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El oído y sus patologías en la Oficina de Farmacia. Dr. J. Ignacio Benito.
Sábado 3 de noviembre de 2007
Conferencia (10:00)
El oído y sus patologías en la Oficina de Farmacia
Ignacio Benito Orejero
INDICE

GENERALIDADES ANATOMO-FUNCIONALES DEL SISTEMA AUDITIVO.

PATOLOGÍA DEL OÍDO:
I. Patología Inflamatoria:
A. Otitis Externa:
 ¿Cómo se produce la otitis externa?.
 ¿Cómo se trata la otitis externa?.
 ¿Cómo se instilan las gotas óticas?.
 Ventajas del tratamiento tópico.
 ¿Cómo se previene la otitis externa?.
B. Otitis Media Aguda (OMA):
 ¿Qué factores favorecen la OMA?.
 Consejos para prevenir la OMA.
C. Otitis Media Crónica Supurada:
 ¿Cómo prevenir la supuración en un oído con perforación timpánica?.
 ¿Qué cuidados se deben tener tras la cirugía del oído?.
D. Barotrauma:
 ¿Cómo se puede prevenir el barotrauma?.
II. Pérdida de audición (HIPOACUSIA):
1. Hipoacusia de Transmisión:
A. Tapones de cera:
 La manipulación de oídos y el cerumen.
 Audífonos y cerumen.
 Dilución y extracción de la cera.
 Tapones epidérmicos.
B. Otitis media serosa (OMS):
 ¿Cuándo se debe sospechar la OMS?.
 ¿Cómo se trata la OMS?.
2. Hipoacusia Neurosensorial o de Percepción:
A. Daño auditivo inducido por ruido:
 ¿Cuándo es dañino el ruido?.
 Efectos extrauditivos del ruido.
 Efectos del ruido sobre el rendimiento mental.
 Efectos del ruido sobre la comunicación.
 Grupos más vulnerables al ruido.
B. Hipoacusia neurosensorial inducida por sustancias químicas:
(Ototoxicidad):
 ¿Qué es la ototoxicidad?.
 ¿Cuáles son los principales ototóxicos?.
 ¿Cómo se manifiesta el daño por ototóxicos?.
 ¿Cómo se puede evitar la ototoxicidad?.
C. Envejecimiento auditivo (Presbiacusia):
 ¿Qué es la presbiacusia?.
 ¿Qué síntomas produce la presbiacusia?.
 Audioprótesis en el anciano.
 Recomendaciones para el paciente portador de audífono.
 Recomendaciones para la familia de un paciente portador de audífono.
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El oído y sus patologías en la Oficina de Farmacia. Dr. J. Ignacio Benito.
GENERALIDADES ANATOMO-FUNCIONALES DEL SISTEMA AUDITIVO
Desde una perspectiva funcional el oído es un órgano doble: por una parte es el
órgano de la audición y por otra, el de la orientación espacial y el equilibrio. La
primera función depende del oído externo, oído medio y caracol, y la segunda del
laberinto posterior.
La onda sonora, alcanza el pabellón auricular y es proyectada por el conducto
auditivo externo hasta la membrana timpánica. El tímpano vibra por la conmoción
de esta onda y transmite la vibración a través de la cadena osicular hasta el estribo.
Como consecuencia, la platina del estribo penetra rítmicamente en el oído interno,
provocando una ondulación en los líquidos que contiene y en la membrana que
soporta al órgano auditivo de Corti. La función del sistema tímpano-osicular
(membrana timpánica y huesecillos del oído medio) consiste en transmitir la
vibración de la onda sonora de un medio aéreo a otro líquido, amplificándola lo
suficiente para que no pierda energía. Y además, como en los huesecillos del oído
medio se anclan unos músculos que se contraen de forma refleja ante la llegada de
ruidos intensos, se evita “en parte” la lesión que podría originar el ruido en el
órgano de Corti.
Con la llegada al oído interno de la onda vibratoria u “onda viajera”, el órgano
de Corti también ondula en un área determinada por la frecuencia del sonido (de tal
manera que, los tonos graves se desplazan hasta la punta del caracol y los agudos
se agotan cerca de su base). La zona estimulada transformará la energía mecánica
en energía bioeléctrica (único lenguaje comprensible para el sistema nervioso). Esta
nueva energía, se transmitirá en forma de impulsos nerviosos desde el nervio
auditivo al sistema nervioso central. Dependiendo del número, localización y tipo de
fibras nerviosas estimuladas y de la frecuencia de estimulación, el sistema nervioso
codifica la frecuencia, la intensidad y la duración del estímulo sonoro.
Finalmente el sonido, en forma de potenciales de acción, alcanza la corteza
auditiva donde se produce su percepción consciente, es decir su interpretación. En
este proceso participan otras áreas asociadas que permiten, además de comprender
el significado de lo escuchado, relacionarlo con datos de nuestra memoria, elaborar
ideas abstractas y generar expresiones orales y comportamientos.
En el recién nacido, el oído interno se encuentra plenamente desarrollado.
Contrariamente a la mayor parte de tejidos, las células ciliadas y las fibras nerviosas
del oído de los mamíferos no se regeneran si son dañadas, o dicho de otra manera,
el daño auditivo neurosensorial, sea cual sea la causa, es irrecuperable.
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El oído y sus patologías en la Oficina de Farmacia. Dr. J. Ignacio Benito.
PATOLOGÍA
DEL
OÍDO
I. PATOLOGÍA INFLAMATORIA:
A. OTITIS EXTERNA: (predomina en adultos):
Es la inflamación del conducto auditivo externo (CAE). Por ser típica durante el
verano, coincidiendo con los baños, se la conoce también como “otitis del nadador u
otitis de las piscinas”. Es la causa más frecuente de dolor de oído y una de las
enfermedades que generan mayor número de consultas en otorrinolaringología.
¿Cómo se produce la otitis externa?: El CAE es un cilindro recubierto de piel
y cerrado en fondo de saco por la membrana timpánica. Como consecuencia de este
cierre, la piel está menos aireada y se vuelve más frágil a cualquier agresión. Sin
embargo se encuentra protegida por un material graso, denominado cerumen. El
cerumen o cera se forma a partir de la secreción de unas glándulas que drenan en
los folículos pilosos, localizados exclusivamente en la porción externa del CAE. Entre
otras funciones, la cera impide la excesiva hidratación cutánea y crea un manto
ácido que frena el crecimiento de los gérmenes (bacterias y hongos).
Si se altera el revestimiento epitelial o se pierde la cera, el conducto se inflama y
se infecta produciéndose la otitis externa.
Factores de riesgo de la otitis externa:

