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EL REINO DE DIOS (6)
LAS PARABOLAS DEL REINO DE DIOS
Mateo 13
Las parábolas en general
La palabra griega “parábola” significa, ‘poner una cosa al lado de otra’ – para hacer una
comparación. Puede ser una historia verdadera o real, sacada de la vida corriente por la cual es
ilustrada una verdad, un deber o una enseñanza. Alguien describió las parábolas de Jesús como
siendo “historias terrestres con un sentido celeste”.
Algunos piensan que Jesús se sirvió de parábolas solamente con el fin de rendir las verdades del
reino más inteligibles y para ayudar las personas a recordarse. Esta interpretación es verdadera para
una categoría de oyentes, pero no para todos. Por ejemplo, para concluir su enseñanza dada en la
montaña, Jesús se sirvió de una parábola. Habló de dos hombres que construyeron una casa, el uno
sobre la roca, el otro sobre la arena. Jesús dijo que el hombre que construyó su casa sobre la roca es
aquel que “escucha las palabras que digo y las pone en práctica” (Mat. 7:24-27). El propósito está
claro. Ayudar a los discípulos a comprender la importancia de poner en práctica la Palabra. Pero
cuando Jesús habló a la multitud en Mat. 13, él se sirvió de las parábolas por otra razón.
Sorpresos por el hecho que Jesús se haya servido de parábolas más que nunca en su ministerio, los
discípulos le dijeron ¿Por qué les hablas por parábolas? (Mat. 13:10). Jesús responde a sus
discípulos, “Por que a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos
no les es dado” (Mat. 13:11). Y después en Mat. 13:13 dice “Por eso les hablo por parábolas:
porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden”.
Jesús sabia que la mayoría de la multitud no estaba dispuesta a escuchar y menos todavía en creer
verdaderamente en las verdades relativas al Reino. (Ver la parábola del sembrador, Mat. 13:4-9).
Los fariseos y los escribas habían tomado su decisión a propósito de Jesús: “Este no echa fuera los
demonios, sino por Beelzebú, príncipe de los demonios” (Mat.12:24). El Reino de Dios
“ciertamente había llegado a ellos”, pero no querían aceptar. De ahora en delante, la verdad será
escondida a aquellos que la escuchan sin arrepentirse. Delante de sus enemigos que rechazaban
cambiar, que le espiaban constantemente para traicionarlo, y delante de la multitud que cambiaba
fácilmente de opinión, Jesús hablaba en parábolas.
Cuando se trata de parábolas, no se puede olvidar que en general, ellas solo tenían una verdad
central para enseñar. Solamente una parábola, no debe servir como base de doctrina. No es
necesario caer en el error de intentar encontrar el sentido de cada detalle de la historia, como lo hizo
Agustino (354-430. Teólogo, predicador, padre y doctor de la Iglesia, autor de ‘Confesiones’ y de la
‘Ciudad de Dios’) – él interpretó la parábola del buen samaritano de este modo: el hombre es Adán;
Jerusalén es la ciudad de paz celestial donde vivió Adán; Jericó es la luna que representa entonces
la mortalidad de Adán; los bandoleros son el diablo y sus ángeles; el hecho de que fue dejado medio
muerto es una imagen del hecho que el vivía como hombre, aunque espiritualmente muerto; el
sacrificador y el levita son el sacerdote y el ministerio de la antigua alianza; el Samaritano es Cristo;
el aceite derramado en sus heridas es una imagen del consuelo y de la esperanza; el vino habla de la
exhortación para trabajar con un espíritu ferviente; la hostelería es la iglesia; el día siguiente es la
resurrección; los dos últimos hablan de la promesa de la vida actual y de la vida venidera y el
anfitrión es Pablo. (¡Gracias M Agustín!)
