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REPÚBLICA ARGENTINA
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
REUNIÓN DE LA COMISIÓN DE INDUSTRIA Y COMERCIO
Salón “Arturo Illia”
Martes 2 de octubre de 2007
Presidencia de la señora senadora Mastandrea
02/10/2007
Reunión de la Comisión de Industria y Comercio
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— En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Salón “Arturo Illia” del
Honorable Senado de la Nación, a las 14 y 25 del martes 2 de octubre de
2007, dice la:
Sra. Presidenta (Mastandrea). — Agradezco la presencia de todos ustedes. Les solicito que
utilicen los micrófonos a efectos de poder realizar la versión taquigráfica.
Esta es la segunda reunión que realizamos respecto del tema de la Ley de Talles. Nos
parece importante dejar por escrito todas las opiniones que hemos ido recopilando durante estos
meses de trabajo. Seguramente se realice una reunión más sobre este tema, pero es importante
que cada uno tenga la oportunidad de decir lo que piensa respecto de esta ley.
Hoy tenemos la presencia de la Fundación “Mujeres en Igualdad”, que está representada
por su presidenta, la señora Ema Cibotti, y por la señora Monique Thiteux Altschul. También,
está presente el director General de Defensa del Consumidor y Usuario de Mar del Plata, el señor
Federico Alvarez Larrondo y de CAME, en la persona del doctor Jorge Bizet y la doctora Elina
Stewart.
Vamos a comenzar dándole la palabra a cada uno para que se exprese. Esta reunión es
abierta, por lo tanto, si llega alguien más que desee hacer uso de la palabra no habrá
inconvenientes.
Le solicito a la señora Monique Thiteux Altschul que comience.
Sra. Thiteux Altschul. — La Ley Nacional de Talles es todo un hito para nosotras dado que se
trata de una ley muy esperada por las mujeres de todo el país.
En este momento, alrededor del 80 por ciento de las mujeres, ya sea adultas, grandes,
niñas o adolescentes, tiene dificultades para poder vestirse.
Tenemos varias experiencias provinciales. Creo que para hablar de la ley nacional
tenemos que tomarlas a efectos de ver qué errores no tenemos que volver a cometer.
Por suerte, la ley nacional es mucho más inclusiva que algunas otras leyes. Por ejemplo,
la ley de la provincia de Buenos Aires habla solamente de talles adolescentes. Esto plantea
siempre el problema de dónde se visten las adolescentes, quiénes son adolescentes, hasta qué
edad, hasta qué tamaño, etcétera. Además, esta ley incluye también a los hombres. Esto es muy
importante porque a lo largo de estos meses que hemos venido trabajando en el tema hemos
recibido muchas llamadas de varones. También, nos han llamado periodistas para decirnos
“téngannos a nosotros también en cuenta”.
Estuvimos monitoreando las leyes de las provincias de Buenos Aires y de Santa Fe.
Siempre pedimos leyes y nos olvidamos de que una vez que están tienen que ser también
apoyadas, tienen que ser también monitoreadas. Con distintas ONGs hicimos una recorrida.
Éramos alrededor de treinta mujeres que visitamos tiendas del Gran Buenos Aires: de la región
metropolitana norte de la provincia de Buenos Aires. Visitamos cuarenta negocios de San Isidro,
ocho de Vicente López, algunos de Martínez y cinco de Santa Fe. Nos llamó la atención que las
tiendas que no ofrecían talles grandes en la provincia de Buenos Aires sí los ofrecían en Rosario.
¿Cómo aparecían ahí? No lo sabemos; pero las tiendas más preciadas por las mujeres en el rubro
deportes, por ejemplo, tenían hasta el talle 50 mientras que en la provincia de Buenos Aires
tenían, como mucho, hasta el talle 42.
No voy a hablar demasiado de la ley de la provincia de Buenos Aires porque lo hará el
defensor del consumidor de Mar del Plata, que tiene una experiencia muy rica en este tema.
A lo largo de los años de la Fundación “Mujeres en Igualdad” hemos abordado
muchísimos temas que van desde los distintos tipos de violencia contra la mujer, la no
discriminación, género, corrupción, etcétera, y nunca tuvimos un acompañamiento tan grande de
la prensa y del público como en este caso. Cuando hicimos esta recorrida se nos unió Canal 13 y
TN. Después nos llamó CQC; hicieron un programa especial. En nuestra página web está el
video que hicieron. Nos acompañaron Página 12, Clarín, Perfil, y una cantidad muy grande de
periódicos digital y zonal. A su vez, recibimos gran cantidad de correos electrónicos
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manifestando apoyo.
Algunos de esos correos electrónicos son realmente interesantes. Aclaro que tenemos
fichas hechas de cada uno de los negocios que visitamos, donde consta qué pasaba con cada uno
de los talles y si conocían la ley, entre otras cosas. Los que quieran las pueden consultar.
Uno de los correos electrónicos que recibimos se llama “Historias para conseguir ropa”.
Es de una chica de Posadas, Misiones. Dice así: Hola. Mi nombre es Paula. Hasta donde sé la ley
de talles ni se piensa en esta zona. Hace ya par de años me pasó que siendo taller 46, l entrar en
un negocio y pedir un trajecito para mí, me miraban de arriba abajo y me dijeran que ‘talles
especiales no trabajo’. Ahora que cuento con un sobre peso mayor… Tiene talle 54 y cuenta que
entró en un negocio en realidad para comprar ropa para su bebé recién nacido. Entra con una
amiga y el vendedor le habla a la amiga, que siempre ha sido flaca. Nos cuenta que el vendedor
se desvivió en atenciones para con ella. ‘Flaca de acá, flaca de allá. Flaca, mirá esto, te va a
quedar bien.’ Yo peor que cero a la izquierda. Ni existía. Así que se lo hice notar: ‘Che, todo
bien con la flaca pero, ¿sabías que la que entra a comprar soy yo y además ropa de bebé? Esta
misma experiencia la hemos tenido con una compañera nuestra, que tiene talle 54. Cuando
entraba a los negocios era transparente. No existía. Nadie le dirigía la palabra. No podía siquiera
acercarse a los vendedores. Entonces, les decía que no era para ellas sino para su nieta. Ahí,
empezaban a prestarle atención. Paula termina su correo electrónico diciendo: La discriminación
duele mucho y si bien uno puede modificar su cuerpo este es el que tenemos en este momento, y
tenemos derecho a vestirnos como nos guste y a ser vistos y atendidos como los seres humanos
que somos. Gracias y sigamos luchando.
Otro correo es de una chica de 19 años. Dice: No me considero una chica obesa, tampoco
muy flaca, pero es muy difícil encontrar pantalones. Es imposible, diría. La mayoría de las casas
de ropa, ya sea en San Fernando, que tiene una calle con grandes casas de ropa, o sea en
Unicenter, no tienen talles para mí. Me miran como si fuera algo fuera de lo común. Además, te
sentís discriminada por no ser como ellas: flacas. Es la primera vez que escribo por alguna
causa, pero de verdad me gustaría que esto cambie. No me parece una excusa la falta de
demanda porque creo que es un derecho encontrar talles para todos.
En la sección Mujer, del diario Clarín, hicieron un foro donde participaron muchísimos
lectores y también se dieron discusiones interesantes.
En realidad, lo que se plantea aquí es una controversia que se da en muchos casos y es la
de la libertad de empresa contra los derechos humanos: contra el derecho a la no discriminación.
Hace unos años nosotros tuvimos una experiencia en esto cuando iniciamos, junto con la Clínica
Jurídica de la Universidad de Palermo, un juicio a la cadena de helados Freddo por no emplear
mujeres. Lo hicimos y conseguimos en segunda instancia que se obligara a Freddo a contratar
mujeres cada vez que hubiera una vacante hasta llegar a un equilibrio razonable. Esto pasó ya
hace varios años. Al año se monitoreó el juicio y se advirtió que no habían empleado a mujeres.
Entonces, el juez impuso una multa anual y otra mensual. A partir de ahí empezaron a revertir la
situación. Después de otro año nos llamaron para mostrarnos la planilla de empleos. En ese
momento habían empleado alrededor del 44 por ciento, pero cuando empezamos a mirar los
datos advertimos que eran todas temporarias, no eran efectivas. Por ende, no nos dimos por
satisfechas. En este momento, tienen 42 por ciento de la planta total y 46 por ciento de las
temporarias. Hace dos semanas tuvimos la primera reunión cara a cara con la empresa Freddo y
la primera pregunta que les hicimos fue si les había ido muy mal empleando mujeres. Nos
respondieron: “No, de ninguna manera”. Es decir que muchas veces los prejuicios son
justamente prejuicios y no se justifican. Cito este ejemplo porque es también un caso de libertad
de empresa contra el tema de discriminación.
