JUAN VERA LORENTE

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Impuesto escolar. (La Opinión, 18/10/08)
JUAN VERA LORENTE
Cualquiera de nosotros si tuviéramos que hacer en la administración alguna gestión y nos
cobraran por ello, a sabiendas de que es gratuita, nos echaríamos las manos a la cabeza, y en
el mismo momento lo denunciaríamos.
Ahora imagínense que la Administración no hace la gestión directamente sino que delega en
una entidad privada para dar el mismo servicio con las mismas condiciones de gratuidad. ¿Nos
negaríamos, como en el caso anterior, porque se nos exija una cantidad de dinero?
Seguramente, muchos de ustedes estarán pensando que no aceptarían pagar por lo que debe
de ser un servicio gratuito.
Pero ¿qué ocurre con la enseñanza, qué pasa con aquellos centros concertados (he de aclarar
que no todos llevan a cabo dichas prácticas, por fortuna) que solicitan una cuota mensual a
través de las asociaciones de padres, u otras entidades similares, que ronda entre los 40 ó 50
€ y llega, en los casos más extremos, a cerca de los 200 € mensuales.? ¿Qué ocurre cuando
los centros concertados solicitan una cantidad de dinero superior, por la misma comida, que en
un centro público? (a pesar de ser, en muchos casos, la misma empresa responsable del
servicio); ¿qué ocurre cuando aumentan el precio de la cuota de transporte, del gabinete
psicopedagógico, de las actividades extraescolares en general y de cualquier material o evento
necesario (según criterio del colegio) durante el curso escolar? Hay que decir que todo este
dinero o sobrecoste, en la mayoría de los casos, no va ni a las asociaciones de padres ni a la
mejora de los servicios complementarios, simplemente va a las ganancias del colegio y por lo
tanto no tiene por qué repercutir directamente en mejoras o abaratamiento posterior del
servicio.
La figura de colegio concertado se reconoció en la LODE (1985) para dar respuesta a la
supuesta “libertad de elección” que viene recogida en nuestra Constitución Española. Se trata
de centros privados en los que, como he dicho anteriormente, nuestra administración delega el
servicio educativo. En nuestra comunidad el dinero que se paga por aula concertada está por
encima de la media nacional. De hecho, en los dos últimos años, ha crecido por termino medio,
aproximadamente un 20%, en todos sus niveles (vean los anexos, referentes a dotación de
centros concertados, de los presupuestos de 2008 y 2006 y comparenlos: www.carm.es/chac/l
eypresup2008/presupuestos.html
y
www.carm.es/chac/leypresup2006/html/indexns.htm ).
Es decir, que los centros concertados tienen dinero más que suficiente para que poder
funcionar (sobre todo si se contrastan con nuestros vecinos concertados andaluces )pero el
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deseo de ganar dinero no tiene límites, manteniendo, de esta manera cuotas a asociaciones
“fantasma” y cobrando servicios por encima de su valor.
Las razones por las que se acepta este “impuesto” son varías, Voy a mencionar algunas: En
primer lugar porque hay padres que están dispuestos a pagar por desconocimiento o inercia,
no conocen la legislación vigente ni se plantean ningún tipo de reflexión, por lo tanto, hacen lo
que hace el resto; en segundo lugar, por temor, consideran que si no lo hacen el colegio va a
tomar alguna represalia hacia sus hijos de manera directa o indirecta, situaciones de este tipo
ya se han producido y lo que es más grave, se siguen produciendo (desde comentarios en
clase a los alumnos que no pagan, pasando por aparecer en los últimos puestos para la
realización de cualquier actividad: excursiones, comedor…) y por último, por clasismo: algunos
padres, los menos, de manera ruin y mezquina ,a mi entender, consideran que si se paga se
está creando un filtro para evitar la entrada de alumnos de nivel socioeconómico bajo y así
realizar una selección del alumnado. Gran error social esto último, que a la larga traerá graves
consecuencias, porque afectará al tejido social. Además, y esto es lo más grave, se permite su
realización desde centros que se sostienen con fondos
públicos
, es decir, pagados por todos nosotros.
Son estas, razones más que suficientes, para que la administración de una vez por todas
prohíba tajantemente este tipo de actuaciones por parte de algunos centros concertados y
aplique la ley, en caso de tener que hacerlo. Los centros concertados pueden funcionar
perfectamente con el dinero que tienen asignado. Si no fuera así, ¿alguien se ha preguntado
por qué hay un auge tan grande de los mismos en nuestra región en los últimos años?. No hay
que olvidar que todos los centros concertados deben de ofrecer un servicio público, y por tanto,
no pueden dar servicios complementarios con sobrecoste alguno y mucho menos, cobrar por la
impartición de la enseñanza obligatoria.
Hace pocas semanas salió, en este mismo periódico, un extenso artículo sobre el esfuerzo
económico que nos supone a todas las familias el inicio de curso, se hacía hincapié en la
diferencia de coste entre las familias cuyos hijos iban a la concertada respecto de la pública,
pero, en ningún momento se planteaba por qué se producía esa diferencia, en base a qué
conceptos, a dónde iba a parar ese dinero extra al que tenían que hacer frente las familias de
la concertada en estos tiempos de crisis. Lo más grave es que se da por hecho de que los
concertados funcionan así, y por tanto no hay que preguntarse nada al respecto.
El artículo 88 de nuestra Ley de Educación vigente (LOE) se refiere a la garantía de gratuidad
y en él se dice: ”Para garantizar la posibilidad de escolarizar a todos los alumnos sin
discriminación por motivos socioeconómicos,
en ningún caso podrán los centros públicos o privados concertados percibir cantidades
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de las familias por recibir las enseñanzas de carácter gratuito, imponer a las familias la
obligación de hacer aportaciones
a fundaciones o asociaciones ni establecer servicios obligatorios, asociados a las enseñanzas,
que requieran aportación económica, por parte de las familias de los alumnos…” Sin
comentarios.
Por supuesto de este análisis hay que excluir a aquellos dignísimos colegios privados con
vocación pública de servicio (que los hay) que en ningún momento se han planteado cobrar
ningún tipo de cuota o sobreprecio de todas las actividades complementarias y de enseñanza
que ofertan.
Juan Vera Lorente
Delegado de STERM- La Intersindical y miembro del Foro Ciudadano
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