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REPÚBLICA ARGENTINA
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
REUNIÓN DE LA COMISIÓN BICAMERAL PERMANENTE DE TRÁMITE
LEGISLATIVO
Salón “Arturo U. Illia” — H. Senado de la Nación
23 de septiembre de 2008
Presidencia de la señora diputada Conti
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Reunión de la Comisión Bicameral Permanente
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— En el Salón Arturo Umberto Illia del H. Senado de la Nación,
a las 16 y 20 del martes 23 de septiembre de 2008:
Sra. Presidenta (Conti). — Como tenemos quórum reglamentario, si estamos todos de
acuerdo, podemos empezar a trabajar con el único punto del día: el decreto de necesidad
y urgencia por el que se ampliaría el presupuesto del año anterior. Hay una nota,
presentada por el diputado (mandato cumplido) Mario Cafiero, que enriquecerá nuestro
pensamiento y nuestro debate. Se la está haciendo fotocopiar para hacerla circular.
En nombre del bloque al que represento, le voy a dar la palabra al doctor Landau
para que haga las veces de miembro informante de nuestra postura, respecto del tema.
Sr. diputado Landau. — Hoy consideraremos este decreto de necesidad y urgencia.
La primera observación es que, efectivamente, cumple con los requisitos formales del
acuerdo de ministros; ha sido refrendado por el jefe de Gabinete y fue emitido en el
término que prescribe la Constitución Nacional y la ley reglamentaria. Éstos han sido
los requisitos formales. Entonces, corresponde que analicemos si aquí se cumplen las
circunstancias excepcionales que la Constitución Nacional exige para su aprobación.
Por consiguiente, mi primera reflexión es que se trata de una modificación
excepcional al Presupuesto. El Presupuesto de 2008 fue oportunamente aprobado por
este Congreso de la Nación, por ambas cámaras, y actualmente está en vigencia. Y,
reitero, si está en vigencia es porque fue aprobado por este Congreso el año pasado,
luego de intensos debates, para que sea cumplido a lo largo de 2008 por el gobierno
electo en octubre de 2007. En consecuencia, se propuso un programa extendido de
gobierno —extendido a un año— que es el Presupuesto que, a lo largo de 2008, fue
desarrollado por el actual gobierno.
Cuando se llega al promedio de ejecución de un presupuesto, existe una oficina
de Presupuesto en el ámbito del Poder Ejecutivo, donde se analiza el sobre
cumplimiento, la sobre ejecución o la subejecución de partidas. En este caso, es una
tarea que comienza promediando la ejecución, para poder advertir el cierre del ejercicio
de manera balanceada y que cada uno de los créditos presupuestarios puedan imputarse
efectivamente a los fines para los que fueron votados oportunamente.
En esta situación comienza, también, la elaboración del nuevo Presupuesto, para
el siguiente año, para 2009, que es el que ingresara días atrás a este Congreso y del que
nosotros vamos a tomar conocimiento. Pero, entre tanto, van surgiendo cuestiones que,
en el momento de aprobarse el Presupuesto de 2008, es decir, el del año anterior, no
estaban previstas. Son situaciones que siempre se van planteando, en cualquier gestión
de gobierno. En ese sentido, ya hemos tomado conocimiento del rescate de Aerolíneas
Argentinas, de la creación de una agencia destinada a la emergencia en accidentes
viales, situaciones que naturalmente fueron previstos el año anterior cuando el
Presupuesto 2008 estaba en tratamiento.
Sucintamente cito estas dos cuestiones pero, en los fundamentos del envío por
parte del Ejecutivo, hay una profusa y precisa enumeración de los créditos que fueron
surgiendo a lo largo de 2008 y que han ido generando la necesidad de dictar este decreto
de necesidad y urgencia, para evitar que la gestión del gobierno nacional se vea
entorpecida o paralizada por la falta de créditos presupuestarios destinados a las
distintas áreas, sobre todo, a aquellas donde existe ya una sobre-ejecución.
Si, al mismo tiempo, nos encontramos con un incremento no previsto de
recursos, proveniente esencialmente de una eficaz gestión de recaudación y de un
incremento en el superávit del comercio exterior, evidentemente, estamos ante una
situación que requiere un ajuste. Esta es la motivación, y no otra, para el dictado de este
decreto de necesidad y urgencia que estamos tratando hoy.
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Dentro de los distintos capítulos, hay uno que reviste naturalmente una
significación superlativa: la política de “desendeudamiento” que el gobierno nacional
está ejerciendo desde su asunción pero, por sobre todas las cosas, como una continuidad
desde la situación que se planteó a partir del default de 2001-2002.
La pérdida del crédito internacional ocurrida entonces y que nos ha venido
acompañando durante estos años ha tenido algunos hitos significativos. El primero de
ellos tiene que ver con la efectiva reestructuración de la deuda a los tenedores
particulares, que también fue oportunamente intervenida por este Congreso; por otro
lado, la cancelación integral de la deuda con el Fondo Monetario Internacional y,
finalmente, el tercer hito es la cancelación de los servicios de la deuda existentes con el
llamado Club de Paris. Esto está tratado puntualmente en el artículo 16 de este decreto,
que remite específicamente al otro decreto, el que dio origen a este artículo 16.
Creo que es muy útil, para entender los motivos que llevaron a esta situación,
dar lectura al artículo 16, puntualmente, para entenderlo y así comprender el
funcionamiento de este instituto que vamos a tratar hoy.
El primer párrafo del artículo 16, efectivamente, hace una excepción al
diferimiento de pagos que el Presupuesto de 2008 había determinado. Si bien se había
previsto una partida en este sentido, en el Presupuesto, no se había previsto la
posibilidad de la cancelación completa de los servicios de esta deuda. En consecuencia,
el primer párrafo del artículo remite al decreto 1394/08, que es el que plantea la
cancelación de la deuda. Se la plantea en función de los términos de otra ley, la 23928,
que se refiere a la facultad de la Secretaría de Hacienda del Ministerio de Economía y
Producción de realizar operaciones de administración de pasivos, cualquiera sea el
instrumento que las exprese. Dice que estas operaciones podrán incluir la
reestructuración de la deuda pública en el marco de otra ley, la 24156, de
Administración Financiera y Sistemas de Control. Allí se refiere específicamente a la
compra, venta y/o canje de instrumentos financieros, tales como bonos o acciones, pases
de monedas, tasas de interés o títulos, compra y venta de opciones sobre instrumentos
financieros y cualquier otra transacción financiera habitual en los mercados de
productos derivados.
En el segundo párrafo de este artículo, se determina que un organismo del
Estado nacional, el órgano responsable de la coordinación de los sistemas de
administración financiera, emitirá un título público negociable por hasta la suma
correspondiente a la aplicación dispuesta por el artículo 2º del citado decreto, en las
condiciones que defina, para su adquisición, el Banco Central de la República
Argentina, que podrá contabilizarlo a su valor técnico. ¿A qué se refiere este segundo
párrafo? Atiende a que el Estado nacional tenga la capacidad de emitir un bono que
pueda ser asentado en los registros del Banco Central a un valor nominal que, en
definitiva, será un valor efectivo cuando se produzca la cancelación efectiva, es decir,
cuando se puedan determinar exactamente los montos a los que se va a terminar
cerrando la operación.
En atención a que se trata de un grupo de estados soberanos agrupados en esta
institución, que tienen naturalmente una voluntad común elaborada por ellos frente a los
deudores —en este caso, la República Argentina—, se determinará cuáles son los
montos que van a resultar de cada una de las acreencias unilaterales que cada uno de
esos estados tiene.
Termina este tercer párrafo diciendo que esa operación, encuadrada en los
términos del artículo 44 de la Ley 11672, Complementaria Permanente de Presupuesto,
quedará exceptuada de la limitación que contempla el inciso a) del artículo 19 de la
Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina.
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El artículo 19 dice, en su inciso a), que queda prohibido al Banco Central,
conceder préstamos al gobierno nacional, a los bancos, provincias y municipalidades.
Después, refiere al artículo posterior, que naturalmente es el artículo 20, al que voy a
dar lectura para, después, extenderme un instante sobre este tema. Este artículo dice que
el banco podrá hacer adelantos transitorios al gobierno nacional hasta una cantidad
equivalente al 12 por ciento de la base monetaria, constituida por la circulación
monetaria más los depósitos a la vista de las entidades financieras en el Banco Central
de la República Argentina, en cuenta corriente o en cuentas especiales. Podrá, además,
otorgar adelantos hasta una cantidad que no supere el 10 por ciento de los recursos en
efectivo que el gobierno nacional haya obtenido en los últimos doce meses. En ningún
momento el monto de adelantos transitorios otorgados, excluidos aquellos que se
destinen exclusivamente al pago de obligaciones con los organismos multilaterales de
crédito, podrá exceder el 12 por ciento de la base monetaria, tal cual se la define más
arriba. Todos los adelantos concedidos en el marco de este artículo deberán ser
reembolsados dentro de los doce meses de efectuados. Si cualquiera de estos adelantos
quedase impago después de vencido aquel plazo, no podrá volver a usarse esta facultad
hasta que las cantidades adeudadas hayan sido reintegradas. Este último párrafo se
refiere a mantener la caución que tiene el Banco Central, a través de sus reservas y de
los depósitos a la vista de las entidades bancarias, sobre el total de la base monetaria, y
lo que se permite es la cancelación de deudas con organismos multilaterales de crédito
hasta las reservas de libre disponibilidad. En realidad, el decreto al cual nos estamos
refiriendo, que es el decreto emitido por el Ejecutivo con relación a la cancelación de la
deuda con el Club de París, apunta esencialmente a las reservas de libre disponibilidad,
de forma tal que no se vea afectada la caución que existe sobre el circulante, sobre la
masa monetaria.
Lo que quiero terminar de decir, para plantear nuestro voto favorable, en este
sentido, apunta esencialmente a que esta situación, efectivamente, no estaba prevista el
año pasado, cuando se aprobó el Presupuesto del año 2008. Es una situación que se
genera en la vida argentina y que el propio gobierno termina de saldar para lograr que se
restaure el crédito internacional de la República Argentina.
Entonces, teniendo en cuenta la situación de default en la que nos encontrábamos a fines
de 2001 y en 2002, que nos vimos acompañando paulatinamente en distintas etapas
posteriores, es en definitiva la política que ha ido llevando el actual gobierno —como
continuidad de la gestión anterior— la que ha permitido que vaya mejorando el crédito
internacional en la Argentina, que tiendan a normalizarse las relaciones financieras y
bancarias internacionales y que nuestro país pueda acceder al crédito. Si a esto se le
suma el anuncio hecho por la señora presidente ayer, completaríamos una situación de
efectiva normalización en la vida externa de la República Argentina.
Yo creo que el conocimiento que el Congreso hace de este decreto no puede
seguir otro camino que el de su aprobación, toda vez que se trata de situaciones de
carácter excepcional, tanto la del Club de París como los demás incrementos enunciados
en los considerandos, que se fueron dando en las distintas partidas, que nos permiten
terminar la gestión del gobierno nacional sin que se produzca ningún tipo de parálisis en
alguno de los servicios que se prestan y que permiten, además, atender a las demandas
que la comunidad genera sobre el Estado. En definitiva, la no aprobación de este decreto
generaría una parálisis en distintas áreas del gobierno al impedírsele acreditar los
créditos presupuestarios y no poder cerrar el ejercicio 2008 de manera adecuada.
Señora presidenta: por esas razones, creo que debiera ser aprobado por esta
Comisión.
Sra. Presidenta. — Muchas gracias, señor diputado Landau.
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Tiene la palabra el señor senador Sanz.
Sr. senador Sanz. — Gracias, presidenta.
Una primera reflexión tiene que ver con lo procedimental y roza la naturaleza
jurídica de los DNU en una discusión que nos hemos dado en el Congreso cuando
sancionamos la ley que reglamenta esta Comisión y los decretos de necesidad y
urgencia.
Este no es un DNU común ni un decreto que involucre una legislación común.
