ANATOMIA CLINICA DEL RAQUIS CERVICAL TIPO INTRODUCCIÓN La intención de este capitulo no es hacer un recuerdo anatómico descriptivo de la columna cervical, sino indagar las implicaciones funcionales que derivan de su morfología, y que tienen una traducción clínica. A primera vista, se puede observar que esta región es la mas delgada de toda la columna, aunque tiene que soportar el peso de la cabeza en equilibrio. La morfología, tanto del cuerpo vertebral como del arco posterior, difiere bastante de las regiones torácica y lumbar. El disco cervical, asimismo, presenta marcadas diferencias con el mas estudiado disco lumbar; la diferencia mas marcada es en los segmentos altos occipital-C1 y C1-C2, que configuran la unidad funcional craneocervical. La principal responsabilidad funcional de la columna cervical es el posicionamiento de la cabeza con el objetivo de orientar los órganos de los sentidos, fundamentalmente los ojos. Esta necesidad funcional determina que la columna cervical sea la región con mayor movilidad de toda la columna. LA COLUMNA CERVICAL INFERIOR El repaso de la anatomía de la columna cervical se divide en 2 partes: raquis cervical tipo o inferior (C-3 a C-7) y raquis craneocervical. Atendiendo a los segmentos intervertebrales, este sistema articular cervical inferior abarca desde las facetas articulares inferiores de C-2 hasta las superiores de T-1. El raquis cervical inferior abarca desde las facetas articulares Inferiores de C-2 a las superiores de T-1 VERTEBRA CERVICAL Cada vertebra cervical esta formada con el cuerpo vertebral y el arco posterior. Una característica particular de la columna cervical es que el cuerpo vertebral es pequeño en relación al arco posterior. Sus plataformas vertebrales poseen una configuración cóncava y convexa. La superior es cóncava transversalmente, al prolongarse con las apófisis unciformes, y convexa en el plano sagital. A su vez la plataforma inferior es convexa transversalmente, sobre todo en sus márgenes externos para poder articularse con las apófisis unciformes y es cóncava en el plano sagital, presentando en el muro anterior del cuerpo vertebral una prolongación que se dirige hacia adelante y abajo. La relación entre las dos plataformas vertebrales de asemeja a una articulación en silla de montar. por lo tanto, la relación entre dos plataformas se asemeja a una articulación en silla de montar. Tanto las apófisis unciformes como estas prolongaciones anteriores de la plataforma inferior colaboran en la contención del disco cervical. De los márgenes laterales de la plataforma superior emergen las apófisis unciformes que se relacionan con el magen lateral del soma de la vertebra suprayacente. Entre estas estructuras de encuentra un espacion que se prolonga hacia la porción posterolateral del disco, denominado hendidura o articulación uncovertebral. Las apófisis transversas son cortas, horizontales, y se proyectan aterolateralmente en un angulo cercano a los 60° con respecto al plano mediosagital, inclinándose caudalmente unos 10°. El tamaño de estas raíces no es idéntico, siendo mas pequeña la raíz anterior. Estos dos elementos se unen formando un canal donde se apoyan y encuentran protección el ganglio de la raíz posterior y el nervio raquídeo. Este canal es mas ancho en las vertebras inferiores de C-5 a C-7, debido al mayor grosor del ganglio de la raíz posterior y de las raíces, que van a formar el plexo braquial. El agujero transverso se encuentra a una distancia de unos 2-3 mm de la faceta y a 3-6 mm de la apófisis unciforme. La proximidad de estas dos estructuras a la arteria vertebral puede determinar su compresión e irritación cuando se desarrollan neoformaciones osteofiticas. La diferencia entre la longitud de las apófisis espinosas entre la región cervical media y la columna cervical inferior determina la diferente movilidad en el plano sagital de estas dos regiones. Mientras que el reducido tamaño de las espinosas de C-3 a C-5 permite una importante extensión en estos segmentos, la significativa longitud de las correspondientes a C-6,C-7 y T-1 la limitan considerablemente. Las laminas tienen una evidente función protectora del neuroeje ya que constituyen su estuche oseo junto con los pediculos. No obstante cumplen también un elemento de transmisión de tensiones y presiones. Transmiten por un lado las presiones ejercidas sobre los macizos articulares en las diferentes posiciones y movimientos fisiológicos. De esta manera, cualquier fuerza que actue sobre la espinosa o sobre los macizos articulares, fundamentalmente el inferior, debe ser transmitida por la lamina. La estabilidad de la columna puede verse comprometida cuando las laminas se lesionan, por enfermedad, traumatismo o por su exeresis quirúrgica. El cuerpo vertebral tendrá que funcionar, en esta situación, privado de la acción estabilizadora de la musculatura vertebral. La función de las laminas en la estabilidad de la columna cervical ha sido demostrada por Pal y Sherk. Una laminectomia cervical puede conducir a una inestabilidad importante, sobre todo cuadno se realizan en los segmentos C-2 y C-7. La orientación de los pediculos puede determinar la reducción del diámetro sagital del canal central. Canal central normal (A). una reducción de la oblicuidad posterior de los pediculos puede determinar una estenosis constitucional del canal central (B). Cuando constitucionalmente los pediculos tienen una menos oblicuidad hacia atrás y se dirigen más transversalmente, pueden favorecer la estenosis del canal central. “El cuerpo vertebral no participa en la estabilidad del segmento articular” “las apófisis articulares son los únicos elementos pasivos que participan en esta función” En el nivel de C-1 la medula ocupa menos de la mitad del canal, a nivel de los segmentos cervicales bajos, como C-5/C-7, llega a ocupar dos tercios de aquel. Esto provoca que cualquier elemento compresivo situado en el raquis cervical inferior sea potencialmente mas agresivo en la medula que en otras regiones. El diámetro anteroposterior del canal en C-1 mine unos 23,9mm y 20,8mm en C-1 y C-2, respectivamente, mientras que en los niveles C-3/C-7 mide 17-18mm. ). El diámetro anteroposterior del canal en C-1 mide unos 23,9mm y 20,8mm en C-1/C-2 respectivamente, mientras que en los niveles C-3/C-7 mide 17-18mm Durante la flexión cervical, la medula espinal y la duramadre se alargan hasta alcanzar su máxima longitud. Este alargamiento es mayor en su porción posterior que en la anterior, ya que el muro posterior del canal central aumenta en longitud hasta un 30% en toda la columna, mientras que este aumento no supera el 13% en el muro anterior. Este alargamiento se acompaña de una disminución del área de sección de la medula cervical y su aproximación a la pared anterior del canal central. Durante la extensión, la medula cervical se acorta y la duramadre se relaja provocando su repliegue, ocupando mayor espacio en el canal central. La flexion lateral de toda la columna vertebral produce también un alargamiento medular de un 15%, del lado contralateral a la inclinación, lo que supone un acortamiento del lado convexo. Asimismo, la tracción modifica la longitud del canal central, habiéndose observado un alargamiento de 10mm con tan solo 5kg de tracción. El canal lateral, foramen intervertebral o agujero de conjunción, tiene una morfología oval y esta delimitado: Por arriba y por abajo: por los pediculos de las dos vertebras adyacentes. Por delante: por la apófisis unciforme, el disco y el soma de la vertebra superior. Por detrás: por la articulación cigapofisiaria y su capsula articular. El canal lateral sufre marcados cambios en sus dimensiones durante los movimientos de la columna cervical. Así, mientras la flexión aumenta sus diámetros la extensión los diminuye .Se ha comprobado también cómo los movimientos en el plano sagital inducen cambios en la posición de las raíces nerviosas cervicales con respecto al canal lateral. En la columna cervical, al contrario que en la lumbar, las raíces se localizan en la porción inferior del foramen, contactando con el pedículo de la vértebra inferior. Durante la flexión, las raíces se desplazan cranealmente en el foramen y aumenta su contacto con el pedículo de la vértebra superior. Durante la extensión, en cambio, las raíces se desplazan caudalmente y pierden contacto con la superficie inferior del pedículo Elementos