INSPECCIÓN GENERAL DE JUSTICIA C. PROPEL S.A. Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala B Fecha: 28/02/2005 Publicado en: LA LEY 17/05/2005, 5 - LA LEY2005-C, 357 - IMP2005-A, 1633 Sumarios: 1.El derecho a solicitar información y documentación societaria que tiene el director de una sociedad no puede convertirse en una verdadera -y oculta- intervención societaria, ni importar el ejercicio de una doble administración, ni estar encontrado con el interés social, ni impedir el normal desenvolvimiento de la hacienda -en el caso, a través de una resolución de la Inspección General de Justicia se intimó al presidente del directorio de una sociedad anónima para que ponga a disposición de un director y de sus asesores los libros requeridos-, toda vez que el mismo debe ser ejercido de buena fe y no como un medio para obstruir o perjudicar la actividad social. 2. El director de una sociedad puede servirse de asesores o especialistas del ente que administra para examinar la documentación social solicitada de manera restrictiva, toda vez que aquél debe ser una persona idónea para ocupar el cargo que detenta y, como tal, debe estar en condiciones de entender la documentación empresaria, cumpliendo con el standard de buen hombre de negocios. TEXTO COMPLETO Buenos Aires, febrero 28 de 2005 Considerando: 1. (a) Apeló la sociedad denunciada la resolución I.G.J. n° 195 del 23-2-2004 (v. fs. 270284); sus agravios corren agregados a fs. 364-366 y reciben respuesta de la Inspección a fs. 386-388. (b) La resolución en crisis intimó a "Propel S.A." y a su presidente del directorio a los fines que dentro del plazo de 48 horas de notificados, pusieran a disposición del director Javier Orlando Losada los libros y documentación requerida por el término de 5 días. Asimismo se le hizo saber a la sociedad y a su presidente que a los fines de la diligencia mencionada en el punto anterior, el director podría concurrir con todos los profesionales que estime corresponder. (c) Los agravios de la recurrente trasuntan un único camino: se autoriza al denunciante a compulsar los libros y toda la documentación social "acompañado de todos los profesionales que estime corresponder". 2. Las funciones del administrador societario abarcan la gestión operativa de los negocios sociales, la organización y dirección de la empresa anexa a la sociedad, el cumplimiento del estatuto del comerciante, la participación en el funcionamiento interno de la sociedad y la representación de la sociedad ante terceros cuando se trate del presidente componentes estatutarios si correspondiere (cfr. Otaegui, Julio C., "Administración Societaria", ed. Abaco, Buenos Aires, 1979, pág. 59). Todo administrador, para desempeñar como debe sus funciones, tiene que estar informado de lo que ocurre en la empresa. La información es un componente sustancial del deber de diligencia, pues no puede considerarse diligente quien pretende participar en la gestión de una sociedad ignorando, en menor o mayor medida, lo que sucede en ella. El deber de diligencia conlleva el deber de información, ya que para poder actuar en tiempo y forma, es decir diligentemente, el director debe estar informado de todo el quehacer de la sociedad y obrar en consecuencia. Interesa destacar entonces, que el derecho de información sólo puede ser restringido excepcionalmente y en función de lo dispuesto por los artículos 1071 y 1198 del Código Civil, o determinadas normas específicas como son las que protegen el secreto profesional, el secreto financiero y el secreto bursátil. 