Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola El Grupo de expertos es plenamente consciente de que la crisis del ebola se inició y persiste en comunidades locales. Estas comunidades han quedado marcadas de forma indeleble por el miedo, la pena y grandes sacrificios. Las pérdidas entre sus propios profesionales sanitarios han sido extraordinariamente elevadas, y las poblaciones locales también son fundamentales para garantizar la seguridad y dignidad de las inhumaciones, la dotación de personal de los centros de tratamiento y el rastreo de los contactos. Muchos trabajadores internacionales, entre ellos los funcionarios de los tres niveles de la OMS, han corrido grandes riesgos por el bien de la comunidad mundial. El Grupo de expertos reconoce con profunda gratitud el trabajo y la generosidad de espíritu de esos trabajadores y de la enorme cantidad de personas que han trabajado en sus propios países para poner fin a esta crisis. 3 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola Resumen El Grupo de expertos considera que este es un momento decisivo para la salud de la comunidad mundial. La OMS debe restablecer su papel protagonista como guardián de la salud pública mundial, lo cual requerirá una serie de cambios considerables en el conjunto de la Organización, entendiendo que esta engloba tanto la Secretaría como los Estados Miembros. La Secretaría deberá someterse, en cada uno de los tres niveles que la integran, a una importante transformación con el fin de poder desempeñar mejor su función principal, que es proteger la salud mundial. Los Estados Miembros, por su parte, deberán brindar al más alto nivel político el apoyo político y financiero que pueda precisar la Organización. Aunque la OMS ya ha reconocido la necesidad de transformar su cultura institucional y su sistema de obtención de resultados, habrá que asegurarse de que rinda cuentas sobre la consecución de ese objetivo. La crisis del ebola no solo ha puesto de manifiesto deficiencias organizacionales en el funcionamiento de la OMS, sino que también ha revelado carencias en el Reglamento Sanitario Internacional (2005). Para que el mundo sea capaz de manejar eficazmente las amenazas para la salud, en particular enfermedades infecciosas que pueden afectarnos a todos, habrá que reforzar el Reglamento. Solicitamos al Comité de Examen establecido de conformidad con el Reglamento Sanitario Internacional (2005) para examinar la función del Reglamento en el brote de ebola (en lo sucesivo el «Comité de Examen del RSI para el Ebola») en pleno, que se reunirá tras la reunión de este Grupo de expertos, que estudie y promueva la aplicación de nuestras recomendaciones. De haberse aplicado las recomendaciones de revisión formuladas en 2011 por el Comité de Examen del RSI en re1 lación con la pandemia por virus (H1N1) de 2009, la comunidad internacional habría estado en condiciones mucho mejores para combatir la crisis del ebola. El mundo simplemente no puede quedarse de brazos cruzados hasta que estalle la próxima crisis sanitaria. Nuestro informe y nuestras recomendaciones se articulan en torno a tres grandes secciones: el Reglamento Sanitario Internacional (2005); la capacidad de la OMS en materia de respuesta a emergencias sanitarias; y la función de la OMS dentro de los sistemas de acción sanitaria y humanitaria en general, y su cooperación con los mismos. El Reglamento Sanitario Internacional (2005) Aunque la salud se considera una responsabilidad soberana de los países, los medios para cumplir con esta responsabilidad son, cada vez más, mundiales. El Reglamento Sanitario Internacional (2005) constituye un instrumento fundamental para la actuación en esta esfera. El Reglamento se revisó hace una década con el fin de proteger mejor la seguridad sanitaria mundial, más concretamente para prevenir la propagación internacional de enfermedades, proteger contra esa propagación, controlarla y darle una respuesta de salud pública, evitando al mismo tiempo las interferencias innecesarias con el tráfico y el comercio internacionales. La crisis del ebola ha vuelto a resaltar una serie de deficiencias en este instrumento y su aplicación por los Estados y la Secretaría de la OMS, en su versión actual: i) los Estados Miembros han omitido establecer buena parte de las capacidades básicas prescritas por el Reglamento Sanitario Internacional (2005), sobre todo en relación con la vigilancia y la recopilación de datos; ii) en contravención del Reglamento, casi una cuarta parte de los Estados Miembros de la OMS introdujeron prohibiciones de viaje y otras medidas adicionales no promovidas por la OMS, que interfirieron considerablemente en los viajes internacionales, acarreando consecuencias políticas, económicas y sociales negativas para los países afectados; y iii) se produjeron retrasos importantes e injustificables en la declaración de una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII) por parte de la OMS. 1 Documento A64/10, anexo. 5 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola El Grupo de expertos considera inaceptable esta situación, en la que la comunidad mundial hace caso omiso de las obligaciones que le corresponden en virtud del Reglamento Sanitario Internacional (2005), un documento jurídicamente vinculante. El Grupo de expertos recomienda lo siguiente: 1. Que la OMS proponga, con indicación de las prioridades y los costos previstos, un plan, basado en una evaluación independiente de la información disponible, para reforzar las capacidades básicas prescritas en el Reglamento Sanitario Internacional (2005) para todos los países. La financiación de ese plan debería realizarse en estrecha colaboración con el Banco Mundial. 2. Que todos los niveles de la OMS se refuercen con miras a aumentar la capacidad de la Organización para, de forma independiente, identificar posibles riesgos para la salud y declarar emergencias sanitarias. 3. Que el Comité de Examen del RSI para el Ebola estudie la adopción de incentivos que alienten a los países a notificar a la OMS posibles riesgos para la salud pública. Esos incentivos podrían incluir mecanismos innovadores de financiación, como un seguro que se active para mitigar efectos económicos adversos. 4. Que el Comité de Examen del RSI para el Ebola estudie la introducción de desincentivos que disuadan a los países de adoptar medidas, más allá de las recomendadas por la OMS, que interfieran con el tráfico y el comercio. 5. Que el Comité de Examen del RSI para el Ebola estudie la posibilidad de establecer un nivel intermedio que, en caso de crisis sanitaria, permita alertar a toda la comunidad internacional y recabar su colaboración en una etapa más temprana. En la actualidad, solo se puede declarar una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII) cuando se reúnen todos los requisitos pertinentes. 6. Que el Grupo de Alto Nivel del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Respuesta Mundial a las Crisis Sanitarias coloque las cuestiones relacionadas con la salud en el mundo en el centro de la agenda de seguridad mundial. En particular, debería identificar procedimientos para someter determinadas cuestiones sanitarias a la consideración del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y estudiar los incentivos y desincentivos requeridos para mejorar la seguridad sanitaria mundial. La capacidad de la OMS en materia de respuesta a emergencias sanitarias Una vez analizadas todas las opciones, el Grupo de expertos concluyó que la OMS debería ser el principal organismo para las cuestiones relacionadas con la respuesta a emergencias sanitarias. Esto requiere abordar con urgencia una serie de cuestiones de carácter institucional y financiero. A juicio del Grupo de expertos, la OMS no cuenta en estos momentos con la capacidad ni con la cultura institucional necesarias para responder plenamente a las emergencias de salud pública. No hay suficientes recursos financieros para la respuesta a las emergencias y para la prestación de apoyo técnico en relación con el Reglamento Sanitario Internacional (2005). Actualmente, las contribuciones señaladas cubren menos del 25% del presupuesto por programas de la OMS (el resto está sufragado por contribuciones voluntarias). No existen fondos básicos específicos para la respuesta a emergencias. La arraigada política de crecimiento nominal cero de las contribuciones señaladas ha minado peligrosamente el poder adquisitivo de los recursos de la OMS, reduciendo aún más la capacidad de la Organización en la esfera que nos ocupa. Aunque un número considerable de Estados Miembros estaban a favor de aumentar las contribuciones señaladas, la 68.ª Asamblea Mundial de la Salud decidió mantener la política de crecimiento nominal cero. Es necesario reforzar la capacidad de la OMS en materia de preparación y respuesta ante emergencias y asignar a esa función los oportunos recursos a nivel de la Sede, de las regiones y de los países. 6 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola Cuando surja una emergencia sanitaria, la OMS debe ser capaz de pasar a un modo de funcionamiento en el que pueda tomar decisiones y actuar con rapidez, así como adaptar y ajustar según convenga la asignación de recursos, los métodos de trabajo y las prácticas relacionadas con la información. La elaboración de las adecuadas políticas de recursos humanos y estructuras de rendición de cuentas debería ser un elemento clave de la función de preparación. El Grupo de expertos acoge con satisfacción el plan de la Directora General para establecer un cuerpo mundial de profesionales sanitarios para emergencias más amplio y robusto. El Grupo de expertos apoya firmemente la creación de un fondo para contingencias con el fin de posibilitar una respuesta rápida. Si se acelera la introducción de estos cambios, la OMS podrá restablecer la confianza en su capacidad de reforma. En la crisis del ebola, la OMS ha desempeñado un papel esencial a través de su labor de investigación y desarrollo, y ello pese a la merma de los fondos básicos y la continuada falta de financiación para las actividades de I+D relacionadas con las enfermedades desatendidas. Es fundamental que las comunidades y poblaciones afectadas tengan acceso a los nuevos productos médicos en cuanto estos estén disponibles en el mercado. El Grupo de expertos recomienda lo siguiente: 7. Que en las reuniones del Consejo Ejecutivo y la Asamblea Mundial de la Salud que se celebren en 2016, los Estados Miembros reconsideren la posibilidad de pasar de una política de crecimiento nominal cero a un aumento de las contribuciones señaladas de un 5%. 8. Que con el fin de disponer de medios de respuesta y preparación eficaces, los Estados Miembros y los asociados contribuyan de forma inmediata al fondo para contingencias en apoyo de la capacidad de respuesta de la OMS ante brotes epidémicos, con el objetivo de dotarlo de US$ 100 millones, financiados en su totalidad por contribuciones voluntarias. 9. Que la OMS se prepare para responder a las situaciones de emergencia sanitaria. Ello requiere el pleno respaldo político y los recursos de los Estados Miembros. 10. Que la OMS promueva una cultura institucional que incluya la aceptación de su función en materia de preparación y respuesta ante emergencias. 11. Que la OMS cree el Centro OMS de Preparación y Respuesta en Casos de Emergencia, que deberá basarse en las distintas áreas de control de brotes y trabajo humanitario. Ese Centro deberá establecer nuevas estructuras y procedimientos institucionales, a fin de dotarse de la máxima capacidad de respuesta y preparación. 12. Que la OMS, por conducto de su Directora General, establezca de inmediato un órgano independiente para la supervisión del citado Centro. También se recomienda que facilite orientación para su creación e informe sobre los progresos al Consejo Ejecutivo, la Asamblea de la Salud y el Comité Permanente entre Organismos de las Naciones Unidas. El presidente de dicho órgano deberá presentar un informe anual sobre la seguridad sanitaria mundial al Consejo Ejecutivo, la Asamblea de la Salud y la Asamblea General de las Naciones Unidas. 13. Que la OMS adopte un nuevo enfoque en relación con la dotación de personal en las oficinas en los países; es primordial tener más cabalmente en cuenta las respectivas circunstancias nacionales y asegurar el máximo nivel de capacidad para los países más vulnerables. En el ámbito de país, el Representante de la oficina de la OMS en el país deberá tener voz propia y contar con el pleno apoyo del Director Regional y del Director General, en caso de discrepancia por parte del gobierno interesado. 14. Que la OMS restablezca su papel como organismo autorizado en materia de comunicación en caso de emergencias sanitarias. Al desempeñar su función en esa esfera, deberá informar a los gobiernos y las poblaciones del mundo entero con prontitud, exhaustividad y precision sobre la magnitud y gravedad de los brotes. 7 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola 15. Que la OMS, conjuntamente con sus asociados, se asegure de que la promoción de una participación comunitaria adecuada sea uno de los componentes básicos de la gestión de cualquier emergencia sanitaria. 16. Que, en emergencias futuras, la OMS desempeñe un papel destacado como entidad aglutinadora en las iniciativas de investigación y desarrollo, entre otras cosas, agilizando el desarrollo de los oportunos medios diagnósticos, vacunas, productos terapéuticos y tecnologías médicas y de la información. 