TEMA XI JOSÉ SANCHIS SINISTERRA ¡Ay, Carmela! - Tras el éxito popular y de crítica de ¡Ay, Carmela! (1987), incrementado por la versión cinematográfica (1990), dirigida por Carlos Saura, el valenciano Sanchis Sinisterra (n. 1940) es uno de los autores más reconocidos del teatro español contemporáneo - ¡Ay, Carmela!: temporada 88-89: 212 representaciones y 84.541 espectadores en Madrid - éxito algo tardío para el autor y problemático porque no toda la crítica valoró positivamente la obra. - Sanchis Sinisterra es un autor con una larga trayectoria vinculada al teatro independiente y a la docencia teatral - ha trabajado fundamentalmente y desde 1977 con El Teatro Fronterizo de Barcelona, grupo con una relativa "estabilidad marginal" que ha superado la desintegración en los años ochenta del teatro independiente (sobre la trayectoria del grupo véase la introducción de Manuel Aznar) - este grupo ha estrenado buena parte de sus obras - escribe toda su obra en castellano - colaboró con la Sala Beckett de Barcelona hasta principios de 1997; por entonces decidió trasladarse a Madrid: "Se da la circunstancia de que aquí no puedo trabajar en el idioma en que escribo, en castellano; no se me encargan obras. Pero es que tampoco se me traduce ni recibo ofertas para dirigir. Me pregunto qué sentido tiene que mi proyección como autor y director se produzca fuera del medio en que trabajo.a me gusta sentirme extranjero, pero no tanto" (declaraciones a El País, 23V-1997). - Autor caracterizado por el rigor teórico en sus planteamientos dramáticos, lo cual es poco frecuente en un teatro español casi siempre carente de debate teórico. * Sanchis Sinisterra: "I una de les raons de la misèria teatral d'aquest pais és la misèria cultural de la gent que fa teatre" - sentido autocrítico poco habitual en el ambiente teatral. * Manuel Aznar: Sanchis Sinisterra "posee una formación intelectual que conjuga inquietudes filosóficas y conocimientos filológicos; enseñanza de la literatura y experiencia pedagógica con actores; práctica escénica como director y talleres de dramaturgia como creador, una formación teórica particularmente sólida que, complementaria de su trabajo escénico, le convierte en un hombre de teatro de un talante y cualidades muy proclives a la investigación dramatúrgica" - investigación que le ha llevado a crear obras inscritas en muy diferentes géneros 144 - investigación que a veces resulta excesivamente vanguardista, en el peor sentido del término: Mísero próspero (1987), por ejemplo. - Autor que, coherente con su lucha contra la llamada postmodernidad, rechaza el éxito fácil conseguido a través de la complicidad acomodaticia con el gusto del público y el teatro concebido como un mero espectáculo. - Sanchis Sinisterra: "Para mí uno de los problemas fundamentales del teatro actual es la inflación de lo espectacular gracias a los apoyos institucionales, con montajes muy caros, unos medios técnicos y un acabado de los productos realmente extraordinario, pero sin sustancia interna, sin experimentación, sin motivación, ni necesidad real de hacerlos. Se hacen simplemente por la coyuntura de unas circunstancias y de unos millones. En esta situación la tendencia a la desnudez escénica, la búsqueda de los límites de la teatralidad, es una opción estética y también ideológica" (1988). - Sanchis Sinisterra: "Desde las instituciones teatrales se fomenta una política maximalista y faraónica que entiende la cultura sólo como un atributo de prestigio social" (1992). - dadas las fechas y la más reciente evolución del teatro español, el texto revela una mayor lucidez todavía, corroborada por una opinión crítica que se ha extendido a partir de la temporada 92-93 - no es casual que Sanchis Sinisterra sea uno de los impulsores y teóricos del movimiento de las salas alternativas que surgió, con relativa fuerza, a principios de los noventa como respuesta a un modelo teatral que había entrado en la crisis propia de sus contradicciones. - El crítico Joan de Segarra caracteriza a Sanchis Sinisterra como un autor "apasionado de las formas más humildes y auténticas del