Es un decreto de necesidad y urgencia de impacto presupuestario que tiene que ver con
una modificación del presupuesto. Más allá de las consideraciones que luego haremos al
respecto, estamos acá tratando una herramienta institucional que reemplaza a una ley
del Congreso. Si, en lugar de un DNU, esto hubiera sido un proyecto de ley que enviara
el Poder Ejecutivo, no hubiéramos podido soslayar, tanto en la Cámara de Diputados
como en la Cámara de Senadores, en la discusión de la iniciativa —como no lo hacemos
en la mayoría de los proyectos importantes pero mucho menos en los presupuestarios—,
la presencia de funcionarios del Poder Ejecutivo que pudieran informarnos y
enriquecernos con documentación e información de aspectos que no son menores.
Este DNU tiene un componente estrictamente presupuestario, que son las
modificaciones a la Ley de Presupuesto votada —aquí, algo ha referido el miembro
informante del oficialismo— y, en verdad —reitero—, si esto fuera un proyecto de ley,
no me cabe ninguna duda de que, en las comisiones del Senado y de Diputados, el
oficialismo, incluso de oficio, hubiera traído a los funcionarios. Acá, hay mucho dinero
que se mueve en partidas de los distintos ministerios y, por lo menos a nosotros, nos
hubiera gustado mucho contar con la presencia de los funcionarios que integran áreas
que son directamente beneficiadas.
Nos hubiera gustado mucho tener a Ricardo Jaime, secretario de Transporte,
porque éste es un DNU que involucra muchos subsidios que maneja su área; a José
López, subsecretario de Obras Públicas; a Ricardo Echegaray, funcionario que está a
cargo de la ONCCA, porque también en este DNU se ve muy involucrada su
repartición; a Amado Boudou, de la ANSeS, porque también tiene que ver con el
sistema previsional, y especialmente —esto ya lo hago a título de pedido especial a la
Comisión, en la persona de la presidenta— a Martín Redrado, presidente del Banco
Central de la República Argentina. No podemos estar tratando esta cuestión, que tiene
una gravedad institucional que enseguida abordaremos, que de alguna manera se llevó
las tres cuartas partes de la presentación del miembro informante, y no tener acá ni
siquiera un mínimo informe del presidente del Banco Central de la República Argentina
sobre muchas cuestiones que tienen que ver con esto que estamos decidiendo.
Lo que estoy planteando no es una cuestión menor. Si el Poder Ejecutivo eligió,
como herramienta, un decreto de necesidad y urgencia —todos nosotros sabemos la
diferencia que existe, en cuanto a los procedimientos parlamentarios, entre un decreto
de necesidad y urgencia y un proyecto de ley—, por lo menos en esta Comisión
agotemos las instancias para salvar esa brecha que existe entre el tratamiento de un
DNU y el de una ley. Este no es un DNU común y corriente. Yo estoy en esta Comisión
desde el primer día, y es la primera vez que nosotros solicitamos la presencia de
funcionarios. Obviamente, en otros DNU no los hemos requerido porque nos adaptamos
a las reglas de juego, más allá de las diferencias de criterio que tuviéramos con el
oficialismo.
Presidenta y demás miembros de la Comisión: tratar, hoy, un decreto de
necesidad y urgencia que modifica, en el 22 por ciento, el Presupuesto del año en curso
e incorpora una modificación de la Carta Orgánica del Banco Central para prestar
conformidad con una disponibilidad de reservas de más de 6.000 millones de dólares, y
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no tener a los funcionarios, de un lado, ni al presidente del Banco Central, nos parece
que desnaturaliza no solamente lo que, a juicio de nuestra bancada, siempre fue el
tratamiento de los DNU, sino el propio trámite parlamentario. Por lo tanto, en tren de
elegir a qué funcionarios requerir, me quedo por lo menos con el presidente del Banco
Central y así lo dejo expresamente solicitado.
Para el caso en que hoy se agote, en el seno de la Comisión, el tratamiento,
intentaremos abordarlo. También, a manera de reflexión, digo que el abordar este
decreto de necesidad y urgencia hoy supone admitir una claudicación institucional de
este gobierno. Nosotros aplaudimos, apoyamos y acompañamos la decisión —incluso,
manifestada públicamente— de la conducción del gobierno desde el 10 de diciembre de
2007 de gobernar sin hacer uso y abuso —como había ocurrido no solamente en el
gobierno anterior, sino en todos los anteriores— de esta herramienta excepcional que
marca el inciso tercero del artículo 99. En estos ocho o nueve meses de gobierno lo
hemos acompañado hasta públicamente. Y, personalmente, cuando tuve alguna noticia
de que en el ámbito del Ministerio de Economía se estaba dando la discusión de si esto
que hoy estamos tratando tenía que venir como proyecto de ley o DNU, hicimos una
presentación pública en una conferencia de prensa donde exhortamos al gobierno a no
caer en el error de utilizar un DNU. Lamentablemente, no fuimos escuchados y hoy
estamos tratando esto, que caratulo como una claudicación institucional, porque nos
gustaba mucho más la posición firme del gobierno de no hacer uso de esta herramienta
que, a nuestro juicio, degrada la seguridad institucional.
Vuelvo a la gran diferencia que hemos tenido con el oficialismo; desde el mismo
momento del tratamiento de esta ley, nosotros seguimos considerando —y lo
seguiremos considerando toda la vida— que ésta es una herramienta excepcional, que
sólo le permite al Poder Ejecutivo reemplazar al Poder Legislativo en estrictas
condiciones de necesidad y de urgencia que, obviamente —adelanto—, no se dan, de
ninguna manera, en este particular decreto.
Hay dos tipos de restricciones, en la Constitución Nacional, para el dictado de
estos decretos. La primera restricción es la material, por orden de la materia. No está
mal recordarlo, más allá de que todos lo sepamos, es materia tributaria, penal, electoral
y de régimen de partidos políticos. La segunda restricción es la oportunidad.
Yo no estoy de acuerdo y tampoco compartimos, desde nuestro sector, el análisis
de la oportunidad que ha hecho el miembro informante. No había necesidad, y no la
hay, de resolver estas cuestiones, que evidentemente había que resolver, por vía de un
decreto de necesidad y urgencia. El Congreso de la Nación está funcionando a pleno, a
full. Nuestra presencia, aquí, así lo indica pero, además, lo que ocurre en estos días, en
la Cámara de Diputados y en la Cámara de Senadores, hace que no haya ninguna razón
para dejar de utilizar el mecanismo institucional del proyecto de ley. Pero, además, no
hay ninguna razón de urgencia extrema en los hechos, en la práctica. La incorporación
al Presupuesto de un excedente de recaudación, y su distribución en las distintas
partidas, es un hecho normal, que se transforma en anormal, en la Argentina, desde que
se ha usado la picardía —por decirlo así— de subestimar los recursos y, luego, durante
el año, utilizarlos como se ha hecho en los últimos cuatro o cinco años. Pero aun así,
con la picardía de la subestimación de los recursos, tampoco hay ninguna urgencia ni
necesidad institucional, porque todo lo que este DNU contiene de distribución de
recursos excedentes en las distintas partidas se puede hacer tranquilamente mediante el
paso legislativo de un proyecto iniciado en la Cámara de Diputados que, luego, pase a la
Cámara de Senadores, como revisora. No hay ningún obstáculo para esto, salvo que
alguien pueda decir que la asfixia o el ahogo de alguna partida de gestión pueda
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ameritar esta urgencia. Esto también puede ser previsto. Esto forma parte de la
capacidad de gestión. Esto forma parte de la previsibilidad de la gestión.
He escuchado, informalmente, no por boca del miembro informante sino por un
funcionario, que CAMMESA se había quedado sin plata para subsidiar a los operadores
privados de la energía o que alguna otra área de Transporte también se había quedado
sin plata para el subsidio. Y hay, también, otras situaciones como, por ejemplo, la que
se vivió el otro día, cuando atentaron contra unos trenes. Pero ninguna, reitero, ninguna
de las razones que, de modo formal o informal, se han planteado son valederas y
suficientes para impedir que esto sea tratado por una ley.
Creo, más bien —y esto es una opinión subjetiva y debatible— que, así como en
años anteriores el abuso en el dictado de decretos de necesidad y urgencia formaba parte
de un estilo del gobierno, una marca indeleble, casi un sello —porque tampoco había ni
necesidades ni urgencias y, sin embargo, se dictaban decretos prácticamente en forma
semanal o mensual, y había una decisión política de gobernar con esos decretos—, hoy,
es probable que el sello no sea ya la decisión de aparecer haciendo uso del poder, sino la
necesidad política de que esto no pase por la discusión en la Cámara de Diputados y en
la de Senadores porque —temo—, dentro de las filas del oficialismo, hay muchas cosas
de este decreto que no sé si se votarían en contra pero, por lo menos, se les pediría
explicaciones a los funcionarios y habría muchísima discusión. En este sentido, me
refiero al corazón del tema presupuestario propiamente dicho, es decir, todo el dinero
que va en subsidios al manejo del Ministerio de Planificación y, concretamente, a la
Secretaría de Transporte, en manos de Ricardo Jaime.
Pero sigo con el tema de las restricciones. He hablado de las restricciones
materiales y de la oportunidad, pero hay una restricción que no está escrita, que tiene
que tomarse en cuenta porque viola, a mi juicio, la relación entre el Poder Ejecutivo y el
Poder Legislativo. Viola y afecta el principio de división de responsabilidades entre el
Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, cuando el Poder Ejecutivo se arroga facultades
presupuestarias que le pertenecen en exclusividad al Congreso de la Nación. Y me
parece que ésta es una de esas cuestiones.
No me cabe duda de que sólo por un proyecto de ley, y no por un DNU, nosotros
tenemos que deslindar esas responsabilidades, afectando en un 22 por ciento al
Presupuesto de la Nación.
Las tareas de gobierno, en materia presupuestaria —esto, uno, lo anota de la
teoría institucional, que siempre nos acompaña, de la buena doctrina constitucional—,
se reparten entre el Poder Ejecutivo y Poder Legislativo, de acuerdo con las funciones
asignadas por la Constitución y algunas leyes especiales. En este caso, la Ley de
Administración Financiera, incluso después de la modificación de aquel famoso artículo
37, que quedó para la historia, caratulado como la instauración de los superpoderes,
modificó las competencias del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo y dejó en manos
del Congreso —solamente en nuestras manos, después de la discusión de los
superpoderes— la determinación del monto total del gasto y del endeudamiento.
Un decreto de necesidad y urgencia como éste, cuando modifica los montos
fijados por el Presupuesto, altera totalmente la división de competencias entre los dos
poderes. Esto no está escrito en el artículo 99, inciso tercero, como una restricción
constitucional, pero es una restricción legal, proviene de la Ley de Administración
Financiera, y nosotros la queremos hacer valer esta tarde, entre muchos otros
argumentos, para oponernos a este decreto de necesidad y urgencia.
Hay mucho que decir respecto de la distribución, para el análisis técnico de la
cuestión presupuestaria en sí, lo vamos a reservar para el debate legislativo en los
plenarios. Pero nos llama la atención que, precisamente las cosas que el Ejecutivo trata
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de soslayar del debate parlamentario —y vuelvo sobre algo que dije hace un rato—,
tengan que ver con las partidas del Ministerio de Planificación.
Si hacemos un análisis del ejercicio del artículo 37 de la Ley de Administración
Financiera —los famosos superpoderes— en lo que va del año, nos encontramos con
que el 80 por ciento de las decisiones administrativas del jefe de Gabinete tuvieron que
ver con extraer recursos de partidas que nosotros llamamos vulnerables, como el fondo
de desarrollo de las provincias y los beneficiarios de programas sociales, para
trasladarlas a este área del gobierno que siempre está sospechada de irregularidades.
En realidad, a esta altura, ya no vale solamente que hable, desde la oposición, al
voleo o que queden en el vacío las irregularidades. Algunos de nosotros tenemos
denuncias penales contra los funcionarios, por lo tanto lo que decimos, acá, lo
respaldamos —dicho vulgarmente— “con nuestro propio cuero”, en la justicia penal.
Pero también la Auditoría General de la Nación está sacando permanentemente
dictámenes vinculados a las irregularidades que encuentra en la Secretaría de Transporte
y en todas estas cuestiones de subsidios.
