LA RESTAURACIÓN POLÍTICA Y RELIGIOSA: ESDRAS Y NEHEMÍAS 1. EL IMPERIO PERSA DE DARÍO A ARTAJERJES a) Darío I (522-486) En el año 513 forma la satrapía de Hindus (India) y en Egipto termina el canal que une el Nilo con el Mar Rojo. Luego somete la Escitia europea -al norte del Mar Negro- y en el 512 anexiona Libia. Ese mismo año inicia su intento de conquista de Grecia europea. Pero Atenas, que era su aliada, se vuelve contra Persia lo mismo que los jonios. Darío exige sumisión y en parte lo logra, pero quedan algunos focos de resistencia. En el 490 envía una flota que llega hasta las puertas de Atenas, en Maratón, pero es rechazada. Muere en el 486, dejando el imperio en manos de su hijo Jerjes. Había llegado a organizar una estructura imperial eficaz con el sistema de Satrapías. Introdujo también un sistema uniforme de pesas y medidas, y hacia el 493 había establecido la moneda de valor simbólico, no real: el dárico. b) Jerjes (486-465) Tras la muerte de Darío el imperio persa se hunde en interminables sublevaciones. Jerjes es considerado por los historiadores como un monarca débil y un mal estratega en su guerra contra los griegos, pero supo retener el imperio creado por Darío, e, incluso amplió aún más las fronteras del imperio con sus conquistas. Sometió Egipto (486-484) y acabó definitivamente con las rebeliones en Babilonia (480476). Pero fracasó estrepitosamente en su intento de conquistar Grecia. Hacia el 480 comenzó la expedición y pronto logró bloquear la flota griega en la bahía de Salamina, pero un ataque sorpresivo de los atenienses destruyó un tercio de la flota persa. A esto se sumaron otras derrotas, primero en Platea (479) y luego en Mícala (Jonia). De esta manera, los persas se retiraron de Europa, sin que Grecia hubiera sido anexada al imperio. c) Artajerjes I (464-424) Hacia fines del 546 Jerjes fue asesinado. Lo sucedió su hijo Artajerjes, quien hereda un imperio agobiado por los pesados tributos, lo que provocará repetidas rebeliones. Además, Atenas continuó la guerra y apoyó una rebelión en Egipto. La rebelión fue reprimida (457-454) y Atenas vio frenadas sus propias aspiraciones imperiales. Todo termina con un pacto entre los griegos y los persas, la llamada “la paz de Callias”. 2. ESDRAS Y NEHEMÍAS. Si bien podemos afirmar que ambos eran judíos y llegaron de la corte persa en la segunda mitad del s. V a. C., uno como sacerdote-escriba y otro como gobernador, existen serios problemas para datar los períodos de presencia y actividad en Judea, puesto que en los texto bíblicos al rey persa se lo llama Artajerjes, sin que se especifique si es Artajerjes I (464-424) o II (405-359). 1 “Subieron también a Jerusalén, el año séptimo del rey Artajerjes, parte de los israelitas, de los sacerdotes, levitas, cantores, porteros y donados. El llegó a Jerusalén el mes quinto: era el año séptimo del rey.” (Esd 7,7-8). “En el mes de Nisán, el año veinte del rey Artajerjes, siendo yo encargado del vino, tomé vino y se lo ofrecí al rey. Anteriormente nunca había estado yo triste…” (Neh 2,1). “Cuando sucedía esto, yo no estaba en Jerusalén, porque el año 32 de Artajerjes, rey de Babilonia, había ido donde el rey; pero al cabo de algún tiempo el rey me permitió volver; volví a Jerusalén, y me enteré de la mala acción que había hecho Elyasib en favor de Tobías, preparándole un aposento en el atrio de la Casa de Dios.” (Neh 13,6). Si se refieren ambos textos al mismo rey -Artajerjes I-, Esdras habría llegado primero, hacia el 458 a. C., unos 13 años antes que Nehemías, y tras la reconstrucción