3. En este marco, debe dilucidarse en la especie si el administrador tiene derecho a compulsar la documentación social acompañado de todos los profesionales que estime corresponder (tal cual lo dispone 1 la resolución atacada) o si dicho ejercicio debe tener alguna limitación. El director no es un "superhombre" que todo lo sabe y que todo lo controla (cfr. Odriozola Carlos, "Reforma al régimen de responsabilidad de los directores o necesidad de una adecuada interpretación", LA LEY, 1982-B, 706), al que pueda exigírsele un total conocimiento de las cuestiones inherentes al desarrollo de la sociedad que administra, y si bien lo más adecuado sería que se sirviera de los asesores o especialistas del ente, dentro de un contexto de conflicto que este Tribunal no desconoce, puede solicitar ser asistido por contadores o abogados, a los fines del examen de la documentación que se le exhiba. Esto así, ya que tampoco se percibe el perjuicio que generaría la asistencia de asesores de los directores, por cuanto ello no incide en la indelegabilidad de las funciones del órgano (cfr. CNCom., sala de feria, 30-1-2003, "in re" "Rodríguez Quiroga Edith Julia y otro c. Macho, Roberto y otro s/ medida precautoria"). 4. Mas el ingreso de terceros asesores debe ser autorizado con cierta restricción porque el director debe ser una persona idónea para ocupar el cargo y como tal, debe estar en condiciones de entender la documentación empresaria, cumpliendo así con el standard de buen hombre de negocios (cfr. Matta y Trejo, Guillermo "Reflexiones en torno al derecho de información en la sociedad anónima moderna", LA LEY, 1996-E, 1206). Esta posibilidad debe ser justificadamente excepcional, por el carácter privado y reservado que deben tener ciertos datos empresariales, los cuales no pueden estar continuamente en manos o al alcance de terceros. Es que si bien no debe acreditar ni la oportunidad ni la legitimidad de su solicitud, al igual que todas las solicitudes de información, ésta debe ser concreta, para evitar las fishing expeditions (expediciones de pesca), las cuales no pueden tener la finalidad de ver si encuentran "algo" (cfr. Escuti Ignacio A., "El derecho a la información Societaria y la actuación judicial"; RDPC, 2001-1, Rubinzal Culzoni, pág. 92). 5. Es que ningún derecho puede ser ejercido en forma abusiva (art. 1071 Cód. Civil), y el pedido de información y documentación: (i) no puede convertirse ni en una verdadera -y oculta- intervención societaria, (ii) ni importar el ejercicio de una doble administración, (iii) ni estar encontrado con el interés social, (iv) ni impedir el normal desenvolvimiento de la hacienda; (v) ni mucho menos, y en el entendimiento de que un mismo individuo personal pueden concurrir títulos diversos -en la especie el mismo denunciante quien refiere ser director y titular del 26.4786 % de las acciones de Propel S.A.-, permitirse que Javier Orlando Losada componente del órgano de administración, incurra en una actuación en la que mezcle su actividad como director con el desempeño en interés y a nombre personal (cfr. CNCom., esta Sala, 8-4-1999, "in re" "Motoroma S.A. c. Vivacqua Armando y otro s/ ordinario" -LA LEY 1999-D, 244-). Esto por cuanto, el derecho de información debe ser ejercido buena fe y no puede nunca servir de medio para obstruir o perjudicar la actividad social. El abuso del derecho de información secreta en el ejercicio que no corresponde a su función objetiva, sino que la desvirtúa en el sentido de que tiende a realizar un interés extrasocial. El ejercicio del derecho de información, distorsionado por la presencia de intereses extrasociales o antisociales, es decir, dirigido al fin concreto de dañar a la sociedad, no es susceptible de aquella tutela que le reconoce el ordenamiento jurídico en razón de su función objetiva (cfr. Foschini, "Il diritto dell' azionista all' informazione", Giuffre, Milano, 1959, pág. 224, citado por Escuti Ignacio, "El derecho a la información societaria y la actuación judicial", RDPC, 2001-1, Rubinzal Culzoni, Bs. As., pág. 81). 6. Conclusivamente, el inalienable derecho a la información que le asiste al director, debe ser ejercido racional y prudentemente. Y atendiendo a la infinidad de escenarios posibles (relacionados con la cantidad de sociedades inscriptas), resulta imposible que razonablemente se establezca el número o especialidad de los asesores que puedan acompañar a un director a efectos de ejercer su derecho a la información. Por lo que el thema decidendi debe apuntar al aspecto cualitativo de ese asesoramiento, y relacionado con el modo en que se ejerce el derecho, el cual sin duda no puede entorpecer el normal desenvolvimiento de la sociedad y debe efectivizarse conforme los parámetros delineados supra 5. 