BUDHA- por Antonio Fernández-Fígares Morales SIDHARTA GAUTAMA La palabra Sidharta devendría de sus poderes paranormales y se refiere a sus Sidhis. Es “El Poderoso”, aquel que se ha completado a si mismo. Gautama tiene el significado literal de “Pastor de vacas”, que hace referencia a su condición de guía. Budha significa “El Iluminado”, y es un calificativo otorgado a muchos otros grandes místicos anteriores y posteriores a él. Sidharta nacío en Mayo del 621 a.C. en el reino de Kapila-vastu y su madre Maya, o Mahamaya (la gran ilusión) la que murió de parto a los siete días de nacer Sarvarthasiddha (El Poderoso). El niño no había nacido como los demás hombres, pues aunque casados sus padres, no se había consumado el matrimonio por motivos rituales. La virgen Maya tuvo la visión de una forma de Vishnu como hijo de Shiva, el dios de la sabiduría. Ganesha era un elefante blanco que le rozaba el hombro izquierdo diciéndole que así quedaría preñada y que sería madre de un Budha. Cuando nació, vinieron a adorarlo magos y reyes de lejanos países. Los profetas y astrólogos coincidían en que había nacido un Avatara, y los viejos textos nos hablan de la lucha interior del joven príncipe, forzado a vivir la vida de la corte. Narran los escritos que su padre se esforzaba para que él no viera mas que juventud y belleza por todos lados, hasta que un día que visitó una ciudad en la que un Devarishi (un ángel sabio) le hace ver, la vejez, la enfermedad y la muerte, lo que le hace preguntarse al príncipe si esta son las condiciones a las que está sujetos los seres humanos, y entrando en una profunda reflexión. Cuando el rey se entera de lo ocurrido a su hijo le hace construir tres palacios para borrar de su mente esa experiencia. Y busca para el una esposa bellísima que le distraiga de sus meditaciones, llamada Yasodara, hija de un rey vecino. En las pruebas de competencia contra otros robustos príncipes Sidharta los vence a todos, con un arco mágico que desde hace milenios no se usaba. Domó a un caballo por la persuasión, sin utilizar el látigo, y también cruzó nadando más rápido que ninguno, un inmenso estanque, lleno de lotos. Finalmente le tientan unas bellísimas formas femeninas llamadas Apsaras y él responde: “Saquen esos sacos de podredumbre que están enfrente mío”. Un sabio brahaman trata de rebatir sus nuevas ideas, pero el lo enmudece con su gran sapiencia”. Se casa, tiene un hijo al que llama “Cadena”, y cumplidas las obligaciones reales, pasando por las Pruebas de Tierra, Agua, Aire y Fuego, parte una noche desde uno de sus palacios, en su caballo, el que nuevo vuelve ante el rey, y antes de morir, pronuncia trabajosamente estas palabras: “Ha nacido un Budha”. Sidharta se entrega entonces a un interminable peregrinar y cae entonces en fuertes ascetismos. Ya próximo a la extinción, pasa frente a él una tocadora de vina (tipo de guitarra con el árbol muy largo y caja en forma de laúd) que canta: “La cuerda floja no da sonido, y si está muy tensa quiebra nuestras esperanzas, en el justo medio es donde nos da su armonía”. Sidharta lo oye y comprende el mensaje, se alimenta y sale de su postración. Luego pide a un segador un manojo de hierba y se sienta sobre ella, debajo del gran árbol Bo (emblema del árbol de la vida) y allí en vigilia perpetua, llega a su verdadero estado de liberación. Fuertemente comprometido con la Naturaleza y con la Humanidad, ve las causas del dolor y también su remedio. SU ENSEÑANZA El Noble Octuple Sendero, que consta de: RECTO CONOCIMIENTO RECTA INTENCIÓN RECTA PALABRA RECTA CONDUCTA RECTO ESFUERZO RECTOS MEDIOS DE VIDA RECTO PENSAMIENTO RECTA CONCENTRACIÓN Fundando la Sangha (discípulos) dio a los monjes diez Paramitas (virtudes trascendentes) y seis para los laicos Enseño que hay diez vicios capitales, tres del cuerpo, cuatro del los labios, y tres de la mente. Estos son: matar, robar, fornicar, mentir, calumniar, insultar y decir palabras correctas con intención incorrecta, el odio, la envidia y el ateismo. Su doctrina que se resume en el Sermón de Benarés, se basa en la autorrealización del ser humano. Ni los demonios pueden rebajarlo, ni los dioses elevarlo, salvo por la complicidad del propio ser humano. No existe en el Budhismo la