teatro, un teatro pobre y descarnado, reducido al mínimo", pero químicamente puro y de extraordinaria calidad - formas que hacen recaer todo el peso en el trabajo directo de los actores con el texto y ante el público; - el elemento escenográfico suele ser un marco de sugerencias que potencia dicha comunicación - cfr. ¡Ay, Carmela! y los otros dos textos de la trilogía. - Para Jerónimo López Mozo "Su obra es un homenaje al teatro de la palabra y, al tiempo, una prueba más de su talento". - estamos ante un "teatro de autor", concepto ya analizado en relación con Fernando Fernán Gómez. - Joan Casas: "Míseros cómicos en espacios míseros (...) son capaces de situarnos en un ámbito mucho más denso e interesante que toneladas de vestuario, escenografías mastodónticas, iluminadores de importación, producciones millonarias. El gran teatro de nuestros días, ese lujo cultural yuppie, ese cadáver amortajado con boato que no merece siquiera la comparación con un museo -los museos son algo mucho más vivo-, es contemplado como un altivo caballo de 145 carreras. Tras él va Pepe Sanchis, recogiendo sus cagajones, las cosas y las gentes que el caballo pisotea en su desbocada carrera, y haciendo teatro con eso" (1988). - ¡Ay, Carmela! forma junto con Ñaque (1980) y la reciente El cerco de Leningrado (1994) una trilogía sobre el teatro en el teatro, un metateatro que Sanchis Sinisterra domina a la perfección. - Las tres obras transcurren en un teatro vacío ("Escenario vacío, sumido en la oscuridad") y sus personajes son, en cada caso, veteranos profesionales de la escena - algunos críticos le denominan el ciclo de "El escenario vacío". - Sanchis Sinisterra mantiene la misma estructura teatral (escenario vacío, dos actores) e idénticos recursos (mezcla de humor y drama en un diálogo que oscila entre la memoria y el presente). - Punto de partida para una reflexión sobre - la naturaleza del hecho escénico -en especial, sobre la naturaleza y condición social del actor, sobre su esplendor y miseria- y - la realidad histórica abordada en cada caso (Siglo de Oro, la Guerra Civil, la postmodernidad). - Otra relación parecida se da en la Trilogía americana, recientemente editada por Cátedra con introducción de Virtudes Serrano (1996). - ¡Ay, Carmela! es la reivindicación cálida y amarga de la memoria histórica, de la memoria colectiva de un pueblo que ha experimentado la tragedia de una guerra civil. - No es una reivindicación conciliadora, tampoco un ajuste de cuentas de carácter político. - Es una reivindicación realizada por el autor desde un pensamiento de izquierdas identificado con lo que supuso la II República - oposición de la crítica periodística de derechas (ABC, especialmente), que relativizó la obra como sainete o espectáculo de varietés (véase texto de las págs. 299-300 de la edición de Manuel Aznar). - Reivindicación realizada al hilo del cincuentenario de la guerra (1986): eclosión de una actitud ahistórica en nombre de la reconciliación. - Según el autor, no es una obra sobre la guerra civil española, sino más bien sobre el teatro -en su sentido más amplio- bajo la guerra civil - cfr. Las bicicletas son para el verano - ambas obras parten de casos concretos, anónimos, identificables, pero con una gran capacidad de sugerencia crítica y creativa. - El argumento nos presenta a Carmela y Paulino, dos "artistas" insignificantes de 146 "escasas luces" y "mínima conciencia política", que "sólo aspiran a sobrevivir con su oficio en medio de unas circunstancias particularmente adversas para el "arte... y para la vida" (ver texto de la página 296). - Ambos protagonistas se ven obligados a realizar, por el azar de "su mala estrella" y por la voluntad fabuladora del dramaturgo, una representación muy singular: - la representación de "una improvisada Velada Artística, Patriótica y Recreativa para celebrar, ante el ejército victorioso, la 'liberación de Belchite'". - Este contexto situacional se completa con "esa ocurrencia del comandante": permitir la asistencia de los prisioneros de las Brigadas Internacionales como última gracia - el posible carácter frívolo