2 Con dicho alcance, estímase el recurso de fs. 364-366. Costas por su orden en virtud de la disímil interpretación que puede tener el presente y de la forma en la que se resuelve (art. 68 C.P.C.C.). La doctora Gómez Alonso de Díaz Cordero no interviene por hallarse en uso de licencia (art. 109 RJN). Ana I. Piaggi. - Enrique M. Butty. 3 EL DERECHO DE INFORMACIÓN DEL DIRECTOR Y LA PRESENCIA DE ASESORES EN LAS REUNIONES DE DIRECTORIO - [ED, 213-32] Por Allende, Lisandro A. 1 - Antecedentes 1.1. El fallo en comentario fue dictado por la sala B de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial de la Capital Federal y reconoce como antecedentes fácticos los siguientes. La Inspección General de Justicia (en adelante, la "IGJ") dictó la resolución (particular) 195, con fecha 23 de febrero de 2005. Por medio de dicha resolución, la IGJ intimó a la sociedad Propel S.A. (en adelante, "Propel") y al presidente de su Directorio, a poner a disposición de otro director de la empresa, el Sr. Losada, los libros y cierta documentación societaria requeridos por dicho director. La puesta a disposición debía ser por el plazo de cinco días, y debía cumplirse dentro de las 48 horas de notificados Propel y su presidente. Asimismo, la IGJ dispuso que el Sr. Losada podía concurrir a efectuar la compulsa con todos los profesionales que estimara necesarios. Propel apeló la resolución mencionada por ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial y ésta revocó la resolución 195 de la IGJ con base en que el hecho de ser acompañado de todos los profesionales que estime corresponder no constituye –según la sala sentenciante– un racional o prudente ejercicio del derecho a la información que le asiste al director de una sociedad anónima. Creo que el fallo en análisis no cumple con los pasos esperables de desarrollo lógico-jurídico y, simultáneamente, no coadyuva a fortalecer el espíritu de sinceramiento y transparencia societarios deseable para todo aquel que brega por el desarrollo de una sociedad más justa. En los párrafos subsiguientes trataré de fundar este anticipo de la conclusión. 1.2. Luego de discurrir someramente por citas de un precedente judicial y reconocidos autores doctrinarios(1), la sala bruscamente cambia lo que parecía ser el rumbo inevitable del decisorio y hace foco en el ingreso de los terceros asesores permitido por la IGJ en la resolución atacada. Así, en términos muy generales, promediando el fallo, la sala comienza gradualmente a advertir sobre la inconveniencia de dicho acceso, la restricción que debe imperar para permitirlo –fundada en las supuestas suficiencia e idoneidad del director–, la excepcionalidad inmanente al permiso de acceso en tanto los datos empresariales tienen carácter privado y reservado, para rematar este in crescendo con que ningún derecho puede ser ejercido en forma abusiva(2) y que no debe permitirse la mezcla (sic) de actuaciones como director y accionista, por el eventual conflicto entre los intereses social y personal, respectivamente(3). 1.3. Tal como sucede con las construcciones de endebles estructuras, a esta altura el fallo no podía tener un final feliz. Y no lo tuvo. El párr. 6º alcanza un grado de generalidad tal que es difícil vincular la parte resolutiva con el principio. La sala sentencia, en ese párrafo, que el derecho a la información es inalienable con relación al director pero que debe ser ejercido racional y prudentemente(4); que un director puede ser asistido por asesores pero que no es posible establecer pautas generales sobre qué cantidad y cualidad deben tener éstos; y que el ejercicio de tal derecho no debe entorpecer el normal desenvolvimiento de la sociedad. Pero en ninguna parte del fallo la sala analiza o destaca la trascendencia, el volumen o la complejidad