¿PUEDEN LOS EMPRESARIOS PREVENIR EL SOBORNO? Por Alma Balcázar* Coordinadora Área de Sector Privado Corporación Transparencia por Colombia Según el 'Reporte Global de Competitividad año 2007' del Foro Económico Mundial, la corrupción es considerada como el segundo factor que más dificulta la realización de negocios en Colombia; en 12 de los 22 países latinoamericanos evaluados por este reporte, la corrupción figura entre los tres primeros lugares de 14 factores evaluados. Una de las formas de corrupción más comunes y con frecuencia, punto de encuentro recurrente entre actores del sector público y del sector privado, es el soborno cuya ocurrencia afecta gravemente la confianza en el mercado, la competitividad empresarial y la inversión en los negocios. El soborno es un delito difícil de probar, combatir y sancionar, su naturaleza le permite disfrazarse fácilmente, incluso bajo el manto de la legalidad. Muchas veces la acción individual, puntual y esporádica para combatirlo suele desanimar a los empresarios que eligen hacer las cosas bien, toda vez que su actitud pareciera inocua frente a la magnitud y arraigo del soborno como práctica común para crecer o en ocasiones permanecer en el mercado. La conciencia misma y la manera de abordar esta forma de corrupción han ido evolucionando, como se aprecia, por ejemplo, en el tratamiento que sobre el soborno ha hecho la reciente Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, ratificada por Colombia en el año 2005. Esta convención, anima a los países firmantes a adoptar políticas severas contra el soborno, y hace referencia explícita a la importancia de incluir al sector privado en la lucha contra la corrupción. Invita a las empresas a definir y asumir normas y procedimientos anticorrupción que incentiven buenas prácticas en su gestión. De otra parte, y de manera novedosa, invita a la tipificación del soborno entre privados como delito, lo cual apunta tajantemente a la necesidad de establecer límites a prácticas comerciales, tradicionalmente aceptadas, que han ido derivando en hechos de corrupción. Avanza así en el mundo la tendencia a exigir a los empresarios un trabajo particular con una mirada desde lo 'preventivo' en contra del soborno. Una exigencia que se materializa en la puesta en marcha de prácticas empresariales que le apunten a prevenir su ocurrencia. Hoy en día, iniciativas de autorregulación empresarial reconocidas internacionalmente como el décimo principio del Global Compact, los Principios Paci del Foro Económico Mundial, las Reglas de conducta de la Cámara de Comercio Internacional, el Índice FTSE4Good, los Principios Empresariales para Contrarrestar el Soborno de Transparency Internacional, recogen esta tendencia. Los empresarios buscan el beneficio particular hacia la rentabilidad y la sostenibilidad de sus negocios, para ello requieren de un mercado libre, confiable y organizado, concebido en un marco ético y transparente. Un mercado confiable constituye así un bien público que beneficia a todos. Trabajar en la generación y afianzamiento de una cultura de prevención del soborno desde los empresarios, que propenda por la aplicación de principios y prácticas que más allá de lo legal faciliten definir los límites entre prácticas comerciales y prácticas corruptas, tiene entre sus propósitos el mantenimiento de un mercado libre y confiable. Una cultura de prevención del soborno que lleve a los empresarios a definir y establecer reglas claras para el manejo de aportes empresariales a través de donaciones, contribuciones políticas, patrocinios, regalos, gastos de representación; mejores controles internos y auditorías para detectar y prevenir pagos de soborno y asegurar que los registros contables se llevan con exactitud y veracidad; incluir en las funciones y reportes del revisor fiscal la vigilancia al cumplimento de las reglas definidas; canales internos para denunciar casos de soborno; programas de capacitación que contribuyan a desincentivar y a denunciar cualquier forma de soborno; condiciones más exigentes para seleccionar, evaluar y mantener proveedores y para vincular y remunerar a representantes de ventas; responsabilizar a las juntas directivas para que intervengan en el diseño y evaluación de políticas contra el soborno, lideren y respalden a la gerencia en su implementación; en este sentido, los principios empresariales para contrarrestar el Soborno de Transparency International y Social Accountability Asociation, constituyen un marco de referencia útil que proporciona al empresario estrategias de gestión de riesgo para combatir el soborno en las relaciones de negocio con los diferentes grupos de interés con los que interactúa la empresa. Generar una cultura de prevención del soborno significa afectar las condiciones de fondo en la manera como las empresas se relacionan y hacen negocios. Para ello, el mismo entorno de negocios puede generar incentivos para que los empresarios aborden procesos de autorregulación que fortalezcan la cultura de prevención del soborno. Por ejemplo, desde la contratación estatal buscar la forma de reconocer los esfuerzos de las empresas que trabajan en esta dirección, y desde el sector privado, invitar a proveedores, contratistas y distribuidores a contar con programas de ética organizacional y anticorrupción como factor diferenciador en sus relaciones de negocios. Recientemente la encuesta de integridad corporativa europea -2008, integrity interactive, destacó que entre 50 y 70 por ciento de las empresas encuestadas, se asegura que sus proveedores estén alineados contractualmente con sus códigos de ética y valores corporativos. La Corporación Transparencia por Colombia y la Universidad Externado de Colombia aplicaron una encuesta a nivel nacional sobre prácticas empresariales para prevenir el soborno. Sus resultados serán presentados esta semana. Los artículos de opinión publicados en la página web de Transparencia por Colombia son responsabilidad del autor y no comprometen, en ningún caso, la posición institucional de la Corporación.