Senado de la Nación Secretaria Parlamentaria Dirección General de Publicaciones (S-0643/11) PROYECTO DE LEY El Senado y Cámara de Diputados,... PROGRAMA NACIONAL PARA LA CONSTRUCCIÓN Y DIFUSIÓN DE LA HUELLA DE CARBONO Artículo 1°.Creación.- Créase el Programa Nacional para la Construcción y Difusión de la Fórmula de Cálculo de Huella de Carbono por sectores productivos del complejo exportador, en el marco de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, de acuerdo al contexto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Artículo 2°.- Objetivos.- Son propósitos de la presente ley: a) Contar con una fórmula de cálculo de la huella de carbono para cada producto o conjunto de ellos, de cada sector productivo del complejo exportador nacional. b) Definir de manera explícita las acciones de mitigación para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero medidas como contenido equivalente de dióxido de carbono (CO2). c) Reducir la emisión de gases de efecto invernadero, a través de la medición de la huella de carbono en la cadena productiva nacional a fin de tender a una cadena productiva eficiente. d) Mejorar la exportación de productos de elaboración nacional. e) Concientizar a la sociedad respecto a la emisión de gases de efecto invernadero en la elaboración de productos, a través del etiquetado de la Huella de Carbono. Artículo 3°.- Autoridad de Aplicación.- La Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación es la autoridad de aplicación de la presente ley. Las funciones de la misma son: a) Establecer el criterio y contenido de cada variable a ser tenida en cuenta para la elaboración de la fórmula de cálculo de cada uno de los sectores involucrados. b) Convocar a cada una de las partes del sector privado, representativo a cada uno de los sectores productivos definidos oportunamente. c) Elaborar la fórmula de cálculo de la Huella de Carbono, homologarla y actualizarla. d) Fijar los parámetros que el sector productivo debe llevar adelante en la elaboración de bienes y servicios en lo que respecta al cálculo de la huella de carbono. e) Difundir la importancia del cálculo de la huella de carbono, a través de campañas de concientización y difusión masiva. f) Establecer los criterios que permitan llevar adelante la inclusión en las etiquetas de los productos elaborados en nuestro país de la medición de la huella de carbono. Artículo 4°: Plazo.-La autoridad de aplicación en un plazo de 180 días corridos a partir de la sanción de la presente ley fijará los criterios y contenidos de cada variable. Esta acción deberá ser coordinada mediante la intervención y consenso de cada autoridad de aplicación sectorial, para cada uno de los productos o conjunto de ellos que sean tenidos en cuenta. Artículo 5°.- Financiamiento.- El costo integral del programa a crearse por el presente proyecto, será financiado con aportes del Tesoro Nacional, debiéndose establecer en la ley de presupuesto, los montos del mismo a ser aplicados en el año posterior al de su sanción. Cada fórmula de cálculo y definición del estándar adquirido para sector o producto, deberá ser aplicado de manera uniforme a partir del segundo año consecutivo a la fecha de sanción del presente proyecto. Artículo 6°.- Invítese a las provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a sancionar Programas similares a los creados a través de la presente ley. Artículo 7°.- Comuníquese al Poder Ejecutivo. Marcelo A. H. Guinle. FUNDAMENTOS Señor Presidente: Es conocida la creciente preocupación internacional por las consecuencias adversas del cambio climático originado en la propia dinámica de la Naturaleza y acentuado por las funciones de producción y consumo del ser humano. Esto ha impulsado políticas públicas y de organizaciones e instituciones de investigación para profundizar su conocimiento respecto de los gases de efecto invernadero (GEI) así como su dinámica. En este contexto, la huella de carbono 1 se considera uno de los indicadores reconocido y aceptado para comprender la relación sistémica “modo de producción – medio ambiente – sustentabilidad”, lo que implica no sólo conocerla en todas su dimensiones sino medirla y divulgarla como un elemento más en los procesos de toma de decisiones individuales, de las empresas, regiones o países. Está científicamente comprobado que conocer la huella de carbono permite identificar caminos para controlar, reducir o mitigar las emisiones y su impacto, y se reconoce cada vez con más intensidad su alcance en el comercio de bienes y servicios, especialmente de aquellos transados internacionalmente como commodities y negociados entre países con compromisos de reducción de emisiones que suscribieron el protocolo de Kyoto 2 . Al entrar en la esfera del sistema económico –principalmente a través de la comercialización-, el tema ha dejado de ser propio de académicos y especialistas de las Ciencias de la naturaleza para ser asumido en una visión de conjunto con las Ciencias sociales –entre ellos la economía política-, organizando un lugar de intercambio y de síntesis de conocimientos a nivel internacional. Por ese motivo se ha consolidado un organismo llamado GIEC (Grupo Intergubernamental sobre la Evolución del Clima), cuya función es resumir los avances que los investigadores publican en revistas científicas 3 . Ese grupo reconoce que el hombre añadió el 30% de CO2 en la atmósfera desde 1850 y, a causa de eso, aumentó significativamente el efecto invernadero. Comúnmente la huella de carbono 4 se define como la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera derivados de las actividades de producción y consumo de bienes y servicios de los seres humanos, variando su alcance, desde una mirada simplista que contempla sólo las emisiones directas de CO2, a otras más complejas, asociadas al ciclo de vida completo de las emisiones de gases de efecto invernadero, incluyendo la elaboración de materias primas y el destino final del producto y sus respectivos embalajes. 