceso fue la construcción de la vía chilena al socialismo. No obstante, este proceso
democrático fue abortado con el golpe militar de 1973 encabezado
por las fuerzas armadas y Chile fue gobernado por el general Augusto Pinochet hasta 1990 constituyendo, junto con la dictadura militar
de Argentina, uno de los episodios latinoamericanos más dramáticos
por las graves violaciones a los derechos humanos (Garreton, 2001;
Modak, 1998).
Salvo contadas excepciones, como en Costa Rica y México, prevaleció el esquema de la represión sobre el compromiso de clases. No
por ello queremos decir que no existieran estas tendencias. Por
ejemplo en México, la guerrilla rural surgió en 1964 en algunos de
los estados más pobres del sur del país, y la guerrilla urbana en las
tres principales ciudades industriales en 1970. Sin excluir, por supuesto, el movimiento estudiantil de 1968 que colocó al partido oficial
frente a una profunda crisis política que abrió cauce a la apertura y
transición democrática.
En resumen, podemos decir que ante este entorno sociopolítico
de radicalización del movimiento social latinoamericano, la teoría de
la dependencia es la primera escuela de pensamiento latinoamericano que aborda con una perspectiva científica el problema de la revolución. Sus aportaciones fundamentales pasan de una crítica al
foquismo, por partir de postulados que simplifican la complejidad de
la existencia de las clases sociales y el poder del sistema de dominación, a su propuesta fundamental: los partidos políticos revolucionarios en América Latina, para que logren constituirse en vanguardia,
tienen que vincularse al movimiento de masas que va desde las luchas
ENFOQUE LATINOAMERICANO
6o
ENFOQUE LATINOAMERICANO
reivindicativas hasta los procesos electorales; pero también, debe de
prepararse en la lucha armada, para evitar las consecuencias que se
derivan del esquema de represión en las etapas álgidas de la lucha
de clases.
En los últimos años setenta, la teoría de la dependencia se vio
sumergida en un estéril debate, del que nunca surgieron proposiciones nuevas. Tres fueron las razones fundamentales:
El debate, en lugar de centrarse en las aportaciones teóricas,
giró en torno a la cuestión de que si los partidos de izquierda
debían impulsar la lucha armada o no;
La tesis central de la superexplotación del trabajo no encontró
un terreno propicio para desarrollarse en México, país que
asiló a los teóricos de la corriente neomarxista de la teoría de
la dependencia;
Por último, en este entorno, dos acontecimientos históricos se
concatenan: el triunfo de la revolución sandinista que confirmó
el postulado general de la teoría de la dependencia: la lucha es
popular, es armada, es prolongada y es por el socialismo; y los
procesos de liberalización política sustituyendo a las dictaduras
militares por gobiernos civiles electos democráticamente. A partir de entonces, una amplia corriente de intelectuales se retiró
de la academia y se entregó a la militancia política en sus países,
otra corriente se fue a construir el socialismo a Nicaragua.
Las críticas a la teoría de la dependencia
Destacan tres críticas principales:
• La falta de comprensión de las posibilidades del desarrollo del
capitalismo, así como del mejoramiento de indicadores de bienestar social, en los países periféricos (Cueva, 1977);
• La visión mecánica y catastrofista de la determinación de las
estructuras internas a las externas, que llevaba a concebir a los
países periféricos como resultado del colonialismo y el imperialismo (Bustelo, 1999);
• Al centrar su atención en la necesaria transición al socialismo,
mostró su incapacidad para explicar el fenómeno de los "mila-
61
gros económicos" y las posibilidades reales de desarrollo como
sucedió en los países asiáticos.
En relación con el ambiente, la teoría de la dependencia no renunció a los beneficios de un desarrollo centrado en la industrialización,
apostando al crecimiento, al progreso económico y a la generación
continua de excedentes. Ciertamente, es necesario el crecimiento
económico en América Latina y el Caribe para ayudar a superar los
ancestrales rezagos existentes, pero no cualquier crecimiento y a
cualquier costo, ya que el crecimiento a ultranza aun en los mejores
momentos de bonanza, no ha repercutido en la disminución de la
desigualdad ni ha aprovechado sustentablemente los recursos naturales de la región. Así, los representantes de la dependencia tampoco
generaron una visión alternativa sobre la naturaleza, particularmente
sobre cómo articular ese inconsciente colectivo cornucopiano de
recursos naturales infinitos con los procesos de desarrollo (véase
Mansilla, 1991).
Desde la dependencia, los recursos naturales desempeñaron un
papel marginal al ser considerados como materia prima y se asumía
que la problemática ambiental podía resolverse por medios técnicos,
manifestando un notable optimismo tecnológico (Gudynas, 2002).
En otras palabras, los dependentistas reinterpretaron el subdesarrollo
desdeñando la importancia de los sistemas naturales en sus análisis
y centrándose en la problemática socioeconómica y política de la
relación centro-periferia, parafraseando a Indira Gandhi en la Cumbre de Estocolmo, quien afirmó que la peor contaminación es la
pobreza, acuñaron la clásica denuncia de que la pobreza es el principal problema ambiental de América Latina (George, 1978; Oliver
Santiago, 1986; Reca y Echeverría, 1998; Gallopín, Winograd y Gómez, 1991).
Todas estas condiciones y limitaciones explican el debilitamiento
progresivo en el que quedó atrapado el pensamiento radical sobre la
teoría del desarrollo latinoamericano iniciada a principios de los años
ochenta.
REFORMULACIONES TEÓRICAS
4. REFORMULACIONES TEÓRICAS Y NUEVAS APORTACIONES
EN LOS AÑOS SETENTA: HACIA NUEVOS HORIZONTES
ANALÍTICOS
Debilitados los planteamientos estructuralistas de la Cepal y las tesis
de la teoría de la dependencia, se inició un profundo proceso reflexivo sobre cómo encauzar creativamente una teoría del desarrollo que
pudiera dar cuenta cabal de los complejos problemas que enfrentaba
la región. Surgió de ese modo el enfoque unificado de la Cepal a
partir de la noción de estilos de desarrollo. Pero de manera simultánea emergieron también las primeras formulaciones que reposicionaban al medio ambiente como una dimensión concomitante del
desarrollo, tales como los trabajos de la Fundación Bariloche en
respuesta a los planteamientos del Club de Roma sobre los límites
del crecimiento, así como una propuesta original conocida como el
ecodesarrollo.
LA AUTOCRÍTICA: EL ENFOQUE UNIFICADO DE LA CEPAL
La Cepal fue criticada por su enfoque economicista a lo largo de los
años sesenta y particularmente por los teóricos de la dependencia.
Ante ello, la institución buscó rectificar el rumbo y avanzar en la
construcción de un nuevo pensamiento denominado enfoque del
desarrollo unificado. Este enfoque constituyó un esfuerzo importante al reconocer, por primera vez, el peso que tiene la articulación
entre la historia, lo ambiental, lo social y lo político en el acontecer
del desarrollo. Constituyó un esfuerzo intelectual innovador para
el avance del pensamiento holístico y complejo, que se desarrolló
progresivamente con nuevas aportaciones teóricas en los siguientes
años. Así, en 1971, se creó una comisión integrada por José Medina
Echavarría, Marshall Wolfe, Jorge Graciarena y Aníbal Pinto, expertos disciplinarios que tenían como tarea asumir la conciliación de
tendencias analíticas.
[621
63
Los resultados de los trabajos de dicha comisión fueron presentados en 1972, en el informe sobre un enfoque unificado para el análisis y la planeación del desarrollo, cuya principal aportación fue la
noción de estilos de desarrollo que, de manera multidisciplinaria,
debería incorporar: la autonomía nacional, la participación popular,
lo relativo a la producción, la distribución del ingreso, la tensión
entre consumo individual y consumo colectivo, la conservación del
medio ambiente y la protección a las relaciones humanas que contribuyen a la solidaridad, la seguridad, la realización de la propia
personalidad y la libertad. Estos elementos abordan en su interacción
la complejidad del enfoque unificado, sostenía Wolfe (1982).
Cuatro años después, en 1976, en el primer número de la Revista
de la Cepal aparecieron dos importantes trabajos: el de Aníbal Pinto,
titulado "Notas sobre estilos de desarrollo en América Latina", y el
de Jorge Graciarena, "Poder y estilos de desarrollo: una perspectiva
heterodoxa". Ambos maduraban la conceptualización de estilos de
desarrollo para el análisis de América Latina. Como los títulos de
los artículos lo dejan entrever, se produjo una división explícita: con
Pinto predominó el énfasis en lo económico y con Graciarena en lo
político. Además, en la noción de estilos de desarrollo no se logró
la articulación entre lo económico, social, político y ambiental y el
avance hacia el enfoque multidisciplinario, sino más bien se mantuvieron los análisis disciplinarios, con el mérito extraordinario de
haber dejado constancia en los tempranos años de los setenta, de
avanzar hacia el conocimiento de frontera.
El poder y los estilos de desarrollo: Jorge Graciarenal
Graciarena (1976) enfatizó que lo que realmente daba significado
cualitativo al concepto de estilos de desarrollo era incorporar la "dimensión del poder del Estado" como fuente generadora de políticas
' Jorge Graciarena (1922). Nació en Buenos Aires. Doctor en ciencias económicas y sociólogo. Realizó estudios en la London School of Economies (Lsz), Inglaterra.
Profesor en universidades de Buenos Aires, Puerto Rico y Colombia. Trabajó como
funcionario de la UNESCO y luego en la división de Desarrollo Social de la Comisión
Económica para América Latina (CEPA!.) en el marco del Programa de Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD). Entre sus obras destacan: Poder y clases sociales en
el desarrollo de América Latina (1967) y Poder y estilos de desarrollo (1976).
64
REFORMULACIONES TEÓRICAS
REFORMULACIONES TEÓRICAS
de crecimiento económico. "¿Cuál es el papel del poder en el desarrollo? ¿Quiénes poseen poder, de qué tipo, cómo lo movilizan, hacia
qué objetivos y para servir qué intereses? ¿Cómo se incorpora la noción de poder al tema de las estrategias y las políticas y qué significado teórico se le atribuye?" En consecuencia, estilos de desarrollo
emergía como una categoría de análisis intermedia, pues constituía
la convergencia que se establece entre la estructura económica (elemento fijo) y las formas de poder (elemento variable). El tipo de
convergencia entre ambos elementos condiciona a su vez las formas
históricas de cada estilo. "De manera que lo que debería ser central
en este tipo de enfoque accionista es más bien una concepción del
papel que juega el poder en el desarrollo, por qué los agentes, para
ser efectivos y estar en condiciones de viabilizar sus estilos, tienen
que ser necesariamente una élite de poder, un grupo, coalición o
clase dominante, un 'establecimiento' o cualquiera otra cosa semejante, que controle el aparato de Estado", sostenía el autor.
Tales atributos del concepto representaron una aportación teórica notable a mediados de los años setenta, pues introdujeron la dimensión política del consenso en el ámbito del análisis económico.
Ello implica que los agentes históricos establecen alianzas capaces
de poner en marcha un estilo de desarrollo sustentado en su propia
estructura, sus instituciones y sus formas de consenso. Lo que aquí
se proponía era la incorporación de los procesos de decisión política como un elemento que compete a la economía. Si bien, los problemas estructurales son fijos, son materiales y se requiere de esfuerzos decididos para reestructurar el aparato productivo y marcar el
rumbo de su desarrollo, la forma de hacerlo dependerá de las características del consenso. Esa fue la propuesta metodológica innovadora de los estilos de desarrollo de la Cepal en esa época. Como
contraparte a la propuesta de Graciarena, inclinada hacia la dimensión política, se encuentra la propuesta de Pinto con énfasis en la
dimensión económica.
65
La economía y los estilos de desarrollo: Aníbal Pinto 2
Aníbal Pinto (1976) en Notas sobre estilos de desarrollo en la América
Latina, también publicado como artículo en el primer número de la
Revista de la Cepal, hace una notable aportación a este esfuerzo de
construcción teórica del enfoque unificado para el análisis del desarrollo latinoamericano. '
Pinto (1976, p. 97) sostiene que "desde el ángulo económico estricto podría entenderse por estilo de desarrollo la manera en que
dentro de un determinado sistema se organizan y asignan los recursos humanos y materiales con el objeto de resolver las interrogantes
sobre qué, para quiénes y cómo producir los bienes y servicios". En
consecuencia, para conocer el estilo de desarrollo en un país determinado, Pinto estudia la estructura del producto interno bruto (PIE)
y del empleo, así como la composición de la oferta en el mercado.
De ahí pasa a analizar la composición de la demanda, es decir, partiendo del empleo revisa cómo se conforma el esquema de distribución del ingreso. La interrelación de dichas estructuras es lo que
configura el estilo de desarrollo. Ahora bien, en el tiempo, los estilos
de desarrollo se modifican y transforman ante variables activas, por
ejemplo la empresa transnacional, que impulsan inclinaciones del
desarrollo capaces de dinamizar y configurar nuevos estilos ascendentes que, una vez consolidados, configurarán un estilo dominante que
desplazará al estilo de desarrollo anterior.
Así, por ejemplo, desde los años treinta hasta finales de los cincuenta prevaleció, en los países con más desarrollo en América Latina como Brasil, México y Argentina, un estilo de desarrollo hacia
adentro, de orientación nacionalista, que correspondía al periodo de
sustitución fácil de importaciones. A partir de los años sesenta, la
2 Aníbal Pinto Santa Cruz (1919-1996). Economista chileno. Realizó sus estudios
superiores en la Universidad de Chile y en la London School of Economics. Se desempeñó profesionalmente como director de la revista Panorama Económico, presidió el
Círculo de Economistas, fue jefe de Investigación del Instituto de Economía de la
Universidad de Chile y profesor de la Escuela de Economía de la Universidad de
Chile y de la Escuela Latinoamericana para Graduados (Escolatina), de la misma
universidad. Desempeñó el cargo de director de la Subsede de Cepal/ILPES en Río
de Janeiro, Brasil, y posteriormente el de director de la División de Desarrollo
Económico de la Comisión Económica para América Latina. Fue consultor principal
y director de la Revista de la Cepa Entre sus obras destacan: Chile: un caso de desunollo frustrado (1956) y Notas sobre estilos de desarrollo en América Latina (1976).
r-66
REFORMULACIONES TEÓRICAS
presencia de la industria transnacional reconfiguró el mercado interno con la producción de bienes suntuarios, de lujo y de capital,
transformando el desarrollo hacia adentro en dos esferas altamente
diferenciadas. La del mercado de bienes salarios, relacionados con
la canasta básica de los trabajadores, por un lado, y la del mercado
suntuario, por el otro, centrado en la atención de los estratos de
ingresos más altos orientados hacia la modernización de la estructura económica.
La conceptualización de estilos de desarrollo constituyó una importante aportación teórica de mediados de los años setenta al centrar su análisis en una perspectiva amplia orientada hacia una comprensión holística del desarrollo. Lamentablemente, esta oferta
teórica y metodológica no fructificó al interior de la Cepal debido,
en parte, a las condiciones sociopolíticas de los países caracterizadas
por las dictaduras militares, pues esta institución existe de manera
dependiente frente a los gobiernos de la región (Hodara, 1987). Por
tal razón, "el enfoque unificado había llegado a un punto muerto
como línea definida de investigación [...] y se le sustituyó por enfoques normativos" (Wolfe, 1982, p. 41), como lo podemos constatar
en trabajos que se realizaron en esos tiempos y se profundizaron en
los años ochenta. De esta manera, no fue posible trascender la matriz
de este proyecto. "A mayor compromiso de un experto con una teoría o una estrategia propia, menores eran sus posibilidades de participar en un ejercicio inevitablemente ecléctico" (Wolfe, 1982, p. 18).
En otras palabras, "en vez de progresar hacia un 'enfoque unificado',
en los años setenta se asistió a una continua diversificación de las
interpretaciones del desarrollo, a declaraciones internacionales cada
vez más ambiciosas que intentaban reconciliarlas, y también a una
creciente crítica del 'desarrollo', desde puntos de vista muy diferentes, considerándolo como un mito desgastado y equívoco" (Wolfe,
1982, p. 23).
Aunado a lo anterior, también podemos decir que las dictaduras
militares ahogaban cualquier lectura crítica y de transformación, teniendo éstas una responsabilidad histórica muy grande en el estancamiento de una vertiente del pensamiento latinoamericano. En
muchos países latinoamericanos las ciencias sociales fueron sometidas a una brutal censura y en otros casos a la clausura de carreras y
centros e institutos, lo que contribuyó a silenciar la visión histórica
del desarrollo. Al respecto, Joseph Hodara, un investigador muy liga-
RUORMULACIONES TEÓRICAS
67
do a la Cepal, nos dice: "Teniendo a los gobiernos como principal
`cliente' y fuente de legitimidad, la Cepal siguió cultivando, en este
tramo tecno-eclesiástico, una neutralidad esterilizante por su carácter
`intergubernamental'. No supo leer el giro de los tiempos" (Hodara,
1987, p. 75). En síntesis, el esfuerzo del enfoque unificado no prosperó por las siguientes razones:
La dificultad de la elaboración de categorías conceptuales complejas desde el análisis multidisciplinario;
El escenario político y social convulsionado cuyo resultado fue
la emergencia progresiva desde mediados de los años cincuenta
de dictaduras militares en Centro y Sudamérica acallando el
pensamiento crítico;
La presiones de dichos gobiernos a excluir lo social y político
en los análisis de la Cepal, institución de las Naciones Unidas y
dependiente de los estados;
La emergencia del pensamiento ortodoxo neoliberal en los años
ochenta a lo largo del continente latinoamericano.
Como lo recuerda Celso Furtado, el pensamiento de la Cepal
constituyó la época de una fantasía organizada por una América
Latina sin dictaduras y sin miserias (Furtado, 1985). De un proyecto
de alianzas políticas entre la burguesía industrial nacional y la clase
asalariada. Esta fantasía acorralada por la realidad desde mediados
de los años sesenta -estancamiento, inflación, desequilibrio externo,
marginalidad- fue sometida a una crítica que surgió tanto de la derecha, desde las posturas conservadoras y neoliberales, como de la
izquierda, desde las posturas del pensamiento crítico y el movimiento político radical. Como consecuencia, el estancamiento teórico fue
inevitable en los años ochenta en ambas escuelas de pensamiento
latinoamericano.3
3 Para un análisis de las críticas que surgieron tanto desde la izquierda como
desde la derecha, véase Fishlow (1987).
68
REFORMULACIONES TEÓRICAS
LA ACTIVACIÓN DEL PENSAMIENTO AMBIENTALISTA
La aparición de la dimensión ambiental tuvo variados impactos tanto
en la esfera académica como en la social. En la región de América
Latina en particular, los escasos trabajos que aparecieron, si bien
importantes, no lograron articularse del todo con la corriente dominante de la discusión del desarrollo.
La perspectiva evolucionista de Lewis y Rostow, por un lado y el
estructuralismo cepalino e incluso los dependentistas, por el otro, se
caracterizaron por una concepción del medio ambiente que lo reducía a materia prima de los procesos productivos y un optimismo
tecnológico desmedido. Ello dio origen a diversas políticas para el
sector rural. Una de las más conocidas ha sido la Revolución Verde.
Un proyecto internacional de desarrollo rural basado en lá innovación tecnológica. Esta propuesta impulsada en México a partir de
1943 y exportada a otros países en desarrollo, consistió en incrementar la producción agrícola a partir del uso intensivo de tecnología
moderna, agroquímicos e insumos provenientes de la investigación
biotecnológica, particularmente el mejoramiento genético de granos
básicos. Los resultados fueron espectaculares; por ejemplo, en la
producción de trigo en veinte años se cuadruplicó el rendimiento
por hectárea. Pronto aparecieron las consecuencias adversas: la severa monetarización de la producción agrícola, y con ello la dependencia tecnológica y la pérdida de control por parte del campesino sobre
el costo y utilización de insumos productivos; la sustitución de variedades nativas de maíz por semillas "mejoradas"; la aparición de nuevas plagas de los cultivos; la contaminación del suelo y del agua, y la
pérdida de biodiversidad, entre muchos otras desventuras que impactaron económica, social y culturalmente a enormes contingentes de
población y, desde luego, al propio medio ambiente.
Como era de esperarse, la Revolución Verde no resolvió la pobreza y ni la desigualdad en el campo latinoamericano: contribuyó a
ampliar la brecha entre campesinos pobres y ricos. Además, favoreció
la concentración y el precio de la tierra, propició también el endeudamiento de la población rural latinoamericana, el incremento de
los costos de producción y el deterioro ecológico de vastas regiones
productivas.
El problema es que esa posición frente al ambiente se sigue impulsando mutatis mutandis en la región, ahora en la forma de una
REFORMULACIONES TEÓRICAS
69
confianza desbordada en la biotecnología, sobre todo en el impulso
a cultivos genéticamente modificados, como ocurre en el caso de la
soya en Argentina, Brasil y México, donde además de otros cultivos
(jitomate, papa, algodón, canola) ha entrado incluso el maíz transgénico (conteniendo la bacteria Bacillus thuringiensis), lo cual viola
los más elementales principios de bioseguridad en un país que es el
centro de origen de una gran diversidad biológica.
En este apartado hacemos un recuento de los principales trabajos
que activaron el pensamiento ambientalista a escala mundial, para
enseguida abordar el movimiento que se produjo en el entorno regional, el cual no tuvo efectos significativos en ese momento.
Los pioneros: los informes del Club de Ramal
Aunque la preocupación global por el medio ambiente comenzó a
expresarse desde los años cincuenta, sobre todo al ver las enormes
consecuencias de la segunda guerra mundial, una corriente de pensamiento ambientalista propiamente dicha, tuvo una expresión clara
a partir de los años sesenta. Pepper (1984) señala que tres obras
escritas fueron claves para detonar el movimiento ambientalista
mundial: Silent Spring de Rachel Carson (1962), Blue Print for Survival
de Edward Goldsmith (1972) y Small is Beautiful: Economics as if people
mattered de Fritz Schumacher (1973). La primera anuncia y cuantifica
los problemas; la segunda analiza los cambios necesarios y la tercera
incorpora acciones prácticas para solucionar los problemas ambientales e identifica sus raíces filosóficas.5
4 El Club de Roma fue una organización creada en 1968 por un grupo inicial
de 35 prominentes representantes del mundo de la ciencia, la política, la diplomacia
y la industria para revisar los significativos cambios que se estaban produciendo en
el mundo. La aparición de este grupo en un momento caracterizado por vigorosos
movimientos contraculturales en plena guerra fría, permitió atraer la atención
internacional hacia las consecuencias de un conjunto de fenómenos demográficos
y políticos, así como del deterioro ambiental ocasionado por la industrialización,
la urbanización y el consumo. A cuarenta años de su aparición, el Club de Roma
cuenta entre sus filas a más de cien especialistas, entre ellos algunos premios Nobel,
de más de cincuenta países y debate temas globales, como el cambio climático, los
desafios de la globalización y la vulnerabilidad del sistema económico mundial.
5 Una excelente recopilación de las partes más prominentes de algunas obras
clásicas del ambientalismo puede encontrarse en Dobson (1999).
70
REFORMULACIONES TEÓRICAS
No obstante, muchos autores siguen acreditando que la obra de
Carson es la pionera en este envite al alertar contra los peligros del
uso de insecticidas y pesticidas que fomentaban las nuevas formas de
producción agropecuaria. Santamarina (2006), por ejemplo, considera que ello fue debido a que se articuló el discurso científico con
una estructura narrativa moral de sentido común, que lograba trasmitir verdaderamente una preocupación que fue comprendida por
el gran público no experto, convirtiendo los problemas distantes y
externos, en cercanos y directos.
La propuesta de Carson no incluye un cambio del sistema ni un programa
político, pero supone un inicio en la transformación de la forma de entender
nuestras relaciones con el medio, al poner de manifiesto la necesidad de
contemplar nuestro mundo como un sistema de interdependencias ecológicas (Santamarina, 2006, p. 66).
Empero, la ausencia de un programa político hace que algunos au-
tores reconozcan el trabajo de Carson sólo como un antecedente del
ecologismo. Al respecto Dobson (1997, p. 59) menciona que el inicio
del movimiento habría que buscarlo a partir de 1970, ya que las ideas
anteriores a este año "que guardan afinidad con el ecologismo estaban
`verdes' pero no eran aún verdes". Esa es la razón por la que muchos
ubican el momento de surgimiento con la celebración del primer Día
de la Tierra (22 de abril de 1970) en el que participaron más de veinte
millones de personas. Este acto fue convocado por Gaylord Nelson,
quien luego fue senador por el estado de Wisconsin, EUA. Ese año se
creó la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de ese país.
Por su parte, Schumacher desarrolló una crítica a la sociedad industrial. Tema que ya había sido tratado por otros autores prominentes en el campo de la economía, de la filosofía, de la crítica cultural
y de la política, como Lewis Mumford, Herbert Marcuse, Ernest Bloch
y Theodor Adorno, quienes veían el desarrollo de las fuerzas productivas del capitalismo como parte central de una estrategia de dominación y alienación. La diferencia de Schumacher es que analizó las
condiciones económicas y ecológicas propias dé los países del tercer
mundo, con lo que cuestionó al propio concepto de desarrollo y, más
particularmente, la ideología del crecimiento, "al menos a ese tipo
de desarrollo industrialista que sigue fascinando a las `élites' de los
países pobres" (Mires, 1990, p. 25).
REFORMULACIONES TEÓRICAS
71
Schumacher cuestionó severamente el mito de la infinitud de los
recursos naturales en la que reposa la economía, por lo que su trabajo puede considerarse como uno de los primeros intentos por
construir una crítica ecológica a la economía política del desarrollo.
Small is Beautiful, su obra cumbre, representa entonces una fisura en
el consenso industrialista que aparece en un momento de crisis de
los modelos productivos basados en la explotación intensiva de la
fuerza de trabajo y de la naturaleza, mediante la puesta en marcha
de técnicas de producción en masa con predominio de la industria
pesada. Schumacher, por lo tanto, constata la crisis del sistema fordista de producción industrial y sus formas más virulentas que cobraban expresión en el tercer mundo. 6
Por su parte, la obra de Edward Goldsmith, Blue Print for Suroival,
tuvo impacto por su contenido y su oportunidad. Se publicó por primera vez en el mes de enero ocupando todo el número de la revista
The Ecologist (vol. 2, núm. 1), en adelanto a la Cumbre de Estocolmo.
Por su gran aceptación, en septiembre del mismo año se publicó en
forma de libro. En términos generales, la obra propone un programa,
incluyendo los cambios que tienen que producirse y los pasos que hay
que dar, para alcanzar una sociedad más estable y sustentable. En
sus apéndices se hace un recuento y un pronóstico de los problemas
existentes en los ecosistemas, en el sistema social, en la población, en
el suministro de alimentos y en materia de recursos no renovables,
particularmente el petróleo.
Las naciones desarrolladas consumen tan desproporcionada cantidad de
proteínas, materia prima y combustibles que, a menos de que ellas consideren reducir su consumo, no hay esperanza alguna de que las naciones subdesarrolladas mejoren significativamente sus niveles de vida (Goldsmith,
1972, Párrafo 150) (traducción libre).'
6 No es casual, dice Mires (1990), que los países de América Latina más afectados por la deuda externa sean precisamente aquellos en los que en el pasado
fueron aplicados modelos de industrialización pesada basados en las premisas fordistas de producción. La parálisis de las instituciones para el desarrollo fue debida
a que sus promotores tuvieron que rendirse ante la evidencia de que tras experimentar muchos años con modelos fordistas y rostownianos no solamente no podían
ofrecer resultados positivos, sino que son responsables de producir precisamente
las catástrofes económicas y ecológicas que están a la vista.
7 Véase <www.theecologist.info/key27.html>, consulta 10/03/08.
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REFORMULACIONES TEÓRICAS
Un factor fundamental sobre estas tres obras mencionadas (Carson, Goldsmith y Schumacher), es que ninguna de ellas coloca al
crecimiento demográfico como el elemento principal del problema,
el cual formaba parte de una poderosa configuración discursiva que
se remonta a Thomas Malthus y su trabajo publicado en 1798, bajo
el título An essay on the principie of population. El planteamiento de
Malthus definía el problema en el sentido de que la población tiende
a crecer geométricamente, mientras que la producción de alimentos
lo hace en progresión aritmética, lo que, trasladado al conjunto social
amplio, generaría severos problemas económicos. En esta línea de los
neomalthusianos, destacan The population bomb, libro escrito en 1968
por Paul Erlich (con quien Commoner polemizó públicamente),
donde se presenta un diagnóstico de lo que anunciaba como la crisis
demográfica mundial8 y "The tragedy of commons" ("La Tragedia
de los bienes comunes"), un artículo publicado el mismo año en la
revista Science por Garret Hardin (1968) y cuyas soluciones remitían a
los principios de la economía neoclásica y al control demográfico.
Sin embargo, la obra más emblemática de todas es Los límites del
crecimiento (Meadows et al., 1993), primer informe del Club de Roma
publicado en 1972. Este informe marcó el inicio de un fuerte movimiento de condena a los principios económicos convencionales, a
través de los cuales las actividades humanas son reducidas a la población, la producción industrial y a la acumulación del capital, como
si la Tierra fuera una fuente inagotable de recursos naturales y la
solución de los problemas sociales y ambientales llegaría como efecto colateral del espejismo del crecimiento económico (Negret,
1999).9 Los pronósticos de este documento derivaron de la aplicación
de un modelo simulado en computadoras en el Massachussets Institute of Technology (MIT) elaborado por Jay Forrester, para responder
a la pregunta ¿cuál sería la situación del planeta Tierra, en caso de
que la humanidad continúe al mismo ritmo de relación física, eco-
8 Este libro se reeditó 22 veces en tres años, lo que habla del impacto social
generado.
9 La aparición de esta preocupación sobre la población y los recursos naturales,
se manifestó con fuerza casi inmediatamente después de la segunda guerra mundial
(1945). Varios autores denominados "profetas del Apocalipsis" aportaron en este
sentido, entre ellos Fairfield Osborn (Our plurulered planet, 1948; The limits of the earth,
1953), William Vogt (Road to survival, 1948), John Boynd Orr (The white man's dilernma: food and the future, 1953) (Portilho, 2005).
REFORMULACIONES TEÓRICAS
73
nómica y social que caracteriza la actual sociedad de consumo? Para
hacer las proyecciones del modelo se emplearon parámetros tales
como la degradación ambiental, el crecimiento demográfico, los índices de contaminación, las necesidades alimentarias per capita dentro
de una perspectiva mundial en el periodo 1900-2100.
El estudio volvía a colocar en el centro de la cuestión del desarrollo el hecho incontrovertible de la finitud de los recursos, tanto los
que provienen directamente del medio natural, como los transformados por el propio hombre, a partir de materiales disponibles en
la naturaleza.") Es decir, ponía de relieve la fantasía de que la escasez
de recursos materiales podía ser sustituida con los recursos del capital y el trabajo (sustentabilidad débil), lo que conmocionó a las
grandes expectativas generadas en el periodo de la posguerra. Estas
eran las premisas en las que se había construido la ciencia social,
desde el llamado "Espíritu de la Era", promovida por la Ilustración y
específicamente por los trabajos de John Locke, Francis Bacon, René
Descartes e Isaac Newton, basados en la creencia de un sostenido
progreso material a partir de una más eficiente explotación del medio
natural, como resultado de la aplicación de la ciencia y la tecnología
(Barry, 1999).
Las principales conclusiones de ese estudio sobre los límites del
crecimiento fueron que si la población seguía creciendo al mismo
ritmo y la industrialización, y la degradación de los recursos naturales
continuaran aumentando, los límites del crecimiento serían alcanzados en alrededor de cien años. Se señala también que las tendencias
pueden modificarse, por lo que el equilibrio global debía ser planificado de acuerdo con las necesidades materiales básicas de cada ser
humano y garantizando a cada persona iguales oportunidades y condiciones para desarrollar su potencial." A partir de este trabajo, ha
quedado claro que "los límites del crecimiento no pueden ser reemplazados por un crecimiento de los límites" y que éstos si bien dinámicos y sin poderse determinar con seguridad, son reales y serán
alcanzados en un cierto momento, lo que es difícil de saber es cuánID Como el informe se publicó unos meses antes de la crisis petrolera (1973),
ello se convirtió en un caldo de cultivo sumamente favorable para sus planteamientos sobre la escasez y constituyó unos de los factores más importantes para su éxito
editorial. Hacia 1976, el informe se había publicado en treinta idiomas con tirajes
que rebasaban los cuatro millones de ejemplares.
" Véase Tamames (1979).
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REFORMULACIONES TEÓRICAS
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REFORMULACIONES TEÓRICAS
do; pero la incertidumbre no elimina la realidad de esos límites (W.
Sachs y Santarius, 2007, p. 37). En este mismo sentido, Naredo (2006,
p. 22) sostiene en Los límites del crecimiento, que éste
puso contra las cuerdas a la meta habitual del "crecimiento económico", que
ocupaba un lugar central en el discurso dominante. Este informe subrayaba
la evidente inviabilidad del crecimiento permanente de la población y sus
consumos: el crecimiento acumulativo continuado —y por lo tanto exponencial— sólo podía darse de modo transitorio en el mundo físico.
Sin embargo, Los límites del crecimiento no hace mención alguna al
problema del consumo y aborda la adquisición material como una
simple función del incremento demográfico y del proceso o;le industrialización.' 2 Tampoco "discute el papel central que ciertas características de la modernidad, como la televisión, los medios, la moda, la
publicidad, etc., tienen en la formación de los deseos del consumo"
(Portilho, 2005, p. 44); asuntos a los que sí apuntaban otros autores
de la época como Edward Goldsmith, Herbert Marcuse, André Gorz
(Michel Bosquet) y William Ophuls, entre muchos otros, quienes
denunciaban el consumismo de las sociedades modernas y más particularmente el American way of lije y su concomitante modelo de
crecimiento económico, como una de las causas de la degradación
ambiental.'s
Después del primer informe del Club de Roma sobre Los límites del
crecimiento, hubo un segundo titulado La humanidad en la encrucijada,
a cargo de un grupo multidisciplinario de expertos encabezado por
Mihajlo Mesarovic y Eduard Pestel (1974). En este estudio se modifica la concepción de sistema global homogéneo del primero para
concebir al mundo como un todo interrelacionado. Esta concepción
12 Una crítica de las tesis neomalthusianas desde América Latina puede verse
en Pavón (1976).
En 1992 se publicó una versión actualizada de Los Límites donde el plazo se
ajustó al año 2050 (Meadows, Meadows & Randers, 1992). En el primer informe, el
colapso ocurre a resultas del agotamiento de los recursos naturales, en especial de
los alimentos; en el segundo estudio, como consecuencia de la contaminación generada por la excesiva industrialización ocurrida debido a la mayor disponibilidad
de recursos económicos. Sin embargo, puede decirse que el segundo es aún más
pesimista que el primero, toda vez que se señala que los límites ya se han traspasado y que el tipo de desarrollo actual es insostenible, por lo que se apoya la propuesta del Informe Brundtland.
13
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permitía darle salida a la propuesta de impulsar un crecimiento orgánico, en vez del crecimiento no diferenciado en el que el crecimiento
de unos era a costa del no crecimiento de otros. No se apoyaba una
de las conclusiones del primer informe, la de frenar totalmente el
crecimiento, porque eso sólo sería factible si el mundo fuera uniforme, por lo que se requería una estrategia global basada en un
crecimiento equilibrado y diferenciado y una urgente necesidad de
cooperación global. El tercer informe del Club de Roma se denominó, por lo mismo, Reestructuración del orden internacional, coordinado
por economista y premio Nobel Jan Tinbergen (1976). Este trabajo
insistió en la necesidad de reducir las desigualdades existentes y en la
redistribución de las oportunidades globales, así como en establecer
un orden que disminuya la distancia entre ricos y pobres. Para ello se
proponía el desarrollo pero con una orientación hacia el bienestar de
todos, a través de cinco estrategias: la satisfacción de las necesidades,
la erradicación de la pobreza, el desarrollo autónomo, el ejercicio del
poder público y el ecodesarrollo equilibrado, éste último a partir de
un sistema de planificación mundial de los recursos.
Santamarina (2006, p. 94) señala que los tres informes del Club
de Roma desempeñaron un importante papel al poner en evidencia:
la crisis de la idea de progreso al cuestionar el concepto de desarrollo entendido como crecimiento, así como presentar una postura
crítica respecto a las posibilidades que verdaderamente ofrecen la
ciencia y la tecnología.
Recurrir a las soluciones tecnológicas no garantiza la consecución de una sociedad ecológica; la fe en la tecnología, como solución última a todos los
problemas, puede distraer nuestra atención del problema base e impedir que
emprendamos una acción efectiva para resolverlo (Meadows, 1972, p. 174); de
hecho, sólo se puede encontrar una solución considerando al sistema global
(Mesarovic y Pestel, 1974, p. 172) [porque) nos enfrentamos a cuestiones que
son predominantemente políticas y no técnicas (Tinbergen, 1976, p. 56).