17. Que la OMS mantenga niveles de alerta elevados en el contexto de la crisis actual. Esta no se podrá dar por concluida mientras no se instauren algunas medidas fundamentales relacionadas con el control de brotes epidémicos, como la coordinación y la participación comunitaria. La función de la OMS dentro de los sistemas de acción sanitaria y humanitaria en general, y su cooperación con los mismos El Grupo de expertos considera que en la crisis del ebola el sistema general de acción humanitaria tardó mucho en intervenir en la labor de respuesta. Ha comprobado con sorpresa que muchos donantes, gobiernos, organismos de las Naciones Unidas y organizaciones no gubernamentales internacionales únicamente comprenden el funcionamiento ya sea del sistema de acción sanitaria en emergencias o del sistema de acción humanitaria. Esto se debe en parte a la falta de coincidencia entre ambos sistemas: su manera de abordar la evaluación de los riesgos es muy distinta. Por otro lado, los niveles de calificación de las emergencias también presentan discrepancias entre el Marco de Respuesta a Emergencias de la OMS, el sistema de acción humanitaria de las Naciones Unidas y el Reglamento Sanitario Internacional (2005). El Grupo de expertos confía en que el Centro OMS antes citado cuya creación se propone contribuya de forma notable a subsanar esas diferencias. A juicio del Grupo de expertos, para septiembre de 2014 se tenían que haber adoptado medidas muy claras para obtener el apoyo político y financiero de la comunidad mundial. La Misión de las Naciones Unidas para la Respuesta de Emergencia al Ebola (UNMEER) logró catalizar ese apoyo político y financiero de alto nivel, aunque obtuvo resultados menos satisfactorios en cuanto a la coordinación de la respuesta en los países afectados. De haberse movilizado el sistema de acción humanitaria en un momento anterior de la crisis por medio del Comité Permanente entre Organismos de las Naciones Unidas, tal vez no hubiese sido necesario crear la UNMEER. Por ejemplo, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) y otros organismos de las Naciones Unidas tenían que haber sido movilizados antes y con mayor firmeza. El Grupo de expertos recomienda lo siguiente: 18. Que la OMS examine cómo coordinar su propio sistema de grados de emergencia y declaración de emergencias de salud pública de importancia internacional (ESPII) con los niveles de emergencia del sistema de acción humanitaria en general, a fin de facilitar una mayor cooperación interinstitucional. 19. Que la OMS se cerciore de que su personal y sus asociados para emergencias comprendan mejor el sistema de acción humanitaria. 20. Que el Grupo de Alto Nivel del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Respuesta Mundial a las Crisis Sanitarias insista en la necesidad de que el sistema de las Naciones Unidas comprenda el carácter especial de los riesgos sanitarios, el Reglamento Sanitario Internacional (2005) y las repercusiones de declarar una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII). La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA) debe tomar la iniciativa a fin de garantizar que la comunidad que presta asistencia humanitaria en su conjunto sea consciente de ello. 21. Que cuando una crisis se acentúe hasta el punto de representar una amenaza grave para la salud mundial que requiera un mayor compromiso político y financiero, el Secretario General de las Naciones 8 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola Unidas considere la posibilidad de nombrar un Representante Especial del Secretario General o un Enviado Especial de las Naciones Unidas con funciones políticas y estratégicas, a fin de aportar un mayor compromiso político y financiero. El Grupo de expertos no recomienda la creación de una misión de las Naciones Unidas específica. Conclusion El Grupo de expertos está firmemente convencido de que este es un momento decisivo no solo para la OMS y la respuesta mundial a las emergencias sanitarias, sino también para la gobernanza del sistema mundial de acción sanitaria en su conjunto. Los desafíos descritos en este informe son cruciales para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en particular el objetivo 3: Asegurar una vida sana y promover el bienestar de todos en todas las edades. El Grupo de expertos reconoce que ha hecho recomendaciones a muchos agentes diferentes y que esas recomendaciones son interdependientes en cuanto a su aplicación. Para darles cumplimiento, es necesario un firme compromiso político a nivel mundial y nacional. 9 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola ANTECEDENTES 1. Durante su reunión extraordinaria sobre la emergencia de ebola, celebrada en enero de 2015, el Consejo Ejecutivo adoptó la resolución EBSS3.R1, en la que, entre otras cosas, se pedía una evaluación interina, a cargo de un grupo de expertos externos independientes, sobre todos los aspectos de la respuesta de la OMS al brote de ebola. En cumplimiento de esa resolución, la Directora General estableció a principios de marzo de 2015 un grupo de expertos para que llevara a cabo esta tarea. El Grupo de expertos ha examinado numerosos informes y se ha reunido con personas clave, tanto de la OMS como ajenas a ella, por ejemplo con altos funcionarios de la OMS y representantes de la Misión de las Naciones Unidas para la Respuesta de Emergencia al Ebola (UNMEER), organizaciones no gubernamentales internacionales y Estados Miembros. El Grupo de expertos también visitó los tres países gravemente afectados y la Oficina Regional para África. 2. El brote de enfermedad por el virus del Ebola que comenzó en 2013 en África occidental es el mayor y más complejo registrado hasta ahora. La transmisión generalizada e intensa ha devastado familias y comunidades, puesto en peligro servicios cívicos y sanitarios esenciales, debilitado la economía y aislado a las poblaciones afectadas. El brote también ha generado una enorme presión sobre las capacidades nacionales e internacionales de respuesta, en particular sobre las estructuras de la OMS para responder a brotes y situaciones de emergencia. El Grupo de expertos sigue extremadamente preocupado por los graves costos sanitarios, sociales y económicos del brote de ebola. Teniendo en cuenta la naturaleza impredecible de los brotes epidémicos y de otras crisis sanitarias, y la creciente magnitud de los cambios ecológicos que pueden desencadenarlos, es imprescindible mejorar la función de liderazgo y la respuesta de la OMS ante eventos como este. Los sistemas y las medidas que se pongan en práctica tienen que permitir abordar una complejidad extrema, especialmente en relación con los brotes que se produzcan en estados frágiles con instituciones débiles. 3. El Grupo de expertos ha dejado clara su intención de que la evaluación sirva también para que todos los implicados en la crisis del ebola puedan extraer enseñanzas de la misma. Su preocupación general ha sido entender lo ocurrido y aconsejar sobre los recursos, los sistemas, las personas y los cambios de cultura institucional necesarios para mejorar el desempeño de la OMS en el futuro. 1 4. El Grupo de expertos se ha comprometido a cumplir estrictamente su mandato y atribuciones, empezando por una evaluación de las funciones y responsabilidades de la OMS en los tres niveles de la Organización, sin perder de vista que esta no consta únicamente de la Secretaría, sino también de los Estados Miembros. Estos son responsables de sus propias acciones y declaraciones, en particular con respecto a las obligaciones que les impone el Reglamento Sanitario Internacional (2005), y desempeñan un decisivo papel en la toma de decisiones relativas a las prioridades y los recursos de la OMS y el mandato de la Secretaría. Muchas de esas responsabilidades van más allá del ámbito de competencias de los ministros de salud; otros ministerios y los jefes de Estado también tienen responsabilidades en esta esfera, especialmente en tiempos de crisis. El Grupo de expertos ya ha hecho aportaciones al Grupo de Alto Nivel del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Respuesta Mundial a las Crisis Sanitarias, en particular en relación con su examen de estas cuestiones de índole más general. 5. El Grupo de expertos es consciente de las muchas otras crisis humanitarias y de salud pública que también reclamaron la atención de la OMS y del sistema de las Naciones Unidas en general durante este periodo. En el caso de la OMS, destacan los brotes de síndrome respiratorio de Oriente Medio por coronavirus, de poliomielitis y de infección humana por los virus de la gripe aviar H5N1 y H7N9. Tanto para la propia OMS como para el sistema de las Naciones Unidas y de acción humanitaria en general, destacan las emergencias humanitarias de nivel 3 registradas en 2014 en el Iraq, la República Árabe Siria, la República Centroafricana y Sudán del Sur. El Grupo de expertos reconoce que una vez que se entendió plenamente la magnitud del riesgo y se movilizaron los recursos fue posible controlar mejor el brote de ebola y que, aunque el brote sigue en curso –dos 1 10 Véase el anexo. Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola países continúan notificando nuevos casos–, las peores previsiones sobre el número de casos no han llegado a cumplirse. 6. El Grupo de expertos es consciente de que sus conclusiones se presentan en un momento crítico no solo para la OMS, sino también para la comunidad mundial en su conjunto. En septiembre de 2015, previsiblemente se adoptarán los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la Asamblea General de las Naciones Unidas; y en el marco de la Tercera Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (Addis Abeba, 13 a 16 de julio de 2015) se estudiarán opciones para financiar una promoción más equitativa del desarrollo. El Grupo de expertos insiste en que sus recomendaciones deberían ser consideradas en estas importantes reuniones y en que es primordial que se comprenda plenamente la trascendencia de la seguridad sanitaria mundial. El hecho de que los dirigentes del Grupo de los Siete hayan reconocido los desafíos sanitarios mundiales más inmediatos y de que un grupo de alto nivel de las Naciones Unidas esté examinando con mayor detenimiento la función del conjunto del sistema de las Naciones Unidas en los esfuerzos por garantizar la seguridad sanitaria mundial viene a corroborar que existe un nuevo entendimiento: la protección de la salud de las personas más allá de las fronteras –en consonancia con lo estipulado en el Reglamento Sanitario Internacional (2005)– es un elemento inherente a todas las iniciativas de desarrollo. 7. A continuación, el Grupo de expertos describe sus conclusiones y recomendaciones en relación con las tres grandes áreas de su examen: el Reglamento Sanitario Internacional; la capacidad de respuesta de la OMS en las emergencias sanitarias; y la colaboración de la OMS con los sistemas de acción sanitara y humanitaria en general. EL REGLAMENTO SANITARIO INTERNACIONAL (2005) 8. El Reglamento Sanitario Internacional (2005) representa el marco internacional para el fortalecimiento de la seguridad sanitaria mundial y es vinculante para todos los Estados Miembros de la OMS. Su finalidad es prevenir la propagación internacional de enfermedades, proteger contra esa propagación, controlarla y darle una respuesta de salud pública, evitando al mismo tiempo las interferencias innecesarias con el tráfico y el comercio internacionales. El Reglamento, que encarna un compromiso con los valores de la salud pública, debe aplicarse «con respeto pleno de la dignidad, los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas». Este instrumento también define los derechos y obligaciones de los países, que tienen el deber de notificar a la OMS determinados eventos de salud pública, y establece una serie de procedimientos que la OMS debe seguir para mantener la seguridad de la salud pública mundial. Según lo dispuesto en el Reglamento, el Director General de la OMS, asesorado por un comité de emergencias, puede hacer una declaración de emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII). La declaración de ESPII puede entrañar desacuerdos con los gobiernos nacionales, y el Grupo de expertos observa a este respecto que tanto el Director General como la Secretaría de la OMS tienen que tomar las decisiones pertinentes con independencia y valentía. Sin embargo, en los primeros meses de la crisis del ebola, no ha sido así. 9. Aunque la salud se considera una responsabilidad soberana de los países, los medios para cumplir con esta responsabilidad tienen un carácter cada vez más mundial, lo que requiere una acción colectiva internacional, así como una gobernanza eficaz y eficiente del sistema de salud mundial. El Reglamento Sanitario Internacional (2005) constituye un instrumento fundamental para esa acción. Las responsabilidades jurídicas contenidas en el Reglamento rebasan el ámbito de competencias de los ministerios de salud y deben ser reconocidas como obligaciones en los niveles más altos de los gobiernos de los Estados Miembros. 10. Este Grupo de expertos sugiere que, en aras de la protección de la salud mundial, los países deben tener una noción de «soberanía compartida». A través del Reglamento Sanitario Internacional (2005), los Estados Miembros han reconocido que cuando una crisis sanitaria cobra dimensiones transfronterizas, aparecen límites a la soberanía nacional. En la crisis del ebola, hubo ocasiones en que el Reglamento no se invocó como hubiese sido de esperar, y ello tanto por parte de la Secretaría como de los Estados Miembros. Desafortunadamente, se desaprovechó una excelente ocasión para reforzar el Reglamento en 2011 cuando las recomendaciones formuladas por el Comité de Examen acerca del funcionamiento del Reglamento Sanitario Internacional (2005) 11 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola 1 en relación con la pandemia por virus (H1N1) 2009 no se aplicaron plenamente. El brote de ebola podría haber sido muy diferente si la misma voluntad política y los mismos recursos que se movilizaron para darle respuesta se hubieran empleado en apoyar la aplicación del Reglamento Sanitario Internacional (2005) a lo largo de los últimos cinco años. Preparación a nivel nacional 11. El brote de ebola ha puesto de manifiesto que los países deben estar mejor preparados frente a las amenazas mundiales para la salud. El Reglamento Sanitario Internacional (2005) proporciona un marco comúnmente aceptado para mejorar la capacidad de los países para detectar, evaluar y notificar eventos y para responder a amenazas de salud pública. Aunque el Reglamento impone a los Estados Partes la obligación de desarrollar determinadas capacidades básicas de salud pública, muchos de ellos no han cumplido con ese deber. Al mes de noviembre de 2014, 64 Estados Partes habían informado a la Secretaría del logro de esas capacidades básicas, 81 habían solicitado prórrogas y 48 no habían comunicado su situación o sus intenciones. Estos resultados son inaceptables; el incumplimiento de ese deber por parte de países con los recursos necesarios para desarrollar las capacidades en cuestión denota falta de responsabilidad. Los países que han incumplido sus obligaciones por carecer de los recursos requeridos deben recibir el apoyo de la Secretaría y de otros Estados Miembros para subsanar esta situación. 