Tenemos un instrumento que forma parte de nuestra Constitución y que debemos tener en
cuenta en estos casos, que es la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer. En su artículo 2° la CEDAW dice: Los Estados Partes
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condenan la discriminación contra la mujer en todas sus formas. Convienen en seguir, por todos
los medios apropiados y sin dilaciones, una política encaminada a eliminar la discriminación
contra la mujer y, con tal objeto, se comprometen a:...” Y en uno de los párrafos expresa: Tomar
todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer practicada por
cualesquiera personas, organizaciones o empresas. Me parece muy importante tener en cuenta
lo de empresas. Y al final menciona: Adoptar todas las medidas adecuadas, incluso de carácter
legislativo, para modificar o derogar leyes, reglamentos, usos y prácticas que constituyan
discriminación contra la mujer.
Finalmente, también quisiera hablar no sólo de la discriminación que existe en los
negocios donde mujeres de todas las edades, apenas entran son recibidas, por vendedoras que
dicen “para vos, no tenemos” antes de que abran la boca: me refiero el tema de la auto
discriminación. Cuando una chica joven, una adolescente o muy a menudo una mujer que acaba
de tener un bebé sale entusiasmada a comprarse la primera ropa después del parto es recibida así
se siente muy dolida y se resiste a pasar nuevamente por la misma situación humillante. Por eso
en muchos negocios nos decían que “las mujeres saben que esta no es su marca, por eso no
vienen”. No van para no pasar vez tras vez por una humillación. Hay una marca que hasta el talle
42 tiene la marca puesta en los pantalones. Si uno pide un tamaño más grande tienen los talles
pero no la etiqueta. Es decir, que se castiga a las mujeres que tienen un talle mayor a 42 con que
no puedan mostrar esa marca, a que no sean usuarios de la marca.
Resulta interesante que esto ocurre entre nosotras, mientras que en el resto del mundo se
está revirtiendo la situación y hay una tendencia que va en la dirección contraria. En Estados
Unidos, por ejemplo, una persona que tiene un talle 12 —de allá— encuentra que su talle está
marcado con 10 para que no se sienta gorda. Es decir que el camino es justamente lo opuesto a
acá porque acá encontramos que nadie —absolutamente nadie— sabe qué talle utiliza. Las
marcaciones son absolutamente erráticas. Se encuentra la medición de x small, small, medium y
large. Se encuentra entre 36, 38, 40, 42, 48, 50. Se encuentran los jeans de 27 o 35, que vaya uno
a saber qué es. Se encuentran a veces las etiquetas marcadas con los tamaños y marcados a qué
corresponde el x small, small, etcétera, pero nosotros recorrimos las tiendas con un centímetro y
pudimos ver que los tamaños de las etiquetas no coinciden con los tamaños de las prendas. Es
decir que ahí hay directamente un engaño, una estafa.
También nos encontramos con campañas que se están llevando a cabo en la Unión
Europea. Un caso paradigmático es el de Zara, que presentó un recurso de amparo ante la
Cámara de San Martín. En primera instancia el juez le denegó el amparo para no cumplir con la
ley, pero en feria consiguieron que le aceptaran nuevamente el amparo y en el segundo consiguió
que le reconocieran el derecho a no cumplir con la ley pagando una caución de 30 mil pesos. Esta
empresa, que vende talles hasta el 40 —con suerte—, en Europa está haciendo una campaña con
Mango, Corte Inglés, Inditex —que es la compañía más amplia de Zara—, etcétera, para que se
cumpla con todos los talles y así evitar los problemas alimentarios, como la anorexia y la
bulimia.
Por otra parte, en estos días se está largando una campaña de Magno. El titular del
periódico de Cataluña dice: Mango ficha a la modelo de talle más grande más famosa del mundo.
Pesa 75 kilos y sus medidas —96 centímetros de busto, 82 de cintura y 109 de cadera— están
muy lejos de ayudarla a convertirse en una top model. Sin embargo, Crystal Renn es la niña
bonita de prestigiosos diseñadores y con su último trabajo se ha convertido en la imagen Why
Not?, la nueva colección de Mango, que apuesta por extender su tallaje de la talla 34 a la 46,
confirmando así que la moda puede adaptarse a todas las constituciones y formas. Aclaro que la
talla 34 de la Unión Europea equivale a un 38: es decir que sería de 38 a 50. También señalan que
Esta joven llegó para romper el molde y dejar atrás ese mito de que las mujeres delgadas lucen
mejor la ropa. Cada vez más diseñadores de alta costura se dan cuenta de la cantidad de
beneficios y ganancias que pueden obtener con las modelos de tallas grandes dentro de la
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industria de la moda, y han comenzado a contratar maniquíes plus-size para sus desfiles y
anuncios.
El famoso modisto Jean Paul Gaultier, uno de los primeros en entender la necesidad de
este cambio y que convirtió a la exuberante modelo en su musa inspiradora, eligió muy bien el
modelo para desembarcar en el mundo de la moda. Crystal se muestra como una mujer de hoy
que se siente guapa, que sabe sacar el mejor partido vistiendo las últimas tendencias y lo cierto es
que está metiéndose a los medios de comunicación en el bolsillo como la modelo de tallas
grandes más famosa.
La última pregunta que quiero hacer es la siguiente: ¿cómo pueden perder haciendo ropa
para el 80 por ciento de la población argentina?
Sra. Presidenta. — Muchas gracias.
Tiene la palabra el señor Federico Larrondo.
Sr. Larrondo. — En primer lugar, muchísimas gracias por esta invitación para que podamos
contar la experiencia que nosotros hemos vivido en la provincia de Buenos Aires y
particularmente en la ciudad de Mar del Plata. Les agradezco mucho también por habernos
hechos partícipes.
En primer lugar, para entender la ley de talles a nosotros nos parece fundamental
contextualizarla dentro de lo que es la sociedad de consumo. Creo que esto es esencial y que es el
puntapié inicial para llegar al colofón, que es precisamente el tratamiento de esta ley.
Nadie está en contra de la sociedad de consumo. De hecho, todos nosotros somos
partícipes de ella. Obviamente que la aceptamos y la vivimos como tal, pero creemos que hay
ciertos desvíos que son los que esta normativa viene a tratar de corregir. La sociedad de consumo
marca una etapa, un estilo y, a su vez, un modelo económico de vida; y en esa línea de acción
nosotros vemos que se ha llegado a un punto en el cual la producción obviamente ha entrado en
una inercia absoluta —es decir que se produce permanentemente— y, por lo tanto, se necesitan
crear consumidores de manera permanente.
En estas sociedades de consumo hay tres pilares esenciales. El primer pilar es el hecho de
que a través del satélite el modelo cultural de Europa pueda ser compartido en la Argentina, que
las prendas que hoy se usan en la Argentina también se estén usando en Japón y que todos
tengamos un parámetro de vestimenta similar. Ahora, en esa idea de producción en masa el
segundo pilar es por un lado la publicidad y por el otro el crédito: obviamente, la publicidad para
hacer atractivos los productos y para crear las necesidades de comprarlos, y el crédito para
facilitarle a quien no puede comprar de contado un producto que lo pueda hacer de manera
financiada. Ahora, la materia de la ley de talles en realidad está dentro del segundo punto, que es
la publicidad; y la publicidad no solamente es un disparador sino que a su vez es un engranaje
fundamental para explicar el correcto funcionamiento del mercado.
Indudablemente, cuando uno comienza a producir globalmente llega un momento en el
cual sus productos llegan a todo el mundo y a todos los que tienen poder adquisitivo. Yo puedo
vender un auto a todo el mundo. Ese auto tiene cierta durabilidad y quien lo compra podría
utilizarlo, por ejemplo, 10 años. Lo que pasa es que si esa persona lo compra para tenerlo durante
10 años sale del mercado, y de esa manera yo pierdo un consumidor. En este sentido, la moda
aparece como un quiebre ya no físico sino psicológico del consumo. Por eso es tan importante la
publicidad en la moda. La moda permanentemente nos trata de instalar la idea de que lo que
estamos usando este año y lo que usamos el año pasado ya es obsoleto, pero no por una cuestión
física, porque de hecho podría usarse durante muchísimos años, sino que es un quiebre
psicológico. Los condicionantes que establecen los medios son los que hacen que nosotros
tengamos por antiguo algo que en realidad en su vida útil sería permanente.
El punto es que mientras estas son las pautas básicas que parecen razonables para que el
sistema funcione —y, si se quiere, es una cuestión de subsistencia— el problema se da cuando la
publicidad es utilizada ya no para generar la necesidad de consumo sino para potenciar una
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marca “guetificando” una parte de la población. Esto es un poco lo que hemos visto cuando
analizamos la ley de talles. En realidad muchas de las marcas que salieron corriendo primero a
presentar acciones de amparo son aquellas que montan toda su estrategia en base a círculos
cerrados de personas con acceso a sus bienes. La idea es que los pantalones acotados, pequeños y
de talles reducidos son la panacea a la cual tienen que llegar las mujeres si se guían por los
cánones de belleza actuales. Entonces, el hecho de que defiendan a capa y espada que los talles
tienen que ser pequeños no es una cuestión económica: en realidad, es una cuestión de cultura
que indirectamente termina siendo económica. Porque el hecho de que el producto sea ansiado
por mucha gente que no puede llegar al mismo es lo que legitima el poder cobrarlo más caro. De
esta manera, tienen dos rentabilidades: por un lado menos tela, a pesar de que se diga lo contrario,
y por otro lado la fijación de precios exacerbados para lo que es el producto. ¿Por qué? Porque en
las sociedades de consumo actualmente los productos no se miden por calidad sino por marca.