articulares cervicales La columna cervical posee tres sistemas articulares: el discosomático y el cigapofisario, comunes al resto de la columna, y uno propio formado por las articulaciones uncovertebrales. Anatomía del disco cervical La columna cervical posee seis discos intervertebrales, desde la plataforma inferior de C2 a la superior de TI. Los discos reciben el nombre, o bien de las dos vértebras adyacentes que lo comparten (p. ej., el disco C4-C5), o bien de la vértebra inmediatamente superior al disco (en este caso, sería el disco C4).Existen pocos estudios anatómicos y biomecánicos del disco cervical, contrariamente a lo que sucede con la columna lumbar. Como han puesto de manifiesto Mercer y Jull en una revisión bibliográfica sobre la columna vertebral, tanto en monografías como en artículos publicados, se asume comúnmente que los discos cervical y lumbar son similares. Sin embargo, los estudios realizados específicamente sobre el disco cervical demuestran que existen importantes diferencias con respecto al lumbar, que abarcan diferentes aspectos como la morfología, la biomecánica, el mecanismo de producción del dolor y la naturaleza del proceso degenerativo. Por lo tanto, los cambios patológicos y degenerativos del disco cervical no tienen la misma significación clínica que los que sufre el disco lumbar. “Los cambios patológicos y degenerativos del disco cervical no tienen la misma significación clínica que los que sufre el disco lumbar.” Los discos cervicales son, proporcional-mente, más gruesos que los torácicos y los lumbares, constituyendo alrededor del 20% de la altura total de la columna cervical. El grosor de los discos cervicales aumenta progresivamente de C2 a TI. Este fenómeno es tan constante que, cuando se observa en una radiografía lateral, en un segmento determinado, que la altura discal es menor o igual al disco inmediatamente superior, puede sospecharse que ese disco ha comenzado a sufrir un proceso degenerativo .Otra característica interesante del disco cervical es que su grosor es mayor por delante que por detrás. La mayor altura de la porción anterior del disco es la responsable de la lordosis cervical, ya que el muro anterior de los somas cervicales tiene menor altura que el posterior. Puede afirmarse entonces que la lordosis, en la columna cervical, es un fenómeno principalmente discal. Así, una inversión de curvas inveterada se relaciona directamente con la degeneración del disco y no con una «contractura muscular». Los discos cervicales son, proporcionalmente, más gruesos que los torácicos y lumbares, y constituyen alrededor del 20% de la altura total de la columna cervical. Nucleo pulposo El primer aspecto a tener en cuenta para comprender la patología del disco cervical está en relación con la composición y estructura del núcleo pulposo. El núcleo pulposo se desarrolla a partir de la interacción de las células notocordales y del tejido conjuntivo laxo del disco que lo rodea. La contribución del material de la notocorda en la composición del núcleo pulposo es mucho menor en los discos cervicales que en los lumbares y torácicos. Taylor demostró que el núcleo pulposo en el recién nacido no constituye más que el 25 % del total del disco cervical, a diferencia del lumbar en el que alcanza el 50 %. El mayor volumen del núcleo pulposo lumbar y su elevada hidratación, responsable de su consistencia gelatinosa, se debe al rápido crecimiento de los segmentos notocordales. En los discos cervicales el segmento notocordal permanece pequeño y rudimentario en el nacimiento con lo que el desarrollo del núcleo pulposo es menor. El núcleo cervical, de menor tamaño, tiene mayor proporción de colágeno que el torácico y lumbar. El núcleo pulposo se desarrolla a partir de la interacción de las células notocordales y del tejido conjuntivo laxo del disco que lo rodea. CV, cuerpo vertebral; DI, disco intervertebral; N, notocorda; NP, núcleo pulposo; S, somitas La gran proporción de colágeno presente en los discos cervicales se debe al importante estrés mecánico que deben soportar merced a la extraordinaria movilidad de la columna cervical. Pero, además, el núcleo sufre cambios muy rápidos en su composición, de forma que en la adolescencia el núcleo pulposo deja de tener una consistencia gelatinosa y es reemplazado por un nucleo de fibrocartílago. Así como en un sujeto joven existe una distinción clara entre el anillo fibroso y el núcleo, éste se transforma con la edad en una agrupación de colágeno amorfo e irregular que lo hace más difícil de diferenciar del anillo fibroso. Con la edad se produce también una progresiva disminución del volumen del núcleo, y esto determina que su pretensión en el adulto sea muy inferior a la de los discos torácicos y lumbares. A partir de la adolescencia, el núcleo pulposo gelatinoso empieza a desaparecer, siendo inexistente a los 40 años. El núcleo pulposo gelatinoso que se asocia con la columna lumbar no es equiparable al núcleo de la columna cervical del adulto. Como han demostrado Bland y Bousley en un estudio sobre 171 columnas cervicales, no es posible encontrar una hernia discal nuclear después de los 40 años ya que el núcleo pulposo se ha disgregado. Estos autores describen el núcleo del adulto como una estructura compuesta por fibrocartílago, islotes de cartílago hialino y material parecido al tendón. Anillo fibroso Las diferencias con respecto al anillo fibroso lumbar también son significativas ya que no está configurado por láminas concéntricas de colágeno dispuestas uniformemente. El anillo fibroso cervical sufre, además, cambios muy importantes a lo largo de la vida, relacionados con la aparición de una neoarticulación exclusiva de la columna cervical, la articulación unciforme. De hecho, la diferencia más importante entre los discos cervicales y lumbares es la presencia de las apófisis unciformes en la columna cervical y la consiguiente formación de las fisuras o articulaciones uncovertebrales. Las apófisis unciformes han sido estudiadas, sobre todo, por su proximidad anatómica al foramen intervertebral y la arteria vertebral y, por lo tanto, por su capacidad de irritar o comprimir la arteria vertebral y los elementos neurales intraforaminales. Sin embargo, actualmente el interés se dirige a analizar su influencia en la integridad y estructura del disco cervical. En 1858, Luschka describió cómo el desarrollo de las apófisis unciformes inducía la formación de fisuras en la porción posterolateral del disco cervical que daban lugar a las articulaciones uncovertebrales. Las apófisis unciformes se desarrollan en los márgenes laterales de la vértebra a partir de unos centros de osificación pertenecientes al arco neural. En el recién nacido, las apófisis unciformes son horizontales, pero se orientan progresivamente en dirección craneal hasta adquirir la verticalidad a los 7 años. Su crecimiento induce la formación de fisuras en los márgenes posterolaterales del disco, ya evidentes alrededor de los 8 años. Estas fisuras adquieren su máximo desarrollo en la adolescencia, coincidiendo con el momento en que las apófisis unciformes alcanzan la máxima altura. Desde la descripción de Luschka ha habido opiniones contrapuestas referentes a su consideración como articulaciones. Mientras que algunos autores han afirmado que son verdaderas articulaciones sinoviales, otros, por el contrario, las consideran un fenómeno degenerativo . Actualmente no se pueden definir como articulaciones sinoviales, al no poseer sinovia!, aunque sus facetas presentan un recubrimiento cartilaginoso. Estas articulaciones se desarrollan como consecuencia de una metaplasia de tejido discal y tejido conjuntivo laxo situado lateralmente al anillo, que hace que se asemejen a una articulación sinovial en respuesta a las fuerzas de cizallamiento; Estas fuerzas están causadas por la amplitud de movilidad sobre todo en rota ción axial, que permite esta región de la columna. Las articulaciones uncovertebrales se desarrollan como consecuencia de una metaplasia de tejido discal y tejido conjuntivo laxo situado lateralmente al anillo en respuesta a las fuerzas de cizallamiento Las articulaciones uncovertebrales sufren el mismo tipo de fenómenos degenerativos que las sinoviales . Estos cambios degenerativos son, proporcionalmente, dos veces más frecuentes que en las articulaciones facetarías. El crecimiento de formaciones osteo fíticas puede