Unidad Nº 4 Unidad Nº 4 El pensamiento económico y los sistemas de producción. Estado y mercado. Mercantilismo y Fisiocracia. Feudalismo y mercantilismo: características. Relaciones con el sistema internacional. Proteccionismo y balanza comercial. Concepto de riqueza. El papel del Estado. La expansión mundial de Europa a partir del siglo XV. Fisiocracia: la importancia de la tierra. Producto neto y circulación. Le Tableau économique. Mercantilismo y Fisiocracia Feudalismo: concepto y características, una aproximación al modo de producción feudal. El feudalismo o modo de producción feudal es el modo de producción o sistema político, económico y social que cronológicamente lo situamos en la Edad Media. En lo económico el feudalismo se fundamentó en el dominio de la renta agraria por parte de la clase dirigente, representada por los Señores Feudales, dominio este logrado a partir de diferentes formas de coacción sobre los vasallos. Se estableció una cadena de lealtades y obligaciones por la que a los señores feudales se les encomendaban los vasallos, y a éstos los siervos que quedaban atados a la tierra, en la que se les permitía vivir y trabajar. Las relaciones económicas de la sociedad feudal eran muy diferentes a las actuales, ya que no se establecían sobre la base de la propiedad de los bienes o cosas, ni al funcionamiento del mercado. El trabajo no era pago y los vasallos y siervos recibían tierras de propiedad feudal, fruto de la conquista, que debían ser explotadas para la subsistencia y para el pago de tributos a los eslabones superiores de la cadena. Este tributo se concretaba en especie, recién hacia el fin del feudalismo, llegó a realizarse en dinero. Durante esta etapa el comercio fue casi inexistente, por lo que la producción se realizaba para el autoabastecimiento y para el pago de tributos. En la periferia de las ciudades se realizaban actividades artesanales que cubrían las necesidades de los señores feudales, pero que no podían expandirse debido a la ausencia de mercados. Es importante que señalemos que los mercados no se desarrollaban debido a la precariedad de las rutas comerciales terrestres y marítimas y a la baja densidad de población. Esto generó que las incipientes actividades productivas industriales quedaran sometidas a una excesiva rigidez controlada por los gremios artesanales que se organizaban jerárquicamente en maestros, oficiales y aprendices. Puede decirse entonces, que el Feudalismo consiste en un conjunto de instituciones que atan a un hombre libre, vasallo, a otro, Señor feudal. La institución básica es la servidumbre, es decir que el productor directo está obligado a entregar parte de sus productos, o su equivalente en dinero, o bien determinado número de jornadas gratuitas de labor, en virtud de una coacción jurídica o consuetudinaria extraeconómica. Así el concepto Feudalismo hace referencia a un orden relacionado a la tenencia de la tierra, en el cual el trabajador está sometido a trabas extraeconómicas que no le permiten ser libre. Es una formación económico-social posterior a la época esclavista y anterior a la capitalista. La diferencia esencial con el esclavismo es que en éste, el productor directo mismo es objeto de apropiación privada. Las características principales del Feudalismo son: Economía de base agraria Existencia de latifundios en manos de un número reducido de propietarios Abundante masa de campesinos atados por el sistema al Señor Feudal, el cual satisface sus necesidades entre ellas los armamentos para mantener la unidad de su feudo. La transición del Feudalismo al Capitalismo: diversos factores preparan esta transición. Tengamos presente en este punto lo dicho anteriormente: que el funcionamiento de un modo de producción depende de cómo se articulen las fuerzas y las relaciones de producción por tanto cuando éstas últimas entran en contradicción con las primeras, pues la forma en que están establecidas no hace posible que se sigan desarrollando las fuerzas productivas, se produce un cambio en el modo de producción. Con esto estamos tratando de señalar, que ha llegado un período en el ciclo del MP feudal en el cual las fuerzas productivas, es decir por los medios con que cuenta una sociedad para desarrollar su actividad económica, han alcanzado un desarrollo tal en el que