CAEI El acto unilateral internacional y la Responsabilidad Internacional

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CAEI
Centro Argentino
de Estudios
Internacionales
El acto unilateral internacional y la
Responsabilidad Internacional
by Paula Canevello
Working paper # 57
Programa de Derecho Internacional
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“El acto unilateral internacional y la Responsabilidad Internacional”
Por Abog. Paula Canevello1
1.- El concepto de “acto ilícito” y su incidencia en el Derecho Internacional.
Desde los inicios del estudio de las
normas jurídicas, se ha observado que expresan el
comportamiento que debe ser ante una situación determinada y precisan la consecuencia en caso
de incumplimiento de ese deber ser. Por ello se dice que en las relaciones de derecho una norma
primaria establece la pauta de conducta esperada en tanto que una norma secundaria regula las
consecuencias que acarreará la no adecuación a ese comportamiento. La primera define derechos y
obligaciones de quienes son sus sujetos en tanto que la segunda establece, las obligaciones
contenidas que en la primera han sido violadas, por lo tanto la situación a que ello da lugar.
La norma secundaria es la que contiene la responsabilidad ante todo hecho internacionalmente
ilícito, de este modo, cabe definir a la responsabilidad en este ámbito como a la infracción de una
obligación internacional por lo que, independientemente de cual sea el contenido de la norma
primaria, su incumplimiento acarreará el deber de cesar en la violación y —en un sentido amplio del
término— de reparar.
Se ha discutido muchísimo, esta estructura de la norma aplicada al Derecho Internacional, ya que la
pregunta de siempre es, que hace plausible esa responsabilidad en el ámbito internacional. Cabe
destacar la dificultad de ejecutar un proceso judicial internacional del que debería ser parte sin duda
la Corte Internacional de Justicia y ni hablar de la dificultad de ejecutar una decisión no obstante este
previsto este mecanismo en la Carta de Naciones Unidas y en el Estatuto que rige la actuación de la
Corte. Sin embargo, en el ordenamiento jurídico internacional, ningún Estado puede eludir la
responsabilidad generada por un hecho ilícito.
El fundamento de la responsabilidad reside, entonces, en la existencia de un derecho internacional y
en la necesidad de los Estados de observar ciertas reglas de conducta en sus relaciones mutuas.
Abogada, UNLP, Auxiliar docente adscripta de Derecho Internacional Privado fac. Cs. Jurídicas y Soc. UNLP.
Coordinadora y Profesora del Seminario “La deuda externa argentina: Aspectos históricos, jurídicos, financieros
internacionales, monetarios y su relación con los Derecho Humanos”, Facultad de Ciencias Jurídicas y Soc., UNLP.
Auxiliar Docente de Finanzas Públicas y Derecho Tributario, Facultad de Derecho, Universidad Católica Argentina La
Plata. Cursante de posgrado Finanzas y Tributación Internacional, UCALP. E-mail: canevellopaula@yahoo.com.ar
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La práctica internacional y la doctrina reflejan una concepción unánime sobre la responsabilidad de
los Estados si incurren en un ilícito internacional. Sin embargo, los esfuerzos emprendidos por
instituciones académicas y aún en el marco de la Comisión de Derecho Internacional de la Asamblea
General de la O.N.U. para codificar las reglas de derecho consuetudinario en esta materia, hasta el
presente no han conducido a la adopción de una convención general.
Los elementos del hecho internacionalmente ilícito son:
•
la imputabilidad al Estado y,
•
la violación de una obligación internacional asumida por el Estado en cuestión, sea por
acción como por omisión.
El contraste entre el comportamiento adoptado y el que era jurídicamente debido constituye la
esencia de la ilicitud.
El hecho ilícito es, ante todo, la falla a un deber jurídico, la violación de una obligación impuesta en
una norma jurídica internacional, independientemente de que el comportamiento pudiese ser lícito
según el derecho interno de ese Estado.
El carácter ilícito del comportamiento atribuido al Estado en el plano internacional surge por
referencia a una obligación jurídica internacional que le corresponde, lo que en modo alguno podría
verse influenciado por el hecho que en su ordenamiento interno el comportamiento en cuestión
pudiese constituir también una violación de una obligación o, en cambio, un comportamiento lícito, o,
aún, el comportamiento debido según ese derecho interno.