Esa intensa discusión ocurrida en la primera mitad de los años
setenta sobre los límites del crecimiento ha devenido, con el proceso
de globalización neoliberal de la sociedad de consumo actual, en un
crecimiento sin límites y sin equidad, pese a las cada vez mayores
evidencias del ecocidio y de la abyecta pauperización de enormes
contingentes de seres humanos prescindibles.
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REFORMULACIONES TEÓRICAS
A las anteriores obras que abonaron el surgimiento del pensamiento ambientalista, adicionaríamos la seminal obra de Barry Commoner, quien desde 1963 había lanzado serias advertencias sobre los
problemas ocasionados por el tipo de desarrollo científico y tecnológico y sus riesgos, lo que contiene profundas implicaciones morales.
Su libro The closing circk, publicado en 1971, aborda los impactos de
la industrialización tanto en el medio natural como en los seres humanos. Una sola tierra: el cuidado y conservación de un pequeño planeta,
libro escrito como documento base para la Cumbre de Estocolmo,
por la economista británica Bárbara Wards y el biólogo franco-americano René Dubos (1972).
En la línea del pensamiento anarquista se encuentra Our Synthelic
Environment, de Murray Bookchin, publicado casi simultáneamente
al libro de Carson en 1962, que constituye una temprana denuncia
sobre la crisis ambiental." Escrito bajo el seudónimo de Lewis Herber, denuncia al capitalismo de su tiempo, así como a la propia izquierda ortodoxa. Este libro ha sido trascendental porque fue el
inicio de muchas otras obras de naturaleza fundante de un espíritu
insumiso y una línea de pensamiento que se continúa en la corriente de la ecología social; ya en 1965, Bookchin afirmaba que una sociedad anarquista era una precondición para la práctica de los principios ecológicos. 15
Finalmente, a todas estas obras, Naredo (2006) agrega al menos
otras tres sumamente significativas en términos de impacto en la opinión pública, el libro de Boulding (1966) The economics of the coming
spaceship Earth; el de Odum (1971) Environment, power and society y
14 Si bien no todos los autores lo incluyen como una referencia por tratarse de
una novela publicada en 1975, tenemos la convicción de que sí lo es. Se trata de The
monkeywrench gang (La banda de la llave inglesa) cuyo autor es Edward Abbey*(19271989); obra de ficción que trata sobre el sabotaje industrial como protesta por los
daños ambientales provocados en el Suroeste americano. Ha sido tan influyente
que el término "monkeywrench" se emplea a menudo para designar todo tipo de sabotaje a maquinaria, así como cualquier acto violento, activismo o desobediencia
civil con el fin de preservar los ecosistemas. Inspiró también a Dave Foreman y Mike
Roselle para la creación de Earth First!, un grupo ambientalista que promueve la
acción directa y aboga por el tipo de vandalismo descrito en el libro.
15 Veinte años después de esta obra, Bookchin publicó Ecología de la Libertad
(1982), su obra cimera y más influyente en el pensamiento de la ecología social y
la ecología política. Para mayor información, véase el sitio de Internet de Ecología
Social. <www.ecologiasocial.com/>, 10/01/08.
REFORMULACIONES TEÓRICAS
77
el reporte solicitado por el presidente Carter, publicado por Barney
(1981) The Global 2000. Report to the President of the US. Este último concluye diciendo que "si las tendencias observadas continúan, el mundo
en 2000 estará más poblado, y será más vulnerable a posibles hechos
disruptivos que el mundo en que ahora vivimos. Serias tensiones que
involucran a la población, los recursos y el ambiente son claramente
visibles. A pesar del gran desarrollo material, la gente del mundo será
más pobre en muchos sentidos al de hoy" (traducción libre). Negra
profecía que se ha cumplido en los poco más de veinticinco años que
separan a este estudio del momento actual.
Estas aportaciones del pensamiento ambientalista realizadas fuera
de América Latina no lograron tener un impacto suficientemente
fuerte en el pensamiento de esta región, como lo analizamos en el caso
del enfoque unificado de la Cepal. Sin embargo, es importante resaltar
la interconexión que se estaba realizando, pues la crítica al objeto de
estudio tradicional de las teorías del desarrollo, que en sus orígenes
surgió desde la sociedad civil y la reflexión científica, llegó progresivamente al ámbito de las grandes instituciones internacionales.
La emergencia regional de la dimensión ambiental: la Fundación Bariloche
En cuanto a la dimensión ambiental en América Latina, y aunque
desde 1972 Fernando Césarman había vinculado el deterioro ecológico con el psicoanálisis y la cultura, fueron líneas de investigación
que no se continuaron. A finales de los años setenta, hubo una reacción de algunos intelectuales latinoamericanos por darle un giro a
las teorías sobre el desarrollo prevalecientes hasta el momento. Castro (2005) menciona que en 1975 el geógrafo chileno Pedro Cunill
propuso establecer un horizonte histórico para el análisis de los problemas ambientales. En esta línea, en 1980 Nicolo Gligo y Jorge
Morillo publicaron sus "Notas sobre la historia ecológica en América
Latina", el cual, junto con el artículo de Hurtubia (1980) sobre pensamiento ecológico en la región, constituyeron las únicas referencias
al tema en los dos volúmenes que integran el clásico Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, a cargo de Osvaldo Sunkel y
el propio Nicolo Gligo. 16 A ello respondió Luis Vitale (1983) desde
16 Para una evaluación sobre los rezagos ambientales del pensamiento económico en la región, véase Gligo (1992).
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REFORMULACIONES TEÓRICAS
la izquierda cuestionando la omisión. Varios años después el grupo
encabezado por Fernando Ortiz Monasterio (1987), publicaba su
perspectiva sobre México.
Empero, la crisis del pensamiento desarrollista latinoamericano
también estuvo asociada con una reacción contra el creciente interés
sobre los límites del crecimiento, que se produjo como consecuencia
de la publicación de los estudios del Club de Roma, los que se tachaban de neomalthusianos. En primer término, se consideraba que los
problemas ambientales eran resultado de los procesos de desarrollo,
por lo cual no eran propios de América Latina sino de los países
industrializados. Se sostenía también que, en todo caso, cada país era
soberano de aplicar sus propias políticas y que las normas ambientales de los países industrializados no eran aplicables a los países en
vías de desarrollo; "esa postura se convirtió en un pretexto para minimizar medidas ambientales efectivas" (Gudynas, 2002, p. 26).
En esos años de construcción teórica, destaca el modelo de la
Fundación Bariloche, construido bajo la coordinación de Amílcar
Herrera (1976), que partió de una profunda revisión del concepto
de desarrollo, respondiendo en cierto modo a los vectores del Informe del Club de Roma. Fue publicado en 1977 con el título "Catastrophe or a New Society: A Latin American World Moder; constituyó una
reacción al pensamiento dominante sobre el desarrollo fundado en
los límites fisicos agravados por el crecimiento demográfico exponencial. El planteamiento central apunta a que el problema, más que de
límites físicos, sea sociopolítico (Cavalcanti s/f) y, sin presentar prueba alguna, niega el agotamiento de los recursos naturales.
En 2004 se publicó la versión 30 años después (Herrera et al., 2004),
en la cual los autores rechazan haber negado la existencia de límites
físicos, insisten en criticar el optimismo tecnológico irrestricto y el
concepto de sustitución infinita entre los factores de producción y
apuntan que en el momento actual, con respecto a las perspectivas
futuras es, como en los años setenta, no sólo surrealista sino esquizofrénica.
El mismo camino que ha sido designado oficialmente como insustentable en
1992 por unos 100 mandatarios en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro
es proclamado como un ascenso triunfal por el Banco Mundial y otras organizaciones financieras internacionales [...] Por un lado, parece existir una
creencia general "oficial" en un único futuro global con variaciones margi-
REFORMULACIONES TEÓRICAS
79
nales que giran alrededor de un tema central, y la mayoría de las discusiones
sobre el futuro a largo plazo se centran en temas de competividad económica
y ganancias financieras. Las necesidades de las personas y su desarrollo parecen haberse convertido en no temas (Gallopín, 2001, p. 45).
Sin embargo, los estudios sobre la dimensión ambiental del desarrollo en América Latina eran esporádicos y no lograron establecer
una corriente de pensamiento consistente, hasta que Fernando Tudela (1990) publicó Desarrollo y medio ambiente en América Latina: Una
visión evolutiva, que constituyó el canto del cisne para las visiones
desarrollistas en la región.
El ecodesarrollo, una propuesta efimeral 7
En 1973, Maurice Strong, quien fungía como Director Ejecutivo del
Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA),
durante la primera reunión del Consejo de Administración, formuló
por primera vez la noción de ecodesarrollo y lo definió en los siguientes términos:
El desarrollo y el medio ambiente no sólo no se oponen, sino que constituyen dos aspectos diferentes del mismo concepto. Lo que realmente está en
juego es la gestión racional de los recursos, con el objetivo de mejorar el
hábitat global del hombre y garantizar una calidad de vida mejor para todos
los seres humanos. Una vez más, es el concepto de desarrollo el que de esta
manera se amplía y se hace más realista; el crecimiento que es fundamento
necesario; la igualdad, el principio que orienta la distribución de la renta; la
calidad de vida, definida de manera concreta para cada uno de los grupos
sociales urbanos y rurales, un objetivo de la sociedad; el manejo del medio
ambiente, un instrumento para realizar una gestión racional de los recursos
naturales, controlando al mismo tiempo el impacto del hombre sobre la
naturaleza (PNUMA, 1978, p. 1).
El ecodesarrollo fue la propuesta alternativa a la visión institucional que se propagaba en las conferencias internacionales sobre medio
ambiente, sustentada en los límites físicos del crecimiento, el control
17 Un esfuerzo por reunir trabajos clave de Ignacy Sachs, se publicó recientemente en Brasil. Véase I. Sachs y Freire Vieira (orgs.) (2007).
8o
REFORMULACIONES TEÓRICAS
demográfico y el crecimiento cero. Se apelaba a la necesidad de crecer pero dentro de un nuevo estilo de desarrollo, que se sustentara
en el potencial biorregional (Sale, 1974, 1985), en las capacidades
locales de la base y a escala humana, con apoyo de tecnologías
apropiadas que recuperaran el saber tradicional, rechazando por lo
mismo la dependencia política, económica, tecnológica y cultural.
El ecodesarrollo intentaba romper la aporía que subyace en la idea
que confronta a los países subdesarrollados con los desarrollados,
de que en los primeros sus problemas provienen de la falta de desarrollo y en los segundos por un "exceso" de desarrollo. De ahí que
la vinculación con las luchas de los pueblos del tercer mundo por el
desarrollo autónomo y en defensa de sus recursos se dio de manera
casi natural.
Así, el concepto de ecodesarrollo buscaba superar el antágonismo
entre la economía y la ecología, que se manifestaba en la escasa integración de la dimensión ambiental en las políticas y propuestas para
el desarrollo, pero daba un especial énfasis en los grandes contingentes de población desposeída y excluida de lo que eran los supuestos
beneficios del desarrollo. Las características sobresalientes de esta
propuesta fueron (González Gaudiano, 1997):
a] El esfuerzo debe centrarse en el aprovechamiento de los recursos específicos de cada ecorregión para satisfacer las necesidades
de su población;
b] El ecodesarrollo debe contribuir ante todo a la realización de
la comunidad, su recurso más valioso;
c] La identificación, la explotación y la gestión de los recursos debe
basarse en una perspectiva de solidaridad sincrónica y diacrónica con las generaciones humanas;
di Los impactos negativos de las actividades humanas sobre el ambiente se reducirán, a partir de procedimientos y formas de
organización de la producción que permitan aprovechar todas
las complementariedades y utilizar los residuos con fines productivos;
e] El ecodesarrollo pone el acento en la capacidad natural de cada
región para realizar la fotosíntesis bajo todas sus formas, por lo
que propone el empleo a pequeña escala de la energía que
proviene de las fuentes comerciales;
fl El ecodesarrollo implica un estilo tecnológico particular para la
REFORMULACIONES TEÓRICAS
83.
producción de alimentos, vivienda y energía, así como para crear
nuevas formas de industrialización de los recursos renovables;
g] El marco institucional para el ecodesarrollo está definido por
tres principios básicos: 21 una autoridad horizontal que pueda
estar por encima de los particularismos sectoriales, responsable
de las diversas facetas del ecodesarrollo y coordinadora de todas
las acciones emprendidas; una autoridad que promueva la
participación efectiva de las poblaciones, a las que atañe la realización de las estrategias de ecodesarrollo; una autoridad
que asegure que los resultados del ecodesarrollo no se vean
comprometidos en beneficio de los intermediarios;
gl La educación es una condición necesaria para el establecimiento de estructuras participativas de planificación y de gestión, en
virtud de que prepara a la población para ello.
Aunque el concepto de ecodesarrollo comenzó a trasminar las
declaraciones de las reuniones internacionales e inspiraba la redacción de numerosos documentos, a veces sin mencionarse explícitamente, fue el Seminario sobre Modelos de Utilización de Recursos
Naturales, Medio Ambiente y Estrategias de Desarrollo, convocado
por la UNESCO y el PNUMA, en Cocoyoc, Morelos, México, celebrada
en 1974, el que paradójicamente al tiempo que proyectó internacionalmente el concepto, provocó su abandono.
El seminario fue presidido por Barbara Ward y en su declaración
final destaca el carácter sistémico de la crisis ambiental global. Se
manifiesta abiertamente la relación entre la pobreza, el crecimiento
demográfico y el deterioro ecológico. Además, se reconoce que estos
problemas son resultado de los modelos de desarrollo y los estilos
de vida preconizados por el mundo occidental, donde las desigualdades no son consecuencia de determinadas condiciones geográficas
y sociales, sino de las formas de explotación neocolonial. Se admite
también que la relación desarrollo-subdesarrollo es estructural y mutuamente dependiente, lo que es congruente con una de las tesis de
la teoría de la dependencia en cuanto a que el subdesarrollo no es
un estado previo del desarrollo, sino su condición de posibilidad. 18
18 La declaración de Cocoyoc fue revisada y fortalecida para ser publicada en
1975 en una memoria a cargo de la Fundación Dag Hammarskjóld, titulada What
noto? la cual se sustentó en los cinco pilares que deberían caracterizar ese "otro
82
REFORMULACIONES TEÓRICAS
En la actualidad, el PNUMA reconoce que la declaración de Cocoyoc fue la base para redactar el primer párrafo de la Estrategia Mundial
para la Conservación, publicada en 1980, y se volvió a enunciar en el
Geo-2000 en 1999: "El impacto destructor combinado de aquella mayoría de seres humanos pobres que luchan por subsistir, y de aquella
minoría rica que consume la mayor parte de los recursos del globo,
está socavando los medios que permitirían a todos los pueblos sobrevivir y florecer (UNEP/UNCTAD 1974)". La Declaración de Cocoyoc
concluye:
El camino hacia adelante no reside en la desesperanza del fracaso ni en el
optimismo fácil de sucesivas soluciones tecnológicas. Reside en la evaluación
cuidadosa y objetiva de los límites externos", a través de la búsqueda mancomunada de formas de alcanzar los "límites internos" de los derechos humanos fundamentales, a través de la construcción de estructuras sociales que
expresen esos derechos, y por medio de todo el trabajo paciente de diseñar
métodos y estilos de desarrollo que conserven y mejoren nuestra herencia
planetaria (UNEP, GEO 3, 2002, p. 7).
El ecodesarrollo propone entonces una modalidad de desarrollo
distinta que debe construirse con base en las necesidades y características locales, tanto ecológicas como socioculturales. Esta concepción desarrollada teóricamente por Ignacy Sachs promueve que las
comunidades se organicen en función del uso racional de sus respectivos ecosistemas, los que se valorizan gracias a la adopción de tecnologías apropiadas, lo que supone además basar el desarrollo en el
esfuerzo propio y la recuperación de los valores tradicionales, asumiendo como elemento básico la autogestión (Bifani, 1995). I. Sachs
(1981) señala que el concepto de estado estacionario sólo tendría
sentido si la sociedad fuera perfectamente igualitaria y además capaz
de garantizar un nivel de vida razonable. En vez de ello, el ecodesarrollo promueve un estilo endógeno que toma como punto de partida las necesidades, promueve la simbiosis entre las sociedades humanas y la naturaleza y se abre al cambio institucional.
desarrollo": autónomo, endógeno, dirigido hacia la satisfacción de las necesidades
básicas (y no para la demanda), en armonía con la naturaleza y abierto al cambio
institucional (I. Sachs, 2007, p. 289).
REFORMULACIONES TEÓRICAS
83
Aunque el ecodesarrollo recibió algunas críticas debido a su carácter voluntarista, que carece de una estrategia para operar el cambio,
y que desemboca en una propuesta que refuncionaliza la economía
sin cuestionar sus bases de manera radical (Leff, 1994), sí sorprendió la rapidez con que el concepto fue abandonado incluso por sus
mismos promotores. Por ello resulta creíble la denuncia de I. Sachs
(1994) en cuanto a que unos días después de haberse realizado el
Seminario de Cocoyoc, con un éxito tal que el entonces presidente
mexicano Luis Echeverría, quien participó en las deliberaciones del
último día, suscrito las resoluciones y las había presentado a la prensa,
el Secretario de Estado estadunidense, Henry Kissinger, mediante un
telegrama enviado al director del PNUMA, desaprobaba los acuerdos
indicando que había que enmendar el vocabulario y más específicamente el término "ecodesarrollo", que quedó así vetado de los foros
sucesivos, dándole paso al concepto de desarrollo sustentable, que
los economistas neoclásicos podían aceptar sin recelo, al confundirse
con el "desarrollo autosostenido" (self sustained growth) introducido
tiempo atrás por Rostow (Naredo, s/f). Como hemos visto, este
desarrollo autosostenido no tenía relación alguna con la dimensión
ambiental y formaba parte de una propuesta teórica general que el
propio Rostow denominaba "Manifiesto no comunista", toda vez que
cuestionaba las revoluciones anticapitalistas.
Como la Declaración de Cocoyoc dejó establecido desde entonces
"es la mala distribución y no la escasez la que está en la raíz del problema. El subconsumo y el hiperconsumo, el subdesarrollo y el hiperdesarrollo son dos lados de la misma moneda" (1. Sachs y Freire
Vieira, 2007, p. 289). Es un juego suma cero, en el que unos pocos
ganan y otros muchos pierden. Después del veto de la diplomacia
estadunidense, pasaron varios años antes de que el PNUMA volviera a
impulsar la discusión sobre los estilos de vida y los patrones de desarrollo alternativo.
Los años setenta se caracterizan por el estancamiento o impasse
como lo explica Corbridge (1990) derivado de la crisis del desarroIlismo, los pobres resultados del enfoque unificado y la presión de
las dictaduras militares condujeron a una etapa de eclecticismo en el
pensamiento de la Cepal. Por otra parte, el pensamiento económico
y social de la teoría de la dependencia se enfrentó a un nuevo escenario político configurado en los años ochenta, por la emergencia de
los procesos de liberalización política, sustituyendo a las dictaduras
84
REFORMULACIONES TEÓRICAS
militares por gobiernos civiles surgidos de procesos electorales en
América Latina. De igual forma, en los años ochenta, los gobiernos latinoamericanos comenzaron a establecer las primeras dependencias
orientadas a atender los asuntos ambientales de manera programática, como resultado de una mayor toma de conciencia del problema,
pero también por la presión internacional.
En esta coyuntura, la crisis del régimen de acumulación fordista
a escala internacional (que analizaremos en el marco de la teoría de
la regulación) condujo al desplazamiento de las políticas keynesianas
por las políticas neoliberales que tuvieron impactos muy importantes
en los años ochenta. Uno de orden económico, conocido como la crisis de la deuda externa y la década perdida y, el otro, de orden político
que corresponde al mencionado proceso de liberalización política.
En ese marco, muchos académicos se volcaron a participar activamente en la construcción de la democracia y en la reflexión de nuevos
problemas vinculados con la definición de políticas frente a la crisis
de la deuda externa, el fenómeno de la década perdida y los nuevos
retos que progresivamente iban imponiendo tanto la globalización,
como las crisis de la desigualdad social y del deterioro ecológico.
5. EL ENFOQUE FRANCÉS Y LA TEORÍA DE LA REGULACIÓN
Cuando en América Latina se entra en un estancamiento del pensamiento social, cerrándose un ciclo de creatividad e innovación de las
aportaciones teóricas en el campo de reflexión sobre el desarrollo
(Corbridge, 1990), en Francia, surge una nueva escuela de pensamiento abocada al análisis del desarrollo del capitalismo contemporáneo
que logra superar las limitaciones en las que se circunscribieron los
esfuerzos teóricos del enfoque unificado de la Cepal y de la teoría de
la dependencia. Así, a partir del año de 1978 varios intelectuales franceses propusieron nuevas interpretaciones sobre la crisis económica
mundial de principios de los setenta que sorprendieron por su similitud. Nos referimos a Michel Aglietta (1979), Robert Boyer (1978),
Benjamin Coriat (1984) y Alain Lipietz (1983), quienes teniendo
como antecedente el movimiento del 68 en Francia y el impacto que
éste tuvo en el resurgimiento del marxismo occidental (Anderson,
1980), se propusieron al igual que la teoría de la dependencia y la
Cepal "hacer un análisis concreto de una realidad concreta". Consecuentemente, el conocimiento de la historia y la sociedad formaba
parte del análisis socioeconómico que estaban por realizar.
Partiendo del paradigma teórico keynesiano, la regulación se
constituye como una alternativa frente a la corriente neoclásica que,
siendo incapaz de explicar la temporalidad de los hechos económicos
vividos por los sujetos y el contenido social de la relaciones económicas establecidas por ellos, había reducido la ciencia económica a una
simple elaboradora de modelos teóricos, totalizadores y totalitarios
que, inspirados en el enfoque normativo del equilibrio general, se
desligaba de la realidad (Aglietta, 1979).
Como es ampliamente conocido, la teoría del equilibrio general
otorga: a los sujetos, la garantía de una libertad absoluta ausente de
conflicto; a la sociedad, la facultad de ser una colectividad armoniosa con un horizonte permanentemente estable; al sistema económico,
un espacio de actuación de los sujetos que bajo ciertas reglas de
eficacia se comportan racionalmente de manera tal que sus actos son
compatibles entre sí. En suma, un cuerpo teórico que define relacio-
[85]
86
ENFOQUE FRANCÉS
nes económicas entre los sujetos a priori, desligado de lo real, y por
lo tanto, incapaz de descifrarlo.
A esta concepción estática, estable y perdurable de la realidad
económica de los neoclásicos, la regulación contrapone la noción
histórica del movimiento, del conflicto social y de la transformación.
El eje del análisis no será la noción de equilibrio, sino la de reproducción
para entender cuáles son los elementos y las relaciones económicas
que persisten y cuáles son las que se han modificado en determinada
coyuntura histórica. Para ello, es necesario dejar a un lado la elaboración a priori de los modelos y en su lugar reflexionar la realidad
social en su historia y en su movimiento realmente existente. Así, los
conceptos fundamentales de la regulación son las estructuras económicas, las relaciones y los procesos sociales que acompañan la noción
de transformación. Su objetivo entonces es descubrir las formas mediante las cuales el sistema económico encuentra la mejor manera
de reproducirse. Estas formas entrelazadas y articuladas conforman
la reproducción y son llamadas por ellos como la regulación.
Por regulación se entiende "el modo de funcionamiento global de
un sistema, conjunción de ajustes económicos asociados a una configuración dada de relaciones sociales, de formas institucionales y de
estructuras" (Boyer, 1978, p. 189). Así, el concepto de regulación
apunta a que, a lo largo del desarrollo económico de cada sociedad,
las leyes del funcionamiento capitalista encuentran su mejor manera
de desarrollarse y reproducirse. Esta "mejor manera" está determinada por las condiciones materiales de la estructura productiva, el
grado de institucionalización estatal y la correlación de fuerzas existente entre las clases sociales; conjunto de elementos que conducen
a una cierta estabilidad de la regulación. Sin embargo, "esta estabilidad sólo es relativa porque la dinámica misma de la regulación engendra movimientos perpetuos que modifican en todo momento el
carácter de las relaciones, la intensidad de los conflictos y la correlación de fuerzas" (Boyer y Mistral, 1981, p. 5).
Es así, como la regulación llegó al terreno del marxismo por la vía
del materialismo histórico. Ante las interrogantes levantadas por la
crisis económica actual y no resueltas por la teoría económica dominante, esta corriente de pensamiento se abocó al análisis concreto
del capitalismo contemporáneo, tomando como centro de reflexión
la crisis, el desarrollo económico, las relaciones sociales, la creación
monetaria, el Estado, las instituciones y el proceso de trabajo.
ENFOQUE FRANCÉS
87
Es importante señalar que, en América Latina, el keynesianismo
de la Cepal y el marxismo de la dependencia estuvieron separados,
y a pesar de los esfuerzos del enfoque unificado, se mantuvieron los
sesgos economicistas y sociologistas, respectivamente. Por el contrario, la teoría de la regulación integró el enfoque keynesiano y el
marxista en la construcción de su paradigma conceptual, articulados
en el análisis de la historia. Con estos atributos generales, la regulación logró elaborar un corpus teórico muy sólido, con categorías
conceptuales intermedias capaces de articular el nivel macro y el
micro de la realidad económica y social.
En la perspectiva del tiempo histórico, los regulacionistas periodizaron el capitalismo en regímenes de acumulación, definidos en
torno a una forma de regulación estable que determina su temporalidad hasta el momento en el que las contradicciones emergen desencadenando la crisis del conjunto de las relaciones sociales de
producción que los sostienen. La solución de dichas contradicciones
fundamenta la estructura de las nuevas relaciones de producción,
sobre las cuales descansará el régimen de acumulación en ascenso.
Si bien, la regulación comparte con la Cepal la noción de etapas del
desarrollo, lo hace desde una perspectiva donde teoría económica y
conocimiento histórico se integran retomando realidades como el
trabajo, las clases sociales, las instituciones y las formas de poder como
elementos constitutivos del análisis económico. En consecuencia, la
visión es totalmente diferente, pues para la Cepal las etapas eran sinónimo de progreso y para la regulación existe la posibilidad, incluso de retrocesos (Boyer y Coriat, 1992). En este sentido, existe una
mayor afinidad con la visión histórica de la dependencia.
Consecuentemente, los regulacionistas en sus estudios sobre las
economías de los países desarrollados caracterizaron los siguientes
regímenes de acumulación: a] el régimen de acumulación pretaylorista característico del siglo xix; b] el taylorista que abarca desde los
últimos años del siglo xix hasta la crisis de 1929; c] el fordista que
se construye en los años treinta hasta finales de los años setenta y cl]
la crisis del fordismo y la transición hacia un nuevo régimen de acumulación posfordista que caracteriza la época actual de la globalización económica en la que vivimos.'
La noción de taylorismo hace referencia a la forma universal que adopta el
sistema productivo organizado en torno a 77,e principies of scientific mangement (1911)
88
ENFOQUE FRANCÉS
Dada la riqueza teórica de las categorías conceptuales de la escuela de la regulación y su nivel de concreción, permite el análisis, la
operacionalización, la interpretación y el diagnóstico de la sociedad
contemporánea. La teoría de la regulación fue construida sobre tres
ejes teóricos principales: 2
• Teoría de la relación salarial;
• Teoría del régimen de acumulación fordista;
• Teoría del Estado del Bienestar.
Cada una de estas formas institucionales requiere de un tratamiento especial, sin embargo, aquella que constituye la centralidad del
paradigma regulacionista, es la relación salarial, soporte a su vez de
la conceptualización del régimen de acumulación.
La relación salarial es una categoría conceptual de nivel intermedio que integra una totalidad formada por los vínculos de la estructura productiva, la esfera de la circulación, las formas institucionales
que surgen del sector empresarial y del sector de los trabajadores, así
como de los vínculos con el Estado del Bienestar que coordina las
relaciones de consenso.
Dentro de la escuela de la regulación, Robert Boyer es quien más
ha desarrollado el concepto de relación salarial. La noción de relación salarial introduce en el análisis las relaciones de poder que se
generan en la sociedad capitalista y que conducen a la codificación
de los componentes de la relación salarial en un marco legislativo,
institucional y social que es sancionado por el Estado. Esta codificación de las condiciones de la reconstitución y de uso del trabajo, se
encuentra determinada tanto por la fuerza de las reivindicaciones de
la lucha sindical, como por su compatibilidad con las condiciones de
reproducción del capital en su conjunto. La conjunción de estos
de Frederik Taylor donde se proponía una organización vertical de la dirección
empresarial y una estandarización del proceso productivo. La noción de fordismo,
hace referencia a las reformas institucionales que se realizaron en torno al salario
donde la propuesta del "Five dollar dad de Henry Ford (1922) fundamentó la creación de la norma de consumo que lleva su nombre (fordista).
2 Otro de sus ejes teóricos lo constituye la teoría de la inflación y la creación
monetaria (Lipietz, 1983) que, al igual que la Cepal con la teoría estructuralista de
la inflación (Noyola, 1988) enriquecieron el pensamiento económico.
ENFOQUE FRANCÉS
8g
elementos determina el tipo de componentes que integran la relación
salarial, dentro de los cuales los más importantes son:
• Una determinada forma de organización del proceso de trabajo;
• Los procedimientos de formación del salario;
• La estructura de la calificación del trabajo;
• La movilidad del empleo;
• Las formas de organización sindical;
• Las prestaciones sociales y el grado de desarrollo del Estado del
Bienestar.
En suma, componentes todos que quedan codificados institucionalmente por la legislación laboral en las sociedades capitalistas. En
palabras de Boyer:
Al nivel más importante, la relación salarial no hace más que designar el
proceso de socialización de la actividad de producción propia del capitalismo; es decir, la integración de los asalariados en una era de sumisión con
respecto al poder y a la lógica impuesta por los propietarios de los medios
de producción. En un segundo nivel del análisis pretendemos pasar de los
determinantes más abstractos de una sociedad capitalista a sus formas de
existencia concretas, siendo primordial el distinguir las formas mismas bajo
las cuales se ejerce esta dominación. Tal es el objetivo de la noción de relación
salarial que adoptaremos aquí: nos proponemos designar así, el conjunto de
condiciones que rigen el uso y la reproducción de la fuerza de trabajo (Boyer, 1978, p.5).
El concepto de regulación entonces, explica la evolución y las
transformaciones que sufre la relación salarial a lo largo del tiempo
y establece el vínculo con una problemática mucho más amplia y
totalizadora que es justamente la del régimen de acumulación y los
modos de regulación que se han ido constituyendo a lo largo de la historia del capitalismo.
r
90
ENFOQUE FRANCÉS
MODOS DE REGULACIÓN Y LA RELACIÓN SALARIAL:
LA MONOPOLISTA (1930 -1980)
Para esta escuela de pensamiento se han configurado tres modos de
regulación articulados en torno a la relación salarial a lo largo del
desarrollo económico del capitalismo. La regulación a la antigua, característica del siglo xvm; la segunda forma de regulación que surge
históricamente es la regulación competitiva y se extiende desde finales
del siglo xix hasta la crisis de los años treinta en Estados Unidos,
dando como resultado la modificación de este tipo de regulación y
abriendo paso a la formación de una relación salarial distinta, es
decir, la relación salarial monopolista (Aglietta, 1979; Coriat, 1993), que
abarca desde los años treinta hasta finales de los setenta. Analicemos
esta última propuesta de la regulación. •
De acuerdo con la teoría de la regulación, las formas de organización del proceso de trabajo que se pusieron en práctica desde el último
tercio del siglo xix, y que aún no desaparecen por completo, constituyeron una verdadera revolución en las formas de trabajo tradicionales.
Hasta ese entonces, el obrero poseía los conocimientos de su oficio,
el "saber hacer" de su trabajo. Con la revolución científica del trabajo,
propuesta por Frederik Taylor (1911), mejor conocida como taylorismo, se rompe con la unidad existente entre el trabajo de concepción
(intelectual) y el trabajo de ejecución (manual). El objetivo central
era establecer una norma de productividad a través de una concepción
tecnológica del proceso de trabajo que divide y segmenta las tareas
reduciéndolas a un mínimo de movimientos en un puesto individual
y fijo, capaz de ser medidas por un cronómetro (Coriat, 1984).
Así pues, los límites de la relación salarial de tipo competitivo se
ubicaron precisamente en la inadecuación que se verificó entre la
norma de producción determinada por el proceso de trabajo taylorista, y la norma de consumo determinada principalmente por la
formación salarial de tipo competitivo. En efecto, si bien los salarios
guardaban una relación directa con la dinámica sectorial (que era
de expansión), su crecimiento no era proporcional con el volumen
de mercancías producidas. La falta de vinculación del salario al costo
de la vida tampoco dinamizaba el consumo, pues las mercancías se
abarataban gracias a los aumentos de la productividad, por un lado,
y a su falta de demanda en el mercado interno, por el otro. Es decir,
la regulación competitiva no inducía para nada una progresión de la
ENFOQUE FRANCÉS
91
demanda final proporcional a los aumentos de la productividad. La
crisis de 1929, afirma la teoría de la regulación, es la crisis del régimen
de acumulación taylorista cuyas contradicciones se ubican en los
desajustes potenciales entre la forma de producción (proceso de
trabajo taylorista) y los mecanismos de formación salarial de tipo
competitivo. La crisis de 1929 responde justamente a eso. Una crisis
que tiene como causal la sobreproducción.
Como lo señala Lipietz: "En efecto, podemos analizar la gran crisis
de los años treinta como la primera crisis de acumulación intensiva o
la última crisis de la regulación competitiva. Es decir, este modo de
regulación se caracteriza por un ajuste a posteriori de las cantidades
producidas dentro de las diferentes ramas en función del movimiento
de los precios, una fuerte incidencia de éstos sobre la demanda, y
un ajuste de los salarios al movimiento de los precios, manteniendo
estable (o con un lento crecimiento) el salario real. Dentro de la
regulación de tipo competitiva, la búsqueda a tanteos de los mercados por los capitalistas de los diferentes sectores productivos, no
podían anticipar correctamente su crecimiento colectivo. Constituía
un problema lacerante, y la sobreproducción, local o generalizada,
constituía el riesgo mayor" (Lipietz, 1983, pp. 33-34).
De tal suerte, podemos concluir que los componentes de la relación salarial de tipo competitivo fueron incapaces de ajustar las
tendencias macroeconómicas vigentes durante los años veinte en
Estados Unidos. La crisis del régimen de acumulación taylorista trajo
como resultado la búsqueda de una nueva forma de regulación que
replanteara los tipos de componentes internos de la relación salarial,
capaces de reconducir las contradicciones macroeconómicas que
estaban bloqueando la reproducción del capitalismo, manifiestos finalmente en la crisis de 1929.
Lo anterior constituye una de las aportaciones más notables de la
regulación, pues permite la elaboración de categorías intermedias
que vinculan al ámbito de la economía y el ámbito de lo político y
lo social a través del estudio de la función de las instituciones. Es
decir, vincula el proceso de trabajo como soporte de la productividad
con la organización sindical como soporte de los contratos colectivos
de trabajo y a la gestión laboral como la política que impulsan las
instituciones. Como la productividad es un exponente de las formas de
producción y los contratos colectivos son exponentes de las formas
de gestión de la fuerza de trabajo, la relación salarial finalmente es
1
ENFOQUE FRANCÉS
ENFOQUE FRANCÉS
92
una forma institucional que regula la relación capital-trabajo. Es así como
la relación salarial en tanto categoría conceptual juega un papel
clave dentro del cuerpo teórico de la regulación. La relación salarial
es la forma institucional encargada de jerarquizar las relaciones sociales de producción, a través de ella se codifican desde los mecanismos de distribución del ingreso hasta los principios culturales que
fundamentan la concepción del trabajo en la fábrica y, en una dimensión más amplia, del individuo en la sociedad.
No es casual tampoco que las crisis estructurales del capitalismo
sean explicadas por la regulación, a través de las contradicciones que
surgen en el seno de la relación salarial. Así, para superar la crisis
del 29 originada por un problema de sobreproducción, es decir,
desajustes derivados por la debilidad de los mercados internos frente
a la producción en serie, se consolidó una nueva forma de regulación,
la regulación monopolista que modificó el funcionamiento de las instituciones), armonizó la producción y el consumo creando una nueva
forma institucional: la norma de consumo, soporte del régimen de
acumulación fordista emergente que desplazaría al régimen de acumulación taylorista en crisis y en tendencia decadente.
