El impacto emocional del cine Entre todos los medios de comunicación existentes es el cine, con sus argumentos y avanzadas técnicas de comunicación audiovisual, el que causa mayor impacto emocional entre la población infantil y juvenil. (...) “Las películas no se ven; se viven, penetran en nosotros de una forma inexorable y delimitan nuestra personalidad y nuestra forma de entender el mundo. Sí, efectivamente, estamos hablando de emociones. Tal como recuerda el cineasta Andrei Tarkovski (1991, pág. 134) “el cine es tanto más importante cuanto más es capaz de conmover el alma”. Las emociones, los sentimientos que emanan de la pantalla son los que delimitan su capacidad para formar, para enriquecer y potenciar los aprendizajes; son las que nos hacen cambiar y reflexionar sobre la realidades que nos rodean. El cine es emoción, y las emociones dan lugar a cambios y aprendizajes. El poder emocional del cine es tan grande, la capacidad emoción de las imágenes tan potente, que resulta muy difícil negar su capacidad de influencia” (...) Nacho Jarné Esparcia (...) “¿De qué forma interactúan estos mensajes sobre el ser humano? Para contestar a esta pregunta, tendríamos que hablar de tres niveles de percepción distintos. Un primer nivel abarcaría los sistemas efectivos; vista y oído, de tal forma que cualquier persona, a través del simple visionado de una película, accede a un tipo de formación sensorial básica. En un segundo nivel, encontraríamos los lenguajes asociados a los sistemas efectivos; imágenes, sonidos fonéticos, sonidos musicales, ruidos y señales que otorgan a la imagen una amplia gama de referencias culturales de reconocimiento y codificación. En un tercer nivel estarían los elementos propios de lenguaje cinematográfico; la disposición de los encuadres, los movimientos de cámara, la elección del espacio escénico, la utilización de la música o el movimiento interno, los cuales proporcionan al espectador una información integral y una comprensión plena de contenido argumental de la película” (...) NJE (...) “Como medio de comunicación, el cine nos puede informar, formar, aburrir, distraer, interesar, desagradar, emocionar... todo ello sensaciones íntimamente ligadas a nuestra actividad social y a nuestra percepción del mundo. El cine es un reflejo de las distintas realidades que nos ha tocado vivir. Las películas tradicionalmente nos han mostrado nuestros miedos, inquietudes, anhelos e ideologías. Como medio de comunicación de masas, el séptimo arte es un perfecto vehículo de comunicación, una parte integrante de nuestras vidas a través de la cual todos nos emocionamos y nos vemos de una forma u otra reflejados” (...) NJE (...) “La fuerza de la palabra está siendo sustituida por la fuerza de la imagen; el paradigma actual del Romanticismo ya no son los poemas de Rubén Darío o Becker, sino las historias en las que, como sucede en Ghost (USA, 1989) una mujer sigue enamorada del fantasma de su marido” (...) NJE (...) “El cine es un medio a partir del que se pueden transmitir una serie de valores y creencias que influyen de forma determinante sobre el espectador. Verdad, bondad, amor, belleza, libertad, integridad, dignidad... independientemente de la ideología, el sistema político o el momento histórico que haya atravesado el hombre, la inmensa mayoría de los grandes pensadores de la humanidad siempre ha concordado en considerar la existencia de una serie de valores fundamentales y supremos en la vida. Son aquellos valores que nos hacen admirar a los grandes hombres de la historia, que caracterizan a nuestros héroes, santos e incluso dioses. Valores universales respetados por la práctica totalidad de los sistemas filosóficos y religiosos, y han sido y son objetivos de largo alcance de toda la psicología y de la educación en su sentido más amplio” (...) NJE (...) “El cine, ya sea mostrándonos formas de comportamiento social, ya sea creando héroes con unas personalidades y unas formas de entender el mundo muy concretas, ya sea haciéndonos ver como normales algunas situaciones repetidamente proyectadas en la pantalla, ya sea resaltando o encumbrando determinadas actitudes y comportamientos, trasmite una serie de valores y contra valores que nos ofrecen una determinada visión del mundo; valores que, por