de la "velada" desaparece y es el elemento desencadenante, pero no único, del trágico desenlace. - La obra se desarrolla en un espacio escénico vacío y desolado, al igual que en las otras dos obras de la trilogía, que gracias también a un adecuado tratamiento de luces concentra la atención sobre los actores. - Se crea un espacio "mágico" o con dosis de irrealidad donde se desarrolla una historia ficticia de encuentros y desencuentros - un espacio para el reencuentro con la memoria histórica encarnada en el fantasma cada vez más difuso de Carmela - un espacio para el encuentro/desencuentro de los dos personajes. - En este proceso dramático Sanchis Sinisterra acierta al conjugar elementos distintos sin romper la coherencia interna: - lo vulgar con lo sublime - la ternura y el patetismo - la emoción y la reflexión - el humor y la ironía. * Todos estos elementos ya fueron conjugados en Ñaque y lo volvieron a ser en El cerco de Leningrado. - El ser teatro dentro del teatro implica: - origen "bastardo" de los materiales dramáticos; - materiales muy humildes que se prestan a la visión poco gratificante y crítica que aporta la obra - materiales propios de personajes derrotados, pero dignos, que protagonizan las tres obras citadas. - Como teatro dentro del teatro es una apasionada y tierna historia de amor de una pareja - aman, discuten, sienten celos (incluso más allá de la muerte), se necesitan... - historia de amor con verdadera entidad, pero que también supone el 147 elemento concreto que requiere la obra para propiciar una ulterior reflexión. - El tiempo no acaba con la "velada artística", centro de la obra precedido del primer encuentro de la pareja y al que sucede el Epílogo final. - Hay una reflexión sentimental sobre las maneras de la dignidad tanto en la supervivencia (Paulino) como en la muerte (Carmela). - El tiempo de la acción dramática oscila entre el presente (marzo de 1938) y la memoria de aquella Velada anterior, celebrada imprecisamente, se supone que pocos días antes, en aquel mismo lugar. - Esta dualidad temporal determina la complejidad dramatúrgica de la obra, que imposibilita estructuralmente las interpretaciones reduccionistas que limitan su sentido a la Velada y creen, como una parte del público, que con el fusilamiento de Carmela la obra ha acabado. - Este tratamiento del tiempo desaparece por imperativos cinematográficos en la versión de Carlos Saura y Rafael Azcona - el tiempo de la supervivencia queda reducido a la sugerente escena final: enterramiento de Carmela en medio de un campo desolado - esta imagen del derrotado Paulino la podríamos enlazar con el principio de la obra, en donde dicho personaje aparece como un derrotado desde la primera escena. - Ambos protagonistas, artistas de variedades, tienen en común -salvando algunos matices- su vulgaridad, su incultura y su nula conciencia política (son hechos prisioneros al cruzar el frente sin darse cuenta cuando iban a comprar morcillas en Belchite). - Son cómicos mediocres (nunca han triunfado), al igual que en las otras dos obras de la trilogía, que actúan en los escenarios más humildes ante un público popular sin por ello perder su dignidad profesional: - PAULINO.- ... hágase usted cargo de quue nosotros somos artistas también, aunque modestos... No como usted, claro, pero artistas... De varietés, claro, pero artistas". - Los diálogos entre ambos protagonistas expresan instintos y sentimientos, elementalmente primarios, sobre: - el amor - los celos - el sexo - la guerra - la religión - la sociedad - el arte - la política... 148 - la vivacidad y ritmo del diálogo permiten un rápido pero suficiente recorrido por todos estos temas. - Dentro de la necesaria "chabacanería" del diálogo, el autor introduce y dosifica elementos de patetismo y ternura que elevan la tensión dramática - estas oscilaciones son siempre peligrosas para la coherencia global del texto, pero Sanchis Sinisterra domina perfectamente su técnica para hacerlas casi imperceptibles y eficaces. PAULINO: - Paulino, el protagonista masculino, se define por su obsesiva y hasta grotesca concepción de la dignidad artística, con un lógico componente metafórico que se va revelando a lo largo de la obra - en ese nivel metafórico se debe situar la interpretación global de la obra. - El artista, en cualquier circunstancia, debe intentar superarse en escena y tratar de ofrecer al público lo mejor de su arte: - PAULINO.