TEORÍA DEL RÉGIMEN DE ACUMULACIÓN FORDISTA
El concepto de régimen de acumulación fordista constituye la aportación conceptual más completa de la teoría de la regulación pues
integra el conjunto de ajustes que se dan entre el ámbito de la producción y la del consumo (circulación); la creación de instituciones
sociales tales como las organizaciones empresariales y sindicales y en
el ámbito de lo político, la codificación laboral y la creación del Estado del bienestar. De esta manera, el régimen de acumulación fordista está integrado, por un conjunto de categorías conceptuales,
dentro de las cuales presentaremos las siguientes: 3
• la relación salarial, que ya analizamos;
3 Al igual que la teoría de la Cepal, que construyó la concepción estructuralista
de la inflación, la regulación construyó la noción de la relación del mundo esotéricoexotérico y la creación monetaria,
1
93
• la norma de consumo fordista
• el Estado del bienestar
Al igual que la propuesta de patrón de reproducción de la Dependencia y de la noción de los estilos de desarrollo de la Cepal, la Regulación
centra su análisis en el ciclo del capital. La atención estará puesta en
los vínculos entre la esfera de la producción y la esfera de la circulación y de sus relaciones que adquieren el rango de instituciones. Es
justamente aquí, donde encontramos la aportación teórica más original de la teoría de la regulación: la esfera de la producción y la
esfera de la circulación es conectada por instituciones. En este paradigma regulacionista, de nueva cuenta la relación salarial es la forma
institucional en la que reposa la regulación de tipo monopolista, soporte
del régimen de acumulación fordista.
Efectivamente, el surgimiento y el desarrollo del régimen de acumulación fordista en los Estados Unidos se sustentó en un pacto social
entre las clases, donde los empresarios reconocían a la clase trabajadora no sólo como un costo de producción, sino más bien como un
factor de la demanda. Esta fue la lección de la devastadora crisis
económica de 1929. Con esta crisis empezó a madurar la idea de que
la intervención del Estado en la economía era del todo necesaria para
superar los efectos inhumanos intrínsecos que caracterizan al capitalismo. Las reformas económicas de Roosevelt tenían esta preocupación y contaron con un amplio consenso entre los diferentes sectores
sociales en aquel tiempo. Así, este pacto social sólo pudo volverse una
realidad tras las intensas reformas vividas después de la segunda
guerra mundial y la creación de las instituciones del Estado del bienestar. Esta nueva versión de la sociedad capitalista estadunidense
quedó sólidamente fundamentada por Keynes, quien brinda los elementos teóricos e ideológicos para construir esta nueva configuración
del capitalismo: el régimen de acumulación fordista (Aglietta, 1979).
Keynes se oponía a la tesis del presupuesto equilibrado porque entendía
la necesidad de desarrollar políticas públicas para el manejo o la
gestión de la demanda. La crisis de 1929, confirmaba su tesis y su
propuesta revolucionaria fue que la demanda podría ser complementada con gastos gubernamentales. 4 No es por accidente que el pacto
"Este fue el punto central de la famosa Carta Abierta a Roosevelt escrita por
Keynes a finales de 1933 que destacó, ante todo, la necesidad de aumentar el poder
94
ENFOQUE FRANCÉS
social que fundamenta esta fase del desarrollo sea conocido por muchos como el compromiso keynesiano.
La regulación de tipo monopolista, también llamada regulación administrativa (Boyer, 2007) soporte del régimen de acumulación fordista,
presenta las siguientes transformaciones macroeconómicas: a] un
notable proceso de centralización del capital y la formación de grupos industriales-financieros (oligopolios); b] la extensión de la concepción taylorista del sistema de máquinas y su potenciación con la
introducción del transfer en el sistema productivo, dando origen a la
producción en serie (Coriat, 1984, 1990); c] la formación de la norma
de consumo fordista (Aglietta, 1979); d] la sustitución del patrón oro
por la moneda de crédito (Lipietz, (1983); y e] el surgimiento del
Estado del bienestar (Rosvallón, 1981).
La regulación monopolista imprime su contenido a la configuración
de una nueva relación salarial de tipo monopolista, que se caracteriza
por "los cambios introducidos en la negociación salarial [que] han
tenido por efecto el hacer aparecer un sincronismo marcado entre el
salario nominal y el costo de la vida", por un lado, y por el otro, por
"la ausencia del papel regulador marcado por la coyuntura global o la
tasa de desempleo global". Esto se traduce en que la regulación de tipo
monopolista conduce a "una forma original de interdependencia entre
la evolución de las normas de producción y la extensión del consumo
de los trabajadores" (Boyer, 1978, pp. 7 y 77).
En la regulación monopolista, las restricciones impuestas a las
leyes de la oferta y la demanda son muy rígidas. Los salarios se fijan
con una marcada independencia de la dinámica sectorial o de rama
en lo particular. Sus determinantes se transforman y de la visión de
lo particular se pasa a lo global. El reconocimiento explícito por
parte del mundo empresarial en torno a la necesidad de vincular la
producción de masas (acumulación intensiva) con el consumo de las
masas es lo que permitió la superación de la crisis del régimen de
acumulación taylorista manifestada en 1929 por un régimen de acumulación diferente: el fordismo. En el terreno de las luchas obreras,
esto facilitó enormemente la conquista de sus reiteradas reivindicaciones: incorporar la lucha económica en las instancias institucionales de negociación colectiva. El derecho laboral se transformó codi-
de compra agregado mediante el gasto público financiado por el endeudamiento
del Estado" (Galbraith, 1985).
ENFOQUE FRANCÉS
95
ficando un conjunto de normas que definen las nuevas condiciones
del trabajo, y que tienen como objetivo modificar la norma de consumo de la clase obrera vigente para concertar nuevos mecanismos
de repartición del valor, que garanticen tanto la realización de las
mercancías producidas como aumentos permanentes en la tasa de
ganancia. La formación de los oligopolios y la constitución de las
centrales obreras por un lado, junto con la necesidad de garantizar
un mercado interno, por el otro, condujeron a la creación de instancias globales y centralizadoras que homogeneizaban para toda la
clase obrera las condiciones de empleo, salarios y consumo de los
trabajadores.
Dentro de las grandes transformaciones laborales que se vivieron
en los años treinta, dos elementos quedaron fuertemente vinculados
para garantizar dicho objetivo en el modo de regulación monopolista, en lo relativo a la formación de los salarios. Nos referimos al índice del costo de la vida y a los incrementos de la productividad. Es
decir, la regulación monopolista "incorpora a priori en la determinación de los salarios y de las ganancias nominales un crecimiento del
consumo popular de acuerdo con los incrementos de la productividad" (Lipietz,1983, p. 34). Obviamente, este cambio fundamental en
las condiciones de existencia de la clase obrera se refleja en la transformación de los componentes de la relación salarial. Si bien, la organización del proceso de trabajo y la estructura de las calificaciones
siguen siendo de naturaleza taylorista, la gestión estatal del salario
directo e indirecto sufrieron importantes transformaciones.
La norma de consumo fordista y el Estado del bienestar
En efecto, como ya se señaló, la formación del salario directo quedó
vinculada al índice del costo de la vida y a los incrementos de la
productividad y, con ello, se did forma institucional a la norma de
consumo fordista que constituye el ajuste estructural más importante
entre producción y consumo, fundamento del régimen de acumulación fordista. Se le llama fordista en alusión a que, en aquellos años,
apareció una propuesta de un empresario pragmático e inteligente,
Henry Ford, que agitó la bandera del Five Dollar Day que significaba
un incremento de sueldo de los trabajadores de un 100% y sostenía
que lo hacía porque deseaba que en el futuro todos los obreros pudieran comprar un Ford. En realidad, lo que se buscaba con esta
r
g6
ENFOQUE FRANCÉS
medida era iniciar un proceso de participación creciente de los ingresos de los trabajadores en el mercado interno no sólo de la canasta básica, sino también de los productos electrodomésticos, del automóvil y de la vivienda, mercancías prototipo de la norma de consumo
fordista.
En consecuencia, los salarios se convirtieron en instrumentos de
conexión entre la oferta productiva y la demanda de productos. Es
decir, con la regulación de tipo monopolista se trataba de crear una
configuración salarial, el salario fordista, que constituyera una nueva
norma de consumo capaz de acompañar el crecimiento de la producción de masas conformando una relación dialéctica que se desarrolló
armónicamente durante los años de la posguerra y hasta finales de los
años setenta conocida también como la Era de oro (el Golden Age) de la
economía estadunidense. Para que el salario fordista pudiera desempeñar este papel, fue necesario institucionalizar los mecanismos de
formación del salario directo anteriormente descrito, pero también
destaca por su importancia la creación de instituciones que respaldan
el conjunto de configuraciones que integran el salario indirecto regulado por el Estado del bienestar (Aglietta, 1979), también conocido
como el coste no laboral de la fuerza de trabajo (orr, 1992). El salario
indirecto forma parte de la gestión estatal del trabajo, que regula el
Estado y su objetivo es crear una estructura de respaldo institucional
que garantice la reproducción social y la adhesión del trabajador a la
norma de consumo creada por el fordismo (Saillard, 1995).
Para la regulación, el análisis del salario indirecto constituyó una
pieza central para entender al Estado del bienestar, pues constituía
el establecimiento de una serie de reglamentaciones que globalizaran
y homogeneizaran las condiciones de vida de los trabajadores, no
sólo en el momento presente, sino también, a la largo de toda su vida
útil, y después de ella, durante el periodo conocido como la jubilación.
Para ello, grandes reformas fuera del ámbito laboral se realizaron en
Estados Unidos durante los años treinta. Así, en el orden monetario,
aparece la moneda-crédito como un pieza fundamental de la norma
de consumo fordista (Guttmann, 1995). Se trataba de respaldar los
actos de compra de los trabajadores considerando, como base, la
capacidad de compra durante su vida útil de trabajo que empieza
desde los 15 hasta los 60 años. De esta manera se realizaba un cálculo sobre sus futuros ingresos como trabajador activo que quedaban
respaldados en las políticas de crédito. Pero también, los compromi-
ENFOQUE FRANCÉS
97
sos de pago quedaron garantizados bajo un conjunto de reformas
institucionales que se introdujeron en el sistema de seguridad social,
como lo fue el pago de salarios por incapacidad, enfermedad y, fundamentalmente, el seguro de desempleo. Éste último, constituyó la
gran reforma social del fordismo. Los ingresos del trabajador quedaban asegurados y con ello también su capacidad de endeudamiento
y de compra. De esta forma, se realizó un gran encuentro entre las
reivindicaciones de los trabajadores y las necesidades empresariales
de brindar una salida a la crisis de sobreproducción que se había
manifestado en el crack de 1929.
El salario indirecto es una invención institucional del fordismo,
sin él el crecimiento del salario real no hubiera podido generar el
impacto dinámico en el ámbito del mercado interno.
Efectivamente, el salario indirecto fue requiriendo, para su implementación, de una variedad de instituciones estatales, de seguridad social, de vivienda, de educación, del mejoramiento del nivel de vida...,
que desembocaron en la creación del Estado del bienestar (Rosvallon,
1981). Este Estado creó y desarrolló las instituciones adecuadas para
garantizar la seguridad social (accidentes, incapacidades, invalidez),
la jubilación, el seguro de desempleo, la educación y el mejoramiento
de la calidad de vida que formaron parte de la nueva configuración
del salario fordista.5 En consecuencia, la participación del salario indirecto en el salario total ha ido aumentando y constituyó un indicador
notable de la formación de la norma de consumo fordista.
De esta manera se fue consolidando el Estado del Bienestar que
desempeñó una marcada regulación macroeconómica sustentada en
la creación de instituciones que reglamentaban el compromiso establecido entre los sectores sociales (André, 1995). Constituyó una
época de auge y de crecimiento; de creación de empleos y de distribución progresiva del ingreso. De esta manera, el Estado del bienestar fue ampliando su presencia tanto en la economía como en la
sociedad y lo hizo guiado por los principios del keynesianismo que
consideraba las actividades del sector público como un factor decisivo en el desarrollo de la demanda.
5 Con el tiempo se fueron desarrollando nuevos componentes del salario indirecto que cumplen la misma función distributiva (servicios de guarderías, centros
recreativos, bono de alimentos, de transporte, prima vacacional, entre otros) y que
impactan favorablemente en el nivel de vida del trabajador.
98
ENFOQUE FRANCÉS
r
1
El régimen de acumulación fordista tuvo su mejor época en el
periodo de desarrollo que se extendió desde mediados de los años
treinta hasta finales de los años setenta. La crisis económica que se
ha desarrollado desde finales de los años setenta es una crisis del
régimen de acumulación fordista y de la relación salarial monopolista (o administrada) que lo sustenta. Este largo periodo de transición
obedece a las tendencias de la globalización que bloquean a la mayoría de los países subdesarrollados la posibilidad de reconstituir las
bases internas de producción y consumo.
La crisis del régimen de acumulación fordista
De acuerdo con la regulación, las contradicciones del régimen de
acumulación se ubican en el seno de los componentes que integran
la relación salarial (Boyer, Durand; 1993). Ciertamente, el desarrollo
de concepción tecnológica fordtaylorista, que implicaba fragmentar
cada vez más las tareas del proceso de trabajo, originó la creación de
procesos de trabajo diseñados para ejecutar tareas específicas pero
que a la vez implicaba la incapacidad de ejecutar alguna otra. Es
decir, la productividad de esta concepción tecnológica tenía como
base fundamental la inflexibilidad (Piore, 1990) que progresivamente
condujo al agotamiento de los sistemas de producción fordtayloristas
que se manifestó en una desaceleración del ritmo de crecimiento de
la productividad.
La nueva contradicción surgió entre los componentes de la relación salarial del proceso de trabajo fordtayloristas y los mecanismos
de formación salarial ligados a la inflación y a la productividad. Como
prueba de esta crisis y de la búsqueda para superarla, se ha verificado
un conjunto de cambios en los procesos de trabajo, en la concepción
de la ingeniería tecnológica, en la organización empresarial y en las
políticas de gestión del trabajo que apuntan hacia la emergencia de
un nuevo sistema productivo (Boyer y Durand, 1993; Coriat, 1993) o
un paradigma productivo alternativo a la producción de masas del
fordismo.
La inflexibilidad de los sistemas productivos creados por el taylorismo, y su agotamiento como fuente del crecimiento de la productividad, estaba siendo desplazada por una concepción tecnológica alternativa: los equipos flexibles sustentados en la microelectrónica dando
orígen a nuevos sistemas de máquinas de control numérico, a los
ENFOQUE FRANCÉS
99
equipos computarizados con diseño y fabricación integrados, y los
robots.
La crítica al fordtaylorismo tiene su origen histórico, en Estados
Unidos, desde finales de los años cuarenta. Destacados científicos
estadunidenses de la economía del trabajo empezaron a señalar que
la principal limitante de los sistemas productivos fordtayloristas consistía en excluir al trabajador como un ente pensante en el proceso
de trabajo. Entre ellos sobresale el consultor estadounidense Edwards
Deming (1980) quién predicó en su país en el desierto pero fue seriamente escuchado en Japón. Un año después de su primera visita,
en 1951, la Unión de Ciencia e Ingeniería Japonesa (jusE) decidió
convertirse, con el apoyo de la industria nipona, en un Centro de
Investigación para el Control de Calidad. El trabajador no se equivoca,
son los sistemas los que no funcionan, sostenía Deming. Para crear sistemas que funcionen con "cero error" de fabricación, es necesario
establecer el sistema de control estadístico de proceso que exige la
incorporación del trabajador como un ente pensante en el proceso
de trabajo. Sin este principio rector era imposible establecer el sistema de calidad total propuesto por Deming.
Este clima intelectual del mundo del trabajo en Japón en los años
cincuenta, se concretó en una diversidad de modelos productivos,
como por ejemplo el de la industria SONY (Morita, Reingold y Shimomura, 1986) y Toyota (Ohno, 1989). Los resultados fueron notables. En diez años Japón había sentado las bases de una nueva
concepción organizativa y tecnológica, de fabricación de productos
de muy alta calidad que, desde los primeros años setenta invadieron
el mercado mundial. Los estándares internacionales de productividad se habían transformado y la crisis del régimen de acumulación
fordtaylorista quedaba en evidencia.
Este liderazgo industrial de los empresarios japoneses colectivizó
el pensamiento empresarial y su filosofía se ha diseminado por todo
el mundo del trabajo. Fue Taiichi Ohno, uno los gerentes industriales más creativos en Japón, quien llevó el principio del involucramiento del trabajador y del ejercicio intelectual como contenido del trabajo a su expresión más acabada. El sistema kanban, eje central del
modelo productivo japonés, más conocido en México como sistema
justo a tiempo "constituyó la innovación organizacional más original
de la segunda mitad de este siglo" (Coriat, 1993, p. 43) colocando
como condición de su funcionamiento el involucramiento, la inteli-
r
100
ENFOQUE FRANCÉS
ENFOQUE FRANCÉS
La crisis petrolera de 1973, la inflación y la sobreliquidez del mercado
de capitales. Un fenómeno circunstancial que aceleró la crisis del
gencia, la calificación y la polivalencia del trabajador en los procesos
productivos. Si bien la propuesta organizacional de Ohno fue llevada
a su perfección en Toyota de Japón, esto no significa que todas las
empresas japonesas trabajen con el sistema "justo a tiempo", ni siquiera lo hacen todas las industrias automotrices. Sin embargo,
Benjamin Coriat tiene razón al hablar del ohnismo como una aportación universal porque, históricamente, surgió una empresa exitosa,
sólida y competitiva (Toyota) que desarrolló de la manera más acabada una alternativa tecnológica, organizacional y laboral al fordtaylorismo, pero también porque su modelo productivo fue y sigue
siendo incorporado por las empresas en el mundo. Finalmente, el
ohnismo es la construcción alternativa de la disidencia fordtaylorista,
pues creó formas de organización productiva que se desprendieron
de la crítica al fordtaylorismo originada en los Estados Unidos, pero
concretada en Japón. Obviamente, la aplicación del modelo japonés
depende de múltiples mediaciones según los países, las regiones, las
tradiciones y la cultura.
Paralelamente a este proceso de transformación que tuvo sus raíces
en la microeconomía, en torno a los procesos de trabajo en la empresa, surgen otros problemas en el ámbito de la macroeconomía
que podemos enumerar como sigue:
régimen de acumulación fordista lo constituyó la decisión de los
países productores de petróleo organizados en la 0PEP6 de aumentar los precios, situación que coadyuvó al aumento de la
inflación. Paralelamente se generó una redistribución de las
rentas en el ámbito internacional a favor de los países productores de petróleo, principalmente los del Medio Oriente, quienes colocaron dichos capitales en el mercado financiero internacional generando una época de sobreliquidez. De esta
manera, se creó un escenario inédito para los países del tercer
mundo, en especial para América Latina, que recibió una buena
parte de dichos capitales a tasas de interés variable. Este fenómeno de corresponsabilidad entre acreedores y deudores se fracturó cuando en Estados Unidos la Federal Reserve abandona las
políticas keynesianas buscando brindar una salida a la crisis del
fordismo mediante políticas económicas neoclásicas en su versión monetarista. El aumento unilateral e inesperado de las tasas
de interés generó la crisis del endeudamiento externo.
El agotamiento del mercado externo y la emergencia de la globalización.
Con la extensión de la norma de consumo fordista se agotó el
mercado interno y la demanda era insuficiente para atender los
ritmos crecientes de la valorización del capital. La era proteccionista dejó de constituir un detonador al desarrollo y más bien
se convirtió en obstáculo y en consecuencia las grandes empresas orientaron parte de su producción hacia nuevos mercados,
construyendo la noción del mercado global y la transición del
proteccionismo a la globalización económica;
El abandono unilateral en 1971 por parte de Estados Unidos a los
Acuerdos de Bretton Woods, cuando el gobierno declara la inconvertibilidad del dólar con el oro. Esta situación rompió con el
esquema institucional financiero mundial, nacido en dicha conferencia, sin lograr concretar hasta el momento la creación de
nuevas instituciones que permitan la regulación de los movimientos financieros potenciados por los sistemas de comunicación electrónicos;
101
1
Así, para los regulacionistas, la salida a la crisis del fordismo debía
de atender la necesidad de construir nuevas instituciones, como, por
ejemplo, la creación de una banca internacional, tal como lo propuso Keynes en la Cumbre de Bretton Woods capaz de regular la liberalización financiera, comercial y laboral que exigía el nuevo régimen
de acumulación posfordista. Asimismo, era necesario asumir el reto
de profundizar en la nueva concepción tecnológica de los equipos
flexibles y la flexibilidad del trabajo, para superar el bloqueo de la
productividad; la redefinición de las instituciones del Estado del
bienestar para garantizar el equilibrio entre salarios y ganancias respetando la distribución progresiva del ingreso.
Concluyendo, podemos decir que la fuerza teórica de la escuela
de la regulación radica en el hecho de haber construido categorías
conceptuales que no sólo toman en cuenta la realidad en sus agregados macroeconómicos como lo hace el paradigma teórico keynesiano, sino que además incluye a la realidad social y política, es decir,
a los actores sociales y a sus instituciones como lo hace el paradigma
6 Organización de los Países Productores de Petróleo
102
ENFOQUE FRANCÉS
teórico marxista. Es una escuela que sostiene que la economía también es un asunto de voluntad política articulada en instituciones
sustentadas en el consenso entre los distintos actores sociales en
torno a la definición de las estrategias de desarrollo.
Gracias a estas significativas aportaciones, la escuela de la regulación ha tenido un amplio desarrollo tanto en Europa y Estados Unidos como en América Latina donde se han realizado estudios bajo
ese enfoque (Ominami, 1980, 1986; Gutiérrez Garza, 1985, 1988 y
1990; Aboites, 1995; Marques Pereira, 1996; Soria, 2000; Conde, 1984;
Marinoni, 1988). Muchos investigadores están dedicados a entender
los problemas del desarrollo económico contemporáneo buscando,
como lo hizo la Cepal con el enfoque unificado, integrar el conocimiento económico, el histórico y el político social, y se han adherido
al paradigma teórico de la regulación. De tal suerte, en Ámérica
latina existe la necesidad de salir del estancamiento teórico, abordar
los problemas del desarrollo en el contexto de la globalización y
afrontar los retos de la soberanía nacional de sus Estados. Pero también, en Europa y en Estados Unidos, la crisis del fordismo fue manejada como la crisis del keynesianismo en tanto paradigma económico. De ahí que, al igual que los latinoamericanos, los estudiosos
de los países desarrollados están obligados a reelaborar y a superar
a Keynes y hacer de los nuevos planteamientos un campo de política
económica alternativa en sus países.
Destacan dos críticas principales a la teoría de la regulación:
La sobrevaloración del papel de las instituciones en la determinación del modo de regulación, cuando éstas pueden ser en
muchos casos el factor de la desestabilización y la crisis;
Un enfoque metodológico limitado al desarrollo avanzado de
los países capitalistas dejando en un segundo plano del análisis
la economía internacional y, particularmente, a la articulación
de los países del tercer mundo. Con la excepción de Alain Lipietz (1985), cuya aportación principal es el fordismo periférico,
no logra trascender lo avanzado teóricamente por la Cepal y la
dependencia;
No se logró integrar la visión de la ecología y el cuidado del
medio ambiente en el cuerpo teórico regulacionista, quedando
el análisis limitado al manejo de los recursos naturales entendidos como materia prima de los procesos productivos, debido a
ENFOQUE FRANCÉS
los
que el interés fundamental se centró en la construcción de las
instituciones y de las clases sociales que intervienen en su conformación.
La teoría de la regulación tiene su lugar en la historia del pensamiento económico por haber logrado constituir una crítica rigurosa
a la noción del equilibrio general e introducir la noción de regulación como un proceso derivado de la actuación de los sectores sociales que participan en la construcción de instituciones, consensos
políticos y definición de estrategias de desarrollo, introduciendo el
análisis de la historia y la política como un momento propio de la
economía.
6. LOS AÑOS OCHENTA: NUEVAS TENSIONES ENTRE TEORÍA
E HISTORIA
La crisis manifiesta del régimen de acumulación fordista en los países
capitalistas más desarrollados abrió cauce a dos tipos de confrontaciones. La primera, se manifiesta en el debilitamiento de las políticas
económicas keynesianas, así como el desplazamiento de la visión
humanista que progresivamente se había construido para cimentar
la conformación del Estado del bienestar y sus instituciones centradas
en torno al principio de la solidaridad social. Así, surgen los enfoques
teóricos del costo del hombre de Francois Perroux, de las necesidades
básicas de la Organización Internacional del Trabajo, del desarrollo
humano de Amartya Sen y del desarrollo sustentable, este último como
resultado de la conformación de una visión holística proveniente de
la confluencia del movimiento y pensamiento ambientalista, por una
parte, y de las teorías del desarrollo, por el otro.
La segunda es el ascenso de las políticas neoliberales que constituyen el regreso de la concepción neoclásica atribuyendo a las leyes
del mercado el papel central en la asignación de los recursos para el
óptimo funcionamiento de la economía. Esta transición del descenso
del keynesianismo y la valoración humanista a la emergencia del
neoliberalismo y la valoración individualista y consumista, expresó en
los hechos una nueva correlación de fuerzas político-sociales donde
prevalece la hegemonía del capital financiero y su proyecto de liberalización global potenciada por las tecnologías de la información.
EL REGRESO DE LA VISIÓN NEOCLÁSICA:
NEOLIBERALISMO Y MERCADO GLOBAL
Como ya lo señalamos, la crisis del fordismo en los países capitalistas
más avanzados fue asumida como una crisis del keynesianismo, lo
que propició un cambio radical en la gestión de las políticas económicas y su reorientación hacia paradigmas de la economía neoclásica
[ 104]
rd
AÑOS
105
con una orientación marcadamente monetarista. El resultado del
diagnóstico fue permitir que las fuerzas del mercado actuaran libreils óstico
mente en la óptima asignación de los recursos, impedir la interferencia del Estado y conducirlo a su mínima expresión, así como retomar
los principios de la teoría del comercio internacional construyendo
un mercado global para la libre circulación de productos, inversiones
y servicios financieros.
Este viraje de abandono del keynesianismo y el retorno a los principios de la economía neoclásica marcó su inicio cuando en Estados
Unidos la Fed toma la decisión de combatir la inflación aumentando
las Ins2s de interés. En el denominado tercer mundo, particularmente en América Latina, esta decisión de aumentar las tasas de interés
desencadenó progresivamente la incapacidad de pago del servicio de
la deuda externa. México fue el país detonador de la conocida crisis
de la deuda externa, colocando al sistema financiero internacional en
riesgo de un colapso cuando, en 1982, se declara en suspensión de
pagos. Acorralados por los problemas derivados de la crisis de la deuda externa y por la necesidad de obtener préstamos para afrontarla,
los países latinoamericanos fueron conducidos bajo coacción a aplicar
políticas económicas determinadas por las instituciones financieras
internacionales, como lo son el Fondo Monetario Internacional y el
Banco Mundial. Estas políticas son conocidas, en la primera mitad de
los ochenta, como las "políticas de austeridad y cambio estructural" o
de aplicación de la ortodoxia monetarista, con la cual se comprimieron los salarios y el gasto social del Estado para generar excedentes y
poder afrontar el pago del servicio de la deuda externa (Gutiérrez
Garza, 1985, 1988 y 1990; Guillén Romo, 1997; Ramos, 2003).
Como lo señala Azoulay: la gestión internacional de la deuda externa y la puesta en marcha de las políticas de ajuste estructural
constituyen dos aspectos indisolubles de la fase reciente de emprender la construcción de un mercado mundial unificado, que es el
objetivo central del paradigma neoclásico (2002, p. 240). El resultado
fue catastrófico para América Latina pues se generó una etapa de
estancamiento con hiperinflación y pérdida del poder adquisitivo de
los salarios que fue nombrada por la Cepal como la década perdida.
No fue sino hasta finales de dicha década, a partir de 1989, que se
transita hacia un esquema heterodoxo articulado en torno a una
propuesta sistémica de políticas públicas conocidas como e: Consenso
de Washington, frase acuñada por Williamson (1989).
r
1o6
LOS AÑOS OCHENTA
El Consenso de Washington retorna la tesis neoclásica de los años
cuarenta acerca de las ventajas competitivas del comercio internacional, que sostiene que los países que tienen niveles de productividad
más bajos se verán beneficiados en el intercambio comercial por los
países cuya productividad es más alta. La actualización de estas tesis
están referidas a la conocida Escuela de Chicago bajo el liderazgo del
prestigiado Milton Friedman (1980), Premio Nobel de Economía en
1976, quien brinda tributo al pensamiento de Hayek (1979).
Como ya se mencionó, Prebisch había refutado esta tesis y demostrado que ocurría exactamente lo contrario. Sin embargo, ante la
crisis del fordismo y la saturación del mercado interno en los países
desarrollados, la imperiosa necesidad de buscar nuevos mercados
conduce al resurgimiento del neoliberalismo, llevando este principio
al extremo de querer constituir un mercado global unificado. Para
ello, fue necesario tejer e introducir un pensamiento homogeneizador en la definición de las políticas, y el decálogo del Consenso de
Washington sirvió como instrumento unificador.
Así, la lógica de la integración al mercado mundial y la especialización
de acuerdo con las ventajas comparativas de las tesis neoliberales, va a
sustituir la lógica del desarrollo del mercado interno y de la construcción
de instituciones sociales que proponía la Cepal y la regulación. De tal
suerte, el retorno del paradigma neoclásico, es decir, el neoliberalismo,
ha creado una nueva ortodoxia fundada en torno a las leyes del mercado, el retraimiento del Estado y la apertura económica justificada
declarativamente en las ventajas comparativas del mercado mundial.
Desde entonces, el pensamiento económico latinoamericano
—fuertemente inspirado en Keynes y, en cierta medida, en el marxismo en lo referente a los problemas de la desigualdad social— dejó de
ser predominante en la definición de las políticas públicas y perdió
su liderazgo a principios de los años ochenta. Todas las políticas de
planeación para el desarrollo entraron en desuso ante la emergencia
de un pensamiento conservador que postula al mercado como el
espacio idóneo, por definición, y óptimo para la asignación de los
recursos. El regreso de la mano invisible desplazó estudios serios y
especializados dedicados a comprender la historia, los problemas
estructurales, los retos del mercado internacional y las formas de
integración a la economía mundial. La disyuntiva del Estado contra
el mercado condujo a una lamentable ausencia de planeación estratégica centrada en el proyecto de nación.
ME.
LOS AÑOS OCHENTA
107
Fue justamente la crisis de la deuda externa de 1982, lo que permitió a los países del centro imponer, a los países periféricos, el cambio
de rumbo de las políticas nacionalistas de desarrollo y ser sustituidas
por las políticas de austeridad y ajuste estructural, que obedecían
a las nuevas necesidades económicas desprendidas de la crisis del
régimen de acumulación fordista (Guillén Romo, 1984; Gutiérrez
Garza, 1985, 1988 y 1990).
Como lo señala Taylor (1997): "La mitad de los individuos del
planeta y dos terceras partes de los países han perdido el pleno control de sus propias políticas económicas. Expertos pertenecientes a
los países industrializados y radicados en Washington dirigen sus
economías, sus proyectos de inversión y sus gastos sociales. Los principios que orientan esta gestión derivan del Consenso de Washington" (Azoulay, 2002, p. 240).
El Consenso de Washington constituye una propuesta sistémica de
políticas públicas, en torno a los siguientes postulados:
La integración de los países periféricos al mercado mundial,
desconociendo las asimetrías entre los países;
La desregulación y liberalización comercial, financiera y laboral;
La privatización del sector público;
El retraimiento del Estado en la economía y en la sociedad;
La política de austeridad que resuelva el desequilibrio provocado por un crecimiento del consumo más rápido que la oferta,
situación que provoca tres tipos de déficit: de ahorro interno,
presupuestal del sector público y del comercial. Para ello, es
necesario instrumentar dos políticas económicas: la compresión
de los salarios y la reducción de los gastos del sector público.
Las políticas neoliberales constituyeron un cambio radical para los
países en desarrollo, pues fueron obligados a iniciar políticas de liberalización económica, el desmantelamiento del Estado del bienestar, la venta del sector público y el retraimiento del Estado de las
funciones en la economía y en la política social. Al mismo tiempo,
el modelo económico de apertura internacional fue instrumentado
aceleradamente, de manera global y simultánea para todos los sectores de la economía. Es decir, la apertura comercial fue seguida por
la liberalización financiera y la flexibilidad del trabajo, sin permitir
que los actores sociales y sus instituciones estuvieran preparados para
to8
LOS AÑOS OCHENTA
competir en las "grandes ligas" que existen en los países desarrollados, construyendo políticas que permitieran una mejor inserción en
la economía global. Por si esto fuera poco, se introdujeron políticas
de estabilización para controlar la inflación, basadas en la sobrevaluación de la moneda local que agudizaban la desventaja competitiva
de los productores nacionales en el mercado mundial.
Consecuentemente, para la mayoría de los países latinoamericanos, la instrumentación de las políticas impuestas por el Consenso
de Washington condujo a una desarticulación acelerada de las
estructuras económicas periféricas generándose un círculo vicioso.
Este modelo de integración ocasiona múltiples problemas a las
naciones latinoamericanas. En primer lugar, la apertura comercial
tiende a generar un fuerte déficit comercial, obligando a los países
a aumentar aún más las tasas de interés, captar flujos de Capital en
cartera y lograr equilibrar la balanza de pagos, lo cual alivia la situación transitoriamente. Sin embargo, con el flujo excesivo de divisas
internacionales, éstas se abaratan y se revalúa la moneda nacional,
con la consecuencia de que todos los esfuerzos de modernización y
competitividad productiva se debilitan: las exportaciones nacionales
se encarecen y las importaciones de productos extranjeros se abaratan. El círculo vicioso aumenta: el encarecimiento de la moneda
nacional disminuye las exportaciones, incrementa las importaciones
y —cuando la preocupación de los inversionistas en cartera los vuelve
cautelosos— los gobiernos aplican políticas de recesión para evitar
la fuga de capitales. No obstante, el escenario está constituido y
preparado para el desenlace de la devaluación y el regreso a las
crisis recurrente: una vez que se supera el límite financiero con la
combinación de la devaluación y la ayuda financiera internacional
para garantizar los pagos de inversión en cartera, el crecimiento
resurge, pero sobre las estructuras del mismo modelo; cuando la
presión externa se reactiva, vía el aumento de las importaciones y la
salida de capitales, el riesgo de crisis reaparece, aunque con mayor
brutalidad. De esta manera, el modelo económico latinoamericano
se vuelve una trampa de la que es cada día más difícil salir sin regresar a las crisis.
La consecuencia ha sido la incapacidad para la mayoría de los
países latinamericanos de afrontar los retos del desarrollo, pues la
liberalización económica aplicada simultáneamente en los ámbitos
comercial, financiero y laboral ha desprotegido el tejido socioproduc-
LOS AÑOS OCHENTA
109
tivo frente a la competencia externa, afectando a las pequeñas y
medianas empresas, la dinámica del empleo y el poder adquisitivo.
A 25 años de políticas neoliberales en América Latina, donde los
problemas socioeconómicos para la mayoría de la población han
empeorado y el crecimiento económico no ha logrado sostenerse,
surge una confrontación histórica contundente: la relacionada con el
comportamiento de los países del sudeste asiático, de China e India
que, siguiendo un modelo de política económica definida en torno
a objetivos nacionales, han demostrado su eficacia en lo relativo al
crecimiento económico y una progresiva distribución del ingreso.
Un texto clásico que analiza el fracaso de las políticas neoliberales
impulsadas de manera genérica en los países del tercer mundo, sin
contemplar sus grandes diferencias, lo constituye la obra de Joseph
Stiglitz, El malestar en la globalización (2002), quien señala las siguientes críticas fundamentales:
La globalización no ha conseguido reducir la pobreza, ni garantizar la estabilidad. Por el contrario, la creciente división entre
poseedores y desposeídos ha dejado a una masa creciente en el
tercer mundo sumida en la más abyecta pobreza y viviendo con
menos de un dólar al día;
La globalización y la introducción de la economía de mercado
no han producido los resultados prometidos en las economías
en transición de todos los signos ideológico-políticos. Es más, ha
tenido efectos negativos no sólo en la liberalización comercial
sino en todos sus aspectos, incluso en los esfuerzos aparentemente bienintencionados;
Si los beneficios de la globalización han resultado en demasiadas
ocasiones inferiores a lo que sus defensores reivindican, el precio pagado ha sido superior, porque la dominancia de los valores e intereses comerciales ha degradado el medio ambiente, se
han corrompido los procesos políticos, ha destruido el tejido
socioproductivo y sus respectivas fuentes de empleo y soslayado
derechos humanos, y el veloz ritmo de los cambios ha implicado
impactos muy fuertes el ámbito cultural. Adicionalmente, ha
habido casos en que ni siquiera ha generado crecimiento y,
cuando lo ha hecho, no ha proporcionado beneficios a todos;
Tenemos un sistema que cabría denominar Gobierno global sin
Estado global, en el cual un puñado de instituciones --el Banco
110
LOS AÑOS OCHEN11
Mundial, el FMI, la omc— y unos pocos pai-ticipantes —los minis
tros de finanzas, economía y comercio—, estrechamente vincula.
dos a intereses financieros y comerciales, controlan el escenario,
pero muchos de los afectados por sus decisiones no tienen casi
voz. La globalización, tal como ha sido defendida, a menudo
parece sustituir las antiguas dictaduras de las elites nacionales
por las nuevas dictaduras de las finanzas internacionales.