En realidad, todos los que estamos aquí indirectamente somos agentes publicitarios
desde el momento en que llevamos un cocodrilo en el pecho. Vivimos en una sociedad de
simbolismos en la cual justamente el mensaje de éxito es el visual, a saber: que no importa la
capacidad intelectual de la persona con la cual estoy conversando sino que simplemente su
presencia me indica si estoy frente a una persona exitosa o no. Entonces, como uno se ha
convertido en una suerte de envase y lo que hace es mostrar esa capacidad económica a través de
los bienes, es que aquellos que no pueden acceder al bien intentan hacerlo por todos los medios,
como por ejemplo cayendo en la anorexia y la bulimia. Es por eso que esta ley, sobre la que
algunos plantean que no es la panacea, tal vez no sea la solución a todos los problemas pero
consideramos que es el primer paso porque empieza a desarmar esos núcleos donde justamente
la riqueza se gestiona a través de la exclusión. Porque otro de los parámetros fundamentales de la
publicidad es el hecho de la selectividad: solamente son exitosos aquellos pocos que llegan a
tener tal cosa. Entonces, ante este cuadro de situación, en realidad la ley de talles no viene a
plantearse en contra de la empresa ni del sistema económico. Por el contrario: viene a intentar
paliar un defecto del mercado que ya no sólo es psicológico sino también físico.
Cuando analizamos la ley de talles descontextualizada se nos dice que estamos
violentando la libertad de comercio, y en realidad no es así, porque creo que en la actualidad
ningún poder estatal puede gobernar sin medir las consecuencias a largo plazo de esas prácticas.
Porque, en realidad, las consecuencias de la libertad de comercio en esas condiciones —y reitero
que ya no estamos hablando de la subsistencia del mercado sino de generar o de acumular más
ganancias a través de la estratificación— las termina pagando el Estado, ya sea por el sistema
privado o público pero a través de los organismos de salud. Entonces, con una visión global de
la temática lo que nosotros decimos es que la ley de talles en la provincia de Buenos Aires en
realidad venía a traer una suerte de solución a esta problemática que es mucho más abarcativa.
Pero ustedes pueden ver que desde los medios mismos las entidades que vinculan a las empresas
fabricantes o textiles estigmatizaron esta ley, cuando en realidad los talles que contempla esa
norma son aquellos que alcanzaban al 80 por ciento de la población. Pero, ¿qué se hizo desde un
primer momento? Desde un primer momento se la estigmatizó como una ley de talles grandes
cuando en realidad esto es una barbaridad y demuestra un desconocimiento —en algunos casos
intencional— de lo que el texto normativo provincial establecía, porque nunca se habló en
ningún supuesto de talles que fuesen más allá de las medidas que alcanzaban al grueso de la
población.
En consecuencia, entonces ahora me voy a remitir a la historia normativa en la provincia
de Buenos Aires. En 2001 se sancionó la ley 12.665, que contenía solamente cuatro artículos.
¿Qué estableció esta ley? En realidad, desde un principio se le dio una interpretación contraria a
esta normativa, porque la ley nunca habló de “mujer adolescente”, que es el caballito de batalla
que se ha utilizado para decir que era una ley anacrónica. Lo que decía la ley era que en donde se
vendía ropa de mujeres era obligatorio tener talles para las adolescentes. No se trataba de una ley
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aplicable solamente a quienes vendieran ropa a mujeres adolescentes. En consecuencia, ya desde
el principio comenzaron cuestionamientos de tipo estructurales que no eran reales. Yo siempre
recuerdo a Alterini cuando decía que si uno quiere que la Ley de Defensa del Consumidor no se
aplique debe hacer interpretaciones de pura lógica, y esta es un poco una interpretación de pura
lógica, cuando lo que nosotros tenemos que ver es la justicia. En esa idea, entonces, la ley de
talles establecía simplemente la obligatoriedad pero la dejaba sujeta a la reglamentación, como
veo que también se hace en el proyecto nacional.
Sorprendentemente esa reglamentación llegó cuatro años después, el 4 de mayo de 2005,
cuando el gobernador Solá dictó el decreto 866. Dicho decreto tiene como dato interesante —lo
también volcamos para el análisis dentro del proyecto en debate— el hecho de que la aplicación
de las sanciones directamente se remitían a la ley 24.240 —de Defensa del Consumidor— y a su
correlato en la provincia de Buenos Aires, que es el Código de Implementación de los Derechos
del Consumidor, ley 13.133. ¿Qué facilitaba esto? Esto tenía dos atractivos. Uno era la
posibilidad para el empresario —que muchas veces lo acallaron pero que era uno de los puntos
neurálgicos de la normativa— de una audiencia de conciliación en la cual, si el empresario da
solución al problema, se salva de la multa. Es decir, el Estado intercambia su facultad punitiva en
pos de obtener la solución para el problema del usuario. Entonces, si la Ley de Talles se
enmarcaba dentro de las leyes 13.133 y 24.240 la mujer que no encontraba su talle podía
denunciar al comerciante, éste ser llamado a una audiencia de conciliación y ahí decir: “Mire, no
lo tenía por ‘tal’ motivo: en dos días se lo traigo.” De esta forma, evitábamos la sanción y
solucionábamos el problema de la gente. Obviamente, si la situación de este comerciante se
repetía ya la audiencia de conciliación no le iba a servir de tal.
A su vez, lo que quedaba como mensaje a partir de esta ley era que era necesario contar
con un marco normativo claro que estableciese cuáles eran esos talles. La reglamentación
establece la obligatoriedad de contar con seis talles. El decreto tiene una visión todavía más
integradora que la ley porque avanza sobre dos tópicos. Uno de ellos está referido a la
esquizofrenia que se presenta cuando una persona —hasta el hombre mismo— va a comprar
prendas de vestir y sabe que es un talle 32 de una marca, un talle 42 de otra y un talle 1 de otra.
Justamente esto lleva, en primer lugar, a que la persona se replantee si ha engordado o no; si en
realidad está en peor condición física que antes porque ahora compró un talle 42 aunque en
realidad está igual que antes pero en la psiquis se ejecuta de una manera distinta. En base a eso se
planteaba regularizar los talles: es decir tener pautas comunes para todos, como era antes de la
década del 90 y, en consecuencia, que el talle 38, sea 38 en todos lados y que uno sepa que va a
pedir ese talle y se va a encontrar con las mismas medidas que tenía en los otros locales.
Por el otro lado, se establece la obligación de seis talles que van del talle 38 al talle 48.
Antes, mencionaba cómo juega en esto lo discursivo con respecto a hablar de “talles grandes”.
Cuando uno analiza cuáles son estos talles se encuentra con que, en realidad, los talles máximos
de pantalón tenían de cintura entre sesenta y ochenta centímetros. Si esto es un talle grande me
preocuparía porque tenemos una versión totalmente difuminada de lo que es la mujer argentina.
Siguiendo con el ejemplo del pantalón, tenían que tener ochenta y seis y ciento seis de cadera. En
el caso de camisas o remeras, tenían que tener entre sesenta y dos y ciento dos de contorno de
busto. En las faldas fue dejado sin efecto.
A partir de ese momento se dicta una resolución por parte de la por entonces directora de
Comercio, la profesora de Historia Ana Serrano, que lleva el número —quiero ser preciso con
los datos— 478 del 23 de junio de 2005, en la cual se precisan los talles, las medidas y las pautas
de las normas ISO tanto para lo que es el etiquetado, en el cual se solicita que haya un pictograma
en el cual la persona pueda visualizar cómo se conforma el mismo como la exigencia de los talles.
A su vez, al estar dentro del marco de la Ley de Defensa del Consumidor, esto genera algo muy
interesante que es una ventaja comparativa que tiene la provincia de Buenos Aires, que es la
facultad de delegar el control de esta norma en todas las oficinas municipales de información al
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consumidor. En este momento, en la provincia de Buenos Aires hay setenta y siete oficinas,
teniendo todo el procedimiento delegado, aún con sanción, en catorce.
Esta función se atribuye en el mes de junio. De hecho, se les dio ciento ochenta días a los
empresarios. Es verdad lo que planteaban en ese momento. Ellos trabajan a contra temporada,
con lo cual tenían ya casi diagramado lo que iba a ser la temporada de verano. Creíamos que
tenían razón en eso. En Mar del Plata, como dijimos que íbamos a empezar a aplicarlo a partir del
21 de diciembre de 2005, comenzamos a tener reuniones con los empresarios para explicarles la
ley y manifestarles que en la ciudad de Mar del Plata la íbamos a hacer cumplir. ¿Por qué?
