XVI CONGRESO NACIONAL DE DERECHO REGISTRAL TEMA III

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XVI CONGRESO NACIONAL
DE DERECHO REGISTRAL
TEMA III
REGISTRACION DE LOS ADMINISTRADORES,
ANALISES DEL ARTÍCULO 60 DE LA LEY DE
SOCIEDADES
ESCRIBANO: MATIAS LIONEL SALOM
PONENCIA:
La inscripción de los administradores de las sociedades comerciales,
establecida en el artículo 60 de la Ley 19550 es de carácter declarativo y al
solo efecto de su oposición a terceros interesados. Sin embargo, los terceros
contratantes con la sociedad podrán hacer valer dicha designación y su cese
frente a la sociedad y los socios, aunque la misma no se encuentre inscripta.
La falta de tratamiento de la renuncia de un administrador de una sociedad
comercial en la primera reunión del órgano que deba considerarla debe ser
tomada como una aceptación tácita, de acuerdo a lo establecido por el artículo
259 de la Ley 19550 y por aplicación en forma análoga del artículo 919 del
Código Civil.
La inscripción de la renuncia de uno de los administradores solo puede ser
solicitada en forma directa por la misma sociedad a través de sus
representantes, quedando a salvo la acción judicial, entablada por el
administrador saliente, con el fin de forzar la registración de la renuncia y así
ser quitado de registros a los cuales el no pertenece ni corresponde que figure.
El Escribano Público es quien debe realizar el control de legitimación del
representante y la calificación de las facultades representativas que posee
quien comparece a una escritura por lo que no corresponde que el Registro
Público de Comercio efectúe ningún tipo de observación basada en la falta de
inscripción del representante.
Si la designación del administrador no forma parte de las cláusulas estatutarias,
la falta de la inscripción mencionada en el artículo 60 de la Ley de Sociedades
no debería obstar otro tipo de inscripciones ya que no forma parte del tracto
registral. En caso de que la designación del administrador saliente se
encuentre dentro de las cláusulas estatutarias, se debería modificar en contrato
constitutivo, formando en consecuencia parte del tracto registral.
LINEAMIENTOS BASICOS:
La ley 19.550, que regula las sociedades comerciales a nivel nacional, plantea
en su artículo 60 un régimen de publicidad para las designaciones o
cesaciones de administradores de dichas sociedades en el Registro Público de
Comercio.
Dicho artículo establece: “Toda designación o cesación de administradores
debe ser inscripta en los registros correspondientes e incorporada al respectivo
legajo de la sociedad. También debe publicarse cuando se tratare de sociedad
de responsabilidad limitada o sociedad por acciones. La falta de inscripción
hará aplicable el artículo 12, sin las excepciones que el mismo prevé”.
Vale aclarar que dicha norma habla de “administradores”, lo cual es más
abarcativo que el término “representante legal” ya que una sociedad puede
tener administradores que no sean representantes legales (como por ejemplo
integrantes del directorio de una sociedad anónima, los cuales no revisten el
carácter de presidente). La ley 19.550 confunde en varios artículos el concepto
“administrador” y “representante legal” pero consideramos que el presente
artículo está destinado a inscribir a todos los administradores y no solo al
representante legal, con el fin de guardar una mayor protección a los terceros
interesados.
La finalidad de dicho artículo es constituir una norma que proteja a los terceros
contratantes con la sociedad mediante un sistema registral publicitario. El
mismo es aplicable para todas las sociedades comerciales, incluso cuando se
reelijan los mismos administradores por un nuevo período y es aplicable a
todas las sociedades comerciales, no solo a las sociedades anónimas, ya que
cualquier sociedad puede cambiar sus administradores y es necesario
establecer un sistema publicitario en defensa de los intereses de terceros.
A su vez, el mencionado artículo 60 hace una remisión al artículo 12 de la ley
19550 para establecer algunas consecuencias derivadas de la falta de
inscripción, el cual prescribe: “Las modificaciones no inscriptas regularmente
obligan a los socios otorgantes. Son inoponibles a los terceros, no obstante,
estos pueden alegarlas contra la sociedad y los socios, salvo en las sociedades
por acciones y en las sociedades de responsabilidad limitada.”
