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"2015 -Año del Bicentenario del Congreso de los Pueblos Libres"
REPÚBLICA ARGENTINA
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
REUNIÓN DE LA COMISIÓN DE ECONOMÍA NACIONAL E INVERSIÓN
Salón Eva Perón – H. Senado de la Nación
8 de septiembre de 2015
Presidencia de la señora senadora Laura Gisela Montero
PUBLICACIÓN DE LA DIRECCIÓ N GENERAL DE TAQUÍGRAFOS
"2015 -Año del Bicentenario del Congreso de los Pueblos Libres"
08.09.2015
Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión
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– En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el Salón Eva
Perón del H. Senado de la Nación, a las 14 y 20 del martes 8
de septiembre de 2015:
Sra. Presidenta (Senadora Montero).- Muy buenas tardes.
En principio quiero agradecer la presencia de todos ustedes aquí, la gente que ha
venido a disertar, la que ha venido a escuchar o que va a dar alguna opinión.
Quiero decirles que es una reunión medio atípica; si bien he constituido mi comisión
para tratar una serie de proyectos de mi comisión, no tengo el giro de este proyecto en
particular a pesar de que lo pedí. Pero cuando se dio el tratamiento en comisión la verdad es
que se dio, como generalmente pasa, se hizo demasiado vertiginosamente. Pedí el giro a mi
comisión, pero también pedí que me dejaran convocar a gente que diera opinión sobre el
proyecto que teníamos en tratamiento. Lamentablemente, me dijeron que convocara para el
otro día. Era un día a la tarde. Era un día a las 18 y 30 y teníamos que convocar para la
mañana siguiente, así que era imposible tener presencia de gente convocándola con tanta
inmediatez. Así que decidí, de todas maneras y en carácter informal, dentro de lo que es la
formalidad del tratamiento, invitarlos porque me parece importante la visión de ustedes en
esta materia que no es ni más ni menos que la proyección del sistema jubilatorio y del
bienestar de los jubilados en términos de garantías de sus derechos y del cobro de sus haberes
y esto como proyección en el tiempo. No quiero explicar el proyecto de ley porque ya lo han
leído y lo han visto. Lo que sí quiero es decirles que tenemos al auditor general de la nación
que, mediante la AGN, tiene intervención en el Fondo de Garantía de Sustentabilidad y le
pedí que viniera a dar su perspectiva desde la visión de la Auditoría porque me parece muy
valioso que quien audita y tiene que velar por el fondo de garantías y por los intereses de los
jubilados, más allá de que Leandro ha adoptado un compromiso personal por este tipo de
temas, nos haga unas reflexiones sobre el proyecto y las implicancias del proyecto y de
carácter general.
También vamos a tener la presencia del doctor Eugenio Semino, también me parece
muy importante porque ha defendido los derechos de la tercera edad y está presente el doctor
Mínguez que le agradezco que haya venido aquí, así como a Rubén Garrido. El diputado
Manuel Garrido está llegando de un momento a otro.
Les agradezco su presencia y les pido que hagan algún comentario sobre la defensoría
porque es algo que nos tiene sumamente preocupados en términos institucionales. Hoy un
organismo como la Defensoría está acéfalo y solamente está limitado a sus funciones
administrativas y ha liderado una lucha por los jubilados y ha logrado fallos mediante
acciones colectivas, porque tienen legitimación sustancial activa. Algo que todavía no
tenemos en la Auditoría General de la Nación, a pesar de que hay varios proyectos –yo soy
autora de una de ellos- que adaptan el marco normativo que le da funciones a la Auditoría
General de la Nación de acuerdo al artículo 85 de la Constitución. Lamentablemente, estos
proyectos no los hemos podido tratar. Yo creo que cuando las instituciones no funcionan,
lamentablemente, también vulneramos derechos.
A veces −como decía el otro día Caputo en la radio− parece que decimos algo
académico cuando hablamos de Estado de derecho, pero no es ni más ni menos que la
garantía de que las instituciones funcionen y que todos funcionemos al amparo de las
legislaciones vigentes. Entonces, yo les agradezco muchísimo la presencia hoy aquí.
Ayer, lamentablemente, pasaron la sesión que se iba a realizar hoy para la semana que
viene, así que este proyecto se va a tratar la semana que viene. Por eso hoy se nota la ausencia
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de algunos legisladores pero, sin embargo, quiero decirles que como es un trabajo de
comisión, todo lo que digamos queda reflejado en las versiones taquigráficas que vamos a
subir a la página de la comisión y va a ser sumamente valioso para el debate legislativo que
daremos la semana que viene. Así que, muchas gracias a todos.
Tiene la palabra el señor Leandro Despouy.
Sr. Despouy.- Muchas gracias.
Agradezco la invitación porque las oportunidades en las que el Senado me ha
convocado para tratar temas vinculados a las cuestiones de orden presupuestario, se está
examinando el presupuesto anual y, en particular, he intervenido con mucha frecuencia en la
Comisión de Presupuesto del Senado y, precisamente, sobre el tema de los jubilados y la
ANSES. En este caso lo hago desde una situación coyuntural vinculada con la sanción de una
ley ha pasado en varias oportunidades.
Quiero iniciar mi intervención haciendo referencia a este desafío y consulta que ha ha
formulado también con respecto a la Defensoría del Pueblo y al impacto que eso tiene sobre
los derechos que el defensor del pueblo debe custodiar y reparar.
Es lamentable que desde 2008 o 2009 no se haya nombrado un defensor del pueblo y
esto estaría indicando muy claramente la situación de los órganos que identificamos como de
custodia o de control, los ombudsman, los defensores, las fiscalías administrativas. Y
veremos que en nuestro país no es solamente la Defensoría Pública la que está viviendo una
situación de debilitamiento porque no se ha nombrado al defensor del pueblo, sino también
vamos a ver que el trabajo de otros organismos de control se ha resentido seriamente y ahí es
donde podemos situar a la Oficina Anticorrupción, a la SIGEN que es un organismo que
cuenta con importante cantidad de personal para llevar a cabo las tareas de control interno.
Vemos también el debilitamiento de las fiscalías de investigaciones administrativas luego del
retiro de Garrido y, en el caso concreto de la Defensoría del Pueblo tiene un particular
impacto en la defensa de sectores vulnerables de los derechos colectivos y también en el caso
concreto de los jubilados de la tercera edad, donde históricamente se ha creado una
jurisprudencia muy positiva. Sin embargo, la acefalia ha creado una situación en la que un
instrumento valioso para el reclamo o promover una jurisprudencia muy interesante que se
fue gestando en nuestro país, esto se ha visto frenado y detenido. La circunstancia de que sean
varios los organismos con estas características que funcionen con el debilitamiento actual
incide gravemente sobre el ejercicio de los derechos de distintos sectores, en particular al
sector de los jubilados.
Pero no es solamente allí donde está el impacto. Fíjense que una sentencia de la Corte
Suprema de Justicia establece que el defensor del Pueblo tiene responsabilidades importantes
en la articulación del sector de la sociedad civil para el cumplimiento de la condena en el caso
Mendoza y otros sobre contaminación ambiental en el Riachuelo. La inexistencia de un
defensor del Pueblo para cumplir ese mandato, esa función que la propia Corte establece, ha
creado una enorme distorsión en la ejecución del programa. Falta uno de los actores más
sensibles y más eficaces para el cumplimiento de esa sentencia que se nutrió tanto de los
informes de la Auditoría como de los informes de la Defensoría del Pueblo.
Quiero decirles que al evocar temas vinculados con las personas de la tercera edad o
con la cuestión del sistema previsional argentino es muy pertinente una reflexión sobre las
debilidades de ese actor clave para que podamos avanzar y para ver representados –a través
de estas instituciones, como la Defensoría del Pueblo– sus legítimos derechos frente a un
comportamiento por parte del Estado, que se caracteriza por diversas cuestiones que trataré de
reflejar, sobre todo aquellas que surgen de nuestros informes de auditoría. Como presidente
de la Auditoría he aceptado la posibilidad de tomar algunos apuntes a través de este sistema
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para ajustarme lo máximo posible.
Yo tengo una posición muy crítica o, mejor dicho, una enorme preocupación por el
futuro del sistema previsional y sobre cómo se gestiona el Fondo de Sustentabilidad. Después
de tres años de auditar la ANSES encuentro fundadas estas preocupaciones y las he expresado
en forma pública a través de artículos de opinión o elementos de difusión. De tal manera que
ahora trataré de hacer una pequeña síntesis que ustedes podrán comentar.
Año tras año, por la importancia, nosotros auditamos los Estados Contables de la
ANSES. ¿Cuáles son aquellas cuestiones que nosotros hemos subrayado? El primer lugar,
sólo el 40 por ciento de los juicios están previsionados como corresponde. No se previsionan
las causas judiciales en trámite ni tampoco las causas judiciales concluidas en primera
instancia y aún aquellas con fallos adversos en segunda instancia si no tuvieron movimiento
en dos años.
Además, fíjense ustedes que es un sistema lento y opásico. Más allá de las
deficiencias de la contabilidad, hay un problema de fondo, que son los reclamos
administrativos típicamente por incorrecta liquidación de haberes al inicio, o bien por falta de
actualización, o bien por descuentos indebidos –como aconteció recientemente con respecto a
las ganancias–, que son desestimados sin mayor análisis, por lo que terminan en juicio los que
abarrota el sistema judicial. Ahí entramos en un trámite muy extenso que ya todos
conocemos.