Alteración de la integridad del epitelio por rascado o por limpieza
“excesiva” con bastoncillos de algodón...

El calor y la humedad (propios del verano y los baños) diluyen la cera,
maceran la piel y alcalinizan el CAE, favoreciendo el asentamiento de
gérmenes patógenos. También tiene el mismo efecto el uso de jabones
alcalinos en los oídos.

Factores constitucionales por conductos estrechos.

Cualquier enfermedad dermatológica (dermatitis, eczema, psoriasis), que
al alterar la integridad del epitelio facilita su infección, junto con las
maniobras de rascado que el picor acompañante produce.

Los pacientes diabéticos e inmunodeprimidos tienen mayor predisposición
a padecer otitis externa, pudiendo ser muy grave (otitis externa maligna).
¿Cómo se trata la otitis externa?: Generalmente mediante gotas (que
probablemente contendrán antibióticos y corticoide) aplicadas localmente, 3 veces al
día. Pero para que este tratamiento sea efectivo el CAE ha de ser permeable y debe
estar limpio de secreciones.
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¿Cómo se instilan las gotas en el oído?:

Las gotas deben entrar en el oído a temperatura del cuerpo (porque si no,
además de dolor podrían provocar vértigo). Para ello se pueden templar
dentro de la mano o en un bolso de nuestra ropa, manteniéndolas
durante un tiempo, o bien introduciendo el frasco cuentagotas en un vaso
con una pequeña cantidad de agua caliente. Probaremos la temperatura,
echando una gota en el dorso de la mano, antes de ponérnoslas.

Previamente, nos lavaremos las manos y agitaremos el frasco (para
mezclar los componentes).

El conducto de salida de las gotas no se tocará con los dedos, ni debe
rozar el pabellón (colocarlo a cierta altura). En caso de que sea un
cuentagotas, no lo depositaremos sobre ninguna superficie.

Aunque las gotas se pueden poner inclinando la cabeza hacia el hombro
del oído no afectado, es mejor, para empapar bien todo el CAE, tumbarse
lateralmente en la cama sobre el oído sano. Para facilitar su penetración
conviene traccionar suavemente de la oreja hacia fuera, a fin de
enderezar las tortuosidades que en condiciones normales presenta el
conducto, y separar el trago. Se introducen entonces las gotas prescritas
en el conducto. Masajeamos con un dedo la parte externa del oído
(apretando
y
soltando
intermitentemente
sobre
el
trago).
Permaneceremos 2 a 3 minutos en la posición lateral y puede ser útil
impregnar una
pequeña
mecha
de
algodón
del
preparado
tópico
colocándola, aproximadamente durante 1 hora, a la entrada del conducto
para que las gotas no se salgan (no se debe colocar un algodón “seco”
porque podría absorber las gotas instiladas).

Las gotas de oído deben tirarse a la basura 4 semanas después de
abiertas (anotar en el frasco la fecha de apertura), o cuando se haya
finalizado el tratamiento.

