CANCER DE PELVIS RENAL Dra. Mariela Pow-Sang G. EPIDEMIOLOGIA Los carcinomas de la pelvis renal y el uréter representan el 1% de todas las neoplasias genitourinarias, y corresponden el 10% de las neoplasias renales y el 5% de los tumores uroteliales1. Esta neoplasia es dos a tres veces más frecuente en hombres que en mujeres, y la incidencia más alta es en la sexta y séptima décadas de la vida 2, 3. ETIOLOGIA Es probable que cambios genéticos inducidos, ya sea por herencia o ambientales, similares o idénticos a aquellos involucrados en el cáncer de vejiga, se combinen para generar el fenotipo maligno del carcinoma de la pelvis renal. Se han descrito formas hereditarias del carcinoma a células transicionales del tracto urinario superior tales como el sindrome de Lynch ll (un cáncer familiar). En este sindrome el cáncer del tracto urinario superior se presenta a edad mas temprana, 55 años, y predomina el sexo femenino 4, 5. Varios factores de riesgo han sido identificados para el desarrollo del carcinoma a células transicionales del tracto urinario superior. Uno de los más importantes es el tabaco; los fumadores de tabaco tienen un riesgo de 2.6 a 4.5 veces para el desarrollo de estos tumores 6. Se ha documentado una fuerte relación dosis-efecto, siendo mayor el riesgo en los fumadores de larga data 7. Se ha asociado la ingesta de analgésicos fenacetínicos con el carcinoma a células transicionales del tracto urinario superior. Steffens 8 reportó que el 22% de los pacientes con tumores de la pelvis renal y el 11% con tumores uroteliales tienen antecedente de abuso de analgésicos. El periodo de latencia varió de 24 a 26 años. En pacientes con necrosis papilar renal el riesgo aumenta a 20 veces 9. Se ha observado que la fenacetina sola no es el único causante de la nefropatía por analgésicos, y que casi todos los casos ocurrieron en pacientes que tomaban preparaciones que con frecuencia incluían cafeína, codeína, acetaminofen y aspirina u otros salicilatos 10. Los individuos con nefropatía balcánica endémica tienen un alto riesgo a desarrollar carcinoma a células transicionales del tracto urinario superior 11-14. La nefropatía Balcánica endémica es una enfermedad renal tubulo-intersticial crónica que ocurre en granjeros que viven en Rumania, Bulgaria y la antigua Yugoslavia 11. La mayoría de los pacientes son afectados durante la quinta a sexta décadas de la vida. En estas regiones endémicas el riesgo es 100 veces mayor 15. Aproximadamente el 40% de personas con nefropatía Balcánica endémica desarrollan tumores del tracto superior 14. La mayoría de estos tumores son de bajo grado, y el 10% son bilaterales 11-14. Hay una alta incidencia de cáncer de pelvis renal y uréter en personas que trabajan con compuestos químicos, plásticos, asfalto, carbón y alquitrán 9. También se ha incriminado a la ciclofosfamida el inducir carcinoma a células transicionales del tracto urinario superior 16. La infección bacteriana crónica asociada a cálculos urinarios y obstrucción predispone a los individuos a carcinoma epidermoide o menos frecuentemente al adenocarcinoma urotelial 17. Otra nefropatía asociada a la ingesta de hierbas chinas para reducir de peso, contaminadas con A. fangchi, causa carcinoma urotelial 18. La exposición y la ingesta prolongada de esta hierba se correlacionó directamente con el riesgo a desarrollar cáncer. El 67% de los pacientes cuya ingesta acumulada fue mayor a los 200 gramos, tuvieron cáncer al momento de la nefroureterectomía 18. Sorprendentemente el tiempo medio de exposición fue de sólo 2 años. El carcinoma a células transicionales es una enfermedad de todo el urotelio. Los pacientes con carcinoma a