irritar o comprimir las estructuras vecinas, como la arteria vertebral o los nervios raquídeos, ya que la distancia entre la apófisis unciforme y estas estructuras oscila entre los 3 y 6 mm. De hecho, la irritación radicular está provocada con mayor frecuencia por osteofitos de la articulación uncovertebral que de la articulación cigapofisaria. Desde un punto de vista funcional, las articulaciones unciformes son importantes ya que actúan como guías en los movimientos de flexoextensión, limitan la lateralización al restringir la traslación lateral y participan, de esta manera, en el patrón de acoplamiento característico de la columna cervical. Estas articulaciones son más verticales en los segmentos superiores, donde es más necesario un control perfecto de la rotación cervical. Las articulaciones unciformes participan en el patrón de acoplamiento característico de la columna cervical. Determinan cambios en el disco intervertebral que conducen a la fisuración de toda la porción posterior del anillo fibroso y a la disgregación del núcleo pulposo. Morfología del anillo fibroso El anillo fibroso no está formado por la unión de láminas concéntricas alrededor de un núcleo pulposo gelatinoso, sino que puede dividirse en dos partes bien. El disco anterior es grueso, con forma de media luna que se estrecha en dirección a las apófisis unciformes. La orientación de las fibras del anillo fibroso cervical también es bastante diferente a la del lumbar. En el disco cervical, las fibras de la porción anterior del anillo convergen superiormente hacia el borde anterior del soma vertebral suprayacente. Bogduk y Mercer afirman que el anillo fibroso en su porción anterior se debe contemplar como un ligamento interóseo, dispuesto en forma de «V» invertida; posterolateralmente, a medida que se acerca a las articulaciones uncovertebrales, el anillo va adelgazándose hasta ser prácticamente inexistente en su porción posterior, donde está formado por unas pocas fibras orientadas verticalmente en el plano mediosagital cuyo grosor no supera l mm. La ausencia de anillo fibroso en la porción posterior y posterolateral del disco, así como su fisuración horizontal, permiten una amplia rotación axial. El anillo fobroso del disco cervical puede dividirse en dos partes bien diferenciadas: el disco anterior (a), grueso, con forma de media luna y que se estrecha en dirección a las apófisis unciformes; el disco posterior (b), formado por unas pocas fibras orientadas verticalmente en el plano mediosagital cuyo grosor no supera 1 mm. El anillo fibroso en su porción anterior se debe contemplar como un ligamento interóseo, dispuesto en forma de <<V>> invertida. Fibras superficiales (A) y profundas (B) de la porción anterior del anillo fibroso. Orientación de las fibras de la porción posterior del anillo fibroso (C) Plataformas cartilaginosas Las plataformas cartilaginosas cubren los platillos vertebrales, excepto el rodete marginal. En la actualidad, se consideran un elemento constitutivo del disco y no parte del soma vertebral como se suponía anteriormente. Cada plataforma vertebral está formada por una capa de cartílago de 0,6-1 mm de grosor, que cubre el área enmarcada por la apófisis anular o rodete marginal. Las dos plataformas vertebrales de cada disco cubren por completo el núcleo pulposo, pero no así la extensión completa del anillo. Histológicamente, las plataformas vertebrales están formadas por dos capas: una de cartílago hialino en contacto con el soma vertebral y otra de fibrocartílago, en contacto con el núcleo pulposo. La porción fibrocartilaginosa de la plataforma vertebral se debe a que las fibras del anillo fibroso penetran profundamente en ésta. Existe, pues, una unión muy resistente entre el disco y la plataforma cartilaginosa. Sin embargo, las plataformas están débilmente insertadas a los cuerpos vertebrales pudiendo llegar a despegarse de éstos tras un traumatismo. Este hecho contribuye también a que las plataformas vertebrales se consideren constituyentes del disco intervertebral más que como parte del soma. La función de estas plataformas cartilaginosas es doble, mecánica y trófica. Mecánicamente evitan la migración de material nuclear a través de las perforaciones del hueso subcondral e igualan las presiones que soporta el cuerpo vertebral actuando, gracias a su elasticidad, como un importante amortiguador de las cargas transmitidas tanto por el disco como por el soma vertebral. Como todo cartílago, además desempeñan una función fundamental en la nutrición del disco, actuando como un filtro entre el núcleo pulposo y los vasos del cuerpo vertebral. El disco intervertebral está formado por el nucleo pulposo (a) el anillo fibroso (b) y las plataformas cartilaginosas (c). Las fibras más internas del anillo actúan como una cápsula que contiene el nucleo pulposo. Las fibras externas tienen una función ligamentaria, restringiendo la movilidad vertebral. Las plataformas vertebrales estén formadas por dos capas, una de cartílago hialino y otra de fibrocartílago. Esta porción fibrocartilaginosa se debe a que las fibras del anillo fibroso penetran profundamente en la misma. Los cambios degenerativos en el disco no sólo se producen en el núcleo y en el anillo, sino también en la plataforma cartilaginosa, que sufre una apoptosis celular que conduce a su progresivo adelgazamiento. Estos cambios se acompañan de la oclusión progresiva de los forámenes vasculares del hueso subcondral. Los cambios degenerativos observados en la plata-forma cartilaginosa y en el hueso subcondral con el consecuente déficit en la nutrición, de-terminan la posterior degeneración del resto de componentes del disco. Actualmente, se considera que la porción más vulnerable de la columna somatodiscal la constituyen las plataformas cartilaginosas y el hueso subcondral subyacente. Las cargas muy intensas pueden determinar su disrupción favoreciendo la degeneración del tejido discal. La porción más vulnerable de la columna somatodiscal es la plataforma cartilaginosa y el hueso subcondral subyacente. Las cargas muy intensas pueden determinar su disrupción favoreciendo (A) la degradación del disco intervertebral (B). Las conclusiones de esta revisión de la anatomía de los discos cervicales serían las siguientes. En primer lugar, el núcleo pulposo cervical no presenta una consistencia gelatinosa, sino que está formado por un núcleo de tejido fibrocartilaginoso que, debido al desarrollo de las articulaciones uncoverterbrales en el adulto, está seccionado en dos tercios de su diámetro anteroposterior. Queda así muchas veces tan sólo una barra aislada de fibrocartílago situado profundamente en la porción posterior del anillo. El prolapso nuclear discal es, por lo tanto, menos frecuente que el lumbar, salvo en caso de accidentes traumáticos graves. Cuando se produce una hernia de disco, suele ser posteromedial, a diferencia de la hernia lumbar en la que la migración del material discal es en dirección posterolateral. Esto se debe a la presencia de las apófisis unciformes que se comportan cómo verdaderas barreras anatómicas dificultando la migración del disco en esa dirección. Por lo tanto, la clínica radicular suele ser menos frecuente en la columna cervical. A partir de los 40 años, aproximadamente, es frecuente observar un abombamiento del anillo fibroso acompañado de crecimientos osteofíticos en el canal espinal. Características del disco cervical El disco cervical es morfológicamente muy diferente del lumbar. El núcleo pulposo no presenta una consistencia gelatinosa, sino que está formado por un núcleo de fibrocartílago. El núcleo sé fisura en toda su porción posterior debido al desarrollo de las apófisis unciformes. El prolapso nuclear discal es menos frecuente que el lumbar. La hernia de disco suele ser posteromedial debido a la presencia de las apófisis unciformes. La clínica radicular es menos frecuente en la columna cervical. A partir de los 40 años, aproximadamente, es frecuente el abombamiento posterior del anillo fibroso asociado a prolongaciones osteofíticas. Las articulaciones cigapofisarias están constituidas por los mismos elementos que cualquier otra articulación sinovial, como cartílago hialino, cápsula articular y una serie de estructuras meniscoides intraarticulares. Articulaciones cigapofisiarias Las articulaciones cigapofisarias o facetarías son articulaciones sinoviales constituidas por