El coste de la no formación. (La Opinión, 24/03/07) JOSÉ HERNÁNDEZ FRANCO “En Estados Unidos, el coste bruto medio (para las arcas públicas) en el curso de la vida, de una persona de 18 años que abandona los estudios de enseñanza media, se estima en 350.000€ (un poco más de 58 millones de las antiguas pesetas). Esto incluye pérdidas de impuestos sobre la renta, un incremento de la demanda de atención sanitaria y de ayuda pública y unos mayores índices de criminalidad y delincuencia”. En el Reino Unido si un 1% más de la población activa tuviera titulación de enseñanza media en vez de no poseer ninguna titulación, el beneficio para el país ascendería a 665 millones de libras esterlinas anuales (unos mil millones de euros). Este texto, extraído de un reciente informe de la Comisión Europea, dirigido al Consejo y al Parlamento Europeo y titulado “Eficiencia y equidad en los sistemas europeos de educación y formación” (septiembre 2006) describe dos estudios, uno realizado en los Estados Unidos y otro en el Reino Unido, sobre el coste para las arcas públicas de lo que llamaré la “no formación”. Los estudios dan respuesta a la pregunta sobre el coste (oculto y que no se refleja en las cuentas públicas) que ocasionan los jóvenes sin formación a lo largo de su vida posterior a la escolar. Recientemente el Consejero de Educación, Juan Ramón Medina Precioso, se mostraba resignado ante el aumento en el índice de abandono educativo temprano que se ha producido en la Región de Murcia. Este índice mide el porcentaje de la población de 18 a 24 años que no ha completado los estudios Educación Secundaria Obligatoria (y que tampoco ha realizado ningún tipo de estudio o formación en las cuatro últimas semanas anteriores al momento en el que se realiza el estudio). Es un indicador de la calidad de un sistema educativo y está definido e incluido entre los indicadores estructurales de la Unión Europea. Se pretende que en el 2010 baje a cifras inferiores al 10%. Entre 1999 (último año de gestión ministerial de la educación en Murcia) y 2004 el índice de abandonos educativo temprano pasó del 35’3% al 43’9%, es decir, en vez de bajar paulatinamente (como era de esperar si queremos llegar al objetivo europeo de no sobrepasar el 10%), el índice ha crecido 8’6 puntos porcentuales. En el 2005 este índice se ha situado en la Región de Murcia en el 38’1%, porcentaje solamente superado, en la Unión Europea, por Portugal (38’7%); el valor medio europeo de este índice es del 15’2%. En el caso de los hombres es desolador, en el año 2005 el 43’7% de hombre entre 18 y 24 años no ha completado los estudios de Educación Secundaria Obligatoria en la Región de Murcia. Se justifica el Consejero, ante este deterioro del sistema educativo murciano, en los estudios de la Fundación La Caixa que ponen en evidencia que “en economías con gran dinamismo los jóvenes preferían ir a trabajar, antes de seguir los estudios” y añadía que en su opinión “en líneas generales es mejor que la gente estudie, pero que los jóvenes dejen los estudios 1/2 El coste de la no formación. (La Opinión, 24/03/07) significa que hay paro técnico”. Visto así parece lógico pensar que el objetivo europeo de reducir el abandono educativo temprano es una quimera. Si la economía va bien y las tasas de desempleo se reducen, y todo parece indicar que es así, los jóvenes no quieren seguir en el sistema educativo y lo abandonan. De forma que a mayor bienestar económico y menor tasa de desempleo es de esperar un mayor índice de abandono de los estudios en nuestros jóvenes y, por tanto, una menor formación de la población. Parece que algo no funciona bien en este tipo de razonamientos que relaciona de forma inversa el dinamismo económico y el empleo, con la formación. ¿Nos quieren convencer de que una consecuencia inevitable de una buena situación económica es una menor formación de la población adulta?. Conformarse con el abandono de las aulas no parece una buena actitud. “Las políticas de reducción de los coste de la no formación pueden incidir positivamente en la equidad y eficacia del sistema educativo, además de maximizar los rendimientos reales y a largo plazo de los sistemas de educación y formación” En nuestra Región unos simples cálculos nos pueden dar una idea del ahorro económico que suponen políticas de reducción del fracaso escolar, en el propio gasto educativo. En el 2003 el gasto medio por alumno de enseñanza media estaba 4807 euros, basta multiplicar esta cifra por el número de repetidores que había en la Región de Murcia en la ESO en el curso 2004-05, 11.392, y nos da la cifra de 54.761.344€. Si el porcentaje de repetidores pasase del 17’7% al 12’7%, si fuésemos capaces de reducir las repeticiones en 5 puntos porcentuales, el sistema educativo murciano se ahorraría, cada año, 15.477.819 € (2.575.292.384 ptas). Y esto es mirando solamente las ventajas económicas para el propio sistema educativo. José Hernández Franco es Catedrático de Enseñanza Secundaria y colaborador de El Otro Estado de la Región. Informe 2006 2/2