En ese sentido cabe resaltar que lo que aquí interesa es la violación de la obligación internacional convencional, consuetudinaria o principio general de derecho-; lo que resulta determinante es la falta
cometida al deber que se imponía en ella.
El Profesor Roberto Ago, uno de los Relatores designados en la Comisión de Derecho Internacional
para ocuparse del tema de la responsabilidad internacional del Estado por hechos ilícitos, propuso
reservar, ya en 1971, el término de crímenes internacionales para la violación de este tipo de normas
de una gravedad peculiar para la comunidad de Estados en su conjunto.2
Al sugerir esta terminología, como opuesta a la de delitos internacionales —esto es, la violación de
obligaciones bilaterales— expresó que lo hacía basándose en una Resolución de la Asamblea
General de la O.N.U., adoptada por unanimidad —la Declaración relativa a los principios de derecho
2 GUTIERREZ POSSE Hortensia , Guía para el Conocimiento de los elementos del Derecho Internacional Público – 1era
Ed.- Buenos Aires: La Ley, 2004
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internacional referidos a las relaciones de amistad y cooperación entre los Estados, Resolución
A/2625 (XXV)— en la que, al desarrollar el contenido de la obligación de no uso ni amenaza del uso
de la fuerza contenida en la Carta de la O.N.U, se expresa que una guerra de agresión constituye un
crimen contra la paz que compromete la responsabilidad en virtud del derecho internacional.
Esta distinción propuesta por el Profesor Ago entre crímenes y delitos internacionales, según que la
norma violada sea o no de naturaleza imperativa, no obstante críticas que pudo recibir a lo largo de
los años, al presente —en lo que hace a la sustancia, si no en las palabras— se ha impuesto en el
derecho internacional, proyectándose en las consecuencias que acarrea el ilícito.
Así, si se ha violado una norma imperativa, no cabe alegar eximentes para liberarse de responsabilidad y todos los Estados han de cooperar para poner fin a la violación, absteniéndose de prestar
ayuda o asistencia al Estado que comete el hecho ilícito o de reconocer la situación que éste crea.
Por otra parte, todo Estado tendrá derecho a invocar la responsabilidad si la obligación violada es de
Ius Cogens; es decir que ésta existe con relación a la comunidad internacional en su conjunto. En
cambio, si se trata de la violación de una norma dispositiva, sólo el Estado o los Estados con
relación a los cuales la obligación existe podrán plantear la reclamación si así lo entienden oportuno
puesto que nada en derecho les impediría renunciar a tal solicitud.
2.- El contenido de la obligación de reparar.
El Estado que ha incurrido en un hecho internacionalmente ilícito, sin perjuicio de que continúe
obligado a cumplir la obligación violada según lo establezca la norma primaria, tiene el deber de
reparar —en un sentido amplio del término— las consecuencias jurídicas de ese hecho. Es decir
que, en primer lugar, deberá cesar en la ilicitud, si el hecho continúa, y en otro caso ofreciendo
seguridades de no repetición.
Pero, a más, ha de reparar integralmente el perjuicio causado, tanto material como moral, volviendo
las cosas al estado anterior al hecho ilícito o, de no ser ello posible, pagando una suma que
corresponda al valor de la restitución debida, incluyendo lucro cesante e intereses cuando fuesen
procedentes. Es decir, que la reparación puede adoptar la forma de la restitución a la situación que
existía antes de la violación de la obligación internacional.
La indemnización es una forma de reparación. Cuando el perjuicio causado no pudiese ser reparado
por restitución o indemnización, el Estado responsable —de todos modos— tiene una obligación a
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su cargo; esta es, la de dar satisfacción. La satisfacción puede consistir en un reconocimiento de la
violación, una expresión de pesar, una disculpa formal o cualquier otra modalidad adecuada al caso.
Los supuestos en los que más comúnmente la reparación asume la forma de una satisfacción son
aquellos en los que la violación consiste en afrentas a los símbolos de otro Estado; quemas de
bandera, mal trato a Jefes de Estado, Jefes de Gobierno, Cancilleres o agentes diplomáticos, o
violaciones de locales de misiones diplomáticas, entre otros.
En ningún supuesto el Estado responsable de un hecho internacionalmente ilícito podrá intentar
ampararse en disposiciones de su derecho interno para eludir las consecuencias de su conducta. En
ese sentido, caber tener presente —siempre— que los ordenamientos jurídicos de los Estados son
meros hechos para el derecho internacional.
