el estadio del espejo como formador de la funcion del yo tal como

Anuncio
EL ESTADIO DEL ESPEJO COMO FORMADOR DE LA FUNCION DEL YO TAL COMO SE NOS
REVELA EN LA EXPERIENCIA PSICOANALITICA(LACAN, 1457)
“…El texto de Lacan Sobre el Estadio del Espejo, se pude pensar como una lectura de Introducción al
Narcisismo, sobre todo si se lo ubica en el punto referido a la Constitución del Yo. De alguna manera el
esquema del Espejo le permite situar cada uno de los elementos que están en juego en la constitución del Yo…”
Antecedentes a los que Lacan hace referencia para postular el Estadio del Espejo.
Lacan se basa en ciertos referentes de la psicología y de autores como Köler y Baldwin, quienes ya se habían
detenido en la observación del niño pequeño comparándolo con animales. Lacan toma de estas observaciones
un elemento que parecía caracterizar a la cría humana y que la diferenciaba de cualquier otra especie animal: la
posibilidad que se adquiere ya a los pocos meses de vida, en primer lugar de fascinarse con la imagen que el
espejo le devuelve y luego con el tiempo, de reconocerse en esa imagen.
El test del espejo (Baldwin), se trata de un particular experimento que permite diferenciar al infante humano de
su pariente animal más cercano, el chimpancé. El niño de seis meses difiere del chimpancé de la misma edad
porque el primero queda fascinado con su reflejo en el espejo, y lo asume jubilosamente como su propia
imagen, mientras que el chimpancé comprende rápidamente que la imagen es ilusoria y pierde interés en ella
El concepto Lacaniano de Estadio del Espejo es mucho más que un simple experimento: representa un aspecto
fundamental de la estructura de la subjetividad. Lacan parece verlo como una etapa que puede ubicarse en
un momento especifico del desarrollo del niño, con un principio (6 meses) y un fin (18 meses).
Estadio del Espejo:
El estadio del espejo describe la formación del Yo a través del proceso de identificación: el Yo es el
resultado de identificarse con la propia IMAGEN ESPECULAR (se refiere al reflejo del propio cuerpo
en el espejo, a la imagen de uno mismo que es simultáneamente uno mismo y OTRO).La clave de este
fenómeno está en el carácter prematuro de la cría humana: a los seis meses, el bebé carece todavía de
coordinación. No obstante, su sistema visual esta relativamente avanzado, lo que significa que puede
reconocerse en el espejo antes de haber alcanzado el control de sus movimientos corporales. En el estadio del
espejo el infante ve su reflejo en el espejo como una totalidad, como un todo/síntesis (gestalt), en contraste
con la falta de coordinación del cuerpo real: este contraste es experimentado como una tensión agresiva
entre la imagen especular y el cuerpo real, ya que la completad de la imagen parece amenazar al cuerpo
con la desintegración y la fragmentación. La angustia provocada por esta sensación de fragmentación y como
para resolver esta tensión agresiva, el sujeto se identifica con la imagen: esta identificación: esta identificación
primaria con lo semejante es lo que da forma al Yo.
El momento de la identificación, en el que el sujeto asume esa imagen como propia, es descrito por lo Lacan
como un momento de júbilo porque conduce a una sensación imaginaria de dominio; el júbilo (del niño) se debe
a su triunfo imaginario al anticipar un grado de coordinación muscular que aún no ha logrado en realidad”.
El estadio del espejo demuestra que el Yo nace como una virtualidad, que es el producto del desconocimiento e
indica el sitio donde el sujeto se aliena a si mismo. Lacan, de diferentes formas plantea que “el YO es otro”, es
decir que la imagen que el niño asume como propia, su Imago, constituye una unidad ilusoria porque proviene
de Otro, es función del deseo de la madre. A la vez el niño ignora que “es otro” (función de desconocimiento).
