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UNIVERSIDAD DE CARABOBO
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
DOCTORADO EN EDUCACIÓN
APROXIMACIÓN A UN MODELO TEÓRICO DE LA FORMACIÓN EN
VALORES PARA LA CIUDADANÍA GLOBAL
Autora: Msc. Marina Martínez
Tutora: Dra. Omaira Lessire
Valencia Julio, 2011
ii
UNIVERSIDAD DE CARABOBO
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
DOCTORADO EN EDUCACIÓN
APROXIMACIÓN A UN MODELO TEÓRICO DE LA FORMACIÓN EN
VALORES PARA LA CIUDADANÍA GLOBAL
Tesis doctoral presentada ante la Facultad de Educación y Doctorado de Educación
de la Universidad de Carabobo, para optar al Título de Doctora en Educación
Autora: Msc. Marina Martínez
Tutora: Dra. Omaira Lerisse
Valencia Julio, 2011
iii
UNIVERSIDAD DE CARABOBO
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
DOCTORADO EN EDUCACIÓN
APROXIMACIÓN A UN MODELO TEÓRICO DE LA FORMACIÓN EN
VALORES PARA LA CIUDADANÍA GLOBAL
Autora: Msc. Marina Martínez
Tesis Doctoral aprobada en la Facultad de Educación de la Universidad de
Carabobo, por miembros de la Comisión del Doctorado en Educación:
Apellidos y Nombre
Firma
Apellidos y Nombre
Firma
Apellidos y Nombre
Firma
Apellidos y Nombre
Firma
Valencia Julio, 2011
iv
UNIVERSIDAD DE CARABOBO
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
DOCTORADO EN EDUCACIÓN
VEREDICTO
Nosotros, miembros del Jurado designado para la evaluación de la Tesis
Doctoral titulada: Aproximación a un Modelo Teórico de La Formación en Valores
para La Ciudadanía Global, presentado por la Msc. Marina Martínez para optar al
título de Doctora en Educación, estimamos que el mismo reúne los requisitos para ser
considerado cómo:
____________________________________________________________________
Nombres y Apellidos
C.I.
Firma
v
UNIVERSIDAD DE CARABOBO
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
DOCTORADO EN EDUCACIÓN
AUTORIZACIÓN Y AVAL DEL TUTOR.
Dando cumplimiento a lo establecido en el Reglamento de Estudios de
Postgrado de la Universidad de Carabobo en su artículo 133, quien suscribe Dra.
Omaira Lerisse, titular de la Cédula de Identidad No 3.752.524 en mi carácter de
Tutora de la Tesis Doctoral en el Doctorado en Educación, titulado Aproximación A
Un Modelo Teórico De La Formación En Valores Para La Ciudadanía Global,
presentado por la ciudadana: Msc. Marina Martínez, titular de la Cedula de Identidad
No. 5.361.556 para optar al título de DOCTORA EN EDUCACIÓN, hago constar
que dicha tesis doctoral reúne los requisitos y méritos suficientes para ser sometida a
la presentación pública y evaluación por parte del jurado examinador que se le
designe.
En Bárbula a los
del mes de Julio de 2.011.
Dra. Omaira Lessire
C.I. 3.752.524
vi
UNIVERSIDAD DE CARABOBO
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
DOCTORADO EN EDUCACIÓN
DIRECCIÓN DE TRABAJO
Participante: Msc. Marina Martínez
Cédula de Identidad: 5361.556
Tutor: Dra. Omaira Lerisse.
Cédula de Identidad: 3.752.524
Correo electrónico del participante: marinamartinez8@hotmail.com
Título tentativo del trabajo: APROXIMACIÓN A UN MODELO TEÓRICO DE
LA FORMACIÓN EN VALORES PARA LA CIUDADANÍA GLOBAL
Línea de Investigación: Educación, Valores, Orientación. Ciudadanía Global.
SESIÓN
FECHA
HORA
1
12-09-09
3-6 p.m.
2
06-10-09
4-5 p.m.
3
11-12-09
2-4- p.m.
4
15-01-10
4-5 p.m.
5
16-02-10
3-6 p.m.
6
06-04-10
4-5 p.m.
ASUNTO
OBSERVACIÓN
TRATADO
Reflexión de ideas
de la investigación
Estructuración del
tema y problema
Observación
y
recolección
de
datos
Categorización y
codificación de la
información
Validación
del
modelo teórico
Revisión final del
trabajo
Titulo definitivo: APROXIMACIÓN A UN MODELO TEÓRICO DE LA
FORMACIÓN EN VALORES PARA LA CIUDADANÍA GLOBAL
Comentarios finales: Esta tesis doctoral cumple con los requisitos exigidos en el
Doctorado de Educación siendo un valioso aporte al proceso de investigación.
Declaramos que las especificaciones anteriores representan el proceso de dirección
del trabajo de Tesis Doctoral arriba mencionado
Dra. Omaira Lessire
C.I. 3.752.524
Msc. Marina Martínez
C.I. 5.361.556
vii
DEDICATORIA
A Dios Todopoderoso por ser el guía de mis pasos y acciones.
A mi amada presencia “YO SOY” por mantenerme activa en todo momento.
A Héctor Ramón por acompañarme en este crecimiento.
A mis semillitas de Luz y Amor: Héctor Rafael, Hecmar, José y Ana Luisa, para
que le sirva de ejemplo y entusiasmo, sigan adelante.
A mis hermanas (o): Aníbal, Nedo, Nubia, Onerys, Julio, Antonio, Alexis.
A mis sobrinas (o): Marylis, Francis, Dionisio, Mariangel, María Virginia, Laura,
Daniel Abelardo, José Daniel, Donielys, José, Yoselbin, Rómulo Jesús, Héctor
Albert.
A mis cuñadas (o): Maribel, Séfora, Nila, Cecilia, Rómulo, José Gregorio.
Nelson, Abelardo, Magallys, Yoleiba.
A ese ser que siempre estuvo un sentimiento y sueño de que saliera adelante.
viii
AGRADECIMIENTO
A Dios, nuestro padre, creador del Universo por hacerme su hija con todas las
virtudes.
A todas las energías que utilizando distintos canales me indujeron a seguir
adelante.
Al planeta Tierra por permitirme ser su huésped y alumna e invitarme a crecer
en él.
A la luz por permanecer en mi acompañarme, e iluminar mi camino.
A mi padre, Juan Rafael, por entender mi ausencia en los momentos más
necesitados.
A Héctor, mi esposo por darme esa mano de paciencia y sabiduría.
A mis consentidos del alma, Héctor Rafael, Hecmar, José y Ana Luisa, Marylis,
por ser chispitas de luz que me indujeron ver más allá del horizonte.
A la Universidad de Carabobo por acogerme en sus aulas permitiéndome crecer.
A los profesores que con sus conocimientos ayudaron a mi formación.
A mis amigas (o) Omaira, Aliria, Grisel, Ledisa, Rocío, María Fátima, María
Ester, Samar, Zoraida, Hidramelys, Ricardo, por el incondicional apoyo que me
brindaron en el momento oportuno.
Aquel amigo (a), que estuvo la esperanza y esas palabras de aliento de que si se
puede llegar lejos con empeño, sabiduría y amor.
Gracias.
A todos mi agradecimiento infinito.
ix
ÍNDICE GENERAL
pp.
DEDICATORIA ........................................................................................................ viii
AGRADECIMIENTO ................................................................................................. ix
LISTA DE CUADROS .............................................................................................. xiii
LISTA DE GRÁFICOS ............................................................................................. xiv
RESUMEN.................................................................................................................. xv
INTRODUCCIÓN ........................................................................................................ 1
CAPÍTULO I
EL OBJETO DE ESTUDIO EN EL PROCESO SOCIOEDUCATIVO
Recorrido de la Temática........................................................................................... 5
Objetivos de la Investigación .................................................................................. 16
Objetivo General .................................................................................................. 16
Objetivos Específicos .......................................................................................... 16
Justificación de la Investigación.............................................................................. 16
CAPÍTULO II
IMPLICACIONES TEÓRICAS DEL HECHO SOCIOEDUCATIVO EN
ESTUDIO
Antecedentes de la Investigación ............................................................................ 19
Teorías ..................................................................................................................... 21
La Teoría de la Ciudadanía .................................................................................. 21
La Teoría de la Complejidad ............................................................................... 25
La Orientación en el Marco Educativo Venezolano ............................................ 31
Fundamentos de la Orientación ........................................................................... 42
La Formación en Valores hacia una Educación Integral ..................................... 49
La Educación en Valores ..................................................................................... 55
El Desarrollo Moral ............................................................................................. 59
Valores ................................................................................................................. 75
El Pensamiento Complejo y la Educación de la Condición Humana .................. 79
Características y Funciones del Profesorado ....................................................... 86
El Ámbito Social, Escolar y Familiar en la Formación de Valores ..................... 91
La Educación para una Ética Global de Coexistencia ....................................... 108
Consecuencias en el Desarrollo Futuro de la Educación ................................... 125
El Ideal del Ciudadano....................................................................................... 129
La Identidad Terrícola ....................................................................................... 136
La Educación para la Justicia Social.................................................................. 138
La Educación para la Postmodernidad .............................................................. 146
La Educación que se aspira en el Contexto de los Nuevos
Paradigmas Educativos ...................................................................................... 153
x
Pp
Objetivos de Desarrollo del Milenio............................................................. clxxvii
Fundamentación Filosófica de la Investigación ................................................ clxxix
Humanismo .................................................................................................... clxxix
Constructivismo ........................................................................................... clxxxiv
Estructuralismo .................................................................................................. 172
CAPÍTULO III
EL TRAYECTO METODOLÓGICO
Método de Investigación ....................................................................................... 174
Enfoque Hermenéutico de la Investigación ....................................................... 174
Metodología de la Investigación ........................................................................... 177
Enfoque Hermenéutico de la Investigación ........................................................... 178
La Hermenéutica en la Educación ..................................................................... 178
CAPÍTULO IV
ANÁLISIS COMPARATIVO: LA TEORÍA Y LA PRÁCTICA
DEL PROCESO EDUCATIVO
Finalidad del Sistema Educativo Venezolano ....................................................... 180
La Educación en la Actualidad .......................................................................... 181
La Escuela y los Antivalores ............................................................................. 182
Hacia una Formación en Valores ....................................................................... 184
El objetivo de la Educación ............................................................................... 188
La Función de la Escuela ................................................................................... 191
La Orientación en la Práctica ............................................................................. 195
El Docente en la Formación de Valores ............................................................ 198
La Escuela y la Familia en la Formación de Valores ........................................ 202
CAPÍTULO V
CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS
Conclusiones ......................................................................................................... 206
Recomendaciones .................................................................................................. 208
CAPÍTULO VI
APROXIMACIÓN A UN MODELO TEÓRICO DE LA FORMACIÓN
EN VALORES PARA LA CIUDADANÍA GLOBAL
Introducción........................................................................................................... 211
Bases y Principios Teóricos .................................................................................. 213
Fundamentos Psicológicos .................................................................................... 216
La Educación en Valores ................................................................................... 221
xi
Pp
Fundamentación Teórica del Modelo .................................................................... 230
El Humanismo Transcultural ............................................................................. 230
Estructura del Modelo ........................................................................................... 234
Métodos para la Educación en Valores.............................................................. 236
Modelos de Educación en Valores .................................................................... 238
Metodologías de Trabajo para la Educación en Valores ................................... 240
Ámbitos para el Desarrollo de Valores .............................................................. 242
Estrategias para la Educación en Valores .......................................................... 244
BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................................... 224
ANEXOS .................................................................................................................. 256
xii
LISTA DE CUADROS
pp.
Cuadro Nº
1 Algunas Características Socio-culturales de especial importancia
pedagógica ......................................................................................................... 58
xiii
LISTA DE GRÁFICOS
pp.
Gráfico Nº
1
Perfil y Estrategias del Profesorado Global. ................................................. 154
2
Principios de la Educación Holística ............................................................. 157
3
Educación para el Futuro............................................................................... 159
4
La Educación que se aspira en el contexto de los nuevos paradigmas ......... 161
5
Estructura de la Propuesta ............................................................................. 235
6
Representación Gráfica del Modelo Propuesto ............................................. 236
xiv
UNIVERSIDAD DE CARABOBO
DIRECCIÓN DE ESTUDIOS DE POSTGRADO
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
DOCTORADO EN EDUCACIÓN
APROXIMACIÓN A UN MODELO TEÓRICO DE LA FORMACIÓN
EN VALORES PARA LA CIUDADANÍA GLOBAL
Autora: Msc. Marina Martínez
Tutora: Dra. Omaira Lessire
Año: 2011
RESUMEN
La época actual está signada por una expansión cuantitativa de la educación en todos
los niveles y modalidades del sistema educativo venezolano. No obstante, es
necesario reflexionar sobre que se debe enseñar y con qué finalidades y propósitos se
debe hacer, sobre las naciones que se debe construir y lo ciudadanos que estas
requieren. El hombre es una totalidad y su formación implica un proceso integral. Se
trata entonces de abordar la educación desde una perspectiva humanista, cuyo centro
es el ser como persona y desde una perspectiva holística del proceso de enseñanza
aprendizaje en educación, formación y valores. En tal sentido, con el desarrollo de
esta investigación se analizaron las implicaciones que tiene la orientación educativa
en la formación en valores para los ciudadanos de la época actual, por ello se presenta
un análisis comparativo de la teoría y la realidad en relación a la orientación, el
objetivo de la Educación y la formación en valores. La fundamentación teórica reposa
principalmente en la ciudadanía global (Morín, 2003) y la Teoría de la Ciudadanía
(Cortina, 2004). El trabajo se realizó, bajo el paradigma cualitativo, con un enfoque
hermenéutico fundamentado epistemológicamente en la fenomenología. Después de
realizar la investigación, se concluye que el proceso de formación en valores requiere
de diversos componentes que son presentados en el último capítulo como “
Aproximación a un Modelo Teórico de Orientación Educativa hacia una Educación
Integral, basada en la Formación de valores Humanos, para la convivencia de la
Sociedad del Siglo XXI.
Palabras Clave: Modelo Teórico, Formación en Valores, Ciudadanía Global.
xv
UNIVERSITY CARABOBO
FACULTY EDUCATION
DOCTORATE IN EDUCATION
THEORETICAL APPROACH TO A MODEL FOR TRAINING IN VALUES
FOR GLOBAL CITIZENSHIP
Author: Msc. Marina Martinez
Tutor: Dr. Omaira Lessire
Year: 2011
ABSTRACT
The present era is marked by a quantitative expansion of education at all levels of the
education system in Venezuela. However, it is necessary to reflect on what should be
taught and with what aims and purposes should be done, nations must be built and
what they require citizens. The man is a totality and its formation involves a
comprehensive process. It is then to address education from a humanistic perspective
the center is to be as a person and a holistic teaching-learning process in education,
training and values. In this regard, the development of this study analyzed the
implications of educational guidance in values education for citizens of today,
therefore presents a comparative analysis of the theory and practice in relation to
guidance. The objective of education and values education. The theoretical
foundation rests primarily on global citizenship (Morin, 2003) and the Theory of
Citizenship (Cortina, 2004). The work was conducted under the qualitative paradigm,
with a hermeneutic phenomenological approach based on epistemologically. After
conducting the investigation concluded that the value formation process requires
several components, which are presented in the last chapter as "Theoretical Model of
Educational Guidance to an Integral Education, based in the Formation of Human
Values for the coexistence of XXI Century Society.
Key words: Theoretical Model Training in Securities Global Citizenship.
xvi
INTRODUCCIÓN
La Educación concebida como proceso social y cultural es ante todo una vía a
través de la cual el ser humano logra organizar sus ideas y descubrir patrones de
pensamiento para la construcción al conocimiento, pero igualmente, es la vía para una
formación integral, es decir, para educar la condición humana.
Es así, como en el marco de las complejas relaciones existentes entre
educación, pedagogía, cultura y sociedad el individuo configura su identidad humana
y social. En tal sentido, la educación concebida como medio de autorrealización y
proyecto de vida para la socialización lo habilita para reflexionar acerca de la
importancia de aprender a ser persona.
Es en este proceso de formación de la persona donde la orientación tiene un
papel muy importante. Se refiere a asesorar o asistir al individuo, en una apreciación
conjunta de las diferentes situaciones y discutiendo las alternativas a seguir o las
conductas a asumir.
Es función de la orientación como formación, contribuir con el individuo para
que logre su ubicación y aceptación de los deberes y derechos dentro del grupo social
al cual pertenece, en tal sentido, esa educación para la vida requiere estar ajustada a
las características de esa vida que tiene el individuo en su ambiente familiar, escolar,
la comunidad, el país y el mundo en general, por lo que se educa al hombre para vivir
y para ello es necesario que concientice que es miembro de grupos conjuntamente con
otras personas, en una sociedad que la época actual ha caracterizado por diversos y
profundos cambios, y como consecuencia todos los problemas que estos cambios han
provocado y las nuevas formas para vivir.
En tal sentido, la educación, tiene la finalidad de formar de manera integral al
individuo, específicamente la formación en valores. Los valores son realidades que
permiten al hombre ubicarse a sí mismo en su relación con los demás. Surgen en el
ser humano a partir de su afán de progreso, de crecimiento, más allá de su
constitución física, de sus necesidades vitales, de sus relaciones vitales, de sus
xvii
relaciones sociales y demás categorías que se muevan en la esfera de la acción
humana.
En lo que a la comunidad educativa se refiere, es necesario que todos los
implicados en su construcción, participen de forma efectiva y coherente, en la
determinación de los objetivos refrendados por los valores que se proponen para
poder guiar, enseñar y educar una personalidad humana y fuerte, que permitan al niño
comportarse en lo sucesivo como hombres maduros estableciendo jerarquías en las
cosas y facilitando una relación madura y equilibrada con las personas y las
situaciones de su entorno.
Educar en valores es educar con normas o reglas, los auténticos valores son
asumidos libremente y permiten aceptar con claridad los objetivos de la vida o
existencia, dándole su pleno sentido, ayudan a la propia aceptación, y a la
estimulación facilitando el buen desenvolvimiento de la sociedad.
Los valores tienen una serie de características que se reflejan en integridad,
satisfacción, moralidad, trascendencia, dinamismo y aplicabilidad. La trascendencia
se refiere a que dan sentido y significado a la vida y a la sociedad, el dinamismo
porque estos se transforman de acuerdo a las épocas y a las organizaciones sociales y
su aplicabilidad es porque se puede usar en diversas situaciones.
De acuerdo a las características generales de los valores, ya señalados, estos se
clasifican en: Valores éticos: amor, justicia, verdad, libertad. Valores estéticos:
belleza, sensualidad, inspiración, creación. Valores personales: amor a sí mismo,
juicio crítico, sentido de responsabilidad, tendencia a la libertad y al desarrollo
personal y social. Así mismo, existen los valores nacionales, comunitarios, religiosos,
educativos, familiares y ecológicos.
No obstante, tal como lo plantea Rivolta (2007), la sociedad actual padece de
carencia absoluta de valores y conduce aun subdesarrollo económico, social y moral.
La corrupción, la mediocridad, la ineficiencia, la inmoralidad, la falta de identidad y
justicia son contravalores derivados de esta crisis. Hoy en día se viven situaciones de
desarmonía afectiva, escolar, laboral, comunicacional y familiar, basta con observar
xviii
la inseguridad ciudadana, la destrucción familiar, la violencia, la agresividad
manifiesta en los niños, jóvenes y adultos.
En tal sentido, es prioridad una formación de ciudadanos para vivir en
comunidad, y para ello la escuela es una entidad necesaria para asegurar la
transmisión cultural entre la familia y el estado, para modelar las jóvenes
generaciones dentro de las pautas culturales y las sociales admitidas, toleradas y
deseadas en el seno de la sociedad. Es por ello, que los docentes, tienen en su rol un
mandamiento muy importante, como lo es la orientación y la guía hacia la motivación
de los logros en las metas aprendidas, para que sus alumnos se concienticen en su
situación y lleguen a la toma de decisiones por sí mismos y en la de su colectividad.
Por consiguiente, tal como lo plantea Juárez y Otros (2007):
Quien ejerce la docencia, tiene como compromiso una doble tarea hacia
sus estudiantes: transmitir los conocimientos, habilidades y destrezas
académicas para que desarrollen progresivamente las capacidades que le
serán útiles en la sociedad y por otra parte, proporcionarles una
formación humana que les permita asumir actitudes firmes, derivadas de
la aprehensión de valores, para que sean de este modo críticos de sus
propios actos y de los demás. (p. 11)
No basta con dar clases, con prepararse académicamente, es necesario que el
docente desarrolle su labor educativa haciendo énfasis en la formación y cultivo de
los valores, de lo contrario estaría fallando en un aspecto fundamental del proceso
educativo. La educación debe, contribuir a dignificar a las personas y a la sociedad,
tiene que proponer implícita y explícitamente valores como trabajo, respeto, justicia,
responsabilidad, solidaridad, honestidad, fe, entre otros.
Esto quiere decir, que el sistema educativo tiene facultad de preparar a las
personas para el buen desenvolvimiento en la sociedad, en cuanto a la personalidad,
el respeto a los semejantes, valorar el trabajo, la justicia, la solidaridad, la honestidad,
entre otros factores que son agentes primordiales en la vida de cada ser humano. El
niño educado en valores es un ser capacitado para el desenvolvimiento de la vida y
por ende demostrará ser una persona emprendedora, preparada para la excelencia en
la educación, mediante la adquisición de los valores de amor, cariño, empatía,
xix
respeto, armonía, solidaridad, autoestima, responsabilidad que origina un elevado
nivel de desarrollo de la inteligencia emocional y por ende, de todas sus
potencialidades.
Un niño educado en valores, será un ser productivo, eficaz, comunicador,
estudioso, responsable, feliz y será un problema menos para la sociedad
contemporánea y un futuro provisor para él, su familia y la Nación.
En tal sentido, este trabajo tiene como finalidad presentar un
exhaustivo
análisis de las implicaciones que tiene la orientación educativa en la formación de
valores para la coexistencia humana del Siglo XXI. Se presenta estructurado en cinco
(5) capítulos, tal como se indica a continuación: El Primer capítulo ofrece un esbozo
preliminar de la situación en estudio y en él se plantean así mismo los objetivos a
seguir en el desarrollo de la investigación. El Segundo Capítulo contiene la
construcción teórica que fundamenta el estudio. En el Tercer Capítulo se exponen los
aspectos metodológicos que guiaron el desarrollo del trabajo. El Cuarto Capítulo
presenta un análisis comparativo de la teoría y la realidad del hecho socioeducativo
estudiado, el Quinto Capítulo contiene las conclusiones y las perspectivas de la
situación planteada, en el
Sexto Capítulo se presenta un Modelo Teórico de
Orientación Educativa hacia una Educación Integral, basada en la formación de
valores humanos para la convivencia de la sociedad del Siglo XXI, por último se
presentan la referencias.
xx
CAPÍTULO I
EL OBJETO DE ESTUDIO EN EL PROCESO SOCIOEDUCATIVO
Recorrido de la Temática
Se puede concebir a la educación como la espina dorsal en todos los procesos
históricos de conformación de lo que hoy se denomina cultura y civilización. En
todos los períodos de la historia y en todos los lugares de la geografía de nuestro
planeta, en todos los pueblos, en todas las razas y diferentes creencias existentes,
aparece la educación como una actividad deliberada o simplemente como un
comportamiento cotidiano y rutinario de los seres humanos, que sirve como
instrumento básico en la conservación, la transmisión y la generación del más
encumbrado de sus logros: la construcción progresiva de su propio acervo de cultura
y civilización.
Como consecuencia del descubrimiento de América, comienza la presencia
española en el nuevo continente y se inicia la conquista cultural de la América PreColombina. En la primera etapa de la conquista el proceso de educación comprendía
una serie de imposiciones dirigida a la dominación del ser humano más que a la
formación y humanización de la persona, prevaleciendo el adoctrinamiento cuyo fin
se orientaba a la mansedumbre y obediencia, fue una etapa de evangelización militar,
de formación para la obediencia por el temor que conducían a una educación servil
conformista por la mayoría de la población.
El hecho educativo de la colonia es complejo y variado, cuyas repercusiones
han influido de manera acentuada en el proceso educativo venezolano, tanto por la
diversidad de los destinatarios como por la multiplicidad de los agentes educadores y
de sus intencionalidades inmediatas. Sin embargo, como proceso histórico, el Centro
de Reflexión y Planificación Educativa. CERPE (1999), cita a Fermín, quien aduce
que la educación en Venezuela, entre 1498 y 1830 no es solamente contemporánea a
los orígenes y creación de la nacionalidad, sino uno de sus factores fundamentales. El
citado autor señala que, los procesos de socialización son los procesos de
xxi
reproducción cultural y social de las comunidades autóctonas. Por otra parte, la
colonización pretende reproducir el modelo cultural español que está mejor equipado
de tecnología militar, económica y de instituciones sociales y políticas.
En el nacimiento de la nacionalidad venezolana, más importante que las batallas
independentistas y las delimitaciones jurídicas de una nueva soberanía, lo son los
procesos concretos de las síntesis culturales, de la estructuración de la actividad
económica, de la conformación de la autoconciencia de nación. “Estos procesos son,
en un sentido verdadero, procesos educativos, ya que las instituciones educativas
formales desempeñan una función fundamental, por los contenidos que transmiten sin
embargo, este proceso de creación e institución de la nacionalidad continua aún en
nuestros días” (Cerpe, 1999).
Al respecto de la educación elemental, Machado y Otros (2004), señalan que
apenas en el siglo XVI aparecen las primeras escuelas alentadas por los cabildos y las
gobernaciones: más tarde surgen en las ciudades las Escuelas Elementales del Rey,
destinadas a hijos de españoles, las cuales tuvieron poco desenvolvimiento. De esta
forma, la educación en las colonias españolas de América fue una pieza clave en
el proceso de dominación de pueblos enteros con repercusiones importantes en el
proceso de la identidad de los ciudadanos.
Dentro de esta perspectiva, en los actuales momentos la Educación Superior
Venezolana, tiene como objetivo formar profesionales, especialistas en determinadas
carreras, así como la promoción del mejoramiento profesional permanente, fomentar
la investigación, las artes y otras manifestaciones creativas del ser humano, así como
elevar el nivel cultural de los venezolanos, todo ello en beneficio de la formación de
los futuros ciudadanos en la conformación de una sociedad más humanista.
En la ley de Universidades se señalan las funciones de la Educación Superior
Venezolana en su artículo: docencia, investigación y extensión, esas funciones se
cumplen en proporciones muy diversas en las diferentes instituciones.
Hasta enero de 2002, cuando se crea el Ministerio de Educación Superior, la
Educación Superior venezolana dependía de un Ministerio que a lo largo de la
historia recibió diversos nombres: de Institución Pública, de Educación Nacional, de
xxii
Educación Cultura y Deportes, que hoy en día se denomina Ministerio del Poder
Popular para la Educación.
El sector universitario es coordinado por el Consejo Nacional de Universidades
(CNU) presidido por el Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior, e
integrado por los rectores de las Universidades Nacionales y Privadas, tres (3)
representantes, de los estudiantes, escogidos igualmente a razón de uno por cada
grupo de universidades, dos (2) profesores designados por el Congreso de la
República y un representante del CONICIT. También forman parte del Consejo, con
derecho a voz pero sin voto el Secretario permanente del Consejo, el Director de la
Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU) y el Director de la Oficina
Central de Orientación y Admisión a la Educación Superior (OCOAES), un (1)
representante del Ministerio de Finanzas y dos (2) Decanos de Facultad. Esto
significa que se trata de un organismo bastante complejo, con más de cuarenta (40)
miembros con derecho a voto y seis (6) con derecho solo a voz. Este cuerpo se reúne
de ordinario una vez al mes.
Al respecto, Morles, Medina y Álvarez (2003), señalan que la Educación
Superior en Venezuela es un conjunto heterogéneo y poco articulado de instituciones
que se han ido creando por razones muy diversas (presión social, razones políticas,
intereses comerciales o religiosos).
Las Instituciones de Educación Superior en Venezuela se clasifican en dos (2)
grandes categorías: (a) Universidades, (b) Institutos y Colegios Universitarios.
-
Universidades:
Nacionales
Autónomas,
Nacionales
Experimentales
y
Privadas.
-
Institutos y Colegios Universitarios: Institutos Politécnicos, Institutos
Pedagógicos, Institutos Universitarios de Tecnología, Colegios Universitarios,
Institutos Universitarios Eclesiásticos, Institutos Militares Universitarios e Institutos
de Investigación.
En la práctica, tal como señalan los citados autores Morles, Medina y Álvarez
(2003), las universidades se diferencian de otras instituciones de Educación Superior,
porque así las denomina el ente fundador o porque ofrecen estudios (pregrado y
xxiii
postgrado) lo cual no siempre es cierto. Las diferencias entre un tecnológico, un
colegio universitario, un pedagógico, un politécnico y las escuelas especializadas, son
aún más difíciles de identificar.
En la actualidad, las cifras estadísticas sobre cobertura escolar en los niveles
básicos; y el torrente publicitario de diplomados, especializaciones, maestrías y unos
pocos doctorados, al mismo tiempo que algunos avances en aplicaciones
informáticas, tranquilizan la conciencia de gobernantes y educadores, y reemplazan
cualquier esfuerzo encaminado a la difusión y conocimiento de los principios básicos
de la educación, conocimiento que abriría el camino para su amplia asimilación y
aplicación.
Parecería necesario, en las circunstancias actuales, no hacer una pausa en
cuanto a la expansión cuantitativa de la educación, pero sí promover en todos los
centros de pensamiento un momento y un espacio para reflexionar sobre que se debe
enseñar y con qué finalidades y propósitos se debe hacer, sobre las naciones que se
quiere construir, y los individuos que estas requieren.
Con respecto al papel que juega la orientación en este proceso, Quijada y
Quijada (S/F), señalan los siguientes hechos:
Pérdida de vigencia de la tradición Orientación Vocacional y Profesional
debido a los repentinos y permanentes cambios en el sistema socioeconómico y su
repercusión en el campo del trabajo.
Pérdida de pertinencia de la Orientación individual y de pequeños grupos
como consecuencia de la masificación de los servicios socioeducativos, ante la
exigencia de las grandes mayorías que reclaman su derecho a satisfacer sus
necesidades.
Profusión de metodologías que abarcan desde aquellas basadas en las teorías
psicológicas clásicas del mundo occidental (psicoanálisis, neopsicoanálisis,
behaviorismo) hasta las basadas en el pensamiento filosófico-religioso del mundo
oriental que ha dado origen al movimiento de la psicología transpersonal.
xxiv
Tendencia creciente a que la asistencia o ayuda que se ofrezca al individuo
trate de cubrir todos los componentes del sistema ecológico del comportamiento
humano donde él actúa e interactúa.
Los hechos anteriores exigen nuevos roles, nuevos programas y estrategias que
tiendan al logro de la finalidad última de la educación y por ende de la orientación, la
cual es: ayudar al individuo a crecer en autonomía, independencia y adaptabilidad,
como respuesta a la necesidad de prepararlos para enfrentar a un mundo futuro de
constantes y dramáticos cambios.
Se debe recordar que el hombre es una totalidad, un ser único y su formación
implica un proceso integral y continuo orientado a su crecimiento personal,
promovido mediante la práctica de valores que lo ayuden a ser, a sentir, a adquirir
sensibilidad, lograr las actitudes y aptitudes deseables para la convivencia plena con
los otros, discernir, dialogar, tolerar, opinar, respetar, compartir, porque tiene
conciencia de sus derechos y al mismo tiempo, se sabe con el deber de construir y
proponer sus ideas en la búsqueda del bien común, esto es, trabajando en solidaridad,
compartiendo responsabilidad, respetando la libertad, poniendo en práctica los
valores comunitarios con ética y moral en pro de una sociedad más activa,
participativa, que incorpore en la práctica los principios y valores que habían sido
relegados como el bien común, el respeto a la dignidad humana, la solidaridad y el
valor a la vida, habida cuenta de la trascendencia del proceso educativo en la
formación de capacidades y del desarrollo de potencialidades propios del ser humano.
De allí la necesidad de analizar y reflexionar sobre las circunstancias y el rol
que le corresponde a la educación del ciudadano hoy día, en la formación en valores,
dentro del marco constitucional actual que contempla nuevas estrategias y formas de
participación que no son ajenas a la educación y por consiguiente, el educador, como
sugiere Izquierdo (2000), “tiene, sin duda, una responsabilidad pública” (p. 78). En
efecto, la labor del docente está orientada a trasmitir unos conocimientos y una forma
de vida, unas maneras de ser y de hacer para el convivir que deberán conducir a los
educandos no sólo a desenvolverse bien en la sociedad que les toca vivir, sino que
puedan contribuir a mejorar la sociedad.
xxv
Lo anteriormente expuesto, es apenas una primera aproximación para abordar el
problema que implica lograr la transformación de la praxis pedagógica en promoción
del ejercicio de la participación, el debate de las ideas, la reflexión individual y
grupal en el ejercicio de la convivencia y la relación con sus semejantes, iguales y
adultos significantes, a respetar la diversidad, a compartir y renunciar a cosas, aceptar
debilidades entre otras cualidades que conforman lo que se llama el carácter de la
persona.
Todas estas cualidades propias de
una educación en valores desde una
perspectiva humanista, son vitales, dentro de un contexto inmerso de cambios y
transformaciones profundas en todos los ámbitos de la formación del individuo y
cuyo centro es el ser como persona. En este sentido, hay que resaltar que el proceso
de socialización y formación es inherente y no se puede soslayar de la dimensión
ética, indispensable para la construcción de una cultura humana. Hoy más que en
otros tiempos se aboga por la formación de la sensibilidad humana en un mundo
dominado por la violencia, la discriminación, el maltrato a otros seres incluyendo la
destrucción de lo humano y la naturaleza.
En atención a esto, esta investigación está orientada hacia la educación, la
formación y los valores en el ciudadano del siglo XXI, destacando la práctica de una
actividad que debe ser la tarea central de la educación que es la reflexión dirigida al
despertar de la conciencia colectiva y de la necesidad de acometer nuevas formas de
concebir al ser humano con proyección de futuro, considerando las circunstancias del
mundo en que vivimos al iniciar el presente milenio y desde una perspectiva holística
del proceso enseñanza-aprendizaje que funciona de manera coherente: educaciónformación-valores, como baluarte para la interiorización de la espiritualidad del ser
humano que lo guiarán hacia el despertar, en el convivir con otros en este tiempo.
Un aporte a este propósito es considerar que, en asuntos de la educación en
valores existe la necesidad de considerar situaciones emergentes
que pudieran
requerir otras formas de manejarlas o abordarlas sin depender de preceptos
preconcebidos o apoyadas en teorías. Sino más bien tratando de abordarlas con otras
ideas menos dogmáticas y abrirse pasos a otras posiciones teóricas más flexibles. De
xxvi
cualquier modo, resultan apreciables los intentos por cimentar propuestas de
educación incluyentes basadas en una comunidad libre que serviría de fundamento a
la comunidad moral misma. En todo caso, la comunidad moral que se expresa de
forma ética-empírica, sólo llega a ser posible mediante el vínculo de la normatividad
social.
Visto así, la norma se relaciona con todo aquello que permite establecer la
noción de comunidad. Cortina y Martínez (2008), señalan que La Educación Moral se
expresa en la posibilidad de propiciar el aprendizaje de valores morales como la
solidaridad, la libertad, la justicia entre otros, susceptibles de ser asumidos al tiempo
como obligaciones y derechos. A partir de estas obligaciones y derechos se edifican
las nociones de justicia. Una moralidad así cimentada requiere de tres (3) columnas:
(a) reconocer la subjetividad, comprometida con metas morales comunes, con el fin
de alcanzar valor prescriptivo; (b) asumir las condiciones sociales que respondan a las
relaciones intersubjetivas sobre la base del entendimiento; (c) formar un plano
normativo emergente que dé sustento a los acuerdos establecidos.
Todo ello es posible. Al constituirse la comunidad moral debe ésta entenderse
como una comunidad de sentido común, es decir, el modo de la Educación Moral se
encuentra en el apocamiento de la libertad a la que todos los seres humanos se
someten en el proceso formativo. Dicha libertad, que además se busca con la
esperanza de obtenerla a través de la educación, es reconocida por el respeto a los
límites y la autodeterminación.
Desde esta perspectiva, la práctica de la Educación Moral suele ser una tarea
compleja en estos tiempos. Sin temor a especulaciones, la tarea de practicarla se
convierte –para una gran mayoría de los seres humanos- en una diatriba entre lo
bueno y lo malo. Consecuentemente, si ciertos educandos presentan serias
dificultades para comprender el mundo circundante entre ambos términos y enfrentan
graves problemas para organizar en su contexto ciertos valores, también algunos
docentes se incluyen en esta realidad. En tales circunstancias, la compleja labor de la
actividad y de la puesta en práctica de la Educación Moral, dependerá de las
condiciones comunicativas que implican a su vez, desarrollar actividades complejas
xxvii
relacionadas con el contexto socio-cultural del ser humano. De allí, que supone
también cumplir con las exigencias institucionales de la vida escolar y social.
No obstante, a esa Educación en Valores no le basta con ser subsidiaria de una
perspectiva moral deontológica que pueda dar cuenta de su fundamentación. Desde el
punto de vista epistémico, como disciplina, requiere de un abordaje sistemático y de
construcciones teoréticas que le asignen la validez práctica y legitima sus
aplicaciones efectivas. El contexto de la Educación Moral requiere de reflexiones
organizadas en un cuerpo de ideas estables de conocimientos, en el cual se entrelacen
principios, intenciones y justificaciones sobre una plataforma argumentativanarrativa. Así, la orientación de competencias, actitudes y acciones morales podría
hallar las posibilidades de desarrollo con las cuales rebatir el relativismo moral.
Esta educación, entonces, implica una esfera procedimental que enlaza formas
de actuación mediante las cuales se esgrimen razones a favor de ciertos valores sobre
otros. Esto exige la apología de las acciones pedagógicas definidas por los maestros
y, por supuesto, la acción social ante el problema de los valores hegemónicos de la
cultura. Esto no implica la constricción de la libertad en los educandos. Sin embargo,
el respeto a la elección que ellos hacen al adscribirse a creencias y costumbres es
condición primigenia para llegar a acuerdos mínimos que permitan, a su vez, crear
visiones éticas del futuro.
Es obvio advertir que existe diversidad de posturas acerca del conocimiento de
la Educación en Valores tanto desde el punto de vista social, como desde el punto de
vista cultural, filosófico, científico, religioso, político, entre otros. Por ello, la
Educación en Valores que se desea estudiar, confronta distintas perspectivas sociales.
Visto así la aproximación educativa al fenómeno moral se encuentra lejos de
satisfacer exigencias pedagógicas absolutas.
Es por ello que, ningún modo de educar moralmente puede ser independiente de
las percepciones morales que guían el comportamiento de las personas
cotidianamente o de los principios legales en una sociedad. Tener en cuenta estos
referentes sociológicos, remite a un sentido contextual de la Educación en Valores.
xxviii
Además, cualquier intento epistémico sobre la educación moral precisa de razones
y supuestos en los que se base la teoría y la práctica.
Del mismo modo, se asume que las abstracciones y representaciones míticas,
religiosas y filosóficas del mundo perciben formas específicas de acción. Tales
sistemas de ideas permiten a los colectivos humanos interiorizar costumbres, hábitos,
valores, formas de proceder. En otras palabras, ideologías y tradiciones a partir de las
cuales los individuos, en ciertos momentos de su historia, han cometido errores,
aunque en otras ocasiones, se les exige asumir responsabilidades de sus acciones y
decisiones. Para esta tarea resulta fundamental la construcción de criterios morales
universales, de distinción entre lo correcto e incorrecto, entre lo justo y lo injusto.
Las instituciones educativas son entidades en las que interactúan una serie de
sujetos con diferentes niveles de responsabilidad, de actuaciones directas, de
configuración de un entorno específico. Se habla de las instituciones de educación
como institución educadora, pero cumplirá únicamente este papel, si las personas que
intervienen en su planificación y ejecución pretenden realmente unos efectos
educativos. Es decir, si se han propuesto unos fines educativos y todos los elementos
que intervienen en esa organización, se han diseñado para el logro de esas metas. Por
ello, más que examinar el sentido y la función de las instituciones educativas, será
necesario analizar la actuación de los diferentes profesionales que intervienen en ellas
y su complementariedad con las actuaciones educativas de la familia.
Guzmán (2005), señala al respecto que toda institución de educación ha
desempeñado siempre un papel definido a lo largo de su ya larga historia, en el que se
destacan como funciones esenciales:
1.
La transmisión de la cultura específica de la sociedad en la que está enclavada.
2.
La ayuda a la integración y adaptación de cada alumno a esa comunidad,
por lo que enseñarán las normas, las pautas de conducta…propias de esa
sociedad.
3.
El desarrollo de destrezas específicas dirigidas al desarrollo personal y
profesional.
xxix
4.
La aportación de la posibilidad de convivir con los iguales y con los adultos
en espacios comunes reglamentados.
Además, en las instituciones educativas debe pretenderse promover los
elementos básicos para desarrollar las capacidades específicas de cada uno de sus
alumnos, a la vez que integrarles en la comunidad en la que viven; aportar la cultura
que le va a dar las coordenadas básicas para desarrollar y afianzar su identidad, para
interactuar y convivir con los demás, a la vez que les transmite el bagaje necesario
para afrontar su vida a lo largo de las diferentes etapas vitales; y otorgar el marco de
referencia básico, gracias al cual sabemos interpretar la realidad y, de este modo,
actuar en nuestro contexto.
Pero el problema con el que se enfrentan hoy en día las instituciones educativas,
es que parte de estas funciones siempre las ha compartido con otros actores
educadores, especialmente con la familia, cuestión que en la actualidad no sucede así,
aparte de que ha pasado de ser una entidad socialmente valorada y respetada, a ser
objeto de crítica, cuestionando su autoridad. A la vez, el déficit socializador con el
que hoy acceden los alumnos a los centros educativos, es significativo, lo que
conlleva que ésta se vea forzada a replantearse de nuevo sus funciones, no porque le
añadan roles nuevos, sino porque debe establecer cómo llevar a cabo muchos de los
contenidos básicos de formación, cuando a lo largo de décadas los ha compartido.
Por otro lado, los medios de comunicación social, las tecnologías de la
información y la comunicación, se han consolidado como auténticos rivales en el
ámbito educativo, ya que están planteando contenidos y canales de comunicación
mucho más atractivos. Estamos ante una auténtica socialización divergente, cuyo
desarrollo extremo podría poner en peligro la mínima cohesión social, ya que vivimos
en una sociedad pluralista, en la que los distintos grupos sociales, con potentes
medios de comunicación a su servicio, defienden modelos contrapuestos de
educación, en los que se da prioridad a valores distintos, cuando no contradictorios.
En la actualidad, esta contraposición entre espacios educativos es uno de los
aspectos más difíciles de solucionar, por lo que las instituciones se han convertido en
el escenario de actitudes, de expectativas, de disposiciones políticas, sociales,
xxx
personales, de prácticas, de conductas y demandas tan encontradas y tan dispares, que
cada uno de los pasos del proceso general de la enseñanza, se ha transformado en una
encrucijada de solución difícil y casi siempre conflictiva, mientras que otros espacios
educativos no son atendidos con estos mismos criterios y exigencias.
Al mismo tiempo, la conmoción que ha supuesto esta extensión de la enseñanza
a todos, está todavía afectando al modo de plantear y enfrentarse con los problemas
que se dan en ella. La situación actual carece de precedentes históricos, supone el fin
de un sistema basado en la exclusión, y configura una nueva concepción del sistema
de enseñanza que aún no se valora en su justa medida, porque todos los directivos y
docentes actuales han sido educados en el anterior sistema educativo, y al carecer de
otras referencias, tienden inevitablemente a comparar los problemas actuales con
situaciones anteriores, sin entender, que la generalización de la enseñanza al cien por
ciento de la población, supone un cambio cualitativo que modifica los objetivos, las
formas de trabajo y la esencia misma del sistema.
Esto exige que el primer paso a dar estribe en que la educación recupere la
confianza en sí misma, su puesto en la sociedad actual, su peso en el desarrollo de
cada individuo, sin suplantar ni reemplazar funciones de otros actores educadores. Es
muy probable que el problema educativo sea que aún vive en el pasado, porque el
presente en el que se desenvuelve, es ya profundamente diferente de la realidad en
respuesta a la cual ha sido concebida.
En atención a todo lo planteado, se considera necesario destacar que toda
institución educativa debe recuperar su rol de liderazgo, su responsabilidad continua
siendo la de formar personas, ciudadanos y profesionales autónomos, modernos,
responsables de sus decisiones, coherentes, competentes, que sepan respetar otras
manifestaciones e ideas diferentes a las suyas, que sepan colaborar y participar en un
proyecto común.
En este sentido surge la siguiente inquietud: ¿De qué manera el Docente desde
su práctica pedagógica puede reforzar y fomentar la Educación en Valores como
parte de la formación integral del educando?
xxxi
De ahí que hoy en día la dinámica de cada una de las instituciones educativas
debe ser diferente, sencillamente porque el grupo de alumnos que acuden a ella son
diferentes y porque tienen la responsabilidad de desarrollar un proyecto educativo, en
el que convergen docentes, alumnos y familias.
Objetivos de la Investigación
Objetivo General
Construir una Aproximación a un Modelo Teórico de la Formación en Valores
para la Ciudadanía Global.
Objetivos Específicos
Analizar la Orientación Educativa como elemento fundamental del proceso
educativo en la formación de valores.
Conceptualizar las implicaciones de la formación en valores hacia una
Educación Integral.
Explicar los elementos que requiere la educación para la ciudadanía del Siglo
XXI.
Justificación de la Investigación
La educación como fenómeno social es una de las actividades más complejas
del ser humano, tal como señala Albornoz (2001), porque a través de ella se forman
los individuos y al mismo tiempo se construye la sociedad. En tal sentido, si es a
través de la educación como se formará ese nuevo individuo que requiere la nueva
sociedad y si esa sociedad está con crisis, es lógico suponer que también la
educación, como órgano de la sociedad, está en crisis.
En Venezuela, se habla de crisis social y crisis educativa. En el proceso
educativo, el docente como orientador y el orientador específicamente son factores
xxxii
determinantes en la formación del ciudadano que requiere el país para el presente
siglo.
Lo planteado justifica plenamente la realización del estudio, ya que si se desea
que ocurra un cambio en la calidad de la educación son los orientadores y los
docentes los llamados a propiciar esa transformación, a través de su capacidad,
motivación, poder de animación y liderazgo.
De ahí, que con el análisis que aquí se presenta se aspira destacar la importancia
que tiene la necesidad de innovaciones pedagógicas que propicien, no solo el
aprendizaje de conceptos, teorías y proceso, sino el aprendizaje y adquisición de
valores humanos, que formen una sociedad de coexistencia, es decir, cooperación,
ayuda, conservación y buen uso de la propiedad común, de los recursos naturales.
Esta teoría pretende ser un aporte significativo y original a la Teoría del
Desarrollo del Juicio Moral de Kohlberg (1981-1982), la cual propone uno de los
métodos más utilizados actualmente para educar la voluntad para obtener una
conducta adecuadamente moral, que permitirá a los docentes y estudiantes de
educación formar moralmente el recurso humano que el país necesita, con nuevos
modelos de vida, revitalizando los valores que deben dar consistencia a la sociedad.
El aporte teórico otorgará a los docentes de educación, la posibilidad de utilizar
estrategias metodológicas adecuadas para educar en valores y poder afrontar las
dificultades que presentan las nuevas exigencias de una sociedad emergente; así
mismo, este aporte licenciará a los docentes para responder a las necesidades y
expectativas actuales sobre la educación en valores, ya que constituye la base de los
modelos utilizados que deben conducir a la formación integral de personas, quienes
reciben la influencia de sus docentes, a través de su actuación diaria en el aula de
clase y del diálogo crítico que, como método didáctico, se convierte en el fermento
metodológico más adecuado para la educación moral en esta época.
Finalmente este estudio es importante porque existe un vacío académico en el
proceso educativo y en consecuencia en la sociedad lo cual a decir de Guzmán
(2005), se explica por la escasa educación moral y porque en el vínculo sociedadeducación está el destino del hombre y son los docentes los llamados a transformarla
xxxiii
y, por ende, a estrechar los lazos entre ambas, así mismo, porque existe la necesidad
de educar la moral dentro del ámbito académico y, es por ello, que la educación debe
asumir la propuesta de formación de ciudadanos con una educación integral, en donde
es necesario educar las actitudes de convivencia, lo cual debe realizarse
esencialmente durante el acto docente.
Esta misma exigencia es compartida por la Declaración Mundial sobre la
Educación en el Siglo XXI: Visión y Acción. UNESCO (1998), presidida por Delors,
donde se expresa:
En los albores del nuevo siglo, se observa una demanda de educación sin
precedentes, acompañada de una gran diversidad de la misma, y una
mayor toma de conciencia de la importancia fundamental que la educación
reviste para el desarrollo sociocultural y económico y para la construcción
del futuro de cara al cual las nuevas generaciones deberán estar preparadas
con nuevas competencias y nuevos conocimientos e ideales. (p. 1).
Partiendo de este preámbulo, el documento coloca a la educación como
responsable de hacer frente a imponentes desafíos para emprender la transformación
y renovación, para que la sociedad que vive cambios radicales y una profunda crisis
de valores, pueda trascender, por encima de las consideraciones económicas o de otra
índole, y así asumir las verdaderas dimensiones éticas y morales. De igual modo, esta
contribución teórica es importante porque pretende la formación de un ciudadano
crítico y apto para vivir en una sociedad democrática, justa y libre, capaz de captar la
realidad y participar consciente y solidariamente, con ética en los procesos de
transformación social.
Por otra parte, la recopilación y el análisis teórico, que aquí se presenta
servirán de soporte y orientación para el estudio del tema de la formación en valores
para la coexistencia del tercer milenio que cada vez se hace más difícil por el
aumento de la población y el deterioro de los recursos naturales.
Así mismo, este trabajo podrá servir de referencia para orientadores y docentes,
así como cualquier otro profesional interesado en el tema de la formación en valores.
xxxiv
CAPÍTULO II
IMPLICACIONES TEÓRICAS DEL HECHO SOCIOEDUCATIVO EN ESTUDIO
Antecedentes de la Investigación
Siendo la orientación un proceso mediante el cual se ayuda al individuo a
alcanzar la auto comprensión y la autodirección que le permitan lograr el máximo
ajuste al hogar, a la escuela y a la comunidad donde se desenvuelve, así mismo y de
acuerdo a los requerimientos del presente siglo, los debe orientar también hacia la
coexistencia planetaria, son muchos los trabajos que se han realizado acerca de este
tema.
Por su parte, Lizarraga (2005), en su trabajo titulado La Nueva Dimensión del
Proceso de Orientación en el marco de la Reforma Educativa, presentado a la
Universidad Bicentenaria de Aragua, para optar al título de doctor en Ciencias
de la Educación, destaca que la realidad que trasciende en este marco contextual,
es la necesidad de hacer hincapié en un proceso de orientación que genere
nuevos escenarios, desde una perspectiva sistémica que medie en el desarrollo de las
competencias para la vida individual, familiar, social, comunitaria y mundial.
Así mismo, señala que el orientador de estos tiempos tiene que redimensionar el
concepto amplio y social de la orientación, y abordarlo desde una visión global,
interdisciplinaria y transdisciplinaria, a través de la integración y participación a fin
de promover el desarrollo de personas autónomas, críticas e independientes, capaces
de construir una sociedad mediante transformaciones socialmente justas y
liberadoras.
El trabajo de Lizarraga (2005), guarda estrecha relación con el que aquí se
presenta, ya que enfatiza el desarrollo de las competencias para la vida desde el
punto de vista individual, familiar, social, comunitario y mundial, tal como se planea
en esta investigación con respecto a las dimensiones del ser humano como individuo,
sociedad y especie.
xxxv
Al respecto, se reporta la investigación realizada por De Leones (2008), titulada
Aproximación Teórica-Critica de la relación ética, ideológica y pedagógica de la
Educación Moral en el Docente de Educación Primaria. En este trabajo se plantea que
el problema de la Educación en Valores, pareciera ser metodológico. Es decir, si el
docente educa en valores con la intención de comunicar o informar, o si lo hace como
en medio para demostrar una actitud.
Así mismo, la autora del trabajo señala que desde esta perspectiva, la práctica
de la Educación Moral suele ser una tarea compleja. Sin temor a especulaciones, la
tarea de practicarla se convierte –para una gran mayoría de los seres humanos- en una
diatriba entre lo bueno y lo malo. Consecuentemente, si ciertos educandos
presentan serias dificultades para comprender el mundo circundante entre ambos
términos y enfrentan graves problemas para organizar en su contexto ciertos valores,
también algunos docentes se incluyen en esta realidad. En tales circunstancias, la
compleja labor de la actividad y de la puesta en práctica de la Educación Moral,
dependerá de las condiciones comunicativas que implican a su vez, desarrollar
actividades complejas relacionadas con el contexto socio-cultural del ser humano. De
allí, que supone también cumplir con las exigencias institucionales de la vida escolar
y social.
La relación que guarda este trabajo, con la presente investigación, se refiere al
énfasis y la importancia que allí se le otorga a la labor del docente, como promotor en
la formación moral de los estudiantes, situación que se analiza ampliamente en este
trabajo, señalando la institución escolar como factor fundamental en ese proceso.
Otro trabajo que también guarda relación con el que aquí se presenta, es el de
Castillo (2009), donde señala que al orientador se le asigna una función basada en las
tendencias humanísticas, que interactúe con las bases sociales y psicológicas del
estudiante, por lo que debe desempeñarse como planificador, asesor, consultor,
coordinador de acciones e investigador. El diagnóstico realizado arrojó resultados
poco satisfactorios, en atención a ello se concluye que el proceso de orientación
educativa en las instituciones estudiadas presentan fallas y se concluye el trabajo con
xxxvi
la elaboración de un modelo para la redimensión del rol del orientador en el marco
del nuevo proyecto educativo, sustentado en la educación como continuo humano.
Al igual que los anteriores, este trabajo titulado Redimensión del Rol del
Orientador en el marco del Nuevo Proyecto Educativo, sustentado en la Educación
Básica como continuo Humano, le atribuye una tendencia humanista al proceso de
orientación, lo que también se destaca de manera importante en esta investigación,
cuando se toma como eje de la misma al ser humano como individuo en formación,
que pertenecen a un grupo social con el cual debe convivir.
Finalmente, se puede señalar que todas las investigaciones que se citaron
estudian y analizan lo que debe ser el proceso de orientación tal como está
teóricamente concebido, hacia la formación integral para la vida de los seres humanos
en el planeta.
Teorías
Los ejes temáticos del presente estudio referidos específicamente al individuo
como ser social, sus valores, la participación, convivencia en el grupo al cual
pertenecen. Por otra parte, la realidad social en toda su complejidad requiere el
desarrollo de un pensamiento complejo, por lo que es necesario educar para la
complejidad.
Por ello se toman como teorías básicas para el desarrollo de la presente
investigación, la Teoría de la Ciudadanía (Cortina, 1997), y la Teoría de la
Complejidad (Morín, 2003).
La Teoría de la Ciudadanía
Se exponen aquí los conceptos teóricos de Cortina (1997), donde plantea que
la realidad de la ciudadanía, se refiere al hecho de saberse y sentirse ciudadano de una
comunidad y por ello los individuos se pueden motivar a trabajar por ella. En este
concepto están involucrados dos (2) aspectos: el lado racional, se refiere a una
sociedad que debe ser justa para que sus miembros perciban su legitimidad y el lado
xxxvii
oscuro, representado por esos lazos de pertenencia que no hemos elegido, sino que
forman ya parte de nuestra identidad, esto significa que nadie elige en qué país nacen
y debe asumirlo con los usos y costumbres que la nacionalidad implica.
Parece, que la racionalidad de la justicia y el sentimiento de pertenencia a una
comunidad concreta han de ir a la par, si deseamos asegurar ciudadanos plenos y a la
vez una democracia sostenible. La ciudadanía es un concepto mediador porque
integra exigencias de justicia y a la vez hacen referencia a los que son miembros de la
comunidad, une la racionalidad de la justicia con el calor del sentimiento de
pertenencia. Por eso, elaborar una teoría de la ciudadanía, ligada a las teorías de
democracia y justicia, pero con una autonomía relativa con respecto a ellas, sería uno
de los retos de nuestro tiempo. Porque una teoría semejante podría ofrecer mejores
claves para sostener y reforzar una democracia postliberal también en el nivel de las
motivaciones: una democracia en que se den cita las exigencias liberales de justicia y
las comunitarias de identidad y pertenencia.
Construir una teoría de la ciudadanía que satisfaga los requisitos exigidos por
conocimientos actuales de justicia y pertenencia, una noción de ciudadanía capaz de
motivar a los miembros de una sociedad a prestar su adhesión a proyectos comunes
sin emplear para ello recursos embaucadores, exige enfrentar un conjunto amplio de
problemas, heredados a menudo, y nuevos en ocasiones.
Así mismo, Cortina (1997), presenta las distintas facetas de la ciudadanía:
1.
La ciudadanía es un concepto con una larga historia en la tradición occidental,
que tiene en su origen una doble raíz, la griega y la latina. Esta doble raíz, más
política en el primer caso, más jurídica en el segundo, puede rastrearse hasta nuestros
días en la disputa entre distintas tradiciones, como son la republicana y la liberal, la
propia de una democracia participativa y de una representativa.
2.
La noción de ciudadanía que se ha convertido en nuestros días en canónica es
la noción de ciudadanía social, que sólo el Estado del Bienestar ha sido capaz de
satisfacer, por muchas deficiencias que haya podido mostrar. Las dificultades por las
que atraviesa esta forma de Estado despiertan serias sospechas de que no vayan a
xxxviii
rebajarse las exigencias que plantea la noción de ciudadanía social. Un Estado de
Justicia parece hacerse imprescindible.
3.
La noción de ciudadanía, habitualmente restringida al ámbito político, parece
ignorar la dimensión pública de la economía, como si las actividades económicas no
precisaran una legitimación social, procedente de ciudadanos económicos.
4.
Curiosamente, la sociedad civil, que parece en principio ajena a la idea de
ciudadanía por referirse precisamente a lazos sociales no políticos, se presenta hoy
como la mejor escuela de civilidad, desde lo que se ha llamado el argumento de la
sociedad civil. Consiste tal argumento en afirmar que es en los grupos de la sociedad
civil, generados libre y espontáneamente, donde las personas aprenden a participar y
a interesase por las cuestiones públicas, ya que el ámbito político les está en realidad
vedado. La sociedad civil será, pues, desde esta perspectiva, la auténtica escuela de
ciudadanía. En este sentido se habla de una ciudadanía compleja, mientras que en
nuestro trabajo trataremos de ir algo más lejos y hablar de ciudadanía civil.
5.
La ciudadanía propia de un Estado nacional parece quebrarse desde las
exigencias de las ideologías grupalistas, se refieran tales ideologías a la coexistencia
de grupos con distintas culturas, o a otros tipos de grupos sociales. En el primer caso,
se presenta el problema de generar una ciudadanía multicultural o bien, como se hará
en este trabajo, una ciudadanía intercultural en el segundo caso, las exigencias de los
distintos grupos sociales parecen reclamar lo que ha llamado Young una ciudadanía
diferenciada.
6.
Las tradiciones universalistas –liberal y socialista- exigen encarnar una
ciudadanía cosmopolita, que trasciende los marcos de la ciudadanía nacional (propia
del Estado nacional) y la transnacional (propia de las uniones entre los Estados
nacionales, como es el caso de la Unión Europea). Habida cuenta de que la idea de
ciudadanía nos liga especialmente a una comunidad política, la ciudadanía
cosmopolita es un ideal en principio extraño, que exige superar todas las barreras. Y,
sin embargo, desde las tradiciones ético-políticas universalistas es el que sigue dando
sentido a todas las realizaciones éticas y políticas.
xxxix
7.
Por último, la ciudadanía, como toda propiedad humana, es el resultado de un
quehacer, la ganancia de un proceso que empieza con la educación formal (escuela) e
informal (familia, amigos, medios de comunicación, ambiente social). Porque se
aprende a ser ciudadano, como a tantas otras cosas, pero no por la repetición de la ley
ajena y por el látigo, sino llegando al más profundo ser sí mismo.
La ciudadanía es primariamente una relación política entre un individuo y una
comunidad política, en virtud de la cual el individuo es miembro de pleno derecho de
esa comunidad y le debe lealtad permanente. El estatuto de ciudadano es, en
consecuencia, el reconocimiento oficial de la integración del individuo en la
comunidad política, comunidad que desde los orígenes de la Modernidad cobra la
forma de Estado nacional de derecho. El vínculo político en que consiste constituye
un elemento de identificación social para los ciudadanos y es uno de los factores que
constituyen su identidad.
