S2-MCS03 (SEA

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(SEA 27 ) escala de autoeficacia y (ESA) escala de actitud para la
prevención del SIDA.
Lopez Rosales, F., Moral de la Rubia J.
a. Centro de Investigaciones Psicológicas. UANL. Monterrey, N.L. flopez@fap.uanl.mx
b. Centro de Investigaciones Psicológicas. UANL. Monterrey, N.L.
Resumen
Objetivos: Estudiar la consistencia interna, validez y estructura factorial de la escala SelfEfficacy for AIDS desarrollada en población estadounidense por Kasen, Vaughan y Walter
(1992) con 22 elementos, y adaptada en México por López Rosales y cols. (1999) con 27
elementos (SEA-27).
Material: Se empleó un cuestionario autoadministrado integrado, por la Escala de Autoeficacia
para Prevenir el SIDA de 27 elementos (SEA-27) y por 23 preguntas sobre aspectos relevantes de
la conducta sexual en relación al contagio por VIH, preguntas empleadas para estudiar la validez
de la escala SEA-27 de López Rosales y cols.; Método: Es un estudiocorrelacional con un diseño
no experimental de tipo transversal. Se realizó en una muestra no probabilística de tipo incidental
de 964 adolescentes, tomados de 58 centros de salud públicos en Monterrey.
Resultados: La escala se ajustó a una distribución normal (Zk-s(Normal)=1.369; p=0.047),
presentando una media de 95.14 y una desviación estándar de 25.80. Su fiabilidad, por la alpha
de Cronbach, resultó de 0.89. SEA-27 muestra una estructura tetradimensional ortogonal que
explica el 58.47% de la varianza (F1: Capacidad para decir no a las relaciones sexuales bajo
diferentes circunstancias, F2: Uso de preservativo, F3: Actitud hacia el matrimonio, la fidelidad y
el hablar de las relaciones sexuales con los padres, y F4: Preguntar al compañero sobre las
relaciones sexuales anteriores y otras conductas de riesgo como consumo de drogas). Se
confirmaron en buen grado las hipótesis de validez correlacional y discriminante.
Introduction :En el presente trabajo se muestran los datos sobre diferencias de género, de estado
civil y clase social con relación a la autoeficacia en la conducta sexual para prevenir el VIH, la
actitud hacia el uso de preservativos, planificación de las relaciones sexuales y la monogamia, así
como un conjunto de variables sobre fuente de conocimiento respecto al sexo, satisfacción de la
información que se tiene, temas sobre los que se quisiera más información, si se tienen o no
relaciones sexuales, si actualmente se planifican y se usa el preservativo o no, si se empleó y
planificó la primera relación sexual, dónde tuvo lugar, en caso de que en la primera relación no se
empleó el preservativo cuál fue el motivo, evaluación de la eficacia del condón para prevenir el
SIDA y valoración en orden de peligro de contagio del VIH de 15 conductas de riesgo.
La muestra fue tomada de los centros de salud se eligieron de forma azarosa entre el total de los
municipios en estudio (58 de 240), adolescentes de 13 a 18 años de edad, donde un 57% de
mujeres y un 43% de hombres.
Materiales y métodos: Para medir la autoeficacia percibida en el mantenimiento de una conducta
sexual preventiva del SIDA, Kasen, Vaughan y Walter (1992) crearon una escala de 22 reactivos.
Su estudio se desarrolló en una muestra de adolescentes, hombres y mujeres, de 15 a 19 años, en
la ciudad de Nueva York. Se reportó un nivel de consistencia interna alto (=0.91) y de validez
en base a su capacidad discriminatoria de conductas de riesgo.
Esta escala ha sido adaptada al castellano y estudiada primero por (Ochoa,Bayés y Villamarín,
1995) y luego por (López Rosales y cols. 1999). Ambos estudios reportan un nivel de
consistencia interna alto (0.91) y una buena validez discriminatoria.
López Rosales y cols., aplicaron la Self-Efficacy for AIDS en una muestra de 964 Se realizaron
algunas modificaciones motivadas por la dificultad hallada para entender algunos ítem o
ambigüedad en la respuesta. A esta versión de 27 elementos la vamos a denominar SEA-27. Se
volvió a hallar un nivel de consistencia interna alto de 0.91, calculado por la alpha de Cronbach.