12. La medición de los progresos realizados en relación con las capacidades básicas es fundamental para la aplicación del Reglamento Sanitario Internacional (2005). Contar con información fiable sobre la situación de los países es crucial para la planificación de los recursos financieros requeridos. El Grupo de expertos considera inaceptable que esa medición únicamente se efectúe por medio de instrumentos de autoevaluación voluntaria. Cuando de lo que se trata es de garantizar la salud de todas las personas, la información debe ser validada a través de algún tipo de examen colegiado u otro mecanismo de evaluación externa. El Grupo de expertos considera alentadores los esfuerzos desplegados, tanto dentro de la OMS como por medio de iniciativas como la Agenda de Seguridad Sanitaria Mundial, para promover marcos de evaluación y fomentar la supervisión externa y la transparencia en relación con las capacidades básicas. Diversos organismos políticos regionales, como la Unión Africana, la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental, la Comunidad de Estados Independientes o la Unión Europea, entre otros, pueden prestar apoyo para esta labor. 13. El Grupo de expertos recomienda que la OMS, en colaboración con el Banco Mundial, proponga, con indicación de las prioridades y los costos previstos, un plan, basado en información fiable sobre los sistemas nacionales, para reforzar las capacidades básicas prescritas en el Reglamento Sanitario Internacional (2005) para todos los países. El plan en cuestión debería presentarse a los organismos donantes, a los Estados Miembros y a otras partes interesadas con miras a dotarlo de los fondos necesarios; a este respecto, podría incluir nuevos tipos de mecanismos de financiación. Las posibles formas de apoyo financiero deberían examinarse en julio de 2015 en la Tercera Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo. El Grupo de expertos es favorable a que el fortalecimiento de las capacidades básicas relacionadas con el Reglamento constituya un elemento importante en el contexto de la agenda para el desarrollo después de 2015 y la financiación de los bienes públicos mundiales. 14. Las actividades de vigilancia interna de los países deberán integrarse con los componentes de los respectivos sistemas nacionales de salud, no solo en lo que respecta a las emergencias, sino también en relación con una amplia gama de enfermedades y afecciones. En la crisis del ebola, la aplicación de normas integradas para la recopilación de datos ha sido necesaria en todos los países afectados. Según pudo observar el Grupo de expertos, la recogida, el análisis y la difusión de datos no se efectuaron en tiempo oportuno, y en algunos casos esas tareas no se llevaron a cabo en absoluto. El Grupo de expertos también ha comprobado que la comprensión de las prácticas óptimas utilizadas en la atención clínica requiere una información de mejor calidad. Asi- 1 12 Documento A64/10, anexo. Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola mismo, deberían introducirse algunas innovaciones en lo tocante a la recopilación de datos, incluidas tecnologías de cartografía geoespacial y asistencia sanitaria mediante telefonía móvil (mSalud), así como plataformas para las tareas de autoevaluación y presentación de informes. Para avanzar hacia esa meta, el Grupo de expertos recomienda estrechar los lazos de colaboración entre los agentes del sector público y del sector privado. Por otra parte, en caso de emergencia las empresas privadas deben cumplir con el papel que les corresponde, asegurando la libre disponibilidad de sus plataformas tecnológicas para fines de salud pública. 15. El Grupo de expertos ha observado que hay conversaciones en curso entre la Unión Africana y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos acerca de la creación de un Centro Africano para el Control de Enfermedades. A juicio del Grupo de expertos, es sumamente recomendable que la OMS asuma una función de coordinación general en este tipo de iniciativas. Es importante que en el caso concreto de la propuesta mencionada, se dé prioridad a la prestación de apoyo para reforzar las capacidades de vigilancia y control de enfermedades en los países. También es fundamental asegurar la conexión con otras redes africanas pertinentes, como la división regional de la Red OMS de Laboratorios sobre Agentes Patógenos Emergentes y Peligrosos (EDPLN), y considerar el establecimiento de estructuras subregionales. Debe evitarse además la duplicación de tareas y la creación de sistemas paralelos. Factores que desincentivan la transparencia a nivel de país 16. En la actualidad existen claramente una serie de factores que desincentivan la notificación rápida y transparente de brotes epidémicos por parte de los países afectados, ya que este proceder a menudo es penalizado por otros países. Esto supuso un importante problema en la crisis del ebola. Según lo dispuesto en el artículo 43 del Reglamento Sanitario Internacional (2005), todos los países han de mostrar la debida responsabilidad hacia la comunidad internacional al adoptar restricciones que afecten a los viajes o al comercio. Durante el brote de ebola, más de 40 países pusieron en práctica una serie de medidas adicionales a las recomendaciones temporales hechas por la Directora General con el asesoramiento del Comité de Emergencias, que interfirieron de forma notable en el tráfico internacional. Dadas esas circunstancias, los países afectados tuvieron que hacer frente no solo a graves consecuencias políticas, económicas y sociales, sino también a obstáculos para recibir el personal y el material necesarios. Esas consecuencias desincentivaron de forma significativa los esfuerzos en pro de la transparencia. En este tipo de contextos, el sector privado, en particular el dedicado al transporte internacional, también debe actuar de manera responsable. 17. Comportamientos como los descritos suponen una grave amenaza para cualquier aplicación significativa del Reglamento Sanitario Internacional (2005). Casi una cuarta parte de los Estados Miembros de la OMS han implantado restricciones a los viajes y el comercio no promovidas por la Organización, lo que constituye una infracción de las disposiciones del Reglamento. Solo unos pocos países informaron a la Secretaría de esas medidas adicionales, y cuando se les pidió que las justificaran, algunos de ellos no atendieron ese requerimiento. Es primordial fortalecer la capacidad de la Secretaría para exigir la justificación de este tipo de medidas al amparo del Reglamento. El Grupo de expertos recomienda que el Comité de Examen del RSI para el Ebola y el Grupo de Alto Nivel del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Respuesta Mundial a las Crisis Sanitarias hagan que esto sea posible. 18. Dentro de este contexto político, se necesitan incentivos que promuevan la notificación de amenazas para la salud. El Grupo de expertos hace notar la labor del Banco Mundial, los asociados de la OMS para el desarrollo y diversos agentes del sector privado con respecto al establecimiento de un nuevo mecanismo de financiación para las emergencias sanitarias. En ese sentido, es conveniente estudiar la viabilidad de un plan de seguros, junto con otros enfoques innovadores. Dentro de ese tipo de modelos, la OMS debería desempeñar un papel fundamental en las tareas de evaluación del riesgo, con miras a obtener pagos capaces de mitigar las repercusiones económicas de las crisis sanitarias. 13 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola 19. Los Estados Miembros tienen la responsabilidad de actuar como ciudadanos del mundo. En consecuen1 cia, el Grupo de expertos pide al Comité de Examen del RSI para el Ebola en pleno que examine opciones para sancionar actuaciones inapropiadas e injustificadas a la luz del Reglamento; existen precedentes de prácticas internacionales, como por ejemplo las medidas adoptadas por la OMC con respecto a cuestiones comerciales relacionadas con obstáculos no arancelarios. Cuando la actuación de un Estado Miembro pone en peligro una estrategia de respuesta ante una crisis, por ejemplo impidiendo a los trabajadores sanitarios llegar a los países afectados, debería haber un procedimiento para someter ese asunto al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Esto debería constituir una cuestión prioritaria para el Comité de Examen del RSI para el Ebola y el Grupo de Alto Nivel del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Respuesta Mundial a las Crisis Sanitarias. Si no se solucionan estas cuestiones, la Secretaría de la OMS seguirá teniendo una capacidad muy limitada para hacer cumplir las obligaciones que incumben a los Estados Miembros en virtud del Reglamento Sanitario Internacional (2005). Declaración de una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII) 20. En la crisis del ebola, la Directora General no declaró una ESPII en virtud del Reglamento Sanitario Internacional (2005) hasta el 8 de agosto de 2014. En el recuadro que figura infra se recogen algunos de los factores que provocaron el retraso. 21. La OMS no se caracteriza por adoptar decisiones con rapidez y suele actuar empujada por los problemas que surgen, más que anticiparse a ellos. En las etapas iniciales de la crisis del ebola, personal experimentado de la Sede y la Oficina Regional para África, incluso tras su movilización en el terreno, envió mensajes sobre la gravedad de la crisis. Estos mensajes o no llegaron a los directivos superiores o estos no supieron captar su importancia. La OMS no tiene una cultura institucional que apoye un diálogo abierto y crítico entre los directivos superiores y el personal o que permita tomar riesgos o enfoques radicales en la adopción de decisiones. Según parece se esperaba poder gestionar la crisis con una buena diplomacia, más que ampliando las medidas de emergencia. 22. Pese a que la OMS cuenta con un número considerable de normas y procedimientos, estos se activaron tardíamente por las opiniones con respecto a la declaración de una ESPII. Es obvio que las primeras señales de alarma sobre el brote, de Médecins Sans Frontières entre otros, no dieron paso a una respuesta eficaz y adecuada. Aunque en una rueda de prensa convocada en abril de 2014 la OMS señaló que se trataba de un «brote sin precedentes», a continuación no hubo una movilización internacional ni una estrategia de comunicación coherente. Los países más afectados, otros Estados Miembros, la Secretaría, y la comunidad mundial en general «perdieron comba» ante la rápida propagación del virus del Ebola. Muchas de las organizaciones no gubernamentales que se encontraban sobre el terreno en los países afectados, aplicando programas de desarrollo o de acción humanitaria, se vieron en la necesidad de responder a una situación para la que no estaban bien preparadas; carecían de orientación normativa y no contaban con mecanismos de coordinación adecuados. Esas limitaciones impusieron una carga indebida sobre las organizaciones en cuestión. 1 14 Pendiente de establecimiento en virtud de la decisión WHA68(10). Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola Recuadro. Retraso en la declaración de una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII) El retraso se debió a muchos factores, entre ellos los siguientes: se tardó en entender el contexto y la naturaleza de este brote de ebola, que fue diferente a los brotes anteriores; las notificaciones sobre la propagación del virus no eran fiables; hubo problemas en la OMS con el flujo de información y con la adopción de decisiones; y las negociaciones con los países fueron difíciles. • Situación en los países. La evaluación de los riesgos se complicó debido a factores como la fragilidad de los sistemas de salud, las deficiencias en la vigilancia, el desconocimiento inicial de la movilidad de la población, la propagación del virus en las zonas urbanas, las deficiencias en los mensajes a la población, la falta de colaboración de la comunidad, la ocultación de casos, y la persistencia de prácticas poco seguras (por ejemplo en las inhumaciones). • Política en los países. En algunos casos, las autoridades nacionales negaron inicialmente la existencia de casos y el alcance del brote; hubo también una preocupación comprensible sobre las consecuencias económicas de la transparencia. En algunos otros países, hubo intentos de explotar la situación para obtener beneficio político. • Política/dilemas en la OMS. El retraso en la declaración de ESPII se debió a: la inquietud por desafiar a los gobiernos; la preocupación comprensible por las repercusiones económicas y comerciales para los países afectados; el hecho de que la OMS había sido blanco de críticas anteriormente por declarar una emergencia de salud pública de importancia internacional para la gripe pandémica H1N1; y la ausencia de datos derivada de definiciones contradictorias de casos y la resistencia de varios agentes a compartir datos para su presentación conjunta. • Cultura institucional de la OMS. La OMS tiene una cultura normativa y técnica; no tiene costumbre de afrontar emergencias simultáneas de tal magnitud, que se prolongan en el tiempo y afectan a varios países, ni está bien preparada para desafiar a sus Estados Miembros. • Comunidad internacional. No supo prestar atención a las alertas, en parte porque los anteriores brotes de ebola habían sido reducidos y confinados a una zona; no hubo un paso intermedio de alerta entre el brote y la declaración de ESPII; la población no conocía bien los riesgos; los políticos y los medios de comunicación no siempre ayudaron en sus explicaciones sobre la enfermedad, sus riesgos y su transmisión, y en algunos casos fueron irresponsables en sus mensajes. 