Así mismo, el ciudadano es miembro de una comunidad política,
participa activamente en ella. Desde esta perspectiva el ciudadano es el que se ocupa
de las cuestiones públicas y no se contenta con dedicarse a sus asuntos privados. Sabe
que la deliberación es el procedimiento más adecuado, no la violencia ni la
imposición.
En tal sentido, Cortina (1997), señala que la socialización es la capacidad de
convivencia, pero también es participar en la construcción de una sociedad justa, en la
que los ciudadanos puedan desarrollar sus cualidades y adquirir virtudes. Por eso el
que se recluye en sus asuntos privados acaba perdiendo no solo su ciudadanía real,
sino también su humanidad.
La Teoría de la Ciudadanía se tomó como teoría de apoyo para sustentar la
investigación que aquí se presenta, ya que está relacionada porque si estamos
estudiando la formación de un individuo, se requiere que esa educación sea
suministrada en el contexto al cual pertenece, siempre apegada a las bases propias de
una constitución republicana, como son la libertad, la igualdad y la independencia.
xl
La Teoría de la Complejidad
La Teoría de la Complejidad (Morín, 2003), actualmente las sociedades están
dirigidas por el paradigma analítico mecanicista en el que se ha ido forjando la
cultura dominante del mundo occidental desde el siglo XVII. Por ello, la escuela,
como institución destinada a la reproducción de esta cultura en las nuevas
generaciones, está diseñado de tal modo que respira por sus cuatro (4) costados esa
compartimentación propia del pensamiento analítico, llegando a envolver al
alumnado de tal modo que ninguna otra aproximación se considera posible. Mientras
que el pensamiento analítico pretende simplificar la complejidad de la realidad con
una aproximación analítica, la educación holística pretende hacer frente a esta
visión compartimentada y empobrecedora de la realidad mediante formas de
aproximación de carácter holístico, que conllevan el establecimiento de relaciones
entre las disciplinas y temáticas escolares, y de este modo busca abordar la realidad
en toda su complejidad. Esto significa que el holismo promueve educar para la
complejidad.
Principios del pensamiento complejo. El paradigma sistémico, holístico o
ecológico se va nutriendo de las aportaciones que finalmente están conduciendo al
pensamiento transdisciplinario, el pensamiento complejo propuesto por Morín (2003),
sobre la base de las aportaciones de la Teoría de la Información, la Cibernética y la
Teoría General de Sistemas, siendo recientemente enriquecida con las implicaciones
de la Teoría del Caos.
La Teoría General de Sistemas es una nueva visión metateórica y
transdisciplinar de los procesos, tanto naturales como humanos, por la que se
considera que todos los elementos de la realidad física son sistemas, compuestos a su
vez por subsistemas menores e integrados, e incluidos de una forma jerárquica e
interdependiente en sistemas más amplios, de tal suerte que el todo es algo más que la
mera suma de sus partes: las propiedades de un sistema no pueden reducirse a las
propiedades de los subsistemas que lo componen. En resumen, la Teoría General de
Sistemas se apoya en los siguientes principios, señalados por Yus Ramos (2001):
xli
1.
Principio de organización. Un sistema funciona de forma semejante, que no
igual, a otros sistemas.
2.
Principio de totalidad. Un sistema no tiene un funcionamiento determinado
por completo, sino que está sujeto a una cadena causal o lógica causal. Por tanto,
dependiendo de si se producen alteraciones de un tipo u otro, se desencadenará una
cascada de consecuencias que harán que el sistema se reajuste, variando su
funcionamiento para conseguir de nuevo el equilibrio. Es decir, los sistemas se
autorregulan.
3.
Principio de evolución. Un sistema se mantiene en el estado más estable frente
a lo que le afecta, y tiende al estado de máximo equilibrio, lo que permite su
evolución para conseguir un nuevo equilibrio ante una variación externa.
4.
Principio de complementariedad. Aspectos distintivos de una misma realidad
son complementarios.
5.
Principio de incertidumbre: No es posible obtener un conocimiento total de
todos los parámetros de un sistema físico, ya que cualquier técnica de observación
modifica el sistema.
6.
Principio de multicausalidad. Las relaciones inter e intrasistémicas pueden
considerarse como el resultado conjugado de muchas causas susceptibles de
definición y hasta cierto punto de medición.
7.
Principio de interdependencia: Todo sistema depende, en cierta medida, de
otros sistemas. No se pueden entender los flujos de materia y energía si no se
consideran las interdependencias entre sistemas.
8.
Principio de interacción. La actuación o el comportamiento de cada
subsistema se difunden por el sistema entero, aunque con distinta intensidad según
sean los canales de información, el condicionamiento del mismo, entre otros.
Se trata, pues, de una teoría que se opone radicalmente a la visión cartesiana de
la realidad, al prestar atención a la totalidad.
Para O’Connor y McDermott (1998), los sistemas son entidades cuya existencia
y funciones se mantienen como un todo por la interacción de sus partes. El
comportamiento de un sistema depende de la estructura global: si se cambia la
xlii
estructura, se modifica el comportamiento del sistema. Así pues, un sistema es un
conjunto de partes que funcionan como una sola entidad. Puede estar compuesto de
muchas partes más pequeñas o ser él mismo parte de un sistema mayor. De esta
definición de sistema, O’Connor y McDermott (1998), infieren algunas características
básicas propias de este tipo de estructuras:
- Un sistema tiene propiedades distintas de las partes que lo componen. Estas
propiedades se llaman propiedades emergentes, pues emergen del sistema como
conjunto (y no de alguna de sus partes) cuando está en acción. No se pueden predecir
las propiedades de un sistema dividiéndolo en sus partes.
- Dado que las propiedades de un sistema surgen del conjunto del sistema, y no
de sus partes, si lo descomponemos, perderemos sus propiedades. Mientras que el
análisis sirve para conocer, no sirve para comprender las propiedades del sistema, de
ahí que necesitemos de la síntesis, que nos permite ver al sistema en acción como un
todo, y de este modo comprenderlo.
- Todo sistema se fundamenta en la interacción de las partes que lo forman, en
consecuencia, las relaciones entre las partes y su influencia mutua, esto es, su
complejidad dinámica, son más importantes que la cantidad de partes o el tamaño de
las mismas. Un sistema muy complejo será el que tenga muchas partes o subsistemas
que puedan cambiar a diferentes estados al interactuar unos con otros. Todas las
partes de un sistema son dependientes entre sí, de modo que la forma en que se
relacionan unas con otras les da capacidad para influir en todo el sistema.
- Los sistemas complejos están trabados por muchos vínculos, por lo que suelen
ser muy estables. Cuanto más cambien de estado las partes y formen alianzas, y
cuantas más conexiones haya entre las partes, mayor será la complejidad dinámica del
sistema. Las partes mostrarán resistencia al cambio porque implica que ellas también
tendrán que cambiar.
- La estabilidad de un sistema depende de muchos factores: el tamaño, la
cantidad y diversidad de los subsistemas que abarque, y el tipo y grado de
conectividad que exista entre ellos. La estabilidad global es un aspecto positivo, pero
provoca una fuerte resistencia al cambio. Cuando un sistema se encuentra bajo
xliii
presión durante un tiempo suficientemente prolongado, o bien cuando se comprende
bien el sistema y las conexiones apropiadas y se le aplica el principio de palanca,
puede desplomarse de repente.
- Cuando se cambia una parte, la influencia se propaga como ondas de una
piedra al tirarla a un estanque, afectando a otras partes alejadas del punto del cambio
original, produciendo efectos secundarios. Si conocemos el sistema, podremos
predecir sus efectos y modificarlo para obtener efectos positivos y reducir en lo
posible los negativos.
- El pensamiento complejo es un pensamiento en círculo más que un
pensamiento en líneas rectas. Al cambiar una de las partes, el efecto se propaga a
todas las demás que experimentan un cambio y, a su vez, terminan afectando a la
parte original, de modo que la influencia vuelve, ya modificada, a la parte original,
generando un bucle de realimentación (o retroalimentación). La realimentación es una
reacción del sistema que se regenera en forma de estímulo, o la información devuelta
que influye en un paso siguiente. Este proceso puede ser de dos tipos: de refuerzo
(cuando los cambios en todo el sistema se realimentan para amplificar el cambio
original, produciendo más cambios en la misma dirección) y de compensación
(cuando los cambios registrados en todo el sistema se oponen al cambio original para
amortiguar el efecto).
- Todos los sistemas tienen un objetivo, aunque sea el de la mera supervivencia.
El objetivo de un sistema es su estado deseado, cuando el sistema se encuentra en
reposo o en equilibrio. La realimentación de compensación sirve para reducir la
diferencia entre dónde se encuentra un sistema y dónde debería encontrarse,
dirigiendo al sistema hacia su objetivo.
- La realimentación genera cadenas de causa y efecto en las que cada acción
influye en la siguiente, de modo que causas y efectos forman círculos de tal manera
que lo que era causa luego se convierte en efecto, es decir, la causa del presente da
lugar al efecto del futuro. La proalimentación describe un efecto ligeramente distinto:
cuando el efecto anticipado del futuro, que todavía no ha tenido lugar, genera la causa
del presente, que, de no ser así, no se hubiera producido. Es decir, la proalimentación
xliv
crea premoniciones o expectativas que tienden a modificar el sistema para que se
cumplan.
- La realimentación es un círculo, y lleva su tiempo recorrerlo entero. Esto
significa que los efectos pueden aparecer tiempo después de la causa. Cuando no
tenemos en cuenta los desfases de tiempo, evaluamos demasiado pronto el éxito de
nuestras estrategias, sin comprobar todas sus consecuencias. Cuanto mayor es la
complejidad dinámica de un sistema, más tiempo tardará la realimentación en
recorrer la red entera de conexiones. Si no se tienen en cuenta estos retrasos, pueden
producirse oscilaciones o reacciones excesivas.
Para Morín (2003), la complejidad es un concepto propuesto por Von
Neumann, enlazado con los fenómenos de auto-organización. Pero, contrariando
nuestro deseo de encontrar paradigmas alternativos, la complejidad es una palabraproblema, no una palabra-solución, ya que indica más una forma de dialogar con la
realidad que una forma de simplificar la realidad y abarcarla en su totalidad
(completud), pues el conocimiento completo es imposible. El pensamiento complejo
está animado por una tensión permanente entre la aspiración a un saber no parcelado,
no dividido, no reduccionista, y el reconocimiento de lo inacabado e incompleto del
conocimiento.
Nace de la toma de conciencia de la ceguera del conocimiento en la
cultura occidental, provocada por lo que llamó el paradigma de la simplicidad,
heredera del racionalismo cartesiano, que ha ido desarrollando, bajo un
principio de disyunción, supuestas dualidades como la mente y el cuerpo, el
sujeto y el objeto, la filosofía y la ciencia, la biología y la física, entre otros.
Como consecuencia de esta disyunción, aparecen nuevas simplificaciones, como la
reducción de lo complejo a lo simple (ej. lo biológico a lo físico; lo humano a lo
biológico, entre otros) y una especie de frenesí por encontrar la simplicidad de la
unidad tras la complejidad cosmológica. Se ha ido buscando la simplicidad
eliminando el ruido de fondo, el azar, el desorden, la ambigüedad y la incertidumbre.
Sólo el pensamiento complejo nos permitirá civilizar nuestro pensamiento y salir de
la prehistoria.
xlv
Morín (2003), trata de destacar la complejidad de la noción de unidad múltiple,
de forma que la complejidad escapa de la unidad abstracta, tanto por lo bajo
(reduccionismo) como por lo alto (holismo). La complejidad es la unión de la
simplicidad con la complejidad; la unión de los procesos de simplificación,
jerarquización, separación, reducción, con los contra-procesos que implican
comunicación y articulación de lo disociado. Es decir, la complejidad escapa de la
alternativa entre el pensamiento reductor, que no ve más que los elementos de un
todo, y el pensamiento globalizador u holístico, que no ve más que el todo. El
paradigma de la simplicidad o bien separa lo que está ligado (disyunción), o bien
unifica lo es que diverso (reducción), no admitiendo que lo uno puede ser lo
múltiple, sin llegar a disolverse en él, y que lo múltiple será, al mismo tiempo, parte
de lo uno.
Según Morín (2003), la complejidad es un fenómeno cuantitativo, una cantidad
extrema de interacciones e interferencias entre un número muy grande de unidades.
También comprende incertidumbres, indeterminaciones, fenómenos aleatorios. Es
una mezcla de orden y desorden, la caja negra que soslaya la Cibernética. Admite una
cierta
ambigüedad
en
la
relación
sujeto/objeto,
orden/desorden,
auto/heteroorganización. No oculta la existencia de fenómenos inexplicables fuera del
cuadro complejo que permite su aparición. Es una realidad a la que no se ajusta el
aparato lógico-matemático que disponemos actualmente. Para su estudio, no admite
partir de lo elemental, sino avanzar en diferentes niveles de complejidad creciente en
cuanto a auto-organización, hasta alcanzar el problema humano, la antropología,
como una hipercomplejidad. Para Morín (Ob. Cit), el pensamiento complejo descansa
en tres (3) principios:
1.
El principio dialógico. Los opuestos antagónicos se suprimen mutuamente
pero, en ciertos casos, colaboran o complementan, y producen organización y
complejidad, permitiendo el mantenimiento de la dualidad en el seno de la unidad.
2.
El principio de recursividad organizada. Los productos y los efectos son, al
mismo tiempo, causas y productores de aquello que los produce, en un ciclo autoconstitutivo. Esta idea rompe con la noción lineal de causa/efecto del cartesianismo.
xlvi
3.
El principio hologramático. No sólo la parte está en el todo, sino que el todo
está en la parte. Lo que adquirimos como conocimiento de las partes, reentra sobre el
todo. Se enriquece al conocimiento de las partes por el todo y del todo por las partes.
Morín (2003), aboga por un reencuentro entre Humanismo y Ciencia en un todo
complejo que dará lugar a nuevos conceptos, nuevas visiones sobre los principios de
distinción, conjunción e implicación, uniendo causa y efecto, producto con productor,
y admitiendo la incertidumbre y el desorden. La complejidad no es una receta para
conocer lo inesperado, pero nos vuelve prudentes y atentos ante la aparente trivialidad
de los determinismos. El pensamiento complejo brinda una ayuda para una adecuada
estrategia que permita resolver los problemas.
La autora de este trabajo, considera que es fundamental tomar como apoyo
teórico la Teoría de la Complejidad ya que el hombre, como ser social pertenece a
una triada: es un individuo, forma parte de una sociedad y pertenece a una especie: la
especie humana. Por otra parte como individuo es un ser social, natural, político,
familiar, o sea, que interacciona simultáneamente en diferentes ámbitos. Forma parte
de una sociedad que también tiene múltiples características, actividades, relaciones
con el entorno.
La Orientación en el Marco Educativo Venezolano
Breve Reseña Histórica
En Venezuela hasta hace poco tiempo se carecía de ciertas condiciones
mínimas, que propiciaran el clima para la organización y desarrollo de un
sistema de servicios como los de orientación, tal como lo plantean Quijada y Quijada
(s/f). Así mismo, señalan que es de todos conocido que en lo político, no se ha
tenido una larga tradición democrática, que el proceso de industrialización es reciente
y con una marcada importación de tecnologías y que en el campo de la educación,
el sistema, además de ser copiado de sistemas europeos, era eminentemente
elitesco.
xlvii
Es a partir de la década de los años sesenta cuando empieza a implantarse
oficialmente el sistema de orientación como servicios a los estudiantes y como planes
y programas de estudio en los currículos. Sin embargo, es justo reseñar que entre
1936 y 1959, bajo la influencia de misiones técnicas extranjeras y de iniciativas
profesionales particulares, se organizan los primeros ensayos de programas de ayuda
al estudiante, basadas en la concepción europea de aplicación de la psicometría y de
la selección y orientación profesional. Entre estos primeros ensayos está la creación
de los departamentos de Higiene Mental
e Higiene Escolar dependientes del
Ministerio de Sanidad. En los Institutos dependientes del Ministerio de Educación, se
fundaron los laboratorios psicopedagógicos y gabinetes de orientación. Entre estos
institutos estaban los siguientes: Pedagógico de Caracas (1936). Escuela
Experimental Venezuela (1938), Liceo Andrés Bello y Escuela Miguel Antonio Caro
(1945), Escuela Normal Gran Colombia (1950).
Se crea, además, el Instituto de Psicología y Psicotécnica de la Facultad de
Filosofía y Letras de la Universidad Central de Venezuela. En 1959 se funda el
Instituto Pedagógico Experimental de Barquisimeto con su respectivo servicio de
orientación y se crea también el Servicio de Orientación del Instituto Experimental de
Formación Docente y el Instituto Nacional de Selección y Orientación Profesional del
Consejo Venezolano del Niños (I.N.O.S.P.).
La década del sesenta es clave para el desarrollo de la Orientación en
Venezuela. En 1962, el Ministerio de Educación crea una Unidad Técnicoadministrativa: El Servicio Nacional de Orientación (SNOME), que posteriormente se
transformaría en la División de Orientación del Ministerio de Educación (DOME), y
que tendría a su cargo la responsabilidad de planear, coordinar, dirigir y supervisar
los servicios de orientación de los institutos educativos del sector público (resolución
Nº 2486 del 02-03-64). Esta resolución da cumplimiento al artículo 78 de la Ley de
Educación contemplada en la Constitución de 1961.
En la década de los años 60 convergen varios factores hacia creación de un
sistema organizado de Orientación y Asesoramiento en las escuelas venezolanas, a
saber:
xlviii
La toma de conciencia de la necesidad de Servicios para la población estudiantil
venezolana, especialmente en la educación media.
La formación de recursos humanos, especialmente en el campo de la Psicología
y Ciencias de la Educación, cuando la UCV abre estas facultades.
La iniciativa profesional canalizada a través de asociaciones gremiales, como
por ejemplo: la Ponencia sobre Orientación Educativa presentada en la Convención
Nacional del Colegio de Profesores de Venezuela, 1961.
Las recomendaciones de carácter internacional de la Conferencia sobre
Educación, auspiciada por la UNESCO en Ginebra en 1963.
Parece relevante destacar que en toda la historia del movimiento en Venezuela
no ha habido una convergencia equiparable de circunstancias favorables que
permitiese dar el empuje necesario a la Orientación. (Essenfeld, Senta, 1978), citados
por Quijada y Quijada (s/f).
El modelo de organización adoptado en el país para la actividad de Orientación
estuvo dirigido fundamentalmente a la Educación Media y era una versión del
modelo Norteamericano con su equipo pluriprofesional de especialistas (Psicólogo,
Trabajador Social, Orientador, Médico, Enfermera, Odontólogo, entre otros).
En la práctica, la integración de la Orientación al proceso educativo estuvo
limitada, por una parte, por la falta un estudio y reflexión sobre las necesidades
reales de las instituciones educativas donde se crearon los servicios para poder
adaptar la versión del modelo Norteamericano y por la otra, por la estructura
departamentalizada y especializada de dicho modelo. Esta concepción resultó onerosa
en función del porcentaje de población escolar atendida.
En 1967 se iniciaron a nivel de Escuelas Primarias una serie de experiencias
denominadas núcleos de Orientación, donde un grupo de Orientadores servía a un
vasto número de escuela de los Distritos Escolares del área metropolitana de Caracas
y cuyas acciones se dirigían a los maestros para asesorarlos en el desarrollo de
actividades de Orientación Escolar y con énfasis en la Información Educativa y
Hábitos de Estudio. En esta misma década, el Ministerio de Educación, a través de la
División de Orientación, organizó los primeros programas de entrenamiento para
xlix
formar orientadores y se incorpora además la orientación como asignatura a los
planes y programas de estudios de los Institutos de Formación Docente.
En la década de los setenta se extienden los programas de Orientación a
nuevos
Institutos
de
Educación Media.
Aparece la modalidad que se ha
denominado servicios Unipersonales, porque el programa estaba a cargo de un
Orientador y no de un equipo de especialistas. Este coincide con las modificaciones
de los planes de estudio en Educación Media al introducirse las reformas del Ciclo
Básico Común y el Ciclo Diversificado (Decreto Nº 120 del 13-08-69). Estas
reformas demandaron una revisión de los planes y programas de Orientación.
En los primeros años de esta década se incorporan programas de Orientación al
Currículo de los cursos de Profesionalización de Primaria y Media del Instituto de
Mejoramiento Profesional del Magisterio (I.M.P.M.). Se crean además, nuevos
Institutos de Educación Superior y Universidades, con sus respectivos departamentos
de Bienestar Estudiantil, los cuales ofrecen programas de orientación.
A partir de 1974, se pone en vigencia la Tesis Educativa del Ministerio de
Educación basada en las concepciones sobre Educación del Informe de UNESCO
“Aprender a Ser” y sobre los principios de la Psicología Humanista. Esta Tesis
destaca como aspectos fundamentales de la Educación en el país: la democratización
de la enseñanza, la modernización del proceso educativo y el carácter social y
humanizante de la Educación. Sobre las bases doctrinarias de esta Tesis Educativa, en
1975, la División de Orientación (DOME) elaboró una Fundamentación Teórica que
serviría de marco de referencia para la Planificación y Programación de la
Orientación en los Institutos Educativos del país, con los propósitos siguientes:
Aunar criterios sobre las funciones que le corresponden al Orientador y a la
Orientación en Venezuela, en forma coherente con el sistema educativo que se intenta
poner en vigencia.
Responsabilizar y distribuir la función orientadora entre todos los miembros de
la comunidad escolar, porque la educación, y con ella el proceso orientador, es una
tarea común de todos y no exclusiva del orientador.
l
Multiplicar y optimizar los efectos beneficiosos de un programa masificado de
Orientación, a través de la permanente integración y promoción de recursos de ayuda,
con el fin de lograr una acción que pueda llegar a toda la población estudiantil,
cubriendo el nivel indispensable de necesidades de la misma.
En esta fundamentación se plantea como meta fundamental de la Orientación el
desarrollo integral del individuo y como roles claves del orientador el de consultor,
asesor y agente facilitador de las relaciones interpersonales a nivel de la escuela y de
la comunidad. Esto implica desplegar una acción más allá del cubículo y más allá del
contexto escolar que se extienda a la comunidad en general donde su trabajo se
expanda y proyecte a fin de contribuir al rescate y revalorización de la función social
de la escuela.
Las últimas referencias oficiales a la orientación se encuentran en la Ley de
Universidades (1970), la Ley Orgánica de Educación (1986) y el VI Plan de la
Nación, tal como lo señalan Moreno y González (2008).
En la Ley de Universidades (1970), hay una referencia explícita a la
orientación, pero muy escueta. En el artículo 26 se le asigna al Consejo Universitario
la atribución de organizar un servicio de orientación vocacional.
Otra referencia implícita, aparece en el artículo 121 de la misma Ley donde se
dice: para orientarse en sus estudios los alumnos consultarán a los profesores,
consejeros designados por el Decano, quienes los guiarán en todo lo relativo a sus
labores universitarias.
Estas referencias permiten deducir el concepto de orientación que se maneja en
dicha Ley: es una orientación estrictamente limitada a la elección vocacional, a los
problemas de estudio y a las labores universitarias. Aún está lejos un concepto
integral de la orientación.
Con respecto a la Ley Orgánica de Educación (1980), hay numerosas
referencias a la orientación.
En los artículos 1 y 3 se refiere a la educación como un proceso integral:
especialmente el artículo 3 que indica:
li
La educación tiene como finalidad fundamental el pleno desarrollo de la
personalidad y el logro de un hombre sano, culto, crítico y apto para
convivir en una sociedad democrática, justa y libre basada en la familia
como célula fundamental y en la valorización del trabajo; capaz de
participar activa, consciente y solidariamente en los procesos de
transformación social consustanciado con los valores de la identidad
nacional y con la comprensión, la tolerancia, la convivencia y las
actividades que favorezcan el fortalecimiento de la paz en las naciones y
los vínculos de integración y solidaridad latinoamericana.
No obstante, más adelante, en la misma Ley el artículo 6 señala que se crearán
servicios de orientación, asistencia y protección integral al alumno con el fin de
garantizar el máximo rendimiento social y proporcionar una efectiva igualdad de
oportunidades educacionales.
Se considera necesario destacar, que aun cuando se habla de orientación, se le
da un carácter de rendimiento social y oportunidades.
Sin embargo, la Ley Orgánica de Educación (2009), es muy explícita en su
artículo 3, con respecto a la formación en valores, hace mucho énfasis en la necesidad
de formar buenos ciudadanos, y le resta importancia a lo que es la escogencia de una
carrera o la vocación profesional tal como se indica a continuación.
Artículo 3. La presente Ley establece como principios de la Educación, la
democracia participativa y protagónica, la responsabilidad social, la
igualdad entre todos los ciudadanos y ciudadanas sin discriminaciones de
ninguna índole, la formación para la independencia, la libertad y la
emancipación, la valoración y defensa de la soberanía, la formación de
una cultura para la paz, la justicia social, el respeto a los derechos
humanos, la práctica de la equidad y la inclusión, la sustentabilidad del
desarrollo, el derecho al a igualdad de género, el fortalecimiento de la
identidad nacional, la lealtad a la patria e integración latinoamericana y
caribeña.
Con respecto a este artículo, se considera necesario destacar que allí se habla de
formación en valores y de un individuo con características de ciudadano integral, para
lo que es indispensable una buena orientación. No basta con instrucción, con impartir
conocimientos, sino orientar a los estudiantes hacia la formación en todos los valores
que allí se señalan.
lii
Con respecto al VI Plan de la Nación (1981-1985), lo significativo es la
creación del Centro Nacional de Asesoramiento Vocacional y Profesional
(CENAVOP) apoyado en una red de centros regionales que incorporan los centros de
orientación de los diversos planteles. La función de este centro es investigar, procesar
y divulgar información educativa y ocupacional, elaborar y desarrollar programas de
asesoramiento vacacional y profesional, investigar las tendencias vocacionales
y sus correspondencias con el mercado, de trabajo, establecer un sistema
permanente de enlace con instituciones públicas y privadas para la coordinación de
programas y recursos y entrenar al personal docente requerido para la ejecución del
programa.
Definición de la Orientación
Antes de definir la Orientación es necesario revisar una serie de aspectos que
generalmente producen cierta confusión en la conceptualización de la misma. El
lenguaje profesional utilizado en este campo ha planteado situaciones que
difícilmente surgen en él de otras profesiones.
Orientación es uno de esos términos que todos usamos, pero no siempre con el
mismo significado. Generalmente se entiende como dirigir, guiar, aconsejar, entre
otros; pero el término en el campo profesional al cual nos referirnos, tiene la
connotación de ayudar, asistir, asesorar, consultar, facilitar. Además de este
significado común y profesional de la palabra orientación, a ésta se añaden una serie
de términos que parecieran darle cierta especificación, pero que en la praxis se refiere
a lo mismo, tales como: Orientación Profesional, Orientación Vocacional,
Orientación Escolar, Orientación Psicológica, Orientación Educativa, Orientación
Vital, Orientación Integral, Orientación para el desarrollo.
Barry y Wolf (citados por Quijada y Quijada, s/f), opinan que el origen del
problema se halla en la naturaleza intangible de los conceptos de Orientación, lo cual
trae como consecuencia que la terminología resulte más difícil de definir y exija de
liii
los profesionales de este campo un mayor esfuerzo para que su lenguaje sea claro y
comprensible a todos.
Crow y Crow (Ibídem), señalan que la confusión en la definición se debe a que
la Orientación, tal como se interpreta, toca todos los aspectos de la personalidad del
individuo: físicos, mentales, emocionales y sociales. Le incumben todas las
actividades y formas de comportamiento del individuo. Trata de ayudarle a integrar
todas sus actitudes en función de sus posibilidades básicas y de las oportunidades
ambientales. Esto implica que sus principios y metodología son comunes a las demás
profesiones de ayuda relacionadas con el bienestar del individuo, lo que conduce
inevitablemente a cierto grado de superposición de funciones y roles.
Existen innumerables y múltiples definiciones de orientación de acuerdo con
los diferentes enfoques y puntos de vista de autoridades en este campo. A
continuación, y a manera de ejemplo, se presenta algunas de ellas.
La Orientación puede comprenderse como el aspecto del proceso educativo
referido a ayudar al alumno en el desarrollo de sus potencialidades personales y en su
integración inteligente y creadora con la comunidad. (Schenk, 1967).
La Orientación integral es el esfuerzo organizado de la escuela, dirigida a
personal izar y a humanizar el proceso educativo para todos los estudiantes. Lo
fundamental es asistir al educando a entenderse a sí mismo y a los demás, en relación
a sus oportunidades y responsabilidades,
de manera tal que sus experiencias
educativas y de la vida en general tengan propósitos y significado. La Orientación
tiene que ver con la interrelación entre las expectativas sociales y el desarrollo único
y propio como individuo. (Carison-Dinkmeyer, 1973).
Orientación es un método para toda la vida, basado en la dignidad de la
personalidad humana y las necesidades de la sociedad. (Harim, 1967).
Orientación es el proceso por el que se ayuda a los individuos a lograr la
autocomprensión y la autodirección, necesarias para conseguir el máximo ajuste a la
escuela, al hogar y a la comunidad. (Miller, 1971).
La orientación o asesoramiento es un proceso de interacción que facilita una
comprensión significativa del yo y el medio y da como resultado el establecimiento
liv
y/o el esclarecimiento de las metas y los valores con miras a la conducta futura.
(Shertzer Stone, 1972).
Orientación es el proceso dinámico por medio del cual el individuo
gradualmente se conoce a sí mismo, descubre lo que le gustara ser a lo largo de las
etapas de su desarrollo, determina cómo puede alcanzar sus objetivos y cómo puede
enfrentar las crisis que le presenta la vida. Significa la habilidad de dar y de recibir
amor, aceptarse a sí mismo y aceptar a los demás y trabajar cooperativamente con
otros. Significa también preocuparse por su propio bienestar, disfrutar del trabajo y de
la vida y sobre todo enfrentarse realísticamente a la vida. (Harcourt, l964).
Al revisar las innumerables definiciones sobre orientación, se observa una
constante en el uso de los términos: ayudar, asesorar o asistir, cuya específica
connotación es clave en la compresión de lo que la acción significa.
Orientar no es decirle a otro lo que debe o no debe hacer, ni mucho menos
hacer cosas para otros. Es más bien una exploración y apreciación conjunta por parte
de orientado y orientador de los problemas y sus alternativas de solución a fin de que
los orientados tomen sus propias decisiones y asuman la responsabilidad de las
mismas.
Después de todo lo aquí planteado, la autora de esta investigación presenta un
análisis de lo que es y lo que debe ser la orientación, según lo expuesto por Moreno y
González (2008), una vez enmarcada la orientación en las líneas directivas legales, se
observa en la práctica qué hace un orientador. Los modelos son muy variados: un
orientador trata de resolver problemas, desde las relaciones de personal con la
dirección hasta las de los alumnos con los profesores o de los representantes con la
institución en general, cargar con las responsabilidades de situaciones disciplinarias
que ningún otro se atreve a enfrentar, coordinar los deportes y cualquier actividad de
tipo cultural. No hay actividad educativa que aparentemente no caiga bajo la
competencia del orientador, por supuesto, las actividades propias de orientación
vocacional, escolar y persona del educando también le suelen estar encomendadas.
Esta enorme diversidad de funciones no se produce por una desconsiderada
arbitrariedad de los encargados de asignarlas, tiene su base en la indefinición en que
lv
ha caído la profesión, esto abre el campo a la consideración de los problemas que
actualmente enfrenta la orientación en Venezuela.
El primero es el concepto mismo de orientación. Se trata de un problema
teórico de fundamental importancia. El término orientación se presenta como
ambiguo, esto es, sujeto de muy distintas interpretaciones.
Uno es el concepto que despierta en el público en general, otro en los
profesionales de la orientación, entre los cuales tampoco hay acuerdo. Como la
historia misma del concepto ha pasado por varias etapas cada una de las cuales ha
supuesto
un
cambio
en
su
comprensión
y
extensión,
hay
orientadores
conceptualmente distribuidos por todas estas etapas.
El concepto público, y aquí se incluyó al orientando, los educadores, los padres,
los profesionales en general, corresponde al que predominó durante las primeras
etapas de la orientación como disciplina moderna. La conciben como la ayuda
especializada, ofrecida a los estudiantes para que logren planificar acertadamente sus
estudios. Esta posición tiene su razón de ser, que hasta se presenta como lógica y
comprensible, ya que a través de muchos años, los orientadores es eso lo que han
hecho y lo que siguen haciendo y se ha catalogado como orientación vocacional y
profesional.
Tanto es así, que en el concepto general de orientación ni siquiera han logrado
entrar los aspectos curativos y remediativos que tanto han proliferado. Cuando este es
el caso, la gente habla de tratamiento, de llevarlo al psicólogo. Algunos, más
enterados, hablarán de psicoterapia, pero no de orientación.
El concepto de orientación, entre los entendidos, ha evolucionado mucho por un
lado ha ganado en extensión, rompiendo los límites restringidos de la orientación para
el trabajo, e incorporando (de nuevo) los contenidos que le pertenecieron a lo largo de
la historia que precede a la orientación formal, y añadiendo otros
modernos.
Esta evolución ha sido hecha por etapas. Y estas etapas no han seguido un
proceso de superación e imbricación, de tal modo que todas ellas coexisten en la
actualidad. Se dan, así, concepciones todavía parsonianas de la orientación,
concepciones clínicas y remediales, no directivas o centradas en el orientado,
lvi
conductistas y neoconductistas, directivas en general, humanistas, entre otros. Así
mismo se habla de orientación como un proceso de ayuda y además, está siendo
concebida como una ayuda no sólo individual sino, con un término muy actual,
ecológica, esto es, extendida a todo el ambiente en que se desenvuelve la vida del
orientando.
En este sentido, Moreno (2008), señala que por este camino el orientador
reconquista la función de guía social que desempeñaron sus antepasados los
chamanes, los ancianos de la tribu o los profetas. Se encamina a convertirse en un
orientador de profesionales, orientador de ayudadores, orientador de orientadores,
grupo en el cual hay que incluir necesariamente también a los políticos,
especialmente si están en funciones de gobierno. Recae así sobre la orientación
una alta cuota de poder. Y de tomar el poder por parte de los orientadores se ha
hablado.
Pero no es esto lo que aquí es necesario destacar. Lo importante es
señalar que de esta manera la orientación adquiere tal dispersión y diversidad de
funciones que resulta imposible delimitarla en los términos de una profesión
concreta.
La indefinición del concepto de orientación, está determinando en gran medida
todos los demás, es impostergable un esfuerzo por pare de quienes se preocupan por
este campo, de clarificación teórica al respecto. Sin separarse de las corrientes
universales, del debate internacional, es necesario abocarse a elaborar
una
definición de la orientación tal como es exigida por la realidad social de Venezuela.
Sin embargo, que no se puede llegar a un resultado satisfactorio mientras no se
resuelvan algunos problemas previos, como por ejemplo, el de si el orientador ha de
ser un agente de cambio social y de cual cambio.
Este problema tiene difícil solución si no se retoma la vieja distinción entre
vocación como proyecto vital y profesión como actividad laboral socialmente
sancionada. Esta situación, abandonada por la tradición norteamericana en aras de un
pragmatismo integrador al sistema, permitiría definir una orientación en términos de
vocación y otra en términos de profesión, o mejora, de complejo de profesiones muy
lvii
diversificado. Ello permitiría, quizás, armonizar las necesidades más concretas y
prácticas de la sociedad que demandan un profesional especializado, con las
necesidades transformadoras de la misma sociedad.
Fundamentos de la Orientación
La orientación como filosofía descansa sobre los principios universales
consideran la dignidad, el valor de la persona, su unicidad y la libertad individual y
sobre los principios de la vida colectiva que fijan el rumbo de la vida del hombre y le
dan base para determinar, en lo posible, hasta dónde su conducta presente y futura
puede contribuir al mejoramiento de la vida humana, y por ende, de la sociedad.
La literatura sobre la historia de la orientación, revela que se ha pasado de una
concepción del hombre centrada en lo económico: productor-consumidor (Homo
Faber), a la concepción humanista de considerarlo una unidad social: un hombre en
armonía consigo mismo y con los demás (Homo Concors). Tal como lo señala Faure
(1973), citado por Castejón y Zamora (2001),
La orientación elabora su marco teórico de referencia sobre las concepciones
filosóficas antes mencionadas y sobre los principios y fundamentos de la Psicología y
la Sociología.
Entre los principios y fundamentos psicosociales que rigen el comportamiento
humano, destaca a continuación los esenciales para la Orientación:
-La personalidad se entiende mejor en términos de unidad. La conducta se
entiende en base a sus principios unificantes, los cuales se revelan en un patrón
característico llamado estilo de vida.
-El individuo funciona como un todo. Hay suficiente evidencia en la literatura
que demuestra cómo los factores fisiológicos afectan los procesos cognitivos y cómo
éstos a su vez, afectan el funcionamiento fisiológico.
-El carácter de unicidad del individuo viene dado por las particularidades de
sus rasgos psicológicos y sociales, los cuales deben ser comprendidos y aceptados.
lviii
-Todo individuo tiene la habilidad innata de aprender. El ritmo de aprendizaje
no es igual para todos.
-Cada individuo tiene un concepto de sí mismo y tiende a conducirse de
acuerdo con ese concepto.
-Es más importante conocer cómo usa el individuo sus habilidades, que
entender y conocer todas las habilidades que posee.
-El individuo es un ser capaz de realizarse ilimitadamente si encuentra
situaciones que así se lo permitan.
-El crecimiento y desarrollo individual es continuo. Ha sido dividido en
períodos o etapas de vida con propósitos descriptivos. Los individuos en cada etapa
de la vida pueden presentar características generales comunes.
-El individuo debe realizar en cada etapa del desarrollo ciertos aprendizajes
o tareas que influyen en el auto-concepto y en el concepto que la sociedad tiene
de él.
-El individuo tiene la capacidad creativa para tomar decisiones, las cuales están
en función de sus valores, intereses y necesidades.
-La conducta es más que causal. Es el esfuerzo dirigido de un organismo hacia
una meta para satisfacer sus necesidades. Entender esto nos ayuda a ver el significado
de las actuaciones y a predecir la conducta, en base al estilo de vida y patrón
individual.
-La conducta es más que el resultado de un estímulo y no puede ser
simplemente explicada en términos mecánicos.
-Cada respuesta es la resultante de la interpretación que el organismo hace del
estímulo. El hombre, más que un ser reactivo, es un ser activo que piensa, siente y
actúa.
-La conducta está en función del campo perceptual del individuo en el momento
de la acción. El cambio de conducta es el resultado de un ser activo que evalúa sus
propias percepciones en relación con las de los demás. A medida
que él
cambia sus convicciones, pensamientos, sentimientos y valores, su conducta se
modifica.
lix
-En la comprensión de la conducta individual no se pueden aplicar principios
generales. Es indispensable tomar en cuenta las leyes ideográficas, (leyes específicas
que aplican el estilo de vida individual), más que las leyes nomotéticas (leyes de
aplicación general).
-La mayor parte de la conducta humana es aprendida, y está, por ende, sujeta a
modificaciones. Variaciones específicas en el ambiente pueden ayudar a cambiar
ciertas conductas.
-Toda conducta tiene un significado social y se comprende mejor cuando se
percibe dentro de este contexto.
Objetivos de Orientación
El hombre por naturaleza está en continua búsqueda de satisfacción de
necesidades. La orientación, en función de esas necesidades, tiene como meta
facilitar el desarrollo integral del individuo. De este modo puede considerarse
la orientación parte del proceso educativo total que va desde los primeros años de la
infancia hasta los últimos de la vejez. Una manera de definir desarrollo es
considerarlo una transformación acorde a un modelo; momento tras momento, año
tras año; esta transformación continúa. Un individuo cambia constantemente, pero
dentro de un orden y con una medida de predicción de las transformaciones mismas.
Cuanto más consciente llega a ser una persona de las estructuras que ha erigido
mediante un desarrollo previo (habilidades, talentos, ventajas, desventajas de orden
social, virtudes y defectos emocionales, deseos, valores y aspiraciones), tanto más
capaz será de influir en su desarrollo ulterior según las elecciones que lleve a cabo.
(Tyler, 1972, citado por Castejón y Zamora, 2001).
Para el logro de esta gran meta, la orientación ha establecido objetivos que se
relacionan con el individuo y su contexto social. Entre estos objetivos tenemos los
siguientes:
1.
Ayudar al individuo en el conocimiento y aceptación de sí mismo. Esto
implica que el hombre debe tomar conciencia de su condición humana y de las
lx
fuerzas internas y externas que influyen en su personalidad. Debe conocer cuáles son
sus valores, capacidades y limitaciones y aceptarlas en forma realista y
constructiva.
2.
Ayudar al individuo al conocimiento del mundo que lo rodea. Es necesario
que el hombre adquiera la información más completa sobre la comunidad y
comprenda la dinámica de las relaciones interpersonales a nivel de familia, escuela y
comunidad en general.
3.
Ayudar al individuo a comprender su responsabilidad dentro de su
contexto social. Esto significa que el individuo debe entender su vida
como la búsqueda de un equilibrio entre sus necesidades y sus exigencias
personales y las de la sociedad también, debe aprender a conjugar armoniosamente
su condición de ser único con su condición de ser comunitario.
En resumen, se puede concluir que se pretende ayudar al hombre a desplegarse
en todas sus dimensiones: como agente de desarrollo, agente de cambio y autor de su
propia realización.
Áreas de la Orientación
Además de los contextos, en el diseño Curricular del año 1995, citado por
Castejón y Zamora (2001), se han indicado Áreas de la Orientación. Las áreas están
concebidas como centros o núcleos de abordaje de los procesos de consulta y asesoría
se han definido tomando como criterio roles específicos asociados a tareas evolutivas
importantes en nuestro medio social; así se han propuesto: la personal-social,
académica, vocacional, laboral y recreativa-comunitaria.
Es importante resaltar que independientemente del servicio o contexto
que se trabaje todas las áreas son atendidas. El ser humano es integral y por
lo tanto no es posible dividirlo en segmentos para conducir un proceso de
orientación.
La clasificación de las áreas de la orientación es estratégica y metodológica,
puesto que permite desarrollar una exploración sistémica, sistemática, amplia y
lxi
detallada de la persona si el grupo, identificando con precisión los requerimientos
reales del sistema, en segundo término promueve que se gerencie de manera adecuada
el proceso de orientación, facilitando la toma de decisiones con respecto al enfoque
psicológico de referencia, las estrategias y el plan de acción que conduzca a que la
persona avance en su proceso de desarrollo.
A continuación se definen las áreas mencionadas y se indican procesos que
pueden ser abordados en cada una de ellas.
Área Personal-Social. Se define como aquella área cuya finalidad es propiciar
el desarrollo de los procesos asociados con el rol de la persona, derivado de
pertenecer a un grupo social, propiciando la comprensión de su sí mismo y de su
entorno, con el fin de alcanzar y mantener la estabilidad psicológica y afectiva. Entre
los procesos en esta área, se encuentran:
-Desarrollo Psicológico: identidad personal; autoestima: toma de decisiones;
estabilidad emocional; desarrollo psicosexual; y potencia intelectual.
-Desarrollo Social: relaciones interpersonales; motivación al estudio y al
trabajo; adaptación social; valores éticos-morales y actitudes.
-Desarrollo Familiar: prevención en el funcionamiento de parejas, orientación
para padres e hijos, intervención en crisis familiar (divorcio, duelo, enfermedades
terminales), desarrollo de la sexualidad.
Área Académica. Se define como el área cuyo énfasis de acción está vinculado
con los procesos asociados al rol de la persona como aprendiz y la finalidad es que la
persona y/o el grupo pueda obtener el pleno rendimiento en las actividades inherentes
a sus procesos de aprendizaje. Entre los temas relacionados con esta área se
encuentran: la adaptación al proceso educativo, actitudes favorables para el estudio,
desarrollo cognoscitivo, rendimiento académico, asesoría a los docentes en ejercicio,
e integración de la escuela con su entorno.
Área Vocacional. El área vocacional se define como aquélla cuyo centro de
interés se asocia al rol de la persona como futuro trabajador y su práctica está
destinada a prestar el servicio de asesoría con la finalidad de que cuando la persona
tome decisiones inherentes a su vocación, lo haga bajo las mejores condiciones
lxii
decisorias posibles. Entre los procesos en esta área se tienen: Desarrollo vocacional,
necesidades de estudio, madurez vocacional, preparación para el trabajo, y actitud
positiva hacia el trabajo.
Área Laboral. Se define como aquélla que está asociada al rol como trabajador,
cuya finalidad es prestar un servicio de orientación que conduzca
la
consecución
de
los
objetivos
personales
en
relación
a
con
los
organizacionales. Entre los procesos están: Gerencia de procesos, desarrollo de
carrera, motivación, comunicación, toma de decisiones, manejo de conflicto,
calidad de servicio, liderazgo y mejoramiento continuo, equipos de alto
desempeño.
Área Recreativa-Comunitaria. El énfasis de esta área lo constituyen los
procesos asociados al rol de transformador social y la finalidad es prestar un servicio
de orientación que permita mejorar la calidad de vida de la comunidad a la cual
pertenecen los involucrados. Entre los procesos en esta área están: Recursos de la
comunidad; actividades cívicas, lúdicas y recreacionales; creatividad en la
planificación y ejecución de actividades recreativas en la comunidad; uso del tiempo
libre; programas de organización para la comunidad; calidad de vida; expresión de las
diversas manifestaciones artístico-culturales.
Para completar la información sobre el perfil del Licenciado en Educación
Mención Orientación es necesario establecer los roles y funciones que cumple este
profesional. Entre los roles se encuentran:
-Mediador: diseña, desarrolla y evalúa procesos que permiten el desarrollo
armónico e integral del potencial de los seres humanos.
-Asesor: presta sus servicios profesionales actuando como experto en desarrollo
humano en situaciones de índole personal y social.
-Promotor e Interventor: participa activamente en los procesos de
transformación de los grupos humanos con los que se involucra.
-Consultor: diseña y evalúa planes de intervención.
-Planificador: diseña programas. Proyectos, acciones y demás actividades
propias para la resolución de situaciones específicas.
lxiii
-Investigador: utiliza las herramientas y técnicas que le proporcionan
los
métodos
de
investigación
para
hacer
más
efectivo
el
proceso
de
intervención.
-Otros: derivados de la especificidad del área ocupacional por atender y de los
contextos.
En cualquier contexto de acción el orientador cumple las siguientes funciones
específicas:
-Facilitar y estimular conductas sanas y productivas dentro de la gama de
posibilidades del individuo y su entorno.
-Promover el desarrollo y adaptación del individuo en su contexto.
-Asesorar a personas e instituciones en distintas áreas relacionadas con la
atención psicológica y formación de individuos.
-Diseñar actividades de prevención y crecimiento del individuo, cónsonas con
sus necesidades, metas, aspiraciones, potencialidades y contextos.
-Prestar apoyo en el diseño, ejecución de planes y programas educativos,
recreativos y pedagógicos, destinados a la capacitación, adiestramiento de
habilidades, destrezas y conocimiento, orientados a los contextos particulares
personales/laborales.
-Brindar asesoría individual y grupal dentro del desarrollo de actitudes
positivas, valores, toma de decisiones, relaciones interpersonales, autopercepción y
otras conductas afectivas propias de un individuo consciente de sus responsabilidades
y potencialidades para crear y crecer permanentemente en armonía con
su medio.
-Cualquier otra función que requiera el desarrollo personal profesional del
hombre individual o social.
Las competencias básicas profesionales que adquiere el egresado en Educación
Mención Orientación son las siguientes:
1.
Diagnosticar las características de los sistemas humanos en los contextos
educativo, organizacional, asistencial, jurídico y comunitario.
lxiv
2.
Diseñar, ejecutar y evaluar programas dirigidos a desarrollar el potencial de
los sistemas humanos en los distintos contextos y áreas de la Orientación.
3.
Generar investigaciones sobre aspectos relacionados con las áreas de acción
del orientador.
En tal sentido, cabe destacar que de acuerdo a todo lo antes expuesto, la
orientación o está limitada a la elección vocacional y a los problemas institucionales
de los estudiantes, sino que abarca todos los aspectos aquí descritos.
La Formación en Valores hacia una Educación Integral
El Proceso de Educar
El educar se constituye en el proceso en el cual el niño o el adulto convive con
otro y al convivir con el otro se transforma espontáneamente de manera que su modo
vivir se hace progresivamente más congruente con el del otro en el espacio de
convivencia. El educar ocurre, por lo tanto, todo el tiempo; de manera recíproca,
como una transformación estructural contingente a una historia en el convivir en el
que resulta que las personas aprenden a vivir de una manera que se configura según el
convivir de la comunidad donde viven. La educación como sistema educacional,
configura un mundo y los educandos confirman en su vivir el mundo que vivieron en
su educación. Los educadores, a su vez, confirman el mundo que vivieron al ser
educados en el educar.
Al respecto Marturana (2008), afirma que la educación es un proceso continuo
que dura toda la vida y que hace de la comunidad donde vivimos un
mundo espontáneamente conservador en lo que al educar se refiere. Esto no
significa, por supuesto, que el mundo del educar no cambie, pero sí, que la
educación, como sistema de formación del niño y del adulto, tiene efectos de
larga duración que no se cambian fácilmente. Hay dos (2) épocas o períodos
cruciales en la historia de toda persona que tienen consecuencias fundamentales
para el tipo de comunidad que ellos traen consigo en su vivir. Estos son la
lxv
infancia y la juventud. En la infancia, el niño vive el mundo en que se funda su
posibilidad de convertirse en un ser capaz de aceptar y respetar al otro desde la
aceptación y respeto de sí mismo. En la juventud, se prueba la validez de ese
mundo de convivencia en la aceptación y respeto por el otro desde la aceptación y
respeto por sí mismo en el comienzo de una vida adulta social e individualmente
responsable.
Como se vive, se educa y se conserva en el vivir el mundo que se vive como
educandos. Y se educa a otros con el vivir con ellos el mundo que se vive en el
convivir.
Se quiere un mundo en el que los hijos crezcan como personas que se
aceptan y respetan a sí mismas, aceptando y respetando a otros en un espacio de
convivencia en el que los otros los aceptan y respetan desde el aceptarse y
respetarse a sí mismos. En un espacio de convivencia de esa clase, la negación del
otro será siempre un error detectable que se puede y se quiere corregir. ¿Cómo
lograrlo? Viviendo ese espacio de convivencia.
Vivamos nuestro educar, de modo que el niño aprenda a aceptarse y a
respetarse a sí mismo al ser aceptado y respetado en su ser, porque así
aprenderá a aceptar y respetar a los otros. Para hacer esto debemos reconocer
que no se es de ninguna manera trascendente, pero que se deviene en un
continuo ser cambiante o estable pero no absoluto o necesariamente para
siempre. Todo sistema es conservador en lo que le es constitutivo o se desintegra. Si
decirnos que un niño es de una cierta manera: bueno, malo, inteligente o tonto,
estabilizamos nuestra relación ese niño de acuerdo a lo que decimos, y el niño, a
menos que se acepte y respete a sí mismo, no tendrá escapatoria y caerá en la
trampa de la no aceptación y el no respeto a mismo porque sólo podrá ser algo
dependiente de lo que surja como niño bueno, o malo, o inteligente, o tonto, en su
relación con nosotros. Y si el niño no puede aceptarse y respetarse a sí mismo, no
puede aceptar y respetar al otro. Temerá, envidiará o despreciará al otro, pero no lo
aceptará ni respetará; y sin aceptación y respeto por el otro como un legítimo otro en
lxvi
la convivencia, no hay fenómeno social. Veamos qué es el aceptarse y respetarse a sí
mismo.
El mismo autor señala que, el niño que no se acepta y respeta a sí mismo no
tiene espacio de reflexión porque está en la continua negación de sí y en la búsqueda
ansiosa de lo que no es ni puede ser.
¿Cómo podría el niño mirarse a sí mismo si lo que ve no es aceptable, y lo sabe
porque así se lo han hecho saber los adultos desde los padres a los profesores? ¿Cómo
podría el niño mirarse a sí mismo si ya sabe que siempre está mal porque no es lo que
debe ser o es lo que no debe ser? Si la educación no lleva a que los niños y niñas se
acepten y respeten aceptando y respetando a los demás al ser aceptados y respetados,
está mal y no sirve.
Pero la aceptación de sí mismo y el autorrespeto no se dan si el quehacer de no
es adecuado al vivir. ¿Cómo puede aceptarse y respetarse a sí mismo si lo que se
sabe, es decir, si el hacer, no es adecuado al vivir y, por lo tanto, no es un saber en el
vivir cotidiano, sino en el vivir literario de un mundo ajeno? Si el hacer que los niños
aprendan no es un hacer en el espacio de vida cotidiana del niño en el mundo que
vive, la educación no sirve.
¿Cómo puede aceptarse y respetarse a sí mismo si está atrapado en el hacer
(saber) porque no ha aprendido un hacer (pensar) que le permita aprender cualquier
otro quehacer al cambiar su mundo si cambia su vivir cotidiano? Si la educación no
lleva al niño a un quehacer (saber) que tiene que ver con su vivir cotidiano de modo
que pueda reflexionar sobre su quehacer y cambiar de mundo sin dejar de respetarse a
sí mismo y al otro, la educación no sirve.
¿Cómo puede aceptarse y respetarse si no ha aprendido a respetar sus errores y
a tratarlos como oportunidades legítimas de cambio porque ha sido castigado por
equivocarse? Si la educación le lleva al niño a vivir sus errores como negación de su
identidad, la educación no sirve.
¿Cómo puede aceptarse y respetarse a sí mismo si el valor de lo que hace se
mide con respecto al otro en la continua competencia que lo niega y niega al otro, y
no por la seriedad y responsabilidad con que lo realiza? Si la educación estimula la
lxvii
competencia y la negación de sí mismo y del otro que trae consigo, la educación no
sirve.
¿Es difícil educar para la aceptación y el respeto de sí mismo que lleva a la
aceptación y respeto por el otro así como a la seriedad en el quehacer? No, pero sí
requiere que el profesor o profesora sepa cómo interactuar con los niños y niñas en un
proceso que no los niega o castiga por la manera de aparecer en la relación o porque
no aparecen como las exigencias culturales dicen que deben ser, y lo pueden hacer
porque se respetan a sí mismos y al otro.
Lo central en la convivencia humana es el amor, las acciones que constituyen al
otro como un legítimo otro en la realización del ser social que vive en la aceptación y
respeto por sí mismo tanto como en la aceptación y respeto por el otro. La
biología del amor se encarga de que esto ocurra como un proceso normal si se vive en
ella.
Pero, ¿cómo se obtiene en la educación la capacidad de acceder a cualquier
dominio del conocer (hacer)? ¿Se requiere acaso saberlo todo desde el comienzo? No;
no se requiere saberlo todo desde el comienzo, pero sí, se requiere señorío reflexivo
en el mundo en el que uno vive; respeto y aceptación de sí y de los otros en la
ausencia de urgencia competitiva. Si ha aprendido a conocer y a respetar su mundo,
sea éste el campo, la montaña, la ciudad, el bosque o el mar; no a negarlo o a
destruirlo y ha aprendido a reflexionar en la aceptación y respeto por mismo, puede
aprender cualquier hacer.
Si la educación no lleva al niño al conocimiento de su mundo en el respeto y la
reflexión, no sirve.
Si la educación lleva a aspiraciones que desvalorizan lo propio invitando a un
quehacer ajeno a lo cotidiano en la fantasía de lo que no se vive, la educación no
sirve.
La ambición puede ocasionalmente llevar a la riqueza o al éxito individual pero
no lleva a la transformación armónica del mundo en la sabiduría de una convivencia
que no genera ni pobreza ni abuso.
lxviii
Lo dicho es también válido para la educación del adolescente. El adolescente
moderno aprende valores, virtudes que debe respetar, pero vive en un mundo adulto
que las niega. Se predica el amor pero nadie sabe en qué consiste porque no se ven las
acciones que lo constituyen y se lo mira como expresión de un sentir. Se enseña a
desear la justicia pero los adultos vivimos en el engaño. La tragedia de los
adolescentes es que comienzan a vivir un mundo que niega los valores que se les
enseñó. El amor no es un sentimiento, es un dominio de acciones en las cuales el otro
es constituido como un legítimo otro en la convivencia. La justicia no es un valor
trascendente o un sentimiento de legitimidad, es un dominio de acciones en el cual no
se usa la mentira para justificar las propias acciones o las del otro.
Si la educación media y superior se fundan en la competencia, en la
justificación engañosa de ventajas y privilegios, en una noción de progreso que
aleja a los jóvenes del conocimiento de su mundo limitando su mirada
responsable hacia la comunidad que los sustenta, la educación media y superior no
sirve.
Si la educación media y superior invita a la apropiación, a la explotación del
mundo natural y no a la coexistencia armónica con él, esa educación no sirve.
En fin, la responsabilidad se da cuando él se hace cargo de si quiere o no las
consecuencias de sus acciones; y la libertad se da cuando se hace cargo de si quiere o
no querer o no querer las consecuencias de sus acciones. Es decir, responsabilidad y
libertad surgen en la reflexión que expone el quehacer en el ámbito de las emociones
al quererlas o no quererlas en un proceso en el cual no se puede sino darse cuenta de
que el mundo que depende de nuestros deseos. Si la educación no lleva a los jóvenes
a la responsabilidad y libertad de ser cocreadores del mundo en que viven porque
limita la reflexión, la educación no sirve.
A veces se habla como si no hubiese alternativa a un mundo de lucha y
competencia, y como si se debe preparar a los niños y jóvenes para esa realidad. Tal
actitud se basa en un error y genera un engaño.
No es la agresión la emoción fundamental que define lo humano, sino el amor,
la coexistencia en la aceptación del otro como un legítimo otro en la convivencia. No
lxix
es la lucha el modo fundamental de relación humana, sino la colaboración. Hablamos
de competencia y lucha creando un vivir en competencia y lucha no sólo entre
nosotros, sino con el medio natural que nos posibilita. Así se habla de que los
humanos deben luchar y vencer las fuerzas naturales para sobrevivir, como si esto
hubiese sido y fuese la forma normal del vivir. Esto no es así. La historia de la
humanidad en la guerra, en la dominación que somete y en la apropiación que
excluye y niega al otro se origina con el patriarcado. En Europa, que es nuestra fuente
cultural, antes del patriarcado se vivía en la armonía con la naturaleza, en el goce de
la congruencia con el mundo natural, en la maravilla de su belleza, no en la lucha con
ella.
¿Para qué educar? Para recuperar esa armonía fundamental que no destruye,
que no explota, que no abusa, que no pretende dominar el mundo natural, sino que
quiere conocerlo en la aceptación y respeto para que el bienestar humano se dé en el
bienestar de la naturaleza en que se vive. Para esto hay que a aprender a mirar y
escuchar sin miedo a dejar ser al otro en armonía, sin sometimiento. Se quiere un
mundo en el que se respete al mundo natural que se sustenta, un mundo en el que se
devuelva lo que se toma prestado de la naturaleza para vivir. En el ser seres vivos
son seres autónomos, en el vivir no lo son.
Se
quiere un mundo en el que se acabe la expresión recurso natural, y
reconozcamos que todo proceso natural es cíclico y que si se interrumpe su ciclo, se
acaba. En la historia de humanidad, los pueblos que no han visto esto se han destruido
así mismos en el agotamiento de sus llamados recursos naturales. El progreso no está
en la continua complicación o cambio tecnológico sino en el entendimiento del
mundo natural que permite recuperar la armonía y belleza de la existencia en él desde
su conocimiento y respeto. Pero para ver el mundo natural y aceptarlo sin pretender
dominarlo ni negarlo, se debe aprender a aceptarse y respetarse a sí mismo como
individuos y como ciudadanos.
Una educación que no lleva a aceptarse y respetarse como individuos en la
dignidad de quien conoce, acepta y respeta su mundo en la responsabilidad
libertad de la reflexión, no sirve.
lxx
y
Jesús era un gran biólogo. Cuando él habla de vivir en el Reino de Dios, habla
de vivir en la armonía que traen consigo el conocimiento y respeto al mundo
natural que nos sustenta, y que permite vivir en él sin abusarlo ni destruirlo. Para
esto se debe abandonar el discurso patriarcal de la lucha y la guerra, y volcarse
al vivir matrístico del conocimiento de la naturaleza, del respeto y la
colaboración en la creación de un mundo que admite el error y puede corregirlo. Una
educación que lleve a actuar en la conservación de la naturaleza, a entenderla
para vivir con ella y en ella sin pretender dominarla, una educación que
permita vivir en la responsabilidad individual y social que aleja el abuso
y trae consigo la colaboración en la creación de un proyecto nacional en el
que el abuso y la pobreza son errores que se pueden corregir y se quieren corregir, si
sirve.