células transicionales del tracto urinario superior tienen el riesgo a desarrollar tumor en el tracto urinario contralateral de 2% a 5% 19. Aproximadamente el 50% de pacientes con tumor en el tracto urinario superior desarrollan cáncer de vejiga en cualquier momento de la evolución de la enfermedad 3, 20, 21. Sólo del 2% a 4% de pacientes con carcinoma a células transicionales de la vejiga desarrollan tumor en el tracto urinario superior 22. Sin embargo, Herr reporta una incidencia de hasta un 20% a desarrollar enfermedad en la pelvis renal en pacientes con cáncer superficial de vejiga multifocal y recurrente 23. Hay una alta tasa de recurrencia (30% a 75%) de carcinoma a células transicionales en el muñón ureteral si se realiza sólo la nefrectomía para los tumores del tracto urinario superior 3, 24, 25. PATOLOGÍA El 90% de los tumores de la pelvis renal y el uréter son carcinomas a células transicionales 26. La morfología de estas lesiones son similares a las lesiones encontradas en la vejiga. Dos tercios de los tumores se localizan en la pelvis renal. El 5% de los tumores ureterales se localizan en el uréter proximal, 25% en el uréter medio y 70% en el uréter distal 27. El carcinoma epidermoide representa del 5% al 10% de los tumores de la pelvis renal, y se presenta generalmente en estadíos avanzados, por lo que son considerados de mal pronóstico 28. Se puede asociar con cálculos renales pélvicos, infección e inflamación crónica. Los adenocarcinomas representan menos del 1% de los tumores uroteliales del tracto urinario superior. Se ha descrito su asociación con cálculos, obstrucción crónica e inflamación 17. Generalmente al diagnóstico se presentan con enfermedad avanzada y son de mal pronóstico. ESTADIOS CLINICOS Existe la clasificación TNM para el estadiaje de los tumores del tracto urinario superior (pelvis y uréter) 29. Tumor primario (T) : TX No se puede determinar el tumor primario. TO No hay evidencia de tumor primario. T1 Tumor compromete la lámina propria. T2 Tumor invade muscularispropria. T3 El tumor invade peripelvis, periuréter o parénquima renal. T4 El tumor invade órganos adyacentes. Ganglios Linfáticos Regionales (N): NX No se puede determinar compromiso a los ganglios linfáticos regionales. N0 No hay metástasis a los ganglios linfáticos regionales. N1 Metástasis a un solo ganglio de 2 cm. ó menos. N2 Metástasis a un solo ganglio mayor de 2 cm.pero no más de 5 cm., o múltiples ganglios no mayores que 5cm. N3 Metástasis a ganglios mayores que 5 cm. Metástasis a Distancia (M) : MX No se puede determinar la presencia de metástasis. MO No hay metástasis a distancia. M1 Hay metástasis a distancia. Los estadíos del carcinoma a células transicionales del tracto urinario superior, agrupados por la American Joint Committee on Cancer (AJCC), se muestran en la tabla 1. Tabla 1: Estadíos del carcinoma a células transicionales del tracto urinario superior, de acuerdo al AJCC Los lugares más frecuentes de metástasis son ganglios linfáticos, pulmón, hígado y hueso 3, 30, 31. Se presenta metástasis linfática en los ganglios peri-aórticos, paracavos o pélvicos en 20% a 40% de los casos al momento del diagnóstico, dependiendo del grado del tumor, estadío y tamaño 32. FACTORES PRONOSTICOS Los factores pronósticos más importantes para los tumores del tracto urinario superior son el estadío y el grado del tumor 3, 33. De los dos, el más importante es el estadío del tumor. Las tablas 2 y 3 muestran la sobrevida a 5 años, de acuerdo al grado histológico y estadío patológico, respectivamente. Tabla 2: Sobrevida a 5 años (%) del carcinoma a células transicionales del tracto urinario superior, de acuerdo al grado