- (...) Siempre hay que darle lo mejor al público. Estemos como estemos, tengamos lo que tengamos (pág. 227). - el artista ha de evitar la ignominia, identificada en su caso con los pedos, "el don divino", según Carmela - véase diálogo de las págs. 204-205. - Paulino no es un héroe (repasar la primera acotación del texto, que marca su carácter con unos rasgos definitivos) - "ropas descuidadas, vacilante, con una garrafa de vino en la mano (...) cruza la escena desabrochándose la bragueta (...) una vez incorporado, hace sonar, ahora deliberadamente, varias ventosidades que evocan un toque de trompeta". - Paulino es cobarde, a pesar de la postrera y desesperada autohumillación de recurrir a los pedos para salvar la vida de Carmela (véase comentario página 83) - es definido así desde el principio: CARMELA.- ... siempre has sido un cagón (...) Un cagón, Paulino. Las cosas como son. En la escena un ángel; en la cama, un demonio... Pero, en todo lo demás, un cagón. (pág. 196) - Paulino para sobrevivir está dispuesto a seguir sacrificando su dignidad como persona - en el impreciso presente no actúa, sino barre, por lo que su supervivencia también es muerte, ha perdido su concepto de la dignidad artística. * Manuel Aznar: "El Paulino del epílogo es un personaje patético, un náufrago de la tragedia, un superviviente que, en realidad, es un pobre 'artista' muerto que, al final del acto primero, le confiesa a Carmela su conciencia de estar 'peor que muerto'". 149 CARMELA: - Carmela, su compañera, es auténtica, temperamentalmente antifascista, inculta, tradicional de costumbres (deseo de casarse por la Iglesia, por ejemplo), sin conciencia política, pero con extrema sensibilidad social ante la hipocresía moral, la injusticia y la barbarie. - Personaje vital y esencialmente creíble. - Carmela parece insensible a la dignidad artística defendida por Paulino porque para ella, mujer del pueblo, la dignidad es la honra. - Carmela es definida en contraste con Paulino, quien le dice: "¿Por qué lo hiciste, Carmela? ¿Por qué tuviste que hacerlo, dí? ¿Qué más te daba a ti la bandera, ni la canción, ni la función entera, ni los unos, ni los otros, ni esta maldita guerra? ¿No podías haber acabado el número final y santas pascuas? ¿Quién te mandaba a ti ponerte brava, ni sacar las agallas, ni plantarles cara?" (pág. 219) - Manuel Aznar: "Ella es, ante todo, una mujer del pueblo, toda corazón, toda humanidad, la expresión más elementalmente primaria de un instinto solidario de internacionalismo humanitario" - Carmela no actúa impulsada por una conciencia política, sino por un impulso de humanidad hacia los condenados a muerte - ante los prisioneros extranjeros, los brigadistas, piensa como "madre". - A Carmela apenas le importa la dignidad artística, su preocupación es la dignidad humana. - Carmela viene a recordarnos que el precio de la supervivencia no puede ser el de la indignidad. - La suya es una propuesta de memoria histórica, es decir, de dignidad personal y colectiva - "club" formado con otros fantasmas como los de las dos milicianas catalanas (véase Epílogo, págs. 260-1). - No cabe hacer ningún planteamiento maniqueo sobre la distinta consideración de los dos personajes: - Sanchis Sinisterra: "Paulino es un personaje acomodaticio, quizás es un cobarde, pero a pesar de todo es un personaje que toma conciencia del peligro; no creo que Carmela sea un personaje heroico; en Carmela hay una inconsciencia del peligro y de la situación real que, de alguna manera, no está en Paulino y que sería como un factor diferencial. Pero yo soy bastante más tolerante con Paulino que algunos críticos; es un pobre tipo, los dos son pobres tipos a los cuales la situación supera completamente". - Paulino, vestido con la camisa azul de la Falange, es una alegoría patética de la 150 indignidad. - El propio personaje de Paulino expresa su desgracia en el monólogo con que se inicia el segundo acto, véase página 224. - En el Epílogo se reincide en la callada desgracia que sufre un Paulino que se ha quedado solo y derrotado: PAULINO.