Ciertamente, la instrumentación de las políticas neoliberales, a
inicios de los años ochenta, ha constituido un periodo devastador en
América Latina. Ante ello, la Cepal reorientó sus esfuerzos teóricos
hacia nuevas proposiciones. Acuñó la célebre frase de la década per.
dida para América Latina para referirse a los años ochenta y publicó
en 1991 una obra clásica cuyo contenido se refleja en su título: El
desarrollo sustentable: transformación productiva con equidad. Esto colocó
a la institución en una posición crítica frente a las políticas neoliberales aplicadas en América Latina, dejando atrás el tramo tecnoeclesiástico del que nos hablara Hodara (1987) e induciendo una revitalización del legado de la economía estructuralista del desarrollo.
Esa tendencia se sumó a otros esfuerzos intelectuales importantes
como el de Osvaldo Sunkel y José Serra quienes retomando el pensamiento de la Cepal plantearon una visión endogenista del desarrollo
donde se reposicionara la importancia del mercado interno, se definieran nuevas atribuciones del Estado en la economía y se propusiera
un conjunto de políticas tendientes al fortalecimiento de la política
social con un claro sentido nacional. Dichos autores sostienen que
los problemas de América Latina no son consecuencia de errores de
política económica, como lo afirman los organismos internacionales
como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial y que,
más allá de los ajustes marginales que está imponiendo el enfoque
neoliberal con el Consenso de Washington, lo que se necesita es
recurrir y nutrirse del legado positivo, de un ideario propiamente latinoamericano sobre el desarrollo. Esta propuesta se le conoce como
el neoestructuralismo latinoamericano (Sunkel, 1991; Ibarra, 2001).
Sin embargo, la publicación de El desarrollo sustentable: transformación productiva con equidad también constituyó un giro de la Cepal al
posicionarse —si bien con cierta timidez— frente a la creciente importancia del medio ambiente en los análisis sobre el desarrollo, buscando una articulación con la equidad, la población y la pobreza. En sus
r
LOS ANOS OCHENTA
11
1
propuestas se plantea la necesidad de compatibilizar la transformación productiva con equidad con la conservación del medio ambiente físico. El problema es que concibe a éste como capital natural, con
lo cual se asume como posible internalizar los recursos y servicios
ambientales en la economía:
la consecución del desarrollo sustentable conduce hacia un equilibrio dinámico entre todas las formas de capital que participan en el esfuerzo de desarrollo (Cepal,
1991, p. 156).
Este documento, que intenta constituirse en una ruptura con
respecto a las propuestas previas, reconoce que los programas de
ajuste estructural no han contemplado aspectos ambientales y que
las políticas de estabilización han enfatizado el corto plazo, así como
pone en el centro de cualquier estrategia de desarrollo sustentable a
la persona. Pero mantiene una confianza excesiva en la tecnología,
al admitir que ésta puede contribuir en forma decisiva a erradicar la
pobreza, facilitando la acumulación de capital natural, mediante
tecnologías "limpias" y eficientes que faciliten el acceso al mercado
internacional y mejoren la competitividad.'
En fin, como lo señala Urquidi (2005), las tesis de no intervención
y abandono de la planificación económica, aplicadas por más de dos
decenios en América Latina, ha conducido a un retroceso representado por los indicadores socioeconómicos en la vida de las naciones,
y creado un escenario de polarización social y emergencia de conflictos políticos. Todo ello tiende a la restauración de un pensamiento
con nuevas características que integren la diversidad del desarrollo
de la sociedad.
Efectivamente, esta tensión histórica derivada del desempeño de
los países latinoamericanos en contraste con la experiencia reciente
de los países del sudeste asiático, ha sido sometida a otras tensiones
que han surgido tanto desde el campo del conocimiento científico,
Nicolo Gligo (2007) reconoce veinticinco años después de esta publicación
que, en mayor o menor medida, la modalidad de desarrollo tecnológico ha influido
en la pérdida de autonomía de los países de la región, en cuanto a poder definir sus
patrones de producción, consumo y distribución, toda vez que ese instrumental tecnológico al estar al servicio de una modalidad productiva determinada ha generado
una mayor presión sobre el medio natural acelerando el agotamiento de los recursos
no renovables, o afectando la capacidad de renovabilidad de los renovables.
LOS AÑOS OCHENTA
112
como de los movimientos sociales contestatarios y tanto desde la
postura de defensa del medio ambiente, como del resguardo de los
principios de equidad social.
LA TEORÍA DEL DESARROLLO HUMANO Y EL PROGRAMA
DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO (PNUD)
La teoría del desarrollo humano tiene sus antecedentes en la preocupación que despiertan las críticas al enfoque economicista de los
estudios del desarrollo y en la búsqueda por integrar en el análisis
los aspectos sociales y culturales de la población, es decir, las necesidades de los destinatarios del desarrollo. Este aspecto ya se revisó
cuando presentamos la crítica que la teoría de la dependencia le hizo
a la Cepal, emprendiendo ésta la tarea del enfoque unificado. Pero
este movimiento también existió fuera de América Latina desde finales de los años sesenta.
Los antecedentes
En un artículo notable de Héctor Guillén (2008) se sostiene que Francois Perroux "es el economista francés más reputado, prolijo y singular del siglo xx". Como afirmó Paul Streeten, "entre los economistas
fue un gigante". 2 Guillén agrega que su pensamiento fue original, "de
la economía abierta a la historia, la sociología, la política, la cultura, la
ideología, la filosofía y la religión. El único hilo conductor en toda su
obra es un humanismo cristiano no necesariamente bien apreciado
entre los economistas" (pag. 12).
Perroux se interesó tempranamente en los estudios del subdesarrollo y a finales de los años cincuenta escribe un importante artículo
titulado "Trois outils pour l'analyse du sous-développement" (1958).
Su preocupación por el tercer mundo constituyó un desenlace natural de un pensador que buscó afanosamente entender los problemas
de la desigualdad y buscar alternativas para atenuarlas. En su libro
L'economie du xxe Siecle (1991), sostiene que el subdesarrollo es resultado de una acción de dominación de los países más desarrollados
2
Paul Strectcn (1989).
LOS AÑOS OCHENTA
1 13
que durante la etapa de la colonización, sus acciones de saqueo y
explotación, condujeron a la desarticulación de las estructuras productivas prevalecientes en dichos países lo que constituyó el verdadero
obstáculo al desarrollo. La manifestación más clara del subdesarrollo
se expresa en un indicador profundo, complejo y global: la ausencia
de cobertura de los costos del hombre (Guillén Romo, 2008).
Los costos del hombre son aquellos factores constitutivos que
permiten vivir satisfactoriamente en una época histórica determinada. Son derechos de carácter universal por el hecho de existir y no
están vinculados al empleo o la actividad que desempeñan. Esto significa que son las instituciones y la sociedad los responsable de proveer estos derechos. Para Perroux los costos del hombre los constituyen "los gastos fundamentales del estatuto humano de la vida para
cada uno en un grupo determinado" (1991, p. 192) y se refiere a la
alimentación, la salud, la educación y la recreación; y para todo ello,
es necesario instrumentar medidas institucionales específicas en el
marco de una política económica de desarrollo.
Esta visión del desarrollo centrada en el ser humano formó parte
de una coyuntura histórica importante caracterizada por un movimiento civilizatorio de expansión social de la conciencia que se manifestó en el movimiento estudiantil internacional, destacando Francia
y México, la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, el rechazo a la emergencia de las dictaduras militares en el tercer mundo
(donde los teóricos de la dependencia fueron los críticos principales)
y la compasión que provocaron las muertes por hambruna en Etiopía
y Bangladesh a principios de los años setenta (Bustelo, 1999).
No es casual que los temas sociales estuvieran presentes en la 1 la.
Conferencia Mundial de la Sociedad Internacional para el Desarollo,
celebrada en Nueva Delhi en 1969, donde el tema del empleo, la
distribución y la pobreza fueron el núcleo de los objetivos de dicha
reunión. Estas necesidades se refieren a las condiciones elementales
que le permiten a todos los seres humanos tener una vida física y
mental saludable (empleo, alimentación, vivienda, servicios médicos,
seguro profesional, de desempleo) así como una vida específicamente humana (educación, recreación, cultura).
La organización Internacional de Trabajo (otT) participó también
de este nuevo enfoque sobre el desarrollo y organizó tres misiones
sobre el empleo: en Colombia en 1979, en Ceilán (actual Sri Lanka)
y en Kenia en 1972, donde empezó a teorizarse el problema del
3
114
LOS AÑOS OCHENTA
desempleo desde una perspectiva diferente, sentando las bases de lo
que posteriormente sería su contribución a los estudios del empleo
y del sector informal (otT, 1972). Un par de años más tarde, en 1975
nos indica Bustelo (1999, p. 152), la OIT define de la manera siguiente cuatro categorías de necesidades básicas:
• El consumo alimentario, la vivienda, el vestido para tener un
nivel de vida mínimamente digno;
• El acceso a los servicios públicos de educación, sanidad, transporte, agua potable y alcantarillado;
• La posibilidad de tener un empleo adecuadamente remunerado;
• El derecho a participar en las decisiones que afectan a la forma
de vida de la gente y a vivir en un medio ambiente sano, humano y satisfactorio.
Esta corriente ha seguido su curso y se ha nutrido de otros horizontes, conformando un movimiento progresista y progresivo hacia
la construcción de una visión integral del desarrollo que comprende,
además de la dimensión económica, la social, la política, la cultural
y ambiental. Esta corriente cobró expresión concreta a principios de
los años noventa, cuando aparece una nueva forma de medir el desarrollo que superó las mediciones tradicionales centradas en el
producto interno bruto (Pts), medida de la riqueza producida, en
promedio, por habitante. Este indicador, de carácter estrictamente
económico, tiene además la característica de ser un promedio estadístico que oculta las desigualdades sociales y no considera la degradación del medio ambiente.
r
LOS AÑOS OCHENTA
1 15
ria de desarrollo, había propuesto Amartya Sen, Premio Nobel de
Economía 1998, quien, en su libro Development as Freedrom (1999),
sintetiza las principales ideas de su pensamiento. Sen inicia sus trabajos preocupándose por la pobreza y de manera particular por las
hambrunas. Descubre que, muy a menudo, algunas hambrunas tienen lugar ahí donde existen cantidades de alimento disponible, por
lo que concluye que no son sólo los factores materiales, sino las
oportunidades reales de que gozan los individuos lo que puede explicar la pobreza extrema que escenifican las hambrunas.
Este enfoque define al desarrollo como un proceso de ampliación
de capacidades y opciones para que las personas puedan ser y lograr
hacer lo que valoran. Coloca también, en el centro de sus postulados, la expansión de las libertades y la superación de las privaciones
para alcanzar las aspiraciones de las personas. Así se concibe al ser
humano, como portador de las capacidades, en el fin y el medio
del desarrollo. Las capacidades de la persona están fuertemente
condicionadas por el entorno económico, político, social, cultural y
ambiental en el que se desarrollan, por ello, para garantizar la ampliación de las capacidades del ser humano, la definición de las políticas
que deben incorporar tanto las necesidades individuales como las
potencialidades colectivas. En palabras de Amartya Sen (1992):
La teoría y el índice de desarrollo humano
En la valoración de la justicia basada en las capacidades, las demandas o títulos individuales no tienen que valorarse en términos de los recursos o de
los bienes elementales que las personas poseen, respectivamente, sino por
las libertades de que realmente disfrutan para elegir las vidas que tienen
razones personales para valorar. Es esta libertad real la que está representada
por las capacidades de la persona para conseguir varias combinaciones alternativas de funcionamiento (p. 81).
La propuesta alternativa al indicador del PIB fue resultado de una
convocatoria que las Naciones Unidas, a través del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNun), hizo a especialistas a finales
de los años ochenta para elaborar una concepción distinta para medir el desarrollo. En los hechos, este enfoque superó la visión economicista centrada en el tener (dinero y mercancías), por una visión
holística centrada en el ser (bienestar y capacidades de los seres humanos) (Sen y Nussbaum, 1993).
La visión resultante rinde tributo a las aportaciones que, en mate-
Así, la libertad, es al mismo tiempo el principal fin y el principal
medio para lograr el desarrollo. Es un valor constitutivo (fin) e instrumental (medio). Entonces, la libertad de llevar diferentes tipos de
vida se refleja en el conjunto de capacidades reales de las personas
(libertad de bienestar). Amartya Sen en la perspectiva del desarrollo
humano considera un concepto amplio de las libertades del desarrollo, que lo lleva a clasificarlas en: libertades constitutivas y libertades
instrumentales.
Las libertades constitutivas son aquellas como la capacidad de
r
116
LOS AÑOS OCHENTA
evitar el hambre, de vivir una vida saludable, de tener un nivel de
vida digno, de leer y adquirir conocimientos, de disfrutar de una libertad política que permita participar en la vida de la comunidad a
la que se pertenece y expresarse libremente, entre otras.
El papel constitutivo de la libertad está relacionado con la importancia de
las libertades fundamentales para el enriquecimiento de la vida humana [...]
Desde esta perspectiva constitutiva, el desarrollo implica la expansión de
estas y otras libertades (Sen, 2000, p. 55).
Las libertades instrumentales son aquellas que operan como medios para el desarrollo, entre las que se encuentran los servicios
económicos, las oportunidades sociales, las libertades políticas, las
garantías de transparencia y la protección social y jurídica.
El papel instrumental de la libertad se refiere a la forma en que contribuyen
los diferentes tipos de derechos y oportunidades a expandir la libertad del
hombre en general y, por lo tanto, a fomentar el desarrollo [...] La eficacia
de la libertad como instrumento reside en el hecho de que los diferentes
tipos de libertad están interrelacionados y un tipo de libertad puede contribuir extraordinariamente a aumentar otros (Sen, 2000 p. 56).
Las opciones que una persona tiene dependen grandemente de las relaciones con los otros y de lo que el Estado y otras instituciones hagan. Deberíamos estar particularmente preocupados por esas oportunidades que están
fuertemente influenciadas por las circunstancias sociales y las políticas públicas (Sen y Dreze, 2002 p. 6).
Centrándose en las libertades humanas, Amartya Sen evita la definición estrecha del desarrollo que lo reduce al crecimiento del PIB,
al aumento de los ingresos, a la industrialización y al progreso tecnológico, por ejemplo. Entiende las libertades humanas como oportunidades determinadas por otras realidades, como lo son las condiciones que facilitan el acceso a la educación, la salud y las libertades
cívicas. Consecuentemente, para Sen es importante considerar en el
análisis del desarrollo, además del indicador de la expansión económica, el impacto de la democracia, las instituciones y las libertades
públicas sobre la vida y las oportunidades de los individuos. El reconocimiento de los derechos cívicos, una de las aportaciones de la
LOS AÑOS OCHENTA
1 17
democracia, que otorga a los ciudadanos la posibilidad de acceder a
servicios que atiendan sus necesidades elementales y de ejercer presiones sobre una política pública adecuada.
La preocupación fundamental de Sen es que los individuos sean
capaces de vivir el tipo de vida que desean. El criterio esencial es la
libertad de elección y la superación de los obstáculos que impiden
el despliegue de las libertades. Como, por ejemplo, la capacidad de
vivir muchos años, de ocupar un empleo gratificante, de vivir en un
ambiente pacífico y seguro y de gozar de la libertad. Así, el equipo
de trabajo integrado por destacados economistas, 3 entre ellos el propio Amartya Sen, convocados por el PNUD, presentaron no solamente una visión alternativa del desarrollo, sino también la propuesta de
un nuevo instrumento de medición que generara una tendencia internacional para que los países se preocuparan para crear las condiciones estructurales, a fin de que los individuos puedan tener la libertad de aspirar a la realización de sus justas aspiraciones. Estas
condiciones se articulan en torno al derecho de educación, salud,
ingreso digno y el derecho a una vida prolongada y se midieron en
indicadores que integran el índice del desarrollo humano (1D1.1).
Los informes anuales del PNUD, publicados desde 1990, pretenden
responder a la necesidad de desarrollar un enfoque global para mejorar el bienestar humano, tanto en los países ricos como en los
países pobres, en el presente y en el futuro y abordar un nuevo enfoque que coloque al individuo, sus necesidades, sus aspiraciones y
sus capacidades, en el centro del esfuerzo del desarrollo. Esta modalidad también representó que, desde las Naciones Unidas, se recogiera una demanda profundamente arraigada en la sociedad y sus intelectuales de traspasar las limitaciones de la propuesta neoliberal, en
la que sólo se hablaba de equilibrios presupuestales y finanzas sanas
a lo largo de los años ochenta.
La dimensión conceptual: el IDH permite evaluar el nivel medio
alcanzado por cada país a partir de tres aspectos esenciales, que posteriormente han sido matizados mediante ajustes de carácter regional
y de género: 4
3 Mahbub Ul-Haq, Paul Streeten, Meghnad Desai, Gustav Ranis, Keith Griffin
y Amartya Sen.
El 1DH no contempló inicialmente factores ambientales, solamente económicos, de educación y salud. Fue hasta 2001, cuando se adicionó el factor de
r
t8
LOS AÑOS OCHENTA
1] Longevidad y salud, representadas por la esperanza de vida;
2] Instrucción y acceso al saber, representados por la tasa de alfabetización de adultos (dos tercios) y la tasa bruta de escolarización
para todos los niveles (un tercio);
3] La posibilidad de disponer de un nivel de vida digno representado por el PIB por habitante.
Cabe señalar la importancia de esta contribución al pensamiento
económico, pues centra su reflexión no en el crecimiento, sino en
la habilidad que tiene una sociedad para brindar a la población el
conjunto de capacidades que le permitan acceder a mejores oportunidades de bienestar social. Esta aportación teórica nunca hubiese
sido incorporada en la definición de las políticas institucionales y
mucho menos en una suprainstitución como las Naciones Unidas, si
no hubiese existido la amplia movilización social en el mundo que
pugnaba por crear una sociedad más justa, donde prevaleciera la libertad y la equidad; lucha que ha caracterizado el escenario político
a escala mundial desde los años sesenta, escenificados por los movimientos radicales y los de carácter institucional que han conducido
progresivamente a que partidos de centro izquierda y de izquierda
asuman el poder.
LA GESTACIÓN DE UNA NUEVA PROPUESTA TEÓRICA:
LA SUSTENTABILIDAD DEL DESARROLLO
Como lo señalamos anteriormente, los problemas ambientales tal y
como hoy los conocemos comenzaron a manifestarse, con una fuerte resonancia, durante los primeros años que siguieron a la segunda
guerra mundial. Las preocupaciones iniciales fueron la contaminación atmosférica (smog) y la correspondiente lluvia ácida y la contaminación del agua con énfasis en sus impactos en la salud humana.
sustentabilidad ambiental representado por los valores de emisiones de dióxido de
carbono y eficiencia energética, como un elemento a considerar en la evaluación del
desarrollo humano y de la calidad de vida (véase PNUD, 2001). Sin embargo, si el IDH
se vinculara con algún otro índice ambiental más amplio como el de la huella ecológica, el orden actual de los países en dicho índice cambiaría sustantivamente.
lb-
LOS AÑOS OCHENTA
1 19
Empero, estas preocupaciones fueron expandiendo progresivamente
su resonancia social durante los años cincuenta con independencia
de signos y filiaciones ideológicas y políticas. Ello porque tanto las
potencias industriales capitalistas como las socialistas, fueron presa
de los efectos que empezaban a conocerse a consecuencia de la contaminación del agua y del aire, de los materiales y residuos tóxicos y
peligrosos y de la degradación del ambiente en general.
En este entorno, la preocupación ambientalista contemporánea
hunde sus raíces primero en la crítica al crecimiento demográfico,
para desplazarse a los impactos del industrialismo sobre el ambiente
y en la salud. Así, a partir de los años sesenta aparecen desde la sociedad civil y desde la academia, los primeros cuestionamientos al
modelo de industrialización y sus efectos contaminantes en la atmósfera, el agua y los suelos. Simultáneamente, el abandono de la vida
en el campo por contingentes importantes de población y el progresivo crecimiento urbano para alimentar la mano de obra que requería la planta industrial, fueron la causa de las modificaciones generadas en el paisaje de campos, bosques y montañas, así como del
cambio de perfil demográfico y productivo.
De ese modo, no es difícil inferir que el modelo de desarrollo
dominante ha estado íntimamente asociado a un estilo de vida que
identifica el progreso con el crecimiento material, el consumo y el
bienestar, bajo el falso supuesto, además, de que dicho crecimiento
puede ser ilimitado. El análisis de las causas que han originado esta
sustantiva transformación de valores civilizatorios, se expresó de distintas formas, por ejemplo, en la aparición de partidos políticos como
los verdes de Alemania e Inglaterra a mediados de los años setenta,
y en las ciencias ambientales que produjo vertientes analíticas de las
disciplinas convencionales, tales como la economía ecológica, la economía ambiental y la economía del estado estacionario. Este análisis
también se expresó en la aparición de corrientes de pensamiento y
acción, como la ecología social, el ecofeminismo, el ecosocialismo,
la educación ambiental, y nuevas reflexiones éticas y filosóficas, así
como en la institucionalidad y normatividad ambientales, entre muchas otras manifestaciones.
Pero también se manifestó, como ya vimos, en estudios como los
informes del Club de Roma, que constituyeron una fuente de inspiración y preocupación, puesto que desde su primer informe (1972)
sostuvieron la tesis de que ningún crecimiento puede ser ilimitado en
120
LOS AÑOS OCHENTA
un sistema limitado. Por lo que los cinco elementos básicos del estudio
(población, producción de alimentos, industrialización, contaminación
y consumo de recursos no renovables) se inscriben en un crecimiento
exponencial que nos conduce a una trayectoria de colisión.
El proceso de construcción de conocimiento sobre la crisis, que
se nutre tanto de la teoría del desarrollo como de la praxis de los
movimientos ambientalistas, llegó progresivamente al ámbito de las
instituciones supranacionales. Así, en 1972 con la Conferencia de
Estocolmo auspiciada por la Naciones Unidas, se reconoce que el
desarrollo económico requiere de una dimensión ambiental y se
propone el ecodesarrollo como una alternativa para impulsar el entorno biorregional, en consonancia con la disponibilidad de los recursos locales y las pautas culturales. En 1980, la Unión Mundial de
la Naturaleza (uIcN) en su Estrategia mundial de la conservación, estableció que el desarrollo en su relación con la naturaleza debía partir
de la modificación de la biosfera y la aplicación de los recursos humanos y financieros, para la satisfacción de las necesidades humanas
y al mejoramiento de la calidad de vida (ulcN, 1980). Con ello, se
ponía al ser humano en el centro de la atención tanto del desarrollo
como de la preocupación ambientalista.
Como un momento de síntesis en esta construcción, en 1987 la
Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo de las Naciones Unidas presenta Nuestro futuro común, conocido también como
Informe Brundtland, en el cual se recogen las aportaciones elaboradas tanto en el seno de los movimientos sociales, en la gestión de
políticas ambientales nacionales, como las propuestas teóricas desarrolladas en las universidades. Este documento difundió un concepto
relativamente nuevo: el desarrollo sustentable (en inglés sustainable development y en francés développement durable) que, como lo señala Voisenet (2005) en pocos años desde su aparición, parece haber colonizado de manera absoluta todos los enfoques y las preguntas de quienes
se interesan en el desarrollo. Voisenet añade que se trata de un triunfo paradójico, pues si bien el vocablo se ha convertido en una especie
de lugar común, su significado sufre grandes variaciones según los
agentes que lo enuncian. "Se trata entonces de una noción polisémica que hunde sus raíces dentro de una corriente de reflexión compleja y variada que se extiende desde los años sesenta, alimentada
por los cuestionamientos sobre el crecimiento desenfrenado de los
treinta gloriosos y de sus consecuencias sobre el ambiente" (p. 7).
LOS AÑOS OCHENTA
121
Así, la reflexión sobre el desarrollo ha sido integral, pues se han
afrontado los grandes problemas en torno a los cuales se habían
estado debatiendo las estrategias de desarrollo como, por ejemplo,
el hecho de que el fruto del crecimiento no es para todos y la persistencia e incluso profundización de la desigualdad, pero también
aspectos ignorados en dichas estrategias, como el aumento de la
contaminación, el deterioro de los ecosistemas y el riesgo del calentamiento global, que amenazan en su conjunto con romper los
equilibrios reguladores del planeta Tierra. En el momento actual, los
estilos de vida y los patrones de consumo han adquirido una nueva
centralidad, puesto que la preocupación ambientalista se ha ido desplazando de los impactos negativos ocasionados por la producción
industrialista a los perniciosos efectos que se encuentran larvados
en las prácticas de consumo, fenómeno que aún no recibe la debida
atención sociológica. De este modo, el crecimiento económico, la
equidad social y la protección del medio ambiente se encuentran
enmarcados por una inestabilidad constitutiva, donde los términos
del debate se encuentran en una constante reformulación.
En este proceso de construcción teórica y política, el desarrollo
sustentable ha constituido un nuevo manifiesto político en el sentido
formulado por Celso Furtado; 5 esto es, se ha elevado como una poderosa proclama dirigida a ciudadanos, organizaciones civiles y gobiernos, para impulsar acciones, principios éticos y nuevas instituciones orientadas hacia un objetivo común: la sustentabilidad.
Por sustentabilidad entendemos un compromiso efectivo de contribuir a la conformación de una nueva etapa civilizatoria, basada en
el conocimiento, que armonice la vida de los seres humanos consigo
mismos y entre sí, que promueve el desarrollo socioeconómico con
equidad y practique una actitud respetuosa del medio ambiente para
conservar en el largo plazo la vitalidad y diversidad de nuestro planeta. Esto constituye un poderoso mensaje de voluntad política sintetizado en el concepto de desarrollo sustentable que se vislumbra
como "un conjunto de relaciones entre sistemas (naturales y sociales),
dinámica de procesos (energía, materia e información) y escalas de
valores (ideas, ética, etc.)" (Jiménez Herrero, 2000, p. 109).
Así se expresó Furtado en relación a la propuesta fundacional de la CEPAL
(Furtado, 1985).
DESARROLLO SUSTENTABLE
7. EL DESARROLLO SUSTENTABLE:
RAÍZ DE UNA CONVERGENCIA ESPERADA
123
Poner en marcha un tipo de desarrollo donde evolucionen paralelamente los sistemas económicos y la biosfera, de manera en
que la producción realizada del primero, asegure la reproducción de la segunda, constituyendo una relación mutuamente
complementaria.
En palabras de Harribey (1998, p. 9):
Como lo hemos presentado, los estudios, investigaciones e informes
sobre las tendencias del mundo que han aparecido cambiaron de manera drástica la visión dominante de cómo entender el desarrollo.
Ciertamente, han habido variadas resistencias, desde la posición que
niega su importancia, hasta las que justifican sus efectos negativos como
parte del proceso. Sin embargo, los límites naturales y los problemas
del medio ambiente junto con el incremento de la pobreia y la desigualdad, pusieron en cuestionamiento si el tipo de desarrollo que se
estaba impulsando podía ser mantenido en el tiempo, con el alto costo
ambiental implícito, si era posible alcanzar niveles de equidad para
todos y si todos aspiraban al mismo tipo de satisfactores. Esto generó
dos vertientes analíticas en relación con los procesos económicos, la
equidad social y la protección del medio ambiente, que ha derivado en
un esfuerzo meritorio y significativo, de construcción de paradigmas y
consensos en torno a la propuesta del desarrollo sustentable.
EL CONCEPTO DE DESARROLLO SUSTENTABLE
Aunque la idea de sustentabilidad se había formulado algunos años
antes, fue Nuestro futuro común, mejor conocido como Informe
Brundtland el que difunde el concepto y acuña la definición más
conocida. El concepto de desarrollo sustentable surgía de la necesidad de una acción concertada de las naciones para impulsar un
modelo de desarrollo mundial, compatible con la conservación de la
calidad del medio ambiente y con la equidad social. Dos son las declaraciones identitarias fundamentales que enuncian su significado:
• Un desarrollo que satisfaga las necesidades del presente sin
comprometer la capacidad de que las generaciones futuras puedan satisfacer las suyas;
[122]
El desarrollo sustentable obedece, según sus creadores, a ciertos principios
generales: se inscribe en el tiempo y supone el mantenimiento de un crecimiento económico, considerado como condición necesaria aunque insuficiente, que permita una mejor distribución de la riqueza. La sustentabilidad
está, por otra parte, condicionada por el patrón demográfico. Ella incluye
entonces dos dimensiones consideradas como indisociables: la superación
de todos los seres humanos y la preservación de los equilibrios naturales.
Desde esta perspectiva, desarrollo sustentable emerge como una
propuesta conceptual holística que articula al menos cinco dimensiones: la económica, la ecológica, la social, la política y la cultural.
Constituye la convergencia de un intenso esfuerzo por construir una
visión integral sobre los problemas, un enfoque más acucioso sobre
cómo pensar el desarrollo, superando los principios plasmados en el
nacimiento de la economía del desarrollo como subdisciplina de la
economía, hasta posicionarse como conocimiento de frontera en el
campo de las ciencias multidisciplinarias (Vivien, 2005; Saldívar,
1998). Empero, si bien el desarrollo sustentable representa la interconexión orgánica de estas cinco dimensiones, ésta aún no está suficientemente estudiada para definir con precisión las complejas relaciones que se dan entre ellas. Por lo tanto, es importante partir del
hecho de que nuevas instituciones, regulaciones e interpretaciones
deberán construirse en torno a cuestiones fundamentales que atraviesan transversalmente el problema de la sustentabilidad. Godard
(2002, p. 52) sostiene que:
Portador de una clarividencia prospectiva, la idea de un desarrollo orgánico
sustentable inspira entonces la definición de un proyecto de transformación
de la organización económica y social actual. Ella permitiría concretar en pasos sucesivos las instituciones y nuevas regulaciones necesarias para establecer
una sustentabilidad más fuerte e integrada. En lo inmediato, sin embargo, es
- -
124
DESARROLLO SUSTENTABLE
necesario ser realista pues el modelo contiene tres criterios separados, que
expresan el hecho de que la sustentabilidad es una propiedad que debe de
ser impuesta desde el exterior a una realidad económica y social que no
encuentra espontáneamente los mecanismos de desarrollo en ella misma.
Dada la complejidad de la propuesta analítica que encierra el
concepto de desarrollo sustentable, han surgido muchas interrogantes. ¿Es el desarrollo sustentable una ilusión, una quimera que no
puede concretarse en un futuro inmediato y para todos? ¿Puede ser
útil la noción de desarrollo sustentable para encarar los complejos
problemas del desarrollo humano hacia el futuro? ¿Puede planificarse el desarrollo sustentable mediante acciones impulsadas por una
voluntad política colectiva? (Smounts, 2005; Passet, 1996; Jiménez
Herrero, 2000). Como ya fue expuesto, la noción de desarrollo ha
sido convencionalmente entendida en términos de superación del
atraso, como veneración del crecimiento, como proceso de recuperación o de aceleración de un camino trazado de antemano. Es decir,
el objeto de conocimiento de la teoría del desarrollo ha obedecido
a una visión materialista y evolucionista que interpreta el proceso
histórico a la luz de los patrones económicos y culturales de los países occidentales desarrollados, que han modelado y legitimado una
tendencia considerada universal y de crecimiento ilimitado (Treillet,
2005; Marechal, 2005).
El aspecto social del desarrollo fue progresivamente incorporado
con el propósito de reposicionar a los destinatarios del desarrollo en
el centro del análisis. Así sucedió también con los aspectos políticoinstitucionales, los cuales fueron establecidos como estructuras de
poder para regular los procesos del desarrollo y de formación del
consenso entre los diversos actores sociales. De igual manera, como
ya lo analizamos, los factores político-culturales fueron adquiriendo
una creciente relevancia en la constitución del estatus civilizatorio,
donde se proyectan los modos de vida y la convivencia social en un
marco básico de derechos humanos.
Al incorporarse a la corriente dominante, las reivindicaciones de
los movimientos ambientalistas, relativas a la calidad del ambiente y
a la conservación de los recursos naturales en una relación de recíproca dependencia con el medio humano y social, la noción de desarrollo fue notablemente enriquecida al replantear que los recursos
naturales no pueden ser vistos como mera materia prima de los pro-
DESARROLLO SUSTENTABLE
125
cesos productivos, sino como marco integral de nuestro entorno, que
es necesario mantener y desarrollar respetando la integridad de los
ecosistemas planetarios, pues de no hacerlo se pone en severo riesgo
la seguridad global e incluso nuestra supervivencia como especie.
En torno de tal visión holística gravita la pretensión de un nuevo
orden mundial con base en un proyecto político, social y cultural más
incluyente y extensivo que potencie el bienestar colectivo y la estabilidad de la biosfera, configurándose en la concepción del desarrollo
sustentable. Este calificativo al sustantivo desarrollo, es lo que constituye el principal desafío para imprimir un cambio radical de rumbo
al orden económico y social que ha imperado en las teorías del desarrollo. Ello porque la cultura contemporánea dominante y su modelo de desarrollo implícito han provocado no sólo una mayor pobreza y desigualdad social, sino una crisis ambiental sin precedente
alguno (Harribey, 1998; Urquidi, 1996). De esta forma, la crisis social
y económica está íntimamente articulada a la crisis ecológica y está
vinculación será cada vez más evidente en tanto avanzan los procesos
de deterioro. En tal virtud, el desarrollo sustentable se afirma sobre
tres ejes analíticos:
1. Un desarrollo que tome en cuenta la satisfacción de las necesidades
de las generaciones presentes
La hipótesis central que sostiene esta tesis intrageneracional, se refiere a que la reducción de la exclusión social no puede hacerse sin
recurrir al crecimiento económico y simultáneamente a la concreción
de políticas demográficas y de distribución progresiva del ingreso y
de equidad social. Dado que las fuerzas del mercado son incapaces
para realizar dichos ajustes, se requiere de la dimensión política para
crear nuevas instituciones al compás de cambios culturales que reorganicen la vida cotidiana y la reproducción social. Así, patrón demográfico, equidad social, voluntad política concertada hacia la acción
y hacia una nueva cultura civilizatoria, constituyen los contenidos
fundamentales de este eje analítico.
EL PATRÓN DEMOGRÁFICO. Si bien la tesis neomalthusiana ha sido
ampliamente cuestionada, en el umbral del siglo xxx se observa una
crítica falta de alimentos en muchas regiones del mundo y una aguda crisis global que se avecina por el crecimiento exponencial de la
r
126
DESARROLLO SUSTENTABLE
demanda de alimentos por parte de contingentes humanos que progresivamente se están incorporando a la sociedad de consumo capitalista, como es el caso de China. A esto se agrega la grave responsabilidad que tienen los organismos internacionales como el Banco
Mundial y el Fondo Monetario Internacional, puesto que con la
aplicación a rajatabla de las políticas neoliberales "han privilegiado
la cultura de exportación durante las últimos decenios. Los agricultores de los países pobres sufren la falta de capacitación y de inversiones públicas, y la autosuficiencia alimentaria no figura dentro de
los Objetivos del Milenio" (Schnakenbourg y Suárez, 2008, p. 97).
La crisis alimentaria que se ha revelado con su dramática fuerza en
2008, refuerza la necesidad de actuar sobre el patrón demográfico de
crecimiento de la población contemporánea, derivado de.la caída de
la mortalidad relacionada con los avances de la medicina. Duquesnoy
(2005, pp. 42-43) sostiene que esta implicación fue presentada con
antelación por quienes se preocuparon por los límites del crecimiento:
El modelo del Club de Roma pregonaba una política económica maltusiana.
Admitía un tendencia al crecimiento exponencial de la población en relación
a los recursos en cantidades finitas y presentaba la conclusión de una inevitable crisis demográfica -un aumento brutal de la mortalidad- por la falta
de recursos alimentarios o por el exceso de la contaminación.
El autor concluye que:
un control (relativo) de la contaminación y de los rendimientos agrícolas
serán insuficientes para evitar una crisis mayor. Es necesario, en todo caso,
introducir una regulación voluntaria de nacimientos para alcanzar una gradual estabilización a partir de 2000.
De esta forma y en el marco de un gran debate en torno a las
tesis neomalthusianas, el Club de Roma reposicionó el problema en
torno a la relación entre crecimiento económico y la población promoviendo una expansión de la conciencia sobre la importancia de
transformar el patrón demográfico existente.
LA EQUIDAD SOCIAL. La solidaridad intrageneracional constituye otro
de los pilares del desarrollo sustentable. Para ello, es importante
redefinir políticas y metas para lograr una distribución progresiva del
DESARROLLO SUSTENTABLE
12 7
ingreso, que reduzca la desigualdad social de sus grupos de población, así como progresivamente cerrar la obscena brecha entre los
países desarrollados y los países en desarrollo. Ninguna política demográfica, ni desarrollo tecnológico alguno podrán contener la crisis
mundial en ciernes, sin una más justa distribución de los beneficios
económicos y los bienes planetarios. El índice del desarrollo humano,
antes mencionado, constituye una primera plataforma colectiva a
escala mundial de concertación de políticas en ese sentido.
