La red Internet ofrece muchos servicios útiles para particulares y empresas. Entre otras cosas nos permite: Utilizar el e-mail o correo electrónico, que permite el intercambio mensajes de correo de una forma sencilla y muy rápida entre personas de otras empresas, clientes, proveedores, amigos, sin importar en qué parte del mundo estén. El uso eficaz del correo electrónico permite ahorrar mucho tiempo y dinero a sus usuarios ya que puede servir para pedir información sobre productos o servicios, aclaraciones, comentar temas de trabajo con colaboradores o simplemente estar en contacto con familiares o amigos de una forma rápida y económica. Dar a conocer nuestro negocio o actividad al mundo, mediante el servicio World Wide Web (páginas web), el cual, mediante páginas multimedia (texto, gráficos y sonido) proporciona un escaparate atractivo para nuestra empresa. Crear nuestros propios servicios, desde donde podemos ofrecer información sobre nuestros productos y servicios. Encontrar contactos para realizar nuevos negocios. Gracias a las páginas web de otras empresas podemos encontrar posibles colaboradores para futuros negocios. Establecer un sistema de comunicación para las sucursales de una misma empresa. La red Internet proporciona un medio de transporte de datos económico que puede ser utilizado para intercambiar información entre diferentes sedes o sucursales de una misma empresa. Buscar información para hacer una tarea o trabajo. Podemos conectar con los servidores de información de proveedores para conocer detalles de sus productos, recomendaciones técnicas y obtener demostraciones sus productos (versiones de evaluación de software, ficheros de vídeo de ordenador con demostraciones o tutoriales...). Tener acceso a los servicios de Banca Electrónica. La mayoría de Bancos ofrecen servicios como consulta de cuentas, fondos de inversión, operativa con tarjetas o transferencias a través de la red Internet. Ahorrar tiempo en las relaciones con la Administración gracias a los servicios que ésta ofrecerá en un futuro inmediato (relaciones con Hacienda). Comprar artículos de todo tipo en tiendas repartidas por todo el globo. Leer artículos en publicaciones electrónicas de todo tipo. Conocer las noticias más importantes de diversos países, mediante el acceso a las versiones electrónicas de los principales diarios del mundo. Conocer los movimientos de la bolsa. Tener acceso a miles de bases de datos con información sobre temas diversos, desde la literatura hasta la ciencia, desde los negocios hasta el entretenimiento. Tener acceso a cientos de miles de programas para su ordenador, desde juegos hasta tratamientos de textos. La lista anterior no cubre todas las posibilidades de Internet, pero es suficiente para dar una idea de su gran utilidad. en y la dificultad de encontrar información que la caracterizan Internet es un medio de comunicación interactivo, donde el usuario puede elegir qué experiencia quiere vivir. Internet no es un ordenador. La cantidad de información y la potencia de los servicios disponibles en Internet no se puede describir en las ventajas y en los inconvenientes de un ordenador. Las televisiones, los teléfonos móviles, las agendas personales, los coches, los relojes,..., todos tendrán acceso y se aprovecharán de Internet. Internet es del usuario, del dueño del ratón: se trata de un gigantesco mando a distancia que permite acceder a millones de canales. Nunca en la historia se había creado un medio tan orientado al usuario, tan diseñado pensando en sus gustos y necesidades. Y, lo que es más importante, el usuario se ha dado cuenta y exige sus derechos. En Internet se exige que todo sea más cómodo, más rápido, más barato que en el mundo real. La actualización de la información se ha de realizar cada minuto, el servicio de atención al usuario ha de ser cualificado y prácticamente instantáneo. Olvidar estas reglas significa estar muerto, fracasar. Internet es una realidad. Las empresas que desprecien el poder de Internet y no acepten las nuevas reglas del juego están condenadas al fracaso y desaparecerán en el futuro. Las empresas tradicionales deben preguntarse seriamente cuál es su verdadero negocio y, con la respuesta correcta, entender la naturaleza de Internet y adaptar la cadena de valor de sus productos a la nueva economía. Internet no es una acción en bolsa, pues el éxito de un proyecto en Internet no depende de su cotización bursátil, sino del número de clientes satisfechos. Son los inversores los que con sus compras y ventas disparan el precio de una acción, son los inversores los que demuestran confianza en el futuro de Internet, son los inversores los que están prefiriendo valorar a las empresas de Internet sobre la base del tiempo que tardarán en quebrar (el tiempo que pueden soportar arrojando pérdidas y no beneficios), olvidándose ya de los famosos multiplicadores de clientes, número de páginas y expectativas de mercado. Internet no será rentable en España hasta que adquiera calidad. La rentabilidad de Internet depende completamente del comercio electrónico. A pesar de los esfuerzos de todas las empresas en este terreno, la realidad es que hoy en día comprar en España por Internet resulta patético: los formularios de petición de productos son exageradamente largos y casi siempre fallan en mitad del proceso, pocas tiendas ofrecen un catálogo amplio y más ventajas que en el mundo real, casi ninguna tienda reconoce al usuario y le guía en sus próximas compras, incluso en un sector tan crítico como las entidades bancarias, la mayoría de las páginas seguras que permiten realizar transferencias están casi permanentemente caídas. Lejos quedan ya los días en que el término internauta sonaba poco menos que afiliado a una secta satánica y ya nadie se sorprende cuando decimos que hemos estado navegando o chateando con nuestro ordenador. No cabe duda: la explosión de Internet ha comenzado en todo su potencial y la Red se ha introducido de lleno en nuestras vidas. La denominada revolución de Internet está teniendo un impacto radical en nuestra sociedad (y sin duda alguna va a tener aún muchísimo más en los años venideros), hasta el punto de que operaciones tan habituales como consultar el saldo de nuestra cuenta bancaria, hacer la compra en el supermercado o reservar los billetes de avión de nuestras próximas vacaciones se realizan a través de la Red con absoluta normalidad. De todos los servicios que ofrece Internet, no cabe duda que el más popular es la World Wide Web o Web. Se trata de un conjunto de millones de páginas en formato electrónico, con los contenidos y temáticas diversas. La esencia de la Web es la información e introduce numerosas posibilidades en la forma de distribuirla. Toda empresa que se precie oferta en la Red su sitio web, es decir, todo un conjunto de páginas relacionadas entre sí, para que el gran público y sus potenciales clientes puedan conocer o adquirir sus productos y su tecnología, o simplemente para que se potencie su imagen. Internet es el escaparate más grande que existe y, al mismo tiempo, el mercado más extenso y democrático. Sin embargo, la orientación de la Web no es meramente económica y navegando por ella podemos encontrar páginas divulgativas, con contenidos didácticos, científicos o lúdicos y ya no sólo instituciones u organizaciones, sino también de particulares. Estas últimas son las denominadas páginas personales.