¿Qué hacer? No deben castigarse a los niños por ser, al corregir
sus acciones. No desvalorizarles en función de lo que no saben, valoricemos
su saber. Se debe guiar a los niños hacia un hacer que tiene que ver con un
mundo cotidiano e invitémoslos a mirar lo que hacen, y sobre todo no llevarlos a
competir.
La Educación en Valores
Cualquier país que se autocalifique democrático debe aportar una serie de
valores que regulen la convivencia en la sociedad, valores como libertad, justicia,
igualdad y pluralismo. Así como dice la Constitución “La educación tendrá por objeto
el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios
democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”.
Por lo tanto, los valores que deben ser objeto de enseñanza son los ideales de la
comunidad o de los pueblos a los que pertenecemos, y aquéllos que constituyen los
polos orientadores de nuestro desarrollo personal.
Buxarrais (1999), afirma que, en una sociedad de personas autónomas nadie
está legitimado para imponer a los demás los valores que deben preferir. La
lxxi
concreción de éstos, que han de estar presentes en la educación de un determinado
centro, debe realizarse por todos los agentes implicados -profesorado, familia y
alumnado-.
La Reforma del Sistema Educativo Venezolano (1998), ha contribuido a que se
plantee en serio la educación en valores como un área a desarrollar y trabajar en la
escuela. Todos los profesores, de forma implícita, están educando en valores. En
muchas ocasiones se oye hablar del famoso término currículum oculto para mostrar
esta forma inconsciente y no programada de transmitir valores y actitudes en la
escuela.
Por otro lado, se constata la inadecuación de impartir clases de actitudes,
porque no se trata de inculcar ni transmitir valores absolutos. Además este tipo de
educación no ha tenido buena acogida cuando se ha puesto en práctica.
Es por ello que, establecerse en la escuela, y si es posible dentro de cada área, el
trabajo activo, reflexivo y creativo del alumnado sobre temas morales o éticos, siendo
el profesor una ayuda para que dicho alumnado sea capaz de construir
autónomamente los juicios y acciones morales.
Pero ante todo es necesario preguntarse el porqué de este tipo de educación en
la escuela. Sin duda, lo primero que se les ocurre es que la sociedad está viviendo un
momento de crisis ética. No se deja de leer diariamente en la prensa noticias sobre
conflictos bélicos, secuestros abusos sexuales a menores, delincuencia infantil, malos
tratos, sexismo, violación de los derechos humanos racismo y xenofobia violencia,
destrucción de la naturaleza, entre otros. Se puede hacer una lista interminable de
situaciones problemáticas y escabrosas que vive la sociedad.
Socialmente, existe la tendencia, potenciada en muchas ocasiones por los
medios de comunicación, de culpar a la escuela, y al profesorado, de todos los males
de la sociedad. Creemos que no se trata de buscar culpables, ya que hay que asumir
que todos tenemos parte de culpa -padres, profesorado, medios de comunicación,
entre otros-.
Es conocido que se vive en un mundo, donde el pluralismo hace que no existan
modelos absolutos y que puedan ser válidas distintas formas de ver y afrontar la vida.
lxxii
Los contextos sociales son cada vez más complejos y se necesita un sobreesfuerzo
personal para construir criterios morales propios, razonados y exentos de influencia
externa. Frecuentemente la educación se limita a formar el intelecto y se olvida de
conseguir otro tipo de capacidades humanas que permitan vivir y construirse como
persona: los que se ha denominado valores morales.
Según Buxarrais (1999), la persona vive continuamente conflictos de valor
tanto a nivel personal -hay una escala de valores y se toma decisiones en función de
ella- como interpersonal -discrepar con los demás de acuerdo con nuestros distintos-.
Las relaciones con uno mismo y con el resto son difíciles de afrontar sin una serie de
procedimientos que la escuela puede enseñar.
El progreso tecnológico y científico hace que surjan nuevos interrogantes éticos
difíciles de solucionar. ¿Es ética la donación de las especies? ¿Es lícito escoger el
sexo de nuestros hijos? Éstas y otras cuestiones se plantearan en un futuro
cada vez más tecnológico. En las sociedades complejas y diversas la mayoría de
problemas importantes no tienen una solución exclusivamente técnica y científica,
sino que son situaciones que requieren una reorientación ética de los principios que la
regulan.
De igual forma, la influencia que ejercen los medios de comunicación en los
escolares preocupa a padres y educadores, porque se constituyen en enemigos de la
propia tarea educativa. ¿Qué se puede hacer? El cambio social y los desarrollos
humanos en el dominio de la tecnología y de la ciencia repercuten en la persona a una
velocidad muy superior a la del cambio en los currícula educativos y en las
estrategias pedagógicas.
Pero, sin duda, buena parte de los motivos que impulsan a plantearse la
educación en valores en la escuela lo constituye la necesidad de apreciar, mantener y
profundizar en la democracia, para que ésta forme parte de nuestros hábitos
personales de relación con los demás. A pesar de sus limitaciones, la democracia
permite plantearse los conflictos de valor que genera la vida colectiva a través del
diálogo y, al mismo tiempo, posibilita la creación y recreación de principios y
normas.
lxxiii
Cuadro 1. Algunas Características Socio-culturales de especial importancia
pedagógica
Desarrollo científico y tecnológico
Leyes y costumbres
Mass-media
Distribución de la riqueza Norte-Sur
Democracia, minorías y respeto a la diferencia
Multiculturalismo
Implicación social y anomía social
Concepto de saber y relaciones de poder en la sociedad de la información.
Falta de modelos absolutos
Disarmonías personales.
También existen otro tipo de razones, fundamentalmente pedagógicas, para
defender la educación en valores en la escuela.
Partiendo de que se puede definir educación como aquel tipo de relación que
optimiza a la persona en una serie de dimensiones, es decir, que la hace más
competente en ellas.
Las cuatro (4) dimensiones, apuntadas por Martínez (1999), en su obra
Inteligencia y Educación y desarrolladas posteriormente en algunas de sus
publicaciones son:
1.
Codificativa: que nos permite captar lo que nos rodea, entenderlo, codificarlo
y decodificarlo. Aprendemos a leer y a escribir, a contar, entre otros.
2.
Adaptativa: que permite adaptarse al entorno y entender cómo debemos
funcionar para cumplir con unas normas de carácter social, convencionales.
Aprendemos a sentarnos en clase a cumplir ciertas normas.
3.
Proyectiva: es la capacidad que permite a la persona crear un orden a su
alrededor en función de sus valores, es decir, supone la capacidad de organizar su
entorno en función de criterios propios. Ordenar su escritorio a su manera, encontrar
las cosas que a los demás les sería difícil de encontrar. Vestir a su propio estilo, entre
otros.
lxxiv
4.
Introyectiva: ayuda a la persona a adaptarse a su entorno, a las normas
establecidas desde fuera pero, a la vez le permite proyectarse y organizar lo que le
rodea y ser consciente de ello. Es decir, pensamos, actuamos y somos capaces de
pensar que somos nosotros los que actuamos y pensamos. La dimensión introyectiva
nos permite llegar a la auto-consciencia.
La educación entendida en estas cuatro (4) dimensiones debe pensarse como un
tipo de optimización que afecta a la persona en todas ellas, no sólo al juicio
sino también a la acción, a los sentimientos y afectividad, y a la voluntad. Por
tanto, la educación será un catalizador positivo de madurez humana, integral y
compleja.
Un análisis de las prácticas educativas puso de manifiesto que la escuela olvida,
muy a menudo, potenciar las dimensiones proyectivas e introyectiva. El modelo de
educación moral que se presenta, aunque contempla los aspectos adaptativos y
socializadores, concede una mayor importancia a las dimensiones transformadoras y
creativas, ya que su objetivo es potenciar la construcción de nuevas formas de vida y
no tanto la adaptación de carácter cívico y social; es decir, se pretende que el
alumnado se oriente críticamente entre las diversas opciones morales y creativamente
sus decisiones éticas apoyándose en los principios formales de valor que un correcto
desarrollo les proporcionará (Puig y Martínez, 1989, citados por Buxarrais, 1999).
El Desarrollo Moral
Lo Moral, Lo Amoral y lo Inmoral
Moral: Al respecto, Tejada y Otros (2004), señalan que:
-Etimológicamente se deriva del vocablo mores, que significa costumbres o
tradiciones.
-Está integrado por los códigos inhibitorios y sistemas de creencias
trascendentes que actúan sobre los individuos, controlando y coordinando su
comportamiento dentro de la sociedad.
lxxv
-Desde el punto de vista ontogenético, es un proceso propio del hombre que
puede desarrollarse y que se expresa a través de las normas de conducta personal del
individuo.
-Es el conjunto de normas de conducta individual que surgen en el sujeto para
adaptar sus acciones a un orden social ya existente. A ese orden tienden las reglas
particulares, de manera que la conducta que se deriva de ellas representa la marca de
reconocimiento como miembro del grupo.
-Se puede entender, igualmente, como el respeto del individuo por las reglas del
orden social y su sentido de justicia.
-El término moral corresponde tanto a la conducta humana como al conjunto de
prescripciones admitidas en una cierta época y en una sociedad determinada.
Desde cualquier punto de vista, el ser humano es un ente moral porque convive
dentro de una serie de acuerdos, convenciones, leyes, que conforman la ética y se
desenvuelve ante esas leyes con un criterio denominado conciencia moral, desde
donde no sólo juzga sus propios actos, sino que también encuentra el fundamento
para decidir si las acciones de los demás son buenas o malas, lo que define la
Moral como la práctica de la Ética. El juicio moral consiste, más que en el
aprendizaje de reglas y convenciones, en una toma de decisiones acerca de lo correcto
o incorrecto.
Actuar voluntariamente en contra de ese código de conducta es lo que llamamos
conducta inmoral por lo que, siendo seres morales, podemos escoger ser inmorales
cuando queramos.
Amoral: Los mismos autores señalan que, no ocurre igual con la conducta
amoral. Durante el primer año de vida el individuo no se ha apropiado aún de las
normas, principios o costumbres de su grupo social, no tiene conciencia alguna de lo
bueno o lo malo per se, no comprende las reglas ni conoce el mundo exterior desde la
óptica de un juicio de valor. En ese momento y mientras no desarrolle la
diferenciación entre lo permitido y lo no permitido, entre la bondad y la maldad, entre
lo bueno y lo malo, es un ser amoral, es decir sin moral, más no en contra de ella;
vale decir amorales pero no inmorales. Por esta razón Savater (2003), afirma que
lxxvi
podemos elegir e inventar nuestra propia vida, escogiendo estimar o apreciar las cosas
que nos importan, que denominamos buenas o convenientes, frente a las que
estimamos malas o inconvenientes.
Esta elección se lleva a cabo sobre la base de un muy particular, el
cual se relaciona con el juicio que se haga de la situación; de tal manera que
un grupo de personas de distintas edades pueden coincidir en que algo
es bueno o malo y sin embargo partir de razones muy diferentes para sustentar su
decisión.
El desarrollo moral se puede definir desde diferentes puntos de vista, Pérez
(2001), señala los siguientes:
-Desde el punto de vista filogenético, el desarrollo moral es posible gracias a la
evolución progresiva de la estructura cognitiva del hombre como especie, que le ha
permitido reflexionar y aplicar sus funciones cognitivas para evaluar las situaciones y
desplegar la conducta que considere más óptima. Esto define el orden de las acciones
en un sistema sociocultural.
-Desde el punto de vista ontogenético, es un cambio evolutivo de las normas de
conducta, personal, organizado secuencialmente en períodos, fases o estadios
descritos por algunos teóricos de la psicología evolutiva.
-Puede ser entendido además como un proceso complejo de elaboración de las
estructuras de la personalidad que permiten al individuo integrarse críticamente en su
medio socio cultural (Puig, 1992). En este proceso de construcción gradual interviene
tanto el sujeto como el entorno en el que se desenvuelve.
-Se le ha definido también como la internalización de procesos por
lo que la conducta es dirigida por criterios internos en ausencia de refuerzos
externos.
En todo caso, se puede definir el desarrollo moral, según González (2003),
como un proceso de interiorización de normas familiares, escolares y socioculturales
que, después de una elaboración personal el niño transforma en su sistema de valores.
Implica asumir normas individuales de conducta, una conciencia social y respeto por
los derechos de los demás.
lxxvii
Las diversas teorías del desarrollo moral se pueden ubicar en torno a los
siguientes paradigmas:
-El modelo psicoanalítico.
-La teoría del aprendizaje social.
-El modelo cognitivo evolutivo.
Modelo psicoanalítico: Para el psicoanálisis, lo moral pertenece al ámbito de lo
inconsciente y queda transferido a lo que se produce el Superyo.
Dentro de la estructura psíquica de la personalidad, esta instancia tiene que
seguir un proceso de maduración, al término del cual podrá tener lugar la
interiorización necesaria para que el sujeto haga suyas las normas recibidas de las
instancias superiores de autoridad externa, especialmente parentales. Se constituye en
la auténtica conciencia autónoma reguladora del componente ético. Operacionaliza,
por tanto, en el área moral, mediante el constructo del Superyo; cuya función es
inhibir la expresión de la libido y actuar en función de la normativa y pautas sociales
convencionales impuestas desde el exterior.
Según el modelo psicoanalítico, el Superyo recuerda lo que se espera de
nosotros en todo momento. Por ejemplo, cuando un superior nos ofende y el
inconsciente nos impulsa a golpearlo, es el Superyo quien nos invita a
controlar nuestra ira porque nos recuerda que debemos respetar a nuestros
superiores.
El modelo psicoanalítico establece una primera fase de moralidad heterónoma
(controlada desde afuera), que luego habrá de madurar, a una moralidad autónoma
(auto-controlada). Según estos planteamientos, la moral autónoma es el resultado de
la asunción consciente de los valores que los mandatos procedentes de la autoridad
externa ayudan a descubrir.
La teoría del aprendizaje social, según los partidarios de este enfoque, lo moral
se aprende como cualquier otra conducta, principalmente a través de la
experimentación de las consecuencias de la actuación propia y de la observación de la
conducta de otros y sus repercusiones sociales. El desarrollo moral es producto del
lxxviii
aprendizaje por imitación de modelos y el refuerzo o castigo de los comportamientos
considerados como socialmente aceptables o no.
Para este modelo, los procesos cognitivos tienen el rol de regular y facilitar las
relaciones entre juicio y conducta moral; así, la observación, discriminación,
memoria, clasificación, formación de símbolos, abstracción, jerarquización de
planes, cumplen sustancialmente una función adaptativa en el sentido de
conducir a producir la conducta moral conveniente (Pérez, 2001). El proceso de
moralización sufre una serie de cambios orientados hacia el control interno de la
conducta.
Para los teóricos del aprendizaje social, el mecanismo de adquisición de las
destrezas morales es producto del refuerzo ambiental el cual permitirá, a través del
modelaje y el condicionamiento, adquirir creencias, valores así como la capacidad de
auto dirección y autocontrol.
En muchas situaciones cotidianas está involucrada de alguna manera nuestra
formación moral: en la puntualidad respecto a nuestras obligaciones, en el
cumplimiento de nuestros deberes ciudadanos, en el respeto por las normas sociales
establecidas, en la obediencia a nuestros superiores, en fin, en todas aquellas
situaciones en las cuales ponernos en práctica nuestra conciencia y conducta moral. A
diario procuramos adecuar nuestro comportamiento a las exigencias sociales
establecidas. Una persona que ha visto las consecuencias de la transgresión de la
regla en otros puede intentar, de alguna manera, evitar que le ocurra a ella; así,
va desde un proceso de observación e imitación de modelos a la inferencia de lo que
pudiera ocurrir por sus propios actos.
Según este modelo, la meta de la educación moral parece estar orientada
a que el individuo internalice las normas sociales de tal manera que las haga
suyas al punto que actúe de acuerdo con ellas aun cuando no tenga presión
externa para hacerlo; la presión del deber está encarnada en lo transmitido
culturalmente.
Modelo cognitivo-evolutivo. La diferencia fundamental entre este modelo y el
anterior estriba en que mientras el precedente centra su atención en la conducta moral
lxxix
manifiesta, el modelo cognitivo evolutivo se sustenta principalmente en el juicio
moral, es decir en la lógica y la justificación del individuo para mostrar su conducta
moral.
Para el modelo cognitivo-evolutivo, los valores morales se adquieren
construyéndolos desde el interior, lo cual ocurre a través de una serie de cambios
madurativos en la estructura cognitiva del individuo quien, conforme avanza en su
proceso evolutivo, transforma su juicio moral. Ello lo logra a partir de la interacción
social y de la posibilidad de establecer un sistema de coordinación de perspectivas
sociales, vale decir, cuando comprende que el único punto de vista ante una situación
no es el propio, sino que existen otros que le permitirán entrar en conflicto cognitivo
para avanzar en su desarrollo moral.
Características del modelo cognitivo estructural del desarrollo moral, para
Cano, (2007):
-El desarrollo moral, al igual que el cognitivo, va surgiendo a medida que
progresan las estructuras mentales; conforme se avanza de una etapa a otra, varía la
calidad del juicio y el pensamiento moral. Los cambios representan estructuras
mentales que se integran o generalizan y por lo tanto, el desarrollo moral consiste en
algo más que la mera suma de evitaciones conductuales o la adopción de reglas
aprendidas.
-Así mismo el autor afirma que se fundamenta en una concepción organísmica
reguladora de la conducta moral y que el individuo contribuye en forma activa a crear
nuevos tipos de pensamiento moral, a medida que interactúa socialmente y se
enfrenta a estímulos y experiencia sociales diversos.
-El desarrollo moral tiene un carácter universal en el sentido de que todos los
individuos pasan por las mismas etapas en un orden de secuencia invariable y cuyo
ritmo será variable en función de la calidad y la cantidad de experiencias sociales a
las que se enfrente dicho individuo y que le puedan generar retos para evaluar su
propio juicio al contraponerlo con el de otros.
Dentro del Modelo Cognitivo-Evolutivo se enmarcan los postulados teóricos de
dos (2) autores de referencia obligada al revisar este tema: Jean Piaget y Lawrence
lxxx
Kohlberg, ya que son ellos quienes han impulsado el interés por el estudio del
desarrollo moral.
El
desarrollo moral según
Piaget, Hers y Otros (2001), señalan
que: Piaget no identifica una secuencia de estadios, en sentido estricto, para el
desarrollo del juicio moral; por el contrario, sugiere la existencia de cambios
con la edad y fases sucesivas, basado en la idea de que el aprendizaje está supeditado
al desarrollo, vale decir, primero ocurre éste y luego el aprendizaje. Para avanzar
y cambiar a un juicio moral sólido, es necesario que el individuo alcance una
estructura cognitiva que implique la superación del egocentrismo y la posibilidad de
ubicarse en la óptica de otra persona. Sin embargo, es necesario destacar que aunque
el desarrollo intelectual no determina el nivel de desarrollo moral, sí puede
condicionarlo.
Para Piaget el desarrollo moral puede ser comprendido como una serie de
cambios que se dan en el individuo a través de dos (2) etapas:
1.
Realismo moral, también llamado absolutismo.
2.
Relativismo moral o moralidad por acuerdo recíproco.
Distingue por tanto dos (2) tipos de moralidad: Moralidad heterónoma y
Moralidad autónoma.
Etapa del realismo moral. Piaget denomina Moralidad Heterónoma o Realismo
Moral a esta primera etapa. Cronológicamente se enmarca en el lapso comprendido
entre los 4-6 años de edad; período durante el cual el niño cree que las reglas se
obedecen porque son cosas reales e indestructibles y no principios abstractos. En este
período el niño juzga los actos por las consecuencias de las acciones y por la
magnitud de los resultados de los eventos, considerando que es más culpable quien
comete más daño.
Para Gallegos (2001), la etapa se denomina heterónoma porque la normas no
proceden de un razonamiento del niño sino de una autoridad externa; la moralidad es
considerada como la coartación, restricción u obligación, porque el niño asume que
está obligado a cumplir con las normas sin discutirlas; él se ajusta a las leyes externas
y considera que todo el que no las cumpla merece un castigo. En atención al
lxxxi
egocentrismo y a la centración que lo caracterizan cognitivamente, el infante posee un
pensamiento rígido con respecto a los conceptos morales.
Esta etapa se caracteriza por un interés en las reglas formales y un apego rígido
a ellas. El niño piensa que las reglas no pueden ser cambiadas y supone que todas las
personas (incluyendo los adultos a quienes asume como superiores) debieran
respetarlas por sagradas e inalterables; por ello el acatamiento de las mismas es muy
importante. Por otra parte considera que todos comparten el mismo concepto sobre
las reglas y espera que obren de acuerdo a ellas.
El concepto de justicia en esta etapa está basado en las personas que rodean al
niño: bueno o malo es lo que diga mi mamá, aquello es malo porque lo castigan. En
este período tiene un respeto unilateral por el adulto; la moralidad se basa en la
conformidad.
Características del realismo moral, Gallegos (2001), señala las siguientes:
-Las acciones son totalmente correctas o totalmente incorrectas. No existen
puntos intermedios.
-El niño cree que todos los demás ven la acción realizada como él la ve.
-Los actos se juzgan en términos de sus consecuencias físicas reales y no de la
motivación que haya detrás de ellos.
-Las reglas o normas deben obedecerse. Son sagradas e inalterables.
-El castigo define el grado de error de una acción: “es malo porque me
castigan”.
-Cualquier accidente físico o error que se presente después de una acción
negativa es un castigo enviado por una fuerza superior (Dios) y es justo.
-En su opinión, es más culpable quien comete más daño.
Esta etapa del desarrollo moral se basa entonces en los siguientes parámetros:
-La obediencia a la autoridad por sí misma, a los demás, especialmente a los
adultos.
-El respeto unilateral.
-El miedo al castigo.
lxxxii
-Acatamiento de lo establecido sin reflexión, sin críticas ni razonamiento sobre
su contenido.
-Confusión entre la obediencia y la justicia, subordinando esta última a la
primera.
Etapa de relativismo moral. Se conoce también como Moralidad Autónoma
o Moralidad por Reciprocidad o Cooperación. Cronológicamente se ubica entre los
7-12 años de edad, es decir, que ocupa los años escolares del individuo. Esto implica
que, a nivel cognitivo, los niños se han iniciado en las operaciones concretas por lo
que, una vez superado su egocentrismo, dejan de ser absolutistas en sus juicios ya que
pueden considerar por lo menos otro punto de vista distinto al suyo. Siendo su
pensamiento ahora reversible y descentrado, desarrollan cierta flexibilidad ante los
conceptos morales.
Al comprender que las reglas son hechas por personas y que incluso ellos
mismos pueden elaborarlas, los niños aceptan la posibilidad de cambiarlas o
adaptarlas de acuerdo con las circunstancias, sin que por ello pierdan respeto a la
autoridad o dejen de favorecer el castigo que compense a la víctima y ayude al
culpable a reconocer la maldad de la acción que llevó a cabo. Esta etapa es
considerada por Piaget como una moralidad de la cooperación y de respeto mutuo.
Las reglas son producto del acuerdo, sirven a objetivos de cooperación y por
tanto están sujetas a modificación; no son absolutas ni fijas, por lo que se pueden
imponer a la costumbre y la convención. En esta etapa aparece el concepto de justicia
y los juicios están basados en las intenciones de las acciones.
Características de la relatividad moral:
-Se juzgan los actos por las intenciones.
-Los niños aceptan más de un punto de vista.
-Reconocen que las reglas pueden ser modificadas, adaptadas o cambiadas
según las circunstancias.
-Respetan la autoridad y juzgan a los demás de manera realista.
-No identifican las desgracias naturales o los accidentes como un castigo.
lxxxiii
-Asumen el castigo como la retribución de un daño similar o la realización de
una acción compensatoria.
Según, Gallegos (1996), la Moral Autónoma o de la Cooperación se basa, por
tanto en:
-El beneficio de la sociedad y la preocupación por los demás.
-El respeto mutuo, la justicia y la reciprocidad.
-El control interno propio.
-La cooperación: repartir, compartir recursos.
Según el mismo Gallegos (1996), son tres (3) los factores que contribuyen al
progreso y alcance de la autonomía moral: el desarrollo cognitivo, la interacción con
los iguales y la disminución de la coerción adulta. Se pasa de la heteronomía a la
autonomía mediante una socialización progresiva del niño.
Ética, Moral y Valores
El término ethos del cual procede la palabra ética tiene una larga historia;
probablemente sus orígenes sean más remotos de lo que creen muchas personas que
se ocupan de la reflexión filosófica. Además, es uno de los tantos vocablos griegos
que a través de su devenir histórico ha cobrado múltiples significados. Ciertamente,
en sus más remotos orígenes, ethos significó guarida o morada de animales, y por
extensión, más tarde, pasó a referirse a las personas; pero en ambos casos ethos alude
a resguardo, refugio o protección; es decir, espacio vital seguro.
Al respecto, González (2001), explica que ese lugar familiar en donde se
acostumbraba pasar el mayor tiempo posible, porque ofrecía seguridad, protección,
remite, en el ámbito humano, a una forma habitual de comportamiento, por lo tanto se
asocia con hábito o costumbre la intención de permanecer en un lugar seguro. De ahí
que ethos sea; un modo habitual, continuo, de comportarse, de ser en el tiempo; forma
de estabilidad y persistencia temporal (...) De esa idea de consistencia existencial
derivaría la noción esencial del ethos como carácter, en el sentido de literal modo de
ser, disposición (carácter moral, modo ético de ser).
lxxxiv
El carácter adquiere, en el ámbito humano, la connotación de lo permanente, y
se forja a través de las apropiaciones que el individuo realiza durante el proceso de
socialización. El carácter se interioriza y es decisivo en su actuación individual y
colectiva; sin negar, desde luego, la influencia que sobre él puedan ejercer las
circunstancias externas.
En el caso específico de la ética como reflexión filosófica, se puede decir, en
primer lugar, según Cortina (2004), que se trata de un tipo de saber, un saber que
pretende orientar la acción humana en un sentido racional; es decir: pretende que
obremos racionalmente. Los griegos ubicaron este tipo de saber dentro de una
categoría especial para diferenciarlo de otros saberes. De comienzo diremos que ya en
el siglo IV a. de C., los filósofos de la antigua Grecia distinguían entre un saber
teórico y un saber práctico El primero se preocupaba “por averiguar ante todo qué son
las cosas, sin un interés explicito por la acción” y el segundo buscaba la manera de
discernir que debemos hacer, cómo debemos orientar nuestra conducta. Siguiendo ese
mismo orden, los filósofos de la antigua Grecia, distinguían dos (2) tipos de saberes
prácticos: (a) la técnica o el arte, dirigido hacia la consecución de un objeto o un
producto concreto y (b) el saber ético, que se propone enseñarnos a obrar bien,
racionalmente en el conjunto de nuestra vida entera.
En el saber ético hay que destacar dos (2) cosas: el obrar racionalmente y que se
trata de una acción permanente en el conjunto de nuestra vida entera.
El obrar racionalmente tiene una connotación bastante compleja, porque las
expresiones razón, racionalidad, racional, racionalismo, no han tenido siempre el
mismo significado. Los griegos, por ejemplo, utilizaron el término razón como
pensamiento discursivo, pensamiento puro, o como logos, es decir, pensamiento
expresado a través de la palabra. A partir de Descartes la función de la razón ha
adquirido significaciones diversas.
Se puede decir, de acuerdo con la Opinión de algunos autores moralistas
españoles, que el obrar racionalmente significa, en primer lugar, “Saber deliberar bien
antes de tomar una decisión con el objeto de realizar la elección más adecuada y
actuar según lo que hayamos elegido” (Cortina, 2004, p. 18).
lxxxv
El saber ético se concibe, además, como una acción permanente en el conjunto
de nuestra vida entera. Obviamente, se refiere a que obrar racionalmente, no debe
referirse a un caso concreto y único, sino a lo largo de toda la vida. “Por eso la ética
invita desde sus orígenes en Grecia a forjarse un buen carácter, para hacer buenas
elecciones, como indica el significado etimológico del término” (Cortina, 2004, p.
18).
Por su parte, Lledo (2000), la parte de la filosofía que se ocupa de la reflexión
ética fue concebida por Aristóteles como parte de la antropología filosófica o filosofía
de las cosas humanas. En no menos de siete (7) de sus obras, Aristóteles se refiere a
los problemas éticos con cierta regularidad y profundidad. Estos escritos son: Ética a
Nicómaco, La gran ética, Ética a Eudemo, Sobre virtudes y vicios, Política, Escritos
económicos y Retórica. Aunque Aristóteles no concibió la ética como una disciplina
filosófica, ni se preocupé por separarla de la política, sus planteamientos éticos tienen
un cierto carácter sistemático como una forma de entender los hechos. El sentido
sistemático en Aristóteles no tuvo el significado que hoy le damos al término, pero si
encontramos en su ética cierta intencionalidad de ser una teoría que mira el
comportamiento de los hombres en función de su relación con otros hombres y con la
estructura de lo que, tal vez, de manera anacrónica todavía, podríamos llamar su
intimidad.
En esta primera teoría ética que formulara Aristóteles: “somos lo que hacemos”
(Ética a Nicómaco), el hacer determina un tipo de comportamiento que bien podría
entender como convivencia (armonía de tensiones opuestas) de las personas; lo que
deja entrever ese carácter social que caracterizara toda la ética griega.
El término ética fue una invención posterior a Aristóteles, tal como ha sucedido
con las palabras lógica y metafísica, desconocidas por el estagirista, pero la reflexión
sobre estas disciplinas en el campo de la filosofía tuvieron en él el más destacado
represente en el pensamiento clásico griego. Emilio Lledó (2000), nos ha dejado un
esquema acerca de los temas sobre los cuales versa el pensamiento ético aristotélico
los cuales pueden resumirse en:
lxxxvi
1.
Todo lo que los hombres hacen tiende hacia un bien. ¿Y cuál es ese
bien?, Aristóteles responde: el bien político, bien que adquiere la connotación de lo
grande y lo perfecto cuando se refiere al bienestar de la ciudad. Ya se ha señalado que
en Aristóteles la ética forma parte de la política, y la política la concibe como fruto de
la experiencia, puesto que su fin no es el conocimiento, sino la acción, la praxis. Ese
bien común que todos aspiramos es la felicidad (eudaimonía). El hombre feliz será
aquel que vive bien y obra bien.
2.
Las éticas arrancan de las costumbres, determinadas por la experiencia
y el tiempo. La condición moral de los hombres está determinada por la práctica:
practicando la justicia nos hacemos justos.
3.
Saber elegir para encontrar un equilibrio en el mundo. La elección
voluntaria, es decir, saber “cómo”, “por qué” y “qué” debemos elegir; cobra en
Aristóteles el significado de lo que se debe hacer en todo momento. Siempre
buscamos la forma de elegir un bien, pero debemos hacerlo con cuidado, a fin de no
engañarnos y optemos por lo falso, lo incorrecto lo malo.
4.
Se debe optar siempre por la justicia. Aristóteles le otorga a la justicia
una alta valoración siendo la “justicia distributiva”, por su sentido proporcional, la de
mayor grado de perfección. La excelencia de la justicia y su sentido sobresaliente se
debe, en buena parte, a que es algo perfecto, y esta perfección se percibe en que el
que la posee, la proyecta más hacia el otro, que hacia sí mismo.
5.
Examina lo que se debe aceptar como la recta razón”, que constituye la
capacidad del individuo para tomar decisiones, las buenas decisiones.
6.
La vida moral de las personas está determinada por el obrar bien. La
amistad constituye un valor fundamental necesario en las interrelaciones humanas. La
amistad es el fundamento de la vida moral y de la convivencia ciudadana.
7.
Las acciones de los seres humanos, se deben entender como una
búsqueda del placer. Ciertamente, en todos los escritos que tratan sobre ética,
Aristóteles invita a una reflexión acerca del bien, la justicia, el placer y la felicidad,
como un camino para que lleguemos a ser buenos.
lxxxvii
Ahora se intenta la aproximación a una definición de la Ética como una
disciplina filosófica. La mayoría de los investigadores y estudiosos de la materia, la
conciben como una parte de la filosofía que reflexiona sobre la moralidad y los
criterios valorativos que se tengan acerca del bien y acerca del mal. La ética se ocupa,
en Consecuencia, de lo que debe hacerse; es decir, lo que se debe ejecutar o realizar.
E. Kant llama imperativo a lo que se debe ejecutar o realizar; es decir, el deber ser.
Con relación a los imperativos, Kant los divide en dos (2) categorías:
hipotéticos y categóricos. El primero, puede expresarse en la siguiente fórmula: yo
debo hacer esto sí quiero llegar a tal fin; lo que hago debe estar recompensado por
algo; en otras palabras:
-porque las personas a diferencia de los animales, tienen que justificar sus
respuestas al medio, es decir, que el hecho de gozar libertad le da la libertad, le da la
oportunidad de elegir entre distintas posibilidades y debe justificar por qué actúa de
esta manera y no de otra;
-porque el hombre tiende a buscar la felicidad como un fin a lo largo de su vida.
En este sentido hablamos de un fin espíritu (eudemonismo) o de la búsqueda del
placer (hedonismo);
-porque su actuación debe basarse en dos (2) criterios valorativos
fundamentales: la autonomía o el respeto de su dignidad; y la razón dialógica.
Con relación a la ética aplicada diremos que surge cuando se aplica, “los
resultados obtenidos en la parte de fundamentación a los distintos ámbitos de la vida
social: a la política, la economía, la empresa, la medicina, la ecología, entre otros”.
(Cortina, 1995, p.32).
La reflexión ética lleva implícito un profundo saber del ser humano. La ética y
el humanismo son inseparables. El humanismo es ante todo una concepción ética. La
ética actual se propone reencontrar la auténtica dimensión humana del hombre,
superar sus desviaciones y buscar su presencia equilibrada consigo mismo y su
entorno.
lxxxviii
Moral
La moral existe desde el mismo momento en que apareció el ser humano; y se
refiere a ese comportamiento que acompaña al individuo durante toda su vida, al
respecto Carrillo (2002), expone que moral se deriva del latín mos-moris que
significa hábito, costumbre, modo de comportarse; se refiere a una conducta
específica donde el bien y el mal son los ingredientes valorativos. El plural mores
también alude al carácter. Lo mismo sucede con el término moralis empleado por
Cicerón para traducir el vocablo griego ethikós.
Tanto la ética como la moral se refieren a valores, actitudes y normas, que
podemos aceptar o rechazar.
De acuerdo con su etimología, ambos términos hacen referencia al carácter,
costumbre, que, a fin de cuentas, aluden a lo mismo, porque se refieren a un tipo de
saber, que nos permita enfrentar la vida con dignidad, con altura humana, que nos
permita, en fin, ser justos y felices.
La moralidad de un hecho está determinada por dos (2) circunstancias
específicas que actúan como condiciones constitutivas y necesarias de la acción
moral. Estos elementos, a nuestro entender, están destinados por las siguientes
acciones:
- Se deben tomar decisiones prudentes; es decir, que se debe reflexionar mucho
antes de tomar cualquier decisión, a fin de que el camino que se elija sea el más
adecuado. Usar la capacidad de razonamiento en el marco de las circunstancias
concretas en que cada persona le corresponde actuar como ente moralizador.
- Se deben tomar las decisiones que se consideran como moralmente justas. En
una Sociedad determinada no basta con respetar las leyes establecidas conforme el
derecho positivo y la conciencia moral alcanzada por esa sociedad. Algunas veces las
leyes de un país desde el punto de vista moral, pueden no ser justas; sin embargo, su
aplicación desde el punto de vista del derecho positivo es correcta. El caso del
derecho establecido en la Alemania nazi, es harto elocuente. A los responsables de las
matanzas de judíos en los campos de concentraciones se les juzgó por crímenes
contra la humanidad y no desde el punto de vista de las leyes alemanas, porque no
lxxxix
tendrían responsabilidad alguna sobre esos horrendos crímenes. Más allá de las leyes
establecidas más allá de la moral alanzada por una sociedad determinada, se
encuentra la moral crítica universal, basada en el respeto de los valores universales,
garantizados por las Naciones Unidas en su Declaración Fundamental sobre los
Derechos Humanos (1948). Todas las naciones son signatarias de ese pacto moral. No
se trata de una aceptación ciega y pasiva de un sistema universal de valores. Hay
muchos valores, actitudes y normas que son comunes en el ámbito del pluralismo
mundial.
Junto a la toma de decisiones justas y prudentes, se requiere también considerar
la escala de valores que cada país en particular defiende como propia. Esos valores se
encuentran contenidos en sus constituciones, leyes y reglamentos que le indican al
individuo cuáles son las normas y proyectos personales y sociales que debe adoptar
como individúo y como ciudadano para que su actuación sea responsable en el seno
de la realidad concreta.
Los términos ética y moral se emplean, generalmente como sinónimos. No
obstante la similitud y lo difícil que resulta hacer una diferenciación precisa, es
bueno señalar algunos rasgos distintivos; indicados por Cortina (2004), ética
y moral se distinguen simplemente en que, mientras la moral forma parte de
la vida cotidiana de las sociedades y de los individuos y no la han inventado los
filósofos, la ética es un saber filosófico; mientras la moral tiene apellidos de
la vida social, como moral cristiana, moral islámica o moral socialista, la
ética los tiene filosóficos, como aristotélica, estoica o kantiana.
Ciertamente, la ética se sitúa en el nivel reflexivo y autorreferencial del
discurso filosófico, y la moral adquiere su verdadera autenticidad en el campo de la
sociedad.
Muchos autores, al abordar el problema relacionado con la elaboración de un
concepto de moral, acaban por definirla como un sistema de normas, preceptos
y deberes que regulan los actos humanos individuales y sociales en función de la
bondad o malicia de los mismos.
xc
Valores
La noción de valor ha sido tomada de la economía. Desde la antigüedad el
término ha sido usado para indicar la utilidad o el precio de los bienes materiales. Los
griegos inventaron el vocablo “axios” que significa “digno” lo de “gran valor”; sin
embargo, su uso no tuvo la repercusión que han tenido otras invenciones lingüísticas,
probablemente porque pensaban que valores como bien, belleza, justicia, verdad,
entre otros, se encontraban por lo general, como lo afirma González (1996):
Estrechamente vinculados y fundidos unos con otros, y fundidos también
con la noción esencial de virtud o areté. Y sobre todo, ni los griegos –ni
tampoco la tradición metafísica que arranca de ellos- concibieron valores
como algo separado o separable de unas cualidades o propiedades
inherentes a las realidades mismas, ya fueran las humanas o las no
humanas, al grado de que incluso, eso que hoy se conceptúa como valor,
se llega a identificar en mucho sentido con el ser mismo. (p. 45).
El mismo autor señala que, el valor como propiedad o manifestación del ser
estaría siempre sujeto a la especulación metafísica, no habría en él nada de humano y
sólo adquiriría la condición de neutralidad, ni bueno ni malo. La valoración es del
hombre. No existe un valor que no sea una posibilidad humana o que no exprese un
modo de ser del hombre. Los valores no son propiedades de las cosas.
El hombre se acerca a las cosas para valorarlas, son buenas o son malas, son
bellas o son feas, son verdaderas o falsas, entre otros. Siempre la realidad vale por
igual, no es más o menos ser o realidad, más o menos ser o realidad y su estimación
está determinada siempre por el sujeto. El valor no es, pero vale. Al reflexionar de
este modo nos proponemos considerar el carácter objetivo o Subjetivo de los valores;
es decir, el hombre pone o descubre los valores.
Delval y Enesco (2004), afirman, definir lo que es un valor resulta aún más
difícil de lo que se piensa, y ello se debe a que no son propiedades de las cosas o de
las acciones, como el peso, la forma o el color, sino que dependen de una relación con
alguien que valora, donde toda atribución es expresada mediante un juicio valorativo.
xci
Un juicio de esta índole supone el concepto de cosa buena o mala: este libro es bueno
o este libro es malo. La valoración propiamente dicha existe cuando el sujeto llega a
formular un enunciado valorativo. Los valores le dan sentido a la existencia humana.
El carácter formativo de la educación está determinado por el descubrimiento, la
incorporación y la realización de valores en el individuo. Este proceso de formación
es lo equivalente al crecimiento personal de cada individuo y de la comunidad en
general. En fin, los valores constituyen los motivos que orientan todo proyecto de
vida personal y Colectivo.
Según Carrera y Otros (2005), los valores nos sirven para evaluar nuestras
propias acciones y las de los demás y, sobre todo, sirven para guiar el
comportamiento las personas. De ellos se dice que son creencias prescriptivas o, si
prefiere principios normativos y duraderos que nos sugieren una determinada
conducta o estado final de existencia es personal y socialmente preferible a otros que
consideramos opuestos y contradictorios.
Los valores los expresamos en la convicción razonada de que algo es bueno o
malo, y una vez interiorizados se convierten en normas pautas de comportamientos.
Los valores están íntimamente vinculado a la idea que se tenga del hombre y de la
sociedad; de ahí hablemos de valores individuales y colectivos de ideales, de
convicciones, aspiraciones, sentimientos, actitudes y creencias compartidos. Aunque
algunos autores consideran que elementos no son propiamente valores, Raths (1976),
por ejemplo, los llama indicadores de valores, pero que una vez superado el proceso
de valoración se configuran en valores. Ciertamente los indicadores de valores y los
valores se encuentran estrechamente vinculados, aquéllos predisponen al individuo en
el momento actuar, en el momento de establecer los criterios que determinan los
comportamientos ideales o deseables estos, criterios son específicamente los valores.
Para Carrera y Otros (ob.cit), algunos teóricos de la moral, consideran que la
esencia de los valores es su valer, es decir, ser valiosos; así mismo, algunos valores
no dependen de apreciaciones subjetivas individuales, sino que tienen un carácter
objetivo, situados fuera del tiempo y del espacio tales como el derecho a la vida, el
amor, la justicia, la paz, la honradez, entre otros; una cualidad objetiva de todos los
xcii
seres (personas o cosas) que las hace deseables y apetecibles. Los valores tienen una
polaridad, pueden ser positivos o negativos, buenos o malos (hablamos de valores o
contravalores); el valor está vinculado a la reacción del sujeto que lo estima, por
ejemplo, la paz, unos pueden reaccionar frente a la paz como un valor máximo,
sublimándolo; y otros, en cambio, pueden reaccionar encarnándolo y haciendo todo lo
posible por evitar que ante una situación conflictiva prospere. Los valores están
estrechamente relacionados con la existencia de las personas, inciden sobre su
comportamiento, configuran y modelan sus ideas y sentimientos.
Según Pereira (2003), no todos los valores se relacionan con la ética.
Tradicionalmente han clasificados en: vitales, materiales, intelectuales, morales,
estéticos y religiosos. La persona, de acuerdo con sus intereses y circunstancias, les
dará la jerarquía que más le convenga. Un sacerdote, por ejemplo, pondrá los valores
religiosos en el primer de sus prioridades.
Desde la perspectiva de la educación, los valores pueden ser descubiertos,
incorporados y realizados por las personas. Los valores para que tenga significación y
efectividad deben ser interiorizados libremente, si los valores no son elegidos
personalmente, por voluntad propia y de manera autónoma, no se realizaran con la
fuerza necesaria para convertirse en la conducta deseada.
Hay también quienes sostienen que para entender los valores, es necesario
señalar sus propiedades más comunes, y entre éstas estarían las siguientes: El valor es
una cualidad del ser; es decir, el ser, ya sea una persona o cosa, puede llegar a poseer
la cualidad deseable para el individuo o para los grupos: el valor nunca se agota, lo
que determina que la infinitud es uno de sus rasgos fundamentales; el mundo del
valor lo constituye el hombre, de allí que el valor sólo vale cuando un ser-personal lo
valora; los valores son los orientadores de los juicios, porque las personas emiten
juicios de valor porque existen unos valores referenciales.
Los valores reafirman en el individuo su identidad personal. Diríamos su
autoestima para emplear un término que está hoy n de moda.
Los valores y la autoestima son conceptos inseparables en el desarrollo integral
de la personalidad del individuo. Esa identidad personal de la que hemos hablado “no
xciii
podrá conseguirse nunca si es sobre la base de una escala de valores personales”
(Tierno, 2005, p. 152), que le permita precisar claramente preferencias y decisiones
que le van a servir de referencia proveerse de un proyecto de vida más humana y
digna.
Tierno (2005), al referirse a los valores como medios para reforzar la
autoestima, señala:
El hombre aprende a estimarse en la medida en que respeta y realiza los
valores en los que cree. Detrás de cada conducta existe un trasfondo que
nos dice si una cosa vale la pena o no, si algo importa o no importa. Es
una predisposición que nos inclina a obrar de una manera u otra,
justificando o legitimando nuestras acciones. (p. 153).
El mismo autor, refuerza su criterio al proponer que ese orden moral que
reclamamos en la formación integral de la persona determinado por las preferencias
que el sujeto establece entre valor de las cosas en virtud del cual se puede estimar que
unas valen más que otras, y que algunas no tienen más razón de ser que la de ser
sacrificadas en aras de otras más importantes (...) Ese trasfondo moral, esa escala de
valores que legítima mi conducta se convierte en fuerte exigencia que marca a cada
individuo el camino del deber.
Los valores no son siempre iguales para todas las sociedades ni para todos los
individuos. Según Hernando (2007), en una misma sociedad, se pueden apreciar
diferentes escalas de valores tanto en el plano individual como en el colectivo.
Además, los valores cambian en el transcurso del tiempo. Valores que se tenían como
modelos de conducta en otros tiempos hoy ya no lo son. De ahí que hablemos de la
relatividad de los valores, porque dependen de la época, del lugar y el tipo de
sociedad que los realiza. Cada momento histórico tiene sus propios valores, los
cuales, a su vez, están abocados al cambio según pasa el tiempo.
Los valores adquieren autenticidad cuando están referidos a objetos concretos.
No tiene ningún sentido discutir sí la justicia es más importante que la paz, o que la
responsabilidad es más relevante que la honestidad, o que el amor tiene mayor
presencia que la solidaridad. Con esto queremos apuntar que los conflictos de valores
xciv
no los entendemos en abstracto (el valor tal, frente al valor cual), sino referidos a
objetos determinados.
La responsabilidad, por ejemplo, es un valor fundamental en la vida individual
y social. Nos conmueve la musicalidad, conque ha sido definido el término por
algunos autores, entre ellos Kohlberg y Candee, que la conciben como un
compromiso o como una necesidad que sienten los seres humanos de actuar conforme
a su propio razonamiento moral. En esta perspectiva, la responsabilidad como valor
invita sólo a la reflexión, que ya es algo importante, pero no pasa de ser un mero
indicador de valor, sin embargo, adquiere la de un valor auténtico cuando el individuo
es capaz de actuar responsablemente ante sí mismo y ante los demás. Entre la
reflexión y la acción puede haber, si nos proponemos, distancias infranqueables o por
el contrario, puede expresarse en una acción como inmediata como consecuencia de
un razonamiento apropiado.
El Pensamiento Complejo y la Educación de la Condición Humana
La educación concebida como proceso social y cultural es ante todo una vía a
través de la cual el ser humano logra organizar sus ideas y descubrir patrones de
pensamiento para la construcción del conocimiento, los cuales expresan, tanto por
medio del lenguaje y la comunicación como por la vía de las múltiples
manifestaciones de los sistemas de acciones y los valores de cada sociedad.
Es así, como en el marco de las complejas relaciones ontogénicas existentes
entre educación, pedagogía, cultura y sociedad, el individuo transita por distintos
modos de aprender para la configuración de su identidad social y humana y educarse
así mismo, tal y como lo refiere Morín (2003), “ello supone la construcción de una
cultura que permite comprender nuestra condición humana y ayudarnos a vivir,
puesto que ésta debería ser el objeto esencial de toda educación” (p. 17).
Entonces, la educación concebida en estos términos, es decir, como medio de
autorrealización y proyecto de vida para la socialización, como continuom humano es
indispensable para la formación integral del individuo, pues lo habilita para
xcv
reflexionar acerca de la importancia de aprender a ser persona, y sobre manera, para
la valoración de la condición humana desde la interacción pedagógica, en tanto ésta
debe permitir dar cuenta de la unidad compleja de la naturaleza humana.
En este territorio del saber, es necesario repensar la pedagogía y el aprendizaje
de los valores bajo otra racionalidad epistémica. Ello implica un nuevo espíritu
científico emancipador y propulsor de la cultura y de la humanidad, pues como lo
advierte, el citado autor:
No olvidemos que la cultura de las humanidades favorece la aptitud para
abrirse a todos los grandes problemas, la aptitud para reflexionar para
aprehender las complejidades humanas, para meditar sobre el saber y
para; integrarlo en la vida propia, para correlativamente ver con mayor
claridad la conducta y el conocimiento de uno mismo (p. 35).
Al respecto, Cortina (2003), afirma que, la praxis del acto pedagógico por parte
del docente facilitador de aprendizajes, constituye un ejercicio de responsabilidad
ética y valoral; pues, en tanto educar la condición humana desde la complejidad invita
a penetrar en una conciencia emancipadora de orden superior que se nutre de la
multidimensionalidad de relaciones que ocurren entre sujeto y objeto, las cuales se
concretizan en la libertad para pensar y aprender.
Aunque Savater (2009), subraya, que educar la condición humana implica
desafiar a profundidad el pensamiento pedagógico reduccionista y simplificante para
despertar y activar una intrincada red gnoseológica de naturaleza formativa,
cognitiva, ética y creativa, pero de modo sustantivo, axiológica y afectiva.
De modo tal, que educar la condición humana, desde la perspectiva de una
pedagogía valorar, conduce a una interesante confrontación dialéctica entre el mundo
del discurso descriptivo y declarativo del docente para abordar contextos empíricos, y
el mundo del lenguaje argumentativo y valorativo de una pedagogía humanizante y
ecologizante para penetrar y convivir con la ontología axiológica del ser.
Ello parece ser así, puesto que el ser humano es un sujeto cognoscente y
educable mediante procesos pedagógicos construidos y deconstruidos en el seno de la
cultura de la sociedad: además, asume actitudes, es capaz de pensar, aprender,
xcvi
evolucionar y expresarse a través del lenguaje, dado que con el poder de la palabra
llena el mundo de significados y puede compartir su sabiduría.
Obviamente, esta postura acerca de una pedagogía valoral. Para educar la
condición humana, le impone al docente investigador colocar sus pensamientos en
tono reflexivo y crítico para asignarle importancia y significado a la subjetividad que
sustenta el mundo de los valores: aquel mundo catalogado por Cortina (Ob. Cit),
como escurridizo y complejo, en el que parece, que todo se resuelve en el plano de
realidades subjetivas, que sólo existen en la conciencia de cada individuo.
De lo que se trata es de transitar hacia una nueva ontología pedagógica que
permita interrogar desde una perspectiva crítica y dialéctica los saberes construidos
acerca de los modelos pedagógicos conductistas y asociacionistas: aquellos que se
anidan en el plano de la certidumbre y del reduccionismo, y que limitan seriamente
todo intento por desafiar la incertidumbre y la comprensión de la unidad complejo de
la naturaleza humana.
Abordar la discusión acerca de la educación, la pedagogía y los valores para
educar la condición humana, desde la perspectiva del pensamiento complejo, remite a
desafiar los fundamentos de una nueva lógica científica, la ontología sistémica.
De allí que Bunge (1995), citado por Balza (2008), señala que la visión
sistémica es un enfoque según el cual se concibe todo objeto como una totalidad
compleja o como un componente dentro de un contexto complejo. Esta vía para
formular y abordar los problemas evita las visiones unilaterales o sectoriales y las
correspondientes soluciones simplistas. En otras palabras, el enfoque sistémico, dice
el autor, invita a estudiar la composición, el entorno y la estructura de los sistemas de
interés.
A su vez, Martínez (1999) refiere, que el enfoque de sistemas se puede concebir
como apto para comprender la estructura y las interrelaciones que constituyen la
esencia de los grupos humanos.
En efecto, estudiar la pedagogía y los valores existenciales como ejes
orientadores o sustratos teóricos para educar la condición humana es dar por sentado
que cada uno de estos constructos o estructuras cognoscitivas dependen del estado de
xcvii
todas las otras, puesto que están inmersos en una estructura de orden superior, o supra
estructura que las interconecta en el efecto de su entidad esencial, como lo es el
paradigma de la complejidad.
En función de lo antes expuesto, para comprender e interpretar la realidad de la
pedagogía desde una perspectiva valoral para educar la condición humana, el presente
estudio se fundamenta en el pensamiento complejo, pues la complejidad es parte de
ese paradigma que permite descubrir en forma nueva y profunda, la unidad y
arquitectura de la totalidad, así como también, la pluralidad de constituyentes
heterogéneos que configuran una unidad o una entidad con sentido.
Es así como Morín (2003), define a la complejidad como el tejido de eventos,
acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones que constituyen nuestro
mundo fenoménico. Así, que la complejidad se presenta con los rasgos perturbadores
de la perplejidad, es decir, lo enredado, el desorden, la ambigüedad y la
incertidumbre.
Es por ello, que el docente, el pedagogo de este tiempo, debe ser un
investigador de ruptura para aceptar, que no importa el tamaño ni el cuantun del
objeto a estudiar, dado que el más pequeño de éstos es complejo y multidimensional,
por lo tanto, la explicación de las múltiples relaciones que definen su identidad se
pueden encontrar en la confrontación dialéctica de la multireferencialidad de la
existencia humana, sin que existan fronteras y limitaciones que demarquen territorios
predeterminados de la sabiduría.
El problema de la ciencia pedagógica no se puede reducir a la relación entre el
objeto observado y el sujeto observador, pues las ciencias humanas como la
pedagogía, la axiología y la psicología, entre otras, nunca podrán ser objetivas, puesto
que no se podrá objetivizar a su objeto de estudio, es decir, el hombre. De allí, la
opción epistemológica de construir significados en éste campo a través de la
subjetividad y el interpretativismo social.
Por lo tanto, la misión de la ciencia interpretativa, contribuye Ugas (2005),
consiste en:
xcviii
Descubrir significados para hacer inteligible la acción. En este sentido,
los significados están predeterminados por las formas de vida, por ende,
la misión de una ciencia social interpretativa es descubrir el conjunto de
reglas sociales que dan sentido a determinado tipo de actividad social,
para revelar la estructura de inteligibilidad que explica por qué tienen
sentido las acciones que observamos. (p. 26).
Por lo tanto, el quehacer pedagógico del docente no debe limitarse solo a la
incorporación de contenidos informacionales construidos bajo el pensamiento único
para enseñarles de modo instrumental y procedimental, sino que éste debe
fundamentarse en el repensamiento autorreflexivo y crítico, tanto del saber teórico,
como de su praxis pedagógica para la construcción de nuevos significados desde la
interpretación, que al compartirlos en el acto de mediación impacten lo cognitivo,
actitudinal, afectivo y conductual del ser humano. Ello significa hacer uso del
pensamiento complejo desde una perspectiva comprensiva para educar la condición
humana.
El pensamiento complejo, aporta Ugas (2005), es un pensamiento que trata de
vincular y de distinguir sin desunir. La relación dialógica, antagónica, competitiva y
complementaria nos abre al orden, el desorden y la organización, por ello el objetivo
de la complejidad es, por una parte unir, y por la otra asumir la incertidumbre.
Conforme a esta visión, para educar la condición humana a plenitud es
necesario la construcción y praxis de una pedagogía valoral que no se detenga en lo
conocido de la existencialidad humana, sino que irrumpa desde la sabiduría
pedagógica preexistente, la interpele y se proyecte mucho más allá de ésta de modo
transversal hacia una verdadera unidad del conocimiento. Se trata, obviamente de
pensar en una nueva epistemología pedagógica, que integre en un solo plexus del
saber, los valores de la materialidad de la inmaterialidad, pero con un fundamento
profundamente humanizador.
En efecto, se trata de recurrir al humanismo pedagógico, aquel que privilegia a
lo individual y colectivo mediante un replanteamiento del acto pedagógico para
generar nuevas opciones de educabilidad desde el paradigma ecosistémico, donde el
ser humano se define en la relación e interacción con los demás. En este contexto
xcix
relacional se replantean significados y valores, y lo más importante aun, se le asigna
sentido al pensar y hacer desde lo contextual. Además, aporta Platone (2002), aquí se
inicia un proceso de co-construcción y transformación de la realidad sociocultural a
través de la diversidad y complejidad de las múltiples relaciones interpersonales.
No obstante, es importante enfatizar, que el acto pedagógico en sí mismo no
podrá ser replanteado de un modo nuevo, si antes el docente investigador no ha
pensado la realidad educativa (la relación docente, discente, currículum y contexto)
desde otras perspectivas, de modo diferente y novedoso puesto que de otra manera,
tal y como lo plantea Martínez (2004 ), “no veremos más de lo que ya sabemos y no
haremos más que reafirmamos en nuestras viejas ideas, y aun, en nuestros propios
prejuicios” (p. 266).
Obviamente, todo ello conduce a penetrar en una lógica científica profunda del
saber pedagógico construido y aquel en proceso de construcción, pero eso si, desde la
autorreflexión crítica de los actores para la comprensión a plenitud de la totalidad
humana. De este modo, el pensamiento complejo en el campo de la pedagogía opera
como un eje creativo heurístico, puesto que suscita en el docente investigador un
apetito por pensar lo que otros no han pensado y un deseo de explorar y descubrir
nuevas opciones para educar la condición humana a plenitud.
En efecto, el quehacer intelectual, aporta Ugas (2006), implica de una manera
ineludible que el investigador como actor social interprete lo complejo desde dentro
del fenómeno, en la magnificencia de su multi-dimensionalidad, convertido en un
observador participante, el cual debe prestar una significativa atención a la
multireferencialidad simbólica que forma parte del universo social.
La presente referencia pone de manifiesto, que toda unidad como ente, como
objeto de estudio es múltiple, complejo, dinámico y cambiante, por lo tanto siempre
estará abierta a los imprevistos, pues la incertidumbre tiene efectos importantes en la
construcción del saber.
En atención a lo planteado se puede concluir que la educación como proceso
social
y
cultural
es
una
fenomenología
humana
evolutiva
compleja
y
multidimensional, que le permite al individuo, por una parte explorar y descubrir
c
razones para vivir y socializarse; y por la otra, aprender a construir conocimientos,
métodos y valores que le permiten adaptase al mundo que está en movimiento, así
como adaptarse al medio que habita del conocimiento para transformarlo en un hogar
humano para la convivencia.
Entonces, entre educación, individuo, cultura y sociedad se entrecruza una
ontología sistémica que define la arqueología que la contiene, la cual es a su vez
portadora de valores que en definitiva alimentan la conformación de una conciencia
colectiva histórica, pues, ella constituye el vehículo insustituible para la valoración de
la condición humana.
De este modo, la educación sedimenta la cultura de la humanidad, en tanto
permite identificar la multiplicidad de problemas que el hombre va ocasionando en su
largo viaje hacia el progreso, y en consecuencia ayuda a pensar los diversos modos
para afrontarlos. Ello implica ir integrando los saberes construidos a la cotidianidad
de la vida en comunidad y al mismo tiempo, autoevaluar los comportamientos de los
grupos humanos para sugerir las opciones auto regulatorias.
Se hace necesario repensar la pedagogía, tanto en su constitución
epistemológica, como praxeológica, para reemplazar la noción de pedagogía
reproductora de saberes por otra generadora de nuevos aprendizaje impregnados de
abres existenciales. Ello implica nutrir la interacción pedagógica de significados
emergentes, que generalmente están fuera de los contenidos
curriculares.
De allí que una pedagogía valoral traduce el descubrimiento de la
multidimnensionabilidad de la existencia humana, la cual se concretiza en la riqueza
de la subjetividad incitadora del lenguaje del ser humano. Entonces, educar la
condición humana implica un despliegue y un desafío permanente del docente
investigador para desatarse de los nudos del saber pedagógico construido en el mundo
de la certeza, para intentar penetrar a profundidad en lo desconocido de la
multirreferencialidad del ser humano.
Educar la condición humana en el contexto implica asignarle significado
relevante a los valores existenciales, puesto que éstos nos ayudan a acondicionar el
mundo, hacerlo habitable y a aprender a ser persona.
ci
Por lo tanto, el quehacer pedagógico del docente no debe limitarse, sólo a la
incorporación de contenidos informacionales extraídos de los viejos textos para
enseñarlos de modo instrumental y procedimentales, sino que éste debe
fundamentarse en el repensamiento auto reflexivo y crítico, tanto del saber teórico,
como de su praxis pedagógica para la construcción de nuevos significados que al
compartirlos en el acto de mediación pedagógica, impacten la ética cognitiva,
actitudinal, afectiva y conductual del ser humano.