No se pueden compartir las gotas con otras personas.
Ventajas del tratamiento tópico:
-
Se alcanzan mayores concentraciones que por vía general.
-
La administración local es más cómoda y con menos efectos secundarios que
la sistémica.
-
Es más económica.
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-
Su principal problema es el riesgo de sensibilización e intolerancia local
(sobre todo con neomicina y framicetina).
¿Cómo se puede evitar la otitis externa?: La prevención constituye el mejor
tratamiento y consiste en conocer y eliminar los factores de riesgo. En personas
predispuestas se aconseja el empleo de tapones impermeables de oído, para
impedir la entrada de agua durante el baño. Los tapones pueden ser de cera,
silicona o goma. Pero también nos los podemos fabricar nosotros mismos. Para ello,
realizaremos una bolita de algodón del tamaño del CAE recubierta de vaselina, que
se introducirá en el conducto, pudiendo rellenar exteriormente la concha del
pabellón con más vaselina. Además del tapón completaremos el cierre con un gorro
de baño o una banda elástica colocada sobre las orejas. Finalmente, tras el baño,
secaremos el conducto. Para conseguirlo podemos utilizar un secador de pelo con
aire caliente e intensidad suave (tomando la precaución de no manipular un aparato
eléctrico con las manos mojadas o en contacto con agua), aunque en general resulta
más práctico instilar en el CAE unas gotas de alcohol 70º-80º (secante), ácido
bórico (antiséptico) o ácido acético (acidificante), que deben mantenerse durante
varios minutos en el interior del conducto para conseguir su efecto.
Pero quizás el mejor consejo para prevenir la otitis externa es evitar la
manipulación del conducto. Poner un entusiasmo desmedido en limpiarse o intentar
mitigar el picor con el rascado de uñas o con los objetos más diversos, puede lacerar
la piel y facilitar la infección. En caso de picor hay medicamentos en gotas o pomada
que alivian la molestia.
El viejo principio que recomienda “no introducir en el oído nada que sea más
pequeño que el codo”, sigue manteniendo hoy en día toda su vigencia.
B. OTITIS MEDIA AGUDA (OMA): (predomina en niños de 0 a 7 años):
El oído medio en el ser humano es una cavidad estéril rellena de aire. Para que
la transmisión del sonido se produzca correctamente, la presión del aire contenido
en su interior debe ser igual a la presión atmosférica del exterior. Al ser una cavidad
cerrada precisa de un tubo que lo comunique con el exterior para que a través del
mismo se equilibren continuamente las presiones del exterior y del interior. Este
tubo es la trompa de Eustaquio que une el oído medio con la parte de atrás de la
nariz. Si la trompa no funciona bien (tanto porque no se abra como por no cerrarse)
pueden producirse alteraciones en la presión del oído medio (presiones negativas)
que favorecen el reflujo de bacterias y moco desde la nariz, ocasionando la otitis
media.
¿Qué factores favorecen la otitis media aguda?:
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
Todo aquello que altere el funcionamiento de la trompa de Eustaquio:
procesos
obstructivos
(adenoides
o
vegetaciones,
malformaciones,
tumores); inflamaciones (alergia); infecciones (catarros, sinusitis...);
presiones negativas (“sorber”, chupete en niños mayores de 1 año); paso
de líquidos a la nariz (vómitos, regurgitaciones, dar el biberón en posición
tumbada).

La precocidad de la primera OMA (antes de 6 meses de edad) favorece su
reaparición.

Lactancia artificial los 3 primeros meses.

Polución y TABACO (evitar el humo en el domicilio).

Asistencia a grandes guarderías (con más de 6 niños) en menores de 3
años.

Natación.

Malnutrición, hacinamiento, gran número de hermanos pequeños.
Consejos para prevenir la otitis media aguda:

Favorecer la lactancia materna.

Evitar alimentar al bebé acostado.

Evitar el chupete y el biberón en mayores de 1 año.

No sorber por nariz.

Evitar la asistencia a guarderías en menores de 3 años.

Mantener el dormitorio libre de elementos que acumulen polvo o
humedad.

Evitar fumar en casa. Mejorar la ventilación.

Tratar y prevenir los catarros de vías altas: lavarse manos, abrigarse...

Buscar y tratar alergias ambientales o alimentarias.

Buscar ambientes poco contaminados y próximos al mar.

Evitar la natación si perjudica.
Tanto la otitis externa como la otitis media se caracterizan por un intenso dolor
de oído. Aunque el tratamiento definitivo depende del diagnóstico médico, siempre
podremos actuar con un tratamiento analgésico inmediato para mitigar la molestia.
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C. OTITIS MEDIA CRÓNICA SUPURADA: (en niños y adultos):
Es una inflamación crónica de la mucosa del oído medio que se acompaña de
supuraciones frecuentes (otorrea) a través de una perforación en el tímpano.
¿Cómo prevenir en un oído con perforación timpánica la supuración?:

Evitando y tratando los catarros y alergias extrínsecas.

Evitando la entrada de agua: uso de tapones impermeables.

Protegiéndose los oídos del viento: con gorro, pañuelo, bufanda...

No hurgándose los oídos

Salvo en el baño, no obliterar el CAE con tapones o algodón (pues la
retención del pus puede irritar e infectar el conducto).
Con el tratamiento médico y las limpiezas periódicas de oído lo que se pretende
es obtener un oído seco durante un tiempo moderado. Una vez seco, el oído puede
ser intervenido quirúrgicamente para cerrar la perforación timpánica y mejorar la
transmisión del sonido.
¿Qué cuidados se deben tener tras una cirugía de oído?:

Evitar la entrada de agua en el oído (hasta que el ORL indique lo
contrario). No es infrecuente que el conducto esté tapado y drene (sobre
todo
en
cirugía
inflamatoria)
una
pequeña
cantidad
de
líquido
serohemorrágico (como agua de lavar carne) que precisa colocar unas
gasas externamente al pabellón para evitar mancharse.

Procurar durante unos días, no sonarse fuerte la nariz y al estornudar
hacerlo con la boca abierta para no retener el estornudo.

No hacer ejercicios violentos.

Evitar los viajes en avión.

Si hubiera heridas suturadas alrededor de la oreja, tratarlas como
cualquier herida. Se pueden lavar con suero fisiológico, secar con gasas e
incluso con ayuda del secador, aplicar un antiséptico y cubrir o dejar al
aire según los días que hayan transcurrido desde la cirugía.
D. ALTERACIONES
DE
OÍDO
POR
CAMBIOS
DE
PRESIÓN:
(BAROTRAUMA):
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Es el conjunto de manifestaciones que aparecen en el oído como consecuencia
de las variaciones de presión ambiental; atmosférica, en caso de vuelos o líquida, en
caso de inmersiones. En el ascenso durante un vuelo, disminuye la presión
atmosférica haciéndose menor que la del interior del oído medio; y al descender, se
produce el fenómeno inverso. Una buena función de la trompa de Eustaquio
equipara instantáneamente estas presiones mediante mecanismos fisiológicos o
activos, como la deglución y el bostezo. Pero cuando existe una disfunción
permanente o circunstancial de la trompa, o los cambios de presión son tan intensos
como para impedir los mecanismos de apertura de la misma, puede aparecer:
taponamiento de oídos, dolor (otalgia), e incluso vértigo.
¿Cómo se puede prevenir el barotrauma?:

Evitar, si es posible, el vuelo o el submarinismo si se tiene catarro. En
caso de catarro o mala respiración nasal, instilar gotas vasoconstrictoras
en
ambas
fosas
nasales
y
tomar
un
antihistamínico
con
simpaticomimético vía oral, previamente al vuelo o inmersión.