de las murallas llevada a cabo por éste último, Esdras congregó al pueblo y en el marco de una celebración del Año Nuevo leyó públicamente la Ley de Dios (cf. Neh 8). Pero nada del libro de Nehemías confirma que Esdras llevase ya cierto tiempo trabajando cuando llegó Nehemías. Más aún, los datos que ofrecen parecen excluirlo, como excluida parece la coordinación de sus trabajos. Hipótesis de una cronología1 1º. Del 538 al 520 a. C. llegan a Jerusalén diversas caravanas de repatriados, en primer lugar la de Šešbassar. Éste pone en condiciones el altar de los holocaustos y pone los primeros fundamentos del templo (Esd. 1,1-3,13). 2º. Del 520 al 515 a. C., la obra de reconstrucción es estimulada por Ageo y Zacarías (Esd. 5,1; cf. Ag. 1-2; Zac. 2,5-17) y es llevada a término por Zorobabel. Se consagra el templo y se celebra la pascua (Esd. 5,1-6,22). 3º. Entre el 515 y el 445 a. C. se debe situar la oposición eficaz de los samaritanos a la restauración de las murallas (bajo Jerjes I, 486-465, y Artajerjes I, 464-424: cf. Esd. 4,6-23). 4º. El año 20 de Artajerjes I (445 a. C.) inaugura Nehemías su primera misión. Se reconstruyen las murallas, se toman las disposiciones con miras a la cohabitación, se realiza la operación y se celebra la dedicación del templo (Neh. 1,1-4,17; 6,1-7,73a; 11,1-20.25a; 12,2732.37-40.43). Se restablece el orden material. 5º. El año 272 de Artajerjes I (438 a. C.), Esdras se preocupa por organizar el régimen espiritual de la comunidad (Esd. 7,1-8,36). Da lectura a la ley (Neh. 7,73b-8,12), preside la fiesta de los tabernáculos (8,13-18), decide suprimir las uniones mixtas (Esd. 9-10) y despierta en sus compatriotas justos sentimientos de arrepentimiento (Neh. 9,1-2). 6º. El año 32 de Artajerjes, Nehemías, después de doce años de gobierno (Neh. 5,14; 13,6), regresa a Susa. Sin embargo, antes de la muerte de Artajerjes (424 a. C.) realizará una segunda misión en Judea. Durante esta segunda permanencia, el “peha” deberá reaccionar, en la línea trazada por Esdras, para garantizar contra los abusos el estatuto cultual y legal de la Cf. H. LUSSEAU, “Los otros hagiógrafos”, en H. CAZELLES (dir), Introducción crítica al Antiguo Testamento, Barcelona 1981, 719-720. 2 Se propone leer Esd 7,7-8 “el año vigésimo séptimo”. Sin embargo, no hay señales textuales que justifiquen esta lectura, cf. A. SOGGIN, Nueva historia de Israel. De los orígenes a Bar Kochba, Bilbao 1997, 344. 1 2 comunidad (Neh. 13,4-31). En estas coyunturas someterá a la ratificación por los jefes, los levitas y los sacerdotes, el protocolo de renovación de la alianza (Neh. 10). 3. ¿QUIÉN FUE ESDRAS? Fue una figura de confianza para el rey persa, quien lo envió oficialmente con el cargo de “sacerdote escriba” y “doctor en la Ley del Dios del cielo” (Esd 7,11.12) “para inspeccionar en Judá y Jerusalén sobre la Ley de tu Dios” (Esd 7,14): “Después de estos acontecimientos, bajo el reinado de Artajerjes, rey de Persia, Esdras, (...) subió de Babilonia. Era un escriba versado en la Ley de Moisés que había dado YHWH, Dios de Israel. Como la mano de YHWH su Dios estaba con él, el rey le concedió todo lo que pedía (…) Porque Esdras había aplicado su corazón a escrutar la Ley de YHWH, a ponerla en práctica y a enseñar en Israel los preceptos y las normas.” (Esd 7,1-10). Según este texto, la Ley se convirtió –por autorización imperial– en ley del estado persa y fue aplicada con la ayuda de los poderes públicos.3 Esdras debía hacer investigaciones en Jerusalén y Judá sobre el cumplimiento de la Ley de su Dios. El