3.- La doctrina de los Actos Unilaterales.
Los actos unilaterales han sido objeto de examen por la doctrina internacional desde hace varias
décadas; uno de los primeros trabajos sobre el tema fue de Anzilotti en 19293; desde entonces, los
estudios de autores de renombre como Pfluger, Venturini, Biscottini, Degan, Suy, Guggenheim,
Cahier, y de hispanoamericanos como Barberis, Villagrán Krammer y Miaja de la Muela reflejan la
importancia y la atención que se le ha prestado al tema4.
Aunque el tema ha sido objeto de estudio por la doctrina y de consideración judicial, no se le ha
dado un tratamiento similar en todos los casos. De hecho, al examinar los trabajos doctrinales, se
observa que en la mayoría de los casos posee un enfoque diferente, lo que, sin lugar a dudas,
complica su estudio.
ANZILOTTI D., Cours de droit international, París, Sirey, 1929.
PFLUGER, F., Die einseitigen Rechtsgeschäfte im Völkerrecht; 1936; VENTURINI G, "La portée et les effets juridiques
des attitudes et des actes unilatéraux en droit international public", RCADI, vol. 112, 1964-II, pp. 363-467; BISCOTTINI,
G., Contributo alla Teoria degli Atti Unilaterali nel Diritto Internazionale, 1951; DEGAN V, "Acte et norme en droit
international public", RCADI, vol. 227, 1991-II, pp. 357-418; DEGAN V, "Unilateral Acts as Source of Particular
International Law", FYIL, vol. 5, 1994, pp. 149-266; SUY, E., Les Actes juridiques unilatéraux en droit international public,
París, LGDJ, 1962, 290 pp.; GUGGENHEIM P, "La validité et la nullité des actes juridiques internationaux", RCADI, vol.
74, 1949-1, pp. 191-268; CAHIER P. , "Le comportement des États comme source de droits et d'obligations", Recueil
d'études de droit international en hommage à Paul Guggenheim, Genève, IUHEI, 1968, pp. 237-265; BARBERIS J, "Los
actos jurídicos unilaterales como fuente de derecho internacional público", Hacia un nuevo orden internacional y
europeo: Estudios en homenaje al profesor don Manuel Diez de Velasco, Madrid, Tecnos, 1963, pp. 101-116;
VILLAGRAN KRAMER F, "Les Actes unilatéraux dans le cadre de la jurisprudence internationale", Le Droit International à
l'aube du XIXe siècle: Réflexions de codificateurs, Nueva York, UN, 1997, pp. 137-161; MIAJA DE LA MUELA A, "Los
actos unilaterales en las relaciones internacionales", REDI, vol. 19, 1967, pp. 429-464.
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Según Diez de Velasco el acto jurídico unilateral lo podemos entender como la manifestación de
voluntad de un sólo sujeto del Derecho Internacional, cuya validez no depende prima facie de
otros actos jurídicos y que tiende a producir efectos —creación, modificación, extinción o
conservación de derechos y obligaciones— para el sujeto que la emite y para terceros en
determinadas circunstancias5.
Alfred Verdross señala que el Derecho Internacional Común permite que una declaración de
voluntad de un Estado “particular” produzca un efecto jurídico por él deseado. A estas declaraciones
de voluntad las llama negocios jurídicos unilaterales6.
El Diccionario de Derecho Internacional define el acto unilateral como la acción que un sujeto del
Derecho Internacional emprende de forma unilateral y que tiene consecuencia jurídica. Por ejemplo,
el reconocimiento de un Estado o de un Gobierno, la declaración de neutralidad, la terminación de
un tratado o el abandono del mismo, la declaración sobre la incorporación de un territorio, la
renuncia o la intención expresa de renunciar a un derecho, la ruptura de relaciones diplomáticas, el
ultimátum, la declaración de guerra, la declaración sobre el cese de la guerra, la capitulación, la
protesta, etc. Además, plantea que en el plano jurídico, el acto unilateral es solamente la expresión
de la voluntad de un Estado vinculada por el Derecho Internacional, a consecuencias jurídicas, es
decir, que tiene significado de hecho jurídico7.
