Manifiesto CNT-Andalucía

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Manifiesto de la CNT-Andalucía ante el Primero de Mayo
Es natural pensar que el 1º de Mayo tenga que
ser un día especial, y no un día festivo más como
el de San Dios, la Patria o cualquier otro. Parece
justificada esta preocupación, ya que, de una
parte, vemos como la mayoría silenciosa de la
clase trabajadora, por desgracia, pasa (de) la
fiesta sin pena ni gloria; y, de otra parte, porque a
los sindicatos de clase nos entra una especie de
brote estacional de vergüenza torera por no haber
luchado lo debido. De ahí quizás venga el repetido
(auto)reproche que reza que la lucha es todos los
días y no sólo uno. A veces parece como si
realmente no tuviésemos nada que celebrar. Este
falso dilema se da entre la opción de “simple día
festivo”, institucionalizado por el sistema, y su
alternativa de una “jornada de lucha” como la que,
por ejemplo, año tras año proponemos los
sindicatos revolucionarios. Quizás el simple hecho
de celebrar de veras el primero de Mayo sea ya
en sí una acción desafiante y combativa. Ojalá y
hoy fuera el 1 de Mayo una fiesta popular
mayoritaria; pero no lo es y tampoco hay que
deseperar por ello.
La historia que se conmemora cada 1º de Mayo, año nuevo de la clase trabajadora, es, por
supuesto, la de los oprimidos y perdedores de todas las guerras. Es un acierto recordar en los
manifiestos libertarios a “los mártires de Chicago” tanto o más que a la relativa victoria de la
jornada de ocho horas. Pues como decía aquel antifascista: “El pasado lleva un índice oculto
que no deja de remitirlo hacia la redención”. Pero querer un 1º de Mayo popular es lo contrario
de maravillarse con el espectáculo estatolátrico de un desfile militar totalitario. Nuestro pasado
y nuestro futuro es la revolución social que guardamos en nuestros corazones.
Otro tópico recurrente de los manifiestos sindicales es la referencia a la situación
socioeconómica. No queriendo aquí ser menos, habremos de decir al respecto lo que cualquier
trabajadora sabe: la cosa está fatal. Además de los continuos recortes laborales y de servicios
vitales, nos va a tocar soportar la brutal represión legal sobre nuestras libertades más
fundamentales a través la inmensa gracia de la “ley del aborto de Gallardón” o la “ley mordaza”.
Que se hayan recortado las pensiones o se subiera tanto el I.V.A. parecía imposible hasta hace
nada; pero hay que escarmentar con la experiencia: el Estado es el mamporrero del Capital y
viceversa.
En cualquier caso, la CNT sigue siendo la mejor herramienta de lucha contra el sistema. Pero
como lo que fulmina es el martillazo y no el martillo, tenemos la obligación de coordinarnos con
otras organizaciones y movimientos sociales para crear poder popular. Con las marchas de la
dignidad del 22 de Marzo demostramos que hay ganas de luchar. También nos sirvió para
desvelar al enemigo. Hay que destacar el criminal papel de la prensa tras el 22M, que no fue
menos falsa e ideológica que la de los famosos sucesos de Chicago de 1886.
La violencia es el territorio del Estado y su Derecho. La anarcosindical está en contra de la
violencia. Intentan hacer ver que ellos son los que “ponen orden”, cuando lo único que hacen
es reprimir, engañar y robar. La polícía de los disturbios, vergüenza mundial, no fue al 22M a
defender a nada ni a nadie. ¿A qué juegan? Todas las amantes del orden, la seguridad y la
buena vida deberían ser ácratas. Este verano de 2014 se cumplirán cien años del comienzo de
la Primera Guerra Mundial. Y nada ha cambiado en el fondo. Hay que romper las reglas de
este sanguinario juego, si queremos dejar de ser juguetes de sus negocios.
Para conseguir este necesario cambio proponemos la acción directa, la autogestión y el apoyo
mutuo. La lucha pasa, por supuesto, por la unión de fuerzas trabajadoras dispuestas a
enfrentarse a lo que sea y fulminar lo que haga falta. Pero no vamos a tolerar más el tener que
escuchar la recurrente cantinela de la necesidad de “construir la Alternativa”. Estamos hartos
de la monserga esa de que nada sirve de nada sin un posible referente electoral.
Contemplamos, por ejemplo, la destrucción del sindicalismo consumada por los sindicatos
mayoritarios como lo que es: una seria catástrofe. Y éso no se arregla votando. La transmisión
de la llama eterna de la lucha obrera no pasa por el gesto onanístico de depositar una papeleta
en una urna. Y menos aún en movilizar fuerzas y medios para una “Alternativa”. Basta ya de
activismo parlamentarista. Seamos serios. Valga como ejemplo de la (in)utilidad del biopoder
de la izquierda en el paralamento el caso del momentáneo fin de la Utopía en la Corrala
(Sevilla). Para acabar con la prisión no hace falta trabajar como carcelero, por muchas llaves
que se tengan.
Pero no todo son malas noticias. La lucha sigue. Se fundan Ateneos libertarios, centros
sociales, redes de apoyo, plataformas de afectados, etc. Este 1º de Mayo queremos manifestar
nuestro incondicional apoyo al Centro Social Rey Heredia (Córdoba).
El próximo paso del movimiento obrero en este país debe ser organizar una unidad combativa
que sea algo más que la manifestación de un lamento colectivo. Por lo menos colaboremos en
aumentar la conciencia crítica: basta de marear al personal. Miremos a nuestro alrrededor y
veamos la fuerza de nuestra clase. La dignidad la damos por supuesta y se demostrará en la
lucha; no estamos como para perder el tiempo con sermones. Esta vez hay que dejar de
simplemente pedir y manifestar. Hay que desatar las fuerzas trabajadoras. Organizar la lucha.
Estar a la altura. No estorbar, como mínimo. Si nos preguntan qué hace falta para cambiar las
cosas, responderemos: lucha obrera. Tener razón y ser más dignos que la burguesía no es
suficiente.
¡Ante la deuda, huelga!
La lucha está en la calle. Hacia la huelga general.
¡Viva el 1º de Mayo! ¡Viva la lucha de la clase trabajadora!
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