Por ello Lacan dice que el Yo está alienado, que su estructura es paranoica, que constituye una identidad
enajenante(o armadura enajenante), una forma ortopédica, que se sitúa en una línea de ficción.
Representa además, la introducción del sujeto en el orden imaginario. No obstante tiene también una dimensión
simbólica importante, el orden simbólico está presente en la figura del adulto que sostiene al infante.
Inmediatamente después de haber asumido jubilosamente su imagen como propia, el niño vuelve la cabeza
hacia este adulto, quien representa al Gran Otro, como si le pidiera que ratificara esta imagen.
Lacan destaca una serie de características que son propias del bebe humano en este periodo del estadio del
espejo, que se pueden reducir en dos grandes ideas:
- La primera tendría que ver con la teoría de la Prematuración
- La segunda es la Dependencia
La teoría de la prematuración plantea que a partir del hecho de que nos traslademos en dos patas, de que los
humanos sean bípedos, esto modifico a el aparato músculo-esquelético, modifico sobre todo la posición de la
pelvis, lugar por donde el bebe nace. Y en la medida en que la pelvis se redujo el nacimiento del bebe se tuvo
que anticipar porque si crecería mas luego no pasaría por el canal de parto. Todo esto justifica el hecho de que
seamos una de las especies que trae al mundo sus bebes es un estado prematuro. Esta prematuración genera,
necesariamente, dependencia. Por lo tanto el Otro es esencial.
Insuficiencia/Anticipación:
La insuficiencia es la ilusión de la identificación espacial, es decir, la sensación de contraste con la falta de
coordinación del cuerpo generada por la imagen como un todo/síntesis.
En la anticipación, el yo se construye sobre la base de una completud futura imaginada, es decir, que son
fantasías que sucederán desde la imagen fragmentada del cuerpo, pero el sujeto imagina un grado de
coordinación muscular que aun no ha alcanzado.
Fragmentación/Gestalt:
La gestalt es la imagen visual como un todo unificado. El Yo se forma por identificación con la gestalt de la
imagen corporal. Sin embargo la unidad imaginaria del Yo es constantemente amenazada por el miedo a la
desintegración, que se manifiesta en imágenes de un cuerpo fragmentado. La fragmentación es el nivel de
desintegración agresiva del individuo.
Identidad Alienante/Enajenante:
Se usa el término alienante porque el yo se identifica por identificación, pero esa identificación no es con una
imagen fiel de uno, sino con la imagen que da el espejo. Lo que uno es parte de otro, en este caso ese otro, es el
espejo. En relación a esto, se dice, que el sujeto está alienado. La síntesis esencial del yo es esencialmente otro
yo. La alienación es constitutiva del orden imaginario. El sujeto padece una escisión fundamental, esta alienado
de si mismo. La alineación es constitutiva del orden imaginario.
Yo ideal/ Ideal del Yo:
El Yo Ideal alude a la imagen unificada en el espejo. Sería la imagen virtual, se origina en la imagen especular
del estadio del espejo: es una promesa de síntesis futura hacia la cual tiende el yo, la ilusión de unidad que está
en la base del yo. (Orden de lo imaginario).
El Ideal del Yo, es el STE que opera como ideal, un plan internalizado de la ley, la guía que gobierna la
posición del sujeto en el orden simbólico. (Orden de lo simbólico).
La identificación imaginaria, esta acompañada por la mirada de la madre. Dicha mirada aporta algo del deseo de
la madre. (Orden simbólico, lo simbólico atraviesa). Acompaña la identificación y por lo tanto hace a la
formación del Yo. El yo no puede constituirse desde lo imaginario, solamente. (Pensarlo desde el esquema
Lambda, lo simbólico atraviesa, mediante la línea en diagonal).
Matriz simbólica:
No hay yo sin matriz simbólica, la matriz simbólica es la mirada unificadora, ésta que representa para el niño
esa mirada ideal a la cual el yo queda identificado. La matriz simbólica permite que se forme el yo. A la matriz
simbólica también hay que pensarla como deseo materno (que empuja al niño a identificarse con eso que ella
desea. El deseo materno de un hijo se transmite mediante la mirada amorosa de la madre.