histológico. Tabla 3: Sobrevida a 5 años (%) del carcinoma a células transicionales del tracto urinario superior, de acuerdo al grado y al estadío T CUADRO CLINICO El síntoma de presentación más frecuente es la hematuria macroscópica en el 75% de los pacientes 3. La hematuria total, al igual que eliminación de coágulos vermiformes, sugieren sangrado del tracto urinario superior. Se presenta dolor lumbar en 30% a 40% de los pacientes, y es dolor sordo debido a la obstrucción y distensión graduales de los sistemas colectores. El dolor agudo lumbar ocurre por el pasaje de coágulos sanguíneos, reportándose en 10 a 40% de los casos. Un pequeño grupo de pacientes se presentan con síntomas relacionados a enfermedad avanzada (masa abdominal, pérdida de peso, anorexia, dolor óseo). El 10% a 15% de pacientes, no presentan sintomatología. No hay marcadores tumorales específicos para la identificación de carcinoma a células transicionales del tracto urinario superior. IMAGENOLOGIA La ultrasonografía tiene una utilidad limitada en la evaluación de los tumores del tracto urinario superior. La urografía excretora es el estudio más utilizado para el diagnóstico de los tumores del tracto urinario superior, encontrándose anormal del 75% a 100% de los casos 26, 40. El hallazgo más común, defecto de relleno de la pelvis o el uréter, ocurre en 20% a 80% de los pacientes. No se visualiza el riñón (riñón excluído) de un tercio a la mitad de los pacientes. Se observa hidronefrosis en un tercio de los estudios, y estrechez ureteral en 10%. La pielografía retrógrada ayuda a definir anormalidades halladas en la urografía excretora. Aproximadamente 75% de las pielografías retrógradas muestran un defecto de relleno. El signo de Bergman: la acodadura de un catéter ureteral por debajo de un defecto de relleno, es patognomónico de un tumor ureteral. Al momento de la pielografía retrógrada se puede obtener orina para estudio citológico, previa a la inyección de la sustancia de contraste. La muestra de orina obtenida por un catéter ureteral aumenta el número de resultados positivos a casi 60% 41. Esta técnica elimina la contaminación de tumores vesicales concomitantes. La orina obtenida por lavado del tracto urinario superior aumenta la detección a un 80% 42. La biopsia retrógrada bajo guía fluoroscópica puede realizarse durante estudios retrógrados; tiene una certeza diagnóstica de 78% a 89% 43-45. La uretrocistoscopía es mandatoria en la evaluación del paciente con tumor del tracto urinario. Aproximadamente 10% de los pacientes tienen tumor vesical concomitante 40. En 21% de pacientes se puede observar un coágulo protruyendo del orificio ureteral del lado afectado. En 6% de los casos se observa que sobresale un tumor del orificio ureteral 40. La tomografía axial computarizada (TAC) y la resonancia magnética nuclear (RMN) son útiles para la evaluación de tumores del tracto urinario superior 46. El estudio debe realizarse con y sin sustancia de contraste. La TAC puede diferenciar cálculos, de tumores; puede demostrar enfermedad metastásica, y muchas veces puede distinguir entre un tumor de pelvis renal y un carcinoma primario del parénquima renal. La sensibilidad de la TAC para determinar invasión del parénquima renal es aproximadamente 75%, y para invasión peri-ureteral 67%. Aproximadamente el 50% de los tumores papilares no son detectados por TAC, no siendo posible diferenciar enfermedad superficial de invasión muscular. La TAC helicoidal podría mejorar la sensibilidad. La RMN no da mayor información que la TAC, excepto en la evaluación de pacientes con trombo en la vena cava. TRATAMIENTO DE TUMORES DE LA PELVIS RENAL Antiguamente el tratamiento de