En 2005 la entrada de inversión extranjera directa (IED) a América Latina y el Caribe superó los 61 600 millones de dólares, cifra similar a la del año anterior, según datos dados a conocer hoy por la CEPAL en su informe La inversión extranjera en América Latina y el Caribe, 2005. Los flujos de IED se mantuvieron pero la región volvió a perder participación en las corrientes mundiales ya que éstas aumentaron un 29% con respecto al 2004. América Latina y el Caribe aún no alcanza su potencial como polo de atracción de IED, sostiene la CEPAL. La región enfrenta los desafíos de aumentar la cantidad y mejorar la calidad de estos ingresos de capital para ampliar su impacto sobre el desarrollo productivo de la región. Los mayores receptores de IED durante 2005, en millones de dólares, fueron México (17.805), Brasil (15. 193), Chile (7.208), Argentina (4.662) y Colombia (3.921). Durante la presente década, México y Brasil han encabezado sucesivamente la lista de ingresos de inversión en la región. En 2005 se conservó la notable concentración de IED en el sector de las manufacturas en México (58%), particularmente en plantas ensambladoras (maquila), actividad vinculada a la economía de Estados Unidos. El sector automotor ha registrado gran dinamismo, concentrando parte importante de la IED. La disminución de las corrientes de IED hacia Brasil no representa un cambio drástico en la tendencia reciente, según el informe de la CEPAL. Si bien en 2005 no se produjeron adquisiciones en gran escala como en 2004, una mayor proporción de los recursos correspondió a nuevos proyectos productivos. La recuperación de Argentina y de Colombia resultan llamativas. Según la CEPAL, la expansión de las exportaciones y crecimiento económico han mejorado notablemente las perspectivas para la inversión en Argentina. La recuperación de la demanda interna estimuló a algunas empresas manufactureras de tradicional presencia en el país a ampliar su capacidad productiva. Colombia es el principal receptor de IED de la Comunidad Andina, con un 67% de ella orientada a la explotación de recursos naturales. La labor del gobierno se concentró en el sector de hidrocarburos para asegurar inversiones que aumentaran las reservas conocidas y la independencia energética del país. Según la CEPAL, la estabilidad y seguridad que se ha procurado garantizar a los inversionistas extranjeros ha generado un círculo virtuoso en torno a esta actividad extractiva. Chile mantuvo sus ingresos sus ingresos de IED respecto a 2004. La Comisión regional de la ONU estima que el país muestra una estabilidad positiva para los inversionistas extranjeros y gran parte de las entradas corresponde a reinversiones. La minería, el transporte, las comunicaciones y la energía eléctrica son los principales destinos de la IED y Chile ha logrado una buena posición como destino de inversiones destinadas a los "nuevos servicios", como los centros de llamadas. La Cuenca del Caribe (que incluye a los países centroamericanos y caribeños) recibió menos de IED (5.672 millones de dólares) que el 2004, pero sus niveles se mantienen históricamente elevados. La mayor parte va a manufacturas ya que los incentivos fiscales y bajos costos de la mano de obra llevaron al establecimiento de ensambladoras, y estos países se han convertido en plataformas exportadoras para Estados Unidos. Estados Unidos es el principal país inversionista en la región, con casi el 40% de los flujos. Las inversiones europeas se han reducido, principalmente las de España, país que quedó rezagado al tercer lugar, con poco más del 6% de las entradas. El segundo lugar lo ocupan los Países Bajos, con una participación del 12%. Los flujos intraregionales de inversión son pequeños aún pero se aprecia una tendencia al aumento. Las inversiones en manufacturas aumentaron en desmedro de los servicios, aunque éstos últimos encabezan las preferencias de los inversionistas extranjeros. Según la CEPAL, los resultados de la inversión extranjera en la región han sido mixtos. Por un lado, ha colaborado en la modernización industrial, competitividad en algunos sectores, mejora de servicios e infraestructura. Por otro, la transferencia de tecnología ha sido limitada, así como escasos los encadenamientos productivos, los efectos sobre la capacitación de recursos humanos y sobre el desarrollo empresarial local. En un análisis sobre la calidad y efectos de la IED en América Latina y el Caribe, la CEPAL sostiene que hay poca inversión con potencial de generar externalidades positivas para el desarrollo económico local: mayor nivel tecnológico, capacidad para generar un escalonamiento de las actividades dentro de cada sector y entre sectores. La participación de las empresas transnacionales en América Latina y el Caribe parece estar perdiendo importancia relativa en la elite de las 500 mayores compañías de la región. En términos de ventas, las firmas nacionales (privadas y estatales) han crecido más que las empresas extranjeras, según el análisis de la CEPAL. La participación también baja si se examinan las 200 mayores exportadoras, donde la participación de las transnacionales se reduce y aumenta la de empresas nacionales públicas (actividades primarias) y privadas (manufacturas y servicios). En el estudio de la CEPAL se recomienda un rol más activo para las agencias de promoción de inversiones en la atracción de IED. Para hacerlo, sin embargo, habría que contar con recursos financieros y humanos adecuados e incorporar las prácticas organizacionales que utilizan sus competidores en el resto del mundo.