A pesar de que el compromiso frente a Comisión Interamericana de Derechos
Humanos fue de no apelar las sentencias, el Estado sistemáticamente ha continuado
haciéndolo y más allá de que ha llegado a enjuiciar a los camaristas que en algún momento
han pretendido enjuiciar, habría dictado sentencia favorable a los reclamos de los jubilados. Y
esto lo subrayo porque el país estaba a punto de ser condenado por la OEA por incumplir las
sentencias. De hecho, se firmó un compromiso, lo que se llama un acuerdo de solución
amistosa, y el país pudo escapar de la condena pero con el compromiso escrito de que no
apelaría a las sentencias. Sin embargo, ha continuado haciéndolo, lo cual habilita la vía
internacional para los reclamos.
Pienso que en estas cuestiones vinculadas con los juicios el desempeño del defensor
del Pueblo en su momento y ombudsman de la tercera edad, Eugenio Semino, ha cumplido un
rol valiosísimo. De ahí que estoy seguro de que él va a completar mi exposición con datos
que retratan una trayectoria en defensa de los derechos muy valiosa.
Por otra parte, no aparecen en los Estados Contables los montos adeudados a las
provincias que surgen de lo que se llama el compromiso federal, un convenio suscripto entre
las provincias y el Gobierno Nacional por medio del cual se le trajo un 15 por ciento de la
masa coparticipable a cambio de que las provincias transfieran sus sistemas jubilatorios o
reciban una compensación por cubrir el déficit de sus sistemas previsionales. El Gobierno
Nacional no está cumpliendo cabalmente con esta parte del acuerdo, con lo cual está
acumulando un pasivo para algunas provincias. Son conocidos los reclamos de la provincia
de Córdoba y otras más.
En tercer lugar, la ANSES tampoco ha dado a conocer estudio actuarial alguno que
permita prever la evolución del sistema. La proyección de ingresos y gastos del sistema
permitiría tomar acciones correctivas a tiempo para garantizar el cumplimiento de las
obligaciones previsionales. Esto es lo que de alguna manera crea mayor alarma, porque al no
existir un estudio actuarial –que es la base de las posibilidades de que un sistema previsional
pueda ser evaluado en su sustentabilidad y los criterios que se adoptan para hacer frente a las
deudas, a los compromisos y a las obligaciones– nos crea una enorme incertidumbre.
Sorprende el empecinamiento de la ANSES en no hacer ese estudio actuarial.
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Nosotros lo hemos pedido como Auditoría y, sin embargo, no se nos ha dado. Se nos ha dado
siempre una respuesta muy técnica. Dicen: “Las normas contables [no quiero entrar en ese
tipo de abstracciones] de la Contaduría no exige que hagamos ese estudio actuarial. Por lo
tanto, no lo hacemos”. Y nosotros decimos: “No, las normas de auditoría de la profesión
establecen que es indispensable la realización de un estudio actuarial y ustedes tendrían que
hacerlo”.
Pero más allá de ese debate sobre esa debilidad expresa de nuestra propia estructura
contable del Estado, de las exigencias, es absolutamente necesario un estudio actuarial. No se
puede seguir navegando a vista. Es impensable que uno pueda hablar de previsión sin dar los
datos básicos de lo que se debe prever y cómo se debe afrontar. Esto es como negarse a prever
cuando en realidad lo que está en juego en el organismo es una cuestión nada más ni nada
menos que previsional. La palabra lo indica.
Esta circunstancia que hemos señalado anteriormente, como por ejemplo que los
Estados Contables no contengan información crítica que permita afirmar su sustentabilidad
pero que expresa en sus resultados supuestas ganancias –lo cual es notable porque sin este
estudio y sin una exposición crítica y clara asume compromisos futuros a la vez que sólo paga
un mínimo por parte de sus deudas judiciales–, ha hecho que la Auditoría se abstenga de
opinar y diga que no tiene posibilidades de dar un dictamen favorable hasta 2011. A partir de
2012 la Auditoría por mayoría se ha pronunciado, levantado esa abstención de opinión y solo
la minoría la mantiene desde 2012 a la fecha.
Hay otros factores que deben señalarse o que alertan acerca de la sustentabilidad del
sistema previsional. En primer lugar, estas son cuestiones que surgen muy claramente de
nuestros informes, datos que ustedes pueden consultar. La baja proporción de aportes entre
trabajadores activos y pasivos jubilados, la baja proporción entre los aportantes y los
jubilados. Actualmente, aportan 9 millones de personas, mientras que perciben beneficio más
de 6 millones de personas. Si bien la ANSES recibe, además de aportes previsionales, una
importante cantidad de ingresos tributarios, y aquí los señala, tal como el 15 por ciento del
sistema coparticipativo de impuestos que –como dije antes– atendería principalmente los
déficits del sistema previsional provincial así como otras detracciones de impuestos,
ganancias e IVA, principalmente, una porción por sí creciente de los recursos se destina a
programas no previsionales. Por ejemplo, el financiamiento del programa Conectar Igualdad y
los gastos del programa Progresar.
Estos factores son sin duda causantes del resultado negativo de las cuentas del
ANSES entre enero y agosto de 2015 –es información pública, que se puede consultar–, ya
que en lo que va del año lleva acumulado un déficit de más de 5.000 millones de pesos.
Sustentabilidad del Fondo. Analizando la cartera de reinversión en el Fondo también
hay motivos para preocuparse por la sustentanbilidad del sistema.
En el gráfico se evidencia una creciente participación de los títulos del Estado y de los
proyectos productivos e infraestructura concentrados en empresas estatales. En cuanto a los
bonos del Estado hemos visto un deterioro dado por la venta de bonos en dólares a cambio de
bonos en pesos con el fin de intervenir en el mercado cambiario. La AGN también ha
identificado préstamos para programas de gobierno a tasa que no cubre la inflación. Así como
un canje de bonos con bancos privados que ocasionó una pérdida de 517 millones por aceptar
esos bonos a valor técnico en lugar del valor cotización.
Vale decir que no se ha optimizado la gestión financiera del Fondo. Hoy habría una
sobreexposición de activos estatales y en pesos, lo cual pone al Fondo en un lugar de gran
dependencia de la capacidad financiera del Tesoro Nacional, el que no está exento de
dificultades presupuestarias. Y ahora se pretende proteger el 11 por ciento constituido por
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empresas privadas que quedarían bloqueadas. Paradójicamente, estas provienen de una
selección hecha por las AFJP; es decir que no han surgido de una selección estratégica por
parte del Estado de empresas prioritarias en cuyo directorio considera que su intervención es
fundamental.
Por último, la tan promovida rentabilidad significativa del Fondo es el resultado no
solo de los rendimientos que en general estuvieron por debajo de la inflación, la inflación
medida por el Congreso, sino del permanente agregado de recursos no utilizados excedentes
de la ANSES entre 2009 y 2014.
Entre los objetivos del proyecto está el de garantizar la sustentabilidad del Fondo de
Garantías. Nuestra exposición lo que ha pretendido es mostrar precisamente que el
tratamiento que le ha dado el Estado es contrario a la defensa de los intereses de los jubilados.
Por lo tanto, el proyecto debe ser examinado a la luz de la ejecución real del manejo real y no
presuntamente declarado. En qué medida esta ley no podría significar una inmovilidad del
Fondo que al mismo tiempo afecte la sustentabilidad misma que la función específica del
Fondo. Esto es, y probablemente pueda haber cuestiones que seguramente pondrán de
manifiesto quienes lo van a seguir y cuando se debata en el Congreso, la posibilidad de que se
incorporen dentro de la burocracia estatal nuevos funcionarios, desde ya garantizando su
permanencia con ítems que puedan tener al mismo tiempo una enorme incidencia en el propio
Fondo, en los propios fondos que el Estado tiene por destino; la tercera edad.
Porque lo que hemos visto es que si algo ha caracterizado a la última gestión es que ha
habido una sustracción del destino previsional para aplicarlo con destinos estatales y de otro
tipo. Cuando vemos el sistema burocrático del Sistema Integrado Provisional Argentino, el
SIPA, tenemos un Fondo de Garantía de Sustentabilidad; luego, la Agencia Nacional de
Participaciones Estatales en Empresas, que es la ANPEE, tenemos sobre cinco, cuatro que
son del oficialismo; Consejo Consultivo de la ANPEE; Comisión Bicameral Permanente de
Participación Estatal en Empresas, que en sí mismo me parece que expresa la preocupación
de muchos con respecto a la creación de una superestructura o de una burocracia estatal que
pueda incidir negativamente.
Con esto quería decirles, a modo de conclusión, que nuestra preocupación se funda
esencialmente en cuatro cuestiones básicas: primero, necesitamos un estudio de actualidad.
Necesitamos saber, realmente, cuál es la situación real de ANSES, la sustentabilidad del
sistema. No podemos seguir navegando a vista. Tenemos que tener un comportamiento
responsable y estatal y tenemos que examinar, conocer y dar a conocer los sistemas
actuariales. Debemos cuidar el Fondo de Sustentabilidad. Porque el Fondo de Sustentabilidad
se ha transformado en gran medida en grandes pasivos de la deuda estatal a través de la
adquisición de bonos del Estado, que en muchos casos se negocian en forma perjudicial con
respecto a los intereses de los jubilados, que en su liquidación y esto ha dado lugar incluso a
la judicialización de los procesos para que no siga un comportamiento tan dañino y
perjudicial a los intereses.
