Concepción ética

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Hacia una nueva ética prenatal a partir del conocimiento
del ente y la esencia de un Zigoto llamado Pedro.
En la coyuntura ética de la contemporaneidad, se debe resaltar el ambiente en el que se mueve el Hombre
actual: Secularización de todas las sociedades empezando por las naciones desarrolladas. Relativización
descarada de los conceptos de ética y moral. Poderes Socio−económicos comandados por Imperios alejados
del Cristianismo auténtico, como Estados Unidos, Europa y la China. Relativización del valor de la esencia
humana a partir de estas expresiones éticas y morales de la modernidad, que se identifican con el
desconocimiento intencional de la forma de los entes, matando la metafísica y la ontología puesto que no son
unas entidades susceptibles de medición y tabulación cual si fuesen realidades meramente físicas. Y es que si
no tiene Fe y conocimiento del plan salvífico de Dios para la vida del Ser, y mucho menos si no se cree en ÉL,
hoy en día va a resultar imposible que la raza humana se detenga a pensar en el valor Ontológico que pueda
tener un embrión en desarrollo, o un Zigoto, que es el Óvulo femenino recién fecundado por el
Espermatozoide Masculino, y que ya no son dos células separadas e independientes, sino que han pasado a
conformar una nueva Humanidad original, única, e irrepetible en toda la subsiguiente historia de la tierra y la
raza humana, démosle un nombre entonces: Pedro, que es quien yace allí, en las paredes rugosas y nutritivas
del Útero. Pero No, parece que esto no cuenta. Esto carece de valor para la adolescente neo−pagana que acaba
de ser fecundada, y quiere abortar, esto ni siquiera se puede ver y tocar como un carro, una moto, o una
botella. Y ese es uno de los problemas éticos de nuestra sociedad. Como no se nos ha enseñado el valor de
todos los entes vivos y sus esencias, sólo valoramos lo que pueda ser considerado físicamente, afín a los
valores de la concepción cientista, o de la positivista, o la hedonista, pero al fin y al cabo materialista.
Definitivamente el dinero es un medio de pago para comprar bienes y servicios referentes al mundo de lo
físico, y lo que no sea válido en términos materiales, no lo será éticamente para la sociedad contemporánea.
Por eso la adolescente quiere solucionar el atraso que tiene en su ciclo menstrual −que es UN SER que se ha
alojado allí− porque esa criatura representaría la interrupción de los estudios que le permitirán en el futuro
trabajar en una profesión y devengar dinero. Porque ese niño requiere recursos económicos para ser
alimentado y educado. Y también porque los Padres de ella se enojarían como nunca por el hecho de ella estar
embarazada, sabiendo que está muy menor para empezar a mantener a un hijo, lo cual representaría
obviamente, una pérdida de dinero grande y de tiempo muy valioso para producir. Alejémonos del ejemplo de
la adolescente, y vamos al de una mujer casada, ya las empresas después del tercer embarazo tienen como
política laboral despedir a esta empleada, que ha osado abrirse a la vida y atreverse a desafiar y parar la
maquinaria productiva de la unidad Microeconómica. Y en la Macroeconomía, ni hablar, en el país del
Dragón Rojo, en la China, toda familia debe tener como máximo 2 hijos, si ocurre un tercer embarazo debe
hacerse un aborto. Estas son las herencias palpables del Nihilismo y del Marxismo, las dos corrientes del
pensamiento entre las cuales divaga la conciencia del Hombre de la modernidad, un hombre que no conoce de
metafísica u ontología, de Ser, ente o esencia, y mucho menos de Cristianismo.
El hombre porta en su ser la semilla que irá a fecundar el óvulo de su compañera, hay un sólo óvulo en la
mujer que porta la información genética de la Madre, y millones de espermatozoides expelidos por el Padre,
cada uno de ellos con la información genética de él, pero también con características particulares personales.