otro lado, contribuyen de forma evidente a cambiar nuestro sistema de creencias” (...) NJE (...) “Si el sabio refranero popular ya nos advertía que una imagen vale más que mil palabras, en el caso de los procesos de comunicación esto se convierte en un axioma inapelable. El impacto emocional y la capacidad de empatía que tiene la imagen de movimiento no lo puede alcanzar ningún otro medio de comunicación” (...) Martí Cupons Perpiñà (...) “El cine constituye un ejercicio muy atractivo para familiarizarnos con lenguajes verbales y no verbales y, ante todo, actuales. Aunque es cierto que el cine ha estado a menudo presente en las aulas, también hay que resaltar que utilizarlo requiere introducirlo de la manera adecuada y no como una simple ilustración de un tema” (...) MCP (...) “Como docentes, siempre intentamos poner en nuestra labor educativa aquellos elementos extracurriculares que nos proporcionan placer personal y profesional y mediante los cuales creemos hacer más atractivas nuestras enseñanzas. En este sentido, el cine es una gran estrella porque todos nuestros alumnos están dispuestos de antemano a dejarse seducir por las imágenes que nosotros hemos escogido” (...) Alicia López Palomera (...) “Conviene recordar que el cine no debe ser entendido desde la escuela como un mero divertimento, sino como una herramienta atractiva para los alumnos, que nos ofrece a los profesores la posibilidad de captar su atención, favorecer el análisis y crítica de los temas que presenta, transmitir conocimientos relacionados con temas curriculares de diferentes niveles y darnos pie, en función de la temática de cada película, para trabajar numerosas y variadas actividades” (...) José Sánchez Rodríguez (...) “Conocer lo que queremos transmitir, lo que deseamos provocar... Es decir, pararse a reflexionar junto al cine es un ejercicio ingenioso y necesario para sacarle partido a esta fábrica de sueños y mentiras. Y como dijo el fundador de la única –hasta el momento– cátedra de cine del estado español, C. Staehlin (1960: 10-11): “Pero la realidad es que, en nuestra era de cultura, a todos les conviene ver cine, como a todos les conviene leer. La película está ya incorporada a la cultura. Los libros educan y las películas educan, y libros sin películas no darán el humanismo de nuestro siglo. Pero así como hay que aprender a leer, así también hay que aprender a ver cine. Y si leer no es deletrear, ver cine no es mirar a la pantalla durante una proyección”. La escuela debe enseñar a leer la película y con las películas. El mundo que rodea al alumnado es eminentemente audiovisual y eso pesa en su forma de ser, hacer y entender la vida. Los valores o contravalores, la manera de vestir o desvestirse, el modo de andar o discutir, la forma de pensar o expresarse y un largo etcétera de enunciados que demuestran más la importancia que el cine tiene en sus vidas, tanto en cantidad como en calidad (...) Víctor Amar (...) “La mayor parte de los ciudadanos (particularmente los más jóvenes) están más expuestos a la cultura del espectáculo que a la cultura oficial. Y –lo que es más importante– les seduce mucho más. Puede ser que algunos educadores encuentren en la fórmula Educar en una cultura del espectáculo la plasmación de una inquietud que no habían sabido formular o que no habían considerado nunca desde este punto de vista. (...) Puede que otros educadores rechacen de entrada la fórmula por no estar de acuerdo con la premisa en la que se sustenta. (...) Puede, en fin, que otros educadores estén de acuerdo en la existencia de una cultura del espectáculo, pero nieguen que esta realidad tenga que influir en el proceso educativo, como no sea para contrarrestar sus perniciosos efectos”(Ferrés, 2000: 19-20) (...) VA (...) “Con independencia del soporte utilizado, ver las películas debe llevar implícita una metodología pedagógica activa que incluya una fase de pre-proyección, motivadora, informativa y reflexiva; y una etapa de post-proyección, de carácter coloquial, lúdica, analítica y también práctica. El cine-fórum sigue siendo un sistema adecuado para la lectura crítica y creativa del medio”(...) José Ignacio Aguaded (...) “Como indica el psicólogo César Coll (1987) valores son unos principios normativos que presiden y regulan el