Ello significa hacer uso del pensamiento complejo para educar la condición
humana, pues el paradigma de la complejidad está animado por una tensión
permanente entre la aspiración a un saber no parcelado, no dividido, reduccionista y
el reconocimiento de lo inacabado e incompleto de todo conocimiento.
En efecto, sólo pensando la realidad de la vida educativa y pedagógica en su
conjunto y de un modo distinto, estaríamos en capacidad de movilizar sistemas de
acciones para transformarla y hacerla mejor, de lo contrario, todo permanece igual,
nada cambia. Este es el reto del paradigma de la complejidad.
Características y Funciones del Profesorado
La responsabilidad del profesorado es esencial en la tarea de educar en valores.
Sabemos que éste, consciente o inconscientemente, transmite a su alumnado unos
valores, una forma de ver la vida, además de ayudarle a construir su propia escala de
valores. Para ello, es necesario formar al profesor en una serie de capacidades
indispensables para ejecutar con éxito su tarea, capacidades que debe desarrollar, sea
del área que sea.
Esteve (2005), puntualiza que hay un auténtico proceso histórico de aumento de
las exigencias que se hacen al profesor, pidiéndole que asuma cada vez mayor
número de responsabilidades. En el momento actual, un profesor no puede afirmar
que su tarea se reduce simplemente al ámbito cognoscitivo. Además de su materia,
cii
hoy se le pide que sea un facilitador del aprendizaje y organizador del trabajo en
grupo, también que cuide el equilibrio psicológico y afectivo de sus alumnos, su
integra ión social, su formación sexual, entre otros. A todo ello pueden sumarse un
par de alumnos especiales integrados en el aula y que requieren una atención
específica.
Pues bien, ahora se les piden más condiciones aún, y se quiere que el
profesorado tenga las siguientes capacidades:
-
Capacidad de crear un clima escolar adecuado, en el que se favorezca el
intercambio y el diálogo, tanto entre alumnos como entre profesorado y alumnado. El
profesor deberá crear un clima escolar en el que se traten de forma abierta variedad de
temas, que cada alumno pueda expresar libremente sus ideas y, que a través del
diálogo se llegue a un consenso sobre lo planteado. Crear este clima requiere
equilibro psicológico y afectivo que le permite exponer sin dogmatismos ni fanatismo
sus principios morales con plena conciencia de no imponerlos a los educandos que
participan en el proceso de adquisición de normas, valores y hábitos.
-
Capacidad de crear situaciones que planteen problemas y contradicciones a la
estructura moral en que se sitúa el alumno y que le produzcan cierta insatisfacción,
siempre y cuando se establezcan los cauces para la resolución del problema. Los
alumnos deben vivir un conjunto de experiencias de problematización moral que le
obliguen a actuar moralmente y contribuir de ese modo a poner a punto sus
capacidades o dimensiones morales. Estas situaciones están llenas de conflictos que
la persona vive o percibe del medio que le rodea.
-
Capacidad de escuchar, de aconsejar y de ayudar en la formación. Es
fundamental que el profesor escuche a sus alumnos pues ellos lo necesitan. En la
mayoría de ocasiones, cuando se interviene en un aula desde el modelo de educación
moral, lo primero que agradece el alumno es la posibilidad que tiene de hablar de sus
inquietudes y problemas, y de esa escucha atenta y comprensiva del profesor. Una
vez ha sido escuchado, el alumno espera respuestas, que no deben demorarse porque
desmotivan y dificultan la labor pedagógica en valores. Se trata de ayudar a que los
alumnos se formen en valores pero no en soledad, sino en compañía.
ciii
-
Capacidad para construir un modelo teórico propio y adaptado a la situación
educativa concreta y que admita la posibilidad de modificar el modelo en función de
las sucesivas variaciones que se puedan producir. No se pretende que el profesor siga
un modelo teórico, porque si no lo interioriza, no sirve de nada que aplique
actividades en su aula como si fueran recetas. Es su forma de aplicarlas, y su con
convencimiento, los que aseguran el éxito del modelo. Además, debe ser sensible a
las diferencias de cada situación educativa, adaptando y recreando, cuando sea
necesario, todas y cada una de las actividades propuestas.
-
Capacidad de animar a los grupos a de analizar su funcionamiento, de
comprender el sentido y la dinámica de las situaciones que se plantean en las aulas.
-
Capacidad de trabajo sobre la propia persona y de interrogarse sobre uno
mismo dentro de su práctica docente. El autoconocimiento es una tarea progresiva,
que debe asumir todo profesor, implicarse en el propio proceso de valoración, para
identificar reflexivamente las preferencias, orientaciones o ideales que configuran su
forma de ser y actuar. El profesor, antes de preguntarse qué valores son los que más
ha de trabajar con sus alumnos, se centrará en sí mismo, como sujeto de valores y
buscará profundizar y clarificar su propia escala de valoración, a partir del
reconocimiento del proceso de valoración interno que vive permanentemente. Para
llegar a este autoconocimiento es preciso manejar una serie de habilidades y técnicas
en las que hay que formar al profesorado.
Las características personales del profesor inciden fuertemente en su acción
profesional. En este sentido, una manera de ser equilibrada, coherente, acogedora,
tolerante, confiable, fiel a sus compromisos, dotada de una autoestima elevada,
poseedora de una buena dosis de seguridad y autocontrol y, a la vez, capaz de
perdonar y rectificar, determina y condiciona grados superiores de eficiencia.
-
Capacidad de tender hacia la neutralidad pedagógica. Poder ofrecer de forma
aséptica las diferentes soluciones frente a un problema, otorgando el mismo énfasis
en todas las alternativas. El profesor que desee ser neutral debe abstenerse de
expresar sus preferencias, se inhiba frente a la manifestación de los motivos que
hacen una postura superior a otras. No elude los temas conflictivos o que involucran
civ
formas ideológicas antagónicas. Puede estar convencido de su responsabilidad en
relación la educación en valores, y sin embargo, estima que la mejor forma de hacerlo
es ocultar los juicios personales sobre determinados valores y proporcionar al
alumnado los elementos necesarios para que ellos los descubran y prefieran, libres de
su influencia.
-
Capacidad para diseñar actividades particulares tendentes al desarrollo de la
confianza en sí mismo por parte del educando. La educación en valores exige revisar,
ampliar y especializar la actividad del profesor. Debe aprender a diseñar actividades
de educación moral y flexibilizarlas en función de su contexto.
-
Capacidad para dirigir discusiones morales. El profesor ha de tener
competencia para afrontar y manejar situaciones conflictivas desde un punto de vista
moral y debe estar dispuesto a poner sus valores en tela de juicio, aceptando, también,
la exposición al fracaso o a resultados adversos.
-
Capacidad para poseer un autoconcepto ajustado y positivo que puede
contribuir, sin duda, a facilitar el ejercicio de su función, sin necesidad de implicarse
afectiva y personalmente de forma constante en todas las cuestiones en las que como
docente deba intervenir.
-
Capacidad para afrontar situaciones potencialmente conflictivas, como
necesaria para plantearse con equilibrio los conflictos escolares que alteren el clima
moral adecuado para la convivencia y el ejercicio de su tarea profesional y, de forma
especial, los relativos al juego entre intereses individuales y colectivos y a los
derechos de los demás.
Es evidente que, ante los conflictos de valor generados de forma natural o
inducidos con fines pedagógicos, estas dos (2) dimensiones adquieren un valor
relevante.
Además, es necesario que el profesorado exponga al alumnado el tipo de
razonamiento del estadio inmediatamente superior. Con dicho propósito el
profesorado debe potenciar al máximo las situaciones de interacción entre iguales e
interacción maestro-alumno que favorezcan una enseñanza que se adelante al
desarrollo.
cv
Como punto de referencia de dichas discusiones, el profesor será el encargado
de proporcionar documentos de diversos tipos: materiales informativos y de
sensibilización (noticias de un periódico), que sugieran diálogos y debates sobre
aspectos opinables, entre otros.
En definitiva, deberá crear un clima de auténtica cooperación que sólo se
consigue si posee ciertas características personales o habilidades que le induzcan a
comportarse de forma coherente a la propuesta del valor cooperación. Es esta forma
de ser y comportarse la que transmite valores.
Por otro lado, no se debe olvidar que en ciertos momentos de la vida del niño,
éste necesita aprender por sí mismo en situaciones prácticas con los adultos o sus
iguales, tomando parte en actividades como juegos, obras de teatro, entre otros,
estimulándose de esta forma el desarrollo de su juicio moral y la capacidad para
situarse en el punto de vista del otro (empatía). Por eso el profesor deberá fomentar la
existencia de dichas situaciones prácticas y entrenarse en las técnicas de discusión y
persuasión de tipo socrático.
Piaget, dijo que el profesorado deberá incitar al alumno a manifestar una actitud
de iniciativa, curiosidad y espíritu crítico; no imponer sino dejar descubrir y crear un
medio adecuado en el que los niños pueda realizar experiencias socio-morales. El
educador debe estar dispuesto a aceptar valores y normas elaboradas por los propios
niños, aunque a él no le parezcan las más convenientes y no le gusten. Deberá
favorecer el trabajo en equipo y el autogobierno escolar.
Como apreciación final destacar la carga de educación implícita en la acción
pedagógica, y recordar con Jordán (1999), “Respecto a la pregunta de si hay maestros
o no de moralidad, la respuesta se dibuja en el dialogo platónico de Sócrates con
Pitágoras: “todos somos para bien o para mal, maestros en este terreno, pues todos
nos mostramos personalmente a los demás, comunicando a través de nuestra simple
presencia sentimientos vitales de signo moral positivo o negativo”. Esta
consideración remite a una formación necesaria y urgente del profesorado y a la
revisión del concepto de formación permanente vinculada a la calidad de la
educación.
cvi
La coherencia entre el ser y el quehacer, el servicio desinteresado a un gran
ideal, la práctica de las virtudes, la excelencia profesional, el afán de hacer bien las
cosas, la capacidad de enfrentarse positivamente a las dificultades, la vivencia del
sentido de la vida, de la realidad, son aspectos indudablemente rotundos, motivadores
y atrayentes. El alumnado necesita modelos a los que imitar.
El Ámbito Social, Escolar y Familiar en la Formación de Valores
El objetivo de la educación es ayudar al educando a moverse libremente por el
universo de valores para que aprenda a conocer, querer e inclinarse por todo aquello
que sea noble, justo y valioso por lo tanto, la acción educativa debe ser portadora del
os valores que le da sentido pleno a la existencia.
No se trata de transmitir información simplemente sino de formar conciencia de
ser ciudadanos. Carreras (2006), señala que educar en valores es educar moralmente,
enseñar al individuo a comportarse como humano en el grupo donde se desenvuelve.
Esta formación proviene de tres (3) fuentes principales: la sociedad, la escuela y
la familia. En este punto se presenta un análisis de la función de esas tres (3)
organizaciones en la formación de valores.
La Sociedad y los Valores
El ser humano es constitutivamente social. No existe lo humano fuera de lo
social. Lo genético no determina lo humano, sólo funda lo humanizable. Para ser
humano, hay que crecer humano entre humano. Aunque esto parece obvio, se olvida
al olvidar que se es humano sólo de las maneras de ser humano de las sociedades a
que se pertenece. Si se pertenece a sociedades que validan con la conducta cotidiana
de sus miembros el respeto a los mayores, la honestidad consigo mismo, la seriedad
en la acción y la veracidad en el lenguaje, ese será el modo de ser humanos y el de los
hijos. Por el contrario, si se pertenece a una sociedad cuyos miembros validan con su
cvii
conducta cotidiana la hipocresía, el abuso, la mentira y el autoengaño, ese será el
modo de ser humanos y el de los hijos.
Al respecto, Marturana (2004), debido al carácter conservador de todo sistema
social, toda innovación social es, al menos inicialmente, resistida y a veces, de
manera extrema. Por esto, una innovación social se impone sola, o por seducción, o
porque los nuevos miembros no pueden evitar crecer en ella. Por último, como toda
sociedad, se realiza en la conducta de los individuos que la componen, hay cambio
social genuino en una sociedad sólo si hay un cambio conductual genuino de sus
miembros. Todo cambio social es un cambio cultural.
Todo sistema social humano se funda en el amor, en cualquier de sus formas,
que une a sus miembros y el amor es la apertura de una espacio de existencia para el
otro como ser humano junto a uno. Si no hay amor no hay socialización genuina y los
seres humanos se separan. Una sociedad en la que se acaba el amor entre sus
miembros se desintegra. Sólo la coerción de uno y otro tipo; es decir, el riesgo de
perder la vida, puede obligar a un ser humano, que no es un parásito, a la hipocresía
de conducirse como miembro de un sistema social sin amor. Ser social involucra
siempre ir con otro y se va libremente sólo con el que se ama.
La conducta social está fundada en la cooperación, no en la competencia. La
competencia es constitutivamente antisocial, porque como fenómeno consiste en la
negación del otro. No existe la sana competencia. Porque la negación del otro implica
la negación de sí mismo al pretender que se valida lo que se niega. La competencia es
contraria a la seriedad en la acción, pues el que compite no vive en lo que hace, se
enajena en la negación del otro.
Lo central del fenómeno social humano es que se da en el lenguaje y lo central
del lenguaje es que sólo en él se dan la reflexión y la autoconciencia. El lenguaje en
un sentido antropológico es, por lo tanto, el origen de lo humano propiamente tal, a la
vez que su caída y liberación. El lenguaje saca la biología humana del ámbito de la
pura estructura material, e incluye en ella el ámbito de la estructura conceptual, al
hacer posible un mundo de descripciones en el que el ser humano debe conservar su
organización y adaptación. Así, el lenguaje da al ser humano su dimensión espiritual
cviii
en la reflexión, tanto de la autoconciencia como de la conciencia del otro. Pero el
lenguaje es también la caída del ser humano, al permitir las cegueras frente al ser
biológico que traen consigo las ideologías descriptivas de lo que debe ser.
El que cada vez que se niega a ayudar o a compartir se habrá que recurrir a una
explicación para justificar ese rechazo prueba, por una parte, que todo rechazo a
ayudar o compartir hace violencia a nuestro ser biológico básico y, por otra parte, que
esas ideologías justificativas nos ciegan frente a nosotros mismos y los demás.
Todo lo dicho muestra que no existe, biológicamente hablando, contradicción
entre lo social y lo individual. Al contrario, lo social y lo individual son, de hecho,
inseparables. La contradicción que la humanidad llega a vivir en este dominio es de
origen cultural. Es el resultado: (a) de la sobrecarga ecológica que produce y que ha
producido en la historia de la humanidad, una población humana siempre creciente, y
que trae consigo la ceguera que genera la justificación ideológica de la competencia
por la subsistencia; y (b) de la exclusión que toda sociedad hace de todo ser que no
satisface las condiciones de pertenencia que la definen y que se justifica
ideológicamente, a pesar de saber por íntima reflexión que todos los seres humanos,
como seres humanos, somos iguales. Esto tiene sólo una salida: la estabilización y
eventual reducción de la población mundial y la inclusión efectiva de todo ser
humano en la misma comunidad social.
Así mismo, Marturana (2007), señala que en la historia de la humanidad, la
formación de grandes comunidades, con la sobrecarga del medio natural que ello
implica, priva cada vez más a seres humanos de su acceso libre a los recursos de
subsistencia que ellos necesitan y queda, necesariamente, en la sociedad como
sistema de convivencia la tarea (responsabilidad) de proporcionarlos. Esta tarea
(responsabilidad) es frecuentemente negada con algún argumento que pone el ser
individual como contrario al ser social. Esto, como se ha visto, es falaz. La naturaleza
es para el ser humano primitivo el reino de Dios, el ámbito donde encuentra a la mano
todo lo que necesita si convive adecuadamente en ella. Para el ser humano moderno
la sociedad es la naturaleza, el reino de Dios, que debe configurar el ámbito donde
encontrar a la mano todo lo que hace su bienestar como resultado de su convivir en
cix
ella. Esto, en general no ocurre y lo impide la enajenación que transforma todo, las
cosas, las ideas, los sentimientos, la verdad, en bienes apropiables, generando un
proceso que priva al otro de lo que debiera estar, para él o ella, a la mano, como
resultado de su mero ser y hacer social. En el apego, en el deseo de posesión, se niega
al otro y se crea con él o ella un mundo que nos niega.
Los problemas sociales son siempre problemas culturales, porque tienen que
ver con los mundos que se construyen en la convivencia. Por esto, la solución de
cualquier problema social siempre pertenece al dominio de la ética; es decir, al
dominio de seriedad en la acción frente a cada circunstancia que parte de aceptar la
legitimidad de todo ser humano, de todo otro, en sus semejanzas y diferencias. Es la
conducta de los seres humanos, ciegos ante sí mismos y el mundo en la defensa de la
negación del otro, lo que ha hecho del presente humano lo que es. La salida, sin
embargo, está siempre a la mano, porque, a pesar de nuestra caída, todos sabemos que
vivimos el mundo que vivimos, porque socialmente no queremos vivir otro.
La guerra no llega, la hacemos; la miseria no es un accidente histórico, es obra
nuestra, porque queremos un mundo con las ventajas antisociales que trae consigo la
justificación ideológica de la competencia en la justificación de la acumulación de
riqueza, mediante la generación de servidumbre bajo el pretexto de la eficacia
productiva; estamos aplastados por el exceso de población, porque queremos vivir sin
hacernos cargo de que todos los seres humanos tenemos derecho al mismo bienestar
biológico y, por lo tanto, social. En fin, afirmamos que el individuo humano se realiza
en la defensa competitiva de sus intereses, porque queremos vivir sin hacernos cargo
del hecho de que toda individualidad es social y que sólo se realiza cuando incluye
cooperativamente en sus intereses los intereses de los otros seres humanos que la
sustentan. Todo lo aquí planteado, es fundamental para enfocar a la sociedad donde
vivimos como un elemento muy importante y decisivo en la formación en valores.
La Escuela y Los Valores
No resulta fácil proponer una educación en valores ya que seguimos un modelo
educativo que promueve lo académico en detrimento de lo formativo y se ha olvidado
cx
que educar no es solo instrucción y formación profesional, sino que el acto de educar
es en sí mismo un proceso de transferencia de valores.
Al respecto Juárez (2007), señala que los docentes y las escuelas muestran gran
preocupación por cumplir con los objetivos programáticos del Ministerio de
Educación, restándole importancia a todo lo que no sea cuantificable. Es decir, la
preocupación se reduce a fabricar bachilleres o licenciados, para que ocupen cargos
en las distintas instituciones de la sociedad, sin evaluar si están capacitados desde el
punto de vista de su formación humana.
El citado autor, al respecto señala que la escuela es el lugar privilegiado para
educar en valores. Se repite con insistencia que ella es la responsable de formar
ciudadanos aptos para vivir en sociedad; y es que una de sus funciones es la de
certificar la preparación, la competencia, la idoneidad, la calidad de quienes se
forman en ella. Por eso, referirse a la educación es hablar de los valores, de algo
valioso que se quiere producir en los educandos. En tal sentido, quien ejerce la
docencia tiene como compromiso una doble tarea hacia sus estudiantes: transmitir los
conocimientos,
habilidades
y
destrezas
académicas
para
que
desarrollen
progresivamente las capacidades que le serán útiles en la sociedad, y por otra parte,
proporcionarles una formación humana que les permita asumir actitudes firmes
derivadas de la aprehensión de valores, para que sean de este modo, críticos de sus
propios actos y de los demás. De no ser así, y tal como lo plantea Ortega (2005), no
se puede hablar de acto educativo mientras persista la idea de que el maestro tiene
como única función enseñar una materia o desarrollar unos objetivos. En todo caso,
esto pudiera entenderse como aprendizaje de algo, pero desde luego, sin ninguna
referencia a acciones educativas concretas.
Si aceptamos que el objetivo de la educación es ayudar al educando a moverse
libremente por un universo de valores para que aprenda a conocer, querer e inclinarse
por todo aquello que sea noble, justo y valioso, entonces deberíamos esforzarnos por
lograr que la acción educativa que realizamos en nuestro ambiente de trabajo sea
portadora de los valores que le dan sentido pleno a la existencia. No se trata
simplemente de transmitir información sino de formar conciencia de ser ciudadanos.
cxi
Carreras (2005), señala que educar en valores es educar moralmente, porque son los
valores lo que enseñan al individuo a comportarse como hombres, a establecer una
jerarquía entre las cosas, a llegar a la convicción de que algo importa o no importa, de
que vale o no vale, y de si es un valor o un contravalor. Es imperativo formar
moralmente a quienes luego llevarán las riendas de la sociedad.
Se acaba de mencionar algunos aspectos que definen a la sociedad
contemporánea, llamada por Urbanibia como el folclor de la sociedad postmoderna.
Y es que en una sociedad donde se aplica fundamentalmente el refrán cuanto tienes
tanto vales, no se puede esperar que se entiendan cuáles son los valores propios de la
convivencia ciudadana porque unas relaciones basadas en lo material y el
consumismo tienen que decir muy poco de las acciones solidarias y altruistas. Una
sociedad bombardeada constantemente por un consumismo incontrolable no puede
distinguir entre lo que realmente necesita y lo que le ha sido implantado como
necesario. En fin, en una sociedad como la nuestra, necesitamos sin duda alguna,
rescatar y propiciar una formación en valores y es en la educación escolar donde se
puede llevar adelante este proceso. Ella debe interesarse y ocuparse de la educación
moral que forma parte de la educación integral de la persona, ayudando a los alumnos
y alumnas a construir sus propios criterios, permitiéndoles tomar decisiones para que
sepan cómo enfocar su vida, cómo vivirla y orientarla.
La formación en valores efectiva contempla una acción educativa eficaz y
eficiente. No se pueden desligar estos componentes de la actividad escolar. Esto
implica hacer las cosas a tiempo. Que lo previsto se haga de acuerdo a los parámetros
establecidos y cumpliendo con los objetivos previamente establecidos. En otras
palabras, significa hacer real y consistente una propuesta. Quien esté dispuesto a
formar en valores, debe estar consciente de la trascendencia de su tarea y por lo tanto,
no puede quedarse en formulaciones teóricas por cuanto eso sería incurrir en el error
en el que han caído varias generaciones de docentes. Éstos, quizá actuando de buena
fe, no se percataron o aún no han considerado, que la teoría sin la práctica es estéril y
la práctica sin la teoría es ciega. Los valores deben ponerse en práctica en la vida
cotidiana, aún más por aquellos que lo pregonan como una forma de vivir. De otra
cxii
manera, aunque se hagan malabarismos en los salones de clase con los estudiantes
para hablarles sobre la bondad, el respeto, la solidaridad, entre otros, será letra muerta
y no llegará a ninguna parte, si no tiene un asidero en la práctica diaria, tanto por
parte del profesor como del estudiante.
Se trata de proponer en el currículo no una agenda oculta, como suele llamarse
en la actualidad al tema de los valores, sino que debe hacerse explícito en las
actividades planificadas a lo largo de todo el año escolar. Ello significa transformar
los patrones mentales que aún se mantienen en los planteles donde las planificaciones
y las evaluaciones se hacen en función de unos objetivos emanados del Ministerio de
Educación, muchas veces desligados de la realidad que se vive en los centros
educativos. Implica una revisión profunda de las necesidades de la institución, de los
objetivos planteados en el proyecto educativo y de lo que se vive a diario con los
estudiantes. Una elaboración de un currículo debe pasar por un proceso donde se
involucre a todos los docentes, comenzando con los de deporte o educación física que
generalmente suelen estar ausentes de los asuntos concernientes a la práctica escolar,
pasando por los profesores de las especialidades y culminando con las autoridades del
plantel. De esta forma es que se puede lograr una educación en valores efectiva.
Quien piense que esto es una tarea cuesta arriba y que implica producir más papeles y
que en definitiva es una pérdida de tiempo, entonces le recomendamos que vaya
pensando en cambiarse de profesión, quizá a una en la que no tenga que
comprometerse demasiado.
Pero lo cierto es que para que en un centro educativo se produzca una
educación en valores efectiva, real y contundente, todos sus miembros deben estar
involucrados. Todos los docentes y en la medida de lo posible, los representantes,
deben poner de acuerdo para concretar un plan de acción. Cualquier equipo deportivo
serio, antes de iniciar el encuentro se organiza y describe el plan a seguir para salir
airoso de la contienda. Los miembros del equipo se sienten responsables cada uno en
lo que le toca hacer y si la estrategia inicial falla, entonces vuelven a reunirse para
trazar otro plan. Lo cierto es que la idea básicamente que le permitan superar al
adversario. Salvando las distancias del ejemplo anterior, el grupo de docentes debe
cxiii
sentirse parte de un sistema en el que todos son responsables y cada uno tiene una
tarea que debe llevar adelante con optimismo. Las estrategias para educar en valores
deben surgir de una puesta en común, no pueden ser impuestas y si en el camino no
funciona lo programado, hay que reunirse una vez más y evaluar lo que sucede para
buscar otras opciones. Aquí no se trata de un juego, sino de una opción de vida. O
educamos para vivir en los valores, o domesticamos a los estudiantes para sobrevivir
en esta sociedad.
En nuestro país, en la Reforma Educativa Venezolana (1998), se propone la
educación en valores, y señala que no puede ser un proceso inculcador, de imposición
de determinados criterios. La educación en los valores requiere una fundamentación
basada en el conocimiento y en la reflexión, y por ello siempre debe ser contemplada,
en el quehacer escolar, desde la perspectiva de los contenidos curriculares y a través
de una metodología coherente con la utilizada en el resto de los aprendizajes.
Es cierto que los valores, por ir más allá del objeto o de las situaciones
concretas, tienen un carácter más abstracto que cualquier otra estructura cognitiva; es
cierto también que este hecho nos dificulta, por ejemplo, su evaluación; pero de
cualquier forma, nada de eso debe apartarnos de considerar la educación en los
valores como una acción pedagógica con contenidos propios y que siempre ha de
responder a la dinámica y a las características del aprendizaje significativo.
Planteada así la educación en los valores, debe ser considerada como una
actividad pedagógica que parte de un bloque de contenidos concretos, que deben ser
programados, junto con los demás contenidos, en secuencias de aprendizaje.
En tal sentido, se puede señalar, según la opinión de la autora de este trabajo,
que no tiene sentido aprobar una carrera y obtener un título si esa persona no tiene
una preparación humana que respeta los derechos de los demás y que cumpla con sus
deberes, que sea solidario y participativo, es decir, que esté preparado para
desenvolverse honestamente dentro de la sociedad a la cual pertenece, según los
hábitos y costumbres que la rigen.
cxiv
La Familia y los Valores
Los grandes retos que debe enfrentar la educación derivan del hecho de que
los alumnos son sujetos sometidos a un proceso de transformación en los órdenes
biológicos; psíquicos y sociales que generan, cambios en la conducta manifiesta y en
la conducta interna. En consecuencia, es importante que la familia forme parte directa
del trabajo pedagógico, para que así, el educador tenga mayor información del niño y
lo pueda ayudar directamente en aquellos aspectos que considera relevante para la
formación integral del niño.
Funciones Formativas de la Familia: La educación es una labor tan antigua
como la humanidad misma podría decirse entonces, que es un proceso donde el
hombre es autor e intérprete, juez y parte. Desde las primitivas comunidades humanas
la educación se realizaba con el fin de incorporar a niños y jóvenes a la plenitud de la
vida. Por consiguiente, la familia representa el núcleo básico de la comunidad
humana y ha venido realizando su labor educativa a lo largo de los siglos, siendo en
ella donde se le suministra al niño los primeros elementos educativos como las
costumbres, las tradiciones, la moral.
Es así como en los primeros tiempos de la humanidad la función educativa y
formativa era responsabilidad exclusiva de la familia, pero en la medida en que la
sociedad fue evolucionando, la familia también adquirió obligaciones de acuerdo con
el desarrollo de la cultura de cada comunidad, llegando el momento en que necesitó la
ayuda de instituciones (escuelas) y grupos (profesionales) específicamente dedicados
a la educación, para la enseñanza de sus hijos, surgiendo entonces el sistema
educativo formal.
Pero la familia sigue cumpliendo funciones formativas, porque tienen el deber y
el derecho de: Estimular y cuidar el desarrollo físico y espiritual de sus miembros.
Estas facultades y obligaciones que tiene la familia con respecto a la educación de sus
hijos están establecidas en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(1999), y en la Ley Orgánica de Educación (2009), así mismo establece que los
cxv
padres tendrán derecho preferentemente a escoger el tipo de educación que habrá de
darse a sus hijos.
Asimismo, se le da importancia al hecho de que el niño para el pleno y
armonioso desarrollo de la personalidad necesita amor, comprensión, afecto,
seguridad moral y material donde es indispensable el amparo y responsabilidad de sus
padres en lo posible. Al mismo tiempo se les asigna a los padres la responsabilidad de
la educación y orientación de sus hijos con la finalidad de convertirlos en miembros
útiles a la sociedad.
Por su parte, el II Concilio Ecuménico (1980), afirma en la Declaración sobre la
Educación Cristiana que los padres por haber dado vida a sus hijos, tienen la muy
delicada obligación de educarlos, y por lo tanto, ellos han de ser reconocidos como
sus primeros y principales educadores. En tal sentido, la familia como primera
institución social y donde se lleva a cabo el proceso de socialización del niño juega
un papel protagónico y orientador, porque es allí donde: comienza la enseñanza y el
aprendizaje necesarios para incorporarlo al ámbito social.
En relación con el Proyecto Educativo de la Asociación Venezolana de
Educación Católica, se reafirma la tesis que son los padres en primer lugar, los que
tienen el derecho y el deber de ayudar a los niños en su proceso formativo, en
consecuencia, toda la familia tiene el derecho a que la sociedad le garantice en cuanto
a la orientación dentro de los principios de la Constitución y la vigilancia del estado.
De esta forma, la incorporación de los padres al proceso educativo de sus hijos puede
servir de orientación en su aprendizaje escolar, sin que exista una ruptura entre
familia y la institución mejorando así en sus actividades escolares.
Al respecto, Bortone (citado por Bee-Helen, 2003), señala que al haber mayor
cohesión familiar el alumno cuenta con mayor soporte familiar, constituyéndose la
misma, en un factor de importancia, de ayuda, en el proceso de aprendizaje. En tal
sentido, los miembros de la familia son los principales maestros en el proceso
educativo de sus hijos, si hay unión, comunicación, orientación, motivación, se
logrará un individuo capaz de enfrentarse a la plenitud de la vida.
cxvi
Igualmente, Herrero (citado por Bee-Helen, 2003), plantea el hecho de que los
padres pueden ayudar a sus hijos a tener éxito en el proceso de aprendizaje, en
consecuencia, el entorno familiar debe ser la prolongación de la escuela, puesto que
los padres pueden en gran medida, inculcar a sus hijos aprender también resulta
divertido, así mismo considera que se debe dar gran importancia a aspectos tales
como: colaborar con los maestros, crear hábitos de trabajo, valorar el esfuerzo, el
elogio oportuno, animarlos a ponerse metas, ayudarles a no temer al fracaso y si esto
ocurre dialogar para analizar las causas y buscar soluciones constructivas;
concluyendo que la ayuda es necesaria e imprescindible y que poco a poco, irán
aprendiendo a forjar su propio destino a trabajar solos.
Por otra parte, el autor da importancia al hecho de que al potenciar y propiciar
reuniones con los padres, se pueden intercambiar opiniones sobre la actuación del
educando, pues él sentirá gran satisfacción y seguridad de las relaciones cordiales
entre docente-padre-alumno, sirviendo de ayuda en su aprendizaje. Igualmente,
plantea el hecho de que sirve de poco educar en la escuela, sin conectar el proceso
enseñanza-aprendizaje a la familia, pues ésta es la fuente primaria de aprendizaje,
además, los primeros interesados en la buena marcha de la educación de sus hijos.
Pero hay que destacar que no todos los padres tienen la preparación y preocupación
para lograr ayudar a sus hijos, unos por no conocer las estrategias que pudieran
facilitar el aprendizaje de sus hijos y otros por no sentir el interés para hacerlo, y es
allí donde la escuela tiene un papel muy importante para motivar, orientar y ayudar a
los padres en ese proceso.
Así también, Manrique (2002), da importancia al hecho de que fomentar la
integración padres-escuela, en el proceso educativo de los alumnos, aportaría
beneficios al educando enguanto a su proceso de aprendizaje logrando en él un
cambio positivo de crecimiento, de desarrollo de su personalidad.
Igualmente, el mismo autor, da importancia a la relación entre el ambiente y la
conducta a la que llamó Clima Familiar, pues es en la familia donde se dan las
condiciones para el funcionamiento de sus miembros, en consecuencia, si el clima
familiar es saludable y contribuye al buen funcionamiento en cuanto al proceso
cxvii
enseñanza-aprendizaje, es porque allí existe cohesión familiar, organización y valores
morales y religiosos; alcanzando así el educando un desarrollo óptimo en el aspecto
emocional social.
Vollmer (citado por Bee-Helen, 2003), plantea la importancia que tiene la
familia como institución fundamental para el buen funcionamiento de la sociedad,
porque es allí donde se forma el capital humano, donde se recibe la primera
instrucción, donde se transmiten los valores donde se aprende a estudiar, donde se
reciben aprendizajes para la libertad, el respeto, la confianza, el espíritu de servicio, el
trabajo, la solidaridad, su misión es de primer orden y ninguna otra institución
pude sustituirla, pero si respaldarla, y que mejor que sean los centros educativos
junto con los padres y/o representantes los que orienten a los niños en su proceso
educativo.
Así mismo, plantea el hecho de que es en la familia donde se aprenden valores
individuales y sociales, pues no hay programa universitario, ni de bachillerato que lo
enseñe, pero para ello es necesario un ambiente familiar adecuado en manos de
padres responsables que se preocupen por el proceso educativo de sus hijos a través
de la orientación, la participación necesarias, que sean padres realistas, que los
apoyen, los ayuden en su proceso de aprendizaje.
Por su parte, Laya (2003), da importancia al hecho de que la sociedad humana
solo prospera en la media en que lo hacen las familias que la componen, es por ello
que la familia se considera una necesidad humana y que del esfuerzo que realicen los
padres en mejora de la educación de sus hijos, se logrará un individuo feliz, con éxito
y seguro de sí mismo.
Según la opinión de la autora de esta investigación, es necesario hacer notar que
el proceso de aprendizaje está implícito en la relación padres-hijos, igualmente la
importancia a la necesidad de que las familias intervengan en este proceso para lograr
jóvenes alertas, creativos, inteligentes, afectivos y sociables, sin lugar a dudas el
mejor futuro para el país. En tal sentido, es en la familia como la principal base de la
sociedad, donde se inicia el proceso de aprendizaje de los hijos propiciándoles un
pleno crecimiento y desarrollo, es la familia un ambiente por excelencia donde se
cxviii
aprende a manejar y resolver problemas y se conocen los papeles a desempeñar en la
sociedad.
Actualmente la educación se enfrenta a nuevos desafíos y nuevas situaciones, lo
cual obliga al docente a forrarse para aplicar las nuevas tendencias y relaciones al
proceso educativo, propiciando la participación de la familia.
Cabe decir, que se entiende por familia la noción de personas que viven bajo un
mismo techo o que derivan su existencia de un ingreso común, de allí que la
constitución de la familia es algo distinto a la constitución de la pareja. La
ilegitimidad social de la familia es una cuestión que no interesa en este trabajo de
investigación, puesto que el proceso educativo ocurre igualmente, sean o no los
padres casados, pero forman una familia en la medida en que haya cierta permanencia
en el grupo. En tal sentido, la participación de los padres y/o representantes, influirá
en la mejoría cualitativa de la enseñanza, a los intereses y necesidades del educando,
además, el éxito escolar del niño o niña, entre otros factores, del ambiente que le
pueda propiciar su familia, y por lo tanto debe existir cooperación entre ellas y la
escuela, para la formación integral del mismo.
La familia tiene un papel protagónico, por ser la institución primaria y
fundamental en el proceso de socialización del individuo, es la que transmite y
desarrolla normas, valores, sentimientos, hábitos y costumbres, por consiguiente, los
padres y/o representantes son copartícipes y responsables en el proceso educativo de
sus hijos.
Los individuos no son entres aislados, el hombre y la mujer son seres sociales
que viven en interacción constante dentro de un contexto sociocultural. Debido a ello,
al constituirse la familia comienza su papel como primer agente socializador en la
vida del individuo.
Así Piaget (citado por Bee-Helen, 2003), señala que el poder determinante de la
vivencia de los primeros años a cargo de la familia, dirá todo lo que ha de ser la vida
del individuo, y por consiguiente, el desarrollo de su personalidad. Cabe destacar por
lo tanto, que el niño que es orientado en el hogar en su proceso de aprendizaje, tendrá
cxix
menos inconvenientes para aprender, puesto que se siente más seguro, más motivado,
porque se puede desenvolver con más facilidad en sus tareas escolares.
Según López (2001), la familia constituye el factor decisivo en el desarrollo de
la vida del niño, porque en ella se forman los elementos constitutivos de su
personalidad su organismo psíquico y físico, sus sentimientos, su lenguaje de allí que
la orientación de los padres es decisiva en la educación de sus hijos, en su proceso
formativo a través de la ayuda que puedan brindarle continuamente.
Así mismo, afirma que es el núcleo básico de la comunidad humana, formado
por un hombre y una mujer y por los hijos que nacen de esa unión, dando importantita
a la misma como agente educador de primer orden. Es por ello que son los padres y/o
representantes los que enseñan a los niños los primeros elementos educativos a través
de la comunicación permanente y continua, logrando que su aprendizaje se convierta
a lo largo de su vida, en la creación de nuevas ideas para alcanzar de esta manera
éxito escolar y personal.
Por otra, parte, los educandos necesitan de la orientación que le deben brindar
sus padres y/o representantes para su desarrollo cognoscitivo, puesto que en él se
presenta un nivel de pensamiento concreto y los padres deben tratar de manera eficaz
su conducta y dirigirla hacia el comportamiento deseado, la orientación que ellos les
brinden les permitirá subsanar ciertas deficiencias así como también retroalimentar o
reforzar lo ya aprendido por él.
En tal sentido, Skinner (citado por López, 2006), da importancia al hecho de
que es el medio ambiente y el refuerzo, tanto si es positivo como negativo, lo que
fortalece el aprendizaje. De esta manera, los padres pueden guiar la personalidad de
sus hijos reforzando ciertas conductas que ellos juzgan como apropiadas, o pueden
mantenerse al margen y permitir que la sociedad actúe, dejando también los refuerzos
en manos de los educadores.
De acuerdo con esta teoría, el método de enseñanza más eficaz que los padres
y/o representantes puedan dar a sus hijos, es aquel que dispone de forma adecuada la
secuencia de retroalimentación o refuerzos y que asegura que éstos son contingentes
con las respuestas que emite el educando, ocurriendo de esta manera el aprendizaje.
cxx
Bandura (citado por Irahola, 2007), da importancia al hecho de que todos los
nuevos aprendizajes de los niños se deben a la observación de los otros, es decir, de
su entorno familiar y social tomado como modelos. Cabe destacar entonces, que la
familia representa el modelo de mayor influencia pues la mayor parte del mismo
ocurre allí los padres como modelos de vida, deben motivar, estimular a sus hijos en
cuanto a su educación, por ser las personas con quienes tienen muchas interacciones
directas, influyendo de esta manera en su conducta, por consiguiente ellos son los que
deben servir de guías, de reforzadores en su proceso de aprendizaje.
Así mismo, destaca que la familia es el instrumento más valioso sobre todo en
la vida escolar del alumno, los padres tienen entre sus obligaciones: motivarlos,
elogiar sus buenos actos, auxiliarlos en sus fracasos, conocer la escuela donde ellos
estudian, asegurarles las condiciones de estudio en el hogar y otras. De acuerdo con
esto, los padres deben brindar la debida atención a sus hijos en cuanto al proceso
enseñanza-aprendizaje por ser los más interesados en su formación.
Igualmente señala que el nivel educativo de los padres y/o representantes es
importante, en especial para los maestros, porque está vinculado con el interés de los
padres y sus actitudes hacia la educación. Según el autor los padres bien educados
(aquellos con posición económica alta) por lo general valoran la educación y esperan
que sus hijos se eduquen, sin embargo sostiene que no son los recursos financieros los
que determinan el ambiente cognoscitivo que proporciona un hogar, sino la
preocupación, el interés y la motivación que estos puedan demostrar ante el proceso
de aprendizaje de sus hijos.
De acuerdo con este enfoque, el desarrollo cognoscitivo de los niños, depende
más del modelamiento y estimulación que obtienen de sus padres que de la mera
presencia de posesiones materiales, es decir, los padres que proporcionan un ambiente
cognoscitivo rico, interactúan en formas que estimulan el pensamiento, explican
relaciones causales, discuten actividades futuras responden a las preguntas de los
niños, logrando así éxito en su proceso de aprendizaje.
Además, los estudios psicológicos también dan importancia al hecho de que las
bases primarias en cuanto a las relaciones favorables que tenga el niño sobre todo con
cxxi
los miembros de la familia, lo conducirá a buenas adaptaciones personales y sociales,
igualmente, la estimulación ambiental dada en el hogar, fomentará un buen desarrollo
físico y mental. Es de hacer notar, que la influencia que tiene el hogar en las bases
primarias bajo una adecuada orientación y motivación por parte de los padres,
conducirán al niño o al joven a comprender el valor que tiene el aprendizaje, lo que
producirá satisfacciones personales y enriquecerá su vida.
Según Castro (2005), la familia juega un papel muy importante dentro de la
comunidad educativa los padres y/o representantes no pueden deben dejar de
considerarse copartícipes en la responsabilidad de educar a sus hijos, es la familia la
que moldea la personalidad del niño antes de que la escuela tenga una responsabilidad
de actuar, y en sociedades como la venezolana, la madre tiene el rol fundamental pues
a ella se le asignan las tareas referidas a la crianza de los hijos, sin embargo, el papel
del padre debe ser también fundamental, para los cuales el adulto es socialmente
significativo, si se acepta esto, debe aceptarse también que entre las tareas de ellos
estará el velar por la educación de sus hijos, influyendo su participación en su proceso
educativo.
Satir (citado por Castro, 2005), da importancia al hecho de que existe un fuerte
lazo entre la vida familiar y la clase de adultos en que se convierten los hijos de una
familia. Para ella, nuestro desafío es desarrollar seres humanos fuertes y congruentes
con valores morales, éticos y humanistas, que puedan utilizar de manera eficaz.
Desde este punto de vista, es de apreciar que la familia es la responsable del
desarrollo del individuo con rasgos positivos en su personalidad, pues es a partir de
ella donde tiene lugar el proceso de aprendizaje.
Igualmente la autora, expresa que contar con la participación de los padres y/o
representantes de los alumnos y compartir con ellos el conocimiento de sus hijos,
constituye un esfuerzo en la facilitación del aprendizaje avanzando así, hacia el éxito
en el logro de los objetivos, educacionales, luego señala, que el desarrollo intelectual
de los niños está más relacionado con el ambiente familiar que con el estatus
socioeconómico, además, el nivel de desarrollo del niño y su motivación para
aprender tiene más estrecha relación con el grado de interés que muestren los padres
cxxii
en su proceso educativo que con la calidad de la institución. Concluye señalando que
se hace necesario, proporcionar al niño una educación integrada que incluya la
participación de la familia, facilitando su papel de educadores que ostentan los padres
durante toda la vida, y en consecuencia, alcanzando una mayor efectividad como
padres y/o representantes.
De acuerdo con lo dicho anteriormente, la participación de los padres y/o
representantes en el proceso educativo de sus hijos, favorece el crecimiento personal
de ellos mismos y por consiguiente, en el éxito de sus estudios.
Así mismo le da importancia al modo en que la familia como primera
institución Osicala, contribuye al desarrollo del niño relaciones que se ven afectadas
por el patrón de vida familiar, donde las experiencias tempranas de aprendizaje tienen
lugar primordial en el hogar, y posteriormente se producen en ambientes diferentes
fuera del hogar. De esta forma, entre las contribuciones de la familia al desarrollo de
los niños, cabe destacar: la del sentimiento de seguridad por el hecho de formar pare
de un grupo estable; que sean personas en las que el niño pueda confiar para que
satisfagan sus necesidades físicas y psicológicas; que sea una fuente de aceptación y
de afecto, que constituyan modelos y orienten el desarrollo de patrones conductuales
aprobados para aprender a ser sociales; que el niño pueda obtener ayuda de su padres
con el fin de resolver los problemas a los que se enfrenta al adaptarse a la vida,
además, de orientación para aprender capacidades motoras, verbales y sociales,
necesarias para una buena adaptación; estimulación de sus capacidades para alcanzar
el éxito en la escuela y la vida social que les brinden ayuda para establecer
aspiraciones adecuadas a sus intereses y necesidades.
Según la opinión de la autora de este trabajo, el proceso educativo ayuda a que
el niño o el joven se convierte en una persona bien adaptada y así lo demostrará ante
la sociedad, pero son los padres los que influirán en el proceso educativo de sus hijos
mediante una adecuada orientación y motivación, retroalimentando o reforzando lo ya
aprendido por él. Sin embargo, no todas las familias las proporcionan continuamente,
lo que conlleva a malas adaptaciones personales y sociales del educando. Así mismo
señala que la escuela y el hogar son inseparables en la vida del hombre, es la familia
cxxiii
la influencia primaria en el aprendizaje del niño. El docente se siente impotente para
resolver la problemática del educando, por ello se requiere que se establezca una
buena comunicación entre la familia y la escuela con el fin de que cumplan
satisfactoriamente las funciones específicas en la facilitación del aprendizaje. Pero
para ello es necesaria la orientación a través de la estrategia a emplear.
La Educación para una Ética Global de Coexistencia
La Educación y el Mundo Actual
Si se quiere que la acción educativa sea más pertinente, más adecuada, más
profunda y más eficaz, el análisis y la reflexión sobre el hombre y el mundo en que
vive se impone; por otro lado, dicha acción educativa no puede ser tratada seriamente
sin afincarla en un pensamiento sobre el cual se construya.
Al respecto, Pereira (2004), señala que es necesario analizar esa persona que no
vive aislada, sino dentro de un contexto social, de un ambiente, con sus esquemas
culturales y axiológicos; contexto del que se debe partir para tomar decisiones
respecto de ella. Cada época vive lo humano desde concepciones distintas y, por
ende, la educación se enfrenta a desafíos considerables. Sin embargo, este arraigo
espaciotemporal no le quita el deseo trascendente hacia una verdad, una esperanza y
comunión que le son igualmente esenciales para ser y para configurar su porvenir. Si
el tiempo va dejando sus huellas en el hombre y en la sociedad, la conciencia y la
libertad humanas no quedan por ello atrapadas. Precisamente la libertad humanas no
quedan por ello atrapadas. Precisamente la libertad y la conciencia son eso: un
proyectarse. Por ello, Abraham (1999), afirma que parece necesario prever un
proceso continuo de educación y de formación que permita a todos los individuos
encontrar en cada etapa de su existencia un lugar que corresponda a la evolución de
las condiciones de vida y de trabajo. Una educación permanente, flexible,
multidireccional, será, sin duda, en los años próximos, una de las principales
exigencias de toda sociedad.
Por otra parte, parece ser especialmente importante desarrollar en todas las
edades un espíritu metódico y crítico, que es el único que permite orientarse
cxxiv
libremente en un mundo en plena mutación y, sobre todo, interpretar y elegir, según
las necesidades, una información cada vez más masiva y cada vez más diversificada.
La educación está llamada, finalmente, a preparar los espíritus para asumir lo
que constituye la originalidad de cada pueblo: su identidad cultural –entendida no
como un estéril repliegue sobre sí mismo, sino como una dimensión fundamental de
su ser y de su devenir-, al mismo tiempo que a suscitar actitudes y comportamientos
que estén de acuerdo con las realidades del mundo, fundados en el respeto al otro y
abiertos a una solidaridad planetaria.
Si se pretende construir un nuevo sistema educativo se debe partir de la idea
sobre ese nuevo sistema, conocer los defectos del actual y la causa de los desajustes
que presenta. Y antes de proponer nuevos objetivos y medios, habrá que hacer un
diagnóstico preciso de la situación, que descubra y diferencie los síntomas de las
causas. De este modo, se podrá ver las ventajas y desventajas de las nuevas
propuestas.
Por tanto, se debe comenzar reflexionando sobre las características del mundo
actual. ¿Se podrá, a partir de ellas, realizar una obra prospectiva de comportamientos
futuros? De acuerdo con eso, ¿qué opciones educativas podrían resultar las más
indicadas?, ¿qué mundo será el receptor de acción educativa?
No se trata de hacer pronósticos y mucho menos predicciones, sino de suscitar
la reflexión que lleve al convencimiento de quien o es suficiente quedarse
inconsideraciones del presente para forjar hombres del futuro. Se debe ir más allá;
pero con toda la mentalidad prospectiva que se pueda.
¿Qué características, pues, tiene este mundo hacia el que se acompañan a los
alumnos y en el que al mismo tiempo ya estamos? ¿Cómo ayudarlos a que asuman en
autenticidad su condición humana y ciudadana, como miembros de la comunidad?
¿Qué compromisos se derivan de esto para maestros?
Es necesaria formular éstas y otras muchas cuestiones si se quiere que el trabajo
no pueda relegado, como tantos otros, en los archivos del pasado. La tarea educativa
debe repensarse continuamente si se quiere convertir en un servicio útil, real y actual.
cxxv
Este análisis no es, por supuesto, exhaustivo ni definitivo. Tampoco intenta ser
una lección de sociología, ni un análisis de la situación actual, como cualquier
sociólogo, economista o político podrían hacer, sin ningún interés pedagógico. Es
necesario hacer eso y mucho más por el compromiso de intentar ayudar a otros a ser
lo que pueden llegar a ser, se debe tomar conciencia de que la situación actual del
mundo exige un cambio.
Alfieri (2004), indica que si cada uno de los maestros, después de esta reflexión
y análisis, sale convencido de que su trabajo no termina aquí, será un gran logro. En
la medida ñeque el cuestionamiento progrese y se haga continuo; en la medida en que
se preparen mejor y duden de lo que hacen –no por inseguridad, sino por humildad y
responsabilidad-, en esa medida estarán en una línea de cambio positivo. De esta
manera, en el quehacer cotidiano, entregarán no algo que tienen, sino aquello que son.
Para ser, para seguir siendo, se debe construir comenzando por la toma de
conciencia del compromiso contraído y la necesidad de ser congruentes con él. De ahí
el interrogante perenne de todo maestro ante la educación y la revisión profunda de
sus formas.
Características del Mundo Actual
En el prólogo de su libro titulado “Hacia otra Escuela”, Vial (2001), destaca
que en lo que han significado las tres (3) últimas décadas, las características
siguientes:
1.
Profundos y rápidos cambios sociales.
2.
Nuevos problemas que estos cambios han provocado.
3.
El nacimiento de nuevos valores o formas de vida.
Cambios Sociales
cxxvi
Crecimiento rápido de las zonas urbanas, frente a la desintegración de las
rurales. La población rural se desplaza a la ciudad, pero los integrantes de estas
poblaciones no se convierten en ciudadanos normales, sino que van engrosando los
cinturones periféricos de las grandes concentraciones urbanas. Mientras se hacinan
las familias en los barrios y suburbios de las urbes importantes, el campo va
quedándose vacío, sin fuerza de trabajo. Y en la ciudad aumenta el desempleo y se
van creando nuevos grupos que con mentalidad rural empiezan a vivir, no una cultura
urbana, sino un tipo de vida suburbana. Este fenómeno no puede permanecer ajeno a
la escuela, que debe considerarlo y atenderlo para tomar las medidas adecuadas.
Estamos
ante
situaciones
nuevas
que
demandan
comportamientos
administrativos y docentes distintos. Y con anterioridad, requieren una planeación y
programación diferentes. Hay que crear programas diferenciados que comprendan
realidades como ésta.
Liquidación progresiva de los colonialismos. Es un fenómeno mundial el no
aceptar ningún tipo de paternalismo. De igual manera, la educación debe
desprenderse de cualquier paternalismo enajenante y, por tanto, despersonalizante.
Aumento de la demanda social de educación. Hoy, más que nunca, el hombre
ha tomado conciencia de la necesidad que tiene de formarse. Y no de cualquier
manera, sino de un modo sistemático y escolarizado (dándole al término escolar su
sentido más amplio). Esto ha propiciado diversos programas de educación de masas,
de alfabetización y de educación de adultos. El incremento de la población escolar en
todos sus niveles, caracteriza la enseñanza no sólo en ciento cinco (105) países
industrializados, sino también en las naciones en vías de desarrollo (si bien en los
últimos tiempos todo parece indicar que se está dando principalmente en estas últimas
y va apareciendo un progreso más lento en las primeras). Esta tendencia a adquirir
más conocimientos es una consecuencia, entre otras, del progreso técnico y científico
acelerado que también caracteriza a nuestra época.
Al respecto, Kenneth y Kieran; citados por Pereira (1996), se preguntan ¿Qué
debe estudiar el individuo si va a vivir en una sociedad en la que tomar una decisión
por sí mismo, el ganarse uno la vida, desarrollar su propia personalidad son hechos
cxxvii
casi imposibles por la compleja red de interdependencias? ¿Qué se tendría que saber
para ejercitar una ciudadanía democrática de tal sociedad?. La tecnología al imponer
unos métodos de reproducción masiva en todo tipo de vida, la despersonaliza y la
desmoraliza. ¿Existe también algún sentido en el cual personalice y remoralice la
vida? ¿Cuál es la verdad de la condición humana en la moderna cultura tecnológica?
¿Sobre qué imágenes se va a percibir y sobre qué categorías se va a interpretar?
Por otro lado, la necesidad cada vez mayor de una formación especializada que
responda a las necesidades del mercado de trabajo actual ha aumentado también. Esta
expansión cuantitativa es el hecho más notable en el desarrollo de la educación en las
tres (3) últimas décadas e impone una gran dificultad para que lo gobiernos puedan
dominar esta explosión del conocimiento formal; lo que conduce, en la mayoría de
los casos, a un desfase escuela-vida.
Los observadores relacionan esta expansión con el aumento demográfico, las
crecientes necesidades de la sociedad en cuanto al personal calificado consecutivo a
la revolución científica y técnica, a la tendencia a la democratización de la educación,
a la alfabetización ya la generalización de la enseñanza primaria en varios países en
desarrollo, sobre todo después de la descolonización.
Desarrollo económico considerable. Éste ha provocado, dentro de la sociedad
capitalista, una imagen de vida, la consumista. Pese al progreso económico, un hecho
es innegable, estamos ante un mundo cada vez más injusto (en 1980, 15% de la
población mundial usufructuaba los beneficios, ¿y el otro 85 %? ¿Cuál es el
porcentaje actual? ¿Ha mejorado? Hoy se habla de 20 y 80 %, respectivamente.
Expansión industrial. Ésta ha creado situaciones diferentes por las nuevas
condiciones psicológicas y materiales que marcan a las personas. La generación
posindustrial tiene, necesariamente, un sello peculiar, unos rasgos que no tenía la
generación anterior. Por ejemplo, en el lugar que ocupaba y ocupa actualmente el
niño dentro de la familia, su diferente condición, entre otros.
Migraciones. Las migraciones tanto interiores como exteriores, con lo que
implan en cuanto a desarraigo familiar, ambiental, cultural y de costumbres.
cxxviii
La revolución científico-técnica. Hemos pasado de una cultura tradicional a
una cultura científico-técnica en la que va perdiendo valor lo humanístico. Los
argumentos filosóficos están depreciados. Lo que hoy convence y tiene carta de
ciudadanía es lo palpable, lo científicamente experimentable. Es un hecho, por
ejemplo, la tendencia del estudiante universitario a elegir carreras científico-técnicas
y económico-administrativas, por encima de las filosófico-humanísticas (esta
afirmación es igualmente válida para la estudiante universitaria).
La creciente penetración de la ciencia y de la técnica en la vida cotidiana del
individuo y de la sociedad exige, tanto una comprensión científica del universo, como
una iniciación a la utilización de las técnicas en constante perfeccionamiento; y
corresponde a la educación preparar al hombre para la percepción del mundo y para
el dominio de los medios necesarios para su transformación, que la ciencia y la
técnica exigen y hacen posible. El último cuarto del siglo XX es, al parecer, el alba de
una nueva era tecnológica caracterizada por la extensión de las aplicaciones de la
energía nuclear, de la electrónica de las telecomunicaciones, de la informática, de la
automatización y de la cibernética, que todas ellas tienen o tendrán una influencia en
la educación).
Sin embargo la vida del hombre tiene alcances muchos mayores así como la
educación no puede quedar reducida al ámbito de las ciencias y de las técnicas.
Aumento de la información por el incremento y la expansión de los medios de
comunicación social. Cada vez llega la información con mayor rapidez. El contacto
entre los pueblos es cada día más estrecho. Se trasmiten con facilidad ideas, culturas,
o modas, a través de la propaganda y de la prensa, la radio y la televisión, que van
moldeando la opinión pública. Por otro lado, también observamos la facilidad para
viajar.
Todo ello va produciendo cambios que no se pueden ignorar. Lo que antes tenía
un valor de trabajo de laboratorio, de experimentación, de hipótesis, antes de publicar
su comprobación, antes de que deje de ser hipótesis para convertirse en algo
confirmado, se hace opinión pública y pertenece a todos. Como consecuencia, el
cxxix
escepticismo, la indiferencia y el relativismo se instalan en la conciencia del hombre
actual.
Demanda de tecnología moderna. Aunque todavía no podemos ver con claridad
los alcances últimos de la revolución tecnológica del siglo XX, es evidente el cambio
que está provocando en la vida cotidiana, como lo hizo años atrás la Revolución
Industrial. La transformación social que puede causar la tecnología de la información,
encontrará sus límites sólo en la imaginación creadora del hombre.
Su entrada en el campo de la educación es ya un hecho y el alcance de sus
posibilidades, una realidad. Los educadores no pueden evadir la presión de la técnica
sobre la enseñanza, ni aplazar el adoptar una postura ante ella.
Crecimiento del poder en manos del hombre. Es tal este incremento, que
comienza a rebasar la capacidad humana, lo que conduce al gran reto de la historia
actual de intentar mantenerse sin riesgo de una deshumanización de la conciencia: la
capacidad del hombre tanto para construir como para destruir es casi ilimitada. Esta
es su grandeza y ésa su miseria, porque cuando el poder es supremo, suprema es la
amenaza; pero a la vez supremas son también las posibilidades ofrecidas al hombre.
Su capacidad, vivificadora o mortífera, depende de la respuesta que él les dé.
Desmoronamiento de los totalitarismos. Apenas en los umbrales de las últimas
décadas de este siglo, surge una luminosa esperanza en favor de la democratización
de ciertas sociedades ancladas en regímenes totalitarios (Polonia, antigua
Checoslovaquia, Hungría, antigua URSS) y en aquellas que pretenden serlo, es cada
vez más insistente la rebelión por defender o cobrar sus verdaderos derechos, siempre
amenazados: fraternidad, ayuda mutua, libertad, respeto por la persona, justicia
social, responsabilidad, comprensión, diálogo, entre otros; son los fundamentos del
funcionamiento pacífico de un orden social. Juan Pablo II, afirma: “Sin embargo,
tampoco los modelos culturales ya afianzados en los países más industrializados,
aseguran totalmente una civilización digna del hombre.
En estas sociedades, la naturaleza, o el hombre, han interesado en la medida en
que prometían mayores y más rápidos beneficios y poder, aunque a su paso dejaran
cxxx
un panorama de devastación: hambre, enfermedad, contaminación, degradación
ecológica y moral, ignorancia etcétera.
La educación tiene también que derribar sus muros, del signo que sean, y
encontrar creativamente modos educativos basados en los valores permanentes que
permitan que los individuos y las sociedades crezcan y progresen en un ámbito cada
vez más humano. Esto no se hará fácil ni repentinamente, lo sabemos. Son muchos
los muros de ¡as inercias por derribar. Necesitamos realiza un trabajo de Convicción
individual y social (basado en la solidaridad) para el que se necesita mucha capacidad
creativa, mucho desprendimiento, mucha generosidad pero, sobre todo, una gran fe en
lo que hacemos.
Los momentos importantes de cambio deben aprovecharse porque son una
ocasión óptima para crecer y afianzarse.
Nuevos Problemas. Ante estas transformaciones sociales aparecen nuevos
problemas, nuevos valores, nuevas posturas educativas que la familia, la escuela y la
sociedad en general, deben tener en cuenta y tratar de asumir.
