Dinamarca. Proyecto Verahus

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*Dinamarca, 06-DK-15. Proyecto Verahus, Residencia para
adultos discapacitados.
¿Por qué Dinamarca? Si se aterriza en este país para hacer el Voluntariado Europeo, ésta es
la pregunta que más veces oirás. ¿Por qué Dinamarca y no Suecia, o Noruega, o Alemania? A
los daneses les provoca verdadera curiosidad saber porqué la gente quiere venir a su tranquilo
país, donde nada emocionante suele ocurrir. Quizás sea porque son el país más feliz del
mundo, gozan de un buen Estado del Bienestar, o simplemente, como fue en mi caso, porque
quedaba lejos de casa, no sabía nada de él y probablemente no se me habría ocurrido visitarlo
nunca.
Así que aquí llevo 6 meses de mi vida. Llegué a finales de agosto y hasta finales de mayo no
acabo mi proyecto. Vivo en una especie de residencia con 10 voluntarios más, casi todos ellos
alemanes. Al cabo de un tiempo terminas por entender nociones básicas del alemán antes que
las del propio danés. El danés; fácil, lo que se dice fácil de aprender, se puede decir que no.
Aprender a distinguir tres “o” diferentes, o usar partes de tu garganta que no habías utilizado
antes para hablar, puede llegar a ser desesperante. Antes de marcharme hubo mucha gente
que me dijo que no me molestase en aprender el idioma de allí, que con el inglés llegaba de
sobra. Y es cierto que aquí todo el mundo entiende el inglés gracias a la televisión, pero
también es cierto que si haces el esfuerzo de aprender a chapurrearlo, la gente con la que
trabajas día a día lo valora, aunque tengas que repetir 2 veces lo que quieres decir.
Trabajo en una residencia para personas con discapacidad física principalmente. Y en qué
consiste mi voluntariado. Básicamente en ayudar a las trabajadoras en la vida diaria de los
usuarios. Es decir, levantarlos, asearlos, comer, ir de compras, jugar al bingo, pintar, dar un
paseo, ir de vacaciones con ellos, ver la tele, y un poco lo que se les ocurra que les apetece
hacer. Al principio es un poco duro entenderte con personas que han perdido el habla o que
casi no se pueden comunicar, y más aún en una lengua que no dominas en absoluto. Aquí
entra en juego la imaginación y tu capacidad de comunicarte con el cuerpo. Una de las
primeras veces estuve con una mujer que no puede hablar y solo puede afirmar o negar con el
dedo, y yo no sabía que era lo que le pasaba, así que empecé a señalar en mi cuerpo todas las
partes imaginables para averiguar lo que le dolía. Al final la señora se acabó riendo de mí y con
dolor de oídos, pero la satisfacción que me dio poder comunicarme con la señora fue enorme.
Desde hace unos meses, ayudo todos los días a esa mujer en su vida diaria, y es muy
gratificante ver como ya me puedo comunicar perfectamente con ella y ver que le soy útil.
A nivel personal, creo que es y será una de las mejores experiencias que viva. Aterrizar en un
país totalmente opuesto al tuyo desde cero, y construir una nueva vida es algo que hasta que
no lo vives no te puedes ni imaginar. He aprendido que lo que es normal para nosotros (tomar
las uvas, cenar a las 9, darnos 2 besos,…) es algo inconcebible para el resto de Europa, y
viceversa. Adaptarte a una nueva cultura no es fácil porque hay un momento en el que se
piensa que estos daneses están locos y que qué bien se vive en España. Pero también es
cierto que si consigues mezclar las dos culturas te enriquecerás un montón. Una de las cosas
que más me impactó de Dinamarca es ver como los bebés esperan en sus carritos en la calle
mientras sus padres toman un café o están comprando. Cuando les pregunté que por qué lo
hacían me contestaron que era sano y que si en España no lo hacíamos, a lo que contesté que
si dejamos al bebe en la calle seguramente cuando volvamos ya no esté, pero claro, ellos no
tienen que preocuparse de que cojan a su bebé porque nadie aquí hace eso. Son cosas de su
vida diaria que hasta que no llevas un tiempo viviendo no eres capaz de comprender, como no
cerrar tu casa, dejar los zapatos en la puerta o comer ese pan negro que tanto les gusta.
¿Por qué Dinamarca? Porque andan en bici, son gente amable que siempre ayudan, porque
les encanta España, aman su país y todo lo que contiene, son tradicionales pero a la vez muy
abiertos de mente, por sus ciudades de cuento, por sus tardes de invierno alrededor de una
taza de café y velas, porque son el país más feliz del mundo y eso se contagia si llegas hasta
aquí.
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