Yo he expresado públicamente lo de los jubilados, yo he expresado públicamente mi
preocupación de la sola lectura de los diarios sobre la liquidación de los bonos dolarizados.
Era alarmante la forma en que se estaban liquidando en enero, no recuerdo si hace un año o
dos, los bonos en dólares de la ANSES a cambio, presuntamente, de mayor liquidez o en un
momento en el cual se señalaba que beneficiaban a ciertos sectores en particular.
Pero lo que a mí me preocupaba, y que queríamos señalar, era que la finalidad era una
finalidad estrictamente financiera, la de mantener la paridad del blue, la defensa del blue. Los
fondos de los jubilados no pueden ser una medida de corte financiero del Estado. Para eso
está el Banco Central y todos los otros instrumentos que Tesoro tiene a disposición para poder
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implementar. Y creo que se debe pagar a los jubilados. Cuando se discute el presupuesto aquí
nosotros tenemos que discutir, todos tenemos que estar presentes. Entre uno o dos meses se
va a discutir y van a ver ustedes ahí que va a reaparecer lo que el Estado decide pagarles a los
jubilados. Y ahí viene uno de los pecados mortales de la aprobación del presupuesto, porque
ahí aparecen cifras generalmente muy escasas para cubrir el volumen de los pagos de las
sentencias y, luego, la ANSES se defiende diciendo: no puedo pagar, porque el Congreso no
me ha autorizado que yo pueda pagar. La ley de presupuesto me pone un límite y, por lo
tanto, no vamos a liquidar más allá de las sentencias que están señaladas. Por otra parte, si
bien es cierto –y lo señalan– que han pagado más sentencias que el año pasado, esto es cierto
en la medida en que no se vea en términos relativos lo que pasa, por el contrario, en cuanto a
aumento de los juicios que ingresan. Con lo cual, la relación sigue siendo negativa o habiendo
una cierta paridad. Pero esta doble situación hace que, si antes era necesaria por el cómputo
de los tiempos que han llevado a las liquidaciones de las sentencias, cuando se liquidan las
sentencias, si antes era de seis a ocho años, cada vez es mayor: estamos ya entre nueve y diez
años. Esta progresión, lejos de darnos una expectativa alentadora, nos da una expectativa
realmente muy desalentadora y muy frustrante.
Creo, por último, que ante la circunstancia de que puede haber cambio de gobierno,
sería muy interesante que uno pudiera puntualizar con mucha precisión estas cuatro o cinco
grandes debilidades del sistema que lo han deformado, que lo han desfigurado y que, de
alguna manera, están prejuzgando la posibilidad de un quiebre. Yo estoy preocupado, estoy
muy preocupado, y siempre que presento los informes de la auditoría digo que voy a seguir
insistiendo en ser muy severo en el análisis, y mientras no haya un estudio actuarial voy a ser
muy severo en mis cálculos o en mis elaboraciones, porque no vaya a ser cosa de que
nosotros salgamos a jugar con una visión totalmente optimista, totalmente triunfadora de la
gestión de la ANSES y el año que viene el nuevo gobierno se vea en una situación crítica del
sistema jubilatorio en nuestro país. Tenemos que custodiarlo.
Agradezco, entonces, la oportunidad que nos brinda el senado para decirlo, para
expresarlo en presencia de ustedes y que lo pueda hacer al lado de personas por las cuales
tengo gran admiración por su lucha, por sus desempeños, como es quien me va a suceder en
el uso de la palabra, Semino, quien lleva una larga trayectoria en defensa de los intereses de
los jubilados y va a completar, sin dudas, esta exposición.
Muchas gracias. (Aplausos.)
Sra. Presidenta.- Le agradecemos al doctor Leandro Despouy, quien ya anunció al doctor
Semino. Leandro: muchísimas gracias por tu aporte.
Por supuesto que la presentación de los informes de auditoría van a quedar registrados
en nuestra página. Te agradezco por todo el material que nos has traído.
Le damos la palabra al doctor Semino.
Sr. Semino.- Muchas gracias. Gracias a la senadora por esta invitación y por poder compartir
este tema tan importante, yo diría más que para los jubilados en particular –ese reduccionismo
al cual se apela–, para la sociedad argentina, para todos los envejecientes. El tema de la
seguridad social es un problema de todos. Se ha hecho un corte caprichoso en términos de
adjudicarle la condición de viejo a los que van quedando afuera y pasan a ser una cosa
distinta a lo que fueron toda la vida: trabajadores; en realidad, esto es parte del problema. Lo
adelantaba con toda claridad quien me precedió en la palabra, el doctor Leandro Despouy,
que tiene conceptos absolutamente transparentes para poner en blanco sobre negro la
situación que vive el sistema.
Creo que tenemos que interpelarlos, más allá del planteo de este proyecto de ley que
nos convoca en términos de opinión –que estuve analizando en lo particular y voy a referirme
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a él–, pero me parece que estamos “tupacamarizando” el problema de la seguridad social;
estamos, simplemente, segmentando y hablando de cuestiones que pueden tener algún tipo de
valor en términos de esquemas económicos o de disputas políticas, pero no hacen a la
conformación de un sistema de la seguridad social. Creo que, en principio, tenemos que ver –
como acá se decía– cuál es la actual radiografía del sistema: 53 por ciento de jubilados,
2.600.000, con una mínima a partir del mes de septiembre de 4200 y pocos pesos. Tenemos
otro segmento, de casi 2.500.000, con un haber que va entre esos 4200 y 7500 pesos. Es decir
que tenemos 5.00.000 de jubilados y pensionados bajo la posibilidad de cubrir sus
necesidades básicas conforme una canasta más que elemental. Nadie me ha podido demostrar,
nadie quiere demostrar, que con 4000 pesos en Argentina se puede vivir; nadie lo quiere
demostrar porque no se puede demostrar, porque en realidad a lo que se está llegando es a
conformar y convalidar una sociedad con un sector importante de excluidos, y a su vez usar a
esos excluidos –como en términos históricos se usó la desocupación laboral– para generar un
fuerte control social para con las otras capas sectoriales. Es decir, se ha generado una
gerascofobia sobre esta sociedad, un enorme miedo al envejecimiento, producto de la
preconfiguración de vejez o jubilación como pobreza y exclusión. Y agregaría, porque
también es parte del negocio, a la vejez como enfermedad. Obviamente que esto contradice
toda pauta geriátrica y gerontológica en el mundo donde, desde la biología a la actual edad
jubilatoria, le estamos agregando treinta, veinticinco, treinta y cinco años más de vida, y
desde la psiquis también, pero no en Argentina, donde le aplicamos un rifle sanitario a
aquellos que tienen esa sobrevida.
Obviamente que este momento no surgió espontáneamente o a partir de una sola
medida, y para aquellos que queremos ver esto como una película, como una lectura
secuencial, no como una foto del momento, que es muy poco, podríamos decir y titular que
“aquellas lluvias trajeron estos lodos”. Habla el ministro en su exposición ante la comisión
del momento de la privatización del sistema. AFJP –para los amigos taquígrafos–: afano de
jubilaciones y pensiones. En realidad hubo quienes administraron el Estado, quienes
legislaron en ese Estado a principios de los noventa, que convalidaron el oprobioso sistema
de capitalización o de administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones, del cual –dice
textualmente el ministro en su presentación– él fue víctima. Debería tener veinte y pico de
años el ministro por esa época, en el año 93.
Recordaba un viejo libro de Jack London de 1908 o 1909 que hablaba sobre la
tendencia a ser socialista o revolucionario de joven y en lo que se convierte uno de viejo, que
puede llegar a ser conservador. En el caso del ministro el proceso parece que fue al revés o
sigue siendo conservador. Él adhirió a un sistema que, entre otros, votaba el actual jefe de los
Servicios Secretos en su carácter de legislador, el doctor Parrilli. Pero había una fuerte
oposición al sistema que promocionaban quienes administraban el Estado y estuvo
materializado en esta Casa por un millón de firmas que entregamos con los jubilados, con los
representantes de las entidades, con los compañeros de la Mesa de Jubilados y Pensionados.
Un millón de firmas. Ese millón de firmas hizo que se preservara un segmento del sistema en
el reparto, cosa que si no hubiese sido mucho más complejo en términos de cambiar el
sistema o de tratar de cambiarlo, como aún hoy lo es en Chile. Vale decir que se sabía de las
consecuencias, que se advertía de las consecuencias, y que los grandes privatizadores se
convierten, a veces por conveniencia en el mundo, en grandes estatistas.
Yo decía que aquellas lluvias trajeron estos barros. ¿Por qué? Porque en definitiva lo
que se privatizaba y esas seguridades que nos daba el ministro de la época con su secretario
de seguridad social –que pasó a ser al otro día de la privatización superintendente de control
de las AFJP que había privatizado–, en realidad le decían a cada trabajador, a diferencia de lo
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que había pasado históricamente en la Argentina, que iba a tener el control de su cuenta de
aportes, que la iba a recibir todos los meses y esto fue acompañado por voluntad comprada de
muchos que aún se dicen representantes de los trabajadores y conformaron las propias AFJP
que, luego, se fueron diluyendo en el tiempo. Pasamos de veinte y pico de AFJP, que eran
más pagos de comisiones que entidades reales, a apenas ocho o nueve.