Los problemas que se plantean en la sociedad de hoy, debido a su amplitud y
complejidad, no pueden pasar inadvertidos para los educadores, ya que se está
poniendo en juego el futuro del hombre. Se pueden enumerar así, tal como lo señala
Vaizey (1997), destacando diez (10) aspectos fundamentales:
1.
El paso del mundo rural al urbano, con los desarraigos que anteriormente
señalábamos. Estas migraciones van transformando a las familias, que de un concepto
patriarcal (familia extensa: padres, hijos, abuelos y tíos conviviendo) pasan a un
concepto nuclear (padres e hijos exclusivamente). Las relaciones que se establecían
en la familia extensa ya no se dan en la familia nuclear, e influyen en el desarrollo
personal y en la menor conciencia de pertenencia a un grupo.
A fines de este siglo, de 80 a 90 % de la población de los países
industrializados, que ya están muy urbanizados, vivirá en las ciudades, pero los países
en desarrollo serán, sin duda, relativamente más afectados por este fenómeno. (Se
estima, por ejemplo, que, en ya alrededor de 70 % de la población de América Latina
cxxxi
vivirá en las zonas urbanas. Aparecerán megápolis, pobladas por decenas de millones
de habitantes.)
La rápida urbanización de los países en desarrollo, con frecuencia, da lugar a
grandes barriadas superpobladas, que engendra:
La contaminación del entorno.
Distorsiones del mercado de trabajo.
Dislocaciones sociales y culturales.
La inadecuación de servicios esenciales, como la escuela.
Sin embargo, a pesar de esta migración hacia las ciudades, la población rural
continúa aumentando en cifras absolutas en numerosos países en desarrollo. No hace
falta decir, que estas tendencias son importantes para el futuro de la educación, en
particular en lo que concierne al reparto geográfico de los servicios educativos.
La escuela debe estar preparada para este fenómeno a fin de ofrecer ayuda a la
familia para combatir el anonimato y la alienación.
2.
El contraste entre las necesidades primarias no atendidas y/o creación de
necesidades superfluas de nuestra sociedad de consumo. La mentalidad consumista
estimula artificialmente la descompensación entre el ritmo y la capacidad, más lenta,
de satisfacer necesidades creadas, provocando la nefasta inflación y el sentido
frustrante de la existencia. Se busca lo que no puede satisfacer a la naturaleza
humana, se desvía la atención hacia valores que no son tales, si por valor entendemos
“aquello por lo cual merece la pena vivir”. Conducen al vacío existencial, por no
decir a la pérdida del verdadero sentido de la vida. Esta pérdida de sentido se esta
convirtiendo en la enfermedad colectiva de la sociedad actual. Muchos de nuestros
jóvenes padecen ya de esta carencia de sentido, y entre ellos las evasiones, como la
droga, encuentran gran acogida.
Durante los últimos decenios, los educadores se han visto enfrentados con una
crisis de valores que se manifiesta, hoy día, por medio del vandalismo, la violencia, el
recurso de la droga, el sentimiento de frustración de ciertos grupos de jóvenes, o la
relajación de los lazos familiares.
cxxxii
Si la educación, como se ha afirmado, es ayudar a ser, liberando de todo aquello
que lo impida, no puede permanecer al margen de una pedagogía de valores. Es
urgente rescatar este aspecto en la acción educativa.
Está, por tanto, ampliamente reconocido que, durante la elaboración de los
contenidos de la educación, deberían tenerse en cuenta actitudes y valores que forman
parte de la moral humana en lo que tiene de más general; tal como lo señala Pereira
(1996):
El sentimiento de solidaridad y de justicia.
El respeto a los demás.
El sentido de la responsabilidad.
La estima del trabajo humano y de sus frutos.
Las actitudes y valores concernientes a los derechos fundamentales.
La defensa de la paz.
La conservación del entorno.
La identidad y la dignidad culturales de los pueblos.
Otros valores sociales, éticos y morales llamados a suscitar entre los jóvenes
una visión amplia del mundo.
3.
La soledad que padece el hombre en medio de la multitud. Nunca ha estado el
hombre más solo. Nunca se ha hablado tanto de grupos, de pertenecer a un equipo
(deportivo, de trabajo, de reflexión...). En el mundo de las facilidades de
comunicación, se agranda el problema de la incomunicación humana... La terrible
soledad de dos (2) en compañía, como diría Marañón. El hombre es, hoy, el gran
desconocido para el hombre.
Este es un problema evidente en educación: hemos perdido de vista al hombre.
Se busca reformar métodos y programas, pero se olvida profundizar y redescubrir al
hombre par quien se trabaja. ¿Qué tipo de hombre se quiere formar?, ¿para qué
sociedad?, serían los primeros cuestionamientos que deben hacerse, si se quiere que
algo cambie. Pero es más fácil caer en el perfeccionamiento metodológico, en el
reformismo que deja las cosas como están, a cambio de una imagen aparente de
cambio, que nos tranquiliza. El gran reto, la gran aventura, el gran riesgo es descubrir
cxxxiii
nuevas verdades sobre el hombre y comprometernos con ellas. Esto implica
necesariamente el transformar métodos, programas e instrumentos, y los cambios que
está reclamando la formación de maestro.
4.
Las condiciones de la vida inhumana. El mundo es cada vez más injusto. No
necesitamos que lo recuerde ninguna estadística aunque no está de más conocerlas y
acudir a ellas de vez en cuando si se sale a la calle antes de que transcurran cinco (5)
minutos se tendrán experiencias directas sobre este hecho.
El progreso no ha solucionado las condiciones de vida de la mayoría. Frente a
una sociedad del bienestar, nos encontramos con la pobreza masiva. El progreso
habrá solucionado unos problemas, pero ciertamente ha creado otros que atentan no
sólo contra la dignidad humana, sino incluso contra la supervivencia de la especie.
Hoy hay que hablar también de un subdesarrollo humano en términos de falta
de libertad, que es una pobreza más profunda a la que muchos pueblos están
condenados. El progreso que crea dependencias (siendo la libertad algo necesario
para vivir como hombres) no es auténtico progreso.
Al respecto Makarenko (2003), señala que jamás el género humano tuvo a su
disposición tantas riquezas, tantas posibilidades, tanto poder económico. Y, sin
embargo, una gran parte de la humanidad sufre hambre y miseria, y son
muchedumbre los que no saben leer ni escribir. Nunca ha tenido el hombre un sentido
tan agudo de su libertad, y entre tanto surgen nuevas formas de esclavitud social y
psíquica.
Así mismo, se debe mencionar también otros tipos de pobreza engendrados por
el progreso científico-técnico, como la drogadicción, la delincuencia, la marginación
(problema de los ancianos), entre otros.
Hacer al hombre cada vez más hombre, para que pueda desarrollarse como tal,
¿no es el primer objetivo programático de una auténtica educación? ¿No sería éste un
criterio para evaluar programas, métodos, técnicas, e instituciones, así como la
actuación de muchos maestros? ¿No sería suficiente para autoevaluase y saber sobre
qué fundamentos se está actuando?
cxxxiv
5.
El lugar de los jóvenes en la sociedad actual. Si no rechazada, la juventud sí se
siente al menos no aceptada en plenitud. ¿Se trata de un problema generacional?
Habría mucho que decir y aclarar al respecto. El mundo joven no acepta los sistemas
adultos actuales y se siente incomprendido en los suyos por éstos. ¿se puede llamar
generacional a este problema?
Es un hecho que la presencia del joven en el mundo responsable del adulto, se
hace cada vez más tardía a medida que aumentan los tiempos de dependencia
respecto de los adultos (familia y escuela). Los sistemas escolarizados tienden a
alargar el número de años de permanencia del niño-joven en las aulas, pasando hasta
la segunda década en ellas. Así, su entrada en la responsabilidad social del trabajo es
mucho más tardía. Paradójicamente, nunca ha reclamado más la juventud su ser
independiente y autónomo.
6.
Las discriminaciones de todo tipo: culturales, económicas, raciales. Es éste un
problema muy agudo, tanto, que a veces el hombre se convierte en el principal
enemigo del hombre. Educar, ciertamente, es diferenciar, en el sentido de ayudar a
que cada persona sea cada vez más ella misma, con una clara y definida identidad.
Significa también asombro y respeto por la dignidad de los demás, que participan de
la misma naturaleza humana, aunque también nos definan grandes diferencias.
Es entender que el yo está hecho para otros yo. Un para quién sin el cual la vida
carece de su pleno sentido. Un para quién que libera del egoísmo destructor que
supone el predominio sobre el otro y la lucha por ese predominio. Cuando se ha
entendido lo mucho que significan los demás en la vida personal, ¿cabe alguna suerte
de discriminación?
El hombre está ordenado al otro, es decir, referido a él, consagrado para él,
puesto en orden con él... En el ordenamiento, ordenación y orden con el prójimo el
hombre es. Por ello la misión, la consagración, la colocación ajustada y la justicia son
realidades, que el hombre recibe de su prójimo y vive con su prójimo.
El hombre ha sabido definitivamente quién es él mismo cuando ha descubierto
al otro como prójimo y sobre Lodo cuando a uno de sus hermanos, próximo o cercano
a su historia, le ha reconocido como Dios. Este prójimo absoluto nos ha permitido
cxxxv
saber cuál es nuestra identidad. Por ser él nuestra suprema debilidad y vulnerabilidad,
sabemos ya los hombres a qué estamos llamados. Esta proximidad ha constituido el
sello definitivo y el definitivo trascendimiento a la vez de nuestra conciencia.
7.
La falta de puestos de trabajo, sobre todo en las grandes ciudades. El emigrado
no siempre encuentra trabajo, y un trabajo digno, junto al pluriempleo de varios
sectores, impuesto por el ritmo de vida, las aspiraciones de bienestar o los sueldos
bajos y el consumismo; la automatización, y el paso de sociedades totalitarias a
sociedades de libre mercado, ha venido a aumentar el número de desempleados.
Se le presenta a la educación un arduo panorama, al tiempo que algunas
líneas
claras de las direcciones por tomar: una educación verdaderamente innovadora
debería preparar al niño y al joven para el cambio y para dominar mejor su entorno.
8.
Los medios de comunicación social. Siendo en sí algo positivo, éstos se
manejan mal, creando un mundo de dominio de la imagen, de dependencias y
controles masivos. La producción mecanizada de ideas va moldeando la opinión
pública a través de la publicidad, la prensa, la radio y la televisión.
Se corre el riesgo de una niñez y una juventud teledirigidas que buscan algo,
pero no saben qué, porque no tienen espacios ni silencios interiores para encontrarla.
Se les reclama desde fuera y para afuera. ¿Y su interior? ¿Y lo más íntimo de su
intimidad? ¿En qué momentos de su vida diaria se forja?). Este tipo de cultura común
no une a las personas; no hace más que despersonalizarlas reduciéndolas al estado de
receptáculos de impresiones. Una muchedumbre o una masa no tienen gran cosa en
común con una colectividad. Diluyen y desaniman las relaciones personales. Son
como un tumor maligno del cuerpo social que amenazan los valores personales en el
mundo de hoy.
La opinión citada podría parecer extrema, pero de llamada de atención sobre
sus repercusiones en la sociedad de jóvenes, donde los medios han invadido gran
parte de su tiempo. Pero hay otros testimonios positivos que hacen de los medios de
comunicación un verdadero aliado de la escuela:
Parece también que los medios de información masiva son instrumentos
privilegiados de desarrollo de la educación, sobre todo en beneficio de las capas de
cxxxvi
población más desheredadas, e instrumentos de gran alcance para la difusión de la
ciencia. En materia de cultura, pueden, según la forma en que sean utilizados,
contribuir al refuerzo de la identidad cultural, o, por el contrario, acentuar, el
fenómeno de desculturación, por no decir la dominación cultural.
9.
La falta de respeto a la vida, individual o colectiva. Cada vez son más
frecuentes las guerras, los atentados, el terrorismo, la violencia y la conciencia
generalizada, de aceptación del aborto.
10.
El deterioro del ambiente. El hombre corre el riesgo de destruir la naturaleza
por la explotación irracional que está haciendo de ella, y al mismo tiempo, está siendo
víctima de su degradación.
La sociedad industrial contemporánea ha impuesto al entorno físico cambios
profundos y rápidos debidos a una explotación irracional de los recursos naturales,
explotación vinculada a los sistemas de producción, a los modos de consumo
fundados en la creación de necesidades artificiales y a la utilización incontrolada de
técnicas contaminantes. Esta situación, que afecta a todos los países, cualquiera que
sea su nivel de desarrollo, ha llevado a interrogarse de nuevo acerca de los
fundamentos filosóficos y éticos de las relaciones entre el hombre y la naturaleza.
El hombre que destruye su paisaje se aniquila a sí mismo. Se queman los
bosques y la vida se hace imposible, contaminamos el aire y no podemos respirar, nos
amontonamos en las ya grandes ciudades y se desata la agresividad. Sin embargo, el
hombre es un necesitado del exterior. (Yo soy yo, y mi circunstancia, dice Ortega y
Gasset.)
El hombre en su poderío sobre el mundo puede hacer de él un paraíso: entonces
el hombre se logra. Pero puede hacer de él algo mortífero: el hombre, entonces, se
pierde. El saber de antaño sobre el mundo, la contemplación, la admiración del
mundo, se han convertido en una investigación de sus leyes, para apropiárselas, y en
un análisis de su funcionamiento, para recrearlo. De esta manera, el saber se convirtió
en poder.
cxxxvii
El hombre se proyecta sobre el mundo y lo conforma de acuerdo con sus
necesidades presentes y sus proyectos futuros. La naturaleza se convierte en una
propiedad, lo que significa un grave riesgo, no sólo un logro.
Además, la educación no puede tampoco silenciar los problemas sociales que
deterioran cada vez más el clima social (violencia, droga, delincuencia, entre otros),
lo que debería conducir a conceder mayor importancia a los aspectos éticos y
espirituales de la enseñanza.
Todos estos problemas podrían clasificarse en tres (3) grupos:
1.
Los problemas que plantean los procesos socioeconómicos fundamentales
(problemas de la guerra y de la paz del desarrollo económico, entre otros).
2.
Los problemas que plantean el aprovisionamiento duradero de materias primas
y otros recursos, la explotación racional de la naturaleza y la protección del medio.
3.
Los problemas que plantean las relaciones entre los hombres y las sociedades
por una parte, y los procesos sociales actuales (aplicación de los descubrimientos
científicos y técnicos, educación, entre otros), por otra.
Para la autora de esta investigación, ninguno de estos problemas, se dan
aislados, sino que se interrelacionan. Debido a su gran influencia, se debe reflexionar
sobre cada uno de ellos, para intentar superarlos, dentro de las posibilidades de cada
uno, a través de la labor docente. La escuela tiene que cumplir con todas sus tareas.
Y, para ello, hay que volver a pensar la educación y devolverle su misión urgente;
ayudar en la construcción de un futuro mejor, dada la gran influencia de ésta sobre los
aspectos de muchos de los ya mencionados problemas del mundo actual.
El hombre, que permanece siempre el mismo, en su devenir se siente cambiado
por estas mutaciones que llegan hasta lo más profundo de su ser: en el nivel del
pensamiento, de la conciencia, del modo de interpretar la vida y el mundo. Los
cambios sociales y los problemas que se siguen, lo ponen ante una situación nueva
que implica también un horizonte nuevo, que lleva en sí el germen de la esperanza y
de la respuesta.
Surgen, por tanto, valores, entre los que Pereira (2004), destaca los siguientes:
cxxxviii
1.
El hombre se afirma en el descubrimiento de sus posibilidades. Por ello,
desconfía cada vez más de las soluciones hechas, y busca dar respuestas personales.
Otra cosa es que, cuando se les piden, las den o no las sepan dar. Rechaza las
adaptaciones a actitudes hechas, quiere crearlas porque ha descubierto su potencial
humano, lleno de posibilidades: es un ser capaz de crear, de dar algo nuevo, no
pensado, inédito, propio, y lo defiende como antes no lo había hecho.
2.
El valor cambio, que es sinónimo de progreso, frente al valor permanencia. La
permanencia es considerada muerte, cambiar es progresar: permanecer es morir.
Es una valoración de la categoría de lo nuevo sólo por el hecho de ser nuevo. Resulta
más sugerente la mirada hacia el futuro que hacia el pasado. Sobra destacar el peligro
de tales razones.
3.
Los cambios más marcados se deben al progreso científico-técnico, y de ahí su
gran valoración. Las teorías no tienen valor suficiente. Surge una mentalidad
empírica: lo verdadero es lo eficaz, lo verificable. El pragmatismo se va imponiendo.
Sin embargo, la educación se ve ante la urgente necesidad de establece un
vínculo entre la ciencia y los valores espirituales y humanistas, y de desarrollar el
espíritu crítico de los alumnos con el fin de ponerlos en condiciones de aportar
apreciaciones más objetivas sobre la ciencia y de discernir las consecuencias y los
costos de una tecnología nueva.
4.
Valor de la participación en la gestión de la vida personal y en la comunitaria,
con la aparición de nuevas formas de gestión: la cooperación, la responsabilidad
compartida. Esta alternativa de la cooperación representa un principio creador. Es un
gran avance frente al método dogmático que obliga a obedecer las órdenes de un solo
hombre o un solo grupo. Es, al mismo, uno de los problemas de la democracia actual:
proyectar patrones que permitan compartir el poder común en grandes comunidades.
5.
Crisis de lo sagrado-religioso (es más bien un contravalor). Disminuye el
misterio y la capacidad de admiración. El misterio se cambia por el problema; todo se
problematiza, se traumatiza de manera que quien no tiene problema, quien no está en
crisis de algo, es un anquilosado, no vive una vida actual. Hay que tener crisis de
cualquier orden: de fe, familiar, entre otros. Afirmar que la vida de uno no atraviesa
cxxxix
por nada parecido, es convertirse en el blanco de las miradas sospechosas de los
demás. En este proceso de secularización, el misterio se cambia por el problema que
tiene solución humana y la capacidad de admiración ha cambiado por la
manipulación.
6.
Valor de domino o capacidad de seguir su congruencia interna, su belleza. La
belleza es una consecuencia de no interesa tanto la coherencia interna como el
dominio. Y la transformación en tanto se domina, no en cuanto se provoca
coherencia.
7.
La actitud crítica, como fuente de valor y de progreso. Se explica así
fácilmente el recurso al conflicto social. De ahí también la conclusión de que sólo se
puede provocar un cambio radical del mundo a través de un cambio radical de
estructuras. Y este cambio radical de estructuras no excluye la violencia. Se rechaza,
por simplista, la actitud de querer cambiar personalmente, que en la mayoría de los
casos es el nivel posible y real de competencia y de compromiso.
8.
Emancipación de la Aunque no con el ritmo deseado, es un hecho la
progresiva promoción de la mujer, ya que se amplía su consideración y sus
posibilidades de proyección social, sin que ello justifique ciertos movimientos
feministas que, ocultando un gran complejo de inferioridad que delata la verdadera
motivación de su existencia, afirman inconscientemente lo que por otra parte intentan
rechazar, la desigualdad femenina frente a la masculina. Algo que en sí es igual por
naturaleza, no necesita de movimientos honorables para demostrarlo o defenderlo. El
ser iguales en cuanto a la dignidad por naturaleza humana, no borra, sin embargo, las
diferencias reales entre hombre y mujer, como seres sexuados que somos. Es en otro
nivel donde hay que hacer los planteamientos.
No obstante, aún es muy marcada socialmente la desigualdad de oportunidades
entre el hombre y la mujer. Y no se puede olvidar el papel socioeconómico de la
mujer, ya sea que nos refiramos a su labor como educadora de los hijos, o a su aporte
a la economía de cada país.
cxl
Consecuencias en el Desarrollo Futuro de la Educación
Todo lo considerado hasta aquí conduce a una reflexión en el campo educativo,
aunque ya se ha venido haciendo o, al menos, insinuado. La educación, que se ve
afectada por todo ello, ha de intentar dar -y de hecho se han dado- algunas líneasrespuestas ante las nuevas realidades del mundo, cuyo proceso de industrialización y
de tecnificación ha provocado cambios sociales profundos, transformaciones
valorales y una nueva tecnología que intenta de alguna manera desplazar la
inteligencia orgánico-espiritual humana con su propia inteligencia técnica o
inteligencia artificial.
En este tema tan discutido y discutible, que es la educación, cada uno tiene su
propia idea de la situación. Pero, en cualquiera de los casos, no estaría de más seguir
preguntándose, ¿están nuestras instituciones educativas preparadas, o se está haciendo
algo desde ellas para responder a tanto desafío? ¿Sólo un cambio radical de
estructuras podrá proporcionar algún tipo de solución? Y, en este campo ¿no se
intuye que se está hablando de cambios profundos?¿No sería suficiente un cambio
ideológico o metodológico? ¿Habrá que indagar en las actitudes del profesional de la
educación para ver cuánto potencial de futuro tienen?
El futuro educativo es incierto. No hay soluciones ni fórmulas milagrosas,
aunque se hayan sugerido algunas: democratización, educación permanente,
educación ágil y polivalente.
No obstante, a partir de lo expuesto hasta aquí, se puede hacer un elenco de
aspectos afectados y que con mayor o menor urgencia deberían considerarse de cara
al futuro -que es ya el hoy- que llama a nuestra puerta; que Pereira (2004), resume de
la siguiente manera:
1.
Democratización de la educación, que abarque sus dos (2) grandes aspectos:
(a) igualdad de acceso, (b) igualdad de oportunidades.
2.
Erradicación del analfabetismo (incluido el funcional).
cxli
3.
Cambios profundos en las relaciones maestro-alumno.
4.
Aumento progresivo de los servicios educativos.
5.
Educación permanente y polivalente.
6.
Popularizar la ciencia y la tecnología desde los niveles primarios.
7.
Evitar el desfase entre los avances científicos (incluidos los pedagógicos) y la
práctica educativa.
8.
Transformación de los contenidos del currículo y las técnicas pedagógicas
(mayor adaptación a la madurez y a los niveles de desarrollo).
9.
Incrementar en los programas las actividades físico-deportivas.
10.
Considerar en los programas la mejora del estatuto de la mujer.
11.
Utilizar los media con fines educativos. Lograr una mayor colaboración entre
la escuela y los medios de comunicación social.
12.
Capacitar en el aprendizaje de los lenguajes de los medios informativos para
lograr una población más crítica y menos vulnerable.
13.
Capacitación docente más adecuada y cursos permanentes de reciclaje.
14.
Descentralización y diferenciación de los programas educativos.
15.
Elaboración de una pedagogía basada en los valores humanos permanentes,
que informe la elaboración de los programas nacionales.
16.
Establecer cauces de control social de la educación.
17.
Incluir urgentemente programas de educación ecológica, desde la escuela
elemental.
18.
Elaborar programas en los que se dé más cabida al logro de la participación de
los alumnos en la vida personal y comunitaria.
19.
Instituciones, programas y maestros que permitan un verdadero desarrollo de
las personas y de los grupos en su libertad, creatividad, responsabilidad, respeto
mutuo, justicia, comunicación, espíritu crítico, capaces de trascenderse y con una
conciencia clara de su destino.
20.
Una educación que presente un rostro personal, comprometida con la verdad y
fiel a una historia concreta.
cxlii
La ciudadanía Social
Para Cortina (1997), la ciudadanía es primariamente una relación política entre
un individuo y una comunidad política, en virtud de la cual el individuo es miembro
de pleno derecho de esa comunidad y le debe lealtad permanente. El estatuto de
ciudadano es, en consecuencia, el reconocimiento oficial de la integración del
individuo en la comunidad política, comunidad que desde los orígenes de la
Modernidad cobra la forma de Estado nacional de derecho.
Sin embargo, con esto dicho todavía muy poco sobre la naturaleza de la
ciudadanía porque el vínculo político en que consiste constituye un elemento de
identificación social para los ciudadanos, es uno de los factores que constituyen su
identidad. Y en este punto tienen su origen la grandeza y la miseria del concepto de
que tratamos, en principio, porque la identificación con un grupo supone descubrir los
rasgos comunes, las semejanzas entre los miembros del grupo pero, a la vez, tomar
conciencia de las diferencias con respecto a los foráneos. Es así como la trama de la
ciudadanía se teje con dos (2) tipos de mimbres: aproximación a los semejantes y
separación con respecto a los diferentes. Por ejemplo el ciudadano ateniense se
vincula a los que, como él, son libres e iguales, y se distancia de los que no lo son; el
ciudadano romano se sabe defendido por unas leyes, a las que no pueden acogerse los
bárbaros.
El concepto de ciudadanía se genera, pues, desde esa dialéctica interno/externo,
desde esa necesidad de unión con los semejantes que comporta la separación de los
diferentes, necesidad que al menos en Occidente se vive como un permanente
conflicto. El universalismo cristiano recorre las venas del liberalismo y el socialismo,
mostrando hasta qué punto las semejanzas entre todos los seres humanos son mucho
más profundas que las diferencias.
El hombre, -es decir, la persona -trasciende con mucho su dimensión política,
que no es sino una, por mucha relevancia que pueda tener para su vida. La persona es
miembro de una familia, de una comunidad vecinal, de una iglesia, de asociaciones
cxliii
en las que ingresa voluntariamente, y en todos estos casos establece vínculos sociales
con los miembros de esos grupos, que son esenciales para su identidad personal.
También es miembro de una comunidad política, cualidad que le vincula a los
que comparten su misma ciudadanía, y que le presta asimismo otro rasgo de
identidad. Pero es imposible reducir la persona al ciudadano, como resulta imposible
reducir la religión de la persona a la religión de la ciudad.
La autora, señala que las religiones griega y romana son religiones de la ciudad,
nacionales, que unen en torno a unos símbolos sagrados a los ciudadanos de esa
comunidad y les separan de los demás. El cristianismo es una religión de la persona
que la vincula con un Dios trascendente y con una comunidad universal, por eso es
inevitablemente anti-nacionalista, por eso liberalismo y socialismo, herederos suyos,
son inevitablemente cosmopolitas. Hacer de la ciudadanía una especie de religión
cívica que combine el universalismo del cristianismo y el carácter cívico de las
religiones nacionales es lo que pretendió Rousseau con escaso éxito.
De ahí que cualquier noción de ciudadanía que desee responder a la realidad del
mundo moderno tenga que unir desde la raíz la ciudadanía nacional y la cosmopolita
en una identidad integrativa, más que disgregadora, recordando, por otra parte, que la
persona no es sólo ciudadana. Una noción semejante es la que se quiere bosquejar,
recabando a la vez cuanta información nos sea posible. Con este fin, se empezará
recordando que la ciudadanía como relación política, como vínculo entre un
ciudadano y una comunidad política, parte de una doble raíz -la griega y la romanaque origina a su vez dos tradiciones, la republicana, según la cual, la vida política es
el ámbito en el que los hombres buscan conjuntamente su bien, y la liberal, que
considera la política como un medio para poder realizar en la vida privada los propios
ideales de felicidad.
Ambas tradiciones, a su vez, se reflejan en dos (2) modelos de democracia que
recorren la historia, con matices diversos, y que se alinean bajo los rótulos
democracia participativa y democracia representativa. Cierto que un buen número de
participacionistas rechazarían esta última distinción, afirmando que también ellos
entienden que el poder político se ejerce a través de representantes y no de forma
cxliv
directa, cosa imposible e indeseable, y que lo que les distingue frente a otros modelos
de democracia es su afán de fomentar la participación ciudadana. Mientras que Otros
modelos se contentarían con que los representantes elegidos se ocupen de la vida
pública, dejando a los ciudadanos que se recluyan en su vida privada, el
participacionista insiste en aumentar los cauces de participación ciudadana desde los
ayuntamientos y desde las subunidades federales o autonómicas. Todo ello con el
objetivo de lograr que en verdad la democracia sea el gobierno del pueblo y no sólo,
como en el representacionismo puro, el gobierno querido por el pueblo. En este
sentido la propuesta participacionista más radical del momento es la que ofrece
Benjamin Barbern (1984), en su libro Strong Democracy (citado por Cortina, 1997),
en el que apuesta sin restricciones por la participación directa como única forma de
evitar las patologías de la democracia liberal o débil: el auténtico ciudadano es quien
participa directamente en las deliberaciones y decisiones públicas.
Todas estas discusiones tienen su origen al menos en la Grecia clásica, porque
la idea de ciudadanía es una idea clásica, que se remonta en el tiempo a la Atenas del
siglo V y IV antes de Cristo y a la Roma del siglo III a. J.C. hasta el I de nuestra era.
Ya en estos siglos aparecen dos (2) conceptos de ciudadanía que originan a su vez dos
(2) tradiciones: la tradición política, propia del polités griego, y la tradición jurídica
del civis latino.
El Ideal del Ciudadano
La idea de que el ciudadano es el miembro de una comunidad política, que
participa activamente en ella, nace en la experiencia de la democracia ateniense en los
siglos V y IV a. J.C. la célebre oración fúnebre de Pericles por los héroes muertos en
la batalla contra Esparta nos transmite ya un cierto bosquejo de lo que era un
ciudadano en la Atenas clásica, y es Aristóteles quien da cuerpo teórico a la noción de
ciudadanía política, prestándole un apoyo ético y metafísico.
El ciudadano es, el que se ocupa de las cuestiones públicas y no se contenta con
dedicarse a sus asuntos privados, pero además es quien sabe que la deliberación es el
cxlv
procedimiento más adecuado para tratarlas, más
que la violencia, más que la
imposición; más incluso que la votación que no es sino el recurso último, cuando ya
se ha empleado convenientemente la fuerza de la palabra.
Una tradición se va abriendo paso desde este humus –la tradición republicana
cívica-, que entenderá la política no como el momento de legitimación de la
violencia, sino como la superación de la violencia por medio de la comunicación. Son
las sociedades prepolíticas las que recurren a la violencia, mientras que las que
emprenden el camino político optan por la deliberación pública para resolver los
asuntos comunes, precisamente porque –como apuntará Aristóteles- el hombre es ante
todo un ser dotado de palabra. Lo cual significa que es capaz de relacionarse con
otros hombres, de convivir con ellos, y también de discernir junto con ellos qué es lo
bueno y lo malo, qué es lo justo y lo injusto.
Al respecto, Cortina (1997), señala que la razón por la cual el hombre es, más
que la abeja o cualquier animal gregario, un animal social (politikón zoón), -dirá en
un texto ya antológico- es evidente: la naturaleza, como se suele decir, no hace nada
en vano, y el hombre es el único animal que tiene palabra. La voz es signo del dolor y
del placer, y por eso la tienen también los demás animales, pues su naturaleza llega
hasta tener sensación de dolor y de placer y significársela unos a otros; pero la
palabra es para manifestar lo conveniente y lo dañoso, lo justo y lo injusto, y es
exclusivo del hombre, frente a los demás animales, el tener, él sólo, el sentido del
bien y del mal, de lo justo y lo injusto, entre otros, y la comunidad de estas cosas es lo
que constituye la casa y la ciudad.
Ante la pregunta clásica, que continúa abierta en nuestros días, ¿qué es una vida
digna de ser vivida?, la respuesta desde esta perspectiva sería la siguiente: la del
ciudadano que participa activamente en la legislación y administración de una buena
polis, deliberando junto con sus conciudadanos sobre qué es para ella lo justo y lo
injusto, porque todos ellos son capaces de palabra y, en consecuencia, de socialidad.
La socialidad es capacidad de convivencia, pero también de participar en la
construcción de una sociedad justa, en la que los ciudadanos puedan desarrollar sus
cualidades y adquirir virtudes. Por eso quien se recluye en sus asuntos privados acaba
cxlvi
perdiendo, no sólo su ciudadanía real, sino también su humanidad. No es extraño que
la tradición liberal haya ido asumiendo la deliberación como condición indispensable
de una vida política auténtica; ni tampoco que autores comunitarios la consideren
como el medio adecuado para generar desde las preferencias individuales una
voluntad común.
En este punto conviene hacer un alto en el camino y considerar las
consecuencias que tiene para una parte de las tradiciones occidentales traducir los
vocablos lógos por palabra y zoón politikón, por animal social.
Ciertamente, si por logos se entiende, simple y llanamente, razón, está
plenamente justificada la crítica corriente, según la cual, Occidente optó desde sus
inicios por la razón, olvidando la dimensión «tendente» humana, la dimensión del
deseo. El cultivo de la razón habría preocupado más al Occidente en su conjunto que
el de la voluntad, el desarrollo de la dimensión intelectiva más que el de la
desiderativa. Y, sin embargo, una tal crítica es desafortunada en lo que respecta a la
tradición que comentamos, porque la palabra está ligada sin duda a la razón, pero
también a la sensación y al deseo, ya que el hombre es hasta tal punto una unidad de
inteligencia y deseo, que sólo puede caracterizársele como inteligencia deseosa o
deseo inteligente.
Desde esta perspectiva, el hombre es un ser deseoso de felicidad, que tiene la
oportunidad de esclarecer inteligentemente qué tendencias conviene potenciar y
cuáles refrenar para alcanzar la meta. Por eso es prudente quien acuerda deseo e
inteligencia, optando por los deseos más conducentes a la felicidad. Si tal acuerdo se
busca en el seno de la comunidad, y no individualmente, deliberando con los otros
miembros de la sociedad, y no sólo consigo mismo, hemos entrado en el ámbito de la
ciudadanía.
Por su parte, la expresión zoón politikón podría traducirse por animal político,
en cuyo caso habríamos dado por zanjado que la palabra nos lleva necesariamente a
participar en la actividad política, sea del tipo que fuere. Cuando lo bien cierto es que
la palabra y el sentido de la justicia nos llevan a vivir en sociedad, una de cuyas
formas es la comunidad política. Si Aristóteles se refiere preferentemente a esta
cxlvii
última, es porque entiende que la forma suprema de sociedad es la que constituye una
unidad autosuficiente y, en consecuencia, independiente de las demás. Una unidad de
este tipo no puede ser la familia ni tampoco la etnia porque, a pesar de su
importancia, ni son autosuficientes, ni pertrechan a un individuo de las instituciones
necesarias para llevar una vida buena. La unidad social autónoma es la polis, la
ciudad, provista de las instituciones indispensables para proporcionar a sus miembros
una vida feliz. De ahí que ser hombre en plenitud exija participar activamente en los
asuntos de la polis, cosa que sólo pueden hacer los que son libres e iguales.
La igualdad se entiende aquí en el doble sentido de que todos los ciudadanos
tienen derecho a hablar en la asamblea de gobierno (isegoría) y todos son iguales ante
la ley (isonomía). La libertad, por otra parte, consiste precisamente en ejercer ese
doble derecho, tomando parte activa en las asambleas y ejerciendo cargos públicos
cuando así lo exige la dudad. Quien así actúa demuestra que es libre, porque la
ciudadanía no es un medio para ser libre, sino el modo de ser libre, y el buen
ciudadano es aquel que intenta construir una buena polis, buscando el bien común en
su participación política.
Un medio indispensable para ello es la educación, porque a ser ciudadano se
aprende, como a casi todo lo que es importante en la vida. La educación cívica será
una clave ineludible de la ciudadanía griega y de la republicana.
Sin embargo, de esta noción originaria de ciudadanía se ha dicho con razón que
muy posiblemente se trate de un mito, más desarrollado en los libros que en la vida
cotidiana, más propio de la teoría que de la práctica. Y de un mito -a mayor
abundamiento- aquejado de fuertes limitaciones incluso en la teoría.
Para la ciudadanía social, es fundamental tener un estado de bienestar, que
proteja la población frente a cualquier estado de contingencia, incluyendo la
percepción de unos ingresos mínimos. Ese estado de bienestar es considerado por los
siguientes elementos, según Cortina (1997, p. 69).
1)
Intervención del Estado en los mecanismos del mercado, para proteger a
determinados grupos de un mercado dejado a sus reglas.
cxlviii
2)
Política de pleno empleo, porque los ingresos del ciudadano se perciben a
través del trabajo productivo o de la aportación de capital.
3)
Institucionalización de sistemas de protección, para cubrir necesidades que
difícilmente pueden satisfacer los salarios normales.
4)
Institucionalización de ayudas para los que no pueden estar en el mercado de
trabajo.
El Aprendizaje Ciudadano
El aprendizaje de la vida, debe proporcionar conciencia de que este no está en
las necesidades utilitarias de las que nadie puede escapar, sino en el propio desarrollo
y en la calidad de la existencia, de que para vivir cada uno necesita calidez y
comprensión y la movilización de todas las capacidades humanas.
La educación debe contribuir a la autoformación de la persona (aprender y
asumir la condición humana, aprender a vivir) y a que aprenda a convertirse en un
ciudadano. Un ciudadano, en una democracia, se define por su solidaridad y su
responsabilidad respecto de su patria. Esto supone que tiene arraigada su identidad
nacional.
Para introducir este tema, es necesario analizar el concepto del Estado-Nación.
Tal como lo señala Morín (2002), la formidable realidad del Estado-Nación, sigue
siendo algo en lo que se piensa poco. Los historiadores describen la formación de los
Estados-Naciones, su desarrollo pero, no existe una reflexión acerca de su naturaleza.
La sociología se ocupa de la categorización de las sociedades (tradicional,
industrial, postindustrial), pero ignora la naturaleza nacional de estas sociedades. El
marxismo minimizó la realidad de la nación, poniendo en claro lo que la divide (los
conflictos de clases) y no lo que la unifica.
Una de las mayores dificultades para pensar el Estado-Nación reside en su
carácter complejo. En efecto, el Estado-Nación acabado es un ser al mismo tiempo
territorial político, social, cultural histórico mítico y religioso.
cxlix
El Estado es un aparato que dispone de aparatos que funcionan como apéndices
(el ejército, la policía, la justicia, eventualmente la Iglesia), de modo que sería
necesario aclarar el concepto de aparato.
El Estado-Nación es una Sociedad territorialmente organizada. Una sociedad de
este tipo es compleja a causa de su doble naturaleza, en la que no sólo es necesario
Oponer, sino fundamentalmente asociar, la noción de comunidad y la de sociedad. La
nación es una sociedad en sus relaciones de interés, de competencias, de rivalidades,
de ambiciones, de conflictos sociales y políticos. Pero también es una comunidad de
identidades una comunidad de actitudes y una comunidad de reacciones frente al
extranjero y, sobre todo, al enemigo. La historia de comienzos de siglo revela, al
mismo tiempo, el formidable carácter conflictivo interno de las grandes naciones
occidentales, que llegaban en ocasiones a la guerra civil, y su formidable solidaridad
frente al enemigo externo.
Morín (2000), señala que la comunidad tiene carácter cultural/histórico. Es
cultural por sus valores, costumbres, ritos, normas, creencias comunes, es histórica
por los avatares y pruebas sufridas a lo largo del tiempo, es una comunidad de
destino.
Este destino común es memorizado, conmemorado, transmitido de generación
en generación por la familia, los cantos, la música, los bailes, las poesías y los libros,
luego por la escuela, que integra el pasado nacional al pensamiento de los niños en el
que resucitan los sufrimientos, los duelos, las victorias, las glorias de la historia
nacional, los martirios y hazañas de los héroes. De este modo, la identificación de uno
con el pasado vuelve presente la comunidad de destino.
El mismo autor afirma que, la comunidad de destino es mucho más profunda si
está consolidada por una fraternidad mitológica. En efecto, el Estado-Nación es una
patria, una entidad consustancialmente maternal/paternal, que contiene en su
femenino lo masculino de la paternidad. Transfiere a la escala de amplias poblaciones
de millones de individuos, a menudo de etnias muy diversas, las calurosas virtudes de
las relaciones familiares entre personas que pertenecen al mismo hogar. De manera
que la Nación, de sustancia femenina, conlleva en sí misma las cualidades de la
cl
Tierra-Madre (Madre-Patria), del Hogar, y provoca, en los momentos comunitarios,
los sentimientos de amor que sentimos naturalmente por nuestra madre. En cuanto al
Estado, es de sustancia paterna. Dispone de la autoridad absoluta e incondicional del
padre-patriarca al que se debe obediencia. La relación matro-patriótica en el
Estado-Nación provoca el sentimiento de fraternidad mítica de los hijos de la patria
frente al enemigo.
El mito nacional es bipolar. En el primer polo está el carácter espiritual de la
fraternidad entre hijos de la patria. En el segundo polo, la fraternidad mitológica
aparece como una fraternidad biológica, que une entre sí a dos (2) seres de la misma
sangre, lo que tiende a provocar el mito secundario (y biológicamente erróneo) de la
raza común. De manera que la idea de nación implica un racismo virtual que se
actualiza cuando el segundo polo adquiere primacía.
Todo indica hoy que el poder absoluto del Estado-Nación podría y debería ser
superado. En primer término, en el marco interno de la nación, el Estado tiende a
volverse demasiado abstracto y homogeneizador a causa de su propio desarrollo
técnico y burocrático. Pero, sobre todo, todos los grandes problemas requieren
soluciones multinacionales, transnacionales, continentales, inclusive planetarias y
necesitan sistemas asociativos, confederativos o federativos meta-nacionales.
Sin embargo, si bien es evidente que en cierta cantidad de países europeos el
nacionalismo
agresivo/defensivo
se
calmó
considerablemente
durante
las
intercomunicaciones que se produjeron luego de la Segunda Guerra Mundial, debe
ser menos evidente que el Estado-Nación está lejos de haberse convertido en un fósil
histórico. En primer término, no se puede dejar de lado la renovación de las
exasperaciones nacionales que se produjeron después de 1989 y que pueden provocar
una nueva contaminación desde el Este hacia el Oeste. Aunque, por el contrario, se
produzca una pacificación de los nacionalismos en el Este, la resistencia múltiple del
Estado-Nación, tanto a las autonomías descentralizadas dentro de su esfera como al
surgimiento de instituciones multinacionales, seguirá siendo lo bastante fuerte como
para frenar, incluso detener, los procesos tendientes a crear un sistema confederativo
europeo e instancias supranacionales de carácter planetario.
cli
El antiguo internacionalismo había subestimado la formidable realidad
mitológico-religiosa del Estado-Nación. Sin embargo, no sólo se trata de reconocerla,
sino también de no intentar abolirla. Hay que relativizarla, como la realidad
provincial fue relativizada, pero no abolida, en la realidad nacional. Pero para lograr
esto, habría que amplificar y arraigar sentimientos de solidaridad europeos. Al mismo
tiempo, sería necesario que los fundamentos mitológicos/religiosos de la nación, su
carácter matro-patriótico, se extendieran no sólo a escala de nuestro continente ya
marcado por la civilización que ha creado y por una comunidad de destino cada vez
más evidente, sino también al conjunto de un planeta que ahora se reconoce como una
sola casa, para la especie humana y que está amenazado por el mayor de los peligros,
por la propia especie humana. Como la comunidad nacional, la comunidad planetaria
tiene su enemigo, pero la diferencia radical es que el enemigo está más en la
humanidad misma y que es difícil reconocerlo y enfrentarlo. Todo esto es lo que hace
que sea tan reciente la toma de conciencia de estas nuevas solidaridades.
La Identidad Terrícola
Se debe concebir una historia general de la humanidad que comienza hace
varias decenas de miles de años, con la diáspora del Homo sapiens por todo el
planeta, incluidas las islas del Pacífico. Después de esta diáspora, se llevaron a cabo
las grandes desuniones entre fragmentos de humanidad. Asia y Europa no tenían
prácticamente comunicación, el centro de África, Oceanía y las Américas vivían de
manera cerrada. Pero en todas partes se formaron grandes civilizaciones. Una nueva
historia del planeta empezó con Colón y Vasco de Gama. Habrá que mostrar que, a
partir del siglo XVI, se instauraron dos (2) globalizaciones, simultáneamente unidas y
antagónicas: la globalización de dominación, colonización y explotación y la de las
ideas humanistas, emancipadoras, internacionalistas, portadoras de una conciencia
común de la humanidad.
En la segunda parte del siglo XX, después de la Segunda Guerra Mundial y la
doble aniquilación nuclear de Hiroshima y Nagasaki, surgió una conciencia de
clii
comunidad de destino. Como dice Mireill Delmas-Marty: “Hace cincuenta años
empezamos a pensar en nosotros como humanidad.
Morín (2000), señala que hoy se puede concebir la humanidad como:
1)
Una comunidad de destino en el sentido de que todos los humanos están
sometidos a las mismas amenazas mortales del arma nuclear (que sigue
diserninándose) y al mismo peligro ecológico de la biosfera que se agrava con el
efecto invernadero provocado por el CO2 en la atmósfera, las deforestaciones
masivas de las grandes selvas tropicales productoras de nuestro oxígeno común, la
esterilización de los océanos mares y ríos nutricios las innumerables poluciones, las
catástrofes sin fronteras. A todo esto hay que agregarle el estallido mundial de los
nuevos virus y de los antiguos microbios fortificados, el devenir incontrolable de la
economía mundial y, final y especialmente, la amenaza polimorfa encubierta y
producida por la alianza entre dos (2) barbaries: la barbarie de la destrucción y de
muerte que viene del fondo de las edades y la barbarie anónima y glacial del mundo
de la técnica y de la economía.
2)
Una identidad humana común: por diversas que sean las pertenencias de
genes, de suelo, de comunidades, de ritos, de mitos y de ideas, el Homo sapiens tiene
una identidad común a todos sus representantes: se origina en una unidad genética de
especie que hace posible la interfecundación entre todos los hombres y mujeres,
cualquiera sea su raza; esta unidad genética se prolonga en tanto unidad morfológica,
anatómica, fisiológica; la unidad cerebral del Homo sapiens se manifiesta en la
organización singular de su cerebro en relación con los otros primates; finalmente,
existe una unidad psicológica y afectiva: es verdad que las risas, las lágrimas, las
sonrisas, se modulan de maneras diferentes según las culturas y los modelos de
personalidad que éstas imponen; pero risas, lágrimas, sonrisas son universales y su
carácter innato se manifiesta en sordomudos y ciegos de nacimiento que sonríen,
lloran, ríen, sin haber podido imitar a nadie.
3)
Una comunidad de origen terrícola, a partir de nuestra ascendencia e identidad
antropoide, mamífera, vertebrada, que nos convierte en hijos de la vida e hijos de la
Tierra.
cliii
La conciencia y el sentimiento de la pertenencia y de la identidad terrícola son,
hoy, vitales. Es la progresión y el anclaje de esta conciencia de pertenencia a nuestra
patria terrestre los que permitirán el desarrollo, por múltiples canales, en las
diferentes regiones del globo, de un sentimiento de unión y de intersolidaridad
necesaria para civilizar las relaciones humanas.
Existe una correlación entre el desarrollo de la conciencia de humanidad y la
conciencia de la patria terrestre. La patria terrestre implica la salvaguardia de las
diversas patrias; éstas pueden arraigarse en una concepción más profunda y más
amplia de la patria, siempre que sean abiertas. La conciencia de la pertenencia a la
Tierra-Patria es la condición necesaria para esta apertura.
De manera que se debe contribuir a la autoformación del ciudadano y darle
conocimiento y conciencia de lo que significa una nación. Pero también se debe
ampliar la noción de ciudadanos a entidades que no disponen aún de instituciones
completas, como Europa para un europeo, o que no disponen en absoluto de
instituciones políticas comunes, como el planeta Tierra. Una formación de este tipo
debe permitir el arraigo dentro de uno mismo de la identidad nacional, de la identidad
europea, de la identidad planetaria.
Se es verdaderamente ciudadano, cuando uno se siente solidario y responsable.
Solidaridad y responsabilidad no pueden provenir de exhortaciones piadosas ni de
discursos cívicos, sino de un profundo sentimiento de filiación, sentimiento matropatriótico que debería ser cultivado de manera concéntrica en todos los países.
La Educación para la Justicia Social
La educación holística tiene una larga tradición en el fomento de valores como
la búsqueda de una justicia social. Por definición, el holismo no implica una parte de
las dimensiones humanas, como lo hace la educación tradicional, sino que abarca
todas las dimensiones y valores humanos.
Barcena y Gil (2001), afirma que, la educación holística persigue el desarrollo
completo del estudiante. Desde esta perspectiva, el estudiante es un ser
cliv
multidimensional, con facetas intelectuales, emocionales, sociales, físicas, estéticas y
espirituales. Pero, en el núcleo de esta multidimensionalidad está el espíritu, la
auténtica esencia previa a la enseñanza, que viene afectada por las influencias
socialmente construidas del entorno en el que él o ella han nacido, ya que el
desarrollo como personas no es un ejercicio solitario.
El holismo incluye una visión espiritual de la existencia humana, un sentido de
que hay una santidad y dignidad para cada uno de nosotros en el mundo natural que
es inviolable de cualquier tipo de intereses sociales.
La concepción de la verdadera naturaleza del Yo humano es que está
relacionado y entrelazado con el Ser. En cada persona, existe un lote dinámico y
fluido de relaciones que conforma los fundamentos de su existencia. Todas las
personas nacen en el interior de familias, culturas, sociedades, economías, políticas.
Un propósito básico de la educación, común, de hecho, en todas las culturas, es la
asimilación de la siguiente generación de las formas y creencias de la sociedad en la
que ha nacido. La sociedad humana no puede sólo reproducirse a sí misma
biológicamente; debe también reproducirse a sí misma culturalmente a través de
procesos formales e informales de socialización, incluida la escolarización. El
entorno sociocultural, incluida la socialización intencional implícita en la educación
formal, ejerce una profunda influencia en la psique del niño, construyendo su
identidad.
Desde una perspectiva holística, la legitimidad de cualquier entorno social se
valora en función de si fomenta el desarrollo personal del auténtico Yo del niño, o si,
por el contrario, impide la realización de su esencia. Los autores citados señalan que,
una teoría y práctica de la educación holística no debe interesarse igualmente por la
evaluación crítica de la influencia de la sociedad en la conformación de este
desarrollo, y concluyen que la educación holística debe estar socialmente
comprometida. Los educadores holísticos deben estar interesados en el efecto
debilitador de la injusticia social en todas sus variadas dimensiones: política,
económica, ecológica, cultural, social.
clv
En este contexto, la tarea del educador es proporcionar un esquema de diálogo
intelectualmente rico, un diálogo que mantenga despiertos a los estudiantes con
quienes son y con su responsabilidad como seres humanos.
Es por ello que, la justicia social exige algo más que la mera acción. Toda
acción es indisociable de una manera de ser que comprende a la totalidad del
individuo. Las escuelas prestan una excesiva y sesgada atención a los procesos
cognitivos, que podrían estar limitando su capacidad de autotranscender desde su más
profundo yo y sentir la compasión humana como factor fundamental para la defensa
de la justicia social.
Otros psicólogos como Bruner (citado por Yus Ramos, 2001), indagaron más
allá del conductismo a través del estudio de la forma en que los seres humanos crean
significados, de modo que pronto empezó a cambiar la metáfora de la construcción de
significados por la del procesamiento de la información, por lo que el factor clave en
el cambio parecía ser la introducción del ordenador como la metáfora corriente y la
computabilidad como un criterio necesario de un buen modelo teórico. Este cambio
de la metáfora cognitiva del animal a la máquina capacitó a los investigadores a
moverse más allá de la asociación de estímulo y comportamientos, para analizar las
operaciones que tienen lugar dentro del aprendiz para generar nueva información.
La caja negra de la mente humana estaba abierta, y lo que una vez era
comportamiento y solo comportamiento, llega a ser un complejo modelo de
interacción de información y de procesamiento. Los teóricos y educadores podían
empezar a pensar sobre el aprendizaje en términos de sistemas de información
complejos más que en comportamientos aislados contextualizados únicamente por el
entorno.
Para Escámez y Ortega (1999), la educación holística anima a hablar y
escuchar no sólo con la mente, sino también con los corazones de educadores y
educandos; no sólo con su intelecto, sino también con sus imaginaciones, permitiendo
abordar cuestiones no reconocidas en las escuelas como la esperanza, el amor, las
dimensiones espirituales de la persona, el significado del término transformación y el
cuidado del alma, por nombrar unos pocos.
clvi
Sin embargo, el término holismo está actualmente devaluado y estigmatizado,
de modo que muchos educadores continúan pensando en el holismo como un
movimiento marginal apegado al corazón, con exclusión de la mente. Hay un
sentido prevalente de que el holismo no es ni práctico ni social, sino más bien
afectivo y orientado al yo. Aunque ninguna de estas pretensiones representa
exactamente el concepto de holismo, para muchos educadores esta idea es
suficientemente disuasoria como para dejar a un lado toda reflexión sobre la
educación holística.
Pero para Kane (citado por Yus Ramos, 2001), la educación holística es el
único paradigma en el que toman cuerpo poderosas temáticas educativas de
comprensión y exploración. Aun cuando el holismo ofrece una base espiritual para la
educación, el concepto de lo espiritual no está separado de las exigencias cotidianas
de la vida o la aplicación del rigor teórico. La educación holística reconoce que el
significado más alto y más profundo del conocimiento, aprendizaje, y desarrollo
humano, así como la responsabilidad social y ecológica, están incorporados en el
flujo de lo actual, de lo vivido. El pensamiento sobre los grandes patrones que fluyen
inadvertidamente a través de todo, desde el currículum a la mirada de un profesor,
requiere una imaginación no paralela y un discernimiento intelectual. Es un tipo de
pensamiento que no usa las palabras o sistemas de ideas, sino que ahonda en las
experiencias inmediata y directamente.
En este contexto, lo espiritual no puede ser captado a través del intelecto, a
través de la razón o la lógica. El primer requisito para la comprensión es el
compromiso, escucha activa del silencio sólo después de ponerse en palabras. El
pensador debe estar presente como persona, abierto, despierto, responsable. El
holismo requiere un corazón caliente y una cabeza pesada.
La cuestión del significado espiritual es inseparable de la experiencia de vida
del día a día. El significado y propósito de la vida no puede garantizarse fuera de un
lugar, tiempo o grupo en particular. Si la educación holística ha de abordar lo que está
santificado y sacralizado para cada uno y todos nosotros y en el mundo, lo hará
dentro de la experiencia inmediata. Ello empieza con el encuentro: yo-tu.
clvii
Salas y Serrano (2003), afirman que la educación holística no es un currículum,
método o serie de orientaciones netamente empaquetados, sino una filosofía, una
actitud que pone en cuestión muchos valores educativos y sociales básicos, y a
menudo implícitamente aceptados. En otras palabras, la educación holística
profundiza en las raíces de la cultura moderna y representa una revolución en lo
epistemológico, ontológico y ético.
Muchas de las ideas filosóficas que apuntalan la educación holística han sido
exploradas y desarrolladas en otros contextos.
Barcena y Gil (2001), señalan que muchos estudiantes vienen de hogares donde
los adultos, menos esperanzados que hace 15 años, tienen miedo al cambio, se sienten
alienados en su trabajo y carecen de un sentido de comunidad. Interesados en su
propia supervivencia, no ven las conexiones entre ellos y la gente que es diferente de
ellos, que puede, sin embargo, estar oprimida de forma semejante. Se buscan ideas y
organizaciones que proporcionen certeza y respuestas simples. Del mismo modo que
se temen las ideas que desafían a una visión del mundo coherente de la persona, las
personas percibidas como otras fácilmente son consideradas víctimas propiciatorias
de los problemas sociales, problemas que a menudo enraízan en políticas corporativas
o gubernamentales.
En este contexto, señalan los citados autores, abrir las mentes y los corazones
de las personas para la igualdad y la justicia social parece una tarea monumental. La
gente joven absorbe las ideas y sentimientos de los adultos, y la cultura que les rodea.
Este reto necesita construir clases y escuelas en las que la comunidad sea auténtica, el
trabajo sea significativo, la diversidad sea apreciada, y el cambio sea potenciador.
Esto, a su vez, capacitará a los educadores y personas jóvenes para el gusto por
conocer, a través de la experiencia viva, que las alternativas son posibles en la
realidad social que ellos soportan día a día y para asumir que pueden llegar a tener
una responsabilidad activa en la creación de estas alternativas.
A pesar de este cambio en el contexto social, Davidson y Schniedewind
(citados por Yus Ramos, 2001), encuentran que es alentador observar que cuando se
da la oportunidad para abordar temas de diversidad, igualdad y justicia social en un
clviii
ambiente de apoyo, la gente joven y los educadores están abiertos y dispuestos a
pensar profunda y críticamente, y a menudo llegan a comprometerse en el fomento
del cambio. Profesores de educación primaria advierten que los niños comprenden la
injusticia en nuestra sociedad y pueden hablar sobre ello si se les suministra el
vocabulario apropiado.
La forma en que se van educando las personas, sus compañeros y la gente joven
es crucial para su efectividad. El contenido y los procesos son importantes cuando se
enseñan temas de diversidad y equidad. La propuesta educativa de Davidson y
Schniedewind (Ob. Cit), pretende fomentar el desarrollo del conocimiento y las
destrezas necesarios para el cambio personal y social.
Para ello, diseñan habilidades experienciales y perspectivas personales
reflexivas del campo de la educación humanística. Los procesos en el aula son
experienciales; los estudiantes exploran su propia experiencia como una fuente de
aprendizaje sobre la igualdad. Es participativo en el hecho de que los estudiantes
trabajan con los demás para compartir experiencias, investigar problemas y discutir
temas. Dado que la competición mantiene la desigualdad y la cooperación fomenta la
igualdad, las normas del aula son cooperativas. Se enseñan habilidades para la
comunicación, cooperación y comprensión interpersonal. Los procesos de aprendizaje
son democráticos; todas las voces e ideas son animadas, y las diferencias se abordan
con la escucha y la discusión. La gente joven a menudo usa reuniones comunitarias
para resolver problemas. Con este sentido del poder personal y de apoyo grupal que
proporciona una clase humanísticamente orientada, la gente se muestra más decidida
y capaz de abordar temas de diversidad y de justicia social.
Más allá del dominio personal, los mismos autores, dan a su propuesta una
perspectiva de justicia social, fomentando el desarrollo de la consciencia crítica de la
gente sobre la desigualdad en sus vidas, escuelas y sociedad, y estimulando la acción
para fomentar la igualdad. Como las diferentes formas de opresión influyen
integralmente en nuestra experiencia, abordan una variedad de formas de
discriminación basadas en la raza, el género, la clase, la edad, la habilidad física, la
habilidad de aprendizaje, la orientación sexual, la religión, la lengua, entre otras.
clix
Tanto la gente joven como los adultos pueden reflexionar sobre cómo
la
desigualdad institucional ha afectado a sus propias vidas.
Para este fin, animan a la gente a explorar diversos aspectos de sus identidades
sociales, tales como la raza y el género. Otros, como la clase, la religión, la habilidad
física/emocional de aprendizaje, y la lengua, pueden cambiar en nuestras vidas. La
edad seguro que cambia. Dada la desigualdad institucional en la sociedad, a veces se
consiguen beneficios y a veces se pagan precios por aspectos de nuestra identidad
social.
Secuencia para la Enseñanza de la Diversidad
Para introducir a la gente en los temas de desigualdad y opciones para la justicia
social de una forma accesible, Davidson y Schniedewind (Ob. Cit.), proponen una
secuencia de estrategias educativas en un ambiente de apoyo.
1)
Crear una comunidad acogedora y de confianza donde los estudiantes aprecien
la diversidad en el aula. Se trata de un trabajo intencional del profesor de crear un
ambiente donde los estudiantes se sientan bastante seguros para examinar sus
actitudes y exploren ideas que puedan cuestionar sus preconcepciones. Facilita este
proceso la implicación de los alumnos en actividades que desarrollen confianza y
destrezas de cooperación, escucha, resolución de problemas, entrevista, toma de
decisiones, trabajo de grupo y pensamiento crítico. Cuando los estudiantes se sienten
confortables con su profesor, y sus compañeros han desarrollado las habilidades para
un proceso de aula democrática, ellos serán más capaces de correr riegos para
aprender y manejar sentimientos difíciles y temas de forma justa y reflexiva.
2)
Capacitar a los estudiantes a empatizar con las experiencias de la vida de los
demás y explorar por qué y cómo existe la desigualdad basada en la diferencia. Los
estudiantes exploran sus propias identidades sociales, y luego se implican en
actividades para empatizar con las experiencias vitales de personas diferentes a ellos.
Los estudiantes definen y reconocen el prejuicio, los estereotipos y los ismos. Ellos
clx
aprenden los efectos que tienen la desigualdad individual e institucional sobre las
vidas y oportunidades de las personas de varios grupos sociales.
3)
Ayudar a los estudiantes a examinar la discriminación en las instituciones, en
sus vidas, y ver cómo les afecta ello. Con sus nuevas consciencias, los estudiantes
exploran su entorno (casa, aula, escuela, comunidad, medios de comunicación) como
ejemplos de formas en las que la desigualdad está institucionalizada. Dado que a
menudo es perpetuado por muchas personas meramente siguiendo las normas y
reglamentos habituales, a menudo los estudiantes alcanzan las consciencias de los
demás sobre sesgos inintencionados por razones de edad, antisemitismo, clasismo, y
así sucesivamente. Los estudiantes pueden captar rápidamente los sesgos en los
anuncios, cómo refuerzan no sólo las normas sexistas, sino también las
heterosexistas. La escuela refuerza los papeles de género tradicionales para mujeres y
varones. Sin embargo, cuando la gente llega a ser consciente de la discriminación, se
produce el cambio.