Entonces, en este DNU, otra vez, se repite la situación de que el gran
beneficiario es el Ministerio de Planificación, no para obras, sino para subsidios. Y
ahora aparece un nuevo integrante de esta cadena de beneficiarios, la ONCCA, que
también se ha transformado en un ámbito del gobierno que maneja mucho dinero.
Pero pasemos a la cuestión del artículo 16, que es la modificación de la Carta
Orgánica del Banco Central.
Confieso que vine a esta reunión con algunos pocos apuntes. Pero, apenas
llegué, me encontré con el diputado (mandato cumplido) Mario Cafiero, que traía al
seno de esta Comisión una nota dirigida a la presidenta, de la cual no sé si todos
tenemos copia. La verdad es que, luego de darle una rapidísima lectura —por lo poco
que me ha permitido este rato—, creo que todo lo que yo pude haber traído anotado, en
cuanto a objeciones respecto de esta cuestión, ha quedado muy corto por la profundidad
del trabajo que ha hecho el ingeniero Cafiero. El ex diputado, además de haber sido
parlamentario, en los últimos tiempos, con un compañero de ruta, Javier Llorens, está
haciendo investigaciones institucionales, que no sé si en esta época presente tienen
demasiada potencia —por decirlo así— en términos de llegada a la sociedad, pero estoy
absolutamente seguro de que muchas de esas investigaciones van a dejar mucha tela
para cortar y hablar en los próximos tiempos. Una de ellas —no solamente ésta— tiene
que ver con una comisión investigadora que ha creado este Parlamento, que es la de las
liquidaciones famosas de las cerealeras.
Releyendo esta nota y comparándola con las cosas que yo traía anotadas,
concluimos que estamos de acuerdo con este trabajo —seguramente también con
algunas otras opiniones— en que, aquí, el Poder Ejecutivo ha cometido un exceso
imperdonable. Ya no se trata solamente de utilizar un DNU para modificar la Carta
Orgánica del Banco Central, cosa que en cualquier país serio del mundo se haría por una
ley del Congreso y con suficiente debate. Aquí, ha habido interpretación jurídica
incorrecta, ha habido una señal político-institucional incorrecta y, lo que mucho me
temo, inclusive hay una tergiversación de los propios números del Banco Central. De
esto último, yo traía apenas un título vinculado con las reservas de libre disponibilidad,
pero el ingeniero Mario Cafiero ha hecho una suerte de balance con un cuadro de
posición del Banco Central al 31 de agosto de 2008. Esto es, precisamente, lo que
hubiéramos querido preguntarle al licenciado Redrado: si estamos frente a un caso de
reserva de libre disponibilidad o si, por el contrario, como muchos creemos, el Banco
Central no está en condiciones técnicas de hacer uso o de prestar el dinero que este
DNU le está obligando a prestar al Tesoro Nacional.
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Haré, a continuación, una reflexión respecto de la interpretación jurídica
incorrecta. El decreto de necesidad y urgencia interpreta la solución a la deuda con el
Club de París como un canje entre la deuda que tenemos con los países acreedores —me
lo ha explicado, recién, el diputado Landau— y un nuevo título, que será emitido en
virtud de este nuevo decreto. En ese sentido, en este caso correctamente, lo clasifica
dentro de los alcances del artículo 44 de la Ley Complementaria Permanente de
Presupuesto, es decir, como una mera administración de pasivos de la Secretaría de
Hacienda que, obviamente, no requiere autorización del Congreso. En ese ámbito de la
Secretaría de Hacienda es, evidentemente, un canje de deuda, la deuda con el Club de
París por la emisión de un nuevo título. Hasta ahí, es correcto. Lo ilegítimo es la
interpretación posterior. Porque ese canje de deuda es lo que sirve de basamento para
encontrarle justificación a la excepción a las limitaciones del artículo 19 de la Carta
Orgánica del Banco Central, que impide concreta y taxativamente financiar al Tesoro
Nacional. Esto es ilegítimo porque ya no es un canje dentro de la Secretaría de
Hacienda. El canje de un pasivo del Tesoro por otro no implica que el Banco Central de
la República Argentina deba asumir un nuevo pasivo, a saber: el título que vamos a
emitir, luego de aprobado este decreto de necesidad y urgencia.
Lo que se está buscando es atenuar el efecto del préstamo del Banco Central al
Tesoro, haciéndolo parecer un mero canje de pasivos existentes e intentando que se
consideren ambas jurisdicciones como formando parte de la misma unidad. Pero, en
verdad —aquí está el meollo de la cosa—, el Banco Central y el Tesoro son dos
entidades jurídicas distintas. El canje de reservas por un título público, para el Banco
Central de la República Argentina, no es un mero canje, sino un endeudamiento liso y
llano. Para el Banco Central, esta operación supone canjear sus activos. Está entregando
deuda de la Reserva Federal de los Estados Unidos —las reservas, propiamente
dichas— por deuda del Tesoro Nacional argentino, que es el nuevo título.
Conclusión: ese canje de deuda del Tesoro no lo habilita a endeudar al Banco
Central, y como consecuencia de ese canje, pues ese endeudamiento no es un canje
entre el Tesoro y el Banco Central. Aunque parezca un juego de palabras, por lo menos
en la versión taquigráfica va a quedar claro que estamos hablando de personas jurídicas
distintas y que lo que vale como canje dentro del gobierno no vale, como tal, para el
Banco Central. Por lo tanto, acá, hay una incorrecta interpretación jurídica. Nosotros no
podríamos avalar esto de ninguna manera.
También creo, para finalizar, que hay una incorrecta apreciación política. Ya
dijimos, hace un rato, que no encontrábamos razones de ninguna urgencia para las
cuestiones presupuestarias. Tampoco las hay, más allá de lo que aquí ha dicho el
miembro informante, para incluir en un DNU semejantes cuestiones como la reforma de
la Carta Orgánica del Banco Central y el pago al Club de París.
Creo que los hechos lo están demostrando, desde el anuncio de la presidenta
hasta hoy, no hay ningún acto útil, concreto o determinado que nos haga pensar que
aquí hay una urgencia en arreglar una situación que: primero, de no haberse utilizado un
mecanismo mediático como el que se utilizó para generar un impacto positivo —que
luego se diluyó con el correr de los días—, esto debería haberse hecho hace bastante
tiempo y no a través de las reservas del Banco Central; segundo, no hay —reitero—
ninguna cuestión práctica, desde el anuncio hasta el día de hoy, que haga presumir que
hacía falta un DNU para salir al cruce de lo que, evidentemente, va a demorar un
montón de tiempo porque, inclusive hasta el día de hoy, reconocido por el propio
oficialismo, no hay ni siquiera una determinación de cuál es la deuda a pagar y cuáles
son los acreedores que están dispuestos a ingresar en esta operación.
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Finalmente, tampoco es una buena señal institucional para nadie, para los de
adentro ni para los de afuera, modificar la Carta Orgánica del Banco Central. Ya no
tanto por el DNU; eso es muy malo, pero ya no voy a volver sobre esa cuestión.
Modificar la Carta Orgánica del Banco Central para prestarle dinero al Tesoro no es
bueno. Cuando se efectuó el pago al Fondo Monetario, hablamos de las reservas de libre
disponibilidad, cosa que no era buena en aquel momento porque nunca fijamos el
criterio de cuáles eran las reservas de libre disponibilidad.
En el trabajo de Mario Cafiero, hay todo un desarrollo de la discusión de las
reservas de libre disponibilidad, si son solamente las que protegen la base monetaria o
si, también, son las deudas, y cómo juega esto con el balance actual del Banco Central.
Hoy, volvemos sobre la cuestión e incluimos algo que, luego, vamos a tener que tratar a
fin de año, cuando consideremos el Presupuesto: además de pagarle a los organismos
multilaterales de crédito, ahora, estamos abriendo la puerta de las obligaciones en
moneda extranjera, evidentemente, por esta decisión que ha anunciado ayer la
presidenta desde la asamblea de las Naciones Unidas.
Creo que estas cosas merecen un margen de reflexión cuando se trata de las
reservas o de la Carta Orgánica del Banco Central. Y, por allí, la posibilidad de discutir,
con racionalidad y serenidad, un proyecto de ley, nos permitiría a todos hacer las cosas
que se quieren hacer, esto es cumplir con las deudas, tener refinanciaciones, enderezar
la marcha del país, tener un efecto de rédito político “marketinero” —por decirlo así—
para el gobierno, aunque esto les suene mal a algunos y, por otro lado, tener una señal
de seguridad jurídica, porque me parece que a veces no se puede comprar con la bolsa
de las reservas en la mano. La seguridad, el prestigio y la reputación se logran no con
plata sino con gestos permanentes en aras de la seguridad y de la calidad institucional.
Sra. Presidenta. — Muchas gracias, senador Sanz.
Tiene la palabra la señora diputada Rodríguez.
Sra. diputada Rodríguez. — Gracias, presidenta.
Adelanto el voto negativo a este decreto por considerarlo inconstitucional y por
tener carácter absoluta e insalvablemente nulo. En realidad, para no robar tiempo, sobre
todo para los compañeros diputados que me han escuchado varias veces, y dado lo que
el senador Sanz ya ha dicho, omitiré gran parte del análisis constitucional.
La mayoría de nosotros somos abogados. En la Facultad nos enseñaron que la
Ley de Presupuesto era la Ley de Leyes. La famosa Ley de Leyes termina
convirtiéndose en un DNU. Además, es estrictamente cierto lo que dice el senador,
cuando afirma que ésta es una facultad exclusiva del Congreso de la Nación y no
importa que no esté en el inciso tercero, del artículo 99, de la Constitución Nacional.
Esta es una materia que está en la zona de reserva de ley, y así lo dijeron la
jurisprudencia de la Corte Suprema de la Nación Argentina y la Constitución Nacional,
que prevé un trámite específico, que la Ley de Presupuesto tiene origen en la Cámara de
Diputados.
Acá, estamos compartiendo esta discusión senadores y diputados. Esto es
bastante anómalo para discutir un presupuesto. Por lo menos, es la primera vez que yo
lo veo. La Cámara de Diputados siempre ha sido la cámara de origen, y ese es el trámite
específico que prevé la Constitución. Cuando hay una ley específica, es ésta la que debe
aplicarse. Pero es muy obvio que se viola la división de poderes, y esto no se puede
hacer porque se violan las atribuciones del Congreso, que no hay necesidad ni urgencia,
y ni siquiera los considerandos del decreto expresan una fundamentación de la
necesidad y la urgencia. ¿Tenemos que suponer que los funcionarios del gobierno no
saben leer la Constitución? La presidenta es abogada y, al igual que yo, debe haber
escuchado que el Presupuesto es la Ley de Leyes.
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En realidad, esto es un DNU porque hay motivos solapados para que sea tratado
como tal. Nunca podría haber sido tratado como una ley de este Congreso de la Nación
Argentina. En primer lugar, uno de los propósitos que tiene este decreto es salvar de un
error jurídico-económico lo que fue el dictado del decreto 1394, por el que la presidenta
ordena cancelar el pago total de la deuda con el Club de París.
Ahora bien, ahí, hay una confusión absoluta. Cuando se cambia la Carta
Orgánica del Banco Central, se permite la utilización de la libre disponibilidad de
reservas dentro de ciertos límites para hacer frente a pagos de organismos financieros
internacionales, y el Club de París no lo es. Es más, vayan a la página del Ministerio de
Economía y observen que, en los balances, figura entre “otros organismos oficiales”.
Tenemos una cuenta que, en el balance, dice “organismos financieros internacionales”;
para ellos se considera que se pueden aplicar las reservas de libre disponibilidad, pero
para este caso no. Está absolutamente prohibido por la Carta Orgánica del Banco
Central. Ha salido, en los diarios, que los directores del Banco Central no se animaban a
firmar esto porque incurrían en responsabilidad personal. Además, incurren en otra
violación, ya que tampoco se puede modificar ningún tipo de leyes cuando se está
tratando la Ley de Presupuesto, y lo cierto es que este decreto lleva por título el de
modifícación del Presupuesto General de la Administración nacional y, por lo tanto, se
le aplican las mismas reglas. Y, mientras se trata el Presupuesto, no se puede modificar,
alterar, ni corregir ningún otro tipo de ley. Acá, se está modificando la Carta Orgánica
del Banco Central, y no se puede hacer. Esto es violatorio de la Ley de Administración
Financiera. Lo hacen para salvar este error, pero incurriendo en otro. Esto que decía el
miembro informante y esta cancelación de la que hablaba el senador, queriéndonos
hacer pasar canje por canje, simplemente es una frase.