los mismos elementos que cualquier otra articulación sinovial, como cartílago hialino, cápsula articular, membrana sinovial y una serie de estructuras meniscoides intraarticulares. Estas articulaciones en la columna cervical, a diferencia de la columna torácica y lumbar donde son posteriores, están dispuestas lateralmente en la unión del cuerpo vertebral y el arco posterior. Las articulaciones cigapofisarias son importantes tanto desde un punto de vista biomecánico como clínico. Las facetas articulares de las vértebras cervicales son ovaladas, exceptuando las de C7 y TI, que tienen un mayor diámetro transversal y son, por lo tanto, elípticas. Las facetas superiores miran hacia atrás y hacia arriba, mientras que las inferiores, abajo y adelante. Forman con la horizontal un ángulo de 45° en el raquis cervical medio y de 60° en las últimas vértebras cervicales, llegando a los 70° en el raquis torácico superior. Esta orientación facilita los movimientos en el plano sagital y es la responsable de que la rotación y la inclinación lateral sean necesariamente movimientos acoplados. La orientación de las facetas articulares determina también su participación en el soporte de la carga. El nivel donde se produce el cambio de orientación no es constante, pudiendo darse entre C4 y TI. No obstante, ocurre con más frecuencia en C6 (C5-C6). Las facetas articulares, en los niveles superiores, se orientan posteromedialmente (A) y en los niveles inferiores, posterolateralmente (B). El nivel donde suele producirse el cambio de orientación es el de C6 (C5-C6). La cinemática particular del raquis cervical y su notable amplitud de movimientos son, en buena parte, debidas a la forma y orientáción de las articulaciones cigapofisarias. Estas articulaciones desempeñan, además, una función fundamental en la estabilidad vertebral y sirven de protección a los discos intervertebrales. El disco es una estructura muy resistente, pero sin las articulaciones cigapofisarias se dañaría rápidamente por exceso de cizallamiento y por las fuerzas torsionales que soporta. Las articulaciones facetarías protegen al disco de una tensión excesiva que lo deterioraría, convirtiendo el segmento en inestable, de ahí que al síndrome facetario se lo conozca con el nombre de síndrome facetario y de inestabilidad. La función de estas articulaciones en la estabilidad vertebral ha sido demostrada por estudios llevados a cabo por Panjabi y White . En estos estudios se fueron seccionando los distintos componentes de la unidad funcional vertebral, cuantificando la movilidad resultante en flexión y en extensión. Durante la flexión, la sección del disco y los ligamentos longitudinales producía un aumento del 33 % en la traslación horizontal Cuando se seccionaban las facetas, la traslación horizontal se incrementaba en un 140%; Orientación de las facetas articulares en los distintos segmentos cervicales. Las articulaciones cigapofisarias son las responsables de la cinemática característica del raquis cervical, desempeñan una función fundamental en la estabilidad vertebral y sirven de protección a los discos intervertebrales. Las articulaciones cigapofisarias, debido a su importante inervación, cumplen una función fundamental en la neurorregulación postural. El síndrome facetario es muy frecuente en la columna cervical. La afectación de las articulaciones cigapofisarias es, frecuentemente, la responsable de los síntomas tras una lesión en latigazo. Los macizos articulares en la columna cervical son relativamente grandes y, desde C2 hasta TI, configuran dos columnas laterales que participan en el soporte de la carga. Su palpación es sencilla, debido a su tamaño, siendo las referencias anatómicas empleadas fundamentalmente en el diagnóstico manual. La cápsula articular de las articulaciones cigapofisarias permite los movimientos de deslizamiento entre las superficies articulares debido a su laxitud capsular, pero esta característica la predispone a la rotura en las lesiones en hiperflexión. La cápsula está reforzada por el ligamento amarillo en su porción anterior y medial y posteriormente por el multifido. Como el resto de articulaciones sinoviales de la columna, las articulaciones facetarías presentan diversos tipos de estructuras meniscoides intraarticulares. Los meniscoides fibroadiposos se localizan en las articulaciones cigoapofisiarias y en las articulaciones atlantoaxialaes laterales. Meniscoides intraarticulares De la existencia de estructuras meniscoides en las articulaciones cigapofisarias de la columna lumbar y en la toracolumbar ya había conocimiento. Más reciente es el hallazgo de la presencia de estos meniscos en la columna cervical. Según la descripción de Mercer y Bogduk existen tres tipos de estructuras meniscoides en la columna cervical: rodetes capsulares, almohadillas adiposas intraarticulares y meniscoides fibroadiposos. Inami et al. describen un cuarto tipo que parece ser un meniscoide con cambios degenerativos.. Los rodetes capsulares, las estructuras intraarticulares más pequeñas, son engrasamientos de la cápsula articular en forma de cuña que se invaginan entre los márgenes de las facetas articulares superior e inferior, sin entrar en la articulación. Ocupan, por lo tanto, el espacio libre entre los márgenes curvos del cartílago articular. Las almohadillas adiposas intraarticulares consisten en repliegues sinoviales rellenos de tejido adiposo, tejido conectivo laxo y vasos sanguíneos, que se insertan por su base en la cápsula articular y sus extremos son libres. Se localizan en el espacio limitado por la cápsula articular y el borde del cartílago articular, manteniéndose, por lo tanto, fuera del espacio articular. Al estar compuestos por tejido adiposo, se localizan en articulaciones con una movilidad importante, como la atlantooccipital, donde están, tanto medial como lateralmente, unidas estrechamente a la articulación superior del atlas; raramente se encuentran en las articulaciones cigapofisarias. Los meniscos fibroadiposos son las estructuras meniscoides más grandes que con mayor frecuencia se encuentran en las articulaciones cigapofisarias. Cada meniscoide tiene una gruesa base compuesta por tejido adiposo que se inserta en la cápsula, y un fino extremo de tejido conectivo denso que se introduce en la cavidad articular entre 2 y 5 mm. Sus extremos son libres y móviles entre las superficies articulares. Los meniscoides fibroadiposos tienen la función de mejorar la congruencia articular, distribuir el líquido sinovial, proteger los márgenes articulares, transmitir fuerzas y rellenar los espacios que queden expuestos durante el movimiento de las facetas articulares. Estas estructuras, a pesar de su reducido tamaño, parecen tener una importante significación clínica en la columna cervical. En primer lugar, las estructuras meniscoides poseen vascularización e inervación nocioceptiva, contienen fibras secretoras de sustancia P y del peptido relacionado genéticamente con la ealcitonina, por lo que pueden estar implicadas en cuadros de dolor cervical. Por otro lado, se ha especulado sobre su posible papel en distunciones de tipo mecánico, pueden ser las responsables de una disfunción intraarticular que se manifieste con un tortícolis agudo, además, parecen estar implicadas en el establecimiento de una hipomovilidad articular. Ligamentos de la columna cervical Los ligamentos de la columna cervical se pueden dividir en dos grupos: los que relacionan entre sí los cuerpos vertebrales, como el ligamento longitudinal anterior y posterior y los que unen los elementos posteriores, como el ligamento amarillo, interespinoso, intertransverso y el ligamento de la nuca. Esquema de los ligamentos de la columna cervical. Ligamentos que relacionan entre sí los cuerpos vertebrales: ligamento longitudinal anterior (LLA), ligamento longitudinal posterior (LLP), y anillo fibroso anterior (AFa), y posterior (AFp). Ligamentos que unen los elementos posteriores: ligamento amarillo (LA), interespinoso (LIE) e intertransverso (LIT). Ligamento longitudinal anterior El ligamento longitudinal anterior es una estructura colágena resistente, en forma de cinta, que se extiende sin interrupción desde CO hasta el sacro. Se estrecha considerablemente en la región craneocervical, siendo reemplazado por la membrana atlantooccipital y atlantoaxial. Está formado por distintas capas que se insertan en los márgenes