4)
Potenciar a los estudiantes para imaginar y crear cambios que fomenten una
mayor igualdad. La gente tiene más energía e interés para trabajar sobre la justicia
social cuando conoce los esfuerzos de otros, tanto en el pasado como en el presente.
Es particularmente potenciador para los estudiantes exponer ejemplos de gente joven
de su propia edad que han marcado una diferencia. Con su mayor consciencia y
conocimiento de las estrategias de cambio, los estudiantes a menudo se impacientan
en tomar acciones ellos mismos para afrontar situaciones de desigualdad y que
promocionen la justicia social. Por ejemplo, los estudiantes que hayan identificado el
clasismo leyendo libros, escriben e ilustran historias no sesgadas, y las leen a
estudiantes más jóvenes. A través de tales iniciativas, los estudiantes obtienen
autoconfianza, poder personal y experiencia en la responsabilidad y la acción
colectiva.
clxi
La Educación para la Postmodernidad
La educación tradicional dio respuestas a las necesidades y requerimientos de
las sociedades agrarias e industrializadas. Enseñó a leer, a escribir, normas básicas de
ortografía, normas de urbanidad y algoritmos aritméticos esenciales. Pero detrás de
ese programa encubierto, su verdadero y esencial papel consistía en dotar de
trabajadores obedientes y rutinarios a las fábricas, al agro y a Las instituciones de la
segunda ola. Reforzó la sumisión con el castigo, el grito y la vara, y enseñó la rutina
mediante planas y algoritmos interminables. Para trabajar en las fábricas, el campo y
las instituciones propias del período industrial y agrario, éstas eran las habilidades
demandadas.
Al respecto, Samper (2001), señala que la sociedad cambió de manera profunda
y radical y ya la educación tradicional no responde a sus nuevas necesidades. La
educación tradicional se toma obsoleta frente a los dramáticos cambios sociales,
económicos y políticos de nuestro tiempo. Se torna ineficiente, se hace inadecuada.
No porque siempre lo haya sido, sino porque la sociedad cambiante le plantea nuevos
retos y nuevas demandas.
El mismo autor, presenta los retos a la Educación del siglo XXI y señala las
siguientes:
- Desarrollar los procesos del pensamiento. El período actual está
caracterizado por una constante renovación de los conocimientos por lo que es
absurdo pretender que la educación siga concentrada en los aprendizajes como lo ha
hecho desde tiempos inmemorables. Más que el conocimiento, se toma como
prioritaria la capacidad para comprenderlo, para interpretarlo y para procesarlo.
Frente a una educación centrada en el aprendizaje de informaciones particulares, el
mundo contemporáneo exige la formación de individuos con mayor capacidad
analítica.
Son ya suficientes los estudios nacionales e internacionales, que demuestran
que tal como está la educación, la capacidad para abstraer no se desarrolla por el
simple hecho de que no se ejercita, porque no se requiere para los aprendizajes
clxii
específicos que hoy dominan la educación mundial. Sin embargo, los individuos del
futuro se enfrentarán ya no a materias primas y maquinarias como hemos intentado
sustentarlo-, sino fundamentalmente a símbolos y su trabajo como actividad
dominante consistirá en analizarlos.
-La
verdadera
esencia
del
trabajo
simbólico
es
la capacidad de
abstracción. Gracias a ella, la realidad puede ser simplificada de modo que sea
comprensible para la mente humana. El analista simbólico maneja ecuaciones,
algoritmos, fórmulas, analogías, modelos e instrumentos de conocimiento, a fin de
poder interpretar la realidad. La realidad se presenta como dato confuso que requiere
inventario, como mezcla desordenada de ruidos, formas, colores y olores, carentes de
sentido y es, gracias a la capacidad de abstracción, que esta realidad adquiere sentido
y significancia. El analista simbólico realiza este proceso ante los problemas
relevantes para la sociedad, ya sea abogado, compositor, investigador, científico,
biotecnólogo, guionista, pedagogo o publicista. Su trabajo radica en procesar
símbolos, en encontrar regularidades, en identificar oportunidades, en generar
modelos.
Y no solo se ha acelerado la producción de conocimientos; hoy en día,
capacidad de almacenarlos se está tornando prácticamente ilimitada. Los libros, los
textos y en especial los computadores y las redes, se constituyen en inagotables
memorias sociales externas al individuo. La necesidad de disponer en la memoria
individual de las informaciones y datos particulares ha sido eliminada por estas
memorias externas. Cualquier información está al acceso de cualquier individuo
presionando una tecla de su computador. Está en las bases de datos y en las redes
mediante los sistemas de intercambio electrónico. La información fluye, es libre; es,
por primera vez, democrática y cambiante a ritmo acelerado.
Al respecto Reich (1993), señala que los futuros analistas simbólicos aprenden
a leer, a escribir y a hacer cálculos, pero estas habilidades básicas se desarrollan y
enfocan de una manera particular. A menudo deben acumular una gran cantidad de
datos en sus estudios, pero estos no son fundamentales para su educación; ya que
tendrán que vivir una vida de adultos, en un mundo en el cual la mayor parte de los
clxiii
hechos aprendidos hace años (incluso los datos históricos) habrá cambiado o habrán
sido reinterpretados. En todo caso, cualquier información que necesiten estará al
alcance de ellos con sólo presionar una tecla de computador.
-Garantizar una Comprensión Básica del Mundo. El desarrollo de los
procesos de pensamiento no basta como finalidad de la educación. Además del
desarrollo intelectual se requieren instrumentos de conocimiento propios de cada una
de las ciencias. Se requiere que el individuo posea instrumentos de conocimiento
claros, diferenciados, organizados y estables.
Pensar requiere tanto de los instrumentos como de las operaciones intelectuales
y debido a ello la escuela tendrá que abordar tanto los instrumentos como las
operaciones intelectuales. Para la pedagogía conceptual el pensamiento involucra
tanto los instrumentos de conocimiento como las operaciones intelectuales. Los
instrumentos son aquellos con lo que se piensa y las operaciones las que garantizan el
procesamiento, el accionar sobre los instrumentos.
Carretero (1998), indica que si se quiere que los alumnos comprendan la
estructura y la dinámica de los fenómenos es preciso que les proporcionemos ambos
aspectos, habilidades inferenciales y marcos o redes conceptuales. O dicho en un
lenguaje más coloquial, no basta con enseñar a pensar a los alumnos, también es
necesario proporcionarles contenidos específicos sobre los que ejercitar esa capacidad
inferencial.
En la educación contemporánea se hace imperiosa una selección de los
contenidos, selección que nos llevará necesariamente en las áreas científicas a los
instrumentos de conocimientos esenciales de cada una de las ciencias, a los ladrillos
del conocimiento científico. Comprender así los principales conceptos de las ciencias
sociales, naturales y la matemática, con toda seguridad sería un techo adecuado para
un estudiante en el momento de la graduación de la educación media.
La concentración en lo esencial resulta así una de las tendencias mundiales en
educación más importantes en el último tiempo. Así una de las tesis esenciales de la
Reforma a la educación se ha levantado con la consigna menos es más, que expresa
de manera fiel la necesidad de concentrarse y seleccionar los contenidos. En el mismo
clxiv
sentido puede entenderse la posición defendida unos años atrás por el entonces
Ministerio de Educación en Dinamarca. (Citado por García, Pedro y Belloso, 1999).
Un debate sobre los conocimientos básicos resulta urgente por muchas razones. Una
de ellas es que estamos caminando hacia una sociedad de la información, donde el
hombre va a ser bombardeado con un diluvio de información trivial y de puro
entretenimiento. Si el individuo va a estar capacitado para encontrar su propia
orientación y para distinguir lo esencial de lo accesorio, esto requiere conocimientos
de fondo, un marco de referencia, algo que comparar a la información que recibe. No
es suficiente aprender a aprender. No podemos contentamos con cultivar el proceso
de trabajo. Una verdadera formación y educación es lo que hoy se necesita.
Como debería haber sido más evidente: hay que enseñar muchas menos cosas,
pero que sean las esenciales y que puedan ser dominadas por los alumnos.
Formar Individuos e Instituciones Flexibles. La prioridad por formar individuos
flexibles es una necesidad estrictamente contemporánea. El trabajo rutinario,
sincronizado y cumplido que exigían las empresas y las instituciones, va en contravía
a las tendencias mundiales señaladas. Los individuos que pensaban por sí mismos,
que tomaban sus propias decisiones y donde éstas eran diferentes a las habituales, se
constituían más bien en un problema, en una época en la que ha predominado la
homogenización. Hoy en día, el mundo ha comenzado a valorar la flexibilidad; y es
así como en toda empresa e institución importante existen los creativos y dentro de
poco tiempo constituirán uno de sus departamentos más importantes.
Pero la flexibilidad no solo tiene que ver con la formación de individuos
mentalidad amplia. La flexibilidad involucra a las instituciones y a todo el sistema
educativo. La flexibilidad se refiere a las instituciones, al currículo, a la adecuación a
las condiciones geográficas, sociales, físicas y mentales de los individuos, a la
atención a la diversidad. Morín (2000), señala que frente a un sistema educativo
tradicional, rígido y homogenizante, un sistema educativo creado a imagen de la
fábrica y formador de obreros y empleados, en el que las asignaturas esenciales han
sido la sumisión, la rutinización y el cumplimiento la nueva escuela tendrá que
reivindicar la diversidad y la formación para el análisis simbólico.
clxv
El creciente y acelerado proceso de diversificación y flexibilización del sistema
educativo, responde al acelerado proceso de flexibilización de la vida económica y
social y con seguridad seguirá acentuándose en los próximos años. En el futuro
próximo aparecerán instituciones educativas más especializadas que respondan a los
intereses y capacidades diferenciadas de los individuos. De esta manera se puede
prever la aparición de instituciones educativas con énfasis especial en matemáticas,
deportes, artes o ciencias. Instituciones especiales para talentos, para excepcionales o
para niños con retardo mental.
La participación de los maestros y educandos en el proceso de construcción de
Proyectos Educativos Institucionales tiene indudablemente ventajas por destacar,
como ha sido evidenciado en los estudios sobre escuelas eficientes, ya que
compromete a la comunidad educativa, favorece la precisión de sus objetivos y
estimula la reflexión sobre las preguntas esenciales en pedagogía. Las investigaciones
al respeto en América Latina y España son dicientes. De esta manera es un importante
medio de promoción del cambio educativo.
Actualmente en la mayor parte de países latinoamericanos, los maestros y las
instituciones tienen amplia libertad para definir su propio Proyecto Educativo
Institucional, sus metas educativas y sus currículos, entre otros, y en los restantes
países de la región el proceso marcha en el mismo sentido. Este proceso de
flexibilización de la escuela, sin duda tiene un aspecto positivo al reivindicar la
necesidad de fijar metas claras en educación de volver a pensar en lo esencial y al
aumentar los niveles de pertenencia y compromiso de los maestros y estudiantes con
sus instituciones. Aún así, nos parece peligroso trasladarse de un modelo totalmente
directivo como el vivido durante siglos a un modelo que carece de dirección, que
reivindica el laissez faire en la educación y que elimina totalmente los elementos de
cohesión e integración nacional, función que desde siglos atrás ha cumplido la
educación. Si bien es indudable la necesidad de aumentar los niveles de flexibilidad
institucional frente a los modelos rígidos y homogéneos previos, no parece
conveniente abandonar la direccionalidad estatal de la educación, en especial para las
instituciones más alejadas y débiles y para los maestros de menor nivel de formación.
clxvi
Formar Individuos Autónomos. Con respecto a la formación de individuos
autónomos, Adorno (citado por Morín, 2000), señala que quienes defienden, dentro
de la democracia, ideales educativos que apuntan contra la emancipación, o lo que es
igual, contra la decisión autónoma consciente de cada persona, individualmente
considerada, son antidemocráticos, por mucho que propaguen sus representa clones
ideales en el marco formal de la democracia.
La vida contemporánea es flexible e incierta. El matrimonio de hoy,
probablemente mañana dejará de serlo, la empresa pujante puede desaparecer en
cualquier momento, los productos de gran aceptación seguramente no existirán en
pocos días, hasta los tiempos, los horarios y las empresas se flexibilizan. En estas
condiciones y en medio de un bombardeo asfixiante de información, el individuo se
enfrentará a múltiples decisiones cognitivas, vivenciales y valorativas, sobre las que
tendrá que optar. Por ello, la escuela se enfrenta al reto de formar individuos que
estén en capacidad de tomar todas y cada una de estas decisiones de manera
responsable y para ello requiere forma individuos autónomos. Individuos que
estudiarán a sus propios ritmos, en sus propios espacios y tiempos que luego se
convertirán en trabajadores que tendrán que tomar a diario decisiones, porque ya no
deberían tener un jefe autoritario que decida por ellos.
Hasta ahora se han formado adultos heterónomos. Se les enseñó a respetar las
normas sólo en presencia de los mayores o los agentes de control, a no decir groserías
y a no copiar en los exámenes, pero siempre en presencia de los profesores, pero
ahora el mundo cambio y es otro tipo de individuo el que hay que formar.
Para Tedesco (1995), las instituciones tradicionales, están perdiendo su
capacidad de socialización. El desempleo creciente debilita la integración económica
de las personas, el Estado-Nación entró en crisis y debilita la cohesión de sus
miembros, la vinculación de la mujer al mercado laboral debilita la socialización
primaria de los niños, los medios de comunicación no están ni preparados ni
concebidos como instituciones socializadoras y hasta la propia escuela pierde su
capacidad socializadora por su aislamiento y por la obsolencia de sus conocimientos.
clxvii
Difícilmente en educación se encuentra una finalidad más importante que la
autonomía. Sólo allí culmina propiamente el proceso educativo y por eso para todo
maestro consciente debería siempre ser una meta el lograr que el alumno deje de
necesitar su apoyo y participación, para que su alumno viva por sus propios medios y
fuerzas y en la dirección que determine.
En este sentido se puede afirmar que una función esencial de la educación es
garantizar una dinámica futura y para lograrlo se requiere una formación autónoma;
en la acepción de Adorno, se hablará de la necesidad de que la educación cumpla un
papel emancipador, emancipador, para superar la barbarie de la coexistencia con la
tortura, el genocidio, la represión y el prejuicio delirante (Adorno, citado por Morín,
2000).
Favorecer la Solidaridad y la Diferenciación Individual. El individuo es una
creación reciente de la historia. Hasta hace muy poco tiempo para la iglesia, los
partidos Políticos, los medios de comunicación o las escuelas, lo que existía eran
masas de fieles, de productores y demandantes, de seguidores y de votantes, de
lectores y oyentes y de alumnos.
El papel predominante alcanzado por el individuo en la fase actual del
desarrollo del capitalismo ha hecho parecer lo colectivo corno un valor anticuado,
casi que medieval. El individualismo es así un sello característico de la sociedad
occidental actual.
En estas condiciones podría parecer contradictorio defender la solidaridad; la
angustia frente a la angustia del otro y la sonrisa y el placer derivados de la felicidad
ajena. Sin embargo -y frente a la tendencia actual- la preocupación por los demás es
también una tendencia natural del ser humano. Ya decía Aristóteles que el hombre era
un ser social, un ser que no puede subsistir de manera aislada.
El trabajo se hace cada vez de manera más grupal. Los analistas simbólicos
trabajan en equipo, compartiendo problemas y soluciones, Antes de publicarse un
material este ha sido revisado y discutido por cientos de individuos, cuando no por
miles cuando se coloca en redes electrónicas.
clxviii
La época de los grandes científicos e inventores ha desaparecido para la historia
humana. Los avances científicos y los inventos ya no son producto de individuos
aislados sino de verdaderos equipos, de centros de investigación que trabajan de
manera aunada. Esta necesidad de favorecer la solidaridad se acrecienta en el mundo
actual y en especial en este continente.
Construir una Escuela Responsable. La Escuela actual presenta características
de irresponsabilidad: no se compromete ni garantiza nada, cualquier falla en el
proceso se la atribuye al alumno, a su familia o a la sociedad.
Los docentes universitarios responsabilizan del proceso a los profesores de
bachillerato, estos ubican el problema en los maestros de Educación Básica o
Primaria y estos lo trasladan a las maestras de preescolar, que responsabilizan a los
padres. Estos a su vez descargan su responsabilidad en la televisión.
En algunos sistemas educativos del mundo se han adoptado sistemas de
estímulos para los maestros e instituciones que obtengan los mejores resultados en la
formación de los estudiantes. Si la función del maestro es enseñar, es lógico que se
evalúe su trabajo según la calidad lograda en función del nivel de aprendizaje y
formación alcanzado por sus alumnos.Es por ello que se considera que el cambio más
grande que se requiere en las escuelas, está asociado al compromiso que adquieran
con alumnos, padres y sociedad en general en la obtención de resultados.
La Educación que se aspira en el Contexto de los Nuevos Paradigmas Educativos
Para el desarrollo de este punto, se parte desde una postura basada en los
nuevos paradigmas educativos, pasando por la reforma curricular y los
planteamientos del currículo básico nacional y algunas concepciones planteadas por
autores venezolanos tales como: Rivas (1995), Esté (1995) y Morles (1995), citados
por Romero (2007), plantear la educación que se debe tener o se aspira para este
siglo.
En tal sentido, el paradigma de la Educación Global es una filosofía que, sin
pretender ser un modelo educativo, puede ser de utilidad para abrir el debate sobre el
tipo de educación alternativa que hoy día se necesita, y sobre la reforma educativa
clxix
que pudo ser y que aún puede ser de acuerdo a lo planteado por Ramos (2003). Esta
concepción en el país es poco conocida y es habitual que tal denominación se asocie
al término de globalización.
Explica el mismo autor que existen cuatro (4) ejes de la educación global, los
cuales están referidos al proceso de globalización de la cultura, la educación integral
de la persona, la organización democrática de la escuela y el compromiso de la
educación con la problemática sociocultural. Agrega el referido autor que los cuatro
(4) ejes van a actuar en una matriz moral, ética cuya meta es la construcción de un
nuevo humanismo y ciudadanía crítica, radicalmente democrática que incorporaría
una tercera generación de los derechos humanos.
Este paradigma educativo requiere de un docente con características también
especiales. Al respecto Pike y Selby (1994) citado por Ramos (2003), destacan una
serie de características por las que definen el perfil del profesorado global, el mismo
se presenta en el gráfico 1.
Gráfico 1. Perfil y Estrategias del Profesorado Global.
Fuente: Martínez (2009), basado en Pike y Selby (1994).
clxx
Este tipo de educación es más global, está relacionada con la cultura y adopta
una perspectiva intercultural, orientada hacia el futuro, admitiendo la posibilidad de
su diseño, el docente es un facilitador del aprendizaje del alumnado y ve el mundo a
través de sus ojos, está convencido de la capacidad humana, respeta la individualidad
y el desarrollo integral de la persona, emplea una serie de estilos de enseñanza
aprendizaje en el aula.
Ve el aprendizaje constante a largo plazo, y cuyo destino no tiene fin, intenta
ser congruente en su comportamiento personal y en sus métodos de enseñanza, es
respetuoso con los derechos de los estudiantes, busca un cambio en el poder del aula,
una interdependencia funcional y negociada del currículo con sus compañeros. Le
agrada compartir responsabilidades con la comunidad local.
Para Torre Santomé (1994), citado por Ramos (2003), el profesorado ha de ser
capaz de comprometerse con ideales políticos y morales para ayudar a humanizar las
sociedades actuales. En este sentido, en contra de la carga objetivista-cientifista,
amoral, política, anti-intelectualista y conservadora de la profesión docente, habría
que recuperar el valor de la subjetividad, la moralidad, el posicionamiento político y
crítico de profesorado, considerado corno conjunto de profesionales que comparten
democráticamente con el resto de la comunidad educativa un ideal de escuela y de
ciudadanía.
Destaca el mismo autor que es evidente que este perfil ha de conseguirse con
estrategias de formación del profesorado bien diferentes de las usuales, en las que se
ponga en énfasis el desarrollo de las destrezas impersonales: el uso de técnicas de
orientación, la implicación en el desarrollo de destrezas de relación y de
comunicación no verbal la práctica de un aprendizaje de base cooperativa, interactiva
y participativa, en el que el profesorado experimenta las actividades que deberán
realizar sus estudiantes; la familiarización con los estilos de aprendizaje. La adopción
de actitudes permeables con profesores de niveles y disciplinas diferentes, y el uso de
unidades didácticas que contrasten con las limitaciones y las convicciones del
profesorado.
clxxi
La Educación Holística: es otra concepción que presenta la alianza global para
la transformación de la educación. Esta, según Fuentes (1999), se basa en diez (10)
principios, los cuales se detallan a continuación:
1)
Educación para el desarrollo, el fin último de la educación está en función del
desarrollo humano. El aprendizaje requiere enriquecer y profundizar las relaciones
personales.
2)
Honra a los estudiantes como individuos, cada individuo tiene creatividad
interna, necesidades, emociones, capacidades intelectuales limitadas y espirituales. La
educación respeta al estudiante corno individuo y reconoce al aprendiz como ser de
valor único a sí mismo.
3)
El papel central es la experiencia. Su esencia es enfrentar y profundizar al
estudiante en el mundo social y natural. El aprendizaje es un encuentro activo y
multisensorial entre el mundo y la persona.
4)
Educación holística. Celebra ésta, la variedad de capacidades humanas y los
múltiples modos de ejercer el poder del conocimiento, no sólo los aspectos
intelectuales, vocacionales y físicos del desarrollo humano. Hay que considerar
aunado a ellos los aspectos espirituales en su sentido más amplio.
5)
Nuevo papel para los educadores. Este debe facilitar el aprendizaje como
proceso orgánico natural. Cuando el docente se identifica a sí mismo y con su
profesión es capaz de crear un campo de mutuo aprendizaje entre él y el aprendiz.
6)
Libertad para escoger. La educación genuina transcurre en un hábitat de
libertad de escogencia, de crecimiento personal y de proveer un número de
alternativas y de opciones firmes para el contexto familiar.
7)
Educar para participar en democracia, cuyo principio sea un aprendizaje
basado en sus necesidades humanas y de superación.
8)
Educar para ser ciudadanos globales. La experiencia humana en su sentido
más amplio tomando como referencia los valores, cultura, la concientización de una
ecología global que incluye la familia y sus interrelaciones con el medio terrestre
cósmico.
clxxii
9)
Educar para la cultura planetaria. Fundamentado en la congruencia del
bienestar del individuo con el bienestar global en función de un mundo sano y
armonioso.
10)
Espiritualidad y educación. La vida interna de cada individuo es la fuente del
aprendizaje auténtico. Estos principios se representan en la gráfica 2, a continuación:
Gráfico 2. Principios de la Educación Holística
Fuente: Martínez (2009), con base a Fuentes (1999).
clxxiii
Es de hacer notar el papel fundamental que tiene el docente en el proceso de
transformación de la educación actual en función de las nuevas concepciones de la
educación holística, pues los principios arriba analizados destacan la importancia de
la relación inundo individuo y en particular la relación docente-estudiante contexto
social.
Por su parte, en su paradigma Educación para la Dignidad, Esté (1999), ha
efectuado un estudio cuyos propósitos fundamentales están basados en los aspectos
éticos y pedagógicos orientados a la dignificación del hombre venezolano e
igualmente a la vinculación de éste con su comunidad. a través de la transformación
del aula de clase.
En tal sentido, el docente es el instrumento principal del proceso de cambio, es
la conciencia y acción de las propias escuelas, la necesidad de la existencia de un
promotor considerado como una persona con profundo conocimiento del problema
educativo, con gran calidad humana y vocación que entra a la escuela a proponer el
cambio con un cierto sentido y concepción.
Establece, Esté (1995), que mediante un proyecto escuela, el cual es un
instrumento cohesionador, organizador y programador que le indicará a la propia
escuela y a sus integrantes el sentido de su trabajo y el nivel de sus responsabilidades.
Este proyecto abarcaría entre otros aspectos la formación y actualización de los
docentes dignificarlo es garantizarle seguridad, estabilidad social y laboral, salario
adecuado a sus necesidades y méritos es hacerle sentir y comprender que su trabajo es
importante e imprescindible y que tiene que dedicarse a él con vocación educativa y
entrega.
Asimismo, Morles (1998), en su planteamiento de Educación para el Futuro,
establece la importancia de una educación más pertinente y para lograrlo propone
orientarla hacia el desarrollo de tres (3) habilidades, hacia el fomento de valores,
plantea la necesidad de cambiar simultáneamente la estructura escolar, la gerencia del
sistema educativo y la formación de recursos humanos. En tal sentido, el referido
autor plantea que:
clxxiv
Cualquier transformación significativa que se pretenda llevar a cabo en
un sistema educativo, requiere contar con recursos humanos, en todos los
niveles y áreas relacionadas, que estén debidamente motivados y
capacitados. Este es un requisito que debe ser satisfecho, sin importar las
implicaciones que ello pudiera acarrear. (p. 131).
Lo anteriormente expuesto, se podrá visualizar a continuación en la gráfica 3.
Gráfico 3. Educación para el Futuro
Fuente: Diseño Martínez (2009), basado en Moles.
clxxv
Por otra parte, Flórez (2004), plantea seis (6) rasgos que definen de manera
general su concepción acerca del Docente para la Sociedad del Futuro. El docente del
futuro debe estar en capacidad de diferenciar el derecho a sus condiciones de vida, a
la cultura que le rodea a él y a sus educandos reconociendo sus diferencias
individuales, debe estar consciente de sus deberes y derechos, de tal manera que sus
responsabilidades históricas y sociales estén abiertas al cambio. Aunado a ello el
educador debe constituirse como líder de ese cambio social, facilitando la
construcción de matrices para los procesamientos de la información, un especialista
de los procesos de intelección intuitivos y lógicos formales, que piense ensaye
experimente y descarte hipótesis.
Análogamente, Savater (1999), en el nuevo paradigma para teoría y praxis
educacional propone sintetizar e integrar algunas dimensiones que han ido
apareciendo, en primer lugar, se desencajona la utilización de un perfil de salida tipo
túnel para dar paso a otro perfil tipo explanada. En segundo lugar conceder el paso a
objetivos amplios y flexibles, fundamentado en los aspectos cognoscitivos, afectivos,
psicomotor y social. Se propone de igual manera enriquecer los recursos didácticos
con los multimedios, hipertexto, establecimiento de redes de información.
De igual manera, el referido autor hace un análisis del rol del docente y
recomienda que éste se convierta en un instructor, gerente y líder inspirado que
conoce su área del saber, gerencia sabiamente el clima del aula e inspira el proceso de
aprendizaje con un liderazgo conveniente, éticamente sólido y motivador.
Se deduce de todo lo anteriormente analizado que la educación que se aspira
debe suministrar conocimientos, fomentar valores y desarrollar habilidades en el
educando. Ello naturalmente evidencia un cambio en la concepción del docente,
basado en el reconocimiento de su propia identidad como persona, como ente social y
fundamentalmente en su identificación con su profesión. Un resumen de contenido de
las propuestas educativas mencionadas en las páginas anteriores, se presentan a
continuación en la gráfica 4.
clxxvi
Gráfico 4. La Educación que se aspira en el contexto de los nuevos paradigmas
Fuente: Diseño Martínez (2009).
Objetivos de Desarrollo del Milenio
Los Objetivos de-Desarrollo del Milenio son el resultado de los acuerdos y
resoluciones adoptados en las conferencias mundiales organizadas por Las Naciones
Unidas en la década pasada. Los ocho (8) objetivos comprenden dieciocho (18) metas
y cuarenta y ocho (48) indicadores, tal como señala Ikeda (2003):
clxxvii
1)
Erradicar la pobreza extrema y el hambre. Entre 1990 y 2015, reducir a la
mitad el porcentaje de personas cuyos ingresos sean menores a 1 dólar americano por
día y el porcentaje de personas que padecen hambre.
2)
Lograr la enseñanza primaria universal. Velar porque los infantes de todas
partes, niños y niñas por igual, puedan terminar un ciclo completo de escolaridad
primaria para 2015.
3)
Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer. Eliminar
la desigualdad entre géneros en la enseñanza primaria y secundaria preferiblemente
para el año 2005, y en todos los niveles de la enseñanza para 2015.
4)
Reducir la mortalidad infantil. Entre 1990 y 2015, reducir a las dos (2)
terceras partes a tasa de mortalidad de los niños menores de cinco (5) años.
5)
Mejorar la salud materna. Entre 1990 y 2015, reducir a las tres (3) cuartas
partes la tasa de mortalidad materna.
6)
Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades. Para 2015,
detener y comenzar a reducir la propagación del VIH/SIDA y la incidencia del
paludismo y otras enfermedades graves.
7)
Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente. Incorporar los principios de
desarrollo sostenible en las políticas y programas nacionales e invertir la pérdida de
recursos ambientales. Para 2015, reducir a la mitad el porcentaje de personas sin
acceso al agua potable. Para 2020, mejorar considerablemente la vida de por lo menos
100 millones de habitantes de los barrios pobres.
8)
Fomentar una asociación mundial para el desarrollo. Desarrollar aún más un
sistema comercial y financiero abierto, basado en normas, previsibles y no
discriminatorio (incluye un compromiso de lograr una buena gestión de los asuntos
públicos y la reducción de la pobreza, en cada país y en el plano internacional.
Los problemas que aquejan a Venezuela, son los mismos problemas que se
presentan a nivel mundial y lo fundamental para solucionarlos es crear una sociedad
global donde todas las personas tengan acceso a la educación y adquieran valores que
contribuyan a fomentar la paz, la conservación de los recursos naturales y la
colaboración y ayuda hacia los más desposeídos.
clxxviii
La educación no solo permite llevar una vida plena, sino que es la base de
cualquier esfuerzo para construir una cultura de paz y cultivar el espíritu de
ciudadanía global.
Ikeda (2003), señala que junto con la alfabetización, que busca mejorar las
capacidades básicas de lectura y escritura, en los últimos años ha habido una
creciente conciencia de una nueva forma de Educación Humanística que aliente la
coexistencia creativa con el medio ambiente natural y que fomente una cultura de
paz.
Así mismo, la educación ambiental, así como la educación para la paz y los
derechos humanos, deben estar en un centro de una nueva educación humanística.
Fundamentación Filosófica de la Investigación
La presente investigación, dentro de una síntesis de justificación filosófica se
puede considerar que se encuentra enmarcado en el humanismo, el constructivismo y
el estructuralismo.
Humanismo
El presente trabajo es de carácter humanista ya que el objeto de estudio es el
hombre en condición de estudiante, en él se centra toda la investigación. El
humanismo como comente en general, es una actitud que consiste en poner en el
centro de los intereses al hombre o a lo humano. No puede reconocerse en el
humanismo una corriente filosófica determinada, o un sistema de ideas comunes,
aunque sí cultivó una filosofía moral y propugnó el descubrimiento del hombre como
hombre, como individuo y como poseedor de una dignidad, lo que creó su propia
atmósfera filosófica.
En la actualidad se califica como humanista a toda tendencia filosófica que
realza un ideal humano; se puede hablar, entonces, de muchos tipos de humanismo,
como el humanismo socialista, el humanismo integral, el humanismo existencialista,
clxxix
el humanismo científico, entre otros. Martínez (2005), cita a varios filósofos que
produjeron diferentes corrientes humanistas, como Schiler quien denominó a su
filosofía humanismo y James quien basó el humanismo en la ruptura con el
absolutismo, el intelectualismo y con todo lo que no estuviera fundado en la
experiencia espontánea y diversa. Así mismo, Kránzlin quien denomina a su doctrina
panhumanismo, doctrina metafísica que reinterpreta el idealismo hegeliano.
El presente trabajo, se ubica en la corriente humanista integral porque su objeto
es estudiar la formación del estudiante, sus capacidades, sus conocimientos, sus
sentimientos, sus dramas, sus inquietudes, sus planteamientos. Lo que él como
hombre debe aportar para que se logre explicar el marginamiento, sus causas y sus
efectos; con el sentimiento de que el hombre debe vivir cada día mejor y con amplia
satisfacción.
Existe otra corriente psicológica dentro de las motivaciones, es la conocida
coma Psicología Humanista; sus autores enfatizan en el carácter activo y prospectivo
que distingue a las motivaciones inmanentes en el ser humano, pero les otorgan a su
vez un peso exiguo a los factores sociales externos que resultan imprescindibles para
su surgimiento y funcionamiento. Su máximo exponente fue Allport (1973) citado
por Martínez (2005), quien manifestó que algunas motivaciones son transitorias, otras
se repiten; algunas son momentáneas, otras persistentes; algunas son inconscientes,
otras conscientes; unas reducen la tensión otras las mantienen. Tan diferentes son las
motivaciones entre sí que es difícil hallar en ellas un común denominador.
Otro representante de esta comente fue Maslow (1954), citado por Flores
(2004), cuyo principio primordial de organización de la motivación humana es la
jerarquización de las necesidades en: Fisiológicas, las que se refieren al hombre, el
hambre, la sed, el abrigo, el sexo; De seguridad, la que incluye la seguridad y
protección de daños físicos y emocionales; Las sociales, que incluyen afectos, la
sensación de pertenencia, aceptación y amistad; De estima, incluye factores internos
de estima, como el respeto a uno mismo, la autonomía y los logros; y factores
externos como el estatus, el reconocimiento y la atención; De autorrealización,
incluye el crecimiento, alcanzar su potencial y la autosatisfacción. Maslow, establece
clxxx
como aspecto fundamental que al satisfacer una necesidad en lo sustancial, el
siguiente nivel de necesidades se vuelve dominante.
La manera de ver la vida, entenderla y actuar en ella es objetiva y
perfectamente acorde con la naturaleza humana. Da provechos palpables y una vida
más plena, sana y feliz al individuo. Por lo que su enseñanza se logra mediante
estímulos positivos, sin uso alguno de castigos, amenazas ni humillaciones
Para Comte, (citado por Martínez, 1998), la formación de un ser humano será
deficiente si no incluye la adquisición funcional más completa posible de, al menos,
las primeras consideraciones del humanismo:
1.
Cada ser humano es una criatura fabulosa.
2.
El ser humano es tanto naturaleza como formación.
3.
La humanidad es como un superorganismo del que somos parte.
4.
La relación y cooperación humanas plenas son requeridas para el mejor
funcionamiento y mayor bienestar del ser humano.
Gómez (2005), afirma que los educadores deben aprovechar cada oportunidad
para usar, mostrar y hacer asimilar estas consideraciones. Deben destacar el gran
valor de hasta las habilidades y virtudes humanas más simples; así corno dirigir la
atención hacia la belleza y las capacidades afectivas del ser humano. Enseñar a
apreciar las cualidades propias, a apreciar las del prójimo como nuestras. Recordar
que todas las habilidades humanas requieren esfuerzos para su adquisición y
desarrollo. Demostrar que incluso se puede hacer que esos esfuerzos no sean penosos
obligaciones (y en su conveniencia y gusto) propiciar la formación y el desarrollo del
prójimo, comenzando por la descendencia propia.
Señalar cómo en cada instante de nuestras vidas dependemos del trabajo
realizado por millones de personas, de la era actual y de pasadas. Cómo cada artículo,
facilidad o conocimiento que utilizamos existe sólo gracias al trabajo humano pasado
y presente, de nuestros proveedores directos y de los tantos otros que posibilitan la
actividad de éstos.
Mostrar que todo lo que cada persona tiene y sabe es fruto del trabajo, propio y,
en gran medida, ajeno. Que todo hay que generarlo con trabajo humano. Que estamos
clxxxi
obligados a devolver en trabajo propio el equivalente del cúmulo de trabajo ajeno que
generó cada posesión que usamos o disfrutamos. Que la riqueza obtenida mediante
artimañas o abusos es ilegítima y degradante.
El citado autor continúa señalando que hay que enseñar a apreciar y
enorgullecerse de las capacidades humanas de hasta el individuo más remoto.
Enseñar a disfrutar los éxitos y sufrir las desventuras de hasta ese más remoto
individuo. Porque cada individuo es uno de nosotros. Desterrar todo asomo de los
bajos sentimientos de la envidia o del burdo envanecimiento por referencia a la
desgracia ajena. Enseñar a, sin perder el sentimiento de nación, romper todo
antagonismo por diferencias étnicas o culturales.
Por su parte, Álvarez (1999), afirma que es necesario mostrar la superioridad
de la plena colaboración humana. De dejar atrás la primitiva regla de dar lo menos
posible a cambio de lo más que se pueda sacar. De desarrollar la máxima capacidad
propia y usarla para generar lo mejor y lo más que se pueda, como fuente de
satisfacción y como única vía para, tarde o temprano, recibir nosotros y nuestros
seres más próximos los frutos de las máximas capacidades de la mayoría de los
demás. Además de los objetivos básicos esbozados anteriormente, hay gran número
de rasgos de la personalidad e interpretaciones de las experiencias de la vida que
debemos inducir para tener seres humanos más plenos.
Así mismo, Ardeles (2002), afirma que, no debe ser difícil enseñar a apreciar y
disfrutar con dimensiones más completas una fruta, hermosa y olorosa, que se va a
degustar, o la brisa estimulante que nos viene de un bosque de pinos. Debe
desarrollarse la capacidad para el conocimiento racional. Esclarecer que imaginar el
origen de un fenómeno puede ser un buen punto de partida para investigar y
comprobar, pero que nunca basta para establecerlo como el real origen. Contentar con
el conocimiento progresivo de las cosas; porque debe uno enfocar la atención en
aprovechar lo que ya se conoce y no inquietarse por lo que todavía no se conoce.
Advertir que no es necesariamente cierto lo que mucha o toda la gente crea, como
nuestros instintos de grupo pueden indicarnos; porque fácilmente mucha o toda la
gente puede estar equivocada.
clxxxii
Por su parte, Malpica (2000), indica que es necesario enseñar a los jóvenes a
usar su capacidad intelectual humana para sobreponerse a instintos primitivos y
reflejos inconscientemente adquiridos, cuando es necesario. Reprimiendo y
desarticulando unos y encausando otros que pueden ser fuentes de una vida más
placentera y sana. Mostrarle cómo es posible, como el deslizamiento de un Objeto de
las manos. Así corno evitar el reflejo simétrico de exaltarse por cualquier cosa que
sale bien. Que consideren siempre que lo normal en la vida es ser feliz y que las cosas
salgan bien.
Enseñarlos a disfrutar y aprovechar la forma polifacética espectáculos como el
patinaje artístico sobre hielo. En éste se puede apreciar ejemplos excepcionales de
capacidad física belleza y expresión artística, que podemos disfrutar con orgullo
como muestras de lo que somos y de lo que somos capaces de hacer. Pero hay más.
Se puede apreciar e imitar la personalidad de fallos frente a miles de personas.
Apreciar e imitar su capacidad para recuperarse inmediatamente luego de sus caídas.
Ejercicio que el espectador puede comenzar no sobresaltándose, y uniéndose al
patinador en su aplomo, ante los fallos que comparte con él.
Hay que enseñar a apreciar las enormes ventajas y satisfacciones que
provienen de la sociedad, la convivencia social y las relaciones humanas. Que vean la
sociedad como el complemento imprescindible que es de la naturaleza humana, sin el
cual muy pocos podrían sobrevivir, pero cuyas conveniencias y posibilidades van
mucho más allá de la supervivencia. Mostrarles que la sociedad puede y tiene que ser
un acuerdo de todos para el bien y progreso de todos. Que los problemas y
aberraciones sociales ocurren sobre todo porque algunos no tuvieron la formación
integral que ellos están teniendo, y que todos estos problemas y aberraciones pueden
ser resueltos de forma civilizada. Que es ilegítimo y degradante ingeniarse para
participar con provecho de esos problemas, o intentar establecerse en islas protegidas
de los mismos. De nuevo que la sociedad puede y tiene que ser un acuerdo de todos
para el bien y progreso de todos.
Enseñarles que la sociedad, en la medida de sus posibilidades, debe (y le
conviene) ayudar al individuo, pero no tiene que hacerlo. El punto de partida para el
clxxxiii
individuo entender su relación con la sociedad debe ser imaginarse él sólo frente a la
naturaleza, como en una isla desierta, sin zapateros que le hagan zapatos ni dentistas
que le atiendan una muela... Luego comparar con tal situación la ventaja de que la
institución social ha sido desarrollada, para conveniencia mutua. Lo que implica que
la única obligación es darle al individuo tanto corno él aporte (que muchas veces se le
dé a algunos menos o más que lo que aportan, son otros problemas). El individuo
sigue siendo responsable por su sostén y el de su descendencia, sólo que con la gran
ventaja de hacerlo en medio de la organización social. Todo lo mucho que el
individuo obtiene (o debía obtener) además, de la sociedad, debe ser agradecido, y
debe estimular a apreciarla y cuidarla.
En tal sentido, la corriente humanista indica que los educandos deben
aprender a asociarse, a tornar decisiones y actuar en común. Sin caudillos, sino con
coordinadores electos por ellos, que sólo ejercen uno de los oficios requeridos en su
sociedad. Deben aprender a cultivar sus propias ideas, a sostenerlas siempre que
verdaderamente crean son mejores que las de los demás y a desecharlas sin vacilar
cada vez que se reconozcan equivocados. Aprender a tener confianza en su
personalidad y en su valor aún en casos extremos en que no sean comprendidos o,
incluso, cuando se han equivocado y aprender a respetar sinceramente las ideas ajenas
aunque no las compartan.
Constructivismo
Desde el punto de vista constructivista, Carretero (2003), señala que el
conocimiento no es una copia de la realidad, sino una construcción del ser humano,
realizado fundamentalmente a partir de esquemas que ya posee, es decir, con lo que
ya construyo” en su relación como el medio que lo rodea.
Martínez (2005), indica que los referentes psicológicos principales son la
epistemología genética de Piaget (s/f) y la epistemología dialéctica de Vigotsky (s/f).
Sin lugar a duda el constructivismo es una alternativa relativamente novedosa de
enfocar el proceso educativo frente a la educación tradicional; el cual surge de la
clxxxiv
reflexión epistemológica de las ciencias llamadas naturales; especialmente de la física
cuántica y en la teoría de la relatividad Guba y Lincoln (1989) y en los matemáticos
Piaget (1968), Davis y Noddings (1990), Golding (1990), Maher y Alston (1990),
extendiéndose luego a las ciencias sociales, en especial al estudio de la lengua oral y
escrita (lectura y escritura) y con menor fuerza al estudio de la enseñanza de la
historia que realiza Pérez (2000). En el nivel epistemológico el constructivismo
constituye una propuesta nueva sobre la manera como la ciencia elabora sus
conocimientos (epistemología) y los va cambiando en una especie de aventura mental
colectiva sin la creencia en su inmodificabilidad. En este enfoque la creatividad es
básica, tal como la historia de la ciencia lo ha demostrado.
En el terreno de la psicología el constructivismo está, en haber desarrollado un
método de investigación para averiguar cómo van construyendo los niños y los
adolescentes aquellos objetos de conocimiento que se tratan en la vida escolar y en la
vida cotidiana de las personas. La didáctica constructivista no es la didáctica de la
escuela activa (o Escuela nueva), ni tampoco es la didáctica de la mayéutica.
En el primer aspecto se convertirá en gran parte a un activismo motor; en el
segundo aspecto, se convertirá a hacer surgir ideas a través del diálogo y los
argumentos, ni el uno ni el otro, pero no la suma de los dos (2) métodos.
El enfoque constructivista según Villegas (2004), valora el conocimiento
cotidiano, pasa a partir de este elaborar un conocimiento más sistemático, consciente
de sí mismo. Este mimo autor cita ahora a Guba (1990), quien considera que este
enfoque se puede caracterizar en tres elementos básicos: (a) Diferencias ontológicas
sobre la naturaleza de la realidad, el cual es relativista, la realidad solo existe en
forma de múltiples construcciones mentales y sociales. La realidad como conducto
social. (b) Diferencias epistemológicas (sobre la naturaleza de la relación investigador
objeto), esta es subjetiva, no hay diferencia entre sujeto y objeto del conocimiento.
Ambos se funden en una entidad epistemológica. (c) Diferencias metodológicas
(sobre la naturaleza de los enunciados legales), ésta es hermenéutica y dialéctica;
refinamiento hermenéutico y contrastación dialéctica, las mismas están orientadas a la
fidelidad del objeto de estudio.
clxxxv
El conocimiento, el saber, la comprensión es lograda en procesos constructivos
del sujeto, procesos éstos que se activan en la negociación e interacción con los otros
sujetos, con las cosas y consigo mismo. La construcción supone la preexistencia de
cosas, de acero y conciencias; la voluntad y la posibilidad (dignidad) de armarlos. El
aprendizaje, la comprensión no será la adquisición de conocimientos sino el logro de
ellos (hacerlos importantes, resolver problemas); es decir, en el cual los participantes
interactúan en un proceso de evaluación, contrastación y rectificación que es producto
de ese proceso interactivo.
Algunas premisas epistemológicas del Constructivismo según Heylighen
(1977), indicados por Teppa (2005), son:
El conocimiento no se transmite, es construido.
El conocimiento preexistente, impacta el proceso de aprendizaje, al ser
modificado o corregirlo, para producir conocimiento nuevo.
El conocimiento es fortalecido cuando se innova, ya que es emocionante
descubrir y crear, por lo tanto es aumentada la atención y la concentración mental.
Para construir conocimiento útil: se requiere de trabajo arduo y esfuerzo continuo. De
revisar y corregir, el conocimiento construido, pero resultará emocionante y
satisfactorio, construir conceptos nuevos.
Los estudiantes van a las aulas con un concepto del mundo establecido por
largos años de experiencia y auto-aprendizaje. Aunque estos conceptos del mundo
evolucionan, funcionan a manera de filtro para afectar el proceso de observación, ya
que los estudiantes se aferran emocionalmente a sus creencias y no se desprenderán
de ellas fácilmente.
Desde el enfoque neurobiológico y cognitivo Quartz y Sejnowski (1996)
citados por Teppa (1998), han presentado un trabajo de investigación, donde
demuestran las bases neurales del constructivismo. Argumentan que el cerebro es un
órgano representacional en actividad constante, que reconoce códigos neurales o
representaciones, que provienen de la información del medio, los cuales son
transformados por operaciones mentales.
clxxxvi
Dos (2) enfoques cognitivistas explican la actividad cerebral: seleccionismo y
constructivismo neural. El seleccionismo toma su inspiración de los principios de la
selección neural. Darwiniana de Inmunología y del estudio de poblaciones; este
seleccionismo divide el desarrollo en dos (2) etapas: la primera involucra
construcciones intrínsecas de prerrepresentaciones a través de procesos genéticos
(nativos o innatos).
La segunda involucra eliminación selectiva de las prerrepresentaciones
mediante mecanismos de estabilización competitiva, la cual selecciona las
representaciones que se acoplan a la maduración de habilidades. La actividad
seleccionista no crea conexiones nuevas, pero si contribuye a eliminar las
preexistente. De acuerdo con la Neurología, el aprendizaje se produce en las
neuronas, células que se encuentran en la corteza cerebral; por tanto, el aprendizaje
constructivo aumenta según el incremento y la complejidad de las conexiones de las
estructuras neuronales; el aprendizaje opera a nivel de las dendritas, las cuales
presentan una expansión progresiva y no sobre la célula completa.
Existen métodos y modelos que relacionan el constructivismo con la educación,
Teppa (2005), cita un ejemplo de un grupo de investigadores del Museo de Ciencias
de Miami, Bybee (1977); los cuales han desarrollado un método denominado, el
método de las cinco E’s, manifiestan que el aprendizaje no es un proceso lineal, por
lo tanto se debe estimular la curiosidad del estudiante, teniendo en consideración,
cinco (5) características del aprendizaje, operacionalizados por cinco
(5) estrategias que comienzan con la letra E:
Emplear: Los conocimientos construidos en la resolución de problemas.
Explorar: Directamente los fenómenos naturales, trabajando por equipos.
Explicar: Utilizando el lenguaje científico. y cotidiano de una forma lógica.
Explorar: Recursos, materiales, modelos, estrategias creativas.
Evaluar: De una manera cíclica y permanente los problemas, preguntas e
hipótesis.
En el presente trabajo de carácter cualitativo-inductivo es determinante en todos
los aspectos se fue construyendo el conocimiento científico.
clxxxvii
Estructuralismo
El presente trabajo se basa en un enfoque estructural, recordemos que éste se
caracteriza por concebir cualquier fenómeno como una estructura, o sea, un todo
formado por elementos interrelacionados entre sí y con el todo, de tal manera que
cada uno dependa de los demás; las partes manifiestan propiedades que resultan de su
pertenencia a la totalidad. Los estudios de epistemólogos como Lakatos, Kulm y
hasta Landan, citados por Martínez (2005), muestra de manera convincente que las
teorías científicas son totalidades estructuradas; así se evidencian desde el análisis
histórico sobre la evolución y progreso de las principales ciencias; la noción misma
de paradigma se fundamenta en este carácter estructural.
Los conceptos sólo adquieren significado preciso en el contexto de una teoría
coherentemente estructurado; estableciendo un paralelismo entre las teorías
científicas y los contenidos de enseñanza como totalidades estructurales, señalando
las diferencias de objetos; consciente del fenómeno de transposición didáctica, se
considera que los contenidos de una materia deben conservar la característica de
estructura propia del conocimiento científico, no es trasladar la misma estructura de la
ciencia al aula, pero si debe hacerlo con su carácter estructural, la capacidad de
organizarse y de evidenciar las relaciones entre sus conceptos. En clara decisión de
que: (a) El aprendizaje involucra no sólo conceptos sino procedimientos y valores.
(b) La combinación de los conocimientos está en relación con las concepciones
previas que estas poseen. (c) El aprendizaje esta ligado en resolver problemas al
transformar el conocimiento en saber y este en nuevos conocimientos.
(d) Los profesores igualmente poseen concepciones previas. (e) La didáctica en
sus diferentes fases. (f) Las diferentes fases del saber en especial, el del acto
pedagógico; todos estos logran una mayor productividad en logro de un verdadero
aprendizaje en conocimiento aprendido, a través de la entre demanda coherente cada
uno de ellos y de ellas en su conjunto.
En las ciencias sociales en estudios cualitativos no se puede partir de elementos
aislados, ya que se desviara su sentido; si no de la realidad actual en que se da la
clxxxviii
estructura completa., basado en su compleja realidad estructural, se estudian
situaciones ejemplares que sean representativas y típicas.
Para llegar a la estructura humana (psíquica o social) más o menos general en
individuos o situaciones particulares, mediante el estudio adecuado y en forma
posterior determinar luego lo esencial o universal que no es lo que se repite más
veces, sino lo que es la esencia, la cual se logra a través de la agudeza del
investigador.
En este trabajo vinculado a las ciencias humanas o psicológicas en las del
comportamiento, el estudiante, es decir, el sujeto tiene nexos con una extensa e
imbricada red interna y externa interrelacionada constituida en forma estructural;
estos nexos son un conjunto dinámico como significativo de relaciones entre diversos
aspectos de la realidad social, así el cambio de uno de estos aspectos o de estas
relaciones altera al conjunto, pero en forma positiva puede surgir, lo que algunos
denominan saltos cuánticos; cuando los cambios alcanzan un grado tal que el tipo de
la estructura antigua no se puede conservar, donde la vieja estructura queda
reemplazada por otra, significativa, de diferente tipo, la que posee propiedades
análogas, la que luego será superada a la vez, en ese proceso hermenéutico-dialéctico,
el cual constituye el aprendizaje en el estudiante.
clxxxix
CAPÍTULO III
EL TRAYECTO METODOLÓGICO
Método de Investigación
Enfoque Hermenéutico de la Investigación
El término hermenéutica deriva del griego hermeneuein que significa
interpretar, pues ella permite explicar los fenómenos estudiados, como lo afirma
Martínez (2006), quien también se refiere a Dilthey, en cuanto a que la hermenéutica
se traza como misión develar los significado de las cosas, interpretar lo mejor posible
las palabras, los escritos, los textos y gestos, así como cualquier acto, obra o
expresión humana implicando su comprensión, pero conservando su singularidad en
el texto o contexto del cual forma parte.
Taylor y Bodgan (2004), por su parte, consideran la hermenéutica una vía
crítica para llegar a la esencia del pensamiento haciendo énfasis en la interpretación
de códigos lingüísticos que envuelven el sentido presente en la lengua, a través de la
racionalidad humana, y señalan que es “la herramienta de acceso al fenómeno de la
comprensión y de la correcta interpretación de lo comprendido...” comprender e
interpretar textos no es sólo una instancia científica, sino que pertenece con toda
evidencia a la experiencia humana en el mundo” (p. 23).
Por todo esto, la hermenéutica es el método más conveniente para la
comprensión de las ciencias humanas, porque hace posible una especie de lectura
dentro de éstas, y por los alcances posteriores, esa comprensión está expuesta a una
infinidad de interpretaciones que dejan una huella que puede analizarse
posteriormente. A través de la hermenéutica, por lo tanto se puede comprender,
haciendo referencia a la verdadera naturaleza de la realidad humana, su cualidad
interpretativa. Estas interpretaciones no son únicas, ni definitivas, ni correctas, no
existe la verdad, lo que le permite al hermeneuta decir su verdad, ya que estas
cxc
interpretaciones están influenciadas por las dimensiones subyacentes en que se da la
interpretación y la comprensión de la realidad estudiada, por lo tanto la hermenéutica
es desconstructiva, porque sólo descontruyendo, la vida se reconstruirá de otra
manera.
En este orden de ideas, el denominado círculo hermenéutico implica la
participación de un sujeto que interprete a acción comunicativa para que, a través de
sus conocimientos teóricos, descubra los significados ofrecidos por el sujeto
interpretado a través del texto para comprender la subjetividad, además adecuar la
temporalidad y el contexto sociocultural respetando el formato semántico que
contiene el texto, agregándole la capacidad de la construcción de discurso. Dilthey
(citado por Martínez, 2006), expresa: “el círculo hermenéutico es un movimiento del
pensamiento que a del todo a las partes y de las partes al todo”. (p. 55). El círculo
hermenéutico implica, entonces, tres (3) momentos por los cuales debe pasar el
investigador para lograr una adecuada interpretación lingüística, los cuales son de
acuerdo a Hebermas (2002), la comprensión, la explicación y la aplicación.
El momento de la comprensión, para Habermas (2002), es el paso inicial del
círculo hermenéutico el cual se fundamenta en construcciones elaboradas a partir de
fuentes primigenias con anticipación del hermenéuta para ser confirmadas en la
realidad. Y estas anticipaciones se legitiman al comenzar el tránsito por el círculo,
traspolando las ideas al todo teórico y a su vez transportando el todo a los segmentos
teóricos específicos del análisis. Es un movimiento que va del todo alas partes y de
las partes al todo en el que se configura el discurso a partir de la comprensión
analítica. El autor enfatiza que: “El análisis comprensivo de las fuentes y su
interconexión con las localidades problemáticas permitirá hacer congruente el hilo
discursivo, en el razonamiento interpretativo y de aplicación de los contenidos a
obtenerse” (p. 360).
El citado autor cataloga a la comprensión como el momento de la explicación
semántica del sentido aparente, la cual aprehende describiendo los hechos sociales.
Hace énfasis en la importancia del análisis semántico del discurso, en la necesidad de
cxci
penetrar en la estructura profunda del mismo, superando la estructura superficial de
los hechos.
El momento de la explicación une lo absorbido por el hermeneuta y lo ofertado
por el texto en cuanto a la significación o la actividad humana, a la condición
omnipresente el intérprete sobre el interlocutor, le confiere la responsabilidad de la
interpretación a la subjetividad crítica del autor, ya que la labor de éste no es repetir
lo que dice el interlocutor sino que tiene que validar su opinión de manera que luzca
indispensable, consciente de la condición dialógica que experimenta como conocedor
del código de ambas partes.
Por otro lado, Habermas, ya citado, hace referencia a la mediación entre el
intérprete y su subjetividad, su haber interior, su pensamiento con respecto a aquello,
aprehende al interpretar un texto determinado, ocuparse de si mismo. De esta manera
el investigador explica al comprender, cuando se acerca e involucra teóricamente y
aclara situaciones.
El momento de la aplicación, es la génesis de la verdadera comprensión de la
generalidad, que cada texto aporta. La aplicación es una forma de efecto, en tanto
comprensión de una generalidad, como horizonte último, y una vez comprendido el
basamento teórico e interpretado a través de la factibilidad de los hechos de la vida,
devendrá la construcción teórica. Por su parte Habermas, ya citado, afirma en cuanto
a la aplicación, que solo es posible comprobar la validez de los enunciados
hermenéuticos en el marco del saber práctico, no técnicamente utilizable, sino pleno
en consecuencias para el quehacer cotidiano. Lo que hace factible la validación de los
enunciados interpretados, al trazar nuevas perspectivas desde lo existente hacia lo
posible, producto del trabajo intelectual del hermeneuta y con el objeto de
conocimiento.
Una vez transitado el camino señalado por el hermeneuta y asiéndose de la
afirmación que la investigación teórica es la construcción de la aproximación a un
modelo teórico, trascendiendo la aprehensión de los hechos brutos para centrarse en
la dimensión simbólica de la experiencia, en la representación conceptual e la
realidad, es decir, la teorización. Se generan condiciones apropiadas para el momento
cxcii
de la aplicación, a través de la producción teórica, motivo por el cual la presente
investigación concluye con la presentación de una aproximación hacia una teoría de
la educación moral.
Metodología de la Investigación
Para la elaboración de esta aproximación teórica, y a sabiendas de que el
método hermenéutico no es rígido ni acepta imposiciones que limiten la
interpretación, se deben dar algunas pautas acerca del trayecto metodológico, a fin de
dejar establecida la trayectoria a seguir.
Este estudio se lleva a cabo mediante el desarrollo de cuatro (4) etapas en el
trayecto metodológico, a saber:
-
Primera Etapa: se lleva a cabo una amplia revisión bibliográfica documental
relacionada con las teorías sobre educación moral, lo cual le permite comprender la
realidad estudiada, mediante la búsqueda y aprendizaje sobre todo lo que debe
conocerse acerca del objeto de estudio.
-
Segunda Etapa: se realiza una crítica a la teoría del desarrollo del juicio moral
de Kohlberg, a objeto de que la autora pueda tener una visión global para poder
explicar las variaciones internas y externas a que tiene lugar el objeto de estudio.
-
Tercera Etapa: se hace un análisis e interpretación del objeto de estudio
mediante la confrontación de textos convergentes y divergentes, lo cual le permite a
la autora establecer futuras posiciones y proyecciones que se derivan del análisis
realizado.
-
Cuarta Etapa: se da inicio a la elaboración de una teoría, mediante la
construcción de explicaciones alternativas y confrontación de información, hasta
hacer emerger el aporte teórico que recontextualice los nuevos descubrimientos,
entregando un contexto donde se ajustan esos nuevos hallazgos.
Con esta metodología, según Kerlinger (2006), se podrá abordar una
investigación que intente comprender, reflexionar, analizar, interpretar y explicar el
objeto de estudio lo cual será muy fructífero, porque daría cuenta no sólo del por qué
cxciii
ocurre un hecho, sino también de cómo ocurre el fenómeno que se estudia y además,
posibilitaría una práctica reflexiva que permita al ente social mejorar la realidad.
A partir de allí, se puede dar una mirada globalizadora, a fin de llegar a la
búsqueda de un ser que construya su personalidad, con fundamento en una educación
moral atendiendo a la mejora de su calidad de vida, sin descuidar su integridad como
ser humano. Esta búsqueda y reflexión que sobre la interpretación, comprensión y
aplicación se realizan, podrían proporcionar una apertura frente a variados puntos
Enfoque Hermenéutico de la Investigación
La Hermenéutica en la Educación
La alternativa propuesta para la creación y reconstrucción de la educación es
producto de la revisión crítica y colectiva de los estudiantes a lo largo de su
trayectoria escolar. Para construir una educación acorde con las necesidades de los
alumnos es necesario que se lleve a cabo un proceso donde se tome en consideración
el diálogo, el consenso, la libre participación y las condiciones donde se desarrolla el
hecho educativo.
Por tanto, si el sistema educativo se organiza para satisfacer las necesidades de
los estudiantes que sugieren los medios de socialización y las exigencias del mercado,
está evadiendo la verdadera función educativa y de esta manera se obstruye el
desarrollo de la comprensión, la aplicación y la acción de los individuos.
En la medida que los mecanismos de socialización extra-escolar, son más
fuertes, se hace más necesario un espacio para la reflexión que fundamente la
interpretación y la acción de los individuos; pero este modelo academicista que se
pone en práctica hoy por hoy, no permite la producción de aprendizajes relevantes y
duraderos ni la reconstrucción de los modos de pensar y actuar que adquieren los
estudiantes en la vida anterior y homóloga a la escuela. (Gadner, 1993).