Porque justamente partíamos de la idea de que la moda debía ser en cierta medida encauzada en
este tema ya desde una visión sociológica, siguiendo al fabuloso Roland Barthes cuando hablaba
del sistema de la moda. En esa idea, entonces, es que los empresarios empezaron a llevarnos a las
fábricas y nos planteaban los problemas que nosotros no los veíamos como tales.
El primer tema planteado era el de la curva de producción. La curva de producción parece
ser una verdad inquebrantable la cual determina que sus demandas fluctúan con un punto
máximo que, en realidad, está en el talle 42 o 44. Lo que pasa es que, obviamente, volvían a
aparecer los mismos argumentos de antes: nos querían “vender” esa argumentación para
justificar poder seguir produciendo hasta el talle 42. Es decir, se quería hacer abortar la ley
justamente con un argumento que en los hechos hasta era contradictorio porque en la curva el
talle 48, que es el máximo que pedía la ley, estaba previsto pero en menor escala.
En segundo lugar, se nos planteaba “cómo íbamos a hacer para acreditar que tenían todos
los talles”. En ese momento, realizamos una especie de acuerdo con los empresarios en el cual
los instábamos, en primer lugar, a que cuando compraran la mercadería o la recibieran de su
franquiciante establecieran claramente en la factura cuáles eran los talles que recibían. Esto se
proponía para delegar la responsabilidad en el titular de la marca si el franquiciado era quien no
podía proveerse de los talles. Por otro lado, en un trabajo con la ciudadanía, se proponía que al
momento de vender la gente exigiese que le anotasen el talle en la factura. De esta forma, el
empresario podría demostrar con la facturación que había vendido todo lo que tenía en stock con
relación a ese talle máximo.
En tercer lugar, el otro argumento que se nos daba —por esto creo que es fundamental
esta ley nacional— era que muchos de los productores marplatenses —Mar del Plata tiene un
polo textil muy importante— referían que ellos vendían al resto del país y además exportaban,
por lo cual se encontraban con unos talles impuestos en la provincia de Buenos Aires pero que no
se condecían con la moda que habían logrado instalar en otras provincias del interior del país.
Por eso es que hasta reconocían que lo lógico sería una ley nacional que estableciese estos talles
comunes. A su vez, otros referían que ya tenían montado su software y que, por lo tanto, hacerles
cambiar los números provocaba una inversión muy grande en materia de inteligencia artificial
por cuanto tenían que rediseñar todos sus sistemas informáticos a efectos de poder hacer el
seguimiento de la prenda a lo largo de toda la cadena de producción y comercialización, hasta ser
puesta en manos del consumidor.
El día 21 de diciembre acordamos con la por entonces directora de la provincia iniciar los
controles de la Ley de Talles de la ciudad de Mar del Plata. Dejo constancia de que así como
hablamos con empresarios que no estaban de acuerdo con la normativa también hablamos con
los que sí quisieron adecuarse. Un 25 por ciento de las empresas auditadas cumplían con la
norma. Marco sobre todo a una que tiene entre su público a mujeres adolescentes y es una marca
de moda que usan muchas de las vedettes que van a los programas de televisión multifacéticos y
más famosos. En consecuencia, el argumento de que desvaloriza la marca vender a personas que
no entran dentro del canon de belleza quedó desmitificada. Es más; uno de los locales visitado
fue justamente ese que mostró el pictograma y cómo se había ceñido a la ley. De hecho, hoy con
toda razón se queja porque ve cómo los demás no cumplen con la norma, no tienen sanción y él,
que ajustó toda su cadena de producción, lamentablemente en este país por cumplir con la ley
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termina pagando. De todas formas, si bien lo muestra desde esa óptica, está agradecido porque ha
ganado un público que hasta ese momento no tenía y su marca no se ha visto perjudicada.
El día 21 de diciembre, con los inspectores de la provincia hicimos un relevamiento y se
realizaron actas de constatación. Esto desencadenó un efecto catarata que ya había sido
anunciado, pero tal vez los empresarios creyeron que no se iba a cumplir con lo que se había
dicho. Ante eso, se empezaron a presentar distintas acciones judiciales. Fundamentalmente, se
dieron en dos focos. Lo lógico y lo legal debería haber sido una acción declarativa de
inconstitucionalidad ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Sin embargo, se optó por la
vía más inmediata que fue una presentación en primer lugar aislada por parte de algunos
empresarios, sobre todos los que hacían hincapié en el perfil de su producto como algo
inalcanzable para el grueso de las adolescentes, que obtuvieron medidas cautelares que
ordenaron no aplicar la normativa hasta tanto se resolviera la cuestión de fondo. Pero a partir de
las acciones que iniciamos tres cámaras —dos textiles y la Unión de Comercio, Industria y
Producción de la Ciudad de Mar del Plata— presentaron una acción colectiva protegiendo a
todos sus asociados que obtuvo acogida en el Juzgado Nº 11 de la Ciudad de Mar del Plata. Allí
se ordenó suspensión de la aplicación de la normativa que, todavía hoy para el partido de General
Pueyrredón, está vigente: es decir que dentro de la provincia de Buenos Aires los únicos que en
la actualidad no podemos aplicar la normativa somos los marplatenses por haber, justamente,
querido aplicarla. ¿Por qué esto? Porque —como vamos a ver ahora—, si bien los fallos están
diciendo que la normativa no es inconstitucional y se han revocado casi todas las medidas
cautelares, la única que todavía queda en pie es esta medida colectiva presentada en la ciudad de
Mar del Plata.
A partir de ese momento, los expedientes encuentran una suerte de cinco fallos por parte
de la Cámara Contencioso Administrativo de La Plata de noviembre y diciembre de 2006, donde
se dice que las medidas cautelares dictadas en la ciudad de Mar del Plata fueron mal dictadas y
que la normativa no es prima facie inconstitucional y deberá resolverse a las resultas del pleito.
Por lo tanto las deja sin efecto, con lo cual recobra la potestad de control. Obviamente, con
excepción de que en realidad estas empresas que habían hechos las acciones individuales
después quedaron protegidas por la acción global, por lo cual en realidad siguen hoy bajo el
manto de la medida cautelar hasta tanto la Cámara Contencioso Administrativa se expida sobre
ésta que fue posterior y que todavía hoy está en trámite, pero que descartamos que va a tener el
mismo destino que el que tuvieron las anteriores.
A su vez, lo que sí nos parece interesante es el tema del planteo ante la Corte Suprema,
porque la Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires ya se expidió sobre las medidas
cautelares en el caso Urban Trend S.A. del 14 de junio de 2006 —fueron varias las que ese día
dictó la Suprema Corte— y en todos los casos lo que dijo fue que en principio no había evidencia
alguna de que esta normativa fuera violatoria de Derecho Constitucional alguno y que, en su caso,
bien lo expresa el doctor Hitters en su voto particular, lo que se plantea es que a lo sumo este es
un tema económico. Entonces, si el Estado ha decidido privilegiar la salud, llegado el caso, si
esto ha generado una pérdida económica y mañana se dijese que la acción o que la norma es
inconstitucional, esto se va a resolver en una cuestión de daños y perjuicios. Por lo tanto, llegado
el caso, la provincia deberá pagar, pero no por eso puede dejarse sin efecto una normativa que
tiene como norte proteger la salud de los ciudadanos. Por lo tanto, digo que es un antecedente
fundamental porque es una Corte señera, como la de la provincia de Buenos Aires, que dice
claramente que las acciones intentadas no tienen en principio andamiaje y las medidas cautelares
no tienen viabilidad.
Por último, en la provincia de Buenos Aires, el 28 de noviembre de 2006 se modificó la
normativa. Luego de varias consultas —que los propios considerandos dan cuenta—, entre las
cuales figuran las que se mantuvieron con las cámaras empresarias, se dio una modificación de la
anterior disposición con algunos agregados que en realidad fueron propuestos por las cámaras
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Reunión de la Comisión de Industria y Comercio
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empresarias, como por ejemplo el del tema saldos —cambio de temporada y demás—, en los
cuales sí se puede advertir que pueden no haber todos los talles, pero existe una norma que para
nosotros desnaturaliza absolutamente todo lo resuelto y que resultaría inconstitucional. El
artículo 6° establece que en los locales deben estar todos los talles —del 38 al 48— de cada uno
de los modelos ofrecidos para la venta y correspondientes a la línea de confección
modelo-artículo, pero le agregan “no comprendiendo la variedad de colores”. Con esto, en
realidad, si yo soy una persona que quiero no cumplir la ley sin violarla lo que haría
lamentablemente sería confeccionar la línea de producción con un color que sea contrario a las
tendencias de la moda para que nadie lo compre o justamente para estigmatizar al que compra el
“talle grande”. Es decir, por ejemplo, el que vaya con el color verde loro va ser aquel que no va
dentro de los cánones de consumo. Así es cómo se desnaturalizan las normas con agregados que
en los hechos demuestran que no se comprende cuál es la problemática de fondo.
