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JOSÉ ANTONIO M A R T Í N - P E R E D A
esulta instructivo a veces
detenerse durante un
b r e v e i n s t a n t e de
tiempo y mirar con detalle algunas de las cosas que hacemos de
forma automática. Una de ellas
es, por ejemplo, la lectura. Según desplazamos la mirada por
las líneas de un texto, nuestra
mente va sintetizando la información que recibe y nos da noticia de su contenido. Es algo que
realizamos de manera inconsciente, y apenas nos damos
cuenta de la complicación de lo
que estamos haciendo.
Pero si nos detenemos a pensar reconoceremos inmediatamente que el grado de complejidad del proceso que llevamos a
cabo es enorme. Cada mancha
de tinta que vemos ante nosotros tiene un valor determinado,
que otros le han dado y nosotros hemos aceptado. Ese valor,
conjuntamente con el de otros
similares de las letras contiguas,
significa algo, una cosa, una
idea, un sentimiento. Pero es
sólo un rasgo que por sí solo no
significa nada. Una y, que en
realidad es sólo un breve trazo
de izquierda a derecha cortado
por otro más largo de derecha a
izquierda, más una o, que a su
vez no es más que un redondel,
forman conjuntamente yo, que
para cualquiera es el concepto
más lleno de significado que
pueda concebirse.
Polonio pregunta a Hamlet
en el acto II: "¿Qué lees?".
Hamlet le responde: "Palabras,
palabras, palabras". Pero para
poder decir que leía "palabras"
había sido preciso que antes reconociera lo que querían decir.
Había necesitado hacer la síntesis de un conjunto de trazos y
extraer un significado. Dudo
mucho que si Hamlet hubiera
nacido en Japón fuera el mismo
Hamlet que conocemos.
Porque los kanji japoneses, el
sistema ideográfico de su escritura, son algo radicalmente distinto. El proceso de síntesis que
necesitamos los lectores de las
lenguas occidentales se transforma en los orientales en análi-
sis. Para conocer qué representan los trazos que está leyendo
no ha de unir manchas que aisladas no significan nada. Tiene
que analizar el significado de
cada una de las partes de las
que está compuesto el carácter.
Si, por ejemplo, ve un rectángulo apoyado sobre dos trazos,
uno recto y otro doblado hacia
la derecha, habrá de descubrir
en ellos una boca, y debajo de
ella, dos piernas. Y tras este
análisis deberá concluir que eso
significa "hermano mayor",
porque el hermano mayor es el
que toma la responsabilidad de
la familia y habla por sus hermanos menores.
Es evidente que dos personas
en principio idénticas, pero de
las cuales una tiene un idioma
como el castellano o el inglés
como lengua materna y la otra
japonés no pueden pensar de
análoga manera. Es un hecho
demostrado en fisiología del
comportamiento que el cerebro
de los animales no se desarrolla
de igual manera si crecen en entornos donde existe un gran número de objetos diferentes que
si lo hacen en otro más pobre.
Hacia 1984, Rosenzweigy su
grupo encontraron en las ratas
que habían crecido en un ambiente rico en estímulos una
corteza cerebral más gruesa que
la de aquellas que lo habían hecho en otro carente de ellos.
Todo el conjunto de conexiones
neuronales que se establecen en
los procesos de aprendizaje son,
por fuerza, diferentes según lo
que haya sido preciso aprender.
Así, el predominio del análisis sobre la síntesis ha podido
ser una de las bazas más significativas en el formidable desarrollo japonés de los últimos
tiempos. Su investigación básica, en la mayor parte de los
campos de la ciencia y la tecnología, n o h a sobresalido en
comparación con la de otros
países. Los occidentales han
sido superiores a Japón en la
obtención de resultados concretos a partir de premisas abstractas. Pero la capacidad de este
último para analizar y profundizar en un objetivo determinado puede llegar a ser superior a
aquéllos. Ésta puede ser una de
las causas que han permitido a)
pueblo japonés mejorar y conseguir un alto grado de perfeccionamiento en un gran número de campos.
No ha sido la elaboración de
refinadas teorías de validez universal, ni el descubrimiento de
principios básicos en física o
biología. Ha sido la asimilación
de las teorías y los principios
encontrados por otros, para incorporarlos en una aplicación
concreta. Ésta puede ser parte
de la base que ha constituido el
germen de su tremendo despegue tecnológico: su capacidad
de análisis frente a la de síntesis.
La pregunta que viene a continuación es, ¿cuánto puede durar ese despegue, sí las bases sobre las que se asienta desaparecen? El tema puede alargarse
tanto como se quiera, y aquí no
queda espacio para ello.
ólo parece oportuno intentar extraer alguna
consecuencia de lo anterior. Es evidente que todo lo
expuesto hasta aquí es tan sólo
una interpretación sin apenas
soporte empírico. Podría parecer que, si lo tuviera, el futuro de
un pueblo estaría ya condicionado por el lenguaje de sus habitantes. Y eso es, sin duda, falso.
En cualquier caso, y tenga el
grado de verdad que tenga, el
hecho que sí es fundamental es
el de la necesidad de fomentar el
conocimiento de diferentes lenguas. Esa es la única manera de
desarrollar todas las capacidades posibles del ser humano: las
de análisis y las de síntesis. Y
que tanto si se ve el kanji de dos
manos tendidas la una hacia la
otra, con un corazón en medio,
o si se ve el trazo que indica la
existencia de una a, y el de una
m, y el de una o, y el de una r, se
sepa que ambas cosas sígnfican
lo mismo.
Catedrático de Tecnología Fotónica.
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