comportamiento de las personas en cualquier momento y en cualquier situación. Estos valores son los que nos hacen formar parte de una colectividad y establecen nuestros marcos de actuación cognitiva y afectiva ante determinados aspectos y situaciones frente a los que tenemos que responder o valorar como personas” (...) Julio Cabero Almenara (...) “Es lógico suponer que la escuela, como institución creada por la sociedad para la formación de sus miembros deba atender a su formación integral y por tanto cuidar no sólo los aspectos cognitivos sino también los actitudinales y los valores. Pero siempre teniendo en cuenta, como acertadamente indica Fernández Batanero (1998, 43): que “una educación basada en valores, no consiste en enseñar, ni mucho menos en imponer a los alumnos valores “correctos” o “incorrectos”; es más bien un enfoque para ayudar a los alumnos a actuar de acuerdo con sus propios valores autónomamente elegidos” (...) JCA (...) “Los valores son las creencias que orientan a la persona hacia planes específicos de acción y hacia la reflexión, y configurar de esta forma su situación y posición dentro de un grupo social y de un modelo de sociedad específico. No cabe la menor duda que el “valor de una sociedad”, depende de los valores, valga la redundancia, que en ella se movilicen y se potencien. Valores que pueden ser impulsados tanto por la presencia como por la ausencia” (...) JCA (...) “Como señala Salinas (1992, 253): “La mayor parte de los contenidos, de las actitudes, de los modelos que el individuo adquiere, y que antes obtenía en la escuela, ahora le llegan por unos canales que el medio escolar no controla”(...) JCA (...) “La globalización no sólo se desarrolla a nivel económico sino también cultural, y para ello se ha elegido la penetración de un modelo de vida determinado, el modo de vida norteamericano, a través de los medios de comunicación en general y del cine en particular. Cada vez nuestros adolescentes, quieren parecerse más a esos chicos que aparecen en las películas de la “industria cultural americana”, con sus gorras, vaqueros, comidas, movimientos y estándares. Para ello, se utiliza, por una parte unos contenidos que promocionan determinados valores que garantizan el éxito al que los posee, y se utiliza un tipo de narrativa y estructura lo suficientemente simple y lineal, para no demandar del espectador fuertes esfuerzos cognitivos. De forma que el mensaje y su carga ideológica, tanto lo directo como lo subliminal, entren sin ningún esfuerzo en nuestro repertorio conductual y actitudinal” (...) JCA (...) “En cierta medida podríamos decir que el cine, no todo el cine por supuesto, presenta una cierta violencia simbólica; es decir, una violencia que nos impacta como consecuencia de sus mensajes y estructuras. Violencia que no es física sino psíquica, y que está influyendo para que prácticamente sin darnos cuenta se nos incorpore a un mundo específico, con unos valores concretos y unas percepciones únicas de la realidad” (...) JCA (...) “Frente a asumir un efecto unidireccional de los medios sobre el sujeto se asume que la influencia de ellos no dependerá exclusivamente de los mismos, ni del individuo aislado y de sus características psicológicas, sino fundamentalmente de la estructura social en la cual éste se desenvuelve. “Esta forma supone una visión sociocultural de la investigación en medios, donde el contexto se presenta como determinante de la interacción y el medio es concebido como un instrumento mediador cultural de transmisión de información y valores culturales” (Cabero, 2001, 482). En definitiva lo que estamos viniendo a decir, es lo que también ha llegado a ocurrir en la didáctica respecto a las concepciones que se manejan respecto a cómo los medios influían en los estudiantes, donde ya se asume con normalidad que éstos no repercuten directamente sobre el aprendizaje, entiéndase éste tanto a nivel cognitivo, afectivo como psicomotor; sino que más bien se asume que los productos que se consigan en el aprendizaje mediado, son el resultado de una serie de influencias interactivas: actitud de los alumnos, papel del profesor, estrategias que utilicemos en los mismos, contenidos, contextos, objetivos.” (...) JCA (...) “La relación que existe entre el cine y los