En líneas generales, la situación de la provincia de Buenos Aires hoy es ésta. La de Mar
del Plata es particular. Pero nosotros creemos sinceramente que tenemos que empezar también a
leer un poco más la fisiología. Por eso hacía mención a Roland Barthes porque él dice, por
ejemplo, que en los hechos mucha de la información que se suministra también marca las pautas
de consumo. En el caso de la indumentaria él es muy claro. Dice: Desde el momento que en la
información o en la fotografía de la revista de moda se dice que la prenda hay que usarla en el
campo y a la tarde, ya directamente estamos estigmatizando esa prenda, porque sabemos que no
la podemos usar ni a la noche, ni a la mañana. Con lo cual, logramos que la persona tenga que
usar tres prendas distintas durante el día y de esa manera activamos el mercado de consumo.
Muchas gracias.
Sra. Presidenta. — Gracias.
Tiene la palabra el doctor Bizet.
Sr. Bizet. — Recientemente y en el final me dieron un punch con el tema de los distintos colores
de una prenda. Casualmente, yo pedí eso y quiero explicarles por qué lo pedí. De hecho, tiene
una razonabilidad que hace que sea cumplible la norma para las PyMEs.
¿Qué ocurre? Las PyMEs, sobre todo aquellos comercios chicos, no tienen posibilidades
económicas de tener todos los talles de los productos que ofrecen a no ser que lo hagan
achicando la cantidad de oferta en cuanto a artículos. Cuando en su momento propuse esto la
idea era que las PyMEs puedan cumplir la norma teniendo todos los talles en distintos colores;
además, también pedí en distintas telas, para darle mayor amplitud. Lo que no quiere decir que la
persona que anda con un talle 48 verde es la que no pertenece al target sino que el comerciante
tenía la posibilidad de ofrecerle a su cliente el talle en el color no buscado por el cliente, pero al
saber que le calza el producto poder pedirlo al fabricante, para lo cual hay un plazo con el que
cuenta el comerciante para poder satisfacer la demanda de su cliente. No es cierto que esta
modificación pedida atenta contra el espíritu de la norma: todo lo contrario. Estamos tratando de
que las PyMEs puedan subsistir y seguir trabajando.
Otra cuestión es lo que bien planteaste al principio con respecto a normalizar los talles.
El sector industrial está totalmente de acuerdo con que un talle 30 sea 30 en todas partes o un 60
sea 60 en todas partes. Esa normalización de talles la estamos haciendo trabajando con las
normas IRAM. En cuanto a la ley provincial, las normas IRAM ahora han sacado nuevamente
cuáles son las medidas principales y cuáles las secundarias. De hecho, la Ley 75302 va a hablar
ahora qué medida principal es el largo, que no estaba contemplado en la Ley 12665 y su
reglamentación.
Por otro lado, también es difícil saber cuándo termina una temporada, qué locales son
outlet, que se dedican exclusivamente a comercializar aquellos productos fuera de serie.
Por otra parte, no nos parece correcto que la norma sea aplicada o controlada por los
municipios porque los municipios en primer lugar no han podido capacitar a su gente. Además,
la norma tiene un error gravísimo que es otra cosa que yo también pedí en su momento y no lo
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Reunión de la Comisión de Industria y Comercio
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tuvieron en cuenta a la hora de reglamentar: la ley provincial habla de que habrá una tolerancia
en cuanto a la medida de las prendas en dos centímetros más o menos que la medida. No están
teniendo en cuenta los designios de la moda. Me parece lógico que la prenda no pueda tener dos
centímetros menos porque entonces no le cabe al consumidor, pero los centímetros de más no se
pueden estipular. Ustedes recordarán hace cinco años atrás la moda “payaso”, donde las cinturas
eran el doble de la medida y el consumidor con un cinturón la fruncía. Si esa moda hubiese
tenido esta ley no se habría podido llevar a cabo porque con dos centímetros de más la prenda no
hubiese sido usable. Entonces, ahí hay un error bastante grave en la reglamentación de la 12665
al limitar la cantidad de centímetros de más que puede tener la prenda. Creo que el espíritu de
esta norma debe decir que limito la cantidad de centímetros en menos para que le quepa al
consumidor, pero no la cantidad de centímetros de más porque ahí estaríamos afectando los
designios de la moda. Es un tema que se ha escapado. Yo lo charlé en su momento con las
personas que estaban haciendo la reglamentación. Lamentablemente, este punto no lo han tenido
en cuenta, siendo un aspecto que sí lastima y lesiona seriamente a la industria.
Por otro lado también es cierto que la población, al escuchar que se trataba de una ley de
talles grandes, empezó a creer que todos tenían posibilidad de consumir ropa, cosa que no es
cierta. Yo soy productor, también tengo una cadena de comercios, me dedico especialmente a la
ropa femenina, y del 38 al 48 no dejan de ser talles medianamente centrales y normales. ¿Qué
nos pasa? Vienen chicas con algunos kilos de más, con necesidades de talles más grandes,
generan la demanda y exigen talles 54 o 56 en la creencia de que tenemos la obligación de
tenerlos y de inmediato recibimos una denuncia. Esto no quiere decir que en la denuncia nos
vaya mal, pero tenemos que ir y explicar la situación. Sería bueno aclararle el tema a la población
porque la gente está convencida de que tenemos que tener todos los talles y no es así sino que hay
una limitación, máxima y mínima. Este es un tema importantísimo porque se está generando
confusión en la población, que es hacia donde nosotros dirigimos nuestra producción.
Por otro lado, si bien en su momento la gente de Mar del Plata presentó amparos y demás,
por contactos que he tenido con la Cámara marplatense tengo entendido que las inspecciones se
hicieron el 21 de diciembre de 2005, cuando la temporada de verano estaba completamente
jugada. Tengamos en cuenta que Mar del Plata, por un problema estacional y de turismo, no tiene
la liquidación como la del resto del país después de Navidad: es por eso que necesitaba que su
temporada de verano 2005 se extendiese hasta marzo y pidieron 180 días de prórroga. No fue
porque no porque no tuviese la intención de cumplir con la norma: todo lo contrario. Creo que la
mayoría de los comercios o de los fabricantes que estamos cumpliendo la ley 12.665 estamos
satisfechos con los resultados que estamos teniendo. Tanto es así que tenemos toda la intención
de colaborar con que haya una reglamentación nacional. Actualmente, por ejemplo, estamos
teniendo problemas para proveer en Santa Fe debido a que hay diferencias con la ley bonaerense.
Por lo tanto, creemos que es necesario que una ley nacional “derogue” —entre comillas— las
provinciales entre las que puede haber divergencias.
Por eso, señora senadora, le pido que llevemos adelante esta ley porque es necesaria,
tanto para el productor como para el consumidor.
Eso es todo lo que tengo para decirles.
Sra. Presidenta. — Gracias, doctor Bizet.
Tiene la palabra la doctora Stewart.
Sra. Stewart. — Soy la doctora Elina Stewart, pertenezco a CAME y soy fabricante PyME de
ropa de hombre y de mujer. ¿Por qué marco poderosamente el espacio de PyME? Porque, como
venimos sosteniendo desde hace muchos años los PyMEs en este recinto en particular, es muy
diferente la óptica y la realidad desde una PyME y una gran empresa.
Hace un ratito aquí se dijo algo acerca de un comercio importante que vende en nuestro
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país y que tiene una política en Europa y otra política diferente aquí, en nuestro país. En ese
momento yo trataba de comparar mi realidad PyME textil con la realidad de esa gran casa; y
debo decir que hay un abismo de diferencia. ¿Por qué estoy puntualizando esto? Porque son
ópticas diferentes, formas de explotación comercial diferentes y realidades diferentes.
Para el fabricante no hay nada mejor que vender su ropa, no hay nada mejor que ver a la
gente usando su ropa y no hay nada mejor que hacer una buena caja. Esto, a su vez, va a influir en
una cadena importantísima que implica ocupación, fabricación y más ocupación. Por eso digo
que debe haber ciertos equilibrios en los análisis que estamos haciendo.
No sé si aquí hay algún otro fabricante textil además de nosotros o que tenga comercios...
Sra. Presidenta. — No.
Sra. Stewart. — Creo que es muy importante que se pueda comunicar no digo la diferencia de
ópticas —porque en realidad no hay diferencia de ópticas— sino la diferencia de aplicación de
las ópticas.
Es muy importante tener en cuenta que venimos de un país que en los años 2001 y 2002
fue devastado; que indudablemente venimos de una buena recuperación económica —aunque
todavía falta mucho—, que la PyME no ha tenido absolutamente ningún tipo de colaboración o
de apoyo a nivel estatal; y que todas las luchas que hemos marcado —como, por ejemplo, las
moratorias impositivas— en cuanto a ese gran período crítico no fueron del todo o nada
escuchadas.