se hace imposible mantener la estructura presente de las fuerzas productivas (en este caso particular el sistema de tenencia de la tierra y la relación Señor FeudalSiervo). Recordemos que el principio del modo de producción feudal es la propiedad de la tierra en diferentes grados, y la propiedad limitada de las personas en cuanto a esa tierra, de lo cual resultaba un circuito casi totalmente cerrado entre el producto agrícola y su consumo. Hay elementos que perturban este circuito cerrado y que nos permiten hablar de transición en el modo de producción (MP). Los factores que van a perturbar ese circuito son el desarrollo de la circulación monetaria, hasta entonces limitado; el progreso de la propiedad limitada absoluta ante la propiedad feudal; el cada vez mayor número de hombres libres; la relevancia de las ciudades frente al campo y la construcción de fortunas inmobiliarias que dieron nacimiento a una incipiente burguesía, que luego socavaría el poder de los Señores feudales. El paso sólo es decisorio cuando las revoluciones políticas sancionan jurídicamente los cambios de estructuras y cuando las nuevas clases dominan el Estado. En el siglo XVII tiene lugar el proceso de secularización del poder, paso por medio del cual el poder de la Iglesia Católica se separa del poder temporal, es decir del poder político del Estado. Es el origen del moderno sistema de estados soberanos hacia el interior (es decir establecen normas, reglas y tributos sobre una población y territorio determinado) e independientes hacia el exterior (es decir, que ningún estado puede someter a otro, los estados se reconocen mutuamente como tales). Estos estados florecientes buscaban su consolidación, por lo cual necesitaban de financiamiento; los comerciantes deseosos de mercados ampliado se refugiaban en el poder del estado, único capaz de llevar adelante las conquistas; intentamos marcar aquí entonces, en un primer acercamiento, la relación de mutua dependencia que existía entre ambos segmentos de la sociedad. Solo a partir del siglo XVI se generalizó el gran comercio, apoyado por el crecimiento de la producción local destinada al mercado y la mayor cantidad de talleres urbanos. Las ciudades se rebelaban de sus Señores feudales, reclamando libertad. Numerosas invenciones vinieron a modificar el nivel de las fuerzas de producción, sumado a la difusión y ampliación del pensamiento humano, la invención de la imprenta y el progreso en la navegación. Los descubrimientos elevaron el nivel científico y ampliaron la concepción del mundo; pero al mismo tiempo incrementaron el comercio con otras regiones. Una nueva era se abría para el capital mercantil, se constituyó un mercado mundial que afectó a todo el sistema productivo europeo, al mismo tiempo que grandes Estados lo aprovechaban para constituirse. Estas transformaciones estaban necesitando por tanto una nueva forma de organizarse no sólo para producir sino también para organizarse. Para Marx, la acumulación primitiva del capital se hizo gracias a las crisis, la violencia, los desequilibrios, los acaparamientos y la usura. Expropiación y proletarización son los términos principales de esta acumulación originaria, la cual apoyada por la colonización se dio de diferentes maneras: saqueos a los indígenas, piratería, pillaje, etc. Mercantilismo: entre los siglos XV y XVIII se desarrolló la era de los mercaderes, es decir el capitalismo mercantil, cuyo final coincidió con la Revolución Industrial, la Revolución Americana y la publicación del libro de Adam Smith "La riqueza de las naciones" en 1776, esos dos últimos hechos guardan relación entre sí, ya que representan reacciones contra las políticas y prácticas económicas de la era mercantilista. Para Alexander Gray "el mercantilismo era cualquier cosa menos un "sistema"; fue fundamentalmente el producto mental de los estadistas, los funcionarios públicos y los líderes financieros y comerciales de la época"1 Todo estudio de la teoría mercantilista debe ir precedido de una exposición de los cambios que se produjeron desde la economía feudal hasta el desarrollo del comercio entre estados-naciones grandes, ricos y poderosos. La aparición de estos estados nacionales, impacientes por destruir el particularismo feudal y el universalismo del poder espiritual de la