Finalmente, Julio D. González Campos, Luis I. Sánchez Rodríguez y M. Paz Andrés Sáenz de Santa
María, en el libro Curso de Derecho Internacional Público, consideran, partiendo de los elementos
aportados por la decisión del Tribunal Internacional de Justicia en el asunto de los Ensayos
Nucleares, en 1974, al acto jurídico unilateral como aquella manifestación pública del consentimiento
del Estado realizada con la intención de producir efectos jurídicos obligatorios, independientemente
de la conducta de otro u otros sujetos frente a tal consentimiento, por una persona facultada para
representar al Estado, cualquiera que sea su forma, respecto de una situación concreta de hecho o
de derecho8.
DIEZ DE VELASCO, M., Instituciones de Derecho Internacional Público, Tomo I, primera parte, p. 178.
VERDROSS, A., Derecho Internacional Público, 6ª. edición española sobre la 5ª. edición alemana, traducida y
comentada por Antonio Truyol y Serra, Aguilar S.A., Madrid, 1978, p. 141.
7 Diccionario de Derecho Internacional, Editorial Progreso, Moscú, 1988, citado por BARROSO GONZÁLEZ Jorge Luis y
GARCÍA BROCHE Ricardo, “Los Actos Unilaterales y su aplicación en Cuba”, de publicación digital en
http://realidadjuridica.uabc.mx/realidad/contenido-unilat.htm.
8 Colectivo de Autores, Curso de Derecho Internacional Público, Vol. 1, Universidad de Oviedo, 1983, p. 77.
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Del análisis de las definiciones anteriormente expuestas hemos observado diferencias en el
momento de establecer la denominación de esta institución, así como que el hecho de que no
coinciden, en algunas de ellas, los elementos que se encuentran implícitos en otras.
Por tal motivo, hemos querido elaborar a partir de todos estos conceptos uno que englobe los
aspectos que consideramos indispensables para definir al acto jurídico unilateral.
Concluimos en que estamos ante un acto de esta naturaleza cuando se produce una manifestación
pública de voluntad estatal de forma unilateral, en sus relaciones con los demás Estados, mediante
una persona facultada por ley para ello, con el propósito de crear efectos jurídicos ya sea creando,
modificando o extinguiendo dichas relaciones, o conservando derechos y obligaciones para la parte
que la emite y en determinadas circunstancias para terceros, dada una situación concreta de hecho
o de derecho.
Los elementos que tuvimos en cuenta para nuestra conceptualización fueron los siguientes:
•
Manifestación pública del consentimiento de un Estado: este debe expresar su voluntad de
manera tal que sea del conocimiento de la comunidad internacional, y especialmente, del
destinatario del acto, requisito sin el cual no se producirían efectos jurídicos. Este
consentimiento estará acorde al principio de autonomía de la voluntad, mediante el cual el
Estado es libre de pronunciarse según sus principios e intereses, sin condicionamiento
alguno, como expresión de su soberanía.
•
Unilateralidad: la manifestación de voluntad debe ser hecha por un sólo sujeto internacional,
tiene que ser tomada en consideración en si y por sí misma, y no como elemento
constitutivo de un acuerdo.
•
Persona facultada para emitir el acto: el consentimiento del Estado en obligarse debe haber
sido expresado por la autoridad competente de éste en el plano de las relaciones
internacionales. Puede considerarse que son autoridades competentes los Jefes de
Estados, Jefes de Gobierno y Ministros de Asuntos Exteriores, pues estas personas, en
virtud de sus funciones, se considera, de acuerdo con el Derecho Internacional general, que
representan al Estado.
•
Efectos jurídicos creados: los actos unilaterales tienden finalmente a producir efectos
jurídicos para el sujeto autor de la declaración de voluntad, salvo que estos se les haga
depender de una condición y mientras esta no se cumpla. Es lógico que el sujeto
internacional autor de la declaración de voluntad pretenda que surta esta determinados
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efectos. No obstante, habrá de examinar en cada categoría de actos, e incluso en cada una
de ellas en particular, cuáles serán sus efectos en concreto. Los actos unilaterales pueden
producir efectos no sólo para el Estado o sujeto internacional que ha emitido la declaración
de voluntad, sino determinadas circunstancias para terceros Estados.