23. El Grupo de expertos observa que determinar si existe una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII) conlleva una sola decisión binaria: hay emergencia de salud pública o no la hay. Así pues, el Grupo de expertos recomienda que el Comité de Examen del RSI para el Ebola considere la posibilidad de establecer un nivel intermedio para alertar a la comunidad internacional en general y asegurar su colaboración en las etapas iniciales de las crisis sanitarias. De ese modo se facilitaría la preparación, la adopción de medidas preventivas y la dedicación de recursos, lo cual podría impedir que la situación escalara. Además, en la comunidad internacional y en los medios de comunicación no se comprende bien lo que significa declarar una ESPII, lo cual debería tratar de solventarse. 24. En el Reglamento Sanitario Internacional (2005) se prevé el establecimiento de un Comité de Emergencias para que asesore al Director General de la OMS con objeto de determinar si un evento concreto constituye una emergencia de salud pública internacional y para que brinde asesoramiento sobre las recomendaciones temporales apropiadas. El Grupo de expertos recomienda que se mantenga dicha estructura, pero es partidario de que, en caso de crisis, se active antes el establecimiento del Comité, en una nueva etapa intermedia de alerta. El Comité de Emergencias del RSI para el Ebola debería determinar los plazos necesarios para una rápida adopción de decisiones. Mantener una lista periódicamente actualizada de posibles expertos previamente aprobados contribuirá a evitar retrasos a la hora de convocar el Comité de Emergencias. 15 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola El Grupo de expertos recomienda lo siguiente: 1. Que la OMS proponga, con indicación de las prioridades y los costos previstos, un plan, basado en una evaluación independiente de la información disponible, para reforzar las capacidades básicas prescritas en el Reglamento Sanitario Internacional (2005) para todos los países. La financiación de ese plan debería realizarse en estrecha colaboración con el Banco Mundial. 2. Que todos los niveles de la OMS se refuercen con miras a aumentar la capacidad de la Organización para, de forma independiente, identificar posibles riesgos para la salud y declarar emergencias sanitarias. 3. Que el Comité de Examen del RSI para el Ebola estudie la adopción de incentivos que alienten a los países a notificar a la OMS posibles riesgos para la salud pública. Esos incentivos podrían incluir mecanismos innovadores de financiación, como un seguro que se active para mitigar efectos económicos adversos. 4. Que el Comité de Examen del RSI para el Ebola estudie la introducción de desincentivos que disuadan a los países de adoptar medidas, más allá de las recomendadas por la OMS, que interfieran con el tráfico y el comercio. 5. Que el Comité de Examen del RSI para el Ebola estudie la posibilidad de establecer un nivel intermedio que, en caso de crisis sanitaria, permita alertar a toda la comunidad internacional y recabar su colaboración en una etapa más temprana. En la actualidad, solo se puede declarar una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII) cuando se reúnen todos los requisitos pertinentes. 6. Que el Grupo de Alto Nivel del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Respuesta Mundial a las Crisis Sanitarias coloque las cuestiones relacionadas con la salud en el mundo en el centro de la agenda de seguridad mundial. En particular, debería identificar procedimientos para someter determinadas cuestiones sanitarias a la consideración del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y estudiar los incentivos y desincentivos requeridos para mejorar la seguridad sanitaria mundial. CAPACIDAD DE RESPUESTA DE LA OMS EN LAS EMERGENCIAS SANITARIAS Justificación 25. El brote de ebola fue de gran escala y complejidad y exigió la puesta en marcha de una respuesta sanitaria y humanitaria conjunta. No todas las emergencias sanitarias seguirán esa pauta. Las comunidades de asistencia sanitaria y humanitaria deberán estar al tanto de los diferentes modos en que se presentan las emergencias para poder responder en consecuencia. Cada nuevo evento plantea problemas específicos, por lo que es importante disponer de mecanismos adecuados para aprender de cada uno de ellos. 26. En la actualidad la OMS no tiene la capacidad ni la cultura institucional para responder plenamente a una emergencia de salud pública. Diferentes organizaciones y personas han propuesto varias opciones, en particular las siguientes: i) que se cree un nuevo organismo para las emergencias sanitarias; ii) que la vertiente «emergencia» de la respuesta sanitaria sea liderada por otro organismo de las Naciones Unidas; o iii) que se invierta con el fin de que la OMS tenga plena capacidad operacional para responder a las emergencias sanitarias. 16 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola 27. El Grupo de expertos recomienda que se persiga vigorosamente la tercera opción. Eso mismo manifestaron los Estados Miembros en la Reunión extraordinaria del Consejo Ejecutivo sobre el Ebola y en la 68.ª Asamblea Mundial de la Salud. La creación de un nuevo organismo lleva tiempo y exige nuevos recursos 1 considerables para establecer sistemas administrativos y capacidad. En cualquier caso, un nuevo organismo tendría que depender de la OMS y coordinarse con ella en materia de recursos técnicos y salud pública, creando así una interfaz innecesaria. Del mismo modo, si otro organismo de las Naciones Unidas tuviera que dotarse de capacidad operacional en materia de salud también tendría que coordinarse estrechamente con la OMS, sobre todo en lo que se refiere al Reglamento Sanitario Internacional (2005). 28. Todo ello indica que, puesto que la OMS ya tiene el mandato de proporcionar una respuesta operacional, sería mucho más eficaz y eficiente por lo que respecta a la utilización de los recursos adaptar la Organización a este propósito. Ahora bien, el Grupo de expertos tiene el convencimiento de que la OMS debe efectuar cambios fundamentales, especialmente en cuanto a los procesos de liderazgo y de adopción de decisiones, para poder cumplir dicho mandato. Y que se necesitarán también los recursos y la voluntad política de los Estados Miembros para lograr que la OMS sea el organismo que pueda cumplir ese mandato en el siglo XXI. Dicha transformación debe efectuarse con urgencia. 29. La OMS no necesita crear una capacidad general para emergencias que esté separada de la de los demás organismos de las Naciones Unidas. Debería concertar acuerdos permanentes con otros organismos, por ejemplo con el PMA, para disponer de capacidad logística práctica en relación con las compras y el transporte. El objetivo general de la OMS debería ser de coordinación en las emergencias sanitarias, en las que, de ser posible, los gobiernos de los países deberían cumplir las responsabilidades que les corresponden, o bien, cuando los otros organismos asociados tengan capacidades, la OMS no debería tratar de sustituirlos o duplicar la labor que realizan. La OMS y los organismos asociados de las Naciones Unidas deberían procurar entender y respetar sus respectivas funciones y responsabilidades, y realizar periódicamente ejercicios conjuntos de formación y simulación. 30. La función principal de la OMS en las emergencias sanitarias es la coordinación. Además, los expertos de la Organización deberían seguir utilizando su competencia técnica con objeto de elaborar orientaciones normativas para políticas y prácticas que vayan a utilizar todos los agentes, en particular para el fortalecimiento de los sistemas de salud. No obstante, habrá ocasiones en las que el personal de la OMS tendrá que participar directamente en la respuesta, en particular en la vigilancia epidemiológica, y en diferentes brotes y emergencias sanitarias. Es probable que la colaboración directa de la OMS se incremente considerablemente en situaciones que afecten a Estados frágiles. El Comité de Examen del RSI para el Ebola y el Grupo de Alto Nivel del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Respuesta Mundial a las Crisis Sanitarias deben analizar los casos en los que un Estado frágil no tiene la capacidad ni la voluntad de abordar un brote que conlleva riesgos para el resto del mundo; en esos casos, quizá esté justificada la adopción de medidas obligatorias. 1 Está demostrado que establecer un nuevo organismo implica por lo general las siguientes fases: debates iniciales de alto nivel entre jefes de gobierno; el establecimiento de un grupo de trabajo que elabore un marco básico para la estructura y las funciones del organismo; una resolución oficial de las Naciones Unidas en la que se pida el establecimiento de un nuevo organismo; la contratación del personal directivo superior; y la movilización de recursos humanos y financieros para que el organismo pueda ponerse en pleno funcionamiento. Por la experiencia de varios organismos y entidades de referencia (el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, ONUSIDA, la Alianza GAVI y ONU Mujeres), este proceso lleva normalmente entre uno y dos años, que constituye el tiempo necesario para llegar a un consenso sobre cuestiones fundamentales como la función, la gobernanza y el presupuesto del nuevo organismo, y el tiempo necesario para que una organización esté en pleno funcionamiento. A grandes rasgos, los costos que conlleva establecer un nuevo organismo pueden desglosarse en tres categorías: i) los costos puntuales de establecer un nuevo organismo; ii) los gastos generales anuales de la Secretaría; y iii) los gastos de los programas. Las mejores estimaciones, basadas en organismos recientemente constituidos, situarían las categorías i) y ii) en un mínimo de US$ 100 millones cada una. Se necesitan más recursos para actividades programáticas en consonancia con el mandato del organismo. 17 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola Gobernanza y liderazgo 31. El Grupo de expertos recomienda la creación de un solo Centro de Preparación y Respuesta en casos de Emergencias Sanitarias, que unifique los diferentes ámbitos de trabajo, actualmente dispersos: los brotes epidémicos y la acción humanitaria. Una mera fusión no será suficiente, pues se necesitarán nuevas estructuras y procedimientos institucionales. 32. Los Estados Miembros y el personal directivo superior de la Secretaría deben estar plenamente comprometidos con el establecimiento de dicho Centro y apoyar sus características particulares. Debe garantizarse su continuidad, habida cuenta de la elección de un nuevo Director General en 2017 y de que en ese momento el Centro será relativamente reciente; el nuevo Director General tendrá que conocer perfectamente el lugar que ocupará el Centro en la Organización y comprometerse con su función fundamental en el seno de la OMS. 33. La Directora General debería establecer de inmediato un órgano independiente para la supervisión del citado Centro. Debería asimismo facilitar orientación para su creación e informar sobre los progresos al Consejo Ejecutivo, la Asamblea de la Salud y el Comité Permanente entre Organismos de las Naciones Unidas. El presidente de dicho órgano deberá presentar un informe anual sobre la seguridad sanitaria mundial al Consejo Ejecutivo, la Asamblea de la Salud y la Asamblea General de las Naciones Unidas. 34. El jefe de ese nuevo Centro debe ser un dirigente firme y un pensador estratégico, con dotes políticas, diplomáticas, de coordinación en crisis, de organización y de gestión; capaz de adoptar con rapidez decisiones acertadas, y de discernir el momento adecuado para pasar de una situación de preparación y alerta normales a una respuesta rápida sobre el terreno. Es fundamental que cuente con un agudo sentido sobre la mejor forma de coordinarse con muchos otros asociados y agentes. En una emergencia, el jefe del Centro necesitaría tener plenas facultades ejecutivas. El puesto de jefe del Centro debería anunciarse de inmediato. Financiación 35. Actualmente, las contribuciones señaladas cubren menos del 25% del presupuesto por programas bienal de la OMS; el resto se financia con cargo a fondos voluntarios cuyo uso está condicionado en gran medida por las indicaciones de los donantes en cuanto a su destino. No existen fondos básicos específicos para la respuesta a emergencias (la partida presupuestaria del presupuesto por programas para la respuesta a los brotes y las crisis), pese a que todos los años se dispone de grandes sumas de dinero aportadas por donantes para las emergencias. El hecho de que los fondos básicos de la OMS sean tan limitados pone a la Organización en una situación de grave desventaja y no permite efectuar actividades de respuesta adecuadas y rápidas. A ese respecto, cabe señalar que los recursos con los que se mantiene la capacidad de la Secretaría para supervisar la aplicación del Reglamento Sanitario Internacional (2005) y proporcionar apoyo técnico conexo se han reducido hasta un nivel que el Grupo de expertos considera sumamente insuficiente. 