DAÑO CITOPÁTICO DE CEPAS DE Acanthamoeba AISLADAS DE LENTES DE CONTACTO *Salazar Villatoro Lizbeth, I.,*Omaña Molina Maritza, *Hernández Martínez Ma. Dolores, **Castañón Gutiérrez Ma. Guadalupe, *Bonilla Lemus Patricia y **González Robles Arturo. *Laboratorio de Microbiología Ambiental-Proyecto CyMA, Facultad de Estudios Superiores Iztacala UNAM, Av. de los Barrios No. 1. Tlalnepantla, CP. 54090. Estado de México. E-mail: bioagam@hotmail.com **Departamento de Patología Experimental, CINVESTAV. Av. Instituto Politécnico Nacional 2508, Col. San Pedro Zacatenco, CP. 07360 México D.F. E-mail: gcastanon88@hotmail.com RESUMEN Las amibas de vida libre del género Acanthamoeba pueden comportarse como parásitos oportunistas del hombre, causando infecciones crónicas fatales en el sistema nervioso central y el ojo en donde ocasionan queratitis amibiana (QA), infección corneal producida por contacto directo de la amiba con la córnea, afectando principalmente a usuarios de lentes de contacto. Con el propósito de conocer los mecanismos de daño que ocasiona Acanthamoeba, se evaluó el potencial patógeno de dos cepas aisladas de lentes de contacto; Acanthamoeba castellanii y A. polyphaga sobre cultivos celulares (células MDCK) en diferentes tiempos. En tiempos tempranos de interacción A. castellanii mostró una adherencia significativamente mayor con respecto A. polyphaga. Se realizaron pruebas de patogenicidad en ratones para conocer la virulencia y capacidad invasiva de las cepas, siendo A. castellanii más virulenta (80%), que A. polyphaga (40%). A través de microscopia electrónica de barrido se observaron migraciones de trofozoítos a uniones celulares de las células MDCK así como un efecto citopático el cual consistió en separación celular, lisis y fagocitosis. Los resultados sugieren que las cepas aisladas cuentan con mecanismos eficientes que les permiten adherirse y provocar efecto citopático, lo que nos permite inferir los posibles mecanismos que estos organismos llevan a acabo en la córnea. 1. INTRODUCCIÓN Las amibas de vida libre, del género Acanthamoeba son protozoos unicelulares microscópicos. Presentan dos formas de viabilidad biológica; una forma ameboidea clásica, llamada trofozoíto (longitud 15-35 micras) y otra de resistencia a condiciones adversas del medio, llamada quiste (diámetro 10-15 micras) (Fig. 1). A B Figura 1. Microscopía de luz (contraste de fases) 40X A) Trofozoítos de Acanthamoeba spp. se observan los acantópodos característicos del género distribuidos a lo largo del cuerpo amibiano (flechas), vacuolas digestivas y una contráctil prominente (Cabeza de flecha). B) MEB. Quistes maduros se observa la pared externa del quiste y su ostíolo (Cabeza de flecha). Su amplia distribución les permite habitar diferentes ambientes; agua dulce, suelo, soluciones limpiadoras de lentes de contacto y piscinas etc. (Jonh, 1993). En México se han aislado diversas especies de Acanthamoeba en manantiales de agua termal, aguas intradomiciliarias y de la atmósfera de la ciudad de México (Rivera et al., 1983 y 1989). Estas amibas son capaces de vivir como organismos de vida libre y como parásitos oportunistas del hombre, produciendo desde infecciones leves como una diarrea hasta infecciones crónicas fatales en el Sistema Nervioso Central, así como infecciones en diferentes órganos (pulmón, riñón, ojos y piel) (John, 1993; Schuster y Visvesvara, 2004). Recientemente han cobrado gran interés las infecciones oculares producidas por estas amibas denominada queratitis amibiana (QA), una infección corneal de curso crónico, que se produce por contacto directo de las amibas con la córnea, hasta el momento no existe un tratamiento adecuado debido a la alta resistencia de la amiba a diversos fármacos. Afecta principalmente a usuarios de