Otra situación problemática de la escuela es la cultura escolar, donde la
dificultad pedagógica no se refiere al logro de la motivación para aprender, como a la
cxciv
necesidad de contextualizar las tareas de aprendizaje dentro de la cultura de la
comunidad, donde esos contenidos adquieren su significado compartido al ser
utilizados en la práctica cotidiana.
Por lo tanto, si la educación facilita el desarrollo de la interpretación,
explicación y aplicación, requiere de un contexto de vida e interacciones
estrechamente ligadas a los problemas de índole moral, interrogantes y situaciones
que se intercambian fuera de la escuela, para entenderlos, explicarlos, cuestionarlos y
transformarlos y de esta manera los elementos que ofrece el contexto escolar son
relevantes como elementos para esclarecer la vida de los espacios de aprendizaje, la
cultura de la Educación Superior y la sociedad.
Por todo lo antes expuesto, se puede afirmar que, si se facilita la comprensión,
la explicación y la aplicación se le está dando el efectivo sentido hermenéutico al
proceso educativo de las nuevas generaciones, en el cual hay un permanente contacto
entre alumnos, docentes, expertos y donde existen proyectos compartidos y
utilización de estrategia para detectar problemas morales y sus respectivas soluciones
mediante procesos de intercambio que le permitan dar origen a la experiencia de sus
posibilidades y alternativas.
cxcv
CAPÍTULO IV
ANÁLISIS COMPARATIVO: LA TEORÍA Y LA PRÁCTICA DEL PROCESO
EDUCATIVO
Finalidad del Sistema Educativo Venezolano
La normativa legal vigente en lo relativo a la educación de los ciudadanos
venezolanos, establece una formación integral, la misma está teóricamente concebida
hacia la formación del ciudadano ideal. Seguidamente se presenta la transcripción
textual del artículo 3 de la Ley Orgánica de Educación que es muy específico en
cuanto a los principios y valores que se deben formar en los estudiantes.
Artículo 3 de la Ley Orgánica de Educación (2009):
La presente ley establece como principios de la Educación la democracia
participativa y protagónica, la responsabilidad social, la igualdad entre
todos los ciudadanos y ciudadanas sin discriminaciones de ninguna
índole, la formación para la independencia, la libertad y la emancipación,
la valoración y defensa de la soberanía, la formación de una cultura para
la paz, la justicia social, el respeto a los derechos humanos, la práctica de
la equidad y la inclusión, la sustentabilidad del desarrollo, el derecho al a
igualdad de género, el fortalecimiento de la identidad nacional, la lealtad
a la patria e integración latinoamericana y caribeña.
Se consideran como valores fundamentales el respeto a la vida, el amor y la
fraternidad, la convivencia armónica en el marco de la solidaridad, la
corresponsabilidad, la cooperación, la tolerancia y la valoración del bien común, la
valoración social y ética del trabajo, el respeto al a diversidad propia de los diferentes
grupos humanos.
Igualmente se establece que la educación es pública y social, obligatoria,
gratuita, de calidad, de carácter laico, integral, permanente, con pertinencia social,
creativa, artística, innovadora y crítica, pluricultural, multiétnica e intercultural.
cxcvi
La Educación en la Actualidad
Tal como lo señala Juárez (2003), la falta de pertinencia social de la educación
se pone de manifiesto en la escasa credibilidad que tiene la escuela como institución
social en el país, aunado esto a la deficiencia en el proceso de formación y
actualización de los profesionales de la docencia
en los diferentes niveles del
sistema. Para nadie es un secreto las profundas debilidades del proceso educativo, las
cuales pueden resumirse en las siguientes líneas; tal como lo plantea la Reforma
Educativa Venezuela.
En Venezuela la escuela ha centrado sus acciones en el proceso de información
en detrimento de la formación. Esto ha dejado por fuera el desarrollo de la
personalidad, el fomento de los valores, el ejercicio del proceso reflexivo, la actitud
crítica, la formación de los hábitos y sobre todo la capacidad para vivir mejor en
sociedad.
El igualitarismo en el tratamiento de los planteles, a los que transmiten los
mismos contenidos con las mismas estrategias de enseñanza en todo el territorio
nacional, no tomando en cuenta las necesidades personales, locales o regionales.
El citado autor señala que la ineficiencia social de la educación impartida en los
distintos niveles del sistema ha traído como consecuencia una pérdida en la calidad de
vida de las grandes mayorías, porque la multiplicidad de contenidos que se abordan
en las escuelas no redunda en mejores niveles de vida para la población. A pesar del
énfasis cognoscitivo en el trabajo escolar, está demostrado que los estudiantes no
llegan ni siquiera a consolidar los saberes fundamentales. Tampoco se logra
contextualizar la educación en la realidad cultural, económica y social de los
aprendices.
La excesiva rigidez impide que las escuelas desarrollen su autonomía,
identifiquen sus propios problemas y propongan innovaciones. Los docentes esperan
lineamientos desde los niveles centrales y muestran poco interés por la investigación
educativa dentro de las comunidades donde desarrollan su práctica escolar.
cxcvii
La carencia de un sistema de supervisión control y evaluación que permita
reconocer las debilidades y fortalezas del sistema educativo y de sus actores
principales, así como también las potencialidades de las programaciones y las
necesidades de cambio necesarios.
La ausencia de políticas intersectoriales que faciliten la asistencia y el bienestar
estudiantil con el propósito de contrarrestar el efecto de factores exógenos que
finalmente contribuyen a la repitencia y a la exclusión escolar.
La Escuela y los Antivalores
La escuela puede convertirse en el lugar propicio para fomentar en los
estudiantes actitudes contrarias al bien común. Se refiere a aquellas conductas
contraproducentes a todo proceso formativo como la corrupción, la deshonestidad, la
competencia desleal, el arribismo, la intolerancia, entre otros. Ha de suponerse
entonces que las escuelas pueden ser los sitios estratégicos para fomentar la cultura
del antivalor. En este sentido, Juárez (2003), señala que se puede decir que existen
centros educativos donde se promueve la competencia desleal entre los estudiantes;
también los hay en los que no se valora el esfuerzo personal; otros le restan
importancia a las conductas agresivas de docentes hacia estudiantes y viceversa.
En situaciones como éstas, las instituciones corren el riesgo de quedarse en lo
meramente cuantitativo porque se preocupan o se centran en las notas dejando a un
lado los aspectos cualitativos que forman parte del proceso formativo. Se conocen
experiencias de centros educativos donde el trabajo de las horas de labor social o de
las actividades extracurriculares se ha convertido en un cuánto hay pa’eso. Los
jóvenes no mueven un dedo para hacer cualquier actividad fuera del horario de clases
que los vinculen con su entorno, a menos que sea motivado por el regalo de un punto
en aquella materia donde van mal, que dicho sea de paso, generalmente suelen ser las
materias mal llamadas científicas, como son matemática, química, y física.
El mismo autor señala cómo en los colegios o centros educativos también se
vive la dicotomía entre lo que debería ser el ambiente escolar y lo que se hace todos
cxcviii
los días. Es decir, una cosa es lo que está escrito en el proyecto educativo de la
institución y otra es la actuación diaria de los docentes, del personal directivo, de los
representantes y por supuesto, de los alumnos. Pero esto no es un mal exclusivo de la
escuela.
Es un cáncer de la sociedad que se debe extirpar de raíz porque, sin darnos
cuenta o queriendo a veces, en las escuelas se procrea el mal porque se enseña como
un bien, porque es visto como bueno por la sociedad. De acuerdo con esto, la piedra
angular de nuestra educación se asienta sobre el individualismo y la competencia.
Ésa, es la primera huella que la escuela y la televisión inspiran en el alma del alumno.
Y es que en no pocos casos, se confunde la labor de la docencia con la mera
instrucción de aprendizajes, y por lo visto pareciera que la consigna a seguir con los
niños, es que hay que prepararlos no para transformar la sociedad, sino para
conformarse con lo que hay en la sociedad. En otras palabras, parece que al niño se le
domestica para que sea pasivo en la sociedad y no se le educa para transformar su
entorno.
Lo que queda claro en todo caso es que tanto los docentes, como la comunidad
educativa en general deben revisar y considerar el modelaje que transmiten a los
niños y a los jóvenes. Es mucho lo que se puede conseguir con un modelaje positivo,
pero también es bastante lo que se puede perder con un modelaje negativo. Todo
dependerá de qué tanto estén comprometidos los docentes con los valores de la
institución. Esta es una tarea que le corresponde desarrollar a cada centro educativo.
O sea, reflexionar en torno a sus fortalezas y debilidades en el ámbito de la formación
humana y sobre todo, si el proceso que se desarrolla en la institución está
promoviendo personas o simples sujetos anónimos, carentes de sentido crítico para
transformar la sociedad.
Ante tanta incertidumbre, ante la escalada de violencia personal y social que se
vive, no se pueden quedar con los brazos cruzados los que tienen nada más y nada
menos la responsabilidad de educar. Es beber hacer del proceso educativo un modo
de ser y vivir en sociedad, de acuerdo a los principios universales del derecho a la
vida, al respecto, a la dignidad humana, a la igualdad, la convivencia, entre otros. En
cxcix
definitiva, la escuela debe ser el lugar privilegiado, junto con la familia, para vivir y
fomentar una cultura de los valores. En ella están dadas las condiciones para
contribuir a mejorar el sistema social en cuanto a proveer a la sociedad de ciudadanos
aptos para vivir en armonía, respetando el espacio personal y el de los demás.
Aunque existe violencia, crimen, insensibilidad, apatía y un largo etcétera en
relación al mundo, también hay que decir que hay esfuerzos concretos en ciertos
sectores de la sociedad, interesados en ofrecer una formación humana y académica
que enfrente y ponga en duda el éxito de una sociedad caracterizada por darle mayor
importancia al tener, que al ser. Esas instituciones y esos docentes comprometidos
con su misión serán los que tengan que ir modelando al nuevo ciudadano, reclamado
con angustia en la actualidad.
La pieza clave en la construcción de la sociedad que se quiere es la persona.
Son cada uno de ellos, con el esfuerzo individual y colectivo, lo que pueden hacer
posible el cambio social. No se puede esperar que vengan de otro lado, porque nunca
vendrán y si así fuere, se está perdiendo la oportunidad de ser auténticos, porque un
rasgo de la autenticidad es la actuación desde adentro, es decir, la autenticidad se
consigue a partir de la propia convicción de que lo que se hace tiene un sentido, una
razón de ser.
No se gana nada con criticar lo que hacen algunas personas en beneficio de los
demás, por muy pequeña que sea la acción. Si no se es capaz de aportar nada nuevo,
para cambiar las estructuras mentales e institucionales viciadas y a punto de
desmoronarse, las críticas serán vacías.
Hacia una Formación en Valores
No es fácil proponer una formación en valores. Más allá de todo lo que se ha
dicho y escrito sobre el tema, del prestigio que goza y de estar en boca de todos, se
sigue en un modelo educativo que promueve lo académico en detrimento de lo
formativo, que ha olvidado que el acto de educar es, en sí mismo, un complejo
proceso de transferencia de valores.
cc
Los avances tecnológicos y científicos que tras de sí dejaron una estela de
nuevos saberes, hicieron que lo instrumental poco a poco desplazara a la reflexión
ética y humanística, al hombre como ser moral, con sentimientos y vivencias con lo
intangible y lo trascendente. Los colegios muestran una gran preocupación por
cumplir con los objetivos programados por el Ministerio de Educación, Cultura y
Deportes, restándole importancia a todo lo que no sea cuantificable en términos de la
nota que el estudiante necesita para aprobar (o no) su año escolar. Es decir, que la
preocupación se reduce a fabricar bachilleres o licenciados para que ocupen cargos en
las distintas instituciones de la sociedad sin evaluar si están capacitados desde el
punto de vista de su formación humana. Junto a ello, cada día se escuchan más voces
alertando sobre la decadencia de nuestra sociedad, aduciendo que no hay principios ni
valores en quienes hoy formamos parte de ella.
La tarea de educar no es fácil, sobre todo si se asume como un proceso de
formación en valores. Más allá de lo técnico y lo científico está el hombre y, si la
educación quiere ser eficaz, debe ir tras ese objetivo. Mientras no se mire en el acto
de educar una valiosa oportunidad para hacer ciudadanos, es decir, una oportunidad
para formar personas, entonces no se podrá avanzar en la construcción de la sociedad
que se anhela: donde el respeto, la tolerancia, la honestidad, la justicia sean parte de
la vida de las personas.
Si se acepta que el objetivo de la educación es ayudar al educando a moverse
libremente por un universo de valores para que aprenda a conocer, querer e inclinarse
por todo aquello que sea noble, justo y valioso, entonces debe existir un esfuerzo por
lograr que la acción educativa que se realizó en el ambiente de trabajo sea portadora
de los valores que le dan sentido pleno a la existencia. No se trata simplemente de
transmitir información sino de formar conciencia de ser ciudadanos. Carreras (1998),
señala que educar en valores es educar moralmente, porque son los valores los que
enseñan al individuo a comportarse como hombres, a establecer una jerarquía entre
las cosas, a llegar a la convicción de que algo importa o no importa, de que vale o no
vale, y de si es un valor o un contravalor. Es imperativo formar moralmente a quienes
luego llevarán las riendas de la sociedad.
cci
Al respecto, Rugarcía (1999), señala que en una sociedad donde se aplica
fundamentalmente el refrán “cuanto tienes tanto vales”, no se puede esperar que se
entiendan cuáles son los valores propios de la convivencia ciudadana porque unas
relaciones basadas en lo material y el consumismo tienen que decir muy poco de las
acciones solidarias y altruistas. Una sociedad bombardeada constantemente por un
consumismo incontrolable no puede distinguir entre lo que realmente necesita y lo
que le ha sido implantado como necesario.
En fin, en una sociedad como la de Venezuela se necesita sin duda alguna,
rescatar y propiciar una formación en valores y es en la educación escolar donde se
puede llevar adelante este proceso. Ella debe interesase y ocuparse de la educación
moral que forma parte de la educación integral de la persona, ayudando a los alumnos
y alumnas a construir sus propios criterios, permitiéndoles tomar decisiones para que
sepan cómo enfocar su vida, cómo vivirla y orientarla.
La formación en valores efectiva contempla una acción educativa eficaz y
eficiente. No se pueden desligar estos componentes de la actividad escolar. Esto
implica hacer las cosas a tiempo. Que lo previsto se haga de acuerdo a los parámetros
establecidos y cumpliendo con los objetivos previamente establecidos.
En otras palabras, significa hacer real y consistente una propuesta. Quien esté
dispuesto a formar en valores, debe estar consciente de la trascendencia de su tarea y
por lo tanto, no puede quedarse en formulaciones teóricas por cuanto eso sería
incurrir en el error en el que han caído varias generaciones de docentes. Éstos, quizá
actuando de buena fe, no se percataron o aún no han considerado, que la teoría sin la
práctica es estéril y la práctica sin la teoría es ciega. Los valores deben ponerse en
práctica en la vida cotidiana, aún más por aquellos que lo pregonan como una forma
de vivir.
De otra manera, aunque se hagan malabarismos en los salones de clase con los
estudiantes para hablarles sobre la bondad, el respeto, la solidaridad, entre otros, será
letra muerta y no llegará a ninguna parte, si no tiene un asidero en la práctica diaria,
tanto por parte del profesor como del estudiante.
ccii
Se trata de proponer en el currículo no una agenda oculta, como suele llamarse
en la actualidad al tema de los valores, sino que debe hacerse explícito en las
actividades planificadas al o largo de todo el año escolar. Ello significa transformar
los patrones mentales que aún se mantienen en los planteles donde las planificaciones
y las evaluaciones se hacen en función de unos objetivos emanados del Ministerio de
Educación, muchas veces desligados de la realidad que se vive en los centros
educativos.
Implica una revisión profunda de las necesidades de la institución, de los
objetivos planteados en el proyecto educativo y de lo que se vive a diario con los
estudiantes. Una elaboración de un currículo debe pasar por un proceso donde se
involucre a todos los docentes, comenzando con los de deporte o educación física que
generalmente suelen estar ausentes de los asuntos concernientes a la práctica escolar,
pasando por los profesores de las especialidades y culminando con las autoridades del
plantel. De esta forma es que se puede lograr una educación en valores efectiva.
Quien piense que esto es una tarea cuesta arriba y que implica producir más papeles y
que en definitiva es una pérdida de tiempo, entonces se le recomienda que vaya
prensando en cambiarse de profesión, quizá a una en la que no tenga que
comprometerse demasiado.
Pero lo cierto es que para que en un centro educativo se produzca una
educación en valores efectiva, real y contundente, todos sus miembros deben estar
involucrados. Todos los docentes y en la medida de lo posible, los representantes,
deben ponerse de acuerdo para concretar un plan de acción. Cualquier equipo
deportivo serio, antes de iniciar el encuentro se organiza y describe el plan a seguir
para salir airoso de la contienda. Los miembros del equipo se sienten responsables
cada uno en lo que le toca hacer y si la estrategia inicial falta, entonces vuelven a
reunirse para trazar otro plan. Lo cierto es que la idea básicamente es no perder el
juego, por ello se buscan las alternativas que le permitan superar al adversario.
El grupo de docentes debe sentirse parte de un sistema en el que todos son
responsables y cada uno tiene una tarea que debe llevar adelante con optimismo. Las
estrategias para educar en valores deben surgir de una puesta en común, no pueden
cciii
ser impuestas y si en el camino no funciona lo programado, hay que reunirse una vez
más y evaluar lo que sucede para buscar otras opciones. Aquí no se trata de un juego,
sino de una opción de vida. O se educa para vivir en los valores, o se domestica a los
estudiantes para sobrevivir en esta sociedad.
El objetivo de la Educación
Al respecto, Lezama (2003), señala que, si no se conocen con exactitud los
valores que se quieren promover, entonces probablemente el centro educativo
participe en el juego perverso de hacer ver que cualquiera buena intención es válida
para formar a un ciudadano. En otras palabras, curiosamente parece que todavía no ha
calado en la conciencia de algunas personas la trascendencia de su labor y aunque
proclaman que la tarea ineludible de la escuela es ser formadora, no se dan cuenta de
que también es el lugar ideal para des-educar. La escuela se puede convertir en el
sitio de encuentro para fomentar la aparición de un sujeto antisocial que responda
exactamente a las exigencias de la sociedad consumista moderna. En fin, también
puede ser el sitio ideal para socavar los cimientos de una sociedad. Esta realidad no se
puede obviar si se quiere plantear el asunto de la educación de valores con absoluta
seriedad.
En Venezuela, así como en otras partes del mundo, se viene acentuando en los
últimos años la reflexión en torno al rescate de la educación en valores. Esto no
quiere decir que a principios del siglo XX este tema no fuera una prioridad para el
Estado. En ese momento, la educación moral fue una constante en los debates
educativos, aunque tal vez, debido a que las condiciones de vida eran distintas a las
de hoy, los enfoques y la presentación de dichos temas tenían otro tipo de valoración,
encaminados a dar respuestas al orden de vida de ese momento. Lo cierto es que en la
actualidad se habla con insistencia del tema. Se comenta en los medios educativos y
en el ambiente político que la educación en valores debe ser una prioridad, porque la
sociedad misma lo está reclamando; ya que los valores universalmente aceptados
condicionan el buen vivir. También se han desencadenado una serie de
cciv
acontecimientos en los últimos años del siglo anterior que han marcado el rumbo de
la sociedad contemporánea.
Uno de los primeros aspectos ha sido el avance tecnológico y científico.
Aunque este fenómeno comenzó a desarrollarse a finales del siglo XIX, es a
mediados del siglo pasado cuando el pensamiento de lo práctico y lo útil, lo accesible
a la razón por los sentidos, viene a formar parte del modo de ser de la cultura
occidental.
Allí aflora un movimiento de ideas y aspiraciones como nunca antes visto que
tiene que ver con las cosas del hombre como son sus exigencias de autonomía, sus
deseos de ser más como personas y de valer más como integrante de la comunidad
social. Esto quiere decir, que desde aquel momento se venía fraguando una forma del
nombre del pensamiento que desembocaría en lo que hoy se conoce con el nombre de
pensamiento positivista. Desde entonces, nunca antes el saber se había propuesto y
dispuesto a conformar las condiciones para establecer en el mundo un nuevo linaje de
justicia, de libertad y de progreso.
Dicho pensamiento fue pasando por varias etapas hasta adquirir las
connotaciones que ahora se conoce, es decir, lo que comenzó como una hazaña de
algunos aventurados pensadores, desembocó en un sistema de vida en el que
prevalece la razón por encima de cualquier otro sistema de pensamiento. Lo útil y lo
práctico comenzó a ser lo más importante en las relaciones humanas. La ciencia
adquirió gran influencia en la determinación del rumbo de la historia.
Otro de los factores que indudablemente ha marcado el rumbo de este siglo, lo
constituye el desarrollo vertiginoso de los medios de comunicación, que dicho sea de
paso, han crecido al a sombra de los adelantos tecnológicos, situación que ha
permitido una penetración masiva a los hogares y a las escuelas de otros criterios,
otras valoraciones, otras culturas, que antes eran desconocidas.
Indudablemente, estos cambios han influido en la manera de hacer educación.
Los avances vertiginosos en la ciencia y la tecnología en la actualidad ponen en
aprieto a quienes suelen pensar que tienen la verdad, porque frente a los cambios que
se están viviendo, lo que antes era considera evidente ahora parece que no lo es.
ccv
Debido a esto la escuela puede ver debilitada su misión de formadora si no se pone al
corriente de lo que sucede en derredor. El centro educativo debe hacer un esfuerzo
sostenido para mantener la calidad y el nivel de su formación. En este caso, la
evaluación se convierte en un medio eficaz para detectar las debilidades y fortalezas
del centro escolar, pero sobre todo le permite relacionar los objetivos fijados por el
plantel en su proyecto educativo, con las pautas de vida que marca la sociedad.
Evidentemente, quien se acerque un poco a indagar lo que está sucediendo en la
actualidad con la formación escolar, podrá darse cuenta que no hay, en la mayoría de
los colegios, un plan o programa de acción para trabajar en valores. Y no se trata de
un problema de conciencia porque estamos seguros de que en la mayoría de los
docentes existe una sensación de que las cosas no están marchando bien. El problema,
es una desinformación generalizada de los docentes y de quienes gerencian la
educación que se traduce en un temor y apatía ante los cambios. La incertidumbre
social se refleja en los planes educativos que están cargados de objetivos, estrategias,
indicadores, procedimientos y un largo etcétera que a la larga no resuelve el problema
educativo sino que siguen respondiendo al viejo esquema burocrático de que mientras
más papelas se produzcan, se obtiene mejor educación. Parece que los principios
básicos que persigue todo proceso educativo se han desdibujado o han quedado
subyugados por los parámetros establecidos por la sociedad consumista, competitiva
de hoy.
Savater (1997), reflexiona sobre la crisis de la educación y se atreve a decir que
si antes la crisis educativa provenía de la deficiente forma en que la educación
cumplía con los objetivos sociales que tenía asignados, ahora el problema es más
grave aún, porque no sabemos qué finalidades debe cumplir la educación y hacia
dónde efectivamente orientar sus acciones. Parece entonces que más se trabaja por
buena voluntad que por una orientación sujeta a metas de mediano y corto plazo.
Es muy posible, continúa diciendo Savater, que esta situación de incertidumbre
por la que atraviesa la educación se deba a los aires postmodernos que ahora
respiramos; seguramente sea así, no olvidemos que la postmodernidad se caracteriza
por su fragmentaridad y asistematicidad, y priva ante otras cosas la absolutización de
ccvi
la vivencia del momento presente (libertad y espontaneidad como rasgos
dominantes); la ausencia de normas (exaltación de los sentimientos sin reglas ni
límites); el repudio de la razón y sus manifestaciones sociales; la exaltación del
sentimiento y su contraposición al despliegue de la razón.
La Función de la Escuela
Ante tanta incertidumbre, la respuesta más sencilla y eficaz a esta pregunta es
que la escuela debe educar para formar personas, formar para vivir en sociedad. Se
debe desterrar el viejo esquema de que la única función de la escuela es enseñar. Se
enseñan objetivos pero éstos quedarían vacíos si quien recibe la información no es
capaz de traducirlos de forma coherente en su vida y en su relación con los demás,
porque la escuela es el lugar privilegiado para educar y educar, en palabras de Savater
(1997), “es creer en la perfectibilidad humana, es la capacidad innata de aprender y
en el deseo de saber que la anima, en que hay cosas (símbolos, técnicas, valores,
memorias, hechos que pueden ser conocidas y que merecen serlo, en que los hombres
podemos mejorarnos unos a otros por medio del conocimiento. De tal modo que no se
le puede endilgar otra tarea a la escuela que no sea aquella referida únicamente a
formar ciudadanos, a que las personas sean más humanas, porque nuestra sociedad
está necesitada de personas comprometida con su entorno social.
Por ello, el primer objetivo de la educación debe estar orientado en hacer
consciente a la persona de la realidad de sus semejantes, de lo que los demás viven,
piensan y tienen como ideales. El ser humano debe estar consciente de que se hace
persona a partir del intercambio que mantiene con los demás.
Esto quiere decir que si algo se debe transmitir con claridad a tos alumnos, es
que no somos únicas y que por lo tanto esta condición implica el intercambio
significativo con nuestros semejantes que conforman y posibilitan nuestra condición
de se re humanos. Hacia allí debe estar encaminada la labor de la escuela, no se debe
abusar más allá de este objetivo, so pena de caer en ambigüedades o en formulaciones
que no aportan nada provechoso a la vida del estudiante.
ccvii
Cuando se dice que la escuela debe formar ciudadanos, inmediatamente asalta
la duda de que sea la expresión correcta, porque de acuerdo a los tiempos que el
término ciudadano tiene sabor a contienda política y si se mezcla con el ambiente
social imperante, entonces [a condición de ciudadano no parece ser muy atractiva por
estos días. Para disipar la posible confusión en tal expresión, debemos distinguir
entre lo que es el ejercicio de la auténtica política como condición de la persona, que
es consciente de sus deberes y derechos como ciudadano y quienes se dedican a
pervertir la acción política cuando la reducen a un medio para alcanzar sus fines
personales, sin importarles el daño que puedan causar a otros con su actuación, o peor
aún, sin preocuparse en ningún momento si su actuación se adecua a una conducta
ética.
Si la escuela se propone formar ciudadanos, es para que éstos respeten las
reglas del juego de la convivencia diaria; en otras palabras, la escuela funciona como
una estructura que moldea el ejercicio de la ciudadanía. La escuela debe ser además el
centro que irradie tos valores propios de la cultura democrática, la auténtica
democracia supone, tal como lo señala Pérez Esclarín (2002):
Una confianza radical en los seres humanos y se afianza en el sentido de
la igualdad personal y colectiva. Ni dictaduras, ni populismos, ni
democracia light creen en el ser humano, en su capacidad de construir el
mundo. Pero la igualdad debe traducirse en participación real y efectiva”.
(p. 73)
Esta cultura democrática es posible traducirla en aspectos específicos o
conductas bien definidas dentro del ambiente escolar ya que si la tarea de la escuela
está orientada a formar ciudadanos, debe comenzar por practicar en su interior las
conductas que considera necesarias para lograr dicha formación.
Los valores de la democracia, o cualquier otro valor, se asumen desde la
práctica diaria. No se transmiten simplemente por tradición oral; su proceso de
asimilación o interiorización es mucho más complejo porque intervienen otros
factores como el modelaje o la aceptación personal de esos valores. Por eso, no
bastan las sesiones de clase, con los objetivos ya establecidos para lograr cambios
ccviii
significativos en las conductas de los estudiantes. Hay que considerar también los
mensajes ocultos que están presentes en el ambiente escotar y en el salón de clases
particularmente.
Esto quiere decir que la escuela se halla ante el reto de asumir la propuesta de
trabajar unos contenidos que venían configurando el currículum oculto y que no son
ni de conceptos, ni de procedimientos, sino que se introducen como valores, actitudes
y normas en cada uno de los bloques de contenidos de cada área curricular. El
docente debe estar atento a cada uno de estos aspectos para lograr una intervención
eficaz en el proceso formativo del estudiante, ya que de otro modo, seguramente se
podrán obtener resultados académicos meramente cuantitativos pero no se habrá
avanzado en cuanto a la formación humana. Y la formación de ciudadanos es un
imperativo, la sociedad está saturada de profesionales que cada año salen de las aulas
de clase con un alto rendimiento académico en relación al conocimiento de su área
pero poco capacitados para hacer frente a un mundo caracterizado por la competencia
malsana, superficial y dado al materialismo y al utilitarismo. Por esta vía no pasarán
muchos años antes de que el mismo ser humano se aniquile por su propia miseria y
egoísmo.
Carrera (2005), señala unos criterios para vivir en sociedad desde el punto de
vista moral y que son interesantes resaltar porque consideramos que toda persona que
se precie ser docente, debe tomarlos en cuenta a la hora de hacer su programación
anual, porque si alguno de estos criterios son practicados a lo largo del año escolar
con los estudiantes, se estará avanzando por el camino de una formación integral. En
primer lugar, el autor dice que la crítica es el instrumento de análisis de la realidad
que nos rodea para cambiar todo lo que sea injusto. En segundo lugar menciona que
la alteridad nos permite salir de nosotros mismos para establecer unas relaciones
óptimas con los demás. En tercer lugar enfatiza que debemos conocer los derechos
humanos y respetarlos; el cuarto aspecto se refiere a la implicación y el compromiso.
Es la parte activa. Evita que tos otros criterios queden reducidos a una simple
declaración de buenas intenciones.
ccix
Los criterios mencionados por Carrera tienen, una ventaja. Son aplicables en la
práctica educativa. O sea, que la escuela debe velar por fomentar en los estudiantes
conductas orientadas a la crítica, al respeto por las otras personas, al compromiso,
conductas que perfectamente pueden estar involucradas en una actividad del salón o
en el desarrollo de un objetivo, en la discusión de un tema, en la práctica de un
deporte, en fin, en cualquier actividad que utilice el docente como estrategia para
poner en práctica un plan de formación en valores.
El centro escolar debe ser por antonomasia formador, no repetidor de fórmulas
y principios vacuos que no tienen un referente en la práctica escolar. De nada vale
preparar brillantes ingenieros que realicen construcciones ilegales, para economizar,
sin importarle el riesgo que correrán las personas en el sitio, abogados que no sean
capaces de administrar justicia, jueces que negocien los veredictos. En fin, no tiene
sentido aprobar una carrera si ésta no lleva consigo una preparación humana, cargada
de valores, que acrediten a esa persona para resolver los inconvenientes que se le
presenten y en definitiva, para humanizar la sociedad.
La tarea de la escuela no es otra que formar ciudadanos con conciencia ética,
porque ello implica por un lado, la formación académica necesaria y acorde con las
realidades y necesidades de las instituciones que forman parte del entramado social, y
por otro lado, una formación humana que les permita avanzar con criterios propios y
fundamentados en valores Universales que le hagan reconocer en la otra persona a un
semejante, con los mismos deberes y derechos para realizar su vida en armonía y en
convivencia con los demás.
Es necesario reflexionar en relación al poco entusiasmo que existe en algunos
centros educativos en cuanto a la práctica de programas vinculados educación en
valores que van dirigidos a la formación de la persona, es importante revisar los
factores que inciden en el poco interés mostrado hasta los momentos para lograr
cambios de actitudes en los ente involucrados en la tarea de educar a los ciudadanos.
Básicamente el desgano que existe es debido a que hay una tendencia a considerar
que las humanidades, o la formación ciudadana en los centros educativos, han sido
desplazadas por el estudio de las ciencias. Los que piensan de este modo, argumentan
ccx
que ésta es la causa por la que la educación ha perdido su norte, porque ha puesto el
peso de la balanza en la ciencia y la técnica, menospreciando la reflexión y el análisis
propuesto en las humanidades. Sin entrar en detalles sobre tal afirmación, se debe
acotar que dicha causa no es el motivo principal de la debacle que hay en la sociedad,
especialmente en el sistema educativo. El problema es más que complejo y tiene sus
raíces en el modo de entender los cambios que se han gestado en la sociedad.
Se parte de la idea, y para ello suscribimos lo que señala Savater (2003), que la
educación humanista consiste ante todo en fomentar e ilustrar el uso de la razón, esa
capacidad que observa, abstrae, deduce, argumenta y concluye Lógicamente. Por tal
motivo, no es que el estudio de las técnicas sea más importante en la actualidad que
las humanidades, lo que sucede es que nuestra sociedad es una sociedad que se ha
construido en los últimos años a partir de tos avances de la ciencia y la técnica. Razón
por la cual se ha producido un cierto desplazamiento de las humanidades con respecto
a las ciencias si se compara con el significado que tenía antes del siglo XVIII. Pero de
lo que no se puede dudar hoy, es que las humanidades como reflexión y crítica es una
prioridad para entender lo que se hace en el contexto escolar.
Así que más allá de la discusión sobre el tema de las ciencias y las
humanidades, consideramos imprescindible la reflexión crítica en cualquier ámbito
educativo, sea éste de corte científico, tecnológico o humanístico. Las humanidades
tienen que ofrecer el soporte o fundamento crítico que le de sentido a los avances de
la ciencia y a las innovaciones en tecnología; dicha reflexión es la que permite
distinguir los medios de los fines, además de proponer el debate en torno a la cuestión
ética, al hacer referencia al bien común.
La Orientación en la Práctica
En Venezuela, la orientación se ha regido, desde sus comienzos, por la teoría y
la práctica de la orientación producida y publicada en Francia y los Estados Unidos.
Hasta ahora, en Orientación, lo que se ha realizado en Venezuela ha sido una
ccxi
orientación centrada en reproducir y adaptar lo que se ha producido en los países
desarrollados.
La orientación como disciplina científica se ha nutrido de los aportes de la
psicología, de la sociología, de la filosofía, disciplinas que, a su vez, han sido
producidas a partir de un modelo de hombre cualitativamente distinto del que
encontramos en el pueblo venezolano. Las ciencias de la conducta académica y
oficialmente reconocidas dictan el tipo de relación interpersonal que todo hombre
debe establecer, el desarrollo personal que ha de lograr, la vida que ha de llevar, los
valores que lo han de sostener. Todo ello preescrito a modo de un paradigma desde
una manera particular de entender el conocimiento.
Si los orientadores de Venezuela no se detienen a reflexionar sobre la praxis de
ayuda, entonces la práctica profesional no es sino mera reproducción y adaptación de
lo producido en otros países. Lo que hace los orientadores, es moldear el
comportamiento del sujeto atendido de acuerdo con unas prescripciones teóricas para
estudiar la conducta humana con las que se entiende al hombre como un sujeto
individual, cualitativamente igual y universal, y cuya caracterización básica es válida
para todos los contextos.
Esta visión del hombre como ser uno y universal, propia de la modernidad, se
expresa también en la normativa legal que rige la orientación en Venezuela: la
Constitución y la Nueva ley Orgánica de Educación. Así, la Orientación Educativa
debe, es cierto, ayudar al desarrollo integral del ser humano, de la vida humana, de la
persona, pero todo ello se entiende dentro de un objetivo: producir un hombre que
logre una adecuada incorporación a la sociedad que tenemos. Esta es una sociedad
que se proclama democrática participativa, la cual requiere de un individuo, de un
ciudadano, que pueda lograr como práctica de vida, la libertad, la tolerancia, la
solidaridad, la honestidad y la justicia, valores esenciales e importantes para la vida
humana. Este tipo de hombre debe ser formado en la escuela a través del currículo.
Este ser humano desarrolla plenamente sus potencialidades a través de una formación
integral. La escuela, y dentro de ella la orientación, se encargan de producir ese tipo
de hombre en un medio planificado para formar ese individuo en su plano personal y
ccxii
en su plano social. Pero en la práctica de la orientación, desde esta perspectiva, no se
cuestiona si este tipo de hombre previsto en la legislación, se corresponde con el
hombre real que vive su vida cotidianamente.
El orientador formado en esta visión del hombre y del mundo, reduce su
práctica profesional a unas pautas más o menos rígidas. En su institución educativa,
atiende la situación específica que se le presenta, diagnóstica problemas, elabora
programas, los implementa los implanta y luego, evalúa los resultados. Es un
profesional que además de los conocimientos generales de la orientación, tiene el
conocimiento de los problemas que se viven en su sitio de trabajo. Por eso ha de
ocuparse no sólo de los alumnos sino que ha llegado a ser un asesor para los
directivos y docentes de los centros educativos. Esta valiosa intervención del
orientador se observa en las situaciones escolares donde hay que tomar decisiones
importantes. Esto ocurre porque se le reconoce como un mediador entre los directivos
y maestros con los estudiantes, entre los docentes y los representantes de los
estudiantes.
Si en todo este cometido se guía por las enseñanzas adquiridas, originadas,
como ya he señalado, fuera de la realidad popular venezolana, siendo que tanto
alumnos como profesores y directivos tienen una estructura antropológica profunda
netamente popular, externa a la modernidad, aunque se sirvan instrumentalmente de
los productos modernos, es necesario que su labor esté inscrita en la realidad.
Cuando un orientador, desde su horizonte de conocimientos, asesora a un
estudiante-pueblo, quien fundamentalmente vive prácticas de vida que el orientador
ignora, lo que hace es meter a ese sujeto en las estructuras del mundo moderno
reduciéndolo a algo que no le pertenece. Como por decreto científico eso es lo único
que existe, la única referencia a partir de la cual se puede conocer, lo único
considerado válido, no queda otro camino aceptado. Con toda la buena intención de
ayudar al estudiante a autodescubrirse, autoestimarse y autoafirmarse, al centrarlo en
la individuación y en su individualidad, siendo él un sujeto constituido por la relación
misma, el orientador lo conduce al encierro y a la exclusión de su propio mundo.
ccxiii
El Docente en la Formación de Valores
En la política de formación del docente se toman los fundamentos y rasgos del
perfil del profesional, que promueve la superación de la concepción docente como
simple facilitador o mediador, como un profesional capaz de investigar y proponer
soluciones, conectado con su entorno creativo, generador de opciones y propuestas
para el mejoramiento cualitativo de la educación, de elevada formación ética y en su
campo de conocimiento, así como su integración a otros campos, gestor de la
transformación y constructor de los saberes, la superación de su obsolescencia,
consciente del valor y necesidad de darle prestigio a su profesión.
Sarramona (2000), define como educador a la persona que tiene responsabilidad
de educar, sea por obligación profesional, sea por deber moral y social; en el primer
caso tenemos el ejemplo típico del profesorado y en el segundo a la madre o padre de
familia. En cualquier caso, no se puede olvidar que actualmente todo educador,
profesional o no, también debe ser considerado como educando, puesto que la
educación es un proceso que dura toda la vida de la persona. La diferencia entre
educador y educando es una cuestión de actitud y disposición respecto a la necesidad
y obligación de educarse; el educador sigue educándose mientras educa a los demás.
Otra dimensión que conviene tener presente es que la educación actual es el
resultado de influencias muy diversas, de modo que no son solamente las
instituciones tradicionales de la familia y la escuela las que tienen un peso decisivo en
la conformación de los educandos, sino otros organismos de educación no formal y,
por supuesto, también los medios de comunicación social y las fuentes informativas
de todo tipo.
A pesar todo, el educador profesional sigue teniendo un papel decisivo en la
conformación de la personalidad de los jóvenes educandos, su preparación y actitudes
las cuales dependerán en considerable medida de la preparación profesional y
personal del docente influyendo de manera notable en los resultados logrados. La
importancia de los educadores no es hoy menor que en tiempos pasados, aunque su
responsabilidad no sea exclusiva y su actuación ha variado sustancialmente.
ccxiv
Se puede añadir que la función del profesor no se limita a enseñar, sino que
debe orientar, planificar, socializar, dinamizar, organizar, seleccionar y elaborar
recursos, evaluar, entre otros; en definitiva, todo aquello que es preciso para
intervenir sobre la personalidad del educando como sujeto participativo y en un
contexto e institución social (escuela).
Sarramona (2000), expone que al tratar del perfil del docente se refiere a
educadores específicamente formados. Esta postura puede justificarse teniendo en
cuenta que cuanto más gana una cultura en riqueza y complejidad, menos puede
dejarse la educación de la generación joven librada al azar de los aprendizajes
ocasionales y al arte pedagógico espontáneo de los mayores.
El punto de partida ha sido el imperativo de que la educación colabora a la
promoción efectiva del desarrollo económico y social, contribuyendo a que sectores
mayoritarios puedan disfrutar de legítimos niveles de bienestar.
Dentro de ese marco referencia resulta pertinente tratar sobre el perfil del
docente. Intentar acercarse a definirlo puede parecer a la vez imposible y
relativamente sencillo en el momento presente, porque aparentemente se dispone en
la actualidad de elementos suficientes para señalar lo que caracteriza el ser y el buen
hacer del docente.
Ello es imposible, debido a que en la lógica de la realidad el ejercicio
profesional del docente se encuentra condicionado por las modalidades y contenidos
de la educación, consecuencia y expresión a la vez de una específica situación
cultural, caracteriza en general por el vertiginoso avance de la ciencia y la tecnología.
Rivas (2006), conceptualiza el perfil humanístico del docente como un conjunto
de conocimientos, habilidades, conductas, vivencias, experiencias especializadas,
rasgos de la personalidad y actitudes necesarias para el cabal desempeño y actuación
del docente según la perspectiva del paradigma humanista.
La autora de la investigación infiere que el perfil del docente no se limita a
enseñar un conjunto de conocimientos, sino que conduce y despierta las habilidades y
destrezas en el educando, que lo conducen a desarrollar rasgos de su personalidad y
por ende a formar un buen ciudadano.
ccxv
Dada la importancia de la preparación en el terreno de la educación moral, para
definir el perfil del docente, se presentan los siguientes autores tales como Becerra
(2001), quien considera que deben plantearse las siguientes exigencias:
Situarse ante las exigencias del mundo actual.
Tener en cuenta las grandes líneas de la problemática educativa
contemporánea.
Concebir la institución educativa al servicio de la persona.
Lograr un nuevo planteamiento de las relaciones educativas.
Interiorizar los rasgos actitudinales del perfil del docente exigidos por la
mundialidad y la interculturalidad.
Situarse ante las exigencias del mundo actual, solicitada por la educación.
Luzardo (2003), expone que todos los sectores de la sociedad miran hoy a la
educación como la clave para hacer frente a este mundo complejo, cambiante y
planetario. Los expertos internacionales coinciden en caracterizar la sociedad del
siglo XXI donde el rasgo dominante está en la preeminencia del saber, así como en
asignar a la educación el rol de ser el instrumento imprescindible para dominarla.
La autora de este trabajo considera que el docente debe ser respaldado por las
exigencias y vinculaciones del medio, tales como ser una buen líder dentro y fuera del
plantel educativo, orientador de modo que satisfaga las necesidades del educando,
facilitador, creativo, productivo, entre otras que pueden realzar la personalidad del
educador, la responsabilidad, amabilidad y cordialidad como elementos primordiales
en el ser, para mantener la armonía entre los alumnos, docentes y representantes.
En tal sentido, es necesario que todo docente sea promotor de su desarrollo
interior una vez concluida la formación sistemática inicial. Entre las políticas de
formación docente de la Universidad Pedagógica Libertador, se tomaron en cuenta:
los fundamentos y rasgos del perfil profesional que promueve la operación de la
concepción docente como simple facilitador o mediador, a la concepción del docente
profesional capaz de investigar y proponer soluciones, conectado con su entorno
creativo, generador de opciones y propuestas para el mejoramiento cualitativo de la
educación, de elevada formación ética y en su campo de conocimiento, así como de
ccxvi
su integración a otros campos, gestor de la transformación y constructor de los
saberes al igual que la superación de su obsolescencia, consciente del valor y
necesidad de prestigiar su profesión.
La normativa vigente establece que el docente debe estar preparado para
comprender el proceso de enseñanza, aprendizaje y de acuerdo al contexto social, las
implicaciones éticas del proceso educativo, tomando en cuenta los contenidos y los
objetivos instruccionales, seleccionado técnicas, métodos y recursos adecuados a la
naturaleza de las exigencias educativas.
De allí, que el docente deba tener una actitud crítica, positiva y abierta a las
posibilidades de cambio y de superación permanente, poseedor de unas características
y aptitudes personales que le permitan interpretar y desempeñar su rol en la
comunidad.
Con respecto a la formación de los docentes, Rivas (2006), afirma que la
formación de profesores es uno de los temas de mayor reflexión en Venezuela.
Existen instituciones como la UPEL con muchos años de experiencia formando
maestros. Las universidades han creado centros especializados de la investigación y
diseño de la capacitación docente, ese ha sido un tema de vigencia permanente que en
la actualidad ha cobrado un a peculiar importancia, dada la situación en extremo
crítico en la cual se encuentra la educación en todas partes y en todos los niveles.
El autor antes mencionado, también señala que la formación del magisterio
debe concebirse como un proceso permanente, que conlleve en su desarrollo amplios
debates académicos que den lugar a replanteamientos de políticas y objetivos.
Cierto es el mejoramiento del trabajo docente, no depende únicamente de los
programas de capacitación y actualización, pero sí pueden contribuir a que los
profesores reflexionen acerca de su inserción en el tiempo que les ha tocado vivir,
para que participen de una manera más protagónica en la construcción de una
pedagógica basada en el conocimiento profundo de su objeto (el hombre).
La capacitación y perfeccionamiento del docente en servicio es prioritaria a la
luz de la Ley de Educación al permitir que el proceso de expresión de las ideas y
propuestas curriculares a través de la concreción en las prácticas o actividades
ccxvii
escolares sea el campo más directamente implicado en la tarea profesional de los
docentes.
Se proyecta la formación docente como un proceso que inicia, cuando el sujeto
decide comenzar a capacitarse y continúa a lo largo de toda su carrera, como una
necesidad emergente de los procesos de trabajo.
Ardeles (2004), analiza la importancia, la necesidad de diseñar e implementar
programas de capacitación pedagógica mediante modalidad semipresencial, donde
establece que los programas que abarcan una población definida, garantiza eficiencia
y efectividad, por ser susceptibles de control y evaluación que le permiten
realimentarse.
Así mismo, en la formación docente se plantea la capacitación como un proceso
continuo, la cual se inicia cuando el sujeto transita la época preparatoria para la
práctica profesional y se prolonga a lo largo de toda la carrera docente, donde se debe
preparar y capacitar para un eficaz desempeño, perfeccionar, con criterio permanente
a docentes en actividades en los aspectos científico, metodológico, artístico y cultural,
formando al docente como elemento activo de participación en el sistema
democrático, es lo que se desea.
Resumiendo lo aquí expuesto, en relación al papel del docente en la formación
en los valores, el docente se concibe como un modelo y un líder. Debe modelar una
conducta ejemplar para los futuros ciudadanos, debe ser un líder motivador y
sustentador. Debe ser ante todo un líder que se coloca al lado del alumno para
motivarlo a explorar problemas y caves para su solución.
En tal sentido, la autora concluye que el docente debe proporcionar a los
estudiantes motivación y apoyo, debe ser un factor de cambio y facilitar el
aprendizaje. Un docente que cumpla con estos parámetros es el docente ideal.
La Escuela y la Familia en la Formación de Valores
La formación en valores tiene que ver con la necesidad de aprender a vivir con
los demás y con el medio ambiente, así como de crecer internamente. Esta formación
ccxviii
se orienta a alcanzar la propia madurez emocional, psicológica, espiritual y el
desarrollo de actitudes positivas ante el mundo que nos rodea. Actitudes que
posibilitan la exteriorización y potenciales individuales y grupales, al mismo tiempo
el mejoramiento de la calidad en las relaciones interpersonales colectivas.
Según Carreras (2005), educar en valores es educar para la vida, es enseñar
hacer persona plena, la actitud en las relaciones con los demás, es acompañar
activamente en el difícil camino de descubrir el sentido de vivir y orientar en el
desarrollo de criterios moderados de la conducta.
Bajo esta percepción, educar en valores es, según Juárez (2001), enseñar para el
cuestionamiento constante como ejercicio de libertad. Es abrir ventanas al mundo
para la elección libre y responsable, sabiendo que la equivocación es la posibilidad de
seguir aprendiendo, es decir, educar en valores y actuar buscando la realización de los
sueños convirtiendo al individuo en seres capaces de aportar la búsqueda incesante de
la mejor manera de vivir.
Así mismo Azebedo (2003), insiste en la idea de considerar el papel de las
instituciones educativas como transmisoras de valores, pero haciendo la salvedad de
que estos valores tienen que recibir el respaldo de otras instituciones, a tal efecto
expresa:
Las transmisiones de valores, constituyen en su esencia del fenómeno de la
educación. No se verifica sino mediante una presión de los adultos y una resistencia
de los jóvenes, cuya relación no es siempre la misma y varía según la distancia social
que separa a las generaciones y contribuya a caracterizarla. (p. 84).
Hoy en la escuela y en la totalidad de las intervenciones educativas es
imprescindible partir de lo que se podría denominar ética de mínimos, es decir, partir
de los valores mínimos necesarios para la convivencia y para la construcción de un
nuevo modelo de sociedad, valores humanos, que durante siglos se han venido
enfatizando y que todas las personas deberían conservar cualquier que fuese su
creencia, principios y sensibilidades culturales.
Respecto a los valores en la realidad histórica venezolana, éstos tienen una
larga tradición que se inició con Simón Rodríguez a finales del siglo XVIII. En la
ccxix
década de los sesenta del siglo pasado, esta condición de la educación fue recogida
por Prieto Figueroa, (citado por Quijada y Quijada, s/f), que al respecto señalan:
A nosotros nos interesa el problema del valor para la fundamentación de
una axiología educativa, que dote al educador de posibilidades prácticas,
para enseñar los valores, sino para conducir a los alumnos a descubrirlos
y seguirlos, sin jerarquías cerradas de valores superados o superables por
una realidad cambiante a la orden de una educación para un porvenir que
cada día se torna más problemático, porque ha perdido los valores
tradicionales, aún los educadores portadores de valores, no han
encontrado valores que puedan servir de guía a sus alumnos, carecen de
puntos de referencia. (p. 185).
Lo anteriormente planteado, señala la necesidad de orientar la educación
venezolana en una axiología adecuada a las exigencias de la nueva época.
Así mismo González (2007), expresa:
También la escuela es llamada junto con la familia y las comunidades
sociales, civiles y religiosas a contribuir al proceso de formación
humana. Si la escuela es ambiente educativo y de aprendizaje por
definición deberá asumir las propias responsabilidades también en
relación con la educación personal del alumno, ya con el nuevo
desarrollo de sus cometidos específicos. El educando que vive, asimila y
se socializa en este contexto y encuentra una buena oportunidad,
difícilmente sustituible para su desarrollo integral. (p. 77).
Según el autor de la cita, permite reflexionar que los padres y maestros son los
principales agentes socializadores y educadores, por ende los responsables del
crecimiento de los individuos, dependiendo en gran medida el nivel de desarrollo
moral, autónomo y un juicio o razonamiento que le permita construir sus propios
criterios a partir de un conocimiento justo de la realidad.
La autora de la presente investigación apoya el planteamiento de que la familia
viene a representar un elemento educativo, donde la disciplina utilizada tiene una
importancia decisiva en el crecimiento del discernimiento de la conducta moral, de
allí la responsabilidad que deben tener los padres por conocer y utilizar los medios
ccxx
adecuados a fin de alcanzar un mejor desarrollo del individuo, sin descuidar que los
hijos empiezan desde muy temprano a aprender y a comportarse como adultos.
De igual manera, la escuela como ente transmisor de valores éticos, morales,
de responsabilidad y libertad, tienen como finalidad educar individuos autónomos que
sean capaces de respetar la misma autonomía en otras personas. Tanto la escuela
como el gobierno, son instituciones con una función básica de mantener y transmitir
los valores consensuales de la sociedad.
ccxxi
CAPÍTULO V
CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS
Conclusiones
Después de haber realizado un exhaustivo análisis de las implicaciones que
tiene el proceso de orientación educativa para una formación integral que se ajuste a
los requerimientos de la presente época se pudo llegar a las siguientes conclusiones:
La orientación, en función de la incesante búsqueda y satisfacción de las
necesidades del ser humano propone como objetivo principal el desarrollo integral de
la persona, en tal sentido el objetivo general del programa de orientación se refiere a
contribuir con el desarrollo del proceso educativo a fin de que el educando, el docente
y la comunidad propicien y obtengan asesoramiento, asistencia, información,
exploración y seguimiento que permitan la formación en valores, hacia la formación
integral del individuo.
El docente como orientador en una educación humanista, es la clave
constructiva dentro del ámbito de las comunidades educativas, con el propósito de
lograr en el estudiante el desarrollo de sus potencialidades hacia su autorealización,
basándose en el fortalecimiento de la autoestima que es el valor primordial que debe
poseer el ser humano.
El enfoque humanista de la orientación supone que cada individuo puede
aprender a confiar en sí mismo, tomar sus propias decisiones y expresar sus
sentimientos, todo ello sin invadir los derechos de los demás.
Dentro de esa perspectiva el enfoque humanista está centrado en la persona,
cuyo objetivo es promover la mayor independencia y a la vez la integración del
individuo.
En conclusión, la orientación es un proceso integrado y no paralelo al proceso
educativo, que debe desarrollarse bajo un criterio que establezca metas, estructura y
funcionamiento y que debe ser impartido a todos los estudiantes a lo largo de toda su
vida y en todos los aspectos de su personalidad.
ccxxii
La educación en valores es un imperativo de la sociedad, por lo tanto una
educación para una vida digna es la que centra su atención en las libertades humanas.
Cualquier sociedad democrática debe proporcionar a sus ciudadanos el cultivo de
valores, tales como la libertad, la justicia, la igualdad, la cooperación, la
participación, que son los ideales de la comunidad o de los pueblos a los que se
pertenecen.
Los valores sirven para evaluar nuestras propias acciones y la de los demás y
sobre todo para guiar el comportamiento. Desde la perspectiva de la educación, los
valores refuerzan en el individuo su identidad personal. El hombre se respeta a sí
mismo en la medida en que respeta y realiza los valores en que cree. Los valores
cambian con el transcurso del tiempo, valores que se tenían como modelo de
conducta en otros tiempos hoy ya no lo son, por ello se habla de la relatividad de los
valores, porque dependen de la época, del lugar y del tipo de sociedad que a ellos se
acoge, es por eso que cada momento histórico tiene sus propios valores.
En resumen, no existe un modelo de persona ideal, como no existe un modelo
de escuela o de sociedad ideal, porque el mundo es plural. No obstante se cuenta con
un conjunto de valores universalmente consensuables, que sirven de marco y de
criterio para controlar hasta donde llegan las exigencias éticas individual y
colectivamente.
El principal objetivo de la educación para la coexistencia de la humanidad, es
decir, la globalización, que es una dinámica multidimensional, es decir: ecológica,
cultural, económica, política y social, todo ello en mutua interdependencia en el
devenir humano del planeta. Esta idea, es fundamental para comprender la condición
humana y la de toda la humanidad a través de una verdadera contextualización de su
compleja situación en el mundo.
Como consecuencia, surgió la crisis en una civilización que solo avanzó en la
dimensión racional, instrumental y tecnológica, reduciendo la búsqueda del bienestar
a una modalidad de consumo casi compulsiva, como resultado de un estilo de
producción y consumo de los países ricos, que generó los efectos perversos de la
degradación del ambiente. Los países en desarrollo que adoptaron estos estilos de
ccxxiii
producción y consumo están sufriendo esas mismas calamidades y la destrucción de
sus culturas y estilos de vida milenarios.
Por lo tanto, la misión de la educación para la era planetaria es fortalecer las
condiciones de posibilidad de la emergencia de una sociedad-mundo, compuesta por
ciudadanos comprometidos consciente y críticamente en la construcción de una
civilización planetaria.
Perspectivas
Para insertar el desarrollo del país en la vorágine del Siglo XXI y la era
planetaria, el país necesita, una educación que propicie mayores niveles de
satisfacción a la sociedad civil que se beneficia de este servicio. En esta perspectiva
se requiere un sistema que:
Favorezca el acceso de las mayorías al conocimiento, garantizando su
permanencia y desarrollo pleno tanto en ambientes educativos formales como
en los no formales. Esta universalización de la educación ayudará a cada sujeto
a comprender el mundo, comprender a los demás y comprenderse a sí mismo.
Establezca entre los individuos vínculos sociales derivados de referencias
éticas, afectivas y culturales comunes, dentro de los cuales se respete la
diversidad y la realidad de sus propias culturas. Es decir, un espacio donde se
pueda examinar la validez de las pautas culturales predominantes y constituir
otras superadoras.
Conceda prioridad a la enseñanza de los valores, dentro de los cuales revistan
particular importancia: la tolerancia, la solidaridad, el respeto y el amor. Esta
enseñanza debe ser entendida como un proceso experimental en el marco del
cual el sujeto reflexione sobre su propia realidad y construya una escala de
valores que le facilite la convivencia dentro de una sociedad democrática.
Estimule el aprendizaje de las disciplinas del saber a partir de situaciones
significativas, reales, vinculadas con la vida, facilitando la incorporación
ccxxiv
armónica del sujeto a la sociedad y propiciando oportunidad para incidir en la
modificación de su realidad social, cultural y económica.
Propicie el aprendizaje y la enseñanza en un contexto de alegría y esperanza,
logrando así la renovación de la vida y el despliegue de la originalidad, la
creatividad y las diferencias. Esto permitirá a cada persona seleccionar y
ejecutar sus propios proyectos de felicidad.
Fomente un ambiente de interacción y socialización en los cuales se pongan de
manifiesto distintas formas de pertenencia a un grupo social particular,
facilitando así el ejercicio de la ciudadanía, la participación en la comunidad, la
consideración del bien común y la correlación responsable de los intereses en
conflicto.
Controle y revierta los efectos negativos de los agentes exógenos que ponen en
peligro la prosecución escolar y propicie la elevación de los índices de
rendimiento y el desarrollo pleno de la personalidad de los educandos, haciendo
uso de los recursos que forman parte de las políticas intra e inter sectoriales.
Por otra parte, se requiere así mismo construir una nueva manera de entender y
desarrollar la educación, que sea capaz de poner en práctica los siguientes
planteamientos:
Impartir la educación que requiere el país en la actualidad.
Determinar los aprendizajes esenciales en cada nivel o etapa de la educación.
Desarrollar la educación desde una perspectiva integral, formativa y sustantiva
para poder construir un futuro más prometedor.
Participar en la vertiginosa era de la globalización fortaleciendo nuestras raíces
culturales.
Desarrollar valores éticos que conduzcan a una búsqueda razonable de la
felicidad.
Hacer corresponder la equidad con la calidad.
Garantizar los recursos justos para una educación de calidad que favorezca a las
grandes mayorías.
ccxxv
Convertir la educación en una prioridad nacional orientada a transformar la
escuela en la primera institución social del país y el centro de acción cultural de
las comunidades.
ccxxvi
CAPÍTULO VI
APROXIMACIÓN A UN MODELO TEÓRICO DE LA FORMACIÓN EN
VALORES PARA LA CIUDADANÍA GLOBAL
Introducción
La situación actual del país presenta hechos significativos vinculados a valores
fundamentales en la formación de la persona, tales como el grave deterioro del
ambiente a causa de la contaminación, la insolidaridad de la gente, la indiferencia
ante los grandes problemas que nos afectan . Estos a su vez, constituyen un foco de
preocupación para la educación
ya que, pareciera no encontrase respuesta para
solventar esta situación. Todo ello, apunta a la educación y a propuestas dirigidas al
rescate de valores éticos y morales como parte de los objetivos principales en la
formación de los individuos que requiere el mundo. De modo que, la tarea está
dirigida a educar para la construcción de la sociedad.
Cambero (2000), señala que en el marco de la formación de ciudadanos, los
valores constituyen elementos de primera importancia, en tal sentido, los docentes
deben estar conscientes de lo que transmiten con ser y hacer en la cotidianidad de sus
práctica pedagógica, esto incluye el conocimiento y dominio de principios de
diferentes disciplinas que enseñan así como su práctica sistemática, reflexiva y
flexibles, de manera que tenga la oportunidad de ir aprovechando las experiencias
educativas para propiciar vivencias significativas en los educando para que el alumno
logre internalizar y asumir actitudes cónsonas con las respuestas que la sociedad
espera de los ciudadanos. Con todo esto, se quiere un individuo capaz de dar
respuesta de manera activa y participativa con una actitud moral, de responsabilidad
humana de la de cada uno y de todo.