Tal como establece el artículo 60, las excepciones planteadas en la parte final
del artículo 12 no son aplicables para el presente caso. Del juego de dichos
artículos se puede apreciar a primera vista los siguientes puntos: 1) Se debe
inscribir en el Registro Público de Comercio toda designación o cesación de
administradores de las sociedades comerciales. 2) La falta de dicha inscripción
impide a los administradores designados hacer valer su carácter frente a
terceros. 3) Sin embargo, los terceros contratantes con la sociedad podrán
hacer valer dicha designación y su cese frente a la sociedad y los socios,
aunque la misma no se encuentre inscripta.
Consideramos como así también propugna Jorge Joaquín Llambías y Jorge
Alterini1, que los terceros a los cuales hace mención la presente norma, como
así también cualquier norma que haga referencia a las consecuencias
derivadas de una falta de inscripción, son los terceros interesados. Caso
contrario, cualquier persona podría realizar todo tipo de acto que perjudique
ilegalmente a la sociedad y alegar la falta de inscripción del administrador para
que este no pueda realizar ningún acto en defensa de la sociedad que
administra.
Es casi pacifica la doctrina y la Jurisprudencia2 al establecer el carácter
declarativo y no constitutivo de la inscripción de los administradores en el
Registro Público de Comercio, por lo que su falta de cumplimiento no impide
1
art.2505, 2º párr. art.20 ley 17801, Jorge Joaquín Llambías. Jorge H. Alterini, T.III-A pág.98.
CNCom. Sala B, 25/8/1977, “Financiera Baires S.A. c/ Superman J.”; 15/9/1977, “Talleres Metalúrgicos Haedo S.A.
c/Voltaje S.A.”; Sala A, 15/2/1977, “Caeba S.A. c/ Castro, D.E.”; 20/4/1977, “Autobuses Sudamericanos S.R.L. c/
Rodegior S.A.”; Sala D, 31/3/1977, “Contrera, O. c/Vicente Lopez S.A.”; Sala B, 20/11/1978, “Aguirre Maestro y Cia.
S.A. c/Galloti, R.” ED, 84-134, con comentario de Gaibisso C. y Nissen, R. “Registrador de Administradores. Análisis
del art. 60 de la Ley de Sociedades.”
2
que los terceros interesados reconozcan al administrador como tal ni que este
último pueda ejercer los demás actos propios de su función, debiendo la
sociedad responder por las obligaciones que dicho administrador contraiga si
además fuera el representante legal. Se reviste al administrador de una
sociedad de sus funciones, derechos y obligaciones desde su designación y no
desde la inscripción registral de su nombramiento, como así también sucede
con su remoción, la cual tiene lugar desde la resolución social que se designe
nuevos administradores aceptando o no su renuncia, según si se tratase de
una designación por renuncia o una renovación de cargos por haber finalizado
el período correspondiente a su gestión.
CAMBIO DE REPRESENTANTE LEGAL - IMPORTANCIA DE LA
INSCRIPCION DEL CESE DE LAS FUNCIONES DEL ANTERIOR
REPRESENTANTE:
Teniendo en cuenta el juego que establece los artículos 60 y 12 de la Ley
19550 se puede apreciar que los actos efectuados por quien invocó, habiendo
dejado de tenerlo, el carácter de administrador y en especial el de
representante legal de la sociedad, acreditando dicho carácter con su
designación inscripta; y habiendo la sociedad omitido inscribir el cese en su
funciones, obliga a la sociedad teniendo esta que responder por ello. Esta es
una sanción implícita de la ley, resultante de una sana hermenáutica que haya
su fundamento en el principio de la apariencia jurídica y en conjunción con los
mencionados artículos.
Es vital tener en cuenta la importancia que tiene la necesidad de inscribir la
designación de nuevos administradores, lo cual conlleva implícitamente el cese
de las funciones de los administradores salientes. Esto es así dado que la
sociedad no puede quedar acéfala, debiendo tener administradores que
implanten las directivas y representantes legales que permitan expresar la
voluntad de la sociedad en el campo de los actos jurídicos.