del asunto que se pretendía compulsar, o por qué era desmesurada o riesgosa la cantidad de asesores 4 solicitados, o si las especialidades de dichos asesores no coincidían con el objeto del reclamo, o si el plazo de cinco días para la exhibición era excesivo, o si dicha exhibición de libros era improcedente, o si constituía un abuso que un director peticionara del modo en que lo hizo. En fin, tras leer y releer el fallo no se sabe cuál de las generalidades apuntadas por la sala es aplicable al caso concreto, lo que lleva al lector a un desconcierto poco conveniente, diría, el peor de los desconciertos: la incertidumbre respecto del modo que interpreta el tribunal un derecho consagrado en las leyes. 2- El régimen de la ley de sociedades comerciales El sistema de la ley de sociedades comerciales(5) (en adelante, la "LS") contiene normas específicas que condensan las atribuciones y deberes de los órganos de gobierno(6) y de fiscalización(7). Sin embargo, no hay en la LS una sola norma que liste los deberes y facultades del órgano de administración. Hay normas que dan las pautas de conducta(8) –bastante genéricas, por cierto–, hay otras que dicen lo que no deben hacer(9) y lo que ocurrirá si actúan de una u otra manera(10). Esta omisión no ha de ser casual. Sencillamente es imposible listar, agotar, acotar, las actividades que debe enfrentar diariamente un director. El legislador de la LS vio este fenómeno ya años atrás –hoy agigantado por la velocidad del desarrollo comercial– y no quiso inmiscuirse en el universo infinito de las tareas que pueden o deben llevarse a cabo para administrar una sociedad comercial. No obstante lo que antecede, nadie puede sostener que la LS no contiene pautas claras que permiten diferenciar a qué se dedican los integrantes de uno u otro órgano societario. Vale decir que puede afirmarse que las funciones de estos tres órganos están razonablemente diferenciadas en la LS aunque no necesariamente tratadas con igual grado de detalle. Si se coincide con este punto de vista entonces es dable aceptar que es necesario utilizar la deducción lógica, la razonabilidad, para meritar situaciones no contempladas taxativamente en la LS. Y ese análisis de los hechos no puede ignorar premisas tales como el dinamismo del comercio en general y de la actividad societaria en particular, la multiplicidad de aspectos ínsitos en la función administrativa, la gran cantidad de obligaciones de los directores, diseminadas a lo largo de la LS, la responsabilidad derivada del eventual incumplimiento de dichas obligaciones, etcétera. 3 - El uso del razonamiento lógico y el derecho a la información 3.1. La carencia de norma prohibitiva del empleo de asesores por parte de los administradores de sociedades comerciales nos lleva al uso de la deducción lógica como método para analizar sobre la procedencia o no de un pedido como el planteado. Nos mueve, pues, a reflexionar sobre qué tiene de antijurídico que un director sea asesorado por profesionales justamente formados para ese objetivo: asesorar en el área de su conocimiento profundizado. ?No cumple con el deber diligente del buen hombre de negocios quien se hace asesorar debidamente? ?Qué reproche puede razonablemente hacerle un accionista al administrador que así obre? ?Puede reprochársele al director ese asesoramiento específico cuando, por ejemplo, tiene la obligación de informar en la Memoria sobre el estado de la sociedad en las distintas actividades realizadas y su juicio sobre la proyección de las operaciones y otros aspectos que se consideren necesarios para ilustrar sobre la situación presente y futura de la sociedad?(11). Es la propia LS la que deja librado a la consideración del director, esto es, al criterio y discernimiento del director, los aspectos que debe informar a los accionistas. No parece exigir gran esfuerzo colegir que procurarse el debido asesoramiento forma parte de la actividad cotidiana de un director. Más bien pareciera requerir un gran esfuerzo apartarse de esta interpretación, esfuerzo reflejado de modo patente en el fallo en comentario. 