EL ACNÉ EN LA EDAD ADULTA

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EL ACNÉ EN LA EDAD ADULTA
A menudo, la palabra acné se relaciona inmediatamente con ese periodo de tiempo que
comprende la adolescencia, pero esta patología va mucho más allá y puede extenderse a
la edad adulta. En el caso de las mujeres, una de cada diez padece acné una vez
cumplidos los treinta años.
El acné es un proceso sumamente frecuente, visible e inestético que incide sobre tramos de
edad donde la imagen corporal es fundamental para conseguir una buena calidad de vida. A
menudo, el especialista no considera la repercusión psíquica que provoca en el paciente, lo
que hace que se instauren tratamientos insuficientemente rápidos y eficaces. Durante la
adolescencia, es un problema muy preocupante desde el punto de vista psicológico, pero en
la edad adulta, también, por las connotaciones negativas que conlleva.
A la hora de definir el acné hay que decir que el acné vulgar o polimorfo se conforma desde
el punto de vista clínico en un terreno seborréico localizado en el rostro y en la parte superior
del tórax, sobre el que se distribuyen de manera aleatoria una serie de lesiones elementales –
comedones, pápulas, pústulas, nódulos, quistes, máculas y cicatrices- evolutivas unas de
otras, en mayor o menor número e intensidad.
Las cifras del acné.
´- Durante la adolescencia y la juventud, el acné es la enfermedad más prevalerte y afecta al
80% de los individuos de entre 12 y 18 años.
- El acné afecta a una cuarta parte de los que se encuentran entre los 19 y los 24.
- Pero por encima de esta edad, todavía hay muchos pacientes, sobre todo mujeres, que se
encuentran afectados.
- Según los últimos datos, la prevalencia del acné en los adultos es de un 3% en varones y
entre un 11 y un 12% en mujeres.
- Cuando sí se aprecia una disminución de los porcentajes a partir de los 45 años.
Diagnóstico acertado.
Es fundamental por parte del especialista, realizar un bien diagnóstico de la patología, ya que
se pueden distinguir dos tipos de acné post-adolescente: por un lado el “acné persistente”, es
el más frecuente y no es sino una continuación del acné iniciado ya en la adolescencia y que
continua en la edad adulta; por otro, está el llamado “acné de comienzo tardío”, que aparece
por primera vez a partir de los 25 años y en paciente que nunca antes lo habían padecido.
Buscando las causas.
En la etiopatogenia del acné influyen una serie de factores conocidos como son:
1. La secreción sebácea.
La secreción sebácea se regula a través de los andrógenos, fundamental mente, por el sulfato
de dehidroepiendrosterona (DHEA-S), que requiere de la enzima 5-alfa-reductasa para
producirse en el interior del sebocito.
Hay ciertas patologías hormonales que se asocian a la presencia del acné en la edad adulta
como el síndrome de los ovarios poliquísticos, el Cushing y ciertos tumores suprarrenales u
ováricos.
El sistema nervioso también participa en el aumento de la producción sebácea, ya que el
estrés psíquico activa la liberación de neuropéptidos que pueden mantener el acné o inhibirlo.
2. Obstrucción del folículo pilosebáceo o comedogénesis.
Los comedones son el resultado de una queratinización anormal del epitelio infundibular. En
el folículo pilosebáceo se acumulan corneocitos debido, según distintas teorías, a un aumento
en la producción de queratinocitos ductales, o bien porque éstos no tienen capacidad para
separarse, o porque las paredes ductales se ven obturadas por cristales o cálculos sebáceos
(sebositos) que dificultan la evacuación del sebo. También se produce un cambio en los
componentes del sebo con alteraciones de los lípidos en las glándulas sebáceas.
3. Colonización de las áreas ricas en sebo por el Propionibacterium Acnés.
Esta bacteria forma parte de la flora residente en la superficie de la piel, y libra metabolitos
como las lipasas, que tienen una actividad irritativa y proinflamatoria. El P. Acnés también
puede provocar inflamación activando mecanismos inmunológicos, sean del tipo de
inmunidad innata o antígeno específica.
Un tratamiento a medida
Existen medicamentos que controlan la grasa (antiandrógenos), otros que controlan la
hipercornificación del folículo (queratolíticos) y otros que controlan la inflamación y la
infección 8antibióticos).
Algunos medicamentos, como los retinoides sistémicos, son capaces de controlar todos los
factores conocidos causantes de esta patología.
La combinación de los distintos medicamentos y la elección de la vía de administración
tópica o sistémica en relación con el tipo de lesión predominante, la edad, el sexo, y la
peculiar idiosincrasia de cada individuo, permite el diseño de un tratamiento personalizado
para cada paciente, consiguiendo en la mayoría de los casos, y en unos pocos meses, la
curación.
*Por la Dra. Aurora Guerra, Jefa de la Sección de Dermatología del Hospital Doce de
Octubre de Madrid, Profesora Titular de Dermatología de la Universidad Complutense de Madrid y
miembro de la AEDV (Academia Española de Dermatología y Venereología).
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