Resultados: En el caso de los chicos las relaciones sexuales de pareja se inician hacia los 13 años
de edad y en las mujeres a los 15. Hasta los 18 años de edad, los hombres vienen a tener 3 parejas
distintas y las mujeres 2. Se reporta un mayor nivel de autoeficacia en las clases sociales más
altas y un bajo uso de preservativo en la muestra general (43% nunca lo usa y 18.4% a veces).
En estos primeros años de actividad sexual en pareja sólo el 26% usa regularmente el
preservativo.
Los resultados con respecto a las mujeres: se perciben con mayor autoeficacia que los varones
para poner en práctica sus habilidades preventivas contra el VIH, en cada una de las situaciones
para rechazar relaciones sexuales; en forma similar para cuestionar a la pareja sobre su pasado
sexual y de drogas, menos en preguntar si se ha tenido alguna experiencia homosexual; así como
para utilizar medidas de autoprotección sexual, con excepción de aquella que le corresponde al
hombre por cultura como utilizar correctamente el condón; acudir a tiendas para comprar
condones y platicar con el papá sobre temas sexuales.
Las parejas separadas son el grupo que se perciba con menor autoeficacia en su conducta sexual
para prevenir el SIDA, usan menos el preservativo y valoran con menor riesgo tener relaciones
sexuales con prostitutas. Los casados son los que muestran mayor nivel de autoeficacia y
planificación de la conducta sexual. Muestran una actitud más abierta hacia el uso del
preservativo por las mujeres y apuestan más por la monogamia. Los solteros son los que usan
más el preservativo, se inician antes en la actividad sexual y planifican menos su conducta sexual.
Según nuestros datos un grupo sobre el que habría que insistir más en los programas de
prevención sería el de separados.
La clase social alta muestra un mayor nivel de autoeficacia percibida para prevenir el SIDA con
relación a conductas sexuales de riesgo, tal como se había pronosticado; no obstante, al nivel de
conducta, a la hora de adoptar medidas, no se aprecia diferencia significativa con la clase baja ni
media. En los tres grupos sociales, se emplea poco el preservativo y se dan los mismos
argumentos, fundamentalmente que disminuye el placer. Tampoco se observa que el porcentaje
de adolescentes sexualmente activos y la edad de inicio sea diferencial.
Esto indica que, al estudiar conducta sexual por clases sociales, la autoeficacia no es una variable
relevante para predecir una conducta saludable preventiva del SIDA y las enfermedades de
transmisión sexual. Por tanto a la hora de planificar un programa psicoeducativo no habría que
introducir matizaciones por clase social; es decir el programa se ha de aplicar por igual en las tres
clases sociales definidas: baja, media y alta.
Conclusiones: Se concluye que SEA-27 es una buena escala para medir autoeficacia sexual para
prevenir el SIDA. Tiene buenas cualidades psicométricas de confiabilidad y validez. Su
distribución se ajusta a la curva normal N(95.14, 25.80), cuyos estadísticos descriptivos fueron
calculados en una muestra no probabílistica (n=964). El porcentaje de adolescentes que han
tenido relaciones sexuales es del 30%. En su primera relación sexual el 35% empleó el condón.
Tuvo lugar en un 20% de los casos en la casa. Las razones por las que no se empleó el
preservativo reportan por incomodidad o pérdida del placer (40%) y económicas (30%).
El número medio de compañeros sexuales es de 2 a 3 personas. Existe una relación significativa
entre número de compañeros sexuales y autoeficacia (r=-0.17). A mayor autoeficacia, menor
número de compañeros sexuales.
Las personas más autoeficaces están más satisfechas con la información que poseen que
demandan más información sobre SIDA (50%), ETS (20%), embarazo (10%), abortos (5%) y
métodos anticonceptivos (3%). La fuente de información más importante es la escuela (29%), y
los amigos (12%). La mamá es otra fuente de información importante (12%). El papá sólo es
fuente de información en un 5% de los casos.
El 55% de los sujetos sexualmente activos no emplean preservativos, y sólo los usan con
regularidad el 26% en SEA-27.
A mayor clase social, mayor uso del condón. Basándose en nuestros datos tenemos un cuarto de
la población adolescente sexualmente activa, con 2 a 3 compañeros sexuales en sus primeros años
de experiencia sexual, en la cual sólo el 26% usa regularmente el preservativo. Teniendo en
cuenta que la principal fuente de información es la escuela y que en esta edad se presenta un
incremento en el interés por conocer y experimentar sobre la sexualidad es primordial el
acercamiento a través de un programa psicodidáctico de prevención que puntualice las
habilidades sociales, la comunicación, y la inteligencia emocional enfocada a la prevención del
VIH
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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