En el ámbito de las sociedades anónimas, el artículo 259 de la Ley 19550
establece: “El directorio deberá aceptar la renuncia del director, en la primera
reunión que celebre después de presentada siempre que no afectare su
funcionamiento regular y no fuere dolosa o intempestiva, lo que deberá constar
en el acta pertinente. De lo contrario, el renunciante debe continuar en
funciones hasta tanto la próxima asamblea se pronuncie.” Sin embargo, suele
suceder que en varias sociedades se omite tratar la renuncia del director
saliente. Tal manera de proceder es contraria a derecho, aun cuando dicho
artículo no establece sanción expresa al incumplimiento del directorio. Es por
ello que dicha omisión debe considerarse como una aceptación tácita de la
renuncia, pues ante la dimisión, el directorio tiene la obligación de expedirse,
por aplicación en forma análoga del artículo 919 del Código Civil 3.
Art. 919 Cod. Civil: “El silencio opuesto a actos, o a una interrogación, no es considerado como una manifestación de
voluntad, conforme al acto o a la interrogación, sino en los casos en que haya una obligación de explicarse por la ley o
por las relaciones de familia, o a causa de una relación entre el silencio actual y las declaraciones precedentes.”
3
Parte de la doctrina4 a llegado más allá estableciendo que dicha aceptación
tácita debe considerarse como tal, de puro derecho, si dentro de los tres meses
siguientes a la renuncia el directorio no se manifestó ni a favor ni en contra de
su aceptación, por aplicación de lo establecido por el artículo 267 de la Ley
19.5505 el cual exige reunirse al directorio cada tres meses como mínimo, y
como dicho órgano debe aceptar la renuncia del director, en la primera reunión
que celebre después de presentada, trascurrido dicho plazo quedaría aceptada
automáticamente en forma tácita. Consideramos al respecto que es necesario
mínimamente una intimación en forma fehaciente por parte del director
renunciante hacia la sociedad, una vez vencido dicho plazo, para que pueda
tomarse su silencio como una aceptación tácita.
Del mencionado artículo 259 de la Ley 19550, se puede apreciar que la
renuncia presentada por el director no produce sus efectos propios hasta tanto
no sea aceptada por el directorio, pues hasta dicho momento no constituye otra
cosa que una declaración unilateral del renunciante, el cual debe mantenerse
en sus funciones hasta tanto obtenga su aceptación.
Ahora bien, ¿quién puede solicitar la registración de la renuncia de un director?
Supongamos que la renuncia ha sido aceptada por el directorio. En principio se
entiende que el directorio es quien se encuentra facultado para solicitar la
registración de la renuncia de uno de sus directores, ¿pero puede ser solicitado
por el director saliente? La doctrina y la Jurisprudencia se encuentran divididas
al respecto. Parte considera que puede ser registrada por el renunciante 6 y
parte considera que no tiene facultades para ello dando que la inscripción
prevista por el artículo 60 de la Ley 19550 es una carga que debe ser
soportada por la sociedad y no por sus integrantes, debiendo el director
saliente demandar a la sociedad el cumplimiento de su registración 7. Nos
adherimos a esta segunda postura al considerar que teniendo en cuenta que la
responsabilidad del director saliente se encuentra a salvo una vez aceptada su
renuncia, no es incumbencia directa del director renunciante solicitar
registraciones que podrían ser documentación acreditante de cargos de nuevos
directores. En todo caso será responsabilidad de los directores que sigan
formando parte del directorio o los nuevos designados la falta de dicha
inscripción por incumplimiento de uno de sus deberes. Quedaría también a
salvo la acción que pueda llegar a entablar el director saliente contra la
sociedad, con el fin de forzar la registración de la renuncia y así ser quitado de
registros a los cuales el no pertenece ni corresponde que figure.
En lo que respecta la Capital Federal, la resolución 7/2005 de la Inspección
General de Justicia plantea en su artículo 118, la posibilidad de que los
directores de sociedades anónimas cuyo directorio no sea unipersonal, estén
legitimados para solicitar la inscripción de su renuncia, cuando no haya sido
Graciela H. Haggi y Ricardo Nissen, “Breves consideraciones sobre la renuncia de los directores de Sociedades
Anónimas” E.D. Tomo 183, P. 1321
5
Art.267 Ley 19550: “El directorio se reunirá, por lo menos, una vez cada tres (3) meses, salvo que el estatuto exigiere
mayor número de reuniones, sin perjuicio de las que se pudieren celebrar por pedido de cualquier director. La
convocatoria será hecha, en éste último caso, por el presidente para reunirse dentro del quinto día de recibido el
pedido. En su defecto, podrá convocarla cualquiera de los directores.”