documento oficial entregado a Esdras por el rey Artajerjes (cuyo texto arameo se recoge en Esd 7,11-26), continúa con una serie de disposiciones financieras (Esd 7,15-24) y jurídicas (Esd 7,25-26): “Yo mismo, el rey Artajerjes, doy esta orden a todos los tesoreros de Transeufratina: “Todo lo que os pida el sacerdote Esdras, Secretario de la Ley del Dios del cielo, se lo daréis puntualmente, hasta la suma de cien talentos de plata, cien cargas de trigo, cien medidas de vino y cien medidas de aceite; la sal se le dará sin tasa. Todo lo que ordena el Dios del cielo, debe ser cumplido con celo para la Casa del Dios del cielo, a fin de que la Cólera no caiga sobre el reino del rey y de sus hijos. Os hacemos saber también que no se puede percibir impuesto, contribución o peaje, de ninguno de los sacerdotes, levitas, cantores, porteros, donados, de ninguno de los servidores de esta Casa de Dios”. “Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría de tu Dios, que posees, establece escribas y jueces que administren la justicia a todo el pueblo de Transeufratina, a todos los que conocen la Ley de tu Dios. A quienes la ignoran, habréis de enseñársela. Y a todo aquel que no cumpla la Ley de tu Dios y la ley del rey, aplíquesele una rigurosa justicia: muerte, destierro, multa en dinero o cárcel.” (Esd 7,21-26). La tradición hebrea atribuye a Esdras una actividad esencial en la fijación del canon bíblico. De hecho, muchos críticos actuales coinciden en que fue en este contexto de la autorización imperial persa otorgada a Esdras para establecer en Judá un derecho particular en favor de los judíos, lo que condujo a los diferentes grupos religiosos que coexistían en Judá después del exilio a llegar a un acuerdo para definir un texto normativo para todos que lograra descubrir y expresar los elementos esenciales de la propia identidad y tuviera fuerza de ley. Esto es lo que habría servido de catalizador para la redacción de una única Torá. Además, Esdras impuso la severísima prohibición de matrimonios con no-judíos (cf. Esd 9l0). La obra refleja claramente un inflexible enfrentamiento con los “samaritanos” y sus Se discute cuál fue el verdadero contenido de la “Ley de Dios” que Esdras había “traído” de Babilonia: ¿El Pentateuco? ¿El llamado “Documento Sacerdotal”? ¿Algún otro código legislativo? Cf. Ph. ABADIE, “La «Ley traída por Esdras» y el Pentateuco”, en ID., El libro de Esdras y de Nehemías, Navarra 1998, 39-44; O. ARTUS, “El contexto histórico de la formación del Pentateuco”, en ID., Aproximación actual al Pentateuco, Navarra 2001, 9-12; R. ALBERTZ, “Inclusión de la Torá en el canon escriturístico y autorización del imperio persa”, en ID., Historia de la Religión de Israel en tiempos del Antiguo Testamento II, Madrid 1999, 613. 3 3 aspiraciones teológicas, que desembocará finalmente en la implantación de su propia comunidad cúltica en torno al monte Garizim. En ella se pretende probar que sólo la nación judía es la legítima sucesora del antiguo Israel, los genuinos descendientes de los deportados a Babilonia, los que pueden probar sin la más mínima duda su vínculo genealógico con las “tribus” de Judá, Leví y Benjamín (cf. Esd 2; 8; cf. 6,21). Sólo ellos recibieron el encargo de Ciro de reconstruir el Templo (Esd 1,3; 4,3; 5,13) y sólo ellos se habían mantenido fieles a la “Ley de Moisés”(cf. Neh 8-10). En cambio los samaritanos son descriptos como los enemigos de la comunidad judía (Esd 4; Neh 3;6), como los que obstaculizaron sin cesar las obras de reconstrucción emprendidas por los judíos. 4