Iglesia, dio por resultado un interés mayor por la riqueza y la aceleración de la actividad económica. El relajamiento de la autoridad doctrinal central, producido por la Reforma, y los progresos del concepto de derecho natural en la jurisprudencia y el pensamiento político, prepararon el terreno para un punto de vista racional, no ya espiritual, y científico respecto de los problemas sociales. La imprenta 1 Galbraith, J. Kenneth; Historia de la economía; Ed. Ariel. Pp.43. vino a representar el medio por el cual se posibilitó el intercambio social, y la difusión de los progresos dichos. La revolución en los métodos de cultivo agrícola destruyó las bases de la economía feudal, provocando la sobrepoblación rural, una conmutación creciente de los tributos feudales, el aumento de las deudas de los señores feudales y su necesidad de recurrir al comercio y a nuevos métodos agrícolas para surtir el mercado. Otro factor poderoso fueron los descubrimientos marítimos, que produjeron una expansión enorme del comercio exterior. En Inglaterra por ejemplo, puede verse con claridad el desarrollo del capitalismo: el crecimiento del comercio destruyó la agricultura de consumo, obligándola cada vez a acudir al mercado, lo que hizo a aquella más dependiente de las necesidades de los grandes mercados y del capital mercantil que los dominaba. En esta época se produjo un gran incremento del comercio local y de larga distancia que aceleraron la acumulación del capital comercial, hecho que se desarrolló a la par del nacimiento y expansión del sistema bancario y cambiario. Se inició una etapa en la que el mercader, y no ya el Señor Feudal, dominaba el proceso productivo. Las ganancias del mismo eran producto del monopolio y la extorsión. Pero esta fase evolucionó inevitablemente hacia una forma primitiva de capitalismo industrial: la producción a la orden o sistema Verlag (industria a domicilio). Así apareció una clase especial de manufactureros-comerciantes que empleaban a artesanos semi-independientes que trabajaban en sus casas. El siglo XVII fue testigo así de esos dos métodos de producción: el capitalista comercial y el capitalista industrial incipiente. El monopolio era el medio más importante por el cual los estados-nacionales incipientes trataban de incrementar el comercio para generar mayores fuentes de ingreso. En la producción y el comercio nacionales, los comienzos del capitalismo industrial condujeron a campañas ocasionales contra los monopolios. El capitalismo industrial incipiente no era opuesto al monopolio; se oponía solamente a los monopolios que favorecían a los capitalistas mercaderes. Después de haber suplantado a los antiguos, los nuevos intereses se convertían en defensores del monopolio con frecuencia. A lo largo de los siglos XVI y XVII encontramos a las grandes compañías comerciales privilegiadas que monopolizaban el comercio en regiones diferentes. La colonización fue un arma importante para disminuir los riesgos que significan los azares del comercio. Rara vez fueron suficientes los esfuerzos de los comerciantes y de las compañías para conseguir el dominio de las regiones remotas con las cuales comerciaban, y tenía que completarlos el poder del estado, a cuyo florecimiento contribuían, como ya dijimos. Los vínculos entre intereses comerciales y el estado se estrecharon más y, por lo tanto, la atención de la política estatal se concentró cada vez más en los problemas del comercio En las ciudades comerciales, los mercaderes no solo influían en el gobierno, sino que ellos mismos eran el gobierno. Hacemos simplemente aquí, un repaso de los tres acontecimientos importantes según Galbraith que influyeron en las actitudes y políticas económicas de la época: Los descubrimientos de América y el Lejano Oriente, lo que ocasionó un flujo importante de productos nuevos y exóticos. La gran influencia en las economías de las potencias marítimas europeas del descubrimiento de metales preciosos, que provocó la suba generalizada de precios. La aparición y consolidación del Estado moderno, que significa el último escalón de una cadena de acontecimientos que se inició con la decadencia de los Señores feudales. Tanto la doctrina de la Iglesia católica como el Protestantismo, fueron haciendo las concesiones necesarias a las circunstancias de la economía, así llegó a resultar legítima la financiación de las operaciones mercantiles con dinero prestado, y ya no se negó a los comerciantes el acceso al paraíso. Encontramos en Galbraith, también, tres cuestiones que considera relevantes de éste período: 1. Monopolio: los mercaderes tenían una actitud negativa respecto a la competencia y aprobaron, por tanto, el monopolio o la regulación monopolista de precios y productos. 