TEXTOS COMENTADOS PARA SELECTIVIDAD_KANT «Ahora yo digo: el hombre, y en general todo ser racional, existe como fin en sí mismo, no sólo como medio para usos cualesquiera de esta o aquella voluntad; debe en todas sus acciones, no sólo las dirigidas a sí mismo, sino las dirigidas a los demás seres racionales, ser considerado siempre al mismo tiempo como fin. Todos los objetos de las inclinaciones tienen sólo un valor condicionado, pues si no hubiera inclinaciones y necesidades fundadas sobre las inclinaciones, su objeto carecería de valor. Pero las inclinaciones mismas, como fuentes de las necesidades, están tan lejos de tener un valor absoluto para desearlas, que más bien debe ser el deseo general de todo ser racional el librarse enteramente de ellas. Así pues, el valor de todos los objetos que podemos obtener por medio de nuestras acciones es siempre condicionado. Los seres cuya existencia no descansa en nuestra voluntad, sino en la naturaleza, tienen, empero, si son seres irracionales, un valor meramente relativo, como medios, y por eso se llaman cosas; en cambio los seres racionales llámanse personas porque su naturaleza los distingue ya como fines en sí mismos, esto es, como algo que no puede ser usado meramente como medio, y, por tanto, limita en ese sentido todo capricho (y es un objeto de respeto)» I. KANT, Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Trad. De M. García Morente, Madrid, Espasa Calpe, 1983, pp. 82 y 83 ESQUEMA DE RESPUESTA. Responde a la primera cuestión del nuevo modelo de examen en su triple contenido: a) Situación del autor en su época; (0,25 puntos) b) Indicación del tema o problema abordado en el texto; (0,25 puntos) c) Exposición de las ideas principales, (0,5 puntos) Mostrando las relaciones entre ellas, (0,5 puntos) y Explicándolas (1 punto) El alumno debe responder en este mismo orden las cuestiones de esta pregunta. Primera cuestión a) Situación del autor en su época Inmanuel Kant (1724-1804) es un filósofo alemán imbuido de los ideales de la Ilustración. Su proyecto filosófico pretende la clarificación de la naturaleza de la razón al servicio de una humanidad más libre, más justa, más encaminada a la realización de los últimos fines de aquella. El segundo objetivo de su filosofía es conocer cómo debo obrar. Kant afirma que el hombre actúa de hecho determinado por diferentes motivos – deseos, sentimientos, inclinaciones, como pusieron de manifiesto los moralistas de la época, haciendo de estos motivos el fundamento de la moralidad de nuestras acciones – de carácter empírico o psicológico, cuyo conocimiento depende de nuestra razón teórica, base de la actividad científica. Pero, subraya, al hombre le interesa saber si hay una forma de actuar que debe preferirse necesariamente, en su condición de ser racional y libre. Ello conduce a investigar los principios de la acción racional y las condiciones de la libertad, si el hombre quiere que su conducta sea auténticamente moral, y esa es la tarea de la que él llama razón práctica. b) Indicación del tema o problema abordado en el texto Su naturaleza racional hace de los hombres un fin en sí mismo y ello constituye el fundamento de un imperativo categórico o ley práctica universal y necesaria para todo ser humano. Julián López Camarena. Texto comentado Kant. 1 c) Exposición de las ideas principales, mostrando sus relaciones —¡¡En esta ocasión vamos a desarrollar estos dos pasos juntos para ahorrar espacio, dadas las características del texto de Kant!! El texto es divisible en tres partes. En la primera, expone una ley universal para la voluntad: parte de la afirmación ‘el hombre existe como fin en sí mismo y no como medio para uso de una voluntad cualquiera’ (1ª idea), para fundar en ella la segunda afirmación: ‘ello nos impone la obligación en todas las acciones de considerarle valioso por sí mismo y no por lo que valga para nosotros’ (2ª idea). En la segunda, analiza el valor de las inclinaciones y de sus objetos, contraponiéndolo al valor de las personas en cuanto ‘fines en sí mismos’. Parte de afirmar que 1- ‘el valor de los objetos de las inclinaciones es condicionado, pues solo valen para satisfacer las necesidades fundadas en dichas inclinaciones’ (3ª idea); y 2- ‘las inclinaciones mismas tampoco tienen un valor