LA CULTURA CHINCHORRO Fuentes: http://www.precolombino.cl/es/culturas/surandina/chinchorro/index.php http://www.iie.ufro.cl/wlink/webs/lpn/cultura2.html http://www.chileaustral.cl/culturas/indios/crono.html Los chinchorros llegaron hace 8 mil años al litoral del extremo norte de nuestro país, constituyendo el primer pueblo que habitó las costas del desierto de Atacama, donde hoy se encuentra la ciudad de Arica. Gracias a los afloramientos de aguas dulces en la costa, se facilitó el poblamiento humano en esta región. Los chinchorros pertenecieron al grupo de los cazadores-recolectores. Se desplazaban por la costa alimentándose de moluscos y pescados que lograban extraer del océano Pacífico. Para ello idearon un conjunto diverso de herramientas, entre las que resaltan el anzuelo de espinas de cactus y las puntas de arpón para capturar distintas presas. A partir de tumores encontrados en los oídos de las momias de esta época, se sabe que buceaban a gran profundidad. Pese a su fuerte orientación marina, utilizaron también especies vegetales terrestres como alimento y para confeccionar diversos objetos. Vivían en rucas hechas de cueros de lobos marinos, pegados a las laderas de los cerros del sector sur costero llamado hoy "Corazones". A medida que estos cazadores recolectores comenzaron a asentarse, se fueron transformando en pescadores expertos. En sus tiempos libres elaboraron simples, pero bellos instrumentos de pesca, como por ejemplo: anzuelos de conchas y cactáceas, pesas líticas y tejidos de malla. Además, se convirtieron en hábiles tejedores de junquillos, manufacturando cestería y esteras para usos múltiples. Sin embargo, uno de los aspectos culturales más interesantes de la cultura chinchorro fue su complejo sistema funerario. Es el legado más importante que dejaron los chinchorros, sus momias, que a partir del año 1.980 se establecen como las más antiguas del mundo, con una data de 10.000 años a. C. Alrededor de 7.000 años atrás, estos pescadores comenzaron a momificar artificialmente a sus muertos, práctica cultural que perduró por 3.500 años, y su epicentro cultural fue el área de Arica– Camarones. La preparación del cuerpo para la otra vida fue una creación a veces increíblemente sofisticada. Los cuerpos eran completamente desarticulados para ser posteriormente reensamblados. Las momificaciones más antiguas del mundo fueron hechas en las colinas que rodean a Arica. Ellos descubrieron el ocre rojo y un nuevo color se puso de moda. El cuerpo ya no era separado. En su lugar realizaron incisiones en la piel y removieron sus órganos, para luego coserla con cabellos humanos, insertados en una aguja de cactus. Los pescadores chinchorro desarrollaron varios estilos de momificación a través del tiempo, tales como: momias negras, rojas y con patina de barro. Las momias negras son las más antiguas y las más complejas. Este estilo, que comenzó 7.000 años atrás, perdura por casi dos milenios. Las momias negras eran cuerpos reensamblados casi como una estatua, es decir, un cuerpo rígido, con una estructura interna confeccionada con palos, cuerdas de totora y una pasta de ceniza para el modelado del cuerpo. A menudo la piel era reemplazada con piel de lobo marino cuando la propia era insuficiente. Al final, los preparadores fúnebres pintaban el cuerpo con una pasta negra de manganeso (de allí su nombre de momia negra). En comparación con las anteriores, las momias rojas se realizaban sin una gran destrucción del cuerpo. En general, los órganos eran removidos a través de incisiones. Para proveer rigidez al cuerpo se deslizaban maderos puntiagudos debajo de la piel y luego las cavidades eran rellenadas. También añadían al cuerpo una larga peluca de pelo humano que aseguraban con un casquete de arcilla. Después de cerrar las incisiones, el cuerpo era pintado con ocre rojo y a menudo la cara era pintada de negro. En algunos casos, la piel era repuesta en forma de vendajes. Este estilo rojo aparece cerca de 4.000 años atrás y perdura por casi 500 años. Después del estilo rojo, las técnicas de momificación se simplifican, los cuerpos comienzan a ser