2. Proteccionismo: dada la influencia de los mercaderes sobre el Estado Moderno, prevaleció una profunda creencia en la benignidad del mismo y en las ventajas de su intervención en la economía. La expansión del comercio trajo consigo una divergencia de los intereses comerciales individuales. La mayor parte de ellos buscaban una autoridad central poderosa que les protegiese contra las pretensiones de sus rivales. 3. Acumulación de oro y plata: este era el primer objetivo de la política personal y pública, a la cual debían dirigirse invariablemente los esfuerzos individuales y la regulación pública. La idea era: siempre es mejor vender mercancías a los demás que comprárselas, pues lo primero otorga ventajas, mientras que lo segundo acarrea inevitables perjuicios. Es importante señalar, según el mencionado autor, que la era del capitalismo mercantil o mercantilismo fue rica en precedentes de políticas que luego asumirían importancia y darían lugar a polémicas, como por ejemplo la intervención del estado a favor de la industria, la protección arancelaria y una política de balanza comercial. Pero mayor trascendencia, que todos ellos, revistió la aparición de un elemento que se convertiría en a institución económica predominante: la gran empresa moderna. Al principio se trataba de una asociación provisional de individuos que aunaban esfuerzos y capitales para una tarea común o para alguna expedición mercantil, y para asegurar precios no competitivos en la compra y venta de los productos respectivos. Lo que ha hecho posible hablar de mercantilismo es la aparición, en diferentes países, de una serie de teorías que explicaron durante mucho tiempo la conducta de los estadistas y les sirvieron de fundamento. Algunos escritores identificaron al mercantilismo con la estructuración del Estado o sea como una "fase de la historia de la política económica", que contiene diversas medidas económicas encaminadas a conseguir la unificación política y el poderío nacional. Resumiendo, destacamos como medios para ese fin, el surgimiento de los estados-naciones, el sistema monetario, el proteccionismo entre otros ya mencionados. La intervención estatal era una parte esencial de la doctrina mercantilista. Además sigue siendo cierto que fueron el hundimiento de la economía feudal y el crecimiento del comercio los hechos subyacentes a la decadencia de la estructura política feudal y al nacimiento del estado-nación. Durante mucho tiempo la reglamentación estatal fue condición esencial para la expansión de los mercados más allá de sus límites medievales, pero no fueron desconocidas, ni mucho menos, las dudas acerca del beneficio universal de la intervención. La relación entre la organización económica y las instituciones políticas debe considerarse como una relación de interacción. En general se acepta, que el capitalismo mercantil precedió y preparó el terreno al capitalismo industrial moderno. Este último vio en el poder del estado y en su intervención en la economía un serio obstáculo a su desarrollo y así entró en oposición a la estructura política que su propio antecesor había hallado necesario crear. Los mercantilistas pedían un estado lo bastante fuerte para proteger los intereses comerciales y para destruir las numerosas barreras medievales que impedían la expansión del comercio; al sostener que el principio de reglamentación y restricción mismo, eran una base esencial del estado, pues el capital comercial necesitaba mercados más amplios y estables, pero lo suficientemente protegidos para permitir una explotación interna segura. Más adelante sabremos que el monopolio, la protección y la reglamentación por el estado no siguieron siendo características indispensables del capitalismo una vez que llegó a su plenitud. En el capitalismo comercial, el comercio fue la fuerza dominante del desarrollo económico, la circulación de bienes o