Lo que fuimos viendo en esa lectura secuencial es que iba desapareciendo el sistema
previsional en la Argentina en términos de lo que se había conformado ya desde 1904 con la
ley 4.349 de trabajadores públicos, empleados públicos. El primer sistema solidario en
Latinoamérica, bajo el esquema de la vieja ley de hierro, la ley Bismarck, que luego fue
adoptado –a partir de la postguerra– por los países que entre comillas llegaron a desarrollar el
estado de bienestar. Acá se sufrió durante 50 años el embate de quienes administraron el
Estado con distintas pertenencias políticas partidarias o de diversos uniformes, porque se
apelaba a ese dinero con fines santos o no santos. Pero había pocos jubilados, había pocos
viejos. Teníamos una expectativa de vida hacia 1950 de 60 años; expectativa que hoy supera
los 79 años para las mujeres y los 72 para los hombres por la mala vida que suelen darnos.
También tuvimos procesos de vaciamientos de empresas durante años en la Argentina y la
consolidación del trabajo en negro como norma, fenómeno que se da a nivel mundial. Hoy
hablamos acá de índices de alrededor del 35 por ciento, aproximadamente.
Ergo, decía que ese paso que se había dado con la privatización en realidad era un
negocio de los bancos que sólo incorporaron un mostrador más para afiliar a trabajadores que
estaban presos de sus empresas y para hacerlo con una falsa opción que el que no optaba –
ustedes recordarán– quedaba en el sistema privado automáticamente. Brutalidad similar a la
que se hizo en Bolivia, que se mandaban a las dos grandes AFJP que tiene el país conforme el
año de nacimiento, si era par iba a una y si era impar la fecha de nacimiento iba a otra.
En términos de esa enorme grosería había una cuestión meramente recaudatoria, un
gran negocio que hicieron los bancos que se llevaron 12 mil millones de dólares en
comisiones; comisiones que no pagaron impuestos ni siquiera a las ganancias, porque se
supone que eran gastos de administración.
En definitiva, nos llevó a que en el 2006 en una disputa entre el Ejecutivo y el sector
financiero en la Argentina –luego de que el sistema hubiese pasado todas las peripecias de
pedir los créditos necesarios para poder el Estado seguir pagando lo que recaudaban los
privados– se dé el primer conato de reestatización de los fondos. Se hizo al respecto una
ceremonia en la Casa de Gobierno en la cual el entonces presidente Néstor Kirchner, que
estaba afiliado a la AFJP Orígenes, se pasó al sistema de reparto. Se abrió la opción por muy
poquito tiempo, por un mes.
En el año 2007 –y esto lo recuerda el ministro– por un Decreto de Necesidad y
Urgencia se conforma –y hacía referencia Leandro Despouy– el Fondo de Garantía de
Sustentabilidad. Ese decreto –y espero que se pueda estudiar en profundidad, simplemente
apelo a mi memoria– tenía un artículo 6º que establecía el tope del fondo. Hablaba de algo así
como el equivalente a la erogación anual que tuviera el sistema. Es decir, si el sistema tenía
una erogación de mil, tenía que haber un fondo equivalente a esos mil.
¿Qué pasó al año siguiente? En el 2008 se reestatizan los fondos, discusión que se dio
en esta Casa. Reestatización que tenía la particularidad de haber recuperado, en términos del
Estado o para el Estado, aquello que andaba diseminado en distintas inversiones a merced del
sistema financiero. Pero la particularidad es que cuando esto ocurre, la ley correspondiente
hace desaparecer el artículo 6º de la constitución del fondo, del decreto de constitución del
fondo. ¿Qué implica esto? Que la ley establece que se puede realizar con ese fondo una
cantidad de inversiones para desarrollo de la economía, etcétera, etcétera, que sea el
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equivalente al 20 por ciento del excedente del fondo. Ahora, ¿qué pasa? Si no hay tope, ¿cuál
es el criterio de excedencia? Ahí estamos en un problema legislativo que debe ser atendido,
debe ser desentrañado, porque en ese sentido cualquier margen de inversión puede ser
justificado. Hay una laguna que no es menor.
Ahora bien, aquellos que apoyamos la reestatización advertimos que no implicaba esto
convertir a aquellas AFJP de los bancos en una AFJP del gobierno de turno, cualquiera fuera.
La pérdida de esa dimensión en términos de las inversiones que se pueden realizar, implica
que hay desde el Ejecutivo un poder discrecional que es el que hoy se está cuestionando para
la utilización de esos fondos. Por ejemplo, subsidio universal. Si nosotros consideramos que
el subsidio universal está dentro de las dos grandes cuentas que históricamente tiene el
sistema, que es pago de jubilaciones y pensiones y de asignaciones familiares, lo podemos
considerar dentro de esta gran cuenta histórica del sistema. Ahora, eso en términos de que
consideremos que es un subsidio excepcional en términos de que la crisis generó una enorme
cantidad de papás que no tienen trabajo para darles cobertura a sus hijos. ¿Esto cuánto puede
durar? Un año, dos o tres; no toda una vida. Señalar esto no implica estar contra el subsidio,
sino que debatamos si el subsidio, en términos de seguir siendo necesitado, se financia desde
el presupuesto nacional. Porque si no entramos en una discusión absolutamente binaria.
Cuando plantamos esto, nos dicen algunos "ah, ustedes no quieren el subsidio", como esta
presentación conservadora que se hacía.
El otro grave problema –y ya termino– es que durante todo este tiempo lo que se
generó es un achatamiento de la pirámide. No hubo redistribución de la riqueza, lo que hubo
fue redistribución del ingreso. ¿Qué implica esto? Que teníamos hace 20 años un 17 por
ciento de jubilados que ganaban la mínima, y hoy tenemos alrededor de un 80 entre la mínima
y un poquito más. Pasamos de una pirámide a una planicie. Por eso, en su momento los
juicios Badaro; por eso, no se reajustaban los haberes de más de mil pesos. Mientras los
haberes menores tenían un incremento de 300, 400 o 500 por ciento, los haberes de más de
mil pesos llegaron en dos años a tener un reajuste de apenas el 21 por ciento. Por eso, la Corte
después de haber exhortado al legislativo en el primer Badaro de agosto del 2006 a que se fije
una norma general; en noviembre del 2007, directamente, fijó la pauta de ajuste,
considerando que había que tomar el 88,6 por ciento que era la variación del índice del salario
del trabajador activo entre enero del 2002 y diciembre del 2006.
Decía que hay que enmarcar esto, respecto a esta ley, en algo que tiene que ver con la
recomposición del sistema. Decía el doctor Despouy: “Con esta gran litigiosidad que se
asemeja al darwinismo social sólo los superiores de la especie van a poder ejercer su derecho
o van a gozar de su derecho”. Badaro tardó quince años en llegar con su juicio a la Corte.
Quince años en la vida de una persona de setenta u ochenta años. Hoy hay una prelación
caprichosa de quienes están esperando. También se decía: “No existe más el artículo 59 que
obligaba a ANSES a apelar a todas las instancias”, pero se sigue apelando. Con sentencia
firme se sigue generando la necesidad de una ejecución de sentencia; es decir, dos o tres años
más después de haber esperado siete u ocho.
Finalmente, tenemos que ver esto porque a mi criterio técnicamente no existe sistema
previsional en la Argentina a nivel nacional, sino que hay un subsidio universal por vejez, con
regímenes especiales excepcionales que son otra cosa. ¿Por qué digo esto? Por lo que
señalaba al principio. Un 80 por ciento está muy por debajo de lo que aportó al sistema, está
por debajo de la cobertura de sus necesidades básicas y se ha universalizado a través de las
mínimas que refería de la absorción por vía de moratorias financiadas por quienes están en el
sistema. Y no estamos en contra de que se incorpore a los que quedaron afuera, sino de que
sean los que están dentro quienes tengan que financiar esa incorporación.
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Lo que debemos tener en claro es que parte de la discusión es como reformular este
sistema, como la parte que proviene de esa financiación de impuestos, donde absurdamente
vemos al IVA, entre otros, sigue financiando al sistema –el impuesto más regresivo que hay
sobre La Tierra– y nos encontramos a los pobres financiando a los pobres jubilados y a los
pobres jubilados financiándose con sus magros consumos a sí mismo.
Ahora, yo me pregunto –y no sé del tema porque soy un pobre viejólogo– ¿por qué la
renta financiera o la renta minera o alguna otra, como la que proviene del juego, no participa?
Me parece parte de la discusión en términos de resolver la cuestión de la seguridad social es
la discusión de la estructura fiscal.
En cualquier caso, hay algo que es óbice para corrernos de la discusión parcial,
segmentada e interesada que plantea este proyecto y que tiene que ver con el origen de los
fondos que se pretenden administrar. Esos fondos, ese fondo de las AFJP, no eran ni de las
AFJP ni de los bancos ni tampoco del Estado, era de los trabajadores. Por lo cual, no es dable
mantener ninguna de estas propuestas en vigencia si no se restituye o se establece que la
administración del sistema tiene que estar a cargo de los trabajadores activos, los trabajadores
que dejaron la actividad y ahora se llaman jubilados, con la participación de Estado. No es el
Estado apropiándose de esos fondos, que el equivalente a apropiarse de la historia de cada
uno de esos trabajadores que puede decidir qué hacer y qué no, o quien decide qué
funcionario va a poner en las empresas; funcionarios que suelen ser aguerridos estatistas hasta
convertirse a los tres meses que están en la empresa en advenedizos nuevos empresarios.