•
Situación concreta de hecho o de derecho: los actos jurídicos unilaterales constituyen
manifestaciones del consentimiento del Estado en obligarse respecto a situaciones
concretas de hecho o de derecho y poseen un objeto muy preciso. Ello es una consecuencia
de la autonomía del acto, que no contempla una situación general, objeto de una norma
jurídica internacional que la regula, sino una situación individualizada de las relaciones
internacionales, respecto a la cual se trata de establecer unas consecuencias jurídicas
definidas, por el autor del acto.
La Comisión de Derecho Internacional (CDI), en el marco de su labor de codificación y de desarrollo
progresivo del Derecho Internacional, ha intentado elaborar una definición y desarrollar las reglas
aplicables a las distintas categorías de actos unilaterales.
A comienzos de la década de los setenta, la CDI consideró que el tema era susceptible de ser
estudiado, al tiempo que reconocía la dificultad de la empresa. En ese entonces, la CDI consideró
que un análisis podría "... proporcionar cierto esclarecimiento autorizado ...". Sin embargo, no fue
sino hasta 1997 que se consideró a los actos unilaterales como uno de los temas "idóneos para su
codificación y desarrollo progresivo". La comisión dijo que el objetivo del examen sería "... tratar de
precisar el funcionamiento de esta clase de actos y cuáles son sus consecuencias jurídicas,
presentando una exposición del derecho aplicable".
La Comisión, tomando en cuenta la importancia de los actos unilaterales, su existencia y su
frecuencia cada vez mayor en las relaciones internacionales, y con el fin de fortalecer la seguridad
jurídica, incluyó este tema en su agenda en 1996. Consideró que el tema estaba listo para la
elaboración de reglas específicas que regularan su funcionamiento. Al año siguiente se creó un
grupo de trabajo y se designó a un relator especial.
Para llegar a una definición de acto unilateral el relator especial procedió, primero, a delimitar el
tema, identificando aquellos actos que debían ser excluidos, y luego, inició la búsqueda de los
elementos constitutivos de la definición.
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En primer lugar, decidió referirse a los actos unilaterales en un sentido estricto excluyendo todos
aquellos actos en cuya elaboración participan dos o más Estados en una relación bilateral o
multilateral. En segundo lugar, se excluyeron los actos de las organizaciones internacionales.
La conclusión a la que se llegó en la comisión es que la naturaleza del acto y la fundamentación de
su obligatoriedad se basan en la intención del Estado; intención que puede ser expresa, pero
también puede ser inferida.
Asimismo, se dejaron de lado los actos jurídicos unilaterales del Estado que no pueden producir
efectos en el ámbito internacional.
Aunque inicialmente se le pidió al relator especial que considerará la relación existente entre los
actos unilaterales y la responsabilidad internacional, el estoppel y la formación de costumbre,
finalmente se concluyó que ellos no constituían actos unilaterales en el sentido señalado.
En la definición que se remitió al comité de redacción no se incluye el término autonomía, elementos
que mencionamos previamente como constitutivo del concepto.
El relator especial incluye dentro de los elementos constitutivos de la definición de estos actos la
notoriedad, como una característica fundamental, refiriéndose a la necesidad de que el destinatario
conozca el acto.
El último elemento constitutivo de la definición del acto unilateral que presenta el relator especial, es
la producción de efectos jurídicos.
El relator especial, consciente de la necesidad de incluir la opinión de los gobiernos para lograr
establecer un criterio válido para fundamentar la clasificación, hace referencia a los comentarios de
los gobiernos formulados al responder el cuestionario elaborado por la comisión en 1999 y en la
Sexta Comisión de la Asamblea General, que permiten apreciar, igualmente, la diversidad de
criterios para basar la clasificación de estos actos. En especial, hace referencia a la respuesta del
gobierno de Italia que los divide en tres categorías: actos unilaterales que se refieren a la posibilidad
de hacer valer una situación jurídica, actos unilaterales que crean obligaciones jurídicas y actos
unilaterales que se requieren para el ejercicio de un derecho soberano; el gobierno de la Argentina,
por su parte, distinguió "cuatro tipos clásicos de actos unilaterales: la promesa, la renuncia, el
reconocimiento y la protesta".
4.- Relaciones entre los diferentes Actos Unilaterales y la Responsabilidad Internacional.
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Existe una antigua discusión en el Derecho Internacional, ya que como observamos para que exista
responsabilidad Internacional debería existir la violación a alguna norma fuente del mismo.