mercancías fue la esencia de la actividad económica. Su finalidad, la acumulación de dinero, correspondía a las ideas tradicionales de la riqueza y de los objetivos de la política nacional. La búsqueda de oro en tierras lejanas es la primera forma específica que tomó la expansión comercial. Así pues, la alta estimación del dinero fue común a todos los mercantilistas. El horror a acumular mercancías no vendidas aparece en todos los escritos mercantilistas. Este "horror a los bienes" se reveló de modo particular en la esfera del comercio exterior, y tuvo como consecuencia el que los mercantilistas buscaran una excedente de exportaciones, que en su esencia era el deseo de crear un excedente de riqueza. El único excedente que los mercantilistas conocían se producía si había ganancia en las ventas. Tenemos entonces a modo de síntesis de los puntos vistos hasta ahora que, las transformaciones en las condiciones materiales, político-jurídicas e ideológicas de una sociedad, traen como consecuencia un proceso de transformación en las fuerzas productivas y las relaciones de producción, es decir nos lleva a una cambio en el modo de producción. Por otra parte que el sistema de producción feudal es un sistema cerrado, compuesto por una serie de medios y relaciones, en el cual una serie de transformaciones internas y externas rompen esa hermeticidad para iniciar el proceso de transformación. El pensamiento económico a partir del siglo XVIII: La fisiocracia: Fue en Francia, en el período que es llevado a cabo el desarrollo del mercantilismo en las grandes potencias continentales, donde tuvieron lugar una combinación de factores económicos, políticos e intelectuales que colocaron a esa nación en un nivel ideológico aparte del que prevalecía en el resto de Europa. Para entonces ya habían aparecido en el país el capitalismo mercantil y el artesanado. Pero en mayor medida que cualquier otro país europeo, Francia había conservado un fuerte interés por la agricultura, actividad a la que se le continuó rindiendo un verdadero culto. También es cierto, que el gobierno francés se había sometido menos que los otros países a los intereses y políticas del mercantilismo. El mayor aporte de los fisiócratas al pensamiento económico de la segunda mitad del siglo XVIII fue el papel de la agricultura como fuente de riqueza. Al mismo tiempo se reconocían las graves debilidades públicas de la estructura económica y política contemporánea, indicando que tales deficiencias debían superarse. En esta forma, se combinó la afirmación de los valores históricos de la tierra y de su correspondiente poder político y precedencia social, con la proclamada necesidad de su reforma, considerándose esta última indispensable para la supervivencia del sistema tradicional. Los fisiócratas constituían un grupo coherente, y muchas de sus ideas no se atribuyen a determinados autores, sino al conjunto. Tres de sus miembros más importantes son: François Quesnay (1694-1774), Anne Robert Jacques Turgot (17271781) y Pierre Samuel dupont de Nemour (1728-1817). Es importante que señalemos, que el objetivo principal de los fisiócratas era conservar, mediante reformas, una antigua sociedad en la que los propietarios rurales gozaban de superioridad social y privilegios, a la cual todos ellos eran adictos, y rechazar las pretensiones e intromisiones del capital mercantil y las rebeldes, crudas y vulgares fuerzas industriales por él engendradas. El principio básico de los fisiócratas era el concepto de derecho natural, consideraban que éste era el que en última instancia regía el comportamiento económico y social. El derecho de los reyes y de los legisladores solo resulta tolerable en la medida que es compatible con el derecho natural. Lo más sabio, desde este punto de vista, es entonces, dejar que las cosas funcionen por su cuenta, es decir de acuerdo a los motivos y restricción naturales. La norma orientadora en materia de legislación, y en general, de gobierno, debía ser laissez faire, laissez passer (dejar hacer, dejar pasar). Estas palabras encarnan al máximo legado de los fisiócratas. Sobre la base del derecho natural atacaron al mercantilismo. Se suponía, y era desde este unto de vista casi una obviedad, que los reglamentos favorables a los mercaderes, como por ejemplo las concesiones