6
Juzgado de Primera Instancia en lo Comercial de Registro, 21/11/1980, “Alvarez Pinturas y Acabados S.A.”
7
CNCom. Sala A, 16/9/1994, “Fried, Teodoro Jorge c/Tytelman, Mario Marcelo y otros s/sumario.”
4
expresamente tratada por el directorio, cumpliendo una serie de requisitos y un
procedimiento especial. El artículo 124 y 125 de la mencionada resolución hace
aplicable el artículo 118 para el resto de las sociedades.
Luego, el artículo 119 establece que en caso de no tratarse la renuncia
corresponderá aplicarle además una multa a la sociedad y a los directores y
síndicos que requeridos al efecto no acrediten documentadamente que obraron
para que se tratara expresamente la renuncia presentada.
Por último, si el renunciante fuere el único director, el artículo 120 de dicha
norma establece que dicho director “debe acreditar que convocó a asamblea de
accionistas –en convocatorias simultánea o pospuesta, según lo que prevea el
estatuto social– y que la misma no pudo realizarse por falta de quórum.” Dicha
norma establece con acierto que la renuncia deba ser tratada por la asamblea
en caso de un directorio unipersonal ya que en este caso, excluido el
renunciante, no habría directores que puedan aprobar o rechazarla.
Lo que se puede reprochar a dichas normas es que no establece una solución
a la falta de un representante que pueda llegar a tener la sociedad en caso de
que dicho administrador renunciante sea a la vez su representante orgánico de
la misma.
ACEPTACION EXPRESA:
Ciertos Registros Públicos de Comercio (como por ejemplo la Inspección
General de Justicia en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires)
exigen una declaración explícita del administrador sobre la aceptación de su
designación para proceder a inscribir la misma. Consideramos como la mayor
parte de la doctrina8 que dicha aceptación también puede efectuarse en forma
tácita, como por ejemplo suscribiendo la solicitud de protocolización de las
actas por las cuales se lo designó, con el fin de proceder a su inscripción
registral. Al realizar dicha actos se puede apreciar que está cumpliendo con sus
funciones como administrador, por lo que se puede tomar como una aceptación
tácita, teniendo el Registro Público de Comercio a la vista los elementos
necesarios para poder tomar dicha conclusión. Sin embargo en muchos casos
procede a observar los trámites tendientes a su inscripción, basándose en un
exceso de formalismos innecesarios.
EFECTOS DERIVADOS DE LA FALTA DE INSCRIPCION DE LOS
ADMINISTRADORES:
Ciertos Registros Públicos de Comercio suelen observar solicitudes de
registración de actos de determinadas sociedades alegando que no se
encuentran inscriptos los cargos correspondientes a los representantes legales
que solicitan dicha inscripción. ¿Tienen los Registros Públicos de Comercio
facultades para efectuar dichas observaciones?
Juan Giovacchini. Editorial Ad-Hoc. Revista Argentina de Derecho Empresarial de Septiembre – Diciembre de 2005.
Pag. 200
8
Suele sucedernos en el ejercicio de nuestra profesión notarial que los registros
nos realizan este tipo de observaciones. Tal como se ha mencionado
anteriormente, la inscripción que establece el artículo 60 de la Ley de
Sociedades, no es de carácter constitutivo, siendo simplemente necesaria a los
efectos de su oponibilidad a terceros interesados, los cuales, no obstante,
pueden alegar la designación del administrador no inscripto. El Escribano
Público es quien debe realizar el control de legitimación del representante y la
calificación de las facultades representativas que posee quien comparece a
una escritura por lo que no corresponde que el Registro Público de Comercio
efectúe ningún tipo de observación basada en dicha falta de inscripción.
Al negar dicha inscripción solo se logra postergar la realidad jurídica que posee
una sociedad a los ojos de terceros interesados, ya que reiteramos, la
inscripción es meramente declarativa y no constitutiva. La Inspección General
de Justicia se basa en resoluciones generales9 dictadas por dicho órgano,
basándose en la falta de cumplimiento del tracto registral, para exigir
obligatoriamente dicha inscripción, lo cual podría considerarse como
inconstitucional, regulando cuestiones de fondo mediante resoluciones que
deberían regular cuestiones de forma y violando la jerarquía constitucional de
las normas.
