¿Por qué debemos prepararnos teológicamente? Porque debe ser parte de nuestro desarrollo personal como cristianos. Este proceso de formación está implícito y explícito en todo el ministerio de Jesús con sus discípulos. Estuvo con ellos por tres o un poco más de tres años enseñándoles las verdades del reino de Dios, la ética y la misión del reino. Conforme pasa el tiempo debemos crecer en el conocimiento de Dios. “Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo he estado con vosotros, y todavía no me conoces, Felipe? (Juan 14:9). Algunos siempre están aprendiendo lo mismo, sin avanzar. "Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido…” (Heb. 5:12). c) Llamado al crecimiento personal. "Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante…” (Hebreos 6:1). Porque nuestro llamado es crecer para enseñar a otros. Compartir nuestra fe e instruir a otros que vienen detrás de nosotros en la fe no es una opción: es un componente inseparable de nuestra vocación. Pablo a los filipenses: “Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz será con vosotros” Filipenses 4:9. Nuevamente: “Debiendo ser maestros, después de tanto tiempo…” (Hebreos 5:12). Id y haced discípulos… enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 19a-20a) Porque debemos estar preparados para responder a las preguntas de esta y las siguientes generaciones. Los cristianos tienen que mantenerse actualizados (upgraded) con las preguntas de esta generación. Frecuentemente estamos respondiendo a las preguntas que se hizo la generación anterior, pero no las que tienen los jóvenes de hoy. Por eso la iglesia parece a menudo tan irrevelante (old fashioned). La gente busca respuestas a las preguntas de hoy. Pedro: “y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3:15) Tenemos una responsabilidad de comunicar el evangelio generacionalmente. “David sirvió a Dios en su propia generación” (Hechos 13:36). Esta preparación no consiste solo en estar informados, sino en tener conocimiento de Dios. Más que estar listos a debatir argumentos, lo que la gente quiere ver es cómo funciona nuestra fe en la vida diaria. Prepararnos teológicamente no tiene el objetivo de ser más listos e informados que los demás, sino tener mayor conocimiento de quién es Dios y cómo se relaciona con nosotros. “Porque el evangelio del reino de Dios no consiste en palabras sino en poder” (1 Cor. 4:19). Esto es, poder para ver vidas transformadas por el impacto de esa palabra aplicada. Un cristiano(a) que no tiene anhelo de crecer en el conocimiento de Dios es una contradicción al llamado de Dios. Él es quien pone ese deseo en nosotros como parte de nuestra vocación. Y esa preparación, curiosidad y anhelo debe estar con el discípulo de Cristo toda su vida.