La matriz simbólica, puede ser pensada como el deseo de la madre, la castración de la madre da el hijo su lugar
de falo imaginario. De no haber matriz, el niño no tendría valor de falo y no podría constituirse. El yo del niño
no se constituye sino es mirado idealmente; esto le permite estar sostenido por esa mirada unificadora. Permite
que el Yo se precipite en la imagen y la tome como propia. Esta matriz simbólica primordial será el tronco, la
base sobre la cual se construirán las identificaciones secundarias que permitirán la formación del Ideal del YO,
en un segundo momento de lo simbólico.
Lacan, reconoce algunas características típicas del yo
Es un objeto./Tiene una estructura paranoica (está estructurado como un síntoma). /Es una formación
imaginaria./ Es sede de las resistencias./Lugar donde el sujeto se aliena a sí mismo./ Es una construcción que se
forma por identificación con la imagen especular./el yo es otro.
Desde el grafo del deseo
Pensado desde el circuito de la comunicación (grafo del deseo primer parte) partiendo del lugar notado con $,
el lugar del emisor que Lacan designa como el Sujeto (S) barrado por el efecto del significante, es decir por el
efecto de la dependencia que el hablante mantiene con el Tesoro del significante. Este Tesoro, connotado con la
letra A, es tanto la lengua de la que el sujeto toma los significantes para producir el mensaje, como el lugar
desde el cual provendrá la sanción. Esta sanción es la que aparece, en el lugar del mensaje, connotada como
s(A): significado del Otro, puesto que es el Otro el que aporta el significado para producir la significación.
El circuito de la Demanda: imaginemos la situación de un ser viviente en sus primeros momentos de vida.
Podemos suponer que se verá asaltado por una serie de necesidades que, desde su cuerpo, exigen una
satisfacción. Pero este viviente, por efecto de la prematuración, no puede alcanzar por sí solo los objetos que le
proveerían satisfacción a sus necesidades. Depende de otro que lo asista. De esta forma podemos suponer que se
inicia el circuito de la comunicación, desde el punto $ de la gráfica, en donde ubicamos al viviente, hasta el
punto A, el lugar del Otro. Pero este Otro fue definido como el Tesoro del Significante: estos son los únicos
elementos que posee, y por tanto los únicos que puede proveer al viviente. De esta forma, el Otro permutará las
necesidades del viviente (que se dirigen a objetos) por demandas, es decir, pedidos formulados en significantes,
provistos por el Otro y sancionados por él.
Al entrar en relación con el Otro el viviente pierde sus necesidades, ingresando en el circuito de las demandas y
adviniendo un sujeto dividido. De allí en más sus manifestaciones (llanto, gritos, etc.) serán entendidas por el
Otro como demandas a significar. Así, la madre frente al llanto de su bebé asignará a éste diversos significados
(hambre, frío, etc.), y obrará en consecuencia, provocando, de esta forma, el acceso del bebé en el mundo
simbólico.
Demandas
Otro
necesidades
$
S
a’
Viviente
Desde el esquema LAMDA
a
A
Las letras a y A representan dos formas del otro: el otro (a) de la relación imaginaria, es decir, el otro especular,
que es tanto mi propia imagen como la del objeto, y el Otro (A) de la relación simbólica (Tesoro del
significante).
La letra a’ representa al yo. La S, al sujeto. El yo es lo propio del individuo a nivel de lo imaginario. El sujeto,
lo propio del individuo a nivel de lo simbólico. Cada uno de ellos está determinado por una forma del otro. A su
vez, todo el esquema se soporta de la función del Otro con mayúsculas (matriz simbólica). Pero, tal como se
desprende del gráfico, la línea de la relación imaginaria a’ – a hace obstáculo a la línea de la relación simbólica
A – S: la función del yo se apoya en lo simbólico, pero al mismo tiempo lo desconoce.