elección para el carcinoma a células transicionales del tracto urinario superior era la nefrectomía simple. Sin embargo, la recurrencia en el muñón ureteral ipsilateral llegaba al 84%, y a la vejiga 30%. Los tumores que se observaban en la vejiga se encontraban cerca al orificio ureteral 47, 48. Estas observaciones llevaron a la conclusión que los tumores que se originaban en el tracto urinario superior podrían sembrarse en cualquier punto del urotelio, por debajo del crecimiento primario 24. Todo esto ha conducido a la nefroureterectomía como el tratamiento quirúrgico primario. 1. Nefroureterectomía Se recomienda la nefroureterectomía incluyendo 1 a 2 cm de la mucosa vesical alrededor del orificio ureteral para los tumores grandes, de alto grado, que invaden la pelvis renal y el uréter proximal 27, 49. Preoperatoriamente debe realizarse uretrocistoscopía. Si hay tumores vesicales, éstos deben ser resecados. La sobrevida se correlaciona con el estadío T y el grado del tumor, como fue señalado en las tablas 2 y 3. Aún es controversial si hay beneficio en la sobrevida al realizar linfadenectomía, pero hay reportes que recomiendan que debe realizarse la misma 27, 49. Sin embargo, en estos reportes se encontó poco beneficio terapéutico por la linfadenectomía, y casi todos los pacientes con ganglios positivos desarrollaron metástasis a distancia temprana. La justificación de realizar la linfadenectomía es que toma poco tiempo y la morbilidad es baja, es importante para el pronóstico, y ocasionalmente puede tener valor terapéutico. 2. Nefrectomía Parcial La cirugía conservadora en pacientes con carcinoma a células transicionales del tracto urinario superior está indicada en pacientes con insuficiencia renal, riñón solitario, tumor bilateral sincrónico, o predisposición a prpducir múltiples recurrencias como en los casos de nefropatía balcánica endémica. El riesgo global de recurrencia tumoral en la pelvis renal ipsilateral posterior a una nefrectomía parcial varía de 7% a 60% 50. Zincke realizó resecciones segmentarias de tumores ureterales y resecciones parciales de la pelvis o heminefrectomía para los tumores de la pelvis renal. La sobrevida a 5 años fue 96% para los tumores grados 1 y 2, y 25% para tumores grado 3 y 4. La recurrencia local para los tumores ureterales fue 15% y para los tumores de la pelvis renal 62% 51. Zungri 52 reportó resultados en 37 pacientes que fueron sometidos a nefrectomía parcial y 38 a nefrectomía radical. La sobrevida a 5 años para el primer grupo, de acuerdo al estadío, fue 100% (Ta), 70% (T1) y 57% (T2-3); y para el segundo grupo 100% (Ta), 96% (T1) y 33% (T23). 3. Nefroureterectomía Radical y Asistida por Vía Laparoscópica La nefroureterectomía puede ser realizada completamente por vía laparoscópica o asistida con una incisión en el abdomen. Las indicaciones son las mismas que para la nefroureterectomía abierta. La técnica depende del paciente y también de preferencias por el cirujano. La primera nefroureterectomía laparoscópica fue realizada por Clayman y colaboradores en 1991. A la fecha hay 4 publicaciones de nefroureterectomía laparoscópica y la recurrencia global en vejiga en estas series es 16%, que es comparable a la nefroureterectomía abierta 5356. 