36. De manera más general, la política de crecimiento nominal cero de las contribuciones señaladas que se lleva aplicando desde hace años ha minado la labor de la Secretaría. En un momento en que los Estados Miembros han aumentado su gasto en salud en un 25% en todo el mundo, el poder adquisitivo ponderado de los recursos de la OMS, principalmente en dólares de los Estados Unidos, se ha reducido en un tercio desde el año 2000. Decepcionó sobremanera al Grupo de expertos que, en la 68.ª Asamblea Mundial de la Salud, muchos Estados Miembros fueran reacios a abandonar la política de crecimiento nominal cero para aumentar en un 5% las contribuciones señaladas, como pedía inicialmente la Directora General en su propuesta para el presupuesto por programas 2016-2017. El Grupo de expertos solicita que los Estados Miembros reconsideren su decisión en la 138.ª reunión del Consejo Ejecutivo y la 69.ª Asamblea Mundial de la Salud. Las recomendaciones formuladas en el presente informe solamente pueden aplicarse si se dispone de los recursos. Asimismo recomendamos que el Grupo de Alto Nivel del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Respuesta Mundial a las Crisis Sanitarias vuelva a examinar las consecuencias del crecimiento nominal cero. 37. El Grupo de expertos examinó también las propuestas presentadas en relación con el establecimiento de un fondo para contingencias en apoyo de la respuesta a brotes epidémicos, y facilitó orientaciones iniciales 18 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola al respecto. El Grupo de expertos observa que la Asamblea de la Salud en mayo de 2015 debatió el asunto y decidió crear un fondo para contingencias sujeto a reposiciones que permita ampliar rápidamente la respuesta inicial de la OMS a brotes y emergencias con consecuencias sanitarias, con el objetivo de dotarlo de 1 US$ 100 millones, financiados plenamente por contribuciones voluntarias. El Grupo de expertos acoge con agrado la decisión de que el fondo estaría sometido a la autoridad del Director General, a cuya discreción quedarían los desembolsos con cargo al mismo. Ese mecanismo debería prestar atención a las actividades de prevención y no centrarse solo en la respuesta y, por tanto, se debería poder recurrir a él en una fase temprana. Es preciso establecer disposiciones claras sobre las decisiones que dan lugar a la liberación de fondos. Aunque el fondo está destinado principalmente a la OMS, el Grupo de expertos considera que sería útil que la Directora General pudiera hacer uso de sus facultades discrecionales para efectuar pagos a los países relacionados con cuestiones de personal, como el pago de prestaciones por condiciones de vida peligrosas para los profesionales sanitarios y el costo de sus seguros y la evacuación. El Grupo de expertos pide vehementemente que los Estados Miembros contribuyan de inmediato a ese fondo. Cambio en la cultura y los procedimientos institucionales 38. Cuando se produce una emergencia sanitaria tiene que haber capacidad para adoptar decisiones y actuar con rapidez, y adaptar y ajustar la asignación de recursos, los métodos de trabajo y las prácticas de información. Asimismo, los Estados Miembros tienen que ser flexibles y reconocer que algunas de las labores en curso de la Organización pueden retrasarse o aplazarse en caso de emergencia. Con respecto a la propia capacidad de respuesta de la OMS en las emergencias a gran escala, las principales deficiencias siguen registrándose en el ámbito de la coordinación de crisis y liderazgo, y esta es una cuestión que hay que resolver. No obstante, siempre que sea posible, los gobiernos de los propios países afectados deben dirigir la coordinación, lo que incluye tener en cuenta las evaluaciones de necesidades efectuadas por ellos mismos. 39. El personal del nuevo Centro OMS será crucial para crear el tipo adecuado de cultura institucional. Tanto el personal de plantilla del Centro como los funcionarios procedentes de otras secciones de la Organización deberán estar totalmente capacitados, en particular mediante ejercicios de simulación. Es necesario elaborar nuevos procedimientos claros, a fin de que todo el personal, bien del Centro o en reserva, sepa con exactitud lo que debe hacer en una emergencia. Se necesitan nuevos sistemas y procesos simplificados en la administración, la gestión de los recursos humanos y las adquisiciones que faciliten la acción y movilización rápidas. Co2 mo ya se ha recomendado con anterioridad, la Organización debería establecer «un equipo interno y multidisciplinario de personal capacitado que sea liberado automáticamente de sus tareas habituales». Deberían establecerse y financiarse los costos previstos del plan para el nuevo Centro. 40. Es necesario aplicar prácticas óptimas con respecto a las horas de trabajo, la movilización de personal y la rendición de cuentas, a fin de disponer de recursos humanos adecuados en las emergencias. Cuerpo mundial de profesionales sanitarios 41. El Grupo de expertos acogió favorablemente el plan de la Directora General de establecer un cuerpo mundial de profesionales sanitarios más amplio y robusto para responder a los brotes y las emergencias que tengan consecuencias sanitarias. 42. Es necesario crear capacidad de reserva en toda la OMS y sus asociados, en particular la Red Mundial de Alerta y Respuesta ante Brotes Epidémicos (GOARN), y deberían concertarse acuerdos previos en relación con los equipos médicos extranjeros. La OMS tiene una función esencial que desempeñar en la elaboración y aplicación de los protocolos y el material de formación para la fuerza de trabajo, así como en el tratamiento de la 1 Véase la decisión WHA68(10). 2 Véase el documento A64/10. 19 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola información al respecto. La fuerza de trabajo debe haberse seleccionado previamente, estar totalmente capacitada, en estado de alerta permanente, y perfectamente familiarizada con las funciones que sus miembros vayan a desempeñar. Es necesario que los asociados, además de efectuar una vigilancia epidemiológica y gestión clínica, aporten conocimientos técnicos de coordinación y liderazgo, puesto que estas fueron las principales deficiencias de la respuesta. 43. El Grupo de expertos es firme partidario de reforzar la fuerza de trabajo nacional en todos los países, tanto para las intervenciones internas como para contribuir a la capacidad de reserva en los brotes epidémicos que se produzcan fuera de sus fronteras nacionales. El Grupo de expertos valora especialmente el plan de la Unión Africana para facilitar la movilización de personal sanitario africano en apoyo de la respuesta en el futuro. La Unión Africana desempeña una función importante de rectoría política al fomentar esta capacidad. Otras organizaciones regionales también tendrán que poner en marcha medidas para contribuir a la capacidad de reserva, como se debate en la Unión Europea. Ahora bien, esas iniciativas tendrían que coordinarse igualmente con el cuerpo mundial de profesionales sanitarios para evitar la duplicación de esfuerzos. 44. El Centro debe también establecer políticas y procedimientos, antes de la próxima emergencia, para ofrecer atención médica, evacuación médica, seguros y prestaciones por condiciones de trabajo peligrosas y por defunción al personal movilizado. Esas normas no existían antes del brote, y elaborarlas durante la crisis exigió mucho tiempo, negociaciones y sucesivas aproximaciones. Como parte de esa labor, deberían aclararse las funciones de la policía y el ejército. Respuesta regional 45. La Oficina Regional para África ha sido criticada por su actuación en la crisis del ebola. Aunque puede que algunas de las críticas estén justificadas, el equipo básico para los brotes y las emergencias es muy reducido: menos de 10 personas para toda la Región. La plantilla se redujo considerablemente entre 2011 y 2013 como consecuencia de recortes presupuestarios. El Grupo de expertos espera que las oficinas regionales de la OMS desempeñen una función importante de apoyo a los países en su preparación y vigilancia, y para ello deberán contar con los recursos adecuados. La estructura del equipo de brotes y emergencias debería ser la misma en todas las oficinas regionales y su jefe normalmente rendirá cuentas al Director Regional. Sin embargo, en las emergencias de grado 3, en una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII), y posiblemente también en las emergencias de grado 2 a discreción del Director General, la cadena de responsabilidades debería invertirse. El equipo de emergencias regional y el jefe de la operación de emergencia en un país rendirían cuentas directamente al jefe del Centro OMS. El Director Regional será crucial para ofrecer apoyo al más alto nivel político en la región y debería estar siempre plenamente informado. Es necesario que las obligaciones y responsabilidades se expliquen de forma clara y explícita a todos los interesados, y que se practiquen y refuercen a través de ejercicios de simulación, en particular al nivel más alto de la Organización. Respuesta en los países 46. Los países deben responsabilizarse de los brotes que ocurran dentro de sus fronteras y cooperar con los países vecinos para evitar que haya una mayor propagación. Siempre que sea posible, la coordinación interna debe estar dirigida por los gobiernos de los propios países afectados. Si bien el Ministerio de Salud debería ocupar un lugar central en la respuesta, es crucial colaborar y coordinarse con otros agentes, tanto del gobierno como ajenos a él; una emergencia a gran escala exigirá una respuesta que va más allá del Ministerio de Salud. En una emergencia como la crisis del ebola, cabría esperar que se estableciera un comité de alto nivel presidido por el Jefe de Gobierno. Las operaciones cotidianas se delegarían totalmente en el coordinador nacional, pero con el pleno respaldo del Jefe de Gobierno para proteger la labor de las interferencias políticas y de otro tipo. El Grupo de Alto Nivel del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Respuesta Mundial a las Crisis Sanitarias debería examinar la función de los jefes de gobierno en las emergencias de salud pública. 47. Cuando se produce una emergencia sanitaria en un país que cuenta con una oficina de la OMS, el Representante de la Organización debe poder trabajar estrechamente con el Ministerio de Salud y mantener consultas con otros ministerios y departamentos. El Representante de la OMS debe poder también transmitir evalua- 20 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola ciones precisas de riesgos que puede que no siempre sean bien recibidas por los gobiernos. El Representante de la OMS debe tener la seguridad de que cuenta con todo el apoyo del Director Regional y el Director General cuando el país no quiera compartir la información o no esté de acuerdo con las medidas propuestas. Debe haber protocolos para que el personal sepa las medidas que debe adoptar en esos casos y la capacitación que se ofrece a los Representantes de la OMS debe incluir tales situaciones. 48. Es necesario examinar la dotación de personal de las oficinas en los países con objeto de tener en cuenta plenamente las circunstancias nacionales. En los países propensos a brotes de enfermedades infecciosas, cabría esperar que los Representantes de la OMS y sus equipos tuvieran más experiencia en hacer frente a emergencias y brotes epidémicos. Sin embargo, en una emergencia de grado 2 o 3, quizá convenga que el Representante de la OMS no dirija personalmente las intervenciones, y que se retire para que sea el jefe de las operaciones de emergencia quien se ocupe. En ese caso la función del Representante de la OMS es gestionar las asociaciones principales (gobierno, donantes, las Naciones Unidas y sus organismos, y las organizaciones internacionales), para apoyar al equipo de emergencias y seguir gestionando los otros programas del país. Independientemente de cómo se gestione la emergencia, debe estar claro cuáles son las tareas y a quién deben rendirse cuentas. 49. Responder a una emergencia con eficacia en los países exige fortalecer considerablemente las estructuras administrativas y de gestión. Debe haber transparencia, rendición de cuentas y vigilancia, en particular por lo que se refiere a los recursos financieros. Se necesitan mecanismos que permitan un desembolso inmediato de fondos en el ámbito de país. Ha llegado a oídos del Grupo de expertos la frustración de las oficinas en los países por la falta de respuesta de la Sede y las oficinas regionales y por la lentitud en el desembolso de los fondos de emergencia, o por los impagos, a pesar de que no había casi fondos para ninguna actividad. Asimismo, debe haber una mayor transparencia en los flujos financieros y la utilización de los fondos de los donantes. 50. El Centro OMS deberá ocuparse de la coordinación en los tres niveles de la Organización. Ello exigirá el mantenimiento de excelentes relaciones de trabajo con las oficinas regionales y en los países, antes, durante y después de una crisis. Es imprescindible que los directores regionales y los representantes de la OMS comprendan y apoyen plenamente las políticas de «retirada» y de prevención «sin arrepentimiento», que puede 1 que se apliquen en emergencias. Los países deben establecer acuerdos de reserva. La evaluación conjunta tras una emergencia sanitaria debe pasar a ser parte integrante de la cultura institucional a todos los niveles de la OMS. Principales conclusiones extraídas de los países más afectados 51. Según los informes llegados a la OMS, en los tres países visitados la Organización fue respetada por su labor técnica y los gobiernos indicaron que recibieron un buen apoyo. Otros agentes no gubernamentales determinantes, sin embargo, se quejaron de que la OMS estaba demasiado cerca de los gobiernos en algunos casos, con el resultado de que la población en general y los asociados no recibían la información de manera oportuna y efectiva. 