1 Conjuntamente con la huella hídrica determinan la huella ecológica. 2 Que en 1997 incorpora una adenda jurídicamente vinculante a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) adoptada en Nueva York el 9 de mayo de 1992 y contempla mecanismos flexibles orientados a la reducción y mitigación de emisiones, que permiten, no sólo reducir los costos de transacción sino transparentar dichos procesos. Permite, entre otras cosas, reforzar la conciencia pública, a escala mundial, de los problemas relacionados con el cambio climático. 3 Este grupo está instalado oficialmente en el seno de las Naciones Unidas, constituido por más de 3000 expertos internacionales y ha recibido el Premio Nobel de la Paz en 2007 y ha definido la emisión de dióxido de carbono como una catástrofe humana, demostrando una estrecha relación el cambio climático y la paz mundial. 4 Tomado del documento ”La huella de carbono en la producción, distribución y consumo de bienes y servicios”, preparado para la CEPAL por Heloísa Schneider, Oficial de la División de Desarrollo Productivo y Empresarial, y José Luis Samaniego, Director, División Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos de la CEPAL, Santiago de Chile, marzo 2010. Uno de los temas que complejiza la adopción de esta medida, así como las etapas de definición de su alcance, método de contabilización y modelo de informe (especialmente enfocado a cómo se dará a conocer la composición de un producto en términos de emisiones a los consumidores finales) es la necesidad de considerar sus necesidades respecto al entendimiento del tema. Por otro lado, es necesario armonizar criterios, conceptos y metodologías, incluyendo las orientadas a la verificación y certificación a fin de permitir un entendimiento y aplicación generalizada. Para poder definir la huella en toda su dimensión, también es preciso considerar la responsabilidad que tienen en este proceso los consumidores a través de sus decisiones de compra, quienes podrían ser considerados como una de las principales causas de la huella de carbono generada por un determinado bien o servicio. En los modelos contables actualmente disponibles la cuenta de emisiones se asigna sólo a quienes generan carbono en el proceso de producción y en el transporte, por lo que es necesario decidir cuáles son las emisiones a ser consideradas en cada etapa de su ciclo de vida y si se considerarán las emisiones asociadas al consumo del producto y al comportamiento del consumidor. Esto puede implicar el desarrollo de verdaderas barreras comerciales. A su vez, ya cada vez más se observan iniciativas enfocadas a introducir el tema del cambio climático en las agendas del comercio internacional que aunque pasibles de generar restricciones, podrían ser vistas como una oportunidad para que los países empiecen a adoptar procesos de producción más eficientes, con menor contenido de carbono. En países como Francia, los Estados Unidos de América y Japón, en la medida que sus respectivos procesos de definiciones metodológicas avanzan, han empezado a establecerse regulaciones y a considerarse medidas como los impuestos de carbono, programas de transacción de derechos de emisión y barreras técnicas que incluyen exigencias sobre niveles de eficiencia energética, que pueden impactar sus actuales relaciones comerciales con países cuyas iniciativas en estos temas son aún incipientes, como en América Latina, por ejemplo. Es cierto que existen metodologías relativamente aceptadas tales como: • Guías generales: normas ISO que representan estándares de referencia para el cálculo de CO2 (norma ISO 14.040, sobre Gestión Ambiental – Análisis de Ciclo de Vida; BS ISO 14.064-1:2006, sobre gases de efecto invernadero – Parte I: Especificación con orientación, a nivel de organización, para la cuantificación y divulgación de las emisiones y de la remoción de gases de efecto invernadero. • Guías específicas: PAS 2050, Bilan Carbone® o el GHG Protocol para la contabilidad, cálculo y monitoreo de los gases de efecto invernadero. • Herramientas de cálculo para actividades específicas como el transporte o el comportamiento del consumidor. Pero también es cierto que nuestro país no ha reglamentado la cuestión. El tema puede ser significativo dado que a corto plazo, se espera que algunas de estas iniciativas deriven en acciones mandatorias y legales que establezcan la obligatoriedad respecto de información sobre la huella de carbono a ser entregada a la ciudadanía (por ejemplo en Francia). En otros casos, las propias empresas de