de los somas vertebrales. Las capas más superficiales se extienden sobre cuatro o cinco vértebras y las más profundas conectan dos vértebras adyacentes. A veces, estas fibras profundas han sido consideradas como parte del anillo fibroso. Sin embargo, son ligamentos independientes del disco al insertarse en el soma vertebral y no en las plataformas vertebrales. Debido a su disposición longitudinal resisten la distracción anterior de los somas vertebrales durante los movimientos de hiperextensión. El ligamento longitudinal anterior es una estructura colágena resistente, en forma de cinta, que se extiende sin interrupción desde CO hasta el sacro. Ligamento longitudinal posterior Este ligamento discurre por el muro posterior de los somas vertebrales y los discos de toda la columna hasta el axis, donde es reemplazado por la membrana tectoria. Este ligamento conforma una banda estrecha a la altura del soma vertebral y se abre en abanico a la altura del disco, donde se inserta firmemente. Tapiza la cara anterior del canal central. El ligamento amarillo es un ligamento corto que une las láminas de dos vértebras consecutivas. En la columna cervical, el ligamento amarillo del lado derecho e izquierdo no llegan a unirse. Se origina en la mitad inferior de la superficie anterior de la lámina y la porción inferior del pedículo. A cada lado, el ligamento se divide en una porción medial y otra lateral. La porción medial se dirige hacia atrás para insertarse en el borde superior de la lámina de la vértebra inferior. La porción lateral se sitúa por delante de la articulación cigapofisaria, reforzando su cápsula anterior. Histológicamente, el ligamento amarillo está formado en un 80 % de elastina y en un 20 % de colágeno. Al ser elástico, se diferencia del resto de ligamentos de la columna y se considera un ligamento activo, que colabora en devolver a la columna a su posición neutra tras haber estado en flexión. Del mismo modo, parece desempeñar una función de control sobre la cápsula anterior y el meniscoide fibroadiposo superior, evitando que queden atrapados entre las facetas articulares. Ligamento interespinoso Este ligamento conecta las apófisis espinosas adyacentes. Puede dividirse en tres porciones. Una porción profunda que, partiendo del ligamento amarillo, se dirige hacia atrás y arriba hasta el borde inferior de una apófisis espinosa suprayacente. Una porción media que discurre oblicuamente hacia atrás y arriba desde la mitad anterior de una apófisis espinosa a la mitad posterior de la espinosa suprayacente. La porción superficial consta de fibras que, partiendo de la mitad posterior de la apófisis espinosa, emergen por debajo del borde posterior de la apófisis espinosa suprayacente para formar parte del ligamento supraespinoso. Por lo tanto, la disposición oblicua y relativamente horizontal de las fibras de este ligamento confirma la escasa resistencia que ofrecen al movimiento de flexión cervical. Ligamentos intertransversos Los ligamentos intertransversos están poco desarrollados en la columna cervical, confundiéndose con los músculos intertransversos. Su consideración como ligamentos ha sido puesta en duda por Bogduk . Sus fibras colágenas presentan una distribución irregular adquiriendo el aspecto de una membrana fascial, y su función parece ser la de separar el compartimiento anterior, que aloja la musculatura prevertebral del compartimiento posterior. Ligamento nucal La descripcion del llamado ligamento nucal y su función en la biomecánica cervical han sido modificadas recientemente. Anteriormente se describía como un grueso tabique fibroso que, insertado en la concha del occipital y en las apófisis espinosas, dividía la musculatura cervical profunda posterior en dos mitades. Se describían dos partes bien diferenciadas, la funicular y la laminar. La porción funicular se describía como un robusto ligamento que, con origen en la protuberancia occipital externa, terminaba en la apófisis espinosa de C7. La porción laminar, partiendo de la porción funicular, se dirigía a las apófisis espinosas de las vértebras cervicales y a los ligamentos interespinosos. Se le asignaba también una importante función en la biomecánica cervical (101). Por un lado, servía de punto de inserción a la musculatura cervical posterior y, por otro, se consideraba un captor propioceptivo que contribuía a la estabilidad postural de la cabeza y del cuello. MUSCULATURA CERVICAL La columna cervical es la región de la columna con mayor número de músculos, cuya disposición es compleja e intrincada y no es de extrañar dada la complejidad de funciones que desempeña, como el mantenimiento del equilibrio de la cabeza o la participación en la regulación de la postura. Cabe destacar que la mayoría de exocaptores posturales se localizan en la extremidad cefálica. En estas últimas décadas, la comprensión de la función que desempeñan los músculos en el control de la movilidad cervical se ha desarrollado considerablemente, así como la relación existente entre disfunción articular y disfunción muscular. Estos avances han venido acompañados de interesantes aportaciones diagnósticas y terapéuticas. Tradicionalmente, la terapia manual ha sido una metodología terapéutica con una orientación fundamentalmente pasiva. Sin embargo, es evidente que, aunque las técnicas manipulativas son herramientas terapéuticas útiles que pueden mejorar la situación clínica y funcional del paciente con insuficientes para que esta mejoría se mantenga a largo plazo sin recidivas. En la actualidad, el abordaje del paciente con dolor o disfunción cervical debe tener en consideración la reeducación muscular. “El abordaje del paciente con dolor o disfunción cervical debe tener en consideración la reeducación muscular.” El músculo debe contemplarse, además, como un órgano sensitivo complejo. La musculatura cervical desempeña una función propioceptiva indispensable para la neurorregulación postural. Los músculos de la columna cervical, y más concretamente la musculatura intrínseca, poseen un gran número de propioceptores que participan, junto con el aparato vestibular, la visión y los músculos oculomotores, en el equilibrio y el control de la postura. Todos los músculos cervicales contribuyen en la consecución de estos objetivos. Mientras que los potentes músculos largos son responsables de los movimientos de gran amplitud, los músculos profundos parecen tener una acción estabilizadora del segmento articular. La disfunción de estos últimos puede manifestarse con déficit cinestésicos, alteración del equilibrio, la postura y, en algunos casos, aparición de sensaciones seudovertiginosas e inestabilidad. Existe un interés creciente por la función que desempeñan las alteraciones del control neuromuscular en las disfunciones articulares de la columna cervical y la cefalea. Las disfunciones articulares pueden favorecer también el establecimiento de patrones de reclutamiento anómalos de la musculatura cervical. Así como la tendencia de los músculos superficiales es hacia la contracción, los músculos profundos tienden a la inhibición, lo que puede conducir a su atrofia progresiva. Clasificación de los músculos La musculatura de la columna cervical puede clasificarse, desde un punto de vista funcional, en músculos estabilizadores y movilizadores. Los estabilizadores suelen ser profundos y monoarticulares, mientras que los movilizadores son superficiales, poliarticulares y están designados para producir fuerza y velocidad. Comerford y Mottram proponen una clasificación funcional diferenciando entre estabilizadores locales, estabilizadores globales y movilizadores globales (tabla siguiente) Músculos estabilizadores locales La función de estos músculos es la de ejercer un control del movimiento segmentario y estabilizar, por lo tanto, el segmento vertebral. Generan fuerzas de baja intensidad que aumentan la rigidez muscular, controlan la posición segmentaria articular y evitan movimientos traslatorios indeseados. Su actividad es independiente de la dirección del movimiento y actúan, sobré todo, en la posición neutra de la articulación donde el papel estabilizador de la cápsula y los ligamentos es mínimo. Tienen también una función propioceptiva ya que informan de la posición articular y de la amplitud del movimiento, anticipándose su actividad al movimiento, lo que garantiza la protección y el soporte de la articulación. La disfunción