4. Tratamiento Percutáneo En la actualidad las técnicas endoscópicas permiten llegar al diagnóstico de tumores del tracto urinario superior. Los tumores del tracto urinario superior pueden ser evaluados por vía retrógrada o anterógrada, dependiendo de la localización y tamaño del tumor. En líneas generales, la ureteroscopía retrógrada es utilizada para tumores de poco volumen. La vía percutánea anterógrada es útil para tumores grandes del uréter proximal o del riñon, o para aquellos que no pueden ser manipulados por vía retrógrada debido a su localización (ejemplo: cáliz del polo inferior). El manejo percutáneo del tracto urinario superior está indicado en pacientes con tumores de bajo grado (grado 1) independientemente del estado del riñón contralateral. Los pacientes con tumores grado 3 son mejor manejados con nefroureterectomía para controlar mejor el cáncer. La mayor ventaja de la vía percutánea es la habilidad de utilizar instrumentos que pueden remover gran volumen tumoral en cualquier porción del sistema colector renal; debido a que pueden obtenerse biopsias profundas es posible estadiar y graduar al tumor. Con la vía percutánea puede mantenerse el tracto de la nefrostomía para nefrostomía postoperatoria y la administración de terapia adyuvante tópica. Las principales desventajas son la mayor morbilidad comparada a la ureteroscopía y el riesgo de implante tumoral por fuera del tracto urinario y también del tracto de la nefrostomía. En una revisión de la literatura de 84 pacientes, Okada 57 encontró una recurrencia global de 27%. Jarrett y col. 58 reportaron que la tasa de recurrencia para lesiones grados I, II y III fue 18%, 33% y 50% respectivamente Orihuela y Smith 59 han reportado el tratamiento percutáneo de lesiones de la pelvis renal, mediante la resección del tumor a través del nefroscopio seguida de la irradiación de la base del tumor con el laser Nd:YAG o la administración de BCG a la pelvis renal. Estos autores trataron 18 pacientes; 6 tuvieron una resección incompleta, por lo que fueron sometidos a nefroureterectomía. A los 12 pacientes restantes se les realizó ureteroscopía de control al noveno día del tratamiento, y 3 tenían enfermedad residual. A 9 pacientes se les aplicó el laser Nd:YAG a la base del tumor. Ocho pacientes recibieron BCG intracavitario. Con un seguimiento medio de 27 semanas, 12/18 pacientes (67%) se encontraban libres de enfermedad. Esto incluía a 6 pacientes que fueron sometidos a nefroureterectomía por enfermedad invasiva. Todos los pacientes que recurrieron tenían tumores indiferenciados ó lesiones invasivas ó ambos. No se observó recurrencia en el trayecto de la nefrostomía. TRATAMIENTO DE LOS TUMORES URETERALES 1. Ureterectomía Parcial La ureterectomía parcial está indicada para tumores Ta y T1, grados 1 y 2 del uréter proximal o del uréter medio y que son muy grandes para ablación endoscópica completa. Se recomienda la ureterectomía distal para los tumores del uréter distal de bajo grado y de bajo estadío, y que no pueden ser extraídos completamente por vía endoscópica 27 . El riesgo de recurrencia ipsilateral posterior al tratamiento conservador de los tumores ureterales es 33% a 55 % y la mayoría de las recurrencias son distales a la lesión original. En pacientes con tumores ureterales la sobrevida global se correlaciona con el estadío y el grado del tumor. La Tabla 4 muestra la sobrevida a 5 años para pacientes con tumor ureteral. Tabla 4. Porcentaje de sobrevida a 5 años para pacientes con tumores ureterales 2. Ureteroscopía La urereteroscopía es útil para tumores pequeños del uréter y de la pelvis renal. Con el advenimiento de ureteroscopios rígidos y flexibles de pequeños diámetros, ya no es un factor limitante para los tumores localizados en los cálices. La ventaja de la ureteroscopía es su baja morbilidad comparada a la cirugía percutánea o abierta, manteniendo un sistema cerrado. Con el sistema cerrado, las superficies no uroteliales no son expuestas a la posibilidad de implante tumoral. La desventaja de la vía retrógrada está relacionada a los instrumentos pequeños que se necesitan, estos