SEMINARIO SOBRE EL USO DE ANTICUERPOS MONOCLONALES EN BIOMEDICINA (Asignatura de Citología, Primero de Medicina) (Dr. Eduardo Martínez, Departamento de Medicina Interna) Un anticuerpo es una proteína producida por células plasmáticas (que son células diferenciadas a partir de linfocitos B), que tiene la capacidad de reconocer y unirse a moleculas extrañas al cuerpo (como por ejemplo microorganismos patógenos, proteínas de un organismo de diferente especie, etc). Los anticuerpos tienen dos regiones fundamentales: Las regiones variables Fab (son los dos centros de unión al antígeno, y son iguales) y la región constante Fc, que no se une al antígeno, pero que puede ser reconocida por los receptores de membrana de diversas células que parcicipan en la respuesta inmune. La mayoría de macromoléculas, incluídas prácticamente todas las proteínas y casi todos los polisacáridos pueden actuar como antígenos. Las zonas del antígeno que se unen a la región Fab de los anticuerpos se llaman determinantes antigénicos (o epítopos). La mayoría de los antígenos tienen varios determinantes antigénicos diferentes. Si si inyecta un antígeno a un animal, éste responde generando anticuerpos que reconocerán los diversos determinantes antigénicos de ese antígeno. Cada determinante antigénico es reconocido por anticuerpos que provienen de un solo clon de linfocitos B. Se llama clon, a un grupo de linfocitos B derivados de un único progenitor, los cuales producen solamente anticuerpos contra un específico determinante antigénico. La inyección de un antígeno genera una respuesta policlonal, porque se desarrollan múltiples clones de linfocitos B, cada uno de los cuales produce anticuerpos que reconocen un determinante antigénico. Así, si se obtiene el suero de ese animal, se consigue un suero policlonal. En este suero se incluyen anticuerpos que ya tenía el animal (que desarrolló frente a otros determinantes antigénicos en el pasado) y anticuerpos que reconocen cada uno de los determinantes antigénicos que tiene el antígeno que le inyectamos. Mediante determinadas técnicas se pueden aislar y cultivar in vitro clones únicos de linfocitos B inmortalizados (se llaman en realidad hibridomas y se forman como resultado de haber fusionado los linfocitos B o células plasmáticas, con células tumorales de mieloma). Estos, sólo producen el tipo de anticuerpos que nos interesan, y únicamente reconocen un determinante antigénico. Cuando se cultivan in vitro, los hibridomas producen un suero monoclonal. Los anticuerpos monoclonales son por tanto altamente específicos para reconocer un solo determinante antigénico. Mediante esta técnica se pueden obtener gran cantidad de anticuerpos específicos para utilizar en terapia. Algunas de las aplicaciones terapéuticas de los anticuerpos monolconales son las siguientes: a) Inmunotoxinas: La región Fc de los anticuerpos se puede conjugar por ejemplo con toxinas. Si esos anticuerpos reconocen antígenos tumorales, se unirán a las células tumorales, que los captarán y serán afectadas por la toxina que lleva el anticuerpo. b) Como antídotos contra antígenos. c) Para localizar pequeños tumores en el organismo, dificilmante detectables (conjugando los anticuerpos con isótopos radiactivos que puedan ser identificados por rayos X). d) En el control de enfermedades autoinmunes o en el control de la respuesta frente a transplantes. E) En el diagnóstico (como por ejemplo, las técnicas inmunocitoquímicas que son utilizadas en los Laboratorios de Patología).