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Apego Emocional a Mascotas: Impacto Psicológico

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CENTRO UNIVERSITARIO VASCO DE QUIROGA DE HUEJUTLA
Clave de incorporación de la Institución 88-95-25
ASIGNATURA:
INTRODUCCIÓN A LA METODOLOGÍA DE INVESTIGACIÓN PSICOLÓGICA I
CLAVE: 1202
SEMESTRE: SEGUNDO
TEMA: INVESTIGACIÓN DEL IMPACTO QUE TIENE EN LAS PERSONAS EL APEGO
EMOCIONAL HACIA UNA MASCOTA
DOCENTE:
PSIC. KAREN GUADALUPE HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ
NOMBRE DEL ALUMNO (A):
EDITH SANTIAGO TAPIA
FECHA DE ENTREGA: 26 DE ENERO DE 2025
EL IMPACTO QUE TIENE EN LAS PERSONAS EL APEGO EMOCIONAL
HACIA UNA MASCOTA:
El apego emocional es un lazo afectivo que se crea entre una persona y su animal de compañía.
Este vínculo es similar al que se establece con familiares o amigos cercanos.
A lo largo de la historia los animales han cumplido labores fundamentales para el hombre, pero
su rol con el tiempo ha mutado y uno de ellos se relaciona con ser una compañía para sus dueños.
Pues, las mascotas ejercen una influencia positiva en la salud y el bienestar de los seres
humanos; aspectos psicológicos, fisiológicos y terapéuticos.

Los consideran como un factor protector contra enfermedades cardiovasculares

Ha ayudado a reducir el estrés de sus propietarios

Permiten la interacción de sus propietarios con el medio social
Numerosos son los estudios que han demostrado como las mascotas influyen de manera positiva
en la salud y en el bienestar humanos. Las investigaciones científicas han clasificado estos
efectos en cuatro áreas específicas: terapéuticos, fisiológicos, sicológicos y sicosociales
Terapéutico
Tiene como objetivo introducir a un animal de forma permanente o con una regularidad
específica en el entorno de una persona, con el fin de permitir que se establezca una unión
afectiva.
La terapia física es otra forma de obtener efectos terapéuticos a través de los animales, la forma
más conocida es la equinoterapia. Permite mejorar la función motora, el tono muscular, la
postura, el equilibrio, la coordinación y la ubicación sensomotora. Ha sido utilizada en pacientes
con síndrome de Down, parálisis cerebral, esclerosis múltiple, retraso en el desarrollo y trauma
cerebral.
Fisiológicos
La tenencia de mascotas es un factor protector para las enfermedades cardiovasculares, pueden
modificar varios factores de riesgo: se disminuye la presión arterial, se reduce la frecuencia
cardíaca, la ansiedad y el estrés por soledad y se liberan endorfinas al acariciar a las mascotas.
Los autores Meer et al y Hesselmar et concluyeron que tener un perro o gato como mascota
durante los primeros años de vida es un factor protector contra las enfermedades alérgicas como
el asma, la atopía y la rinitis alérgica.
Sicológico
Las mascotas ayudan a disminuir las alteraciones psicológicas, reducen la sensación de soledad e
incrementan el sentimiento de intimidad, conduciendo a la búsqueda de la conservación de la
vida en personas enfermas. En estados de depresión, estrés, duelo y aislamiento social, las
mascotas se convierten en un acompañamiento incondicional, aumentando la autoestima y el
sentido de responsabilidad, que necesariamente genera una mejor integración con la sociedad.
Sicosocial
Como antídoto para el anonimato humano en los sitios públicos de la actual sociedad,
promoviendo así la interacción entre personas desconocidas. Tienen una mayor facilidad de
socialización, de establecer el vínculo de la confianza en las relaciones interpersonales y de tener
una mayor participación en eventos comunitarios y apropiación de parques y otras áreas
recreativas con su mascota
La teoría clásica del apego lo describe como un vínculo emocional duradero y profundo entre
dos personas, que se caracteriza por que los individuos involucrados sienten cierta seguridad
cuando están juntos. El principio de esta teoría en que el apego se relaciona con una necesidad
básica e intrínseca de los seres humanos.
A través de la historia el perro ha tenido diversas funciones: cazador, pastor, guardián, de
tracción, fuente de calor, camillero en las guerras, de rescate, en el espectáculo, para el deporte y
como hoy día de compañía.
Los canes han sido compañeros fieles de reyes, emperadores, de la aristocracia, pero también de
personas de escasos recursos económicos, no siendo esto un impedimento para la entrega de su
amor y lealtad. Afortunadamente para nuestro fiel compañero, aquellos tiempos de tanta crudeza
han quedado atrás; una forma de compensar y enmendar todas las desavenencias, es darle el
cariño y trato que se han ganado a través de los tiempos.
Los perros que son percibidos como parte de la familia, pasan más tiempo dentro de la casa y sus
dueños comparten más actividades (como pasearlos, entrenarlos y jugar con ellos). El apego del
animal doméstico es más alto entre la gente sola, divorciada, viuda, y vuelta a casar, así como
entre parejas sin hijos, recién casados, y nidos vacíos.