endoscopios de poco tamaño tienen un campo visual y un canal de trabajo pequeños, asimismo estos instrumentos pequeños limitan la remoción de grandes tumores y de obtener la pieza operatoria en profundidad que permita un estadío adecuado. La ureteroscopía retrógrada es difícil en pacientes con derivación urinaria previa. En una revisión de la literatura de 205 pacientes 60 la recurrencia global para lesiones ureterales y de la pelvis renal fue 33% y 31,2% respectivamente, y el riesgo de recurrencia vesical fue 43%. Keeley 61 reportó una tasa de recurrencia de 26% para tumores grado I y 44 % para tumores grado II. Las complicaciones específicas para el tratamiento ureteroscópico incluyen perforación ureteral y estrechez ureteral entre 5 y 13% 61. Sin embargo, es difícil el seguimiento de los pacientes que son tratados mediante la ureteroscopía. Podría ser necesario realizar ureteroscopías frecuentemente, bajo anestesia general. En pacientes que han sido sometidos a evaluaciones ureteroscópicas se ha reportado 7% de complicaciones 62. Las tasas de complicación podrían ser mayores en pacientes que requieren múltiples evaluaciones ureteroscópicas. BIBLIOGRAFIA 1. Huffman J. Management of Upper Tract Transitional Cell Carcinoma. In: Vogelzang N, Scardino PT, Shipley, WU, Coffey, DS, ed. Genitourinary Oncology. Philadelphia: Lippincott, Williams & Wilkins, 2000; 367-83. 2. Lee S, Lin, J, Tzai, T, et al. Prognostic factors of primary transitional cell carcinoma of the upper urinary tract. Eur Urol 1996;29:266. 3. Hall M, Womack S, Sagalowsky AI, et al. Prognostic factors, recurrence, and survival in transitional cell carcinoma of the upper urinary tract: a 30-year experience in 252 patients. Urology 1998;52:594. 4. Lynch H, Ens, JA, Lynch, JF. The Lynch syndrome II and urological malignancies. J Urol 1990;143:24. 5. Greenland J, Weston, PM, Wallace, DM. Familial transitional cell carcinoma and the Lynch syndrome. Br J Urol 1993;72:177-80. 6. Ross R, Paganini-Gil, A, Landolph, J, et al. Analgesics, cigarrette smoking, and other risk factor for cancer of the renal pelvis and ureter. Cancer Res 1989;49:1045. 7. McLaughlin J, Silverman, DT, Hsing, AW, et al. Cigarrette smoking and cancers of the renal pelvis and ureter. Cancer Res 1992;52:254. 8. Steffens I, Nagel, R. Tumours of the renal pelvis and ureter: Observations in 170 patients. Br J Urol 1988;61:277. 9. Jensen O, Knudson, JB, Tomasson, H, Sorensen, BL. The Copenhagen case-control study or renal pelvis and ureter cancer: role of analgesics. Int J Cancer 1989;44:965. 10. DeBroe M, Elseviers, M. Analgesic nephropathy. New England J Med 1998;338:446. 11. Hall P, Batuman, B. Balkan endemic nephropathy. Kidney Int 1991;40:S1. 12. Cukuranovic R, Ignjatovic, M, Stefanovic, V. Urinary tract tumors and Balkan nephropathy in the South Morava River basin. Kidney Int 1991;40:S80. 13. Radovanovic R, Jankovic, S, Jevremovic, I. Incidence of tumors of urinary organs in a focus of Balkan endemic nephropathy. Kidney Int 1991;40:S75. 14. Petronic V, Bukurov, NS, Djokic, MR, et al. Balkan endemic nephropathy and papillary transitional cell tumors of the renal pelvis and ureters. Kidney Int 1991;40:S77. 15. Markovic B. Endemic nephritis and urinary tract cancer in Yugoslavia, Bulgaria and Rumania. J Urol 1972;107:212. 16. Brenner D, Schelhammer, PF. Upper tract urothelial malignany after cyclophosphamide therapy: a case report and literature review. J Urol 1987;137:1226. 17. Spires S, Banks, ER, Cibull, ML, et al. Adenocarcinoma of the renal pelvis. Archives Pathol Lab Med 1993;117:1156. 18. Nortier J, Martinez, MZM, Schmiser, HH, et al. Urothelial carcinoma associated with a use of a chinese herb (Aristolochia fangschi). New Engl J Med 2000;342:1686. 