La quimera del ladrillo (La Opinión, 03/02/07) ANTONIO CAMPILLO En febrero de 2001, nació el Foro Ciudadano de la Región de Murcia, con un triple objetivo: promover el debate público y la participación ciudadana, luchar por los derechos humanos de todas las personas que residen en la Región y colaborar con todas las organizaciones que comparten nuestros fines. De hecho, el Foro Ciudadano forma parte de la red mundial de asociaciones cívicas, organizaciones no gubernamentales y movimientos sociales que en las últimas décadas vienen reclamando “otro mundo posible”. En apenas seis años, la actividad de esta asociación cívica ha sido muy intensa y variada: hemos fomentado el debate público sobre los más diversos problemas de la Región, hemos promovido y participado en todo tipo de plataformas reivindicativas, y hemos editado dos amplios y rigurosos informes titulados El otro estado de la Región, uno en 2003 y otro en diciembre de 2006. Con todas estas iniciativas, hemos querido poner nuestro granito de arena para mejorar la cultura democrática de la Región. A partir del presente artículo, iniciamos una colaboración periódica -todos los sábados- con el diario La Opinión, al que agradecemos que nos haya brindado esta tribuna de opinión. En ella, los miembros del Foro Ciudadano iremos exponiendo nuestros puntos de vista sobre la actualidad regional. En El otro estado de la Región. Informe 2006, hemos hecho una radiografía de nuestra comunidad autónoma, y los resultados nos llevan a ser muy críticos con el actual modelo de desarrollo y con los responsables políticos que lo están promoviendo. El PIB regional ha crecido un 3,8% de media en el quinquenio 2000-2005, ocho décimas por encima de la media nacional, lo que ha supuesto también un elevado crecimiento del empleo; sin embargo, en la mayor parte de indicadores de desarrollo humano (PIB per cápita, rentas salariales, precariedad laboral, discriminación de la mujer, niveles educativos y culturales, acceso a la vivienda, prestaciones sociales, etc.), no sólo no se han acortado las distancias con la media nacional sino que incluso han aumentado desde que elaboramos el Informe 2003. Esto quiere decir que la riqueza generada con el actual modelo de desarrollo no se está distribuyendo equitativamente, ni está contribuyendo a elevar significativamente el bienestar social y cultural de la población regional, por lo que la Región de Murcia sigue estando en el furgón de cola de las comunidades autónomas españolas. A esto hay que añadir que el motor principal del crecimiento económico regional no es precisamente la economía productiva y la inversión en I+D+i, como sería de desear, sino el sector de la construcción y la especulación 1/3 La quimera del ladrillo (La Opinión, 03/02/07) inmobiliaria, cuyo peso se ha incrementado vertiginosamente entre 2000 y 2005, situándose también por encima de la media nacional (12,2% frente al 11,6%), lo cual está generando unos impactos medioambientales de tal envergadura (suelo, agua, energía, tráfico, contaminación, etc.) que son insostenibles a medio y largo plazo. Para comprender por qué se sigue manteniendo este modelo de desarrollo, a pesar de ser tan injusto e insostenible, es preciso poner en relación los datos precedentes con la situación política regional. En este terreno, el citado Informe 2006 señala los tres rasgos principales que caracterizan políticamente a nuestra comunidad autónoma. En primer lugar, la baja calidad de nuestra vida democrática, debida a cuatro factores: el efecto monopolístico de las sucesivas mayorías absolutas, primero del PSOE y después del PP (favorecido por una ley electoral que no respeta el principio de proporcionalidad), el bloqueo de los cauces institucionales de participación ciudadana, acentuado desde 1995 (tanto en el ámbito autonómico como municipal), la escasa cultura política de la ciudadanía murciana (puesta de manifiesto en las sucesivas encuestas del CIS) y el control ejercido sobre la mayoría de los medios de comunicación regionales por los dirigentes políticos y empresariales (un control que llegó al colmo con la concesión de los canales de TDT). En segundo lugar, el hecho de que la Región de Murcia, tras las elecciones de 2003 y 2004, y debido sobre todo a la falaz pero exitosa demagogia del nacionalismo hidráulico, se ha convertido en la comunidad autónoma políticamente más conservadora de toda España, a contracorriente del cambio de ciclo político que se ha producido en el gobierno central y en otras comunidades autónomas, como Cataluña o Galicia. Y, por último, el hecho de que la gran estrategia de especulación inmobiliaria puesta en marcha en los últimos años (desde la Ley del Suelo promovida por Aznar en 1998 y la promovida por Valcárcel en 2001) ha estado acompañada por un generalizado proceso de corrupción política y de degradación del funcionamiento democrático de las instituciones públicas (tanto regionales como locales), por obra y gracia de los convenios urbanísticos, la afluencia masiva de dinero negro, los informes técnicos realizados bajo presión política y las múltiples connivencias entre cargos públicos e intereses privados. El lector o lectora inteligente puede comprender con facilidad que hay una correlación muy estrecha entre los datos relativos al modelo de desarrollo y los rasgos que caracterizan a la situación política regional. Como ha demostrado sobradamente Amartya K. Sen, Premio Nobel 2/3 La quimera del ladrillo (La Opinión, 03/02/07) de Economía y asesor del PNUD de la ONU, no es el crecimiento económico del PIB el que hace a una sociedad más avanzada desde el punto de vista político, social y cultural, sino todo lo contrario: son las sociedades con un mayor grado de participación democrática, de justicia social y de nivel cultural las que cuentan también con unos niveles más elevados de desarrollo humano. Por eso, desde el Foro Ciudadano consideramos que no será posible adoptar en la Región de Murcia un modelo de desarrollo económico mucho más sostenible y solidario, si no se produce al mismo tiempo un aumento de la cultura cívica y la participación ciudadana, un mayor pluralismo en los medios de comunicación escritos y audiovisuales, una profunda regeneración democrática de las administraciones públicas, una exigencia de responsabilidades a la actual clase dirigente y un cambio de ciclo político paralelo al que ha tenido lugar en el resto de España. Antonio Campillo Presidente del Foro Ciudadano de la Región de Murcia 3/3