Al tragar se abre la trompa, por lo que es conveniente masticar chicle o
tener un caramelo en la boca, sobre todo al despegar y aterrizar.
Bostezar también es efectivo. En bebés se les puede dar un biberón en
las maniobras de ascenso y descenso para que la deglución facilite la
apertura tubárica.

No es conveniente dormir mientras el avión desciende (porque se traga
menos).

Si las maniobras de deglución o bostezo no mejoran los síntomas de
opresión se debe realizar la siguiente maniobra (Valsalva): tapar la nariz
con los dedos, aspirar aire e intentar expulsarlo manteniendo la boca
cerrada y la nariz tapada. No se debe realizar si se tiene catarro nasal.

En caso de intervención quirúrgica de oído reciente se debe consultar al
cirujano otológico sobre la conveniencia de viajar en avión.
II. PÉRDIDA DE AUDICIÓN (HIPOACUSIA):
Se entiende por hipoacusia la disminución de la capacidad auditiva. Puede ser
uni o bilateral y, en función de su intensidad, la clasificamos en leve, moderada o
grave.
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Las hipoacusias pueden ser de dos tipos: de “transmisión” y de “percepción o
neurosensorial”.
En las hipoacusias de transmisión existe un obstáculo a la progresión de la
onda sonora hacia el oído interno, que es absolutamente normal. Si aumentamos la
intensidad del sonido, la comprensión del mensaje llega a ser normal. Además,
suelen tener tratamiento médico o quirúrgico y son de intensidad moderada.
Un segundo grupo lo constituyen las
hipoacusias neurosensoriales o de
percepción, así denominadas porque está lesionado el oído interno y, como
consecuencia, aunque aumentemos la intensidad del sonido, existe una permanente
disminución de la capacidad de comprensión del mensaje auditivo. El paciente
podría llegar a oír si se le amplifica suficientemente el sonido, pero su capacidad de
comprender el mensaje sería similar al que nosotros percibiríamos si nos tocaran
una melodía en un piano al que le faltaran teclas. No tienen tratamiento médico ni
quirúrgico y pueden ser completas, es decir, de intensidad profunda. La única
alternativa terapéutica consiste en utilizar los restos auditivos, que casi siempre
existen, amplificando el sonido mediante un audífono y enseñando al paciente a
interpretar lo que oye mediante tratamiento rehabilitador. En alguno de estos casos,
la hipoacusia es tan profunda que ni el audífono más potente permite la recepción
sonora, y es cuando si se dan determinadas condiciones, nos podemos plantear la
colocación de un implante coclear, que a través de una intervención quirúrgica
“implanta” unos electrodos en la cóclea (oído interno). El mensaje sonoro que
reciben estos pacientes requiere de una importante labor rehabilitadota para
conseguir la máxima comprensión.
Las consecuencias de una deficiencia auditiva en la vida de una persona,
dependen de varios factores: del tipo de hipoacusia, de su bilateralidad, de la
intensidad de la pérdida y del momento de aparición. Como es lógico, la afectación
será mayor en una hipoacusia neurosensorial bilateral y profunda. El último factor
que determina la repercusión de una hipoacusia es el momento en que ésta
aparece, de forma que las hipoacusias que están presentes desde el nacimiento, o
se instauran durante los primeros años de la vida de un niño, son mucho más
importantes que las que se producen a partir de entonces. Esto se debe a que el
periodo de tiempo comprendido entre el nacimiento y los seis años coincide con la
fase de adquisición del lenguaje, donde la audición desempeña un papel esencial
(tengamos en cuenta que el lenguaje se aprende imitando lo que se oye). Por tanto,
la deficiencia auditiva que se produzca durante esta etapa de la vida va a
condicionar graves repercusiones.
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1. HIPOACUSIAS DE TRANSMISIÓN:
A. TAPONES DE CERUMEN: El cerumen es una sustancia de color marrón,
producto de la secreción de las glándulas sebáceas y ceruminosas del CAE,
unida a restos epiteliales, pelos y partículas de suciedad. Por la migración del
epitelio cutáneo del conducto auditivo, que sigue una dirección radial desde
el centro del tímpano hacia sus márgenes y desde la profundidad del
conducto hasta la concha, todos estos productos son lentamente expulsados
al exterior, de modo espontáneo. Aparte de las variaciones personales en
cuanto a la cantidad y consistencia de la secreción, y capacidad migratoria
del epitelio, existen personas que por desempeñar su actividad profesional en
medios con abundante polvo (albañiles, mineros) son más propensas a
presentar masas importantes de cerumen.
Normalmente, los tapones
de cerumen
no
producen
sintomatología
mientras exista un pequeño paso de aire que permita la llegada de las ondas
sonoras hasta el tímpano. Cuando, por manipulación (con los “famosos”
bastoncillos de algodón), por aumentar su volumen al contacto con el agua
(ducha, baños en piscinas) o, simplemente, por acostarse sobre el oído,
aplastando el conducto sobre la almohada, se cierra totalmente el conducto,
ocasionan hipoacusia de transmisión y sensación de ocupación.
Manipulación y cerumen:
Volvemos a insistir en la importancia de “no hurgase los oídos”. La
autolimpieza puede ocasionar traumatismos y empujar al cerumen hacia
dentro, siendo la causa de la formación de tapones. Algunas madres,
obsesionadas con la idea de que el cerumen es asqueroso y de que sus hijos
han de tener limpios y bonitos sus oídos, utilizan los bastoncillos para
intentar extraer la cera provocando irritaciones del conducto y tapones (que
por la profundidad a la que se han introducido, con estas maniobras,
dificultan su extracción).
Audífonos y cerumen:
El cerumen tiene una gran importancia para los usuarios de audífonos. Por
una parte, el molde al ser introducido en el conducto, se comporta casi como
una excavadora que empuja el cerumen hacia dentro creando un auténtico
muro a la salida del sonido del audífono. A pesar de los protectores de
cerumen que cubren la apertura de salida de sonido, para evitar que se
bloquee, lo que no se puede evitar es el enorme muro de cera que se
encuentra delante de la salida del sonido. Además, el cerumen pegajoso
puede entrar en el “venting” y obstruirlo. El tapón puede impedir que el
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molde sea colocado correctamente y puede reflejar el sonido (feedback)