de estos músculos provoca un déficit del control motor unido a una deficiencia en el reclutamiento o una activación retardada. Reaccionan al dolor y a la patología mediante la inhibición con el resultado de pérdida del control de la posición articular neutra. Músculos estabilizadores globales Estos músculos controlan la amplitud del movimiento articular. Su fundón estabilizadora se manifiesta en toda la amplitud del movimiento gracias a la contracción concéntrica, excéntrica e isométrica. Contribuyen de forma significativa al control de la movilidad articular en todos los movimientos funcionales. Su actividad es dependiente de la dirección del movimiento. La disfunción de estos músculos se caracteriza por el aumento de su longitud funcional, un umbral de reclutamiento tónico bajo, déficit en el control de la movilidad excéntrica y disociación de la rotación. Músculos movilizadores globales La función de estos músculos es la de generar movimientos amplios mediante su actividad, fundamentalmente concéntrica, imprimiendo una aceleración al movimiento, sobre todo en el plano sagital. No presentan una actividad constante, sino que su patrón es fásico. No ejercen entonces ningún control sobre la movilidad segmentaria. La disfunción de estos músculos provoca una pérdida de extensibilidad miofascial y reaccionan al dolor o a la disfunción con espasmo. Descripción de la musculatura cervical La musculatura de la columna cervical puede dividirse en dos grupos: el grupo anterolateral y el grupo posterior. En cada una de las zonas los músculos se encuentran agrupados en capas. A continuación, se describen brevemente los músculos desde la capa más superficial a la más profunda. Musculatura anterolateral Los músculos anterolaterales pueden dividirse en: cervicales superficiales, cervicales laterales y prevertebrales. Músculos cervicales superficiales: Platisma Estemocleidomastoideo Cervicales laterales Músculos escalenos • • • Escaleno anterior Escaleno medio Escaleno posterior Músculos prevertebrales • • • • Músculo largo del cuello Músculo largo de la cabeza Recto anterior cabeza Recto lateral de la cabeza Musculatura posterior La musculatura del plano posterior desempeña una función fundamental en la extensión de la cabeza y el cuello. Se clasifican en: musculos axioescapulares, grupo de los musculos esplenios, musculos erectores, musculatura profunda y musculatura suboccipital. Músculos axioescapulares • Trapecio • Elevador de la escápula Grupo de los esplenios • • Esplenio de la cabeza Esplenio del cuello Músculos erectores • • • iliocostal del cuello Longísimo del cuello longísimo de la cabeza Musculatura profunda • • • • • • Semiespinoso del cuello Semiespinoso de la cabeza Multífido Músculos rotadores Interespinosos Intertransversos Musculatura suboccipital • • • Recto posterior mayor de la cabeza Recto posterior menor de la cabeza Oblicuo superior de la cabeza Tejidos neurales de la columna cervical Para comprender las manifestaciones clínicas de los diferentes síndromes de la columna cervical, es imprescindible un conocimiento suficiente de la anatomía del sistema nervioso periférico y central con los que se relacionan. De hecho, muchas disfunciones que, supuestamente, son de origen articular, no son más que la traducción de una situación disfuncional del sistema nervioso. Éste, tanto el central como el periférico, posee funciones mecánicas además de su principal función que es la transmisión de mensajes electroquímicos. Esto le permite adaptarse y condicionar a la vez los movimientos de la columna vertebral. Médula cervical La médula espinal se extiende desde el agujero magno en sentido caudal. Junto a las meninges que la rodean, se haya dentro del canal vertebral o central. La pared anterior del canal espinal está formada por el borde posterior del disco intervertebral y los cuerpos vertebrales cervicales. La pared lateral está, constituida por los pedículos y los sucesivos agujeros intervertebrales, a través de los cuales salen los nervios espinales. La pared posterior la forman las articulaciones cigapofisarias, el ligamento amarillo y las láminas. El diámetro de la médula espinal muestra una amplia variabilidad individual, y la morfología cambia también según los niveles. Tiene forma cilindrica, con un diámetro anteroposterior mayor que el transversal Su grosor aumenta de C3 a C6, donde su diámetro transversal alcanza de 13 a 14 mm . La cara posterior de la médula posee un surco posterior y dos surcos posterolaterales. En la región de los surcos posterolaterales entran en el cordón medular las raíces posteriores, en número de 5 a 16, dependiendo del nivel. En la superficie anterior de la médula espinal se encuentra la fisura media anterior, que contiene la arteria espinal anterior y pequeñas venas, y dos surcos anterolaterales por donde emergen las raíces ventrales. De estos surcos salen alrededor de 20 raicillas en cada nivel, disminuyendo su número en el raquis cervical inferior. En una sección transversal, la médula espinal presenta dos zonas bien diferenciadas. Una central, de sustancia gris, formada por los cuerpos celulares de las neuronas aferentes, eferentes e intemeuronas, y otra en la periferia, de sustancia blanca, formada por fibras nerviosas, células gliales y los tractos ascendentes y descendentes. En cada mitad de la médula, la sustancia gris se divide en un asta anterior y un asta posterior. Estas dos astas están conectadas con las de la otra mitad medular. El asta posterior contiene neuronas somatosensoriales mientras que el asta anterior contiene neuronas somatomotoras. La sustancia blanca se organiza en tres columnas posterior, lateral y anterior. La columna posterior se sitúa entre las dos astas posteriores y está dividida en la línea media por el septo intermedio posterior. Está compuesta, en cada lado, por el fascículo cuneado lateralmente y el fascículo grácil mediamente. Por la columna posterior asciende la sensibilidad propioceptiva, vibratoria y táctil. En la columna posterior, los tractos que corresponden a la porción caudal del cuerpo se colocan medialmente, mientras que los que corresponden a las porciones más craneales del cuerpo se sitúan más lateralmente. La columna lateral se encuentra entre las zonas de entrada de las raíces anterior y posterior. Esta región contiene el tracto corticoespinal lateral y el tracto espinotalámico lateral El tracto corticoespinal lateral es una vía descendente que transporta información motora, y junto con el tracto corticoespinal anterior configuran el sistema corticoespinal El tracto espinotalámico lateral transporta información nociceptiva y térmica del hemicuerpo contralateral. Por delante de la entrada de las raíces posteriores, se localiza el tracto espinocerebelar posterior, implicado en la coordinación de los movimientos de los miembros y la postura. La columna anterior se sitúa entre la fisura mediana y la zona de entrada de las raíces anteriores. En esta columna son importantes el tracto corticoespinal anterior y el tracto espinotalámico anterior Las fibras de este último transportan la sensibilidad del tacto fino. Meninges Estas tres membranas de tejido conjuntivo protegen mecánicamente la médula espinal y la separan del estuche fibroóseo constituido por el canal central. La meninge más interna, la piamadre, es una fina membrana transparente en íntimo contacto con la médula espinal y las raíces nerviosas. El extremo distal de la piamadre lo constituye el filum termínale interno, al que se unirá un cordón fibroso proveniente de la duramadre para formar él filum termínale externo, que se inserta en la cara dorsal del cóccix. La piamadre contiene los vasos que irrigan la médula espinal. La meninge media, la aracnoides, recubre la superficie interna de la duramadre, existiendo un espacio entre la aracnoides y la piamadre que contiene el líquido cefalorraquídeo (LCR). Éste tiene una función principalmente nutritiva, pero actúa también como amortiguador hidráulico de la médula y las raíces. Entre la piamadre y la aracnoides existen una serie de trabéculas aracnoideas que regulan la distancia entre ambas membranas. La meninge más externa y resistente, la duramadre, está formada fundamentalmente por fibras de colágeno más algunas fibras elásticas. La dirección de sus fibras es longitudinal lo que le proporciona resistencia al estrés longitudinal. La duramadre está separada