1 ENFERMEDADES BACTERIANAS DE LA PIEL Los agentes primarios en las infecciones bacterianas de la piel generalmente son residentes normales como parte de la microflora, como el Staphylococcus intermedius, por lo que la mayoría de las infecciones bacterianas presentan como fondo una anormalidad metabólica, parasitaria, estructural o inmunológica. Debido a que no se ha tratado la causa primaria, muchas de las infecciones bacterianas recurren, por lo que un tratamiento exitoso de una infección cutánea requiere de la corrección de la causa y del establecimiento de u tratamiento adecuado. El manejo adecuado de la mayoría de los casos de piodermas superficiales y profundos requiere del uso de antibióticos sistémicos y generalmente en conjunto con una terapia tópica con champúes antibacterianos. Es importante la elección de un antibiótico adecuado, en una dosis efectiva y por un tiempo suficiente para asegurar la cura y no una remisión transitoria. Es recomendable realizar un cultivo bacteriano para la elección del antibiótico, sin embargo como la mayoría de las infecciones cutáneas están causadas por el Staphylococcus intermedius, se puede elegir empíricamente un antibiótica eficaz contra este germen y, probablemente, realizar el cultivo si la infección no cede o es recurrente. En comparación con otros órganos, la piel es un órgano muy mal irrigado (recibe únicamente el 4 % del gasto cardiaco en comparación del 33 % de los músculos):, debido a esto, en ocasiones se debe administrar dos a tres veces la dosis recomendada, por lo que siempre se deben utilizar antibióticos que no presenten efectos secundarios considerables (ej. Cefalexina, enroflaxina y amoxilina ácido clavulánico). La antibioterapia debe ser continuada hasta la eliminación de la infección bacteriana, generalmente se alcanza hasta una semana después de la cura clínica en piodermas superficiales, y hasta dos o más en casos de piodermas profundos. La terapia tópica está enfocada en la remoción de detritus celulares, reducción de la población bacteriana de las lesiones y permitir el drenaje. Los agentes comúnmente empleados son la clorhexidina, yodopovidona, lactato de etilo y peróxido de benzoilo. PIODERMAS DE SUPERFICIE Dermatitis húmeda aguda (Dermatitis piotraumática) Causas y patogenia Es una dermatitis superficial aguda de muy rápida evolución (existe una colonización bacteriana en la superficie de la piel, pero no es infección cutánea), generalmente se presenta posterior a un trauma, ya sea infringido por si mismo o externo, por ejemplo, el cepillado o el rasurado. El autotrauma generalmente se produce por la presencia de parásitos externos como pulgas, ácaros, siendo la alergia al piquete de pulga el más común en la presentación de este pioderma, pero pueden ser otras causas las etiologías de base como enfermedades cutáneas alérgicas, sustancias irritantes, cuerpos extraños, manto sucio, otitis externa, saculitis anal, desórdenes músculo-esqueléticos dolorosos y psicosis entre otros. Existe predisposición individual para padecerla, pues se requiere de una sensibilidad a las toxinas de los gérmenes involucrados, que por lo general son Staphylococcus intermedius. Se ha comprobado que existe una hipersensibilidad bacteriana como causa de infecciones cutáneas superficiales recurrentes, donde se ha detectado un aumento en los niveles de IgE e IgG antiestafilocócicas. Las razas predispuestas son Pastor alemán, Cobrador dorado, San Bernardo, Collie y otras razas de pelaje denso. 2 Signos clínicos El aspecto de esta dermatitis se caracteriza por la presencia de lesiones bien localizadas, rojas, brillantes, dolorosas e intensamente pruriginosas con la presencia de un coágulo de exudado proteináceo en el centro del área rodeado por una aureola roja de perfil eritematoso. El área de presentación es muy común encontrarla en la región encontrarla en la región lumbo-sacra dorsal secundarias a una dermatitis alérgica a piquete de pulga. Diagnóstico El diagnóstico generalmente se dificulta y está basado en la historia clínica de aparición aguda con el autotrauma, en la apariencia física de las lesiones y se confirma por la respuesta a la terapia. Un frotis confirma la presencia bacteriana y neutrófilos degenerados, sin fagocitosis (evidencia de colonización y no de infección). Tratamiento El tratamiento es relativamente sencillo y por lo general, tiene una evolución rápida y favorable. La identificación y corrección de los factores predisponentes es esencial para alcanzar una resolución clínica exitosa y para evitar una posible recurrencia. Las lesiones y su periferia deben de ser rasuradas gentilmente, y con el propósito de de evitar mayor trauma al paciente, se recomienda realizarlo con el paciente bajo efecto de un sedante o anestésico. Posteriormente se debe lavar con agua y jabones o champúes antibacterianos (yodopovidona o clorhexidina) una vez al día por 7 a 10 días, con el fin de eliminar los exudados y detritus celulares de las lesiones, posteriormente deben aplicarse astringentes suaves como el acetato de aluminio al 2 % cada 12 horas por 10 días. Es importante impedir que prosiga en el autotrauma, para eso se pueden utilizar sedantes analgésicos, corticoesteroides en dosis antiinflamatorias, e incluso collares isabelinos. Existe una gran similitud clínica entre la dermatitis húmeda aguda y la foliculitis piotraumética, esta última, al ser una infección, sí requiere del uso de antibióticos sistémicos, por lo que se aconseja el uso de estos en ambas enfermedades. La foliculitis piotraumática es referida dentro de los piodermas profundos. En el caso de piodermas recurrentes se recomienda la utilización de inmunoestimulantes. El Staphaege Lysate* en el agente inmunoestimulante más utilizado, este producto contiene cultivos lisados del Staphylococcus aureus serotipos I y III junto con un bacteriófago Staphylococuus polivalente, el beneficio está dado por la síntesis de un anticuerpo antibacteriano y por la estimulación inespecífica de la reactividad celular T y destrucción de los estafilococos por los macrófagos. * Staphaege Lysate, Delmont Laboratories