19. Babaian R, Johnson, DE. Primary carcinoma of the ureter. J Urol 1980;123:357. 20. Hisataki T, Miyao, N, Masumori, N, et al. Risk factors for the development of bladder cancer after upper tract urothelial cancer. Urology 2000;55:663. 21. Miyake H, Hara I, Arakawa, S, Kamidono, S. A clinical pathological study of bladder cancer associated with upper tract cancer. Br J Urol Int 2000;85:37. 22. Solsona E, Iborra, I, Rirus, JV, et al. Upper tract involvement in patients with carcinoma in situ (CIS): Its impact on management. Urology 1997;49:347. 23. Herr H, Cookson, MS, Soloway, SM. Upper tract tumors in patients with primary bladder cancer followed for 15 years. J Urol 1998;156:1286S. 24. Kakizoe T, Fujita, J, Matsumoto, K, Kidhi, K. Transitional cell carcinoma of the bladder in patients with renal pelvic and ureteral cancer. J Urol 1980;124:17. 25. Williams C, Mitchell, JP. Carcinoma of the renal pelvis: a review of 43 cases. Br J Urol 1973;45:370. 26. Melamed M, Reuter, VE. Pathology and staging of urothelial tumors of the kidney and ureter. Urol Clin North Am 1993;20:333. 27. Messing E, Catalona, W. Urothelial tumors of the urinary tract. In: Walsh P, Retik, AD, Vaughan, ED, ed. Campbell's Urology. Philadelphia: WB Saunders, 1998; 2327. 28. Petersen R. Urologic Pathology. Philadelphia: JB Lippincott, 1986. 29. Beahrs O, Henson, DE, Hutter, RVP, et al. Manual for staging of cancer. Philadelphia: JB Lippincott, 1992. 30. Das A, Carson, CC, Bolick, D, et al. Pirmary carcinoma of the upper urinary tract. Cancer 1990;66:1919. 31. Davis B, Hough, AJ, Gardner, WA. Renal pelvic carcinoma: morphological correlates of metastatic behavior. J Urol 1987;137:857. 32. Cummings K, Correa, RJ, Gibbons, RP, et al. Renal pelvic tumors. J Urol 1975;113:158. 33. Terrell R, Sheville, JC, See, WA, et al. Histopathologic features and p53 nuclear protein staining as predictors of survival and tumor recurrence in patients with transitional cell carcinoma of renal pelvis. J Urol 1995;154:1342. 34. Batata MA W, WF, Hilaris, BS, et al. Primary carcinoma of the ureter: a prognostic study. Cancer 1975;35:1626. 35. Matsuoka K, Ueda, S, Yamashita, T, et al. Analysis of prognostic factors in patients with pyeloureteral carcinoma. Am J Clin Oncol 1991;14:146. 36. Heney N, Nocks, BN, Daly, JJ, et al. Prognostic factors in carcinoma of the ureter. J Urol 1981;125:632. 37. Reitelman C, Saeczuk, IS, Olsson, CA, et al. Prognostic variables in patients with transitional cell carcinoma of the renal pelvis and proximal ureter. J Urol 1987;138:1144. 38. Corrado F, Ferri, C, Mannini, D, et al. Transitional cell carcinoma of the upper urinary tract: evaluation of prognostic factors by histopathology and flow cytometric analysis. J Urol 1991;145:1159. 39. Dudak S, Soloway, M. Management of upper tract transitional cell carcinoma: Surgical management. In: Vogelzang N, Scardino PT, Shipley, WU, Coffey, DS, ed. Comprehensive Textbook of Genitourinary Oncology. Baltimore: Williams and Wilkins, 1996; 397. 40. Charbit L G, MC, Mee, S, et al. Tumors of the upper urinary tract: 10 years of experience. J Urol 1991;146:1243. 41. Sarnacki C, McCormack, LJ, Kiser, WS, et al. Urine cytology and the clinical diagnosis of urinary tract malignancy: a clinicopathologic study of 1,400 patients. J Urol 1971;106:761. 42. Leistenschneider W, Nagel, R. Lavage cytology of the renal pelvis and ureter with special reference to tumors. J Urol 1980;124:597. 43. Gill W, Lu, CT, Thomsen, S. Retrograde brushing: a new technique for obtaining histologic and cytologic material from ureteral renal pelvis and renal caliceal lesions. J Urol 1973;109:573. 