5 3.2. El derecho a la información del cual está investido el director tiene análoga raíz que el derecho a la información del cual está investido el socio. El socio debe poder conocer el negocio en el cual ha invertido su dinero o bienes. Y el ejercicio de ese derecho queda sujeto justamente al pedido que debe cursársele al administrador(12), aun en las sociedades anónimas (si prescinden de la sindicatura). No se advierte entonces cuál es el serio agravio por el cual la sala destina un párrafo entero a indicar que el director peticionante de la medida dispuesta por la IGJ sea, a la vez, accionista de la sociedad. Más bien parece ser un argumento pasible de ser utilizado para fundar la petición que para denegarla: se trata de un accionista que, si bien minoritario, su porcentual tiene cierta significación –societariamente hablando(13)– lo que lo refuerza a priori su legítimo derecho a interesarse en la marcha de los negocios sociales. Si a eso se le suma que él mismo integra los dos órganos societarios, el de gobierno y el de administración, estamos entonces ante un caso de indudable legitimación para satisfacer el derecho a la información, inalienable como bien lo califica el fallo. 4 - Los argumentos de la alzada, sus citas y otro antecedente Los argumentos enunciados en forma genérica por la sala con relación al peligro que encierra dar acceso a terceros a dicha información, no sólo son de dudosa suficiencia sino que parecen no condecirse con el caso en análisis. En efecto, el director tiene esa obligación por su solo carácter de tal(14). El accionista, si hiciera un uso dañoso de la información, será sancionado por el sistema legal ordinario y por el societario(15). En adición, debe presumirse que cualquier profesional ejerciendo su labor cumple con su primera obligación, cual es la confidencialidad de la información a la que accede. Cualquier profesional está obligado a ello, sea cual fuere su profesión, tanto por la ley como por las normas específicas que la reglamenten, de índole ética y/u ordenatoria. Esa misma presunción es la que permite –por ejemplo– que un estudio de contadores o un estudio de abogados, en tanto sociedad civil, sea el órgano de fiscalización de una sociedad(16). En otras palabras, si la cuestión se redujera a que –por precaución– sea mínimo el número de gente involucrada en el manejo de una sociedad anónima, no habría normas que permitieran la existencia de órganos sociales plurales, sin límite de membresía en cuanto a cantidad(17). Por otro lado, una parte importante de la información que maneja el Directorio se hace finalmente pública pues los estados contables son auditados por estudios terceros, ajenos a la sociedad (por esencia y definición de la auditoría) y presentados anualmente para su inscripción ante el Registro Público de Comercio. En virtud de lo que antecede, lo que parece constituir un exceso no es la petición del Sr. Losada sino la decisión de la sala que restringe el legítimo ejercicio de sus derechos a un director y accionista, ávido por conocer ciertos datos que hacen al negocio de la compañía y que habían sido retaceados por la sociedad denunciada. En un fallo dictado el 17-10-00 por la Justicia de primera instancia del mismo fuero que el que se encuentra en comentario, se dijo que …la circunstancia de ser la conducción de la sociedad anónima un acto complejo que requiere amplios conocimientos jurídicos contables, impositivos, jurídicos, etc., justifica el asesoramiento de los directores cuando la naturaleza de los asuntos a tratar así lo requiera, ya sea por su especialización o por no tener el director conocimientos suficientes para formar juicio por sí mismo… En el caso referido estaba acreditado prima facie con actas adjuntadas por el peticionante que se había impedido al director concurrir a la reunión de directorio junto con sus asesores. El magistrado interviniente entendió que esa sola circunstancia justificaba la intervención de la compañía (designación de un veedor informante), máxime teniendo en cuenta el porcentaje de participación accionaria del actor y la inexistencia de sindicatura(18). Dentro de los fundamentos utilizados para concluir del modo que se hizo en aquella sentencia, a diferencia de la que se halla bajo comentario, se analizó y expresó que por imperio del art. 274 de la LS, el director será responsable por los actos contrarios a la ley o los estatutos, realizados en el desempeño del cargo. Por 6 lo que se entiende y se justifica que previo a prestar cualquier conformidad con las cuestiones que se sometan a su consideración, debería estar en condiciones de saber con el mayor grado de certeza posible, si de su aprobación o rechazo podrían llegar a derivarse responsabilidades para él, sean éstas compartidas o no con los otros directores, si los hubiere(19). La doctrina, en general, ha entendido que los Directorios precisan a veces el asesoramiento de expertos si la índole o complejidad de los temas excede el nivel de conocimiento de los integrantes del Directorio, sin que por ello se exima de responsabilidad a estos últimos. El concepto de gerenciamiento (por terceros) de aspectos técnicos de la actividad empresaria es aceptado sin reparos y hasta visto como una necesidad. Éste ha sido el punto de vista recogido, por ejemplo, por la Comisión de Estudio del Régimen Legal de las Sociedades Comerciales y los Delitos Societarios(20) tras su análisis y recopilación de opiniones calificadas en el tema. 5 Colofón La función de fiscalización de las sociedades por acciones, de la cual ha sido investida legalmente la IGJ(21) debe ser ratificada, enriquecida, robustecida por la Justicia. La experiencia concreta de dicho órgano en materia societaria debe ser capitalizada para mejorar las instituciones, no para empeorarlas o complicarlas. Los justiciables, o sea, nosotros, necesitamos encontrar un sistema que dé certezas a nuestros derechos. La Justicia puede contribuir con este propósito aviniéndose a reconocer que aferrarse a principios conceptuales generales sin meritar debidamente la aplicabilidad al caso concreto redunda directamente en un daño a la propia imagen de la Justicia, a la que se suele tildar, con más y más frecuencia estos días, de ajena a la realidad circundante. En apoyo de lo aquí sostenido transcribo lo manifestado por el Dr. Edgardo M. Alberti, en su voto en el caso "Castro, Francisco c. Alto de los Polvorines S.A." al sostener la necesidad de que las decisiones judiciales tiendan al realismo y se aparten del conceptualismo: El conceptualismo es capaz de resolverlo todo en la idealidad normativa, mas se despreocupa en ocasiones de la inserción de lo resuelto en la materialidad de las cosas(22). La parte resolutiva del fallo no guarda relación con el desarrollo inicial del razonamiento. Las sociedades comerciales no son lugares donde necesaria y permanentemente se están generando ideas secretas y/o valiosísimas que deben guardarse celosamente bajo custodia. Son instituciones creadas por la voluntad de los socios fundadores(23) con el objeto de lucrar legítimamente. Utilizar los instrumentos que se hallan a disposición para hacer valer los derechos no sólo está garantizado constitucionalmente sino que conforma la meta hacia la cual debiera ir toda sociedad organizada. El hecho de que existan aún inclinaciones a no utilizarlas, o bien a no aprobar tal utilización, no puede cercenar aquella saludable finalidad. Es lo que ocurre con los resortes que establece la legislación creadora de la IGJ, todo lo cual podría también traer un efecto colateral beneficioso al descargar la abarrotada actividad judicial, pues los justiciables sabrían que las decisiones legítimamente tomadas a ese nivel administrativo serían reconocidas por el tribunal de alzada. En suma, si el fallo en cuestión contuviera elementos específicos por medio de los cuales no quedara duda del interés contrario al social, o de la perturbación que generaría la exhibición de libros por cinco días a un director-accionista, o del peligro que significaba revelar información sensible a terceros, entonces quizás esta nota no existiría o tendría un tono distinto. Pero es la carencia de todo lo apuntado, sumado a la preocupación por la señal que este tipo de fallos implica a futuro, lo que lo torna no plausible. 