DISCURSO ALUSIVO AL 49° ANIVERSARIO DE LA COLOCACIÓN DE LA PIEDRA FUNDACIONAL DE LA CIUDAD DE ARISTÓBULO DEL VALLE (03 DE OCTUBRE 2010) Quisiera iniciar mis palabras con un gran sentimiento de emoción y responsabilidad al corresponderme el honor de dirigir estas palabras en tan importante fecha, al celebrarse en el día de hoy el cuadragésimo noveno aniversario de la colocación de la piedra fundamental de nuestra noble y muy querida comuna de “Aristóbulo del Valle”. Siento la necesidad en tan importante aniversario de hacer llegar a todos los aristobleños, un gran saludo e invitarlos a celebrar tan significativa fecha con alegría y compromiso con el futuro, cada vez más convencidos que tenemos el privilegio de disfrutar el legado de nuestros pioneros y vivir en la localidad más linda de este rincón de la patria. No se equivocaron los colonos y pioneros con el lugar de fundación ni los cronistas con su descripción cuando dicen: “Paraíso de verdes, azules y rojos que brota en el corazón de la provincia de misiones” Y por sobre todo, la descripción dada a los elementos que componen la heráldica de nuestro escudo municipal, donde se describe ya un auténtico retrato de nuestro proyecto de localidad: “El horizonte, representando nuevas esperanzas para todos sus habitantes”. “El salto encantado, representando los grandes atractivos turísticos y resaltando la belleza natural de la zona”. “El color vede de sus flancos, marcando la existencia de la gran riqueza forestal con sus bosques nativos”. “Las flechas indígenas, simbolizando la presencia de los padres de estas tierras”. “Las hojas de los cultivos regionales y el engranaje, destacando a la producción agrícola y a la industria como sostén de la economía y fuente principal de trabajo para sus hijos”. Pero como elemento más destacado: “las manos abiertas, en exaltación a la amabilidad y hospitalidad de sus pobladores”. En fechas como la que hoy vivimos y en momentos cargados de tanta emoción, surge el compromiso de recordar y describir épocas y situaciones trascendentes en estos 49 años. Y tomándome estas atribuciones, reviso la breve historia de nuestra localidad y solo creo oportuno resaltar hoy las siguientes: - La colonización y su fundación: caracterizadas por la valentía, arrojo, decisión y visión de futuro de aquellos pioneros locales. - Sus iglesias y escuelas: que imprimieron desde siempre las características de nobles valores y saberes en nuestros pobladores. - Sus instituciones públicas: que resumieron las inquietudes, los anhelos y proyectos de los aristobleños, logrando el crecimiento pujante y ordenado de nuestra hermosa localidad. - La ciencia, el arte y la cultura: que desde siempre han distinguido a los hijos de este terruño más allá de las fronteras albicelestes. - Los productos de la tierra y los productores: quienes demostraron que a las épocas difíciles se les hace frente con decisiones y apuesta firme a la producción. - Y su gente (nuestra gente): que como dice nuestra canción oficial es “bravía y soñadora, valiente y gentil”. Seguramente no podremos saber con exactitud que pasaba por las mentes de aquellos venturosos hombres y mujeres que aquel 03 de octubre de 1961 colocaban de forma simbólica la piedra fundamental de nuestra ciudad. Pero creo que si podemos aproximarnos mentalmente, haciendo una analogía de aquel trascendente hecho y los simbolismos que contenía para aquellos fundadores: “el de construir y levantar una ciudad sobre los cimientos más firmes y sólidos conocidos en aquel momento”. Pero con seguridad aquel anhelo no solo recaía sobre las construcciones civiles, sino que también formaba parte de un deseo y compromiso de aquellos hombres y mujeres de constituir una sociedad local fundada sobre una firme escala de valores basados en la igualdad, el trabajo como actividad dignificante y el esfuerzo. Y lo más importante, esa noción de perpetuidad e inalterabilidad que nos transmite la imagen de una roca o piedra: seguramente aquellos hombres y mujeres anhelaban y deseaban con el corazón que esos nobles valores fundacionales, pudieran transmitirse generación tras generación de aristobleños, motorizando en cada una de ellas los cambios y actitudes necesarios para el desarrollo local. Pero al igual que estos son momentos para recordar el pasado, también lo son para comprometernos con el futuro. Estamos celebrando los 49 años en un contexto de acontecimientos que marcan el inicio de una nueva dinámica para el desarrollo local cuando se perfila un escenario reactivador y optimista hacia el futuro, evidenciado en el pujante progreso que viene experimentando nuestra localidad en estos últimos años. En el mundo de hoy los factores que explican el desarrollo, tienen que ver especialmente con la capacidad endógena de generar crecimiento, bienestar y calidad de vida. Entre otros, son vitales el tener un proyecto político común y acordado; actores institucionales, sociales, económicos y políticos potentes y proactivos; un marco valórico y cultural abierto al mundo y promotor de la innovación. Por eso, todos y cada uno de los aristobleños debemos impulsar una ciudad que sea el nicho urbano para el desarrollo de las actividades “modernas” que patrocinan el cambio. Por ello, debemos apoyar todos los intentos de llevar a la práctica una nueva forma de hacer gobierno local, acorde con los desafíos de la modernidad, con su rol y futuro vinculado indisolublemente con el destino de la provincia. Debemos tener la firme decisión de hacer de nuestro municipio la institución y el instrumento fundamental del cambio hacia los nuevos escenarios de desarrollo, transformándolo en un municipio promotor, facilitador, coordinador y regulador de acciones orientadas al desarrollo socio económico y al crecimiento ordenado y funcional de la ciudad. Que sea conductor de un proceso, en que la naturaleza, historia, cultura y economía aristoubleña, se conjuguen armoniosamente, posibilitando que se haga realidad el porvenir generoso y con alta calidad de vida al que todos aspiramos. Distinguidas autoridades y comunidad de Aristóbulo del Valle que hoy nos acompañan, son 49 años y quisimos compartir nuestros recuerdos y compromiso futuro con todos aquellos que de alguna u otra manera contribuyen a que nuestra ciudad y localidad se yergan como un hito en el corazón de misiones. Pero más que nada, queremos que nuestros hermanos misioneros sepan que el Aristóbulo del Valle de hoy, orgulloso de su pasado, se compromete con el futuro, teniendo como principal recurso la tenacidad de su gente. Amigos todos, aristobleños y aristobleñas, una vez más y al término de estas palabras, rindo mi más sentido homenaje a los pioneros de Aristóbulo del Valle, por fundar y dedicar sus vidas a nuestra ciudad, recordando aquella conocida parábola de las sagradas escrituras de mateo 7:24-27: donde se narra que al momento de las inclemencias del clima, solo el hombre cauto que fundó su casa sobre la roca solida permaneció en pie. Muchas gracias. Ing. Agr. Leandro G. Kurrle Dir. de Agro y Producción Municipalidad de Aristóbulo del Valle