“Obedezcan con docilidad a quienes los dirigen, porque ellos se desvelan por ustedes” (Heb 13,17) Homilía con ocasión de los ochenta años de Mons. Julio Melucci San Manuel, Parroquia Nuestra Señora de Fátima 12 de julio de 2011 Queridos hermanos y querido Mons. Julio Melucci: La feliz ocasión de celebrar los ochenta años de Mons. Mellucci, me brinda la oportunidad de hacerme presente como obispo por primera vez en esta comunidad, puesta bajo la advocación de Ntra. Sra. de Fátima. En cuanto obispo, vengo a honrar a un sacerdote reconocido y querido como figura fundamental en este pueblo. Como hermano en el sacerdocio, vengo a compartir con un presbítero la alegría de la elección divina por la cual ha estado puesto a la cabeza de esta comunidad creyente, como otro Cristo que ha enseñado, santificado y gobernado en su nombre. Como miembro del pueblo de Dios, vengo a dar gracias junto con todo el pueblo de San Manuel, por este caso excepcional de trayectoria tan fecunda y prolongada por más de cincuenta años, en una comunidad que se confunde con los habitantes de este pueblo y sus alrededores. Este pueblo le reconoce su paternidad que se impone sin necesidad de discurso, y por eso lo honra sin fatiga y como por necesidad de justicia. Otros lo conocen en la experiencia directa y dan testimonio de sus obras y de su admirable trayectoria. Admirable en su sencillez y jovialidad, en su discreción y simplicidad, como todo lo que lleva el sello de Dios. Yo lo conozco de oídas, pues sólo pude conocerlo y saludarlo una sola vez, hace unos años atrás en el Seminario de La Plata, con ocasión de celebrar sus bodas de oro sacerdotales. Y más recientemente en mi toma de posesión en la catedral de Mar del Plata. Pero a falta de conocimiento más personal, me apoyo en el testimonio fidedigno de muchos otros que sí lo han conocido y tratado. Me animo a decir que me apoyo en el testimonio unánime de la Iglesia marplatense, que hace un tiempo redactó sobre usted, querido Monseñor, unas líneas con ocasión de la recepción del merecido “Premio Divino Maestro” otorgado por el Consudec. El Padre Julio Melucci nació en la ciudad de Balcarce el 12 de julio de 1931. Cursó sus estudios en el Seminario Mayor de la ciudad de La Plata. A los 29 años, por pedido de Monseñor Rau, se hace cargo de este pueblo de San Manuel donde inmediatamente se abocó a la construcción de la Capilla "Nuestra Señora de Fátima". Tras largos años de fecunda actividad, el 6 de mayo de 1993, el Santo Padre Juan Pablo II, lo honró con el nombramiento pontificio de Capellán de Su Santidad. A este reconocimiento papal, correspondía desde hacía tiempo el reconocimiento de su feligresía y de la diócesis toda hasta el día de hoy. Sabemos que su actividad no se restringió al interior del templo por él construido. Todos conocen que Mons. Melucci salió al encuentro de la gente y fue el mejor conocedor de sus ovejas. Resulta difícil describir el trabajo educativo, pastoral, comunitario que este Sacerdote ha realizado a lo largo de cincuenta y un años en este pueblo donde todos sus habitantes se conocen y que cuenta con 1900 km2 de zona rural. A los pocos años consideró la posibilidad de crear una escuela de enseñanza media para que no emigraran los jóvenes del pueblo. Ello permitió, con el correr del tiempo, que jóvenes de San Manuel cursaran los estudios universitarios y regresaran para ejercer su profesión. Docentes, médicos, dentistas, abogados, han sido hijos de este pueblo. Mensualmente ha visitado la zona rural en la que abrió numerosos centros de formación para niños y jóvenes desarrollando, también, una intensa pastoral familiar. Preocupado por el bienestar de sus pobladores llevó a cabo diversas gestiones que le permitieron conseguir el asfalto desde la ruta 227 hasta el pueblo. Lo mismo sucedió con la instalación de la luz eléctrica, agua potable y teléfono. Construyó un gimnasio y realizó las gestiones que le permitieron instalar un Centro de Educación Física que, en forma totalmente gratuita, brinda sus servicios a niños, jóvenes y adultos. La escuela cuenta con los tres niveles de enseñanza, Jardín, Primaria y Media, y fue por muchos años única escuela en la zona. Los servicios son totalmente gratuitos. Decía el Santo Cura de Ars que “el sacerdocio es el amor del Corazón de Jesús”. Toda esta población está aquí reunida para dar testimonio de que a través de sus obras, se ha transparentado ese amor del Señor por su pueblo. Todos hablan de su sencillez, de su entrega, de su preocupación, servicio y caridad que lo caracterizan. Todos conocen su vida exterior. Pero su vida interior es un misterio mayor que su propia conciencia. Me complazco en volver a San Juan María Vianney: “¡Oh, el sacerdote es algo grande! No, no se sabrá lo que es, sino en el cielo. Si lo entendiéramos en la tierra, moriría uno, no de espanto, sino de amor”. Y admirado del oficio de santificar a los fieles mediante la gracia de los sacramentos decía: “Si desapareciese el sacramento del Orden, no tendríamos al Señor. ¿Quién lo ha puesto en el sagrario? El sacerdote. ¿Quién ha recibido 2 vuestra alma apenas nacidos? El sacerdote. ¿Quién la nutre para que pueda terminar su peregrinación? El sacerdote. ¿Quién la preparará para comparecer ante Dios, lavándola por última vez en la sangre de Jesucristo? El sacerdote, siempre el sacerdote. Y si esta alma llegase a morir [a causa del pecado], ¿quién la resucitará y le dará el descanso y la paz? También el sacerdote... ¡Después de Dios, el sacerdote lo es todo!... Él mismo sólo lo entenderá en el cielo”. Querido Padre, junto con usted damos gracias a Dios por el don inestimable de la vida y del sacerdocio. Con su característica sencillez, usted mismo me ha pedido que presidiera esta Misa y que también predicara, alegando que no sabría decir nada sobre usted mismo. ¡Deje, querido Padre, que otros digamos sobre usted! Su vida es su palabra. Y yo vine esta tarde para honrar a Jesucristo por su ministerio y glorificar a Dios por su vida. Concluyo pronunciando con afecto la clásica expresión latina: ad multos annos. Mons. Melucci: ¡Por muchos años más! + ANTONIO MARINO Obispo de Mar del Plata 3