Educación y Ciudadanía. (La Opinión 12/04/08) TERESA SALINAS A lo largo de los últimos meses he escuchado inexactitudes y manipulaciones a costa del área de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos, que comenzará a impartirse en septiembre en la Región de Murcia, de acuerdo a lo establecido en los llamados Decretos de Currículo regionales, en aplicación de la Ley Orgánica de Educación, aprobada en el Congreso de los Diputados en 2006, con el único voto en contra del Partido Popular. Afortunadamente, a lo largo de los últimos meses he escuchado muchos argumentos sólidos e inteligentes a favor de la inclusión de dicha área en el currículo escolar, un área que aparece en la Recomendación del Consejo de Europa del 16/10/2002, a la que hicieron caso omiso desde el gobierno del PP, más entretenido en otros temas que en hacer de la ciudadanía democrática un objetivo prioritario de su política educativa. Tras la declaración por el Consejo de Europa del año 2005 como Año Europeo de Educación para la Ciudadanía, el Gobierno español planteó esta área en el currículo escolar como un instrumento para mejorar la convivencia, la cohesión y la integración social; para prevenir o corregir la amenaza que suponen la violencia en sus diversas manifestaciones, la intolerancia, el fanatismo, el racismo y la xenofobia, la marginación, la insolidaridad. Esta formación cívica del alumnado nada tiene que ver con la formación religiosa y moral garantizada por el artículo 27.3 de la Constitución, que no es un fin del Estado ni de los servicios públicos educativos sino de las respectivas confesiones religiosas. Una formación religiosa contemplada en la LOE sin ninguna modificación respecto a su estatus anterior, es decir, sigue siendo voluntaria, evaluable y con la misma asignación horaria. Por tanto, ante la feroz campaña orquestada en contra de un área con estas características y estos objetivos, me surge una primera duda ¿qué valores defienden estas personas que no quieren que sus hijos e hijas adquieran los valores democráticos en las escuelas? Hay quien piensa que son las mismas personas que históricamente se han considerado en posesión de los “auténticos” valores éticos y morales, que han intentado imponer al resto de la sociedad, sin respetar su derecho a la libertad de pensamiento. Uno de los argumentos que utilizan estos objetores es la negativa al adoctrinamiento por parte del Estado e impedir su injerencia en la transmisión de valores morales. Ante ello me surgen 1/3 Educación y Ciudadanía. (La Opinión 12/04/08) una pregunta, ¿será lo mismo “adoctrinar” que educar en valores democráticos?; una duda, al no aparecer referencias a valores morales en el currículo ¿a qué se refieren, dónde están que no consigo encontrarlos en los decretos oficiales?; y una necesidad, diferenciar entre la formación del individuo que pueden ofrecer los regímenes totalitarios de la que aportan los sistemas democráticos. En los sistemas democráticos, por su propia definición, el área de educación cívica es una barrera frente a toda manipulación ideológica. La educación en una sociedad democrática, del siglo XXI, siempre se hará sin adoctrinamientos, con el propósito firme de promover la convivencia solidaria y respetuosa con el pluralismo, con la libertad de conciencia, con el pensamiento crítico, con los valores que fundamentan una ciudadanía responsable y participativa, con el aprendizaje de los derechos y libertades fundamentales que organizan la convivencia pacífica y democrática y que están recogidos en nuestra Constitución. Pienso que, tras todo lo anterior, entenderán la gravedad que otorgo a las declaraciones del Consejero de Educación de Murcia anunciando que no penalizará a los padres que han declarado su intención de objetar al área de Educación para la Ciudadanía. Nuevamente me surge una pregunta ¿cómo es posible que personas supuestamente sensatas e inteligentes sean capaces de incitar a la desobediencia de una ley orgánica aprobada por el Parlamento Español, con todas las garantías legales? Si es basándose en la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, sigue pareciéndome una decisión imprudente, pues los de Asturias, Cataluña, País Vasco, han dictaminado justo en sentido contrario, pareciendo por tanto lo más oportuno, iniciar en septiembre la implantación del área y esperar la sentencia del Tribunal Supremo. Educación para la Ciudadanía contribuirá a que todo el alumnado conozca el funcionamiento del Estado, de sus instituciones, de los valores constitucionales y de los Derechos humanos. Considero que el Consejero debería trabajar para que esto sea una realidad en los centros educativos de nuestra Región, además de preocuparse, lógicamente, por la excelencia de nuestro sistema educativo, por adoptar medidas verdaderamente eficaces para asegurar el éxito educativo de todo el alumnado y reducir el abandono escolar temprano, mejorar las infraestructuras de los centros públicos,… en fin, por aumentar la calidad y la equidad de la educación de la Región de Murcia. Haciéndolo, además, desde la colaboración y el consenso con el MEC durante la próxima legislatura. 2/3 Educación y Ciudadanía. (La Opinión 12/04/08) Para finalizar, me permito utilizar las palabras de José Mª Martín Patino, jesuita, en septiembre de 2007: “No tengo yo gran intranquilidad por las personas que están hablando actualmente en contra de la educación para la ciudadanía, pero creo que no hablan en contra de la Educación para la Ciudadanía hablan en contra del gobierno y hablan en contra del Presidente del Gobierno. Creo que han dado un salto cualitativo los obispos españoles que no se había dado en toda la historia moderna de la iglesia española al desautorizar a la autoridad legalmente constituida ” Sin olvidar que el 9 de marzo se celebraron Elecciones Generales en España. Teresa Salinas García, miembro del Foro Ciudadano de la Región de Murcia. 3/3