__________________________________________________________________________________________
Desde el complejo de Edipo: primer tiempo del Edipo
Lo que el niño busca es deseo de deseo, poder satisfacer el deseo ce su madre, es decir "to be or not to be" el
objeto del deseo de la madre, y en la medida en que el" introduce su demanda y en que, aquí, va a haber algo
que es su fruto, su resultado, y sobre el camino de lo cual se plantea este punto que corresponde a lo que es
"ego", y que aquí esta su otro "ego", a lo que él se identifica, este algo "otro" que él va a buscar ser, ahí, a saber
el objeto satisfactorio para la madre. Desde que comience a conmover algo bajo su vientre, él comenzará a
mostrarle, a saber "si yo soy muy capaz de algo", con las decepciones que se siguen, él lo busca, y lo encuentra.
En tanto y en la mecida en que la madre es interrogada por la demanda (pregunta) del niño. Ella es también
algo, ella que esta en la persecución de su propio deseo, y algo parte de ahí situándose sus constituyentes.
En el primer tiempo y la primera etapa, se trata de esto: es que de alguna manera, en espejo, el sujeto se
identifica a lo que es el objeto del deseo de la madre, y esta es la etapa, si puedo decir, fálica primitiva, aquella
donde la metáfora paterna obra en si, en tanto que, ya, en el mundo, La primacía del falo está instaurada por la
existencia del símbolo del discurso y de la ley.
Resumiendo: La primera etapa está comandada por el significante Deseo de la Madre, que toma al niño como
objeto de ese deseo. El niño, ubicado en ese lugar, es homologado por ese deseo al falo. Estos tres elementos
conforman el triángulo imaginario del esquema R:
Falo imaginario
(-)
Deseo de la Madre
I
Niño
(El falo imaginario es escrito por Lacan con la letra griega fi minúscula (), antecedida de un signo menos; el
falo simbólico lo escribirá con la letra fi mayúscula, . El primero debe entenderse como el significado del
deseo de la madre, el segundo como aquello que comanda, en tanto significante, las significaciones futuras a
partir de la intervención del significante Nombre del Padre).
Esta primera etapa posibilita, a nivel del niño, la constitución del yo tal como se plantea en El estadio del
espejo... , pues finalmente el deseo de la madre resultará ser esa matriz simbólica que proyecta sobre la pantalla
del espejo una imagen unificada (falo imaginario), con la cual el niño se identifica.
Segundo tiempo. Les he dicho que, sobre el plano imaginario, el padre perfectamente interviene como privador
de la madre, es decir que, lo que aquí está dirigido al otro como demanda, es reenviado a un tribunal superior,
si puedo expresarme así, es relevado como conviene, pues siempre, por ciertos lados, eso de lo que nosotros
interrogamos al "otro" en tanto que lo recorre enteramente, encuentra en el otro ese otro del otro, a saber su
propia ley. Y es a ese nivel que se produce algo que hace que lo que vuelve al niño es pura y simplemente la ley
del padre en tanto que ella es concebida imaginariamente por el sujeto como privando a la madre. Este es el
estadio, si puedo decir, nodal y negativo, por el cual ese algo que desata al sujeto de su identificación lo vuelve
a atar al mismo tiempo a la primera aparición de la ley bajo la forma de este hecho: que la madre en eso es
dependiente, dependiente de un objeto, de un objeto que ya no es simplemente el objeto de su deseo, sino un
objeto que el otro tiene o no tiene.
La ligazón estrecha de este reenvió de la madre a una ley que no es la suya con el hecho de que en la realidad el
objeto de su deseo es poseído soberanamente por ese mismo "otro" a la Iey del cual ella reenvía, tenemos la
clave de la relación del Edipo y lo que constituye el carácter tan esencial, tan decisivo de esta relación de madre
en tanto que yo les ruego que la aíslen como relación no al padre, sino a la palabra del padre.
Descargar