Si tomamos varias de estas células reproductivas por separado y las ponemos sobre un vidrio de observación
con microscopio, encontraremos que cada una de ella tendrá atributos totalmente distintos a los de los demás:
codificación referente al color de ojos, al tono de la piel, el cromosoma del sexo −x ó y− el cromosoma que
define el temperamento¿Y para q ué necesita un espermatozoide de todos estos atributos? Pues para darlos en
herencia al Ser que se formará si se llega a unir con el óvulo, ésta entonces viene a ser una prueba de que El
Ser si bien no existe por antelación, como en un platónico mundo de las ideas, sí ha tenido desde el pasado,
cuando no había nada, una predisposición a nacer y a comenzar pues a tener una esencia y una existencia. De
todos los millones de espermatozoos donados por el Padre de un Ser Humano que llamaremos Pedro, sólo uno
tenía que llegar a su destino y penetrar en el óvulo: ese era el mismo Pedro, que triunfó por sobre los demás
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que venían nadando en el esperma y que también tenían la potencia de convertirse en Ser, para dejar de ser
célula. Pero no, simplemente esas células dejaron de existir y ahí ya no hay nada, y quedó lo que tenía que
existir, lo que había de ser: Pedro. Estaríamos tomado aquí en cierta medida, a los espermas como cosas,
puesto que no son seres como tal, son estructuras orgánicas, como lo puede ser un ojo o un oído, y que si
faltaren, no acabarán con el ser. (Raúl puede no tener un ojo, pero sigue siendo el mismo Ser: Raúl). Estas
llamadas en nuestro caso cosas, los espermatozoides, tienen vida orgánica propia y generan vida
indiscutiblemente, pero si faltasen, no pasaría nada; en cambio El Ser como tal : nuestro susodicho Pedro, no
se ha dado la vida a sí mismo, sino que le fue entregada en el misterio de la fecundación. Al unirse con el
óvulo, podríamos decir sin escandalizarnos, que el propio Pedro ya era ese espermatozoo en particular que
llegó a fecundar al óvulo, pero también debemos decir que el esperma no se ha dado la vida a sí mismo, sino
que necesitó del Padre, dueño del aparato sexual que le ha producido , para poder existir como unidad celular,
como estructura micro orgánica. También podemos decir, y lo debemos decir también sin escandalizarnos,
que Pedro entonces no era nada, y simplemente no existió hasta el momento mismo de la formación del
Zigoto. No relación Sexual −> No Zigoto −> No Pedro. Así de sencillo, y si no hubiera habido Pedro no
hubiera habido nada de que hablar, no habría pasado nada, seguiríamos igual, pero resulta que no: él fue
engendrado por su padre y su madre, y a su vez, no fue Creado por ellos, sino por Dios.
Llegamos aquí, a un punto interesante en el desenvolvimiento de nuestra exposición donde lo iluminamos
todo con el aporte de Santo Tomás de Aquino, y decimos con él: Pero todo lo que conviene a una cosa o ha
sido causado por los principios de su naturaleza, como la risibilidad en el hombre, o viene de algún principio
extrínseco, como la luz en el aire procede de la influencia del sol. Pero no es posible que el mismo ser haya
sido causado por la misma forma o quididad de la cosa, según la causa eficiente, porque entonces una cosa
sería la causa de sí misma, y se daría a sí misma el ser, lo cual es imposible. (de Ente y Esencia, Cap. III)
La quididad o esencia de Pedro entonces, es lo mismo que Pedro es, y que está escrito genéticamente en las
herencias que sus Padres le trasmitieron. Pero el Ser de que ha sido provisto Pedro, sólo vino a serle aportado
por Dios −que es El Ser sin esencia, pues su esencia es su mismo ser− en el momento Divino y como
Sacramental de su concepción, que es exactamente desde cuando va a comenzar a subsistir Pedro en la
naturaleza de las cosas.
¡Noticia para la sociedad contemporánea! ¡Oíd! materialistas, cientistas, feministas, Neo−positivistas: El Ser
nace para el mundo desde la fertilización, no 9 meses más tarde cuando sale del útero de su Madre.
Decimos finalmente, a manera de conclusión de nuestro ensayo, que si tomásemos a dos personas con una
quididad una y propia de por sí; Así perteneciesen al mismo género, es decir, si tomásemos a dos seres
distintos: Pedro y Pablo. La diferencia entre ellos como esencias no la podríamos catalogar dentro de una
clasificación ontológica. Pues su ser ha sido dado por Dios en medio de su infinita Bondad creadora de seres a
su imagen y semejanza. Ellos dos SON, pero gracias a que en ellos fue insuflado Un Ser. Las diferencias entre
ellos, pues, serían de carácter meramente óntico; cual si fuesen dos espermatozoides observados bajo el
microscopio, dos boxeadores en el momento de su pesaje, o dos epistemólogos de distintas escuelas; puesto
que nosotros sólo llegamos a clasificar sus atributos y sus accidentes, jamás podremos identificar con nuestra
razón lo que es su dimensión ontológica particular. Empero, sí sabremos que cada uno de ellos, sencillamente,
ES. Y este, es el primer paso para construír una ética que respete la vida y a Dios.
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