lentes de contacto, personas sanas expuestas con aguas contaminadas y/o daño corneal producido por un cuerpo extraño (John, 1993). La primera descripción de queratitis por Acanthamoeba fue reportado por Nagington et al., (1974), asociada con traumatismo ocular, sin embargo para los 80’s, la mayoría de los casos (85%) correspondieron a usuarios de lentes de contacto. Morton y colaboradores (1991), consideraron a las lentes como la fuente de contaminación y contacto directo con las amibas. Actualmente se estima que el número de casos de QA superan los 3000 a nivel mundial (Schuster y Visvesvara, 2004). En México se tiene reporte de al menos 5 casos de QA en el Hospital “Luis Sánchez Bulnes”, sin embargo se carecen de estadísticas confiables ya que no se considera a esta patología en los diagnósticos diferenciales iniciales (Omaña, 1997). Es importante conocer la manera en que las amibas causan daño en la córnea ya que actualmente no se conocen por completo. De manera general se considera como etapa inicial de la infección, la unión de las amibas a la córnea. Se ha reportado la existencia de una glucoproteína en la córnea humana, a la cual las amibas se adhieren (Imbert-Bouyer et al., 2004). Se desconoce también si existen diferencias entre las especies que producen QA con respecto a su capacidad para adherirse, así como de provocar la infección y por ende en los tratamientos de cada paciente. Por lo cual este estudio nos permitirá conocer algunos mecanismos que llevan a cabo estas amibas en cultivos celulares con lo que podremos inferir sobre la manera en que estas amibas invaden la córnea humana. 2. OBJETIVOS Determinar algunos de los mecanismos de patogenicidad de Acanthamoeba spp. a través de su interacción con células MDCK. Pruebas de patogenicidad en modelo murino para determinar la virulencia amibiana. Determinación cuantitativa de la adherencia a células MDCK de las especies en estudio. Evaluación cualitativa del daño citopático que ocasionan las cepas aisladas a la monocapa de células MDCK mediante microscopía electrónica de barrido 3. MATERIAL Y MÉTODOS El presente trabajo se llevo a cabo en el Laboratorio de Microbiología Ambiental, perteneciente al proyecto CyMA de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, en colaboración con el Hospital para evitar la ceguera en México. Evaluando de manera rutinaria raspados corneales y lentes de contacto de posibles casos de QA, diagnosticados en el hospital. Actualmente se trabaja con dos aislados de lentes de contacto determinados hasta nivel de especie de acuerdo a sus características morfológicas (trofozoíto y quiste) (Page, 1988). Ambas cepas se cultivaron en condiciones ideales para su crecimiento, a una temperatura de 30 oC y medio idóneo (Bactocasitona y medio Chang). Simultáneamente, se llevaron a cabo pruebas de patogenicidad en ratones para evaluar la virulencia y capacidad invasiva de estas amibas de acuerdo a la metodología de Culbertson (1959). Se trabajó con lotes de 5 ratones machos recién destetados de la cepa CD-1, libres de infecciones, acorde a las normas internacionales sobre el manejo de animales de experimentación. Las amibas se inocularon vía intranasal (2x105 trofozoítos/ 20 l de medio de cultivo) y dando seguimiento de las manifestaciones clínicas que los animales en experimentación presentaban, así como el tiempo que transcurría entre la inoculación y la muerte de los mismos, extrayendo órganos como; cerebro, hígado, riñón y pulmón a fin de recuperar las amibas y con ello determinar su capacidad de producir daño en organismos vivos, los ensayos realizaron por triplicado. Se evaluó la adherencia de estas amibas a cultivos celulares, ya que se considera a ésta como el primer paso que llevan a cabo las amibas para unirse a la córnea y