de la aracnoides por el espacio subdural que contiene una malla de capilares arteriales. De la duramadre emergen una serie de ligamentos llamados ligamentos dentados, que se localizan a intervalos regulares entre la raíz anterior y posterior, desde el agujero magno hasta el extremo distal del saco dural. En total, son 21 pares de ligamentos dentados cuya función es mantener centrada la médula espinal, evitando los contactos violentos de ésta contra las paredes del canal central durante los movimientos del tronco. Estos ligamentos se tensan durante la flexión y se relajan en la extensión, facilitando la movilidad de la médula. El espacio epidural, situado entre la duramadre y el canal central, está relleno de grasa y tejido conjuntivo laxo, y contiene el plexo venoso interno. La duramadre, pese a tener cierta movilidad dentro del canal central, se encuentra firmemente anclada cranealmente al agujero magno y distalmente al cóccix por el filum termínale externo. Esta última estructura posee mayor elasticidad que la médula espinal y puede absorber tensiones generadas por una hiperflexión de la columna, evitando así el sobreestiramiento de la médula. La duramadre está sujeta a la superficie anterior del canal central por una serie de ligamentos, los ligamentos meningeovertebrales o ligamentos de Hoffman , encargados también de estabilizar el manguito dural en el canal lateral. Entre la duramadre y el ligamento amarillo que tapiza las paredes posteriores del canal central, existe una estructura colágena conocida como tabique dorsomediano, que estabiliza posteriormente la duramadre en el canal central durante los movimientos de flexoextensión. La médula espinal está protegida, por lo tanto, por la acción amortiguadora del LCR y la grasa epidural, por la tensión que absorben las meninges, sobre todo la duramadre, y por los ligamentos dentados. Una estructura colágena que se ha descrito en estos últimos años es el puente miodural, situado entre el músculo recto posterior menor y la duramadre espinal. La función mecánica de este puente conjuntivo parece ser la de evitar el plegamiento de la duramadre. Se postula que este puente miodural puede ser un mecanismo generador de cefalea, ya que transmite la tensión generada por los músculos suboccipitales a una estructura sensible como es la duramadre. No existe, sin embargo, ninguna evidencia que demuestre que esta estructura pueda sufrir una disfunción mecánica o que pueda ser el origen de cefaleas. Nervios cervicales Cada nervio espinal está formado por una raíz anterior, principalmente motora, y una posterior sensitiva. La raíz posterior, formada por la unión de las segundas neuronas aferentés que emergen de su ganglio posterior, se divide en 12 o más raicillas que penetran en la vía de Lissauer para converger en el asta anterior y posterior. La raíz anterior está formada por las raicillas originadas en el surco ventrolateral de la médula. La raíz posterior es tres veces más gruesa que la anterior, excepto las raíces posteriores de Cl y C2. Cada una de estas raicillas, tanto ventrales como las dorsales, está recubierta por la piamadre. Dentro del canal lateral, cada raíz está tapizada por una cubierta de aracnoides y de duramadre, que conformarán el manguito dural. Éste evita la salida de las raíces fuera del foramen y absorbe parte de las tensiones que éstas puedan recibir. Los tejidos conjuntivos, que acompañan a las raíces se continúan con los del sistema nervioso periférico de modo que la duramadre y los tejidos epidurales darán lugar al epineuro y a las capas externas del perineuro, y la piamadre al endoneuro. La raíz anterior, en su recorrido por el foramen, se halla en contacto con las articulaciones unciformes y el borde posterolateral del disco, que se encuentra tapizado por la porción lateral del ligamento longitudinal posterior. La raíz posterior se sitúa por delante de la articulación cigapofisaria. La localización del ganglio de la raíz posterior es variable: en los segmentos cervicales superiores se sitúa por arriba de los arcos vertebrales y en los inferiores, dentro del canal lateral, próximo a la arteria vertebral. Aunque en la columna cervical los recesos laterales, que corresponden con la porción vertical del canal lateral, son más amplios que en la columna lumbar, los forámenes de los últimos segmentos cervicales están ocupados casi en su totalidad por el grueso ganglio de la raíz posterior. Cuando las estructuras que conforman el canal lateral sufren cambios degenerativos, la morfología del canal se modifica. De tener una morfología ovalada, pasa a una forma de ocho debido a la hipertrofia de las articulaciones cigapofisarias, lo que puede determinar una radiculopatía. Las dos raíces se unen a poca distancia del ganglio de la raíz dorsal para formar el nervio espinal mixto. Los des nervios espinales cervicales superiores se dirigen craneal y lateralmente: el primero entre el occipital y Cl y el segundo entre Cl y C2. Conviene señalar que el ganglio de la raíz posterior de des extradural y se sitúa en la cara posterior de la articulación Atlantoaxial lateral, adhiriéndose a su cápsula articular. En ocasiones, un movimiento de rotación de gran amplitud puede llegar a irritado mecánicamente, lo que se traduce en la clínica en un síndrome cuello-lengua. Por debajo de C2, los nervios espinales se encuentran dentro del canal lateral. Nada más emerger de éste, cada nervio recibe uno, dos o más ramos comunicantes grises de los ganglios simpáticos cervicales. Los cuatro primeros nervios espinales cervicales reciben fibras del ganglio simpático cervical superior, el quinto y sexto de los ganglios medio e intermedio, y el séptimo y octavo del ganglio inferior. Este último, así como el primer nervio espinal toraxico, reciben fibras del primer ganglio torácico. El nervio espinal mixto es muy corto en la columna cervical, con un recorrido aproximado de 7 mm. En su origen tiene forma cilíndrica, aplanándose sensiblemente al salir del foramen. Su diámetro es proporcional a la extensión de su distribución. Así los cuatro últimos nervios cervicales destinados al miembro superior son más voluminosos que los cuatro primeros, destinados a la región del cuello. Cada nervio espinal se divide en tres ramos justo detrás de la arteria vertebral: un ramo primario anterior, un ramo primario posterior y el nervio meníngeo recurrente. Con la excepción de C1, el ramo anterior es mucho más grueso, que el posterior. Cada nervios espinal cervical, posee fibras motoras, sensitivas y ortosimpaticas. El nervio espinal se divide en tres ramos justo detrás de la arteria vertebral: un ramo primario anterior, un ramo primario posterior y el nervio meníngeo recurrente. Ramo primario anterior El ramo primario anterior cervical pasa por detrás de la arteria vertebral, entre los musculos intertransversos anteriores. El ramo anterior de C1 inerva las articulaciones atlantooccipitales. El ramo anterior de C2 inerva la articulación atlantoaxial medial y atlanto axiales laterales. Los ramos de los cuatro primeros nervios raquídeos se unen para formar el plexo cervical. Los anteriores de los siguientes niveles y los primeros torácicos se unen para formar el plexo braquial. Ramo primario posterior El ramo primario posterior se dirige hacia atrás, rodeando los pilares articulares. Los ramos primarios posteriores, como excepción del primer nervio cervical, se dividen en una rama medial y otra lateral. La rama medial posee una división sensitiva que inerva las articulaciones cigapofisiarias y una motora, responsable de la inervación de la musculatura intrínseca. El ramo primario posterior de C1 inerva los músculos suboccipitales. La rama medial profunda del ramo primario posterior de C3 inerva las fibras del musculo semiespinoso del cuello, las del musculo multífido que parten de la apófisis espinosa de C2 y el musculo interespinoso del mismo nivel. Las ramas laterales del ramo primario posterior inervan la musculatura erectora posterior, como el músculo longísimo e iliocostal. Las ramas laterales de C2 y C3 inervan el musculo longísimo y el musculo esplenio de la cabeza. En la región craneocervical, los ramos primarios posteriores dan lugar a nervios con una importante significación clínica: el nervio occipital mayor y el tercer nervio occipital. El nervio occipital mayor o nervio de Arnold está formado por el ramo medial del ramo