Ciertamente, para alcanzar la equidad se necesita crecimiento
económico, pero éste no ha de concebirse de manera material sino,
por el contrario, mediante una profunda connotación cualitativa. Es
decir, no cualquier crecimiento y a toda costa. Como lo señala el PNUD
(1996) en relación a la equidad, se debe evitar el crecimiento sin empleo,
que repercute de diversos modos, pero que en los países en desarrollo
se expresa en la necesidad de invertir más horas de trabajo por bajos
ingresos y en el incremento de una economía informal; el crecimiento
sin equidad, en el que los frutos del trabajo benefician principalmente
a los ricos; el crecimiento sin voz de las comunidades, donde éste no se
acompaña de una democratización, y se caracteriza por regímenes
autoritarios que ahogan la participación social en las decisiones, que
afecta la vida de la población, sobre todo de la menos empoderada;
el crecimiento sin raíces, en el que la identidad cultural desaparece al
fomentar una uniformidad que tiende a suprimir las diferencias, pero
no la desigualdad y el crecimiento sin futuro, como cuando se despilfarran los recursos naturales y se degrada el ambiente, en el afán de
un crecimiento económico de corto plazo (PNUD, 1996). Esto es, se
requiere de una acción concertada que busque como objetivo, desde
la política y desde una visión cultural alternativa, alcanzar la equidad
necesaria para transitar hacia la sustentabilidad.
La reforma política
es una condición necesaria para el desarrollo sustentable, a fin de
transformar el metabolismo de los factores estructurales que determinan la desigualdad social, la destrucción ambiental y la ausencia
de decisiones políticas integrales. La estructura gubernamental actual
no tiene capacidad alguna de ejecutar políticas de sustentabilidad,
"de acuerdo con ciertos objetivos y esfuerzos en función de diferentes principios, valores y escalas" (Jiménez Herrero, 2000, p. 101). El
enfoque sectorial prevaleciente atiende las áreas tradicionales de
NUEVAS POLÍTICAS PARA NUEVAS INSTITUCIONES.
128
DESARROLLO SUSTENTABLE
actuación y no asume responsabilidades en cuanto a los llamados
asuntos transversales, ni en aquellos que considera competencia de
otros. Así, la política de la sustentabilidad continúa recayendo en el
sector medio ambiente y recursos naturales, lo cual impide influir
efectivamente, la política social y, sobre todo, en la política económica y energética. Se requieren nuevas instituciones (gubernamentales
y normativas) y nuevas políticas que no banalicen u oculten los daños
ecológicos ocasionados por la actividad económica y las decisiones
administrativas, y estén en condiciones de "cambiar a fondo los criterios de gestión y los patrones de comportamiento, que los originan"
(Naredo, 2006, p. 45).
Sin embargo, la reforma requerida implica no sólo a las dependencias gubernamentales, sino también a las empresas y corporaciones, buscando:
al Responsabilidad de funcionarios y ejecutivos para asegurar la
viabilidad de la compañía;
b] Transparencia, de manera que sus operaciones sean visibles y sus
decisiones puedan estar bajo escrutinio público;
c] Comunidad, en relación con las obligaciones y compromisos de
la compañía con la comunidad aledaña;
d] Honestidad en la presentación comercial de los productos y ma-
nejo de la transacciones;
e] Decencia en el trato a los trabajadores, incluyendo la participa-
ción de éstos en la toma de decisiones;
f] Sustentabilidad en las actitudes y prácticas hacia el ambiente, así
como para reducir los impactos negativos en el mismo;
g] Diversidad en el balance y equidad en el manejo de todas las
relaciones;
Ir] Humanidad, expresada en el respeto a los derechos de los traba-
jadores y ciudadanos en todas las sucursales de la empresa en
el mundo y con sus socios locales (Hargreaves & Fink, 2006).
La reforma institucional comprende también modificar sustantivamente la cooperación internacional y la gobernabilidad mundial.
A este respecto ha sido propuesta la creación de un organismo
supranacional responsable de la política ambiental global, que muchos ven con desconfianza dadas las enormes asimetrías en torno
del ejercicio de poder y el respeto al derecho internacional. Pero se
DESARROLLO SUSTENTABLE
129
requiere avanzar en ese sentido reformulando el principio de paz
mundial y la noción integral de seguridad, toda vez que la situación
imperante bajo la lógica de los intereses económicos y geopolíticos,
bajo la codiciosa lucha por la posesión de regiones con reservas de
recursos naturales (combustibles fósiles, agua, minerales, etc.), pero
también bajo la lucha por la sobrevivencia generada por la inequidad
global (migración, refugiados, violencia, etc.) y la aparición de la
delincuencia organizada global (tráfico de narcóticos, armamento
y personas e impunidad de abusos, invasiones y restricciones ilegítimas), deriva necesariamente hacia la aparición de nuevos focos de
inestabilidad.
UNA NUEVA CULTURA CIVILIZATORIA. La evolución histórica se ha
vuelto insostenible en lo relativo a la situación ambiental, económica
y social. Las transformaciones necesitan llegar a lo más profundo del
ser mediante un cambio civilizatorio, de valores, de redefinición de
prioridades, de opciones sustanciales que coloquen lo material en
su justa dimensión para que el ser humano se realice plenamente
y en armonía con su entorno natural y con la comunidad a la que
pertenece.
No hay una sola visión de la sustentabilidad, pues ésta depende de
condiciones biogeográficas, pero sobre todo de patrones culturales
que permiten comprender el sentido de nuestras acciones desde los
valores sociales que las guían. Esto no es una cuestión axiológica en
abstracto, porque se encuentra en íntima relación con la forma como
construimos los problemas de nuestras circunstancias, así como para
definir lo que podemos y tenemos que hacer y asumir las consecuencias posibles para una acción futura.
Una buena sociedad no se moldea sólo con buenos principios,
sino con comportamientos que dignifiquen a sus habitantes (salario
justo, libertad, democracia, salud, educación y vivienda para todos,
respeto a la vida, etc.). Esto es, "lo ético debe desplazarse de los
enunciados y de los discursos, a la práctica cotidiana, a espacios de
reflexión donde se analice lo que es valioso para la vida, lo que realmente le da sentido a la vida" (Kisnerman, 2001, p. 110), puesto que
es la práctica la que demuestra siempre la congruencia de los discursos. Es desde aquí que cobra significado el aforismo de política ambiental sobre la "responsabilidad común pero diferenciada". Dada la
importancia de este apartado en la discusión sobre la sustentabilidad,
130
DESARROLLO SUSTENTABLE
hemos ampliado nuestra posición en un capítulo posterior que enfatiza las aportaciones derivadas del acuerdo colectivo de la sociedad
civil con la Carta de la Tierra.
2. Un desarrollo respetuoso del medio ambiente
La premisa central que sostiene esta tesis implica que el desarrollo
no debe degradar el medio ambiente biofísico, ni agotar los recursos
naturales. Condición que las teorías de desarrollo ignoraron o fueron
incapaces de aplicar efectivamente. Esta premisa le ha dado sentido a
toda la concertación internacional desde la Cumbre de Estocolmo
(1972), pasando por Nuestro futuro común (1987), pero sobre todo
con un sentido estratégico a partir de Río (1992), iluminando la
reflexión hacia cómo compatibilizar las necesidades y aspiraciones
de las sociedades humanas, con el mantenimiento de la integridad
de los sistemas naturales.
El deterioro ambiental de las actividades humanas no es un fenómeno homogéneo, sino que es bien distinto dependiendo de los
estilos de desarrollo, el modo de vida y las condiciones del entorno
(Jiménez Herrera, 2000). La desigualdad mundial prevaleciente si
bien genera impactos acumulativos que se expresan a escala global,
produce también manifestaciones locales que afectan la calidad de
vida en diversos grados según las condiciones socioeconómicas de la
población. En otras palabras, las sociedades humanas padecen de
manera directa las consecuencias de su comportamiento hacia el
medio ambiente, en función de su capacidad económica de mitigación y corrección de los impactos, o por la transferencia de los
mayores costos a los sectores de población menos empoderados.
Esto establece de entrada una situación injusta en la distribución
de los costos sociales y ecológicos de la actividad humana (extracción de recursos, disposición final de desechos, degradación del
entorno, incremento del riesgo, etc.). ¿Podrán crearse las condiciones económicas, culturales, institucionales y políticas necesarias
para ajustar a tiempo las bases en las que se sostiene la fase actual
del capitalismo, en función de los imperativos de la conservación
ecológica y la equidad social? Ese es el reto de la propuesta del
desarrollo sustentable.
DESARROLLO SUSTENTABLE
131
3. Un desarrollo que no sacrifique los derechos de las generaciones futuras.
Como lo señala Godard (2002, p. 54), aquí "la sustentabilidad es un
principio de no dictadura intergeneracional: ni dictadura del presente, que se manifestaría en una indiferencia por el futuro, incluso el
lejano, ni dictadura del futuro que impondría el sacrificio de las
generaciones actuales, pues el desarrollo debe en principio permitir
la satisfacción de las necesidades del presente".
Si bien es harto dificil cualquier intento de definir cuáles podrán ser
las necesidades básicas que las generaciones no nacidas deberán satisfacer y cómo lo harán, la justicia intergeneracional es una condición ligada tanto a la equidad social como a la conservación del
medio ambiente en el momento actual. En otras palabras, mantener
a largo plazo la integridad del ecosistema planetario es también un
requisito de la sustentabilidad de las generaciones presentes. Jiménez
Herrero (2000, pp. 119 y 139) señala que "el potencial de existencia
en el futuro se crea en el-presente" y apela a la filosofía contractualista y al criterio de justicia de Rawls (1971), quien propone maximizar la utilidad del nivel mínimo correspondiente a la población menos favorecida, ya que su "velo de ignorancia" respecto al conjunto
social amplio en relación con posesión de habilidades y recursos, no
le permite vislumbrar con nitidez la posición en que se sitúa cada
generación respecto a otras, lo que implica aplicar principios de
compensación intrageneracional antes de pensar en las generaciones
futuras. Esto significa que la pobreza no puede aumentar en este
momento, ya que los pobres no pueden ser más pobres en el futuro,
y los sectores y países ricos deben necesariamente reducir hoy sus
niveles de vida a fin de que sus consumos actuales no hipotequen el
presente y el futuro del planeta.
De ese modo, el desarrollo sustentable nos remite a una de las viejas
aspiraciones planteadas por las teorías del desarrollo concerniente a
la necesidad de la intervención tanto del Estado como de la sociedad
y sus organizaciones. Es decir, un Estado promotor y una sociedad
comprometida, ambos con la sustentabilidad, con base en premisas
fundamentales, dentro de las cuales podemos destacar:
Impulsar el crecimiento y la distribución equitativa del ingreso
teniendo como centro la movilización de la sociedad con inicia-
132
DESARROLLO SUSTENTABLE
tivas, proyectos, acciones y actitudes orientadas al cuidado de la
vida en la Tierra;
• Crear nuevas instituciones y normas que garanticen los derechos
colectivos y que coloquen al medio ambiente de manera trasversal en la regulación de la sociedad;
• Impulsar un sistema productivo basado en tecnologías que no
degraden el ambiente biofísico, ni agoten irracionalmente los
recursos naturales;
• Fomentar un comercio internacional que no sea antagónico con
el desarrolló sustentable (mi), 2002; Naciones Unidas 2000).
Pese a sus aparentes bondades, desde ahora puede inferirse que
el concepto de desarrollo sustentable ha sido impugnado desde diversas aristas analíticas. Ampliaremos estos cuestionamieritos en la
última parte del libro y aquí sólo señalaremos que las críticas comenzaron a presentarse desde la formulación enunciada en el Reporte
Brundtland, en cuanto a demandar un compromiso con las generaciones futuras, cuando enormes contingentes de las generaciones
actuales no satisfacen sus necesidades.
Quedan además en el aire demasiados asuntos relacionados con
la vaguedad de dicha declaración. De hecho hay quienes afirman
que es precisamente la imprecisión de esta definición, la que ha
suscitado tan amplio consenso y las más diversas adhesiones, toda
vez que de esa forma, tiene el potencial de convertirse en un significante flotante que puede revestirse con el ropaje que requiera cada
configuración discursiva. Por todo ello es que, desde el principio,
muchas críticas se enfilaron en contra del sustantivo desarrollo,
considerando al desarrollo sustentable como una ampulosa autoindulgencia, pues su connotación vinculada a crecimiento económico
con una carga semántica relacionada con el fracaso de las políticas
desarrollistas, es difícil de soslayar. De ahí que muchos académicos
y ambientalistas prefieren usar simplemente la raíz sustentabilidad,
aunque no por ello se resuelve la cuestión fundamental: el cambio
civilizatorio que con voluntad política colectiva constituye la tarea
de la actual generación.
DESARROLLO SUSTENTABLE
1 33
LA DIMENSIÓN AMBIENTAL DEL DESARROLLO
Para entender la creciente importancia que el ambientalismo como
corriente de pensamiento y crítica política fue adquiriendo cada vez
con más fuerza a partir de los años sesenta, es necesario entender los
orígenes y pluralidad discursiva de este proceso de nuevo cuño social.
Los movimientos sociales ambientalistas
Desde el siglo xxx y aunado al deterioro provocado por la Revolución
industrial, surgió un movimiento naturalista dirigido a proteger la
vida silvestre (wilderness), que posteriormente encontró un fuerte
soporte en los trabajos éticos de Aldo Leopold (1949).' Esta primera
configuración discursiva de corte romántico, arraigada en los valores
e intereses de la aristocracia británica, tuvo como resultados concretos la aparición de las primeras organizaciones conservacionistas en
Inglaterra y posteriormente en Estados Unidos (como el Sierra Club,
creado en 1891 por John Muir; la Audubon Society y la Wilderness Society) que a su vez impulsó la creación de parques nacionales en Estados Unidos (Yellowstone fue el primero en 1872). 2
Guha (2000) afirma que esta primera ola de ambientalismo estuvo
vinculada con otros movimientos del mundo moderno: la democracia, el socialismo y el feminismo. Esta ola tuvo tres variedades de
ambientalismo ligadas a la emergencia e impacto de la Revolución
industrial, a saber, a] la crítica moral y cultural, denominada como
el "retorno a la tierra" (back-to-the-land) desde los grandes poetas románticos (Blake, Wordsworth), los novelistas (Dickens) y pensadores
políticos (Engels, Gandhi); la conservación científica, esto es, el
empleo de la ciencia para manejar eficientemente la naturaleza y sus
I Véase también Leopold (1949).
2 Orduna (2008) sostiene que esta vertiente ambientalista de corte aristocrático
está íntimamente vinculada con los movimientos eugenicistas que apelaban al
darwinismo social x al control demográfico radical. Desde su postura, este autor
afirma que aquellos discursos que colocan al crecimiento poblacional como el
primer problema ambiental se adscriben a esta corriente que se encuentra enquistada en las grandes organizaciones ambientalistas, tales como The Nature Conservancy, The International Union for Conservation of Nature (nic.N), The Word Wide Fund for the
Conservation of Nature (wwr), por ejemplo; organismos que fueron creados por
aquellos mismos personajes que fundaron la Sociedad Británica de Eugenesia y
muchas otras organizaciones afines a estos propósitos.
134
DESARROLLO SUSTENTABLE
recursos y, el la idea del mundo salvaje, inhóspito e intocado (wilderness) mediante la combinación de la moralidad, la ciencia y la estética, desde la que se promovió la protección de áreas naturales y especies animales emblemáticas de ese hábitat escénico (Yosemite y el oso
grizzly, por ejemplo).
En una vertiente significativamente distinta, desde tiempos inmemoriales la denodada lucha de los pueblos y comunidades campesinas e indígenas contra la rapiña del colonialismo y por su emancipación, aunque no suele considerarse como propiamente ambientalista,
sí que lo es en muchos aspectos. A estos movimientos se les ha calificado bajo diversas denominaciones, tales como luchas agraristas,
campesinas o indígenas y han estado orientadas a reivindicaciones
por la tierra, el agua, los bosques, etc., muchas de ellas yendo más
allá de factores económicos y productivos para promover acciones de
conservación ambiental. En los siguientes apartados hemos agrupado
a estos procesos bajo la categoría de ecologismo de los pobres, recuperando la noción propuesta por Guha y Martínez-Alier (1997). 3
Otros autores (Riechmann y Fernández Buey, 1994) organizan el
surgimiento del movimiento ambientalista en torno de dos grandes
tendencias, emanadas ambas del proceso de deterioro ambiental
resultante de la industrialización impulsada en el siglo )(tac. La primera tendencia es el ambientalismo de cuño social, a su vez, con dos
fuentes distintas de demandas que fueron, por un lado, la clase obrera impulsada por los sindicatos que exigían mejores condiciones de
vida y trabajo; por otro lado, la burguesía, que a través de los representantes de las clases medias y altas que clamaba por mejoras en el
medio ambiente, preocupada de que la falta de higiene y salubridad
de los tugurios se pudiera extender a sus propios barrios. La otra
tendencia es el proteccionismo aristocrático, al que ya hemos hecho
referencia'
3 Esta también es la línea seguida por Víctor Manuel Toledo (1985, 1989, 1995,
2000, 2002).
4 Santamarina (2006) recupera el análisis de Vincent (1992) para develar que
varios historiadores han señalado que el primer ecologismo surgió en Alemania y
que constituyó una de las banderas más fuertes de los nazis, y que esta raíz se oculta datando el movimiento del siglo xx en fechas más recientes, dada la fuerte vinculación que el ecologismo ha mantenido con el pensamiento de izquierda. Al
respecto del ecologismo nazi, véase también Orduna (2008).
DESARROLLO SUSTENTABLE
1 35
Sin embargo, la configuración discursiva del ubicuo movimiento
ambientalista contemporáneo con los perfiles contestatarios que lo
han caracterizado, aparece durante la segunda mitad del siglo xx, a
resultas primero de la vasta destrucción ocurrida como consecuencia
de la segunda guerra mundial y por el desarrollo del nuevo modo de
producción industrial y la contaminación derivada del mismo, así
como por la emergencia de los movimientos contraculturales de
ruptura, entre los que se encontraba también el feminismo, el jipismo, el movimiento gay, el pacifismo, etc. Este momento es consistente con un cambio tecnológico en la esfera de la producción impulsada mutatis mutandis tanto en la órbita de Estados Unidos como en
la de la Unión Soviética. 5
Los desastres ambientales en la toma de conciencia mundial
En la creciente preocupación y conocimiento de la problemática
ambiental ha influido significativamente una serie de tragedias ambientales que han tenido una alta cobertura mediática. Estas tragedias
han sido, por lo tanto, catalizadoras de un conjunto de cambios,
tanto en la concepción del problema mismo como de las medidas
a adoptar para prevenir, mitigar y corregir los daños. Entre ellas se
encuentran:
a] La descarga por la fábrica Chisso Corporation de más de 27 toneladas de metilmercurio en la bahía de Minamata, Japón, entre
1932 y 1968, que provocó más de 900 muertes y miles de afectados que consumieron el pescado contaminado, causándoles
problemas muy serios al sistema nervioso;
b] El caso de Love Canal en la ciudad de Niagara Falls, en Estados
Unidos, donde, entre 1942 y 1953, la empresa Hooker Chemical
enterró cerca de 21 mil toneladas de residuos tóxicos (entre
ellos dioxinas y otros compuestos clorados) en un predio que,
una vez que llegó a su máxima capacidad, fue cubierto con
tierra y desechos sólidos municipales. Algunos años más tarde
El surgimiento de los movimientos ambientalistas fue casi simultáneo con la
aparición de las teorías de desarrollo, aunque sus trayectorias se mantuvieron relativamente independientes hasta los años setenta, cuando el ambientalismo interpeló con mayor fuerza las políticas de desarrollo.
0
DESARROLLO SUSTENTABLE
DESARROLLO SUSTENTABLE
137
Sin embargo, a esta serie de catástrofes derivadas de la actividad
industrial, tendríamos que agregar también las terribles consecuencias de fenómenos naturales como los huracanes, cuya frecuencia e
intensidad se asocia al cambio climático global, con impactos a la
población y al ambiente nunca vistos, debido a la ocupación de sitios
de alto riesgo, así como a la destrucción de las barreras naturales,
como los arrecifes y manglares. Es el caso, por ejemplo, del huracán
Mitch, cuyos vientos sostenidos de 290 km/hora devastaron Centroamérica, entre el 22 de octubre y el 5 de noviembre de 1998, con
enormes pérdidas materiales de las cuales aún hoy no se reponen,
además de la muerte de más de 11 000 personas. O el conocido huracán Katrina, que golpeó las costas de Estados Unidos en 2005,
causando daños a la ciudad de Nueva Orleáns por más de 75 000
millones de dólares y provocando la muerte de 1 836 personas con
la aquiescencia del gobierno de ese país. Y, más recientemente, el
ciclón Nargis en Myanmar, que en mayo de 2008 provocó más de
130 000 pérdidas humanas entre muertos y desaparecidos y más de
diez millones de personas afectadas.
La situación de desastre es cada vez más frecuente, justificando
plenamente la denotación sociedad de riesgo global acuñada por
Ulrich Beck (1998), ya que cada año se presentan numerosos casos
de incendios forestales gigantescos y de mareas negras ocasionadas
por los derrames petroleros (el Amoco Cadiz en las costas francesas
en 1978, el Exxon Valdez en el golfo de Alaska en 1998 y el Prestige
en la costa de Galicia en el 2002, son apenas tres episodios conocidos); o la cada vez mayor presencia de materiales y residuos peligrosos (como las dioxinas, los bifenilos policlorados, y todos los demás
compuestos orgánicos persistentes, nucleares, biológico-infecciosos,
etc.) esparcidos libremente en el mundo, como ha sido denunciado
recientemente con la llamada basura tecnológica (computadoras,
teléfonos celulares, etc.) trasladada a países en desarrollo.
A esta lista de fenómenos inéditos por su magnitud y consecuencias y sobre todo por la cada vez mayor frecuencia de aparición (los
once años más calientes de los últimos ciento cincuenta años, han
estado entre los últimos doce), debemos sumar el episodio de la ola
de calor que azotó a Francia, misma que, entre el 1 y el 15 de agosto
de 2003, provocó más de 15 000 muertes.' La magnitud de este fenómeno también está vinculada con el envejecimiento de la población y con la ausencia de una política de salud pública asociada a las
olas de calor, que no había sido considerada necesaria antes de la
aparición de estos episodios extremos.
En la actualidad la conciencia mundial sobre los pronósticos del
fenómeno del cambio climático global se encuentra a flor de piel.
La información que circula en distintos espacios es muy vasta y dirigida a diversos públicos. Los esfuerzos emprendidos por instancias
tan distintas como el Panel Intergubernamental de Cambio Climáti-
6 El concepto de justicia ambiental tiene muchas definiciones pero, en términos
generales, se concibe como la búsqueda de una justicia equitativa bajo el marco
jurídico vigente en materia del medio ambiente, sin discriminación en función de
la raza, el origen étnico y la condición socioeconómica. Este concepto se aplica para
combatir las decisiones del poder público y las intereses económicos coludidos que
distribuyen, de manera desigual entre los grupos menos empoderados de la sociedad, los riesgos y las consecuencias ambientales negativas.
Esta misma ola de calor provocó otras 7 000 muertes en Alemania, 8 000 en
Fspaña e Italia y 2 000 en Reino Unido. El número total de muertes ascendió a más
de 35 000. Si estos decesos hubieran ocurrido en el mundo en desarrollo no hubieran tenido ningún impacto en la prensa internacional. Es más, pese a ser el número 4 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, ese año en el mundo en desarrollo
murieron más de once millones de niños menores de cinco años por causas tratables
o fáciles de prevenir (Naciones Unidas, 2003 A/58/323).
se autorizó, encima del mismo, la construcción de una escuela
y de una zona habitacional unifamiliar en sus alrededores, provocándo numerosos casos de envenenamiento a niños y mujeres
embarazadas. Este caso es especialmente relevante para el movimiento ambientalista porque Lois Gibbs, madre de dos niños
afectados, se convirtió en una pugnaz activista que creó, en 1981,
el movimiento de Environnzental Justice, que ha tenido tanta resonancia política dentro y fuera de Estados Unidos; 6
c] De igual manera, en diciembre de 1984, el derrame de 42 toneladas de isocianato de metilo de una fábrica de pesticidas de la
empresa Union Guinde en Bhopal, India, en el que murieron
cerca de 20 000 personas y dejó secuelas graves a otras 150 000
más, sin contar los daños ambientales;
e] Finalmente, la explosión del reactor nuclear en Chernobil,
Ucrania el 26 de abril de 1986, que además de los miles de
muertos que ha provocado, generó una contaminación ambiental por radioactividad que durará miles de años.
138
DESARROLLO SUSTENTABLE
co (IPcc) o el ex vicepresidente Al Gore, le han valido reconocimientos.8 Todo ello no ha sido suficiente para adoptar medidas sustantivas
que enfrenten con algún tipo de radicalidad la trayectoria de colisión
en la que el estilo de desarrollo dominante y el mundo mismo se
encuentra.
Tipologías del ambientalismo
Dada su complejidad y pluralidad, no existe una clasificación única
de los movimientos ambientalistas, ni una sola ideología que se haya
convertido en canónica, lo que es básico para entender la lucha discursiva existente por hegemonizar el campo, así como la pluralidad
de propuestas que se encuentran en circulación. Pierri (2001) sostiene que el movimiento ambientalista se expresó en tres Corrientes
principales. La primera denominada corriente ecologista conservacionista o sustentabilidad fuerte, con raíces en el naturalismo del
siglo xix, en las ideas ecocentristas de Aldo Leopold (1887-1948), y
en la postura de la ecología profunda cuyo fundador fue el filósofo
sueco Ame Nxss (1973),9 que se expresa actualmente en los postulados de la economía ecológica, cuyo principal exponente es el economista norteamericano Herman Daly.°
Para Ferry (1992), la ecología profunda es una tendencia fundamentalista que reivindica la naturaleza en su conjunto como sujeto
de derecho, por lo que el antiguo contrato social debe dar paso a un
contrato natural, en el que "el hombre ya no sea el centro del mundo al que hay que proteger en primer término de sí mismo, sino al
cosmos como tal al que hay que defender de los hombres" (p. 32).
Se le denomina "ecología profunda" (deep ecology) en oposición a una
La película La verdad incómoda que posteriormente se publicó como libro
(Gore, 2007) en 2007 le ha valido dos premios Oscar de la Academia de las Artes
y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood (mejor documental y mejor canción),
el premio Nobel de la Paz y el Premio Príncipe de Asturias. Para un análisis crítico
del documental desde la perspectiva de los procesos educativos, véase González
Gaudiano (2007b). Gore compartió el premio Nobel con el IPCC.
9 Publicado originalmente en 1973, Nwss (1989). Para una explicación de los
principios filosóficos de Nwss, véase Speranza. (2006).
10
Daly ha publicado cientos de artículos y numerosos libros, véanse Daly (1973,
1977a, 1991, 1993, 1996, 1999). Es coautor con el teólogo John B. Cobb, Jr. de For
Me common good (1989) y con Joshua Farley de un libro de texto de economía titulado Ecological economics: Principies and Applications (2003).
DESARROLLO SUSTENTABLE
1 39
ecología superficial (shallow) a la que vincula con el ambientalismo
convencional fundado en el antropocentrismo." Así, la ecología
profunda cuestiona los precarios esfuerzos de negociación de los
ambientalistas convencionales y propone una defensa militante de la
"Madre Tierra", una resuelta oposición a los ataques humanos sobre
la vida silvestre sin perturbar."
Por su parte, Guha y Martínez-Alier (1997) fieles a su estilo, señalan que la ecología profunda deplora las estrechas metas económicas
de la corriente principal del ambientalismo, y se pretende nada menos que una revolución filosófica y cultural en las actitudes humanas
hacia la naturaleza. Con metas que fluctúan desde lo espiritual a lo
político, los adherentes a la ecología profunda expanden el amplio
espectro del movimiento ambiental estadunidense. Se trata de una
tendencia radical sobre la vida silvestre que, sin embargo, corre paralela a la sociedad de consumo sin cuestionar seriamente sus bases
ecológicas y sociopolíticas.
La segunda corriente es el ambientalismo moderado o sustentabilidad débil, enfoque "antropocéntrico y desarrollista, que acepta la
existencia de ciertos límites que impone la naturaleza y la economía,
lo que la separa del optimismo tecnocrático cornucopiano expresado
por la economía neoclásica tradicional.° Se expresa teóricamente en
la llamada economía ambiental", cuyos representantes más conocidos
son Pearce y Turnen" En la sustentabilidad débil el capital natural
puede ser reemplazado por el capital resultante de la actividad humana. Según Pierri (2001), esta corriente es el origen de la propuesta política del desarrollo sustentable.°
" Para un buen ejemplo del pensamiento ecologista estadunidense, véase McKibben (1990).
12 Sobre el principio de responsabilidad, la obra del filósofo alemán Hans Jonas
(1903-1993) es imprescindible, véase Jonas (1995).
13 Para una discusión sobre las diferencias entre la sustentabilidad débil y fuerte, véase Haugton y Hunter (1994).
14 Véanse Pearce y Turner (1995); Pearce, Markandya y Barbier (1993). En
relación con la ecología profunda, véase también: Devall & Sessions (1985).
15 La discusión sobre sustentabilidad fuerte y débil se encuentra estrechamente
relacionada con la economía ecológica y la economía ambiental, respectivamente,
que son campos interdisciplinarios que estudian la relación de conflicto entre la
economía, la sociedad y los ecosistemas. Una, en su versión radical en franca oposición a la economía neoclásica y su concomitante ideología del crecimiento rechazando la "desmaterialización" del consumo; la otra, en una postura moderada
•
IP"
140
DESARROLLO SUSTENTABLE
La tercera corriente es la humanista crítica que responde mejor a
las necesidades y características de los países en desarrollo. Esta corriente se expresa en los años setenta en la propuesta del ecodesarrollo y, posteriormente, en ciertas versiones del desarrollo sustentable.I 6 Postula un cambio social radical atendiendo las necesidades de
las mayorías con un uso responsable de los recursos naturales. Existen
dos subcorrientes: la anarquista y la marxista.
a] la subcorriente anarquista, la heredera más clara de las tesis del ecodesarrollo, tiene como base la ecología social, cuyo representante
más conspicuo como ya hemos dicho supra es Murray Bookchin
(1995), "y en menor medida la economía ecológica, con la que
comparte la referencia a la ecología y las críticas a las concepciones económicas dominantes, pero no comparte la tesis de los
límites físicos absolutos, ni que la solución se centre en detener el
crecimiento. Su propuesta política está volcada a promover una
"sociedad ecológica" mediante la expansión de la vida y los valores
comunitarios, que achicaría gradualmente el mercado sustituyendo
su lógica, así como la dominación estatal. En esta corriente se inscribe el "ecologismo de los pobres" y la preocupación por preservar
las culturas tradicionales que serían portadoras de una sabiduría
ambiental perdida" (Pierri, 2001, p. 28).
6] La otra subcorriente es la marxista, sustentada teóricamente en
Enzesberger (1979), 0 Connor (1991) y Foster (1994), entre otros.
Esta corriente insiste en que el problema principal es la forma de
la organización social del trabajo que determina qué recursos usar,
así como la forma y el ritmo de uso, por lo que promueve cambios
en la propiedad social de los medios de producción (véanse también Foladori 1999; Foladori y Tomassino, 2000).
Otras clasificaciones como la ya citada sobre ecología de los pobres
reconocen tres tipos de ecologismo o ambientalismo: el del culto a lo
silvestre, el de la ecoeficiencia y el ecologismo de los pobres (MartínezAlier, 2005). El tipo del culto a lo silvestre corresponde a las políticas
orientada hacia la optimización del aprovechamiento de los recursos naturales,
mediante la "internalización de las externalidades" en la producción.
'6 Para un interesante análisis contrastivo de la sustentabilidad ecológica y la
sustentabilidad social, véase Foladori (2007).
DESARROLLO SUSTENTABLE
141
provenientes de la tradición aristocrática británica antes señalada, que
encontraron terreno fértil en la clase alta estadounidense. Se trata de
una vertiente del ambientalismo que apoya la conservación de áreas
intocadas, el llamado wilderness, mediante la compra o el decreto de
creación de reservas naturales con el objeto de preservarlas para el
futuro. Uno de los principales problemas de esta vertiente es el que
la conservación de la naturaleza no suele incluir a las comunidades
campesinas o indígenas que viven en las áreas implicadas, incluso de
aquellas que las han habitado durante milenios.
La ecoeficiencia es la tendencia construida desde la clase empresarial para responder, desde la innovación tecnológica en el ámbito
de la producción, a las demandas sociales por detener el deterioro
ambiental como consecuencia de las descargas y emisiones contaminantes y el desperdicio energético y de materias primas. Esta corriente también ha sido denominada como ecocapitalismo, por incorporar
en la lógica del capitalismo la necesidad de impulsar cambios en los
procesos industriales y ver el interés público por los asuntos ambientales como una nueva oportunidad de negocios. [' Ampliaremos esta
información en el siguiente apartado.
Como es el caso de la ecoeficiencia, el desmedido e injustificado
optimismo que algunos sectores de ambientalismo han depositado
en la ciencia y la tecnología encierra en sí misma una contradicción
radical. Por un lado, se culpa a la ciencia y a la tecnología de haber
propiciado el desastre ambiental y por otro, se espera que esa misma
ciencia lo resuelva. Zizek (2005, p. 20) lo expresa con toda claridad
al señalar que en cuanto reducimos la crisis ecológica
a las perturbaciones provocadas por nuestra explotación tecnológica excesiva de la naturaleza, implícitamente suponemos que la solución consiste
en apelar una vez más a innovaciones tecnológicas, a una nueva tecnología
"verde", más eficiente y global en su control de los procesos naturales y
los recursos humanos [...] Toda preocupación y todo proyecto de nuestro
ambiente natural quedan entonces devaluados por basarse a su vez en la
fuente del problema.
Por otra parte, el ambientalismo de los pobres responde a la lucha
de los sectores desposeídos de la población y, por ende, más vulne17 Véanse Dupuy (1980) y Elkington y Burke (1991).
142
DESARROLLO SUSTENTABLE
rabies, que se han visto despojados de sus territorios ancestrales para
construir reservas de conservación, o presas para la producción de
energía de fuentes hidroeléctricas, por citar dos causas recurrentes.
Es una lucha, en palabras de Guha y Martínez-Alier (1997), en busca
de la supervivencia más que por la calidad de vida. En este tipo ubicamos también a la justicia ambiental.
El ecologismo de los pobres, también llamado ecologismo popular
y de la sobrevivencia, se fundamenta en los movimientos campesinos
e indígenas de resistencia contra el despojo de sus recursos naturales y
bienes ancestrales, así como en los movimientos ecologistas que combaten los efectos de la modernización de la producción agrícola y la
explotación científica de la naturaleza. La persistencia del combate
secular de las comunidades campesinas e indígenas en defensa de
sus recursos naturales y espacios sagrados, contradice la muy extendida idea de que el ambientalismo es un movimiento surgido en los
países centrales, ricos y particularmente entre las clases medias altas
y con estudios universitarios. El ecologismo de los pobres reconoce
la existencia de una deuda ecológica con los países en desarrollo y
el llamado dumping ecológico', definido como la venta de bienes con
precios que no incluyen la compensación de las externalidades o el
agotamiento de los recursos naturales como el comercio del Sur con
el Norte (Martínez-Alier, 2005).
En una perspectiva distinta, Castells (1998) formula una clasificación diferente,I8 posicionándose además en la diferenciación conceptual entre ecologismo y ambientalismo, en forma inversa a lo que
Dobson (1997) ha señalado. Para Castells, el ambientalismo es la
ecología puesta en práctica; en cambio para Dobson el ambientalismo
es la posición reformista, siendo el ecologismo la postura radical
frente a los problemas del ambiente.
18 La clasificación de Castells consiste en cinco tipos distintos a los que ejemplifica con un movimiento o una organización suficientemente representativa del
mismo: 1. Conservación de la naturaleza (Grupo de los diez, USA); 2. Defensa del
espacio propio (Not-in-my-bcick-yard); 3. Ecología Profunda (Earth First, ecofeminismo); 4. Salvar al planeta (Green Peace); y 5. Política verde (Die Grünen). Asimismo,
al hablar del ambientalismo lo entiende como "todas las formas de conducta colectiva que, en su discurso y práctica, aspiran a corregir las formas de relación destructiva entre la acción humana y su entorno natural, en opresión a la lógica estructural e institucional dominantes".
'
DESARROLLO SUSTENTABLE
143
Vale decir, para concluir, con esta parte relacionada con las tipologías de ambientalismo que, como hemos podido ver, este fenómeno
político social es muy difícil de clasificar. Las taxonomías son intentos
de organización de la realidad, son mapas que pueden ayudarnos a
entender pero, por muy específicos que puedan ser, existen numerosos casos y enfoques que no encajan en ninguna de sus categorías.
¿Dónde y cómo clasificar al anarquista y naturalista Henry David
Thoreau (1817-1862), al crítico de la cultura tecnocientífica Lewis
Mumford (1895-1990), al filósofo ecosocialista y ambientalista. radical
Rudolph Bahro (1935-1997), 19 al ecologista popular Francisco 'Chico' Mendes (1944-1988) y al ambientalista escéptico Bjewn Lomborg
(1965- ),20 todos ellos sumamente singulares y diferentes entre sí?