Creo que esto hoy nos da la enorme oportunidad de que se plantee como un debate
integral porque –insisto– el haber del jubilado hoy no es sustituto de su sueldo como
trabajador activo, es sólo un subsidio, y esto contradice la Constitución Nacional también.
Por eso me parece que la propuesta es la discusión integral, y creo que es posible. En
el año 1994, en una crisis del sistema previsional en España, yo participé de lo que fue el
Pacto de Toledo, y ahí todas las fuerzas políticas, desde Izquierda Unida, el PP, el PSOE
hasta los distintos partidos de las comunidades, acordaron el decálogo de la seguridad social.
España pasó por crisis en estos últimos años –como todos nosotros sabemos– y ese decálogo
no se alteró. Y pasaron gobiernos de distinta procedencia y de distintas características. Me
parece que la oportunidad está. Lo propone simplemente un ciudadano de a pie. Gracias.
(Aplausos.)
Sra. Presidenta.- Es un debate de fondo el que nos debemos, por lo menos, mientras
tengamos estado de bienestar.
A continuación, le damos la palabra al doctor Mínguez.
Sr. Mínguez.- Le agradezco la posibilidad de participar en esta Comisión a la senadora
Montero, que es una luchadora del Parlamento Nacional, así que me siento honrado y
gratificado de estar aquí presente.
Venía con una idea y en la medida de que los preopinantes fueron marcando diferentes
temas y profundizando algunos otros, me ha generado la posibilidad de avanzar en otro tipo
de reflexiones, que es la calidad institucional.
No tenemos titular de la Defensoría del Pueblo desde junio de 2008. Habíamos dos
adjuntos. Yo era el adjunto dos, estaba por la minoría, y llegué con el honor de haber sido
apoyado por unanimidad de la comisión y por unanimidad del Comité Nacional de la Unión
Cívica Radical, que es mi pertenencia política. Mejor dicho, volvió a ser, porque tuve que
renunciar cuando asumí como defensor adjunto porque así me lo exigía la norma. Esta es la
situación y en algún momento el Parlamento analizará la circunstancia de tiempo y lugar para
poder designar y dar plenitud institucional. Es decir, hubo institucionalidad hasta diciembre
de 2013 en la Defensoría; no hubo plenitud institucional.
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Nos tiene acostumbrados el presidente de la Auditoría, doctor Despouy, a sus
profundas reflexiones. De su exposición me dejó muy preocupado una cosa, que me parece
que es sustantivo y que ya lo señalaba la senadora Montero, presidenta de esta Comisión de
Economía –lo leí de la versión taquigráfica de la reunión de la Comisión de Presupuesto y de
Trabajo y Previsional Social–, cuando decía: “Tiene que tener la Auditoría una mayoría de
oposición”. El doctor Despouy señaló que se ha aprobado la cuenta de inversión hasta 2011 y
se sigue aprobando con la negativa de la minoría. Hay un vicepresidente, que es el presidente
nato del Senado, cuya gestión ha sido aprobada por la Auditoría.
Es decir, la senadora marcaba en esa ocasión la necesidad de que también algún
organismo de la entidad de contralor que tiene la Auditoría General de la Nación tenga
mayoría de la oposición, porque si no se deja constancia meritoria y en algunas veces –no me
cabe duda– ética del testimonio de la oposición pero se aprueba la cuenta de inversión. Ese es
un tema que hay que reformular y que lo advertía la senadora cuando lo mencionaba en la
reunión del 25 de agosto. Se pasó a un cuarto intermedio y el presidente de una de las
comisiones con mucha ironía le sugería que convocara a la Comisión de Economía.
Obviamente, el 27 de agosto sacaron un despacho de comisión –como decimos los abogados–
inaudita parte.
Entonces, la calidad institucional interactúa con la calidad ciudadana para arriba y
para abajo. Por eso mi gran respeto y tengo una buena noticia en términos objetivos, porque
uno está habituado a comentar las cuestiones negativas y no siempre es abierto a las positivas.
Reflexionando sobre estos temas, leía el diario de la provincia donde yo resido, que es
Córdoba, donde se hacía un análisis de la calidad institucional. Y la buena noticia, senadora,
era que la provincia de Mendoza figuraba primera. Claro, no hay reelección, por ejemplo. No
hay reelección. Sin perjuicio de que lo haya leído, yo le traía el impreso. Yo me sentía muy
gratificado por el hecho de que una provincia tan cercana a la mía de origen –soy sanjuanino–
tuviese ese mérito: no hay reelección. Creo que cuando se pierde calidad institucional se
traslada a las demás instituciones del Estado y cuando se recupera calidad institucional crece
la calidad ciudadana.
Lo leía a Eric Hobsbawm en La Historia del Siglo XX y dice: En el siglo XX creció el
umbral ciudadano. Ricardo Lagos hace un par de años vino a dar una charla acá y decía: “En
el siglo XX creció el nivel civilizatorio”. Bueno, ¿cuál es la mala noticia? En los primeros
quince años del XXI no creció, decreció. Hubo una retracción en la calidad ciudadana.
Cuando se habla de los Derechos Humanos, la jubilación es un Derecho Humano.
Cuando la Alta Comisionada de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas define qué
son los Derechos Humanos en 2004, en un manual para los países que integran las Naciones
Unidas, como consecuencia de un debate de todos esos países, dice: “Son los derechos que
tienen los seres humanos para mejorar su calidad de vida”. Estamos hablando de los derechos
de los seres humanos. La jubilación es un derecho humano. Por eso es el planteo de Badaro 2.
Como bien decía el doctor Semino, el juicio de Badaro demandó todo ese tiempo y
fue un señor Badaro el que lo logró. Todos lo sabemos…
Vamos a hacer un pequeño repaso, muy pequeño. La Defensoría del Pueblo de la
Nación en 2010 plantea el juicio “Badaro II”. ¿Por qué? Porque decíamos: si tenemos una
sentencia de la Corte que ha confirmado la actuación de aquellos haberes que no fueron
actualizados –ya bien lo explicó el doctor Semino–, nosotros para evitar el desgaste
jurisdiccional innecesario, porque se habla de cientos de miles de juicios que hay que ver
desde el primer actor y el primer actor es el jubilado, no que la ANSES tenga para pagar o no
tenga para pagar. Vamos a resolver un problema pero a partir del primer actor.
Estamos hablando de derechos intergeneracionales. Hoy le toca a unos, mañana a
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nosotros y pasado a nuestros hijos. Son derechos intergeneracionales que no pueden estar
sometidos a urgencias generadas en su mayoría por impericias y por la soberbia, también, la
soberbia…
Repasaba un libro, que a mí me parece tan inconmensurable, de Pablo Giussani,
Montoneros, la soberbia armada. Y no es buitre. Arranca el libro con una cita de un libro de
acción política, realmente, profundo como es el quehacer de Lenin, esa es la cita que hace
Pablo Giussani, dice: “Los hechos son testarudos.” Son susceptibles de apreciación. ¿Por qué
partir de conceptos? Para actualizar el haber jubilatorio dos veces al año, se parte de
conceptos y no de datos, no de números. Entonces, lo que se diga está bien, a lo sumo es
opinable, pero no hay ningún grado de certeza. Se parte de conceptos, querido amigo, y es
terrible eso para hacer un cálculo. No hay fórmula. “Los hechos son testarudos.” ¿Y por qué
decía esto? ¿Cuál es el para qué de tratar a noventa días de irse, de concluir el período
constitucional de gobierno, y que asume otro gobierno? ¿Cuál es el motivo?
Dice la senadora Montero, y surge de la versión taquigráfica, vienen como guardianes
de los fondos previsionales. Son los mismos que los privatizaron, en su gran mayoría. Y,
luego, los estatizaron y ahora vienen a perdurar cuatro años más en una gestión.
Me parece que de mínima no es serio. La palabra que se utilizó en el debate fue
“racionalidad”, de mínima no es serio. Es decir, a tres meses, un problema tan sustantivo –y
exagero–, tan sustantivo, que se trate a las apuradas sin darle pase a esta comisión, me pareció
un fundamento lógico, lapidario, inopinable. ¿Cómo no nos van a dar pase a la comisión de
Economía, si está el ministro de Economía? ¿De qué estamos hablando? ¿Noventa días?
¿Cuál es el para qué? ¿Quiénes van a designar o redesignar a los directores? ¿Por qué la
remoción es por dos terceras partes de la comisión bicameral que se crea para esos fines?
Alguien me puede hacer resistencia como abogado del diablo y decirme: che,
escuchame, las otras instituciones siguen funcionando. Las personas que se designaron en el
Consejo de la Magistratura siguen cumpliendo funciones, salvo aquellos que son diputados o
senadores que concluyen su mandato o el delegado del Poder Ejecutivo. No, acá no. El
delegado por el Poder Ejecutivo está por cuatro años. Y los dos miembros de la Cámara que
cita la comisión bicameral también están por cuatro años. Y la comisión, ¿cómo se crea? Con
mayorías. Es decir, todos los para qué son consecuencias de la picardía criolla y no de la
inconmensurable inteligencia criolla, que es a la que apostamos.
No creo, como dice Sauman cuando habla del sentido del sinsentido que genera la
crítica, el sentido del sinsentido… ¿cuál es el sentido? Perdurar en las designaciones,
garantizarse una administración, no pensar como en cualquier partido de ajedrez, cuando uno
abre con las blancas están las negras también y si se pueden modificar las condiciones de
mayoría luego, también es cierto que demuestra una cierta desconfianza. Porque si pensara
que va a ganar su propio candidato, me refiero al ministro de Economía o al presidente de la
comisión, Abal Medina, ¿Cuál es el problema? ¿Por qué tanto apuro? ¿Por qué no se abre el
debate?