- Claro, para ti es muy fácil: desapareces y se acabó... El que tiene que seguir aquí, y aguantar toda la mierda, soy yo. Tú no tienes idea de lo que está pasando... Las tropas ya se fueron del pueblo, y dicen que han tomado Quinto, Alcañiz, Caspe... Y que van a llegar al mar en unos días... Como no resista Cataluña" (pág. 258). - La comicidad, basada en los diálogos frescos y espontáneos, es muy importante desaparece en buena medida en la versión cinematográfica- y, a pesar de su carácter esencialmente verbal, se genera por la situación dramática en la que se encuentran los personajes - recursos tradicionales como la ridícula utilización por parte de Paulino del italiano supuestamente aprendido en el conservatorio - humor negro e ironía como el episodio de García Lorca y la poesía dedicada a Carmela (véanse páginas 214-215) - también hay humor negro en los celos que Paulino muestra ante las referencias al fantasma del miliciano asturiano (véase, por ejemplo, página 195) - más sonrisa patética que vulgar carcajada. - La comicidad se mezcla con elementos muy distintos. La heterogeneidad es una constante que se desarrolla a distintos niveles en esta obra: lingüístico, estructural, temático, de caracterización, etc. - Heterogeneidad explícita, por ejemplo, en el espectáculo que Paulino y Carmela se ven obligados a representar, la "velada", donde hay una mezcla de cultura oficial y cultura popular. - El Epílogo constituye una vigorosa reivindicación por parte del dramaturgo de la memoria como atributo de la dignidad: - Sanchis Sinisterra: "Yo hablo de las dos muertes: hay una primera que es lo que llamamos así, muerte, y hay una segunda que es para mí el tema fundamental de la obra, que es el olvido. La segunda muerte de los muertos es el olvido. La obra tiende justamente a apelar a la memoria del público, a la memoria histórica, a la memoria subjetiva. Y de alguna manera, por eso, Carmela es portadora de esa especie de fragilidad de los muertos, que si no son recordados se van borrando, se van desmaterializando". - la lucha contra el olvido también está presente en las otras dos obras de la trilogía - cfr. Su tratamiento cinematográfico por Azcona y Saura. 151 - Según Manuel Aznar, ¡Ay, Carmela! "es una crónica sentimental, emotiva y entrañable, de la memoria republicana y un cálido homenaje a la dignidad artística, a la sensibilidad humana y a la calidad moral de la conciencia colectiva antifascista. ¡Ay, Carmela! es sin duda, aquí y ahora, una obra de teatro político, un concepto que en Sanchis Sinisterra nada tiene que ver con el sectarismo político ni con el panfletarismo ideológico, sino con el estímulo brechtiano de mostrar, a través de la vulgaridad de Paulino y Carmela, la complejidad de la condición humana, capaz de situaciones límite tanto del heroísmo como de la abyección". - Sanchis Sinisterra sigue defendiendo, todavía en 1996, un teatro político con indudable carga polémica por encima, y casi en contra, de las tendencias dominantes (véase El cerco de Leningrado) - esta postura incómoda es particularmente apreciable, y sorprendente, por su coherencia y calidad en un autor que ya ha conocido el éxito, hasta cierto punto, popular. - Tema a desarrollar: - La recuperación de la memoria histórica, colectiva y personal, como medio para alcanzar una supervivencia digna - explica como esta propuesta se concreta en la relación que mantienen, en vida y tras la muerte, Paulino y Carmela. - Explica las principales diferencias entre la versión cinematográfica dirigida por Carlos Saura con guión de Rafael Azcona y la obra teatral. - Bibliografía: - Véase una amplia bibliografía en la edición realizada por Manuel Aznar (Madrid, Cátedra, 1991); se puede completar con la bibliografía de la edición de la Trilogía americana preparada por Virtudes Serrano (Madrid, Cátedra, 1996). 152