Cabe destacar como ya señaláramos en el acápite anterior que la expresión "acto unilateral"
abarcaba una amplia gama de relaciones jurídicas o de procedimientos que los Estados utilizaban
en su comportamiento respecto de los demás Estados. Acto significa comportamiento, y el
comportamiento incluía el silencio y la aquiescencia.
La jurisprudencia de la Corte Internacional de Justicia, tanto en el asunto de los Ensayos nucleares9
como en el de la Controversia fronteriza (Burkina Faso c .la República de Malí), destacaba de
manera invariable la intención del Estado autor de declaraciones que podían crear obligaciones
jurídicas. Es innegable que los actos unilaterales existían y podían crear todo un sistema bilateral o
multilateral de relaciones cuyo mecanismo no era siempre claro ni siquiera evidente.
El carácter específico del acto unilateral como fuente de Derecho Internacional dependería de
criterios como la intención del Estado autor y la condición del destinatario en cuanto sujeto de
derecho internacional, así como de las modalidades y el contexto en el que se formulaba el acto.
En la actualidad, existe consenso en señalar que los actos unilaterales stricto sensu, ya se
considerasen como fuentes de derecho internacional, ya como fuentes de obligaciones
internacionales, constituyen en cualquier caso un modo de creación de derecho internacional.
Además, el acto unilateral forma parte de una relación unilateral o multilateral, aunque no por ello
esa relación debe calificarse de convencional.”10
Tomaremos finalmente el informe de la Comisión de Derecho Internacional ONU de 2004 se refiere
en particular a los actos y declaraciones que producían efectos jurídicos. En el mismo el Relator
Especial, a fin de establecer los criterios de clasificación de los actos y las declaraciones, recurrió a
las tres categorías generalmente admitidas: los actos por los cuales un Estado asume obligaciones
(promesa y reconocimiento); los actos por los cuales un Estado renuncia a un derecho (renuncia); y
los actos por los cuales un Estado reafirma un derecho o una pretensión jurídica (protesta).
Retomando el informe mencionado en el acápite anterior de la CDI de 199711, como se señaló en la
comisión, el acto unilateral está también íntimamente relacionado con la responsabilidad
Caso relativo a los ensayos nucleares (Australia v. Francia; Nueva Zelandia v. Francia), CIJ Reports 1974, pp. 253-457.
Conclusiones “Capítulo VIII Actos Unilaterales De Los Estados” del informe de la Comisión de Derecho Internacional
ONU sesiones 2811ª a 2813ª y 2815ª a 2818ª, los días 5 a 7 y 9, 13, 14 y 16 de julio de 2004, pag 60 , de publicación
digital en http://untreaty.un.org/ilc/reports/2004/spanish/chp8.pdf
11 A/CN.4/486.
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internacional, con el estoppel y con la formación de la costumbre. Aunque inicialmente se le pidió al
relator especial que considerará esta relación, finalmente se concluyó que si bien tenían alguna
relación, ellos no constituían actos unilaterales en el sentido señalado. Sin embargo, en el caso de la
responsabilidad internacional, tema que estudió la comisión, sobre la base de los trabajos de James
Crawford, hay una relación con el tema de los actos unilaterales.
En efecto, el acto por el cual un Estado viola un compromiso internacional es, por lo general, aunque
no exclusivamente, un acto unilateral.
12
También, un Estado puede ser responsable
internacionalmente por la violación de un acto unilateral que le es imputable y que ha sido formulado
conforme a las exigencias de validez establecidas, tema que fue ampliamente abordado en el quinto
informe sobre actos unilaterales. 13 Pero, estos actos no se asimilan necesariamente a los actos
unilaterales que interesan a la comisión.
Analizando el particular caso de la protesta, podemos señalar desde lo conceptual, que el Estado no
asume obligaciones a su cargo en forma unilateral, sino que interrumpe la formación de un derecho,
de un título o de una posición jurídica; el Estado autor intenta reafirmar un derecho al impedir que
otro pueda asumirlo.