El segundo o tercer párrafo del artículo 16 dice que, en tales términos, las
operaciones a que diere lugar el cumplimiento del decreto 1394, de fecha 2 de
septiembre de 2008, no serán contempladas en el cálculo del resultado financiero. Esto
se refiere al pago al Club de París y a la reserva del Banco Central, y quiere decir que se
emitirá un título, una deuda del Tesoro argentino, que el Banco Central lo tomará a
valor nominal. En los papeles, da igual.
Ahora bien, si este Congreso de la Nación dice que mi gata vale un millón de
dólares, mi gata no vale un millón de dólares porque no habrá nadie, en el mercado, que
quiera comprar mi gata a ese precio. Entonces, nosotros podemos poner lo que
queramos porque no se hará efectivo, si ese título realmente termina “defaulteado”.
Podemos suprimirlo; será una letra muerta.
Esto quería decirlo, en primer lugar, porque no es la única ley que se modifica.
Casualmente, en la Ley de Ministerios, también se modifican las facultades que tiene el
Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, justamente el
Ministerio que más sobre-ejecutó el Presupuesto. Cuando, acá, decían “nos falta plata”,
en realidad, habían sobre-ejecutado por encima de aquellos otros ministerios que
tendrían que atender los derechos de los grupos más vulnerables y necesitados. Sin
embargo, aquí se premia al ministerio que, para lo que va del Presupuesto al del 31 de
agosto, tiene el 79 por ciento de su presupuesto ejecutado. En cambio, por ejemplo, el
Ministerio de Desarrollo Social tiene el 66 por ciento; el Ministerio de Salud tiene el 55
por ciento. Como vemos, se observan disparidades y a quiénes van esas disparidades.
Pero si vamos a la política de transferencias y nos tomamos el trabajo de leer las 588
páginas,... Sí, diputado Rossi, me tomé el trabajo de leerlas. No me mire así.
Sr. diputado Rossi. — No hablé. No emití opinión.
Sra. diputada Rodríguez. — Vemos que se realiza una política de transferencias y uno
se pregunta por qué, en la política de energía eléctrica, hay más de 600 millones de
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transferencias de recursos a empresas privadas y no sabemos quiénes son los
beneficiarios. En cualquier momento, en estas 588 páginas, nos encontramos con un
Greco en algún lado. En la política de transporte aerocomercial, hay 500 millones de
transferencia de recursos a empresas privadas y tampoco sabemos quiénes son los
beneficiarios. En la política de transporte automotor, los mil millones de subsidios se
otorgan mediante el fondo fiduciario de la SIP, con los problemas que todos sabemos
que tiene en cuanto a capacidad informativa.
Con relación a la política de inversión de activos financieros, lo que se pretende
es adelantarles 193 millones a proveedores y contratistas.
Y un punto fundamental, que ocupa gran parte del decreto, es el tema de los
avales, es decir, la política de avales que se dan en este DNU. Yo no estoy en contra de
que se haga obra pública para que se desarrolle el país y, por consiguiente, que se
invierta en ese desarrollo. Pero, cuando le damos avales a alguien, hay ciertos requisitos
mínimos que cumplir y, reitero, no lo saqué de ninguna cabeza que sea una luz en
economía para resolver los problemas de nuestro país. Lo saqué de un simple manual
que está colgado en la página web del Ministerio de Economía, que dice que los avales
no se encuentran dentro de las excepciones de la Ley de Solvencia Fiscal, la 25152, para
aumentar la deuda. Se incumplen los presupuestos mínimos, en cuanto a los requisitos
sobre el registro de información de cada aval, según la Ley de Responsabilidad Fiscal
Federal.
El mismo cuerpo del expediente, si vemos las 588 páginas, no brinda
información, ni los detalles de todos estos avales, que suman alrededor de 1.800
millones. Es decir que estamos exponiendo patrimonialmente al Tesoro Nacional, que
se hace cargo de un pasivo millonario, sin tener siquiera noción de la rentabilidad social
que puede implicar la medida. Si tomamos como ejemplo a AySA, podemos saber que
recibió un préstamo de fondo de garantía de sustentabilidad, de la ANSeS, y ya tiene
antecedentes por problemas de repago de estos fondos.
Hoy mismo, el Tesoro Nacional tiene más de 15 mil millones de dólares de
activos invertidos en deudas de las provincias. Esa deuda no se cobra más. De la misma
manera que no cobrará el Banco Central lo que haya pagado al FMI y lo que pague al
Club de Paris.
No los voy a cansar hablando de los requisitos de los avales, que están en el
artículo 41 de la ley 11672, de los límites al endeudamiento que plantea la Ley de
Solvencia y de Responsabilidad Fiscal, en su artículo 2°, el propio decreto 1731/04.
Este decreto dice, en su artículo 23: “Los registros de avales y garantías otorgados que
deberán implementar el GOBIERNO NACIONAL, los Gobiernos Provinciales y la
CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES deberán identificar los beneficiarios,
consignándose aquellos casos en los cuales, en cumplimiento de las obligaciones
asumidas, se efectúen pagos. Los registros contendrán como mínimo las características
que se precisan en el Anexo IV de la presente reglamentación. Una síntesis de dicho
registro deberá presentarse en oportunidad de elevar los Proyectos de Presupuestos a las
correspondientes legislaturas.” Para todos los avales que tenemos acá, tenemos este
cuadrito, es un cuadro mínimo que nos pide la propia reglamentación del Poder
Ejecutivo nacional, el gobierno anterior, en 2004.
Con relación a la ANSeS, es interesante ver que se prevé incrementar el Fondo
de Garantía de Sustentabilidad del Régimen Previsional Público de Reparto. Ahora
bien, cuando tratamos la Ley de Movilidad Jubilatoria, en ese momento, habíamos
hecho un pedido de informes, solicitábamos que se nos informara cuál era la
vinculación que había entre el fondo, las inversiones del fondo y el proyecto de ley de
movilidad. Nunca nos respondieron.
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El señor Boudou destacó que el Fondo iba a seguir acumulando fondos,
capitalizando la rentabilidad existente hasta cubrir un año tipo de erogaciones de la
ANSeS, aunque —según él mismo— con cuatro años alcanzaba. En realidad, no sólo la
regla de vinculación es necesaria. No podemos tener un fondo en el que acumulamos
plata, que termina siendo la “cajita feliz”, con el que fondeamos al Tesoro, pero
saqueamos a los jubilados. Porque ese fondo —y lo dijo el mismo Boudou— se llegó a
tener gracias a los ahorros de los jubilados. Es decir, nosotros tenemos un fondo gracias
a lo que se les sacaba a los jubilados y, ahora, lo saqueado a los jubilados lo usamos
para cualquier otra cosa que sirva para fondear al Tesoro.
Con relación al ONCCA, el decreto 1472/08 incrementa el presupuesto en 1.926
millones. La verdad es que los subsidios que se han entregado al ONCCA, a Energía, a
Transporte y a distintas jurisdicciones del Ministerio de Planificación Federal, Inversión
Pública y Servicios nos hacen temer por los propios recursos que están en discusión.
Para colmo, tenemos los fondos fiduciarios, que constituyen otra de las partidas que
podríamos llamar para-presupuestarias. Porque, si bien desde 2002 se dispuso la
inclusión en la Ley de Presupuesto, esta inclusión tiene alcances meramente
informativos —si los tiene— y muy limitados. Es decir, la planilla anexa al Presupuesto
no nos permite identificar, entre otros aspectos, quiénes son los destinatarios concretos
de los recursos o el patrimonio acumulado de estos fondos fiduciarios.
Por lo tanto, hay un contexto de opacidad, de falta de transparencia en el manejo
de los fondos públicos que es lo que, quizás, motiva el segundo objetivo que mencioné
con respecto a por qué esto viene por un DNU. Es que hay que ver cómo el gobierno le
da la cara a la ciudadanía para decir: voy a dar todos estos subsidios, voy a dar todos
estos avales —ni siquiera sabemos a quién—, pero no me hago cargo de los chicos
desnutridos, ni de cubrir la ejecución de todo lo que debería con relación a los servicios
de salud y de educación.
Acá, somos unos pocos. Tenemos la suerte de tener, por lo menos, cámara. Yo
voy a pedir algo. En el recinto de Diputados no se hacía. Yo fui la promotora de aportar
los debates en relación con los decretos de necesidad y urgencia, debido a que muchos
se repetían. En este caso, voy a solicitar que se cumpla el Reglamento, porque creo que
es fundamental el acceso de la opinión pública, el acceso de la ciudadanía a lo que este
gobierno pretende hacer con sus recursos, que finalmente son los recursos del pueblo. Y
que a través de un DNU se limita la discusión, se limita el escrutinio público y se limita
el control de la ciudadanía sobre sus propios recursos y sobre la efectiva garantía de sus
derechos.
Lamento que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner haya claudicado,
haya cambiado su posición con relación a los decretos de necesidad y urgencia. La
admiraba cuando era legisladora y se oponía a los dictámenes de mayoría de esta misma
Comisión. Lamento que haya cambiado tan drásticamente, que haya claudicado, que no
sólo ya no pueda vanagloriarse de no sacar un decreto de necesidad y urgencia, sino que
el primero que dicta sea esta aberración jurídica, que es absolutamente inconstitucional
y que tiene carácter absolutamente nulo, de nulidad insalvable.
Por eso, insisto, mi voto será negativo.
Sra. Presidenta. — Tiene la palabra el señor diputado Aguad.
Sr. diputado Aguad. — Llegué un poco tarde porque, en la Cámara de Diputados,
teníamos una sesión especial para interpelar al ministro De Vido quien, obviamente, no
vino. Seguirá a esto, seguramente, un pedido de juicio político de la oposición por mal
desempeño del cargo.
Todo esto tiene relación con lo que decía la diputada Rodríguez. Porque el
problema no es que De Vido maneje el Ministerio con más recursos en el gobierno, el
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problema es que De Vido ha fracasado en todas las políticas que él quiere aplicar. La
Argentina tiene una fenomenal crisis energética, problema que maneja De Vido; el país
tiene una fenomenal crisis del transporte terrestre y aéreo, cuestión que también maneja
el ministro; el país tiene un problema grave de infraestructura reproductiva, un
problema de gas, de transporte y producción de energía, cuestiones que maneja el
ministro De Vido. Es decir, el problema no es que ese Ministerio tenga muchos
recursos. Ojalá pudiera tener más, si los utilizara bien. Este es el problema con el
ministro De Vido.
Para ser muy sintético, señora presidenta, adhiero absolutamente a la excelente
exposición del senador Sanz, presidente del bloque de mi partido, en el Senado.
Simplemente diré dos cosas. Adhiero a todas las argumentaciones jurídicas que se han
hecho para establecer que no es posible, en los tiempos que vivimos, en tiempos de
estabilidad política en el país y, además, estando en funciones el Congreso de la Nación,
eludir la sanción de una ley para este incremento presupuestario. Pero hay una palabra
que se emplea en el artículo 75, inciso octavo de la Constitución, que dice que el
Congreso de la Nación “fija” el presupuesto de la Nación. Fijar no es sancionar. Lo que
nosotros estamos haciendo es sancionar parcialmente, una parte del presupuesto. La
Constitución dice que el Congreso debe fijar el presupuesto, cuestión que no se puede
hacer por decreto de necesidad y urgencia.
El mismo artículo dice que el gobierno fija el plan de gobierno y el Congreso fija
el presupuesto. Son las dos misiones fundamentales que tiene el Presupuesto: corroborar
un plan de gobierno y fijar los recursos con los cuales ese plan de gobierno se va a
administrar y ejecutar. Es decir que es ineludible el Congreso.
¿Por qué le damos, al Poder Ejecutivo, las dos funciones: fijar el plan de
gobierno y fijar el presupuesto para ese plan de gobierno? Esto no es posible en nuestro
sistema.
Este gobierno se ha constituido en un violador serial de las reglas de juego.