Estoy marcando diferentes realidades. Les voy a explicar un caso práctico. A mí me
encanta vender y entonces quiero vender desde el talle más chico hasta el talle más grande
porque mi idea es justamente vender; pero cuando yo —como PyME— mando a hacer la tirilla
de talles la inversión que tengo que hacer para comprarla como PyME me implica un cuadro de
importancia que a una gran empresa no le afecta porque su ganancia en el producto es mucho
mayor y porque el margen de publicidad que tiene es mucho más grande: por eso digo que es una
óptica muy diferente.
Seguramente que si las PyMEs pudiésemos sentar una moda no sería la que vemos hoy
en la televisión, que por otra parte no pasa solamente por el rubro de la ropa sino por una
estigmatización de la mujer —estoy totalmente de acuerdo con lo que vos decías—, que es un
problema mucho más profundo que el de la ropa. Por eso creo que éste debe ser considerado un
paso adelante, pero no se debe dejar de lado el tema de la estigmatización que está sufriendo la
mujer.
En mi caso particular, cuando nosotros hacemos la vidriera tenemos que pensar en una
vidriera para la teen que viene de mirar determinados programas de televisión, que están
canalizando una moda en particular. Mi hija, que tiene 16 años, si va a estas casas de marcas
reconocidas e importantes no va a encontrar talles para ella. En mi vidriera yo tengo que colocar
ese tipo de ropa porque es un mercado al que me interesa vender, pero por otra parte debo tener el
otro abanico. ¿Y por qué digo “el otro abanico”? Porque esa teen que ve ese programa de
televisión la tarde donde hay una estigmatización de la adolescente no quiere que otras teens con
otro tipo de cuerpo usen la misma ropa. Atención a todos estos puntos, porque en realidad
exceden al comerciante y al fabricante, y tienen que ver con una campaña mucho más abarcativa
y mucho más amplia sobre el tema.
Con relación a lo que dijo mi colega de CAME en cuanto a la reglamentación, quiero
decir que para mí la reglamentación es la clave. Creo que ningún fabricante de ropa que de
verdad lo sea puede estar en contra de una ley que, en primer lugar, abarque un abanico de 38 a
48, porque los que tenemos un poco de antigüedad en la plaza sabemos que esa era la lista
tradicional de fabricación. Después se desdibujó todo esto, y prestemos mucha atención en qué
años se desdibujó: en los ‘90. En los ‘90 recibimos un montón de mensajes, vinieron un montón
de casas extranjeras a competir con nosotros los fabricantes nacionales —bueno, en aquel
momento nos ganaron la partida— y tuvimos 10 años de un proceso cultural que, entre otras
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cosas gravísimas, modificó el tema de los talles del 38 al 48. Entonces, lo que tenemos que
analizar también es cuáles son los mensajes publicitarios que están llegando sobre todo a los
adolescentes que están en proceso de formación y que, indudablemente, atentan contra el
proceso de formación de la personalidad porque se desdibujan; hacen que se vayan para el lado
del estigma que ven en la pantalla. Esto es muy importante al momento de lo que estamos
hablando.
Entonces, la PyME está totalmente de acuerdo con esta ley. Nos preocupa un poco el
tema de la reglamentación porque la reglamentación de la ley es la bajada a tierra. Tratemos de
que sea de posible cumplimiento, y no de imposible o muy difícil cumplimiento. Recién se
mencionó la audiencia de conciliación. Por esas cosas de la vida yo soy PyME textil, abogada y
mediadora. Creo mucho en los espacios de acuerdo. Pero también conozco la realidad de la
PyME, a la que resulta costosa esa audiencia de conciliación. No es lo mismo para la gran
empresa. Esto es así de sencillo. Entonces lo mejor es que podamos trabajar en conjunto,
pensando en el equilibrio, en la bajada a la realidad y, sobre todo, en la gran fuerza PyMe que hay
en la Argentina. Los últimos comentarios pasan por la ayuda de la PyME a la recuperación
económica del país y a su influencia respecto del hecho de bajar la desocupación hasta un dígito
de acuerdo con lo que ha dicho el ministro Tomada recientemente. Creo que estos son
parámetros para tener en cuenta. Esto provoca con muchísima alegría un aumento de la
producción y de la venta. Pero, indudablemente, esa reglamentación debe tener puntos en cuenta.
Lo digo desde la práctica. Cuando en mis locales comenzamos una liquidación es imposible
tener todos los talles disponibles. A modo de ejemplo, a mediado de julio comienza la
liquidación de los productos otoño—invierno y cuando llegamos a los primeros días de octubre
no existe la forma práctica de tener la misma curva de talles que teníamos cuando arranca la
temporada.
Creo que estos son elementos que hay que tener en cuenta cuando trabajamos la
reglamentación para que sea de cumplimiento posible. A su vez, creo que está faltando una
campaña de concientización desde la parte de publicidad. El señor Bizet hablaba de las
inspecciones que se realizaron en Mar del Plata el 21 de diciembre. No soy quien para juzgar la
fecha de inspecciones, pero desde el aspecto comercial puedo decir que el comerciante está
esperando esos días para vender y trabajar. Entonces, tal vez habría servido muchísimo un
proceso de concientización de la ley porque muchos comerciantes y consumidores no la
conocían.
Tengo locales en Liniers, que está limitando con la provincia de Buenos Aires, y tuvimos
reclamos de personas con talle 56. No quiere decir que en el local no tenga ese talle sino que tal
vez hay modelos —puntualmente el de tiro bajo, que de seguro todos conocen— que no se
fabricaban en ese talle en la Ciudad de Buenos Aires. A pesar de ello, existía la postura de la
exigencia. Entonces, aclaremos un poco esto para que sea posible.
No estoy de acuerdo con la postura de la inconstitucionalidad porque me parece que
estamos en un momento en que puntualmente, si estamos hablando de la responsabilidad social
empresaria, debe haber un giro. Pero el giro no lo debe hacer solo el empresario. Creo que debe
ser en conjunto con el Estado, los sindicatos y la sociedad. Entonces, creo que es muy importante
dar a conocer bastamente y entender que estamos luchando contra estigmas que vemos todos los
días en la televisión que, incluso a nivel comercial, corren en nuestra contra.
Vuelvo con el tema de la reglamentación. Cuando se habló sobre el tema de los colores se
mencionó el verde loro, porque es un color que está de moda ahora. Pero comercialmente, sería
totalmente antieconómico el ejemplo dado. ¿Qué quiero decir con esto? Comercialmente yo
quiero vender todo lo que tengo; necesito vender todo lo que tengo para pagar mi personal y los
impuestos, que rondan el 37 por ciento de presión tributaria en la PyME, al igual que en la gran
empresa. Entonces yo quiero vender: a mí me interesa vender. No me interesa marcar ni
estigmatizar. Quiero que a cada uno que use mi ropa le quede muy bien. No me importa si es un
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talle 56, 48 o 14. Quiero que a toda esa gente le quede bien mi ropa.
Vuelvo a marcar la gran diferencia de lo es el producto nacional, que se ha desdibujado y
se ha perdido. No quiero empezar a mencionar marcas. Pero ustedes recordarán en el caso de los
jeans, que es lo que a mí me incumbe directamente, aquellas marcas clásicas de jeans que se
fabricaban en nuestro país, como por ejemplo Astronauta, que abarcaba las curvas desde el talle
4 hasta el talle 60. Esta era la industria nacional que fue destruida. Entonces, también, tengamos
en cuenta esto a la hora de reglamentar. ¡Qué más va a querer un fabricante que vender desde el
talle 4 hasta el talle 60, porque va a abarcar mucho más público! Esto se desdibujó y se perdió, y
en lo que hay que luchar para recobrarlo.
Por otra parte, específicamente en cuanto al espacio que ustedes representan, quería
hacer un comentario. Nosotros somos miembros permanentes de la Igualdad de Tratos y
Oportunidades en el Mundo Laboral dentro del Ministerio del Trabajo, donde claramente se ve
lo que acaban de manifestar con relación al género. Digo que toda discriminación es grave para
una sociedad: toda. La persona que es rellenita, gorda u obesa, la mujer, el negro, el boliviano, el
judío. Toda discriminación es gravísima. Creo que como componentes sociales en este gran
cambio social la lucha es mucho más profunda. Este es un paso fundamental.
Creo que tenemos que dialogar profundamente en cuanto a la ley nacional en el punto de
la reglamentación.
Nada más; gracias.
Sr. Larrondo. — Comparto lo dicho. Escucharlos a ustedes es escuchar el deber ser del
empresario. Pero hablo desde la experiencia.