7 1 - Otaegui, Julio C., Administración Societaria, Buenos Aires, Ábaco, 1979, pág. 59; Odriozola, Carlos S., Reforma al régimen de responsabilidad de los directores o necesidad de una adecuada interpretación, LL, 1982-B-706, Matta y Trejo, Guillermo, Reflexiones en torno al derecho de información en la sociedad anónima moderna, LL, diario del 25-11-96, pág. 6; Escuti, Ignacio, El derecho a la información societaria y la actuación judicial, RDPC, 2001-1, Rubinzal-Culzoni, pág. 92. 2 - Art. 1071 del cód. civil: "...La ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos. Se considerará tal al que contraríe los fines que aquélla tuvo en mira al reconocerlos o al que exceda los límites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas costumbres". 3 - Debe recordarse que en teoría no es tan categórica la separación de estos intereses: el interés del accionista es coadyuvante con el de los otros accionistas; se dice que es yuxtapuesto. Y todos dichos intereses individualmente considerados dan nacimiento, origen y esencia al interés social. 4- Hubiera bastado con decir "prudentemente", pues es un concepto que presupone la racionalidad. 5- Ley 19.550 [ED, 42-943; EDLA, 1984-269], t.o. por decreto 841/84. 6- Arts. 233, 234, 235 y sig. de la LS. 7- Arts. 281 y 291 de la LS. 8- Art. 59 de la LS. 9- Art. 264, 268 y sig. de la LS. 10 - Arts. 58, 274 y sig. de la LS. 11 - Conf. art. 66, párr. 1º de la LS. Véanse también las Secciones VIII y IX de la LS, que contienen una serie de normas de suma trascendencia para la vida societaria, que no hacen sino ratificar la intrínseca 8 conexión entre las funciones del órgano administrador y el derecho a informarse. 12 Art. 55 de la LS: "Los socios pueden examinar los libros y papeles sociales, y recabar del administrador los informes que estimen pertinentes...". 13 - A tal punto es así que se sabe que un accionista con tal participación (26,47%) tiene garantizado el efectivo uso del derecho de voto acumulativo y, por ende, la representación en el Directorio. 14 - Ver arts. 272 y 273 de la LS. 15 - Ver arts. 241 y 248 de la LS. 16 - Conf. art. 285 de la LS. 17 Salvo por el consejo de vigilancia que no excederá de quince, pero cuyo ejemplo no aplica por tratarse de socios, no terceros. 18 - El fallo confirmatorio de dicha sentencia de primera instancia fue dictado por el 22/6/01 por la CNCom., sala C, en autos "Bianchi, Héctor Raúl c. Fresh Ones S.A. y otro s/medida precautoria s/incidente de apelación (art. 250, CPCC)" publicado en Revista Electrónica de Derecho Societario n° 7, noviembre de 2001. En el caso, la Cámara resolvió desestimar la queja de la sociedad demandada, por entender que al haber admitido la propia recurrente la existencia de una puja de intereses entre las partes que transcendía el propio litigio, era conveniente el mantenimiento de la veeduría decidida por la a quo, a los efectos de posibilitar el normal desenvolvimiento de los órganos de la sociedad durante el proceso. 19 - Conf. Sasot Betes-Sasot, Sociedades Anónimas - El órgano de administración, pág. 394. 20 - Ver Proyecto de Ley de Sociedades Comerciales, art. 136, que propone la sustitución del art. 266 (t.o. por decreto 841/84), por el siguiente: "art. 266. Carácter personal del cargo. El cargo de director es personal e indelegable. Gerenciamiento. La contratación de un gerenciamiento de aspectos técnicos de la actividad empresaria, no excluye la responsabilidad de los directores contemplada en el art. 274". 9 21 - Conf. art. 3º de la ley 22.315 [EDLA, 1980-355]. 22 CNCom., sala D, junio 30 de 1999, publicado en Revista de las Sociedades y Concursos nº 1, noviembre-diciembre de 1999, pág. 111. 23 - Único contrato que da nacimiento a una persona jurídica. 10