idea de una salvación, ni tampoco la de un Dios personal. El hombre está atado tan solo por la ignorancia que lo hace equivocarse y reencarnar, buscando la experiencia que le falta. Este debe elevarse hacia lo divino donde la Luz es permanente. “Es más fuerte el hombre que se vence a si mismo que el que vence a mil hombres en combate”. La aspiración es llegar al Nirvana, que significa literalmente “salir del bosque”, o sea salir de la confusión, de las tinieblas, de la pluralidad. Es la última meta del ser humano como tal, pero no es el fin de todo, pues según el Budhismo esotérico, mas allá hay más y más misteriosos estados que se engloban con la expresión Paranirvana Moksha”. Para el Budha, la mente, la energía, las emociones, y la materia de la que está compuesto nuestro cuerpo es mortal por necesidad, lo inmortal es el espíritu, que está más allá del yo mental egocentrista y egoísta. El verdadero triunfo no radicaría, según este Avatara, en dominar solo el cuerpo, sino también el pensamiento y la separatividad. El hombre debe sentir la necesidad imperiosa de liberarse del ciclo de vida-muerte, para poder lograr el Nirvana. Mientas siga apegado a la sensación y a la ignorancia, es mejor dejar el trabajo de purificación a la moral mecánica de la Naturaleza a través de las encarnaciones. Así que Budha, más que fundador de una religión, fue un filósofo esotérico, que creó dentro del Brahmanismo una revolución ideológica y de costumbres, pues los brahamanes estaban sujetos a un ceremonial muy estricto, y a un sin número de supersticiones y tabas, que fueron renovados por esta corriente de aire fresco que sin negar la tradición, desaconsejaba, pasar la vida haciendo ceremonias huecas de sentido. El budhismo, ahora dividido en Mahayana (El Gran Vehículo) e Hinayana (El Pequeño Vehículo), penetró profundamente en China y otros países de Oriente. Las nuevas investigaciones afirman que asimismo se expandió en Occidente en el siglo III a . C. debido a los contactos establecidos por Alejandro el Grande. Algunos filósofos budhistas y brahmines deambularon por Occidente, por lo menos hasta el siglo I-II d.C. y se les llamaba “gimnosofistas”. El budhismo se caracterizó y se caracteriza por no tener un Jefe Espiritual sino muchos, y por una gran libertad de expresión. Budha manifestó su compromiso con la humanidad diciendo: Yo veré la espalda del último hombre que entre en el Nirvana” REFLEXIONES SOBRE LA GENERACION CONDICIONADA EN SU ORDEN NATURAL: TODO TIENE UNA CAUSA Cuando esto existe, se produce aquello, cuando surge esto, surge aquello, a saber: Los residuos Kármicos surgen teniendo como causa determinante la ignorancia. La conciencia surge teniendo como causa determinante los residuos kármicos, La individualidad surge teniendo como causa determinante la conciencia. Los seis sentidos surgen teniendo como causa determinante la individualidad. El contacto surge teniendo como causa determinante los seis sentidos La sensación surge teniendo como causa determinante el contacto El deseo surge teniendo como causa determinante la sensación. El apego surge teniendo como causa determinante el deseo. La existencia surge teniendo como causa determinante el apego. El nacimiento surge teniendo como causa determinante la existencia. La vejez, la muerte, la pena, el llanto, el sufrimiento, el desagrado y la inquietud, surgen teniendo como causa determinante el nacimiento. Así se produce todo el círculo de sufrimientos. REFLEXIONES SOBRE LA GENERACIÓN CONDICIONADA EN SU ORDEN CONTRARIO, TODA CAUSA PUEDE SER DESTRUIDA Cuando no existe esto, no se produce aquello, cuando esto cesa, también aquello, a saber: Cuando la ignorancia cesa, cesan los residuos Kármicos. Cuando los residuos Kármicos cesan, cesa la conciencia. Cuando cesa la conciencia, cesa la individualidad. Cuando la individualidad cesa, cesan los seis sentidos, Cuando los seis sentidos cesan, cesa el contacto. Cuando el contacto cesa, cesa la sensación. Cuando la sensación cesa, cesa el deseo Cuando el deseo cesa, cesa la existencia Cuando la existencia cesa, cesan la vejez y la muerte, la pena y el llanto, el sufrimiento, el desagrado y la inquietud. Así cesa todo este cúmulo de sufrimientos. SIDHARTA GAUTAMA, EL BUDHA