Los hombres y las mujeres pueden tener diferentes respuestas hormonales a la interacción con
sus perros, ya que las mujeres aumentan su nivel de oxitocina (un neuropéptido cada vez más
reconocido por su papel en la vinculación, la socialización y el alivio del estrés) al relacionarse
con sus perros, a diferencia de los hombres. El vinculo con el dueño parecía modular el
comportamiento y apego entre dueños y mascotas, teniendo la oxitocina también un papel en la
respuesta del animal. El apego puede ejercer una influencia significativa en la evaluación y
selección de la pareja.
Una mascota puede ayudar a disminuir los sentimientos de soledad, especialmente para que las
mujeres que viven solas, y compensar la usencia de la compañía humana. Algunos autores
hallaron que las mujeres que vivían con mascotas solamente, con otras personas y mascotas, y
con otras personas, pero sin mascotas.
Los perros desempeñan un papel más prominente como herramientas sociales en el campo de las
citas que los gatos, dado que los perros son más sociales y, asimismo, requieren un cuidado más
constante, por lo que los perros pueden ser una mejor medida de la capacidad de cuidado que
tiene un compañero potencial.
Hoy, la relación humano-animal de compañía, la cual una vez se consideró simple curiosidad o
amor mal direccionado, se ha desarrollado recientemente como un asunto de investigación serio
y respetado, de particular interés en el ámbito de la salud humana.
Recientemente, algunas noticias basadas en opiniones de especialistas en medicina veterinaria
han destacado que el establecimiento de vínculos parentales con los animales de compañía se
manifestaría en personas que carecen de vínculos humanos y estaría íntimamente relacionado
con patologías psiquiátricas humanas. Incluso, en una columna de opinión, el periodista Katz
propuso un nuevo trastorno mental que denominó Petofilia (Petophilia) y que caracterizó como
un amor excesivo hacia las mascotas que lleva a las personas al aislamiento en tanto estas
sustituirían la necesidad de contactos interpersonales.
En el ámbito académico, las investigaciones sobre estos puntos tienden a destacar que las
personas que tienen vínculos intensos con sus animales de compañía no parecen diferenciarse de
aquellas que no desarrollan este tipo de vínculos en términos del tamaño o de la calidad de su red
social, de necesidades sociales insatisfechas, ni tampoco en términos de patología mental.
Un estudio mostró que los custodios de perros no diferían en los niveles de antropomorfismo del
animal de acuerdo con si tenían o no pareja, si tenían o no hijos, ni tampoco si en caso de
tenerlos vivían o no con estos. Dos de cada tres participantes tendían a considerar que sus perros
eran como hijos para ellos, sin diferencias entre grupos de custodios que eran padres y quienes
no. Así, es posible identificar patrones cognitivo-conductuales y emocionales disfuncionales,
que provocan malestar a los individuos y que quedan enmarcados dentro del vínculo que estos
establecen con sus animales de compañía.
Entendemos que los animales de compañía ocupan un lugar destacado en la vida humana, de
modo que es posible que, en mayor o menor medida, existan manifestaciones de gran parte de los
trastornos mentales que puedan ligarse a la presencia de animales, o describir sus síntomas en
torno a esto. Por ejemplo, una persona con trastorno obsesivo-compulsivo puede sentir la
necesidad de reasegurar que ha dejado la ventana cerrada por temor a que su gato escape y muera
atropellado.
Sin embargo, el diagnóstico no requiere la presencia del animal. Los trastornos mentales en los
que identificamos la presencia necesaria de animales y de un potencial vínculo con estos, son
escasos. A estos los hemos denominado trastornos psiquiátricos del vínculo humano-animal, e
incluyen: (1) trastorno por acumulación de animales, (2) trastorno de duelo complejo persistente
por la pérdida de animales, (3) trastorno de ansiedad por separación de los animales, y (4)
trastornos por atracción sexual hacia los animales.
TRASTORNO POR ACUMULACIÓN DE ANIMALES
El trastorno por acumulación—a veces referido como síndrome de Diógenes—implica un
trastorno del comportamiento caracterizado por conductas de acumulación, falta de higiene
doméstica, negligencia personal y escasez de consciencia de lo problemático de su conducta con
respecto a sus condiciones de vida. Como personas que: (1) acumulan un gran número de
animales, (2) no pueden proporcionar las condiciones mínimas necesarias para su nutrición,
bienestar y atención veterinaria, y (3) no actúan sobre los animales en estado de deterioro o sobre
el efecto negativo de la acumulación en su propia salud y en la de otros miembros de la familia.
La importancia de notar que el fenómeno no es definido por el número de animales en un hogar,
sino por la incapacidad del acumulador de proveer los cuidados adecuados.
TRASTORNO DE DUELO COMPLEJO PERSISTENTE POR LA PÉRDIDA DE
ANIMALES
Las personas que tienen animales de compañía son conscientes de que probablemente
experimentarán la muerte de estos. La percepción de que será traumático el momento en que el
animal muera es considerada un indicador de proximidad emocional del custodio.