En el año 2008 en la Defensoría, en esa época yo no estaba, se propuso a la comisión
la creación de un banco previsional manejado por la institución con la participación de la
Auditoría General de la Nación, de la Defensoría del Pueblo. ¿Por qué no está la Defensoría
del Pueblo? –Ya no estoy, no estoy hablando en primera persona–. También se planteó en la
primera reunión de la comisión. Esa es otra posibilidad, porque va a tener un control más
estricto. Es decir, este impedimento de las dos terceras partes… entonces, “son buitres”. No,
no somos buitres. Pensamos que es un tema para profundizar el debate, es un tema en donde
tenemos que resistirnos a estas tesis neomalthusianas –como dijo Semino – y pensar cosas
serias, cosas razonables. Acá se están creando directorios, comités, bicamerales.
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No se aclara si la bicameral tiene que designar diputados o senadores. Porque sería
muy bueno como ocurre en el Consejo de la Magistratura, en el que se designan senadores o
diputados. De modo tal que concluido el mandato del senador o el diputado, no importa que
le queden dos años más de mandato, se acabó, no está más. Como debe ser.
La fatalidad en las repúblicas son los plazos, los términos. La fatalidad en la
monarquía; hay que nacer príncipe para ser rey. Yo me quedo con la periodicidad de los
actos, por el respeto a las institucionalidades, por profundizar el debate en serio y no con
ironías. Es demasiado serio el tema, son derechos intergeneracionales, ni siquiera de todos
nosotros. Esto va a quedar en la historia, alguien va a pasar la factura histórica alguna vez.
Queridos amigos, simplemente era analizar en particular y en general, que es lo que
hemos hecho para poder venir, el proyecto de ley me parecía inconducente. Sí, me parecía
apropiado hacer una serie de reflexiones y compartirlas con todos ustedes. Así que muchas
gracias, senadora, y muchas gracias a todos ustedes.
Sra. Presidenta.- Siempre tenemos las urgencias de los horarios por los salones, pero todavía
estamos bien con los tiempos.
Yo les agradezco muchísimo la presencia de todos ustedes acá y los conceptos que
van vertiendo en términos de los debates de fondo que hay que dar y la seriedad con la que
hay que tratar el sistema jubilatorio en su conjunto, dentro del marco del estado de bienestar;
no como debates aislados y oportunistas en contextos eleccionarios, porque la verdad es que
se está perdiendo un margen importante.
Tiene la palabra el diputado Garrido.
Sr. Diputado Garrido (M.).- Muy buenas tarde. Gracias a la senadora Montero por la
invitación. Voy a intentar ser breve en mi exposición y voy a indicar algunas de las
observaciones que me generó la lectura del proyecto.
La primera cuestión es una reflexión más general que tiene que ver con la
inscripción de este proyecto dentro de un contexto de varios proyectos que ha enviando
este año el Poder Ejecutivo y que tienen que ver con el afán o el propósito de establecer
ciertos límites hacia el futuro. Es decir, de alguna manera el gobierno busca
garantizarse, o influir, o promover una ultraactividad en lo que tiene que ver con la
gestión de gobierno, que va más allá del límite temporal que indefectiblemente se va a
operar el día 9 de diciembre. Esto lo hemos visto en otras leyes que ha dictado el
Congreso en este período, en donde se cuelan este tipo de cuestiones: organismos que
se crean, mandatos de funcionarios que va a designar este gobierno por lo menos
durante los próximos cuatro años. En cuanto a este caso en particular, creo que lo
central del proyecto tiene que ver con la instalación de una mayoría especial que se
exige para tomar determinadas decisiones de gobierno que hasta hoy toma el Poder
Ejecutivo sin ningún tipo de control. No solamente se establece el control del
Congreso, que me parece correcto, sino que además se le adiciona una mayoría
calificada –cuestión sobre la que voy a volver–, pero claramente es el objetivo del
proyecto, si bien el proyecto declara en uno de sus artículos que su finalidad es
garantizar y preservar la sustentabilidad del fondo de garantía del sistema integrado
previsional argentino –así lo hace en el artículo 2°–.
Sin embargo, como hemos visto y como vemos recurrentemente, hoy se habló
aquí –como lo ha puesto de manifiesto Leandro Despouy y como lo vemos
recurrentemente en la Comisión Parlamentaria Mixta Revisora de Cuentas– de algo que
es central, constante, en los informes relativos a las cuentas de inversión, y es lo que
hoy explicó Leandro Despouy en cuanto a la imposibilidad de auditar la falta de certeza
sobre la situación en lo que tiene que ver con ese Fondo de Garantía de Sustentabilidad.
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O sea que si realmente hubiera un propósito de preservar y mantener intangible este
fondo de garantía, seguramente los informes de la Auditoría General de la Nación
serían distintos año a año, cosa que no sucede y que motiva sistemáticamente la
abstención de opinión de los auditores de la oposición y nuestro voto negativo a las
cuentas de inversión. Este es un tema recurrente entre otros que caracterizan la
ejecución presupuestaria en los últimos años.
Es interesante esta idea de establecer un límite al gobierno que viene y también,
de alguna manera, fijar criterios en lo que tiene que ver con cuestiones esenciales sobre
el papel del Estado, la disposición, o cuál es el modelo ideal de interacción con el
sector privado; en este caso en particular, poniendo un límite a la discusión de esas
acciones, que claramente va a impedir, seguramente, o va a trabar decisiones que podía
y puede tomar hoy el Estado. El gobierno no lo ha hecho, pero podría hacerlo ante
necesidades de financiamiento de corto plazo, o para influir en el mercado de capitales,
o para optar por mejores inversiones, quizás, que aquellas que este proyecto va a
cristalizar. Porque está claro que si esta ley entra en vigencia y si se considera que este
requisito de la mayoría calificada es constitucional, seguramente esta traba va a
producir un efecto, un impacto, y va a ser casi insuperable.
Algunas de las cuestiones del proyecto que me interesa puntualizar: el tema de
la integración de esta Agencia Nacional de Participaciones Estatales en Empresas,
ANPEE. Una de las características es que el Poder Ejecutivo va a poder nombrar tres de
esos cinco integrantes, y me parece que acá también abre el espacio para ver cuándo se
va a integrar esta agencia. Seguramente se va a hacer inmediatamente antes del 10 de
diciembre, como ha ocurrido con otros organismos que se han creado. Con lo cual, el
actual gobierno, teniendo en cuenta que el mandato que se establece es de cuatro años,
va a tener por lo menos dos de los integrantes garantizados, independientemente de
quién gane las próximas elecciones. Este también es un detalle que tiene que ver con
esta idea de ultraactividad, con esta megalomanía del gobierno en cuanto a imposición
de sus dogmas al período que viene, que seguramente no tendría por qué someterse o
sujetarse a esas máximas. El tema este de la mayoría –para agotar la cuestión–, por un
lado entraña una aspiración en el sentido de establecer un límite o una exigencia en
cuanto a determinadas mayorías. Creo que hoy Despouy dijo que una ley posterior con
una mayoría simple podría modificar esta exigencia de dos tercios. O sea que, por un
lado, también uno ve la relatividad de esta situación.
Está claro que el que gobierno está especulando con el número que tiene dentro
del Senado, que va a dificultar que cualquier gobierno de otro signo político pueda
tener la mayoría simple, al menos en una de las Cámaras, para modificar esta ley.
Igualmente, entiendo que es discutible la constitucionalidad de esta exigencia. ¿Por
qué? Porque la Constitución es la que establece cuáles son las mayorías que se
establecen para determinadas decisiones que tiene que tomar el Congreso, y cuando las
mayorías tienen que ser calificadas lo establece también la propia Constitución.
Parecería, por un lado, incoherente con esa estructura constitucional que una mayoría
simple exija una mayoría calificada para tomar determinadas decisiones. A mí me
parece que esto, además, en el caso de que alguien en el próximo gobierno quiera
cuestionarlo, seguramente va a dar lugar a una discusión, a un debate, a litigios sobre la
constitucionalidad de esta voluntad manifestada en esta exigencia de los dos tercios.
Otro punto importante tiene que ver con la falta de previsión alguna sobre
cuáles son las pautas para seleccionar a quienes integran esta ANPEE, y a su vez
tampoco hay ninguna pauta que establezca qué condiciones van a imperar para designar
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a los directores que se van a colocar en los directorios de las empresas en las cuales el
Estado tiene acciones. Es decir, hay un silencio –no me sorprende, por supuesto– en
uno de los puntos en donde el Poder Ejecutivo nunca toma en cuenta, que es en lo que
tiene que ver con los criterios de transparencia y la regulación de la selección de los
funcionarios; es decir, una cuestión esencial que tiene que ver con ciertas pautas que
garanticen la idoneidad sobre la materia o sobre temas que, seguramente, deben ser
manejados para llevar a cabo este tipo de actividades. Tanto para integrar la agencia
nacional como también ser director, integrar el directorio de una empresa, la ley guarda
absoluto silencio. O sea que establece la posibilidad de designar libremente, sin ningún
tipo de propuesta previa, debate sometimiento a la consideración pública, ciertas pautas
mínimas básicas de competencia de idoneidad o de especialidad: silencio absoluto. Por
supuesto que esto no garantiza mínimamente lo que tiene que ver con la idoneidad, con
cierto mérito en el acceso a los cargos públicos, que además Argentina se ha
comprometido a observar a través de distintos tratados que tienen que ver con la
gestión pública y la transparencia. La ley no tiene ninguna norma que asegure ni
transparencia, ni debate público, ni el perfil, ni las condiciones que deben reunir
quienes integran, por un lado, la Agencia Nacional de Participaciones Estatales en
Empresas y, por otro lado, los que a su vez van a ser designados por esa Agencia
Nacional de Participaciones Estatales en Empresas.