posteriormente producir la infección. Se utilizaron monocapas confluentes de células de riñón de perro (Madin-Darby canine kidney MDCK), fijadas con glutaraldehido al 2.5% en amortiguador de cacodilato de sodio en placas de 96 pozos, interaccionándolas con 75 000 trofozoítos en fase exponencial a diferentes tiempos (5, 10, 15, 30, 45, 60, 120 y 180 min). La adherencia se determino por el método de ELISA y los ensayos se hicieron por triplicado. Tanto las amibas en estudio como los cultivos celulares se trabajaron en condiciones de esterilidad y bajo los parámetros necesarios para su manipulación y observación al microscopio de luz (Ophiphot, Nikon) y al microscopio electrónico de barrido (Zeiss DSM 982 Gemini). 4. RESULTADOS Las cepas en estudio fueron aisladas de lentes de contacto, de un paciente con QA y de un paciente asintomático, detectados en el Hospital “Dr. Luis Sánchez Bulnes”. Las especies correspondieron a; Acanthamoeba castellanii y A. polyphaga respectivamente. Pruebas de patogenicidad. De las dos especies evaluadas A. castellanii fue más virulenta en 80%, con aislamientos positivos en cerebro, hígado, riñón y pulmón con respecto a A. polyphaga que mostró una virulencia del 40%, aislándose solo de cerebro y riñón. Evaluación de la adherencia. Los resultados obtenidos indican que tanto A. castellanii como A. polyphaga presentan un comportamiento muy similar, ya que la adherencia se incrementa a medida que pasa el tiempo. Sin embargo A. castellanii presento una curva de adherencia superior dado que tuvo un mayor número de células adheridas desde los primeros tiempos de interacción 5, 15, 30, 45, 60, 120 y 180 minutos, con respecto a A. polyphaga que presentó una menor adherencia lo largo de los 180 min (Gráfica 1). No de Trofozoítos 120000 100000 80000 A. castellanii A. polyphaga 60000 40000 20000 0 5 10 15 30 45 60 120 180 Tiempo (min) Gráfica 1. Curvas de adherencia de A. castellanii (Azul) y A. polyphaga (rosa) a células MDCK a diferentes tiempos. Interacción en una relación 1:1 en diferentes tiempos. Los resultados muestran promedios de ensayos por cuadruplicado. Por microscopía electrónica de barrido, fue posible observar la migración de trofozoítos a las uniones intercelulares de las células MDCK, así mismo se vio la separación celular llevada a acabo por los trofozoítos mediante la emisión de sus acantópodos y posteriormente se dio la penetración de la monocapa, y la formación de amebostoma para fagocitar las células. Observándose un efecto citopático en tiempos largos de interacción tanto en A. castellanii (Figura 2, 4 y 5) como en A. polyphaga (Figura 3). Figura 2. Microscopía electrónica de barrido (MEB). Interacción de células MDCK vivas con trofozoítos de A. castellanii, se observan dos trofozoítos emitiendo amebostomas para fagocitar una célula MDCK (flechas) A B Figura 3. Interacción de A. polyphaga con células MDCK. MEB A) Interacción temprana (30 min), se observan trofozoítos adheridos a las uniones intercelulares de la monocapa de células MDCK (flecha). B) A las 2 h de interacción trofozoíto penetrando la monocapa (cabeza de flecha). A B C D Figura 4. Interacción de A. castellanii con células MDCK a diferentes tiempos. MEB A) En tiempos cortos de interacción (30 min), se observan trofozoítos adheridos a la monocapa de células MDCK. B) A 1 h de interacción migración de trofozoítos a las uniones intercelulares de las células MDCK. C) A las 2 h se observa daño citopático y zonas desprovistas de células (flechas); D) A mayor aumento trofozoítos adheridos una célula MDCK emitiendo sus acantópodos (flechas). AL Figura 5. MEB. Interacción de 3 h de A. castellanii con células MDCK, se observa efecto citopático, con evidentes áreas líticas desprovista de células (AL). 