52. La OMS normalmente coordina varios agentes clave y trabaja en colaboración con el gobierno nacional. En una emergencia sanitaria, la OMS no solamente coordina el grupo de acción sanitaria, sino que se ocupa 1 En un despliegue rápido de equipos directivos con experiencia en crisis de gran magnitud, el sistema de «retirada» permite garantizar el mejor liderazgo en los ámbitos estratégico y operacional, lo que significa que la persona más cualificada, que quizá proceda de otro lugar, por ejemplo, de otro país, es quien dirige las labores de emergencia. Una política de prevención «sin arrepentimiento» significa que al inicio de toda emergencia, la OMS se asegura de que se cuenta con los niveles predecibles de personal y fondos, aun cuando posteriormente se revele que se requiere menos, con el pleno apoyo de la Organización y sin culpa o arrepentimiento. Esta política afirma que es mejor equivocarse y aportar una cantidad excesiva de recursos para el cumplimiento de las funciones fundamentales que correr el riesgo de fracasar por falta de recursos. 21 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola también de la coordinación de actividades técnicas específicas, como la vigilancia. En la crisis del ebola, la OMS tenía que haber desempeñado una función crucial en la coordinación, pero se tardó mucho en poner en marcha las medidas pertinentes. Además, en diferentes momentos en Guinea y Sierra Leona, el Ministerio de Salud fue apartado y desempeñó solamente una función nominal. Ello significa también que se ha perdido la oportunidad de obtener enseñanzas que el Ministerio de Salud podría aplicar a futuras emergencias sanitarias. 53. En Sierra Leona, cuando el ejército del Reino Unido llegó para coordinar la respuesta, inicialmente no se cedió el mando y el control a los dirigentes civiles, al contrario que en Liberia, donde el despliegue del ejército de los Estados Unidos se realizó bajo la autoridad civil. Es posible que el ejército pueda desempeñar tareas en las emergencias (por ejemplo, en la construcción y el transporte), pero como se ha acordado en directrices civiles/militares, el ejército debe estar bajo control civil. Dada la mayor probabilidad de brotes epidémicos en Estados frágiles o en zonas devastadas por la guerra, es necesario prestar una mayor atención a la función del sector de la seguridad, tanto nacional como extranjero, en las emergencias sanitarias. 54. El Grupo de expertos escuchó repetidamente que las movilizaciones eran demasiado breves. Nada genera más caos en las emergencias que la rotación rápida y constante de personal, que en algunos casos carece de los conocimientos técnicos necesarios. La transferencia de conocimientos se interrumpe y las relaciones se deterioran. En la fase actual de la respuesta, esas cuestiones han mejorado drásticamente, pero todavía hay una enorme falta de coherencia en la gestión de los recursos humanos. Hay personal movilizado que todavía afirma no saber con certeza a quién rendir cuentas o lo que tiene que hacer. Ello demuestra una lamentable falta de respeto y responsabilidad hacia las personas que participan en la respuesta sobre el terreno. Colaboración de la comunidad 55. El Grupo de expertos está sorprendido y consternado ante las graves deficiencias detectadas en los primeros meses del brote en lo que respecta a la colaboración de las comunidades locales; algunas de esas deficiencias siguen existiendo en la última fase del brote, lo que demuestra que es necesario modificar constantemente los mensajes dirigidos a la población, con el fin de responder a una situación epidemiológica cambiante. Las prácticas culturales tradicionales, en particular las costumbres funerarias e inhumatorias, facilitaron la transmisión del virus, pero, pese a ello, no se dio prioridad a la importancia de transmitir mensajes culturalmente adaptados y a la participación de la comunidad. Fundamentalmente, se difundieron mensajes funestos que hacían hincapié en la inexistencia de tratamiento, lo que mermó la disposición de las comunidades a colaborar. Debería haberse hecho un uso más eficaz del asesoramiento de los antropólogos médicos y de otros especialistas en ciencias sociales para elaborar mensajes adecuados. El hecho de que muchas de las comunidades se encontraran en una situación posconflicto, había generado una gran desconfianza en las autoridades. Debido, en parte, a la falta de participación de los sistemas de ayuda humanitaria en general, en las fases iniciales del brote no se movilizaron los recursos de las organizaciones no gubernamentales, como por ejemplo, los agentes de desarrollo comunitario y los voluntarios, muchos de ellos de los países y las comunidades afectadas. Dada la amplia experiencia de la OMS en materia de brotes epidémicos, promoción de la salud y movilización social, es sorprendente que hasta agosto o septiembre de 2014 no se reconociera que la transmisión del ebola solo se conseguiría controlar cuando se implantaran simultáneamente sistemas de vigilancia, se movilizara a la población y se prestara la atención sanitaria necesaria a las comunidades afectadas. 56. La dificultad para obtener la colaboración de la comunidad es un problema que habría podido preverse, si se hubiese llevado a cabo un análisis de la situación social y política para complementar las evaluaciones epidemiológicas. Por ejemplo, en Guinea, tras un largo periodo de agitación social, había una gran desconfianza en las autoridades. Durante la visita realizada por el Grupo de expertos al país, quedó claro que la población no había terminado de comprometerse del todo, como lo demuestra el hecho de que sigan encontrándose casos que no aparecían en las listas de contactos y que los pacientes sigan siendo reacios a dar información sobre contactos. En Liberia, hubo más actividad sobre el terreno, incluso en los primeros días del brote. Por ejemplo, la Misión de las Naciones Unidas en Liberia (UNMIL) difundió mensajes por la radio local en 17 idiomas diferentes. En Sierra Leona, hay menos certidumbre en cuanto a la colaboración de la comunidad en las primeras fases del brote, aunque hubo muchas organizaciones no gubernamentales que se movilizaron en las etapas pos- 22 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola teriores de la emergencia. Las fuerzas policiales, los ejércitos nacionales y otras entidades encargadas de la seguridad participaron en distinta medida. En el futuro, sus funciones deberán definirse minuciosamente en aras de una máxima eficacia. 57. Es esencial conseguir la participación de los líderes locales comunitarios. Las mujeres, que en muchos casos no se movilizaron en este brote, son especialmente importantes en esta labor. La participación de las mujeres y de sus organizaciones es fundamental para generar un cambio de comportamiento y educar a la población. Como dijo un antropólogo médico que colaboró en las actividades de respuesta: «el ebola es como un incendio; las mujeres son el agua; y el agua apaga el fuego». 58. La crisis del ebola ha confirmado que, en una emergencia de salud pública, es absolutamente necesario contar con la participación de la comunidad. Eso es algo que el Grupo de expertos escuchó una y otra vez en los países afectados. Como explicó un líder comunitario de Liberia: «Al principio, reinaba la confusión; no sabíamos lo que era el ebola o lo que había que hacer. No sabíamos por dónde empezar; había cadáveres en todas las casas; había rumores de brujería. Entonces nos organizamos; informamos y sensibilizamos a otros miembros de la comunidad, con relación al lavado de manos, a tocar y a cómo maniobrar con los enfermos y los muertos». En muchos casos, fue necesario que las comunidades adaptaran sus prácticas tradicionales y culturales ancestrales a la realidad de esta enfermedad mortal. 59. Es fundamental contar con especialistas en ciencias sociales para comprender las creencias, los comportamientos y las costumbres locales. Esos expertos pueden informar a quienes trabajan en los servicios de atención directa para que entiendan mejor el contexto y puedan trabajar con la población con el objetivo de que modifiquen su comportamiento. Ello debe integrarse en los protocolos y las normas aplicables en las situaciones de emergencia sanitaria. Comunicación 60. La OMS no logró establecerse como la autoridad de referencia en materia de comunicación en la crisis del ebola. Si bien se creó un equipo mediático encargado de gestionar los mensajes de la OMS y su contenido durante la emergencia, la estrategia de comunicación no pudo contrarrestar las informaciones que criticaban duramente la labor de la Organización. Ese problema se vio acentuado por la tardanza en declarar el brote una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII), el envío de mensajes de Twitter que inducían a error y la filtración de documentos. El Grupo de expertos opina que la OMS no fue capaz de colaborar de forma proactiva con los medios de comunicación de alto nivel y que no tuvo ningún control sobre el relato de los hechos durante el brote. Ese fallo tuvo efectos en muchos ámbitos de intervención; una estrategia de comunicación más adecuada podría haber mejorado la confianza en la OMS y haber reducido el miedo y el pánico. 61. A nivel nacional, informar de los riesgos a la ciudadanía es uno de los principales cometidos de los gobiernos, tanto en los países afectados como en los no afectados. Es necesario investigar y documentar más a fondo la comunicación de riesgos y la promoción de comportamientos seguros y adecuados, de forma que la OMS y otras entidades que deban cumplir con ese cometido lleguen mejor a la población al comunicar los riesgos. En lo que atañe a los problemas de comunicación anteriormente expuestos, el Grupo de expertos recomienda que se pida asesoramiento para subsanar esas deficiencias. Investigación y desarrollo 62. La erosión de la financiación básica de la OMS se ha reflejado en muchos ámbitos; de hecho, el brote de ebola puso de manifiesto que la investigación y el desarrollo en el campo de las enfermedades desatendidas sigue siendo insuficiente. Es preciso crear y poner en marcha una plataforma para el desarrollo de medios de diagnóstico, tratamientos y vacunas, de forma que cuando se produzca un brote, gran parte del trabajo preparatorio y de las labores iniciales de investigación ya se hayan llevado a cabo y pueda pasarse rápidamente a la fase de producción y movilización. La OMS debe participar en las actividades de investigación y desarrollo que se realicen con relación a futuras emergencias. 23 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola 63. Durante el brote de ebola, la OMS colaboró en el desarrollo rápido de vacunas y ejerció funciones rectoras en la realización de ensayos con vacunas y tratamientos experimentales, como medicamentos y productos sanguíneos; ello supuso una importante contribución. Sin embargo, en los primeros meses del brote, las conversaciones sobre esos avances, en gran medida, se mantuvieron en función de las circunstancias. La OMS no ejerció su poder de convocatoria en la materia hasta agosto de 2014. 64. También se transmitió al Grupo de expertos preocupación acerca de la posibilidad de que la participación de la OMS en las labores de investigación y desarrollo de posibles tratamientos y vacunas contra el ebola desviara la atención de las actividades de respuesta, en particular, durante los ensayos de las vacunas. No obstante, el Grupo de expertos concluyó que la labor realizada por la Organización en ese campo era encomiable, pues permitió colmar una laguna en una etapa decisiva del brote. Naturalmente, también es necesario investigar mientras un brote está activo, cuando los pacientes y los contactos pueden beneficiarse de la participación en ensayos clínicos bien diseñados. Hay que cerciorarse de que la política de colaboración de la OMS con agentes no estatales no impida la colaboración con el sector privado en esas circunstancias. 65. En el futuro, en las actividades de investigación y desarrollo deberán incluirse los objetivos siguientes: i) Robustecer las pruebas de diagnóstico en el lugar de consulta. Es necesario ampliar la disponibilidad de medios de diagnóstico rápido. En las primeras fases del brote, hubo grandes deficiencias en ese ámbito, lo que probablemente contribuyó a la propagación de la enfermedad. ii) En lo que respecta a las enfermedades infecciosas para las que se han desarrollado vacunas y nuevos tratamientos, los ensayos deben pasar de los modelos animales a los ensayos clínicos de fase I; de ese modo cuando se declare un brote podrá empezar a fabricarse a gran escala con rapidez. Es alentador que en África se estén estableciendo una serie de centros para ensayos clínicos. iii) Crear equipos para mejorar la atención prestada a los pacientes, desde los equipos de protección personal hasta los dispositivos utilizados en los centros de tratamiento. iv) Utilizar tecnología innovadora para la prevención y el control de brotes. Para ello podría recurrirse a dispositivos como teléfonos inteligentes que faciliten la labor de localización de los rastreadores de contactos mediante el sistema mundial de determinación de la posición (GPS), el levantamiento de mapas de los distritos afectados por medio del sistema de información geográfica (SIG), y la vinculación de los contactos a las bases de datos de los centros de mando y las comunicaciones sobre el terreno. 66. El Grupo de expertos considera que durante los grandes brotes y las emergencias de salud pública de importancia internacional, es fundamental que las comunidades y las poblaciones afectadas tengan acceso a nuevos productos médicos tan pronto como estén disponibles. En ese sentido, los países pueden aprovechar cualquier facilidad prevista en el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (Acuerdo sobre los ADPIC), así como las reconocidas en la Declaración Ministerial de Doha relativa al Acuerdo sobre los ADPIC y la Salud Pública que puedan mejorar el acceso, en función de las circunstancias de sus países. El Grupo de expertos recomienda lo siguiente: 7. Que en las reuniones del Consejo Ejecutivo y la Asamblea Mundial de la Salud que se celebren en 2016, los Estados Miembros reconsideren la posibilidad de pasar de una política de crecimiento nominal cero a un aumento de las contribuciones señaladas de un 5%. 