monopólicas, las abundantes restricciones proteccionistas sobre el comercio interior y los gremios mercantiles, estaban en conflicto con el derecho natural. Se alzaron contra los privilegios del capitalismo comercial. No obstante se había formulado ya otra doctrina que resultaba todavía más claramente opuesta al prestigio y a la consiguiente influencia de los mercaderes. Se trataba de la noción del producto neto. Ésta afirmaba sencillamente que toda riqueza se origina en la agricultura, y en ninguna otra actividad económica, oficio u ocupación. Según ella, los mercaderes compraban y vendían el mismo producto, sin agregarle nada en el proceso. Y lo mismo sucedía, ambiguamente, en la industria, es decir en la manufactura. Ésta solo añadía un contenido de mano de obra a los productos de la tierra, pero no creaba nada nuevo. Además, estaba limitada en su extensión por sus orígenes y suministros agrícolas: "para que pueda aumentar el número de zapateros, debe aumentar la cantidad de cueros vacunos". La estructura de clases de los fisiócratas guardaba una estrecha relación con el concepto de producto neto. Así encontramos entonces a: Los terratenientes o propietarios, que orientaban, vigilaban o, en cualquier otra forma, presidían la producción agrícola, de modo que en definitiva de adjudicaban el producto neto y sobre ellos recaían las responsabilidades sociales y políticas de la comunidad y del Estado. Los productores, cuyos miembros practicaban la ganadería y labraban la tierra; y sólo una vez que se les había pagado su remuneración el producto neto pasaba a manos de los propietarios. Finalmente, en un rango inferior, los mercaderes, manufactureros y artesanos, es decir, la clase improductiva. Como ya señalamos anteriormente, de la agricultura provenía todo incremento de la riqueza; de los demás sectores no provenía nada: "la agricultura es la fuente de toda la riqueza del estado y de la riqueza de todos los ciudadanos". Como consecuencia, el fomento y la promoción de la agricultura eran no ya la mejor, sino la única forma de conseguir un mayor bienestar social. De lo que se deducía que los impuestos aplicados al sector rural debían ser moderados; las actividades de los recaudadores no debían ser explotadoras o erráticas. De tal moderación dependían la integridad del producto neto y la prosperidad de la agricultura y por lo tanto también del país. Los fisiócratas también analizaron marginalmente el problema de la fijación de precios: según ellos, la manufactura no añadía ningún valor al producto y, por tanto, los precios debían responder a los costes de producción, idea poco útil si no se sabía como evaluar lo que determinaba dichos costes. Y también se refirieron por otra parte, aunque solo fuera de paso, a la fijación de los salarios según el mínimo necesario para la subsistencia del trabajador. Estas cuestiones serían objeto de un amplio debate y de ulterior desarrollo en Escocia e Inglaterra durante los años subsiguientes. Pero hubo además otra contribución de los fisiócratas que durante mucho tiempo fue tenida por una novedad intrascendente, y que sin embargo ha adquirido también gran resonancia en nuestra época. Se trata del Tableau Economique modelo ideado por Quesnay para indicar cómo los productos circulaban del productor a los terratenientes o propietarios y de éstos a los mercaderes, fabricantes u otras clases estériles y, a su vez, cómo el dinero, por diversas vías, retornaba al productor. Así podía apreciarse cómo cada parte de la economía servía a las demás y era a la vez compensada. En esta forma, el sistema de compra y venta se reveló como un sistema completo de interconexiones. PRODUCTOR Producto TERRATENIENTE DINERO producto MERCADERES Los fisiócratas procuraron reformar el viejo sistema y, al mismo tiempo, defenderlo. Considerando a dicho sistema superior al mundo invasor del mercantilismo y del capitalismo industrial naciente, necesitaba, como lo creía en especial Turgot, liberarse de la corrupción, el derroche, la extorsión y otros excesos de los privilegiados. La Revolución Francesa arrasó el mundo que los fisiócratas habían tratado de defender y de salvar. No obstante, subsistió, como legado para las generaciones futuras, la noción de un sistema económico en términos de una estructura interconectada e