Sistemáticamente, todas las reglas de juego son violadas por este gobierno. Las
consecuencias para el país son gravísimas, señora presidenta. No hay inversiones en la
Argentina y no las va a haber, por más canje y por más Club de París que exista. No va
a haber inversiones, porque no hay reglas de juego. Ni siquiera hay estadísticas en la
Argentina. Este es el problema del cual nos lamentamos todos los días. La resolución
125 tiene que ver con este problema, con no crear los instrumentos de política
económica para atraer inversiones de riesgo.
La presidenta, que en la inauguración de su gobierno traía al país la frescura de
un plan productivo, de un plan para cambiar la matriz productiva de la Argentina,
pasando de una matriz primaria a una industrial, se ha convertido —lo digo con todo
respeto, porque la vengo siguiendo— en una comentarista. Cada intervención de la
presidenta es un enorme comentario. La presidenta debe saber que el dirigente no
comenta, el dirigente milita lo que piensa. Militar quiere decir poner en práctica las
ideas, llevarlas adelante, concretarlas en los hechos. Eso es militar una idea. No es
comentarla o analizarla, cuestión que queda para el periodismo o para los escritores.
Esta es la razón por la cual militar una idea industrialista significa poner a disposición
del sistema productivo todas las herramientas de política económica que al sector
productivo le sirven para invertir y para generar puestos de trabajo.
La claudicación a la que aludió el senador Sanz es tan evidente que, en el
Presupuesto nuevo, enviado al Congreso, viene una modificación de la Carta Orgánica
del banco que Pellegrini creó para la actividad productiva: el Banco de la Nación. Se ha
claudicado hasta en eso, señora presidenta. Ese banco, que es el único del ámbito oficial
que le da crédito al sector productivo, lo vamos a transformar en un banco para financiar
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a las provincias, que ya están en déficit, casualmente por la falta de actividad
productiva.
Entonces, la pregunta es: ¿cómo es este tema de la distribución de la riqueza en
la Argentina? La riqueza no se distribuye con subsidios, a pesar de que muchos crean
que ésta es la forma de hacerlo, porque cuando se terminan los recursos económicos que
impulsan el subsidio, se termina la distribución de la riqueza. No hay más forma de
distribuir riqueza que con salario, que viene de la mano de los puestos de trabajo que
crea la actividad productiva. Por eso hace falta generar una certidumbre que acompañe
la necesaria confiabilidad en el país para que los inversores vengan, pongan su dinero y
su riesgo para que el país produzca riqueza.
La riqueza se distribuye con puestos de trabajo. Además, eso amplía el mercado
interno, que es lo que necesita la actividad económica. La violación serial de las reglas
de juego del sistema republicano impide que, en la Argentina, haya inversiones de
riesgo.
Esto, obviamente, lo vamos a ampliar en el recinto. Pero reitero lo que hemos
dicho, durante largos años, con el senador Sanz, desde la banca de la Unión Cívica
Radical: no es posible, en épocas de funcionamiento normal del Congreso o, como dijo
la Corte, sin que haya una convulsión interior, dictar decretos de necesidad y urgencia.
Lo hizo sistemáticamente el gobierno anterior. Teníamos la expectativa de que este
gobierno no lo hiciera.
La verdad es que todavía me pregunto por qué mandaron este DNU. Pienso que quizás
no tendrán el número para aprobar este aumento en el Presupuesto.
Si revisamos las versiones taquigráficas de la Cámara de Diputados, se advierte
con mucha facilidad que casi todas las bancadas le pronosticaron al gobierno que “el
año que viene vamos a tener que ampliar el presupuesto, porque usted está
subestimando. Este es un presupuesto ficticio”. El Presupuesto también genera
certidumbre de inversiones. Los presupuestos ficticios no crean certidumbre porque no
hay plan de gobierno. Es falso el plan de gobierno, después, se cambia, como lo estamos
haciendo ahora.
Desgraciadamente, ésta es la realidad. La oposición no la puede cambiar porque
no tiene el número para hacerlo y, simplemente, expresa esto como un aporte al
oficialismo. Lo dijimos antes de lo del campo y se nos rieron de las mil maneras en que
uno lo puede hacer cuando el viento a favor sopla vigorosamente. Hoy, el viento a favor
se ha aplacado y ya las sonrisas no son tan estridentes, hay más caras de preocupación,
sobre todo en el oficialismo.
Señora presidenta: es una barbaridad aprobar, por un DNU, el Presupuesto de la
Nación y, además, modificar la Carta Orgánica del Banco Central. No tiene límites.
Vuelvo a repetir que este gobierno se ha convertido en un violador serial de las reglas de
juego del sistema republicano. Muchas gracias.
Sra. Presidenta. — Gracias, diputado Aguad.
Tiene la palabra el senador Petcoff Naidenoff.
Sr. senador Petcoff Naidenoff. — Trataré de ser breve. Me parece que las
manifestaciones del señor senador Ernesto Sanz, presidente del bloque de senadores, y
del señor diputado Aguad son más que contundentes para justificar justamente el
rechazo a este decreto. Pero quiero detenerme en dos cuestiones que me parecen
centrales: una, la que planteó el doctor Sanz, cuando hizo referencia a la necesidad de
contar, en este ámbito, con la presencia del titular de la ANSeS, del titular de la
ONCCA y de Ricardo Jaime, porque muchas de las implicancias presupuestarias que se
materializarán con la convalidación de este decreto tienen que ver con áreas específicas
de su competencia. Hago referencia a estos funcionarios porque, cuando lo planteó el
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doctor Sanz, algunos miraban como tratando de expresar que no es competencia de esta
Comisión Bicameral mantener algún tipo de nexo con el Poder Ejecutivo para analizar
pormenorizadamente las razones, motivos o circunstancias que ameritan el dictado de
un decreto de necesidad y urgencia.
Creo que es tiempo de que nosotros cumplamos el inciso tercero, del artículo 99
de la Constitución Nacional. De este artículo tomé lectura pormenorizada con la
presencia, en la sesión anterior, del secretario de Relaciones Parlamentarias de la
Jefatura de Gabinete, el doctor Oscar González, cuando expresó claramente que viene al
ámbito de la Comisión para iniciar el rol institucional que le otorga la propia
Constitución, como nexo entre el Poder Ejecutivo y el Congreso. La Constitución es
muy clara y establece que, ante el dictado de un decreto de necesidad y urgencia, el jefe
de Gabinete debe concurrir al seno de la Comisión para brindar las explicaciones
relativas a por qué el Poder Ejecutivo hace uso de una herramienta excepcional, como
es el DNU, ante circunstancias excepcionales. Me parece que este decreto no es casual.
También quiero destacar que, en la Convención Constituyente de 1994, cuando
se trató el hecho puntual de la comparecencia del jefe de Gabinete de Ministros ante la
Comisión Bicameral, claramente se consideró que era una cuestión personal, para
brindar explicaciones. El constituyente Alberto García Lema así lo concluyó: el jefe de
Gabinete es el nexo con el Congreso; debe dar cuentas de los actos ordinarios de la
Administración, pero también de los actos excepcionales, pues aquí se establece que el
jefe de Gabinete concurre en forma personal al órgano de control que estamos
estableciendo en la Comisión Bicameral para dar, personalmente, explicaciones de por
qué el Poder Ejecutivo considera necesario dictar un decreto de necesidad y urgencia.
Por supuesto, éste es un DNU que reúne los requisitos formales. Pero, desde el
punto de vista sustancial, el Congreso se encuentra plenamente en funciones, no hay
ningún requisito válido que justifique la emisión de este instrumento, sin embargo, el
Poder Ejecutivo, con una obscenidad asombrosa, establece un incremento de 36.727
millones de pesos en gastos corrientes y de capital, y de 15.127 millones de pesos para
aplicaciones financieras de la Administración Nacional. Nos damos cuenta —creo que
no estaba en el imaginario colectivo, en 1994, encontrarnos con un Poder Ejecutivo que
tenga la capacidad de emitir tamaño decreto— por qué debe estar el jefe de Gabinete
brindando las explicaciones del caso.
Espero, diputada Conti que, en el rol que le toca como presidenta de esta
Comisión, articule con el Poder Ejecutivo que el jefe de Gabinete brinde las
explicaciones que correspondan ante la eventualidad del dictado de un nuevo decreto de
necesidad y urgencia. Lo quería señalar porque me parece que no es una cuestión menor
y, si estuviera el jefe de Gabinete, se debería contar con la documental o con el
acompañamiento de los funcionarios del área respectiva para que cada uno pueda
sacarse las dudas, que no son menores, como la del artículo 1 de este decreto, que
modifica el Presupuesto de la Administración Nacional para el ejercicio 2008.
A fojas 203 del Anexo del Ministerio de Economía y Producción, se amplía el
Presupuesto de la jurisdicción 56. Fíjese, señora presidenta, lo que hace este decreto.
Amplía el presupuesto del Ministerio de Planificación destinado al programa de
formulación y ejecución de política aerocomercial, realizando una transferencia a
Aerolíneas Argentinas, para gastos corrientes, de 590 millones de pesos y, sin
discriminar, transfiere al mismo programa 490.775.420 pesos. Más allá de la decisión
política del Poder Ejecutivo de transferir dinero a una empresa cuyo rescate fue
aprobado por el Congreso de la Nación, este decreto de necesidad y urgencia echa por
tierra lo que nosotros sancionamos recientemente. Porque, en la Ley 26412, se establece
claramente que todas las erogaciones que efectúe el Estado nacional, destinadas
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justamente a la política aerocomercial, para Aerolíneas Argentinas y Austral, debe
instrumentarse como aporte de capital o como aporte de crédito a favor del Estado
nacional, debiendo realizarse las adecuaciones presupuestarias correspondientes. Y acá
se destina para gastos corrientes, no se discrimina y se lo hace a los pocos días de haber
sido sancionado el instrumento por el Congreso de la Nación.
Sr. diputado Rossi. — Era para gastos operativos.
Sr. senador Petcoff Naidenoff. — Para eso, diputado Rossi, contamos con las
adecuaciones presupuestarias correspondientes y con el rol de este Parlamento, y no de
la Bicameral, de discutir el Presupuesto o cualquier modificación en el ámbito del
Congreso de la Nación. Por eso, creo que es fundamental que esta Comisión pueda
contar, en el futuro, con la presencia del jefe de Gabinete. No es una cuestión menor,
como tampoco lo es el otorgamiento de avales, que fue explicado con suma claridad por
la señora diputada Marcela Rodríguez.
Con relación al pedido —nos acabamos de enterar— de un eventual juicio
político al ministro de Planificación, Julio De Vido, también quiero señalar que, en este
decreto que modifica el artículo 21 de la Ley de Ministerios, se confiere como premio al
Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios la facultad de
entender en la coordinación y ejecución de las políticas que tienen que ver con los
derechos societarios correspondientes a las participaciones accionarias pertenecientes al
Estado nacional en la empresa de transporte aerocomercial.
Por eso, me parece que este no es un DNU más. No se trata únicamente de lo
que se hace con un excedente de recursos tributarios, sino que se engloban un montón
de supuestos, para cuya discusión el ámbito natural es el Congreso de la Nación.
Acompañamos justamente el dictamen de minoría, el rechazo de este decreto.
Sra. Presidenta. — Tiene la palabra el señor diputado Cigogna.
Sr. diputado Cigogna. — Quiero agradecer al diputado Aguad la lección de política,
de cómo se debe gobernar. Es muy interesante el planteo. También sería interesante que,
cuando les toque gobernador a ustedes, lo pongan en práctica.
— El señor diputado Aguad realiza manifestaciones fuera de
micrófono.
Sra. Presidenta. — No dialoguemos porque, hasta ahora, estábamos respetando las
ponencias.
Sr. diputado Cigogna. — Yo le estoy agradeciendo su lección de política. Vamos a
continuar.
Me acotaba la diputada Vaca Narvaja —espero no salir de argumento— que
ustedes pueden decir que hacemos mal en modificar el Presupuesto de tal o cual manera
porque, durante la gestión del doctor Alfonsín, se gobernaba con el Presupuesto anterior
y se enviaba el nuevo una vez que se había ejecutado, que se había pasado todo el año
trabajando. El pasado pesa sobre todos nosotros para bien y para mal.