Tengo un par de observaciones más. Una tiene que ver con la Comisión
Bicameral. Sobre esto, también sería deseable que cuando se crea una Comisión
Bicameral se establezcan algunas pautas como la representación de las minorías. Por lo
general, en aquellas comisiones en las que se garantiza una representación más plural
da lugar a más controles, y la ley, por supuesto, guarda absoluto silencio sobre eso.
Un punto que no es menor es el que establece o excluye expresamente de este régimen
a YPF; o sea, de manera consistente con lo que se plantó en su momento en la discusión sobre
la expropiación de parte de la acciones de YPF. En ese momento, el proyecto promovido por
el Poder Ejecutivo expresamente excluía a YPF de la auditoría de la AGN. Esta ley establece
que la AGN va auditar esta agencia nacional, pero por supuesto se excluye del sistema a YPF
y no me parece que sean consistentes o convincentes los argumentos que en su momento
utilizó el ministro de Economía para justificar esta exclusión. Es evidente que hay una
decisión expresa de que una empresa importante esté afuera de los controles que establece el
Estado para cualquier actividad de este tipo que se desarrolle en el ámbito estatal. Tenemos
una sociedad de envergadura, de importancia indudable que está fuera de los controles y no
me parece ni siquiera compatible con un mínimo orgullo nacional, con la mínima
responsabilidad como funcionarios públicos argentinos decir que no es necesario que controle
el Estado argentino con sus organismos, porque ya están controlando los norteamericanos con
la SEC.
Yo lo planteé, en su momento, en la discusión en el Congreso que me parecía
absolutamente incoherente que una empresa como YPF esté sometida a los controles de
Estados Unidos y no a los controles del Estado argentino. Me parece que la ley insiste sobre
eso y me parece absolutamente inadmisible.
Estas son algunas de las cosas que me parecieron importantes para destacar. Si te
interesa te pudo acercar una especie de documento con las observaciones. No sé cuál es el
mecanismo que tienen previsto.
Sra. Presidenta.- Estoy muy agradecida con el doctor Manuel Garrido. (Aplausos.)
El mecanismo es que todo lo que quieran aportar al debate va a ser registrado en la
comisión, más allá de que hoy quedan registrados sus comentarios y sus análisis en la versión
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taquigráfica y, por supuesto, en la grabación. Esto es siempre material de discusión y de
debate, después, para el trabajo, ahora, en el recinto. Todo lo que quieran aportar nosotros nos
comprometemos a subirlo a la página de la comisión y, por supuesto, a recircularlo por los
bloques.
Sr. Diputado Garrido (M).- ¿Me das dos minutos?
Sra. Presidenta.- Sí, cómo no.
Sr. Diputado Garrido (M).- Perdón, pero tuve una laguna con otro de los puntos de la ley,
que es el que tiene que ver con la indemnidad de los directores. Voy a hablar cinco minutos
sobre esto. La ley establece la indemnidad de los directores designados por esta ANPEE, si se
ajustan a las instrucciones que va a dar la ANPEE. Además garantiza la defensa; o sea, el
Estado va a cubrir los costos de litigios, abogados y demás que se generen a raíz de esa
actuación en cumplimiento de las instrucciones.
El tema de la indemnidad por obediencia debida, la verdad es que va en contra de las
reglas generales en materia de derecho administrativo por cuestiones de obediencia debida. La
obediencia debida tiene límites en las distintas ramas del derecho, también en el derecho
administrativo. Acá pareciera que este artículo estuviera consagrando una indemnidad, una
inmunidad total por el sólo hecho de actuar en obediencia debida, independientemente de la
legitimidad o ilegitimidad grosera o manifiesta de la instrucción que se imparta a estos
directores.
Esto por supuesto es absolutamente inconstitucional y es sorprendente que se haya
insertado o se intente insertar en el derecho este tipo de inmunidades. Esto no es novedoso, ya
se planteó y yo también lo observé en la discusión parlamentaria cuando se discutió la ley de
mercado de capitales. Cuando se estableció la ley de mercados de capitales, el artículo 153
que se introdujo establecía también la obligación del Estado a solventar los costos de la
defensa legal del funcionario de la Comisión Nacional de Valores cuando fuera demandado
civil o penalmente. Ahí era más apto todavía. Acá se circunscribe a los casos en los cuales el
director actúe en cumplimiento de las instrucciones que se le emitan. Realmente, es
injustificable que el Estado financie las defensas de aquellos funcionarios que actúen de
manera ilegal. La verdad es que esto no solamente se ha dado con la ley de mercado de
capitales, sino que hay varios decretos que ha dictado el Poder Ejecutivo que también
establecen el mismo principio y que no tienen ningún fundamento.
Acá se vuelve sobre eso y se establece una suerte de indemnidad o una no aplicación
del derecho a determinada categoría de funcionarios públicos por la sola circunstancia de
haber una instrucción, y esto claramente es inconstitucional y seguramente va a ser
inoponible. Lo que sí va a ser oponible es que el Estado va a pagar las defensas, pero
seguramente esta indemnidad va a ser destruida por los tribunales. Es preocupante que el
Congreso esté legislando garantizando inmunidades y paraguas contra la responsabilidad de
los funcionarios públicos.
De hecho, ya lo hizo cuando se modificó el Código Civil y se dictó la ley de
responsabilidad estatal, donde se retrocedió en ciertos parámetros que exigían a los
funcionarios que actuaran con responsabilidad y que se hicieran cargo en el caso de que
actuaran ilegalmente. Acá seguimos retrocediendo y consagrando mecanismos de impunidad
o de inmunidad o de falta de responsabilidad que no existían, que no son admisibles y que, en
definitiva, perjudican a los terceros, a los administrados. Vamos en contra de la tendencia
histórica mundial, es decir garantizando inmunidad e indemnidad y el Estado cubriendo los
costos del mal desempeño de los funcionarios públicos.
Sra. Presidenta.- Siempre decimos: “Hecha la ley, hecha la trampa”; ahora, hacemos la ley
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para hacer la trampa.
A continuación, le damos la palabra al homónimo, a Rubén Garrido, que es
coordinador de ATE-ANSES y director del Departamento Interinstitucional de CTA
Argentina.
Sr. Garrido (R.).- Buenas tardes y gracias, senadora, por la invitación y por la posibilidad
que nos da como central de trabajadores de poder intervenir y expresarnos en un tema que es
caro a la vida y a la historia de nuestra central.
Como bien mencionaba Eugenio, todavía no éramos una central sino que éramos un
congreso de trabajadores y recuerdo que un febrero caluroso salimos a buscar un millón de
firmas para evitar la privatización del sistema y –como recordaba un compañero nuestro– no
pudimos evitarlo pero logramos un empate histórico. O sea, no evitamos la privatización,
pero dejamos la semana semilla que permitió que hoy volviéramos a tener un sistema público
de reparto.
Quiero reafirmar nuestra convicción y nuestra concepción respecto del sistema porque
en esta Argentina binaria que vivimos bien sabido es que cuando uno habla en favor de algo
es porque está en contra de otro o cuando habla en contra de algo está a favor de otra cosa, y
no vaya a ser que en esta lógica los que privatizaron el sistema y ahora lo defienden digan que
desde nuestra central lo que estamos propiciando es volver a un sistema privado. En absoluto.
Por convicción, por argumentos filosóficos y políticos y por lo que también dice la normativa
internacional y los convenios internacionales, como el Convenio 102, la norma básica o la
norma mínima de seguridad social, que habla de los sistemas públicos, universales, solidarios
y de reparto. De ahí nuestra convicción.
Esto no quiere decir que funcione correctamente. Quizás, en esta breve intervención le
voy a agregar otro ingrediente, que está más relacionado con los trabajadores que están
puertas adentro del organismo y que van a trabajar con una visión de vocación y de servicio
para atender a los beneficiarios. No obstante, hay otra cuestión, que es el desmanejo de los
directores de turno, que con esta cuestión que recién decía el doctor de la ultra actividad –que
genera que se coloquen todos los días nuevos cargos y nuevas funciones– lleva a que en algún
momento los trabajadores lo suframos porque cuando vienen estos vaivenes y pasamos de lo
público y lo privado lo primero que se corta, el primer fusible, es el empleo del trabajador,
que termina en la calle y que no es responsable de la conducción política del organismo.
Nosotros hoy tenemos un organismo que está en caos en cuanto a los manejos de los
recursos humanos. Somos casi 16.000 trabajadores sin un plan estratégico, sin formación, sin
capacitación, sin anteposición de antecedentes, sin carrera administrativa. Es un organismo
que está tomado por la política, es un botín de guerra del partido gobernante, que ejecuta
acciones en el orden nacional, en el orden provincial, en el orden municipal. Incluso, cuando
el municipio no le es afín ejecuta acciones en el orden agrupacional, mostrando la ANSES
como una alternativa al municipio de turno o al gobernante de turno. Y esto lo que hace es
convertir al beneficiario en rehén y al trabajador le quitar esa categoría y lo convierte en un
rehén también, que para mantener el empleo agacha la cabeza y cumple órdenes.