8. Que con el fin de disponer de medios de respuesta y preparación eficaces, los Estados Miembros y los asociados contribuyan de forma inmediata al fondo para contingencias en apoyo de la capacidad de respuesta de la OMS ante brotes epidémicos, con el objetivo de dotarlo de US$ 100 millones, financiados en su totalidad por contribuciones voluntarias. 24 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola 9. Que la OMS se prepare para responder a las situaciones de emergencia sanitaria. Ello requiere el pleno respaldo político y los recursos de los Estados Miembros. 10. Que la OMS promueva una cultura institucional que incluya la aceptación de su función en materia de preparación y respuesta ante emergencias. 11. Que la OMS cree el Centro OMS de Preparación y Respuesta en Casos de Emergencia, que deberá basarse en las distintas áreas de control de brotes y trabajo humanitario. Ese Centro deberá establecer nuevas estructuras y procedimientos institucionales, a fin de dotarse de la máxima capacidad de respuesta y preparación. 12. Que la OMS, por conducto de su Directora General, establezca de inmediato un órgano independiente para la supervisión del citado Centro. También se recomienda que facilite orientación para su creación e informe sobre los progresos al Consejo Ejecutivo, la Asamblea de la Salud y el Comité Permanente entre Organismos de las Naciones Unidas. El presidente de dicho órgano deberá presentar un informe anual sobre la seguridad sanitaria mundial al Consejo Ejecutivo, la Asamblea de la Salud y la Asamblea General de las Naciones Unidas. 13. Que la OMS adopte un nuevo enfoque en relación con la dotación de personal en las oficinas en los países; es primordial tener más cabalmente en cuenta las respectivas circunstancias nacionales y asegurar el máximo nivel de capacidad para los países más vulnerables. En el ámbito de país, el Representante de la oficina de la OMS en el país deberá tener voz propia y contar con el pleno apoyo del Director Regional y del Director General, en caso de discrepancia por parte del gobierno interesado. 14. Que la OMS restablezca su papel como organismo autorizado en materia de comunicación en caso de emergencias sanitarias. Al desempeñar su función en esa esfera, deberá informar a los gobiernos y las poblaciones del mundo entero con prontitud, exhaustividad y precisión sobre la magnitud y gravedad de los brotes. 15. Que la OMS, conjuntamente con sus asociados, se asegure de que la promoción de una participación comunitaria adecuada sea uno de los componentes básicos de la gestión de cualquier emergencia sanitaria. 16. Que, en emergencias futuras, la OMS desempeñe un papel destacado como entidad aglutinadora en las iniciativas de investigación y desarrollo, entre otras cosas, agilizando el desarrollo de los oportunos medios diagnósticos, vacunas, productos terapéuticos y tecnologías médicas y de la información. 17. Que la OMS mantenga niveles de alerta elevados en el contexto de la crisis actual. Esta no se podrá dar por concluida mientras no se instauren algunas medidas fundamentales en relación con el control de brotes epidémicos, como la coordinación y la participación comunitaria. COLABORACIÓN DE LA OMS CON LOS SISTEMAS DE ACCIÓN SANITARIA Y HUMANITARIA EN GENERAL 67. Está claro que, en las grandes crisis humanitarias, es la OMS quien lidera el Grupo de Acción Sanitaria Mundial del Comité Permanente entre Organismos de las Naciones Unidas. Lo que no parece tan evidente es cómo se integra una emergencia de salud pública en el sistema de acción humanitaria en general y en qué punto un brote epidémico se convierte en una emergencia humanitaria que exige una respuesta más amplia de todo el sistema de las Naciones Unidas, que requeriría una coordinación con las numerosas organizaciones no gubernamentales presentes sobre el terreno. Ese es uno de los factores que definen la crisis del ebola. El Grupo de expertos expresó su sorpresa ante el hecho de que numerosos donantes, los gobiernos, las Naciones Unidas y las organizaciones no gubernamentales internacionales únicamente conocieran uno de los dos sistemas. Si ha de haber una relación de trabajo más estrecha, todos los agentes que intervengan deben conocer ambos sistemas. La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA) ha de tomar la iniciativa a fin de velar por que los principales actores (organismos de las Naciones Unidas y organizaciones no gubernamentales internacionales) conozcan el Reglamento Sanitario Internacional (2005) y sean 25 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola conscientes de lo que es una emergencia de salud pública. La OMS se cerciorará de que su personal y sus asociados para emergencias conozcan mejor el sistema de acción humanitaria. También es necesario explicar a los gobiernos nacionales esas funciones y la forma en que interactúan. El Centro de Preparación y Respuesta en Casos de Emergencia deberá contribuir a ese entendimiento. De nuevo, será necesario realizar ejercicios periódicos de simulación conjuntos. 68. El Reglamento Sanitario Internacional (2005) tiene por objeto alertar a los sistemas de salud pública y, en última instancia a los gobiernos, de los riesgos para la salud pública, su gravedad y el peligro de que se extiendan. De ese modo, cada país de forma individual y el sistema mundial en su conjunto podrán responder para proteger la salud de la población de distintas maneras. El Marco de Respuesta a Emergencias tiene un objetivo muy diferente: definir el nivel de recursos, humanos y financieros, necesario para responder a una emergencia. 69. En algunos países, un brote de una enfermedad infecciosa puede requerir poco o ningún apoyo del exterior, aun cuando la situación se agrave. Los países más vulnerables, con sistemas de salud pública y atención sanitaria más frágiles, pueden necesitar mucho más apoyo e incluso llegar a desencadenar una respuesta de emergencia conforme al Marco de Respuesta a Emergencias. Por otro lado, los desastres naturales y los conflictos que afectan a muchas personas podrían requerir una respuesta a emergencias de grado 2 o 3 que no esté relacionada con ningún brote específico o una amenaza concreta para otros países. 70. La OMS ha de examinar cómo relacionar su propio sistema de grados de emergencia y declaración de emergencias de salud pública de importancia internacional (ESPII) con los niveles de emergencia del sistema de acción humanitaria en general, a fin de contribuir a mejorar la cooperación interinstitucional. Al activarse el grado 2 en el Marco de Respuesta a Emergencias y el nivel intermedio propuesto por el Grupo de expertos en el contexto del Reglamento Sanitario Internacional (2005), el Director General de la OMS y el Coordinador del Socorro de Emergencia deberían reunirse para determinar qué hay que hacer para evitar un agravamiento de la situación. 71. Una de las dificultades para comprender los distintos sistemas radica en el hecho de que la evaluación de los riesgos es diferente en las emergencias de salud pública y en las denominadas emergencias humanitarias, debido a la incertidumbre inherente a las evaluaciones de la probabilidad de propagación de una enfermedad. En las emergencias humanitarias suele ser posible determinar de forma más directa las necesidades de personal y de otros recursos. Esos dos sistemas no estuvieron bien integrados en la respuesta al ebola. Como dijo un directivo de un organismo humanitario: «En un primer momento, realmente no prestamos atención al brote de ebola porque para nosotros las cifras eran demasiado pequeñas». 72. En la crisis del ebola había cierta reticencia a movilizar el sistema de grupos sectoriales de las Naciones Unidas por miedo a que pudiera desencadenarse una respuesta sectorial difícil de manejar, al tener que integrar a los jefes de los distintos grupos, lo que requeriría una coordinación compleja. Ahora bien, no es necesario activar todos los grupos, sino únicamente los que corresponda, en función de las circunstancias concretas de cada emergencia sanitaria. 73. La activación del sistema de grupos sectoriales también trae consigo la participación de las organizaciones no gubernamentales y las organizaciones no gubernamentales internacionales pertinentes. Debido a la falta de participación del sistema de prestación de asistencia humanitaria en su conjunto, muchos recursos de las organizaciones no gubernamentales de los países y de las propias comunidades no se movilizaron en las primeras fases. La movilización de otros asociados hubiera dado lugar a la colaboración de la población, ya que se habrían incorporado organizaciones no gubernamentales con mucha experiencia en las comunidades locales, incluso en campañas de salud. Por ejemplo, en varios países el UNICEF se convirtió en jefe de grupo en materia de participación comunitaria y coordinó distintas organizaciones no gubernamentales. La OMS también debe mantener una buena relación con las organizaciones no gubernamentales directamente relacionadas con el grupo de acción sanitaria, a fin de actuar con la mayor eficiencia en caso de emergencia sanitaria. 26 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola 74. En los primeros meses del brote, la OMS debería haber movilizado el apoyo de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA), de otras organizaciones del sistema de las Naciones Unidas y de agentes humanitarios por medio del Comité Permanente entre Organismos. Si el Comité Permanente hubiera intervenido antes, en la primavera o el verano de 2014, se habría podido disponer de recursos y habría sido posible establecer sistemas conocidos. Ello podría haber evitado la crisis que condujo a la creación de la Misión de las Naciones Unidas para la Respuesta de Emergencia al Ebola (UNMEER). 75. El Grupo de expertos observó que había una serie de lugares donde la colaboración con otras partes interesadas había sido deficiente, lo que complicó y retrasó las labores de respuesta a la crisis. La capacidad de la OMS para colaborar con las Naciones Unidas, el sector privado y otras entidades no estatales en la crisis del ebola no fue suficientemente satisfactoria. Esas relaciones no pueden empezar a establecerse durante las situaciones de crisis, sino que han de forjarse en el periodo de preparación. Misión de las Naciones Unidas para la Respuesta de Emergencia al Ebola (UNMEER) 76. La UNMEER se creó el 19 de septiembre de 2014 conforme a las resoluciones de la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre el brote de la enfermedad por el virus del Ebola en África Occidental. En ese momento, estaba claro que el brote de ebola no tenía precedentes y había superado la capacidad de los gobiernos y de los organismos internacionales para contenerlo mediante las estrategias tradicionales. El brote había provocado más de 7000 casos y cerca de 2500 muertes; había afectado a cinco países y había cruzado las fronteras nacionales. Se aisló a tres de los países afectados aplicando restricciones comerciales y de viaje, pero la respuesta de la comunidad internacional estuvo mal coordinada. 77. El Grupo de expertos opina que en septiembre de 2014 era esencial adoptar medidas claras que generasen el apoyo político y financiero de la comunidad internacional. Fue necesario el liderazgo del Secretario General de las Naciones Unidas para activar la respuesta de la comunidad mundial, y, sobre todo, para obtener el compromiso político y financiero de los países donantes y propiciar el despliegue de personal militar de algunos países. Además, ello dio lugar a una intervención más enérgica de otros organismos de las Naciones Unidas. 78. Sin embargo, en los países afectados la UNMEER obtuvo peores resultados. La misión actuó sin tener en cuenta los mecanismos existentes, y no contó con el sistema de grupos sectoriales de las Naciones Unidas. Si bien la estrategia se adaptó en los países donde el representante residente de las Naciones Unidas colaboraba con el sistema, hubo casos en los que no participó ninguna parte del sistema de las Naciones Unidas y los pilares del trabajo no se coordinaron con la estructura de grupos sectoriales. Distintas partes interesadas de ámbito nacional también indicaron que la misión era compleja y poco flexible, y señalaron que tardó dos meses, que fueron fundamentales, en establecerse, justo cuando el brote llegaba a su punto álgido, si bien había partes del sistema de grupos sectoriales que habrían podido utilizarse. Por esas razones, el Grupo de expertos considera que la Misión de las Naciones Unidas para la Respuesta de Emergencia al Ebola no es el mecanismo modelo más adecuado para gestionar futuras emergencias sanitarias a gran escala. 79. Cuando una crisis se circunscribe a un solo país, el modelo actual de coordinación de la respuesta humanitaria puede ser adecuado. Ahora bien, si una crisis se intensifica y representa una amenaza importante para la salud mundial, podría ser necesario obtener apoyo político internacional. Como ocurrió en el caso de la crisis del ebola, podría ser necesario contar con el compromiso político al más alto nivel y designar a un Representante Especial del Secretario General o un Enviado Especial de las Naciones Unidas. El Grupo de expertos recomienda encarecidamente que no se constituya una misión de las Naciones Unidas para futuras emergencias con consecuencias para la salud. 80. Además, a nivel operacional podría ser necesario contar con un coordinador general para la respuesta de emergencia; esa persona debería estar radicada, de preferencia, en la subregión. En el caso de la respuesta al ebola, el Centro Subregional de Coordinación de Operaciones relacionadas con el Ebola (CSCOE) podría haber sido la unidad subregional de coordinación de emergencias. 