simplemente cubiertos con una pátina de barro, como cemento, lo cual ayudaba a prevenir la descomposición. Este estilo con pátina solo duró un par de siglos. Esquema de la tipología de momias chinchorro: de izquierda a derecha, negro, vendada, roja y con pátina de barro (dibujo de B. Szuhay). Fuente: http://www.uta.cl/masma/patri_edu/chinc horro.htm El desarrollo artístico chinchorro quedó plasmado, casi exclusivamente, en el delicado ajuar de las momias y, en cierto sentido, en el elaborado tratamiento que recibían los difuntos. Contaban con turbantes de cuerdas de fibra vegetal o animal torcidas, adornados con cuentas de concha y malaquita, que cubrían la cabeza deformada intencionalmente en vida. Los rostros eran cubiertos por finas mascarillas de barro y los cuerpos envueltos con elaborados textiles de fibra animal y/o vegetal a modo de fajas y cordones. Estos combinan distintos colores según la época, primando los tonos crudos, ocres y terracotas. Algunas momias presentan faldellines de totora. Los cuerpos descansan sobre esteras de fibra vegetal y sacos de piel animal. Muchas de las momias eran acompañadas de estólicas, cuchillos, arpones y otros instrumentos. A veces, también de láminas de cobre nativo o natural que iban dentro del conjunto funerario. A pesar de que las poblaciones chinchorro eran de pescadores sencillos, sin conocimiento de la cerámica, la agricultura o el tejido a telar, su vida religiosa y espiritual debe haber sido muy compleja, como lo demuestran sus prácticas funerarias. Ellos veneraban los cuerpos momificados de sus ancestros. En las culturas posteriores, como por ejemplo en la incaica, también se veneraba a los cuerpos desecados de los ancestros. Para los incas las momias eran consideradas Huacas o entes poderosos que tenían el poder de dar fertilidad, buenas cosechas y felicidad. Las momias conectaban el mundo real con el sobrenatural. Los chinchorros continuaron con el sistema de momificación con todos los miembros de su grupo social, adultos, niños e incluso fetos, independientemente de su posición social, es decir practicaron la "democracia de los muertos". Los estrechos lazos familiares de los chinchorros, se mantenían hasta después de la muerte, cuidaban a sus seres queridos a través de la momificación. Se puede apreciar que los cadáveres momificados eran reparados cada cierto tiempo, incluso sustituían los huesos con piezas de madera, por lo que se cree que tenían un fin determinado. Los chinchorros no tenían escritura, por lo que nunca entenderemos la relación que tenían los vivos con los muertos. Pero las frágiles momias que han permanecido milenios en la arena salina del norte de Chile, continúan revelando sus secretos a la ciencia moderna. Esta sociedad pre-agrícola comía algunas plantas silvestres, pero principalmente frutos del mar, también se descubrió que preferían carne roja, pero no necesariamente de animales terrestres, sino de lobo de mar. Los chinchorro no desaparecieron misteriosamente, sus descendientes continuaron viviendo y floreciendo en la costa del Pacífico. Lo que sí cambió fue la complejidad de su sistema político y social. Los chinchorros, 1.700 años antes de nuestra era Cristiana, abandonaron la práctica de la momificación artificial. En el sistema funerario de las poblaciones post–chinchorro los cuerpos eran enterrados en una posición flectada y se momificaban naturalmente debido a la acción desecante del desierto. Sin embargo, la momificación natural o artificial evidencia que la preocupación por la muerte y el más allá, ha tenido una influencia poderosa en la vida cotidiana de las culturas pre–hispánicas. El promedio de vida de las personas de esta cultura era de entre 25 a 35 años de edad. Se puede decir que, por cada cuatro niños que nacían, tres sobrevivían, pero cuando comenzó el período agrícola, de cada dos niños que nacían uno moría, considerando entonces que la tasa de supervivencia era mayor en la etapa anterior. Alrededor del año 1.500 a. C. los chinchorro sepultaron a su última momia cubierta de barro, terminando de esta manera 3.500 años de momificación elaborada en América.