Dentro de esta perspectiva, surge la inquietud de esta propuesta que lleva por
título: Aproximación a un Modelo Teórico de Formación en Valores para la
Ciudadanía Global, a fin de ofrecer un aporte a los docentes para enriquecer su
práctica pedagógica en la formación ética, moral y social.
ccxxvii
Esta propuesta está enmarcada dentro de los principios establecidos en la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), así como también en
la Ley Orgánica de Educación (2009) y el Proyecto Nacional Simón Bolívar, cuyo fin
es la búsqueda de los caminos de la justicia social, la equidad y la solidaridad entre
los seres humanos (p. 11).
Se contempla concebir la educación en valores, partiendo de la premisa que el
ser humano se consolida a través de los valores éticos y morales, un reto que tiene la
educación actual para enseñar y aprender a vivir como persona y en una sociedad,
como lo expresa Izquierdo (2003), “La educación no está libre de valores, o se
educan en valores o no se educa” (pág. 16). La idea central es la formación integral
de
un ser
humano para la justicia, la paz y el trabajo, la participación y la
organización para asumir y ser protagonista de su propio destino y del destino de la
nación.
La educación en valores representa, en el marco de la formación de los
ciudadanos, un elemento de primera importancia. De ello depende en gran medida el
nivel de desarrollo moral, autónomo, cooperativo y un nivel de juicio o razonamiento
que le permita construir sus propios criterios a partir de un conocimiento justo de la
realidad, lo cual justifica la propuesta.
Por otra parte, no hay que olvidar que la escuela como ente transmisor de
valores éticos, morales, sociales, familiares y comunitarios, tiene la responsabilidad
de producir individuos autónomos, que sean capaces de respetar la autonomía de las
demás personas. Desde la perspectiva educativa, la tarea actual de la escuela en la
formación de valores, resulta doblemente complicada puesto que tiene que encargarse
de muchos elementos de formación básica de la conciencia social y moral de los
educandos que antes eran responsabilidad de la socialización primaria llevada a cabo
en el seno de la familia.
En tal sentido, Muñoz (1998), afirma que una educación para la vida solo puede
hacerse si la escuela, los programas y los contenidos están inmersos en la realidad, el
barrio, la región, el país. La auténtica planificación es la que parte de la experiencia,
ccxxviii
conocimientos, sentimientos y necesidades de los alumnos de tal forma, que sumerge
la práctica escolar en la práctica social cotidiana de los sujetos de la educación.
Pérez (2004), por su parte afirma que la educación venezolana debe estar
perfilada dentro de un currículo integracionista cultural, a través de la transmisión de
valores que propicien la convivencia, la responsabilidad, integridad, organización,
igualdad, creatividad, control y sobre todo el esfuerzo que transforme el significado
ético y moral de la educación.
Cabe destacar que todos los momentos educativos coinciden en señalar que la
escuela tiene un papel propio en la educación de los valores y en la educación moral;
puede decirse entonces, que una de las características esenciales de toda innovación
educativa es rescatar de un currículo oculto y darle un cometido auténticamente
humanístico a la escuela de su neutralidad aparente, despertarlas a las implicaciones,
es decir, formar conscientemente en los valores y en la modalidad.
Así mismo, es necesario conocer todos los elementos básicos de lo correcto y lo
equivocado, del bien y del mal, lo honesto y lo deshonesto, para lo que, la tarea y el
esfuerzo del docente es esencial, pues debe socorrer a los estudiantes a la adquisición
de los valores fundamentales.
Por todo lo antes expuesto, a continuación se presenta el diseño de la propuesta
una aproximación teórica de la formación en valores para la ciudadanía global.
Bases y Principios Teóricos
La educación se ha fundamentado en una concepción filosófica; que orienta al
venezolano hacia el cultivo de los valores morales, sociales y culturales con un
propósito determinado, dirigido a que éste se pueda incorporar a la sociedad y logre
satisfacer su necesidad como individuo.
Tanto en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999)
como en la Ley Orgánica de Educación (2009), se aprecia el enfoque filosófico que se
presenta en esta documentación legal, apoyándose en concesiones educativas
ccxxix
modernas que postulan la capacidad básica de la persona para que se pueda
incorporar a la comunidad de una manera útil y productiva.
En tal sentido, García (2004) plantea la importancia de las bases psicológicas y
filosóficas en el contexto del proceso educativo, en los siguientes términos:
No podrán estar separadas las bases psicológicas y filosóficas en la
orientación teórica que tendrá la Educación, debido a que las filosóficas
contribuyen a comprender la naturaleza de la existencia humana, la
verdad, los propósitos y los valores; las psicológicas se encargan de que
el individuo comprenda su comportamiento como tal. (p. 28).
Por lo tanto, la educación debe formar a un individuo capaz de analizar, buscar,
encontrar y profundizar. Estar apto para ofrecer conocimientos abiertos al análisis, a
la reflexión, al cambio y al crecimiento. El sistema educativo se sustenta en un
eclecticismo científico, tanto en lo filosófico como en lo psicológico.
Los principios filosóficos de la educación venezolana no están asociados a
ninguna institución educativa filosófica en particular; sino que la acción educativa se
toma de las diferentes corrientes en que se fundamenta el pensamiento pedagógico
contemporáneo, las orientaciones inmersas en los postulados constitucionales y en los
de la Ley Orgánica de Educación (2009).
Es así como la educación debe fortalecer la estrecha relación entre el docente, el
educando y la comunidad, fundamentalmente con la finalidad de contrarrestar la parte
negativa de la educación informal y de otras formas de aprendizaje que se ofrece
fuera de las instituciones educativas, así como para aprovechar los beneficios que
puedan aportar a la formación del individuo.
La educación debe estar dirigida a reconocer el valor del individuo y respetar su
condición de persona, su dignidad y el desarrollo de capacidades hasta su límite. Esto
requiere de políticas y estrategias, que acepten el derecho del alumno a tener y a
expresar sus opiniones, así como a tener oportunidad de seleccionar alternativas
viables para adquirir un aprendizaje.
Por lo tanto, la educación debe sustentarse en el hecho de que ésta se constituye
dentro de un proceso fundamentalmente humano, donde el individuo estará en
ccxxx
capacidad de desarrollar todos los procesos cognoscitivos con la finalidad de adquirir
un aprendizaje dirigido hacia la obtención de logros positivos, tanto para los
individuos como para la sociedad. Sus políticas y estrategias deben reconocer al
docente, al alumno y a la comunidad como participes de la tarea, con distintos
papeles pero con el mismo objetivo: el de proporcionar la educación democrática que
establece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999).
También se debe aceptar a la educación como medio para que la sociedad
pueda transformar sus valores en defensa de sus intereses, a fin de fortalecer sus
instituciones. La organización de los aprendizajes debe constituir el marco de
referencia para la estructuración de los objetivos y de los contenidos programáticos, y
para la fijación de las actividades de aprendizaje.
En relación con las consideraciones anteriormente presentadas, es relevante
hacer mención a algunos de los principales aportes que proporcionan las diferentes
corrientes del pensamiento, que deben tomarse en cuenta en la educación.
Corriente Conductista: Para esta corriente es importante definir y formular
claramente los objetivos que se persiguen, basados en la identificación de
necesidades. Con esto, la educación aspira, en lo posible, el logro de las metas
conductuales propuestas. En la corriente conductista es vital tomar en consideración
el uso de la motivación externa, así como la necesidad de la práctica y del esfuerzo de
las habilidades que necesitan perfeccionamiento.
Corriente Cognoscitiva: Ésta se toma en cuenta para una mejor comprensión
del individuo, el estudio sobre el desarrollo humano, que comprende el estudio de
procesos que incluyen razonamiento, conceptualización, resolución de problemas,
transferencia, maduración y secuencia de habilidades de pensamiento.
Corriente Humanista: La filosofía de la educación es un proceso permanente,
donde el educando es una persona con interés y necesidades, tiene libertad para
decidir, que con sus propias responsabilidades pueda escoger y hacerse a sí mismo.
Esta corriente enfoca la educación para la formación integral, donde se toma en
cuenta el desarrollo intelectual, emocional, físico y social del alumno.
ccxxxi
Cárdenas (1995), expone que la educación debe transformar las prácticas
pedagógicas para mejorar la calidad de la formación ética e intelectual. Esta
transformación representa en primer lugar un cambio desde el interior de la persona,
desde su valor ético, y es o se justifica con lo expresado a continuación:
Por eso no interesa atiborrar las mentes de informaciones, sino enseñar a
pensar con rigor lógico, con creatividad y con claros referentes éticos...
enseñar menos saberes codificados y propiciar más experiencias vitales...
cultivar las distintas facetas de la personalidad entendida integralmente.
La orientación es modificar la educación rutinaria por una centrada en
procesos mentales y morales... desarrollar las habilidades superiores de
pensamientos y las aptitudes básicas para la convivencia solidaria. (p. 5).
Este nuevo perfil para el docente de hoy no se podrá configurar si no es basado
en unos valores profundos, expresado a través de actitudes favorables hacia la
educación; esas actitudes que el diccionario define como predisposiciones aprendidas
se consolidan por medio de la experiencia y es así como determinan una tendencia
hacia la valoración de lo que hacen o dicen.
Fundamentos Psicológicos
En cuanto que la educación debe abarcar todos los aspectos que conforman la
personalidad del ser humano, pues éste está configurado por valores intrínsecos y
extrínsecos, la formación del docente debe abarcar un conocimiento suficiente para
entender el complejo proceso de enseñanza y aprendizaje. La psicología ayudará a
comprender el comportamiento humano, sus etapas, posibilidades de desarrollo y las
leyes que lo regulan.
Dentro de la configuración del sistema educativo venezolano, se consideran
aceptables diversas teorías psicológicas, tales como la corriente conductista, donde se
podrá utilizar el estímulo, el refuerzo externo, la comprobación de resultados en
forma tangible, donde el ser humano es considerado un sujeto predominantemente
pasivo y su organismo determinado por el medio ambiente. De acuerdo con esta
corriente, la adquisición de una conducta y su aprendizaje dependen de la
ccxxxii
consecuencia del refuerzo. Los refuerzos son relativos al individuo y la ocasión, no
tomando en cuenta los procesos internos, por lo cual, la persona y su valoración son
también relativas.
Asimismo, según expresa Ramos (1999), se aceptan las teorías sobre la
corriente cognoscitiva la cual –de acuerdo con diversos autores- es esencial para
guiar los principios internos que son indispensables. Se habla de procesos internos
como valores de la persona ya que son fundamentales para la comprensión, el
razonamiento, la conceptualización, la solución de problemas a través del
pensamiento reflexivo, la transferencia del conocimiento, por medio, de la
extrapolación, la percepción y la creatividad, entre otros.
De igual forma para la citada autora, la psicología cognitiva es el fundamento,
para el constructivismo y se basa en la filosofía racionalista moderna, la cual sustenta
que la fuente principal del conocimiento humano es la razón, es decir, la capacidad de
alcanzar ideas.
De acuerdo con la teoría gestálica, la percepción es un conjunto, un todo en
cuya cualidad –valor- no deciden los estímulos en sí, sino la organización interna de
los mismos. Según esto, todo hecho real lo es porque el hombre lo percibe. Es
absurdo por lo tanto, hablar de una realidad que no es humana y menos de una
educación no humana. La epistemología genética, determina y amplía la forma como
el hombre llega a conocer su mundo a través de los procesos cognoscitivos, de
acuerdo a la concepción del hombre ubicado en una búsqueda constante de
interrelaciones con el ambiente, porque es un ser social, con valores inherentes a esta
características. Las diversas teorías tienen cabida en el ámbito educativo, no obstante,
unas resaltan más que otras el fin de la educación.
La educación en valores, debe tener como norte principal un profundo
conocimiento de las características del ser humano, para poder, a partir de ahí, asumir
en su justa medida el primer valor, el cual es el ser, ante todo, una persona.
Para educar en valores, será preciso un conocimiento profundo de la persona,
como ser autónomo, diferente a cualquier otro, con necesidades e inquietudes propias.
La psicología humanista sirve, como las teorías ya mencionadas, de orientación
ccxxxiii
teóricas de la Educación Básica, ámbito donde se ubica la educación Integral. La
psicología humanista parte de una concepción fenomenológica del ser humano. Esta
teoría toma auge en el siglo XIX, a partir de algunos movimientos que se gestaron en
forma aislada. Maslow la llamó Tercera Fuerza, frente al psicoanálisis y al
conductismo, los dos grandes sistemas psicológicos conocidos para esa fecha. La
corriente humanista destaca la importancia que tienen para el conocimiento de la
persona, los fenómenos cotidianos, la experiencia, la imaginación, el humor, las
intenciones, los sentimientos, en fin, todo lo que es valioso para el ser humano. Tiene
como característica el subjetivismo, por lo cual las cosas son conocidas tal como
aparecen en la experiencia, influidas por la propia percepción y el pensamiento, sin
medida cuantitativa.
De acuerdo con Scheler (citado por García, 2004), los valores son cualidades de
un orden especial que descansan en sí mismas, se justifican por sí mismas, es decir,
por su contenido. Lo que es necesario tomar en cuenta es que no existirá valor, si no
en relación con el hombre que valora. En este sentido, los valores no se inventan ni se
acuñan de nuevo mediante la simple transmisión de los mismos, son simplemente
descubiertos, y lo mismo que las estrechas en el cielo, también ellos van apareciendo
con el progreso de la cultura, en el ámbito visual del hombre. Los valores no son
antiguos ni nuevos: son valores.
Para entender una sociedad, hay que comprender también su código cultural
propio. El descubrir los valores de una sociedad, es la mejor manera de conocerla.
El citado autor, ha sido un gran expositor del campo de lo axiológico. Explica el
concepto de la persona humana desde el punto de vista de la ética. Sólo el hombre es
portador de valores, a diferencia de cualquier otro ser viviente del universo; así los
valores tienen su realidad propia, no son la conducta del hombre, no tienen carácter
cognoscitivo, son intemporales, dotados de jerarquización, y por ser el hombre la
medida de todas las cosas, todos los valores son susceptibles de ser poseídos por él.
Para comprender mejor el valor, Scheler (citado por García, 2004), distingue
entre las cosas sensibles que son percibidas, los conceptos que son pensados y los
ccxxxiv
valores que son sentidos. Se exponen a continuación algunos rasgos o características
de los valores, de acuerdo con diversos criterios:
- Los valores son cualidades del ser.
- Se sitúan en el orden ideal, en un alto rango.
- El hombre constituye el mundo del valor. Un hecho, una cosa, sin alguien que
la valore, no es valor.
- El valor no es una cosa, aun cuando ayude a distinguir las cosas y las
convierta en valederas.
- Los valores son los que inspiran los juicios ante una situación determinada.
- El optar por un valor no es sólo un acto racional o lógico. La intuición y la
efectividad tienen gran influencia en esa opción.
- Los valores son perspectivas abstractas, intuiciones, visiones y no
razonamientos simples.
- Existe en el ser un valor absoluto. Este valor es el que da sentido o relaciona
todos los demás.
- Los valores son relativos al tiempo, al lugar, a las costumbres.
- No es el ser el que funda los valores, son las vivencias las que hacen al ser, la
experiencia.
- No existe nunca crisis de valores, sino de valoración. Los valores siempre
permanecen.
- Los valores son históricos, ya que en la persona existen en un momento dado.
Sin embargo, es necesario señalar que no es fácil jerarquizar los valores debido
al gran número de rasgos que les caracterizará; se encuentran diversas clasificaciones
dependiendo del autor, momento o necesidad de una organización.
Castro (2006), afirma que se podría establecer una clasificación de valores:
universales, sociales, religiosos. Unos valores específicos de un nivel o modalidad del
sistema educativo, así como una empresa organizada con su filosofía definida, puede
configurar unos valores los cuales debe poseer su personal, basados siempre en los
valores universales.
ccxxxv
De acuerdo con estos criterios, se determina que no puede existir una
jerarquización absoluta, debido a la pluralidad de su clasificación. Una escala de
valores solamente se puede dar en una sociedad, un grupo, una organización
específica, puesto que el valor viene a ser la resultante de la interacción del hombre
con la realidad. No obstante, Bartolomé, citado por Guerrero (2001), establece una
clasificación de acuerdo con las dimensiones subjetivas y objetivas del valor, según
parte del sujeto o del objeto; expresa que pueden existir otros valores además de los
más generales tales como: la existencia, la personalidad, la individualidad; su
clasificación la representa así:
-
Valores Pre-humanos: (a) los de la sensibilidad: de parte del objeto, deleitable,
doloroso, así como de parte del sujeto, deleite, dolor; (b) los biológicos.
-
Valores Humanos (pre-morales): (a) económicos: prosperidad, pobreza,
acontecimientos felices o no, familia, negocios; (b) estéticos y artísticos; y (c) de la
voluntad: energía, carácter, constancia.
-
Valores Morales: son valores de orden práctico, miran las acciones del
hombre en cuanto proceden de su voluntad y no la obra que llevan a cabo. Estos
valores determinan el valor de la persona humana, y a la vez su medida.
Por su parte, Scheler (citado por García, 2004), hace la siguiente clasificación,
aún cuando su criterio es no hacer etiquetas determinantes:
- Valores vitales.
- Valores espirituales.
- Valores de lo santo y lo profano.
En cuanto a Larroyo (citado por Preciado, 1980), establece la siguiente
jerarquía:
- Valores vitales: salud, vigor, capacidad orgánica, euforia.
- Valores hedónicos y eudemónicos: placer, alegría, solaz, deleite.
- Valores económicos: utilidad, valor de uso, valor de cambio.
- Valores del conocimiento científico: verdad, exactitud, aproximación,
probabilidad.
ccxxxvi
- Valores morales y jurídicos: bondad, veracidad, valentía, templanza, justicia,
seguridad social.
- Valores estéticos: belleza, gracia, elegancia, ironía.
- Valores eróticos: dicha, ternura, cariño, unción.
- Valores religiosos: santidad, piedad, gracia, bienaventuranza.
La Educación en Valores
Son los valores en relación con la educación lo que las bases estructurales son a
un edificio. Puede ser que los problemas que hoy presenta la educación, se deban a
que faltó un buen fundamento en el proceso desarrollado; posiblemente se ha
fundamentado en arenas movedizas (conocimientos, memorización, normas) y no se
ha colocado el cemento armado de los valores y principios básicos y morales sobre
los cuales tendrían más sentido las normas y los conocimientos.
En este sentido, Toffler (2001), señala que “nos agarró el ojo del huracán (p.
53), el cual describe en el schock del futuro:
Ese huracán que convulsionó aquellas viejas estructuras que hasta la
mitad del presente siglo eran los planes éticos, morales y sociales sobre
los cuales descansaba la sociedad. Desde entonces se han producido los
cambios más violentos, más estructurales, que hayan jamás sacudido al
hombre en toda la tierra y en toda la historia de la humanidad (p. 53).
La falta de capacidad para asimilar estos vertiginosos cambios y la carencia de
mecanismos de sustitución capaces de reemplazar las viejas estructuras, produjeron
un vacío que afectó por igual a dirigentes y dirigidos, a los alumnos, que son
consecuencia, quienes forman la sociedad actual, con una tergiversación de los
valores esenciales del hombre de hoy.
El autor citado, en la década de los 80 expresaba: “...los maestros se indignan
cuando se les recuerda que los valores deben ser transmitidos a los estudiantes y se
aferran en su apatía...” (p. 157).
ccxxxvii
De acuerdo con Rivolta (2000): “El sistema educativo venezolano olvidó o
soslayó por incapaz, su misión más importante como es la de sentar principios para
lograr una auténtica educación para la libertad, para la democracia, para la familia,
para la trascendencia” (p. 5). El autor continúa diciendo:
Por donde tenemos que empezar es por establecer el perfil moderno del
nuevo líder educacional, acorde con la situación vertiginosamente
cambiante del tiempo que nos toca vivir... delinear en forma precisa la
diferencia profunda entre maestro educador y maestro docente. Docente
y educador no son sinónimos. Son conceptos que se complementan. Una
cosa es enseñar. Otra, educar. El docente puede o no tener vocación para
educador, puede contentarse con transmitir conocimientos. Puede vivir
de su docencia. Puede comerciar con ella. No así el educador, éste
sembrará semillas que deberán fructificar a su tiempo, para convertirse en
normas de vida y en caminos de libertad. (ob.cit., p. 9).
La educación que debe producir este perfil necesario, debe estar fundamentada
en la transmisión de los valores que el educador posea. Al respecto Rivolta (2000),
comenta:
El auténtico educador debe comenzar por entender que su magisterio es
ante todo una vivienda. No se trata de hacer de educador, sino ser
educador. Hoy más que nunca nuestra labor de educador debe arrancar de
la vivencia íntima, sincera, serena de los valores que queremos transmitir,
o seremos rechazados por hipócritas (ob. cit., p. 10).
De Viana (2008), empeñado en su labor formadora de los principios éticos y
valores necesarios en la sociedad, expresa:
Los procesos económicos y las nuevas negociaciones han precipitado en
el mundo la necesidad de reconducir los valores éticos, ya que se ha
comprendido que la falta de ética es el mayor desencadenamiento de la
autodestrucción de la sociedad... Da la impresión de que en el país hay un
escaso desarrollo de la conciencia ética, lo que no significa que en
Venezuela no haya valores, pero sí que los valores se distorsionan con
facilidad (p. 14).
ccxxxviii
En sus estudios sobre pedagogía de la ética, el referido autor señala “Los
valores se aprenden durante la niñez a través de experiencias y relaciones afectivas
con significado emocional” (p. 180).
Se vive en una época de deshumanización donde los valores éticos entre
profesores y alumnos se han perdido, debido a que el docente solamente se interesa
por dar información y descuida el crecimiento personal. No es éste un pensamiento
aislado, forma parte de un
contenido nacional, así opinan jueces, economistas,
políticos. Será indispensable el esfuerzo para salir de la crisis. Al respecto Badell
(1994), opina:
Vivimos una suerte de privatización de la moral... del análisis critico del
momento que vivimos, saldrá la base ética de la sociedad venezolana del
futuro que todos los que tenemos una función política debemos ayudar a
construir. Esta base ética no estará más llena de preceptos, sino de
ideales... no más de una moral individualista, sino comunitaria... (p. 8 EC).
No es un mal nuevo el que nos aqueja. Simón Rodríguez (citado por Guerrero,
2001), en sus “Consejos de Amigo”, expresaba:
Acostúmbrese al niño a ser veraz, fiel, servicial, comedido, benéfico,
agradecido, consecuente, generoso, amable, diligente, cuidadoso, aseado,
a respetar la reputación y a cumplir lo que promete. Y déjense las
habilidades a su cargo; él sabrá buscar maestros cuando sea joven (p.
109).
Los valores son relativos y cambiantes. Los valores que son en sí intrínsecos, se
hacen instrumentales a través de la educación y pasan a ser extrínsecos o socialmente
valorables. Montaigne, citado por Guerrero (2001), dice “...es valor todo lo que
favorece la plena realización del hombre como persona” (p. 18).
De acuerdo con algunas escuelas filosóficas como la idealista, el valor es una
tendencia axiológica que reduce dicho valor a una categoría mental y se apoya en el
subjetivismo. La tendencia realista, para la cual los valores “ser-en-sí”, los percibe,
no como intuición intelectual sino como intuición colectiva. La tendencia psicológica
ccxxxix
define los valores de acuerdo a las indicaciones, deseos o necesidades del sujeto. La
tendencia sociologista sólo considera el valor como hecho social, en relación con
otros hechos sociales; así se convierte en algo relativo a lo que sucede en la sociedad
y se valora por la costumbre, olvidando a veces que el hombre es el valor más grande
y fuente de todo valor.
Así mismo, existen otras tendencias como la metafísica en relación con el
absoluto y su presencia: esta tendencia se presenta a veces con cierto confucionismo,
y debe ser estudiada en profundidad.
Es importante señalar que la educación no es maduración biológica, ni
psicológica, para ello bastaría con dejar pasar el tiempo; en la educación se requiere
la intención, la acción perfectiva del hombre. Éste es un proyecto, un quehacer, no un
dato. Tiene que transformar la persona que es, en la persona que deberá ser. El
hombre es un ser abierto a la realidad, a la trascendencia, en el sentido de que éste es
un ser eternamente insatisfecho y no hay límite de conocimiento o valor que no
anhele traspasar; así el valor una vez conseguido, le empuja a superarlo; cada estadio
logrado es como si quedara ahí su valor, detenido en él. Así como no existe obra
científica que agote toda la verdad, ni obra de arte que incluya toda la belleza,
tampoco existe acción humana o educativa donde se pueda frenar el intento de
superación hacia metas superiores.
La acertada conjugación de los valores, es la mejor fundamentación de la
educación. Grandes pensadores y filósofos como Dewey citado por Guerrero (2001),
han profundizado en los principios de la educación, creyendo que éstos son una
necesidad vital para renovarse, como una función social que aprovecha el medio
social y el ambiente educativo escolar, como dirección a seguir, apoyándose en la
psicología social como crecimiento y desarrollo que engendra hábitos, para la
preparación y el adiestramiento de las facultades; es semejante al proceso de formar
definiciones fundamentales, intelectuales y emocionales respecto a la naturaleza y a
los hombres.
Los referidos procesos se han olvidado en la práctica y es difícil, pero no
imposible, el tomar el camino y ejercitar, junto con la simple adquisición del
ccxl
conocimiento, el desarrollo de hábitos positivos que conduzcan a la adquisición de los
valores necesarios en el ámbito social, familiar y educativo.
Los valores para su implementación, pueden seguir diversas etapas. Éstas, de
acuerdo con diversos autores, entre los que se encuentran Bloom, cuando organiza su
taxonomía de los objetivos efectivos en el campo de la educación, son: aceptación de
un valor, preferencia por ese valor, compromiso y evaluación.
Otros autores determinan que para educar en valores es preciso seguir tres pasos
o fases: Educar para desvelar, optar por el valor y adherirse a ese valor. De estos tres
(3) pasos, el más difícil en el ámbito educativo será educar para que perciban los
valores, desvelarlos para captarlos en un ambiente de desvalorización, cómo
descubrirlos y una vez percibidos, asumirlos como propios. Para incursionar en este
campo tan difícil como interesante, será preciso recurrir al campo de la psicología, ya
que el valor del conocimiento del propio ser es uno de los que más deben cultivar
alumnos y docentes.
A la educación le corresponde la trascendental tarea de educar en valores a
través de todas las actividades que le son propias ya que, todos los caminos deben
llevar a ese destino, la ética en busca de la verdad que hay en toda cosa o persona,
amor, justicia, solidaridad. La ciencia siempre persigue la verdad como valor. Las
artes buscan el valor de todo lo bello, lo hermoso, y así, el deporte tratará de destacar
el valor de cada disciplina y el mejor estado para la salud. Cualquier currículo debe
tener como fin, objetivos trascendentes.
Por otra parte, los niños y los jóvenes necesitan ser educados a partir de la
existencia de unos valores claros, bien configurados, con una coherencia que les dé
credibilidad. En este aspecto no puede existir el doble discurso, ni la doble vida
porque se transmiten las vivencias y se viven las creencias. Todo valor tiene como
una de sus características la bipolaridad; es decir, tiene su valor contrario o antivalor.
Igualmente tiene una jerarquía que la configura un rango. No se puede considerar que
todos los valores sociales, los cuales representan creencias acerca de lo que es bueno
o deseable para la convivencia comunitaria de los individuos, se observa, lo siguiente
en cuanto a su bipolaridad como característica, la clara contrapartida de cada valor:
ccxli
Justicia
Injusticia
Igualdad
Desigualdad
Honradez
Envilecimiento
Libertad
Esclavitud
Honestidad
Deshonestidad
Amor
Odio
En este sentido los docentes deben profundizar en el estudio de estos temas,
como ilustración para su mejor desenvolvimiento, aprender clasificar y codificar los
valores y las fases en las que éstos se desarrollan, dificultades para su integración y
adecuación en el currículo o en la vida de familia y en la sociedad.
Con respecto a las actitudes como expresión de los valores; es importante en
primer término definir la actitud, que según Alport (citado por Guerrero, 2001), “...es
como un estado mental de disposición, adquirido a través de la experiencia, que
ejerce una influencia directiva o dinámica sobre las respuestas del individuo ante toda
clase de objetos y situaciones con las que se relaciona” (p. 360).
Cuando la persona opta por un valor en forma permanente, éste se convierte en
una actitud y ésta no será ya un hecho esporádico, sino una reacción permanente y
estable ante objetos, hechos o personas.
La actitud se define como disposición o preparación reestabilizada, disposición
psíquica específica hacia una experiencia naciente, mediante la cual ésta es
modificada para un tipo de actividad. Esto da a entender que la formación en valores
al cambiar de actitudes es un proceso posible.
Whittaker (citado por Guerrero, 2001), refiriéndose a la naturaleza de las
actitudes, expone que tal término ha sido definido como una reacción afectiva
positiva o negativa hacia algo ya sea abstracto o concreto, o también, como una
predisposición a responder en forma más o menos emocional ante ciertos objetos o
ideas. Las personas poseen actitudes hacia las cosas que evalúan: alimentos, personas,
grupos, ideas, colores. Es preciso no confundir las actitudes con estados emotivos o
ccxlii
biosociales. También es necesario diferenciarlos de los hábitos o necesidades
fisiológicas.
En relación a la formación de actitudes, se ha determinado que las actitudes son
aprendidas; el hambre o la sed no son actitudes, pero la preferencia por el chocolate o
la cerveza es clasificada como actitud. Las actitudes tienen como característica la
tendencia a ser permanentes y estables, es decir, relativamente duraderas. Éstas son
dirigidas siempre hacia un objetivo o idea específica, a diferencia de los valores que
suelen ser más amplios y abstractos. Otra de las características, determinada por la
psicología, es que tienen siempre un componente emocional.
Se insiste en conceptualizar claramente lo que son las actitudes, porque éstas
forman el marco referencial de los valores. Las actitudes se forman partiendo de la
interacción con el medio. No es fácil separarlas de contextos como el escolar, familiar
y el entorno social. Es ahí donde se configuran y donde pueden también desfigurarse.
Las teorías actuales están acordes en que el medio social condiciona hacia algo en
forma positiva o negativa. El modelaje resulta eficaz en los procesos de adquisición
de conductas, el condicionamiento en todas sus clasificaciones, la comunicación y la
participación activa, son otros tantos agentes que actúan en el campo de la
adquisición de actitudes.
Las actitudes cumplen una función cognitiva cuando ayudan a conocer mejor el
entorno; también una función adaptativa o de ajuste social que permite la relación
adecuada, y una tercera función como expresión de los valores que posee una
persona, ya que los valores pueden conceptualizarse como creencia de las cuales
surge la actitud; es decir, ésta ayuda a interpretar, clasificar y ordenar la realidad que
se vive, ayuda a ubicarse en el entorno social y expresa valores que el individuo
posee y por los que libremente ha optado, configurando la personalidad y formando el
autoconcepto.
En el campo educativo hay ciertas actitudes que deben tomarse y fomentarse
para lograr un ambiente adecuado y cumplir la gran labor, que los lineamientos
filosóficos del currículo determinan, y que darán como fruto el hombre culto,
democrático, socialmente preparado, entre otros. Aquí se mencionan algunas, como
ccxliii
por ejemplo la actitud hacia un ambiente creador, la solidaridad, el espíritu crítico, la
conservación, apertura al cambio, la amistad. El docente que logre educar a sus
alumnos con una inclinación permanente hacia esas actitudes y otras semejantes
habrá logrado cambiar el sistema tradicional establecido, el cual tiene como prioridad
comenzar por el conocimiento para iniciar el proceso de educación, cuando lo más
importante y productivo es comenzarlo por la formación de actitudes positivas hacia
la educación.
De esta manera, el sentido de la vida o el deber ser personal, debe buscarse a
través de los valores. No importa el campo axiológico al que están referidos, puede
ser el arte o la ciencia, la moral o la religión; la política o el deporte, lo fundamental
es que la educación cumpla su misión de ampliar el campo y rango de los valores.
Una forma para que el docente pueda cumplir con la eminente labor de
fomentar esa actitud hacia lo positivo, de manera visible y palpable, es teniendo un
conocimiento claro de lo que está haciendo. Los valores, como se expuso
anteriormente, se pueden conceptualizar. Las actitudes ayudan a conocer y detectar
las características de la identidad personal.
Para educar los valores en el aula, más que elaborar una lista y establecer
maneras de trabajar con valores específicos, se debe abordar la formación de acuerdo
a otros criterios y tomar en cuenta estos aspectos, la persona, las relaciones humanas,
la realidad y la espiritualidad. Estos criterios conducirán al alumno hacia la propia
valoración, el conocimiento de sí mismo, el desarrollo de la autoestima, la valoración
y respeto por los otros, el conocimiento del medio ambiente y el crecimiento en la fe
para dar sentido a la vida.
En este caso, las áreas para el desarrollo propicio de los valores serían: la
autovaloración, el descubrimiento del otro, el mundo que rodea al ser humano y lo
transcendente; pero es preciso aclarar que más importante que establecer listados en
sí, es seleccionar una metodología adecuada para el develamiento, clasificación y
valoración de los propios valores, evitando el adoctrinamiento, favoreciendo la
reflexión y las actitudes hacia determinadas conductas valorables.
ccxliv
Así como los antivalores se conforman sin metodología expresa, debido a que
existe en la escuela el currículo oculto, en los medios de comunicación los mensajes
subliminales y en la vida diaria las costumbres, hábitos y tradiciones que no siempre
son valorativos con criterios positivos, los verdaderos valores universales y
particulares deben encontrar un campo propicio para su educación y crecimiento.
Para que esto suceda, se requiere según Maslow (citado por Moreno y González,
2008), haber satisfecho algunas necesidades que van desde lo más elemental: comida,
vestido, vivienda, hasta las que implican el logro de una auténtica realización como
son el amor, la estima o la seguridad emocional.
Con relación a la educación en valores se considera conveniente, tomar en
cuenta los siguientes criterios: valorar la responsabilidad, cambio, social, valorar la
creatividad, la autonomía, la cooperación, la comunidad contra el individualismo. En
este caso concreto, donde claramente se desean promover los valores sociales, habrá
que considerar en cada ocasión, que la relatividad juega un papel importante y sus
características de tiempo, espacio, grupo y otros, han de tomarse en cuenta. La
educación asumir siempre la característica del dinamismo permanente de los valores.
La educación de los valores en este momento actual así como es una exigencia
social, igualmente confronta vicisitudes por el hecho de tener que partir de la realidad
existente. Una sociedad desvalorizada, a la que se le ofrece como valioso lo que
representan los antivalores. La autoestima en sus niveles más bajos debido a la crisis
material y espiritual agobia a todos. La creatividad convirtiéndose en picardía debido,
unas veces a la viveza natural y otras motivadas por la necesidad. La ética convertida
en cuánto hay para eso o yo voté por usted, es entre otras desventajas, el marco
referencial donde el docente debe ser el salvador de esta catástrofe moral. Con el fin
de facilitar la labor educativa, se presentan a continuación diversas formas
metodológicas para afrontar los mencionados problemas y cumplir así con el espíritu
de la ley que pretende el logro de hombres capaces de superación ante las más
grandes dificultades.
Con respeto a la metodología para la educación de los valores, uno de los
problemas con que se enfrentan los docentes en todos los niveles educativos, en
ccxlv
relación con la educación de los valores, es el cómo. Ese cómo, esa manera de
encontrar la estrategia adecuada y que didácticamente obtenga una respuesta
fructífera, es lo que empezar por enriquecer para facilitar esa educación necesaria. Se
debe partir, en principio, de que todas las formas de metodología son aceptables
puesto que la educación de los valores debe formar parte del desarrollo del currículo;
no obstante, se exponen algunos criterios que puedan facilitar este hecho educativo,
unos son fruto de la experiencia, otros, criterios de autores con conocimientos en la
materia; con esto se tratará de relacionar los contenidos teóricos expuestos, con la
práctica real, orientando al docente hacia técnicas posibles de ser comprendidas y
aplicadas.
Fundamentación Teórica del Modelo
El Humanismo Transcultural
Pérez (citado por UCV, 2007), señala que el universalismo pretendido para una
moral democrática y sus valores es el que corresponde a este nuevo humanismo. Un
humanismo transcultural que pase a través de las diferencias para hacer posible el
encuentro y el reconocimiento recíproco de todos en los valores universalizables es el
objetivo al que apunta dicha reelaboración. Ésta, por lo demás, no está ni mucho
menos en el punto cero, pues ya cuenta con un buen trecho recorrido, precisamente
por la vía en la que ese humanismo necesario va alcanzando concreción ético-política
la vía de los derechos humanos universales. Éstos remiten siempre a la dignidad
humana, lo que significa que para el humanismo que pretendemos y que ellos
encarnan, el que quiere alzarse como alternativa frente a la barbarie, el valor por
excelencia es el hombre, el individuo concreto, en relación al cual ya señalaba Kant el
imperativo de tratarlo en su humanidad siempre como fin y nunca como medio. En
este sentido, la pretensión de validez universal de los derechos humanos es la versión
más actualizada de aquella antigua propuesta humanista, de considerar al hombre
como medida de todas las cosas. El respeto a la dignidad inherente a su humanidad es
ccxlvi
el baremo de la humanización de nuestras existencias y de la realidad en que se
enmarcan.
Desde posiciones de diálogo hay que trabajar, por tanto, la universalidad
transcultural de los derechos humanos, haciendo valer, frente al a estrechez de las
tradiciones o los excesos de la razón de Estado, la razón de humanidad, que implica el
punto de vista moral, distinguiendo, eso sí, entre lo que son cuestiones de principio y
las estrategias pedagógicas necesarias para la educación en los derechos humanos y
en los valores que los sustentan. Cambiar pautas, costumbres, normas y modificar
actitudes, para acomodarlas a los requerimientos transculturales de los derechos
humanos, exige tiempo, procesos de aprendizaje, diálogo… Todo ello con las miras
puestas en los que han de asumir la responsabilidad de su autoemancipación, para que
ese objetivo no se vea malogrado por presiones percibidas como foráneas, que
producen reactivamente el retroceso hacia enquistamientos en situaciones de
servidumbre. A los que desde éstas tienen que recorrer el camino hacia la libertad, lo
que procede es apoyarlos, acompañarlos en actitud de escucha, respetar las
particularidades humanizantes de su modo de vida y abrir espacio para ellos en el
diálogo intercultural. Y desde éste es desde donde cobra sentido el juicio crítico –que
ha de llegar a ser autocrítico– respecto a los mecanismos de dominación que en su
caso pueden lastrar la evolución positiva, en la dirección de una mayor humanización,
de una tradición cultural determinada.
El carácter transcultural que se prolonga para los derechos humanos, como el
adecuado a su pretensión de universalidad, es clave para articular sobre ellos la
conjunción entre las exigencias universalistas en cuanto a mínimos emancipatorios y
las demandas mantenidas desde el seno de tradiciones culturales referidas a su
particular modo de vida, incluyendo su peculiar visión de lo bueno. Si las primeras
son imprescindibles desde el prisma ético-político del a ciudadanía igualitaria que se
postula para todos los individuos, con independencia de su procedencia sociocultural,
las segundas son irrenunciables para esos mismos individuos, dado que la
construcción de su propia identidad personal siempre pasa por la mediación de la
identidad cultural de la comunidad a la que pertenecen. Es necesario conjugar ambas
ccxlvii
cosas, para salvar el abismo que puede abrirse entre una economía globalizada,
universalmente regida por criterios instrumentalistas, y un universo cultural
fragmentado, con comunidades cerradas sobre sí.
De no salvarse dicho abismo, por él se hundirán los individuos concretos, ya
empujados por las necesidades los individuos concretos, ya empujados por las
necesidades de un sistema que impide el reconocimiento de su identidad o cercana la
reconstrucción de todo sentido, ya abocados a él por la marginalización inducida
desde identidades étnicas muy cerradas, asfixiantes de la individualidad.
La tensión entre universalidad y particularidad puede resolverse de forma airosa
si en torno a los derechos humanos se logran mediar la política del universalismo,
centrada en el reconocimiento igualitario de la dignidad de todos, esencia de la
democracia, y la política de la diferencia, atenta al reconocimiento de las identidades
culturales. La cuestión estriba en que si la segunda, para que sea humanizante
respecto a las mismas personas que constituyen determinada comunidad cultural,
debe sostenerse desde la base que proporciona la primera, ésta – la del universalismo
– debe estar a su vez modulada por la de la diferencia, por el respeto que ésta reclama
dado el valor que cada modalidad de cultura representa. De no ser así, las exigencias
universalistas darán paso a la homogeneización en lugar de a la necesaria igualdad
política, encerrando altas dosis de particularismo disfrazado de universalismo. Lo que
interesa, por el contrario, en la perspectiva de un humanismo transcultural, es la
difusión de una cultura democrática que no sea ciega para las diferencias, asentada en
el escrupuloso respeto a los derechos humanos para, desde ellos, practicar una
política del reconocimiento. Del reconocimiento, por supuesto, de las identidades
culturales, pero ajustadas en todo caso a las exigencias del reconocimiento de la
dignidad de los individuos concretos.
Si el trato a las minorías es criterio de calidad ética de una democracia, no lo es
menos de la calidad ética de las identidades culturales el respeto que ellas propicien
hacia los individuos y su autonomía en la construcción de su identidad personal.
Velando por la prioridad de todo lo que afecta a la dignidad de las personas –núcleo
duro de los derechos humanos–, todo lo que queda es campo abierto para articular
ccxlviii
democráticamente las diferencias –de ahí que entre los derechos de tercera generación
vayan incluyéndose también los derechos culturales.
Planteando así las cosas, sobre la base de derechos humanos válidos para todos,
cuyo referente principal es el individuo concreto y la salvaguarda de su dignidad,
puede verse bajo una nueva luz que el multiculturalismo cada vez más presente en
nuestras sociedades es la otra cara del universalismo, la que corresponde a la
universalidad concreta con toda la diversidad que encierra. El pluralismo social, que
sólo puede verse garantizado bajo las coordinas político democráticas de un Estado
laico, adopta cada vez más en nuestras sociedades abiertas la forma de una compleja
convivencia de tradiciones culturales distintas, lo cual exige replantear ideas y modos
de la democracia liberal –como en su día lo supuso la irrupción del movimiento
obrero–. De otro lado, la esencial de ella obliga a conjugar el pluralismo con los
criterios que aportan los derechos fundamentales, lo que exige a su vez que se respete
al interior de cada grupo o comunidad cultural la diversidad interna generada por
individuos irrepetibles. Las identidades colectivas no deben ser tan fuertes que
ahoguen la autonomía de los individuos, y el común compromiso con ésta es el
contenido emancipatorios de esa identidad sociopolítica de carácter metacomunitario
común a la ciudadanía de un Estado democrático de Derecho, la identidad que
algunos condensan, en términos postnacionales, en torno al patriotismo de la
Constitución.
La experiencia nos va mostrando –en el ámbito político y también en el
educativo– que el acertado tratamiento de la multiculturalidad es el mejor camino
para un mestizaje con potencia civilizatoria. Para éste es esencial la difusión de
pautas, valores y bagaje cultural de unas tradiciones a otras en el buen clima de una
convivencia democrática. A partir de él, en lo que toca a la relación entre cultura
mayoritaria y culturas minoritarias, puede trascenderse la vieja alternativa de o
integración de los individuos de etnias minoritarias, con quebranto de su identidad, o
encapsulamiento comunitarista, con perjuicio para la autonomía de los individuos – y
quiebra de los valores democráticos liberales – Hay que dar con el camino hacia un
ccxlix
efectivo reconocimiento de las diferencias, sobre las bases del incondicionado
reconocimiento de la dignidad de cada individuo.
Como ninguna sociedad permanece cerrada, el mestizaje a partir del
multiculrualismo es la vía hacia el cosmopolitismo arraigado como actitud en la
personalidad de los individuos, abre a éstos, desde su singularidad, a la universalidad
humana, a la vez que a través de ellos potencia la ósmosis entre las culturas
particularizadas. Hace falta ese cosmopolitismo humanista, que retome la antorcha de
los viejos internacionalismos tantas veces traicionados, para dar a la solidaridad la
amplitud que la conduzca al descentramiento antietnocéntrico, para afrontar con
miras humanizantes el universalismo fáctico de una economía mundializada y para
asumir la responsabilidad compartida por un planeta en peligro.
En un contexto en el que la conciencia humanista va subiendo el listón de los
derechos humanos, y en el que las estructuras políticas de los Estados nacionales ya
no pueden disimular su necesidad de reforma –empezando por la reformulación de
una soberanía desbordada por las realidades políticas supraestatales y por las
económicas transnacionales–, el cosmopolitismo que comentamos se presenta como
palanca decisiva para remover obstáculos y ensanchar la noción de ciudadanía,
dándole mayor concreción y alcance de la mano de una radicalización de la
democracia que, interconectando todas las latitudes, conduzca a la plena igualdad en
derechos para todos. Lo de ciudadanos del mundo, en vez de quedarse en hipérbole
vacía, debe ser objetivo a conseguir a partir de la realidad sociopolítica de cada país
para confluir a nivel mundial en un gran espacio de ciudadanía compartida –única
manera–, además, de frenar humanista y democráticamente la, de lo contrario,
imparable agonía planetaria.
Estructura del Modelo
Para el desarrollo de este modelo se asume el término establecido por Bisquerra
y Álvarez (1998), según el cual los modelos teóricos siguieron procesos y
procedimientos concretos de actuación.
ccl
De esta manera, la propuesta se estructuró siguiendo los procedimientos que a
continuación se detallan:
En primer lugar, está conformada por los siguientes aspectos:
-
Métodos para la Educación en Valores
-
Modelos de Educación en Valores
-
Metodología
-
Ámbitos para el Desarrollo de los Valores
-
Estrategias para la Educación en Valores
Estos cinco (5) aspectos, relativos a la formación en valores, serán presentados,
asumiendo la manera de ponerlos en práctica en el proceso. A continuación se
presentan los Gráficos 5 y 6.
Gráfico 5. Estructura de la Propuesta
Fuente: Diseño Martínez (2009).
ccli
Gráfico 6. Representación Gráfica del Modelo Propuesto
Fuente: Diseño Martínez (2010).
Métodos para la Educación en Valores
El docente orientador a través de una acción sistemática, estimulará el proceso
de autovaloración de los educandos, a fin de que estos identifiquen sus valores y se
sientan comprometidos con ellos.
El educador debe emplear métodos específicos y propios, revestidos de su
creatividad en las distintas actividades pedagógicas con el fin de lograr una atmósfera
cclii
de confianza o empatía con sus educandos, de manera tal que se conforme un clima
que facilite la interacción, respeto, libertad y participación para animar a la reflexión
colectiva e individual. El docente intuirá debido a su preparación profesional la mejor
manera de abordar el trabajo de ir develando y clarificando con base a las opiniones,
posturas, desde las distintas experiencias que los estudiantes expresan en relación con
las distintas temáticas y contenidos educativos. Aquí es importante favorecer la
crítica constructiva, como parte de esa formación en valores teniendo especialmente
teniendo cuidado en posturas relacionadas con el adoctrinamiento sino más bien,
estimular y favorecer el autoconocimiento, el razonamiento crítico, observación y
análisis de situaciones, propuestas de soluciones o respuestas basadas en el bien
colectivo.
La personalidad del educador juega un papel importante ya que el está
permanentemente, transmitiendo su mundo interior, sus preferencias, sus gustos, sus
rechazos. Se educa con el ejemplo. El educador, no debe conducir la formación hacia
un adoctrinamiento sino hacia un autoconocimiento a través de la observación y la
práctica activo en torno a los valores.
El docente podrá hacer uso de los métodos que más se adapten a las
necesidades de los educando y a las distintas problemáticas que se presentan en el
contexto social de éstos. Esto significa que, la experiencia del docente le facilita de
alguna manera trabajar con los métodos que le sean más provechosos para la práctica
de actitudes, acciones, vinculadas a los valores fundamentales para la formación
integral del ser humano. Asimismo, podrá ir evaluando la eficiencia de los métodos
empleados, mediante las respuestas de los educandos, sus actitudes ante las diversas
estrategias para clarificar valores. En resumidas cuentas, los métodos a emplear en
esta parte son:
1.
Método de Desvelamiento de valores: El educador animará a la reflexión, a la
crítica y a confrontarla con la experiencia de éstos.
2.
Método de Clarificación de Valores: Esto se refiere a que se oriente al alumno
a tres (3) momentos fundamentales: elección libre, estimación, coherencia en la
acción. Elección libre: orientar al educando a que llegue libremente, por su propia
ccliii
elección a valorar positivamente algo para que habitualmente lo prefiera. Estimación:
que lo haya elegido con gusto y que reafirme su posición. Coherencia en la Acción:
para que se pueda considerar un valor, el docente se asegurará de que ese valor llegue
a influir en su comportamiento.
3.
Método Antropológico: este parte de la experiencia humana, de sus vivencias,
sus necesidades, sus problemas. El docente busca que la dignidad de la persona sea la
base en la que se apoyan para su trabajo, que ellos mismos disciernan sus deberes y
derechos, sus necesidades y sus problemas.
El educador ayuda a la persona, ya sea niño, joven o adulto a asumir actitudes,
elegir, jerarquizar; ya que no siempre el alumnado es capaz de detectar
conscientemente lo valioso, en tanto que la orientación lleva por el camino de la
reflexión personal o de una vivencia. Es ahí cuando el sujeto acepta libremente la
existencia de varias alternativas de las cuales puede escoger.
Para la educación o esclarecimiento de los valores se requieren condiciones
básicas que deben ser propiciadas por el educador, tales como un clima de libertad,
comprensión y confianza. Por otra parte, es una condición necesaria la actitud básica
del educador: autenticidad, comprensión, aceptación, el clima del aula, el objetivo del
educador y el desarrollo del proceso de valoración.
Modelos de Educación en Valores
Atendiendo a que la formación de sujetos es un proceso complejo, surgen
algunos modelos que deben ser implantados por el educador en el proceso de
formación. Entre ellos destacan los siguientes, señalados por Hidalgo (2000):
1.
Modelos de transmisión de valores absolutos: se refiere a una trasmisión de
valores inmodificables, válidos en cualquier situación, y que prácticamente resultan
una imposición por parte del educador y se pierde la autonomía de elegir.
ccliv
2.
Modelos de Autoconocimiento y Autenticidad moral: aquí el educador asume
una concepción relativista de los valores, a fin de que cada persona posea una escala
de valores que le permita tomar sus propias decisiones.
3.
Modelos de Desarrollo de Juicio Moral: este modelo niega la existencia de
valores absolutos que deban transmitirse de generación en generación, pero tampoco
comparte la creencia de que los conflictos morales únicamente pueden solucionarse
atendiendo a preferencias subjetivas. En este caso el papel del educador debe
centrarse en el desarrollo del juicio moral. El educador desarrollará en sus alumnos
los hábitos y las buenas costumbres que imperan en la sociedad a la que pertenecen.
4.
Modelos de Socialización: el educador ayudará a sus estudiantes a insertarse
en la sociedad a la que pertenecen, concebir la sociedad como un bien supremo del
cual emana la moralidad y orientarlos a que todas las personas deben someterse,
aceptando las normas y valores que posibilitan la vida en sociedad.
5.
Modelos de Adquisición de Hábitos Morales: El educador orientará a sus
estudiantes a una conducta virtuosa de forma habitual y constante.
6.
Modelos de Construcción de la Personalidad Moral: aquí se parte de la idea de
que la moral no es algo adquirido a priori sino que se entiende como un producto
cultural cuya creación depende de cada individuo y por ende del conjunto de todos
ellos.
En tal sentido, se busca plantear un modelo integrador que guíe la educación de
las virtudes. El conocer el bien y las virtudes comienza a temprana edad por la
educación de los padres. Los padres dan normas morales y las deben explicar a sus
hijos, y estas normas serán reforzadas por el docente con la ayuda permanente de los
padres.
Según lo expuesto, se puede concluir que el objetivo final es que el joven
adquiera normas morales y un marco de referencia de criterios permanentes a actuar
en forma ética y virtuosa. Por otra parte, es necesario destacar que los valores son
inherentes a la enseñanza, por lo tanto, los docentes son por naturaleza agentes
morales. Los valores están implícitos en el modo en que el profesor interactúa con sus
cclv
alumnos, en su lenguaje, en el esfuerzo que pone en su trabajo y en el trato con sus
alumnos.
Metodologías de Trabajo para la Educación en Valores
Partiendo de las diversas metodologías propuestas por Lauda (2004), se
proponen las siguientes actividades para la formación en valores: involucrar a las
familias en el proceso, comunicándoles a los padres lo que la institución pretende
hacer para enseñar las virtudes y lo que se espera de ellos. El Director debe convocar
a una reunión ampliada por grupos de cursos. En el fundamento del plan se aclara
cual es el papel de los padres y del colegio y sobre la transmisión de valores que
virtudes el colegio pretende desarrollar y las metodologías que se emplearán. Se
trabaja en virtud por mes y se elabora una actividad ad-hoc para los padres, habrá un
profesor coordinador que entregará el material sobre la virtud del mes, dándole las
pautas de dirección. Al mes siguiente se reúnen los padres y coordinador y cuentan
sus experiencias.
Escuelas de Padres: Se trata de una charla donde un expositor dirige la
participación de los padres en turno a la responsabilidad de ellos como formadores de
sus hijos en las cuales involucran: Tareas compartidas padres-hijos donde se
manifiesta la sensibilización orientados a determinados valores o virtudes. Ejemplo:
que virtud observan en algunos personajes de las teleseries o la de leer un libro o
cuento y comentarlo.
Aportes de los Padres a las actividades desarrolladas en el Colegio: Esto se hace
de manera formal a través de reuniones de los coordinadores de grupos de padres con
algún profesor asignado para recoger la retroalimentación positiva de los padres.
Metodologías que involucran el Ethos de la Escuela: la escuela como
comunidad de virtud o virtud en acción, se refiere a que el ambiente en el colegio
debe ser propicio y consistente con los objetivos éticos y morales del colegio, es
decir, el ambiente de la escuela se proyecta en los alumnos así como el hogar permea
a todos sus miembros. Para que la escuela tenga un buen ethos es que se proyecte más
cclvi
allá de la educación en valores, debe haber educadores motivados, con capacidad de
ser modelos de virtudes y moral. Es por ello que enunciamos lo siguiente: El maestro
como modelo y mentor moral, su comportamiento es importante, es el centro de
gravedad que se mantendrá presente por largos años en la mente de sus alumnos:
-
Lograr que el alumno se sienta respetado y seguro de expresar sus ideas sin
temor a ser ridiculizado.
-
El educador debe reforzar la autoestima del alumno.
-
El tema de éxito y la autoestima del alumno van ligados con la
responsabilidad, los educadores por su parte deben mostrarles cariño, cuidado y
preocupación.
-
Debe existir la consistencia en el aprender que lograr notas altas.
-
El respeto es también fundamental es mantener una actitud positiva ante
consultas y respuestas de los alumnos, en donde debe lograrse respuestas que afirmen
al alumno y que no lo humillen por un posible error.
-
Debe existir balance entre disciplina y libertad, obediencia y autoestima.
Metodologías para aplicar en clase
-
Estrategias de sensibilidad y empatía: Esto significa reflexionar en una escala
de valores actuales y en un concepto asociado a las virtudes. El entender valores
abstractos requiere de una capacidad de pensamiento que no está presente en los
niños pequeños, esto se debe tener presente para planificar las actividades. A parte de
ello sensibilizar al niño sobre su escala de valores lo ayudará a conocerse mejor y a
poner en juicio sus preferencias de valores a través de un análisis explícito. Para
analizarlo mejor veremos el siguiente ejemplo: El significado de la palabra valentía,
promover el significado de valentía, dándole a escoger distintas situaciones que
aparentemente significa valentía. Otra escala de valores se refiere a cuales son las
personas más importantes para los alumnos.
-
Sensibilización de lo que
es la presión de los padres: Estas pueden ser
presiones explícitas e implícitas. Explícita, por ejemplo, lo inducen a hacer las cosas
negativas. Implícita, cuando el niño se viste diferente y los margina. Las actividades
que se van a llevar a cabo son que los profesores dan una introducción al significado
cclvii
de presión de pares, es decir, dándole la debida orientación en las situaciones más
frecuentes que los niños enfrentan en su vida diaria. Se debe incentivar a los alumnos
mediante cuestionarios que adopten criterios ante situaciones negativas para que de
esta manera se trate de combatir el origen de los problemas.
-
Sensibilización de lo que es la presión de los medios de comunicación: Se
trata de enseñar a los niños a identificar la manipulación que ejercen los medios de
comunicación sobre los valores de las personas, con estas bases se permitirá que el
niño más adelante pueda defenderse de las presiones negativas, es decir, se orienta a
los niños que en una teleserie identifiquen vicios y virtudes, los niños más pequeños
pueden analizar en un dibujo animado que personaje presentan valores y modelos
positivos.
-
Comparaciones: Luego de que los niños expresen su opinión sobre temas
conflictivos se les pide que comparen sus respuestas con otros alumnos, la idea de
esta actividad es que los alumnos logren estar conscientes de los sentimientos o ideas
de otros promoviendo la empatía en ellos.
Ámbitos para el Desarrollo de Valores
Partiendo de la clasificación de los ámbitos para el desarrollo de los valores,
propuesta por Sánchez (1999), que los presenta de la siguiente manera:
Educación Formal, Educación Informal, La Cultura de la Escuela, Las
Actividades Extraacadémicas, la Participación Cívica, la Función Tutorial, los
Programas de Valores, se propone a los docentes diversas actividades que pueden
contribuir al Desarrollo de los Valores en los estudiantes.
-
En la Educación Formal: la formación en valores está incorporada a la
eficiencia o ineficiencia del servicio educativo, el cumplimiento o incumplimiento de
las actividades que se planifiquen, la exigencia o laxitud con que se instrumenten las
actividades. En tal sentido, la dirección de la institución o los docentes no podrán
exigir a sus estudiantes el cumplimiento de sus actividades si ellos mismos no están
cclviii
cumpliendo a cabalidad con las suyas. La mejor manera de formar en valores es con
el ejemplo.
-
En la Educación Informal: los valores se brindan de manera casual y no
deliberada, no hay programa, contenido, ni materia sino que debe ser un estilo
personal de enseñar, está en la manera de asesorar, motivar y entusiasmar a los
estudiantes, es ahí donde reside la singularidad del profesor, que este consciente de
que está formando personas y que esas personas forman parte de una comunidad
donde tienen que cumplir deberes y respetar derechos, para mantener la armonía del
grupo.
-
La Cultura de la Escuela: por formar parte de una organización que es la
escuela, que tiene su propia cultural y estilo organizacional, es un ambiente propicio
para la formación en valores, en atención a que poseen reglamentos y es un estilo de
vida comunitario.
-
Actividades Extra académicas: en las convivencias relativas a actividades
deportivas, sociales, culturales se imparten valores, las tareas disciplinarias incorporar
orden, respeto, tolerancia, responsabilidad.
-
Participación Cívica: otro ámbito adecuado para el desarrollo de los valores
son las actividades cívicas en que participa la escuela que tengan trascendencia social,
como programas asistenciales, animaciones socio culturales, campañas para recoger
ayuda económica para las necesidades de la comunidad, organización de talleres para
los representantes y la comunidad en general.
-
Función Tutorial: Es un carácter personalizado de la educación, busca facilitar
la integración de los alumnos en el grupo, el desarrollo de su personalidad,
autorespeto y respeto hacia los demás, lo realiza a través de actividades, las
entrevistas individuales con los alumnos y sus familias; la forma más colectiva es la
organización de actividades que fomenta la convivencia y participación (Excursiones,
campañas o visitas culturales).
-
Los Programas de Valores. es deliberado y organizado, puede ir desde un
ciclo de conferencias hasta el diseño de ciertas prácticas en las sesiones de clase
cclix
(creatividad para una estrategia educativa). Los valores que se pueden desarrollar son
la libertad, justicia, solidaridad, igualdad, responsabilidad y honestidad.
Estrategias para la Educación en Valores
Como resumen de este tema se considera que la metodología para educar en
valores, desvelarlos o clarificarlos, es variada y pueden utilizarse diferentes
estrategias:
- Las estrategias expositivas
- Las de indagación
- La reflexión progresiva, continua y sistemática
- El método creativo
- La motivación partiendo de su nivel de experiencia
- Estrategias para la participación del alumno
La propuesta teórica aquí recopilada, pretende servir de apoyo a los docentes en
su práctica cotidiana, tiene efectos positivos en los padres y representantes que se
involucran en la educación de sus hijos, valorando las actitudes de cambios que son
fundamentales en todos los entes involucrados para contribuir con la formación de un
ciudadano con características humanísticas de compromiso y responsabilidad ante los
diversos eventos que surgen de las distintas esferas de la sociedad actual.
cclx
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