Descubriendo otra Venezuela Informe de recorrida en área de plantaciones Lo que sigue es un informe del viaje realizado entre los días 30 de enero y 3 de febrero del 2006, por 4 representantes de la Red Latinoamericana contra los Monocultivos de Arboles (tres representantes de la organización venezolana AMIGRANSA1 y una representante del Secretariado de la Red). El recorrido, de 1600 kilómetros, partiendo desde Caracas, tuvo como objetivo visitar una extensa área de monocultivos de pino que se encuentran en los Estados de Monagas y Anzoátegui. El título hace alusión a una expresión que utilizó una de las venezolanas durante el viaje “No puedo creer que estemos en Venezuela; ésta es otra Venezuela, pareciera que no estamos en nuestro país”. Decidimos realizar esta investigación debido al hecho que durante muchos años hemos escuchado decir, tanto a representantes de gobierno, de empresas, académicos/as y hasta a representantes de ONGs venezolanas, que “las plantaciones de Uverito” (nombre con el se conocen alrededor de 600.000 hectáreas de plantaciones de pinos instaladas en los Estados de Monagas y Anzoátegui), no han causado nunca ningún problema y que además se instalaron en lugares donde antes no había “nada”. Sumado a esto, el 1 de noviembre de 2003 la empresa norteamericana SmartWood certifica parte de estas plantaciones dándole a la empresa TDV la posibilidad de usar un sello (FSC) luego de “analizar su sustentabilidad ecológica, económica y social”, según afirma SmartWood. La Empresa Terranova de Venezuela, (TDV) a la que le otorgan el sello FSC, pertenece al Grupo Forestal Terranova con sede en Chile, vinculado a otras empresas chilenas y a capitales norteamericanos. TVD es accionista mayoritaria de Corporación Forestal Imataca y de Corporación Forestal Guayamure y ha logrado contratos de usufructo de las plantaciones de CVG Proforca (Corporación Venezolana de Guayana Productos Forestales de Oriente C.A.) pertenecientes al Estado venezolano. Terranova, unida a otro grupo chileno, se fusionó para crear uno de los mayores consorcios forestales de América (Masisa S.A.), que también se estableció en Venezuela (con el mismo nombre) y que a su vez es controlado por el Grupo Nueva de Stephan Schmidheiny. El grupo Terranova en Venezuela está conformado además por otras 3 empresas: Fibranova C.A., Andinos C.A y Oxinova C.A. En el momento de la evaluación para la certificación de TDV se consideró una superficie de de 139.650 há, diseminadas en 12 predios2 en el área que se conoce como las plantaciones de Uverito. El programa de plantaciones de Uverito se inició con un vivero y fue financiado por el Estado venezolano, el cual invirtió para realizarlo 275 millones de dólares durante 30 años, según un representante de la empresa administradora CVG Proforca. Según la misma fuente las plantaciones tienen un valor de 350 millones de dólares (2001)3 . 1 La Sociedad de Amigos en defensa de la Gran Sabana (AMIGRANSA) es una asociación civil sin fines de lucro, constituida en abril de 1986 para la preservación, conservación y defensa del patrimonio ecológico y cultural de la Gran Sabana-Parque Nacional Canaima (Tierra de Tepuyes) y de todas aquellas áreas pertenecientes al Macizo Guayanés. La integran un grupo de profesionales de distintas disciplinas, jóvenes, estudiantes y una amplia red de colaboradores formada por habitantes de la Gran Sabana, científicos y otros amantes de la naturaleza. El trabajo en AMIGRANSA esta basado en el voluntariado 2 Información tomada del resumen público de SmartWood 3 http://www.asambleanacional.gov.ve/ns2//noticia.asp?numn=123 1 Comenzamos nuestro viaje por la carretera casi paralela a la costa norte de Venezuela, hacia la ciudad de Maturín. Observamos gran parte de la vegetación de la zona, que se detalla en el Resumen Público de Certificación como un “mosaico” formado por plantaciones y otros ecosistemas. Lo que en realidad ha sucedido es que las plantaciones forestales han sustituido un riquísimo ecosistema del cual todavía se pueden observar los “relictos” de diferentes tipos de sabana, matorrales, bosques de galería, “Morichales” (donde predomina la palma Moriche) e incluso campos abiertos donde hay todavía ganado pastando. Las siguientes fotos tomadas en la zona confirman que las plantaciones han sustituido un rico ecosistema en algunos casos y áreas dedicadas a la cría de ganado. Todavía existen las áreas donde hay ganado Areas de bosque en Maturín cercana al área de plantaciones Ecosistema natural. Se observan las plantaciones atrás. Planta de Mastranto, típica del ecosistema de sabana. Del otro lado de la carretera se pueden apreciar las plantaciones. 