produciendo un pitido muy molesto. Finalmente, si el tapón de cerumen
cubre totalmente la apertura de la salida de sonido, el audífono se silencia
completamente al colocarlo en su sitio. Estos problemas son de poca
importancia cuando ocurren entre gente joven porque rápidamente se dan
cuenta de que algo está mal y consultan a su médico. Pero las personas de
edad (y en ocasiones también los familiares de estos pacientes y el personal
laboral de las residencias de ancianos) se resignan, porque han “aprendido” a
explicar cualquier empeoramiento de su salud como una muestra de
senilidad. En los ancianos, nadie piensa en cerumen.
Por tanto, debe ser una regla incondicional que los pacientes con
dificultades en el uso del audífono o con problemas de “feedback” acústico,
sean examinados para valorar la presencia de cerumen.
¿Cómo se ablandan y extraen los tapones?:
El procedimiento más habitual para retirar el cerumen es la irrigación del
conducto con agua tibia. Este método debe evitarse en niños muy pequeños,
en pacientes con otitis externas recurrentes, perforación de la membrana
timpánica o antecedentes de cirugía otológica (donde la extracción se
realizará instrumentalmente bajo otomicroscopio). Otra alternativa, o cuando
se quiera facilitar el lavado, es la utilización de ceruminolíticos. La acción de
los ceruminolíticos consiste en romper la integridad estructural del tapón de
cera y su anclaje con la piel del conducto. Pueden ser de tipo acuoso u
orgánico. Los primeros expanden y disuelven el tapón (agua, bicarbonato
sódico, peróxido de hidrógeno al 10%, ácido acético). Los orgánicos tienen
una basa oleosa y su misión consiste en lubricar el conducto (aceite de oliva,
glicerina, propilenglicol, parafina líquida). Últimamente ha surgido algún otro
ceruminolítico con ambas funciones, la de expandir y lubricar el tapón, y la
de desestructurar su contenido. Ninguno de ellos ha conseguido una tasa de
éxito que permita utilizarse como único tratamiento en la mayoría de los
pacientes. Además, algunos pueden causar reacciones de hipersensibilidad e
incluso dermatitis, en especial las soluciones orgánicas.
Si los tapones son muy frecuentes y sobre todo si son muy secos se puede
aconsejar la instilación periódica de aceite (de oliva, almendra o coco) y en
los niños solemos aconsejar el aceite Johnson®.
Tapones epidérmicos:
En algunos casos, sobre todo en pacientes ancianos, se observan unos
tapones adherentes, de color blanco, formados por sustancias descamativas
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de
la
piel
del
conducto.
Con
frecuencia
es
necesaria
la
extracción
instrumental. Para evitarlos, se practicarán limpiezas periódicas y se
intentará evitar la descamación utilizando, p. ej: (alcohol de 96º (50g) +
ácido salicílico (1g) + resorcina (0,5g)).
B. OTITIS MEDIA SEROSA: Es un proceso muy frecuente, típico de la infancia
(2 a 5 años) y que suele afectar a ambos oídos. Se caracteriza, por la
presencia en oído medio de un fluido no purulento, de diferentes grados de
viscosidad, con integridad timpánica y sin síntomas de inflamación aguda.
Los mismos factores que favorecen la otitis media aguda y los mismos
consejos para su prevención son aplicables en caso de la otitis media serosa.
Se trata por tanto de una hipoacusia de transmisión, de moderada
intensidad y generalmente bilateral, asociada a procesos que dificultan la
respiración nasal (catarros nasales, vegetaciones adenoideas...), típica del
invierno (más catarros) y de la edad escolar. Es tan frecuente que se afectan
casi
todos
los
niños,
pero
en
la
mayor
parte
de
los
casos
cura
espontáneamente y pasa desapercibida.
¿Cuándo sospecharemos una otitis media serosa?:
En otros casos la afectación es más intensa, porque el líquido acumulado es
más espeso y persistente. A esta edad, el niño no dice que oiga mal y va a
ser nuestra observación la que nos ponga sobre la pista. El perfil de un niño
con otitis media serosa “persistente” y bilateral, que es la causa más
frecuente de hipoacusia en la edad escolar, sería la de un niño distraído (dice
mucho ¿qué?), con retraso en su aprendizaje escolar, que molesta a sus
compañeros o se aísla y que respira mal por nariz, con frecuentes catarros
(mucosidad nasal y boca abierta). Este niño distraído, con mocos y boca
abierta, no presenta ningún retraso intelectual sino simplemente una discreta
hipoacusia bilateral provocada por catarros, que disminuye su rendimiento
escolar (porque no oye).
¿Cómo se trata la otitis media serosa?:
En la mayor parte de los casos es un proceso autolimitado que cura
espontáneamente, pero si persiste y el tratamiento médico no es efectivo
emplearemos el tratamiento quirúrgico, que consiste en realizar, bajo
anestesia general, una apertura en la membrana del tímpano a fin de dar
salida al líquido retenido en el oído medio, colocando a continuación un
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pequeño tubito (drenaje transtimpánico) que permita mantener la aireación
(que por diferentes motivos: catarros, vegetaciones... está dificultada a
través de la trompa de Eustaquio).
En caso de drenajes transtimpánicos es muy importante evitar la entrada
de agua utilizando tapones impermeables. Al tratarse generalmente de niños,
en los que hay que utilizarlos con frecuencia y donde la adaptación es más
complicada, se pueden realizar unos tapones, “a medida” del conducto
auditivo y de la concha, fabricados con un material que se limpia fácilmente
y que ocluye el conducto auditivo con bastante seguridad.
2. HIPOACUSIA NEUROSENSORIAL O DE PERCEPCIÓN:
A. DAÑO AUDITIVO INDUCIDO POR RUIDO:
El origen etimológico del ruido procede del latín “rugitum”, que significa
bramido o rugido. Se han descrito dos mecanismos responsables del daño
auditivo inducido por ruido. Los ruidos muy intensos y de escasa duración
(disparos, petardos...) producirían un daño mecánico directo en el órgano de
Corti (órgano auditivo) y es lo que denominamos traumatismo acústico
agudo. Un segundo mecanismo, menos evidente, es el desgaste que provoca
en el oído la sobrestimulación ruidosa repetida a lo largo del tiempo, lo que
generalmente se produce en el medio laboral (traumatismo acústico
crónico). Este proceso paulatino tiene las características de que “no se ve”,
“no duele” y “no presenta sintomatología temprana”, por lo que si no se
busca, pasa desapercibido hasta que sus consecuencias son desastrosas.
El ruido es dañino si:

Se necesita gritar para que se nos oiga.

Provoca dolor de oídos.

Produce zumbidos.

Al salir del ambiente ruidoso se percibe un taponamiento de oídos de
al menos 2 horas de duración.
Adicionalmente, la pérdida auditiva debida al ruido puede potenciarse con
otras causas como: edad, ciertas enfermedades, exposición al algunos
tóxicos industriales, medicamentos ototóxicos, traumatismos craneales,
alteración previa de la audición o factores hereditarios, lo que incrementa el
riesgo y dificulta el diagnóstico diferencial. También hay que sumar la
actividad lúdica o recreativa ruidosa, que puede por sí misma provocar daño
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auditivo
o
incrementar
el
derivado
del
medio
laboral.
Determinados
instrumentos utilizados en bricolaje y jardinería, algunos deportes a motor, la
música intensa, las armas de fuego...e incluso en niños pequeños, ciertos
juguetes sonoros, son otras fuentes de posible lesión auditiva.
Efectos extrauditivos del ruido:
Pero
además
del
daño
auditivo,
el
ruido
puede
condicionar
otros
importantes problemas en el ser humano. Llamamos ruido ambiente
(también denominado residencial o doméstico) al emitido por todas aquellas
fuentes diferentes a las del puesto de trabajo industrial (ruido laboral). Si
este ruido supera niveles medios de 50 dB(A) puede provocar: molestia,
comportamientos
agresivos,
trastornos
del
sueño
y
dificultades
de
comunicación. Estos ruidos menos intensos, que no lesionan el oído, afectan
a la salud (entendida como “calidad de vida”). Dado que el nivel acústico de
una conversación normal es de aproximadamente 50 dB(A), para que el ruido
no altere la comprensión del habla debería tener un nivel inferior a 35 dB(A).
Efectos del ruido sobre el rendimiento mental:

Disminuye la atención.

Altera la estrategia a aplicar.

Aumenta el número de errores.
Efectos del ruido sobre la comunicación:

Dificulta la interrelación.

Genera falta de auto confianza.

Aumenta el número de errores.

Posibilita los accidentes.
Se comprende además, que en la población existan grupos más vulnerables
a estos efectos extrauditivos del ruido.
Personas más vulnerables a los efectos extrauditivos del ruido:

Todo paciente enfermo.

Los que ejercitan tareas cognitivas complejas.

Los ciegos.