44. Blute R, Gittes, RR, Gittes, RF. Renal brush biopsy: survey of indications, techniques and results. J Urol 1981;126:146. 45. Sheline M, Amendola, MA, Pollack, HM, et al. Fluoroscopically guided retrograde brush biopsy in the diagnosis of transitional cell carcinoma of the upper urinary tract: results in 45 patients. Am J Roentgenol 1989;153(313). 46. Milestone B, Friedman, AC, Seidman, EJ, et al. Staging of ureteral transitional cell carcinoma by CT and MRI? Urology 1990;26:346. 47. Droller M. Transitional Cell Cancer: Upper Tracts and Bladder. In: Walsh P, Gittes, RF, Perlmutter, AD, ed. Campbell's Urology, ed. 5th Ed. Philadelphia: WB Saunders, 1986; 1343. 48. Mazeman I. Tumours of the upper urinary tract, calyces, renal pelvis and ureter. Eur Urol 1976;2:120. 49. Williams R. Renal, Perirenal and Ureteral Neoplasms. In: FGillenwater J, Grayhack, JT, Howards, SS, Duckett, JW, ed. Adult and Pediatric Urology, ed. 2nd Ed. St. Louis: Mosby-Year Book, 1991. 50. Sagalowsky A, Jarrett, TW. Management of Urothelial Tumors of the Renal Pelvis and Ureter. In: Walsh P, Retik, AD, Vaughan, ED, ed. Campbell's Urology. Philadelphia: WB Saunders, 2002; 2845. 51. Zincke H, Neves, RJ. Feasibility of conservative surgery for transitional cell cancer of the upper urinary tract. Urol Clin North Am 1984;11:717. 52. Zungri E, Cechile, G, Algaba, F, et al. Treatment of transitional cell carcinoma of the ureter:Is the controversy justified? Eur Urol 1990;17:276. 53. Chung H, Chiu, AW, Chen, KK, et al. Retrp[eritoneoscopic assisted nephroureterectomy for management of upper tract transitional cell carcinoma. Minim Invasive Ther 1996;5:266. 54. Keeley FX T, DA. Laparoscopic nephroureterectomy: Making management of upper-tract transitional-cell carcinoma entirely minimally invasive. J Endourol 1998;12:139. 55. Salomon L H, A, Cicco, A, et al. Retroperitoneoscopic nephroureterectomy for renal pelvic tumors with a sinble iliac incision. J Urol 1999;161:541. 56. Shalhav A, Dunn, MD, Portis, AJ, et al. Laparoscopic nephroureterectomy for upper tract transitional ceel cancer: The Washington University experience. J Urol 2000;163:1100. 57. Okada H, Eto, H, Hara, I, et al. Percutaneous treatment of transitional cell carcinoma of the upper urinary tract. Int J Urol 1997;4:130. 58. Jarrett T, Sweetser, PM, Weiss, GH, et al. Percutaneous management of transitional cell carcinoma of the renal collecting system: 9-year experience. J Urol 1995;154:1629. 59. Orihuela E, Smith, AD. Percutaneous treatment of transitional-cell carcinoma of the upper urinary tract. Urol Clin North Am 1988;15(425). 60. Tawfiek E, Bagley, D. Upper-tract transitional cell carcinoma. Urology 1997;50:321. 61. Keeley F, Bibbo, M, Bagley, DM. Ureteroscopic treatment and evaluation of the upper tract TCC. J Urol 1997;157:1560. 62. Blute J, Segura, JW, Patterson, DE, et al. Impact of endourology on diagnosis and management of upper urinary tract urothelial cancer. J Urol 1989;141:1298. Tumor Sobrevida 5 años (%) Grado 1-2 40-87 3-4 0-33 Estadío T A, 1, cis 60-90 2 43-75 3 16-33 4 0-5 N+ 0-4 M+ 0 Bloom (1970)n=102 Batata (1976)n=77 McCarron (1983) 1-2 56-83 50-80 60-87 3-4 16 0-20 15 a, 1, cis 62 60-90 64-81 2 50 43 46 3 33 16 22 4 - - - N+ 0 0 4 M+ 0 0 - Grado Estadío T Grado 1 Grado 2 Grado 3 Babaian (1980) 19 100 75 33 Cummings (1975) 32 100 80 20 Batata (1975) 34 78 50 0 Matsuoka (1991) 35 92.3 71 23.3 Heney (1981) 36 100 81 29 Reitelman (1987) 37 100 81 67 Davis (1987) 31 100 67 5 Corrado (1991) 38 83 75 52 Dudak (1996) 39 100 90 25 Estadío Descripción 0 Tis, Ta l T1 ll T2 lll T3 lV T4 Cualquier T N1, N2, N3 Cualquier T Cualquier N M1