El senador Sanz nos decía que lamentaba que la presidenta hubiese abandonado
la sana costumbre de no enviar los decretos de necesidad y urgencia. Al final, nos
critican igual, pero me parece que incurren en una contradicción al llamarnos violadores
seriales. Esta interesante terminología neo krausista, como también la de obscenidad,
aplicada a algunas de las partes del DNU, es una muy interesante adecuación a los
tiempos de aquella otra moratoria del siglo pasado.
Efectivamente, el decreto es de necesidad y urgencia, es de absoluta
excepcionalidad, como ustedes han dicho. Hago mías las palabras del diputado Landau,
que ha hablado por nuestro bloque. Y diré que no somos tan originales. Tengo aquí el
decreto 1572/01. Entre otras cosas dice: “Art. 3°.- Modifícase el Presupuesto de la
Administración Nacional para el ejercicio 2001, de acuerdo al detalle obrante en las
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planillas anexas al presente artículo que forman parte integrante del mismo.” Continúa:
“Facúltase a la SECRETARÍA DE HACIENDA y a la SECRETARÍA DE FINANZAS,
ambas dependientes del MINISTERIO DE ECONOMÍA, a dictar las normas
complementarias, interpretativas y aclaratorias a que diera lugar este Decreto, en el
ámbito de sus respectivas competencias”.
En el artículo 4° dice algo muy interesante: “Las ADMINISTRADORAS DE
FONDOS DE JUBILACIONES Y PENSIONES deberán invertir por el plazo de
CIENTO VEINTE días (120) días, el NOVENTA POR CIENTO (90 %) de la liquidez
disponible al 30 de noviembre de 2001 de los fondos respectivos, en Letras del Tesoro.”
Es el respeto del partido radical, cuando está en el gobierno, hacia los fondos de los
jubilados. ¿Quienes firman? De la Rúa, Colombo, etcétera. Presumo que se siguen
haciendo cargo de aquel gobierno.
Y, ¿de dónde detraen recursos los defensores de la inversión en materia
energética? Por ejemplo, del Fondo Nacional de Energía Eléctrica, del Fondo Fiduciario
para el Transporte Eléctrico, del Fondo Especial del Tabaco, del Fondo Especial de
Desarrollo Eléctrico del Interior, de transferencias a empresas, a energía eléctrica, de
hidrocarburos y del Fondo Especial de Salto Grande.
Queridos amigos radicales: un mínimo de consecuencia, menos grandilocuencia
en las palabras, menos calificación despectiva, menos adjetivación y, cuando les toque
el turno, gestionen.
Sr. diputado Aguad. — Muy mal le hacemos al país si no sacamos conclusiones de
los errores que cometieron ustedes, durante el menemismo, y nosotros, cuando
gobernamos. Por consiguiente, estamos tratando de sacar esas conclusiones. Reitero:
estas cosas ya las vivimos y ya nos equivocamos. Tratemos de no equivocarnos más
porque, de lo contrario, no se podrá construir un país que produzca riqueza.
Coincidimos en que también nosotros aborrecemos el capitalismo salvaje de mercado y
queremos un Estado impulsor de la actividad económica. Pero, para impulsar la
actividad económica, es necesario hacer uso de las herramientas que tiene el gobierno.
Y, cuando el gobierno no utiliza esas herramientas, las consecuencias son las que
estamos pagando todos los argentinos.
El problema de este gobierno es no haber aprovechado la lección de los errores
que se cometieron. Ésa es la crítica. No es un reproche a su gobierno o a mi gobierno.
Reitero: el reproche es no haber aprendido la lección y, por consiguiente, seguir
tropezando con la misma piedra. ¿Sabe cuál es la única necesidad y urgencia que tiene
este país?
Sra. Presidenta. — Diputado Aguad, está en uso de una interrupción no concedida por
esta Presidencia.
Sr. Diputado Aguad. — Señora presidenta: la única necesidad y urgencia es dejar de
violar las reglas del juego. Esa es la única necesidad y urgencia que hay, hoy,
aprendiendo las lecciones del pasado. Y no es un problema de que me hago cargo o no.
Sra. Presidenta. — Diputado Aguad, ya hizo uso de la palabra.
Sr. Diputado Aguad. — Pero pedí la palabra.
Sra. Presidenta. — Yo no se la di.
Sr. diputado Aguad. — Ah, discúlpeme. Le pido al taquígrafo que la borre, entonces.
Sra. Presidenta. — ¿El diputado Cigogna ha concluido?
— No se alcanzan a percibir palabras del señor diputado
Cigogna pronunciadas fuera de micrófono.
Sr. diputado Cigogna. — ...Este error del pasado fue aprobado por esta Comisión.
Este error del pasado ha sido convalidado.
Sra. Presidenta. — Tiene la palabra la señora senadora Perceval.
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Sra. senadora Perceval. — Realmente, quiero ceñirme al tema que estamos
debatiendo, porque yo también podría decir, en términos políticos y hasta
moralizadores, quizás con buena fe o con voluntad legítima, que todos queremos una
Argentina con desarrollo, con crecimiento económico, con inclusión social, con
instituciones fuertes, consistentes, coherentes, confiables; pero no tenemos
“composición: tema libre”. Hoy, estamos tratando este decreto de necesidad y urgencia
que ha dado lugar a ciertos dichos sobre la presidenta. Más allá de que seamos
oficialistas o no, han adjetivado a la investidura presidencial de comentarista, obscena,
etcétera. Esto me parece inadecuado para un ámbito como el del Parlamento de la
Nación, por el respeto que a la institucionalidad le debemos, no por el afecto que se le
tenga o no a la presidenta de la Nación.
Un comentario para el senador Petcoff Naidenoff. En realidad, es interesante ver
la Ley 26122, que trabajamos en conjunto cuando esta comisión cumplió con aquella
deuda que era justamente la de darle una ley procedimental de existencia efectiva a esta
Comisión Bicameral de seguimiento, entre otros, de los decretos de necesidad y
urgencia. Porque las leyes son históricas y no dogmas inamovibles.
Tengo, aquí, la redacción del Reglamento de la Comisión, que todos trabajamos,
y cuando se habla de sus facultades, el artículo 8° dice: “La Comisión podrá convocar o
invitar a su seno, según corresponda, para que participen haciendo oír su opinión, a las
asociaciones, personas físicas o jurídicas, públicas o privadas y a las comisiones
parlamentarias permanentes, que tengan vinculación con el tema que se trate.” O sea
que tenemos la facultad de comunicar.
Como este decreto fue enviado por el Ejecutivo y llegó acá el día 15 —hoy es
23—, si hubiera habido tanto interés, también se habría tenido el tiempo para invitar a
algunos de los funcionarios que mencionaron.
Por otro lado, en la Constitución Nacional, Capítulo Cuarto, artículo 100,
encontramos específicamente el término “refrendar” como verbo que le compete al jefe
de Gabinete sobre los decretos de necesidad y urgencia o los decretos que ofrecen
facultades delegadas por el Congreso, y su inciso 12) dice: “...los que estarán sujetos al
control de la Comisión Bicameral Permanente”. Digo esto como un comentario.
Pero quisiera retomar algo, porque muchas de las cuestiones que este año se han
presentado con énfasis emotivo tuvimos la oportunidad de debatirlas en 2007, y
recuerdo que, entonces, el hoy gobernador del Chaco, que presidía —como senador—
esta Comisión, planteó que lo que mi querido y respetado amigo senador Sanz decía
acerca de la picardía de subestimar, tal vez, es la responsabilidad de planificar. Porque
yo no creo que estemos en un mundo donde los contextos sean contextos de certezas.
Basta mirar lo que está pasando en estos días en las economías más desarrolladas del
planeta.
Pero retorno a lo que está en la versión taquigráfica de aquella reunión que
tuvimos, en oportunidad de tratarse el decreto 1108/07, que es la ampliación del
Presupuesto 2007. En ese entonces también se dio esta discusión de cómo podía
modificarse este límite del gasto que había sido previsto en el Presupuesto. Podía
hacerse por dos vías: por una ley del Congreso de la Nación o, eventualmente, por un
decreto de necesidad y urgencia, que no implica inconstitucionalidad, ni nulidad, ni
todas estas cuestiones que recién decía la diputada que se ha retirado, la diputada
Rodríguez.
En una lectura precisa y específica del artículo 99, inciso 3), vemos que están
justamente las materias que recordó el senador Sanz que no se pueden tratar en un
decreto, por ejemplo de necesidad y urgencia. También se recordaron —así lo teníamos
en aquellas discusiones y hace poco, también— los debates de la Constituyente del 94,
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en la que hubo algún constituyente que quiso incorporar el tema presupuestario como
materia no susceptible de decretos de necesidad y urgencia, o facultades delegadas.
Justamente, esta propuesta, legítima para este constituyente, no fue aprobada por la
mayoría y quedó entre los temas que, recurrentemente, nosotros decimos que no pueden
tratarse, como por ejemplo lo relacionado a la cuestión electoral.
Me parece que fue interesante que el señor Capitanich, en aquel momento, dijera
lo siguiente: que el Poder Ejecutivo, en base a las proyecciones macroeconómicas,
establece los techos presupuestarios para cada una de las jurisdicciones que elaboran el
Presupuesto. Si, de acuerdo con las proyecciones macroeconómicas, el PBI crece y, por
lo tanto, crece el incremento de la recaudación inexorablemente, se puede ajustar el
Presupuesto a través de una ley complementaria o —como en este caso— a través de
decretos de necesidad y urgencia. En realidad, ahí, el Congreso no pierde su facultad de
control. También en este caso ejerce su responsabilidad y la facultad de controlar.
Creo que, en estos dos años que hemos estado trabajando en la Comisión, sin
duda, en los considerandos de los distintos fallos que ha ido aportando la Corte Suprema
de Justicia de la Nación, se han ido caracterizando las condiciones inexcusables que
debe tener un decreto de necesidad y urgencia. Por ejemplo, recuerdo el caso de aquel
fallo en el cual no se reconoce la validez de un decreto porque tenía que ver con
intereses de individuos o grupos, el caso Risolía de Ocampo. Se declararon
inconstitucionales varios artículos del DNU 260/97, que disponía el pago en cuotas de
las indemnizaciones por accidentes de tránsito ocasionados por el transporte público de
pasajeros, por invocación de la emergencia económica de esas empresas. El fundamento
que se utilizó para descalificar esa normativa fue que protegían intereses de individuos o
grupos y no intereses generales de la sociedad.
En el caso Guida, cuando uno lee el voto del ministro Carlos Fayt, también
puede encontrar una interpretación sobre las circunstancias en las que se resuelve
realizar un decreto de necesidad y urgencia. Si bien es claro, como han dicho los
legisladores preopinantes, que no hay una imposibilidad —de hecho, ese es el primer
punto que da el señor Fayt: que sea imposible dictar la ley mediante el trámite ordinario
previsto por la Constitución, vale decir que las cámaras del Congreso no puedan
reunirse por circunstancias de fuerza mayor—, también está el segundo punto en este
caso, es decir —insisto—, en la fundamentación del voto del juez Fayt. Como segunda
razón da la siguiente: que la situación que requiere solución legislativa sea de una
urgencia tal que deba ser remediada en un plazo incompatible al que demanda el trámite
normal de las leyes. Es esta última la situación que debe entenderse en el presente caso,
así como en 2007, en los fundamentos del decreto de necesidad y urgencia enviado por
el Ejecutivo, era tal la razonabilidad y la necesidad de mantener los servicios del Estado
nacional.
Seré breve en el punto que sigue porque sé que, para el artículo 16, nuestro
miembro informante va a hacer algunas consideraciones. No voy a hablar de los
funcionarios sino de los destinos, a partir de la incorporación e implemento, de estos
fondos o créditos para mantener gastos. Es cierto, no fueron contemplados en la Ley
26337, la Ley de Presupuesto General de la Administración Nacional, pero sí son
indispensables para el eficaz y normal funcionamiento de las distintas jurisdicciones.
En este punto, no para polemizar sino para abrir el abanico y por una cuestión de
honestidad intelectual, me parece que no solamente están los recursos que van
destinados al Poder Legislativo, que tiene que ver con la decisión de solventar los
incrementos salariales y los gastos de funcionamiento que se previeron en la Ley 26337.