En realidad, en los meses previos en Mar del Plata hicimos una campaña de difusión
permanente. Realizamos mesas de debate público en las plazas para explicar la ley. Hicimos, a
costa de nuestros bolsillos, folletos para que la gente la conociese que fueron distribuidos en los
comercios. Había un conocimiento previo y en todas las reuniones que tuvimos con los
empresarios lo que se marcaba era el “pero” o el “porque no”. Jamás hubo ideas de estar de
acuerdo con la norma. Todo el tiempo apareció que esto era una locura, que nosotros estábamos
locos y que en realidad íbamos a ser los responsables de la caída de las empresas argentinas.
Comparto lo dicho. De hecho, si los empresarios marplatenses se hubieran expresado;
hubiesen pedido esos ciento ochenta días de forma real, estarían aplicando la normativa desde el
año pasado y no lo hacen. Y cuando se habla de la falta de capacitación de las oficinas
municipales, puedo dar fe de que muchas de las principales ciudades hoy tienen oficinas que son
ejemplo. En realidad, lo que estamos tratando en cada reunión que realizamos es hacer la
delegación de la ley para hacerla efectiva. Cuando se nos dice que “no queremos que los
municipios actúen porque no están capacitados” la respuesta es “capacitémoslos”, pero no
digamos que no es bueno que tengan delegada la función.
El poder de fiscalización concentrado en veinte inspectores en La Plata hace imposible
que la ley se vuelva realidad. Entonces, como siempre se provoca esta dualidad propia de la
década del 90 y de postmodernismo donde una cosa son los derechos declamados y otra son los
derechos reales. Entonces, lo que se logró en la provincia de Buenos Aires con la delegación de
la ley de defensa del consumidor es que hoy esa norma sea una realidad en la provincia.
En cuanto a lo que usted planteaba sobre los costos para el empresario, para nosotros las
PyMEs —tenemos muy buena relación con CAMECO; en Mar del Plata, de hecho hasta hemos
sido invitados para hacer en conjunto un dossier para que conozcan cuáles son los puntos más
comunes de denuncias en las oficinas—, de hecho no lo tiene. Es decir, será el tiempo que pierde
en dejar su comercio y venir a la oficina, pero no tiene por qué venir con un abogado ni nada por
el estilo; no tiene por qué tener un costo extra. En realidad, lo que planteamos es que lo que se
dice en los discursos no lo vemos en la práctica. Y los comercios que se han sumado son aquellos
que han encontrado, como una buena manera de hacer publicidad, justamente el hecho de decir
“yo cumplo con la ley”; es decir, lo usan desde la óptica publicística.
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Por otro lado, como que bien marcaba la doctora Stewart, lo que fundamenta la necesidad
de esta ley —el hecho de que las chicas vengan pidiendo que no quieren que las demás entren en
esos mismos pantalones— justamente es lo que se intenta combatir con esta norma. Porque si
obligatoriamente todos tienen todos los talles se va a terminar con esa moda de decir “ah,
entonces no lo compro más porque la otra lo tiene”, porque en cualquier lugar al que vaya se van
a encontrar con que cualquiera de sus compañeritas puede usarlo. Entonces —digo—, si nosotros
no aprobamos una ley de este tipo lo que seguimos es haciéndole el juego a aquellos que no son
las PyMEs como ustedes sino justamente los que hacen el negocio fabricando hasta el 42 porque
saben que la 44 va a hacer lo posible y va a pagar lo que sea para entrar en un talle 42, aún a
costas de su salud.
Por eso, insisto: yo creo que la ley es más que positiva. Considero que la reglamentación
es muy buena. Si bien la finalidad de defender a la PyME con el tema de un talle puntual puede
ser loable ese peso que está pensado para la PyME le va a servir de salvoconducto. Yo ya lo he
hablado con los empresarios que realmente juegan con estos talles, porque van a fabricar hasta el
48 pero lo van a hacer con un modelo que lo van a tener colgado para cuando nosotros vayamos
a inspeccionar y de esta manera decirnos que cumplen con la ley. ¿Por qué la cumplen? “Porque
tenemos todos los talles hasta el 48. No todos los colores, no todos los modelos, pero sí tenemos
lo que la ley nos exige”. Entonces, lo que puede ser plausible para la PyME no lo es para estas
personas que en realidad son las que intentan combatir esta norma. Por eso creo que tenemos que
tener en claro cuál es la lógica de la normativa. Si no entendemos el sistema vamos a errarle
permanentemente.
Puedo entender circunstancias particulares de algún sector empresarial. Nosotros somos
los primeros que estamos a favor de la industria nacional y de que al empresario le vaya bien. En
una sociedad de consumo lo mejor que nos puede pasar es que le vaya bien al empresario para
que haya mayor producción y de esa manera mayor oferta: es indudable. Pero nosotros tampoco
podemos permitir que, a caballito de los que honestamente plantean estos temas, los que
sabemos y tenemos identificados sigan hasta el día de hoy atándose a una medida cautelar que
los protege. Porque —reitero— si la idea fuese cumplir ya lo estarían haciendo.
Sra. Presidenta. — Monique Thiteux.
Sra. Thiteux Altschul. — A mi el tema que me preocupa de la ley es donde se dice que se piden
solamente cinco talles y no se especifica a partir de qué. Entonces, eso podría ser a partir del 34 y
en ese caso tendríamos hasta el 40.
Entonces, ese es un tema que habría que especificar.
Sra. Presidenta. — Gracias, Monique.
Bien; acá ha expresado su voz una ONG —una organización no gubernamental— como
es “Mujeres en Igualdad”; el sector público, a través del director de Defensa del Consumidor de
Mar del Plata; y el sector privado, a través de los dos representantes de la CAME.
Me parece que dentro de las reuniones de consenso que hemos tenido en la Comisión de
Industria durante estos últimos cuatro años pocas han sido tan interesantes como ésta. Somos
pocos, debido a los avatares de la política de los últimos tiempos, pero creo que ha sido una
reunión muy productiva.
Considero que se han puesto de acuerdo en algo fundamental: que ninguno de ustedes
está de acuerdo con la discriminación cualquiera sea su origen. Me parece que ese es el punto
medular de toda cuestión: saber si está de acuerdo con lo que se está defendiendo. Lo que se
está defendiendo es fundamentalmente que no haya discriminación, en este caso para los seres
humanos, pero no solamente desde el punto de vista de la indumentaria. Acá además se está
discutiendo que no haya discriminación en cuanto a no destruir una fuente laboral como son las
PyMEs. En lo que también considero que estamos todos de acuerdo es con que las debemos
proteger. Creo que no hay ningún argentino que no reconozca en este momento que ese 38 por
ciento de presión tributaria que tienen las PyMEs es una espada de Damocles y que, cuando
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analizamos cualquier tema que esté relacionada con las PyMEs, nos tenemos que acordar.
También es loable la tarea que están haciendo “Mujeres en Igualdad” y todos los grupos
que de una u otra manera están luchando contra esta estigmatización. A través de la historia los
ciclos de la moda van variando, pero indudablemente nos toca trabajar y actuar en este
momento y con esta presión que estamos teniendo de muchas marcas. A pesar de que —porque
lo tengo que decir— la norma es para varones y para mujeres, lo que justamente se ve más es el
estereotipo femenino. Creo que ninguno de nosotros lo queremos para las futuras generaciones.
A mí me parece que a través de esta reunión nosotros podríamos sacar algunas
conclusiones. Por ejemplo, que pudiéramos hacer una mesa de trabajo con los asesores de los
distintos senadores de la Comisión de Industria más un representante de cada una de las
organizaciones que hoy han venido más las organizaciones que vinieron anteriormente para
redactar un dictamen de esta ley, veríamos que son más los puntos de acuerdo que los de
desacuerdo. Si nosotros lográramos durante el mes de octubre realizar esa reunión en la que nos
pudiéramos poner de acuerdo respecto de la importancia de lo que significa la reglamentación
de la ley —como he escuchado hoy acá y también en la reunión anterior en cuanto a lo que
significaba la norma en general y luego la reglamentación—; con los ajustes que haya que
hacer, tanto a nivel de la ley como dejar planteado en un dictamen cuáles serían los puntos que
la reglamentación debiera tocar y no apartarse para que tengamos la garantía de que esto
realmente no va en contra de nadie sino “a favor de, creo que podríamos tener un dictamen para
fin de octubre.
Sabemos que la mayoría de los senadores confía mucho en sus asesores y que los
asesores son personas sumamente responsables y capacitadas como para trabajar en conjunto
en una próxima reunión. Entonces, si a ustedes les parece y estamos de acuerdo, le pediría al
secretario de la comisión que se comunique con todos los senadores miembro para ver si están
de acuerdo con esto y hacer no una reunión como la de hoy sino una mesa de trabajo con el
texto de la ley para tratar de ver si nos podemos poner de acuerdo entre todos en un texto
definitivo y así emitir dictamen para que en noviembre este proyecto pueda ser tratado.
No me da la impresión de que los puntos que se han manifestado sean insalvables.