2 Matorral compuesto por especies arbustivas acompañadas por especies arbóreas y herbáceas Se pretende quitarle importancia al hecho de que esos ecosistemas han desaparecido casi totalmente y nada se dice sobre las funciones esenciales que éstos cumplían para las comunidades indígenas que habitaban y aún habitan en la zona. Los Morichales, por ejemplo, son esenciales para la alimentación de los indígenas Warao, ya que el gusano de Moriche es uno de los alimentos básicos de su dieta. Los Morichales son además las grandes fuentes y reservorios de agua. Al pasar por el río Morichal Largo nos entrevistamos con varios líderes indígenas Warao. Ellos confirman que su principal problema es el agua. Allí vive una comunidad de unas 50 familias que dependen casi exclusivamente del agua del río Morichal Largo, que está contaminada. Los indígenas atribuyen la contaminación a los continuos derrames de petróleo de PDVSA (Petróleos de Venezuela) y de los productos químicos que bajan por el río. No descartan que las aguas se contaminen por el exceso de químicos que llega al río Yabo, que es uno del afluentes del Morichal, donde en este momento se están incrementando las áreas de plantaciones. Para los Warao, el bosque y el río son la vida 3 Luego de pasar las poblaciones de Rosario y Tucupita rumbo al Orinoco en el estado de Monagas las plantaciones de pino se convierten en un mar que nos acompaña a veces a ambos lados de la ruta. Continuamente se puede apreciar el corte abrupto del ecosistema del lugar, suplantado por plantaciones de pino. Entramos en la comunidad Mata Negra, uno de los 120 caseríos que componen el Municipio Pedro María Freites. Es uno de los municipios más extensos a nivel territorial del país y además de los caseríos, está conformado por cuatro parroquias y veinte (20) comunidades indígenas.4 Allí conversamos con algunas personas del lugar que nos dijeron que “las empresas forestales que en este momento están cortando árboles no contratan mucha gente; ellos ya traen gente de otro lado. Además, vienen con sus propias máquinas por lo que en realidad no necesitan contratar mucha gente”. También tienen un aserradero pero tampoco allí trabaja mucha gente. El grave problema para la gente del lugar es que sólo puede trabajar “en los pinos” (forma en que los lugareños se refieren a las empresas forestales) o en las petroleras. 4 Tomado de la página del Municipio Autónomo "General Pedro María Freites" http://www.alcaldiadefreites.gov.ve/ 4 En relación a la fauna dijeron que se ve mucho Cachicamo (armadillo, mulita). Hay gente que caza Cachicamo pero no está permitido, como tampoco está permitido entrar en la plantación. Quizás los pobladores a través de esta afirmación quieran dejar claro que las plantaciones, a diferencia de otras áreas donde todavía se conserva el ecosistema natural, son privadas e inaccesibles para ellos. La gente sabe que en las plantaciones la temperatura es más alta que la del ambiente. Nos cuentan que las plantaciones se han incendiado varias veces y que para casos de incendio sólo hay un cuerpo de bomberos que depende del Estado. Los vecinos dicen que cada tanto encuentran en el pueblo víboras cascabel, pero no pueden valorar si éstas han aumentado en número desde que se establecieron las plantaciones. El suelo del lugar, afirman los pobladores, es muy rico, tiene “mucha vitamina”, crecen fácilmente los mangos, mamones, bananos… la gente vive rodeada de árboles de diferentes especies y tiene un sentido tan positivo hacia los árboles que en el centro del pueblo en vez de haber un monumento hay un gigantesco árbol de Ceiba. Los pobladores, afirman que a ellos no les falta el agua. Es probable que la diversidad de la vegetación existente en el pueblo los ayude a mantener el agua. Sin embargo, a lo largo de la carretera encontramos unas zanjas gigantescas. Nos comentan que éstas se hicieron durante el gobierno del Presidente Carlos Andrés Pérez (1974-79) para poder recoger agua, fundamentalmente para los animales, aunque no encontramos animales en esa zona. Sólo hay tierra seca y erosionada. 