La doctrina considera la protesta como un acto unilateral material clásico que puede ser realizado
mediante un comportamiento o por actos concluyentes 14 ; cuya finalidad un sujeto de derecho
manifiesta su intención de no considerar como de derecho un determinado estado de hecho y
entiende por ello salvaguardar sus derechos violados o amenazados15, y que tiene como efecto
jurídico "que el estado de cosas contestado ya no es oponible al Estado que protesta que puede
continuar haciendo valer sus propios derechos".16
En la práctica judicial internacional, el examen de las declaraciones constitutivas de protesta es
frecuente, en ese sentido los casos del arbitraje del Chamizal, entre Estados Unidos y México17, el
GUERRERO PENICHE Nicolás y RODRÍGUEZ CEDEÑO Víctor, “Los Actos Unilaterales de los Estados en Derecho
Internacional: Los Trabajos De Codificación En La Comisión De Derecho Internacional” de publicación digital en:
http://www.bibliojuridica.org/estrev/derint/cont/3/art/art7.htm
13 A este respecto, véase los informes preparados por el relator especial James Crawford y su trabajo publicado bajo el
título: “El ius standi de los Estados: Una crítica al artículo 40 del Proyecto de Artículos sobre Responsabilidad de los
Estados de la CDI” de publicación digital en http://www.reei.org/reei1/Crawford.reei.PDF
14 Pfluger, citado por SUY, E., Les Actes juridiques unilatéraux en droit international public, París, LGDJ, 1962, nota 2, p.
51, habla de comportamientos implícitos directos o indirectos, expresos o tácitos y explícitos e implícitos. Así, se refiere
como actos implícitos (de protesta) una demanda ante la corte, la ruptura de relaciones, la declaración de guerra.
15 SUY, op. cit., nota 2, p. 48.
16 Ibidem, p. 80.
17 Sentencia del 15 de junio de 1911, AJIL, vol. 5, 1911, pp. 785-833.
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de los decretos de nacionalidad en Túnez y Marruecos18, y el caso de los islotes de Minquiers y
Ecréhos.19
A través del examen anterior, el relator concluye que los actos jurídicos unilaterales pueden
agruparse en dos grandes categorías, sobre la base de sus efectos jurídicos: actos por los cuales el
Estado asume obligaciones y actos por los cuales el Estado reafirma un derecho.
¿Podría invocarse la responsabilidad internacional contra esta clase de actos? Un examen de la
práctica desde este punto de vista podría poner de manifiesto si los actos unilaterales podían crear
obligaciones jurídicas internacionales para el Estado autor del acto. La Corte Internacional de
Justicia había examinado el alcance jurídico de tales actos (el asunto de las Actividades militares y
paramilitares en Nicaragua y contra Nicaragua 20o el asunto de la Controversia fronteriza Burkina
Faso c. República de Malí)21.
También debería examinarse más a fondo la protesta contra actos unilaterales, como la formulada
por los Estados Unidos de América en 1993 contra las reivindicaciones marítimas que figuraban en
la legislación iraní. Incluso si las protestas se formulasen en el marco de un tratado (por ejemplo, la
Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar) no por ello dejarían de ser, en ciertos
casos, una fuente de derecho internacional. Un estudio completo de la "vida" o de la evolución de un
acto unilateral permitiría así comprender sus aspectos particulares y, de ser posible, determinar las
normas jurídicas que les fueran aplicables.
Bibliografía
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Arbitraje del Chamizal, entre Estados Unidos y México, Sentencia del 15 de junio de 1911, AJIL, vol.
5, 1911, pp. 785-833.
Barberis Julio , "Los actos jurídicos unilaterales como fuente de derecho internacional público", Hacia
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Velasco, Madrid, Tecnos, 1963, pp. 101-116
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Caso de los islotes de Miniquiers y Ecrehos (Francia v. Reino Unido), CIJ Recueil 1953.
20 Activités militaires et paramilitaires au Nicaragua et contre celui-ci (Nicaragua c. Etats-Unis d'Amérique), C.I.J. Recueil
1984, 1986.
21 Différend frontalier (Burkina Faso c. République du Mali), C.I.J. Recueil 1986, pág. 554.
18
19
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Barroso González Jorge Luis y García Broche Ricardo, “Los Actos Unilaterales y su aplicación en
Cuba”, de publicación digital en http://realidadjuridica.uabc.mx/realidad/contenido-unilat.htm.
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Corte Permanente Internacional de Justicia, Opinión consultiva, Recueil PCIJ 1923, série B, núm. 4.
Crawford James , “El ius standi de los Estados: Una crítica al artículo 40 del Proyecto de Artículos
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