Por otro lado resulta ilógico que se solicite la inscripción del representante
orgánico para inscribir otro tipo de cambio que haya tenido una sociedad y que,
en caso de intervenir un representante convencional, como ser un apoderado,
no se observe el trámite en cuestión, por más que no posea inscripción alguna
de su representatividad. Menos lógico aun resulta que el Registro Público de
Comercio deniegue la rúbrica de libros societarios, que la persona jurídica
necesita para asentar las resoluciones que adopte, basándose en la falta de
inscripción del representante legal.
Es necesario considerar primero que entendemos por tracto registral.
Analizando el término "tracto", encontramos que el mismo deriva del latín
tractus, al espacio que media entre dos lugares o un lapso o curso de un
espacio de tiempo. Lo que se pretende establecer con el tracto registral es una
concordancia entre la realidad jurídica y las inscripciones registrales, existiendo
una perfecta encadenación de los actos registrados con los siguientes que se
pretenda registrar.
9
Art. 39 Resolución General 7/05: Para inscribir actos o contratos otorgados o relacionados con un sujeto inscribible,
se requiere la previa inscripción de éste. Las inscripciones sucesivas requerirán a su vez que se efectúen previa o
simultáneamente las de actos o contratos antecedentes que se les relacionen. Administradores sociales. A los fines de
la observancia del tracto, la inscripción de todo documento relativo al cumplimiento de resoluciones sociales, requiere
la previa o simultánea inscripción del nombramiento de los administradores sociales en funciones al tiempo de la
presentación de dicho documento y la inscripción de la cesación de sus antecesores, aun cuando el nombramiento de
éstos no hubiera sido inscripto en su oportunidad. Duda sobre el tracto. En caso de duda sobre la relación de tracto
entre dos o más actos, se resolverá en beneficio de la publicidad, requiriéndose la inscripción previa o simultánea de
los anteriores. Dictámenes de precalificación. Los dictámenes de precalificación profesional deben expedirse sobre el
tracto, cuando corresponda.
Ahora bien, debe tenerse en consideración si la designación del administrador
forma parte o no de las cláusulas estatutarias. En caso de no formar parte, la
falta de su inscripción no debería obstar otro tipo de inscripciones que la
sociedad solicite por medio de dicho representante, toda vez que la misma se
realiza a efectos de publicitar su representación frente a terceros, pudiendo ser
acreditada por otros medios, no formando, en consecuencia, parte del tracto
registral.
En caso de que la designación del administrador saliente se encuentre dentro
del contrato constitutivo, distinta sería la cuestión, ya que por aplicación
analógica del fallo plenario “Quilpe S.A.”10 se debería modificar en contrato
constitutivo con el cese de las funciones de dicho administrador, lo cual podría
encuadrar como parte del tracto registral.
Bibliografía:

Código Civil Anotado. Doctrina-Jurisprudencia. Jorge Joaquín Llambías.
Jorge H. Alterini.

Juan Giovacchini. Editorial Ad-Hoc. Revista Argentina de Derecho
Empresarial de Septiembre – Diciembre de 2005.
CNCom. en pleno, 31/3/1977, “Quilpe S.A.” ED. Tomo 72, P. 644. Dicho fallo plenario establece que si la fijación de
la sede social de una persona jurídica forma parte de su contrato social, su traslado requiere necesariamente la
modificación del mismo.
10

Efectos de la falta de inscripción de los administradores. Jaime Giralt
Font. Segundas jornadas nacionales del derecho societario.

Inscripción de la designación del directorio de Sociedades Anónimas.
Jaime Giralt Font. Revista Del Notariado Nº 730, Julio-Agosto 1973.

Breves consideraciones sobre la renuncia de los directores de
Sociedades Anónimas. Graciela H. Haggi y Ricardo Augusto Nissen. El
Derecho Tomo 183.

La Ley, Tomo 2010, página 94, fallo comentado por Norberto R.
Benseñor y Angel Francisco Cerávolo de la sentencia recaída el
22/10/2010, en los autos “D´Alessio, Carlos Marcelo contra Registro de
la Propiedad 536/09 sobre Recurso Registro de la Propiedad Inmueble”,
Sala I de la Camara Nacional de Apelaciones en lo Civil.
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