Los niños y los ancianos.
14
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
Las personas con deficiencia auditiva, incluso leve, son las que más
dificultades van a tener en entender la palabra hablada, en presencia
de ruido.
Para estos grupos, el nivel de ruido y de reverberación deberían ser lo más
bajo posible. Dado que en las oficinas de farmacia se atiende con gran
frecuencia a estos grupos más vulnerables, se deben tomar las precauciones
necesarias para que el nivel de ruido dentro de la oficina, sea lo más bajo
posible.
B. HIPOACUSIA
NEUROSENSORIAL
INDUCIDA
POR
SUSTANCIAS
QUÍMICAS (OTOTOXICIDAD):
¿Qué es la ototoxiciidad?:
La ototoxicidad es la capacidad que presentan algunas sustancias químicas
para dañar la función auditiva, ya sea de forma definitiva o transitoria.
Aunque hay fármacos cuyo efecto ototóxico se conoce desde un principio, en
otros medicamentos se va descubriendo a lo largo del tiempo, ampliándose
progresivamente la lista de ototóxicos.
¿Cuáles son los principales ototóxicos?:
De manera general les podemos resumir en el siguiente esquema:
Aminoglucósidos
Macrólidos
AINE
Antineoplásicos
Neomicina
Eritromicina Ibuprofeno
Cisplatino
Ácido
Amikacina
Carboplatino
acetilsalicílico
Mostazas
Kanamicina
Naproxeno
nitrogenadas
Ácido
Tobramicina
Vimblastina
mefenámico
Estreptomicina
Diclofenaco
Vincristina
Acetilsalicilato
Dihidroestreptomicina
Metotrexato
de lisina
Netilmicina
Sisomicina
Gentamicina
Bleomicina
Fármacos
tópicos
Neomicina
Gentamicina
Otros
Quinina
Diuréticos
del asa
Tobramicina
Vancomicina
Cloranfenicol
Minociclina
Polimixina
Viomicina
Monóxido
de carbono
Ácido acético
Povidona
yodada
Mercurocromo
Cresilacetato
Alcohol
Clorhexidina
Cloroquina
Anilinas
Arsénico
Fósforo
Plomo
Mercurio
Sales de
plata
Sales de oro
Alcohol
Tabaco
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Fármacos
por vía
parenteral
Los compuestos químicos con capacidad de producir lesiones auditivas pueden
clasificarse en 2 grupos:
*Tóxicos exógenos (nos llegan desde el exterior). A su vez se diferencian en:
-Sustancias con potencialidad terapéutica (fármacos).
-Sustancias químicas industriales (benzoe, tolueno, xileno, arsénico, CO...).
*Tóxicos endógenos. Se trata de sustancias originadas a partir del metabolismo
del propio individuo y que, en determinadas situaciones o a altas concentraciones,
dañan
la
función
auditiva
(hiperbilirrubinemia,
homocistinuria,
hiperlipoproteinemias, mucopolisacaridosis, diabetes...).
¿Cómo se manifiesta el daño por ototóxicos?:
La clínica ocasionada por las lesiones cocleares inducidas por ototóxicos se
caracteriza por ser bilateral y por aparecer mientras se aporta el ototóxico o en los
días inmediatamente siguientes a su administración. Consiste en zumbidos
(acúfenos), por lo general agudos, que se siguen de mala discriminación verbal
(traducción clínica de la hipoacusia neurosensorial). Es frecuente que a la toxicidad
coclear se asocie toxicidad vestibular, pero es menos aparente, ya que el ototóxico
lesiona simultáneamente ambos lados, por lo que no aparece vértigo agudo, sino
discretas alteraciones de la deambulación en oscuridad, oscilopsia, inestabilidad al
mover la cabeza, dificultad para fijar imágenes en la retina, etc.
Estas manifestaciones son irreversibles cuando ya hay lesiones celulares
estructurales, pero cuando las lesiones histológicas aún no se han establecido, la
supresión del ototóxico permite estabilizar el daño e incluso revertirlo.
¿Cómo evitar la ototoxicidad?:
El tratamiento médico de la hipoacusia inducida por ototóxicos cuando aparecen
en la célula lesiones estructurales es ineficaz. El tratamiento debe consistir en la
prevención del daño en aquellos pacientes en los que necesariamente sea
imperativo el uso de estos fármacos. Para ello disponemos de una serie de técnicas
que incluso pueden detectar cambios en la funcionalidad celular antes de que
aparezcan alteraciones estructurales, permitiendo cuantificar el grado de lesión
alcanzado (lo que se conoce como monitorización de la ototoxicidad).
C. ENVEJECIMIENTO AUDITIVO (PRESBIACUSIA):
¿Qué es la presbiacusia?:
Es el deterioro auditivo asociado a determinados factores íntimamente ligados
con el proceso de envejecimiento. Sus causas no son del todo conocidas, pero sí las
consecuencias; donde concurren lesiones orgánicas múltiples en el oído externo, en
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el medio y sobre todo en el interno. El deterioro progresivo de las estructuras
auditivas se traduce clínicamente por un aumento del umbral de audición y un
deterioro en la capacidad de discriminación verbal del paciente. Esta pérdida de
audición se ha establecido por algunos autores en 5-6 dB/década, en pacientes
mayores de 55 años, habitantes de países industrializados.
¿Qué síntomas produce la presbiacusia?:
El presbiacúsico “oye, pero no entiende”, en parte porque ha perdido las
frecuencias esenciales para analizar la palabra (los tonos agudos). En un medio
silencioso parece que oye bien, gracias al establecimiento de suplencias mentales,
sin
embargo
no
puede
seguir
una
conversación
a
cierta
distancia
y
la
comprensión es imposible en ambiente ruidoso (lo que suele constituir el
primer síntoma de alarma). La degeneración auditiva es lentamente progresiva y la
sordera aparece de forma insidiosa. El anciano “no quiere reconocer su
hipoacusia”, por considerarla un estigma de envejecimiento. Se va aislando y
participando menos de las conversaciones, porque sólo entiende suficientemente si
se trata un tema conocido y si los participantes hablan con lentitud, o sea que
“sólo parece que oye lo que quiere oír”.
Tratamiento audioprotésico en el anciano:
Ya que el tratamiento etiopatogénico es imposible en nuestros días, la
terapéutica más eficaz es actualmente la audioprótesis. El beneficio de ésta
dependerá, entre otros factores, del “rango dinámico”, reducido en muchos
presbiacúsicos y de la presencia de alteraciones centrales.
La indicación de adaptación protésica debe ser precoz, si es posible bilateral y
con un seguimiento particular.
Debe ser precoz, porque si no, el anciano comenzará a aislarse y al faltarle el
estímulo social disminuirá su nivel de vigilancia (“volviéndose más sordo”), lo que a
la larga reducirá sus posibilidades de suplencia mental. Pero además, el
reaprendizaje es tanto más difícil cuanto mayor es el paciente y más tiempo ha
pasado sin recibir estímulos.
Todas las estadísticas concuerdan en indicar que gran número de presbiacúsicos
o no han buscado audífono o no lo llevan, guardándolo en la mesita de noche. Es
fundamental que el paciente esté motivado a llevar la prótesis y para ello se le
debe hacer comprender que es la hipoacusia la que produce sensación de vejez y
no la utilización del audífono. Es importante informar al usuario y a su familia de las
posibilidades reales de mejora auditiva, a fin de evitar frustraciones por no obtener
los resultados esperados. Y finalmente, se precisa con frecuencia un periodo de
adaptación al audífono.
Cuando una persona padece durante largo tiempo un déficit auditivo, la corteza
cerebral ha “perdido la costumbre” de recibir una correcta señal del órgano
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periférico de la audición y, a consecuencia de ello, su capacidad de descifrar el
mensaje codificado que el oído le envía está disminuida. En el momento en que
este paciente se coloca la prótesis, la señal llega más o menos correctamente al
área auditiva cortical, pero “no la entiende”. Por ello, debemos habituar
nuevamente al cerebro a la recepción de estímulos sonoros: hay que recordarle las
“claves” para descifrar el mensaje. Además de esta mala inteligibilidad del mensaje
hablado, el paciente puede quejarse también de que los ruidos del entorno, o
incluso su propia voz, le parecen excesivamente fuertes o desagradables, porque
también se había “olvidado de ellos”. Todo esto conduce con frecuencia a un
rechazo del aparato auditivo y a un fracaso de la adaptación.
En este sentido es positivo establecer, en íntima colaboración con el logopeda,
un plan de entrenamiento auditivo, de tal manera que el paciente pueda
habituarse paulatinamente y con el menor esfuerzo posible, por un lado al hecho
desagradable de llevar un “cuerpo extraño” en el oído y, por otro, a la integración
de toda una gama de percepciones sonoras que tenía prácticamente olvidadas. Para
conseguir estos objetivos, pueden ser útiles las siguientes recomendaciones:
Recomendaciones para el paciente portador de audífono:

El audífono debe llevarse regularmente y durante todo el día, a fin de que
el cerebro aprenda a decodificar de nuevo la palabra, lo que mejorará su
comprensión en ambiente ruidoso. Además, el empleo continuo es
indispensable para eliminar los ruidos parásitos (la amplificación que se
sufre inicialmente del ruido ambiental).

Llevar un audífono en cada oído parece teóricamente lo más deseable, ya
que restaura la estereofonía que permite por una parte localizar el sonido y
después de entrenamiento, obtener una mejor discriminación en ambiente
ruidoso.

El paciente no debe esperar resultados inmediatos y evitará al principio los
medios acústicamente difíciles (teatro, cine, restaurantes...) a fin de no
sufrir sensación de fracaso.

Finalmente, eliminar la idea que algunos tienen de que el empleo regular
de un audífono degrada la audición, pues los estudios realizados indican
que la prótesis no es traumática para el oído.
Recomendaciones para la familia de un paciente portador de un
audífono:

Esforzarse en hablar con voz normal, sin gritar. Hablar más lentamente,
pero sin articular demasiado ya que de lo contrario se cortan las
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El oído y sus patologías en la Oficina de Farmacia. Dr. J. Ignacio Benito.
transiciones fonéticas y el paciente pierde sus puntos de referencia
habituales.

Colocarse siempre enfrente del paciente con audífono, de modo que pueda
ayudarse de la lectura labial.

Si no comprende una palabra utilizar otras que signifiquen lo mismo.

Reclamar la vigilancia del paciente con audífono, pues al ponerse el aparato
auditivo aumentará su perímetro social y deberá poner más atención en el
entorno.

La familia debe también aportar su sostén psicológico durante el periodo de
adaptación protésica y hacer notar al paciente la mejoría de la audición
resultante de sus esfuerzos.
Además
de
estas
recomendaciones,
en
casos
de
importante
distorsión
periférica, o con trastornos centrales que alteren la posibilidad de establecer
suplencias mentales, o en sorderas muy evolucionadas donde se adapta por vez
primera un audífono, se precisa una reeducación ortofónica. Con la misma, se
pretende introducir el aprendizaje de la lectura labial y el reentrenamiento auditivo
a fin de activar el estado de vigilancia que complemente los elementos fonéticos no
percibidos. Conjuntamente, el ortofonista orienta al deficiente auditivo y a su
familia en el manejo del audífono y la conducta a seguir en su reinserción social.
Finalmente, la prótesis precisa de una serie de cuidados mínimos para asegurar
su
funcionamiento,
siendo
además
fundamental
(como
hemos
comentado
previamente) que el anciano realice revisiones periódicas de sus conductos
auditivos a fin de limpiar todo resto de cera que pudiera interceptar su audición.
Existen además otros elementos que pueden complementar la función del
audífono. Así por ejemplo, en los audífonos retroauriculares se puede disponer de
una entrada de audio que permite conectar mediante un cable cualquier equipo de
música, televisión, radio, etc. También se pueden emplear cascos auriculares para
oír a un nivel sonoro confortable, sin molestar a los de alrededor y aislándose del
ruido ambiente. Otras medidas podrían consistir, en la substitución de timbres de
entrada o teléfono por zumbadores de tonalidad grave, amplificadores de teléfono,
despertadores y avisadores luminosos o vibro táctiles, etc.
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