5 También encontramos una plantación cortada e incendiada, donde se pudo observar claramente el suelo reseco y resquebrajado. La larga carretera que es una de las rutas que comunica Caracas con el Sur/Sureste del país se parece más un camino vecinal que a una de las principales carreteras del país. En muchos lugares la carretera se encuentra destruida, seguramente por los camiones que circulan por ella cargados de troncos, razón por la cual vimos varios accidentes en nuestro recorrido. 6 En determinado lugar de la carretera encontramos una “caseta de cubicación“. Allí hay un funcionario de la empresa maderera, que se cocina tanto al rayo del sol como dentro de la caseta. La labor del funcionario es controlar los metros cúbicos y medir los troncos que lleva cada uno de los camiones que transitan cargados de pino. La planilla de contralor de la empresa es la que se le entrega además al Ministerio público, digamos que la empresa es la encargada de autocontrolarse. Sin embargo, no pareciera existir mucho control de otro tipo de camiones que transportan tranquilamente troncos de gran porte de árboles nativos. Nos encontramos en el área de las plantaciones que se denominan de Uverito, aunque no sabemos si éstas específicamente son ahora las plantaciones de TDV. Ingresamos en la comunidad Chaguaramas. Es una comunidad que no llega a tener 100 familias. Nos entrevistamos con una persona que está desde que se creó la comunidad (unos 30 años). La comunidad se ha “desarrollado” en función del empleo de la forestación. En realidad, hay muy poco desarrollo, las calles son de tierra y las casas muy modestas. Hasta hace muy poco tiempo ni siquiera había luz en la comunidad. La persona con la que nos entrevistamos se jactaba que gracias a él, y luego de realizar personalmente muchas gestiones, habían conseguido que llegara la luz a Chaguaramas. Esta persona nos llevó a un lugar cercano a donde va la gente del pueblo a refrescarse. Es uno de los pocos lugares donde se mantiene el ecosistema natural y es el único lugar del pueblo donde hay vegetación abundante y agua. 7 Casi todos los que trabajan en la comunidad lo hacen en el vivero y algunos pocos en el aserradero. La gente del lugar no trabaja en las plantaciones, ya que como dijimos anteriormente, están en época de corta y la empresa viene con sus propias cuadrillas. El pueblo estaba casi vacío ya que la gente estaba trabajando. Visitamos el vivero, donde se están preparando millones de plantines de pino, pero no quisimos conversar con la gente; habíamos solicitado permiso para mirar y sentimos que los podíamos comprometer si les hablábamos ya que ellos, hombres y mujeres tampoco hablaban entre sí. El calor era sofocante. Vimos cómo depositaban unas pelotitas rosadas (posiblemente el hormiguicida organoclorado Mirex o similar), en cada uno de los plantines. Atravesamos el Orinoco en una de las tantas chalanas que trasladan gente, autos y camiones al otro lado del río, a la ciudad dormitorio de San Félix, una de las dos ciudades sobre el Orinoco. Nos llama la atención que dentro de la chalana venden castañas de cajú. Cuando preguntamos donde las consiguen nos dicen que “de por ahí, de la sabana”. De acuerdo a un estudio realizado en el año 1994 por la FAO5, tanto la castaña de cajú como la palma Chaguarama (Euterpe 5 Memoria - Consulta de expertos sobre productos forestales no madereros para América Latina y el Caribe http://www.fao.org/documents/show_cdr.asp?url_file=/docrep/t2354s/t2354s0e.htm 8 oleracea) que se utiliza ampliamente como alimento, provee ingresos económicos en muchos lugares de la cuenca del Orinoco. Sin embargo pareciera que en esta zona estas especies han desaparecido debajo de los pinos. Llegamos a la Provincia de