Conceptos de la política ambiental del desarrollo
Es un desafío intelectual intentar examinar en un mismo análisis
grupal todas las aportaciones y propuestas precedentes, de ahí las
múltiples tipologías existentes organizadas mediante criterios y categorías muy disímbolos. Lo anterior porque, además de su gran variedad, han sido planteadas desde diversas perspectivas teóricas y políticas y, como ha podido verse, en distintos momentos históricos; pero
sobre todo porque no todas logran desarrollar elementos comunes
que faciliten precisamente dicha comparación.
En dirección de sistematizar esta proliferación discursiva, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (ocDE) recuperó, más que corrientes y movimientos en sí mismos, algunas de
las nociones e instrumentos que considera más fecundos en términos
metodológicos y operacionales. De ese modo, en el cuadro 1 se presenta una comparación entre la Capacidad de carga, el Crecimiento
estacionario, el Ecoespacio, la Huella y la mochila ecológica, el PIB
verde y la Ecoeficiencia. Todos ellos han sido, según la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (ocDE), algunos de
los conceptos amplios que han guiado a las economías industriales
hacia patrones de producción y consumo más sustentables (ocnE,
1997). Cada uno de estos conceptos se apoya en un conjunto específico de supuestos, ofrece agudas reflexiones y se enfrenta a desafíos
18 Véase especialmente de este autor: Bahro (1984 y 1986).
40 De este controvertido autor, véase Lomborg (2005 y 2008).
CUADRO 1. CONCEPTOS DE POLÍTICA AMBIENTAL
CARACTERÍSTICA
CAPACIDAD
DE CARGA
ESTADO DE
ECONOMÍA
ESTACIONARIA
Objetivo/
Escala
de tiempo.
Actividades
humanas compatibles con la
continuidad de
las funciones de
soporte de vida
'sobre la Tierra.
Economía de
no crecimiento
en equilibrio
biofísico. Marco
temporal abierto.
Comunicación/
La amenaza de
escasez desacreditada de alguna
ECO-ESPACIO
HUELLAS Y
MOCHILAS
ECOLÓGICAS
PIB VERDE
ECO-EFICIENCIA
Actividades huma- Participación
A corto plazo: esnas compatibles
global justa y
tablecimiento de
con los sistemas
biorregionalismo nuevas medidas
de soporte de
(HE). Reducción e indicadores.
vida. Algunos
de energía y flujo A largo plazo:
derivan de esto
de materiales en- reorientación
la necesidad
tre y dentro de las de los objetivos
de compartir
economías (ME). económicos y
equitativamente
Largo plazo.
sociales.
el acceso al eco-
Corto a mediano
plazo: win-win developnula path de crecimiento económico
y calidad ambiental.
Largo plazo: logro
de mayor reducción
del gasto de energía
y material (posible
limitación al creciespacio.
miento económico).
Viabilidad Política Alto cuando el
Acercamiento al Requiere de un
Liderazgo moral Interés guberna- Las empresas son la
(actores sociales, daño ambiental
sistema de regula- marco regulatorequerido del go- mental y empresa- clave de la impleprocesos de toma ya es evidente. La ciones y controles rio fuerte (para
bierno. Acuerdos rial en indicado- mentación. Algunos
de decisiones, pa- incertidumbre
globales. Papel
establecer límites) sobre comercio
res y medidas de progresos ya alcanzapel del Estado).
respecto de los
preponderante
y cambios en los
internacional sólo ejecución como dos con la "industria
umbrales críticos del Estado.
estilos de vida
existiendo foros
punto de partida verde", e iniciativas
implica acciones
("conciencia
de implementapara negociacio- de asociación entre
instrumentables
verde").
ción.
nes sobre nuevas gobierno e industria,
sólo por vía del
medidas económi- ONG y grupos locales.
debate político.
cas y sociales.
El gobierno es la
clave para sentar el
marco de incentivos.
ídem ecoespacio.
Concepto abstrac- Fuerte interés
to de gran interés potencial para
intelectual pero la conciencia
socioambiental.
manera; público y de poco interés
Las alusiones a la
empresarios más popular.
racionalización
receptivos a la
pueden diferirse a
idea de sobrecarla masa consumiga de contaminadora.
ción.
Principios opera-
Principio precau- Equilibrio y
cionales/
torio. Valuación
del riesgo,
análisis de cargas
críticas, límites de
emisión/descarga
y prohibición
de control de
Instrumentos
mayor equidad.
Equidad. ContaEquidad. Creación de mercados, bilidad del flujo
cuotas, límites,
Instituciones
centralizadas para insumos, permila administración sos transables.
global de la pobla- Cambio en estilos
ción, la salud y el de vida.
uso de recursos.
sustancias.
de materiales,
tecnología ecoeficiente, cambio
de estilos de vida
(ME). Reforma
de los regímenes
de asistencia y
comercio (HE).
Potencialmente
Potencial interés
alta. Creciente
para empresas (ga-
concienciación
nancias y aprobación
social) y público
(cambio de impuestos, nuevas oportunidades de empleo).
pública sobre
la subvaluación
del ambiente y
el crecimiento
no da bienestar;
pérdida del factor
"sentirse bien".
Contabilidad de Productividad de los
recursos incremen"costos reales".
Internalización de tada. Instrumentos económicos,
externalidades,
nuevos indicado- estándares, objetivos,
res, búsqueda de control de sustandesarrollo econó- cias, información al
mico cualitativo consumidor.
no cuantitativo
(no decrecimiento).
Consideraciones
económicas/tecnológicas clave
Decisiones
corrientemente
Economía de
no crecimiento,
gobernadas por la tecnología de
viabilidad econó- mínimo gasto.
mica, social, técnica de alternativas
a las actividades
presentes.
Tecnologías
eco-eficientes
en economía sin
crecimiento. La
eco-eficiencia
podría permitir
el crecimiento
(Opschoor).
El crecimiento
Las economías
económico es
del Norte están
en estado de "so- un falso objetivo
breconsumo". La incrementadaclave del cambio mente divorciado
es la eco-eficien- del bienestar
cia (desmateriali- humano.
zación).
La mejora de la
eficiencia de los
recursos es clave
para un crecimiento
económico ambientalmente sustentable.
DES ARROLLO SUSTENTABLE
interés
146
DESARROLLO SUSTENTABLE ;
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CAPACIDAD DE CARGA. Es un concepto cuantitativo surgido de la bio-
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logía, que en su significado original hace referencia a la población
de una especie que un determinado ecosistema puede soportar para
ser sustentable. Por lo tanto, hace referencia a límites determinados
científicamente que no son fijos, toda vez que esta capacidad puede
variar a través del tiempo en función del cambio de los factores de
los que depende, tales como la disponibilidad de alimento y agua,
las condiciones climáticas, etc. El concepto mudó su significado para
aplicarse en otras circunstancias, incluyendo a la propia población
humana asentada en un determinado territorio. Aplicación que ha
sido criticada, entre otros autores, por García (1999, p. 8), dada la
"extrema variabilidad del consumo exosomático entre individuos,
clases sociales y países (una desigualdad irreductible a la biología al
poseer claves culturales)". 2 '
Por su naturaleza cuantitativa el concepto de capacidad de carga
suele aparecer en discursos de corte neomalthusiano, así como en
aquellos que hacen encomio del potencial de la ciencia y la tecnología para superar todos los problemas concernientes a los escasos recursos y a la sustitución entre diversas formas de capital (natural,
humano, construido, etc.) (sustentabilidad débil). Sin embargo, el
concepto ha mostrado ser útil cuando se aplica en el ámbito local,
para determinar cargas críticas, tanto de población monoespecífica
como de absorción de residuos en una determinada unidad de superficie.
El concepto de capacidad de carga ha sido también empleado para
definir el desarrollo sustentable, como aparece en la segunda Estrategia Mundial para la Conservación (UICN-PNUMA-WWF, 1991) "Mejorar la calidad de la vida humana sin rebasar la capacidad de carga
de los ecosistemas que la sustentan".
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1 47
particulares para el diseño de políticas y su aplicación. De igual manera, cada concepto conlleva su propia visión de sustentabilidad, así
como su particular perspectiva de definición y solución del problema
presente.
Enseguida, exponemos una breve explicación a las categorías
contenidas en el cuadro 1, intentando esclarecer los alcances y limitaciones de cada una de ellas.
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DESARROLLO SUSTENTABLE
24 Véase
también Margalef (1981) y García (2004, 2007).
148
DESARROLLO SUSTENTABLE
Pérez Bustamante (2007, p. 182) afirma que el concepto de capacidad de carga es el más influyente de los conceptos en discusión en
cuanto a la formulación de políticas públicas. La primera generación
de leyes ambientales y numerosas normas técnicas relacionadas con
actividades cinegéticas, uso del suelo, etc., están de algún modo referidas a este concepto.22
ECONOMÍA EN ESTADO ESTACIONARIO. Como ya Se mencionó, el impulsor de las tesis de crecimiento cero, economía estacionaria o no
crecimiento fue Herman Daly (1977a), aunque se considera deudor
de los planteamientos de Stuart Mill (1848). La economía en estado
estacionario se sustenta en el hecho de que la economía ignoró durante mucho tiempo la relación entre la actividad económica, la
disponibilidad de recursos y el flujo energético (relación qiie es uno
de los temas sustantivos de este libro). Así, las teorías económicas de
los años cincuenta y sesenta se construyeron bajo el supuesto de la
renovación infinita y la disponibilidad ilimitada de recursos naturales
(cornucopianos) en un sistema considerado cerrado; estas teorías
fueron promovidas por la corriente neoclásica, negando estudios
contemporáneos sobre el uso de la energía en la economía que mostraban, por ejemplo, que la agricultura moderna era mucho menos
eficiente que la agricultura tradicional ya que tiene menos retorno
energético por unidad de energía invertida.
Daly, discípulo de Georgescou-Roegen, construyó su propuesta de
economía en estado estacionario combinando el equilibrio biofísico
y el crecimiento moral, cuyo resultado sería mantener un acervo
constante de recursos naturales y una cantidad también constante de
población, con una baja tasa de sustitución de ambos componentes
(tanto en términos de materiales como de energía). 23 Daly señala en
DESARROLLO SUSTENTABLE
1 49
su texto "Criterios operativos para el desarrollo sustentable" que una
economía puede crecer sin desarrollarse, o desarrollarse sin crecer,
o hacer ambas cosas, o ninguna. Puesto que la economía humana es
un subsistema de un ecosistema global finito que no crece, aunque
se desarrolle, está claro que el crecimiento de la economía no puede
sostenerse durante un periodo largo de tiempo. El desarrollo cualitativo de sistemas que no crecen ha sido observado por largos periodos de tiempo." Daly ha sido considerado como un hereje que ha
desafiado a la ciencia económica tradicional a partir de criterios
éticos y ecológicos. Su planteamiento principal gravita en torno de
transformar la orientación del progreso económico reemplazando el
crecimiento cuantitativo por el cualitativo, como condición para
transitar hacia la sustentabilidad y eso, en términos llanos, implica
estabilizar la economía o promover una "condición estacionaria" de
la población y el capital.
El concepto de economía en estado estacionario tiene implicaciones no sólo económicas, sino también éticas, sociales, tecnológicas y
jurídicas, por lo cual constituye un aporte que no puede ser ignorado. Sin embargo, suele interpretarse de manera equivocada, porque
se piensa que es una estrategia para mantener la desigualdad social
existente y, por ende, para limitar el crecimiento de los países en
desarrollo. Por el contrario, Daly puntualiza la necesidad de garantizar no sólo un límite mínimo de ingreso para el mayor número de
personas en el tiempo, a fin de que estén en condiciones de satisfacer
sus necesidades en el presente, sino también de establecer límites a
la riqueza para asegurar que las necesidades de las generaciones futuras tengan prioridad sobre los deseos triviales del presente (Pérez
Bustamante, 2007, p. 184).
ECOESPACIO O ESPACIO AMBIENTAL. Este concepto no es muy conoci-
" Estrechamente asociado a la capacidad de carga se encuentra el concepto de
resiliencia, también surgido de la biología y ahora aplicado a lo social. La resiliencia
se entiende como la capacidad de un ecosistema (o sistema en general) de absorber
los impactos que en él ocurren. En la capacidad de carga y en la resiliencia se encuentra contenida la noción de límite.
23 Nicholas Georgescou-Roegen (1906-1994) matemático y economista
estadunidense de origen rumano, cuyo libro más importante fue: La ley de la entropía y el
proceso económico (1971), fue uno de los primeros en proponer un cambio paradigmático para trascender el universo del valor en que la economía se había desenvuelto desde Adam Smith. Abrió la economía hacia otros campos, en especial a la
termodinámica, reformulando el núcleo duro de la economía. Georgescou-Roegen
do en el medio mexicano, pero es muy utilizado en el entorno europeo. Se encuentra relacionado con los conceptos de huella ecológica
y capacidad de carga, si bien sus promotores indican que mejora el
subrayó el carácter irreversible del proceso entrópico, es decir, como señala la
cuarta ley de la termodinámica, hagamos lo que hagamos, la energía se degrada;
esto es, al final de todo proceso de transformación siempre habrá un déficit de
materia-energía. (García Teruel, 2003).
24 Daly, H. (s/f) <www.eumed.net/cursecon/textos/Daly-criterios.htm >,
31/10/07.
150
DESARROLLO SUSTENTABLE
planteamiento de éste último. Constituye un instrumento útil para
determinar cuotas de consumo y por lo mismo se asocia al concepto
de justicia ambiental. El concepto fue acuñado por Horst Siebert
(1982), pero quien realmente lo propagó fue el académico holandés
J. B. Opschoor, y más tarde fue divulgado por el grupo ambientalista
Amigos de la Tierra, sección Holanda (Hille, 1997, p. 7). 25
El ecoespacio de un cierto territorio equivale a la cantidad de
recursos naturales (agua, energía, suelo, madera, biomasa, etc.) que
puede extraerse del ecosistema sin sobrepasar su capacidad de carga,
ni comprometer la capacidad de que las generaciones futuras puedan
disponer de la misma cantidad de recursos naturales. La dimensión
del espacio ambiental está en estrecha relación con la noción de límite y puede establecerse a escalas local, nacional o global. Su vinculación con la justicia ambiental estriba en el principio de que cada
habitante del planeta tiene derecho a disponer de una misma cantidad de espacio ambiental, en lo que subyace el principio de equidad
tanto intra como intergeneracional, para evitar que el bienestar de
que gozan los países desarrollados se finque en el sacrificio de los
países pobres y de las generaciones futuras. Ello se vincula también
con la noción de la línea de dignidad, que es una elaboración conceptual que pretende conciliar los objetivos de la sustentabilidad
ambiental con los objetivos distributivos de la equidad social y la
democracia participativa, en un mundo extremadamente desigual
(véase Larraín, 2002).
Para Riechmann (2003) quien se apoya en Hille (1997, p. 8), el
concepto de espacio ambiental puede definirse como las cantidades
máximas de recursos naturales que podemos usar de manera sustentable, donde "sustentable" se entiende como "ecológicamente viable
a lo largo del tiempo". Este aspecto es sumamente importante porque
la dimensión temporal añade un criterio que suele omitirse en otros
indicadores. Jorge Riechmann (2003) también menciona que en el
esfuerzo por cuantificar el espacio ambiental disponible, el Instituto
Wuppertal en colaboración con Amigos de la Tierra Europa, desarrollaron el estudio Towards Sustainable Europe (Spangenberg, 1995),
que estima que para cumplir con la sustentabilidad y la distribución
igualitaria del espacio ambiental, eran necesarias fuertes reducciones
en el consumo de recursos naturales respecto de los promedios eu25 Veáse Opschoor (1994a, 1994b y 1995).
DES0ARROLLO SUSTENTABLE
151
ropeos de 1990: energía primaria 50% (energía fósil 75%, energía
nuclear 100%), madera 15%, cemento 85%, hierro 87%, aluminio
90%, cobre 88%, plomo 83%, fertilizantes nitrogenados y fosforados
tierra agrícola 30%, tierra "importada" 100%.
Como puede verse, el concepto de ecoespacio implica establecer
un "piso básico" de dignidad para todas las personas, por debajo del
cual la vida se torna indigna e insustentable, así como un "techo
máximo" permisible de uso de los recursos naturales. Este techo se
estima dividiendo el espacio ambiental de un territorio determinado
entre el número de sus habitantes. Ello implica que por encima de
este nivel existe sobreconsumo. El concepto de ecoespacio, por lo
tanto, se orienta específicamente a procurar una más equitativa distribución mundial del espacio ambiental, en la cual la prosperidad
de los países desarrollados no se dé a expensas de los países en desarrollo.
HUELLAS Y MOCHILAS ECOLÓGICAS. El concepto de huella ecológica
es conocido como un útil indicador de superficie ecológicamente
productiva, que define la cantidad y tipo de consumo y la correspondiente emisión de residuos, en función de la capacidad de carga y del
espacio ambiental disponible. Por lo mismo, es un importante recurso para conocer los patrones de producción y consumo y su impacto
ambiental en el planeta, que metaboliza la sociedad posindustrial.
El concepto fue difundido en 1996 a través de la publicación del
libro cuyo título reza Our ecological footprint: reducing human impact on
the earth, escrito por Mathis Wackernagel y Williams Rees (2001), de
lo cual Earth Day Network y Redefining Progress, dos organizaciones
ecologistas, hicieron una prueba en línea que es ampliamente utilizada por su simplicidad y utilidad didáctica. 26
La huella ecológica es una medida de impacto ambiental en un
planeta finito que se calcula por unidad de superficie necesarias
(tanto terrestre como marina) para producir alimentos, construir
infraestructura (edificios, carreteras, etc.) y para absorber los gases
que generan las actividades humanas. Todo esto define una superficie de biocapacidad. Se estima que el planeta posee 1.7 hectáreas
de biocapacidad para cada uno de los más de seis mil millones de
habitantes en el mundo, pero como el promedio global es de 2.8
26 Véase cwww.familia.cl/ContenedorTmp/Huella/huella.htm >, 30/10/07.
152
DESARROLLO SUSTENTABLE
PAÍSES
CON Al:ros
INGRESOS
6.4
mÉxi co
2.6
AÍSES CON
PAÍSES
EDIANOS
CON BAJOS
'NGRESOS
INGRESOS
,.
1 53
kilos, mientras que para un anillo de oro de diez gramos se necesitan
3.5 toneladas. El problema se agudiza además porque con la concentración existente del comercio mundial, el consumo de los productos
prima en el mundo desarrollado y sus mochilas ecológicas, en forma
de residuos contaminantes y sin valor, se quedan en el mundo en
desarrollo provocando severos deterioros ecológicos y sociales. A
partir del análisis de las mochilas ecológicas se han podido adoptar
políticas de reducción de los flujos de materiales utilizados mediante
medidas de ecoeficiencia (particularmente por desmaterialización de
la producción y reuso intensivo de materiales), así como para determinar costos más reales de los productos y servicios.
GRÁFICA 1. HUELLA ECOLÓGICA (HECTÁREAS GLOBALES
POR PERSONA)
-
DESARROLLO SUSTENTABLE
0 a,
FUENTE: elaboración propia con datos de WWF (2006), Informe Planeta Vivo <www.
footprintnetwork.org>.
hectáreas hemos sobrepasado la capacidad planetaria en más de 60%
en términos de consumo de recursos de todo tipo y producción de
residuos.
Sin embargo, el cálculo de la huella ecológica puede ser específico en función del estilo de vida de cada quien, por lo que da cuenta
de la desigualdad global existente en la que países y personas generan
huellas ecológicas muy grandes a costa de otros que no cuentan con
lo indispensable para vivir. Ello asocia el concepto de huella ecológica con el de "deuda ambiental" (Pérez Bustamante, 2007, p. 189).
Por su parte, el concepto de mochila ecológica fue propuesto por
el Instituto Wuppertal en Alemania y refiere al flujo de materiales
requeridos para producir una unidad de determinado producto final.
Por ejemplo, para producir un kilogramo de hierro se necesitan remover catorce kilos de materiales y un kilo de cobre requiere de 420
PIB VERDE. El producto interno bruto verde, también llamado ecológico, es una medida que corrige este conocido parámetro económico
ajustándolo en función de los costos del agotamiento y degradación
de los recursos naturales. El PIB es un indicador macroeconómico
internacionalmente aceptado que mide la generación de riqueza de
un país durante un periodo de tiempo. Más específicamente, constituye una medida de todos los bienes y servicios producidos dentro
de un país a precios de mercado en un lapso definido que suele ser
anual y dividido entre el número de habitantes totales para obtener
un promedio per capita.
Por su naturaleza estrictamente económica, el PIB ha sido duramente criticado puesto que se aduce que no refleja la totalidad de las
transacciones realizadas (por ejemplo, no incluye a la economía informal, ni el trabajo doméstico que representan proporciones significativamente altas del PIB). Pero para los fines del presente trabajo nos
interesan especialmente los cuestionamientos referidos a los aspectos
sociales y ambientales que pueden ser resumidos como sigue:
El PIB no condensa los beneficios y costos sociales totales como
resultado de los procesos económicos, por ejemplo, como decíamos, el deterioro ambiental en la forma de agotamiento,
contaminación y otras formas de degradación de los recursos
naturales y de la integridad de los ecosistemas. En palabras de
Naredo (2006), el PIB hace abstracción del contenido físico de
los procesos que conducen a su obtención;
El PIB tampoco incluye la forma como se reparte la riqueza
generada dentro de un país, por lo que al ser un indicador
1 54
DESARROLLO SUSTENTABLE
general no da cuenta de los problemas de desigualdad social y
distribución del ingreso nacional;
Por último, los incrementos del PIB no representan necesariamente mejorar la calidad de vida de la población, toda vez que
no registra el tipo de bienes o servicios implicados en las actividades económicas. Esto es, para la medición del PIB no importa
si lo que se produce son medicinas, libros, armamento o alimentos, por ejemplo.
Para intentar incorporar la primera de estas deficiencias en el
contenido de este indicador, se ha desarrollado entonces el PIB verde
o ecológico. Para el caso de México, este indicador ajustado es reportado periódicamente por el Instituto Nacional de Estadística y Geografia (INEGI) dentro del Sistema de Cuentas Económicas y Ecológicas, que ha sido un producto de un estudio iniciado en 1985 y cuyos
primeros resultados se reportaron en 1991, sentando las bases conceptuales y metodológicas en las que la ONU y el Banco Mundial se
apoyaron para generar las recomendaciones internacionales que
orientaran a los países que quisieran emprender ejercicios similares
en esta dirección. Este índice se ha seguido mejorando con otras
aportaciones para producir un instrumento cada vez más comprensivo. De este modo, en forma anualizada, el INEGI da a conocer un
reporte de producto interno neto ecológico (PINE).
Así, el PINE es un indicador que consideró los inventarios reales
de petróleo, recursos forestales, cambios en el uso del suelo, aguas
subterráneas, erosión del suelo y contaminación del agua, del suelo
y del aire. En el PINE se deducen del PIB los gastos efectuados en
protección ecológica y en prevención y restauración ambiental, así
como los costos derivados del agotamiento neto de los recursos naturales y del deterioro ambiental neto. Sus primeros resultados señalaron que los costos totales de la degradación ecológica derivada del
estilo de desarrollo del país representan en promedio 11% del PIB
en cuatro años, lo que en 1999 implicó aproximadamente 45 mil
millones de dólares.
El PINE se considera un indicador imperfecto e incluso para algunos es inconveniente, innecesaria e incluso perniciosa, la valoración
económica de los ecosistemas, de los recursos naturales y de sus servicios ambientales, porque el ponerles precio es una forma de incorporarlos al mercado.
DESARROLLO SUSTENTABLE
1 55
Desde 1996, el Instituto Nacional de Ecología reconocía que, desde una perspectiva ecológica, las restricciones del núcleo del Sistema
de Cuentas Nacionales y la necesidad de contar con indicadores y
modelos de sustentabilidad constituyen los principales argumentos
para construir un sistema integral de cuentas ambientales, debido a
que el actual sistema tiene las siguientes cinco limitaciones básicas:
• Registra la extracción y venta de los recursos naturales, así como
los gastos en conservación y restauración exclusivamente como
ingreso;
• No toma en cuenta el agotamiento de los ecosistemas ni de los
recursos naturales;
• No valora el deterioro de los servicios ambientales;
• No reconoce las externalidades;
• Debido a todo lo anterior, no considera el carácter sustentable o
no sustentable de la dinámica económica (Vega-López, 1996).
Lo anterior, de acuerdo con Pérez Bustamante (2007), puede distorsionar los procesos de toma de decisiones gubernamentales y empresariales, así como enviar señales engañosas a los actores sociales sobre
el crecimiento nacional y el bienestar. De este modo, los sistemas de
cuentas ambientales y lo indicadores verdes han ido cobrando fuerza
como medidas prácticas para medir la presiones ambientales, el estado de los recursos naturales y del medio ambiente, y las respuestas
que la sociedad está generando para prevenir, mitigar y resolver la
"deuda ecológica" existente.
ECOEFICIENCIA. Concepto acuñado por el empresario suizo Stephan
Schmidheiny junto con el Business Council for Sustainable Development, y difundido a través del libro Cambiando el Rumbo (1992). Significa "lograr una eficiencia económica a través de una eficiencia
ecológica". La ecoeficiencia es una visión que ha irrumpido vigorosamente en el ámbito empresarial mundial, y se asume como el instrumento con mayor potencial mediante el cual las empresas pueden
transitar hacia esquemas económicos más sustentables. Se considera
como una cultura administrativa para que el empresariado asuma su
responsabilidad con la sociedad, así como para hacerlo más competitivo a través de una innovación productiva que implique mayor
responsabilidad ambiental. Ello se logra maximizando la entrada de
r
r-
156
DESARROLLO SUSTENTABLE
energía y materiales en los procesos productivos, con miras a reducir
el consumo de recursos y de generación de emisiones contaminantes
por unidad de producto generada. Existen intensas polémicas sobre
si la ecoeficiencia tiene la capacidad de conducir hacia patrones de
producción y consumo sustentables. Pérez Bustamante (2007) señala
que existen dos grandes tendencias:
La primera se centra en la ecoeficiencia como un instrumento de
gerenciamiento no sólo para abatir los índices de contaminación y
mejorar el aprovechamiento de los recursos, sino para obtener significativos ahorros de costos en el proceso productivo y consecuentemente elevar las ventajas competitivas, por lo que se pone énfasis en
la constante reducción de los insumos productivos, si bien la producción puede elevarse sobre esta base. A esta postura se le conoce como
"win-win development path".
La segunda, considera a la ecoeficiencia "como un medio para
alcanzar una más profunda reorientación de los objetivos y las premisas que conducen las actividades corporativas, promoviendo cambios en la cultura empresarial, en la organización y en las prácticas
diarias" (Pérez Bustamante, 2007, p. 194). A este paradigma alternativo se enrolan numerosos economistas ambientales y ONG. El argumento parte de que la producción debe mantenerse constante e incluso disminuir y que los insumos han de reducirse drásticamente.
LA CONCERTACIÓN INTERNACIONAL SOBRE EL DESARROLLO
DESARROLLO SUSTENTABLE
157
La Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente Humano,
Estocolmo, 1972 27
Derivado de la emergencia de la ola de denuncias y de una creciente preocupación mundial por el deterioro ambiental, se inició una
serie de importantes reuniones internacionales. En 1972, se celebró
la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente Humano, en Estocolmo, Suecia, en cuyo informe titulado Una sola Tierra
(Only one Earth: the care and maintenance of a small planet) fueron definidas estrategias para comenzar a estructurar una política planetaria,
revisando tres principios responsables de la crítica situación vivida 1]
la necesidad del conocimiento, la educación y la investigación; 2] el
enraizado sentimiento de soberanía de las diferentes naciones del
mundo, que dificulta la idea de una comunidad planetaria y, 3] la
fuerza imperativa de los mercados orientados evidentemente por los
principios del paradigma económico. 28
Para la Conferencia de Estocolmo se celebraron dos reuniones preparatorias. Una que tuvo lugar en la ciudad de Nueva York, del 10 al
20 de marzo de 1970, y la otra del Grupo de Expertos en Desarrollo
y Medio Ambiente, en Founex, Suiza, del 4 al 12 de junio de 1971.
Uno de los propósitos de la Conferencia de Estocolmo era intentar
reducir la brecha entre la visión de las naciones desarrolladas y la de
los países en desarrollo. Así fue que el Informe Founex de junio de
1971, identifica al desarrollo y al medio ambiente como "dos caras de
la misma moneda". Esta idea fue recogida por el Comité de Planeación de la Conferencia de Estocolmo de 1972, al señalar que la "pro-
SUSTENTABLE
Una vez que dio inició la discusión sobre la problemática ambiental
en sus dimensiones globales, comenzaron a celebrarse una serie de
reuniones que culminaron en toda clase de acuerdos, tanto de carácter voluntario (i.e. Agenda 21) como vinculatorio, como las convenciones (cambio climático, biodiversidad, desertificación, etc.). Los
avances alcanzados generaban cambios en muy distintos niveles de la
política. Una expresión tangible fueron las sucesivas transformaciones que se dieron dentro de las estructuras gubernamentales, que
eran una manifestación concreta de la creciente importancia que el
medio ambiente adquiría en la discusión.
27 Antes de Estocolmo se había celebrado la Conferencia sobre la Biosfera, en
París, Francia en 1968 y que originó el Programa MAB (Man and Biosphere) en 1970.
En ésta se señaló la importancia de considerar los impactos ambientales de los
grandes proyectos de desarrollo a resultas de la industrialización acelerada que tenía
lugar, reconociéndose que el deterioro ambiental era un resultado combinado del
crecimiento demográfico, la urbanización y la industrialización (McCormick, 1992
apud Portilho, 2005, p. 45).
28 La idea de la noción medio ambiente humano remitía a la necesidad de
darle al impreciso concepto medio ambiente una significación más allá de hacerlo
equivalente a naturaleza, para vincularlo con las necesidades del mundo en desarrollo. Sin embargo, la noción no encarnaba del todo esta connotación, incluso en
la introducción del documento de Ward y Dubos (1972) se cuestiona esta ambigüedad. Este recurso semántico después fue aplicado también al concepto de desarrollo con la intención de darle un rostro más humano.
158
DESARROLLO SUSTENTABLE
tección ambiental no debe servir de excusa para disminuir el progreso
económico de las naciones emergentes" (uNEP 2002, p. 6). 29
Estocolmo marcó un hito mundial, creándose el Programa de
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y agencias ad hoc
en los propios países; se declaró el 5 de junio (día de la inauguración
de la conferencia) como Día Mundial del Medio Ambiente; se generaron nuevos estudios sobre el problema ambiental mundial; se legitimaron las acciones de protesta de los académicos y de las cada vez
más numerosas y polifacéticas organizaciones ambientalistas y se
abrió paso una creciente toma de conciencia mundial sobre el problema.
En el proceso preparatorio de la conferencia, los países en desarrollo manifestaron una serie de objeciones a estos trabajos, ya que
sospechaban que este nuevo interés por el medio ambiente se podía
traducir en restricciones comerciales adicionales, bloqueando con
ello sus procesos de desarrollo. Además, había la convicción de que
el deterioro ambiental era un costo a pagar por el desarrollo tecnológico e industrial y que, una vez cubiertas las metas básicas en lo
económico y social, habría tiempo y recursos después para ocuparse
de estos asuntos.
Para los fines de este trabajo conviene señalar que las aportaciones
de la dimensión ambiental a la teoría económica fueron seminales. El
desarrollo de la tesis de los límites físicos del crecimiento dieron pie a
las políticas de control de la población y a la institucionalización ambiental. En los debates correspondientes derivó también la idea de un
consecuente estado estacionario o crecimiento cero de la economía.
Esta idea, como hemos expuesto, se convirtió en una de las banderas
del ulterior movimiento ambientalista en los países centrales, sobre
todo entre quienes apelaban a las tesis neomalthusianas. 39
" En Founex se reunieron 27 expertos a petición del presidente de la Conferencia Maurice Strong, en el informe resultante de esta reunión sobresalen tres
ideas importantes, que el deterioro del medio ambiente afecta a todos los países,
dado que los problemas rebasan las fronteras nacionales (punto 2); que la conservación ambiental depende del desarrollo global, lo que obliga a darle nuevas dimensiones al propio concepto de desarrollo (punto 6), y que el esfuerzo debe
implicar proporcionar más ayuda de parte del mundo industrializado a los países
en desarrollo (punto 15) (Santamarina, 2006).
30 En Estocolmo hubo una serie de reuniones paralelas muy diversas entre las
que destaca la que se realizó de manera simultánea y en la misma ciudad, convocada por Barry Commoner que se llamó Foro Ambiental, cuyo propósito era debatir
DESARROLLO SUSTENTABLE
1 59
Así, la toma de conciencia de que nos encontrábamos en presencia de recursos naturales finitos en un sistema cerrado, como lo es el
planeta Tierra, con una población no sólo creciente sino que vivía
más años como resultado del avance de la medicina, fue cobrando
fuerza internacional. Sin embargo, como señalamos en las secciones
anteriores, poca atención se había puesto a la enorme desigualdad
existente entre los pueblos y las correspondientes diferencias en el
consumo y en la generación de desechos.
A partir de Estocolmo, se inició un frenético impulso a la discusión
sobre la planeación del desarrollo considerando criterios ambientales, que, sin embargo, no influía sustantivamente sobre las políticas
impulsadas por el FMI y el Banco Mundial. De esta discusión, la Unión
Mundial para la Naturaleza (tmcN), el Fondo Mundial para la Naturaleza (wwF) y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicaron la Estrategia Mundial de la Conservación, en
1980, cuyo objetivo de conservar los recursos biológicos del planeta se
enmarca en una crítica al proceso de desarrollo, especialmente en la
necesidad de saber aprovecharlos dentro de la capacidad de carga de
los ecosistemas. Reconoce que la conservación de los recursos bióticos es sólo una de las estrategias necesarias para la supervivencia y el
bienestar de los seres humanos, pero se requieren también estrategias
para la paz, para un nuevo orden económico internacional, en pro de
los derechos humanos, para superar la pobreza y para el suministro
mundial de alimentos, así como una estrategia demográfica.
El Informe Brundtland
Como ya mencionamos antes, en el proceso de construcción conceptual para encontrar una fórmula que permitiera superar las grandes
limitaciones de las aproximaciones existentes al desarrollo, surgió el
los temas de la conferencia sin las ataduras y restricciones propias de una reunión
oficial gubernamental (Tamames 1979, p. 177). Este fue el antecedente del Foro
Social Global, paralelo a la Cumbre de Río veinte años después. Acot (1988 apta
Santamarina, 2006, p. 106) señala que en las reuniones oficiales se consideraba a
la gestión de la naturaleza en función del desarrollo, es decir, como un medio, como
un instrumento, y en los foros alternativos como un fin en sí mismo para adaptar
las actividades humanas a las exigencias objetivas del orden natural y no a la inversa como se ha pretendido.
r
DESARROLLO SUSTENTABLE
1 6o
desarrollo sustentable. 31 Ahí se intentaron condensar las críticas formuladas al crecimiento económico per se, a la falta de equidad social
y a los problemas derivados del deterioro ecológico, así como superar
el sesgo neomalthusiano y la esperanza desbordada en la razón técnica e instrumental.
Aunque el concepto de sustentabilidad ya había sido propuesto en
estudios forestales y pesqueros y en debates previos, fueron los trabajos de la Comisión Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo
(chatAn), los que le dieron proyección internacional. Este grupo de
especialistas en temas sociales, económicos y ambientales integrado
ex professo también se conoce como la Comisión Brundtland, pues fue
la socialdemócrata Gro Harlem Brundtland, en ese entonces Primera
Ministra de Noruega, la que presidió esos esfuerzos." La comisión
trabajó de octubre de 1984 a abril de 1987, esto es, 900 días, hasta la
publicación del reporte correspondiente, al que se le dio el nombre
de "Nuestro Futuro Común. Desde una Tierra a un Mundo" (CMMAD,
1987). Para lograr esta aproximación en el grupo de trabajo se integraron especialistas tanto del mundo en desarrollo como desarrollado, y de diversas disciplinas y campos de la política, para intentar
construir un enfoque integral.
El reporte constituye un avance en el proceso de deliberación
mundial y establece, desde las palabras de apertura del presidente de
la comisión, la pretensión de constituirse en una "agenda global para el
cambio". Aunque la comisión estuvo pensada inicialmente para atender sólo temas ambientales decidió incorporar la discusión sobre el
desarrollo, con el propósito de ir más allá de la idea de "lo que las
31 Para un análisis de la vinculación del desarrollo sustentable y las ciencias
sociales, véase González Gaudiano (2006).