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El mensaje de las parábolas del Reino:
Las parábolas del trigo y la cizaña (Mat. 13:24-30), del tesoro escondido (Mat. 13:44) y de la red
(Mat. 13:47-50) se encuentran solamente en el evangelio de Mateo. Mateo destinó su evangelio a
los judíos. Había un mensaje particular para ellos. Las parábolas de la cizaña y de la red revelaron
un aspecto del Reino que antes no había sido revelado, (Mat. 13:34-35). Los judíos creían que a
partir de la llegada del Mesías, el reino de Dios sería establecido enseguida en la tierra y que Israel
sería restablecida. Los apóstoles creían en esto, mismo después de la muerte y la resurrección de
Jesús. Hechos 1:6 dice, “Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor,
¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?”, ellos ignoraban que en el plan de Dios había un
periodo entre la llegada del Mesías y el establecimiento terrestre del reino de Dios. Las parábolas de
la cizaña y de la red, hablan de este periodo, entre el rechazo de Jesús y de su regreso futuro como
Rey. Esta época incluye el periodo de la iglesia: estas parábolas describen entonces nuestra época.
Ellas describen como el Reino de Dios será durante esta época, donde el Rey está físicamente
ausente de la tierra. Es el periodo entre la primera llegada de Cristo y antes que Cristo no venga,
para establecer el reino prometido a David.
Leamos la parábola de la cizaña. Mat. 13:24-31 y la explicación dada por Jesús, Mat. 13:36-43.
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La cizaña es una mala hierba que molesta el crecimiento de los cereales.
La buena semilla son los “hijos del reino”, v38. Estos son los que recibieron la palabra en su
corazón, cuya nueva vida, es el fruto.
El campo no es el reino, ni la iglesia, el v38 establece que “el campo es el mundo”.
El enemigo es “el astuto”, “el diablo”: v38+39.
La cosecha es el fin del mundo: v40. El v30 dice que el justo y el malo deben estar juntos en
la tierra. El tiempo de la separación se hará al final. El justo no tiene que exterminar el malo.
El mal y el bien estarán juntos hasta el día del juicio. Ellos estarán entonces reunidos en el
trono del juicio. El justo “heredará el reino”. Todos los malos serán rechazados. Entonces
tendrá lugar la separación eterna.
Esta parábola no habla de la disciplina en la iglesia. El campo en el cual la cizaña es sembrada con
el trigo es “el mundo”, entonces la referencia es totalmente diferente.
Jesús trató la cuestión de la disciplina en la iglesia en Mat. 18:15-20. Aquí él dice que si un
hermano pecó, es necesario reprenderlo, primero cuando esté solo, después si no escucha,
acompañado de dos o tres. Si todavía rechaza escuchar, es necesario decir a la iglesia. Y si todavía
rechaza escuchar es necesario tratarlo como “un pagano y un publicano”, o sea, no como un
hermano. Ver también 1Cor. cap. 5; Rom. 16:7; 2Tes. 3:6+14-15; 2Tim. 3:5; 2Juan v10-11.
Leamos la parábola de la red: Mat. 13:47-51.
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Aquí todavía, como en la parábola de la cizaña, dice que en el fin del mundo, los ángeles
separaran el malo del justo.
La cizaña y los peces malos serán todos quemados y de la misma manera, el ‘malo’ es
echado en el horno de fuego, (v50). Aunque si suponemos que el lenguaje es una imagen, el
sufrimiento es intenso.
CONCLUSIONES:
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1). Para comprender todas las parábolas y sobretodo las parábolas del reino, es necesario un corazón
dispuesto, humilde, arrepentido y que está preparado para recibir la ¡Palabra con fe!
2). El enemigo que sembró la cizaña, es el diablo. 1Pedro 5:8 dice, “Sed sobrios, y velad; porque
vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”.
Pablo dice que hay en el mundo hombres que son “falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se
disfrazan como apóstoles de Cristo”, (2Cor. 11:13). Pablo añade, “Y no es maravilla, porque el
mismo Satanás se disfraza como ángel de luz”, (2Cor. 11:14), y Pablo concluye, “Así que, no es
extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a
sus obras”, (2Cor. 11:15). Apocalipsis 12:9 dice que “Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue
arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él”.
Estos ‘falsos apóstoles’ están en el mundo, pero nosotros no somos obligados a invitarlos a la
iglesia, ni dejarlos que se queden, ¡si llegan a penetrar en la iglesia!
3). Las parábolas de la cizaña y de la red, nos muestran que durante el periodo entre la primera
venida de Cristo y antes que Cristo regrese, no veremos el triunfo universal de la iglesia.
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