comercialización masiva (al tipo de Wall Mart TESCO y Grupo Casino) impondrán la obligatoriedad de informar respecto de la huella de carbono a los integrantes de su cadena productiva. Si analizamos la actitud asumida por aquellos países vecinos del cono sur, vemos que desde el año 2008 Chile ha iniciado acciones tendientes a contar con un mecanismo de cálculo de la huella de carbono para diversos sectores productivos del complejo agroalimentario. Prueba de ello es el anuncio de una bodega de envergadura que cuenta con su fórmula de cálculo adecuada a los productos de exportación. Asimismo, la Universidad Católica ha desarrollado un mecanismo de cálculo de huella de carbono, aplicable al sector agrícola, el cual puede ser bajado vía Internet por cualquier productor y mediante el uso de una planilla Excel ingresar sus datos y conocer su posicionamiento relativo respecto a la emisión de CO2 equivalente en su ciclo productivo. Por otro lado Brasil ha conformado un foro intersectorial que analice la mitigación de gases efecto invernadero, aplicable a cada sector productivo, a fin de determinar las prácticas que hagan eficiente los procesos productivos que disminuyan la emisión. Como se ve estas acciones concretas determinan un estado de mayor avance en la gestión, para adecuar procesos productivos de los distintos complejos exportadores, que les permiten a estos países conservar un diálogo permanente y participativo con las contrapartes de la demanda como son la Unión Europea, USA, Japón y otros. Este intercambio en las discusiones permitirá que las normas legales que se impongan cuenten con adecuaciones que hagan aceptables la colocación de nuestros productos en dichos mercados, y la conformación de una cadena productiva propia eficiente y sustentable social, económica y ambientalmente hablando. Para ello nuestro país debe estar preparado y el proyecto apunta en tal sentido a iniciar este camino. El Proyecto El Proyecto de ley crea un Programa Nacional para la Construcción y Difusión de la Huella de Carbono, en el marco de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, teniendo en cuenta la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Los objetivos del Programa se definen en el artículo 2° del Proyecto y se centran en la posibilidad de contar con una fórmula de cálculo de la huella de carbono para cada producto o conjunto productivo, definir acciones para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero, reduciendo su emisión a través de la medición de la huella de carbono; lo cual conlleva, en su caso, a la mejora de la exportación de productos de elaboración nacional. Por otro lado, se busca la difusión de la huella de carbono, a través de campañas masivas y por medio de la implementación del etiquetado de la huella de carbono en los productos de elaboración nacional. El programa se orienta a poner en estado de competitividad, de acuerdo a estándares o normativa internacional, a aquellos productos que conforman la canasta exportadora, pasibles de sufrir en el corto plazo, limitantes para el ingreso a mercados de destino que imponen la cuantificación de la huella de carbono respectiva para su admisibilidad y comercialización en los mismos. En el artículo 3° se establecen las funciones de la Autoridad de Aplicación, en el artículo 4° se determina el plazo con el cual cuenta la Secretaría de Ambiente para fijar los criterios y contenidos de cada variable. A su vez, el artículo 5° se refiere al financiamiento del Programa. En líneas generales los beneficiarios del Programa son: a) La República Argentina, ya que contará con una normativa clara, específica y previsible que definirá la fórmula de cálculo de huella de carbono para cada sector productivo y el conjunto de productos que componen la oferta exportadora. b) Las economías regionales, que podrán contar con estándares definidos respecto a la aceptabilidad de los productos en los principales mercados de destino. c) El sector privado productor, quien quedará ordenado para el tiempo futuro, de acuerdo a las condiciones a ser cumplidas a fin de conservar la colocación de aquellas commodities o transables y ganar nuevos mercados. d) El conjunto de la sociedad, que se beneficiará con un mejoramiento de las condiciones ambientales de vida, al ver controlado y eventualmente disminuido, el efecto de gases invernadero, medido como CO2 equivalente. Dado que el carbono pasa a ser uno de los temas esenciales a la competitividad de los bienes y servicios transados en el mercado internacional, la huella de carbono que estos producen en su ciclo de vida, requiere una forma de exponer y, a su vez, asignar los costos climáticos respectivos, incluyendo los costos de mitigación de emisiones, identificarlos, establecer metas de reducción más precisas y que aportan a las respectivas estrategias nacionales ampliando las responsabilidades públicas y privadas en ese proceso. Por todo ello consideramos que aprobar este proyecto, de relativo costo fiscal y de fácil implementación abrirá el cauce legislativo que apunte a incluir la racionalidad ecológica en el esquema decisorio de nuestro sistema económico. Es por los motivos expuestos que solicito a mis pares el acompañamiento en el presente proyecto de ley. Marcelo A. H. Guinle. -