32 La comisión fue integrada por Mansur Khalid, Primer Ministro de Sudán,
quien fungió como vicepresidente; Susana Agnelli, (Italia); Saleh Abdulrahman
Al-Athél (Arabia Saudita); Bernard T. G. Chidzero (Zimbabwe); Lamine Mohamed
Fadika (Costa de Márfil); Voljker Hauff (Alemania); Istvan Lang (Hungría); Ma
Shijun (China); Margarita Marino de Botero (Colombia); Nagendra Singh (India);
Paulo Nogueira-Neto (Brasil); Saburo Okita (Japón); Shridath S. Ramphal (Guyana); William Doyle Ruckelshaus (Estados Unidos); Mohammed Sahnoun (Argelia);
Emil Salim (Indonesia); Buker Shaib (Nigeria); Vladimir Sokolov (URSS); Janez
Stanovnik (Yugoslavia); Maurice Strong (Canadá) y Jim NcNeill (Canadá). Por
parte de México estuvo Pablo González Casanova, pero renunció a la comisión
antes de que concluyera el trabajo.
DESARROLLO SUSTENTABLE
i6i
naciones pobres deben hacer para convertirse en ricas", 33 partiendo
sobre todo del reconocimiento de que gran parte del camino que
han seguido las naciones industrializadas es insustentable. De ese
modo, temas críticos como desarrollo, pobreza y crecimiento demográfico debían verse en función de la presión que ejercen al suelo,
al agua y a los recursos naturales en general. Ello para intentar superar la estrecha visión prevaleciente en el mundo en desarrollo, en el
sentido de que la superación de las necesidades básicas de la población mediante el desarrollo, necesariamente produce degradación
ambiental y reconociendo que la espiral descendente de pobreza y
deterioro es una pérdida de oportunidades y de recursos, sobre todo
de recursos humanos. De ese modo, en palabras de la presidenta, los
vínculos entre la pobreza, la desigualdad y la degradación ambiental
se convirtieron en el tema principal de la comisión.
Al reconocer que las actuales tendencias del desarrollo incrementan el número de personas pobres y vulnerables, al tiempo que degradan el ambiente, ese tipo de desarrollo no se percibió capaz de
responder a los desafíos del siguiente siglo con un número mayor y
creciente de población demandando satisfacer sus necesidades con
los mismos recursos existentes y queriendo imitar los estilos del mundo desarrollado. Así fue que se propuso el concepto de desarrollo
sustentable, entendido como aquel desarrollo que permite:
Asegurar la satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes, sin
comprometer la capacidad de que las futuras generaciones puedan satisfacer
las propias. El concepto de desarrollo sustentable implica límites, no límites
absolutos, sino limitaciones impuestas por el estado actual, de la tecnología
y la organización social sobre los recursos ambientales y la capacidad de la
biosfera para absorber los efectos de las actividades humanas... (chalan,
1987, pp. 9-10. Traducción libre)."
" Recordemos que este era el objeto de estudio primario de las teorías del
desarrollo.
34 El énfasis de esta declaración
en que los límites no son absolutos, difumina
en cierto modo los planteamientos que se venían haciendo desde los años setenta,
ya que señala explícitamente que no son límites sino limitaciones que pueden superarse en función de la organización social y el avance en la ciencia y tecnología,
implícitamente se eliminan los obstáculos físicos a las políticas de crecimiento y se
abre paso a la era del desarrollo sustentable.
162
DESARROLLO SUSTENTABLE
Los objetivos del desarrollo sustentable propuestos por el Informe Brundtland son siete y se señala que todos ellos son interdependien tes:
• Reactivar el crecimiento;
• Modificar la calidad del crecimiento;
• Atender las necesidades humanas;
• Asegurar niveles sustentables de población;
• Conservar y mejorar la base de los recursos naturales;
• Reorientar la tecnología y manejar el riesgo;
• Incorporar el ambiente y la economía en los procesos de toma
de decisiones.
Además del Informe Brundtland, en 1989 se publicó la estrategia
mundial para la conservación de los años noventa, titulada Cuidar la
tierra. Estrategia para el Futunr, de la Vida (UICN-PNUMA-WWF, 1991), la
cual daba continuidad a su similar de los años ochenta. Este documento fortalece las débiles críticas hechas al desarrollo por su antecesora y llama a los gobiernos y a la comunidad internacional a trabajar en torno al desarrollo sustentable definiendo problemas,
prioridades, metas comunes y acciones básicas para transitar en esa
dirección. Esta estrategia define una serie de principios para una
sociedad sustentable, a saber: respetar y cuidar la comunidad de los
seres vivientes; toda la vida sobre la Tierra forma parte de un gran
sistema interdependiente; mejorar la calidad cL la vida humana;
conservar la vitalidad y diversidad de la Tierra; conservar los sistemas
sustentadores de vida; conservar la biodiversidad; reducir al mínimo
el agotamiento de los recursos no renovables; mantenerse dentro de
la capacidad de carga de la Tierra; modificar las actitudes y prácticas
personales; facultar a las comunidades para que cuiden de su propio
medio ambiente; proporcionar un marco nacional para la integración del desarrollo y la conservación y forjar una alianza mundial.
Estos fueron los principios que después constituyeron la base de lo
que hoy se conoce como La Carta de la Tierra.
Asimismo, la estrategia mundial de conservación para los años
noventa señala explícitamente que la noción crecimiento sustentable
es inherentemente contradictoria, ya que nada físico puede crecer
indefinidamente, con lo cual se pronunciaba en contra de la tendencia dominante.
1
DESARROLLO SUSTENTABLE
163
La Conferencia de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y Desarrollo,
Río, 1992: La Agenda 21
Por su parte, la Cumbre de Río en 1992, cuyo nombre oficial fue
Conferencia de las Naciones Unidas de Medio Ambiente y Desarrollo
(cNumAD), fue todo un acontecimiento global. Ninguna reunión a
la fecha ha convocado al número de jefes de Estado y de gobierno
que se hicieron presentes; ni al enorme número y diversidad de organizaciones de la sociedad civil que participó en el llamado Foro
Paralelo. Las circunstancias históricas eran sumamente propicias, no
sólo porque se condensarían los esfuerzos de dos decenios de negociación en materia de medio ambiente y desarrollo realizados desde
Estocolmo, sino porque la caída del Muro de Berlín, la desaparición
de la Unión Soviética y, consecuentemente, el fin de la guerra fría,
auguraban un futuro promisorio en relación al desarme, la paz y el
"fin de la historia", dándole paso al "pensamiento único", donde las
ideologías ya no serían necesarias, sólo la economía (Fukuyama,
1992). Los medios de comunicación hicieron una cobertura sin precedente alguno de las deliberaciones que tenían lugar. 35
Si bien los países desarrollados promovieron la convocatoria inicial
pensando en discutir los problemas ambientales, la negociación con
el mundo en desarrollo obligó a incorporar articuladamente los temas del desarrollo. El proceso preparatorio de la conferencia iniciado en 1990 fue muy arduo; se acordó celebrar la conferencia oficial
y en forma paralela un Foro Global para las organizaciones de la
sociedad civil que demandaban participar. Este Foro que reunió a
más de 1 300 ONG de 108 países y 1 180 activistas (Fórum Brasileiro,
1992 apud Scotto et al., 2007) tuvo un estatus consultivo."
" La Cumbre de Río desató una ronda de negociaciones que se ampliaron a
los derechos humanos (Viena 1993), la población (El Cairo 1994), las mujeres
(Beijing 1995), el desarrollo social (Copenhague 1995), los asentamientos humanos
—hábitat— (Estambul 1996), el comercio (Doha 2001) y el financiamiento para el
desarrollo (Monterrey 2002), entre otros grandes temas. En Río participaron 172
países y asistieron 108 jefes de estado y de gobierno, ninguna de las cumbres posteriores tuvo tal impacto.
" La interacción de tantas organizaciones distintas no sólo sobre medio ambiente, sino también sobre derechos humanos, indígenas, género, desarrollo, etc.
propició un cambio sustantivo de concepciones sobre la problemática ambiental,
reconociéndose el complejo entramado que la multidetermina. En este foro se
aprobaron treinta y seis tratados alternativos de la sociedad civil sobre diversos te-
164
DESARROLLO SUSTENTABLE
La CNUMAD produjo la Agenda 21, la Declaración de Río, la Carta
de la Tierra, la Convención sobre Biodiversidad, la Convención sobre
Cambio Climático, una Declaración sobre Bosques y un Protocolo
sobre Desertificación." Hubo un acuerdo unánime con la Agenda
21 (fue suscrita por 179 naciones), aunque no tanto con las convenciones (firmaron sólo 154 de los países presentes) que además, debían ser ratificadas por los congresos respectivos."
La Agenda 21 se convirtió en el programa para impulsar un nuevo desarrollo en el mundo. Se divide en cuatro secciones. La primera se refiere a la dimensión social y económica. La segunda al manejo y conservación de los recursos para el desarrollo. La tercera a las
funciones de los grupos principales. La cuarta revisa las implicaciones
para la ejecución de las acciones consideradas. Se insiste en la importancia del acuerdo internacional para alcanzar una économía
equitativa y global, así como en la creación de una nueva escala de
valores y actitudes y estilos de vida, para lo cual, la educación, la
capacitación y la concientización pública desempeñan un papel de
primer orden, sobre todo en los grupos principales identificados
(mujeres, niños y jóvenes, sindicatos, organizaciones sociales, comunidades indígenas, empresarios, comunidad científica, campesinos y
autoridades locales).
Dentro de los medios de ejecución destacan por su importancia el
financiamiento para el 'desarrollo, la transferencia de tecnología, la
investigación científica apropiada, la educación y la capacitación, la
organización social, la legislación y el acceso a la información para
la toma de decisiones.
mas. Se rechazó también la Iniciativa de las Américas, impulsada por el gobierno
de Estados Unidos (Bush padre) y las estrategias de canje de deuda por naturaleza,
que implicaba en los hechos vender territorio nacional de conservación.
37 Los países de América latina y el Caribe aprobaron también un documento
titulado "Nuestra propia agenda sobre desarrollo y medio ambiente", donde se
apela por un nuevo pacto internacional por el desarrollo sustentable, dada la interdependencia existente hacia un estado global, proceso "que no se está dando en
forma fluida y armoniosa, sino turbulenta y plagada de conflictos" (CDMAALC,
1990, p. 91)
" El término Convención o Tratado remite a una condición jurídica vinculatoria; es decir, los países que suscriben y ratifican el documento están obligados a
adecuar su normatividad nacional a los términos de dicha convención. La Agenda
21 no es un documento vinculatorio.
INK
DESARROLLO SUSTENTABLE
1 65
Sin embargo, al igual que el Informe Brundtland, la Agenda 21
fue un documento que no respondió a las grandes expectativas depositadas durante el proceso de negociación. Ello porque cada bloque
de países esperaba y entendía diferentes cosas." De acuerdo con
Acselrad y Leroy (2003), la Agenda 21 comienza con la afirmación de
la primacía de la economía como motor del desarrollo sustentable y
emplea una serie de expresiones familiares en el lenguaje desarrollista: "ambiente económico e internacional al mismo tiempo dinámico y
propicio", "políticas económicas internas saludables", "liberalización
del comercio", "distribución óptima de la producción mundial, sobre la base de las ventajas comparativas", etc. En esta configuración
discursiva, nuevamente el combate a la pobreza y la protección del
medio ambiente fueron soslayados y, según las expresiones señaladas,
las posibilidades de transitar hacia la sustentabilidad nuevamente
quedan sujetas a los vaivenes de las fuerzas del mercado y al libre
comercio.
Pese a las críticas por los enfoques y limitados acuerdos, se observó casi inmediatamente una ausencia de voluntad política para cumplir los compromisos de la Agenda 21. Esto fue evidente al no transferir los recursos financieros necesarios al Fondo Global para el
Medio Ambiente (Global Environmental Facility), un organismo dependiente del Banco Mundial. Estos recursos ascendían a seiscientos mil
millones de dólares anuales entre 1993 y 2000 para llevar a cabo las
metas acordadas. Tampoco se cumplió la recurrente propuesta de
asignar 0.7% del PIB de los países desarrollados para ayuda internacional. Es más, Hillary French (2002) del World Watch Institute, denuncia que los fondos no sólo no aumentaron sino que disminuyeron, al pasar de 58 300 000 000 de dólares (0.35% del PIB) en 1992,
a 53 100 000 000 (0.22%) en 2000.
Bárcena (2003) menciona que eso no es más que una muestra de
la debilidad de las instituciones ambientales internacionales creadas
por la ONU. Por ejemplo, la Comisión para el Desarrollo Sostenible
(cns), órgano creado para dar seguimiento a los compromisos de la
" La división no sólo era Norte-Sur, sino significativamente más compleja,
porque también estaban los intereses de los países productores de petróleo, intereses regionales de países, como África, América Latina, Comunidad Europea, Países
del Este, Grupo de los 77 (fundado en 1964 durante la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre Comercio y Desarrollo [UNCTAD], en la actualidad está integrado por
más 130 miembros), etcétera.
16 6
DESARROLLO SUSTENTABLE
Agenda 21 ha sido un foro de debate y opinión entre gobiernos y
otros actores institucionales y sociales, pero no cuenta con facultades
ejecutivas o de toma de decisiones, por lo que han surgido propuestas sobre la necesidad de transformar el PNUMA en una Organización
Ambiental Mundial, del tipo de la Organización Internacional del
Trabajo y la Organización Mundial de la Salud, o de la UNCTAD, a
efecto de poder contar con mejores condiciones para enfrentarse a
las instituciones de Bretton Woods (Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional) y la poderosa Organización Mundial de Comercio, contando con el apoyo de otras instituciones como una Agencia
Internacional de Energía Renovable y trasladando las disputas a una
Corte Permanente de Arbitraje Internacional Ambiental, para hacer
respetar los más de 500 acuerdos internacionales ambientales ya
existentes y extender a todo el planeta el derecho a la información,
participación y judicialización ambientales de la Convención de Aarhus (Fundación Heinrich Boll, 2002, pp. 69-72).
rol
La Conferencia de Naciones Unidas de Desarrollo Sustentable,
Johannesburg°, 2002
Como puede inferirse, 1992 constituyó el año más elevado de interés
mundial sobre los problemas del medio ambiente y el desarrollo.
A partir de ahí comenzó una declinación que fue recurrentemente
denunciada durante la llamada Década del Desarrollo Sustentable,
en las sesiones anuales de la Comisión de Desarrollo Sustentable,
específicamente en 1997, durante lo que se conoció como Río+5. El
propósito de la Cumbre de Johannesburgo era evaluar a diez años
de la de Río, el comportamiento del tránsito hacia el desarrollo sustentable, así como el cumplimiento de los compromisos, la eficiencia
de las instituciones globales, y la disposición de los medios para el
cumplimiento de los compromisos. Estas cuatro referencias (estado
del medio, cumplimiento, instituciones y medios de ejecución) han
sido las coordenadas básicas del debate sobre la sustentabilidad en los
últimos diez años (Provencio, 2002). La falta de cumplimiento de los
compromisos suscritos era cada vez más evidente. La pobreza había
aumentado y el medio ambiente se había deteriorado aún más.
El proceso preparatorio para Johannesburgo fue sumamente complicado por estos antecedentes. Los países desarrollados propusieron
actualizar la Agenda 21, ya que había temas que no abordaba (re-
11.
1
DESARROLLO SUSTENTABLE
167
fugiados, energía nuclear, inter alía, pero sobre todo, por las nuevas
circunstancias de la globalización), pero los países en desarrollo insistieron en trabajar sobre un plan de instrumentación que estableciera
metas concretas y plazos perentorios para su cumplimiento. Para
complicar más este proceso, un año antes de la fecha convenida para
celebrar la Cumbre en Johannesburgo (Río+10) ocurrió el episodio
del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York. Súbitamente, todos los
temas que se habían venido negociando tuvieron un orden de prioridad significativamente menor. 40 Incluso la fecha acordada tuvo que
adelantarse una semana para que la clausura de la Cumbre no coincidiera con el primer aniversario de este terrible acontecimiento.
A pesar de que los funcionarios de la ONU se apresuraron a declarar lo contrario, la Cumbre de Johannesburgo fue decepcionante.
Durante la última parte de la negociación prevaleció un desencanto
que se trasladó al resto de las actividades; el presidente de Estados
Unidos no sólo no asistió a la cumbre, sino que no envío representantes de alto nivel, sólo a la parte final a la que asistió Colin Powell,
Secretario de Estado, quien fue abucheado e interrumpido en varias
ocasiones durante su intervención en la plenaria. Hubo numerosas
manifestaciones de inconformidad de parte de presidentes y delegados oficiales sobre los acuerdos alcanzados.
Los principales acuerdos pueden resumirse en: 1] reducir a la mitad, hacia 2015, el número de personas sin recursos sanitarios básicos;
2] lograr para 2010 una reducción importante de la tasa actual de
pérdida de la diversidad biológica; 3] "incrementar sustancialmente"
la energía renovable (no se alcanzó ningún acuerdo sobre objetivos ni
plazos); 4] incrementar los vínculos entre comercio, medio ambiente
y desarrollo; 5] retomar el Protocolo de Kyoto sobre Cambio Climático (el cual ya podía entrar en vigor con el respaldo otorgado por
Rusia); 6] producir y utilizar productos químicos para 2020 siguiendo
métodos que no tengan efectos negativos importantes sobre la salud
humana y el medio ambiente; 7] mantener o restablecer, de modo
urgente y de ser posible para 2015, las poblaciones de peces agotadas
a niveles que puedan dar la producción máxima sostenible.
40 Las nuevas prioridades han afectado también el cumplimiento de los Objetivos del Milenio (Nueva York 2000) y las seis metas de educación para todos establecidas en el Foro Mundial de Educación (Dakar 2000); 2015 es un año crucial
para sus cumplimiento.
168
DESARROLLO SUSTENTABLE
Las propuestas sobre energías renovables, que eran centrales en
la negociación, se desvanecieron por la falta de voluntad política
tanto de los grandes productores de petróleo como de las corporaciones que se benefician del petróleo barato. Se intentaba llegar al
año 2015 con un uso de 15% de energías renovables, quedando sólo
en acuerdo voluntario y regional. En agua y saneamiento, Estados
Unidos se vio forzado a aceptar, contra su voluntad, el compromiso
de que para 2015 se reduzca a la mitad el número de personas sin
agua potable y saneamiento (1 100 000 000 y 2 400 000 000 respectivamente), meta que se estima costará 20 000 000 000 de euros por
año, por lo que se teme que se fortalezcan las tendencias de privatización del agua, como se comprobó durante el IV Foro Mundial del
Agua, celebrado en marzo de 2006 en la Ciudad de México. En los
asuntos relativos a la pobreza, la fórmula voluntaria para establecer
un fondo de solidaridad resta credibilidad a las propuestas realizadas
para reducir a la mitad la proporción de personas que viven con
menos de un dólar diario para 2015.
1
8. EL DEBATE SOBRE EL DESARROLLO SUSTENTABLE
En este capítulo nos interesa abordar tanto las diferentes críticas que
se han hecho al concepto de desarrollo sustentable, como describir
los esfuerzos que se han emprendido para medir los avances que se
hacen en esa dirección. Hemos incluido también una discusión sobre
los paradigmas de desarrollo sustentable y sobre la importancia de la
ética y la cultura en el afán de aportar más elementos para comprender la complejidad de esta noción.
LAS ARISTAS CRÍTICAS
Desde que fue dado a conocer el Informe Brundtland fue ampliamente criticado por numerosos especialistas (Riechmann-Naredo et
al., 1995; Bifani, 1992; García 1999; Guimaráes 1994; Dixon y Fallon,
1989; Foladori, 1999; Acselrad y Leroy, 2003). 1 Algunos cuestionamientos se orientaron en el sentido de que no quedan claras qué
necesidades y aspiraciones humanas hay que satisfacer, es decir, ¿a
qué se refiere cuando se habla de las necesidades básicas de los pobres frente a la satisfacción de deseos legítimos?, ¿cómo conciliar las
necesidades de los pobres frente a las necesidades del mundo desarrollado?, ¿cuántas generaciones futuras han de considerarse en esa
solidaridad diacrónica implicada en el concepto de desarrollo sustentable? Se cree que esta noción de tiempo puede ser una restricción
innecesariamente impuesta para no atender las necesidades intrageneracionales (solidaridad sincrónica); es decir, de las generaciones
hoy vivas.
Otras críticas se dirigieron hacia las dificultades inherentes para
pasar del concepto a la práctica; esto es, ¿cómo bajar los enunciados
teóricos generales a decisiones de política concreta para asuntos específicos?, ¿cómo superar intereses antagónicos y con poder desigual
Véase también W. Sachs (1996).
[16•3]
170
DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
en el concierto internacional para balancear las decisiones que hay
que tomar?
Un campo distinto y muy importante de interrogantes ha estado
referido al tema del crecimiento económico. El Informe Brundtland
establece que no debe haber contradicción entre el crecimiento
económico y el desarrollo sustentable. En este sentido, la propuesta
del estado estacionario de la economía propuesto por Daly (1977b)
se reconoce como una falsa disyuntiva, toda vez que se requiere el
crecimiento para poder combatir la pobreza.
Contra ese argumento, se aduce que el crecimiento económico
obtenido en decenios pasadas no fue equitativo, ni contribuyó a re
solver los problemas y necesidades de todos, por lo que el crecimien
to no debiera ser considerado el motor del desarrollo sustentable
sino una de sus consecuencias. Además, este argumento en el mundo
actual, en los hechos, descansa sobre las fuerzas del mercado como
la mejor mediación a los problemas ambientales, fortaleciendo la
visión neoclásica de que éstos son meras externalidades en los pro
cesos de desarrollo (Cavalcanti s/f). En otras palabras, considerar el
desarrollo sustentable en los términos de la definición del Informe
Brundtland no podría consistir sólo en un ajuste del sistema económico, pues esto equivaldría a una restricción ambiental en el proceso de acumulación capitalista, sin aportar los procesos institucionales
y políticos que regulan la propiedad, el control, el acceso y uso de
los recursos naturales (Guimaráes, 1994).
En toda esta disputa y debate por un modelo de sociedad global,
es claro que el concepto de desarrollo sustentable ha sufrido una
profunda erosión semántica (Riechmann 1995), dada por su simplicidad engañosa que genera ambigüedad y opacidad de sentido. Por
lo mismo, llama la atención no sólo la proliferación de definiciones y
enfoques existentes sobre el desarrollo sustentable, sino sobre todo el
enorme consenso adquirido y, por ende, las más variadas adhesiones
entre la clase política y los grupos empresariales. 2 Ello le permite, por
ejemplo, a las corporaciones multinacionales incorporar, como estra
tegia de mercado, algunos elementos de la configuración discursiva
de la sustentabilidad sin modificar sustantivamente su lucrativo modus
operandi. De igual modo, permite al sector gubernamental emplear el
desarrollo sustentable sólo como noción modernizadora del discurso
2 Véase Scotto, Carvalho y Guimaráes (2007).
DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
171
institucional, sin promover la articulación y transición sectorial, ni
los cambios requeridos en la política económica, social y ambiental.
En este sentido, la ambigüedad no debe verse como un defecto, sino
como estrategia política dirigida a concitar acuerdos unánimes. De
ahí que la frase "combatir los males del desarrollo con más desarrollo", se considera un cliché sin fundamento alguno, sobre todo si se
trata del mismo estilo de desarrollo.
Sin embargo, una gran parte de la crítica hacia el desarrollo sustentable proviene de la demonización de la noción de desarrollo, a
la que se considera portadora de todos los males por lo que, como
decíamos, muchos especialistas incluso prefieren emplear sólo el
sustantivo sustentabilidad. A este respecto, Solís (2007) atinadamente señala que en la agria disputa entre los endogenistas y los exogenistas, prevaleció la postura de la teoría de la dependencia que se
convirtió en un "desarrollismo de cabeza". Con ello, dice Solís, "se
produjo una fetichización de la noción de desarrollo (y, por consiguiente, de subdesarrollo), asignándole una finalidad moral que la
desnaturaliza (p. 74).
Lo cierto es que las dimensiones económica, ambiental y social
se encuentran en una permanente tensión en el modelo neoliberal
vigente. Un ejemplo, entre muchos, es el tema de los biocombustibles
que se ha posicionado como una medida que permite disminuir el
consumo de combustibles fósiles, con lo cual se contribuye a mitigar la
producción de gases de invernadero que generan el cambio climático.
Sin embargo, el hecho de destinar un creciente porcentaje de granos
—principalmente de maíz para la fabricación de etanol— ha incrementado significativamente el precio de los mismos, afectando con ello
a los grupos económicamente vulnerables, así como los programas
internacionales para combatir la llamada pobreza alimentaria. Además,
la disminución en las emisiones de gases de efecto invernadero por el
uso de biocombustibles no ha sido significativa, incluso se ha tachado
de irrelevante, por lo que el empleo se ha visto más como una manera
de reducir la dependencia y las importaciones de combustibles fósiles, así como por su rentabilidad económica dado el creciente precio
internacional del crudo. 3 En otras palabras, el uso de biocombustibles
primd facie es una medida de naturaleza económica antes que ecológica,
3 Fuentes: <www.physorg.com/news96516594.html >; <www.chemind.org/Cl/
index.jsp>; <www.sriconsulting.com >, 10/03/08.
172
DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
y determina, junto con la especulación de siempre, a la crisis mundial
actual de alimentos.
Como puede verse y pese a los intentos por articular la dimensiones social, económica y ambiental en torno al concepto de desarrollo
sustentable, lo que se observa es la primacía de lo económico sobre
los otros dos componentes —con lo que se sigue poniendo freno a las
demandas de la sociedad civil— y una tendencia en el mismo sentido
que no permite esperar, al menos en el corto plazo, que vaya a modificarse (Sutcliffe, 1995). Con su inflación significante, la aparición
del desarrollo sustentable ha desactivado en gran medida el potencial contestatario y subversivo del discurso ambientalista frente al
desarrollo, que se había venido construyendo desde los años sesenta
(Redclift y Woodgate, 1997). Los problemas sociales y ecológicos
que el modelo genera, asumidos como "externalidades negativas", se
presentan como simples desajustes internos que pueden ser atendidos mediante respuestas científico-técnicas, ocultándose con ello el
verdadero alcance de los conflictos (Santamarina, 2006).
Durante los años posteriores a Río ha ido quedando cada vez más
claro que el pensamiento económico dominante ha redigerido la
propuesta ambientalista, transformándola en el discurso institucional
del desarrollo sustentable. La doctrina del mercado que en el discurso afirma querer salvar al planeta se ha venido imponiendo, a través
de las políticas de ecoeficiencia, del incremento productivo con menos insumos, de la desmaterialización de la economía mediante el
desarrollo tecnológico de punta y de la privatización de los recursos
naturales con el mercado como mediador en su gestión (Nausen y
Villarrea, 2002). De esta manera, se desvía la intención de que el
deterioro del medio ambiente pueda servir de freno o de factor regulador externo al propio mercado para darle aliento a una contracorriente de crítica y de construcción de propuestas adscritas a otro
paradigma. La versión institucional del desarrollo sustentable se ha
convertido así en una pieza clave del pensamiento único. Esa doctrina viscosa que, en palabras de Ramonet (1995 apud Naredo 2006, p.
31), "insensiblemente envuelve cualquier razonamiento rebelde, lo
inhibe, lo perturba, lo paraliza y acaba de ahogarlo. Esa doctrina es
el pensamiento único, el único autorizado por una invisible y omnipresente policía de opinión".
Un pensamiento así esconde una lógica productivista al servicio
de las corporaciones internacionales y el papel de las biotecnologías
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,
DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
173
(organismos genéticamente modificados, nanotecnologías, etc.) para
dar forma a un paquete tecnológico dirigido a construir un nuevo
discurso que sostiene poder establecer "nuevos límites al crecimiento", pero otra vez sin considerar los impactos ambientales, sociales y
económicos de sus propuestas, como ha ocurrido durante los cinco
decenios previos "de un mismo proceso global de desarrollo deformante" (Tudela, 1992, p. 6).
•
LA CULTURA Y LA ÉTICA: LA CARTA DE LA TIERRA Y LOS OBJETIVOS
DE DESARROLLO DEL MILENIO
La UNESCO habla de la cultura para referirse en el caso de la educación para el desarrollo sustentable, como la cuarta pata de la mesa,
compuesta también por la economía, la sociedad y los sistemas naturales. Para algunos autores (Gudynas, 2002; Gross, 2002) el desarrollo sustentable es impensable al margen de las diferencias culturales,
por lo que incluso se debería hablar de desarrollos sustentables ante
la imposibilidad de asumir un solo criterio de sustentabilidad para el
mundo entero. Si concordamos con estas posturas, la cultura se convierte de ese modo en un factor de primer orden, ya que no sólo hay
diversas concepciones de desarrollo y distintas condiciones biogeográficas que imponen requisitos a ser tomados en cuenta, sino que
las diferencias socioculturales intervienen también en la construcción
de los proyectos de vida. De aquí surge la necesidad de conocer
mejor no sólo lo que la gente opina sobre los problemas y asuntos
que afectan su calidad de vida y sus aspiraciones de cambio social,
sino también las mediaciones que modulan la percepción social de
los problemas y sus estrategias de prevención y solución.
Sin embargo, el problema se acentúa debido a la homogeneización
cultural que conlleva el proceso de globalización económica, que
induce a través de los medios y las demás estrategias de mercado
patrones de consumo y estilos de vida, en los que priman normas de
conducta y valores de la sociedad posindustrial que son a todas luces
insustentables. Lo que somos ya no pasa, sobre todo en los jóvenes
más vulnerables a los impactos de la publicidad, por quién eres, en
qué crees o a qué te dedicas, sino por cuánto y qué tienes como
elemento central de la redención individual. De este modo, la cultu-
174
DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
ra mercantil se ha transformado en un obstáculo titánico para promover otras pautas de pensamiento y comportamiento más solidarias
con nosotros mismos y con el ambiente.
Berman (2007) afirma que se observa un colapso en el modelo
civilizatorio actual caracterizado por a] una desigualdad social y económica acelerada; b] rendimientos marginales decrecientes con respecto a la inversión en soluciones organizativas a problemas socioeconómicos; c] niveles de alfabetización, de entendimiento crítico y de
conciencia intelectual general que descienden rápidamente y d]
muerte espiritual. Esto es, dice Berman (2007, p. 202) que aunque
pareciera que la globalización nos lleva por un sendero de desarrollo
cultural, económico y personal, al referirse a los Estados Unidos,
señala que:
La brecha entre ricos y pobres nunca ha sido tan grande; nuestra capacidad
a largo plazo para pagar programas sociales básicos es cada vez más cuestionable; el nivel de ignorancia y analfabetismo funcional en este país [EUA]
es tan alto como para convertirnos en una especie de chiste internacional, y
la absorción de nuestra vida espiritual por parte de McWorld —los valores
consumistas/empresariales— es casi completa. La superestrella económica,
los Estados Unidos es, en realidad, un caos cultural, un "imperio yermo".
Obviamente, esa crisis generalizada tiene también un alto costo
ambiental que no se limita a las fronteras del territorio de ese país,
sino que se traslada al mundo entero, sobre todo al mundo en desarrollo, lo que puede comprobarse con cualquier metodología e indicador que se aplique.
De ahí que el problema de la cultura se encuentra estrechamente
vinculado con una crisis de valores éticos. Como hemos podido inferir a lo largo de los capítulos precedentes, la ética ha sido un componente consustancial del discurso ambientalista desde su aparición
en los años sesenta. Desde luego, como en todo el campo de lo social,
en el ambientalismo han habido perspectivas éticas muy diversas que
van desde aquellas promovidas por la ecología profunda en cuanto
a los derechos de la naturaleza (véase Capra, 1996), hasta las que
impulsa la ecología de los pobres sobre la ausencia de una justicia
social global (véanse Cooper y Palmer, 1995). La discusión ética en
el campo del ambientalismo nos remite directamente a la discusión
sobre el antropocentrismo y el biocentrismo. ¿Son todos los seres
DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
175
vivos sujetos de derecho y moralmente relevantes? O cómo ha sido
la tradición ética de Occidente, desde la Ética Nicomaquea de Aristóteles, ¿sólo los seres humanos lo somos? Pero el problema se hace
más complejo cuando nos preguntamos ¿qué es lo ético? ¿El acto en
sí mismo o la persona que lo ejecuta? Preguntas que están en relación
directa con los procesos educativos y culturales.
Así, el contenido de la ética como disciplina filosófica nos remite
a la discusión sobre el bien y el mal. Si esta discusión la aplicamos
sólo a las relaciones entre los seres humanos, estamos ubicándonos
en el marco de una ética antropocéntrica, que está en línea con el
desarrollo de los valores occidentales, por ejemplo, el campo de los
derechos humanos. En esta perspectiva, el ambiente es visto como
aquello que debe usarse para satisfacer necesidades o proporcionar
felicidad a los seres humanos.
Sin embargo, si consideramos que el comportamiento de los seres
humanos y la naturaleza puede ser visto también desde una perspectiva ética, ello nos conduce necesariamente a la presunción de que
la naturaleza y todos los seres vivos tendrían derechos intrínsecos
que deben ser respetados (biocentrismo). Es aquí donde se abre un
abanico muy amplio de valoraciones generado por algunas corrientes
del ambientalismo. 4
Empero, si nos ubicamos en una perspectiva ética ecocentrista se
defienden no sólo los seres vivos en general sino al conjunto de sus
relaciones, por lo que desde aquí importa no sólo conservar las especies en sí mismas, sino la integridad de los ecosistemas en que esas
especies viven (Boff, 1996; Sosa, 1990). Los representantes más relevantes de esta postura ética son Aldo Leopold y Arne Nwss, quienes
postulan que el abuso que hacemos del medio ambiente va en contra
de nosotros mismos, por lo que el ecocidio es un suicidio de la especie humana.
Hasta hoy todas las éticas se basan en un solo principio: que el individuo es
miembro de una comunidad de partes interdependientes [...] la ética de la
Tierra simplemente extiende las fronteras de la comunidad para incluir los
suelos, aguas, plantas y animales o, de manera colectiva la tierra [,..] Una
Véanse, por ejemplo, Schweitzer (1946) y Taylor (1986), quienes sostienen
que todos los seres vivos somos iguales y por lo tanto tenemos los mismos derechos
inherentes.
176
DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
cosa es justa cuando tiende a conservar la integridad, estabilidad y belleza
de la comunidad biótica. Es injusta cuando procede de otra manera"
(Leopold, 1949, pp. 219 y 240).
Guha y Martínez-Alier (1997) sostienen que ninguno de los dos
problemas ecológicos fundamentales que ocurren a escala global,
que son el sobreconsumo del mundo industrializado y de las élites
urbanas en el tercer mundo y la creciente militarización, tienen una
conexión tangible con la distinción antropocéntrica/biocéntrica.
Pero lo cierto es que esta distinción nos remite a la discusión sobre
sustentabilidad débil y fuerte, ya que en una o en otra se pone el
acento en las posturas antropocéntricas o biocéntricas/ecocéntricas,
respectivamente, lo cual sí nos conduce a decisiones específicas de
política del desarrollo y de gestión del medio ambiente. 5 Así, aunque
tales consideraciones distintivas, prima facie, podrían parecer poco
prácticas a la hora de las decisiones importantes, tienen más que ver
con nuestras decisiones en sí de lo que creemos.
De este modo, las aportaciones de la investigación científica sobre
el actual estado del mundo implican un pensamiento y una acción
mejor informado y más preciso sobre nuestras obligaciones y derechos morales (McCloskey, 1988) entre los seres humanos y de nosotros con los demás seres vivos y su ambiente. Pero como el ser humano
no ha sido dotado genéticamente de una moral y de unos valores,
sino de la capacidad de adquirirlos (Hottois, 1991), ello nos obliga
a esclarecer los códigos éticos que queremos crear a través de la
educación y la cultura, siendo estos valores la razón de ser del acto
educativo (Gadotti, 2000).
Cuando Gandhi señaló col sabiduría que "El Mundo tiene recursos suficientes para cubrir las necesidades de todos, pero no para
satisfacer la codicia de unos cuantos", estaba apelando a un profundo
sentido de justicia social y de ética elemental. Es así que la necesidad
de esclarecer un nuevo corpus normativo que orientara las pautas de
conducta de los seres humanos frente a los problemas del medio
ambiente, llevaron a la construcción de la Carta de la Tierra.
5 Una discusión sobre los modelos teóricos contemporáneos en los procesos de
educación ambiental para el desarrollo sustentable, puede verse en Gutiérrez y Pozo
(2006).
DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
177
En 1987 la Comisión Mundial sobre Ambiente y Desarrollo
(CHAD), encabezada por Gro Harlem Brundtland, convocó a la
elaboración de un documento a partir de los cuatro principios fundamentales del desarrollo sustentable, propuestos por la CMAD en
Nuestro Futuro Común. Este documento se denominó Carta de la
Tierra y su construcción implicó un gran esfuerzo participativo de
gobiernos y organizaciones no gubernamentales para conseguir el
más amplio respaldo posible, toda vez que se pretendía que fuera el
marco ético y valoral para la Agenda 21, a suscribirse en la Cumbre
de Río en 1992.
