REFLEXIÓN DE MONS. HECTOR AGUER “USO y ABUSO de las NUEVAS TECNOLOGÍAS” “Las nuevas tecnologías aplicadas a la comunicación van transformando aceleradamente las costumbres y, en el fondo, nos van cambiando la vida”. “En distintos planos de la existencia cotidiana vemos que las situaciones se transforman porque gozamos ahora de la posibilidad de utilizar estos medios fabulosos. En algunos ámbitos ya existe hoy una discusión acerca del límite que separa el uso del abuso de estas técnicas”. “Por ejemplo, en el plano escolar, la escuela no puede quedarse atrás, evidentemente tiene que incorporar las nuevas tecnologías. En Europa se discute, hoy día, acerca del beneficio o el daño que esto produce en los educandos, especialmente si son muy niños, por ejemplo para el ejercicio del pensamiento, para la lógica, para la aplicación concreta al estudio, más allá de toda información que el uso de los instrumentos tecnológicos permite recibir”. “En realidad, en otros ámbitos de la vida la cuestión parece ser mucho más complicada todavía. Yo he copiado, de algunos diarios del exterior, opiniones, especialmente críticas, acerca de la transformación de las costumbres y de los efectos que se producen en la intimidad de las personas y en sus relaciones”. “Por ejemplo, Giuseppe Riva, que es Profesor de Nuevos Medios en la Universidad Católica de Milán, dice: “La tecnología ha pasado muy rápidamente de una impostación centrada en la PC, que tenía la computadora personal como medio y estaba delimitada en un espacio físico (el escritorio), en un horario (el del trabajo), a un escenario móvil que no tiene más ningún límite”. “Es decir que ahora ya no es solo y principalmente cuestión de la computadora instalada, sino de un aparatito cada vez más chico, que nos ofrece cada vez más posibilidades de contactos y de comunicación ilimitada”. “Federico Toniolo, Responsable del Tratamiento Ambulatorio para las Dependencias de Internet del Policlínico Gemelli de Roma, dice lo siguiente: “Ha cambiado nuestro modo de estar presentes y ausentes cada día. Se ha multiplicado nuestra capacidad de interactuar con personas lejanas, pero estamos también amputando las relaciones con quienes tenemos cerca”. “Atención a lo que esto significa, y a quien lo está diciendo un especialista que trata a adictos de Internet”. “Escuchen ahora la opinión de Daniel La Barbera, Presidente de la Sociedad Italiana de Psicotecnología y Clínica de los Nuevos Medios. Notemos que ya se está hablando de una enfermedad causada por el uso de los medios. Dice: “Cuando nos comunicamos chateando, nuestras disposiciones emotivas cambian respecto de lo ordinario. Internet, las redes sociales y los celulares se han convertido en facilitadores emocionales. Nos hacen decir cosas que en un encuentro personal de viva voz jamás diríamos. Pero así las emociones no se consolidan. De allí entonces la dispersión relacional y la incapacidad de vivir relaciones profundas y estables”. “Algo semejante afirman aquellos expertos en educación a los cuales yo aludía antes y que señalan que en realidad los chicos en lugar de fortalecer su capacidad de concentrarse se dispersan cada vez más con las posibilidades que les ofrece Internet”. “Pero salgamos del ámbito italiano, vayamos a Estados Unidos. Sherry Turkle, Psicóloga y Docente del Instituto de Tecnología de Massachusetts, acaba de publicar en el New York Times un ensayo titulado “Alone, Together”. El título es muy significativo, quiere decir “Solos, Juntos”, o sea: cuando estamos juntos en realidad estamos solos. La constatación es la siguiente: “Nos estamos habituando a estar con una persona y contemporáneamente a estar en otra parte. Ahora esperamos más de la tecnología que de los otros, que de los demás; no sabemos más conversar, ser pacientes, escuchar respetando los tiempos de nuestro interlocutor. Estamos perdiendo la profundidad”. “Ahora propongo una manifestación, un testimonio que nos releva de cualquier otra prueba, porque lo propone Marko Ahtisaari, Jefe Mundial de Diseño de Nokia. En una entrevista periodística cuenta el caso de una pareja que festejaba San Valentín en un restaurante y dice lo siguiente: “Estaban absorbidos por el “touch screen” del propio “smartphone” en vez de estar pendientes el uno de la otra. La continua evolución de los teléfonos celulares, con pantallas siempre más grandes y contenidos innumerables, capturan completamente nuestra atención aislándonos de lo que nos rodea y haciéndonos vivir una experiencia móvil completamente inmersiva. Para mí, en cambio –dice- es importante que las personas se miren a los ojos siempre, que no pierdan un solo instante de comunicación entre sí. Algo tiene que mejorar”. ¡Si lo dice él!”. “Retornando al ámbito italiano, apunto lo que relata el sexólogo Marco Rossi sobre una paciente que se comunicaba con su marido por Facebook: “La ausencia de comunicación interna estaba contrabalanceada por un exceso de interacciones virtuales. Muchas personas están continuamente proyectadas al exterior de la relación. Yo propondría dedicar a la pareja la mitad del tiempo que se dedica a las redes sociales: sucederían cosas maravillosas”. “¿No les parece alarmante todo esto? Tiene que ver con una distinción muy sutil que ya usaban los antiguos moralistas cuando decían “Abusus non tollit usum”. Esto quiere decir que el hecho de que se pueda abusar de un instrumento, de un medio, de una costumbre, de una conducta, no quiere decir que ese instrumento, medio o conducta sea malo en sí. Pero la distinción entre uso y abuso nos pone en alerta”. “Quiere decir que tenemos que usar estos medios con sabiduría, con prudencia, hacerlos verdaderos instrumentos de nuestro crecimiento personal y no convertirnos nosotros en apéndice de una maquinita, por más útil que ésta sea. Sabiduría, prudencia, parecen términos demasiado solemnes; bastaría hablar de sentido común. Para que la infinidad de recursos que nos ofrecen la tecnología nos haga crecer en humanidad y no frustre nuestras mejores posibilidades de realización”.