absoluto’ (4ª idea). Para extraer la conclusión de que ‘nuestras inclinaciones sólo pueden hacer de criterio o fundamento de acciones cuyo valor es condicionado, relativo, y sin auténtico valor moral’ (5ª idea) En la tercera, expone Kant la justificación de lo afirmado en la primera parte: ‘es su naturaleza racional la que distingue al hombre (de los seres irracionales o cosas) como ‘fin en sí mismo’, lo que obliga a toda voluntad a no tratarle meramente como medio, a tomarle como límite de todo capricho, y exige de nosotros respeto. d) Explicación de las ideas Este texto se plantea la cuestión de si existe algo que pueda servir de fundamento para la formulación de imperativos categóricos, que obliguen a todos los seres humanos a obrar universal y necesariamente, en todo caso; racional y libremente, es decir con autonomía, pues el sujeto encuentra en su propia razón la norma que determina su voluntad. Sólo así tendrán las acciones humanas un auténtico valor moral. El texto nos plantea en su segunda idea que la voluntad o querer del hombre, que es la facultad de obligarse uno a sí mismo a obrar, encuentra un fundamento objetivo en los fines o motivos de la acción. Ahora bien, estos motivos en numerosas ocasiones están vinculados a nuestros deseos e inclinaciones que generan en nosotros necesidades correspondientes, de tal modo que tales fines solo tienen valor relativo en la medida que satisfacen esas necesidades. Por ejemplo, hay muchas personas que se sienten inclinados a compadecerse de las penas y sufrimientos de los demás (están llenos de conmiseración, en palabras del propio Kant). Esta inclinación les produce la necesidad de «de distribuir la alegría en torno suyo» por el placer íntimo que encuentra en ello, la cual solo puede ser satisfecha mediante las acciones a las que se ve obligada la voluntad del sujeto cuyo resultado es la felicidad de los otros, objeto y fin de tales acciones. Kant afirma que éstos actos no tienen un valor moral verdadero porque su máxima o motivo es una inclinación y no tiene un valor absoluto, incondicionado, sino relativo. Hacer felices a los demás con las propias obras es una norma que solo puede servir a quien siente esa conmiseración de la que nos habla Kant, pero no obliga a quienes la suerte y la felicidad de los demás o no les interesa o son insensibles a ello. Frente a lo sostenido por Hume y otros moralistas ilustrados la simpatía, compasión, o como quiera que se le llame a ese sentimiento, Kant afirma que no es universal, no está presente en todos los seres humanos. En las ideas primera y tercera afirma la exitencia de algo que sí tiene un valor absoluto y por tanto puede convertirse en fundamento de un imperativo categórico o ley práctica que sí obliga a todos los seres humanos universal y necesariamente. La naturaleza racional distingue a todo ser humano como fin en sí mismo, es decir cada uno toma conciencia de sí mismo como una Julián López Camarena. Texto comentado Kant. 2 existencia que se justifica en sí misma, o sea capaz de darse a sí mismo con su razón los fines más adecuados a la misma; y no existe para ser usada por otro a su voluntad, como medio para el logro de los fines que otro pueda proponerse con su razón en su existencia. Esta conciencia de sí —o representación, como la llama Kant— sirve de fin o motivo objetivo que me obliga a mí, pero también obliga a todo otro ser racional y por lo tanto puede convertirse en ley universal es decir, en imperativo categórico, que puede formularse en los términos conocidos: «obra de tal manera que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio». Así, aunque en nuestra relación con los otros seres humanos necesitamos en muchos momentos de ellos, en nuestras acciones que les afecten, para que tengan auténtico valor moral, no puede tratárseles como medio para nuestros fines, sino, como dice el texto, con absoluto respeto, que limita cualquier capricho nuestro. Tampoco podemos actuar con respecto a nosotros mismos de manera que nuestra racionalidad y nuestra libertad, notas esenciales de nuestra naturaleza que nos convierte en fines en sí, queden anuladas o menoscabadas por deseos, pasiones, o cualquier otro impulso propio de nuestra dimensión biológica. Julián López Camarena. Texto comentado Kant. 3