5. CONCLUSIONES Tanto A. castellanii como A. polyphaga, son las especies más comúnmente reportadas como agentes causales de queratitis amibiana de acuerdo con Nagington y colaboradores, 1974. Dado que la adherencia constituye un paso crucial en los mecanismos de patogenicidad de las amibas, es decir con la capacidad de producir daño en la córnea. Se determinaron que no hay diferencias significativas entre las dos especies, mostrando un comportamiento muy semejante. Desde el patrón de migración y daño hacia las uniones celulares hasta su adherencia eficiente a las células MDCK, las diferencias observadas están en relación al número de trofozoítos adheridos a la monocapa, ya que A. castellanii presentó una mayor adherencia concordando con lo reportado por Morton et al., (1991) que mencionan a A. castellanii como una de las especies con mayor capacidad de adherencia con respecto a A. polyphaga. Así mismo A. castellanii resulto tener una mayor virulencia en ratón (80%), siendo capaza de invadir diferentes órganos. Además de que presentó una mayor adherencia desde tiempos tempranos de interacción y fue capaz de provocar un efecto citopático mayor sobre las células con respecto a A. polyphaga que mostró un menor daño en los mismos tiempos. Por microscopía electrónica de Barrido se observo que después de adherirse eficientemente a la monocapa las amibas se reagrupaban migrando hacia las uniones intercelulares, ocasionando separación celular en la cual se observa la emisión de acantópodos, que consideramos que a través de estos logran romper la uniones celulares aunado a la liberación de proteasas, y finalmente se vio la formación de amebostomas para llevar a cabo la fagocitosis de las células MDCK, dejando zonas desprovistas de células. De acuerdo a Curson y Brown (1978) cuando no es posible determinar con certeza la virulencia de las cepas amibianas por medio de la metodología propuesta por Culbertson (1959), se debe recurrir al uso de cultivos celulares. Por lo anterior la determinación del efecto citopático que producen las amibas de vida libre sobre cultivos celulares se ha convertido en el método alternativo para evaluar la patogenicidad de cepas amibianas aisladas de casos clínicos y del ambiente. Las cepas aisladas en este estudio son virulentas aunado a ello el tiempo que requieren para llevar a cabo daño citopático se pudo evaluar en tiempos cortos de interacción, lo que sugiere una virulencia mayor a la reportada en otras especies del género Acanthamoeba, ya que en la mayoría de los trabajos en los que se evalúa el efecto citopático que provocan diversas especies, se ha encontrado que es necesario que transcurran varios días para observar un daño franco hacia numerosos tipos celulares (Halenda et al., 1998). La adherencia de las amibas a la superficie celular, migración hacia las uniones celulares, desprendimiento y separación celular, así como la posterior fagocitosis de las células recién desprendidas son los mecanismos de patogenicidad observados en este estudio, sugiriendo un modo similar de acción en la córnea. 6. Bibliografía 1.-Culbertson, C. G., Smith, J. W., y Miner. J. R. 1959. Experimental infection of mice and monkey by Acanthamoeba Am. J. Pathol. 35 (1): 185-197. 2.-Curson, R. T. y Brown, T. J. 1978.Use of cell cultures as an indicator of pathogenicity of free-living amoebae. J. Clin. Pathol. 31: 681-685. 3.-John, D.T. 1993. Opportunistically Pathogenic Free-living Amoeba, I: “Parasitic Protozoa”. Julius P. Kreorer and John R. Baker. Academic Pres, Inc. San Diego California U.S.A. 2(3): 143-246. 4.-Halendas R. M., Grevan, V. L., Hook R. R. y Riley L. K. 1998. An immortalized hamster corneal epithelial cell line for studies of the pathogenesis of Acanthamoeba Keratitis. Curr. 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