RECOMENDACIONES GENERALES DE ACTUACION CON LA POBLACIÓN ANCIANA TRAS EL ATENTADO DEL 11 – M Los ancianos se consideran una población de especial vulnerabilidad tras una catástrofe. Dicha población se caracteriza asimismo por tener unas características especiales que van a condicionar no solo esta vulnerabilidad sino también la forma de intervenir con ellos. Esta población se caracteriza por: 1º.- Elevada frecuencia de otras patologías 2º.- Dificultades para la movilidad 3º.- Frecuente presencia de déficit cognitivos 4º.- Elevada frecuencia de otras patologías psiquiatritas 5º.- Antecedentes de múltiples pérdidas 6º.- Elevada incidencia de aislamiento social 7º.- Elevada ansiedad frente a la pérdida (personal y material) No existe unanimidad respecto a la influencia de las catástrofes sobre esta población. De hecho existen experiencias en las que se demuestran una mejor adaptabilidad a las catástrofes, mientras que en otras experiencias se la describe como una población de alto riesgo con una elevada incidencia de trastornos psicológicos tras la misma. En el contexto de un catástrofe es frecuente observar que reciben menos ayuda, que los sentimientos de pérdida sean mayores, que perciban que ya no tienen tienen tiempo para recuperarse, dando en ocasiones a la catástrofe un sentido muy finalista. La forma de expresar la afectación tras la catástrofe es también frecuentemente distinta y se debe estar atento a ciertos síntomas que pueden orientar sobre la presencia de afectación psicológica. Determinados Signos sin especial significación previamente pueden orientarnos hacia la presencia de la misma. Por otro lado, es frecuente encontrar que exista una resistencia por parte de las personas mayores a la búsqueda de ayuda, motivado en ocasiones por el miedo a las consecuencias que dicha búsqueda tengan. Así nos encontramos que uno de los principales miedos que tienen los ancianos es a ser realojados lo cual viven como una pérdida intensa por lo que evitan en ocasiones la búsqueda de ayuda y asistencia. Otro aspecto a tener en cuenta en esta población es la dificultad física en ocasiones, psicológica en otras para la utilización de los recursos sociales y asistenciales puestos en marcha tras una catástrofe. A todo ello se une la dificultad que en muchas ocasiones tienen para el acceso a la información mediado por déficits sensoriales múltiples, sino a la comprensión de los mismos por sus déficits cognitivos. Todo ello condiciona que esta población deba recibir una atención especial y activa por parte de los sistemas asistenciales. SIGNOS Y SÍNTOMAS ORIENTATIVOS DE AFECTACIÓN PSICOLÓGICA TRAS UNA CATASTROFE 1º.- Aumento de quejas somáticas Es frecuente encontrar tras una catástrofe que las personas ancianas aumenten las quejas somáticas, no solo sobre patologías previamente existentes, sino también sobre trastornos previamente inexistentes. La aparición de síntomas erráticos y en muchas ocasiones inespecíficos pueden orientar hacia la presencia de una afectación psicológica2º.- Trastornos del sueño Un cambio de la pauta de sueño, con aparición de episodios de insomnio o empeoramiento de trastornos previos, puede ser signo asimismo de afectación. 3º.- Déficits cognitivos La aparición de perdidas de memoria de instauración brusca, problemas de concentración, episodios de confusión, desorientación, deben ser valorados con prudencia pues en muchas ocasiones son síntomas ansioso depresivos en esta población tras una situación de catástrofe. 4º.- Trastornos alimentarios Se describe la existencia de estos trastornos en esta población con frecuencia y obligan a valorar la posibilidad de la existencia de una afectación psicológica. Esta alteración puede estar mediada por un cuadro ansioso depresivo de base o por una conducta de restricción de alimentos orientada al acumulo de comida por miedo a la carestía. Esto puede llevar incluso a la aparición de cuadros desnutricionales y de deshidratación. 5º.- Trastornos conductuales Es frecuente la aparición de episodios de agitación, aumento de la irritabilidad, conductas defensivas y evitativas. 6º.- Tendencia al aislamiento En muchas ocasiones las personas mayores reaccionan con una elevada tendencia al aislamiento, una disminución de la comunicabilidad, un minusvaloración de sus necesidades, un aplazamiento de sus necesidades básicas. 7º.- Comportamientos fóbico – evitativos. Es frecuente asimismo observar como comienzan conductas de evitación referente a los estímulos relacionados con la catástrofe como con sus estímulos y relaciones habituales, perdiendo en ocasiones contactos sociales y familiares. 8º.- Empeoramiento de cuadros psiquiátricos previos Asimismo es frecuente observar un incremento en los síntomas de los cuadros previos, que incluso pueden presentar un polimorfismo especial. CONSEJOS BÁSICOS PARA LA INTERVENCIÓN 1º.- La intervención en muchas ocasiones debe ser activa, tomando la iniciativa de la evaluación los servicios sanitarios. Se tendrá especial cuidado con aquellos ancianos que vivan en situación de aislamiento y soledad, siendo recomendable que por los servicios sociales se contacte con ellos para la valoración de su estado y de sus necesidades. 2º.- La intervención debe ser especialmente empática, orientada a tranquilizar al paciente y a ganar su confianza hacia los recursos sociales. 3º.- Se dará especial importancia a informar al paciente sobre la situación, evitando escandalizar. La intervención debe ir orientada hacia trasmitir el sentimiento de normalidad. Asimismo se dará especial importancia a dar información sobre los efectos sobre los familiares y próximos a el. 4º.- Se les explicará en caso que sea necesario los recursos a los que puede tener derecho y se facilitará activamente el acceso a los mismos. 5º.- En caso de presencia de signos de afectación psicológica, y tras observarse su gravedad y sobre todo su permanencia en el tiempo, se remitirá a los servicios de Salud mental. 6º.- Se arbitraran las medidas para realizar un seguimiento de su evolución, teniendo en ocasiones que llevar la iniciativa el personal sanitario y los servicios sociales correspondientes.