primario posterior de C2. Este nervio emerge entre el arco posterior del atlas y la lámina del axis, por debajo del músculo oblicuo inferior. Continúa en dirección oblicua entre éste y el músculo semiespinoso de la cabeza, al que da inervación, y asciende entre el músculo trapecio y el músculo esternocleidomastoideo para inervar el cuero cabelludo hasta la sutura coronal. El tercer nervio occipital se origina del ramo superficial medial de C3. Asciende atravesando el esplenio de la cabeza y la porción medial del trapecio, dando inervación cutánea a la región occipital La rama medial de los ramos primarios posteriores de C4 a C8 da una división sensitiva articular para la cápsula articular de la articulación cigapofisaria inmediatamente superior e inferior. También una división motora que inerva el semiespinoso del cuello y el multífido que controla ese segmento articular. Nervio meníngeo recurrente Un tercer nervio importante para comprender la clínica de la columna cervical es el nervio meníngeo recurrente o nervio sinovertebral. Es una rama recurrente que se origina del ramo primario anterior y que, tras recibir fibras simpáticas del ramo comunicante gris, vuelve a introducirse inmediatamente dentro del canal lateral Aunque esquemáticamente se suele representar como un solo nervio, puede estar formado por varios filamentos delgados. Dentro del canal central, el nervio se divide en ramas ascendentes y descendentes que inervan el ligamento longitudinal posterior, la cara posterior de los cuerpos vertebrales y el disco intervertebral de su nivel correspondiente y el inmediatamente superior. Este nervio da ramas para los vasos sanguíneos del espacio epidural y para la duramadre. Se divide entonces en ramas ascendentes y descendentes, formando un denso plexo en la cara anterior de la duramadre que se extiende lateralmente, con escasas ramas en su cara posterior . El nervio meníngeo recurrente de C1-C3 inerva los ligamentos de la articulación atlantoaxial y la duramadre del canal central y la que recubre el clivus. El nervio meníngeo recurrente es un nervio sensitivo con un importante componente simpático cuya inervación es multisegmentaria y bilateral. Plexo cervical El plexo cervical está formado por el ramo primario anterior de los cuatro nervios cervicales superiores. Estos ramos primarios anteriores, con excepción del primero, se dividen en ramas ascendentes y descendentes formando una serie de tres asas. Éstas se sitúan lateralmente a los somas vertebrales, por delante de los músculos elevadores de la escápula y músculo escaleno medio, y están recubiertas por el músculo esternocleidomastoideo. De estas asas se originan dos grupos de ramas, profundas y superficiales. El plexo cervical recibe fibras de los pares craneales vago, hipogloso y accesorio. Ramas profundas Las ramas profundas del plexo cervical, localizadas profundamente al músculo esternocleidomastoideo, se dividen en dos grupos: un grupo externo que se dirige posterolateralmente para inervar los músculos escaleno medio, esternocleidomastoideo, trapecio y elevador de la escápula, y otro anteromedial, que inerva la musculatura prevertebral y el músculo diafragma a través del nervio frénico. De éste parten filamentos comunicantes que se unen a los nervios vago e hipogloso, hipoglosos descendentes y al ganglio simpático cervical superior. Por medio del asa del hipogloso, inerva también los músculos tirohioideo, genohioideo, homohioideo, esternotiroideo y esternohioideo. Es interesante destacar que, aunque la inervación motora del músculo trapecio y del músculo esternocleidomastoideo depende del nervio espinal accesorio, su inervación sensitiva corresponde a los tres primeros nervios raquídeos cervicales cuyas fibras se unen al nervio espinal accesorio a la altura del esternocleidomastoideo. Ramas superficiales Las ramas superficiales se reúnen sobre la porción media del borde posterior del músculo esternocleidomastoideo para formar el llamado plexo cervical superficial. Estas ramas perforan la fascia profunda para hacerse subcutáneas, se curvan alrededor de la porción posterior del músculo esternocleidomastoideo, se dividen en ramas e inervan la piel y la fascia superficial de la región lateral de la cabeza, el cuello y el hombro. La rama más superior de este plexo superficial constituye la rama mastoidea o nervio occipital menor. Este nervio deriva del ramo primario anterior del segundo nervio cervical o de un asa derivada del segundo y tercer nervios cervicales y alcanza el occipital, inervando la región posterolateral del cuero cabelludo. Las ramas profundas del plexo cervical inervan los músculos escaleno medio, esternodeidomastoideo, trapecio y elevador de la escápula, prevertebrales y diafragma. Por medio del asa del hipogloso inervan también los músculos tirohioideo, genohioideo, homohioideo, esternotiroideo y estemohioideo. Las ramas superficiales de plexo cervical dan lugar al nervio occipital menor, el gran nervio auricular y el transverso del cuello. La segunda rama o gran nervio auricular se origina del segundo y tercer nervios cervicales. Se divide en dos ramas: una anterior que recibe la sensibilidad de la piel por encima de la glándula parótida y una posterior, que inerva la piel del pabellón auricular y la región mastoidea adyacente. La tercera rama o nervio transverso del cuello toma su origen también del segundo y tercer nervio cervical y, mediante dos ramas, una ascendente y otra descendente, inerva la porción anterolateral del cuello, desde la región submandibular hasta el esternón. La última, el nervio supraclaoicular, se origina del cuarto y parte del tercer nervio cervical. Se dirige caudalmente para inervar la clavícula, la piel de la región clavicular y pectoral hasta la tercera costilla, la superficie externa del músculo trapecio y el acromion. Plexo braquial El plexo braquial se forma de los ramos primarios anteriores de los nervios espinales C5 a TI, aunque a veces recibe algunas fibras del cuarto cervical y el segundo torácico. Es el responsable de la inervación del miembro superior. Tan pronto como estos ramos primarios anteriores se separan de sus homónimos posteriores, se dirigen anterolateralmente, situándose en el espacio entre los músculos escalenos anterior y medio, donde se unen para formar los tres troncos primarios. Los ramos primarios anteriores de C4 a C6 se unen para formar el tronco primario superior o externo, el ramo primario de C7 da lugar al tronco primario medio, y los de C8 y TI, al unirse, forman el tronco primario inferior o interno. Estos tres troncos emergen del espacio interescalénico y continúan lateral y caudalmente hasta converger sobre la primera costilla, donde se separan de nuevo formando tres divisiones dorsales y tres ventrales. Antes de llegar a la axila, la unión de estas divisiones da origen a los troncos secundarios anteroexterno, anterointerno y posterior. El tronco secundario anteroexterno dará lugar al nervio musculocutáneo y a la porción lateral del mediano, el anterointerno a la porción medial del nervio mediano, al nervio cubital y a los nervios sensitivos cutáneo mediales del brazo y del antebrazo. El tronco secundario posterior dará origen al nervio axilar y radial. Además de estas ramas terminales que constituyen los nervios perisfericos de la extremidad superior, se forman ramas a partir del plexo braquial. De los ramos primarios anteriores de C5 a C8, emergen fibras que van a inervar el músculo largo del cuello y los tres músculos escalenos Del ramo primario anterior de C5, se origina el nervio frénico y el nervio dorsal de la escápula, que inerva los músculos romboides y elevador de la escápula De los ramos primarios anteriores de C5 a C7, nace el nervio torácico largo que inerva el serrato anterior. Del tronco primario superior se derivan el nervio supraescapular y el nervio subclavio. En la proximidad de la axila, el tronco secundario anteroexterno y el anterointerno dan lugar ai nervio pectoral lateral y medial respectivamente. A su ves, del tronco secundario posterior se originan los nervios subescapular y del dorsal ancho. El plexo braquial posee también fibras simpáticas posganglionares que reciben tos ramos primarios anteriores nada más salir del foramen, por los ramos comunicantes grises de la cadena empalica lateral cuyas fibras preganglionares se originan desde segundo al octavo segmento medular.