Tanto de haber escuchado a representantes de la Unión Industrial Argentina en la reunión
anterior, como la CAME hoy, me da la sensación de que podemos llegar a un acuerdo y por el
nivel de angustia —diría yo— que se escucha en cada uno de los que habla se nota que
indudablemente es un tema demasiado sentido y hay demasiado convencimiento de lo que
siente cada una de las partes respecto a esto, defendiendo lógicamente cada uno el objetivo de
su defensa, pero sin negar que el otro también tiene parte de razón.
O sea que si ustedes están de acuerdo, nosotros vía e-mail nos comunicaríamos con todos
diciendo cuál sería la fecha posible de una reunión de trabajo en la Comisión de Industria,
consensuada fundamentalmente con cada uno de los senadores que forman parte de ella. Me
parece que sería una buena manera de avanzar.
Pediría a cada uno que me diera su opinión. ¿Estamos de acuerdo?
Sra. Cibotti. — Pido la palabra.
Sra. Presidenta. — Tiene la palabra la señora Cibotti.
Sra. Cibotti. — Simplemente quiero hacer una pregunta.
Hay algo que se dijo acá y que me preocupa mucho, y es que me parece que adolecemos
del desconocimiento de no saber aún cuáles son las medidas reales de los cuerpos de las mujeres
reales argentinas. Considero que si no llegamos al consenso con relación a eso, más allá de todo
lo que acordemos y aunque exista la mejor intención en la mesa de trabajo, no vamos a poder
avanzar justamente sobre la aplicación real de la ley.
Sra. Presidenta. — Le pregunto algo.
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En la reunión en la que vino la gente del IRAM nos dijeron que ese estudio no lo tenían.
Sra. Cibotti. — Sí, ya lo sé.
Sra. Presidenta. — ¿Ustedes conocen algún estudio que se haya realizado al respecto?
Sra. Cibotti. — No hay.
Sra. Presidenta. — Entonces, yo les pregunto lo siguiente. Si nosotros pedimos un estudio, lo
cual podemos hacer, los tiempos van a ser otros.
Si es necesario que ese estudio se haga yo sugeriría que le hagamos una invitación
especial al IRAM para que concurra a la próxima reunión y le preguntemos qué es lo que se
necesitaría y cuánto tiempo se demoraría para llevar adelante esa tarea. Porque el IRAM
manifestó su deseo de llevar a cabo ese estudio y, además, manifestó que la Argentina era uno de
los pocos países que no lo habían hecho.
Sra. Cibotti. — Exactamente.
Sra. Presidenta. — Entonces, ante esta falencia me parece que sería muy importante que
lográsemos tener ese estudio.
Si estamos todos de acuerdo, a lo mejor podríamos hacer una manifestación en conjunto
la semana que viene dirigiéndonos al IRAM para solicitarle ese estudio y, en función de su
respuesta, veríamos cuál debe ser el segundo paso.
Sr. Bizet. — Pido la palabra.
Sra. Presidenta. — Tiene la palabra el señor Bizet.
Sr. Bizet. — El estudio de las medidas antropométricas en el país además tiene otra cuestión:
que varía por zonas. De manera tal que ese estudio va a demandar bastante tiempo, porque no es
que se puede hacer un muestreo universal en la Capital Federal sino que habrá que hacerlo en las
distintas zonas del país —el NOA tiene unas características particulares, el NEA tiene otras, el
sur otras— con lo cual será un trabajo que va a llevar un tiempo y tendremos que tenerlo en
cuenta si queremos que esta ley de talles ya incorpore el estudio de las medidas antropométricas
de la mujer y del hombre.
Sra. Thiteux -Altschul. — Pido la palabra.
Sra. Presidenta. — Tiene la palabra la señora Thiteux-Altschul.
Sra. Thiteux -Altschul. — ¿Se podría trabajar sobre la ley ad referéndum de esa investigación?
Porque evidentemente esa investigación va a llevar mucho tiempo.
Tal vez podríamos empezar con un proyecto de ley y después incorporarle las medidas.
Sra. Presidenta. — Me parece que lo que podemos hacer es una reunión con el IRAM para que
se expida acerca del tiempo y ver de qué manera se puede plantear una ley que, sin tener ese
estudio hecho pueda ser —como se mencionó hoy— bajada a tierra, posible.
Los representantes del IRAM que vinieron a la comisión, los señores Ruibal y Colombi,
se manifestaron con mucha vehemencia. De hecho, presentaron un trabajo sobre la razón por la
cual el estudio antropométrico no estaba desarrollado en la Argentina y también nos
manifestaron lo mismo que dijo el doctor Bizet: que las medidas variaban según la zona,
etcétera.
Entonces, haríamos una mesa de trabajo que tal vez podría dividirse en dos partes: una en
la que se toque exclusivamente el tema de las medidas y otra en la que se converse acerca de qué
posibilidades hay de que salga una ley sin tener ese estudio. Serían dos temas distintos a tratar.
Pero me parece que una cosa no invalida la otra porque el estudio hay que hacerlo. De eso
estamos seguros porque desde que comenzamos a trabajar en este tema venimos escuchando que
es necesario hacer este estudio en la Argentina. Por otro lado, si nos dicen que ese estudio
demorará un año o dos —me imagino que un estudio de este tipo debe demorar mucho, máxime
la fecha del año en la que estamos—, ver cuál puede ser el paso intermedio.
Sr. Bizet. — En el caso de la ley provincial, cuando se estipularon los talles se hicieron en base a
los moldes del CETIC, que es el Centro de Estudios Técnicos para la Industria de la Confección,
no a las medidas corpóreas. Ese fue un error muy grave, porque al tomar los moldes como
02/10/2007
Reunión de la Comisión de Industria y Comercio
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medida se está muy lejos de la realidad corpórea. Luego, sirviéndonos del IRAM, logramos la
modificación que se incorporó en la reglamentación de la ley 12.665 acerca de las medidas
corpóreas.
Creo que estas medidas que nos da el IRAM prima facie servirían para genera una ley ad
referéndum —como bien se dijo aquí— de que luego de hacer el estudio antropométrico se
modifiquen y se ajusten.
Sra. Presidenta. — En cuanto a técnica legislativa tendríamos que estudiar el tema de dejar algo
ad referéndum. Pero ese sería un trámite técnico que deberán llevar a cabo los expertos en labor
legislativa del Senado.
Para mí lo más conveniente es hacer una mesa de consenso. Más allá de los distintos
sectores políticos que la componen, en esta Comisión de Industria y Comercio cada vez que se ha
elaborado un dictamen se ha hecho por consenso y por mayoría. Entonces, yo desearía que
sigamos con esa metodología de tratar de ver qué opinamos todos. Por otra parte, dejaremos que
los expertos en técnica legislativa nos asesoren en cuanto a cómo podemos dejar algo para el
futuro.
Mi intención es que fijemos una fecha de reunión. El secretario de la comisión deberá
consultar a los distintos senadores si están de acuerdo con que sus asesores se reúnan la semana
que viene para trabajar en este tema y que, en dicha reunión, se fije la de la siguiente. La idea es
que para la próxima reunión de esta comisión, que será a principios de noviembre, podamos
contar con un avance y sepamos sobre qué punto estamos parados.
Sr. Larrondo. — Perdón…
Sra. Presidenta. — Tiene la palabra el señor Larrondo.
Sr. Larrondo. — El proyecto de ley que nosotros tenemos lo que establecía puntualmente era la
aplicación de la normativa y después se sujetaba el listado de las medidas a lo que reglamentase
el Poder Ejecutivo. Hasta establece lo que bien planteaba Monique: esa etapa intermedia en la
cual se fijaban los cinco talles, que tal vez necesitaría una precisión mayor para determinar que
en ese ínterin se aplique la normativa similar a la de la provincia de Buenos Aires, como las
normas IRAM. Con lo cual, me parece que este texto podría ser aprobado tranquilamente así
como está planteado.
Sra. Presidenta. — ¿Usted leyó la versión taquigráfica de la reunión anterior?
Sr. Larrondo. — No; perdón.
Sra. Presidenta. — Entonces se las vamos a hacer llegar porque allí verán que hay algunas
disidencias. Por eso insisto en que me gustaría que hagamos una mesa en la cual estemos todos
juntos, aunque sea una persona en representación de cada sector, para que exponga su punto de
vista. Lo ideal es llegar a un dictamen con el cual todos estén de acuerdo, porque cuando algo no
sale por consenso generalmente fracasa.
Yo tengo la obligación de consultar con los demás senadores y por eso no me atrevo a
fijar una fecha ahora mismo, pero los vamos a mantener informados. Nosotros haremos la
consulta lo antes posible y haríamos una reunión ya en el otro edificio, en la sede de la Comisión
de Industria, para que cada uno pueda dar su opinión con respecto al texto definitivo de la ley.
Además, veremos la posibilidad de avanzar en la ley ad referéndum del estudio que con carácter
perentorio pueda hacer el IRAM.
Si nadie más desea hacer uso de la palabra, les agradezco muchísimo sus presencias y sus
palabras.
— Son las 15 y 54.
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