A Fernández Ordóñez y los cien economistas del Manifiesto, se... patronales, como si la el actual mercado laboral les hubiera...

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La reforma que viene (27-2-2010)
A Fernández Ordóñez y los cien economistas del Manifiesto, se les unen las organizaciones
patronales, como si la el actual mercado laboral les hubiera impedido saldar el año 2009 con
815.000 personas asalariadas menos. Menos mal, que es rígido…
La verdad es que resultaría cómico, si no hubiera tanto sufrimiento detrás, que los “mejores
economistas del país” fueran incapaces de prever el cataclismo económico y social que se nos
venía encima y ahora se atrevan a vaticinar el tiempo que, con una reforma laboral adecuada,
ahorraríamos en recuperar el empleo. Calculan estos sabios del FEDEA (dependiente de
poderosas corporaciones empresariales y bancarias españolas) que la recuperación del
empleo tardaría sólo seis años y medio, con reforma laboral y que, sin ella, tardaríamos diez
años.
El pretexto de la pretendida reforma, es la dualización del mercado laboral entre los contratos
fijos, muy caros de rescindir y los temporales, que son los que están pagando las
consecuencias. Se otorga el carácter de privilegiadas a las personas con contrato fijo frente a
quienes sufren la temporalidad y, de paso, se les culpabiliza junto al personal funcionario,
desviando la atención de quienes ni se sonrojan ni se arrepienten.
Nunca se vio tanta preocupación por la temporalidad, por parte de quien se aprovecha de ella.
Como si la culpa no fuera de quien contrata y de cómo lo hace. De las sucesivas reformas
laborales que han multiplicado las posibilidades de contratos basura. De la excesiva manga
ancha con que se controlan (o más bien no se controlan) los contratos temporales que ocupan
puestos de trabajo permanentes. De la poca justificación que necesita un despido para ser
firme, ya que pagando la indemnización se resuelve.
Se está pidiendo un modelo único de contrato laboral, indefinido y con un menor coste del
despido, a través de distintas fórmulas. Además, se pretenden desjudicializar los despidos,
aumentando si cabe, la indefensión ante ellos. Se demanda individualizar las relaciones
colectivas, empresa a empresa, dejando así a quienes tienen poca capacidad organizativa y
reivindicativa sin el escudo que suponen los convenios colectivos sectoriales y territoriales.
Como lo hace redundantemente, la patronal defiende disminuir su parte de las cotizaciones
sociales, esto es, disminuir las posibilidades de protección a quienes la necesiten. Es lo que se
debe esperar de una patronal que es capaz de echarle la culpa del desempleo, por boca del
presidente de la comisión económica de la CEOE, J. Luís Feito, a los altos salarios españoles.
El Fondo Monetario Internacional también apunta hacia nuestros altos salarios, demandando
su rebaja para salir de la crisis. No está mal considerando que la media española es de 21.500
euros anuales frente a los 27.036 de la media UE. En el Reino Unido, con 46.000 euros de
salario medio, deberían estar al borde del colapso laboral, pero no, resulta que acaban de salir
de la recesión.
De momento, el Gobierno tiene un discurso contrario a la definición de un nuevo tipo de
contrato, con propuestas muy generales e inconcretas. Algunas van en la línea de reforzar
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tipos de contratos ya existentes como el de formación y el de fomento.
Los últimos anuncios y renuncios del Gobierno con el tema de las pensiones y la edad de
jubilación o los recortes previstos del gasto público, que aún pueden ser mayores, -según
aseguraba en Londres J. Manuel Campa, Secretario de Estado de Economía, para convencer a
quienes están especulando con la deuda española- nos descubren a un J. L. Rodríguez
Zapatero que, lejos de posicionarse por la preservación de derechos laborales y sociales y de
invertir en la reorientación de la economía, pareciera que está optando, en los últimas
semanas, por plegarse a las condiciones que se le imponen desde el gran capital y el mercado.
En eso Mariano Rajoy tiene ventaja. Él no tiene dudas sobre lo que haría, en caso de llegar al
Gobierno, ni ve la necesidad de explicarnos sus propuestas. Simplemente repetiría los dictados
de quienes mandan en los mercados, como abaratar el coste del despido o congelar los
salarios, pero desde el principio y sin complejos.
Con estos mimbres, junto a la experiencia de las anteriores reformas laborales, no cabe
esperar que la próxima pueda mejorar la situación para las personas trabajadoras.
Aunque el rápido acuerdo en materia de negociación colectiva no anime, esperemos que
CCOO y UGT, en su negociación con la patronal no caigan, una vez más, en el error de dar por
bueno el principio liberal de que la economía va bien si la Bolsa va bien y se multiplican los
beneficios de los inversores.
La Economía irá bien si da respuestas a todas las necesidades sociales de la población,
aunque eso no haga rica a ninguna persona. Pero claro, esto puede sonar a subversivo
antisistema…
Toni Carrasco. Miembro del Secretariado de STERM-Intersindical y colaborador de Foro
Ciudadano
(Artículo publicado en diario La Opinión de Murcia el 27/2/2010)
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