También hay recursos para el Ministerio del Interior, como hacía referencia el diputado
Landau, en la creación de la Agencia Nacional de Seguridad Vial y en la nueva
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tecnología en términos del sistema de confección del Documento Nacional de Identidad.
Lo mismo para el Ministerio de Justicia, habiendo sido aprobada la Ley 25914, que
establece beneficios para las personas que hubieren nacido durante la privación de la
libertad de sus padres o que, siendo menores, hubiesen permanecido detenidos con
relación a sus padres. Ustedes conocen bien esta ley, que hemos votado y fue
promulgada en 2004. También hay recursos en atención al Servicio Penitenciario
Federal, a la Policía Federal Argentina, a Gendarmería Nacional, al INADI y para algo a
lo que puse especial atención como presidenta de la Comisión de Defensa, para el
Ministerio homónimo, que tiene que ver con la necesidad de modernizar el instrumental
y el equipamiento militar para algo que es una demanda recurrente, el tema de
radarización. Acá, está explicitada la cuestión de asignar una partida para la posibilidad
de cumplir, con más eficiencia y en los tiempos previstos, el prototipo del radar de tres
dimensiones que tenemos en un proyecto de industrialización del país, en términos de
desarrollo genuino. Tenemos la suerte de que sea desarrollado con tecnología argentina,
después de tantos fracasos bochornosos e intentos de licitaciones internacionales.
Creo que, cuando se habla de los niños desnutridos, de salud, de educación, del
saneamiento del agua, de la posibilidad de superar una situación de deuda con un hábitat
integral e integrador de servicios básicos que deben ser accesibles, como modo
imprescindible y eficaz de lucha contra los motivos que reproducen la pobreza
estructural, y cuando vemos inversiones en agua, en energía y en electricidad, estamos
hablando no sólo de un modelo de desarrollo, en términos de competitividad
económica, sino también del mejoramiento en las condiciones de vida. Digo esto porque
me parece que hay muchos puntos que todos hemos leído pero que se han centrado en
algunas personas y no en algunas áreas, como el Ministerio de Educación, en lo que
hace a mejoras salariales; con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación
Productiva, en relación con los proyectos y programas de seguridad alimentaria y
desarrollo de biotecnologías que se están haciendo con donaciones de la Comunidad
Europea. Además, se hizo referencia al sistema de jubilaciones y pensiones; también al
Ministerio de Salud con relación al programa Remediar, de becas para la formación de
médicos comunitarios.
Existe, en forma integral, una asignación y reasignación de estos recursos; hay
un debate que se dio el año pasado, en esta Comisión, donde se explicitó la legitimidad
y legalidad de un decreto de necesidad y urgencia que decida la incorporación e
incremento de fondos o créditos para atender gastos no contemplados en la Ley de
Presupuesto votada en el año en curso. En este sentido, lo que espero es que, más allá de
respetar las posiciones de los distintos parlamentarios, tengamos en cuenta que no
estamos frente a un hecho aberrante, ni ante una situación obscena, sino ante un
instrumento del que no creo que se haya claudicado. Sería claudicación si se tratase de
una rutina cotidiana y no de una decisión. Acá, no se ha claudicado porque este decreto
de necesidad y urgencia se hace en cumplimiento y dentro de las facultades otorgadas,
no por algún amigo ocasional, por la Constitución Nacional al Poder Ejecutivo. Gracias,
presidenta.
Sra. Presidenta. — Gracias, senadora Perceval.
Tiene la palabra el señor diputado Landau.
Sr. diputado Landau. — Quisiera remarcar dos cuestiones que me parece importante
aclarar. Cuando, en el informe previo, indicaba el funcionamiento del Presupuesto —me
refiero al funcionamiento, desde el punto de vista administrativo—, precisamente,
quería enfatizar que la regla ha sido el tratamiento legislativo del Presupuesto por ambas
cámaras. También quise marcar el carácter excepcional que tiene el decreto, que no ha
sido la regla sino que, como consecuencia de la ejecución presupuestaria a lo largo del
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año, se advierte sobre ejecución en determinadas partidas e ingresos no previstos. En
consecuencia, la sobre ejecución en determinadas partidas, para abordar situaciones que
nunca pudieron preverse. Tanto el rescate de Aerolíneas Argentinas como la crisis en
los accidentes viales, los convenios internacionales o los incrementos de salarios son
situaciones que no están previstas, sino que revisten carácter excepcional y la
Constitución nos ampara, en orden a resolver estas cuestiones, a través del mecanismo
del decreto de necesidad y urgencia. Efectivamente, eso es lo que ha hecho este
gobierno y lo que estamos haciendo en el día de hoy.
Hubo otros tiempos, en la Argentina, en que los presupuestos se aprobaban
previa vista del Fondo Monetario Internacional. En esta oportunidad, estamos
considerando un decreto de necesidad y urgencia que, efectivamente, resuelve una parte
capital del endeudamiento argentino, que no contrajo este gobierno y del que se tuvo
que hacer cargo para poder normalizar tanto la relación de la Argentina con el mundo
como el funcionamiento del crédito interno e internacional. A nadie escapa esta
situación porque hemos convivido con esto durante todos estos años.
Sra. Presidenta. — ¿Está pidiendo una interrupción, señora diputada Rodríguez?
Sra. diputada Rodríguez. — No, quiero contestarle al legislador, después.
Sra. Presidenta. — ¿Se piensa quedar hasta mañana, diputada Rodríguez?
Sra. Rodríguez. — No tengo apuro.
Sra. Presidenta. — En la reunión pasada, me olvidé de comunicar que el diputado
Obiglio se excusó, a través de una nota, por no estar presente en la reunión anterior ni
en ésta.
Por otra parte, ha pedido la palabra el diputado Galvalisi y yo le he hecho un
gesto en el sentido de que no integra la Comisión. Entiendo que, como ésta es una
bicameral permanente que sale de las reglas comunes, del Reglamento de ambas
cámaras, donde los legisladores que la integran tienen voz pero no voto, en ésta ni
siquiera tienen voz. Simplemente, lo estoy deduciendo del corto tiempo que tiene la
Comisión para dictaminar y del hecho de que sus dictámenes tienen un modo
aprobatorio diferente del trámite normal de sanción de leyes en ambas cámaras. Por eso,
no quiero negarle la palabra yo sola. Si no hay observaciones, le doy por denegada la
palabra con estos fundamentos.
Sra. diputada Rodríguez. — Para mí no es la interpretación adecuada...
— No se alcanzan a percibir las siguientes palabras de la señora
diputada Rodríguez pronunciadas fuera de micrófono.
Sr. diputado Morán. — La pregunta es ¿para qué fuimos invitados los miembros de la
Comisión de Presupuesto y Hacienda si no nos dan la palabra?
Sra. Presidenta. — Nadie invitó a los miembros de la Comisión de Presupuesto y
Hacienda.
Sr. diputado Morán. — Perdón, acá, tengo la invitación.
Sra. Presidenta. — ¿Quién le firmó la invitación?
Sr. diputado Morán. — El doctor Juan Carlos Amarilla, secretario de la Comisión
Bicameral Permanente de Trámite Legislativo.
Si no nos van a dar la palabra, que nos envíen la versión taquigráfica la próxima
vez y es exactamente lo mismo.
Sra. Presidenta. — No sé con qué instrucciones el secretario Amarilla citó a la
Comisión de Presupuesto. Ha sido un error del secretario.
Tiene la palabra el diputado Rossi.
— Varios legisladores hablan a la vez.
Sra. Presidenta. — Bueno, con la objeción de la diputada Marcela Rodríguez, ¿quieren
darle la palabra a todo el auditorio?
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Sra. senadora Perceval. — Tenemos otras comisiones.
— Varios legisladores hablan a la vez.
Sra. Presidenta. — No, yo no me enojo. Pregunté si había observaciones y no las hay,
salvo las de la diputada Rodríguez.
— No se alcanzan a percibir las palabras de la señora diputada
Rodríguez pronunciadas fuera de micrófono.
Sra. Presidenta. — Muy bien, vamos a iniciarle un sumario administrativo al secretario
Amarilla, que acaba de explicar que hizo una citación errónea.
Sr. senador Sanz. — No.
Sra. Presidenta. — La única citación válida para esta Comisión es la que hace la
presidenta.
Sr. diputado Rossi. — Sea error del señor secretario o no, cuando uno es invitado a una
Comisión, es invitado. No significa que participa de la Comisión ni que ésta haya
decidido darle la palabra a todos los diputados que no la integran. Podemos decidir darle
la palabra a todos los diputados que no integran la Comisión; es una decisión que
tenemos que tomar nosotros; me refiero a si queremos quedarnos hasta las ocho de la
noche y no respetar la integración de esta bicameral.
Yo entiendo que los diputados, o los bloques que podrían hacer uso de la
palabra, no integran esta Comisión —en el caso del diputado Obiglio, se excusó—, pero
no es responsabilidad nuestra. Quiero decir, con claridad, que no tengo problemas en
escuchar a nadie, sino que tengo otras responsabilidades, que quiero terminar esta
reunión que empezó a las cuatro de la tarde, que quiero hacer uso de la palabra. Y,
después, que la señora presidenta ponga a consideración el dictamen, que lo votemos, y
el debate se dará en el recinto.
Sr. senador Sanz. — Para terminar el tema procedimental, lo que no quiero es que
quede constancia, con nuestra afirmación, de que existe algún reglamento que impida la
palabra a los diputados. Que nosotros decidamos, por la razón que sea, que no se les dé
la palabra —cosa a la que, desde ya, me opongo— es una cuestión que se puede
decidir.
Sra. Presidenta. — ¿A qué se opone?
Sr. senador Sanz. — Vamos por partes.
Sra. Presidenta. — A mí me aclara su oposición.
Sr. senador Sanz. — Nosotros estamos a favor de que se puedan escuchar las voces de
legisladores que no pertenezcan a la Comisión. Que en algún momento de la reunión, la
Comisión, por mayoría —y no pertenezco a esa mayoría, la tiene el oficialismo—,
decida no escuchar a ningún legislador es otra cosa. Yo voy a votar siempre en contra
de eso. Por consiguiente, esta tarde estoy a favor de escuchar a los legisladores. Si, acá,
se decide lo contrario, lo acataré. Pero no quiero que quede sentado que, por
Reglamento, no podemos escuchar a los senadores.
Otro tema: no estoy a favor de que se le haga un sumario al secretario. En todo
caso fue un error, que quede claro.
Sra. Presidenta. — Lo dije en chiste.
Sr. senador Sanz. — Por lo menos, ríase, porque lo dijo con cara de mala y enojada,
¿qué quiere que hagamos? (Risas.)
Sra. diputada Vaca Narvaja. — ¿No la conoce?
Sr. senador Sanz. — Sí, la conozco del Consejo de la Magistratura.
Sra. Presidenta. — Una moción de orden.
Realmente, no es la mayoría del oficialismo la que tiene la posición de vetar
voces en esta comisión bicameral. Yo argumenté y, luego, me puse a pensar por qué le
estaba diciendo que no. Así que hablen los que quieran.
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Sr. senador Sanz. — Muy bien, presidenta.
— Varios señores legisladores hablan a la vez.
Sr. diputado Rossi. — No es así.
— Varios señores legisladores hablan a la vez.
Sr. diputado Rossi. — Cada uno de nosotros tiene obligaciones. Hay reunión de
bloque, de senadores del Partido Justicialista. Nosotros tenemos una reunión con los
integrantes de la Comisión de Presupuesto. Yo me tengo que ir.
Sra. diputada Rodríguez. — Voy a hablar igual.
Sra. senadora Perceval. — Hay que respetar el orden.
Diputada: no es que no se le quiera dar la palabra, sino que, en el respeto que nos
tenemos, hay personas que se anotaron antes que usted.
Sra. diputada Rodríguez. — Perfectamente, señora senadora, pero si me dice que no
me va a dar la palabra, le digo que voy a hablar.
— No se alcanzan a percibir las palabras de la señora senadora
Perceval pronunciadas fuera de micrófono.
Sra. diputada Rodríguez. — Le pido disculpas al señor diputado Rossi.
Sra. Presidenta. — Propongo la siguiente moción.