Si bien para muchas personas la muerte de sus animales puede ser un evento muy estresante, es
claro que para otros puede tener escasa significación en sus vidas. la pérdida de un animal de
compañía puede dar lugar a un proceso de duelo, y esto dependerá del tipo de vínculo que
humano y animal hayan compartido. las reacciones de duelo frente a la pérdida dependen del
apego desarrollado a la mascota, no solo respecto de su intensidad, sino de su tipo.
Para Zilcha-Mano et al. (2011) Estos autores mostraron que las personas que puntuaban alto en
apego ansioso a las mascotas tendían a incrementar sus reacciones frente su muerte (e.g.,
malestar, rumiación y sensación de pérdida de propósito), mientras que las personas con mayores
puntajes en apego evitativo hacia la mascota tendían a desactivar estas reacciones de duelo y a
permanecer relativamente indiferentes.
TRASTORNO DE ANSIEDAD POR SEPARACIÓN DE LOS ANIMALES
Los humanos, como muchos animales sociales, están biológicamente predispuestos a buscar y
mantener contacto físico y conexión emocional con figuras selectas que se vuelven familiares, a
las que se les confía protección física y psicológica. Esto es lo que se conoce como vínculo de
apego, e incluye comportamientos de búsqueda de proximidad.
Cuando la accesibilidad a la figura de apego se vea amenazada se evocarán respuestas de
protesta y medidas para evitar la separación o la pérdida, y la pérdida permanente evocará dolor
y duelo. Síntomas presentes en el trastorno son la preocupación excesiva y persistente por la
posibilidad de ser separado forzosamente de la figura de apego, pesadillas repetidas sobre el
tema de la separación, quejas por síntomas sufridos al anticipar la separación (e.g., migraña,
náuseas, dolor de estómago y vómitos) y miedo a estar solo. Una figura de apego adulta para una
persona puede ser un esposo, un miembro de la familia, un amigo cercano o bien un animal de
compañía.
TRASTORNOS POR ATRACCIÓN SEXUAL HACIA LOS ANIMALES
Producciones culturales de todo el mundo reflejan que los seres humanos han mantenido
relaciones sexuales con otras especies animales a lo largo de toda su historia.
Si bien se han empleado diversos términos y definiciones asociadas con la atracción sexual
hacia los animales, los más frecuentes son bestialidad y zoofilia. El primero, se refiere a
cualquier contacto sexual entre un humano y un animal no humano. El segundo remite a una
elección de objeto amoroso o sexual animal, es decir, la atracción sexual incluye un apego
emocional.
Tradicionalmente, la mera atracción sexual hacia los animales constituía criterio suficiente para
diagnosticar un trastorno mental. En la actualidad, para que la zoofilia —y cualquier otra
parafilia— sea diagnosticada como un trastorno mental se requiere la experiencia interna de
malestar y deterioro funcional. En la tercera edición del DSM (APA, 1984), la zoofilia se
clasificaba dentro de la categoría parafilia específica, caracterizada por presencia de fantasías o
conductas sexuales con animales. En el DSM-IV (APA, 1994) se mantuvieron los criterios
diagnósticos, aunque el trastorno se reubicó como parafilia no especificada, junto con otras
parafilias consideradas poco frecuentes. En la quinta y última edición (DSM 5), se agrupó como
otro trastorno parafílico especificado (APA, 2013), siendo apenas mencionado y sin
desarrollarse, a partir de su supuesta baja incidencia.
En suma, las prácticas sexuales humanas que incluyen animales son un fenómeno omnipresente
en la humanidad. Estas prácticas pueden incluir motivaciones, emociones y conductas
sumamente diversas, por lo que es conveniente emplear diagnósticos diferenciales entre diversos
trastornos por atracción sexual hacia los animales.
Claramente, no todas las personas que sienten atracción sexual hacia animales padecen un
trastorno mental, en tanto parte de estos sujetos se sienten satisfechos consigo mismo, sin
manifestaciones de malestar ni disfuncionalidad. Si bien, muchos destacan haber conseguido
autoaceptación, la mayor parte de ellos indica no sentirse integrados a la sociedad, por lo que, en
esos casos, el trastorno parafílico puede ser diagnosticado.
BIBLIOGRAFÍA
Fuente Cuiñas, A. A., Longo, A. G., & Vailati, P. A. (2022). PANKs Y PETS: un apego casi
maternal. Revista de Psicología, 31(2), 1-10. Recuperado de http://dx.doi.org/10.5354/07190581.2022.69225
Gómez, L. F., Atehortua, C. G., & Padilla, S. C. O. (2007). La influencia de las mascotas en la
vida humana. Revista Colombiana de Ciencias Pecuarias, 20(3), 377-386. Recuperado de
https://bit.ly/3UYW7uN
Videla, M. D., & Reyes Plazaola, P. T., (2021). Trastornos psiquiátricos del vínculo humanoanimal: psicopatologías del afecto hacia los animales de compañía. Revista de Psicología, 21(1),
135-154 | 2022 | ISSN 2422-572X. Recuperado de https://doi.org/10.2422572Xe094
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