Guayana, estado de Bolívar, atravesando el río Caroní que es uno de los afluentes del Orinoco. La ciudad conocida con el nombre de Puerto Ordaz (ya que fue el español Diego de Ordaz quien primero hizo conocer a los españoles la riqueza de esos lugares) actualmente es una ciudad industrial que se construyó luego de que se represara el río Caroní. Esta represa denominada Gurí, y renombrada por Chávez en abril de este año como "Simón Bolívar" se construyó para alimentar de energía barata a todas las empresas que se instalaron allí (ferro mineras, de aluminio, bauxita, plantas procesadoras de carbón, acerías, etc. y también parte de esa energía va para Brasil). Puerto Ordaz es una ciudad planificada, hecha a medida, como pocas en Venezuela. Las multinacionales de la alimentación, del vestido, la farmacéutica, etc. tienen sede en la ciudad. Es un espectáculo que contrasta con el caserío que se encuentra a pocos kilómetros no bien se sale de la ciudad. Un trabajador de la ciudad nos comenta “de acá no se saca nada de todo lo que hay allí”, refiriéndose a las empresas instaladas. 9 Nos dirigimos a Macapaima, otra pequeña comunidad que queda próxima al complejo industrial Macapaima, donde se encuentra la empresa TDV, conocida como Masisa. La comunidad de Macapaima, según un trabajador de Puerto Ordaz, que nos dio indicaciones de cómo llegar a ella, es la única que obtiene algún beneficio del complejo industrial, desde que tienen sindicato “y no botan a la gente cuando se les da la gana”. Antes no les daban botas, ni guantes, les pagaban muy poco y si protestaban los echaban. Los trabajadores se iban en las gandolas (camiones que transportan madera) y regresaban junto con la carga de madera; en realidad no había horario para el trabajo. Comenta el trabajador que parece que las cosas han comenzado a cambiar. Según informa el 19 de agosto de 2005 un medio de prensa local, el Correo del Caroní6, el sindicato de la madera había convocado días antes a la paralización de las actividades en la empresa Masisa para obtener una respuesta de parte de los directivos de la empresa, ya que ésta se había negado a cumplir con las cláusulas socioeconómicas acordadas. De camino a Macapaima hicimos una parada en el bosque de Cachamay, donde árboles de especies nativas y exóticas en un entorno muy “cuidado” está enmarcado por una represa natural de extrema belleza. Vemos poca gente en el lugar y no vemos instalaciones para turistas. Una de las razones por las cuales posiblemente no se promociona como lugar turístico esta área puede ser porque la represa natural se encuentra muy disminuida en su caudal de agua y a veces hasta desaparece. Esto ocurre desde que se concluyó la construcción de la represa Gurí. 6 http://www.correodelcaroni.com/component/option,com_wrapper/Itemid,162/?id=6466 10 En la línea del horizonte se ve la represa Gurí Tomamos la carretera que va paralela al Orinoco y que une Barrancas de Fajardo con Macapaima, el lugar donde se encuentra el “complejo forestal” y se anuncia se construirá una fábrica de celulosa. Por primera vez en todo nuestro recorrido nos encontramos con una carretera impecable. Esta carretera prácticamente sin uso, construida con fondos públicos, es casi de acceso privado del complejo maderero ya que son muy pocas las poblaciones en esa área, donde lo que abunda son solamente las plantaciones de pino. A diferencia de las otras carreteras por las que transitamos hasta el momento, ésta tiene dos vías bien señalizadas y cordones a los costados. Barrancas de Fajardo es el acceso “privado” al Orinoco de la empresa maderera. En realidad está controlado por la empresa, pero pidiendo permiso se puede llegar hasta el río y se puede ver la afluencia de camiones cargados, entre otros, de troncos de pino. 11 Pasamos frente a la comunidad de Chucuto, donde hay unas 30 casas y nos dicen que algunos trabajan en Macapaima. La comunidad no parece beneficiarse mucho del complejo maderero. Sin embargo hay muestras de que en algún momento hubo un intento de desarrollo turístico. La gente aprecia los árboles nativos y los utiliza como medicina. El “Dibi dibi” es uno de los árboles más preciados ya que cura todos los dolores, “hasta los de muela” según una persona del lugar. A lo largo de la carretera vemos gran cantidad de “préstamos”, zanjones de donde se extrajeron toneladas de tierra muy probablemente para nivelar la carretera. En los lugares donde no hay plantaciones de pino se puede apreciar la vegetación natural del lugar. 