valores, podemos también analizarla desde otro ámbito, y es el referido a la posibilidad de utilizar el cine para el desarrollo y la potenciación de determinados valores, que podríamos considerar como positivos para la sociedad en general y el individuo en particular: solidaridad, justicia, respeto al medio ambiente,… Con ello nos estamos refiriendo al viejo dilema de “enseñar y formar con el cine” o “enseñar y formar sobre el cine”. Es decir, utilizarlo como elemento formativo del estudiante en esta dimensión. Este tipo de utilización pasa desde nuestro punto de vista por dos aspectos necesarios: uno se refiere a la elección cuidada y esperada de los mensajes fílmicos que se van a utilizar, y dos, aplicar sobre ellos una metodología concreta de utilización. Respecto al primero de los puntos, ya hemos visto en el apartado anterior que el cine refleja imágenes de determinados colectivos y personas relacionados directamente con la educación, pero el cine como hemos ido diciendo a lo largo de nuestra intervención refleja las grandezas y miserias de la sociedad, sus personajes y situaciones. De ahí que una cuidada selección de películas por parte del profesor pueda ser útil para formar a los estudiantes en diferentes conductas y situaciones problemáticas, de forma que sirva para la reflexión a partir de su visionado y posterior discusión” (...) JCA (...) “Reconocemos, en primer lugar, que los jóvenes de hoy día han crecido en y con este medio audiovisual; además, que el cine les ayuda a solventar las soledades y barreras en las que se desarrolla la vida infantil, permitiéndoles la entrada a otras vivencias reales o deseadas; y, por último, que este medio audiovisual favorece a los educadores la labor de formar a los jóvenes y de facilitarles una mejor integración en este mundo, haciendo vigente en la educación cuanto existe por medio de su escenificación cinematográfica: abarcando la amplitud del arte, su sensibilidad y belleza, y su vinculación con la emoción, con el sentimiento, con los valores (...) Carmen Pereira Domínguez y Carmen Urpí Guercia (...) “La gran mayoría de las personas jóvenes encuestadas contestan que les gusta el cine, pero lo valoran más como una diversión, un entretenimiento y un modo de relajación y de evasión, y no tanto como una forma de expresión artística. Algunas consideran en él la posibilidad de aprendizaje que ofrece, sobre todo, en lo que se refiere a la afectividad y emotividad. Muchas valoran la catarsis emocional que pueden alcanzar en las películas; otras el mundo ideal (y a menudo idílico) en el que se ven sumergidas por un par de horas (Martín Serrano, 1998, 112). Si el cine conquista la unanimidad de todos y todas, emerge con fuerza desde sus protagonistas y ambientes escénicos despertando las inquietudes de sus espectadores. Porque el cine posee la capacidad de llevarnos a un mundo irreal, como si fuera real; nos permite identificarnos o contrastarnos, nos conduce hacia un camino de reconocimiento o de rechazo, observarnos o idealizar. En este sentido, interesa resaltar cómo muchas respuestas de nuestra juventud sobre por qué se guarda buen recuerdo de películas vistas en la infancia mencionan el sentimiento de identificación y la vivencia compartida de experiencias mágicas (se recuerdan las gratas compañías familiares en dichas vivencias). El cine se sirve de la imagen para cautivar a las personas, aunque de modos diversos, y de un mensaje que se recibe distinto desde cada espectador. Es cierto que la imagen, en especial, si se proyecta en una sala de cine, conlleva un don de comunicación único; una imagen enriquecida con música, palabras, efectos sonoros; que se rodea de las últimas técnicas y artes para potenciar su eficacia. Aún así, a pesar de su ingenio, de su dominio y hasta de su manipulación, las personas desean ver cine porque por medio de él se recrean, van más allá de lo conocido y establecido, se vuelven libres, se acercan a lo humano y confían en la vida; para vivir y sentir con el cine, desde la risa hasta la tristeza, desde el amor hasta el odio, desde el gozo hasta el dolor, desde el valor hasta el temor, desde el éxito hasta el fracaso (Tarkovski, 2002, 70-72). En concreto, todo el interés que mueve a la persona por superar cualquier obstáculo y aspirar