Sr. senador Sanz. — Que hable el diputado Rossi.
Sra. Presidenta. — Que hable el diputado Rossi, con la aclaración de que el dictamen
en mayoría va a correr a la firma. Luego, hablen todos los que quieran, incluso hagan
circular los dictámenes en minoría.
Sr. diputado Rossi. — Estamos de acuerdo.
Sra. Presidenta. — Tiene la palabra el señor diputado Rossi.
Sr. diputado Rossi. — La verdad es que voy a tratar de dar una posición y, más que
una posición, hacer algunos comentarios sobre ciertos temas que se fueron vertiendo en
el transcurso del debate. Trataré de darle una mirada, a veces primaria, pero que me
parece importante tener en cuenta a la hora de enmarcar las cosas que estamos haciendo
y lo que estamos considerando.
Señora presidenta: nosotros estamos en esta Comisión Bicameral de Tratamiento
Legislativo por una iniciativa de este Parlamento de la Nación, en la que la actual
presidenta de la Nación tuvo un rol protagónico.
En primer lugar, nosotros conformamos esta Comisión Bicameral de
Tratamiento Legislativo de los DNU. Era una deuda que el Parlamento argentino tenía
con los constituyentes del 94. Nosotros buscamos y definimos una fórmula para darle
tratamiento legislativo a los decretos de necesidad y urgencia. Y ese es un valor positivo
que tiene el Parlamento y que tiene, también, esta administración, porque quien impulsó
esto fundamentalmente fue la ex senadora y actual presidenta de la Nación, Cristina
Fernández de Kirchner.
En segundo lugar, no podemos convertir un valor en “disvalor”. La actual
presidenta de la Nación dijo —y cumplió— que iba a emitir la menor cantidad posible
de decretos de necesidad y urgencia, y éste es el primero que emite desde que ejerce la
titularidad el Poder Ejecutivo, es decir, desde el 10 de diciembre pasado. Es
infinitamente menor la cantidad de decretos que ha emitido la presidenta de la Nación
con respecto a los otros presidentes. Entonces, no se puede decir: “¡Uy, cómo emitió
uno!”. Emitió uno, no cien ni cincuenta. Los otros emitieron una importante cantidad de
decretos de necesidad y urgencia. Entonces, no es un “disvalor” emitir uno, porque si no
es “palo porque bogas y palo porque no bogas”. Este es el primer decreto de necesidad y
urgencia que emite la señora presidenta de la Nación.
El decreto de necesidad y urgencia, como se puede ver, tiene el debate y el
tratamiento parlamentario que prevé la ley que nosotros votamos en este Parlamento. Es
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decir que no escondemos nada. No emitimos el decreto de necesidad y urgencia para
esconder algo. Todo lo que tiene el decreto se dijo acá; lo bueno, lo malo y lo feo, si
quieren ustedes, se dijo acá y nadie esconde nada. Vamos a tratarlo en cada una de las
cámaras, en la Cámara de Diputados y en la Cámara de Senadores. Y, seguramente,
muchas cosas van a seguir saliendo y se van a debatir. Entonces, sinceramente, no
estamos discutiendo nada.
Yo llevo tres años como diputado, voy a cumplir los tres años en diciembre. En
2006, tratamos cosas que nadie menciona, la ampliación presupuestaria por ley; en
2007, por un DNU, y en 2008 también con un DNU. Es decir que es verdad que, a
veces, la tratamos por ley y, otras veces, por la valoración de un decreto de necesidad y
urgencia.
Entonces, me parece que tenemos una forma de tratamiento, que es transparente
y cristalino. Y le recuerdo y le informo, de manera amigable, a la diputada Rodríguez,
que decía que no encontraba las empresas, que con seguridad no debe haber leído la
hoja 205, porque habla de transferencias al sector privado para financiar gastos
corrientes, transferencias a empresas privadas, y enumera Metrovías, Trenes de Buenos
Aires, Ferrovías, Ferrocentral, Belgrano Cargas. Es decir que las transferencias al sector
privado figuran detalladas. Con esto quiero dejar establecida la transparencia del
tratamiento.
Se hablaba, también, de los gastos en infraestructura. El DNU y la planilla anexa
tienen 579 páginas, 85 de ellas están destinadas a cada una de las obras de la Dirección
Nacional de Vialidad, donde se aumenta el presupuesto para la ejecución de las obras.
Entonces, en realidad, no es oscuro, menos aún oscurantista, cumple con la ley y con la
reglamentación y, seguramente, va a tener un debate amplio y exhaustivo en cada una
de las cámaras.
Otra cosa que quiero decir, que me parece importante tener en cuenta: no es
pecado tener una cantidad de ingresos mayor que la prevista, al contrario, es una virtud
del que administra. Es una virtud administrar o tratar de administrar con presupuestos
moderados y, después, encontrarse con la grata sorpresa de que se tiene más para gastar.
La historia de los que administraron la Argentina fue exactamente al revés,
presupuestaban más, tenían menos ingresos y, después, no sabían cómo hacer para
dibujar los presupuestos, que eran pospuestos en cada una de las situaciones. Entonces,
en verdad, es una virtud. Reitero: es una virtud que todos los años tengamos que votar
partidas y ampliaciones presupuestarias porque el nivel de ingresos es superior al nivel
de egresos.
Y quiero decir algo específicamente sobre la cuestión del DNU. Punto número
uno, Administración Nacional, créditos: el mayor importe está destinado al pago de los
aumentos salariales del personal del Poder Legislativo, incluyéndonos; reitero,
incluyéndonos. Con el Poder Judicial de la Nación ocurre exactamente lo mismo; al
igual que con el Ministerio Público; en cuanto al Ministerio del Interior, como decía el
diputado Landau, hay un fondo, una cifra importante para la Agencia de Seguridad Vial,
que no estaba presupuestado; en el Ministerio de Justicia, la mayor cantidad está
destinada al pago de aumento de sueldos de la Policía Federal Argentina; en el
Ministerio de Defensa, al pago de sueldos, como decía la senadora, anteriormente. Y
tenemos dos situaciones: la del Ministerio de Planificación y la del Ministerio de
Economía y Producción. El ONCCA tiene una mayor cantidad de aportes, porque
también hay una mayor cantidad de compensaciones que le estamos dando al sector
agropecuario. Esta es la verdad. No es mentira. Empezamos con 100 feedlot y tenemos
527 subsidiados por parte del Ministerio de Economía y por parte del ONCCA.
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Entonces, está bien. No está mal tener una situación de estas características. No
está mal que el Ministerio de Planificación tenga mayor cantidad de partidas necesarias
para garantizar las obras que el Estado y la Nación Argentina necesitan.
En este sentido, señora presidenta, uno podría decir, con claridad, que este DNU
tiene destinada una gran parte al pago de los aumentos salariales de los empleados de
las distintas reparticiones del Estado nacional, al aumento de partidas para el ONCCA y
al aumento de partidas para infraestructura, gran parte de las cuales corresponde a las
obras que realiza el Estado nacional.
El último punto y la última referencia que hago giran alrededor de este tema de
la modificación, de la eximición de un artículo de la Carta Orgánica del Banco Central
para permitir el pago al Club de París. Creo que discutir y hacer hincapié
exclusivamente en esto, sin echar una mirada a lo que pasa en el mundo, no quiero decir
que es irresponsabilidad, porque trato de no utilizar este tipo de palabras, pero es casi
ingenuo. El sistema financiero mundial se está cayendo. Los organismos financieros
internacionales que gobernaron después de la Segunda Guerra Mundial no existen más.
¿Dónde está el Fondo Monetario Internacional? ¿Dónde está el Banco Mundial? El
centro financiero mundial, Wall Street, está destrozado. Y nosotros tenemos un
gobierno que, producto de una situación económica del país, plantea “desendeudar” y
terminar con todas las ataduras o deudas que teníamos producto de la salida del default
después del año 2002.
—La señora diputada Rodríguez se acerca a la Presidencia y
efectúa manifestaciones fuera de micrófono.
Sra. Presidenta. — Disculpe la interrupción, señor diputado Rossi.
Diputada Rodríguez: no me venga a hacer debates en el medio de la reunión.
Espere que termine el diputado Rossi.
El dictamen en mayoría ya está firmado, es en mayoría.
Le voy a ceder la Presidencia al diputado Aguad para que, luego, siga
debatiendo quien quiera.
Continúa en el uso de la palabra el señor diputado Rossi.
Sr. diputado Rossi. — La verdad es que me parece que uno tiene que tener una mirada
en este sentido. También tiene que permitirse la búsqueda de nuevas herramientas ante
nuevas situaciones.
El diputado Aguad adelantaba una discusión que seguramente vamos a tener en
el debate del Presupuesto, que es la relacionada con los fondos del Banco de la Nación.
Es cierto lo que dice el diputado, que éste es el único banco que le presta a las PyME.
Pero la mayor cartera del Banco Nación está puesta en letras del Banco Central.
Entonces, uno se pregunta si, ante la situación de iliquidez y crisis internacional
y teniendo bolsones de liquidez en la Argentina, uno no puede apelar a esas situaciones
de liquidez para financiar al Estado y para financiar obras de infraestructura. Y la
verdad es que yo creo que sí, que hay que animarse a pensar esas cosas. Porque está
cambiando todo. Porque el mundo de la desregulación terminó. Para los que dijeron que
el mercado lo resolvía todo, eso terminó. Uno tiene que animarse a imaginar nuevas
herramientas para que el país crezca y para que dé respuestas efectivas ante situaciones
concretas distintas.
Eso es lo que tenemos que discutir. No podemos discutir, casi académicamente,
si vale la pena o no reformar un artículo de la Carta Orgánica del Banco Central, que lo
único que hace es prestarle dinero al Tesoro Nacional para que éste pague una deuda y
así podamos terminar con ella luego de siete años. También, en algún momento, habrá
que reconocer que, a siete años del default, la Argentina va a terminar con las deudas
saneadas y regularizadas.
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Nosotros somos, fundamentalmente, dirigentes políticos. No somos técnicos ni
economistas, aunque algunos presumamos de saber de todo, y no sabemos de todo. Pero
generalmente tenemos la obligación de enmarcar las discusiones en un análisis político.
Esto es lo que está pasando, hoy, en el mundo. La Argentina tiene la posibilidad de
utilizar todas las herramientas que posee. Y está bien que lo estemos haciendo en este
sentido, en este momento y en este lugar.
Sra. diputada Rodríguez. — Señora presidenta: he sido aludida por el diputado Rossi.
Le pido al diputado que se quede, si tiene las agallas y la convicción suficiente,
porque…
Sra. Presidenta. — Los senadores del oficialismo han pedido y han aclarado…
— Varios señores legisladores se retiran de la sala.
Sra. diputada Rodríguez. — Si tenés las agallas para tolerar la crítica, quedate. Si
querés irte es porque no tenés la convicción suficiente.
Sra. Presidenta. — Diputada Rodríguez: permítame ejercer la Presidencia.
Sra. diputada Rodríguez. — Le pido disculpas, señora presidenta.
Sra. Presidenta. — Cuando se convocó a esta reunión, se eligió y consensuó
específicamente el horario sabiendo que, por lo menos el bloque oficialista del Senado,
tenía reunión de bloque.
Sra. diputada Rodríguez. — Pero yo fui aludida por el diputado.
Sra. Presidenta. — Un minuto, por favor, señora diputada.
En consecuencia, los senadores del oficialismo se iban a retirar. De modo que
eximo a las senadoras Perceval y Gallego, ya que tienen que ir a su reunión de bloque
porque mañana se sesionan.
— Se retiran del salón las senadoras Gallego y Perceval.
Sra. Presidenta. — Yo debo retirarme, también, por lo que pido al secretario de esta
Comisión que continúe con la reunión, si es que así lo desea. En lo que a mí respecta, no
tengo ningún problema.
Sr. diputado Aguad. — Si el secretario soy yo, entonces renuncio a mi cargo. (Risas.)
Sra. diputada Rodríguez. — Me alegra la valentía del bloque oficialista para poder
discutir con convicción.
Sra. Presidenta. — Según lo comprometido, esperamos los dictámenes en minoría.
Como no hay quórum, queda levantada la reunión.
— Son las 18 y 36.
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