12 Nos acercamos a lo que se denomina el complejo industrial de Macapaima donde se encuentra Masisa, una más de las instalaciones de la multinacional Terranova que está instalada en Chile, Argentina, Brasil, Venezuela, México y EE.UU. y vende en más de 50 países, y que, según información de la propia empresa,7 en el año 2004 sus ingresos fueron de US$ 651 millones. No es de ninguna manera una casualidad que a pocos kilómetros de este “complejo” se esté construyendo el segundo puente sobre el Orinoco, lo que Lucas Valera Niño, responsable de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) para el cumplimiento de esta obra, define como “una de las más grandes desarrolladas en Latinoamérica por sus características, y permitirá fortalecer nuevos espacios para la consolidación de varios núcleos de desarrollo endógeno en su entorno”. Sin duda se está refiriendo a los beneficios que obtendrá, fundamentalmente la multinacional Masisa, al lograr tener puentes y carreteras nuevas pagadas por 8 el Estado venezolano. Este hecho es reconocido por Valera al afirmar que: “ya el Gobierno ha cancelado a la empresa Odebrecht, más de 800 millones de dólares, y actualmente a través del Ministerio de Industrias Básicas y Minería (Mibam), el Ministerio de Finanzas y el Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden), se gestionan los recursos necesarios para la terminación de la obra… Durante el programa ‘Aló Presidente’ número 240, realizado desde el propio puente, el Presidente Chávez garantizó los recursos para la culminación de la obra, y en la actualidad se están haciendo los trámites necesarios para efectuar los pagos a través de Fonden”. El monto de las inversiones de la empresa chilena Terranova en Venezuela no parece ser muy importante. Un trabajo presentado en la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Chile en el 2004 afirma que el monto de las inversiones de esta empresa realizado en Brasil y Venezuela es de US$ 40 millones. No se aclara la cantidad invertida en cada uno de los países. Lo que si se aclara es el motivo por el cual se instalan en esos países: “Buscando escenarios donde se tuvieran ventajas comparativas”9. Sólo a efectos de saber a quienes se está beneficiando directamente con este tipo de obras, es importante destacar que la empresa de construcciones Odebrecht, fundada por un descendiente de inmigrantes de origen alemán de los que arribaron a Brasil en el siglo XIX actualmente ha desarrollado “una base de negocios permanente en Estados Unidos”10 y realiza obras de infraestructura y petroquímicas en más de 19 países en América Latina, Africa, Europa y Asia, responsable tanto de la destrucción de las selvas y comunidades ecuatorianas por Petrobras como de lo que pareciera una ironía denominar “reconstrucción” de Irak. Pero, como si este tipo de obras de infraestructura como puentes y carreteras no fueran suficiente subsidio financiero (o ventajas comparativas como lo denominan las empresas) para la industria maderera y de la celulosa, además de proporcionar fuertes ganancias a la propia Odebrecht, el Sr. Valera también afirma que “CVG dentro del proyecto de construcción del puente, previó el paso 7 http://www.imtrust.cl/es/prospectos/Prospecto_Emision_de_Bonos_Masisa_SA.pdf http://www.diarioelprogreso.com/edi-190206/html/pag02-a.htm 9 Tomado de Memoria para optar al Título Profesional de Ingeniero Forestal de Mario Enrique Valenzuela Sandoval 10 http://www.odebrechtonline.com.br/materias/00201-00300/277/ 8 13 de la línea férrea, contando con el canal que permitirá el paso de los trenes, al que le falta únicamente instalar los rieles. Paralelo a esto se están gestionando los recursos para la construcción del viaducto que complementará la estructura del ferrocarril en la zona norte de la obra. La Corporación ha comenzado a trabajar