Lamentablemente, la aprobación de la Carta de la Tierra fue uno
de los asuntos que quedaron pendientes en la Cumbre de la Tierra
en Brasil. Pero en 1994 Maurice Strong, Secretario General de la
Cumbre de Río y responsable del Consejo de la Tierra, junto con
Mikhail Gorbachev, Presidente de la Cruz Verde Internacional, lanzaron, con el apoyo del gobierno alemán, una nueva iniciativa de la
Carta de la Tierra, reactivándose el proceso de formulación. En 1997,
se crea una Comisión que se establece en Costa Rica, con el propósito de supervisar el proyecto y redactar un borrador más acabado de
la Carta de la Tierra, que se presenta ese mismo año durante la reunión de la Comisión sobre Desarrollo Sustentable (Río+5). La versión final se presentó en marzo de 2000.
Este documento, colectivamente construido, constituye un nuevo
código deontológico, que sintetiza los valores, anhelos y aspiraciones
de un número creciente de personas que ven la necesidad urgente
de una visión compartida para sentar nuevas bases éticas de las actitudes y comportamientos humanos. Este código se formula sobre
cuatro principios generales que compartimos ampliamente:
• Respeto y cuidado de la comunidad de vida;
• Integridad ecológica;
• Justicia social y económica;
• Democracia, no violencia y paz.
Una nueva fase de integración de la Carta de la Tierra se inició
con su lanzamiento oficial en el Palacio de la Paz en La Haya, Holanda, el 29 de junio de 2000. La misión de dicha iniciativa busca
establecer los fundamentos éticos para una sociedad global emergente que contribuya a construir un mundo sustentable basado en los
178
DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
derechos humanos universales, el respeto a la naturaleza, la justicia
económica y social y promover una cultura de paz.
A la fecha, la Carta de la Tierra ha sido avalada por más de 1 500
organizaciones en el mundo, cuya membrecía se estima que excede
los cien millones de personas. Un número creciente de ciudades de
diferentes regiones del mundo está empleando la Carta de la Tierra
como base para sus planes y políticas, y organismos de gobiernos
locales como el Consejo Internacional de Iniciativas Ambientales
Locales (IcLEI), se encuentran promoviéndola. De igual forma, los
gobiernos que la respaldan están incorporando el texto de la Carta
de la Tierra en los materiales didácticos y los programas de estudio de
los diversos niveles educativos.
En la Cumbre Mundial de Desarrollo Sustentable, celebrada en
Johannesburgo, Sudáfrica, en 2002, el entonces presidente Vicente
Fox durante su intervención en el pleno de la Cumbre hizo un anuncio en el sentido de suscribir la Carta de la Tierra por parte del gobierno mexicano. Aunque muy poco se ha hecho para honrar este
compromiso.
Durante la Cumbre de Johannesburgo, además de hacerse un
llamado a avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo del Milenio sobre
el agua, la energía, la salud y la sanidad, la agricultura y la biodiversidad, se ofreció un nuevo proceso de implementación estratégica
llamado Alianza Tipo II. Estas alianzas se aprobaron como un mecanismo clave para la realización exitosa del desarrollo sustentable y se
reconoció a la Carta de la Tierra como una herramienta educativa
importante para promover la clase de valores y principios necesarios
para el progreso a largo plazo. La Alianza Tipo II de La Carta de la
Tierra, llamada "Educando para un estilo de vida sustentable con la
Carta de la Tierra" refleja el apoyo recibido en la Cumbre por parte
de los líderes educativos y los gobiernos nacionales y locales. La
Alianza está formada por los gobiernos de Costa Rica, Honduras,
México y Nigeria, la UNESCO y dieciocho organizaciones de la sociedad civil dedicadas al desarrollo sustentable.
Por lo mismo y respetando las metas y objetivos de la Alianza, a
través de los programas a cargo de los distintos niveles de gobierno,
habría que comenzar a proveer educación y entrenamiento a líderes
locales y comunidades en relación con los principios fundamentales
del desarrollo sustentable y sobre cómo incorporar estos principios
en los procesos de toma de decisión. La Carta de la Tierra debería
DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
179
emplearse como el principal instrumento educativo en este proceso,
por lo que ha de integrarse en programas profesionales para la capacitación y el desarrollo comunitario como marco guía para instrumentar el desarrollo sustentable. En esta tarea es indudable que la
participación del subsistema de educación superior reviste una fundamental importancia.
Este no es el espacio para hacer una amplia disertación sobre la
ética, pero con este breve apartado nos interesa mencionar que es
impensable el verdadero desarrollo al margen de valores éticos, así
como tampoco lo es el desarrollo sustentable al margen de una ética
ecológica. Ello porque numerosas políticas internacionales que cuentan con la aprobación mundial, debían verse a la luz de consideraciones éticas.
Tal es el caso, por ejemplo, de los Objetivos de Desarrollo del
Milenio (onm) que han traído de vuelta el debate sobre el desarrollo
a un primer plano. Los ODM al ser solamente ocho, dan forma a un
conjunto pequeño, pero suficiente, de metas claras y concisas, con
un plazo perentorio establecido en el año 2015, dirigidas a mejorar
la calidad de vida de los pueblos, integrando "la dimensión humana
en el centro mismo del proceso de formulación de las políticas de
desarrollo" (Lapeyre y otros, 2006, p. 10).
¿Cuál es el problema con los onm? Analicemos esto en función
del primero de ellos, relacionado con el combate a la pobreza. El
problema estriba en que en la formulación de estos acuerdos no se
reconocen los problemas estructurales que están abriendo cada vez
más la brecha de la pobreza mundial. Todos los indicadores muestran
que la pobreza en la globalización no sólo se ha incrementado numéricamente, sino que los pobres se han hecho más pobres y los ricos
mucho más ricos, con lo que se posterga sine die la posibilidad de
alcanzar el desarrollo.
Como hemos visto, en la primera parte de este libro, el modelo
de desarrollo que se ha impulsado a través no sólo de las teorías, sino
sobre todo por las instituciones multinacionales ha tenido la tendencia de imitar el estilo de desarrollo de los países industrializados y sus
patrones de producción y consumo concomitantes. Se trata de un
estilo que no sólo ha generado desigualdad e inequidad, provocando
el surgimiento en los países en desarrollo de modernos enclaves que
benefician a una élite hecha a imagen y semejanza del mundo desarrollado, sino que han destruido el medio ambiente y sus recursos,
r
base material de todo desarrollo y soporte vital de los procesos bióticos y culturales. La estrategia impulsada en los ODM no implica
combatir la desigualdad, buscando mecanismos de redistribución de
la riqueza y de equidad social, sino combatir la pobreza mediante
esquemas simplificadores de la realidad en los que la población presuntamente beneficiada no tiene control de su proceso y modalidad
de desarrollo. Por el contrario, la "población meta" es vista como
cliente cautivo y pasivo de propuestas que no abren caminos alternativos al mejoramiento de la calidad de vida, y que son muy semejantes a los programas de ajuste estructural pasados. Son propuestas
asistencialistas de corte técnico cuyo principal objetivo es crear las
condiciones necesarias para facilitar la integración a la economía
globalizada y para minar resistencias y objeciones.
Aunado a lo anterior, esta estrategia mundial para los ODM que se
asume y se presume como un compromiso moral y ético de la sociedad posindustrial para con los pobres del mundo tiene dos agravantes. Primero, porque sólo incluye a la mitad de la población de pobres
en el mundo y, segundo, porque no pretende disminuir la cantidad
total de pobres, sino apenas la "proporción" de pobres respecto a la
población total. Ese es el verdadero perfil y nivel del compromiso en
el nuevo milenio.
PARADIGMAS DEL DESARROLLO SUSTENTABLE
En el cuadro 2, se muestra una tipología de paradigmas de desarrollo
sustentable construida por Colby (1991) mediante la cual realiza un
análisis comparativo de las principales tesis que, en ese momento, se
estaban planteando. Hemos recuperado este material debido a que pese
a la distancia del momento en que fue formulado, contiene numerosos elementos aún vigentes, sintetizados magistralmente, que pueden
contribuir a esclarecer la discusión sobre el particular.
Puede afirmarse sin duda alguna que no todos los paradigmas
comparados por Colby se inscriben dentro de una línea de pensamiento orientada a transitar hacia la sustentabilidad. Es el caso particular de la economía de frontera que responde al modelo económico convencional que ha promovido especialmente la corriente
neoclásica; pero su inclusión en el esquema es sumamente útil para
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DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
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Colby ( 1991) apudGonzález Gaudiano ( 1998, pp. 32-35).
la.E52.9.8.5igal
DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
183
contrastar propuestas en una clara intención de organizarlas por
niveles de radicalización.
Es preciso aclarar también que en su trabajo, Colby (1991) advierte que la visión sobre el problema del tránsito hacia la sustentabilidad
está cambiando rápidamente y que los "paradigmas" propuestos tienen mucha relación entre ellos, por lo que no deben verse como
"tipos puros". En cada uno de ellos existen numerosos desacuerdos
y muchas escuelas de pensamiento.
Para iniciar un comentario sobre este trabajo, detengámonos por
un momento en la noción de paradigmas de desarrollo sustentable.
Como hemos podido revisar a lo largo de este texto, el vocablo mismo de desarrollo sustentable se encuentra inscripto en un debate
muy complejo del que sus promotores no han podido dar cuenta
cabal. Las críticas al desarrollo sustentable oscilan entre considerarlo
un slogan a un oxímoron. Es decir, desde un recurso retórico que no
modifica ninguna de las aberraciones denunciadas en el proceso de
desarrollo hegemónico impulsado a la fecha, hasta un término internamente contradictorio donde sus dos componentes (desarrollo y
sustentabilidad) son mutuamente excluyentes entre sí, tal como fuerza (militar) de paz, copia original o desacuerdo unánime.
Por lo tanto, si entendemos con Thomas Kuhn a un paradigma
como una configuración de supuestos vinculados que constituyen
una constelación de creencias y valores compartidos por los miembros de una comunidad, que puede ser empleada como modelo o
sistema para encontrar soluciones a problemas al condicionar la
percepción que se tiene de los mismos, estamos muy lejos de poder
hablar de paradigmas de desarrollo sustentable. El desarrollo sustentable dista mucho de ser actualmente un consenso o constelación de
valores compartidos sobre el concepto mismo. Se trata a lo sumo de
una propuesta interesante inmersa, como decíamos, en una controversia que puede dar pistas sobre ciertas trayectorias civilizatorias por
recorrer, con una capacidad potencial para dar forma a sistemas sociales más justos y armónicos con el medio ambiente, si no es totalmente digerida por el establishment para prolongar por un tiempo más
el inequitativo y depredador statu quo.
En cuanto a la taxonomía sugerida por Colby, ésta se organiza
sobre un eje que transcurre de la postura más economista (economía
de frontera) a la más ecologista (ecología profunda), lo que también
podría caracterizarse como de la más antropocéntrica a la más eco-
184
DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
céntrica. La tabla condensa un gran número de los temas revisados
en este libro, concernientes a diversos planos analíticos que van desde la concepción de desarrollo con base en el progreso industrial, la
innovación tecnológica y el crecimiento económico sostenido hasta
el rechazo a los valores intrínsecos de la sociedad posindustrial en
defensa de los derechos de todos los seres vivos y por la reducción
sustantiva de sus absurdos niveles y modalidades de consumo. Pero
también identifica los instrumentos de política preconizados por cada
postura, así como sus temas principales, sus metodologías empleadas
y sus fallas más visibles. 6
Jiménez Herrero (2000, p. 263) aduce que nunca ha sido más
necesario que ahora atisbar el futuro mediante un nuevo debate que
supere "la visión hegemónica del corto plazo, la tiranía del 'presentismo' y la precariedad de anteponer lo urgente a lo importante. En
definitiva, recuperar la noción de largo plazo mediante una ética del
futuro participativa". El problema es, según este autor, saber si seremos capaces de encontrar un camino hacia ese futuro
pasando por fases de transición, más o menos graduales y con mayor intervención de los mecanismos institucionales, o si, por el contrario, se pueden
producir puntos de bifurcación con saltos evolutivos bruscos hacia nuevas situaciones poco previsibles, que incluso pueden tener un determinado grado de
sostenibilidad no predeterminada (Jiménez Herrero, p. 264).
INDICADORES DE SUSTENTABIL1DAD
A partir de Río de Janeiro (1992) y más particularmente de la creación de la Comisión de Desarrollo Sustentable, creada para dar seguimiento a los avances en el cumplimiento de la Agenda 21, se
inició un intenso trabajo dirigido a construir indicadores de desarrollo sustentable. Muchos países trabajan sobre indicadores de susten6 Otro interesante ejercicio para posicionar en un marco cartesiano las diferentes perspectivas del debate sobre el desarrollo sustentable, puede encontrarse en
Hopwood, Mellor y O'Brien (2005). Estos autores apoyándose en un trabajo previo
de Tim O'Riordan construyen un mapa bajo coordenadas ecocentristas y tecnocentristas contra la desigualdad social, que proporciona un útil punto de vista general
sobre las tendencias más acusadas.
DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
185
tabilidad ambiental; otros están haciendo un esfuerzo por articular
las dimensiones económica, social, ambiental e institucional del desarrollo, tratando de darle expresión a formas de monitorear el
avance hacia la sustentabilidad, aunque es un trabajo que no se logra
del todo, lo cual está en estrecha relación con la complejidad teórica,
con la disponibilidad de información de base confiable e incluso con
la falta de recursos para investigación y desarrollo tecnológico.?
Desde la CDS se ha venido piloteando una propuesta inicial de 134
indicadores, de los cuales México, que formó parte del grupo de
veintidós países voluntarios, ha estado reportando periódicamente
113 de ellos. Se ha trabajado sobre indicadores económicos, sociales,
ambientales e institucionales sobre un modelo ordenador de presiónestado-respuesta (PER) recomendado inicialmente por la OCDE.
Quiroga (2001, p. 17) señala que la falta de consenso sobre el
concepto de desarrollo sustentable es un factor básico que impide
avanzar más en estos esfuerzos, toda vez que la primer pregunta que
debe responder un país que quiere diseñar indicadores de desarrollo
sustentable es, precisamente, saber de qué se está hablando.
El nudo central en esta discusión es establecer qué cosa es lo que se quiere
sustentar en el tiempo, por ejemplo la calidad de vida, la capacidad de los
recursos naturales de proveer de ingreso económico, los modos de vida de
los pueblos originarios, la biodiversidad, o la gobernabilidad, por citar unos
cuantos. La mayoría de los expertos tiende a pensar que se trata de sustentar
el estilo de desarrollo basado en el crecimiento económico con mayor o
menor criterio de equidad, e incorporando un número determinado de
categorías ambientales. Se trataría de ver cómo una unidad territorial dada
(país o región) avanzan en forma simultánea en la producción económica,
la equidad social y la sostenibilidad ambiental.
La misma autora también señala que estamos intentando ingresar
a una etapa de construcción de indicadores de tercera generación,
buscando una mejor integración de los elementos sociales, económicos y ambientales, que sean verdaderamente vinculatorios, que tengan incorporados las dimensiones y sectores desde su concepción y
que se potencien sinérgicamente.
7 Un trabajo de recopilación sobre el desarrollo de distintos indicadores a nivel
regional y nacional puede verse en Quiroga (2001).
i86
DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
En el caso de México, el Instituto Nacional de Ecología de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y el Instituto Nacional
de Estadística y Geografía en 2000 publicaron un reporte sobre los 113
indicadores que han venido desarrollando en el marco del modelo PER.8
De estos indicadores 39 son de presión, 43 de estado y 31 de respuesta
los que, a su vez, por dimensiones se distribuyen en sociales (35), económicos (19), ambientales (44) e institucionales (15). Algunos ejemplos de los indicadores desarrollados en cada dimensión y de cada tipo,
se enlistan a continuación:
Ambientales
a] Extracción anual de agua subterránea y superficial (P)
b] Índice nacional de precipitación pluvial anual (E)
C] Proporción de la superficie forestal protegida respecto a la superficie forestal total (R)
Económicos
a] Consumo anual de energía por habitante (P)
b] Producto interno neto ajustado ambientalmente por habitante
o producto interno neto ecológico (E)
c] Gasto en protección ambiental como proporción del PIB (R)
Sociales.
a] Tasa neta de matrícula escolar en primaria (P)
b] Relación entre salarios medios de los hombres y mujeres (E)
c] Porcentaje del producto interno bruto destinado a la educación (R)
Institucionales9
a] Científicos e ingenieros empleados en investigación y desarrollo
experimental por millón de habitantes (E)
8 Las siglas indican la presión (p) que las actividades humanas ejercen sobre el
medio ambiente, modificando su estado (E), lo cual genera respuestas (R) de diverso tipo por parte de la sociedad y sus instituciones, en la forma de políticas, normas,
etc.
9 En el modelo no hay indicadores institucionales de presión, aunque debería
haberlos ya que varias secretarías y dependencias de gobierno, normas, profesiones
y organismos empresariales contribuyen negativamente al tránsito hacia la sustentabilidad.
DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
187
b] Programa de cuentas económicas y ecológicas integradas (R)
Existen otras aproximaciones para intentar operacionalizar un
índice de sustentabilidad (como el ya visto de la huella ecológica)
promovidos no sólo por países, sino también por organismos e instituciones (i.e. El Banco Mundial o el Fondo Mundial para la Naturaleza). Entre las muchas propuestas se encuentra The Wellbeing of Nations (El bienestar de las naciones) (Prescott-Allen, 2001). Se trata de
un trabajo construido mediante encuestas en 180 países, a partir de un
índice promedio llamado barómetro de la sustentabilidad en el que
se combinan 36 indicadores sociales y económicos con 51 indicadores
de calidad ambiental. Éstos indicadores integran dos índices considerados equivalentes. Sus correspondientes indicadores son:
A] Índice de bienestar humano
Salud y población (2)
Riqueza (14)
Conocimiento y cultura (6)
Comunidad (10)
Equidad (4)
B] Índice de bienestar de los ecosistemas
Suelo (5)
Agua (20)
Aire (11)
Especie y genes (4)
Uso de los recursos (11)
Ambos índices se intersectan para estimar el barómetro de sustentabilidad; asimismo, esta metodología determina un denominado
Índice de Estrés de Bienestar que remite a los daños ocasionados por
la sociedad para alcanzar su desarrollo. En la escala resultante el
mínimo para alcanzar la sustentabilidad es 81, donde los países mejor
posicionados son Suecia (64), Finlandia y Noruega (62.5), Islandia
(61.5) y Austria (61). Estados Unidos se encuentra en el lugar 27 con
52 puntos (73 y 31) y México en el sitio 150 con apenas 33 (45 y 21).
Esto implica que ningún país puede considerarse sustentable e incluso se está lejos de serlo y eso que en este estudio no se toma en
cuenta el efecto internacional de sus propios índices de bienestar, lo
r
DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
188
CUADRO 3. ÍNDICE DE DESARROLLO HUMANO, HUELLA ECOLÓGICA E
ÍNDICE DE BIENESTAR (BARÓMETRO DE SUSTENTABILIDAD) POR PAÍS
IDH'
Mundo
Noruega
Canadá
Súecia
Suiza
Estados Unidos
Francia
España
México
Perú
China
0.741
0.963
0.949
0.949
0.947
0.944
0.938
0.928
0.814
0.762
0.755
HUELLA
ECOLÓGICA'
W1 3 (BARÓMETRO DE
SUS FENTA BILIDAD)
2.23
5.8
7.6
6.1
5.1
9.6
5.6
5.4
2.6
0.9
1.6
62.5
60.5
64.0
60.5
52.0
52.0
46.5
33.0'
53.0
32.0
' Valor del índice de desarrollo humano. El desarrollo humano es más alto entre más
cercano esté el índice de la unidad.
2 Huella ecológica medida en hectáreas globales por persona. Entre más alto el valor
mayor consumo y deterioro ambiental.
3 Índice de bienestar (Wellbeing Index) es el punto en el barómetro de sustentabilidad
donde se intersectan el índice de bienestar humano (Hwv) y el índice de bienestar de
ecosistemas (zwz). La sustentabilidad se alcanza cuando el W1 es 81 o mayor.
FUENTE: elaboración propia con datos de PNUD (2005), WWF (2006) y Prescott-Allen
(2001), consultado en <www.sustainabilityca/>.
que sí es considerado por otras metodologías como el de la huella
ecológica.
Al igual que el IDH, la huella ecológica, el PINE y el barómetro de
la sustentabilidad a los que hemos hecho referencia a lo largo de
este documento, se han construido otros muchos índices que intentan reflejar de mejor forma la realidad. Entre ellos se encuentran el
índice de bienestar económico sustentable (IBES), el índice de progreso genuino (IPG), el índice del planeta vivo (un) y el índice de
sustentabilidad ambiental (IsA), entre otros que han sido formulados
por diversas organizaciones e instituciones. Uno de los más recientes
y originales es el índice del planeta feliz, o índice de la felicidad que
contempla la esperanza de vida y combina el impacto ecológico con
el bienestar para medir la eficiencia ambiental. Este índice revela
que la percepción de felicidad de la gente no está asociada con altos
DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
189
niveles de consumo de recursos.i° Dentro de los 178 países considerados en el estudio el más feliz es Vanuatu —un archipiélago en el
Océano Pacífico que incluso es uno de los países más amenazados
de desaparición por la elevación del nivel de mar a causa del calentamiento global—, con 68.2 puntos sobre una base de cien y el
menos feliz es Zimbabwe con 16.6 (fuertemente aquejado por el
val/sida). El índice de felicidad es una propuesta de la New Economics Foundation (NEF).
Todos los sistemas de indicadores e índices se enfrentan a diversos
desafíos que van desde su propia concepción teórica, hasta la ponderación numérica de los elementos que lo integran, pasando por la
adquisición y confiabilidad de los datos de base que les dan sustento.
Pero el principal desafío es que los índices se empleen efectivamente para tomar decisiones de política, así como para formar corrientes
de opinión pública. Esto es algo que no está ocurriendo del todo,
por lo que pese a sus dificultades de construcción y de difusión periódica, muchos índices se quedan como meros ejercicios académicos
o se usan sólo como referencias documentales para estudios de diagnóstico y pronóstico.
A MANERA DE CONCLUSIÓN: UN DEBATE ABIERTO
A lo largo de este libro hemos intentado mostrar las diversas trayectorias en las que se ha movido la discusión sobre el desarrollo, desde
la formulación de las teorías de desarrollo, con las primeras aportaciones de la escuela neoclásica y su visión evolucionista con Lewis y
Rostow, hasta el enfoque keynesiano de Prebisch, Furtado y Sunkel,
entre otros destacados pensadores latinomericanistas que fueron los
creadores del enfoque de la teoría económica estructuralista. Esta
etapa fundacional relacionada con los años cuarenta tuvo un fecundo periodo de análisis y propuestas que, con el tiempo se convirtieron
en fundamentadas críticas que dieron origen al surgimiento del
pensamiento radical latinoamericano en las obras de Frank, Dos
Santos y Marini, por mencionar algunos, conocido como teoría de la
dependencia.
10
Véase cwww.happyplanetindex.org/index.htm>, consulta 8/04/08.
190
DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
Cuando las dictaduras militares ahogaron el pensamiento crítico
y obligaron a la Cepal a asumir una visión ecléctica, el pensamiento
latinoamericano se sumergió en una traumática parálisis. Fue en
Europa, concretamente en Francia, donde es asumido el relevo fundacional apareciendo las propuestas de Aglietta, Boyer, Lipietz y
Coriat, entre otros que dieron vida a la teoría de la regulación, cuya
principal aportación fue demostrar la crisis del régimen de acumulación dominante en los países desarrollados, conocido como fordismo y la apertura de una nueva etapa que requería para su cabal
transición de la creación de una banca supranacional que regulara
las transacciones financieras de las instituciones privadas y públicas
en el marco de la globalización. Esta gran tarea implicaba someter
las ganancias especulativas a las necesidades del sistema productivo
e impedir que aquéllas fueran mayores a las últimas, como lo proponía Keynes.
La historia demostró con la emergencia del neoliberalismo propuesto por Hayek y Friedman, cómo la supremacía del capital financiero subordinó el desarrollo de los sectores productivos y los grandes
proyectos institucionales como el Estado del bienestar, mediante la
negativa a la intervención y regulación estatal y la supremacía del
funcionamiento de las leyes del mercado y la liberalización económica. Sin embargo, la tradición humanista e institucionalista expresó
una visión alternativa en torno a la teoría del desarrollo humano de
Amartya Sen que en mucho ayudó a nutrir un nuevo panorama que
articulaba el crecimiento económico con la equidad social.
Por otro lado, y aunque en pararelo, desde los años sesenta habían
empezado a surgir las preocupaciones al crecimiento demográfico
exponencial, primero, y al modo de producción industrialista, después, con sus graves implicaciones para el medio ambiente y la conservación de la vitalidad y diversidad del planeta, había el acuerdo
tácito tanto en el mundo desarrollado como en el subdesarrollado,
e incluso en los países de la órbita socialista, sobre qué desarrollo
debía impulsarse. Nadie se oponía a la idea, de que sin ser perfectos,
los países industrializados habían alcanzado un nivel de desarrollo
caracterizado por grados de bienestar muy altos, que se expresaban
en elevados niveles de empleo, calidad de vida, eficiencia productiva,
altos índices de escolaridad y de desarrollo científico y tecnológico,
seguridad, longevidad, etc. Ese era el desarrollo deseable. Los obstáculos que se identificaban para lograrlo eran de carácter socio eco-
DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
191
nómico, pero no de tipo natural. No se pensaba en la conexión desarrollo y medio ambiente. Y se creía además que los países atrasados
podrían superar sus actuales condiciones, sin que los que estaban
arriba tuvieran que sacrificar los logros alcanzados. Igualación no
implicaba redistribución (Sutcliffe, 1995).
Esta concepción, en la que el medio ambiente se había convertido
en materia prima de los procesos productivos, en mero recurso natural para satisfacer las necesidades humanas, dio origen a un inédito y ubicuo movimiento social para la protección del medio ambiente. De la política, los temas ambientales se desplazaron a todos los
campos del pensamiento y la acción humana, constituyendo una
verdadera revolución. Esto es, el giro ambiental ha contribuido significativamente tanto a desconfigurar la estructura positivista de las
disciplinas científicas para dar cuenta de áreas de interfase multidisciplinaria y multidimensional para interpretar los complejos problemas contemporáneos, como a darle a la acción social y política una
dimensión de la que había carecido antes.
Ambas trayectorias, la del desarrollo económico con su componente de equidad social que le proporcionó el desarrollo humano,
como la de la conservación de la calidad del ambiente, para las
generaciones presentes y futuras, tuvieron una convergencia constituyendo la propuesta del desarrollo sustentable. Se trata de trayectorias
múltiples que se entrecruzan y muestran un territorio epistemológico
y político sumamente complejo.
Una primera conclusión general que es posible obtener de todo
ello, es que la sustentabilidad no tiene una única expresión, y debe
verse como un proceso y no como una meta predefinida en espacio
y tiempo. Es un proceso que nos puede permitir avanzar hacia un
nuevo horizonte de posibilidad con equidad social y conservación de
la calidad del ambiente, si se cumplen condiciones que, al menos por
el momento, aún no se encuentran en la escena política y social.
Empero, varios elementos positivos concretos pueden desprenderse
de la aparición de la sustentabilidad en la escena internacional:
Primero, se ha hecho cada vez más evidente la existencia de los límites físicos a los procesos de desarrollo y, sin negar el gran potencial
que la ciencia y la tecnología han alcanzado para incrementar sustantivamente la eficiencia de los procesos productivos, ello no borra
los límites existentes. Superado un cierto umbral de satisfacción de
necesidades básicas, ningún crecimiento sostenido es sustentable.
192
DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
Segundo, también es claro que el modelo actual de desarrollo
capitalista centrado en el crecimiento a ultranza, de enfoque productivista orientado sólo a optimizar beneficios y buscando una alta
rentabilidad de corto plazo, es insustentable y, por ende, inequitativo
en la distribución de los costos y beneficios del proceso de desarrollo
mundial.
Tercero, no hay una única concepción de desarrollo sustentable,
por lo que, en todo caso, su validez y posibilidades de instrumentación dependerán de las condiciones, plazos y escalas de cada ámbito,
así como de la aplicación de enfoques de sistemas complejos.
Cuarto, existen numerosos problemas para operacionalizar satisfactoriamente el desarrollo sustentable, para avanzar en esa dirección
se requerirán esfuerzos teóricos y decisiones pragmáticas, pero sobre
todo mucha voluntad política y ética.
Quinto, el desarrollo sustentable es irrealizable en entornos precarios, vulnerables y carentes de los servicios y satisfactores más elementales, en circunstancias de conflictos bélicos y de violencia sistemática, en ausencia de un Estado de derecho y en situaciones de
anomia cultural, tanto como si no tienen lugar verdaderos ejercicios
democráticos de participación social consistente y bien informada
que definan nuevas reglas de decisión colectiva y de solución de
conflictos.
Sexto, con todo, se ha fortalecido, aunque todavía en un nivel
insuficiente, la puesta en marcha de políticas de ecoeficiencia, producción limpia, reciclaje, impulsando con ello la investigación científica y el desarrollo tecnológico en áreas afines, e incluso promoviendo nuevas disciplinas de interfase (agroecología, economía ecológica,
bioética, socioecología, etc.).
Séptimo, comienza a catalizarse la transparencia y la gestión de la
información y el conocimiento para la acción pública, con base en
configuraciones más articuladas que incluso podrían revitalizar el
interés ciudadano y la decaída participación de la sociedad civil organizada hacia estrategias que incidan más en la política y se orienten
a la defensa de derechos sociales y a la justicia ambiental. Una vigorosa alianza entre movimientos ciudadanos en pro de la justicia
ambiental y de la justicia social podría inducir procesos de cambio
en las estructuras de poder que abusan tanto del ambiente como de
la gente. Construir esta alianza podría ser el principal objetivo de una
redireccionada educación para el desarrollo sustentable.
DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
1 93
Octavo, la aparición del desarrollo sustentable ha permitido reactivar un debate sobre políticas y modelos de desarrollo, sobre la
justicia social y el respeto a las diferencias que había venido menguando junto con la guerra fría con base en las tesis de las concepciones neoliberales centradas en el mercado.
Noveno, ese debate ha dejado muy en claro que el proceso de
desarrollo impulsado por la globalización, con base en la industrialización a gran escala, es a todas luces insustentable y estará cada vez
más llevándonos a escenarios de catástrofe ecológica y agudización
de las obscenas desigualdades existentes. Ello conlleva el riesgo de
convertirse en el caldo de cultivo de una creciente polarización social
que comienza a cobrar nuevas expresiones de radicalidad.
Décimo, la sustentabilidad puede ser una propuesta viable si nos
conduce a un nuevo esquema de política internacional más justo y
equitativo y no se deja secuestrar por los rígidos modelos e insensibles
intereses que hegemonizan el espacio económico, social y ambiental
del desarrollo.
A lo largo de este libro, hemos descrito varias trayectorias sobre la
concepción del desarrollo que han corrido en forma paralela, entrecruzándose en varios momentos, con bifurcaciones y atajos, pero que
al final parece que convergen en la noción de desarrollo sustentable.
Como hemos visto, se trata de una noción en debate, pero que su
sola presencia en la escena pública, académica, de la lucha social,
fecunda de diversas maneras la construcción de propuestas.
El concepto original de desarrollo consideraba a la equidad social
como un subproducto, una externalidad; primaba en su orientación
la búsqueda del crecimiento económico a toda costa, considerando
que los beneficios se distribuirían en forma socialmente proporcional
y sus efectos negativos podrían corregirse en un momento posterior.
Ambas premisas devinieron falsas en la arena política de la segunda
mitad del siglo xx y nutrieron la aparición del desarrollo humano,
cuya tendencia es invertir la ecuación: el crecimiento económico
debe verse como una consecuencia del bienestar social, puesto que
no se justifica per se.
Ese mismo concepto original de desarrollo manifestó también un
ignorante desdén por la conservación de la base material en la que
se sustentaban todos sus procesos y creaban las condiciones básicas
de una vida con calidad: el medio ambiente. El análisis desarrollosubdesarrollo soslayó durante mucho tiempo la dimensión ambiental,
194
DEBATE SOBRE EL DESARROLLO
la que al incorporarse al debate ha dado cuenta de que eso que hemos llamado desarrollo es, en su expresión actual, insustentable.
Sin embargo., dos importantes vertientes de análisis quedan aún
por dirimirse en toda esta discusión. La primera es que el tránsito
hacia la sustentabilidad debe buscarse en una perspectiva global,
porque dada la interdependencia creciente no se puede ser sustentable circunscribiendo los alcances a una dimensión territorial por
grande y aislada que se quiera concebir, cerrando los ojos y dejando
a su suerte a enormes contingentes humanos. Esto remite a la sustentabilidad social. La segunda es que la sustentabilidad global no
puede alcanzarse extrayendo más recursos del planeta; estamos ya
muy por encima de la capacidad de los ecosistemas para seguir prestando los servicios ambientales que asumimos como bienes comunes,
gratuitos e ilimitados. Por ello, todo esfuerzo por impulsar el bienestar de la parte menos desarrollada del mundo, debe darse sobre la
base de una redistribución radical de los países y grupos que ahora
concentran la mayor parte de los beneficios. Eso remite a la sustentabilidad ambiental. Ambas, la social y la ambiental, junto con la
económica, deben armonizarse porque son intrínsecamente constitutivas de una verdadera noción del desarrollo.
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ÍNDICE
AGRADECIMIENTOS
7
PRÓLOGO por VÍCTOR M. TOE
INTRODUCCIÓN
11
1. LA EMERGENCIA DE LAS TEORÍAS DEL DESARROLLO
Y SU DELIMITACIÓN HISTÓRICA
15
2. LA VISIÓN NEOCLÁSICA: EL DUALISMO Y LAS ETAPAS
DE CRECIMIENTO
24
2.1 ARTHUR LEWIS Y LA SOCIEDAD DUAL,
TOW Y LAS ETAPAS DEL DESARROLLO,
24; 2.2 WHITMAN ROS-
28
3. EL ENFOQUE LATINOAMERICANO Y LA ECONOMÍA
ESTRUCTURALISTA
33
3.1 LA TEORÍA DE LA CEPAL DE RAÚL PREBISCH Y EL PARADIGMA
KF.YNESIANO, 33; 3.2 LA TEORÍA DE LA DEPENDENCIA Y EL PARADIGMA MARXISTA, 47
4. REFORMULACIONES TEÓRICAS Y NUEVAS
APORTACIONES EN LOS AÑOS SETENTA: HACIA NUEVOS
HORIZONTES ANALÍTICOS
62
4.1 LA AUTOCRÍTICA: El. ENFOQUE UNIFICADO DE LA CEPAL, 62; 4.2
LA ACTIVACIÓN DEL PENSAMIENTO AMBIENTALISTA, 68
5. EL ENFOQUE FRANCÉS Y LA TEORÍA DE LA REGULACIÓN
85
5.1 MODOS DE REGULACIÓN Y LA RELACIÓN SALARIAL: LA MONOPOLISTA (1930
-1980), 90; 5.2 TEORÍA DEL RÉGIMEN DE ACUMULACIÓN FORDISTA, 92
6. LOS AÑOS OCHENTA: NUEVAS TENSIONES ENTRE
TEORÍA E HISTORIA
6.1 EL REGRESO DE LA VISIÓN NEOCLÁSICA: NEOLIBERALISMO Y
MERCADO GLOBAL , 104; 6.2 LA TEORÍA DEI. DESARROLLO HUMANO
Y EL PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO
[215]
104
216
Otros títulos en Siglo XXI Editores
(PNUD), 112; 6.3 LA GESTACIÓN DE UNA NUEVA PROPUESTA TEÓRICA: LA SUSTENTABILIDAD DEI. DESARROLLO, 118
7. EL DESARROLLO SUSTENTABLE: RAÍCES DE UNA
CONVERGENCIA ESPERADA
122
Enrique Leff
7.1 EL CONCEPTO DE DESARROLLO SUSTENTABLE, 122; 7.2 LA DI-
Aventuras de la epistemologia ambiental
MENSIÓN AMBIENTAL DEL DESARROLLO, 133; 7.3 LA CONCERTACIÓN INTERNACIONAL SOBRE. EL DESARROLLO SUSTENTABLE, 156
8. EL DEBATE SOBRE EL DESARROLLO SUSTENTABLE
Discursos sustentables
65.)
8.1 LAS ARISTAS CRÍTICAS, 169; 8.2 LA CULTURA Y LA ÉTICA: LA
Saber ambiental: sustentabilidad, racionalidad,
complejidad. poder
CARTA DE I.A TIERRA Y LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO DEL MILENIO, 173; 8.3 PARADIGMAS DEI. DESARROLLO SUSTENTABLE , 180;
Carlos Walter Porto GonQalves
8.4 INDICADORES DE SUSTENTABILIDAD, 184; A MANERA DF: CONCLUSIÓN: UN DEBATE ABIERTO, 189
BIBLIOGRAFÍA
Geo-grafias. Movimientos sociales. nuevas
territonalidades y sustentabilidad
1 95
Mauricio Schoijet
Limites del crecimiento y cambio climático
Vandana Shiva
Las guerras del agua
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