Casualmente, en estos días estamos en un conflicto muy serio, que no pudo salir a la
luz porque la ANSES es una gran auspiciante de programas, tanto radiales, televisivos como
de las prensa escrita. Hace más de treinta días que la ANSES prácticamente está paralizada en
todo el país, con los costos que esto genera, porque alguien que obtiene un turno con debido
tiempo y antelación llega a las puertas de la ANSES y ve que está cerrado. Esto es fruto de
desidia, de la desatención y de lo que planteaba antes respecto de la cooptación que sufrió el
organismo por parte de la política partidaria.
Quiero hacer una salvedad. Yo no estoy en contra de que la conducción política del
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Estado la lleve el Gobierno porque para eso gobierna. Ahora, poner de piloto de un avión a un
militante político es riesgoso. Hoy nosotros en la ANSES tenemos más de cuarenta gerentes
que, a su vez, tienen entre una y cinco subgerencias. La carrera que logramos por convenio
colectivo fue destruida. Esa carrera culminaba con el cargo de jefe de UDAI. Hoy no hay un
jefe de UDAI en todo el país que provenga de una carrera. Con lo cual, esto hace bajar la
calidad en cuanto al nivel de atención al ciudadano, al beneficiario, y en cuanto a la
prestación que tiene que tramitar porque si el que lo hace es amigo del intendente, hermano
de un senador –perdón con los senadores, pero es algo que se da–, pariente del gobernador o
militante de una agrupación lo que hace es deteriorar la calidad del servicio para lo cual
nosotros deberíamos estar. Y, a su vez, convierte al organismo en un gran caja de la política
al servicio de lo que venga.
Naturalmente, este es un organismo que debería estar ligado a la seguridad social y a
dar respuesta a los jubilados en primer lugar, a liquidar sentencias, a ocuparse en un primer
lugar de la cuestión previsional, y hoy se ocupa en parte de eso pero también se ocupa de
otras tareas, de las que deberían ocuparse otros órganos de la inseguridad social.
Entonces, tenemos un organismo que día a día recibe más de 1.500 ciudadanos que
hacen cola desde las cuatro de la mañana y que van a reclamar una jubilación, la actualización
de sus beneficios, una asignación universal y hasta una garrafa de gas. Eso es lo que sucede
hoy. Es un organismo todo terreno puesto –insisto– al servicio de una estrategia políticopartidaria. Incluso, muchas veces podemos observar durante los partidos de los domingos –
sobre todo, si el partido es importante– los epígrafes que van corriendo por debajo de la
pantalla que generan que al día siguiente haya un volumen inconmensurable de gente que va a
buscar lo que vio escrito, porque le dicen: “Vaya a la ANSES”. Entonces, vamos por una
garrafa, por una tarjeta Argenta y demás. Respecto de la tarjeta Argenta, seguimos
endeudando a los jubilados con una falsa tarjeta de crédito que se le otorga y que la gaste o
no, se le empieza a descontar de su haber previsional.
Entonces, este también es otro aspecto que por supuesto es secundario al del Fondo de
Garantía, pero que nosotros queríamos tocar y plantear. Nos enfocamos en el aspecto de los
recursos humanos porque si bien defendemos la fuente de trabajo, no defendemos esta fuente
de trabajo caotizada. Hay que reordenarla, capacitar gente, garantizar los servicios médicos.
La ANSES, en esta ola estatista del Gobierno, privatiza el servicio médico y los trabajadores,
con el nivel de estrés que tenemos, hacemos chocar realidades.
Obviamente que cualquier trabajador está mucho mejor que un desocupado, pero
somos todos parte de una misma clase, que es la trabajadora. Sin embargo, eso se pierde de
vista y terminamos confrontando pobres con menos pobres. Los menos pobres son los que
tienen trabajo estable y los pobres son los que van a buscar un beneficio, pero las únicas dos
caras visibles que se encuentran en una UDAI o en un lugar de trabajo somos nosotros. No
están los funcionarios, no está Bossio, no hay ningún gerente y terminamos colisionando con
realidades que son disímiles, pero que son parte de una misma cosa, porque nosotros nos
identificamos como clase de la misma manera que ellos.
Sin embargo, allí terminamos siendo la cara en la cual mucha gente descarga la ira, la
bronca, la frustración y hasta el manoseo y el destrato al que es sometido cuando uno va a
buscar respuesta y no la encuentra después de haber estado desde las cuatro de la mañana una
madre con un bebé en un carrito bajo el frío o bajo el calor y, finalmente, se encuentra con
que le falta un papel y tiene que volver al otro día. En consecuencia, se empieza a alimentar
toda una cuestión de la burocracia, del Estado y empiezan a sonar campanas que dicen:
“Estábamos mejor cuando había que ir a un banco”.
Esto genera contradicciones porque –como dije– no se puede defender una
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organización en ese estado de caos, pero, a su vez, sí reivindicamos y defendemos los
principios de la seguridad social y de lo público, que tiene que funcionar y puede funcionar.
Personalmente, por la responsabilidad que tengo dentro de la central en el área
internacional tengo mucho trato con compañeros no tan lejanos como los uruguayos. Ellos
tienen un banco de previsión que no me canso de decir que es un modelo de gestión de la
seguridad social. Acá se planteó algo similar alguna vez y creo que lo deberíamos hacer
porque, además, este Congreso en sus dos cámaras ha ratificado el Convenio 102 de la OIT,
que indica que todos los organismos de la seguridad social deben estar administrados de
manera tripartita. Y eso le coloca transparencia y calidad como organización y aquí tenemos
este desmanejo que no es solamente patrimonio de la ANSES, hay otro organismo que tiene
un reclamo histórico lo llevan adelante nuestros compañeros del PAMI que es la otra gran
caja de la seguridad social que está eternamente intervenido cuando debería entregarse su
administración a los legítimos dueños que son los trabajadores y los jubilados. También, de lo
que se trata, cuando se habla de este fondo es de nuestro salario. Los aportantes al sistema
previsional somos los trabajadores y dejamos parte de nuestro salario, pero no de esa manera
abusiva, sino correctamente y puestos al servicio de una lógica que debe ser una cadena
solidaria e intergeneracional que indica que nosotros trabajamos para que nuestros mayores
cobren un beneficio y mañana trabajarán nuestros hijos para que cobremos nosotros el
beneficio. Así que…
−Un asistente realiza manifestaciones fuera del micrófono.
Sr. Garrido (R.).- Exactamente, así que bienvenido este debate, creo que hay que seguirlo,
hay que resguardar los fondos previsionales, hay que evitar el desmanejo y también tratemos
de evitar que este organismo en algún momento implosione en esta situación caótica que
vivimos y sufrimos desde adentro los trabajadores. Gracias por dejar que nos expresemos.
Sra. Presidenta.- Por el contrario. La agradecida soy yo de que vengan a exponer y dar sus
testimonios.
No quiero dejar de comentar que el día en que se debatió el proyecto aquí pasamos por
la ANSES y estaban los trabajadores haciendo su reclamo, por lo cual los cité cuando vino el
ministro y su titular, Diego Bossio, porque el reclamo era por la superposición de funciones,
la cantidad de programas a los que tenían que asistir que no son específicamente a los que
hacen a la seguridad social y la multiplicidad de roles que están cumpliendo en este momento,
así que se los recordé en ese momento a los dos funcionarios. De todas maneras viene muy
bien la ratificación y la vivencia desde adentro de la ANSES contada por sus protagonistas
que acaba de hacer de todas esas situaciones. Lo que queremos hacer es que no sea binaria
esa discusión, es lo que usted planteó y lo que yo expresé en ese momento. Así que siempre
se nos lleva a posiciones binarias o en un contexto electoral antes de un cambio de gobierno y
no con la seriedad con la que debería tomarse este tema: la jubilación, un salario de trabajador
diferido que es lo que espera uno como retribución en su vejez. Nuestra responsabilidad es
garantizar esos derechos a futuro. Entonces, deberíamos estar mirando con la responsabilidad
de que somos los protagonistas del aquí y ahora y no sólo debemos cuidar el presente de
nuestros jubilados, sino también el de los futuros jubilados.
Les agradezco muchísimo la presencia de ustedes hoy acá, su aporte es siempre
valioso porque nos saca y nos da argumentos suficientes para sacarnos esta discusión binaria
a la que a veces nos quieren someter. De hecho se planteó así en la comisión. Evidentemente
todos han leído la versión taquigráfica porque hicieron referencia a lo que ocurrió. (Risas.)
El aporte ha sido muy valioso y nuestro compromiso es acercárselo a todos los
legisladores de todos los bloques junto con todo el material que quieran aportar que será
subido a la página web de la comisión.
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Desde ya tengo que levantar la reunión, simplemente por una cuestión de forma,
continuamos con el temario de la reunión de comisión pasada con los mismos proyectos en
debate, ya que hoy no hay quórum para tratarlos. Insisto con el mismo temario porque uno de
los proyectos es el tema de la ampliación de la denominación de los billetes que hoy tenemos
que contratar otro país para que nos fabrique billetes. Esto se solucionaría con billetes de
mayor denominación: de 200, 500 o 1000 que se crearían en los proyectos de ley que están
presentados.
Muchas gracias a todos. Queda levantada la reunión.
− Son las 16 y 16.
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