a lo humano. Éstas son unas de las principales cualidades del cine, especialmente para los jóvenes, puesto que se encuentran en momentos de búsqueda, de autoafirmación de nuevas experiencias enriquecedoras (Pérez y Cánovas, 2002). El cine profundiza, plasma o analiza la vida de las personas, sus problemas, sus sentimientos, sus pasiones. Y lo hace con tal fuerza que llega al mundo interior del espectador despertando pensamientos, valoraciones y cambios de actitud (Mitry, 1986; Casanova, 1998, 75; Moix, 1995, 2001a, 2001b y 2002)” (...) CPD y CUG (...) “Toda la importancia de la técnica tiene que estar dirigida en función del proceso de comunicación con el espectador. Éste tiene que sentirse comprometido, tiene que ver reflejada en la pantalla su visión de la realidad, es decir, ha de producirse su implicación afectiva y su reconocimiento en el escenario donde se desarrolla la película (Dios, 2001, 17-20). Se consigue un momento de convivencia mágica, un situarse en la personalidad del otro. Es una experiencia en la que el cine nos traslada a un mundo de imágenes, a una vida ajena, a una ficción que no vivimos, ni hemos vivido, ni posiblemente viviremos, pero que nos hemos sumergido de forma paralela (Carriére, 1997, 60). Este proceso descrito se hace realidad cuando el cine logra ofrecer ese mundo reconstruido, ficticio, similar al que vivimos, y nos lleva a olvidar todo el entramado artístico que estamos contemplando en la pantalla. Esto es la clave del cine, el saber actuar como un manipulador profesional, como un utópico y, sin embargo, soportamos con agrado estos comportamientos (Urpí, 2000 b, 146-148; Tarkovski, 2002, 44-45). Todos estos niveles constituidos en un sistema de comunicación nos llevan a entender que el lenguaje cinematográfico reúne una gama de valiosas conjunciones para la existencia de la comunicación humana. Como consecuencia, la información obtenida por medio de las películas es capaz de conseguir cambios, emociones y llegar sin dificultad a cualquier sector de la población” (...) CPD y CUG (...) “Y apostamos porque el cine es uno de los medios que puede llegar a la totalidad de la persona, con su individualidad y su sociabilidad. El cine se adapta a cada una de las diferencias individuales de cada espectador, le devuelve a su propia vida y a sus inquietudes más profundas, pero también trata las sensaciones y sentimientos propios de los seres humanos ofreciendo horizontes para vencer los obstáculos. Y por supuesto, el cine nos sumerge y adiestra en la emoción, el sentimiento, la sensibilidad, pero también en la percepción, la inteligencia, el juicio crítico para percibir el mensaje en toda su extensión. (Goleman, 1997; Marina, 2000)”(...) CPD y CUG (...) “La comunidad educativa no puede desaprovechar este gran potencial que ofrece el cine y debe percatarse de la necesidad de intervenir pedagógicamente para convertirlo en oportunidad real de enseñanza y aprendizaje. Para ello, es preciso no limitarse únicamente a las películas que los entendidos en crítica cinematográfica valoran como obras maestras sino también abordar otras películas que hayan podido alcanzar algún éxito para ayudar a verlas críticamente, con una mirada más inteligente” (...) CPD y CUG (...) “Otra meta prioritaria a alcanzar consiste en la sensibilización del profesorado respecto a las posibilidades que el cine le ofrece para mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje. Para que los docentes encuentren sentido en la innovación, la recreación constante a la que está llamada su profesión debe encontrar apoyo suficiente en toda la comunidad educativa: desde la sociedad civil en general, pasando por las autoridades educativas competentes y los responsables de los centros, hasta las mismas familias; de manera que encuentren, gracias a este apoyo múltiple, la dotación de materiales educativos necesarios, la posibilidad de utilizar espacios adecuados, la flexibilización de horarios para favorecer el trabajo interdisciplinar, etc. Sólo si se trabaja de manera coordinada para cubrir estas demandas, los docentes pondrán interés en la innovación que se espera de ellos: la acción-reflexión, el trabajo interdisciplinar, la recreación constante de su labor y calidad educativa (Pereira, 2001)” (...) CPD y CUG