en lo que será el proceso de enlace de la línea férrea que abarca desde Ciudad Piar hasta Puerto Ordaz, con el puente y el complejo industrial Macapaima”. Para que a nadie le quepa duda a quien se quiere beneficiar con estas obras el propio Valera afirma que “otro de los planes con auge que complementa el trabajo de esta construcción, es la Zona Industrial Macapaima. La permanente presencia de la empresa Masisa, antigua Terranova de Venezuela, y la conformación de Trilium y la EPS [Empresas de Producción Social] Planta de Pulpa y Papel, fortalecerán esta iniciativa, que motorizará la economía en las poblaciones aledañas”. A pesar de que parte de esta “zona industrial” ya está finalizada, no se ve gran cambio en las poblaciones vecinas, por lo que pareciera que este “motor” de la economía no ha funcionado para la gente. La foto siguiente muestra el tipo de instalaciones que hay frente al “complejo industrial”. Conversando con algunos de los pocos pobladores de Macapaima, nos cuentan que quienes habitaban la zona tradicionalmente fueron en su mayoría indígenas Kariña, que vivían de las pesca y de la gran riqueza que había en el lugar, especialmente de frutales y porque la tierra era muy rica. “Todo lo que plantábamos crecía” nos decía Luis que vive en la zona desde 1970. “Pescábamos cachamas, coporos, pavones, morocotos, palometas en gran cantidad”. Gran parte de la pesca la perdieron por la instalación de las petroleras. Carmen, otra vecina, nos comenta que la tubería pasa cerca de su casa y también por el río. También nos habla de las plantas y árboles medicinales que les son útiles, el primero de la lista es también el Dibi dibi (Caesalpinia coriaria), que según Carmen cura los dolores de garganta, el Sereipo para los huesos, Cunaiperé que baja la fiebre, el Pellejo de Indio, el Aranaguaey (el árbol emblemático de Venezuela). “Durante esa época el gobierno nunca nos dio nada. Acá no había ni agua ni luz” nos comentan. “Hace cuatro años más o menos después que llegó la empresa ‘de los pinos’ nos pusieron el agua y la luz”. Claramente los cambios no los hicieron por la gente sino para beneficiar a las empresas. Luis se refiere concretamente a un pozo de agua que fue requerido durante años por la comunidad y que la empresa Masisa apoyó según se afirma en un periódico local con “recursos y planificación para su construcción”. La empresa Masisa ha invertido muy poco, pero ha hecho mucha propaganda. Es una pequeña inversión con grandes réditos para la empresa, fundamentalmente en lo que se refiere al apoyo de las comunidades. Delegados de gobierno no sólo en Macapaima sino también en Maturín, en el estado vecino de Monagas, hablan del éxito de estos emprendimientos con apoyo de empresas privadas. El presidente de la hidrológica local Aguas de Monagas, Francisco Briceño, aseguró recientemente refiriéndose al pozo de Macapaima “que la empresa privada en este sentido representa un elemento importante para la consecución de objetivos finales, el llamado a servir como actores sociales es fundamental” y que “es significativo que las empresas cumplan con una responsabilidad social y que las comunidades cercanas se beneficien y trabajen mancomunadamente para logros sustentables”. 14 Es probable que el Sr. Briceño desconozca que la gente local tiene poco que ver con las actividades que se llevan a cabo en Macapaima. Lo que más los involucra es la destrucción de su propio hábitat cuando, por ejemplo, la empresa Masisa decide cortar camino y abre una carretera que pasa por la mitad de su comunidad, pero que ahorra unos kilómetros de recorrido a la empresa. La comunidad no tiene siquiera participación en el transporte, que lo realiza la empresa Atlantis para Terranova. Los camiones llevan piedra caliza para las multinacionales SIDOR, (Siderúrgicas del Orinoco) y POSVEN HBI Facility, productora de hierro. Camiones de la empresa FRIOSA llevan la comida para las alrededor de 400 personas que trabajan en el complejo maderero industrial que en su gran mayoría son técnicos y que no pertenecen a las comunidades cercanas. Continuamos por la carretera rumbo a El Tigre. Sigue siendo una doble vía por donde