27 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola Figura. Respuesta del sistema de acción humanitaria Sistema de grupos sectoriales en un entorno normal en países afectados Coordinación humanitaria Grupos sectoriales Salud Logística Seguridad alimentaria Agua, saneamiento e higiene Educación ... Posible modelo reforzado para crisis futuras (ubicado a nivel subregional... modelo CSCOE mejorado) Función política/ estratégica Función operacional general Sistema de grupos sectoriales de ámbito nacional de cada país afectado 81. El modelo basado en el Centro Subregional de Coordinación de Operaciones relacionadas con el Ebola (CSCOE) tuvo la aceptación de los 11 países que habían solicitado un centro subregional de coordinación. Como los principales asociados en la ejecución destinaron personal al CSCOE, los gastos de funcionamiento del centro fueron inferiores a los gastos de funcionamiento de la UNMEER. Si bien el CSCOE únicamente funcionó durante aproximadamente dos meses, dado que cerró cuando se estableció la UNMEER, generó una respuesta no solo de las autoridades nacionales, sino también de los donantes y los asociados en la ejecución. Este modelo podría ser un medio adecuado para ampliar la asistencia en el futuro (véase la figura anterior). El Grupo de expertos recomienda lo siguiente: 18. Que la OMS examine cómo coordinar su propio sistema de grados de emergencia y declaración de emergencias de salud pública de importantcia internacional (ESPII) con los niveles de emergencia del sistema de acción humanitaria en general, a fin de facilitar una mayor cooperación interinstitucional. 19. Que la OMS se cerciore de que su personal y sus asociados para emergencias comprendan mejor el sistema de acción humanitaria. 20. Que el Grupo de Alto Nivel del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Respuesta Mundial a las Crisis Sanitarias insista en la necesidad de que el sistema de las Naciones Unidas comprenda el carácter especial de los riesgos sanitarios, el Reglamento Sanitario Internacional (2005) y las repercusiones de declarar una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII). La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA) debe tomar la iniciativa a fin de garantizar que la comunidad que presta asistencia humanitaria en su conjunto sea consciente de ello. 28 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola 21. Que cuando una crisis se acentúe hasta el punto de representar una amenaza grave para la salud mundial que requiera un mayor compromiso político y financiero, el Secretario General de las Naciones Unidas considere la posibilidad de nombrar un Representante Especial del Secretario General o un Enviado Especial de las Naciones Unidas con funciones políticas y estratégicas, a fin de aportar un mayor compromiso político y financiero. El Grupo de expertos no recomienda la creación de una misión de las Naciones Unidas específica. VÍAS DE AVANCE 82. Al emprender su labor, el Grupo de expertos tenía la esperanza de que cuando se elaborase este informe la crisis del ebola habría terminado; es evidente que no es así. Si bien el número de casos ha disminuido considerablemente, siguen encontrándose nuevos casos en comunidades de Guinea y Sierra Leona entre personas que los rastreadores de contactos no tenían localizadas. En Guinea, especialmente, es innegable que las comunidades no terminan de aceptar qué es lo que hay que hacer y cuál es su responsabilidad. Hasta que no se resuelva ese problema, hay que mantener niveles de alerta muy elevados. Mientras tanto, el proceso de recuperación debe seguir adelante. Los sistemas de salud, aunque frágiles y con una dotación de personal capacitado mermada, tienen que volver a funcionar a pleno rendimiento. El Grupo de expertos no ha examinado los planes de recuperación de los servicios de atención sanitaria o los planes de desarrollo económico generales, pero se complace en ver que las Naciones Unidas y el Banco Mundial están ejecutándolos. 83. Si bien el presente informe pone fin a la labor que se encomendó al Grupo de expertos, este colaborará estrechamente con el Grupo de Alto Nivel del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Respuesta Mundial a las Crisis Sanitarias y seguirá asesorándole en su cometido; el Grupo de expertos también orientará los trabajos del próximo Comité de Examen del RSI para el Ebola. Sabemos que otros organismos, como el G7, la Unión Africana y el Instituto de Medicina de los Estados Unidos también están estudiando el modo de abordar estos problemas de salud pública de ámbito mundial. Ello es un indicador de los efectos de la crisis del ebola y pone de manifiesto la necesidad de aplicar nuestras recomendaciones lo antes posible. 84. El Grupo de expertos está firmemente convencido de que este es un momento decisivo no solo para la OMS y la respuesta mundial ante emergencias sanitarias, sino también para la gestión de todo el sistema sanitario mundial. Los problemas que se plantean en este informe serán definitivos en lo que respecta a la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible. 85. El Grupo de expertos reconoce que ha hecho recomendaciones a muchos agentes diferentes y que esas recomendaciones son interdependientes en cuanto a su aplicación. Para promoverlas es necesario que haya un firme compromiso político a nivel mundial y nacional. 29 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola ANEXO COMPOSICIÓN DEL GRUPO DE EXPERTOS 1. Para presidir el Grupo de expertos se nombró a Dame Barbara Stocking, ex Directora Ejecutiva de Oxfam GB, organización en la que dirigió importantes respuestas humanitarias, y actual Presidenta del Murray Edwards College de la Universidad de Cambridge (Reino Unido). Los demás miembros del Grupo de expertos son: el Profesor Jean-Jacques Muyembe-Tamfun, Director General del Instituto Nacional de Investigaciones Biomédicas (República Democrática del Congo); el Dr. Faisal Shuaib, Jefe del Centro Nacional de Operaciones para la Emergencia del Ebola (Nigeria); la Dra. Carmencita Alberto-Banatin, consultora independiente y asesora en materia de emergencias sanitarias y desastres (Filipinas); el Profesor Julio Frenk, Decano de la Escuela de Salud Pública Harvard T. H. Chan de Boston, Massachusetts (Estados Unidos de América); y la Profesora Ilona Kickbusch, Directora del Programa de Salud Mundial del Instituto de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo de Ginebra (Suiza). (Puede encontrarse información biográfica en: www.who.int/csr/disease/ebola/ panel-biographies/en). (Solo en inglés.) OBJETIVOS Y ATRIBUCIONES 2. En la resolución EBSS3.R1 se pidió a «la Directora General que encargue una evaluación interina, que correría a cargo de un grupo de expertos externos independientes, sobre todos los aspectos de la respuesta de la OMS, desde el comienzo del brote actual de la enfermedad por el virus del Ebola, también en el seno de la Misión de las Naciones Unidas para la Respuesta de Emergencia al Ebola, en la aplicación del Marco de la OMS de respuesta a emergencias, y en la coordinación, incluida la movilización de recursos, y el funcionamiento en los tres niveles de la Organización, para su presentación a la 68.ª Asamblea Mundial de la Salud». Las atribuciones del Grupo de expertos consisten en: • evaluar las funciones y responsabilidades de la OMS, en sus tres niveles, en relación con la respuesta al brote, y la evolución de aquellas a lo largo del tiempo; • evaluar cómo aplicó la OMS los instrumentos a su disposición (en particular el Marco de Respuesta a las Emergencias y el Reglamento Sanitario Internacional [2005]) para cumplir su mandato, tanto antes como al inicio y a lo largo del brote; • evaluar las acciones de la OMS al inicio del brote y a lo largo de él (puntualidad, adecuación, escala, eficacia), en particular i) la coordinación dentro de la Organización y con los Estados Miembros, sobre todo los directamente afectados, y otros asociados, ii) la movilización de recursos, y iii) la comunicación; • evaluar el papel de la OMS y su contribución a los esfuerzos desplegados en todo el sistema de las Naciones Unidas (en la UNMEER); • evaluar los puntos fuertes y débiles de estas acciones, determinar qué enseñanzas se podrían aplicar a la situación actual y en el futuro (capacidad; instrumentos; mecanismos, en particular de coordinación y comunicación; estructuras; formas de trabajar y recursos); • hacer recomendaciones que orienten la respuesta actual e informen la labor futura, en particular con respecto al fortalecimiento de la capacidad institucional para responder a brotes epidémicos y al establecimiento de un fondo para contingencias. 30 Anexo Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola CRONOLOGÍA Y PROCESO 3. El Grupo de expertos se reunió del 30 de marzo al 1 de abril de 2015 en la sede de la OMS en Ginebra. El orden del día constó de un examen del alcance de la evaluación interina y sus interacciones con otras evaluaciones y de la determinación del método y el plan de trabajo a lo largo de todo el proceso. Hubo sesiones de información sobre el mandato y la financiación de la OMS, la aplicación de las recomendaciones de 2011 del Comité de Examen del RSI, la función de la OMS dentro de la UNMEER y la actual auditoría del desempeño que está llevando a cabo la Oficina de Servicios de Supervisión Interna. El Grupo de expertos escuchó exposiciones sobre las actividades que tuvieron lugar a lo largo del brote y los planes relativos a la creación de un cuerpo mundial de profesionales sanitarios para emergencias y un fondo para contingencias. El Grupo de expertos se entrevistó por videoconferencia con el Sr. Tony Banbury, ex Representante Especial del Secretario General, primer Jefe de la Misión de las Naciones Unidas para la Respuesta de Emergencia al Ebola, y el Dr. David Nabarro, Enviado Especial de las Naciones Unidas para el Ebola, y personalmente con el Sr. John Ging, Director de la División de Coordinación y Respuesta de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas. El Grupo de expertos también celebró una sesión con los Estados Miembros interesados, durante la cual la Presidenta los informó de los trabajos en curso y de los planes, y escuchó sus puntos de vista y sus expectativas con respecto a la labor del Grupo de expertos. 4. La segunda reunión del Grupo de expertos se celebró del 19 al 21 de abril de 2015 en Ginebra. Hubo nuevas sesiones informativas sobre el cuerpo mundial de profesionales sanitarios para emergencias y el fondo para contingencias, la auditoría del desempeño que está llevando a cabo la Oficina de Servicios de Supervisión Interna, la comunicación relativa a las medidas adoptadas por la OMS con respecto al ebola, y las actividades de investigación y desarrollo que están en curso. El Grupo de expertos se reunió con otras organizaciones que participaron en los trabajos relacionados con el ebola en los países afectados, tales como Médecins Sans Frontières, la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, la Organización Internacional para las Migraciones, el Comité Directivo de la Acción Humanitaria, el Consejo Internacional de Entidades Benéficas y Save the Children. En una reunión con los Estados Miembros, el Grupo de expertos escuchó sus puntos de vista sobre el papel de la OMS durante el brote, en particular los puntos fuertes y débiles de su respuesta, las principales enseñanzas extraídas durante este periodo y las áreas en que la OMS puede mejorar. 5. La tercera reunión del Grupo de expertos se celebró en Ginebra los días 24 y 25 de junio de 2015. En esa reunión, el Grupo de expertos examinó un proyecto de informe y mantuvo nuevas conversaciones sobre áreas concretas y cuestiones pendientes, antes de terminar de elaborar el informe y formular sus recomendaciones. 6. Los miembros del Grupo de expertos también visitaron los tres países más gravemente afectados y la Oficina Regional para África como parte de las actividades generales para hacer acopio de información. Durante las visitas a los países, el Grupo de expertos se reunió con el personal de la OMS, las autoridades nacionales, los asociados principales y las comunidades afectadas. 7. Los miembros del Grupo de expertos también se reunieron con varios informantes clave, a los que entrevistaron y quienes aportaron información por escrito. Asimismo, se reunieron con funcionarios de organismos de las Naciones Unidas, gobiernos y asociados que participaron en la respuesta. La Presidenta celebró una sesión de información sobre los trabajos del Grupo de expertos con el Grupo de Alto Nivel del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Respuesta Mundial a las Crisis Sanitarias. 8. En la 68.ª Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en mayo de 2015, se examinó y debatió el primer informe del Grupo de expertos, que posteriormente se utilizó en la elaboración de la decisión WHA68(10). 9. A lo largo de sus deliberaciones, el Grupo de expertos se reunió con funcionarios de la OMS, entre los que figuran la Directora General, el Director General Adjunto, los Directores Regionales, los subdirectores generales, los directores de programa y otros miembros del personal técnico. Si bien funciona de forma independiente, a menudo el Grupo de expertos solicitó información a la Secretaría de la OMS y pidió aclaraciones 31 Informe del Grupo de expertos para la evaluación interina del ebola Anexo sobre cuestiones que iban surgiendo durante los periodos de recopilación de información y redacción de informes. El personal de la OMS respondió a muchas de las preguntas formuladas por el Grupo de expertos y habló de forma oficiosa y abierta con los miembros de este. La OMS proporcionó al Grupo de expertos acceso sin restricciones a los documentos internos y los miembros del Grupo de expertos firmaron acuerdos de confidencialidad a fin de poder examinar los documentos confidenciales. = 32 = =