interdependiente, y una gama diversa y luminosa de conceptos, como los de un derecho natural que regula el comportamiento económico, la preeminencia intrínseca de la agricultura, el laissez faire, el producto neto, el tableau Economique. Diferenciando entre los autores, François Quesnay (1694-1774) analizó de manera científica la circulación de los productos y medios de producción entre las diferentes clases sociales que conforman una sociedad y su sistema económico. Los fisiócratas comparten para Roll "el mérito de haber descartado definitivamente la creencia mercantilista de que la riqueza y su aumento se debían al comercio. Llevaron a la esfera de la producción el poder de creación de la riqueza y del excedente susceptible de acumulación. El punto central de su análisis era la búsqueda de este excedente", o sea el producto neto. "Después de descubrir su origen de manera que constituía un avance respecto de los mercantilistas ingleses, llevaron a cabo, en el Tableu Economique de Quesnay, el análisis de su circulación entre las diferentes clases de sociedad"2. El interés principal del Tableau se centró en la distribución y reproducción de los valores de uso del producto neto. Los fisiócratas iniciaron un movimiento de ideas que fue estímulo poderoso para el desarrollo de una teoría del valor y de la plusvalía como 2 Roll, E.: Historia de las doctrinas económicas, Fondo de Cultura Económica, varias ediciones, P. 131 productos del trabajo. Estos consideraban a su vez, que la manufactura era incapaz de crear nuevos valores, que sólo sumaba valores ya creados. Esta visión obviamente luego se rechazará, entre los clásicos. Turgot, por su parte, agregó unas consideraciones sobre elementos subjetivos del valor de cambio: capacidad de un bien para satisfacer una necesidad, escasez del mismo, etc. Aquí está el punto de partida de una posterior corriente subjetivista: "la utilidad de un bien, su escasez, para determinar su valor; en contra de la valoración objetiva sobre la base del trabajo como medida para determinar el valor de un bien". Dado que estos autores consideraban solo a la agricultura como actividad productiva, se oponían a la política mercantilista del ministro francés Colbert, política favorecedora de la industria. Para ellos, ésta no creaba valores, sino que tan sólo los transformaba, y no podía agregar riqueza al país. Había que rechazar estas intervenciones del estado en la economía ("laisser faire, laisser passer"). Para cerrar la idea acerca de los autores fisiócratas diremos que, fueron defensores del orden social previo a la Revolución Francesa. No atacaron a la clase terrateniente ni a los elementos feudales, pero sus análisis, el aclarar la forma en que se produce y distribuye la riqueza social, pudieron ser utilizados como una importante contribución para preparar, en el campo de las ideas políticas y sociales, el terreno de la Revolución. Proceso de cambios: la Revolución Industrial tuvo lugar en Inglaterra durante el último tercio del siglo XVIII, ésta consistió, como sabemos, en la transformación de numerosos medios que desplazaron hacia las fábricas y las ciudades industriales a los trabajadores que hasta entonces habían producido mercancías en sus cabañas o alimentos en sus propias granjas. La figura o actor social dominante en esta transformación, y por tanto cada vez más en la comunidad y en el Estado, ya no fue el mercader, como lo había sido durante el periodo del capitalismo comercial o mercantil, cuya vocación era la compra y venta de mercancías, sino el industrial, que se dedicaba a la producción de las mismas, no ya en cantidades limitadas. El proceso de producción de hizo más complejo y fragmentado. La producción ya no era artesanal y por pedido de la demanda. El industrial buscaba fuentes de materias primas para producir más, y mercados para vender esta producción. Aumentar la productividad, disminuir los costos de producción y obtener a su vez un mayor excedente se convirtieron en el objetivo de esta nueva clase que comenzó a consolidarse en el siglo XVIII. La Revolución Industrial modeló profundamente el desarrollo económico Nos interesa este contexto, ya que de él va a desprenderse el pensamiento tanto de Adam Smith, contemporáneo de estos procesos, y tres cuartos de siglo más adelante, de Karl Marx.