transitamos casi solos. Continúan los “préstamos” en extensiones de alrededor a 100 x 100 metros que cortan el ecosistema de selva y matorral. Hay cercas de 5 alambres todo a lo largo del camino, por lo que suponemos que esto es propiedad privada aunque no podemos confirmar de quien. Pasamos un cartel que anuncia “Comunidad Karina, Mamo arriba” aunque no vemos la comunidad. Solo grandísimos “préstamos” a lo largo de la autopista. En el km. 40 se comienza a ver el mar de pinos. Si a alguien le caben dudas que esta tremenda carretera fue hecha para que las empresas puedan trasladar con mayor facilidad la madera hasta su complejo forestal y no para las comunidades, sólo tiene que venir hasta aquí. Sólo encontrará mares de árboles y ni una sola persona. A nuestra derecha vemos aparecer cada tanto una plantación incendiada. Como nos habían dicho ya algunos lugareños, el calor aumenta donde están las plantaciones y podemos comprobarlo. El calor generado por los pinos cuando están a ambos lados de la carretera es absolutamente increíble. Continúan los incendios y el bosque arrasado, como así también los “préstamos”, que se encuentran a espacios regulares cada kilómetro y medio y también algunos que han sido convertidos en espacios circulares de alrededor de una cuadra. Ya llevamos 40 kilómetros cuando la masa de pinos se corta. En medio del desastre que producen los incendios y los cráteres de tierra aparece un relicto selvático y un pequeño puente. Debajo de él una bomba se toma la poca agua que le queda al pequeñísimo río que seguramente mantuvieron los Morichales. Un cartel pintado de verde versa: “Cuide el ambiente. Bote la basura en su lugar”. Luego de atravesar kilómetros de hábitat natural destruido, donde prácticamente no sobreviven habitantes del lugar y todo se ha convertido en un mar de pinos, resulta (por decir lo menos) irónico que se advierta en relación al ambiente que se “bote la basura en su lugar”. A los 5 kilómetros comienza nuevamente la masa de pinos y se extiende durante 20 kilómetros más. De vez en cuando, al interrumpirse la masa de pinos, aparece de inmediato el bosque y el matorral. Cuando definitivamente termina el mar de pinos comienza la zona petrolera anunciada por un cartel de Petrex a la derecha y un tradicional balancín petrolero a la izquierda. 15 Finalmente llegamos a la vía principal: la carretera que une el Norte con el Sur de Venezuela. Llegamos nuevamente a la carretera de tipo camino vecinal, que ni siquiera tiene señalada las 2 vías y está llena de pozos. Los carteles de: “Cuidado. Entrada y salida de camiones” de PDVSA (Petróleos de Venezuela) y las torres de alta tensión a ambos lados de la carretera son casi la única muestra del “desarrollo” del lugar. A poco de andar por la angosta carretera un peaje interrumpe nuestra marcha por 15 minutos, hay una larga fila de autos esperando para pagar el peaje ya que sólo hay un carril de acceso. Desde el nuevo puente sobre el Orinoco al peaje hay alrededor de 150 kilómetros de carretera absolutamente nueva, que sumado al tramo anterior completan alrededor de 180 kilómetros de ruta “nacional” construidos para servir casi exclusivamente a las empresas forestales. Por más que la propaganda anuncie desarrollo y prosperidad para la zona éste no se ve, y por el contrario lo que se está haciendo es socializar los gastos: es el Estado el que invierte en carreteras y puentes y luego se privatizan las ganancias; es Terranova quien continúa incrementando sus ganancias. Pruebas de la existencia de una actividad agrícola existente en el pasado lo testimonian carteles y esqueletos de lo que otrora fueron puestos de venta de frutas, jugos, guayabos, etc. Un gran cartel anuncia el complejo agroindustrial PALMAVEN “financiado por petróleos de Venezuela”, que tampoco vemos. Atravesamos el centro de El Tigre, una ciudad pobre, desordenada y sucia. A pesar de que los carteles continúan anunciando mejoras éstas no se ven. Esqueletos de estructuras edilicias nos dejan la duda si son el final de lo que alguna vez se promovió como progreso o son el principio de construcciones que se realizarán en el futuro, una vez que esta zona se “desarrolle” aún más, como lo anuncian las autoridades. Durante todo nuestro recorrido a lo largo de la zona de las plantaciones de pinos pudimos observar poblaciones muy pobres prácticamente sin servicios. Increíblemente esto también se afirma en el informe de certificación de SmartWood, que dice que “la mayoría de esos poblados poseen una situación precaria en vivienda y servicios conexos de agua, cloaca y recolección de basura, aunado a los bajos niveles de atención en salud y educación”. Aparentemente estas plantaciones no han traído a los poblados de la zona mejoras significativas ni nada parecido a lo anunciado por las empresas y quienes están vinculados a ellas a la hora de promocionar los monocultivos forestales. Ni siquiera en poblaciones como Chaguaramas, donde se nos informó que no había prácticamente gente en el pueblo cuando pasamos por allí porque la mayoría estaba trabajando en el vivero de la empresa forestal, se podía constatar que la gente se viera muy beneficiada por esos empleos. En términos generales se podría afirmar que desde el punto de vista social estas plantaciones no han sido beneficiosas para las comunidades cercanas a ellas. La tierra resquebrajada y los continuos incendios en las áreas de plantaciones hablan a las claras de un cambio total del ecosistema natural, que donde ha podido sobrevivir está lejos de tener esas características. El grado de afectación del ecosistema natural y los recursos hídricos de la zona, a pesar de que en muchos casos pueden observarse a simple vista, merecerían un estudio más en profundidad. Los pocos estudios que se han publicado al respecto hablan de cambios estructurales importantes en el suelo y afectación en los recursos hídricos, aunque generalmente lo que se ha analizado es el grado de afectación que estos factores han producido en los pinos y no en el ecosistema natural.11 De las observaciones que se pudieron realizar a simple vista durante el recorrido se puede deducir que las plantaciones han generado un ambiente propicio 11 Factores edáficos y estado nutricional de plantaciones de Pinus caribaea en relación a la muerte regresiva, en Uverito, estado Monagas. Márquez,O, R. Hernández Gil1, W. Franco1 y F. Visaez (Escuela de Ingeniería Forestal, Facultad de Ciencias Forestales. ULA, Mérida. Venezuela, CVG-PROFORCA, Uverito, Estado Monagas. 16 para que se generen incendios que ocasionaron graves daños ambientales, sociales y económicos, que los cursos de agua que dependen en gran medida de los sistemas naturales han sido afectados, que muchos de los cursos de agua como el río Morichal Largo se encuentran contaminados y muy probablemente como consecuencia de la gran cantidad de agrotóxicos que se utilizan en las áreas de plantaciones. Desde el punto de vista ambiental la situación amerita por lo menos un estudio serio de los impactos existentes hasta el momento antes de continuar con las plantaciones a gran escala. Finalmente, desde el punto de vista económico el proyecto de plantaciones de Uverito ha sido posible no sólo por los 275 millones de dólares que hicieron falta para establecerlas, tal lo afirmado por representantes del organismo gubernamental responsable CVG, sino que ha recibido de parte del gobierno otro tipo de apoyos económicos en infraestructura. Entre ellos, tal cual lo afirma el gobierno, los 800 millones de dólares ya entregados por la construcción del puente y otros tantos millones prometidos para esta obra y para completar las nuevas carreteras, que como se especificó más arriba beneficiarán casi exclusivamente a las multinacionales relacionadas a las plantaciones. No hemos podido averiguar exactamente cuanto ha recibido el Estado venezolano de la multinacional TDV, aunque sí sabemos que la negociación ha sido denunciada por fraudulenta y que la razón social de la empresa TDV, certificada por SmartWood, ha sido sustituida por la multinacional Masisa. En resumidas cuentas, las plantaciones y los emprendimientos industriales relacionados a ellas no hubieran sido posibles si el Estado venezolano no hubiera aportado mucho más de lo que aparentemente ha recibido y recibirá a cambio. Por Ana Filippini julio, 2006 17